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En el ámbito empresarial es sabida la atracción que ejercen motivos como dinero, poder,
reconocimiento social y muchos otros. Estas son reacciones emotivas, que generalmente
reciben el nombre de pasiones, y empujan a actuar o a dejar de hacerlo, aunque debemos
decir que, no siempre la acción humana las sigue incondicionalmente. Mediante el ejercicio
de la razón y la voluntad puede aceptarse el impulso pasional o rechazarse en caso que no
sea conveniente y se posea el autocontrol sobre las propias pasiones. Las pasiones no han de
ser despreciadas, pero sí moderadas. De otro modo, pueden evitar nuestra autorrealización
personal y de paso, causar daño a los demás.
Por ejemplo, el afán de lucro es una motivación en todo negocio; debidamente moderado
presta un gran servicio a la actividad económica y a las personas que se benefician de ella.
Sin embargo, si una persona se deja arrastrar por el afán de lucro se hace esclava de la
avaricia, degradándose en su humanidad y corriendo el riesgo de atropellar a otras personas.
Aparece una visión distorsionada del mundo, todo se ve bajo el prisma económico y en
algunas ocasiones inclusive se sacrifican valores superiores en función del dinero, se
subordina el “ser mejor” al “tener más”
Algo parecido podemos decir del afán de éxito, reconocimiento, posición social y tantos otros
sentimientos parecidos cuando se levantan como criterios de acción. La razón indica el bien
del hombre, pero no es suficiente descubrir que hay valores que están por encima de aquello
que nos atrae, hace falta una fuerza interior que nos ayude a actuar bien.
Etimológicamente la palabra griega “areté” y la palabra latina “virtus”, que designan virtud,
significan “fuerza”. Las virtudes son fuerzas interiores que caracterizan a una persona,
dándole libertad para actuar bien.
Al actuar mal se generan hábitos negativos o vicios, que disminuyen la libertad para actuar
bien. Así ocurre con el vicio de la codicia o avaricia, o con la soberbia, que lleva a una
disposición de no escuchar y aún más, a despreciar los pareceres ajenos; o con la flojera
(pereza) que impide hacer lo que se debe, y así con muchos otros, cuya incidencia en la
actividad empresarial es evidente.
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certeza moral o prudencial). La razón práctica actúa tanto mejor cuanto más se ha
desarrollado la virtud de la prudencia.
La prudencia ayuda a la razón práctica en tres aspectos: En la deliberación acerca de lo que
se va a hacer y de los medios para lograrlo; en el juicio para elegir la alternativa más adecuada
y, sobre todo, en la ejecución, realizada en el momento oportuno, sin retrasarse ni
precipitarse. La prudencia, predispone a realizar buenos juicios morales y actuar con
diligencia en el momento oportuno.
La prudencia, en conjunto con las otras virtudes morales, tiene particular importancia en las
nuevas formas organizativas, pues hay mayor libertad y autonomía para tomar decisiones y
poder ejecutarlas. En esta situación, la necesidad de que todos los miembros de la
organización tengan sabiduría practica (prudencia) es aún más necesaria que en las formas
antiguas de organización.
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d) Contribuyen a mejorar la cultura empresarial
Desde hace mucho tiempo los estudiosos en cultura empresarial han establecido que la
continuidad depende no tanto de la eficacia demostrada en alcanzar determinados resultados
en un momento concreto, sino de que en la organización siga habiendo suficiente cooperación
para actuar con eficacia en el futuro. La satisfacción psicológica tiene influencia en lograr
colaboración entre los empleados, como se afirma en las escuelas de relaciones humanas.
Pero no parece que la voluntad de cooperación dependa sólo de la satisfacción psicológica,
las virtudes también juegan su papel y, en ocasiones, de modo muy importante, en la medida
que favorecen el compromiso y la unión al interior de las organizaciones.
Ya hemos señalado que la justicia en el liderazgo contribuye a la cooperación, mientras que
la injusticia genera tensiones y hostilidades. Habría que extender este mismo argumento a
todos los miembros de la organización. En la medida que todos sean más justos, se irá creando
una cultura de justicia favorable a la cooperación y viceversa. Algo parecido puede decirse
de la veracidad en las comunicaciones, de la lealtad en cumplir los compromisos, de la
solidaridad hacia el bien común de la empresa, y así sucesivamente con todas las virtudes.
La formación de culturas que realmente puedan contribuir a humanizar a quienes participan
de ellas requiere tiempo. La explicitación de valores acordes con la dignidad humana y el
bien de la persona ayuda a disipar dudas y a superar la idea de que lo único que importa son
los resultados a corto plazo.
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Carles Jovet es un jefe de grupo de treinta años, conocido por su buen humor y ser “buena
tela” por lo que la mayoría de los jóvenes quiere ser parte de su grupo. Este verano, todo iba
bien con la campaña y Juan estaba muy conforme por los resultados, hasta que una noche lo
llaman de la clínica Reñaca para informarle que en una fiesta organizada por su empresa se
intoxicaron dos jóvenes con alcohol y drogas, y que la prensa estaba pidiendo antecedentes.
