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(comps.)
SOCIOLOGÍA SIMÉTRICA
SOCIOLOGÍA
MÉDA El
Un valor en de extinción
JEAN-PIERRE DUpuy EI sacrifício y la envidia
TEUN VAN DIJK Ideologia
JÜRGEN W. FALTER EI extremismo político
enAlemania
MWHAEL BAURMANN El mercado de la virtud
MANuEL GIL ANTÓN Conocimiento C"E!nj,tfi~(;
y acción social
CARLOS SANTIAGO NINO La constitudón
de la democracia deliberativa
IREr-."E VASlLACHIS DE GIALDINO La construcción
de representacü Bociales.
Discurso y prensa escrita
THEODOR W. ADORNO Introducción a la sociolOl!
LEFF
l<''''TDTOTTl<' Ciencias Bodales
mación ambiental
EMMÁNUEL LIZCANO colectivo
y creadón matemática
ROBERT Ao DAHL .lJ4':l>j'Jues de la revolución
© by Editorial Gedisa
Muntaner 460, entlo., 1ª
08006 Barcelona, Espana
e-mail:gedisa@gedisa.com
ISBN: 84-7432-632-X
legal: B-18306í1998
Impreso en
cí Constitució, 19, 08014 Barcelona
en
Printed in Spain
para
Michel Callon
7
I
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I
I
Agradecimientos
9
Acreditación de los textos publicados en este volumen
, 18
(comp.), A Sociology of Monsters: Essays on Power,
nology and Domination, Routledge, Londres 1991, pp. 103-
1. VersÍón castellana: Francisco Javier Tirado.
10
Los autores
o e1 orden social.
Saciology af Mons-
1l
ters: Essays on Power, Technology and Domination; Building
Technology, Shaping Society (editado conjuntamente con Wie-
be Bijker), o la más reciente Organizing Modernity.
Nick Lee es lecturer deI Departamento de Sociología deI
CSTT (Centre for Social Theory and Technology) de la Uni-
versidad de Keele. Sus investigaciones se centran principal-
mente en e1 análisis de los efectos sociales de las políticas de
protección a la infancia, las estrategias de cooperación entre
organismos gubernamentales y la representación legal de la
infancia. publicado diversos artículos y colaborado en la re-
dacción de varios libros que analizan e1 impacto del postes-
tructuralismo en e1 pensamiento social y
y
Mike Michael es lecturer deI Departamento de Sociología,
en e1 Goldsmith's College de la Universidad Londres. Sus
intereses incluyen la sociología de ciencia y la tecnología,
comprensión pública de la denda y la psicología social crítica.
Actualmente trabaja en los temas comprensión pública
de la genética y del papel de tecnología en los procesos de
ordenamiento. Es autor de la obra Constructing Identities.
Vicky es lecturer Centre for Science Studies
and Science Policy de de Lancaster. Actual-
su línea de investigación se centra en e1 es-
tudio de las respuestas del público a la información médica
a los
12
Claves para la lectura
de textos simétricos
y
. en
sus relatos se caracterÍzan por su material.
Así, las fronteras entre lo social y e1 domínio de
natural se disuelven, las
mente se Ímnutan a actores
13
nadas con elementos no-humanos y la diferenciación entre ni-
veles de explícación se vuelve inservible.
Desde su aparición en la escena de la sociología del cono-
cimiento científico, los teóricos deI actor-red han acufíado o
tomado prestados diferentes conceptos que han ido desarro-
llando a lo largo de sus prolíficas obras. Enrolamiento, Íntere-
samiento, simetría generalizada, punto de paso obligado, tra-
ducción, actante, cuasi-objeto, inscrípción o dispositivo son
algunos de los términos habituales entre estos autores, una
buena parte de los cuales ha merecido la edición de un vo-
cabulario comentado (Akrich y Latour, 1992). De entre todos,
el de simetría generalizada
, . es,
,
según nuestro parecer, un con-
su per-
mite trazar trayectoria que entronca la teoría actor-red
con cierta influyente tradición de pensamiento construccio-
nista, aunque ello no sea en forma de
bien, como expresión una
sus resultados.
Efectivamente, la propuesta de una sociología simétrica es,
en gran medida, una respuesta aI efecto reificador que
planteamientos inspirados en e1 construccionismo social
tenido respecto de lo social en explicación de ciertos
nómenos. Si bien e1 construccionismo social ha tenido un
portante papel en la labor de poner manifiesto las prácticas
objetivadoras, que son moneda en el quehacer
co para conseguir presentar como naturales diferentes objetos
conocimiento, su redundado, .LHJlCUJlUC'H
cer de lo de su
parte
a los autores d.e textos Slmetncos a
de discurso que lugares comunes y que adopta un
lenguaje deliberadamente complejo, no exento, sin embargo,
....nt'C> ...c.r>,.,~ c>" y aparentemente
autores vean en
14
Claves para la lectura
de textos
13
nadas con elementos no-humanos y la diferenciación entre ni-
veles de explícación se vuelve inservible.
