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ELEMENTOS PARA LA DEFINICIÓN DE POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS DE

INNOVACIÓN Y DESARROLLO TECNOLÓGICO EN AMÉRICA LATINA

Dr. Mario Címoli

Esta presentación intentará, en primer lugar, presentar -en un bosquejo muy


simple- la situación actual de América Latina en lo que respecta a sus
capacidades innovativas y tecnológicas. En segundo lugar se abordarán temas
centrales relacionados con la política científica y tecnológica. En tercer lugar,
se intentará definir algunos criterios para determinar cuales pueden ser los
caminos de política económica en estos contextos y para economías abiertas.

Para analizar la situación actual de América Latina en materia de innovación y


desarrollo tecnológico es importante destacar dos elementos de contexto
centrales. En primer lugar, la profunda modificación producida en las políticas
macroeconómicas, el shock económico que tuvo lugar en América Latina. El
segundo elemento determinante tiene que ver con information tecnology, o con
la utilización de elementos de actualización tecnológica que sirven a la
comercialización, al intercambio de información y a la producción misma. A
este le llamamos el shock tecnológico.
En los últimos 25 años, con un momento de partida distinto y con
características diferenciales de país en país, todos los países de América
Latina han llevado adelante reformas económicas profundas, importantes, en el
marco de lo que hemos definido como un shock económico. Economías
relativamente protegidas, cerradas, que habían desarrollado lentamente su
base industrial, haciendo innovación a su modo, se encontraron y expuestas,
con la apertura, a una serie de efectos de shock económico importantes.
En relación con el shock económico hay tres elementos fuertes para tomar en
consideración: En primer lugar, la apertura. Casi todas las economías del
continente se abrieron, reduciendo fuertemente las tasas de protección y las
barreras en los regímenes de intercambio. En segundo lugar los procesos de
privatización, que empezaron en Chile pero que después se extendieron a
todas las economías de América Latina . Y, por último, el tercero de estos
elementos fundamentales fue la desregulación de los mercados de trabajo y
financiero
Un tema que me parece oportuno remarcar es que en estos procesos
comunes, de alguna forma compartidos, los modelos seguidos no fueron
iguales y esto explica buena parte de las diferencias de desempeño
posteriores.
Si bien es difícil establecer comparaciones entre la situación de los distintos
países, resulta importante identificar las diferencias que se derivan de la
resolución de cada uno de estos aspectos.
Por ejemplo en el caso de Argentina, que muestra una performance de
crecimiento bajo, esto tiene que ver con el tipo y el modelo que privatización,
apertura y acuerdos comerciales que se hizo.
Mientras que México, con una economía que crece hace más de 9 años, a una
tasa promedio del 4%, se integró en el NAFTA, aquí en la región hubo un
acuerdo comercial con marcos - el caso de Brasil- más destabilizantes. Un
acuerdo comercial –el Mercosur- donde todavía no se ve claramente una
locomotora, una fuerza positiva de expansión. En este acuerdo comercial hay
dos modelos de apertura y de integración regional que son muy distintos.
También hay, en estos países, dos modelos distintos de privatización. Una
cosa es como se privatizan en Argentina las redes telefónicas, los teléfonos, y
otra cosa es como la privatiza México, son dos modelos distintos. Argentina
pasa a ser un modelo privado, mientras que México hace un proceso de
privatización donde se cede a uno de los grandes productores una de las
empresas más importantes. Esos dos modelos de privatización, detalladamente
analizados, muestran distintos roles de la empresa en los procesos innovativos,
pero también un rol muy diferente en los procesos ocupacionales. El nivel de
personal despedido en el marco de estos procesos en ambos países es
completamente diferente. Los compromisos con relación a los niveles de
inversión y desarrollo, en ambos casos, son también totalmente diferentes.
Entonces, cuando hablamos de un país, o un continente que lleva adelante
procesos de fuerte shock económico, hay que tener en cuenta cómo se
hicieron las cosas, hay que diferenciar los modelos.
De la misma manera es necesario plantearse que significan estos procesos en
el propio contexto. El tema de la privatización se ha ideologizado y esto ha
impedido hacer un análisis racional en cada contexto sobre la conveniencia de
encararla y cómo. Es un tema que ahora queda abierto para el análisis: como
se tomó la decisión, la forma en que se hicieron, el modo de regulación
propuesto y los efectos, los resultados que estas cuestiones tienen sobre la
variable innovativa y tecnológica.
En relación con la desregulación de los mercados de trabajo y financiero
también se presentan diferencias entre los distintos países de América Latina.
A propósito de la desregulación del mercado de trabajo, el caso mexicano se
diferencia porque se crea, y existe todavía, una institucionalidad del trabajo
muy importante En materia de desregulación de los mercados financieros, este
proceso ha sido muy importante en gran parte de estas economías. Cualquier
anuncio de política macro, tiene un efecto sobre la tasa de interés de
colocación de deuda a largo plazo, entonces se dio una gran apertura a nivel
de integración internacional. En casi todos los países hubo una reforma mal
hecha, con alguna distinción en el caso de Chile en estructura financiera. Otra
vez resulta interesante la comparación con el caso de México. También es
importante la crisis del sistema bancario, la asimetría que existe ante la
apertura.
