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Miguel: Ok José, me quedé con la intriga de por qué los católicos creen
que no todos los pecados son iguales. ¿Podrías explicarlo?
José: Ok, lo que sucede es que para entiendas esto voy a tener que
explicarte primero algunos conceptos teológicos católicos.
José: Pues sí, aunque no de manera explícita sino más bien implícita[1].
José: En primer lugar han de saber que cada acto que puede hacer una
persona libremente puede ser bueno o malo, y a esto lo llamamos acto
moral. Ahora bien, hay tres factores que determinan si un acto es bueno
o malo...
Marlene: Yo lo veo simple. Si haces una obra que está aprobada por la
Biblia es un acto bueno, sino no lo es.
José: No es tan simple, porque tu puedes estar haciendo una obra que
según la Biblia es buena, como dar limosna a una persona necesitada, y
hacerlo por los motivos equivocados, por ejemplo, que te vean y te
consideren una buena persona. Eso hacían los fariseos, y su obra que era
buena, por su intención viciada se hacía mala (Mateo 6,2). Lo mismo
aplica incluso para la oración, pues a los fariseos que oraban en las calles
para que los alabaran por ser justos Jesús los considera hipócritas (Mateo
6,5).
Marlene: Pero eso no explica por qué ustedes creen que hay pecados más
graves que otros.
José: Y nosotros creemos que la mentira es uno de los actos que son
intrínsecamente desordenados[3], esto es, que no importa de qué
intención o circunstancias estén rodeados, el acto moral siempre será
pecado[4]. No solo la mentira es intrínsecamente desordenada, también
lo está por ejemplo, el aborto directo, el blasfemar, etc.
José: Efectivamente, pero ¿qué crees que sea más grave?, ¿Esa mentira,
o otra donde yo calumnie y difame una persona públicamente acusándola
de ser una ladrona, asesina, prostituta, etc. sin ser cierto?
José: Si, pero ambos pecados no son igual de graves ante Dios. ¿o acaso
sería igual que asesinar o violar un niño o efectuar un genocidio?
Marlene: Te acepto que no sean igual de graves, pero lo que yo digo es
que como la paga del pecado es la condenación, no importa si es leve o
grave, todos somos reos de muerte por ello.
José: Si, pero por la misma Biblia también sabemos que no todos los
pecados tienen la misma gravedad ni el mismo castigo. En el evangelio de
Mateo por ejemplo, Jesús dice: “Pues yo os digo: Todo aquel que se
encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame
a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame
"renegado", será reo de la gehenna de fuego” (Mateo 5,22). Observa
como allí Jesús habla de tres tipos de ofensas, una más grave que otra, y
como llevan distintas sanciones. Si todos los pecados fueran de igual
gravedad no tendría sentido hacer la distinción, todos serían reos de la
gehena (el infierno) y punto.
José: El apóstol lo que quiere decir es que todos hemos sido afectados por
el pecado original y sin la gracia de Dios no podríamos salvarnos. Pero no
quiere decir que luego de que el creyente justificado por la fe está en
gracia de Dios, cualquier pecado le haga caer del estado de gracia, en
cuyo caso no se salvaría nadie.
Marlene: Pero para eso vale la justicia de Cristo que murió por nosotros, y
nos concederá el perdón de los pecados.
José: Razonando como tú, lo mismo aplicaría para el que vive una vida
recta pero ha cometido pequeñas faltas, ¿ves la diferencia?
Marlene: Pero pensando así entonces para que evitar el pecado, pues si
unos pecados son menos graves, pues cometamos los menos graves y no
habrá problema.
Con esta explicación espero que entiendan por que en la Iglesia Católica
distinguimos entre pecados mortales y veniales. Por todos
ellos, damos gracias a Dios de que nos ha dejado elsacramento de la
penitencia
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