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ADOLESCENCIA Y ESCUELA
Adolescencia y escuela:

 Pubertad y adolescencia en los tiempos actuales.


 Aspectos bio-psico-sociales.
 Evolución de las culturas juveniles.
 Autoconcepto, autocontrol y autoestima en el desarrollo de los jóvenes.
 Autonomía y desarrollo del juicio moral.
 Las instituciones educativas y los adolescentes: funciones de la educación y de
la escuela.

VEAMOS ALGUNAS DEFINICIONES DE


ADOLESCENCIA

“...En la adolescencia, uno se construye una imagen ideal de sí mismo basada en los
criterios de la pandilla, sus modas, sus valores, su moral... Seguir una moda, la de la
pandilla, es una manera de afirmarse y también de llevar la ropa del grupo... Es un signo
de alianza, de integración. Uno se siente a veces bien al abrigo de la moda y del grupo.
Como se gusta, hace un intento de gustarse en la mirada de los demás…”

“…La amistad es absolutamente esencial, sobre todo durante un período en el cual se


cambian las relaciones que se mantiene con la familia.”

“…Uno se busca un DOBLE para sentirse más fuerte, un confidente para compartir las
dificultades, un ALMA HERMANA para suavizarlas en la fraternidad, un ALTER EGO
que nos sostiene y nos ayuda a avanzar.”

“...La imagen que el grupo, LA PANDILLA (o la barra), se hace de nosotros parece


vital por momentos. Uno busca identificarse, ser parecido a los otros. Por miedo a ser
rechazado, uno se identifica con sus amigos...”

“Se temen las DIFERENCIAS como si amenazaran al grupo, cuando en realidad lo


construyen.”

“La autoridad es asunto complicado. Cuando hay demasiada no es soportable. Cuando


no hay bastante uno se siente un poco abandonado, como si no se interesaran
verdaderamente en nosotros.”
“...Hay ADULTOS a quienes respetamos y que, gracias a su experiencia, su buena
voluntad y su afecto son CREIBLES. Se puede decir que ejercen una autoridad
inteligente. La autoridad entonces es aceptable y no es raro que a veces haga bien.”

“...Mediante el LENGUAJE, la CREATIVIDAD bajo todas sus formas y la


CONVIVENCIA, pueden evitarse la violencia y el sufrimiento.”
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“...Por eso hay que buscar, por todos los medios, grupos donde puedan encontrarse
juntos para intercambiar ideas sin perder el sentido crítico, y crear algo…” “…En la
adolescencia, uno se encuentra como ‘perforado’ de DESEOS y de necesidades
materiales, dentro de una SOCIEDAD TENTADORA que nos provoca exhibiendo
todas sus riquezas, mientras que uno mismo, casi siempre, no ha tenido nunca la
responsabilidad de un presupuesto, por pequeño que sea. Y no es fácil resistir a la
tentación en esas condiciones.”

“Robar, mentir, es siempre una manera de decir algo, es decir que uno no es feliz, que
no se siente comprendido, que desearía más dinero de bolsillo, que querría cambiar de
vida, que se experimenta un sentimiento de injusticia. Cuando el robo o la mentira son
descubiertos, uno es castigado, lo que es justo. Pero resulta una lástima que tan
frecuentemente no se hable de lo que se ‘puso sobre el tapete’ por medio de ese robo o
esa mentira, que son en verdad medios para decir algo que no anda bien. Muy a
menudo, por eso mismo, se recomienza. Es desconcertante y al mismo tiempo doloroso.
Entonces, a veces es la decepción lo que conduce a la delincuencia.”

“...Crecer, para un ser humano, es ser cada vez más responsable de sus actos. Es una
verdadera suerte encontrar adultos que saben castigar y al mismo tiempo ayudan a
comprender la significación del acto cometido sin culpabilizarnos.”

DOLTO, F; DOLTO-TOLITCH C.
Palabras para adolescentes o El complejo de la langosta.
Ed. Atlántida, Bs.As., 1995.

