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CLASE 15.

La importancia de las virtudes en el ejercicio profesional correcto

1.1. Necesidad de las virtudes en la empresa


Como hemos visto en el desarrollo de este curso, cada vez queda en mayor evidencia la
importancia de la ética empresarial, no sólo por su valor esencial, sino también, por la
influencia que tiene en la calidad ética de empleados y directivos en la buena marcha de una
empresa. Pero, ¿qué determina la calidad ética de las personas? En una síntesis muy
abreviada podemos decir que es su carácter, y para ser puntuales, en las virtudes arraigadas
en su carácter. Por ello, la ética está orientada al desarrollo y formación de las virtudes en
cada uno de nosotros.
En general las teorías de organización empresarial no le han prestado demasiada atención a
las virtudes morales. A pesar de ello, se reconoce la necesidad de tener actitudes positivas
hacia las personas y poseer valores para ejercer liderazgos efectivos. Al respecto, podemos
señalar que el concepto de virtud ha sido tratado con otros nombres, o sea, han sido llamadas
actitudes o valores. Sin embargo, tener valores asumidos o actuar según determinadas
actitudes, no es lo mismo que ser virtuoso. Poseer virtudes es mucho más que poseer valores
morales y tener actitudes positivas, aunque las virtudes presuponen ambas cosas a la vez. Las
virtudes dan una disposición firme y arraigada en el carácter de las personas que facilitan
actuar y vivir bien, y no sólo una actitud psicológica o una capacidad valorativa.
Es necesaria una ética, que integre los bienes morales (valores) y las normas, sin separarlos
del desarrollo ético personal, esto es, de la adquisición de las virtudes. Lógicamente esto
supone una visión unitaria del hombre y, en definitiva, de una antropología integral.
Hay varias razones que avalan la necesidad de las virtudes morales en la empresa. Entre otras,
las siguientes:
a) Proporcionan un carácter maduro y firme
b) Ayudan a tomar buenas decisiones, que requieren de prudencia
c) Favorecen el ejercicio de un liderazgo efectivo
d) Contribuyen la creación de una cultura empresarial con calidad ética que favorezca la
continuidad de la empresa.
a) Proporcionan un carácter maduro y firme
Es evidente la importancia de la madurez emocional y del buen carácter para las relaciones
humanas y, mucho más, para el gobierno de la empresa. Esta madurez exige fortaleza,
moderación y consideración con las personas.

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En el ámbito empresarial es sabida la atracción que ejercen motivos como dinero, poder,
reconocimiento social y muchos otros. Estas son reacciones emotivas, que generalmente
reciben el nombre de pasiones, y empujan a actuar o a dejar de hacerlo, aunque debemos
decir que, no siempre la acción humana las sigue incondicionalmente. Mediante el ejercicio
de la razón y la voluntad puede aceptarse el impulso pasional o rechazarse en caso que no
sea conveniente y se posea el autocontrol sobre las propias pasiones. Las pasiones no han de
ser despreciadas, pero sí moderadas. De otro modo, pueden evitar nuestra autorrealización
personal y de paso, causar daño a los demás.
Por ejemplo, el afán de lucro es una motivación en todo negocio; debidamente moderado
presta un gran servicio a la actividad económica y a las personas que se benefician de ella.
Sin embargo, si una persona se deja arrastrar por el afán de lucro se hace esclava de la
avaricia, degradándose en su humanidad y corriendo el riesgo de atropellar a otras personas.
Aparece una visión distorsionada del mundo, todo se ve bajo el prisma económico y en
algunas ocasiones inclusive se sacrifican valores superiores en función del dinero, se
subordina el “ser mejor” al “tener más”
Algo parecido podemos decir del afán de éxito, reconocimiento, posición social y tantos otros
sentimientos parecidos cuando se levantan como criterios de acción. La razón indica el bien
del hombre, pero no es suficiente descubrir que hay valores que están por encima de aquello
que nos atrae, hace falta una fuerza interior que nos ayude a actuar bien.
Etimológicamente la palabra griega “areté” y la palabra latina “virtus”, que designan virtud,
significan “fuerza”. Las virtudes son fuerzas interiores que caracterizan a una persona,
dándole libertad para actuar bien.
Al actuar mal se generan hábitos negativos o vicios, que disminuyen la libertad para actuar
bien. Así ocurre con el vicio de la codicia o avaricia, o con la soberbia, que lleva a una
disposición de no escuchar y aún más, a despreciar los pareceres ajenos; o con la flojera
(pereza) que impide hacer lo que se debe, y así con muchos otros, cuya incidencia en la
actividad empresarial es evidente.

