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En este taller investigaremos conceptos de mindfulness desde los conocimientos de las tradiciones
filosóficas y religiosas que han servido de fundamento para el estudio científico realizado por las
neurociencias y la psicología cognitiva en el marco de aplicación de mindfulness en el mundo
occidental.
La búsqueda conjunta apunta a conectar el conocimiento del intelecto con el conocimiento del
cuerpo a través de la práctica.
Mindfulness
Es muy importante señalar que si bien los origines de este concepto que vamos a estudiar se
remonta a la tradición religiosa del budismo tibetano, se puede practicar por fuera del marco
religioso, no requiere la afiliación a ningún dogma. En este sentido la sabiduría del budismo se
puede tomar como una serie de instrucciones prácticas para aplicar a la vida cotidiana en relación
directa más allá de cualquier creencia o superstición.
Tiene que ver con la habilidad de observar la propia experiencia sin ocuparnos en asignar
categorías o juicios sobre aquello observado. Se trata de cultivar una actitud de tomar un interés
activo y curioso sobre las cosas tal como son, sin esfuerzo por modificarlas o negarlas a causa del
miedo. Esto significa que tomamos las acciones necesarias para modificar nuestra situación
respondiendo directamente a la realidad desnuda de cualquier prejuicio que podamos imponerle
anticipadamente.
Se manifiesta en una sensación de anoticiarnos de pensamientos, sensaciones, emociones,
personas y eventos tal y como aparecen, percibiendo la totalidad de las experiencias. A través de
esta observación ecuánime surge también la realización de la impermanencia y sutilezas. No
queda necesidad de rechazar las cosas que son displacenteras, porque los juicios de "bueno" y
"malo" son puestos de lado en favor de una observación abierta y una curiosidad tranquila y eficaz.
(2) Aceptación
En Mindfulness no se busca tomar partido o tener que percibir situaciones de una u otra forma.
Precisamente Mindfulness propone lo contrario al fomentar el desapego y el soltar la necesidad
de sostener patrones rígidos de pensamiento. Esta es una propuesta emancipadora, soltamos
conceptos rígidos para permitir que la realidad primero se exprese en su mayor totalidad y
entonces poder actuar, tomar decisiones de manera más conciente. Un beneficio del soltar al que
nos referimos en este punto es la posibilidad abierta de encontrar nuevas soluciones e ideas
Nos suele ser más fácil ser imparciales u "objetivos" cuando opinamos sobre la situación de otras
personas, no así de nuestra propia experiencia. Cuando de nosotros se trata es más difícil ser
imparcial y objetivo, a lo cual el entrenamiento en Mindfulness busca el desarrollo del auto
observación interna que poseemos por naturaleza, permitiéndonos ver nuestros propios
pensamientos, emociones y dilemas con mayor claridad y apertura.
La atención no-conceptual refiere a una forma distinta de involucrarnos con nuestros procesos
cognitivos usuales, esta característica señala a la posibilidad de contemplar la realidad sin quedar
atrapado en ninguna idea, pensamiento, memoria, emoción o sensación, esto es una libertad de la
necesidad de asignar significado intelectual a cada cosa a cada momento. Esta idea se conecta con
la posibilidad de experimentar todo como si fuera la primera vez, con una mirada fresca para ver
lo familiar y lo extraño con la misma curiosidad y motivación.
La atención plena solo puede darse en el aquí y ahora, en este preciso momento y lugar cuando
conectamos con las sensaciones del cuerpo y la respiración. Es una elección conciente que genera
un quiebre en el ciclo del automatismo en el cual se puede entrar momento tras momento.
Como un breve ejemplo ilustrativo de la diferencia entre la presencia plena mindfulness y el
estado mental y emocionalmente distante/desconectado, puedes elegir una memoria de tu
pasado para reflexionar. Imagina las cualidades de ese momento en tu vida, que sentías, pensabas,
experimentabas, ¿Puedes imaginarlo en su totalidad de detalles? Ahora vuélvete conciente de que
Estás recordando, del acto de acudir a tu memoria. Este "darse cuenta" sucede en el presente,
esta habilidad para anoticiarte de tus pensamientos mientras suceden es lo que significa la
conciencia del momento presente.
