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GIOVANNI
BOCACCIO Y EL DECAMERÓN.
Dividiremos este tema en dos grandes bloques: LA EDAD MEDIA y el PRERRENACIMIENTO, aunque
antes situaremos estas dos etapas en su contexto histórico.
A) CONTEXTO HISTÓRICO.
Como ya sabemos, la Edad Media es un largo periodo histórico que se sitúa justo después de la Edad
Antigua y antes de la Edad Moderna, es decir abarca desde el siglo V al XV, aunque muchos
historiadores consideran ya a este último siglo como una etapa de transición al Renacimiento.
El sistema social y político que rige la EDAD MEDIA es el feudalismo, que ordena rígidamente la
sociedad en tres estamentos, a los que se pertenecía por nacimiento y (se creía) por orden divina. Cada
estamento tenía un oficio distinto, y no se permitía el cambio de clase social ni, por ejemplo, el
matrimonio entre ellas.
1. LOS CAMPESINOS. Vivían en los feudos (grandes extensiones de tierras gobernadas por un
señor feudal) de su trabajo en el campo, pero debían entregar todas sus cosechas al señor y una
décima parte a la Iglesia (a este impuesto se le llamaba diezmo). Los campesinos no sabían leer
ni escribir y eran esclavos (propiedad) del señor. No tenían derechos y no podían mudarse o
casarse sin el permiso de éste, que a veces exigía el llamado derecho de pernada (pasar la noche
de bodas con la novia). Los campesinos eran muy pobres y trabajaban de sol a sol.
2. LOS NOBLES. Eran los señores feudales, muy ricos. Sin embargo, tampoco se les enseñaba a
leer o escribir porque su único oficio era la guerra. En su feudo, ellos eran la ley. Las luchas
entre señores feudales (a veces con más poder que los propios reyes) eran constantes.
3. EL CLERO. Eran los clérigos (sacerdotes) y monjas. Había dos tipos de clero: el “alto clero”
(hijos de nobles, a los que automáticamente se convertía en abades o abadesas, obispos y otros
altos cargos de la Iglesia) y el “bajo clero” (hijos de campesinos, que se convertían en simples
monjes/as o en párrocos de las aldeas). Algunos señores feudales eran obispos, y se comportaban
de la misma forma que los nobles. El clero (alto y bajo) tenía dos tareas: servir a la iglesia y
conservar la cultura en las bibliotecas de sus monasterios. Por esta razón se les enseñaba a leer
y escribir y ellos eran los copistas de la época (fabricaban los útiles de escritura, copiaban a
mano los libros (códices), los ilustraban y los conservaban).
En cuanto a los conocimientos científicos, salud e higiene, la Edad Media se considera una etapa
histórica atrasada y oscura. Con la caída del imperio romano se perdieron los enormes conocimientos
científicos, tecnológicos y culturales de la Grecia y Roma clásicas, e incluso de épocas anteriores. Por
ejemplo, egipcios, griegos y romanos poseían una medicina avanzada, realizaban operaciones quirúrgicas
con anestesia, conocían la astronomía, dominaban las matemáticas y poseían sistemas como el
alcantarillado o los baños públicos, fundamentales para la higiene y salud de la población.
En cambio, en la Edad Media los desechos y basuras se arrojan a las calles; esto atrajo a las ratas y
con ellas grandes epidemias que no podían detenerse o curarse debido a los escasos conocimientos
médicos. Por ello la gente moría muy joven. La esperanza media de vida era de 25 años, por lo que la
población se casaba muy pronto (13 ó 14 años) y tenía muchos hijos, la mayoría de los cuales morían
siendo niños. En la Edad Media hubo terribles epidemias como “la Peste Negra”, que acabó con un tercio
de la población europea.
La religión es un aspecto fundamental de la vida en la Edad Media. Todo gira en torno a ella, por lo
que se habla de TEOCENTRISMO (Dios como centro de todo). En los primeros siglos de la Edad
Media convivían tres religiones en España: la cristiana, la judía y la musulmana. Con el tiempo, sin
embargo, se desarrolló un integrismo religioso, es decir, sólo se permitió la religión cristiana. A los
judíos se les expulsó de España y a los musulmanes se les obligó a convertirse al cristianismo. Se creó la
Inquisición, encargada de juzgar (y en la mayoría de casos ejecutar) a cualquiera sospechoso de no ser
completamente cristiano, aunque los verdaderos motivos fueran generalmente de índole económica.