Desde su aparición en la escena de la sociología del cono-
cimiento científico, los teóricos deI han acuiíado o
tomado prestados diferentes conceptos que han ido desarro-
llando a lo largo de sus prolíficas obras. Enrolamiento, intere-
samiento, simetría generalizada, punto de paso obligado, tra-
ducción, actante, cuasi-objeto, inscripción o dispositivo son
algunos de los términos habituales entre estos autores, una
buena parte de los cuales ha merecido la edición de un vo-
cabulario comentado (Akrich y Latour, 1992). De entre todos,
el simetría generalizada es, según nuestro parecer, un con-
per-
que entronca teoría deI actor-red
con cwrta influyente tradición de pensamiento construccio-
nista, aunque eI10 no sea en forma de
, una
14
tantes de un tipo de pensamiento excesivamente na'if dentro
deI marco general de los estudios sociales de la ciencia (Collins
y Yearley, 1992). A pesar de la dificultad y controversia que,
por tanto, se suelen asociar a la lectura de sus textos, podemos
decir, no obstante, que muchas de sus ideas y procedimientos
son en la actualidad ampliamente empleados en la sociologia
de la ciencia (Barnes, BIoor y Henry, 1996). En lo que sigue va-
mos a proporcionar aI lector algunas claves que puedan ser-
para situar adecuadamente tanto e1 contenido de esos
textos como las críticas que han recibido, lo que esperamos re-
dunde en una fecunda ledura de los escritos que hemos selec-
esta compilación.
simetria
LUIJ.lV"-causalidad,
Bloor (1976) pro-
concepción
conocimiento no
U,,"íVj..LUL,
15
requiere explicación; sóIo e1 error, lo falso, lo irracional necesi-
tan de una justificación causal (Woolgar, 1988; DomEmech,
1990). AI considerar que la verdad surge directamente de los
hechos mismos no queda espacio para concebir una sociología
de la verdad, sólo es posible plantearse lo que se ha llamado
una sodología deI error, es decir, una sociología que toma
como objeto de análisis la ideologia, las falsas creencias y los
prejuicios, pero nunca la verdad.
De esta manera, esos sociólogos de la denda habían asu-
mido acríticamente la separación de contextos que la filosofía
la denda había asentado distinguir entre un contexto de
justificación que tendría que ver con las cuestiones referentes
y y
y un contexto de descu-
tluecutluu para la sociología, disciplina
a la que SOlo se capacitada para los
errores. Consecuentemente, los contenidos la denda que-
la investigación sociológica, sóIo se debía
prestar atención al papel que tiene e1 contexto en que se
actividad en quê medida o
un
unos
16
cómo ha sido que uno de los oponentes en una controversia
cede y asume los argumentos del otro.
Es evidente que la postura simétrica, tal y como es plantea-
da por Bloor, requiere de nosotros un claro desapego respecto
de conceptos como los de verdad, racionalidad u objetividad
y un cuestionamiento de manera tradicional de
plantear la ciencia como un campo que debe permanecer
necesariamente ajeno a la influencia social para producir un
verdadero conocimiento científico. en este sentido nos pare-
ce especialmente importante, si queremos situar debidamen-
te la apuesta simétrica, la comprensión de la obra del segun-
do Wittgenstein. la entre y
errar supone claramente la que
estaba planteado en la crítica de Wittgenstein (1958, 1969) a
concepción cartesiana del conocimiento. la peculiar
manera que tiene Descartes de e1 problema deI
escepticismo lo que coloca en el centro la reflexión filosó-
fica moderna la cuestión de epistemología como ejercicio
privilegiado para la dilucidación de lo que debe ser conside-
o no como verdad. de conocer requiere
la imposibilidad de estar a Descartes a
plantear que hay cosas las que no podemos estar
vocados. EUa unido a una
representación de la realidad
antes co embrollo acerca los
to que la epistemología toma a su
no acometer su
búsqueda de
17
lenguaje para encontrar alguna prueba que no sea la coheren-
da» (Rorty, 1979: 168-169). La metodología o la epistemología
aparecen como metadiscursos improbables cuando contempla-
mos e1 conocimiento como una cuestión de conversadón y de
práctica social antes que como un intento de reflejar la na-
turaleza (Rorty, 1979).
Es posible, pues, encontrar ya en Wittgenstein una formu-
lación acerca del conocimiento, la verdad y el error que permi-
te pensar posteriormente la simetría tal y como la plantea
Bloor. De hecho, éste mismo cree atisbar en aquél lo que po-
dría llamarse una teoría social del conocimiento (Bloor, 1983).
Wittgenstein pone de LH'Ol.HJCUC;O
18
«El segundo principio es e1 de simetria generalizada, similar aI
principio de simetria de D. Bloor, pero considerablemente amplia-
do. Su objetivo no es sóIo explicar los puntos de vista y argumen-
tos enfrentados en una controversia científica o tecnológica en los
mismos términos, pues sabemos que los ingredientes de las con-
troversias son una mezcla de consideraciones sobre la naturaleza
y la sociedad. Por esta razón requerimos que e1 observador use un
mísmo repertorio cuando las describa ( ... ) la regla que debemos
respetar es no cambiar de registro cuando nos movemos de los as-
pectos técnicos deI problema estudiado a los sodales» (Callon,
1986: 261-262).
~ a
métrica, ya que en lugar de superar disimetría impuesta
por la separación de contextos, que posibilita es un cambio
de polo preeminente. Efectivamente, principio de simetria de
Bloor, tal y como es desarrollado especialmente por aquellos
que abrazan una perspectiva construccionista de la ciencia y
la tecnología (Collins y Pinch, 1982; Pinch y Bijker, 1987), aca-
ba resultando «constructivista para y «realista
para la sociedad». Los construccionistas
conclusión de que es en y no en
U.LUHUO natural donde que explicaciones para
de las de co-
(1987),
19
«Son las dos nociones de naturaleza y de sociedad las que hay que
abandonar como principio de explicaCÍón Es una soCÍo-natu-
raleza lo que se produce, ligando humanos a no-humanos, fabri-
cando nuevas redes de asociaciones» CCallon-Latour, 1990: 35).