En nuestros países se habla mucho de la importancia de las pequeñas y
medianas empresas, se pone el ejemplo de los países de Europa y se habla
del caso italiano, pero es muy importante situarse en el contexto
latinoamericano, en el que cualquier empresa que recurre al mercado en
búsqueda de financiación de largo plazo, aún en el caso de que la obtenga –lo
cual es por lo menos dificultoso- se tiene que endeudar a tasas muy latas. Esto
es así en Argentina y en los demás países también. Brasil tiene una tasa muy
alta, de un 18% en adelante, por ejemplo. Comparando esto con el nivel de
endeudamiento de la empresa pequeña y mediana en Italia donde la tasa de
interés de un préstamo a largo plazo oscila entre un 5% y un 7%, concluimos
que tenemos una estructura financiera que tiene una implicación muy fuerte
sobre todo lo que tiene que ver con los procesos de innovación, entendiendo
por esto: incorporación de capital, desarrollo de proyectos a largo plazo, etc.
Vemos entonces que las tres variables que definen el importante shock
económico que atraviesa América Latina, tienen también una implicación muy
importante sobre las variables que tienen que ver con la innovación. En estas
condiciones puede parecer que constituye un acto de voluntad muy amplio
proponerse hacer políticas para PyMEs. El contexto financiero, los precios
relativos que debemos enfrentar para poder financiar la innovación a largo
plazo son elementos que distinguen a América Latina. Esto es particularmente
válido para la Argentina, pero también lo es en todos los países de América
Latina respecto de aquellos países con economías más avanzadas. Las tres
variables -apertura, privatización, desregulación de los mercados del trabajo y
financiero- han modificado el contexto en el que se desarrolla la política
científica y tecnológica. En consecuencia esta debe ser repensada pero hay
que entender cual es la especificidad que marca el contexto. Este es un
continente donde, a veces, resulta difícil explicar como debe hacerse la política.
La decisión voluntarista de hacer política de apoyo para las pymes hay que
bajarla a un contexto en el que tenemos una estructura de precios relativos en
el mercado financiero muy particular y poco favorable.
En relación con el tema del shock tecnológico, resulta significativo que
actualmente la preocupación parece estar centrada en el desarrollo de Internet,
en ampliar el acceso a Internet. Tanto Chile como Méjico, por ejemplo, están
movilizados buscando empresas de Internet que quieran invertir en esos
países. La propuesta es ir a Palo Alto, en California, a ver si hay alguna
empresa de Internet que quiera invertir en sus países. Lo mismo ocurre en
países como Tailandia, por ejemplo. Este es un tema que hay que estudiar en
detalle para el continente. La introducción de Internet se puede comparar a la
introducción del teléfono, a la introducción del telégrafo, es importante desde el
punto de vista de la comunicación, pero también tiene adquiere importancia
específicamente en cuanto a las posibilidades que abre en materia de
intercambio, de movimiento en tiempo real de información. Estos no son
beneficios que introduce el propio sector que produce el teléfono o el telégrafo
o la comunicación satelital. Estos son medios que ayudan a intercambiar las
mercancías, a especificarlas, a distribuirlas, pero no generan los conocimientos
locales y no definen la existencia de sistemas productivos para producir
mercancía. Entonces, en materia de desarrollo tecnológico e innovativo, no
todo es competir por tener empresas de Internet. Esta nueva information
tecnology no necesariamente es la solución para producir y vender. Hay que
reconocer que el intercambio de información es una cosa que sirve, pero otra
cosa es el conocimiento tácito incorporado a la empresa, que permite producir
un producto con una cierta calidad, con una cierta característica específica de
producto que mejora sus condiciones de acceso al mercado. Son dos tipos de
conocimientos distintos.
Un caso paradojal en este sentido se ha dado en la Argentina. Un estudio
sobre la empresa Renault, en Córdoba, desarrollado en los años 70, señalaba
como una de las características fundamentales de la misma, común por otra
parte a la industria automotriz en la Argentina, que tenía una capacidad muy
fuerte en recursos humanos –específicamente en ingenieros-. En una visita
reciente a esta empresa en Córdoba, los propios responsables de la planta
productora de Renault, señalaron que se ha reducido considerablemente la
cantidad de ingenieros en la planta, pero que los existentes están conectados
en red con París. Muchas de las capacidades que antes eran necesarias, ahora
no lo son, o lo son menos, porque el control de calidad, la estandarización y la
certificación se hacen on line.
Entonces aquí aparece otro efecto de la nueva tecnología. Ayuda a
intercambiar la información, ayuda a distribuir, ayuda a crear los conocimientos
de base, las redes locales de base y los sistemas productivos de base. Pero es
necesario manejarla con una estrategia inteligente.
Una cosa es una pequeña empresa o mediana empresa, que puede usar la
information tecnology para llegar al mercado y otra cosa es que lleguemos a
tener una enorme cantidad de expertos en Internet, que van a tener que
competir con todos para producir y vender inciertos productos. Por cierto que el
componente de bienes no tangibles es importante en una economía. Pero el
desarrollo de una economía sobre esas bases, al 100%, no es seguramente
una receta adecuada en el caso de las economías latinoamericanas.
Resulta claro entonces que este elemento fundamental que llamamos el shock
tecnológico hay que estudiarlo en detalle. Hay que entender muy bien a qué
sirve y que rol puede tener en el contexto latinoamericano.