EL TRÁNSITO AL RENACIMIENTO
Entre los siglos X y XIII, Europa vive en constante tensión entre dos poderes: el Papa y el Emperador.
El resurgimiento económico y el desarrollo de las ciudades o burgos favorecieron el nacimiento de una
nueva clase social, la burguesía urbana, alejada de los estamentos tradicionales (pues no se pertenecía a
ella por cuestión de sangre o nacimiento). Los ciudadanos, agrupados en gremios, son dueños de sus
propias ganancias y poco a poco irán mostrando el deseo de autogobernarse, cosa que lograrán
especialmente en Alemania y en el norte de Italia, donde surgen las ciudades-Estado, como Florencia o
Venecia.
Por otra parte, la cultura fue poco a poco secularizándose, es decir, separándose del control
exclusivo de la Iglesia. Así, a las primeras universidades religiosas destinadas a formar únicamente al
clero les siguieron otras en las que se admitió a nobles y burgueses y, posteriormente, las primeras
universidades laicas. Las escuelas de traductores (de las cuales la primera es la Escuela de Traductores
de Toledo, creada por Alfonso X el Sabio en España en el siglo XIII, que reunía a sabios de las tres
religiones coexistentes) contribuyen también al desarrollo cultural y científico, pues las obras
grecolatinas antes perdidas son traducidas primero al árabe, de ahí al castellano y posteriormente a
otras lenguas europeas, con la consiguiente recuperación de conocimientos.
B) EL CORÁN:
A partir de la fundación del Islam (nueva religión, aunque heredera de la hebrea y la cristiana) por
Mahoma (507-632 a.C.), en torno al 630 a.C., la literatura va a tener gran difusión, a partir de las
múltiples copias de su libro sagrado: El Corán (su nombre significa “la palabra de Dios (Alá)”,
revelada directamente al profeta Mahoma). El Corán está compuesto por 114 “suras” o capítulos,
cada uno de ellos construidos a partir de versículos (versos muy largos, como los de La Biblia, que en
árabe se denominan “ayas” y tienen un carácter muy armónico por estar rimados, aunque la medida
de los versos sea completamente irregular). Fue compuesto en los años de predicación de Mahoma y
sus versículos o “ayas” se dividen en dos grupos: mesquíes y mediníes.
Hay que destacar también el cultivo árabe de la “macama”, cuentos muy breves para entretener
que al principio se transmitían de forma oral. Además, también son los árabes los introductores de las
primeras colecciones de cuentos encuadrados (es decir, insertos en una trama general), como Las
mil y una noches, que procedía realmente de una colección previa de cuentos sánscritos (de la
Antigua India), traducida al persa y llamada Hazar Afsanah, hoy perdida. De ella procedía todo el
argumento narrativo central (la historia de Sherezade y el sultán Schariar), así como la mayor parte de
sus relatos. Otras leyendas de origen persa y árabe se fueron incorporando también al libro. Su éxito
fue tal que se tradujo al persa, al turco y al indostánico, con lo que su influencia llegó a todo el
Oriente. Los relatos que conforman el libro son de temas variados. Algunos de los más famosos han
pervivido hasta nuestros días, entrando incluso a formar parte del propio folclore occidental, como
“Aladino y la lámpara maravillosa”, las aventuras de Simbad el Marino y “Alí Babá y los cuarenta
ladrones”. A veces, algún personaje de los cuentos de Sherezade comienza a contar a otros personajes
una historia, y esta historia puede incluso incluir otra dentro de ella, con lo que ya tenemos en esta
obra, no solo un ejemplo de compendio de cuentos encuadrados, sino también de metaliteratura y
de mise en abyme (también llamada “abismación”: prodecimiento narrativo que consiste en insertar
una narración dentro de otra, a veces sucesivamente, de manera análoga a las matrioshkas o muñecas
rusas). Estos procedimientos los encontraremos de nuevo, por ejemplo, en El Decamerón de
Bocaccio que, por tanto, debe mucho a Las mil y una noches.
En Occidente todos estos cuentos los conoceremos a partir de la Edad Media, gracias a la labor de
las escuelas de traductores (especialmente la escuela de traductores de Toledo, al servicio de
Alfonso X el Sabio en España) y la posterior vía de difusión de estas traducciones al resto de Europa
que supuso el Camino de Santiago.
