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ARGUMENTACIÓN-PERSUACIÓN

ANÁLISIS Y DESARROLLOS A PARTIR DE LOS PLANTEOS DEL


PROFESOR ÁLVARO DÍAZ

Omar Enrique Sandoval Holguín

Prácticamente de entrada el texto del autor puntualiza que dos


conceptos --o fenómenos, porque al mundo de lo
fenomenológico pertenecen-- la argumentación y la persuasión,
no son sinónimos así aludan a “conceptos1 estrechamente
relacionados”.

Particularidades de la persuasión2: (i) es un acto discursivo


intencional y por consiguiente “encaminado a…”, “dirigido a…”,

1
La persuasión y la argumentación no son simples conceptos. Son dos fenómenos que, aunque se fusionan
indisolublemente, son diferentes. Es más: son dos ejercicios, ambos racionales. La persuasión suele nacer de la
argumentación. Uno argumenta, unas veces para explicar, y otras para persuadir, para convencer. Vale decir,
en unos casos puede haber argumentación explicativa, en otros persuasiva. En los casos de argumentación
persuasiva, tiene que ir la argumentación explicativa, si lo que se quiere es convencer al auditorio al que el
argumentador se dirige.
La verdad, verdad, sí es posible, como lo plantea el profesor Díaz, desvertebrar, separar la argumentación de la
persuasión, incluso cuando en lugar de lenguaje hablado o escrito, se utiliza un lenguaje no hablado, gestual.
No faltaría quien dijera que quien habla a través de un lenguaje gestual, no argumenta, aunque eso sin embargo
habría que verlo, porque los sordomudos, a través de esa forma de lenguaje, pueden argumentar.
Probablemente quien nos facilite una mejor forma de manejar ese par de fenómenos, sea el profesor español
Manuel Atienza, cuando nos aporta su idea de lo que él entiende por argumentar. Para él argumentar es exponer
razones, bien razones explicativas, o bien razones justificativas. Las primeras --en el ámbito decisional de los
jueces-- para explicar el porqué de la decisión. Las segundas, para convencer que la decisión adoptada es la
correcta, la adecuada.
2
Bonorino, en “Argumentación Judicial”, se refiere a algunas incorrecciones persuasivas que denomina falacias
y entre las cuales menciona: (i) apelación a la ignorancia, (ii) apelación a la autoridad, (iii) falacias de apelación
a la emoción y, entre ellas, el argumentum ad populum y el argumentum ad misericordiam.
Se suelen definir las falacias como aquellos argumentos que resultan psicológicamente persuasivos, pero que
un análisis más detallado revela como incorrectos desde el punto de vista lógico (Copi y Cohen, 1995: 126), o
es decir, con la pretensión de que el destinatario del discurso
persuasivo, haga algo, deje de hacer algo o adopte una
determinada línea de conducta, (ii) el persuasor apela más que
a su raciocinio, a sus emociones, deseos, temores y prejuicios, (iii)
al persuasor sólo le interesa lo que el persuadido haga o deje de
hacer y no lo que piense o sienta, (iv) la persuasión es una forma
de control social3, (v) algunas veces mecanismos utilizados para
persuadir (el profesor les llama fuentes), son la mentira, el engaño,
la apariencia y los mejores ejemplos de persuasión --en esos
términos-- los encontramos en la publicidad4, la propaganda y la
política (los políticos manejan muy bien la persuasión
manipulada)5.

