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Debate: ¿Es la salvación solo por la fe?

Declaración de apertura – Richbell Meléndez (Cristiano Católico)

Quiero agradecer primeramente a Dios por permitirme realizar este debate para exponer
la postura de la Iglesia Católica, respecto al tema de la salvación y los fundamentos que
se tienen presente al creer en esta doctrina, de la misma forma agradezco a Mirna
Gonzales por haber aceptado este debate para que ella también exponga su posición o la
de la denominación a la cual pertenece respecto a este tema que se podría resumir en las
siguientes palabras “la salvación la obtenemos solo por la fe, sin la necesidad de las
buenas obras.” Sin embargo me permito decir que en este debate será la verdad la que
prevalezca y no seré yo, ni mi oponente quien imponga la verdad, ya que ambos
expondremos nuestros argumentos y serán los observadores de este debate quienes
deberán seguir la verdad a la cual el Espíritu Santo les guié.

Antes de comenzar este debate quiero hacer la aclaración de que solo soy un simple
laico comprometido con Cristo y su Iglesia, que preocupado por ayudar en la formación
del Pueblo de Dios, he decidido dedicarme a formarme de manera autodidacta como
apologeta católico, por lo que me he dedicado asiduamente al estudio de las Escrituras,
la patrística, la historia del Cristianismo y cualquier otra área que en el proceso de
formación me sea útil estudiarla. Por lo que no comparo mi formación con la de los
teólogos católicos o sacerdotes que estudian 9 años en un seminario. Es por eso que
quiero que quienes me lean tengan presente las palabras de San Juan de la Cruz que
también hago mías.

“Si he malentendido o si me he equivocado en algún punto, tanto si lo deduje de las


Escrituras como si no, no es mi intención desviar el significado verdadero de la Sagrada
Escritura o de la doctrina de nuestra Santa Madre, la Iglesia Católica. Si hubiera algún
error, me someto completamente a la Iglesia, incluso a cualquiera que sea más
competente que yo en este tema.” (Citado en el libro "John of the Cross: Selected
Writings." pp. 30-31)

En este debate mi postura se encargara de demostrar que la salvación es por gracia que
recibimos mediante la fe, mientras que seremos juzgados por nuestras obras, dado que
nuestros amigos protestantes dependiendo la denominación cristiana a la que
pertenezcan tienen diferentes percepciones sobre la salvación del hombre, dejare que mi
oponente exponga cual es la suya en este debate, mientras que yo me encargare de
demostrar en cada una de mis exposiciones los siguientes puntos además de aclarar las
dudas u objeciones que presente mi oponente a lo largo del debate.

1) La enseñanza oficial de la Iglesia Católica respecto a la salvación del hombre


2) La Iglesia Católica ha condenado la salvación por obras
3) El fundamento bíblico de la enseñanza de la Iglesia respecto a la salvación del
hombre
4) El pensamiento patrístico respecto a la salvación del hombre
Bien ya que he aclarado los puntos, los cuales voy a tratar en mis exposiciones para
demostrar la posición que represento en este debate, es decir la posición de la Iglesia
Católica basándome en lo que la Palabra de Dios enseña y la Iglesia como custodia del
Depósito de Fe ha transmitido por siglos, procedo a continuación a desarrollar cada
punto.

LA ENSEÑANZA OFICIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA RESPECTO A LA


SALVACIÓN DEL HOMBRE

Es importante para todos tener presente que la Iglesia Católica es maestra en cuanto a la
enseñanza cristiana se trata y como maestra, esta se preocupa por enseñar correctamente
la doctrina cristiana. El asunto de la salvación, está sumamente aclarado en el Catecismo
de la Iglesia Católica (CEC) promulgado en el pontificado del Papa Juan Pablo II.

1058 La Iglesia ruega para que nadie se pierda: "Jamás permitas [...] Señor, que me
separe de ti" (Oración antes de la Comunión, 132: Misal Romano). Si bien es verdad
que nadie puede salvarse a sí mismo, también es cierto que "Dios quiere que todos
los hombres se salven" (1 Tm 2, 4) y que para Él "todo es posible" (Mt 19, 26).

169 La salvación viene solo de Dios; pero puesto que recibimos la vida de la fe a
través de la Iglesia, ésta es nuestra madre: "Creemos en la Iglesia como la madre de
nuestro nuevo nacimiento, y no en la Iglesia como si ella fuese el autor de nuestra
salvación" (Fausto de Riez, De Spiritu Sancto, 1,2: CSEL 21, 104). Porque es nuestra
madre, es también la educadora de nuestra fe.