«Una vez cada pocos afios me encuentro con que estoy leyendo un
libro va a marcar y dar forma a la manera en que practico la
OV',LV.LV".L~. Vigilar y castigar de Michel Foucault es uno de esos li-
sus lecciones acerca de la continuidad de estructura y
Cl5C;HL.lO., la formación de agencia, la naturaleza material de lo so-
error, la
20
ciencia alienada o la ideología; es la verdad misma» (Foucault,
1979: 189)
No e8 de extrafíar, pues, que Latour y Woolgar (1979),
cuando hablan del «comercio de la ciencia», adopten la termi-
nología foucaultiana y utilicen la noción de «economía política
de la verdad» (Foucault, 1976) para referirse a ese complejo
proceso por e1 que los científicos producen datos creíbles y ac-
tivan ciclos de credibilidad. Está claro que esa ide a de la cien-
cia como forma de discurso entre otros posibles, y uno de cuyos
efectos principales es «efecto de verdad», está ya presente
en la obra de Foucault.
cl marea
una supuestas
entidades naturales que las ciencias toman como objetos de
estudio preexistentes. Foucault hace comprensible mejor que
nadie cómo los objetos naturales no son sino
efectos de práctricas objetivadoras. no es
sino un efecto este
«En la práctica, lo que hace que un cuerpo, unos gestos, unos dis-
cursos, unos deseos sean identificados y constituidos como indivi-
duas, es en sí uno de los efectos de (Foucault,
1979: 144).
21
que la política es la guerra continuada por otros medios. Y ello
para Foucault (1979) quiere decir tres cosas:
1. Que las relaciones poder tienen su origen en algún
momento localizable de la guerra y que e1 poder político, lejos
de instaurar la paz, tiene e1 papel de reinscribir, perpetua-
mente, esta relación de fuerza.
2. Que los enfrentamientos en los que e1 poder se ve Ínvo-
lucrado de ser interpretados como la continuación de
guerra.
3. Que UeC.LNUH final no puede más que de
guerra.
de la y la actividad de los
cos en términos de dominación, sometimiento y lucha atra-
igualmente los textos de los teóricos deI actor-red. Gran
su trabajo se resume en mostrar actores y colec-
ticulan concepciones los mundos y so-
a otros. Sirva como esta ex-
22
enriquecer la filosofía política y encontrar respuesta a la clá-
sica pregunta acerca de qué es lo que nos mantiene unidos
(Latour, 1991d). Es el hecho de haber buscado siempre una
respuesta en términos de lazos sociales lo que, para estos
autores, ha lastrado seriamente el pensamiento occidental,
porque, como una sociología simétrica se encarga de demos-
trar, los fadores sociales no son suficientes para la di-
námica de la sociedad. preciso recurrir a medios he-
terogêneos (Law, 1991), tomar en consideración lo no-humano
(Latour, 1992), recurrir a lo tecnológico. O, dicho de otro modo,
para explicar lo s<:,cial, para entender la dominación, hay que
23
muestra FoucauIt, no se basa en el derecho sino en la técnica.
Y en ello radica su indisoluble relación con el saber:
Ahora Ult..;llJiV de
por ellos
UUClUJLV
24
y atributos como resultado de sus relaciones con otras entida-
des. En este razonamiento, las entidades, sean êstas las que
sean, actores humanos o agentes no humanos, no tienen cua-
lidades inherentes, no poseen esencias. Dualismos como los
arriba mencionados, pasan de ejes articuladores decualquier
razonamiento sobre e1 mundo que nos rodea a meros efectos o
productos, y pierden su papel de parámetros inmutables e in-
discutibles en el orden de las cosas. Radicalizar e1 principio de
simetría sobre e1 telón de fondo de la semiótica, implica con-
ceptualizar las entidades sociales y naturales que pueblan
nuestra vieja realidad como construcciones, como pro-
ducciones o emergencias de redes heterogêneas, de entrama-
por cuya ca-
racterística es precisamente esta heterogeneidad que se da
entre e11os.
Sobre estos entramados, y siempre siguiendo los esquemas
semióticos, se volverá muy no establecer ninguna
'-'H;.",~uvo.vJ,VU a priori que diferencie, por ejemplo, entre lo so-
cial y lo natural o lo natural y tecnológico, y que pueda
establecer las rutas de nuestra y uaUU':H"
nunca en esta reflexión
supuesta prevalencia y de alguna en-
por encima de otra, verbigracia: considerar las relacio-
nes entre humanos como más relevantes que las que se dan
entre humanos y no entre no
nos. heterogeneidad considerada
pre a la unidad
estos
25
punto es tan sóIo: lcómo surgen?, lcómo se generan estos he-
chos, estructuras formaciones sociales, entidades naturales ... ?
lcómo alcanzamos las clasificaciones que conocemos, las dis-
tinciones que guían nuestro pensamiento?