Voy a agregar cinco o seis elementos de contexto cuyo peso también resulta
importante en relación con la definición de una política científica y tecnológica:
Los cambios producidos en la estructura productiva;
La mayor estabilidad de las políticas macro, que son en gran parte estables en
casi todos los países;
El crecimiento de las exportaciones e importaciones en todos los países;
La modificación de los modelos de empresa exitosos en el continente;
Los cambios producidos en la inversión extranjera directa.
En relación con los cambios en la estructura productiva, quiero aclarar que
también en esto se distinguieron dos modelos: El primero es el del Golfo de
México. Este país modificó considerablemente su estructura productiva,
creciendo mucho en el sector de las manufacturas. Otro modelo es el del Cono
Sur que es el modelo de las commodities, o materias primas con un primer
grado de transformación. Es el caso de los productos oleaginosos en la
Argentina, del cobre en Chile. Son recursos naturales que se llevan a un estado
de elaboración muy simple constituyendo commodities, productos
standarizados. Estos dos modelos tienen oportunidades tecnológicas muy
distintas. Son dos modelos con implicancias muy distintas en materia de
desarrollo tecnológico. El modelo del Golfo de México está muy integrado, en
tanto que el del Cono Sur está principalmente centrado alrededor de la primera
fase de producción y de elaboración.
En relación con los modelos empresariales, desde Méjico hasta la Patagonia
los modelos de empresa más exitosos son dos: las grandes multinacionales y
los grandes grupos locales. Tomemos el caso de empresas de producción de
acero, o el caso de CEMEX, de VITRO y de otro tipo de empresas. En el sector
de las PyMEs hay una proporción importante de empresas que
desaparecieron, que murieron y las que sobreviven en su mayoría están
vinculadas a este tipo de empresas o grupos de empresas.
En materia de inversiones directas resulta claro que en gran parte del
continente hubo un importante crecimiento de la inversión extranjera directa
durante los últimos años. Uno podría esperar que esta inversión siguiera el
modelo deseable: que llegue la inversión, produzca localmente, se adapte
localmente, empiece a comercializar, a exportar e importar y, en la última
etapa, esa misma inversión constituya un canal para incorporar investigación y
desarrollo, para generar vínculos locales con las universidades y los centros de
investigación, para crear ese tipo de red local que promueve el desarrollo
sustentable, de base local. Observando los hechos estilizados ocurridos en el
continente, resulta claro que esto no pasó. Analizando la inversión y desarrollo
y los procesos de asociación esperables esto resulta claro. Uno esperaría que
la nueva inversión no sólo genere más trabajo sino que también produzca
integración con otros productores locales, con los centros de investigaciones
locales y con las universidades locales, ese es el sistema que garantiza real
innovación tecnológica. Cada vez más los procesos de innovación no
dependen solo de las empresas, dependen todos los actores que están
alrededor de la empresa. De manera que es importante que estos factores se
integren, se asocien en un proceso común. Y esto no pasó en América Latina
con las inversiones directas.
La evolución del sistema de conocimiento e innovación se desarrolló en base a
un modelo que, crecientemente, demanda afuera, importa el conocimiento y no
lo produce localmente. Las inversiones extranjeras directas llegaron atraídas
por ventajas estáticas, no dinámicas. Diferencias en el costo de la mano de
obra, concesiones en la utilización de recursos del suelo y la energía, entre
otras. Sobre estas bases seguramente no se llega a esa última etapa de