sea, las falacias son malos argumentos que parecen buenos, y a ellas el profesor Hernán Darío Benitez, les llama
paralogías.
Se llama falacia de apelación a la ignorancia, o argumento ad ignorantiam, a aquel argumento mediante el cual
se pretende afirmar como conclusión que un enunciado es verdadero o falso, apoyándose en una única premisa
en la que se sostiene que no se ha podido demostrar la falsedad (o verdad) del enunciado en cuestión.
Son ejemplos de este tipo de argumento los siguientes:
(P) No se ha podido demostrar que las afirmaciones de la astrología sean falsas.
(C) Las afirmaciones de la astrología son verdaderas.
(P) Nadie ha demostrado jamás que los ovnis existan.
(C) Los ovnis no existen.
La estructura de la falacia de apelación a la ignorancia es la siguiente:
(P) No hay pruebas que permitan afirmar que P es falso.
(C) P es verdadero.
O en su otra variante:
(P) No hay pruebas que permitan afirmar que P es verdadero.
(C) P es falso.
3
El control social al que se refiere la lectura, debe ser el que desde el punto de vista sociológico plantea el
sociólogo norteamericano Edward Ross: “es la influencia que surge directamente de los contactos y relaciones
entre las personas y por la cual se presiona de una manera racional o irracional sobre los individuos para que
se comporten conforme a lo que la sociedad o el grupo espera de ellos” (Social Control, Mc Millan Press, New
York, 1908).
4
Relacionados con este tipo de actividad están los medios de comunicación social que, cuando son masivos,
ejercitan el poder de configuración, es decir, el poder de modelar la acción o la reacción de un conglomerado,
de direccionar su actitud. Ese es un gran poder.
5
El profesor cita la categoría utilizada por Max Weber, en su sociología del Estado, cuando hace la distinción
entre “políticos profesionales” y “burócratas”. Weber afirma que las personas de elevada moral no suelen ser
buenos políticos.
Estrategias utilizadas para persuadir a una persona o a un grupo:
(i) coacción o coerción: la primera es obligar a alguien, apoyado
en la autoridad o en la fuerza, a que diga algo o haga algo que
no quiere. La segunda es contener, sujetar, refrenar, constreñir
mediante el uso de la fuerza o del poder para impedir que se
haga algo. En las gobernabilidades dictatoriales o autoritarias, se
usan como formas de controlar acciones y conductas humanas,
(ii) apelando a las emociones: se trata de una forma de
manipulación emocional. Se hacen surgir o se induce a
sentimientos de arrepentimiento, culpabilidad. Se exacerban
pasiones (como el odio o el amor) y emociones (como la alegría
o la ira), (iii) amenazas: de huelga, de boicot, de atentados, de
secuestros, etc., (iv) a través de delitos como el cohecho (en el
cual lo que hay es una propuesta) y la concusión (en la cual hay
una exigencia), (v) la mentira y el engaño (tergiversando datos,
estadísticas, hechos, opiniones, usando premisas y conclusiones
falsas), (vi) identificación con el grupo: instar a alguien a que se
comporte de acuerdo con las reglas hegemónicas de
comportamiento colectivo, (vii) desindividualización: adoctrinar
al individuo para que piense como grupo (sectas, grupos
terroristas), (viii) recursos lingüísticos: léxico con connotaciones
ideológicas y emocionales. Eslóganes, estribillos, consignas,
etiquetas (comunista, narco terrorista, paramilitar, comunista,
ateo, etc.), (ix) mensajes subliminales o mensajes indirectos,
velados, dirigidos manipular deseos, frustraciones inconscientes6
(un ostentoso desfile militar, despliegue de maniobras nucleares,
las alusiones sexuales a través de avisos publicitarios). En este
punto se habla de persuasión subliminal e integraciones
subliminales, la primera para referirse a una estrategia persuasora
--que no es honesta-- muy utilizada en cine, revistas y comerciales
de televisión7; la segunda relativa a la forma como se hace que
algún objeto se torne inconscientemente en más deseable,
atractivo, excitante, sabroso, apetecible.

Particularidades de la argumentación: (i) es una forma de, a partir


de criterios racionales8, convencer a un auditorio9 para lograr
una adhesión, (ii) argumentar es más difícil que persuadir,
cuando el auditorio es exigente, (iii) el convencimiento que se
busca es para que se acepte una forma de interpretar un hecho
o una situación, (iv) no es manipulación para realizar una acción,
(v) apunta al raciocinio y no a las emociones, (vi) los discursos,
esto es, las argumentaciones “químicamente puras” no existen,
porque siempre las argumentaciones se mezclan con

