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Voy a agregar cinco o seis elementos de contexto cuyo peso también resulta
importante en relación con la definición de una política científica y tecnológica:
Los cambios producidos en la estructura productiva;
La mayor estabilidad de las políticas macro, que son en gran parte estables en
casi todos los países;
El crecimiento de las exportaciones e importaciones en todos los países;
La modificación de los modelos de empresa exitosos en el continente;
Los cambios producidos en la inversión extranjera directa.
En relación con los cambios en la estructura productiva, quiero aclarar que
también en esto se distinguieron dos modelos: El primero es el del Golfo de
México. Este país modificó considerablemente su estructura productiva,
creciendo mucho en el sector de las manufacturas. Otro modelo es el del Cono
Sur que es el modelo de las commodities, o materias primas con un primer
grado de transformación. Es el caso de los productos oleaginosos en la
Argentina, del cobre en Chile. Son recursos naturales que se llevan a un estado
de elaboración muy simple constituyendo commodities, productos
standarizados. Estos dos modelos tienen oportunidades tecnológicas muy
distintas. Son dos modelos con implicancias muy distintas en materia de
desarrollo tecnológico. El modelo del Golfo de México está muy integrado, en
tanto que el del Cono Sur está principalmente centrado alrededor de la primera
fase de producción y de elaboración.
En relación con los modelos empresariales, desde Méjico hasta la Patagonia
los modelos de empresa más exitosos son dos: las grandes multinacionales y
los grandes grupos locales. Tomemos el caso de empresas de producción de
acero, o el caso de CEMEX, de VITRO y de otro tipo de empresas. En el sector
de las PyMEs hay una proporción importante de empresas que
desaparecieron, que murieron y las que sobreviven en su mayoría están
vinculadas a este tipo de empresas o grupos de empresas.
En materia de inversiones directas resulta claro que en gran parte del
continente hubo un importante crecimiento de la inversión extranjera directa
durante los últimos años. Uno podría esperar que esta inversión siguiera el
modelo deseable: que llegue la inversión, produzca localmente, se adapte
localmente, empiece a comercializar, a exportar e importar y, en la última
etapa, esa misma inversión constituya un canal para incorporar investigación y
desarrollo, para generar vínculos locales con las universidades y los centros de
investigación, para crear ese tipo de red local que promueve el desarrollo
sustentable, de base local. Observando los hechos estilizados ocurridos en el
continente, resulta claro que esto no pasó. Analizando la inversión y desarrollo
y los procesos de asociación esperables esto resulta claro. Uno esperaría que
la nueva inversión no sólo genere más trabajo sino que también produzca
integración con otros productores locales, con los centros de investigaciones
locales y con las universidades locales, ese es el sistema que garantiza real
innovación tecnológica. Cada vez más los procesos de innovación no
dependen solo de las empresas, dependen todos los actores que están
alrededor de la empresa. De manera que es importante que estos factores se
integren, se asocien en un proceso común. Y esto no pasó en América Latina
con las inversiones directas.
La evolución del sistema de conocimiento e innovación se desarrolló en base a
un modelo que, crecientemente, demanda afuera, importa el conocimiento y no
lo produce localmente. Las inversiones extranjeras directas llegaron atraídas
por ventajas estáticas, no dinámicas. Diferencias en el costo de la mano de
obra, concesiones en la utilización de recursos del suelo y la energía, entre
otras. Sobre estas bases seguramente no se llega a esa última etapa de
integración y real innovación tecnológica y lo que se esperaba no se da.
Este es un tema importante porque es imposible pensar en hacer política para
PyMEs solo con los recursos internos. Tanto los parques tecnológicos como los
polos son muy importantes, los fondos son importantes. Pero en tanto un país
como Chile dedica con esfuerzo un presupuesto de, digamos 10 millones de
dólares, para apoyar a las PyMEs, y la Argentina, digamos 400 millones de
dólares, un solo laboratorio internacional gasta mil millones de dólares.
Entonces vemos que hay un gap tan grande que toda nuestra voluntad y
nuestro esfuerzo, por importante que sea, queda fuera de dimensiones.
Realmente es necesario tomar conciencia que hay un problema de gap, de
dimensión, de masa crítica muy fuerte.
Personalmente creo que hay que empezar a retomar el tema de las inversiones
directas como vehículo para crear capacidades tecnológicas locales. Hay que
empezar a cuidar la calidad de las inversiones directas. Yo me pregunto
¿cuánta investigación y desarrollo se está haciendo en el sector telefónico de
Argentina? La respuesta podría conducirnos a pensar que hay que rever el
tema de las privatizaciones. Esto no quiere decir que hay que cerrarse, ni
clausurarlas. Lo que hay que hacer es buscarlas, seleccionarlas y contratarlas
siguiendo la política de zancos tecnológicos, o sea que se asuman costos
tecnológicos. Cuando llega una inversión hay que hacer que la inversión
invierta en tecnología, más que darle beneficios de naturaleza estática, hay que
darlos en la parte más dinámica y fomentar la inversión en lo que tiene que ver
con interacción con las empresas y los proyectos locales, con desarrollo de las
redes locales, de los centros locales, de las universidades y centros
tecnológicos. Es difícil desarrollar una política como ésta, hay que tener coraje,
porque nos manejamos en un modelo abierto donde una iniciativa de este tipo
puede ser evaluada negativamente. Pero no es posible no planteársela. Es un
elemento para la reforma de las reformas.