b) Ayudan a tomar buenas decisiones, que requieren de prudencia


La toma de decisiones y su implementación es parte importante de la actividad empresarial.
Las diversas decisiones que se toman en la empresa ya sea a alto nivel jerárquico
(estratégicas), a nivel intermedio (tácticas) o a nivel bajo (operativas) requieren algo más que
ponderaciones cuantitativas o balances entre ventajas e inconvenientes. La imposibilidad de
tener certeza sobre todas las alternativas, o bien, sobre las consecuencias que se seguirán de
la ejecución de las mismas, exige que la razón práctica determine lo más adecuado, pues tiene
la capacidad de descubrir qué es lo mejor entre varias opciones atendiendo la bondad de la
acción, de este modo se llega a una certeza suficiente para decidir (lo que suele llamarse

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certeza moral o prudencial). La razón práctica actúa tanto mejor cuanto más se ha
desarrollado la virtud de la prudencia.
La prudencia ayuda a la razón práctica en tres aspectos: En la deliberación acerca de lo que
se va a hacer y de los medios para lograrlo; en el juicio para elegir la alternativa más adecuada
y, sobre todo, en la ejecución, realizada en el momento oportuno, sin retrasarse ni
precipitarse. La prudencia, predispone a realizar buenos juicios morales y actuar con
diligencia en el momento oportuno.
La prudencia, en conjunto con las otras virtudes morales, tiene particular importancia en las
nuevas formas organizativas, pues hay mayor libertad y autonomía para tomar decisiones y
poder ejecutarlas. En esta situación, la necesidad de que todos los miembros de la
organización tengan sabiduría practica (prudencia) es aún más necesaria que en las formas
antiguas de organización.

c) Favorecen el ejercicio de un liderazgo efectivo


Está generalmente admitido que para ser un buen directivo se requieren no solo dotes de
estratega o de organizador, se necesita también capacidad de dirigir a otros, esto es liderazgo.
Podemos descubrir la importancia de las virtudes en el liderazgo a partir de una experiencia
universal. Detengamos nuestra atención en una virtud moral que comprende muchas otras:
la justicia. Dar a cada uno lo que le corresponde de acuerdo a la recta razón, que es el objeto
de la justicia, favorece la confianza, la armonía y la cooperación. Por el contrario, las
actuaciones injustas provocan recelos, tensiones y falta de cooperación.
Ser un directivo justo es bastante más que ser un directivo que hace actos justos. Ser justo
significa haber adquirido la virtud de la justicia y, por ello, actual habitualmente de modo
justo con prontitud, facilidad y agrado.
El directivo lidera más por lo que es, que por lo que dice; y lo que es, se manifiesta en lo que
hace. El modo de actuar es más elocuente que un gran número de exhortaciones y
declaraciones de buenas intenciones. Las virtudes, al ser disposiciones estables, dan
continuidad a la acción, contribuyendo a evitar actuaciones incoherentes con las
declaraciones de principios.
El líder con virtudes difiere del sugestionador que utiliza técnicas psicológicas para
manipular a sus subordinados para que lo sigan. La sugestión psicológica a la corta o a la
larga, va a ser descubierta. No ocurre así con el líder virtuoso que se preocupa de sus
colaboradores de modo sincero y constante, buscando lo mejor para ellos.
La conducta de los directivos influye en la de los subordinados, por suscitar cierto efecto de
imitación. Los directivos, aún sin proponérselo, crean para bien o para mal, ciertos modelos
de conducta evaluados y aceptados por otros.