6
El profesor dice que la parte más delicada del universo es nuestro inconsciente.
7
Hay que incluir aquí la música. Ya en ciertos sectores se ha hablado de cómo, a través de algunos géneros
musicales (dark metal y heavy metal, caso de Marilyn Manson, Gun’s Roses), se trasmiten mensajes alusivos
a temas “satánicos”).
8
Siempre se nos enfatiza que la argumentación es un ejercicio racional, presidido por la razón, es decir, no es
algo intuitivo, como sí puede serlo la persuasión.
9
Perelman, en el campo jurídico, dice que son 3 los auditorios a los cuales se dirige quien argumenta, por
supuesto que dependiendo del rol que ejercite: (i) los usuarios del derecho, (ii) la comunidad jurídica, (iii) la
sociedad. Un juez, por ejemplo, cuando decide, se dirige a esos 3 auditorios.
El profesor Díaz, cita a Oswald Ducrot, que quizá complementando a Perelman, dice: cuando uno habla, orienta
a su destinatario hacia determinado sentido, aún en los casos en que no se trate de una conclusión precisa.
manifestaciones persuasivas, (vii) a veces es difícil diferenciar
entre argumentación y persuasión dentro de un discurso, (viii)
convencer es mucho más que persuadir, (ix) el propósito de la
argumentación no es demostrar la veracidad de una conclusión,
porque ella pertenece al campo de la demostración científica,
(x) el resultado de la argumentación puede ser en relación con
aquel a quien se le argumenta: a) persuadido y convencido, b)
convencido pero no persuadido, c) persuadido pero no
convencido, d) ni persuadido ni convencido, (xi) una
argumentación nunca es suficiente (por eso se debe repetir e
insistirse), (xii) toda argumentación es abierta (nunca se da por
finalizada, siempre habrá que reforzarla o incluso reformularla),
(xiii) los argumentos pueden ser compartidos o no, convincentes
o no, pero no correctos o incorrectos, (xiv) la argumentación no
parte de axiomas, sino de opiniones, valores o puntos de vista
refutables, (xv) un texto argumentativo es aquel cuyo principal
propósito es convencer (por ejemplo, los editoriales, los
sermones, las providencias y sentencias judiciales, la mayor parte
de los ensayos).

Particularidades de la demostración: (i) una demostración es una


cadena de razonamientos para probar la verdad de un
conocimiento, (ii) la verdad de una demostración se prueba por
los efectos que produce, (iii) el propósito de una demostración
radica en su afán de verificación, (iv) al contrario de la
demostración, una argumentación no puede ofrecer pruebas
rigurosas e irrefutables, (v) una demostración se rige por criterios
lógicos bivalentes, es decir, lo que se afirma es falso o verdadero.
Una argumentación, en cambio, obedece a una necesidad
social10, (vi) la demostración conduce a conclusiones evidentes.
La argumentación, en cambio, a verdades posibles, (vii) en la
demostración se habla de enunciados en donde la verdad se
transmite de premisas a conclusión, (viii) sobre unos mismos
hechos o sobre un mismo fenómeno, los científicos pueden llegar
a diferentes conclusiones. Por eso la fuerza demostrativa de sus
argumentos, en muchos casos depende de la aceptación del
auditorio, (ix) las ciencias exactas demuestran, las humanidades
argumentan.

La argumentación discursiva: (i) en cuanto al tema: uno


argumenta sobre algo respecto de lo cual no existe acuerdo
universal. No es razonable argumentar sobre lo cual hay absoluto
consenso, (ii) en cuanto al propósito: uno argumenta para
ejercer una influencia sobre aquel a quien se le argumenta,

10
Bastante etéreo aquello de que argumentar es una “necesidad social”. Entendería uno que a la sociedad hay
que convencerla de lo que se le dice.
Perelman, y también Boaventura de Sousa, quizá nos ayuden a comprender el punto: el primero nos hace ver
que uno de los auditorios a los que el argumentador se dirige es la sociedad, el colectivo. El segundo, subraya
cómo, cuando los jueces deciden en sus sentencias y providencias, envían mensajes al colectivo, es decir, a la
sociedad. Y esos mensajes pueden ser de eficacia o de inoperancia.
Cuando son de inoperancia del sistema jurídico, podría uno inferir que es porque las razones expuestas en la
decisión, no convencieron a la sociedad.
buscando su adhesión, o convencerlo, (iii) en cuanto a los
medios utilizados: se argumenta a través de un proceso discursivo
racional, razonamientos sustentados en hechos, datos
estadísticos, opiniones de autoridades, evidencias, experiencias
personales.