En la senda que traza la lógica de esta semiótica, se prima,
como e1 lector ya debe haber intuido, la parte, molecular,
fragmentada, incierta, por encima de cualquier objeto total y
acabado, evidente y manifiesto. «Las partes son las transpor-
tadoras deI ser, no las totalidades, que no son más que el com-
promiso provisional de las partes» (Fisher, 1991: 213). Tales
totalidades no dejan de ser, simplemente, efectos provisiona-
transitorios e inacabados. El proceso o el pro-
a
'-'UiLU,,",CU esas
nombres como ensamblaje, patrón de ordenación o
En los
<.-I.u.",-,"",n".•• momentos de deI
principio de simetría, Callon y Latour "....,..,~Tn.,..'
cisamente esta última denominación, hablarán
para referirse a la dinámica que esos entramados de
dades y materiales heterogéneos.
Y aquí, precisamente en esta cuestión, es entra en
filósofo francés Michel Serres. Si el
26
su sugerencia de transitoriedad e incompletud, las que nos dan la
ide a de movimiento, de un movimiento que es antes trans-
formación que desplazamiento. Las totalidades no se mueven,
las partes sí, sugieren incompletud y ésta genera la idea de
movimiento, de búsqueda o tendencia hacia una complitud,
hacia una totalidad. Pero esta tendencia, este reflejo siempre
es cambiante, las partes se transforman y alteran en sus con-
figuraciones, las partes se mueven porque se transforman,
porque cambian sus relaciones y, por tanto, las identidades, for-
mas y atributos que esas relaciones definían o delimitaban.
En este sentido, la radicalización del principio de simetría
supone entender la interna de esos entramados no a
relJre'SelrltéLCI<)n,
HAJLAv<AvAVHo
afines a nuestras ciencias sociales) a de procesos
regidos por una transformación interna continua,
a~'uu,va e inaprensible durante largos períodos tiempo.
tos procesos, precisamente, son que Serres de-
UUUU,H<A traducción. este respecto, 'LJG\UVH
por su
consigue la adhesión de otros actores, es decir, procesos por la
cuales un actor teje una red. El acto de traducción reorganiza
las entidades y sus relaciones, prefigura, configura un entra-
mado, una red. acto de traducción significa transforma-
ción de partes, de materiales inmóviles, informes, sin senti-
do, en redes, en efectos, en entramados móviles, con forma,
con determinados sentidos. La traducción es el acto de traer
ser relaciones y, por tanto, identidades derivadas de tales
relaciones. acto de sin embargo, parece deno-
tar una cierta duración que paradójicamente está condenada
a no durar. Todo efecto es incierto, inacabado, está condena-
a volver a ser traducido, modificado, y así sin pausa ni des-
ese _
que altera un estado de cosas, y lo transforma en algo
lo traduce. Ese ángulo es inevitable, puesto que puede
aparecer de mera yuxtaposición con otras entidades, de la
conexión azarosa con algún la inclusión en la
28
sas, determinan relaciones, configuran entramados de cone-
xiones. No sabemos, sin embargo, sin son seres o relaciones.
Lo que Serres llama cuasi-sujeto o cuasi-objeto podría definir-
se de la siguiente manera:
"Sabemos solamente dos cosas. En primer lugar, que son una po-
sición o momento entre e1 sujeto y e1 objeto; entre un sujeto y un
objeto concebidos como momentos o efectos finales de procesos de
traducción que implican la ordenación, distribución y asignación
de identidades a diversos materiales relacionados entre sí; entre
la relación y la mónada. Indican una posición intermedia, una po-
sición frágil, efímera, que rápidamente será traducida y converti-
da en otra distinta. En segundo lugar, al que un vector,
tener o e1 UHnuvU
en que sean descritos, según la ordenación o en que
aparezcan: hacia e1 sujeto, cuasi-sujeto, hacia e1 objeto, cuasi-ob-
jeto» (Tirado, 1997: 118).
29
Críticas al principio de simetría radicalizado
30
gico está preocupada por cómo representamos la realidad (quê
relación hay entre el mundo y nuestros mecanismos de repre-
sentación), la tradíción continental, más naturalmente, se in-
terroga por cómo alguna cosa puede llegar a representar a
otra» (Collins y Yearley, 1992: 310). Los trabajos de Latour y
Callon se acercarían más a esta última tradición que a la an-
gloamericana, aI tener como punto de partida de sus análisis
un enfoque puramente semiótico que trataria a los actantes
naturales y a los actores humanos simêtricamente. Desde este
punto de vista es tan natural preguntar cómo los objetos natu-
rales pueden representarnos como preguntar cómo representa-
mos a los objetos naturales. Collíns y los trabajos
autores asentados en
caciones demasiado cemuu"
sentido
Collins y
31
ples productos (sodales, culturales, políticos ... ) de agentes hu-
manos. Esto, sencillamente, autoinvalida e1 giro semiótico
adoptado en la medida en que la voz de los no humanos o de-
pende en última instancia de la mediación de actores huma-
nos o es un préstamo que se recibe de diversas configuraciones
o formaciones sociales (regresamos en este punto a macrocon-
ceptos como la cultura, la sociedad o la episteme para explicar
la acción). EI otro camino de la encrucijada consiste en tomar-
se completamente en serio la cuestión de la agencia material
e intentar explicaria en los mismos términos que ella marca.
En este caso, los sociólogos y los estudios sodales de la
deben ceder su autoridad a los científicos y tecnólogos, ya que
y
que requiere la agencia para ser analizada y
cada en los términos que ella misma establece. Collins
32
to de la democracia liberal, aunque se presente con frecuencia
bajo el aspecto de una total radicalidad e innovación. No ha-
bría más Ínnovación que la de empujar hasta sus últimas con-
secuencias e1 proyecto liberal. Es decir, de transgredir el últi-
mo límite que todavía conservaba e1 discurso de las ciencias
sociales: lo no humano en el terreno de lo político y lo social.
