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Método histórico-crítico:

Puesto que la Sagrada Escritura, en cuanto "palabra de Dios en lenguaje humano", ha sido
compuesta por autores humanos en todas sus partes y todas sus fuentes, su justa
comprensión no solamente admite como legítima, sino que requiere la utilización de este
método. (Pontificia Comisión Bíblica)
Se emplearon métodos racionales desde el preludio de la modernidad para dirimir sobre
los textos, abordar sus fuentes y acercarse a las producciones más antiguas. A partir de
estas observaciones se han llegado a conclusiones bastante interesantes sobre el
Pentateuco, y la composición de los evangelios. Ya no se entendía a la palabra como una
mera recepción pasiva, sino como una obra producto del tiempo, de las condiciones
sociales y en un ambiente semántico y lingüístico desarrollados a priori de la
materialización en libros estandarizados.
La investigación de los géneros literarios daba cuenta del contexto y espacio vital y
espiritual de las épocas de desarrollo del texto, así como de la función que ha
desempeñado: himnos, oraciones, historias, reflexiones sabias y eruditas, legalidad, entre
otros.
Todas estas premisas señalan que los autores gozan de una intención en su plano
existencial, y no están aislados de su realidad más inmediata.
El MHC propugna por dilucidar el proceso de formación del texto bíblico. Es decir, no
marginaliza ni al autor, ni al lector en su plano espacio-temporal.
A) A través de manuscritos antiguos y textos de la patrística se pretende llegar al
texto antiguo más fidedigno.
B) Verificar la coherencia interna de las unidades textuales a través de la filología.
C) Se revisa las modificaciones de los textos antes de su concretización final.
Otro de los métodos importantes es el retórico. Este puede ser: semítico, latino o griego y
se vuelva sobre la importancia de las palabras que median al autor con su auditor.
Asimismo, el modelo narrativo propone el estudio de la Sagrada Escritura a través de
cánones de narraciones antiguas: El Antiguo Testamento, en efecto, presenta una historia
de salvación cuyo relato eficaz se convierte en sustancia de la profesión de fe, de la liturgia
y de la catequesis (cfr. Sal. 78, 3-4; Ex. 12, 24-27; Deut. 6, 20-25; 26, 5-11). Por su parte, la
proclamación del kerigma cristiano comprende la secuencia narrativa de la vida, de la
muerte y de la resurrección de Jesucristo, acontecimientos de los cuales los evangelios nos
ofrecen el relato detallado. La catequesis se presenta también bajo forma narrativa (cfr. 1
Cor. 11, 23-25). (Pontificia Comisión Bíblica)
Otro método importante es el semiótico:
a) Inmanencia: cada texto tiene sentido propio.
b) Estructura: el texto es un tejido de relaciones.
c) Gramática: sigue unas leyes homogéneas de escritura.
Este trae tres niveles:
1) Análisis narrativo: el sentido desde el principio hasta el final.
2) Nivel discursivo. Actores, tiempo, lugares.
3) Lógico semiótico: las articulaciones previas a la formación del texto.
“La Biblia es una Palabra sobre la realidad, que Dios pronunció en una historia y que nos
dirige hoy por medio de autores humanos.” (Pontificia Comisión Bíblica)
Hay una serie de acercamientos basados en la tradición que sirven para completar el
MHC, pues, se considera que este cae en el riesgo de analizar a los textos como algo
aislado.
Acercamiento canónico: pretende ver a la Biblia como una producción final, en un gran
conjunto que da cuenta de la historia y el desarrollo de los textos canónicos como norma
de fe y vida. “La comunidad creyente es efectivamente el contexto adecuado para la
interpretación de los textos canónicos.” (Pontificia Comisión Bíblica)
La riqueza de la erudición judía también permite alimentar la tradición.
Cuestiones hermenéuticas:
Hay que entender las condiciones de posibilidad discursivas y vitales en las cuales se
desarrolla el texto, para así evitar caer en relativismos. (Bultman).
La pregunta central es: ¿Cómo habla la Biblia hoy?
Gadamer: “El intérprete debe entrar en diálogo con la realidad de la cual se trata en el
texto.” (Pontificia Comisión Bíblica)
Para Paul Ricoeur, el texto se separa de su significado original a medida que se van
realizando interpretaciones.
Sobre la tradición:
La Biblia es la manifestación de muchas tradiciones religiosas que la han precedido.
La Biblia se referencia a sí misma:
Así, la herencia de una tierra, prometida por Dios a Abraham para su descendencia (Gn.
15, 7. 18), se convierte en la entrada en el santuario de Dios (Ex. 15, 17), en una
participación en el reposo de Dios (Sal. 132, 7-8), reservada a los verdaderos creyentes
(Sal. 95, 8-11; Hech. 3, 73/44, 11), y, finalmente, en la entrada en el santuario celestial
(Heb. 6, 12. 18-20), "herencia eterna" (Heb. 9, 15). (Pontificia Comisión Bíblica)
También hay relaciones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Métodos de interpretación de la Biblia:
Se debe seguir la premisa de la Dei Verbum de “buscar con atención lo que los autores
sagrados quisieron decir “según su tiempo y su cultura, por medio de los géneros literarios
propios de su época”. (Gaitán, 2006, p.142).
Se precisa de un método con cierto gozne de objetividad para evitar caer en
interpretaciones falaces que no den cuenta del espíritu del texto.