integración y real innovación tecnológica y lo que se esperaba no se da.
Este es un tema importante porque es imposible pensar en hacer política para
PyMEs solo con los recursos internos. Tanto los parques tecnológicos como los
polos son muy importantes, los fondos son importantes. Pero en tanto un país
como Chile dedica con esfuerzo un presupuesto de, digamos 10 millones de
dólares, para apoyar a las PyMEs, y la Argentina, digamos 400 millones de
dólares, un solo laboratorio internacional gasta mil millones de dólares.
Entonces vemos que hay un gap tan grande que toda nuestra voluntad y
nuestro esfuerzo, por importante que sea, queda fuera de dimensiones.
Realmente es necesario tomar conciencia que hay un problema de gap, de
dimensión, de masa crítica muy fuerte.
Personalmente creo que hay que empezar a retomar el tema de las inversiones
directas como vehículo para crear capacidades tecnológicas locales. Hay que
empezar a cuidar la calidad de las inversiones directas. Yo me pregunto
¿cuánta investigación y desarrollo se está haciendo en el sector telefónico de
Argentina? La respuesta podría conducirnos a pensar que hay que rever el
tema de las privatizaciones. Esto no quiere decir que hay que cerrarse, ni
clausurarlas. Lo que hay que hacer es buscarlas, seleccionarlas y contratarlas
siguiendo la política de zancos tecnológicos, o sea que se asuman costos
tecnológicos. Cuando llega una inversión hay que hacer que la inversión
invierta en tecnología, más que darle beneficios de naturaleza estática, hay que
darlos en la parte más dinámica y fomentar la inversión en lo que tiene que ver
con interacción con las empresas y los proyectos locales, con desarrollo de las
redes locales, de los centros locales, de las universidades y centros
tecnológicos. Es difícil desarrollar una política como ésta, hay que tener coraje,
porque nos manejamos en un modelo abierto donde una iniciativa de este tipo
puede ser evaluada negativamente. Pero no es posible no planteársela. Es un
elemento para la reforma de las reformas.
Un aspecto central a analizar en relación con el cambio tecnológico producido
en América Latina, tiene que ver con las vinculaciones, con las redes. En la
región se produjo una cierta evolución tecnológica que afectó preferentemente
a las empresas locales medianas y grandes que se modernizaron, en tanto las
pequeñas quedaban en gran parte desarticuladas del sistema. Pero la
evolución sistémica de la innovación no se dio. El sistema de innovación se
basa en un supuesto fundamental: la innovación no se crea aislada, se crea en
un proceso de interacción. Puede darse dentro de la empresa, pero de la
empresa interactuando con otros sujetos, interactuando en los parques, con
las universidades, con los investigadores. El concepto mismo de sistema -
nacional, regional o sectorial- de innovación, está apoyado sobre un
fundamento diferente al que se utilizaba precedentemente como fundamento
de las políticas de fomento. Este fundamento está basado en la idea de las
redes, las networks y las interacciones.
Ahora bien, en América Latina, y en el marco del proceso de reforma, de
reestructuración, las redes locales se modificaron sustancialmente,
prácticamente hubo una rotura en las redes locales y las empresas más
eficientes se vincularon hacia fuera. Esto es determinante porque la interacción
es un proceso importante: cuanta más interacción tengo, más externalidades
se producen, más intercambio se genera. Pero estas interacciones deben ser
reconstruidas en América Latina.
Hay dos variables que resultan fundamentales en el proceso de
reestructuración: la modernización y la integración. La reestructuración debe
contemplar ambas: que las empresas sean más modernas, capaces de
producir y funcionar competitivamente en los mercados y que estén más
integradas en sistemas locales.