Ensayo argumentativo: (i) en este tipo de ensayos no se pretende


agotar el tema, (ii) en él el argumentador argumenta desde su
propia visión, lectura, experiencia, valoración, cosmovisión e
influencia recibida, (iii) pueden ser expositivos (explica algo,
ayuda a comprender mejor algo que la gente común no ha
comprendido), narrativos (relata alguna vivencia o alguna
experiencia), descriptivos (describe, desarrolla una impresión
general o dominante acerca de algo), predominantemente
argumentativos (tanto en su contenido como en su forma,
abordan temas controversiales, el argumentador defiende
puntos de vista que considera válidos, refuta interpretaciones con
las que no está de acuerdo, busca adherencia a sus planteos,
intenta convencer), (iv) el ensayo surge de la necesidad de
resolver alguna situación problemática acerca del
entendimiento o interpretación de un hecho o situación. El
ensayista ofrece su visión.
Los hechos, opiniones, conjeturas: (i) son evidentes por sí mismos,
no se discuten, como si se discuten las opiniones, (ii) lo que se
discute son sus interpretaciones11, (iii) cuando existe duda acerca
de la existencia de un hecho, lo que procede es la constatación
(por experiencia directa, o constatación empírica, testimonios,
evidencias, fotografías, videos, etc.), (iv) los enunciados factuales
--fácticos, diríamos nosotros-- se reconocen porque al ser
planteados en forma de pregunta, admiten una sola respuesta,
(v) los hechos, a diferencia de las opiniones, no se discuten, (vi)
las opiniones no son evidentes por sí mismas, por eso deben
sustentarse, (vii) suele ser frecuente que para sustentar
argumentos, se recurra a conjeturas12 como si fueren opiniones,
(viii) mientras las opiniones se pueden sustentar con evidencias,
las conjeturas no, porque son suposiciones o creencias acerca de
cómo podría operar la realidad en un evento determinado, (ix)
no se puede utilizar conjeturas como premisas para sustentar
argumentos13, (x) es frecuente que, a manera de opiniones, se
incluyan conjeturas, es decir, muchas veces lo que se cree una
opinión es una conjetura14, (xi) las opiniones más interesantes son

11
Desde el punto de vista antropológico --Thomas Khun y Mary Hawksworth-- los hechos, una vez sucedidos
son inmutables. No los podemos modificar. Lo que podemos modificar es la forma como los leemos o los
interpretamos o nos los representamos.
12
Son especulaciones, aunque no en sentido filosófico. Son afirmaciones o negaciones carentes de
fundamento.
13
Cuando uno hace eso, incurre en el sofisma de petición de principio. Da por demostrado lo que se tiene que
demostrar. Se asume como veraz una aserción que, por no haber sido comprobada, justamente constituye una
conjetura.
14
En el tema de la prueba indiciaria, encontramos elementos para comprender mejor la diferencia entre una
opinión y una conjetura. El profesor Yesid Reyes Alvarado, en su libro “Prueba Indiciaria”, asimila la conjetura
a la sospecha. Son lo mismo. La sospecha significa la existencia de un conocimiento intuitivo. La sospecha no
las que a pesar de lo bien que se sustenten, generan polémica,
(xii) un verdadero pensador crítico, frente a un argumento,
identificará y examinará cuidadosamente las conjeturas que
implícita o explícitamente lo sustentan, (xiii) la suerte de un
argumento sustentado en conjeturas es obvia: nada
convincente, carente de veracidad, falaz incluso, así luzca lógico
desde el punto de vista formal, (xiv) nuestra capacidad crítica va
en relación directa con la capacidad de identificar conjeturas en
los argumentos.