183 La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma: "El que crea y sea
bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará" (Mc 16,16).

2005 La gracia, siendo de orden sobrenatural, escapa a nuestra experiencia y sólo


puede ser conocida por la fe. Por tanto, no podemos fundarnos en nuestros
sentimientos o nuestras obras para deducir de ellos que estamos justificados y
salvados (Concilio de Trento: DS 1533-34). Sin embargo, según las palabras del Señor:
“Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 20), la consideración de los beneficios de Dios en
nuestra vida y en la vida de los santos nos ofrece una garantía de que la gracia está
actuando en nosotros y nos incita a una fe cada vez mayor y a una actitud de pobreza
llena de confianza:

Una de las más bellas ilustraciones de esta actitud se encuentra en la respuesta de santa
Juana de Arco a una pregunta capciosa de sus jueces eclesiásticos: «Interrogada si sabía
que estaba en gracia de Dios, responde: “Si no lo estoy, que Dios me quiera poner en
ella; si estoy, que Dios me quiera conservar en ella”» (Santa Juana de Arco, Dictum:
Procès de condannation).

1021 La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o
rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo
Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final
con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la
existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno como
consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 22) y la
palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23, 43), así como otros textos del
Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan de un último destino
del alma (cf. Mt 16, 26) que puede ser diferente para unos y para otros.

Cómo se puede observar la Iglesia Católica no puede ser más clara en cuanto a enseñar
que la salvación solo viene de Dios, es decir que la recibimos por gracia mediante la fe
la cual es necesaria para nuestra salvación. Sin embargo tenemos que tener presente que
seremos juzgados por nuestras obras, pero esto no quiere decir que seremos salvados por
nuestras obras, que es lo que procedo a explicar en el siguiente punto.

LA IGLESIA CATÓLICA HA CONDENADO LA SALVACIÓN POR OBRAS

¿Cuántas veces hemos escuchado a algunas personas no católicas decir que la Iglesia
Católica enseña que la salvación es por obras? Muchas veces verdad, sin embargo esto
no es cierto, ya que si van a los documentos oficiales donde se encuentra la enseñanza de
la Iglesia como por ejemplo el Catecismo de la Iglesia Católica promulgado en el
pontificado del Papa Juan Pablo II, no encontrara en ningún lado que diga que “la
salvación la ganamos con nuestras obras”. De hecho la Iglesia en la historia ha
condenado a quienes han enseñado que la salvación es por obras y no por gracia de Dios.

En el siglo V se origino una herejía dentro del Cristianismo que se llego a conocer como
Pelagianismo, la página web Theopedia (Enciclopedia del Cristianismo Bíblico) nos dice
respecto a esta herejía lo siguiente.

“El pelagianismo enseña que los seres humanos nacen en un estado de inocencia con una
naturaleza tan pura como la que Adán recibió en su creación.

Como resultado de su suposición básica, Pelagio enseñó que el hombre tiene una
capacidad moral imperturbable para elegir lo que es espiritualmente bueno y posee el
libre albedrío, la capacidad y la capacidad para hacer lo que es espiritualmente
bueno. Esto resultó en un evangelio de salvación basado en obras humanas.”
(Articulo web de Theopedia: Pelagianism)

Entonces la herejía que enseña la salvación por obras fue el Pelagianismo y no la Iglesia
Católica, ya que la Iglesia combatió y condeno esta herejía tal como lo menciona el
artículo web ya citado.

“El pelagianismo es abrumadoramente incompatible con la Biblia y fue históricamente


opuesto por Agustín (354-430), obispo de Hipona, que condujo a su condena como una
herejía en el Concilio de Cartago en 418 dC. Estas condenas fueron ratificadas
sumariamente en el Concilio de Éfeso (AD 431).” (Articulo web de Theopedia:
Pelagianism)

Teniendo presente esto, si la Iglesia condeno la salvación por obras. Es porque la Iglesia
Católica no enseña la salvación por obras. El que diga que la Iglesia Católica enseña la
salvación por obras que lo demuestre, esta es una vil mentira que repiten algunos no
católicos, partiendo de una tergiversación o desconocimiento de la enseñanza oficial de
la Iglesia Católica.