Juan se impresionó mucho, pues jamás había pasado algo así y le extrañó que relacionaran a
la empresa con una fiesta, pues no estaban planificadas actividades de este tipo, llamó a
Carles y como no respondió, viajó a Viña a la clínica para informarse. Al llegar, se encontró
con Manuel, otro jefe de equipo, quien le dijo que eran dos chicas del grupo de Carles que
habían consumido cocaína y vodka en una fiesta organizada vía Facebook por Carles. Juan
se preocupó de llamar a las familias de las chicas y asegurarse que estuviesen fuera de peligro,
habló con la prensa para calmar las aguas e informó que no era una fiesta de la empresa,
pero que las personas que estaban hospitalizadas trabajaban en el departamento de
promociones de verano de la compañía, que para resguardar su intimidad no podía darles sus
nombres y que agradecía la preocupación, pero felizmente estaban fuera de peligro.
Juan citó a primera hora a Carles para que le explicara la situación y por qué él siendo el jefe
organizó una fiesta en la que dos de los integrantes de su equipo terminaron hospitalizadas.
Carles le explicó que él siempre hacía una fiesta para agradecer el compromiso de los jóvenes
por su trabajo, pero no podía hacerse cargo de lo que hacían, puesto que eran mayores de
edad y la fiesta era fuera de la jornada laboral; por lo tanto, no se podía considerar como un
suceso del que él fuera responsable. Juan le respondió que apreciaba su trabajo y no dudaba
de sus buenas intenciones, pero que no podía ser jefe de equipo de promociones, pues había
algo que él no tenía y que no podía pedirlo por contrato, pues carecía de prudencia. Por ello,
le pidió que regresara a la oficina de Santiago y asignó a otra persona para que liderara su
equipo durante el tiempo que quedaba del verano.
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Actividad de profundización 2. Análisis de caso.
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Con sentimiento de angustia por ese dilema ético que la tomó por sorpresa, no fue capaz de
dar una respuesta inmediata, sino que solicitó un plazo de tres días para decidir. En el
transcurso de esos tres días, ella pensaba que si algo resultaba mal, la más perjudicada sería
ella, ya que su jefe tendría la autoridad y credibilidad ante los gerentes para demostrar que él
era inocente y que no estaba al tanto de lo sucedido, pues estaba de acuerdo con su socio ante
cualquier eventualidad. Luisa prefirió no contárselo a su esposo ni a su familia, por miedo a
que pudieran complicar aún más la situación, tratando de intervenir en la empresa. Una vez
cumplido este plazo, Eduardo pidió a Luisa la respuesta, y ella accedió a sus peticiones de
llevar a cabo la oculta transacción de cinco toneladas mensuales de salmón. Para no levantar
sospechas, ella decidió no involucrar a más personas que trabajaran en el centro, por lo cual
tuvo que contratar a un conductor camiones que no fuera de Cultivos del Sur para el traslado
de la carga al otro destino. El trabajo que ella tenía que hacer consistía en registrar menos
producción de la real. Al momento de realizar la cosecha, Luisa registraba el número de peces
en forma normal, pero la carga que se despachaba para este otro efecto lo hacía en forma
paralela. Una vez que los peces se encontraban en los camiones, se concretaba el despacho y
el camión ilegal se iba a otra planta de proceso, la acordada por estos dos socios.
Después de seis meses, la junta mensual de la directiva de la empresa solicitó a Luisa un
informe sobre el comportamiento de Eduardo, debido a que ella era la más cercana. Se había
levantado la sospecha porque en su cuenta habían hallado dineros no justificados y a la vez
vacíos en relación a la producción, y pensaban que podían tener alguna conexión. A pesar de
la presión que sentía Luisa, no tuvo el coraje para decir la verdad, pues de alguna manera ella
ya estaba involucrada. Una vez que terminó la junta con los dueños de la empresa, Luisa fue
a hablar con Eduardo para alertarlo sobre la sospecha que surgía de su enriquecimiento
repentino y finalmente lo convenció de no volver a hacer despachos paralelos, por el bien de
la empresa y por el bien de ellos.
Cuestionario:
1. ¿Cómo responde Luisa a la confianza depositada en ella?
2. ¿Cómo es la relación de Luisa con los bienes que genera el trabajo?
3. ¿En la empresa se aplican los controles? ¿De qué manera?
4. Desde el punto de la ética del servicio, ¿se lesiona el servicio al cliente? ¿De qué manera?
5. ¿Luisa actuó con plena libertad? Justifique su respuesta.
6. Cómo se manifiesta el liderazgo de Eduardo.
7. Qué virtudes y qué vicios encuentran en este caso, si se analiza en todos sus aspectos.
Presentación: Un representante de cada grupo lee las conclusiones de cada pregunta o cada
grupo va respondiendo una pregunta del cuestionario.
Finalización El profesor sintetiza los conceptos principales tratados durante la actividad.