FINAL DE LA ADOLESCENCIA…
Françoise Dolto (1980) describe en los últimos años un fenómeno de postadolescencia,
un alargamiento de la misma que no permite fijar sus límites con mucha precisión. Para
esta autora:

"El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben
de los adultos y según lo que la sociedad les impone como límites de exploración. Los
adultos están ahí para ayudar a un joven a entrar en las responsabilidades y a no ser lo
que se llama un adolescente retrasado”

Algo parece fallar tanto en las proyecciones de los adultos como en los límites a la
exploración que se supone impone la sociedad cuando el fenómeno de postadolescencia
suele detectarse en los consultorios de los profesionales. En la actualidad nos
encontramos con personas que a los 30 años no han conseguido la independencia
mínima, la estabilidad afectiva e incluso la sensación de tener una identidad clara por lo
que suelen consultar manifestando conflictos claramente adolescentes.
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Por lo menos desde lo teórico, esta autora se guiaba para fijar los límites de edad de la
adolescencia en la Declaración universal de los derechos del niño, la cual en su artículo
1° define al niño como:

"Todo ser humano hasta la edad de dieciocho años, salvo si la legislación nacional
acuerda la mayoría antes de dicha edad”

Para esta Declaración a partir de los 14 y hasta los 18 años se es adolescente, no como
una etapa con independencia propia sino como última parte de la niñez. El fin de la
niñez para la Declaración no es una cuestión de hecho (cuando se puede dejar de serlo
efectivamente), sino de derecho (cuando se comienza legalmente a tener el derecho de
guiar la propia vida aunque en la realidad no se llegue a efectivizar: poder manejar pero
no tener automóvil, poder casarse pero no conseguir empleo, poder trabajar pero no
haber terminado una larga formación).

Así lo plantea Louise Kaplan (1991), quien comienza su libro Adolescencia. El adiós a
la infancia, con estas palabras:

"Entre los momentos finales de la infancia y la futura adultez se encuentra esa época
ambigua de la vida que llamamos adolescencia. En contraste con la objetiva claridad de
una palabra como 'pubertad' -la condición biológica de haber adquirido madurez genital
y la capacidad funcional de reproducirse- el término 'adolescencia' engloba todas las
incertidumbres connotativas del crecimiento emocional y social. Hay poca discusión
sobre la existencia de la pubertad. Incluso los expertos que cuestionan la existencia de la
adolescencia concuerdan en que, por regla general, las niñas llegan a la pubertad entre
los catorce y los dieciséis años y los varones entre los quince y los diecisiete, en ambos
casos con uno o dos años de margen. La adolescencia, en cambio, es un concepto
ampliamente debatido. Aceptando que realmente exista –cosa que no todos admiten-
puede tener cualquier duración, desde una semana hasta los diez años que abarca,
aproximadamente, en las sociedades occidentales contemporáneas."

LA ADOLESCENCIA EN LA
POSMODERNIDAD

¿Por qué enfocar en especial a la adolescencia en la cultura posmoderna?

Este clima de ideas afecta e influye a todos quienes están sumergidos en él, más allá de
su edad, pero nuestra hipótesis es que se genera un fenómeno particular con los
adolescentes en la medida en que la posmodernidad propone a la adolescencia como
modelo social, y a partir de esto se "adolescentiza" a la sociedad misma.

PRIMERO…
¿QUÉ ES LA POSMODERNIDAD?
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“Antes del fin siglo pasado se creía firmemente que el progreso en las ciencias y sus
consecuencias tecnológicas, nos conduciría a una sociedad libre del trabajo rutinario. El
mundo sería entonces una especie de paraíso en el cual los hombres se dedicarían a los
placeres intelectuales y a las tareas creativas. A nadie se le hubiese ocurrido pensar en
un mundo donde la gente trabaja enloquecida hasta el agotamiento para pagar las cuotas
de los objetos de consumo”1

La posmodernidad es algo más que una etapa que sigue a la modernidad. Es una
respuesta crítica, desairada, es la expresión de la decepción, un querer renegar,
desatenderse de la época anterior. Se impone como un “estilo de vida”. ¿Cuáles son sus
rasgos más característicos?

Uno de sus rasgos más distintivos es, sin lugar a dudas, la fugacidad. El tiempo cobra
una especial medida y ritmo. Todo es más rápido, todo es descartable, recargable,
reciclable, tiende a durar poco tiempo y a cambiar infinitas veces. Hay temor a
permanecer. La necesidad del cambio es constante, lo breve e intenso da un ritmo
alocado al hombre donde hay que correr, moverse, ir ¿hacia dónde? La inestabilidad es
parte del vértigo en el cual está inmerso. Se rinde culto devotísimo al presente, a la
cultura del suceso. “Si no aprovecha ahora, en poco tiempo habrá perdido la
oportunidad”.

También cambian los modos de relacionarse, los vínculos se debilitan, la tolerancia


disminuye y su vida transcurre en buscar lo divertido como valor supremo en su
quehacer cotidiano. Relaciones afectivas de “microondas” poco tiempo para estar
juntos, pero con mucha intensidad.