A modo de conclusión
Hay tres elementos fuertes, centrales, a tener en cuenta para hacer un
diagnóstico de la situación actual y sus posibilidades de evolución en América
Latina:
En primer lugar, el proceso de aprendizaje. En nuestra apreciación, falla el
proceso de aprendizaje en las empresas. Las empresas se desenvuelven en
ambientes muy hostiles caracterizados por la rigidez financiera, los niveles en
las tasas de interés, y a esto se agrega una gran debilidad en la
institucionalidad necesaria para que las empresas puedan aprender. Las
empresas tienen que aprender para evolucionar. También tienen que
incorporar, que internalizar la importancia de las redes, los beneficios que se
derivan de los procesos de interacción y eso requiere tiempo.
Así como un proceso de formación personal lleva años, requiere invertir años
de vida para que sea exitoso, así los procesos de innovación, de interacción y
de aprendizaje requieren tiempo, requieren tanto tiempo como cualquier ser
humano que se proponga incorporar conocimiento, capacidad. Este es un
elemento fundamental a tener en cuenta al desarrollar una política. Es
necesario reconocer que estos procesos requieren tiempo, que no se hacen en
el tiempo ideal de los modelos, ni en los tiempos ideales de ciertas
organizaciones internacionales. Requieren tiempo real y a veces no son
exitosos, así como puede ocurrir en cualquier proceso de aprendizaje. Por otra
parte estos procesos de aprendizaje necesitan de confrontación. Algunos
sectores de la sociedad pueden tener una visión de la economía, de los
senderos de crecimiento de una economía muy distinta. Esto se ve en el
aprendizaje. Esto explica que gran parte de las economías latinoamericanas,
estén encerradas en sus procesos innovativos, estén encerradas en ofrecer
ventajas estáticas como los salarios bajos, ofrecer condiciones excepcionales
para instalar actividades productivas en lugar de desarrollar ventajas dinámicas
como las ventajas de la interacción, o los sistemas de innovación locales,
regionales.
Otro aspecto central es el que tiene que ver con el entorno, con el entorno
macroeconómico, que condiciona el desenvolvimiento a nivel micro. Las
políticas de fomento orientadas a desarrollar herramientas interesantes como
los parques tecnológicos o a promover la asociación de pequeñas empresas
son caminos válidos pero estas políticas tienen un vínculo con la situación
macro que es determinante. La apertura de la economía, la fijación del tipo de
cambio, tienen efectos determinantes sobre los niveles de precios, sobre el
nivel de la tasa de interés, y en consecuencia sobre la capacidad de
financiamiento de las PyMEs.
Este es entonces un aspecto muy importante: como se coordina la política
micro o meso con la política macro.
Finalmente, otro aspecto fundamental a tener en cuenta es el que tiene que ver
con la forma en que se atrae y se orienta la inversión extranjera directa. Los
mecanismos de regulación en las privatizaciones deben estar fuertemente
orientados a la creación de redes y a la inversión en tecnología.
Es necesario apelar a un poco que coraje para empezar a plantearlo pero es
imprescindible, porque esperar que solo por mantener una conducta
disciplinada a nivel internacional se lleguen a tener mayores capacidades
tecnológicas, puede ser un camino errado y, antes o después, se llegará a
padecer crisis de mayor tamaño.