Es necesario tener en cuenta varios factores: la historia de la transformación del texto, el
ambiente lingüístico en el que este se desarrolla, el papel que ha cumplido a lo largo de la
historia (culto, ley, poesía).
Cuando se analiza un texto antiguo se cae en el riesgo de caer en el anacronismo, más
aún, con el caso de la Sagrada que se torna tan familiar que sirve para legitimar cualquier
suerte de acción:
El uso de métodos científicos resulta necesario para las ciencias bíblicas pues ayudan al
lector a distanciarse del texto y a evitar de esa manera proyecciones de sentido
determinadas por las propias ideas y deseos (es la crítica a los malos lectores que
encuentran en el texto lo que ya sabían de antemano). (Gaitán, 2006, p.146)
Una de las críticas que se le hace al MHC, es su incapacidad para hablar hoy, pues se quea
en el sentido más original del texto.
La riqueza de la Sagrada Escritura, y la distancia que existe ya de los hechos acaecidos
directamente sobre su elaboración, exigen la participación de varios métodos desde las
ciencias sociales: enfoque de género, la antropología, la sociología, la dialéctica.
Exégesis bíblica.
1) Fase preparatoria del texto.
a) Fijación del texto: la crítica textual; intentar restaurar el texto más original y prolijo
posible.
b) Organización y estructuración del texto: segmentar las partes del libro, elegir la
perícopa, delimitar el inicio y el final del texto.
c) Traducción y uso de traducciones: se recomienda hacer uso del texto en la lengua
en que este fue producido (hebrero, arameo, griego). Asimismo, existen
traducciones formales y dinámicas. La primera intenta emular lo más posible al
texto original en su sentido y sonoridad, la segunda, intenta emular el efecto que
causó en sus oyentes.
2) Análisis sincrónico.
a) Análisis lingüístico-sintáctico: uso, determinación y significado de las palabras.
b) Análisis semántico: el significado del texto bíblico.
c) Análisis narrativo: los juicios, las ideas, el hilo conductor de los textos. Trama y
estructura unificadora.
d) Análisis pragmático: el efecto que produce el texto. Entender el acto de la
comunicación y los elementos culturales implícitos.
3) Análisis diacrónico
a) Crítica literaria: ahondar en las fuentes que ayudaron a construir el texto final.
Existen algunos criterios que permiten observar las “tensiones”: los duplicados o
repeticiones injustificadas (1Re 19,9-10 se repiten en los vv. 13-14; Ex 3,7 se repite
en el v. 9; claro que no hay que confundir estas repeticiones con las repeticiones
retóricas de los discursos o las plegarias); la presencia de fenómenos difícilmente
explicables como contradicciones (Gn 6,19-22 vs. 7,2-5) o interrupciones (2Cor 2,13;
cf. 7,5); presencia doble o múltiple del mismo texto en unidades diversas (Is 2,2-5
par. Mi 4,1-3; la triple narración de la mujer-hermana: Gn 12,10-20; 20,1-18; 26,1-
11); diversidad de géneros literarios en una misma pieza (Sl 22 comienza como la
súplica de un justo sumido en el dolor, pero a partir del v. 23 se convierte en una
invitación a la alabanza); un fondo histórico, institucional o religioso diferente (por
ejemplo, una alusión al exilio en el libro de Amós). (Gaitán, 2006, p.156)
b) Análisis de géneros: analizar las posibilidades literarias en que se han expresado los
autores a través de bloques de texto coherentes y más o menos homogéneos.
Tampoco se debe buscar la verdad histórica en “Cien años de soledad” ni en el
canto de Débora (Jue 5) o en el canto de victoria de Ex 15. La intención de Gn 2 no
está en el orden de lo biológico. Los relatos de aparición no pretenden hablar del
modo de la resurrección ni del modo de existencia del resucitado. En realidad los
evangelios no son biografías de Jesús, y quien así los lea posiblemente no accederá
al mensaje de los libros. (Gaitán, 2006, p.157).
c) Análisis de la tradición: desde el texto que se tiene hasta sus estadios más
primitivos (incluso la tradición oral).
d) Análisis de composición: se reflexiona sobre los textos que seleccionó el autor para
llegar a su composición final.
4) Lectura histórica: “la pregunta por el contenido histórico de los relatos o por la
veracidad de los sucesos allí narrados no escapa a los investigadores.” (Gaitán,
2006, p.160)
Conclusiones:
1) Es necesario un estudio serio, cimentado en un buen método de la Sagrada
Escritura para no caer en anacronismos y asuntos fuera de lugar.
2) Los métodos para estudiar la Sagrada Escritura no son un impedimento para la
fe.
3) La metodología de investigación puede dar cuenta de la experiencia de Dios a
través de la historia y en los diversos contextos.
4) Un estudio serio permite que la Biblia hable para el hombre de hoy.
5) No hay que caer en interpretaciones simplistas. Hay que valerse de pluralidad de
conocimientos.
Bibliografía:
Pontificia Comisión Bíblica (1983) La interpretación de la Biblia en la Iglesia. URL:
http://www.mercaba.org/CONGREGACIONES/BIBLICA/indice_interpretacion_biblia.htm
Fecha de consulta: 23 de marzo de 2017.
Gaitán, Tarcisio. (2006) Métodos de interpretación de la Biblia. Cuestiones Teológicas. Vol.
33, No. 79, pp. 141-169. Medellín, Colombia. Enero-Junio.

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