Mira a tu alrededor en el lugar en el que estás, ¿Que puedes ver? Observa tu estado interno, en
que estás pensando, que sientes y percibes. Es muy probable que observes tus alrededores y tu
estado interno a través del lente del yo, lo cual es natural. Hemos aprendido a entender el mundo
y las personas de acuerdo a como se relacionan con el yo. Como niños hemos aprendido a
satisfacer nuestras necesidades demandando atención. De esta forma hemos aprendido que
personas nos ayudan y cuales nos dañan basándonos en la interacción con ellas.
Aunque en un primer momento el estado Mindfulness aparente ser una forma de observación
pasiva, no lo es. De hecho, requiere a quien lo practica volverse el participante y el observador
simultáneamente. De esta forma, somos observadores de la propia experiencia a la vez que
experimentamos. A medida que pensamientos, emociones y sensaciones naturalmente emergen,
lo hacen dentro del mismo espacio que los observa, nosotros.
Observando los objetos de la conciencia emerger, los sentimos también. Mindfulness no niega la
experiencia ni plantea una retirada hacia una mera observación desconectada. Al contrario, es una
forma de observación abierta en la que experimentamos lo que observamos. Gunaratana (1996)
explica, "Mindfulness tiene objetividad pero no como una actitud fría y separada. Es la experiencia
despierta de la vida, una participación alerta sobre el proceso continuo de la vida"
Mindfulness se equipara con la idea de un mayor grado de conciencia como capacidad que
tenemos los humanos de percibir en diversos canales: a través de los cinco sentidos, la
propiocepción o percepción de sensaciones corporales, percepción de los pensamientos mientras
emergen en la conciencia y, por último, la capacidad de percibir al perceptor, o en otras palabras,
observar al observador.
Definimos entonces mindfulness como un estado de conciencia caracterizado por los ocho puntos
antes mencionados y a la vez como una serie de prácticas que buscan el desarrollo de este estado
de mayor conciencia.
La “herramienta” o práctica más importante para el cultivo del estado de conciencia cercano al
mindfulness es la meditación.
Aquello que une las diversas formas de practicar meditación es el objetivo común de desarrollar la
conciencia, la cual también es a la vez la condición necesaria para realizar las prácticas.
El estado meditativo puede o no alcanzarse pero siempre será necesario establecer una práctica
primero, y entonces se genera un camino hacia el estado meditativo el cual en su definición es
similar al estado de atención plena, solo que dentro del contexto de la práctica de la meditación.
Es posible para cualquier ser humano, prestar atención a algo voluntariamente, por ejemplo a su
respiración. Habrá muchos detalles, muchas realidades que constituyen su respiración que no
podrá aprehender, que no podrá percibir, aun cuando lo intente. Esto ocurre porque no ha
desarrollado aún la capacidad, porque al llevar la atención, repetidamente a ese fenómeno, por
ejemplo, la respiración, irá aumentando la conciencia, ira construyendo la capacidad de
percepción cada vez más honda del fenómeno observado.
La meditación puede ser muchas cosas dependiendo a quien le preguntemos, se refiere a la idea
de intencionalmente observar y focalizarnos en el presente, aquí y ahora. Aunque se la suele
asociar con religiones del lejano Oriente, la meditación no es exclusivamente una práctica religiosa
ni una cuestión de fe. Su marco religioso, si bien puede tener cierto valor simbólico para la práctica,
no es determinante a los efectos de obtener los beneficios de la meditación. Es una forma de
entrenar la mente que tiene el potencial de cambiar nuestra perspectiva sobre la vida.
Cuando mencionamos la palabra "meditación" nos referimos a "una práctica para desarrollar y
expandir nuestra conciencia del momento presente". Utilizaremos la palabra Mindfulness para
referirnos al estado de conciencia al que buscamos alcanzar a través del entrenamiento.
Mindfulness refiere al estado de atención plena sobre la experiencia presente en el aquí y ahora
de nuestra existencia. Mindfulness incorpora el momento de la práctica pero, idealmente,
también lo excede convirtiéndose en parte de nuestra vida momento a momento.