La POESÍA, por su parte, tiene también un mayor avance a partir de la fundación del Islam.
Durante la dinastía de los Omeya destacan dos escuelas que tratan el mismo tema: EL AMOR. Son:
UDRÍES: de origen beduino; trata el amor como algo refinado, puro, elegante, cantado a una
única mujer.
D) LITERATURA ARÁBIGO-ANDALUSÍ:
Hay que destacar, por último, la enorme influencia que tiene en Europa y Occidente la literatura
árabe cultivada en España. Tengamos en cuenta que, desde la invasión árabe en el 711 a.C. y durante su
dominio de la mayor parte de España durante 800 años, la influencia árabe es tanto idiomática (de la
mezcla del castellano y el árabe surgirá el mozárabe) como literaria, a partir de las siguientes obras
destacadas:
El collar de la paloma, del cordobés Ibn Hazm (tratado sobre el amor, considerado el más bello
de la literatura árabe).
La poesía:
Clásica: tiene como tema el placer de vivir; es muy descriptiva, con un lenguaje rico, con
abundancia de recursos; destacan especialmente las “qasidas” (gran influencia, por ejemplo, en
Federico García Lorca).
Primitiva o popular: surge en España en contacto con la población autóctona; se caracteriza
por usar estrofas de distinta rima llamadas moaxajas (si estaban escritas en árabe clásico) o
zéjel (si estaban escritas en árabe vulgar con mezcla de palabras romances). El estribillo que
seguía a las moaxajas o zéjel se llamaba jarcha (ya escrita en mozárabe). Las jarchas se
extenderán por toda España, el norte de África, Oriente y su influencia llega a nuestros días.
2. LA ÉPICA.
La palabra épica procede del griego “epos”, que significa palabra, noticia, relato o narración.
Llamamos épica o poemas épicos a los relatos en verso que narran hazañas protagonizadas por
héroes guerreros, representando estos los ideales del estamento nobiliario (dedicado a la guerra).
La épica es, obviamente, heredera de la EPOPEYA y proviene de esta (que, como vimos en el tema
anterior, se originó mucho antes, en Mesopotamia, con el Poema de Gilgamesh, y tuvo su continuación
primero en la antigua India, con el Mahabharata y el Ramayana, y más tarde en la cultura griega, a través
de La Ilíada y La Odisea de Homero, y en la latina, con La Eneida de Virgilio). La diferencia entre
epopeya y poema épico es que en la primera encontraremos dioses entre los personajes principales (pues
están asociadas a una mitología), mientras que en los poemas épicos encontraremos héroes humanos que
representan ideales de conducta y cuyas hazañas bélicas influyen en el destino de toda una comunidad.
Se caracterizan también por partir de una base real, histórica (la épica tenía también una función
informativa), a la que se añaden elementos imaginarios y a veces fantásticos. Se caracteriza por:
- AUTORES: Anónimos. Los cantares de gesta se transmitieron primero oralmente por los juglares,
pero a partir de los siglos XII y XIII se empiezan a recoger por escrito e incorporan por ello temas más
complejos y cultos. No existe en ellos conciencia de autoría, pues son el resultado de una labor oral
prolongada por parte de varios juglares, que transforman constantemente el texto, pero sí puede aparecer
el nombre del copista.
- TEMAS. Toda la épica se centra en los temas que preocupaban al estamento nobiliario: lucha
entre cristianos y musulmanes con un espíritu de cruzada religiosa; tema de la fidelidad o vasallaje al
rey o señor; crítica a la injusticia o a la debilidad de determinados sectores sociales; insistencia en la
fuerza del linaje; tema de la amistad o compañerismo entre nobles guerreros; y la ejemplaridad para
el pueblo de la vida, obra y muerte de los nobles guerreros.
