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£: El Divan del Tamarit: recreacién poética del mundo arabe por Federico Garcia Lorca Francisco Ernesto Puertas Moya Instituto Cervantes de Orda ‘Como si se tratara de un espejo (aquel espejo de tinta con ef que Borges podria hhaber identficado una de las matples formas del libro de arena), con el parale- lism (versa, metrco} de un libro bilinge que puede empezarse desde cualquier Piigina, abiero por delante 0 por detrés, como un libro ininit, es probable que a Federico Garcia Lorca le hubiese gustado versus palabras traducidas al érabe y escuchar el eco:de su voz y de sus ritmos sonando en la lengua imaginara a cuyos poetas homenajes a través de un libro (Garcia Lora, 2007) edtado hace poco mas de un aio, con motivo de la Feria del Libro de Argel, por el Instituto Cervantes de aquella civdad, en edicién bilingGe traducida por el profesor Ahmed Berraghda, libro que tuve el inmerecide honor de presentar por indicacidn expresa del director del Instituto Cervantes de Argel en aque! momento, Domingo Garcia Cafiedo Divan del Tamarit se pera con varios rasgos que no debernos descuidar: se trata de un libro péstumo (y, por tanto, como todo libro péstumo, por mis que se edite y se reetite © incluso sus texios se encueniren difundides por Interne, siempre estamos ante una obra inédita),perteneciente al conjumto de obras mis ‘stlizadas, puras, maduras y reflexvas de un poeta que habia ido exigiéndose a «ada paso, en cada libro, un encuentro con una vor propa, dstinguble ente las voces, incontundible, pese (, tal vez, gracias) ala canlidad de voces y regisros «que se amalgaman y encuentran en su obra poétia ademés de mosrar un cr sis existencial detectable en otros libros de la época. Como ha sefialado Manuel Alcides (1998) ela angustia (0 ta desesperacign) amorosa que surge en Divan def Tamarit es la evolucin de estos confictos donde el amor se ha desarolado en, ‘una direccién especial: Jo que se ha dado en llamar amor oscuro La poesia de Garcia Lorca, imposible de califcary de clasiica, casi imposible de organizar y cada vez més expuesia ala tentacin hagiogrtica de la erudicién, {a artica exepética y la ampulosidad hierdtica en el watamiento que de ella se hace, podria ser definida como un punto de encuentro, un cruce de caminos y también un espacio para el didlogo y para la rellexin, y en ese sentido la obra de Lorca sigue resultando de una enorme vigencia y actualidad porque nos permite entender todavia y comprender faM@ BE este nebuloso mundo de sensaciones y perplejidades en que vivieos — La pepplejidad Dielebrados como parte esencial de la experiencia {tética formaron, sin dud, parte de la creacién lteraria de ese Lorca arincona- eo emia, dificil de comprender,cuyas tims ceactones, de un suealsmo 7 sangrant,siguensiendo la piedra de toque del academicismo: Div del Tamar, esshora de reconacerlo, es obra recndita y secreta,tefida de un velo de exotismo «que el propio autor quiso prestarle a través de su titulo, pero que se convirio en {se cotte de tesorosinadvertidos que sintetiza lo mejor, lo mis maduto y expe rimentado de la desasosegada bisqueda en que Lorca quiso cifrar sv actividad ‘como poeta. ace No podemos ni debemos olvidar que este divin oantologla apécrifafue conce- bido como un divertiment, dolores v nada acoso, elaborado com la vista puesta en ef paradisiaco jardin de la huerta de San Vicente, residencia familiar granadina ue tan gratificante y significativa fue on la vida, y hasta en la muerte, del poeta = [esa muerte vl, como son todas as muertes, que en su caso vino a forjar ta leyenda mitca del héroe que alcanzs la gyacia de moxir joven, como corresponde a todo semidids en la mitologiaclésica grecolatina, en cumplimiento de las palabras del fauno Sileno, «el secreto de la vida consiste en no nace, on caso de hacerlo, en ‘mori joven> que tan acertadamente abriron la condicién postmoderma auspicia- da por Nietzsche [2004] en E1 Nacimiento