Los criterios morales se vuelven estrictamente individuales. Esta cerrazón en la


propia subjetivación lleva al hombre a una actitud egocéntrica. Ha perdido la capacidad
de amor desinteresado y de auténtica apertura. Vive en función de sí y de sus
sentimientos. Se va desdibujando la capacidad de amar.

Aparece una actitud que asombra y que, sin embargo, aparece como natural: el paso de
la ética de los deberes a la ética de los derechos. G. Lipovetsky que ha auscultado con
paciencia y profundidad los rasgos más distintivos de la época actual la resume en dos
títulos de sus obras: “La era del vacío”, “El crepúsculo del deber”. La muerte del deber
no significa la ausencia de responsabilidad. Significa nada más ni nada menos que más
soledad humana para la profunda y fundamental toma de decisiones cruciales. Al
relativizar el deber, la libertad se usa de manera “caprichosa”. En consecuencia, el
hombre queda solo. Vive en la irresponsabilidad que encuentra sus síntomas en la
violencia. Aparece un variado calidoscopio ético, una pluralidad de valores. Se accede
así a un universo de derechos en los que cada sujeto debe comprometerse con su propia
responsabilidad personal.
El hedonismo constituye el modus vivendi de la sociedad del capitalismo tardío:
confort, menos esfuerzo, satisfacción inmediata, pronta entrega. Los eslóganes tienen
que ver con espontaneidad, placer, objetos de lujo, publicidad, moda, mega recitales
multinacionales, medios masivos y crédito, crédito. La instauración del crédito socavó
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el moderno y perimido principio del ahorro. Antes se ahorraba pensando en un mañana


mejor, ahora se gasta antes de tener el dinero. La libreta de ahorro era moderna, la
tarjeta de crédito es posmoderna. Todo en función de la pretendida realización personal
y el éxito:

“El éxito económico, como ideal a ser alcanzado, es una de las principales utopías que
conserva una sociedad posmoderna que se ufana de no sufrir de utopismo. Porque
hasta los sectores carenciados, que difícilmente puedan obtener este tipo de éxito, se
arroban mirando por TV divas despampanantes, ídolos televisivos, que al decirles a sus
anónimos admiradores ´te quiero´, ´sos divino´, ´te mando un beso´ desde la pantalla le
hacen creer que se comparte con ellos la mullida butaca de un Mercedes Benz”.

Hoy hay que ser seductor y simpático. El líder es eficaz si es divertido. Si a un


personaje público se lo acusa de “aburrido”, sus cuidadores de imagen se preocupan
más si se lo acusara de corrupto. El espíritu de comicidad busca víctimas, se vive en
una gratuidad lúdica donde el sentido del humor radica en reírse del otro.

El culto de la libertad, el asumir mis verdades conlleva a un eclipse de la autoridad.


Hay un rechazo de todo límite y norma. Todo se cuestiona,”todo vale”, “hacé la tuya”,
“te debés realizar...”. Se privilegia lo personal sobre lo social, cada individuo se siente
dueño de la norma: “egocracia”.

La cultura de la imagen como icono social destaca el valor de ser joven, atlético, libre
de arrugas y canas. Se pasa de ser adolescente a ser viejo. ¿Y el ser adulto?

El avance tecnológico ha marcado una nueva época en la evolución del ser humano: la
de la revolución digital. Ha traído como consecuencia una impresionante red de
canales de comunicación que ha provocado una eliminación imaginaria de las fronteras
entre los países, que significa visualizar el planeta como una gran aldea. Nos
encontramos en plena revolución multimedia que se caracteriza por un común
denominador el “tele – ver” y como consecuencia el “video – vivir”.

Es el pensamiento y cultura propios de nuestra época actual, principalmente del mundo


occidental, caracterizados por los siguientes rasgos:

 Pérdida de fuerza de los grandes relatos o ideologías, es decir de la gran utopía


de la modernidad: el Progreso, lo que produce una sensación de no tener un
horizonte claro para la humanidad.
 Pérdida de la perspectiva única. Los mass-media y las tecnologías info-
telemáticas nos hacen contemporáneos a todo el mundo, uniformados
funcionalmente, pero con una aproximación virtual a la realidad. Estamos en el
mundo de la imagen, el simulacro, la des-realización y des-localización de la
realidad. La especialización del conocimiento y su sectorialidad creciente nos
conducen a saber todo de un aspecto minúsculo, lo que vuelve nuestro
conocimiento irrelevante para la mayoría.
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 Hay una debilidad de pensamiento agobiante, una esteticismo académico y una


des-racionalización del saber (modernidad) La polaridad política e ideológica
del mundo ha sido sustituida por una inestabilidad generalizada y una necesidad
de identidad, lo que lleva a los nacionalismos y centralismos aislantes.
 Hay una des-occidentalización religiosa (el cristianismo, especialmente el
catolicismo, ha dejado de ser la religión oficial), lo que puede degenerar en
confrontaciones religioso-culturales a nivel mundial. La política (democrática)
cada vez más deseada y justificada es impotente frente a la problemática social,
misma que no sólo no ha podio resolver sino que ha venido a acentuar en sus
polarizaciones.
 Se fortalecen los grupos de masa, donde la des-personalización es la fuerza del
grupo, que busca la cercanía con los iguales.
 El arte parece agotado por la comercialización y en pleno estado melancólico.
 Se busca lo pasado como añoranza de un edén paradisíaco.
 Asistimos a una post-secularización, es decir a una vuelta hacia lo religioso, pero
no institucional, sino a la diferenciación religiosa, al eclecticismo y sincretismo
religioso, a la sacralización ambigua del mundo (new age).

La letra de la canción “Si no oigo a mi corazón”, de Pedro Aznar refleja, en alguna


medida, los conflictos del hombre posmoderno.

Si no oigo a mi corazón

Ah, cuanto tiempo he perdido en pensar que la vida se puede explicar.


Con veneno intenté curación. ¿Por qué confié en mi razón?
Ya en un mar de palabras me ahogué y fue en vano quererlas creer.
Pero al fin el castillo cayó y adentro sólo estoy yo.
Vos ya sabías que todo es parcial, que no hay mapa que enseñe a viajar.
Que es el alma quien debe cantar, que sólo un tonto se pone a correr cuando la lluvia le
besa los pies.
Sirve el tiempo su mismo licor que cada año acelera el temor, que mi copa se amargue
el sabor si no oigo a mi corazón.

LOS RASGOS DE LOS ADOLESCENTES


POSTMODERNOS
(Lic. Alfredo G. Pérez Gámez)

La generación X

 No sólo no encuentran, sino que no buscan un sentido a su vida. Tienen una


indiferencia existencial. Lo que los define es la indefinición
 Hay un vacío y una confusión acentuada por la televisión, la música, el cine, el
internet, etc.: amor = sexo ; libertad = lasitud ; masculino = femenino ;
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sexualidad = orientación sexual; religión = fanatismo ; diversión = reventón ;


tener = ser
 La raza cosmética. Lo que prevalece es la superficialidad Lo externo es la
medida del ser El mundo de las apariencias está justificado Las máscaras son
elegibles, sin remordimientos Todo es efímero, hay que vivir el momento (carpe
diem)
 La generación light. No hay esencia, ni fundamentos sólidos para el actuar.
Relativismo práctico de los valores: “todo es del color del cristal…” La razón ya
no es válida, el sentimiento sí. Se buscan las emociones fuertes: la adrenalina es
el nuevo elixir de la vida. No hay reglas válidas, todo está permitido (anomia)
 La raza virtual ¿Globalización o anonimación? Individualismo exagerado No
hay compromisos reales, sólo si “me benefician” Insensibilidad social y humana:
la violencia y la muerte son cosa de juego. Contaminación cultural que desvirtúa
en des-culturización y eclecticismo práctico.
 La era buey (güey) Desvalorización de la persona; la dignidad humana se ha
igualado = animal El respeto es falaz; utilitarista. El lenguaje es reflejo de la
debilidad mental y la minimización conceptual del saber.
 La generación del Big Bang… no todo está perdido. Como las leyes del
mercado: “todo lo que sube, baja; todo lo que baja, sube” Es la generación de la
esperanza (Juan Pablo II), porque el cambio es parte de su naturaleza. Tienen el
potencial para remar contra corriente. Los sueños no se acaban; hay muchos
signos de ello: los logros en lo deportivo; la búsqueda de lo religioso; la
sensibilidad artística; los estudiantes destacados; el trabajo con las ONG’s; etc

EN LA MODERNIDAD…
Pensemos en el modelo de la modernidad. Se aspiraba a ser adulto, aun cuando se
tuviera nostalgia de la niñez. La niñez era una época dorada, en la cual no había
responsabilidades pesadas, en la que el afecto y la contención venían de los padres y
permitían reunir un caudal educativo y afectivo que facilitaba enfrentarse con lo
importante de la vida, la etapa adulta, la cual permitiría actuar, tener capacidad de
influir socialmente, independizarse de los padres, imitarlos en la vida afectiva y
familiar. Tan fuerte era el modelo adulto para la modernidad que la infancia Se
consideraba una especie de larga incubación en la cual nada importante ocurría, algo de
lo cual no valía la pena que los hombres se ocuparan demasiado, era cosa de mujeres.