La tesis de un ensayo: (i) todo texto argumentativo gravita en


torno a una tesis o contenido proposicional expreso o implícito,
que resume el propósito central del texto o el punto de vista o la
interpretación del escritor acerca de un hecho o situación, (ii) la
tesis puede ser expresada --en una oración completa y precisa

pasa de ser una mera hipótesis. Mientras en el indicio se supone la demostración del hecho indicador con base
en el cual habrá de construirse, en la sospecha esa circunstancia indicadora nunca está demostrada.
En el conocimiento intuitivo no hay un ejercicio racional. Hay es, naturalmente, intuición, olfato, corazonada
(el ex presidente Uribe Vélez, el otro día se refería a eso como “encrucijadas del alma”).
-- al comienzo, en la mitad o al final del ensayo (para quienes
comienzan, es mejor al final de la introducción), (iii) un
argumento será más explícito y convincente en la medida en que
tenga un buen número de premisas que lo sustenten
razonablemente, (iv) al citar casos ilustrativos específicos y
concretos --correlacionados y coherentes entre sí-- se visualiza
mejor algo que se ha abstraído de la realidad, (v) no se trata de
una simple lista de casos sin entrelazamiento, (vi) cuanto más
general es una tesis, más susceptible es de ser impugnada. Una
tesis muy general es bastante difícil de refutar. Por eso, a través
de conectores restrictivos --“salvo que”, “a no ser que”, “a
menos que”-- conviene delimitar el alcance de la tesis, (vii) la
tesis de un ensayo no pretende constatar un hecho, sino
interpretarlo. Lo fáctico o lo factual, no interesa por tanto como
tesis, (viii) los enunciados que expresan preferencias personales
no son adecuados como tesis, porque no se pueden sustentar
razonablemente, (ix) una tesis debe ser significativa, clara y
específica, (x) la tesis es el resultado de un razonamiento
dialéctico.

Ventajas de que la tesis se exprese al final de la introducción: (i)


hay menos riesgo de salirse del tema. Puesta ahí la tesis, es un
punto de referencia que le sirve al ensayista de autocontrol, (ii) el
lector sabe desde el comienzo qué va a leer y cuál es la posición
del autor, (iii) el ensayista le marca al lector el tono o la actitud
para leer el ensayo: humorístico, irónico, dramático, solemne,
irreverente, de censura, de preocupación. Para ese efecto utiliza
vocablos como censurable, inmoral, admirable, preocupante,
inadecuado, correcto, impropio, justificado, injustificado,
plausible, vergonzoso15, etc.

Ventajas de que la tesis se exprese al principio: indica la


organización del texto y el tipo de operación mental o de
pensamiento (definir, comparar, contrastar, clasificar, analizar,
ilustrar, inferir, implicar, establecer analogías y relaciones
causales, predecir consecuencias, formular hipótesis), que va a
predominar en su desarrollo.

Tipos de tesis: (i) las que evalúan (expresan una valoración


positiva o negativa), (ii) las que explican (explican el porqué de
algo, qué significa algo), (iii) las que presagian resultados
(anuncia un resultado como consecuencia de algo), (iv) las que
sugieren (expresan opiniones que insinúan o recomiendan hacer
algo o dejar de hacerlo).

15
Terminología a través de la cual se expresan o se formulan juicios de valor.
Organización retórica de un ensayo argumentativo: (i)
argumentar ante un público no es lo mismo que argumentar para
un lector. Las circunstancias son diferentes: el orador puede
apreciar de inmediato el impacto de sus argumentos. El escritor
no. En el momento en que escribe, solo sabe que hay opiniones
contrarias a sus argumentos, (ii) como no es posible agotar un
tena en un ensayo, hay que estructurarlo como si pudiese darse
por terminado en cualquier momento, (iii) el ensayo carece de
una estructura rígida y única, normalmente se incluye una
introducción, una sustentación con argumentos a favor y en
contra de su tesis, y una finalización coherente con sus
sustentación, (iv) los párrafos deben organizarse de la mejor
forma posible, siguiendo un orden lógico, pues estos constituyen
el corazón del ensayo.

La introducción. Funciones: (i) despertar la curiosidad o interés del


lector, (ii) sugerir la posición o tesis que se va a adoptar sobre el
tema.