- ASPECTOS FORMALES. Los cantares de gesta son muy homogéneos en cuanto a forma. Están
compuestos por largas tiradas o laisses (grupos de versos largos, de medida irregular, que en la épica
francesa suelen rondar las 11 sílabas y en la épica castellana son mucho más extensos, entre 16 y 19
sílabas). La rima es siempre asonante. La tirada comienza siempre con un verso en el que se recoge el
nombre del héroe seguido de algún epíteto épico (fórmula reiterada que engrandece la figura del
protagonista), y culmina con un verso de conclusión que encierra generalmente un comentario. El
lenguaje utilizado es sobrio y exacto, sin metáforas, perífrasis o alegorías. Sin embargo, sí aparecen
abundantes hipérboles exagerando la grandeza y fuerza del héroe. Otro rasgo fundamental, ya
mencionado, son los abundantes epítetos épicos (Ej.: “El Cid, el de la barba florida”, “El Cid, el que en
buena hora nació”), que facilitan al juglar la labor de memorización y recitado.
- En cuanto a su influencia, estos ciclos son la base de los dos grandes poemas de la épica culta
italiana: el Orlando enamorado de Boiardo, y el Orlando furioso de Ludovico Ariosto. La figura
de Orlando estará presente en muchas épocas de la literatura universal, como la poesía barroca de
Quevedo y Góngora en España o la escritura de Virginia Woolf e Italo Calvino, ya en el siglo XX.
Se diferencia de la épica francesa y germánica por algunos rasgos formales, pero sobre todo por su
carácter fantástico (mágico y fabuloso), y por su tono grave, dramático y trágico. Además, no tiene
una motivación religiosa (aspecto importante en la épica francesa y castellana), sino mitológica.
El Cantar de los Nibelungos se centra en el héroe Sigfrido, pero también en su amada, la heroína
(valkiria) Krimilda (hermana del rey de los burgundios). Sigfrido es criado por un enano y se enfrentará
a un dragón que guarda un gran tesoro y varios objetos mágicos, como una capa de invisibilidad y un
anillo de poder que lleva consigo una maldición. El héroe se bañará en la sangre del dragón para volverse
invulnerable, pero una hoja de tilo se le pega en un punto concreto de la espalda y la sangre no toca ese
pequeño espacio, siendo su único punto débil. Sigfrido ayuda a un amigo, Gunter, a conseguir el amor de
la valkiria Brunilda. Sin embargo, finalmente, el héroe será asesinado a traición por el propio Hagen,
clava su espada en la espalda del héroe mientras este bebía agua de un arroyo. Krimilda, hasta entonces
frágil y tímida, se volverá sanguinaria y tramará venganza: para ello se casará con Atila y, en un
banquete, vengará a su amado Sigfrido decapitando ella misma a Hagen y a su hermano Gunter, que
se había negado a revelarle el paradero del tesoro de los Nibelungos.
Su personaje principal, el rey Arturo o Artús, rey legendario de los britanos que supuestamente
luchó contra los anglosajones, procedería del siglo VI. Según la leyenda, Arturo fue hijo de Uther
Pendragon, rey de Britania. Mantenido lejos de la corte durante su infancia, demostró su linaje de forma
sorprendente, extrayendo una espada de una piedra que nadie había logrado sacar antes. Fue después un
rey prudente y valeroso, rodeándose de los mejores guerreros y evitando las luchas de poder entre ellos
mediante el uso de una mesa redonda en sus reuniones (la famosa Tabla Redonda). Se casó con Ginebra y
tuvo una espléndida corte en el sur de Gales (tal vez la legendaria Camelot). Desafió al propio Imperio
Romano hasta que tuvo que regresar a Britania para luchar con su sobrino Mordred, que se había
apoderado de su reino. En la batalla final, tanto el rey como el traidor cayeron atravesados por la lanza del
otro. Arturo fue misteriosamente conducido a la isla de Avalon para curar su herida.
La primera novela del ciclo es la Historia de los reyes de Bretaña, de Geoffrey de Mommouth
(mediados del siglo XII). Aquí ya encontramos los personajes de Ginebra, Merlín y Morgana, y se
menciona el viaje del héroe a Avalon para curarse.
La segunda obra es el Roman de Brut, de Wace. Aunque supuestamente era solo una traducción de la
obra anterior, aparecen en ella elementos nuevos: la infancia del héroe ayudado por Merlín y la Tabla
Redonda.