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d) Contribuyen a mejorar la cultura empresarial
Desde hace mucho tiempo los estudiosos en cultura empresarial han establecido que la
continuidad depende no tanto de la eficacia demostrada en alcanzar determinados resultados
en un momento concreto, sino de que en la organización siga habiendo suficiente cooperación
para actuar con eficacia en el futuro. La satisfacción psicológica tiene influencia en lograr
colaboración entre los empleados, como se afirma en las escuelas de relaciones humanas.
Pero no parece que la voluntad de cooperación dependa sólo de la satisfacción psicológica,
las virtudes también juegan su papel y, en ocasiones, de modo muy importante, en la medida
que favorecen el compromiso y la unión al interior de las organizaciones.
Ya hemos señalado que la justicia en el liderazgo contribuye a la cooperación, mientras que
la injusticia genera tensiones y hostilidades. Habría que extender este mismo argumento a
todos los miembros de la organización. En la medida que todos sean más justos, se irá creando
una cultura de justicia favorable a la cooperación y viceversa. Algo parecido puede decirse
de la veracidad en las comunicaciones, de la lealtad en cumplir los compromisos, de la
solidaridad hacia el bien común de la empresa, y así sucesivamente con todas las virtudes.
La formación de culturas que realmente puedan contribuir a humanizar a quienes participan
de ellas requiere tiempo. La explicitación de valores acordes con la dignidad humana y el
bien de la persona ayuda a disipar dudas y a superar la idea de que lo único que importa son
los resultados a corto plazo.

Actividad de profundización 1. Análisis de caso.

Para Juan Teyes, gerente de ventas de empresa telefónica “ETCEM”, la industria de


telefonía móvil es una de las más competitivas del país. Juan diseñó un plan de ventas para
el periodo estival, bastante agresivo frente a la competencia, donde consiguió poner puntos
de ventas en todas las playas de la V región. Juan contrató a más de 500 jóvenes universitarios
para que durante los meses de enero y febrero estuviesen cinco horas diarias enseñando a
usar aplicaciones, motivando la venta de equipos y posicionando la marca, con la finalidad
de captar nuevos clientes y fidelizar a los antiguos. Incluso diseñó un plan para extranjeros
que estuviesen de vacaciones con la posibilidad de arrendar aparatos por el tiempo de la
estadía, con cargo a la una y tarjeta de crédito. Además, capacitó jefes de grupos: la mayoría
eran vendedores de sucursales, dispuestos a trabajar en verano y tomar vacaciones en otra
fecha del año. Lo más importante era que estuviesen motivados y se comprometieran a
preocuparse de cada grupo de jóvenes “como si fueran sus hijos o hermanos”, pues si bien
todos los contratados eran mayores de edad, consideraba muy importante que trabajasen en
buenas condiciones y que se cuidara su integridad, tomando en cuenta las condiciones del
verano y los excesos que se suelen dar.