Al servir un poco de agua, puede pasar que se derrame un poco accidentalmente, en ese
momento observamos las emociones que emergen a causa de esto: enojo, frustración,
comprensión, auto compasión, etc. Este anoticiarse de nuestras emociones y comprenderlas
mientras siguen su curso natural en nuestro cuerpo es en sí una práctica meditativa y un estado de
mindfulness (podemos decir estado mindful también) o de atención plena. Es un estado de
atención plena ya que no solo tenemos tales emociones sino que además las observamos desde
otro lugar más íntimo y más centrado, de mayor comprensión. Ampliamos nuestra experiencia ya
que no nos quedamos encerrados en emociones de enojo u otras sino que nos convertimos en
observadores que experimentan las emociones a la vez que son conscientes de las mismas.
Este es otro ejemplo de meditación y mindfulness ya más aplicado a la vida cotidiana y por fuera
de una práctica formal.
Posturas para meditar
Asana es una palabra en idioma sànscrito proveniente del ámbito del Yoga que refiere a cada una
de las posturas corporales que tienen como objeto actuar sobre el cuerpo y la mente.
A continuación encontrarás una guía detallada que te enseñará cómo adoptar una buena
posición para meditar. Concretamente, aprenderás la postura de meditación zen y sus
diferentes variantes (loto, medio loto, cuarto de loto o birmana y seiza). Este es el plan:
1. Primero, veremos por qué es tan importante adoptar una buena posición para meditar.
Tampoco importa si practicas el zen, mindfulness o atención plena u otros tipos de meditación
budista o no. Esta guía es útil para cualquier persona que quiera sentarse a meditar en una buena
posición.
Sin buena postura, no hay buena meditación. Siéntate de una manera inapropiada y pronto
empezarás a sentir molestias en las rodillas, las caderas, la espalda o el cuello. Al rato, las
molestias darán paso al dolor y cada vez te resultará más incómodo permanecer sentada —parece
que tengo muchas más lectoras que lectores, así que este artículo lo escribiré dirigiéndome a
vosotras ?—. Este malestar físico traerá consigo agitación mental y tu sesión de meditación se
convertirá en un pequeño infierno.
Por una parte, la postura de tu cuerpo condiciona tu estado mental: una postura de meditación
adecuada te permitirá respirar plenamente y, gracias a esta respiración profunda, tu mente se
calmará de forma natural. Por otra parte, una buena postura le dará estabilidad a tu cuerpo y
evitará tensiones y dolores innecesarios, con lo cual podrás permanecer sentada durante periodos
largos con comodidad.
Por eso es tan importante que desde el principio le prestes atención a la postura y que, como
veremos, olvides muchas de las imágenes de gente meditando que has visto en revistas y blogs.
La postura de meditación sentada sobre un cojín es la más recomendada. Si no, es válida cualquier
otra (en silla, de rodillas, tumbado). Lo importante es que favorezca la relajación, la interiorización
y la quietud.
1. Columna
CÓMO. Erguida, siguiendo la curvatura natural. Siente que creces, que las vértebras se separan
entre sí.
UN CONSEJO. Empieza ya. La mayoría de asientos son cómodos, no ergonómicos. Por eso, es
normal tener molestias cuando le pedimos a la espalda que se sujete a sí misma (aunque sea su
estado natural). El remedio es darnos tiempo, cariño y cuidar de la postura a lo largo del día.
2. Nuca y barbilla
CÓMO. Estira la nuca y hunde la barbilla como si un hilo tirara de tu coronilla. Siente cómo estira la
columna vertebral y abre el pecho. Tu mirada solo debería inclinarse unos pocos milímetros tras
este ajuste.
CÓMO. Idealmente, completamente cruzadas (“postura vajra” o “loto completo”). Pero como no
todos tenemos ADN de chicle o llevamos años meditando, podemos hacer medio loto, el cruce
birmano, de rodillas sobre un banquito o sentarnos en una silla.
Con un cojín, es importante tener debajo una base un poco mullida (como en la imagen). Así evitamos dañar las rodillas.
