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TRES CUARTOS
DE SIGLO ANTES DE COLÓN POR EXPEDICIONES CHINAS
Resumen
El artículo recoge el discurso de orden, pronunciado por el autor en la sesión solemne de octubre
de 2012, dedicado a la conmemoración de la llegada de Colón a América. En ese discurso De Greiff
se aproxima a insinuar las posibilidades de la llegada de expediciones comerciales chinas a nuestro
continente, muy anteriores a la empresa de Colón. Para ello se refiere tanto a las tensiones entre el
expansionismo y el aislacionismo de la China en los siglo XV y XVI, como a las avanzadas técnicas
chinas de navegación, la cartografía de los siglo XVI, las alusiones míticas que parecen haber influido
en los navegantes portugueses y el propio Colón, y, especialmente, al encuentro de restos de juncos
y porcelanas de China en California.
Palabras clave: Expansionismo, aislacionismo, cartografía, técnicas de navegación, alusiones
míticas.
The article reproduces the author’s speech on the annual commemorative session of the Ameri-
can discovery on October 2012, when he approached to the traces of an eventual arrival of Chinese
commercial expedition to America, many years before Columbus. In order to do that, he told about
the tensions between expansionism and isolationism in China during the XV and XVI centuries, as
well as the highly developed Chinese techniques of navigation, the XVI century’s cartography, and
the influx of mythical allusions on Portuguese navigators and Columbus himself, and, especially the
founding of traces of Chinese boats and chinaware in California.
Keywords: Expansionism, isolationism, cartography, navigation’s techniques, mythical allusions
*
Ingeniero Civil, Universidad Nacional de Colombia. Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia.
Correo electrónico: boletinacademia@etb.net.co. Fecha de recepción: 09 de octubre de 2012; fecha de aceptación:
03 de diciembre de 2012.
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Introducción
Hace 605 años por estos mismos meses partió una gran flota de 317
juncos chinos del puerto de Nankín con dirección a la isla de Sumatra;
pasó luego a Java y de allí a Sri Lanka y a su destino que era Calicut,
conocida hoy como Calcuta. La misión de la flota era enteramente co-
mercial y destinada también al establecimiento de relaciones amistosas
y diplomáticas con los países visitados. Ya de regreso, en el año 1407,
enfrentaron a un pirata y soportaron un tifón. Se inició así la serie de
viajes de siete flotas para abrir el comercio de China con todos los países
del orbe. El jefe de las flotas era el navegante chino proveniente de una
minoría mahometana de origen árabe llamado, Zhen He. Al regreso el
emperador Zhu Di, que tomó el nombre de Yongle, ordenó de inmediato
alistar una segunda flota con la finalidad de repatriar a los embajadores
extranjeros que habían asistido a las ceremonias por su llegada al trono
y renovar las relaciones efectuadas. Esta segunda flota contaba con 68
barcos. Repitieron las visitas hechas en el viaje anterior y, en Calicut,
participaron en la elección de un nuevo rey de esa ciudad.
Un tercer viaje se organizó al regreso de la flota y partió en 1409
con 48 juncos. En ese viaje embarcó un cronista. Durante él visitaron
Vietnam como Singapur en el extremo de la península de Malaca, y
luego a Sri Lanka y finalmente a Calicut.
El cuarto viaje marca la intención de visitar países más lejanos así
que la cuarta flota estuvo en Arabia y la costa oriental de África. Esta
flota constaba de 63 naves y llevaba un traductor del árabe. Un des-
tacamento de ella fue hasta el reino de Bengala; esa parte de la flota
regresó a China llevando un regalo del rey de Bengala al emperador de
China: una jirafa. En 1515 regresó el resto de la flota, luego de haber
visitado Ormuz en el Golfo Pérsico.
Dos años más tarde en 1417 zarpó la quinta flota. Después de visitar
los lugares ya conocidos, llegó a Adén en donde los navegantes fueron
recibidos por el Sultán. Parte de la tripulación realizó una peregrinación
a la Meca. Después estuvieron en Somalia. La flota regresó en el mes
de julio con embajadores que llevaron de regalo otra jirafa.
Las flotas partían de China con los productos manufacturados que
habrían de venderse en los países y ciudades visitadas a lo que se
añadía los regalos que el emperador enviaba con destino a los reyes
y monarcas de esos lugares, dentro del espíritu amistoso y respe-
tuoso de los viajes que no tienen la nefasta finalidad de una cruzada.