Un aspecto central a analizar en relación con el cambio tecnológico producido
en América Latina, tiene que ver con las vinculaciones, con las redes. En la
región se produjo una cierta evolución tecnológica que afectó preferentemente
a las empresas locales medianas y grandes que se modernizaron, en tanto las
pequeñas quedaban en gran parte desarticuladas del sistema. Pero la
evolución sistémica de la innovación no se dio. El sistema de innovación se
basa en un supuesto fundamental: la innovación no se crea aislada, se crea en
un proceso de interacción. Puede darse dentro de la empresa, pero de la
empresa interactuando con otros sujetos, interactuando en los parques, con
las universidades, con los investigadores. El concepto mismo de sistema -
nacional, regional o sectorial- de innovación, está apoyado sobre un
fundamento diferente al que se utilizaba precedentemente como fundamento
de las políticas de fomento. Este fundamento está basado en la idea de las
redes, las networks y las interacciones.
Ahora bien, en América Latina, y en el marco del proceso de reforma, de
reestructuración, las redes locales se modificaron sustancialmente,
prácticamente hubo una rotura en las redes locales y las empresas más
eficientes se vincularon hacia fuera. Esto es determinante porque la interacción
es un proceso importante: cuanta más interacción tengo, más externalidades
se producen, más intercambio se genera. Pero estas interacciones deben ser
reconstruidas en América Latina.
Hay dos variables que resultan fundamentales en el proceso de
reestructuración: la modernización y la integración. La reestructuración debe
contemplar ambas: que las empresas sean más modernas, capaces de
producir y funcionar competitivamente en los mercados y que estén más
integradas en sistemas locales.
A modo de conclusión
Hay tres elementos fuertes, centrales, a tener en cuenta para hacer un
diagnóstico de la situación actual y sus posibilidades de evolución en América
Latina:
En primer lugar, el proceso de aprendizaje. En nuestra apreciación, falla el
proceso de aprendizaje en las empresas. Las empresas se desenvuelven en
ambientes muy hostiles caracterizados por la rigidez financiera, los niveles en
las tasas de interés, y a esto se agrega una gran debilidad en la
institucionalidad necesaria para que las empresas puedan aprender. Las
empresas tienen que aprender para evolucionar. También tienen que
incorporar, que internalizar la importancia de las redes, los beneficios que se
derivan de los procesos de interacción y eso requiere tiempo.
Así como un proceso de formación personal lleva años, requiere invertir años
de vida para que sea exitoso, así los procesos de innovación, de interacción y
de aprendizaje requieren tiempo, requieren tanto tiempo como cualquier ser
humano que se proponga incorporar conocimiento, capacidad. Este es un
elemento fundamental a tener en cuenta al desarrollar una política. Es
necesario reconocer que estos procesos requieren tiempo, que no se hacen en
el tiempo ideal de los modelos, ni en los tiempos ideales de ciertas
organizaciones internacionales. Requieren tiempo real y a veces no son
exitosos, así como puede ocurrir en cualquier proceso de aprendizaje. Por otra
parte estos procesos de aprendizaje necesitan de confrontación. Algunos
sectores de la sociedad pueden tener una visión de la economía, de los
senderos de crecimiento de una economía muy distinta. Esto se ve en el
aprendizaje. Esto explica que gran parte de las economías latinoamericanas,
estén encerradas en sus procesos innovativos, estén encerradas en ofrecer
ventajas estáticas como los salarios bajos, ofrecer condiciones excepcionales
para instalar actividades productivas en lugar de desarrollar ventajas dinámicas
como las ventajas de la interacción, o los sistemas de innovación locales,
regionales.
Otro aspecto central es el que tiene que ver con el entorno, con el entorno
macroeconómico, que condiciona el desenvolvimiento a nivel micro. Las
políticas de fomento orientadas a desarrollar herramientas interesantes como
los parques tecnológicos o a promover la asociación de pequeñas empresas
son caminos válidos pero estas políticas tienen un vínculo con la situación
macro que es determinante. La apertura de la economía, la fijación del tipo de
cambio, tienen efectos determinantes sobre los niveles de precios, sobre el
nivel de la tasa de interés, y en consecuencia sobre la capacidad de
financiamiento de las PyMEs.
Este es entonces un aspecto muy importante: como se coordina la política
micro o meso con la política macro.
Finalmente, otro aspecto fundamental a tener en cuenta es el que tiene que ver
con la forma en que se atrae y se orienta la inversión extranjera directa. Los
mecanismos de regulación en las privatizaciones deben estar fuertemente
orientados a la creación de redes y a la inversión en tecnología.
Es necesario apelar a un poco que coraje para empezar a plantearlo pero es
imprescindible, porque esperar que solo por mantener una conducta
disciplinada a nivel internacional se lleguen a tener mayores capacidades
tecnológicas, puede ser un camino errado y, antes o después, se llegará a
padecer crisis de mayor tamaño.