EN LA POSMODERNIDAD
Si pensamos la adolescencia desde el momento actual nos encontramos, en cambio, con
que los adolescentes ocupan un gran espacio. Los medios de comunicación los
consideran un público importante, las empresas saben que son un mercado de peso y
generan toda clase de productos para ellos; algunos de los problemas más serios de la
sociedad actual: la violencia, las drogas y el sida los encuentran entre sus víctimas
principales y la escuela secundaria los ve pasar sin tener en claro qué hacer con ellos.
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Pero, sobre todo, aparece socialmente un modelo adolescente a través de los medios
masivos en general y de la publicidad en particular. Este modelo supone que hay que
llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre. Define una estética en la cual
es hermoso lo muy joven y hay que hacerlo perdurar mientras se pueda y como se
pueda. Vende gimnasia, regímenes, moda unisex cómoda, cirugía plástica de todo tipo,
implantes de cabello, lentes de contacto, todo aquello que lleve a disimular lo que
muestra el paso del tiempo. El adulto deja de existir como modelo físico, se trata de ser
adolescente mientras se pueda y después, viejo. Ser viejo a su vez es una especie de
vergüenza, una muestra del fracaso ante el paso inexorable del tiempo, una salida
definitiva del Olimpo.

Sería justamente la era posindustrial la que ha permitido desarrollar y extender la


adolescencia, sino a todos, a buena parte de los jóvenes. Los jóvenes pertenecientes a
sectores de bajos ingresos o campesinos quedan fuera de este proceso, para ellos la
entrada en la adultez es rápida y brusca, ya sea a través de la necesidad de trabajar
tempranamente o bien por un embarazo casi simultáneo con el comienzo de la vida
sexual. Pero en los sectores medios urbanos la adolescencia se constituye como un
producto nuevo, no ya un rito de pasaje o iniciación, toda una etapa de la vida con
conflictos propios. Es más, aquellos viejos indicadores de pasaje, si lo fueron, se han
perdido totalmente.

En la sociedad actual, los jóvenes no esperan el momento de vestirse como sus padres,
son los padres los que tratan de vestirse como ellos; acceden a la sexualidad con parejas
elegidas por ellos mismos, en el momento en que lo desean y sin mayores diferencias
entre varones y mujeres. Los hábitos de beber o fumar, no sólo no son consideradas
"faltas de respeto" sino que se han vuelto muy difíciles de controlar.

Si bien es cierto que los adolescentes no pueden en ninguna época ser descriptos como
un solo tipo, también es cierto que a través de los autores que estudian la etapa se va
configurando un modelo, por lo menos de aquel tipo considerado representativo. Así,
hubo un tipo de adolescente moderno descripto como un individuo que vivía una crisis,
inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad, idealista, rebelde dentro de
lo que el marco social les permitía. Los adolescentes de por sí constituían un grupo
marginal, los varones no tenían ya lugar junto a las polleras de las madres ni en la vida
laboral de los padres, las mujeres tenían conflictos con las madres y todavía no podían
ser dueñas de sus casas o criar sus propios hijos

En estas consideraciones creemos que sigue siendo útil mantener el concepto de


adolescencia en tanto etapa de la vida entre la pubertad y la asunción de plenas
responsabilidades y madurez psíquica.

Esto no quiere decir que se mantenga el modelo clásico de adolescente descripto en los
libros de psicología y en las novelas. Tampoco parece demasiado fácil averiguar si en lo
intrapsíquico el adolescente actual sigue manteniendo las características que se le
adjudicaban. Este grupo humano es hoy en día influyente en el mercado aunque no lo
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haga a través de sus propios recursos, se lo cuida y estimula como consumidor. Para el
mercado es bueno que la adolescencia dure mucho tiempo y, además, en la sociedad
actual no es fácil salir económicamente de ella.

En los países con crisis económica no hay trabajos que permitan la independencia de los
jóvenes, pero en aquellos fuertemente desarrollados tampoco el problema se soluciona
fácilmente. Por el contrario, los jóvenes ven prolongado el período de la vida en el que
viven con sus padres, no consiguen trabajos y tienen que prepararse durante mucho más
tiempo para acceder a ellos.