En el siglo XIII Chrétien de Troyes escribe varias novelas sobre el mítico rey Arturo (destacamos el
Cuento del Grial y Lanzarote o el caballero de la carreta), en las que encontramos por primera vez la
referencia a la búsqueda del Santo Grial y el personaje de Lanzarote (caballero y amigo de Arturo, que se
enamora de Ginebra, correspodiéndole ésta y traicionando así ambos a su rey). Posteriormente surgirán
cinco obras ya en prosa, anónimas, conocidas por el nombre de Lanzarote, que cristianizan el mito,
condenando las relaciones adúlteras de Ginebra y Lanzarote.
El Ciclo Artúrico se cierra con una obra de finales de la Edad Media: La muerte de Arturo, de
Thomas Malory.
B) EL PRERRENACIMIENTO
Ya en los últimos siglos de la Edad Media (siglos XIV y XV) encontramos a cuatro autores
adelantados a su tiempo, en cuyas obras aparecen, mezclados con algunos rasgos y temas medievales,
elementos puramente renacentistas. Así, encontraremos aún en sus obras elementos moralizantes
provenientes aún de la tradición eclesiástica medieval y una gran influencia de los cuentos árabes. Sin
embargo, encontraremos también elementos plenamente renacentistas, como son: la defensa del recién
nacido Humanismo, de la forma de vida burguesa, del gusto por vivir y el placer del momento, así como
una nueva concepción del amor, una apasionada defensa de la cultura y del universo grecolatino y una
fuerte crítica al clericarismo medieval.
Estos cuatro autores son: en la prosa, Chaucer (Inglaterra) y Bocaccio (Italia); y en la poesía Dante y
Petrarca, ambos italianos.
1. CHAUCER: LOS CUENTOS DE CANTERBURY.
Geoffrey Chaucer (1343-1400) fue funcionario de la corte de los reyes Eduardo III y Enrique II, lo
que le permitió vivir a caballo entre Inglaterra, Francia, España e Italia, donde entra en contacto con
Dante, Petrarca y Boccaccio, este último especialmente influyente en sus obras.
2. BOCCACCIO: EL DECAMERÓN.
Gran admirador de Dante y amigo hasta su muerte de Petrarca, Bocaccio personifica la madurez de la
prosa burguesa y realista. Escribió casi siempre en lengua vulgar, de la que llegó a ser máximo
creador.
El Corbacho. Es una sátira contra las mujeres, que recoge toda la literatura misógina desde Juvenal
hasta la Edad Media. Logró un gran éxito y su mejor logro es la viveza y el sarcasmo de su prosa hiriente.
Es muy curioso el profundo contraste entre la misoginia de este libro, bastante medieval en sus
planteamientos, y el feminismo y valores renacentistas de El Decamerón.
EL DECAMERÓN. Sin duda, su mejor obra, muy adelantada a su tiempo, aunque debe mucho a Las
mil y una noches y otras colecciones de cuentos árabes. Este compendio de cien relatos ingeniosos,
vitalistas y alegres comienza en el entorno plenamente medieval de la epidemia de peste de 1348 (que
aparece como símbolo de la degeneración y decadencia de toda una etapa, la medieval) para proponer, a
través de sus diez jóvenes protagonistas (mujeres en su mayor parte) pertenecientes a la burguesía rica y
cultivada un nuevo y revolucionario orden social basado en el orden que proporciona la razón frente a
la superstición (identificada no solo con la magia, sino con el integrismo religioso basado en la
ignorancia); el feminismo; la cultura, las artes y el diálogo frente a la ya comentada ignorancia; el
anticlericalismo; el humor y la sátira como armas liberadoras; la defensa del amor libre frente a los
matrimonios concertados; la vuelta a la sencillez y armonía de la Naturaleza; en definitiva, el inicio de
un nuevo orden basado en el Humanismo, base del Renacimiento y, con él, de la Edad Moderna.
