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VERATRUM ALBUM

Veratrum album
Carecemos todavía de una historia completa de sus síntomas, cuyos
detalles, de los cuales voy a ocuparme, no pueden considerarse mas que
como un bosquejo parcial.
Los médicos actuales no han sospechado la poderosa influencia que
ejerce esta planta en la curación de casi un tercio de los enajenados,
porque no sabían a qué especie de enajenación mental debía oponerse, y
a qué dosis era necesario emplearla para que fuera útil y no pudiera
dañar, Basta, teniendo en cuenta los demás síntomas, prestar
principalmente atención a las observaciones siguientes de enajenación
mental para reconocer cuáles pueden combatirse homeopáticamente con
buen éxito por el eléboro blanco.
Nosotros no debemos imitar a los antiguos en las dosis que ellos
prescribían... Es falso que los enajenados tengan necesidad de
medicamentos a altas dosis, y que las soporten, como todavía creen hoy
los médicos... Si a tales enfermos se les administra medicamentos
alopáticos a altas dosis, lo material del cuerpo sufre poco por ello, puesto
que se ha visto que 20 granos de tártaro estibiado no han provocado el
vómito; pero lo que los médicos no
han observado, porque en general prestan poca atención a lo que tienen
delante de los ojos, es que los órganos de la inteligencia y de la moral
son frecuentemente atacados por aquéllas. Bajo la influencia de estos
medios violentos e inconvenientes el estado de los enfermos se agrava
visiblemente, por lo que respecta a la manía o melancolía, y
frecuentemente hasta el punto de hacerse incurable.
Pero lo que nadie había sospechado hasta hoy, y que no por esto es
menos verdadero, es que les basta a estos enfermos del entendimiento y
de la moral dosis tan débiles como las que se prescriben en otras
afecciones ordinarias; con tal que la medicación sea perfectamente
homeopática, la curación tiene lugar de una manera rápida y duradera, y
las facultades, tanto intelectuales como morales, vuelven con toda
libertad a su curso normal. Después de haber preparado una tintura tal,
que cada gota contenga tan solo un cuadrillonésimo de grano de la virtud
del eléboro blanco, jamás he empleado más que una sola gota de esta
preparación y frecuentemente también una muy pequeña parte de gota.
Puede hacerse tomar al enfermo el medicamento mezclándolo con su
bebida ordinaria, y por consiguiente, sin tener que recurrir a la violencia,
que en tales casos siempre perjudica. Pero es menester que, por otra
parte, el régimen de vida esté arreglado de modo que pueda ofrecer la
reunión de todas las circunstancias exigibles para el recobro y la
conservación de la salud; es necesario evitar todas las sustancias
medicinales que puedan perturbar la acción del eléboro; es menester
abstenerse de toda influencia moral o física capaz de ejercer cualquiera
perturbación.
Los paroxismos de dolor, análogos a los que el eléboro blanco
provoca, y que cada vez sumergen al enfermo en un estado de delirio o
de demencia durante algún tiempo, ceden frecuentemente a la más
pequeña dosis de la disolución de que acabo de hablar.
Frecuentemente también ha sido administrado el eléboro blanco con
buen éxito en fiebres intermitentes, que no consisten más que en frío
exterior, y que tan sólo iban acompañadas de calor interior y de orina de
un color subido, sobre todo cuando existía un sudor frío en el cuerpo y en
la frente.
Esta sustancia es muy útil, al menos como medio intercurrente, en
varias afecciones hipocondríacas, como también en ciertas especies de
hernias inguinales.
Algunas tazas de café fuerte es el medio más seguro de disipar los
accidentes fatales y súbitos que a veces produce el eléboro; pero si los
síntomas principales consisten en un dolor presivo de cabeza, frío en el
cuerpo y un sopor pesado, el alcanfor es el antídoto a que debe recurrirse.
Si el sujeto está fuera de sí y con ansiedad, con frío en el cuerpo o
también con sensación de calor quemante en el cerebro, es el caso de
emplear el beleño.
La quina a pequeñas dosis es el medio más propio para hacer
desaparecer los males crónicos causados por el eléboro blanco, entre
otros la fiebre cotidiana cuyos accesos se presentan antes de media
noche.
He visto los efectos positivos de esta raíz, hasta administrada a la
más pequeña dosis, durar cinco y más días.
El eléboro blanco produce entre sus efectos el siguiente: "Vómitos
continuados por dos veces, cada uno después de tres o cuatro esfuerzos;
en el intervalo de un cuarto de hora entre estos dos accesos, las náuseas
continuaron; las materias vomitadas tenían un olor agrio." El vómito se
calmó con leche fría, pero sobrevino después un frío extraordinario en la
cama.
El eléboro blanco produce una "debilidad extrema;" el hierro parece
que la cura.
Casi nunca sobrevienen los espasmos generales sino poco antes de la
muerte bajo la acción del eléboro blanco, y parece que indican la
impotencia del antagonismo de la naturaleza.

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