Se produce así una época en la cual las responsabilidades se postergan mientras se


disfruta de comodidades, una prolongación de lo bueno de la infancia con la libertad de
los adultos, un estado “casi ideal".

¿CUÁLES DE LAS SIGUIENTES SON


CARACTERÍSTICAS DE LA ADOLESCENCIA
POSMODERNA?

 Implica a todas las edades


 La viven sólo las mujeres
 Postergamiento de las responsabilidades
 Interés por los propios deseos
 Sexualidad reprimida
 Igualdad entre mujeres y varones
 Ausencia de un pasaje entre niñez y adultez

CARACTERÍSTICAS DEL ADOLESCENTE


Aristóteles describía a los adolescentes de una manera clara no demasiado diferente las
características que vemos hoy en día:

"Los jóvenes tienen fuertes pasiones, y suelen satisfacerlas de manera indiscriminada.


De los deseos corporales, el sexual es el que más los arrebata y en el que evidencian la
falta de autocontrol. Son mudables y viables en sus deseos, que mientras duran son
violentos, pero pasan rápidamente /.../ en su mal genio con frecuencia exponen lo mejor
que poseen, pues su alto aprecio por el honor hace que no soporten ser menospreciados
y que se indignen si imaginan que se los trata injustamente. Pero si bien aman el honor,
aman aún más la victoria; pues los jóvenes anhelan ser superiores a los demás, y la
victoria es una de las formas de esta superioridad. Su vida no transcurre en el recuerdo
sino en la expectativa, ya que la expectativa apunta al futuro, el recuerdo al pasado y los
jóvenes tienen un largo futuro delante de ellos y un breve pasado detrás./.../
Tienen exaltadas ideas, porque la vida aún no los ha humillado ni les ha enseñado sus
necesarias limitaciones; además su predisposición a la esperanza les hace sentirse
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equiparados con las cosas magnas, y esto implica tener ideas exaltadas. Preferirían
siempre participar en acciones nobles que en acciones útiles, ya que su vida está
gobernada más por el sentido moral que por el razonamiento, y mientras que el
razonamiento nos lleva a escoger lo útil, la bondad moral nos lleva a escoger lo noble.

Quieren más que los hombres mayores a sus amigos, allegados y compañeros, porque
les gusta pasar sus días en compañía de otros. Todos sus errores apuntan en la misma
dirección: cometen excesos y actúan con vehemencia. Aman demasiado y odian
demasiado, y así con todo. Creen que lo saben todo, y se sienten muy seguros de ello;
éste es, en verdad el motivo de que todo lo hagan con exceso. Si dañan a otros es porque
quieren rebajarlos, no provocarles un daño real... Adoran la diversión y por consiguiente
el gracioso ingenio, que es la insolencia bien educada."

Apasionados, erotizados, descontrolados, volubles, malhumorados, pundonorosos,


competitivos, expectantes del futuro, exaltados, nobles, buenos amigos y amantes,
excesivos en sus afectos, omnipotentes, sedientos de diversión. Estas parecen haber sido
las características más notorias de un tipo de adolescente que aparece en diferentes
épocas de la historia.

Según Piaget…
En lo relativo a su desarrollo intelectual, el adolescente fue estudiado y descripto por
Piaget de esta manera:

"Al contrario [del niño], lo que resulta sorprendente en el o adolescente es su interés por
todos los problemas inactuales, sin relación con las realidades vividas diariamente o que
anticipan, con una desarmante candidez, situaciones futuras del mundo, que a menudo
son quiméricas. Lo que resulta más sorprendente es su facilidad para elaborar teorías
abstractas. Hay algunos que escriben y crean una filosofía, una política, una estética o lo
que se quiera. Otros no escriben, pero hablan. La mayoría de ellos incluso hablan muy
poco de sus propias producciones y se limitan a rumiarlas de forma íntima y secreta.
Pero todos ellos tienen teorías o sistemas que transforman el mundo de una u otra
forma."

Y agrega este autor:

"Por tanto existe un egocentrismo intelectual en la adolescencia, comparable al


egocentrismo del lactante que asimila el universo a su actividad corporal y al
egocentrismo de la primera infancia que asimila las cosas al pensamiento naciente
(juego simbólico, etc.).