4. Manos
CÓMO. En el gesto de ecuanimidad. Orienta las palmas hacia arriba, coloca los dedos de la
derecha sobre los de la izquierda y une los pulgares levemente. Apoya este gesto en el regazo, a
cuatro dedos debajo del abdomen.
POR QUÉ. Informa del estado mental. Si hay demasiadas distracciones, los dedos se separan, y si
hay demasiado esfuerzo, se acoplan. Buscamos el punto medio.
UN CONSEJO. Ayuda tener un mantón sobre las piernas para apoyar las manos. Si no, la
antiestética arruga que forma la bragueta del pantalón también hace el apaño.
5. Torso y hombros
POR QUÉ. Cultivamos una dignidad sana, evitando los extremos del autodesprecio (encorvados) y
el orgullo (sacando pecho).
6. Boca
CÓMO. Apoya la lengua sobre el paladar, con la punta detrás de los dientes.
7. Ojos
CÓMO. Entreabiertos. Los párpados quedan completamente relajados, pero sin cubrir del todo los
ojos. Dejan entrar un haz de luz, y no distinguimos colores, solo formas. La mirada, desenfocada y
hacia el frente, sigue el ángulo de la nariz (¡pero no mira su punta!)
POR QUÉ. Facilita integrar el estado meditativo con la vida diaria, previene el sopor, y facilita las
visualizaciones.
UN CONSEJO. Lo mejor es entrenarlo a lo largo del día, alternar sesiones de meditación con los
ojos cerrados y abiertos y, sobre todo, perseverar.
Escaneo corporal
Respiración
Todos sabemos que respirar es una actividad vital para los seres humanos, y no solo porque
permita mantenernos con vida. Existen otros modos en los que esta
actividad tan cotidiana nos influye.
Con el actual ritmo de vida no somos conscientes de que realizamos una respiración incorrecta.
Solemos respirar de forma acelerada y superficialmente, sin aprovechar al máximo nuestra
capacidad pulmonar. Asociada a este hecho está la aparición de diferentes problemas de
salud comunes en las grandes metrópolis, como el estrés y la ansiedad, las cuales a su
vez dificultan aún más el ejercicio de respiración.
Una correcta respiración es clave para tener una buena salud. En Occidente nunca se le ha dado
demasiada importancia al ejercicio de respirar que la de sustentar nuestra existencia, pero en
Oriente sí encontramos esto. Concretamente con la disciplina del yoga, donde dan gran
importancia a la correcta respiración consciente para tener una buena salud de nuestro cuerpo y
mente.
1. Respiración diafragmática o abdominal
Al exhalar, los pulmones se vacían de aire y van ocupando menos espacio, quedando en una zona
más restringida. El diafragma regresa a su posición inicial. En el yoga se conoce como respiración
baja.
Se recomienda que para empezar es mejor hacerlo acostándonos boca arriba, y a medida que se
domina la técnica ir pasando a otras posturas, como por ejemplo estando sentados o de pie. Se
tiene que estar cómodo, con las manos sobre el abdomen, y realizar el ejercicio de respiración con
la nariz.
• Para empezar es necesario expulsar a fondo el aire de los pulmones, para así provocar una
inspiración profunda por falta de aire.
Durante el ejercicio es también recomendable hablar (por ejemplo uso de la expresión OM), ya
que la vibraciones sonoras ayudan a controlar la velocidad y ritmo de las inspiraciones y las
exhalaciones, además de un efecto relajante en la caja torácica.
Este tipo de respiración permite ampliar la capacidad de llenado de los pulmones, lo que
promueve una buena oxigenación de la sangre. El impulso del movimiento que produce el
diafragma, favorece el riego sanguíneo y estimula el movimiento del corazón. La constante
actividad del diafragma realiza un buen masaje a los órganos de la cavidad abdominal,
favoreciendo el tránsito intestinal.
Además, actúa sobre el plexo solar, una red nerviosa situada al principio de la arteria aorta ventral,
haciendo un efecto relajante y disminuyendo la ansiedad y la sensación de “nudo de estómago”.