Antes de hablar de los dos grandes poetas prerrenacentistas (Dante y Petrarca) es necesario comentar
dónde reside, en la poesía, la gran revolución que dará fin a Edad Media y paso al Renacimiento y la
Edad Moderna. Y esa revolución se da, fundamentalmente, en la importancia que adquiere el tema del
AMOR y la transformación en la concepción de éste, a partir de tres corrientes filosóficas y literarias:
- El AMOR CORTÉS o FIN’AMOR: proviene de la poesía lírica cultivada por los trovadores
cultos de la zona de Provenza en el siglo XII, que tiene como tema central el amor y refleja en su
concepción de este el sistema feudal. Así, sitúa a la mujer o donna (generalmente casada y, por tanto,
inalcanzable) en un pedestal (al modo de un señor feudal) y al amante como vasallo que le debe una
devoción extrema. Ella es señora y Dios. Hay total obediencia, fidelidad y sumisión del poeta a la
amada. El amante entregará su vida por ella si hace falta, a cambio tan solo de una mirada, un gesto, una
prenda de amor, logrando muy pocas veces el contacto físico. Coincide con el amor neoplatónico en que
es, pues, un amor espiritual, divino y purificador. La poesía del amor cortés crea una serie de tópicos
relacionados con el amor: el desengaño, la melancolía, el contraste entre un tiempo pasado con amor y un
presente triste, el dolor del desamor, la importancia de la mirada (se creída que el amor viajaba a través de
las miradas, y a través de su llama inflamaba el corazón)…Con la dignificación del papel de la mujer que
llevó a cabo el Humanismo, el amor cortés adquiere fuerza.
- El DOLCE STIL NUOVO: esta corriente literaria, originada en Sicilia acaba por elevar del todo la
condición de la dama, la mujer, en el amor, pues la considera intermediaria entre Dios y el hombre,
mensajera que trae el amor divino al corazón de los hombres. Además, la nobleza del amante deja de ser
cuestión de sangre: no se considera heredada mediante el linaje, sino que solo es noble quien,
independientemente de su origen, es puro de corazón (tiene el cor gentil, corazón gentil). El dolce stil
nuovo alcanza su plenitud y superación con Dante Alighieri.
DANTE ALIGHIERI
En la vida de Dante (1265-1321) destacan dos hechos importantes: su amor por Beatriz y su
compromiso y lucha política. En cuanto al primero, a los nueve años Dante se enamora de una niña,
Beatriz (Bice en la realidad), a la que no vuelve a ver hasta nueve años más tarde, cuando se saludan.
Solo la verá una vez más, antes de la muerte de ella con tan solo 20 años, pero será suficiente para que
Dante la considere mujer de su vida y musa de toda su obra. En cuanto a sus ideas políticas, Dante
propugna la separación total de Iglesia y Estado. Estos temas quedarán reflejados en sus obras:
- La Vita Nuova. Primera obra plenamente literaria, donde el poeta recoge el nacimiento de su amor
por Beatriz desde una perspectiva totalmente platónica y stilnuovista: el amor del poeta por Beatriz
lo eleva ética y espiritualmente, la belleza de la amada lo pone en contacto con Dios. El amor y la
belleza aparecen así como herramientas de Dios para elevar el espíritu.
- LA DIVINA COMEDIA. Sin duda, la mejor obra de Dante. Es un poema alegórico con 33 cantos
estructurados en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. El número tres, reflejado también
en la rima, tiene un sentido simbólico: representa la Trinidad cristiana. Da, además simetría al
poema, donde cada una de las partes acaba con la misma palabra: “estrella”. El argumento de la
obra es el descenso a los Infiernos del poeta para, a partir del paso por todos sus círculos, poder
elevarse y rescatar a su amada Beatriz de la muerte. Hay claras influencias de la mitología
grecolatina en la obra, sobre todo del mito de Orfeo y Eurídice, pero también del descenso al
Hades de Ulises en La Odisea: al igual que Aquiles guio al héroe griego a través del inframundo,
el poeta Virgilio (aparece como personaje) guía a Dante a través del Infierno y Purgatorio, y más
tarde la propia Beatriz lo guía en el Paraíso. Hablamos de obra alegórica porque Dante simboliza
el alma humana, capaz de conocer el infierno y purgatorio a través de la razón (que representa
Virgilio), pero que solo puede acceder al paraíso a través de la gracia divina (representada por
Beatriz). El viaje dura, además, siete días, los mismos de la creación del universo por parte de
Dios en el Génesis.
FRANCESCO PETRARCA
Petrarca (1304-1347) también dedica toda su obra a una mujer que no le correspondió: Laura. Vivió
dividido entre su amor por lo pagano (el estudio de los clásicos grecolatinos y la mitología, la defensa
del placer y la diversión) y, tras una crisis espiritual profunda causada en parte por la muerte de Laura, su
devoción cristiana (llegó a ordenarse sacerdote).
Estos elementos biográficos se reflejan en su obra, entre la cual destaca especialmente su Cancionero.