Esta última forma de egocentrismo se manifiesta mediante la creencia en el infinito


poder de la reflexión, como si el mundo debiera someterse a los sistemas y no los
sistemas a la realidad. Esta es la edad metafísica por excelencia: el yo es lo
suficientemente fuerte como para reconstruir el universo y lo suficientemente grande
para incorporárselo.
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En las observaciones de Piaget, el adolescente era también un idealista romántico,


interesado en el pensamiento, en la construcción de utopías. Era alguien profundamente
interesado en las humanidades, en su mundo interno, en lo social. Había desarrollado la
capacidad de reflexionar y la ejercía en la contradicción del universo de ideas que se le
proponía y en la construcción de otro.

LA FAMOSA BRECHA GENERACIONAL

Para Erik Erikson, el adolescente era fundamentalmente alguien en busca de su


identidad. La pregunta: ¿quién soy? era la más angustiante y también la más importante
que podía hacerse. Y ¿cómo podía ese adolescente encontrarse, saber quién era? Erikson
lo contestaba en estos términos:

"Es decir que el adulto era el frontón necesario para que el joven tenista hiciera sus
prácticas, se probara, probara los golpes, mejorara sus tiros y resultara, no sin desgaste
para el frontón, un adulto hecho y derecho, es decir un buen jugador."

Así el adolescente que crecía se encontraba con una generación adulta y se entrenaba
peloteando contra ella, mejorando sus tiros, conociendo su propio estilo, sus errores y
sus virtudes en el juego.

Entre esa generación adulta y él había una distancia, una brecha dada por las diferencias
de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educación recibida.

Decían Stone y Church:

"En el mejor de los casos preparamos a los adolescentes para vivir: en un mundo que
es una proyección futura del mundo presente y, en el peor, los preparamos para que
vivan en un ambiente fantasmal, hace tiempo desvanecido."

Los principios, las normas, los ideales debían ir cambiando, ajustándose a diferentes
épocas, cosa que los adultos ya no hacían los adolescentes en cambio se preparaban para
lo nuevo que vendrá y para eso adaptaban lo recibido de sus padres y maestros a sus
propias necesidades, entrando en colisión con ellos. Rebelarse, confrontar, buscar su
propia síntesis era la tarea de la adolescencia. A tal punto que algunos autores la
consideraron esencial en el proceso de construcción de la personalidad madura,
independiente.

Peter Blos, decía en la década del ‘70: "La creación de un conflicto entre las
generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Su
importancia para la continuidad cultural es evidente. Sin este conflicto no habría
reestructuración psíquica adolescente."
COMPORTAMIENTO ADOLESCENTE
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Anna Freud destaca tres aspectos específicos del comportamiento adolescente:

1) Introversión – Extroversión: La introversión se asocia al “descubrimiento de la


propia interioridad. Lo lleva por momentos a “retirarse del mundo”. Es una toma
de distancia que lo dispone a reconciliarse con sus vivencias y con su cuerpo,
favoreciendo así su propia historicidad y su discriminación, fundamental para la
autoafirmación. La introversión en el ámbito familiar se asocia con esa búsqueda
personal, y con la separación – individuación que se está dando en esta etapa
respecto a la familia, en especial a los padres. La extroversión que lo lleva a
sumergirse en su grupo, se asocia a la necesidad de ser aceptado, de asemejarse e
igualarse con sus pares favoreciendo entonces su sentido de pertenencia y la
experimentación dentro del grupo de diferentes roles nuevos. El grupo y la
cultura adolescente constituyen un medio que le da lazos fuertes de pertenencia,
que lo ayudan a desprenderse de los lazos familiares.
2) Dependencia – Independencia: Quieren librarse de las ataduras familiares,
pero están muy influidos por ellas. Se los escucha muchas veces decir “me las
puedo arreglar solo” como parte del reclamo habitual de mayor autonomía y
privacidad. Le dedican menos tiempo a la familia, y más a sus propias agendas,
a su grupo de amigos... Y a pesar de esta demanda de independencia, buscan ser
confirmados por sus padres y su grupo de pares. A veces atenta contra la
auténtica expresión de sí mismos. Una actitud típica es la rebeldía, un intento de
autoafirmarse y diferenciarse que muchas veces implementan contra las figuras
de autoridad, y que también se expresa en la especial desconfianza a lo que
dicen los otros, en especial sus padres, y que los llevan a ser sumamente críticos
y cuestionadores aunque observemos luego que en ellos mismos se da un abismo
entre lo que critican y reclaman y sus propias actitudes. Procurando ser
independientes con respecto a lo familiar, desarrollan respecto al grupo un fuerte
sentimiento de dependencia y sumisión que muchas
3) Fanatismo y apatía: Presentan un fanatismo compartido por la mayoría en
relación hoy a lo asociado a la tecnología, los medios de comunicación, Internet.
Están ávidos de saber y conocer a través de ellos. En contraposición se presentan
apáticos, desinteresados en el colegio frente a los docentes y al estilo tradicional
de educación... En otros el fanatismo se da a través de una fuerte tendencia a
identificarse con un grupo musical, un equipo deportivo, un grupo religioso.
Esto les permite ir formando nuevos lazos con sus pares, abrirse a diversos
grupos de la comunidad y comenzar a incursionar en nuevas dimensiones en las
cuales el sentimiento de pertenencia grupal los ayuda a separarse
psicológicamente de su familia. Paralelamente, en otros ámbitos desarrollan una
actitud de apatía que la sociedad favorece con una cosmovisión superficial y
hedonista.