La principal argumentación de tal crítica se encuentra preci-
samente en el capítulo firmado por Nick y Steve Brown
que puede encontrarse en esta misma compilación.
Para estos autores, la deI principio de sime-
provoca como efecto la introducción de lo no hu-
mano en e1 pliegue del discurso sociológico. Hasta ese momen-
y
artefactos tecnológicos- se constituía como alteridad
básica y esencial del sociológico y su inclusión
en e1 discurso acerca de supone una transgresión to-
y definitiva de las de este ámbito.
y Brown, este es posible porque la radicali-
del principio de
,""a'J.LVU empujar hasta sus
EI primero
33
liberación de los oprimidos a través de la emancipación y la re-
presentación apropiada y que se utiliza para persuadir allec-
tor de que acepte las asunciones más controvertidas de la teo-
ría del actor-red» (Lee y Brown, 1994: 774),
Curiosamente, los primeros trabajos que apuntaban la po-
sibilidad de radicalizar e1 principio de simetría (por ejemplo,
Callon, 1986 y Latour, 1988), argumentaban sin timidez que
la elección un vocabulario para descripción de la interac-
entidades sociales y no sociales debía ser
34
Radicalizar e1 principio de simetría ha sido tan liberal y
democrático que ha convertido el discurso sociológico en un
discurso sin exterioridad, sin afuera, sin Otro; trasformán-
dose, por tanto, en un vocabulario final «final» (Lee & Brown,
1994) que lo cubre todo, que puede explicar cualquier cosa.
EI principio de simetría generalizada corre de esta manera
e1 riesgo de deslizarse en e1 terreno normativo y normati-
vizante de las grandes narrativas; corre e1 riesgo de conver-
tirse en otro monumento que suefia con la ahistoricidad y
con e1 derecho exclusivo a por todos y por todas las
cosas.
no es más
Todo es
eUUluellU es
por ~UlJue1;
35
relatos, los primeros productos que ofrece el principio de
metría son curiosamente asimétricos.
Así lo entiende, por ejemplo, Mike Michael (1993 y 1996) al
afirmar que los análisis que nos han ofrecido hasta e1 momen-
to Latour y Callon utilizan exclusivamente la metáfora de la
guerra, de la confrontación, para entender la dinámica de crea-
ción y funcionamiento de un actor-red. metáfora de la gue-
rra es e1 concepto más recurrente que aparece en la teoría del
actor-red. Hasta tal punto esto es que para este autor
relatos que ofrecen Latour y serán sencillamente asi-
métricos en el sentido de que uso de esta metá-
por <:OH'-'Hua
tres.
36
o al menos la posibilidad de utilizar diversas metáforas según
sea el objeto de análisis o problema que se tiene entre manos,
para dar cuenta de la dinámica deI actor-red. Concretamen-
te, «una metáfora alternativa podría ser la de la reforma per-
manente» (Singleton y Michael, 1993: 232). Esta metáfora
nos alejaría deI imaginario bélico, hablaría de actantes con
múltiples identidades, múltiples pertenencias a distintos ac-
tores-red, recogería los cambios y movimientos continuos en
sus asociaciones y, sobre todo, predicaría de la posibilidad de
analizar un mundo inherentemente inestable, intrínsecamen-
te incierto y esencialmente ambíguo a partir de actores-red
que, a su vez, tambíén mostrasen esta
U!JU.U1\.,iUH y
Con una reflexÍón similar a M. Michael, Haraway
(1991 y 1996) arguye que los análisis surgidos a
de la radicalización deI de han con-
37
máticamente. Los relatos de estos autores son asimêtricos a
pesar de su supuesta simetría radical, puesto que olvidan y
obvian e1 papel que el gênero ha jugado y juega en la pro-
ducción de la tecnociencia, «la producción de sexualidad que
se produce a través de las prácticas constitutivas de la pro-
pia producción tecnocientífica» (Haraway, 1996: 438), y
la marca que el gênero deja en las propias descripciones de los
analistas.
Finalmente, podemos sefialar que para autores como
(1995), sin embargo, la asimetría en los relatos de Callon
y Latour, no viene producida tanto por la ausencia de una re-
flexión seria y meditada sobre la relación entre
como por una
mediación. Es decir, la asimetría en énfasis que se
en esos relatos a hora de cómo contribuyen
cosas a la producción del orden social, <<llegligiendo lo
opuesto, es decir, la "socialidad" de la de cosas»
(Harbers, relatos escasamen-
te la posibilidad la estabílización social por otros
que no los que genera la UC;H"W
o la tecnología.