de la Tragedia). — En la persona y en la obra de Federico Garcia Lorca confluyen y coinciden, de ‘modo sorprendente y paradigmitico, las caractersticas que tan raramente convier- tea alguien en un héroe mitico, 2 través de hechos tan variados y tales como sus ppremoniciones sobre los turbulentos sucesos que lo convirtieron en un mito a cau- sa de su muerte rpidamente convertida en simbolo de la represién franquista, con ‘enormes repercusiones en todo el planeta (sirva a modo de ejemplo la presencia de Lorca en los poetas érabes que en este mismo volumen han sido analizados por ‘Aicha Bouzid en «La imagen pottica del espafol en fa poesfa érabe contempors- nea. Caso de estudio: Federico Garefa Lorca») AAI parecer, y solo nos quedan los testimonios y las ediciones criticas para sa- berlo, Lorca concibié este Divén del Tamarit como una obra cuya ejecutoria tuvo clara desde un primer momento. A mi, més bien, me pusce gue Eades ao, is a literaria (consistent en imitar @ su modo y manera la wadi- ‘cidn literaria arabiga que conocia gracias alas traducciones de su amigo, el ara- bist] GaMeFestos poctas, como sefala Emilio de Sartiagu (2003. 96), «ENET TVUCKO del poder hipnético de las metéforas gongorinas») al amparo de Meee ‘que intentaré resumir: una parte la eyocacinimaginara de una ciudad peda con la que, come a sfalado Arches Sora Otago TUNE: 168 Eee Mani tones 11989), agua presente en la poesia lrquiano tiene une eacin especula yn liempe histricamecuperahle con el aliienteafadide de dspomer de uno ee, Hamer eee Sates ee ney por su alta capacidad sinestésica. La ciudad de Granada (ciudad dria en f gargrta, como es eal en «Casi del hid por el agua, rememorando la obra emblematia de Uis Soto de Rea, Px ‘abo cerrado para muchos y abet para pocos, con coy comentario joven i 66 Lorca ss aiiones pois en un, por emonces, propio amable ambiente » local aparece presente, nombrada expictamerteen «Gacela de amor que nose hoary en eCacaa tl lio numrtripomne ence ckecscen dtecies teplcths del pormaro: ol pota enace a wavds de ene sc den basioa True; press cos de agoel ino ocene de 1510 reparecen ay mahi ation al proceso de a tansmutacin del gusano-enersldas nes de aes prin del deseo de aque bile os mts da caleveray on amalos nuns Ia seas («Gace de a tebleprsenian En sGacca dla rpe onus no solo reapaece el tema de lant nid a sucho ya ast seo otal, on elec de las manzitas Como sino) slo qu te aude couche de due fo / que queria corare el corangn en aka mare exe nino em Lore, Ua ‘muerte, sin embargo, ser eltema esencialy propio das asta, naguradas por ta Cts del bert po el agua, donde tera harelstade epee (crea recreado en la estuctira de est libro} explicitr re niNG quel pots ha side tui al verse refejado as mis, al conocer aber gk er cotepndo. te acepdndos,reconocindose mismo en su dened dejandone ha poral zea. quic.en su transparencia le permitia contemplarse v aceptarse,, Escrtsen clave, de dda inerpretaciGn pero que pueden rasveare 3 4e sus simbolas, estos pemas pemiten encontrar el proceso de eta Bequeda cin y saresiqierty en strbolos eimigenes probalemente occaeS ‘Sidedar dex thee oie fad feta dicasa sone rateyaamere do en «Gacela del recuerdo de amore, alude al semblor del blaned cerez0/ en el mario de eneros,probablemente tran la tmagen de San Sebastn,cuya Rwerte es célebre por los cuadros y la imagineria religiosa, camo icano, ya que su fiesta tiene lugar a finales de enero, ves he eto se gi aan Ia a Pll pbesl pelted ty poe = pclae a cher Mote aca teegra eae ee ee een te an eae ee ee eee ee een ae eae eres ee ee Some ear ang a ee ee reas alee ermal pete pelea ee SS Sab ec ee sa eae sand ware eins cana Ge eee ae os versos son mas de cuatro y menos de quince», (Garcfa Gémez, 1998: 50 Para Lorca, la gacela puede llegar a ser incluso sinénimo de poesta si repara- ‘mos en cémo se dirige a Walt Whitman, «tu lengua est llamando camaradas que velen tu gacela sin cuerpo» (Garcia Lorca, 1983: 240). Resultasignificativo el