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Elizabeth Povinelli- “La niña en el closet”

Primero, la idea de “la niña en el closet” está sacada de un libro de Úrsula Le Guin que se llama “Th ones who
walk away from Omelas”, en que narra una historia ficticia de un pueblo en que la felicidad de los habitantes
depende de la miseria y el sufrimiento de un niño encerrado en un “closet de escobas”, y el conocimiento
colectivo de este hecho. Luego, Povinelli nos cuenta que este libro es una contrapropuesta a William James y su
“The moral philosophy and the moral life”, en que el autor propone la idea de que “no puede haber ninguna
verdad final ni en la ética ni en la física, hasta que el último hombre ha tenido su experiencia y ha dicho lo suyo”.
Es la idea de un “interpretante final”, que es fundamental para acceder a cualquier verdad ética. Esta idea se
sitúa en una temporalidad que él denomina el “futuro anterior” y que refiere a un presente orientado a un
futuro en que se llegaría a una “verdad última, un bien y una justicia, después de que todo último hombre ha
tenido su experiencia y ha podido pronunciarla”. Es la idea de un futuro en que converge la “experiencia total”
de los hombres, un momento en que todos los “presentes” hacen sentidos a la luz de ese “futuro” especifico. (Es
una idea un poco compleja, aconsejo darle vueltas).

Le Guin es contraria a la visión ética de James, en base a tres puntos que expone a través de la metáfora de la
niña en el closet: 1) La relación entre el sufrimiento de la niña y la felicidad de los habitantes de Omelas no
puede ser pensada en miras de un futuro anterior, porque el significado de ese sufrimiento es relevante en
tanto tiene una agencia en el presente (permite la felicidad del “todo”), no puede saberse el significado que
tendrá en el futuro. 2) Le Guin rechaza la ética de la empatía, ella propone una ética en que las personas o
comprometen sul propio bien con la causa de la niña, o se reconoce que el valor de ese bien es más valioso para
mí que el sufrimiento de ella. 3) La clase de sufrimiento que representa esta niña es ese que es crónico, pero
silencioso. Ese que no es un “evento”, que no es una catástrofe, ese sufrimiento cotidiano que no alcanza a
despertar la empatía, porque no llama lo suficiente la atención.

Povinelli expresa su interés con el ensayo de entender las condiciones dinámicas que permiten calificar un tipo
de letalidad como “homicidio estatal” y otro como simplemente “dejar morir”. En base a esto, el argumento
central es que una específica catacresis (http://es.wikipedia.org/wiki/Catacresis) entre seguridad estatal y
mercado neoliberal -entre estado soberano y estado biopolítico- anima las actitudes contemporáneas del
liberalismo tardío hacia variadas formas de vida y muerte que interesarían a Le Guin.

En el closet

En Australia, las comunidades indígenas rurales y urbanas son “closets” abiertos de pobreza, enfermedad y
desesperación. La autora nos da ejemplos de las condiciones paupérrimas de salud en que viven, y cómo
siempre queda la pregunta de qué o quién es el culpable, y por lo tanto, qué puede hacerse para mejorar esta
situación. Incluso en los primeros años de la Australia federal, se dio una especie de darwinismo social, en que
los indígenas de “sangre pura” se les iba a permitir vivir en sus condiciones de vida tradicionales (que en el
fondo es dejarlos morir), dado que ellos habían fracasado en el proceso evolutivo, mientras que a los que
tuvieran sangre mixta, se les iba a tratar de incorporar a la sociedad “blanca” hasta que no quedaran rastros de
las diferencias culturales ni genéticas.

Los pueblos indígenas australianos son lo más pobre de lo pobre, y como todo estudio reconoce, las condiciones
socio económicas están muy relacionadas con el status de salud de las personas. En Australia la esperanza de
vida de los indígenas es 10 o 20 años menos que la poblacion blanca. Esto porque están siempre expuestos a
múltiples enfermedades que no tienen nada de espectacular ni catastróficas, sino que son las “típicas
enfermedades de los pobres”; infecciones, parásitos, etc. Y esta es la forma en que se les deja morir; tienen una
y otra vez las mismas infecciones hasta que sus cuerpos empiezan a apagarse dolorosamente sin que nadie se
preocupe por ellos.

Lo principal en el texto, entonces, es que la autora propone que todas las realidades mencionadas arriba, son
una consecuencia actual de cómo bajo el liderazgo de Howard (http://en.wikipedia.org/wiki/John_Howard),
Australia se movió desde un fuerte estado de bienestar hacia una gran forma de neoliberalismo que ha
privatizado todo; incluyendo la salud, el valor y el destino. La idea es que se han traspasado las causas sociales y
la distribución social de la letalidad, en responsabilidad del individuo o su cultura. El “homicidio estatal” y sus
sanciones públicas se transfiguran en un acuerdo amorfo en que las personas se matan a sí mismas.

Barriendo el closet

“Para entender como esta separación o privatización traspasa variados mundos sociales de manera tal que los
que sufren más de la socio-economía de la pobreza, toman la mayor responsabilidad de este sufrimiento,
necesitamos movernos más cerca hacia el meollo de la cotidianidad de la vida social dentro de los closets de os
estados liberales tardíos.”

Acá cuenta la historia de un joven indígena treintañero que es alcohólico, y que si bien ha sido internado, sigue
tomando, sabiendo que está pavimentando su muerte y su sufrimiento futuro. Él está inserto en una historia
tremenda de enfermedad y muerte familiar, y al ser interpelado por su insistencia en el hábito de tomar, él
responde que su cuerpo es sólo de él y que lo que el haga con sí mismo sólo es problema suyo. Y una tía más
vieja le responde que no. Que en realidad si su cuerpo se enferma y su cuerpo se muere, el cuerpo de ella
también sufre y muere. Esto bajo la idea de que por el hecho de que comparten ancestros comunes muy
cercanos, sus cuerpos son de alguna manera “un cuerpo”: la idea de la mujer intenta movilizar un discurso de
co-substancialidad corporal de la sociedad, en contra del imaginario del sobrino de cuerpos individualizados
comprometidos solo con sus intereses personales.

