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HUMANAE VITAE
VocTEO
L. Sebastiani
In his recent work, Fr. Lio goes a step further than Ford
and Grisez. He argues that Humanae Vitae does not need the
supportive corroborative testimony of other papal and
episcopal statements in order to assure Catholics that its
doctrinal position regarding contraception is immutable and
irreformable. In what may well be the most formidable
challenge to dissent that has so far appeared since the
Encyclical was promulgated nearly twenty years ago, Fr. Lio
has amassed argument after argument, and document after
document, to maintain that Humanae Vitae, art. 14, contains
an ex cathedra definition of the intrinsic immorality of
contraception: that is, an exercise of papal infallibility as
solemnly defined by Vatican Council I, in the
Constitution Pastor Aeternus.
If, after all this, the Pope had been wrong in his decision
about contraception, what credibility would be left to the
Catholic Church's claim that the Vicar of Christ enjoys a special
and unique divine guidance to teach on these matters? For
Fr. Lio such a contingency would amount to a justification for
the old Protestant claim that the Pope is Antichrist, or the
spokesman of Satan! After all, would it not be a Satanic
delusion - even a form of blasphemy - for a mortal man to
declare falsehood or error whilst solemnly invoking the
authority of Christ and the Holy Spirit for such declarations?
Indeed, it seems hard to gainsay Fr. Lio, if we consider the
question from that angle.
¿Por qué ha sido éste uno de los textos magisteriales más discutidos de
las últimas décadas?
— Profesor Rodríguez Luño : No cabe duda de que se trata de un punto
difícil, en el que todos somos débiles si no sabemos apoyarnos en la gracia
que Dios nos ofrece. Por otra parte, la oposición de la cultura dominante es
fuerte, aunque no nueva. Como explicó en un libro estupendo Pierre Grelot,
existía ya un choque entre las enseñanzas del Génesis sobre el matrimonio
y el pensamiento religioso de la Mesopotamia, Siria y Canaán. Estas
religiones paganas sacralizaban la sexualidad humana a través de las dos
conocidas vías de los mitos y de los ritos. En los mitos, la divinidad
aparece como un conjunto de dioses y diosas, que van en parejas, y que en
sus historias constituyen los arquetipos de los diversos aspectos de la
relación hombre-mujer: fecundidad, amor-pasión, matrimonio. Están
presentes, bajo nombres diversos, las figuras del dios-padre, de la diosa-
madre, de la diosa-amante, etc. La concepción politeísta permite, en
definitiva, la disociación entre los aspectos esenciales de la sexualidad:
fecundidad, amor, matrimonio. Cada aspecto es sacralizado por separado.
No se verifica la integración en una institución como el matrimonio,
condición exclusiva del amor y fecundidad moralmente buenos. Los ritos
(de la fecundidad, la prostitución sagrada como culto de la diosa amante,
las hierogamías, etc.) también realizan la misma disociación en el plano de
las acciones, a través las cuales los hombres se unen a la divinidad y
participan de su capacidad de amar o de ser fecundos. La disociación de las
diferentes dimensiones de la sexualidad humana sigue al paganismo y al
neo-paganismo como la sombra al cuerpo iluminado por el sol. A mi juicio,
esta es la explicación última de las dificultades actuales, que son profundas
pero no insuperables. Veo con esperanza que entre las personas jóvenes
que practican su fe cristiana estas cuestiones se entienden bastante mejor
que entre los de mi generación.