Una buena exposición de la enseñanza católica, condenando la salvación por obras sin
necesidad de la gracia divina, la podemos encontrar en el Concilio de Trento (1545-
1563)

CAN. I. Si alguno dijere, que el hombre se puede justificar para con Dios por sus propias
obras, hechas o con solas las fuerzas de la naturaleza, o por la doctrina de la ley, sin la
divina gracia adquirida por Jesucristo; sea excomulgado. (Decreto sobre la
justificación. Canon I)

Espero que en este punto haya quedado claro que la Iglesia nunca ha enseñado que la
salvación sea por obras, sino que más bien al contrario ha condenado a los que enseñan
que la salvación la podemos obtener por nuestras propias obras sin la gracia divina.

EL FUNDAMENTO BÍBLICO DE LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA


RESPECTO A LA SALVACIÓN DEL HOMBRE

En este punto procederé a demostrar el fundamento bíblico de la enseñanza de la Iglesia


respecto a la salvación del hombre, teniendo presente los párrafos del Catecismo de la
Iglesia Católica citados en el punto 1 de este mi primer ensayo (Declaración de
apertura).

Recordemos que Dios quiere que todos los hombres se salven, esto lo encontramos
enseñado por San Pablo en su primera carta a Timoteo.

“el cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de
la verdad.” 1 Timoteo 2, 4 (Biblia Reina Valera 1960)

Es un hecho que Dios quiere la salvación de todos los hombres, por eso se ofreció como
sacrificio por la salvación de los hombres (CEC 620-622) como nos lo recuerda San
Mateo en su evangelio “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mt 20, 28) Esto quiere decir que
Cristo ya nos dio la salvación, pero esta salvación que nos ha sido dada por gracias es
decir sin nosotros merecerla, nosotros decidimos si la aceptamos o la rechazamos.

Es aquí donde entra la importancia de la fe en la salvación, la fe es necesaria en la


salvación porque la gracia la recibimos mediante la fe, nos dice San Pablo en su carta a
los Efesios.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios;” Efesios 2, 4 (Biblia Reina Valera 1960)

Entonces tenemos que la fe es un elemento necesario para aceptar nuestra salvación,


pero ¿basta solo tener fe?, la verdad no. Porque Santiago en su epístola que encontramos
en el Nuevo Testamento nos dice que tenemos que tener una fe viva, esto quiere decir
una fe que produzca obras.

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú
tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por
mis obras.” Santiago 2, 17-18 (Biblia Reina Valera 1960)

Santiago nos deja claro que la fe que Dios nos pide, es una fe que produzca obras,
porque si una fe no tiene obras es una fe muerta, en otras palabras una fe que no salva,
porque la fe no se resume en solo creer a Dios, sino que se basa en obrar conforme a la
voluntad de Dios, una fe que obre por amor (Gal 5, 14) por eso San Pablo también nos
dice “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.” (1
Cor 13, 2) En otras palabras el Señor no pide solamente la fe para poder aceptar la
salvación que el ya nos otorgo por gracia, sino que nos pide que esa fe se demuestre con
obras. Porque es por las obras que seremos juzgados como lo recuerda San Mateo.

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno conforme a sus obras.” Mateo 16, 27 (Biblia Reina Valera 1960)

Expresiones similares a esta que enseñan que seremos juzgados por nuestras obras,
podemos encontrar también en otros pasajes de la Escritura como (2 Corintios 5,10;
Apocalipsis 20,12; Mateo 25,31-46; Romanos 2, 6) Es a raíz de esto que la Iglesia hace
énfasis en la importancia de las obras, no porque estas nos den la salvación. Sino porque
estas demuestran que si aceptamos la salvación que por gracia el Señor ya nos dio. He
allí también la importancia de obrar conforme a la voluntad de Dios, es decir trabajar
haciendo buenas obras para conservar nuestra salvación y no perderla como nos enseña
San Pablo en su carta a los Filipenses.

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor,” Filipenses 2, 12 (Biblia Reina Valera 1960)

De la misma forma el hagiógrafo de la carta a los Hebreos nos pide no descuidar nuestra
salvación (Heb 2, 3) lo que nos lleva a entender porque la Iglesia enseña que pecan de
presunción los que piensan que por “tener fe y aceptar a Jesús” ya están salvados, sin
necesidad de obrar conforme a esa fe. Por eso el Señor nos enseño que si queremos
entrar en la vida eterna, guardemos los mandamientos, en otras palabras obremos
conforme a su voluntad. No basta solo tener fe.