Este tipo de respiración se basa en la separación de las costillas para una expansión de la cavidad
torácica. Esto ocurre cuando se llena la zona media del pulmón, algo que se consigue una vez se ha
llenado la parte baja gracias a la respiración diafragmática. Esta clase de respiración se realiza de
forma muy frecuente sin darnos cuenta. En el yoga se conoce como respiración media.
La posición recomendable para este tipo de respiración es estando sentados, con la espalda
derecha pero sin forzar y colocar las manos sobre las costillas.
• Expulsa el aire a fondo y tensa el abdomen, que ayudará a vaciar los pulmones.
• Retén el aire unos instante, para seguidamente expirar todo el aire lento y continuo.
Repetir proceso.
3. Respiración clavicular
En este tipo de respiración nos centramos en la parte más alta del pulmón, que es de menor
volumen que las anteriores, por lo que capta menos aire. En la inspiración parece que se levante
las clavículas, de ahí el nombre. En el yoga es la respiración alta.
Esta clase de respiración se puede apreciar en personas que están sufriendo un ataque de
ansiedad o de nervios, teniendo unas inspiraciones y exhalaciones cortas y rápidas, ya que tienen
un bloqueo del diafragma por causas emocionales. También predomina en mujeres embarazadas,
sobre todo en los últimos meses, cuando el bebé ocupa la mayor parte de la cavidad abdominal y
no permite trabajar al diafragma de forma correcta.
Para empezar, en postura sentada, cruzamos los brazos, posando las manos sobre las costillas.
• Realiza una exhalación profunda y al final de esta contraer las abdominales y realizar
presión con nuestras manos sobre las costillas.
• Inspira intentando levantar las clavículas, pero no los hombros. Verás que a pesar de ser el
esfuerzo mayor que en la respiración costal, el aire captado es más bien escaso.
Esta respiración por sí sola no tiene ningún beneficio y más bien es pobre en ventilación. Pero
cobra importancia en la última técnica de control que ahora hablaré.
4. Respiración completa
Este tipo de respiración, también conocido respiración yóguica, es la finalidad del dominio de las
tres técnica antes mencionadas, y es la unificación de todas ellas, en busca de un control
consciente de la respiración.
Este ejercicio se puede hacer tanto tumbados como sentados, aunque si se es principiante
siempre es mejor hacerlo acostados. La actividad hay que realizarla de forma relajada, respirando
por la nariz, y puede ayudar la pronunciación en alto de la expresión OM.
• Mantente unos segundos sin aire en los pulmones, y vuelve a empezar el ciclo.
Como has visto, este tipo de respiración se lleva a cabo en tres fases para inspirar y otras tres
para exhalar, ya que se trata de la combinación de las otras técnicas de respiración. Los expertos
en yoga recomiendan que se doble el tiempo que se lleva a cabo la exhalación en comparación con
la inspiración.
Al ser la suma de los otros tipos de respiración, los beneficios antes mencionados se mantienen, es
decir, se aumenta la capacidad pulmonar, mejor oxigenación de la sangre, se estimula la
circulación sanguínea y se tonifica el corazón.
Llamamos soporte de la atención a aquello hacia lo cual nos disponemos a dirigir nuestra atención
y que determina nuestra práctica meditativa. Hasta ahora hemos investigado la postura, las
sensaciones del cuerpo y las sensaciones de respiración en base a ejercicios controlados como
soportes de la atención. En meditación mindfulness la forma más común e investigada de practicar
es la que utiliza la respiración como soporte de la atención, esta forma de meditación tiene su
origen en la tradición vipassana del budismo tibetano y ha sido implementada en neurociencias y
psicología para tratar diversas condiciones y como entrenamiento sugerido para obtener diversos
beneficios a nivel psíquico y estructural, esta forma de meditación ha sido investigada en relación
a cambios que produce a nivel cerebral, demostrándose que incrementa la materia gris en
determinadas áreas del encéfalo (Lazar, S. W. 2018)
Meditar sobre la respiración representa un paso de un estímulo más concreto como las
sensaciones del cuerpo hacia otros más sutiles, eventualmente buscando meditar sobre los
propios pensamientos y emociones. La respiración es un estímulo sutil en comparación con
sensaciones más concretas, por eso se sugiere previamente entrenar en la conciencia del cuerpo y
escaneo corporal además de realizar ejercicios de respiración completa para afinar nuestra
percepción de los procesos de la respiración.