Estrategias o procedimientos retóricos: (i) referirse a los


antecedentes del tema (es la más utilizada), (ii) expresar
directamente la tesis, (iii) resumir una opinión que va ser objeto
de refutación, (iv) contextualizar históricamente el tema, (v)
explicar o definir algún concepto clave, (vi) arrancar con una
frase provocadora, audaz, una frase célebre, una anécdota, un
aforismo, un proverbio, una pregunta retórica cuya respuesta
tiene que ver con la tesis a sustentar, una comparación o
analogía, (vii) la eficacia de la argumentación depende de la
fuerza de los argumentos y no del número de argumentos
utilizados, (viii) la fuerza del argumento no depende de su
contenido. Tiene que ver el orden disyuntivo, sintáctico y el
empleo de conectores que enfaticen la orientación y fuerza del
discurso16, (ix) aún la mejor argumentación no puede ser
constrictiva, (x) la extensión de la finalización o conclusión debe
ser proporcional al desarrollo del ensayo. Para un ensayo corto,
puede bastar una oración. Los extensos, uno o dos párrafos.

Estructura de un argumento:

1. La sustentación de una tesis está conformada por una


cadena de argumentos.
2. Cada argumento se conforma por una serie de premisas
(una argumentación informal, puede constar de un solo
argumento. La argumentación escrita, sin embargo,
requiere de varios argumentos).
3. La argumentación escrita es mejor organizada y más
exhaustiva.

16
O sea, hay que saber escribir.
4. Un argumento bien conformado, tiene: (i) organización
interna coherente, (ii) entre sus elementos intermedia una
relación de dependencia lógica.
5. Evaluar la correcta conformación de un argumento, supone
--con sujeción a un método17 o un modelo-- desmontarlo o

17
Un método puede ser el que sugiere Pablo Raúl Bonorino, en su texto “Argumentación judicial”, y al cual le
denomina “reconstrucción de argumentos”.
Antes de evaluar una argumentación, Bonorino recomienda: (i) reconocer los razonamientos cuando aparecen,
(ii) identificar sus premisas y sus conclusiones, (iii) reconstruirlos explicitando los enunciados tácitos. Existen
dos criterios para la identificación de premisas tácitas: (i) semántico: se debe presuponer aquella premisa que
aluda a los contenidos de la conclusión que no estén presentes en ninguna de las premisas formuladas, (ii)
lógico: se debe presuponer aquella premisa que permita reconstruir el argumento como un razonamiento
lógicamente correcto.
Algunas peculiaridades comunes a toda tarea de reconstrucción de argumentaciones son --en términos textuales
de Bonorino-- las siguientes:
(i) La reconstrucción es una labor interpretativa y por ello depende en gran parte de aquello que el
propio intérprete considera relevante en el texto que está analizando. La evaluación que hacemos de
los argumentos que leemos u oímos se basa en la reconstrucción que --de forma expresa o tácita--
hacemos de ellos. La fuerza de nuestra evaluación depende tanto de lo que decimos sobre los
argumentos de los demás como de la forma en la que interpretamos sus dichos. En la tarea de
intérpretes debemos guiarnos por el llamado “principio de caridad”, que nos insta a optar por aquella
interpretación que presente las ideas que estamos analizando de la mejor manera posible. Si tenemos
varias formas de entender un texto debemos elegir aquella que lo favorezca y no la que lo perjudique.
Esto no implica renunciar a la crítica, es lo que nos permite asegurarnos que nuestras críticas estarán
bien dirigidas.
(ii) Muchos de los enunciados y giros lingüísticos presentes en el texto no se tienen en cuenta en la
reconstrucción. Debemos ser fieles al texto que estamos analizando, tratando de integrar la mayor parte
de su contenido --enunciados y términos generales--, pero esto no significa que todo lo que figure en
el texto deba tener un lugar en la reconstrucción. Debemos unificar el conjunto de expresiones optando
por aquellas que reflejen de manera adecuada y precisa lo que el argumentador pretende decir. Los
enunciados deben aparecer en la reconstrucción de forma completa, aunque con ello se pierda el valor
estético o el estilo de escritura del original. Nos interesa saber si hay buenas razones para creer lo que
el texto argumentativo nos invita a creer, no si está bien o mal escrito.
(iii) La solidez de un argumento depende de dos aspectos: su forma lógica y la verdad de sus premisas.
Para mostrar la aceptabilidad de las premisas que se emplean se deben construir otros argumentos
para hacerlo, los que se suelen denominar subargumentos. Cualquier conclusión que se intente
demostrar mediante un argumento puede ser aceptada o rechazada no por su contenido específico sino
por la solidez de los argumentos y subargumentos en los que se apoya, bastaría con mostrar que alguna
de las premisas o subpremisas no puede ser aceptada para rechazar la afirmación que se pretendía
extraer de ellas. Podemos definir la noción de “argumentación” como aquel texto argumentativo en
el que encontramos una gran cantidad de argumentos y subargumentos enlazados, de manera tal
que algunos de ellos resultan el fundamento para la adopción de las premisas de otros de los
argumentos que la componen. En toda argumentación encontramos uno o varios argumentos cuya
conclusión es la tesis central que se pretende defender, y una cantidad variable de otros argumentos
cuyas conclusiones son las premisas que se emplean en aquellos. Llamaremos “argumento central”
de una argumentación a aquel que tiene como conclusión la principal afirmación que se quiere
defender en el texto. A los argumentos que tienen como conclusión alguna de las premisas empleadas
en el argumento central de una argumentación los denominaremos “subargumentos”.
descomponerlo en sus elementos (hay quienes llaman a ese
ejercicio deconstrucción), pues de este modo puede verse
claramente cuáles son irrelevantes y cuáles guardan
relación de dependencia lógica.
6. La estructura más simple de un argumento la constituye el
razonamiento en el que se ofrece una sola razón a favor de
un planteamiento.
7. Los argumentos más complejos tienen en su estructura por
lo menos seis elementos, tres obligatorios: (i) un punto de
vista o conclusión, (ii) una fundamentación, (iii) un garante.
Tres opcionales: (i) un condicionamiento de la conclusión,
(ii) una concesión, (iii) una refutación.