y una ~U~UJJ.Ul;;J.Ü
38
sociales de la ciencia. En primer lugar, supone una crítica fuer-
temente argumentada (y, por tanto, un soplo de aire fresco)
contra las sociologías tradicionales de la ciencia que solían
trabajar aI amparo de macrocategorías como las de cultura,
sociedad, comunidad, institución, intereses ... Categorías exce-
sivamente normativas en sus explicaciones; excesivamente ge-
neralistas en sus descripciones; categorías que soslayaban las
prácticas moleculares (micro) de interacción e interpretación
que cotidianamente se dan entre los agentes sociales y a las que
está ligada toda acción y todo categorías que imple-
mentaban una idea estática del social y un concepto de-
institucional del cambio. En segundo lugar, supone
Hi<:;<"u,aUlV
agencia no
mantener o sostener en
y
39
Otro interesante ejemplo de trabajo que reivindica el prin-
cipio de simetría radicalizada y acepta e1 desafío de superar
las críticas que éste ha recibido, lo puede constituir la pro-
puesta de Bowers (1992). Para este autor, la simetría es inte-
resante porque nos muestra molecularmente, alejándose de
las categorías de la macrosociología, cómo es la relación que se
da entre lo social y lo técnico en un contexto determinado y
cómo esta relación no es algo fijo y estable sino cambiante
y dependiente del curso que siga un proyecto. propuesta de
Bowers, asimismo, un camino para la crítica
reciben Latour y Callon potenciar tácitamente e1 pro-
yecto ideológico de democracia estos autores
40
Con Bowers, sería más correcto afirmar que estamos ante un
efedo de simetria radicalizada que ante la radicalización deI
principio de simetria de Bloor.
Por último, nos gustaria tratar un último grupo de traba-
jos que asumen y responden a la tercera línea argumentaI de
las críticas mencionadas anteriormente. Podemos citar entre
otros los trabajos de Law (1994), Cussins (1998), Síngleton
(1998) o MoI (1998).
Todos estos análisis en que, efectívamente, los
primeros textos simétricos como principal común deno-
la primada de las metáforas bélicas sobre cualquier
ULJe'-LL<U,n
de gestión, maquiavelismo,
_ , re-
laciones que fácilmente en perfectamente deli-
mitadas, no dejando nunca espado para diferencia, ruído,
inconsistencia, lo inasible, controlando habi-
o soslayando cualquier cosa que no encaja en
trabajos de los autores citados
sideran compatible el
deI. .
ce relatos que hablan
tentes, hablan de
total, globalizante y consIstente que una y agrupe
materiales heterogéneos en un todo. Rechazan, también,
de ae:entes y
41
mundo que describe e1 analista social, que és te a veces tiene
que enfrentarse con montones de historias, diferentes histo-
rias, ortogonales entre sÍ, pero que forman una totalidad.
Multitud de pequenas historias que desbordan lo que sería e1
simple relato deI crecimiento de una red centrada exclusi-
vamente en sus éxitos y reveses. Conjuntos de Ínfimas his-
torias que se sostienen juntas por la oscilación, por e1 mero
movimiento de la transformación y e1 devenir temporal.
torias que no obedecen a patrones generales o simples,
torias que se ejecutan a sí y conexiones loca-
les y globales.
Ante
o
42
De un modo similar, Law prefiere hablar de mosaicos antes
que de redes o actores-red. Tales mosaicos marcan una reali-
dad caracterizada por la convivencia pacífica de similitudes y
diferencias. Sólo hay, sóIo podemos describir, realidades múl-
tiples, diferentes interacciones ontológicas e intersecciones di-
versas entre todas esas realidades. Y, por encima de todo esta,
tendríamos la característica básica del mundo que intentamos
explicar como analistas sociales. Tal característica es simple-
mente el esfuerzo, e1 incesante esfuerzo de conexión, de unÍón
que se da entre las entidades que pueblan nuestras realida-
des, entre las propias realidades ...
43
explicar cómo la cultura científica se desarrolla tal y como lo
hace. Tales Íntereses son reconocidos como meros construc-
tos teóricos reflexivamente imputados a los datos y como me-
ros intentos explicativos en absoluto definitivos e inmutables;
los intereses son sóIo categorías que se utilizan para organizar
y estructurar un material empírico. Frente a estos argumen-
tos, una sede de autores contestan desde posiciones etno-
metodológicas sosteniendo que la reflexividad es una carac-
terística esencial deI discurso y que, en consecuencia, es
imprescindible analizar los métodos mediante los cuales se
construyen
puedan . . ..n, ..u .." ..u
y
sugieren en texto que nos ocupa una tercera dimensión
conceptualizar e1 problema de esta dimensión
la van a llamar «enrolamiento» o «formación de
esta tercera
genera un oraen un
más o menos estable. Superar tensión entre
Edimburgo y la posición etnometodológica, llevará a autores
44
miento, consolidación e imp1ementación permanente del men-
cionado poder y controI a distancia. La incipiente vía que ve-
mos aparecer en e1 primer texto de esta compilación se perfila
como un trabajo desarrollado en el ámbito específico de la so-
ciología de la ciencia, pero que puede contribuir a bosquejar
las principales nociones de una teoría deI controI social que
atienda a una temática tan importante y clásica en la so-
ciología como puede ser la del poder. Latour, por su parte, pro-
U-U\UL,Q en esta misma temática, pero enfatizando especial y
y
planteamientos
sus una Ut::HUiv.lVH
y, por tanto, una
45
to de partida en tales análisis una posición que no es por sí
misma y a priori ni natural ni social ni tecnológica. Sencílla-
mente, e1 punto de partida ha de ser siempre,una asociación
de elementos heterogêneos, una asocÍaCÍón, por supuesto, que
tras determinados procesos de purificacÍón puede mostrar dis-
tribuciones o agrupaciones de entidades en polos enfrentados
como los representados por la eterna tensión entre sociedad y
naturaleza o naturaleza y tecnología. Es decir, social, lo na-
turallo tecnológico no son categorías dadas y pre-establecidas
nos proporciona o pone a nuestro alcance entorno; estas
categorías son efectos, productos, siempre
compuestas por entidades heterogêneas.