“El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” Mateo 19, 17 (Biblia Reina
Valera 1960)
Lo que nos lleva a comprender porque la Iglesia enseña que debemos perseverar para
obtener esa salvación que ya Cristo nos dio. Nos enseña el Catecismo de la Iglesia
Católica promulgado en el pontificado del Papa Juan Pablo II.
161 Creer en Cristo Jesús y en Aquel que lo envió para salvarnos es necesario para
obtener esa salvación (cf. Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40 e.a.). «Puesto que "sin la fe... es
imposible agradar a Dios" (Hb 11,6) y llegar a participar en la condición de sus hijos,
nadie es justificado sin ella, y nadie, a no ser que "haya perseverado en ella hasta el
fin" (Mt 10,22; 24,13), obtendrá la vida eterna» (Concilio Vaticano I: DS 3012; cf.
Concilio de Trento: DS 1532).

162 La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos
perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: «Combate el buen combate, conservando
la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe» (1
Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos
alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente
(cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe «actuar por la caridad» (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser
sostenida por la esperanza (cf. Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

Creo que está muy claro, pueden verificar todos los textos bíblicos que cita el Catecismo
para comprobar el fundamento bíblico de lo que se está enseñando, en resumidas cuenta
para responder a la premisa principal del debate “¿Es la salvación solo por la fe?” de
acuerdo a la enseñanza oficial de la Iglesia Católica fundamentada en la Escritura, solo
hace falta citar el texto de la carta de Santiago que encontramos en el Nuevo Testamento

“Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por
la fe.” Santiago 2, 24 (Biblia Reina Valera 1960)

El texto anterior es muy esclarecedor, la fe es necesaria para la salvación, pero no solo la


fe, ya que seremos justificados y juzgados por nuestras obras como lo demostré a lo
largo del desarrollo de este punto. Ahora bien, ya que he demostrado el fundamento
bíblico de la enseñanza de la Iglesia Católica respecto a la salvación del hombre,
procederé también a demostrar que esta fue la enseñanza del Cristianismo Primitivo
post-apostólico.

EL PENSAMIENTO PATRÍSTICO RESPECTO A LA SALVACIÓN DEL


HOMBRE

Para desarrollar este punto, procederé a citar testimonios patrísticos que servirán de guía
para que quienes estén leyendo este debate, conozcan que enseñaban los Cristianos de
los primeros siglos respecto a la salvación del hombre. Veremos si ellos creían que el
hombre se salvaba solo por su fe o también eran necesarios otros elementos para aceptar
la salvación que Dios nos dio, como por ejemplo perseverar hasta el final. Debemos de
tener presente que los primeros Padres estaban familiarizados con los apóstoles, y por lo
tanto no tenían paralelo en su posición para recibir una instrucción precisa en la fe
cristiana, además es importante señalar que estos maestros cristianos de la antigüedad
no intentaban definir puntos teológicos precisos de la doctrina; estaban más interesados
en los conceptos generales, las instrucciones y las advertencias para vivir la fe cristiana
en un momento de persecución a menudo intensa.
Los Padres de la Iglesia habían escrito sobre asuntos relacionados con la salvación,
como el papel de la fe y la gracia, el papel de la obediencia, la justicia, el bautismo, etc.
A partir de estos podemos determinar la mente y el pensamiento de las comunidades
cristianas primitivas con respecto a la salvación.

Desde el principio, la Iglesia enseñó que somos justificados por la fe, que se manifiesta a
través de obras o una fe que responde en amor por Dios. Como Santiago nos dice: "La
fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (St 2, 17). Si bien el significado del texto es
claro, algunos todavía lo niegan. Sostienen que la salvación no puede lograrse mediante
obras humanas, y están en lo cierto, estoy completamente de acuerdo con ellas. Pero las
obras de las que habla Santiago se llevan a cabo por la gracia de Dios y no con la fuerza
de la persona individual.

A veces, los protestantes pueden señalar momentos en los que los cristianos primitivos,
como San Clemente Romano, San Agustín o San Juan Crisóstomo, por ejemplo, pueden
hablar acerca de la justificación por la fe, la fe sin obras, del hecho de que una persona
no puede obtener la salvación, o que las obras están condenadas en las Escrituras. Sin
embargo, lo que no se dan cuenta, ya sea porque no los han leído o porque no los leen en
contexto, es que los Padres de la Iglesia Primitiva se refieren a aquellos gnósticos,
paganos o judíos que creían que podían salvarse a sí mismos por sus obras (que la
Iglesia católica condena también). También están condenando las obras judías de la ley,
los rituales obsoletos que no tienen poder para salvar. Muchos de sus escritos están
dirigidos a personas como los pelagianos, a quienes también condena la Iglesia Católica.
Solo condenan las obras solas, o las que se hacen aparte de la gracia de Cristo, nunca
funcionan en conjunción con la fe o hechas por la gracia de Dios.