1. Investiga cuanto tiempo podes pasar meditando. Como sugerencia de 2 a 10 minutos, intentar
hacerlo más tiempo puede llevar a una sensación de sobre carga, es mejor comenzar de a poco.
3. Programar una alarma para el tiempo que decidas meditar, de esta forma evitas estar
chequeando el reloj cada 15 segundos.
4. Ubícate en la postura, siente el cuerpo y toma una respiración profunda por tu nariz, exhala e
intenta sonreír. Puedes cerrar tus ojos si lo deseas. Siente el cuerpo
5. Respira cada vez con mayor lentitud siguiendo el aire a través de tu nariz. Puedes contar las
respiraciones, siendo una respiración la inhalación y la exhalación. Intenta seguir diez
respiraciones. Verifica donde sientes más la respiración.
7. Cuando suene la alarma, agradécete por haber encontrado el tiempo para meditar y sonríe,
abre los ojos lentamente si los habías cerrado. Intenta salir de la meditación con la mayor
tranquilidad posible, observa cómo pueden inundarte pensamientos de que hacer luego de
meditar, este punto también es importante porque es el puente entre la práctica y la vida
cotidiana.
Si esta experiencia se sintió bien, intenta realizarla dos veces en la próxima semana. Entonces
incrementa un día la siguiente semana. También puedes experimentar incrementando el tiempo
que meditas.
Esta forma de meditación que hemos ido construyendo al investigar los conceptos de mindfulness,
meditación, postura, respiración, soporte de la atención y demás es un ejercicio que, en su
simpleza, nos puede tomar un tiempo lograr realizar y dominar, esto es normal y no debemos
apresurarnos en meditar todos los días al principio.
Para finalizar este breve apunte introductorio investigaremos un poco el concepto de mente y
como interpela la meditación mindfulness, existen muchos mitos respecto a que es la mente y que
debemos hacer con ella, si somos la mente, quien escucha el dialogo interno, etc. En el siguiente
capítulo buscaremos esclarecer y proponer algunas ideas
Wes Nisker es coeditor de Inquiring Mind y es autor y maestro de meditación. Este artículo
primero apareció en Inquiring Mind pero también aparece en el primer capítulo de su libro Crazy
Wisdom Saves the World Again (La loca sabiduría vuelve a salvar al mundo). Su pá gina es:
www.wesnisker.com [en inglés].
Primero lo intenté con terapia, esperando descubrir los orígenes psicológicos de la necesidad de
pensar de mi mente, después exploré algo de la terapia Gestalt gritando, agitándome y llorando,
lo que sólo detuvo el flujo del pensamiento temporalmente; de forma intermitente usaba
medicamentos provocando cortocircuitos en la red neuronal y tratando de “hacer volar mi mente”,
hasta que finalmente lo intenté con meditación.
Resultó que la meta de la meditación no era dejar de pensar, como había asumido, sino exponer la
mente a sí misma. Antes de empezar con la meditación estuve plenamente enfocado en el
contenido de los pensamientos, en cómo manipularlos y extraer su significado. Eso era lo que
había estudiado en la escuela y lo que nuestra cultura considera importante. Pero nadie me había
enseñado cómo mirar al proceso de pensar en sí mismo o a la naturaleza intrínseca del
pensamiento. Como el sabio Tibetano Tulku Urgen dijo:
La corriente de pensamientos surge a través de la mente de una persona normal que no tenga
conocimientos acerca de quién está pensando, de dónde viene el pensamiento y a dónde va
cuando desaparece. La persona será llevada completa-mente e inconscientemente de un
pensamiento a otro!