46
la crítica a tal discurso. Su objetivo no es, sin embargo, argu-
mentar o fundamentar la inviabilidad o incapacidad analítica
de una simetría radicalizada. Por el contrario, sus propuestas
intentan traz ar caminos que nos ensenen cómo la radica-
lización de la simetría, aI mismo tiempo que se enriquece con
conceptualizaciones como las que provienen de la obra de De-
leuze y Guattari, puede ser reflexiva y crítica con los elemen-
tos ideológicos que su actividad implementa.
Por último, la compilación se cierra con un extenso texto
de Latour. Este escrito es, de hecho, e1 embrión lo que
constituye en la actualidad la orientación que ha tomado su
trabajo y posee la cualidad ser una síntesis de
que e
ta de radicalizar e1 principio de
tenido dentro de los estudios sociales de la ciencia, críticas
que recibido y los posibles caminos por que todavía
desarrollarse su aplicación. texto,
un principio de simetría generalizada se extiende espa-
muestra su potencial sociológico y filosó-
entre estos y la reflexión
sobre técnicas, y su lugar en socie-
y, también, se en e1 tiempo, o sea, que se argu-
menta la capacídad que este tiene para subvertir
la clásica que se ha y narrado hasta mo-
mento sobre la entre y no humano, y
muestra como se proceso o UH.lCU.lHv<A
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and Bodies. Duke
50
De los intereses y su
transformación . Enrolamiento
51
estudio igualmente apropiado. Quizá sea una lástima que no
adoptase este último rombo, que podría haber derivado en un
debate menos agrio, porque en cuanto a lo que a nosotros (y a
Barnes) se refiere, una cosa está clara: ambos enfoques se ri-
gen por distintos (z.osaremos decirlo?) intereses y son, por tan-
to, aI menos en algunos aspectos, inconmensurables.
Queremos evitar en este texto un comentario sobre los
ritos relativos de estas dos posiciones. Nuestro propósito se-
bien, sugerir que existe (aI menos) un tercer
considerar «problema de intereses». Intentaremos se:fía-
lar, en el corto espado disponible, porvenir de esta tercera
«enrolamiento» o "formación de redes»3,
para un caso
tampoco argu-
ya
y
52
« •.• podríamos haber escogido toda clase de polímeros con los cua-
les efeduar este experimento, pero aI haber escogido uno con e1
que otra gente ya había trabajado será mucho más fácil conse-
guir que se publique. Puedes empezar diciendo: "tal y tal han di-
cho esto, etc., etc., y sería interesante descubrir si DIVEMA hace
esto y aquello".,,6
Estos extractos
1) que,
y
53
mayoría de ellas; por ejemplo, cómo se forman, o su estatus
analítico. 8 Aparte de proponer que son ubicuos -que todos los
actores están construyendo mapas de interés todo e1 tiempo-
sólo queremos apuntar lo siguiente: tales mapas son simplífi-
caciones reduccionistas de un mundo social complejo. Atribu-
yen relativamente estables a otros actores aI tiempo
que ignoran complejidades interminables en sus motivos, pre-
tensiones y acciones como prácticamente no tuvieran im-
portancia. Éstos son, pues, mapas de trabajo, y no (como si
cosa fuera posible) representaciones totales de la realidad.
además, al mismo tiempo, no son están re-
'~''''<A'''VU con las que acto-
54
lectores (o votantes). Aunque e1 elemento competitivo pueda
no ser percibido como tal por el científico, aI menos analítica-
mente, el científico se halla a veces en competición con sus pa-
res por un escaso espado para la publicación, particularmente
si busca publicar en revistas de alto prestigio.
Uno de nosotros, aunque planteado en términos ligeramen-
te distintos, ha presentado en otro lugar un análisis deI pri-
mer párrafo deI texto sobre DlVEMA,lO así que no vamos a
discutir esta en detalle. Su propósito, sin embargo, es bastan-
te simple: el artículo puede ser visto como un intento de trans-
formar los intereses imputados a una audiencia. EI prime r
con general y par-
argumento es que por
quimioterapia deberían interesarse por DIVEMA, deI cual
se cree que posee propiedades quimioterapéuticas, y (conse-
cuentemente) por la forma en que es absorbido por las células.
párrafo adúa, pues, como una suerte de «embudo de
reses». AI principio es amplio, es decir disefíado para «captar»
un amplio abanico de intereses más tarde
a concentrarlos y especificarlos HHOUiUU
y transformados
la
a otros actores
55
de enrolamiento -la adjudicación inicial de un valor aI mun-
do y los intentos subsiguientes de transformar ese valor- deI
êxito de esas estrategias. Desafortunadamente, e1 caso es que
los intentos de los autores de Chinatown-Stiftung de enrolar a
la revista elegida, Cancer Quarterly, no tuvieron êxito. El ar-
sobre DlVEMA fue rechazado en los siguientes términos:
56
intereses» y el transformador «embudo de intereses» habrían
sido simplificaciones factibles. Otros actores habrían actuado
como estaba previsto. Pero no lo hicieron. Hay tres cosas que
observar en este fracaso. La primera es que Chinatown no cre-
ció. No ganó los clientes que podría haber ganado. No consi-
guió ordenar un sector amplio del mundo social en términos
de sus simplificaciones. No redefinió exitosamente los intere-
ses de otros actores. Por e1 contrario (y éste es e1 segundo pun-
to), e1 mundo se conVÍrtió, para Chinatown, en un lugar más
complejo y constrictivo. Se había introducido la complejidad y
la complejidad se impuso a la simplificación. necesaria
una reformulación substancial del «mapa de intereses» para
retomar tercer
portante) es que las acciones de Cancer Quarterly pueden ser
analizadas exactamente de la misma manera que las de Chi-
natown. Cancer Quarterly su mapa y su embudo de
tereses -su concepción de los actores en e1 mundo social, sus
intereses, y cómo eSOB intereses podrían ser transformados de
modo que otros actores se ajustasen a sus esquemas. También
se ocupó de enrolar a otros la manera.