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Carles Jovet es un jefe de grupo de treinta años, conocido por su buen humor y ser “buena
tela” por lo que la mayoría de los jóvenes quiere ser parte de su grupo. Este verano, todo iba
bien con la campaña y Juan estaba muy conforme por los resultados, hasta que una noche lo
llaman de la clínica Reñaca para informarle que en una fiesta organizada por su empresa se
intoxicaron dos jóvenes con alcohol y drogas, y que la prensa estaba pidiendo antecedentes.
Juan se impresionó mucho, pues jamás había pasado algo así y le extrañó que relacionaran a
la empresa con una fiesta, pues no estaban planificadas actividades de este tipo, llamó a
Carles y como no respondió, viajó a Viña a la clínica para informarse. Al llegar, se encontró
con Manuel, otro jefe de equipo, quien le dijo que eran dos chicas del grupo de Carles que
habían consumido cocaína y vodka en una fiesta organizada vía Facebook por Carles. Juan
se preocupó de llamar a las familias de las chicas y asegurarse que estuviesen fuera de peligro,
habló con la prensa para calmar las aguas e informó que no era una fiesta de la empresa,
pero que las personas que estaban hospitalizadas trabajaban en el departamento de
promociones de verano de la compañía, que para resguardar su intimidad no podía darles sus
nombres y que agradecía la preocupación, pero felizmente estaban fuera de peligro.
Juan citó a primera hora a Carles para que le explicara la situación y por qué él siendo el jefe
organizó una fiesta en la que dos de los integrantes de su equipo terminaron hospitalizadas.
Carles le explicó que él siempre hacía una fiesta para agradecer el compromiso de los jóvenes
por su trabajo, pero no podía hacerse cargo de lo que hacían, puesto que eran mayores de
edad y la fiesta era fuera de la jornada laboral; por lo tanto, no se podía considerar como un
suceso del que él fuera responsable. Juan le respondió que apreciaba su trabajo y no dudaba
de sus buenas intenciones, pero que no podía ser jefe de equipo de promociones, pues había
algo que él no tenía y que no podía pedirlo por contrato, pues carecía de prudencia. Por ello,
le pidió que regresara a la oficina de Santiago y asignó a otra persona para que liderara su
equipo durante el tiempo que quedaba del verano.

Analice el siguiente caso y responda:


1. ¿Cómo se hace presente en el actuar del gerente de ventas la virtud de la prudencia
en su razonamiento práctico (deliberación, juicio, ejecución)?
2. ¿Ustedes creen que el gerente de ventas (Juan Teyes) es un verdadero líder? ¿Por
qué?
3. ¿Se puede considerar que el jefe de grupo de promociones (Carles Jovet) es un líder?

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Actividad de profundización 2. Análisis de caso.

Luisa Martínez es egresada en 2004 de Ingeniería en Duoc UC. Ha trabajado en la empresa


“Cultivos del Sur” como jefe de centro desde hace 6 años. Ingresó a esta empresa realizando
su práctica profesional en un centro con la menor producción de salmones, pero gracias al
aporte, al desempeño y a la confianza demostrada ante sus superiores, fue contratada por
tiempo indefinido y llevada a trabajar a otro centro con mayor producción para que se pudiera
desarrollar, debido a su buena gestión demostrada. Cultivos del Sur exporta el 70% de su
producción de salmón a países asiáticos. Su procesamiento se realiza en una planta
perteneciente a la misma empresa, para su posterior distribución. Además, la empresa cuenta
con 30 centros de agua de mar y 10 centros de agua dulce, entre la X y XII Región. Dentro
de las garantías otorgadas por la empresa se considera el beneficio gratuito de la vivienda.
Esto le permite vivir tranquilamente con su esposo y sus dos hijos. La fortuna de Luisa es
que su marido gana un buen sueldo, lo que le permite a ella trabajar por vocación, sin que su
interés sea el dinero que gana. En conclusión, Luisa es una mujer exitosa, con una carrera
que le permitirá crecer rápidamente como profesional, además de su gran dedicación que la
lleva a cubrir jornadas de trabajo que comienzan a las 7:00 a.m., con una inspección general
del centro y entrega de las tareas a realizar durante el día a los operarios. Dentro de sus
responsabilidades, Luisa supervisa la cosecha de las balsas jaulas, dependiendo de la
demanda de los clientes. Esto además implica llevar el registro de la producción cosechada
en la base de datos de la empresa, y cada cosecha debe detallarla en las facturas de despacho.
Semanalmente Luisa debe entregar un informe acucioso de todas las actividades, el control
de parámetros abióticos y el control de enfermedades, alimentación y cosechas al jefe de
departamento de producción, el señor Eduardo Valenzuela.
Un día, Luisa entregó el informe al Señor Valenzuela, quien después de analizar las cosechas
realizadas durante el último período, le ofreció aumentar considerablemente sus ingresos, y
en forma independiente a lo otorgado por la empresa. Se trataba de enviar una parte de lo
cosechado en el centro en que ella trabajaba, con destino a un socio de su jefe, quien
procesaría el producto con miras a ser enviados a otros mercados distintos a los que atendía
regularmente la empresa. Las ganancias serían distribuidas entre los dos socios, ofreciendo
una participación importante a Luisa. En primera instancia, la reacción de Luisa fue negarse
rotundamente a esta propuesta, ya que iba contra todos sus principios personales y
profesionales. Al mismo tiempo, Eduardo le advirtió con disimulo que, de no realizar lo que
él pedía, se vería en la obligación de finiquitar su contrato. Además, le comentó que si ella
lo delataba ante sus superiores, no tendría la credibilidad ante estas personas, por ser él de un
mayor cargo, por tener más experiencia y por contar con la confianza de los directivos de la
empresa.