gus- 10 y aficién de los escrtores de vanguardia por lo apécrito, por desentrafiar todo lo que de imitaciGn y de falsario se esconde en toda obra atistica (al vez en ello 29 ‘“f Cates Ase CUS $ Fy) PEeSa consists lo que Ortega (1985) tan magistralmente denomind y categori26 como la edeshumanizacién del arte): recuérdese, en este sentido, el fabuloso sentido, del humor con que Max Aub (1958) afront6 y abordé la creacién de un personaje cestéticamente imposible como Jusep Torres Campalans; asimismo; en su ensuefio de otras vidas posibles, el ya mencionado Borges, poeta ante toda, no de de es- cribir por boca de aquellos autores, existentes 0 inventados, a quienes fe gustaba © le hubiese gustado leer, en la misma linea de lo que habia hecho a través de sus [poemas dispersos el multinacional Kavaiis. Ekpoema con que se abre el Djvén (la primera gacela) plantea, de modo para- digmatico, el tono del poemariogtina busqueda del amor perdido, del amor it sible; callado, oculto (mis valdria decir eoscuros, por las razones que todo lector _=lorquiano conoce, y que sefalan a la «amalgama de muerte y amor amenazado»,. oma indica Trabado (2002: 340)), de donde ese tono elegiaco (probablemente derivado de ese otro gran poema de la tltima etapa productiva del poeta grana- dino, el «Llanto por ignacio Sénchez Mejias»), tono elegiaco que se expresa con toda su crueldad en las imagenes y simbolos del surrealismo que con tanta macs. {rfa se exponen y manifietan en Foeta en Nueva York, obra cumbre de la poesia lorquiana ty seguramente de toda una época y de la eneracién vanguardista del 27, que incluye a natradores, ensayistas y especialmente poetas de {a tala de Rafael Albert, Benjamin Jarnés, el propio Onega y Gasset impulsor —olvidado— €en gran medida de esta generacién; Vicente Aleixandke, Max Aub, Luis Cemuda, Vicente Aleixandte, Manuel Altolaguirte, Pedro Salinas, etc). ‘Sirvanos este poema (+Gacela del amor imprevisto») para, através de su anéli- sis y comentario, desentrafiat algunas claves de la obra lorquiana, aprovechando su relacién con fa explotacién didctica que la profesora Tudela Capdevila y yo ‘mismo hemos realizado para un curso especial de literatura en ELE y que esta pen- dignte de publicacién en breve. “ Nadie comprend’a el perfume ED = Oo ere ag ne ON ba die sabta que rmartrizabas visual. - eins ween. seb ae Ga” Milcaballtos persas. se dormian Pere F Enlaplazacon una de tu frente, ‘Mientras que yo enlazaba cuatro noches - Tcinmura enemigs delanieve 4 oles Entre yeso jazmines, tu mirada Eraunpalidoramo. "de simientes. > SCAN AS. y Yobusqué, para darte, por mi pecho en Las letras de marti” gue dicen sempre. 0 S Samo tome: Sst, pave fa cuerpo fughtvo para siempre, Loge * La sangre de us venas en mi boca, — we Tu boca ya sin luz para mi muerte, — 30 WWkeenes, SURE. En primer lugar, hay que atender a algunos aspects formales del poema que rmvestian el decantamiento de Lorca por una utlizacin de los rtmos mas popula- res en la liica espafiola (el octosflabo y el endecasflabo), que a modo de pie que- brado y con la sentenciosidad gnémica del verso inicial apuntan hacia el romance me», verso sinest fe encuentra sin embargo gran parte de la evocacién de la memoria—, spuede To racional apropiarse de lo sensorial?, ges capaz la razén y el entendimiento de jestiticar y explicar todo aquello que se le presenta (sicamente?) que plasma ese dilema de la pasion amorosa que obsesiona al pocta. ‘Asimismo, ¢s probable que una interpretacin mas prosaica del verso nos haga entender que lo tnico que nos esté explicando es que el objeto de su amor es Gni- Co hasta ese momento habia sido desatendido por el resto de los humans, que tno hablan sabido apreciar sus virudes, captar su esencia (esa magnolia onfilica ‘que representa su vientre, fuente de vida). Sin embargo, este poema también podria estar forzado a leerse ms lentamente al obligara las diresisy el hiato en dos ocasiones, para conseguir el endecasilabo: Na~di—e~ com — pren — di—a ~el ~ per— fu ~me. El otto aporte ritmico, el fundamental, forma parte det clasiclsmo con que se revistié ta métria lorquiana para dar forma al universo onitico y al mundo simbé- Tico en el que se trazaron los embates y los asedios del granadino ala Modernidad ppostica. De esta forma, lo que encontramos en el resto def poema son endecasila- fos perectos,regidos tanto por ef hemistiquio 0 pausa en la séptima silaba, como fen la acentuacidn (3 - 6 10/4 ~6 ~10): El perfume /de tu vientre / martirizabas / entre los dientes / se dormian / de tu ‘frente cvatro noches / de la nieve fu mirada /tus simientes / por mi pecho/dicen siempre / de mi agonia / para siempre / en mi boca / para mi muerte (en negrita, los versos resultantes de un final en aguda 6 + 1). Los suefos atentan contra el orden Logico y contra los conocimientos y saberes mis elementales, de ahi que un poema de raigambre onirica pueda permitirse pre- Sentar el mundo en un orden ilégico y presentarlo como si esa fuese su naturaleza. Que se trata de un atipico poema de amor, surgido tal ver del deseo de en- Coe ee a eccable, puede comprobarse aio pore smb pars pen. pal © ap. con EN ra Tmdgenes coro pore valvénalrante Poncnas gue median Pe ire cr poresiracionesalemas van marcando e tno del poema ram ee Pes ula. En ete send, hay dexde puro devia aa er techo mere, digo de analizarse desde el conocmiero de ree a de Feo Salinas, su poe sPra whi 20 quero, cone aoe gra mas aha / vive en los pronombress, esl hecho de que 3 ‘el ti est implicto y aparece de un modo tangencial emartirizabass y el reite- ado uso del posesivo para designar diferentes partes de su cuerpo: tu vientre, tu frente, tu cintura, tu mirada, tu Cuerpo, Us venas, ty boca), mientras que el yo del poeta figura explicito y patente solo en las estofasintermedias, de modo que hay [Lins gatacin conic el dlesn de deslumbramiento inicial de fa primera ‘sola con la aparicion del ser amado, a quien nadie comprende (jseré el propio yo. el yo pasado, quien se identifica con el nadie?) para hacer su aparicién de Torma manifesta en la confrontacién ti'yo que tiene lugar en la segunda estrofa, como si ambos pronombres viviesen de espaldas, ignorandose el uno al otro. En {a tercera esto, el yo prorrumpe (no solo por ser inicio del tercer verso) en un proceso conscient, activo y deseado de busqueda, en el ofrecimiento amoroso de —laentrega plena que simboliza el marfil (material resistente,simbolo de la entrega = fie y detintiva) con que se escribe «siempres, proceso que culmina can la des- ‘aparicién: el poeta ya no exist sino confundido con, en y por el otro, levernente presente por los posesivos (ani agonia, mi boca} mi muerte), pero entremezclado fen un hermoso juego de altemancias con el ser amado, que asume el protagonis- tm dmc, seve como el Ov tons ds cuerpo s,s api, Maal yo poten 1 Se CeINere er oa agenday mientar GET. Sapa ic det dart mado es Su CUerp Uhr agont1C “Guerpo), al tiempo {Que ese cuerpo (en consonancia con la teoria aistotlica) represente la pate de la ida y fos instintos en el vienre, en el pecho los afectos y en la cabeza el racici- rio, ue niega primeramente Ia exstencia del amor, lo que nos permite interpretar {a seyunda estrofa «mil caballitos prsas se dormian / en la plaza con luna de tu frente» como la latencia de ese amor de orientacin prohibida no reconacido, pudiendo incluso entender la figura del caballo como la vieja imagen parmeni- {deana de los sentidos ciegamente desbocados, que hacen que el poeta desprecie la razén para aferarse alo sensual, sintetizado en ta cintura que tan importante resulta en la poesia lorquiana (recuérdese el inicio de la «Oda a Walt Whitmans); fa ultima estrofa nos depara también dos juegos Hamativos interesantes, puesto {que el jardin dela agonfa del poeta es el preludio de su muerte, con lo que el final del poerna da nueva luz al significado (polisémico, dable) dela palabra’

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