¿NORMALIDAD O PATOLOGÍA?
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El Doctor Mauricio Knobel, en su tesis sobre el síndrome normal del adolescente,


afirma que ellos atraviesan normalmente desequilibrios e inestabilidades extremas que
los obligan a recurrir a defensas y conductas también extremas, por lo cual se puede
hablar de una verdadera patología normal del adolescente.

LOS SÍNTOMAS DE ESTA “PATOLOGÍA”


NORMAL DEL ADOLESCENTE SON:

 Búsqueda de sí mismo.
 Tendencia grupal. Sobreidentificación masiva entre los miembros del grupo,
huida a la uniformidad.
 Necesidad de fantasear e intelectualizar.
 Crisis religiosa, preocupación metafísica y ética.
 Desubicación temporal. Convierte el tiempo en presente, las urgencias son
enormes y las postergaciones, irracionales.
 Evolución del autoerotismo a la heterosexualidad.
 Actividades sociales reivindicatorias. Rebeldía juvenil.
 Tendencia a la acción.
 Separación progresiva de los padres.
 Fluctuación del humor y del estado de ánimo.

LOS DUELOS EN LA ADOLESCENCIA

Para Arminda Aberastury, la adolescencia debía realizar como tareas propias, tres
procesos de duelo, entendiéndose por tal el conjunto de procesos psicológicos que se
producen normalmente ante la pérdida de un objeto amado y que llevan a renunciar al
objeto.

ETAPAS DE LOS DUELOS

Los procesos que se suceden en el duelo se han dividido en tres etapas:

1) La negación, mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida,


muestra incredulidad, siente ira. Es lo que nos lleva a decir: "No puede ser que
haya muerto, lo vi ayer por la calle", cuando inesperadamente recibimos la
noticia de la muerte de un amigo, aunque sepamos que hay muchas maneras de
morir en pocas horas.
2) La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la
pena.
3) El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida
sin él. Esta última etapa permite el apego a nuevos objetos.
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Volviendo a Aberastury, el adolescente tenía que superar tres duelos para


convertirse en adulto:

1) El duelo por el cuerpo infantil. El adolescente sufre cambios rápidos e


importantes en su cuerpo que a veces llega a sentir como ajenos, externos, y que
lo ubican en un rol de observador más que de actor de los mismos.
2) El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles. Perder su rol infantil le
obliga a renunciar a la dependencia ya aceptar responsabilidades. La pérdida de
la identidad infantil debe reemplazarse por una identidad adulta y en ese
transcurso surgirá la angustia que supone la falta de una identidad clara.
3) El duelo por los padres de la infancia. Renunciar a su protección, a sus figuras
idealizadas e ilusorias, aceptar sus debilidades y su envejecimiento.

El adolescente descripto por Aberastury se va adaptando a los cambios de su cuerpo a


partir de la aparición de los caracteres sexuales secundarios, las poluciones en los
varones, la menarca en las mujeres. Presenta durante este proceso un cuerpo en el cual
aparecen simultáneamente aspectos de niño y de adulto. El collage aparece también en
su personalidad. No quiere ser como determinados adultos mientras que elige a otros
como ideales. En ese camino se presenta como varios personajes ya sea ante los propios
padres o ante personas del mundo externo. Tendrá múltiples identificaciones
contemporáneas y contradictorias. La desidealización de las figuras de los padres lo deja
desamparado. Necesita remediar ese desamparo y el descontrol de sus cambios
inexorables con un aumento de la intelectualización. Buscar soluciones teóricas a sus
problemas es un modo de controlar la angustia.

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