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Con sentimiento de angustia por ese dilema ético que la tomó por sorpresa, no fue capaz de
dar una respuesta inmediata, sino que solicitó un plazo de tres días para decidir. En el
transcurso de esos tres días, ella pensaba que si algo resultaba mal, la más perjudicada sería
ella, ya que su jefe tendría la autoridad y credibilidad ante los gerentes para demostrar que él
era inocente y que no estaba al tanto de lo sucedido, pues estaba de acuerdo con su socio ante
cualquier eventualidad. Luisa prefirió no contárselo a su esposo ni a su familia, por miedo a
que pudieran complicar aún más la situación, tratando de intervenir en la empresa. Una vez
cumplido este plazo, Eduardo pidió a Luisa la respuesta, y ella accedió a sus peticiones de
llevar a cabo la oculta transacción de cinco toneladas mensuales de salmón. Para no levantar
sospechas, ella decidió no involucrar a más personas que trabajaran en el centro, por lo cual
tuvo que contratar a un conductor camiones que no fuera de Cultivos del Sur para el traslado
de la carga al otro destino. El trabajo que ella tenía que hacer consistía en registrar menos
producción de la real. Al momento de realizar la cosecha, Luisa registraba el número de peces
en forma normal, pero la carga que se despachaba para este otro efecto lo hacía en forma
paralela. Una vez que los peces se encontraban en los camiones, se concretaba el despacho y
el camión ilegal se iba a otra planta de proceso, la acordada por estos dos socios.
Después de seis meses, la junta mensual de la directiva de la empresa solicitó a Luisa un
informe sobre el comportamiento de Eduardo, debido a que ella era la más cercana. Se había
levantado la sospecha porque en su cuenta habían hallado dineros no justificados y a la vez
vacíos en relación a la producción, y pensaban que podían tener alguna conexión. A pesar de
la presión que sentía Luisa, no tuvo el coraje para decir la verdad, pues de alguna manera ella
ya estaba involucrada. Una vez que terminó la junta con los dueños de la empresa, Luisa fue
a hablar con Eduardo para alertarlo sobre la sospecha que surgía de su enriquecimiento
repentino y finalmente lo convenció de no volver a hacer despachos paralelos, por el bien de
la empresa y por el bien de ellos.
Cuestionario:
1. ¿Cómo responde Luisa a la confianza depositada en ella?
2. ¿Cómo es la relación de Luisa con los bienes que genera el trabajo?
3. ¿En la empresa se aplican los controles? ¿De qué manera?
4. Desde el punto de la ética del servicio, ¿se lesiona el servicio al cliente? ¿De qué manera?
5. ¿Luisa actuó con plena libertad? Justifique su respuesta.
6. Cómo se manifiesta el liderazgo de Eduardo.
7. Qué virtudes y qué vicios encuentran en este caso, si se analiza en todos sus aspectos.
Presentación: Un representante de cada grupo lee las conclusiones de cada pregunta o cada
grupo va respondiendo una pregunta del cuestionario.
Finalización El profesor sintetiza los conceptos principales tratados durante la actividad.

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