Este ejemplo me parece fundamental para entender la postura de la autora en relación a la idea de cómo en el
mundo liberal actual, existe una idea generalizada e incuestionada de cómo “Yo no estoy en ti, y tú no estás en
mí. Nosotros estamos simplemente jugando el mismo juego de oportunidades en que la verdad no está acá
entre nosotros, sino entre quien gane y quien pierda. Nadie me está matando. Yo me estoy matando a mí
mismo. Quizás… veremos… el futuro dirá”. Y el Estado de Howard ante esto lo que hace es considerar que los
indígenas para tener buenas condiciones de vida en general, deben dejar de pensarse desde una perspectiva
local-cultural o desde el bienestar social respaldado por el estado, sólo ahí saldrán de la pobreza y tendrán los
beneficios del resto de los australianos. Aquí Povinelli reflexiona acerca de esto como un “dejar morir” o un
pretender terminar con las culturas indígenas que es finalmente una forma de “homicidio estatal”. Una forma
de esto es el hecho de que las infecciones más comunes son tratadas realmente a los indígenas solo cuando
tienen 6 de ellas, no antes. Y siempre con los remedios más ineficientes, con los que las infecciones vuelven a
aparecer muy luego. La idea acá, es que la idea de “costo” es la que reina finalmente en todo momento y ámbito
social, y en base a él se decide quien debería o puede ser protegido, cuidado, etc. Es la idea de la empatía de Le
Guin, de que al final ponerse en el lugar del otro, del indígena en el “closet”, significaría siempre poner en
cuestión la propia felicidad, porque “dar algo a alguien, pareciera siempre quitarme algo que pareciera ser mío”.

Audiencia captiva

Si bien podemos encontrar similitudes entre la realidad indígena australiana y la niña en el closet de Omelas, la
verdad es que no funcionan de la misma forma. Sobre todo porque el dolor indígena está lejos de potenciar la
felicidad del resto; están todos siendo estrujados en el mismo sistema en que la brecha entre pobres y ricos es
cada vez mayor. Pero en la actualidad hay otro factor importante que entra en juego; la muerte y violencia
catastrófica, magnífica, espectacular, como lo es el terrorismo. Estos tipos de violencia actúan como coartada
para la consolidación del poder estatal y como distracción de las formas más silenciosas de violencia como las
que vive el pueblo indígena. Ante los grandes actos de terrorismo, la gente se ve en peligro y exige medidas
urgentes, en contraste a la indiferencia que queda frente al otro tipo de violencia estatal, que es igual de letal, el
“dejar morir”.

Acá se dan ejemplos de la política de Howard, y se concluye que su “política sobre los países extranjeros podría
ser fácilmente adaptada al neoconservadurismo Straussiano de la actual administración de Bush con su clara
relación con las teorías de Carl Schmitt de teología política.”

Sin salida

“Cualquier intento por entender los imaginarios sociales que caracterizan las condiciones de letalidad en las
sociedades liberales tardías, debe tener en cuenta las dos muy distintas formas, modos y cualidades de
homicidio encontradas acá; homicidio estatal fuerte y el débil, y los modos y formas de agencia, causalidad, y
eventualidad en las que ambos descansan.” Es en la intersección de estas formas y fuerzas de estado y mercado
que las condiciones letales de las sociedades liberales actuales deben ser comprendidas. Pero ¿Cómo hacer eso?
¿Cómo poner atención a los closets del liberalismo, en el contexto de espectaculares maquinarias de homicidio
estatal?

-Una forma es la estadística; que nos permite hacer visible las realidades que por su dispersión y falta de
atención permanecen invisibles; las muestra como un evento, como una realidad compacta, y no como sucesos
aislados e individualizados.

-Otra forma, es el entender que la vida no puede mirarse desde la perspectiva del “futuro anterior”, no
podemos definir la actualidad en base a una idea de futuro abstracto de redención de todo el sufrimiento. Y el
presente no puede dividirse de forma que lo que yo tenga, no sea co-substancial con lo que tú tengas y no
tengas.

“Todos debemos decidir si nuestra felicidad vale el sufrimiento de aquellos que están en los fétidos closets. Y
en este mundo en que vivimos no hay salida. Sólo podemos cambiar la distribución de la vida y la muerte de
forma que algunos tengan más, y algunos tengan menos.”

Abstract: Entonces, la idea del texto es que en las sociedades neoliberales de hoy, los Estados en su intersección
con el mercado, se orientan en su accionar social total hacia los términos de costo-beneficio. Con esto, se
permite una separación de intereses que conlleva a la individualización, y a que los Estados se desprendan de su
responsabilidad sobre las condiciones de vida y muerte de las personas. Nacen así categorias de letalidad
diferenciadas (homicidio estatal v/s dejar morir), en que se confunden las responsabilidades convenientemente,
en pos de la evolución económica. Y el “futuro anterior”; ese momento abstracto de un futuro final, permite
respaldar la idea de que todo el sufrimiento y muerte actual, es en pos de un futuro justo y perfecto, que según
la autora no tiene ningún sentido. Y por lo tanto, gran parte de la letalidad estatal, es disimulada en estos closets
que nadie quiere mirar, tanto porque no quieren perder lo propio, como porque están distraídos en los
espectaculares actos de violencia que están de moda.

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