A pesar de estar convencidos de que nuestra habilidad para pensar nos convierte, de alguna
manera, en la “especie elegida”, existencialmente superior al resto de la creación, en la época
moderna esta creencia está siendo desafiada. En sus cuadernos secretos, Charles Darwin se
preguntaba: “¿Por qué el pensamiento – que es una secreción del cerebro – es considerado
mucho más maravilloso que, digamos, la gravedad, que es una propiedad de la materia? Es sólo
nuestra arrogancia, nuestra admiración hacia nosotros mismos.” Coincidiendo, Stephen Jay Gould
se preguntaba si un pulpo inteligente andaría por ahí orgulloso de sus ocho brazos.
Mientras tanto, las nuevas ciencias cognitivas están poniendo el pensamiento en un lugar más
apropiado dentro del esquema de las cosas. Las investigaciones de nuestros cerebros y el sistema
nervioso revelan que la mayoría de nuestras interpretaciones del mundo, así como también
nuestras decisiones, se llevan a cabo en un lugar que Daniel Dennett llama el nivel de lo “sub-
personal”, carente de un “yo” racional, consciente y pensante que dirigiera o guiara el proceso. En
realidad, la ciencia del cerebro revela que el pensamiento aparece mucho más tarde en la
secuencia cognitiva, aparentemente para ir entretejiendo nuestra experiencia en la constante
historia que nosotros nos contamos a nosotros mismos. Como un neurocientífico dijo, “No
tenemos tanto una mente racional, sino más bien una mente que racionaliza”. Nuestro
pensamiento es, en su mayor parte, algo que ocurre a posteriori.
Aquéllos que estudian el proceso cognitivo dicen que es una forma de organizar las experiencias,
mientras que los científicos enfocados en el proceso evolutivo lo ven más como una adaptación,
algo que evoluciona como la vista o como el pulgar opuesto. Una gran herramienta, amigos, pero
no es el todo ni el final de la creación.
El Buda probablemente estaría de acuerdo con Darwin y con los científicos. Él consideraba la
mente como un sexto sentido y no parecía darle al pensamiento mayor o menor importancia que
a la vista o al oído. Como los otros cinco sentidos, nuestro pensamiento es simplemente otra
forma de leer e interpretar el mundo. Y como ocurre con los otros sentidos, el trabajo principal de
nuestra mente pensante es la supervivencia.
Intentemos imaginar lo que los humanos pensaban 20.000 años atrás. Yo supongo que fue algo
como: “Me pregunto quién irá a la cacería mañana” o “Los dioses quieren que me ponga barro
rojo en la cara para que mis enemigos huyan” o “Cariño, ¿quién está vigilando la fogata esta
noche?”. Ahora nuestros pensamientos son acerca del seguro de la salud, o de las noticias de todo
el mundo, o del amor (también conocido como la transmisión de genes) y como dice la canción,
“sigue siendo la misma vieja historia”. En la mayoría de nuestras pantallas humanas internas, de
cualquier época determinada, se ve otro episodio de Supervivientes.
Así que después de años de meditación, y con la ayuda de la ciencia moderna, ahora tengo una
cierta comprensión de ambos: del origen y de la naturaleza del pensamiento, y habiendo ganado
un grado de libertad, ya no necesito creer en o dejarme llevar por cada uno de los pensamientos
que aparecen.
Bibliografia
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Blog,Harvard Health Publishing, 3 Oct. 2017, www.health.harvard.edu/blog/mindfulness-
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Fredrickson, Barbara L. et al. “Open Hearts Build Lives: Positive Emotions, Induced Through Loving-
Kindness Meditation, Build Consequential Personal Resources.” Journal of personality and social
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Goleman, Daniel. “Mindfulness Isn’t the Answer to Everything. Here’s When It Helps.” Harvard
Business Review, Harvard Business Publishing, 28 Sept. 2017, hbr.org/2017/09/heres-what-
mindfulness-is-and-isnt-good-for.
Mrazek, Michael D., et al. “Mindfulness Training Improves Working Memory Capacity and GRE
Performance While Reducing Mind Wandering.” Psychological Science, vol. 24, no. 5, 2013, pp.
776–781., doi:10.1177/0956797612459659.
Ciencia y meditación
https://www.youtube.com/watch?v=5i_TzWm1hjc