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B O L E T Í N C U LT U R A L Y B I B L I O G R Á F I C O , V O L . X L I X , N Ú M . 8 9 , 2 0 1 5 [127]
r e s e ña s
de los municipios el pago de los sala- Todo indicaba que la batalla apenas la etnografía para entender mejor el
rios y las pensiones de los profesores. comenzaba y que las luchas venideras fenómeno?
El capítulo 5 –el único realmente tendrían que ser mucho más recias y Un tercer aspecto sobre el que quie-
crítico del libro– hace un balance del de más hondo calado si el pueblo co- ro llamar la atención es el libro como
movimiento contestatario de los maes- lombiano quería derrotar al neolibe- objeto. Este es otro caso de un texto
tros durante 1997 y 2007, se distancia ralismo y salvaguardar la educación académico sin aparente mediación edi-
de algunas de las posiciones políticas pública de su privatización y aniqui- torial. Volvemos al tema: el editor aca-
de Fecode, y entrevé un panorama pa- lamiento. [pág. 259] démico cumple la tarea de gestionar y
ra la acción de los docentes que cali- adecuar los contenidos de un manus-
ficaríamos como reivindicativa de su Este no es un registro de escritura crito producto de un proyecto de in-
papel como actores culturales en una académica, propio de una investigadora vestigación con vista a la divulgación
sociedad como la colombiana en trán- con doctorado. Martínez tiene dificul- pública. Eso lo obliga a guiar al autor
sito a ser una democracia participativa. tades para ganar al lector como inter- para que reforme el texto en esa orien-
El libro de la profesora Martínez locutor válido. No busca informarlo e tación. Aquí, al contrario, se tiene la
nos invita a pensar en diversos aspectos invitarlo a buscar la verdad, sino como impresión de que el texto pasó de la
de la investigación en educación. Este un mero receptor que debe bajar la ca- profesora investigadora al diseñador
texto, en particular, conjuga aspectos beza ante las tesis que expone. Los re- gráfico y que el editor le dio exclusi-
problemáticos que nos interesa debatir. cursos retóricos para hacerlo son delez- vamente una mirada para cazar gaza-
Primero, la escritura. Prevenidos ya nables –el argumento ad hóminem, el pos. Como es coedición empresa pri-
con el tratamiento del tema (las “lu- trillado cirirí izquierdista de “ellos son vada-universidad pública y la platica
chas” de los maestros contra el Estado lo que venden la nación” –, un moralis- de impresión proviene de los impues-
por la reivindicación de sus derechos), mo ingenuo (los profesores son almas tos que pagamos los colombianos, se
entramos con la esperanza de hallar bondadosas) y una prosa seca, que se debe tener cuidado con los detalles2.
una prosa académica que invite al diá- lee a tumbos. En definitiva, al leer el trabajo Car-
logo. Pero desde el principio el texto En segundo lugar, así suene a pe- tografía de las movilizaciones por la
polariza: los maestros son buenos; el rogrullada, es necesario preguntarse educación en Colombia 1998-2007, nos
gobierno, malo. A los lectores intere- por la forma como un investigador se queda la sensación de haber leído un
sados –y esto es lo que más me moles- enfrenta a su objeto de investigación. texto soso, lleno de prejuicios políticos
ta– se les trata más como menores de Las condiciones parecen ser tres: rigor, y con más consignas que argumentos,
edad que estarían de acuerdo con una apertura ante el tema y espíritu inter- en el cual no hay un retrato humano,
tesis simplona: las motivaciones de los disciplinario. No estoy diciendo que la vivo, de los maestros como actores so-
docentes son justas y las del gobierno, profesora Martínez no las tenga, pe- ciales y políticos en un entorno de ex-
en correspondencia, injustas y sordas ro sí creo necesario reclamar que es- clusión, como es el que se inauguró con
a la importancia de la educación. Aquí ta investigación es débil porque la au- el Frente Nacional en 1959. En poco
quiero hacer una pregunta: ¿para qué tora no hace uso de recursos propios complementa la lograda investigación
se hace investigación si ya de antema- de historiador y demuestra que carece Los maestros colombianos (1986), del
no se saben las conclusiones? de estratos interpretativos suficientes. sociólogo Rodrigo Parra Sandoval.
Esta es una actitud éticamente inco- Valoro que la profesora Martínez Más allá de protestas y movilizacio-
rrecta del investigador y ello hablaría tenga un valioso acopio de documen- nes, nos queda la convicción de que
no solo de las limitaciones epistémicas tos sobre las protestas de los maestros ser maestro en Colombia –parodian-
de la investigadora, sino de pares aca- e, incluso, como ella misma lo indica, do a Borges en “Ulrica”– todavía es
démicos que debieron haberle llama- cuente con una base de entrevistas a un acto de fe.
do la atención sobre una metodología varios dirigentes sindicales. ¿Por qué
de trabajo basada en validar consig- no se utiliza esta información? O me- Carlos Sánchez Lozano
nas sindicales y que, en verdad, poco jor: ¿por qué no aparecen como anexos
aportan para saber los efectos de estas apartes de esos documentos? ¿Esto no
movilizaciones sociales en Colombia, enriquecería la bibliografía primaria y
que han tenido historiadores cuidado- secundaria sobre el tema? Otra limita-
sos (cfr., por ejemplo, los trabajos de ción: la rúbrica para valorar los obje-
Mauricio Archila y de Fernán Gonzá- tivos de las movilizaciones de los do-
lez, del Cinep). Obvio que este libro centes que aparece como anexo en la
es político –sería ingenuo pretender página 354 es “escolar” y maniquea. No
que no lo fuera–, pero lo es en la peor aporta información que ayude a com-
acepción de lo “político” que es el par- prender, en la expresión de Foucault,
tidismo ciego de la izquierda leninista la “hermenéutica del sujeto”. Hay una
que sigue enfrascada en “estructuras y idea mecánica de las movilizaciones
superestructuras”. La autora no es crí- populares: la gente se mueve contra
tica ni con los maestros ni con Fecode. los gobiernos porque ya hay motivos
2. El papel en que está impreso el libro es
No describe, no expone. Argumenta de enfrentamiento. ¿No hubiera sido contaminante y la selección de la fuente
con una suficiencia arrogante: mejor utilizar una metodología como tipográfica afecta la lecturabilidad.
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