(iv) De la misma manera que se pueden apoyar las premisas del argumento central construyendo
subargumentos, también se pueden defender las premisas de esos subargumentos mediante otros
subargumentos. Las premisas de estos sub-subargumentos también podrían defenderse mediante
nuevos argumentos, y así sucesivamente. No hay límites para esta tarea, salvo los que impone la
extensión del tipo de texto de que se trate. Un libro permite incluir una gran cantidad de niveles en la
argumentación, pero un artículo breve reduce en mucho esta posibilidad. Pero para evaluar la fuerza
del argumento central es importante reconstruir los subargumentos (y los sub-subargumentos) pues de
ellos depende la verdad de sus premisas. Si los subargumentos --a partir de ahora hablaremos en
general de subargumentos cualquiera sea el nivel de la argumentación en la que aparezcan-- son
sólidos, dicha solidez se traslada al argumento central. Pero si alguno de ellos –no importa lo alejado
que este del argumento central- es débil, esa debilidad se transmite a la tesis central de la
argumentación. En una argumentación los argumentos que la componen forman un sistema, no un
mero conjunto.
(v) Tanto el argumento central, como los subargumentos, pueden contener premisas tácitas. Cuando
los enunciados tácitos no son problemáticos podemos incorporarlos o no en nuestra
reconstrucción. En caso de duda debemos hacerlo, pues la solidez de los argumentos depende de
la verdad de todas sus premisas, incluso de aquellas tácitas.
Punto de vista o conclusión: (i) es la idea central de un
argumento, (ii) es una proposición18 expresa o implícita que
resume una convicción a favor de una tesis que se defiende,
(iii) una convicción es una creencia o una actitud frente a
algo, (iv) la conclusión no tiene una posición fija en el escrito.
Puede ir al comienzo, en la mitad o al final, (v) en muchas
ocasiones la conclusión va implícita19, porque al autor no le
pareció ponerla en forma expresa o explícita (para cuando la
conclusión va implícita, el profesor Díaz, sugiere seguir el
modelo de TOULMIN20, que básicamente recomienda
formularse por lo menos 4 preguntas: ¿cuál es la opinión que
básicamente defiende el autor en su argumento? ¿De qué
cosa nos pretende persuadir? ¿Qué es lo que el autor desea
demostrar? ¿Cuál es la conclusión que el autor ha sacado
sobre el tópico en discusión? Al responderse esas 4 preguntas,
el lector habrá encontrado cuál es el punto de vista o la