Respuestas a preguntas de los asistentes:


¿Qué rol pueden jugar los grandes grupos locales y las grandes
multinacionales en el desarrollo de las capacidades tecnológicas, de inversión y
desarrollo locales?
Ese es uno de los puntos fundamentales. Por un lado es necesario tomar
conciencia de las dimensiones relativas que están en juego. Los fondos
disponibles en nuestros países para desarrollar políticas de apoyo a las PyMEs
son muy modestos. Sobre todo en comparación con lo que ocurre en las
economías centrales. Estimo que toda América Latina gasta en lo que es
promoción de la PyME, lo mismo o menos de lo que gasta Italia, o Francia o
Alemania.
Para crear la masa crítica necesaria, dada la situación macroeconómica, las
condiciones de apertura que, al menos hasta que se avance en regulaciones
internacionales sobre los movimientos de los capitales financieros, no se puede
manejar, será necesario hacer jugar a los grandes grupos locales y a las
inversiones extranjeras, porque realmente la comparación de las cifras
evidencia un gap enorme.
Para hacer política científica y tecnológica es necesario, en consecuencia,
moverse en tres niveles:
En primer lugar, en el nivel de la política macro, instrumentando una política
que incluya los aspectos de regulación de los grandes grupos locales. Y, en
esto, hacer un salto de calidad, no poner tanto el acento en los mecanismos de
control impositivo sino apuntar a lo tecnológico, vincular el mercado de trabajo
a lo tecnológico
En segundo lugar, en el nivel meso, trabajando en todo lo que tiene que ver
con la construcción de redes, con parques tecnológicos, con administración de
proyectos, pero teniendo en consideración que en primer lugar es necesario
controlar las inversiones extranjeras. Especialmente si vamos a basar todo le
modelo de redes alrededor de inversiones externas, como en el caso de INTEL.
Toda la política de inversiones hay que repensarla. En Argentina hay que
repensar los mecanismos regulatorios de los procesos de privatización. Pensar
los efectos que tuvo sólo sobre la variable innovativa y pensar qué lugar pudo
existir para el desarrollo de interesantes políticas con costos hundidos,
promoviendo las redes locales, la inversión local.
Estamos demandando toda la investigación al exterior, tampoco avanzamos en
la creación de redes, porque no disponemos de recursos para financiar estas
iniciativas, porque tenemos nuestros recursos comprometidos en aspectos tan
prioritarios como la educación, la salud, la previsión social. Cómo desviar los
recursos necesarios con presupuestos que cierran con déficit. Entonces es
necesario romper estas limitaciones apelando a la capacidad regulatoria.

¿Qué posibilidades tienen los venture capital?.