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Un relato muy novelado de esos viajes chinos se encuentran en: Gavin Menzies, 1421 el año en que China descubrió
el Nuevo Mundo (Barcelona: editorial Grijalbo, 2003).
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Reproducido parcialmente en Samuel Eliot Morison, The European Discovery of America: The Northern voyages,
A.D. 500-1600 (New York: Oxford University Press, 1971), 100.
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Que la partida hacia el occidente desde la Gomera fue para hacer la navegación por latitud de la isla de las siete
ciudades, tal como figura en el globo terráqueo de Behaim, es idea de Morison, ob. cit,
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Las citas del diario de Colón son tomadas de Cristóbal Colón, Textos y documentos completos, editados por Consuelo
Varela (Madrid: Alianza Editorial, 1984)
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Lo importante es que Colón viajaba con un mapa que le indicaba algo que podría haber encontrado. Lo mismo
ocurre con otros navegantes de esa ‘era de los descubrimientos’, que también llevaban mapa. Magallanes llevaba
uno que ya tenía dibujado el estrecho que iba a descubrir. Lo mismo el capitán Cook.
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El trazo de la trayectoria del primer viaje de Colón teniendo en cuenta la deriva lo lleva Luis Marden hasta el cayo
Samana. National Geographic Society, diciembre de 1989.
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Colón, ob. cit.
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Si China renunció al imperialismo, es decir, a la guerra de conquista, no por ello permitió, mediante guerra defensiva,
que mongoles o japoneses la invadieran.
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debe tomarse esto como un punto alto en la historia humana. Las situa-
ciones contrarias deben verse como profundas fosas, huecos negros.
Contrariamente al nulo entusiasmo hacia los viajes de las siete flo-
tas que se manifestó en la China, los europeos tomaron la conquista y
poblamiento de América como oportunidad personal máxime cuando
el asunto era también la voluntad del monarca. Si bien la monarquía
en España promulgó una legislación especial referente a la conducta a
seguir con respecto a los aborígenes de América, a las miles de leguas
de distancia y meses de demora en las comunicaciones se le agregaron
funcionarios reales enfrentados al manejo de inmensos territorios que
no lograron impedir un exterminio de la población aborigen que pasó de
un estimativo de 11 millones a tres millones en el curso de tres siglos
mientras que la población criolla blanca creció de cero a tres millones.
Los peores extremos fueron el exterminio de aborígenes en la Pampa
argentina, principalmente por inmigrantes italianos, en las regiones del
oeste de Norteamérica por oriundos de las islas británicas.
Las exploraciones chinas destinadas a establecer relaciones amistosas
y comerciales con los demás pueblos del globo contrasta entonces con
las cruzadas contra los ‘infieles’, agresoras culturalmente y destinadas
a la apropiación de las tierras ocupadas y de los recursos conquistados.
Algo totalmente diferente a lo ocurrido años después con Vasco
da Gama o con Cristóbal Colón, fueron los viajes chinos. El trabajo de
cruzada de las expediciones europeas lo protocolizan las bulas del papa
Pío II espantado por los avances de los turcos hacia Europa y el epitafio
grabado en la tumba del papa Inocencio VIII, que reza: “Con su oro se
halló la gloria del Nuevo Mundo”.
En 1594 el carácter de ‘cruzada’ fue garantizado por otro papa. Esta
vez Alejandro VI sin tener el más mínimo derecho, mediante un meridiano
entre los reinos de España y Portugal9. También el papado otorgó al rey
de España la potestad de nombrar los obispos de la iglesia católica en
América con el compromiso de evangelizar a los habitantes de ellas, y
cambiarles sus creencias por el sistema de creencias de la iglesia ca-
tólica y vigilar la disciplina eclesiástica en los dominios adjudicados. La
agresión cultural exaltada, el carácter de nefasta cruzada protocolizado.
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El tratado de Tordesillas que lo dispuso es de 1594. Determinó inicialmente que esa línea de demarcación sería a
100 leguas al occidente de las islas de Cabo Verde. Con posteridad las coronas de España y Portugal determinaron
aumentar esa distancia a 370 leguas con lo que el meridiano demarcador quedó pasando no lejos de la boca del
Amazonas y del lugar que hoy ocupa Río de Janeiro.
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Citado por John M Hobson, Los Orígenes Orientales de la Civilización (Barcelona: editorial Crítica, 2004), 228.
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Este libro es muy importante en lo referente a China y a su importancia al lado de otras culturas orientales en lo
concerniente al desarrollo de la cultura occidental.
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Bibliografía