San Ignacio de Antioquia (107 dC) enseño que no basta con solo tener fe y decir “soy
Cristiano”, sino que hace falta obrar conforme a lo que significa ser Cristiano.

“Por tanto, es apropiado que no sólo seamos llamados cristianos, sino que lo
seamos; tal como algunos tienen el nombre del obispo en sus labios, pero en todo obran
aparte del mismo.” (San Ignacio de Antioquia. Epístola a los Magnesios IV)

En la Didaché o Doctrina de los doce apóstoles (Siglo I) un documento importante de


la Iglesia Primitiva, conocido también como el primer catecismo de la Iglesia,
encontramos un texto que nos advierte que de nada servirá haber tenido fe durante toda
la vida si en el último momento no somos perfectos.

“Velad por vuestra vida; procurando que estén ceñidos vuestros lomos y vuestras
lámparas encendidas, y estad dispuestos, porque no sabéis la hora en que vendrá el
Señor. Reuníos a menudo para buscar lo que convenga a vuestras almas, porque de nada
os servirá el tiempo que habéis profesado la fe, si no fuereis hallados perfectos el
último día.” (La Didaché XVI)

También en el siglo I encontramos el testimonio del Papa Clemente Romano (90 dC)
en su carta a los Corintios, donde se expresa de igual manera que el texto de Santiago 2,
24.
“Por tanto mantengámonos unidos a aquellos a quienes Dios da gracia. Vistámonos
según corresponde, siendo humildes de corazón y templados, apartándonos de
murmuraciones y habladurías ociosas, siendo justificados por las obras y no por las
palabras.” (San Clemente Romano. Epístola a los Corintios XXX)

San Justino Mártir (100-168 dC) considerado el mayor apologeta del siglo II, se hace
eco de las enseñanzas de Ignacio en la medida en que deja en claro que no son los que
"simplemente profesan" a Cristo, sino los que "hacen las obras" que el Salvador ordenó
quienes serán salvos:

“Pero aquellos que se vea no viven como Él enseñó, sean declarados como no cristianos,
por más que con la lengua repitan las enseñanzas de Cristo, pues Él dijo que habían de
salvarse no los que sólo hablaran, sino que también practicaran las obras.” (San
Justino Mártir. Primera Apología XVI, 8)

San Justino también enseñaría que:

“cada uno camina, según el mérito de sus acciones, al castigo o a la salvación eterna.”
(San Justino Mártir. Primera Apología XII)

Teófilo de Antioquia (200 dC) uno de los Padres Orientales, habló de una vida de bien
y de obedecer el mandato de Dios para procurar la salvación:

“Si quieres, lee tú también con respeto las escrituras proféticas y ellas te guiarán con
más claridad para escapar a los castigos eternos y alcanzar los bienes eternos de Dios. 4.
Pues el que dio boca para hablar y formó oídos para oír e hizo ojos para ver, examinará
todas las cosas y juzgará con justicia, retribuyendo a cada uno según su mérito. 5.
A los que por perseverancia en las buenas obras busquen la incorrupción, les
regalará vida eterna, alegría, paz, descanso y plenitud de bienes, que ni ojo vio ni oído
oyó ni llegó a corazón de hombre (cf. Is 64,3; Jr 3,16; 1 Co 2,9).” (Teófilo de
Antioquia. Tres libros a Autólico. Libro I, 14)

Podría continuar citando más textos patrísticos, pero creo que con estos son suficientes
para demostrar que desde el principio la Iglesia enseñó que somos salvados por gracia
divina, justificados por la fe, que se manifiesta a través de obras por las cuales seremos
juzgados. Esta enseñanza, no solo está claramente presente en la vida y el pensamiento
de los Cristianos Primitivos, sino que se ha mantenido notablemente constante a lo largo
de veinte largos siglos en la Iglesia Católica, transmitiendo fielmente lo que ha recibido.

Espero que tanto Mirna como los que siguen este debate, puedan analizar todo lo
expuesto en este primer ensayo de manera de comprender mejor la enseñanza católica
sobre la salvación del hombre fundamentada en la Palabra de Dios y confirmada por el
Cristianismo Primitivo. De la misma forma sé que mi oponente Mirna tendrá sus
argumentos que partirán de la premisa que estamos tratando en este debate donde ella
expondrá sus razones por las cuales cree que la salvación es solo por la fe sin la
necesidad de las buenas obras, razones que voy a leer, analizar y responder en mi
segundo ensayo. (Refutación 1)

“Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.” Hechos 22, 1 (Biblia
Reina Valera 1960)

Richbell Meléndez

Laico Cristiano Católico

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