Son un instrumento que, dada la condición actual, están funcionando bien
poco. Posiblemente estén funcionando mejor en Brasil y México, pero
realmente la identificación de proyectos de innovación, la búsqueda de
proyectos tecnológicos para financiar, es un asunto muy delicado. Si bien hay
una cantidad de recursos que se destinan a financiar o cofinanciar estos
proyectos, para gestionar su utilización hay que construir una serie de políticas.
También es importante revisar el rol de las universidades. En América Latina
hay una suerte de obsesión por privatizarlas todas. El argumento puede estar
relacionado con la falta de demanda de graduados que se esta dando en
nuestros países - ¿para qué me sirve producir un ingeniero si va a emigrar a
otro país donde hoy se desarrolla el conocimiento, donde se produce el
producto tecnológico?. Es posible que lleguemos al caso paradojal de que en
América Latina no sean necesarias las universidades. Esto ya se está
planeando, se discute que rol tienen, cómo colaboran con el aspecto
productivo. El diagnostico es bastante claro: en América Latina, las
universidades mantienen una estructura rígida, les cuesta adaptarse a las
demandas del sector productivo. Por otro lado, hay otro elemento importante en
este diagnóstico y es que el sector productivo -y en mayor medida los grandes
grupos locales- no demandan conocimiento a las universidades locales. Así
dadas las cosas, las universidades podrían flexibilizarse, pero, al no existir la
demanda del otro lado, el modelo no cierra y se llega a la misma conclusión:
que la estructura universitaria no sirve. Este es un error grueso. La universidad
sí tiene que estar vinculada a los procesos productivos, pero para producir esta
vinculación, es necesario estimular la demanda de reconocimiento en el sector
productivo. Este es un punto fundamental, hoy constituye un debate muy fuerte
en México por ejemplo. Allí el TEC de Monterrey está vinculado con el sector
productivo, produce el management de México, pero son el Politécnico, la
UNAM, quienes forman a los ingenieros que dirigen los procesos productivos.
De modo que ambos sectores son importantes. Hay roles significativos tanto en
la estructura pública como en la privada.
Este va a ser otro debate que hay que anticiparlo: si realmente creo en
modelos que interactúan no me alcanza con flexibilizar la universidad, tengo
que flexibilizar también la estructura productiva para que demande también
conocimiento. Aquí aparece el rol de los grandes grupos locales, de las
grandes inversiones.
¿A qué se debe que un país como Argentina resulte tan apropiado como lugar
de ensayos como políticas del fondo monetario, del BID y de otros organismos?
Hay dos posiciones entre los que hacen políticas económicas, tanto de una
parte como de la otra. Están los que, con sentido común, evalúan la
potencialidad de los modelos, su adecuación, analizando lo que está bien y lo
que está mal, con disponibilidad para corregir. Y están los que defienden
posiciones más rígidas, e insisten en seguir profundizando las reformas y
esperar que lleguen los resultados esperados. Mi recomendación, vinculada
con la primera posición, es revisar. Ya pasaron unos cuantos años, hay que ver
lo que está bien y lo que no funciona, hasta dónde se llegó y corregir. Hay que
encarar una reforma de la reforma ya hecha. La otra posición, un caso típico
es el de las indemnizaciones en Chile, es: sigamos profundizando. Yo creo que
hay que corregir el camino. El modelo text book ya fue implementado, fue
ensayado, y es necesario aprender de esta práctica.
Los modelos que se aplican en América Latina, ¿son de crecimiento’
En torno a este tema hay un debate interesante. Tomemos el caso de Chile por
ejemplo. Chile tuvo un período de crecimiento muy bajo y ahora empezó a
crecer de nuevo, pero al mismo tiempo que está creciendo la desocupación.
Este fue el primer modelo de América Latina y el primer ejemplo de cómo podía
funcionar en América Latina, de modo que ya es tiempo de hacerse muchas
preguntas: ¿necesariamente este crecimiento genera desocupación?, ¿qué tipo
de estructura económica se genera?, ¿qué sistema de innovación, que
desarrollo de redes sociales y capital social creó Chile en este tiempo?
Una posición en el debate podría sostener que un modelo de ese tipo,
produciendo solo commodities con poca oportunidad tecnológica, llega a un
nivel en el que ya no se requieren más inversiones, dada la evolución de la
demanda internacional. Que ese modelo, creciendo al 6%, aumenta la
desocupación y, al mismo tiempo que no mejora la distribución del ingreso,
tiene un sistema fiscal regresivo. Aquí es evidente que el modelo cambió, y
esto lo acepta el propio gobierno. Es importante que se discutan estas
cuestiones. Qué forma adoptan en nuestros países los modelos de crecimiento,
de industria y tecnología. Esto no significa solo una crítica, es necesario llegar
a entender la situación, no ser catastrófico sino aprovechar la experiencia para
buscar nuevas opciones de política. La solución no es negar la situación ni
encerrarse en la crítica. Hay que evolucionar hacia ideas nuevas, rescatar la
importancia de la construcción de redes, el asociacionismo, la interacción, la
evaluación de recursos y todo este tipo de procesos, pero al mismo tiempo hay
que tener claro el contexto macro, hacia donde se mueve el país. Es
básicamente una cuestión de voluntad, de voluntad política.

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