18
En el idioma científico, una proposición se refiere a un enunciado que puede ser verdadero o falso, pero no
ambas a la vez. Generalmente una oración enunciativa, base de lo que constituye el lenguaje formal de la lógica
simbólica.
Una proposición lógica es Expresión enunciativa a la que puede atribuirse un sentido o función lógica de verdad
o falsedad. Aunque existen lógicas polivalentes, en orden a la claridad del concepto, aquí consideramos
únicamente el valor de Verdad o Falsedad.
Un enunciado lingüístico (generalmente en la forma gramatical de una oración enunciativa), puede ser
considerado como proposición lógica cuando es susceptible de ser verdadero o falso. “Es de noche”. Los
operadores proposicionales o conectores básicos son: A, Ante, bajo, con, contra, de, desde, durante, en, entre,
hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre y tras.
Los argumentos son una de las formas más comunes en matemáticas, en lógica y en computación de establecer
razonamientos para llegar a la verdad.
19
Cuando la conclusión va implícita, el trabajo para el lector es más dispendioso: debe identificar, o uno diría
hasta decodificar esa conclusión. Para hacerlo, debe encontrar en la sustentación los datos suficientes para
inferirla. A veces hay conclusiones que van implícitas, pero son demasiado obvias.
20
Ya tuvimos ocasión de revisar el modelo de Toulmin, cuando estudiamos el libro de la profesora Holandesa
Evelyn Feteris.
conclusión del autor), (vi) en una argumentación escrita las
premisas y las conclusiones no son tan explícitas, como en los
silogismos (en estos, a las premisas se les ponen rótulos). A
veces, las premisas van explícitas y la conclusión implícita (vii)
hay algunos conectivos21 que permiten identificar las
conclusiones, es decir, hay unas frases, locuciones o
expresiones con las que se introducen conclusiones: “en mi
opinión”, “mi punto de vista al respecto es que”, “lo que yo
creo es que”. Para enfatizar conclusiones importantes, se usan
otras expresiones: “es evidente que”, “obviamente”, “resulta
evidente (a todas luces) que”, “sin lugar a dudas”, “por
supuesto”.

Condicionamiento del punto de vista: también hay unos


conectores, conectivos o indicadores de delimitación del
punto de vista. Son expresiones que denotan restricción,
especifican el alcance del argumento. Señalan en qué marco,

21
Bonorino, a esos conectivos que refiere el profesor Díaz, les llama indicadores de premisas e indicadores de
conclusiones. Y nos presenta unas tablitas al respecto:

Cada vez que en un escrito encontramos uno de estos conectivos o conectores, estamos frente a una premisa o
frente a una conclusión.
en qué contexto o bajo qué condiciones el argumento es
válido. Algunas de ellas son: “salvo que…”, “a no ser que…”,
“en caso de…”, “solo sí…”, “a menos que…”.

Fundamentación: (i) la constituyen las razones que sustentan o


justifican la conclusión, (ii) los enunciados que constituyen la
fundamentación del argumento, se denominan premisas, (iii) las
razones que justifican la conclusión, persuaden si el auditorio las
comparte o está propenso a ello, (iv) uno puede creer
firmemente en un argumento, pero no persuadirá si no se
exponen las razones22 suficientes para ello. A veces las razones
que uno debe exponer consideraciones ideológicas, filosóficas,
políticas, antropológicas, raciales, etc., (v) fundamentar un
argumento implica decir qué me motiva a pensar así, qué
razones existen a favor de mi posición, en qué apoyo mi
apreciación, con qué experiencias ilustro mi posición.

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Recordemos a Manuel Atienza: argumentar es exponer razones explicativas y justificativas.

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