ferencia es que tuvo êxito, que Chinatown fracasó.
intereses de Cancer Quarterly no
por Chinatown, pero los transforma-
dos por Cancer Quarterly. A este último
con los intereses mu-
factible. 18
57
quena escala, ésta no es una nueva microsociología de la cien-
cia. Callon ha emprendido estudios organizacionales y aná-
lisis sobre política científica con e1 mismo vocabulario,20 y
Latour, utilizando un enfoque similar, ha examinado la «pas-
teurÍzación» de las práctícas agrícolas francesas. 21 Asimismo,
y aunque Pickering no emplea término «enrolamiento», está
claro que sus estudios recientes sobre la construcción de inte-
reses y su transformación en e1 campo de la física de alta
energía síguen líneas muy similares. éstos, toma CÍertos
elementos como si se tratara de «traducciones» entre un con-
tenido y otro campo de discurso de un modo que es consisten-
te con lo que estamos proponiendo aquí. 22 En suma, el enfo-
es a ya ~ ~;:;:. ~ 23
58
59
Notas
mes
12.
1'3. Ver G. L'Anti-Oedipe, Capitalisme et Schi-
zophrenie, Éditions de traducción castellana: El anti-
edipo. Capitalismo y esquizofrenia, Paidós 1985.
14. El párrafo de una carta de deI Cancer Quaterly fe-
chada e1 de Febrero de 1979.
15. Entrevista en casete el 28 de diciembre de 1981, casete
lA114 1.
16. Hacemos esta indicación e1 de Chinatown "jpTnnrp
dudó de que los resultados de fueran positivos y, por tanto, intere-
santes; ver Williams and op. cito nota 4, 298.
60
17. Estamos contentos de poder comunicar que este último artículo ha
sido aceptado.
18. Somos conscientes de que aún queda mucho por decir sobre este
êxito, pero no puede perfilarse adecuadamente aquí. No obstante, una for-
ma de abordar la cuestión a grandes rasgos sería apuntar que los intereses
de Chinatown (un producto deI enrolamiento por otros previamente en-
frentado y la autodefinición resultante) les llevó a aceptar una carta de re-
chazo como aquêl1a, por muy mal que fuese recibida, como la última pala-
bra. Efectivamente, Chinatown se quedó sin recursos en esa interacción.
Otros recursos (por ejemplo, el uso de la violencia) eran casi literalmente
impensables en e1 contexto de los «hechos» e «intereses» generados por
Chinatown.
19. Ver Law y Williams, op. cit. nota 3.
20. Ver Callon, op. cit., nota 3; y Michel Callon, Jean-Pierre Courtial,
William Turner Serge Bauin, «From Translation to N etwork: An Intro-
UU,",~'VH to Analysis», Social Science (1983).
21. Bruno Latour, «Give Me a Laboratory and Raise the World»,
en: Karin D. Knorr-Cetina y Michael Mulkay (comps.), Science Observed,
Sage, Londres 1983; traducción aI castellano en: J. Manuel J. Ru-
bên Blanco, Teresa González de la Cristóbal Torres y Alberto Cotillo
(comps.) Sociologia de la ciencia y la tecnologia, Madrid 1995.
22. Aunque muchos de sus trabajos son importantes en este sentido, ver
eu particular, Andy Pickering, «The Role of Interests in Energy
sics: The Choice between Charm and Colour», en Knorr y (comps.), op.
cito nota 8, 107-138; y tambiên Pickering, «Exemplars and Analogies: A
Comment on Crane's Study of Kuhnian Paradigms in Phy-
en: Social Studies of Science, voL 10 (1980), 497-502.
23. Para una mayor argumentación sobre la irrelevancia de lo «macro»
y lo «micro», ver Michel Callon y Bruno Latour, «Unscrewing the Big Le-
vÍathan: How Actors Macro-structure Reality y How Sociologists Help them
to Do 80», en: Karin D. Knorr y Aaron Cicourel (comps.), Advances in Social
l'heory and Methodoly: l'oward an Integration of Micro- and Macro-Socio-
logies, Routledge and Kegan London 1981, pp. 277-303.
24. Woolgar, op. cit. nota 1, 373.
25. Podría argumentarse dada la de escoger entre la
conformidad y la guillotina, «Ínterês» la persona en cuestión optar
la conformidad. No tenemos objeción importante a esta exten-
deI término. Sin tal
ción es poco útil.
61
Del poder sus tácticas .
enfoque desde la sociología
de
1. UUU'I::'.l- en
63
descriptívas y explicativas antes que prescriptivas, (b)
DWl1\::;D
pUlvuuves
sociólogos e historiadores de ciencia compro-
metidos con esos porque, primero, buena parte
trabajo de filosofía de ciencia e1 co-
nocimiento infra determinado por mundo natural
se, 1974) y, segundo, porque e1 conocimiento que es tomado
como así como que es tomado como falso, está,
relacionado, a con
una manera u otra.
64
mas siempre implican un «grupo nuclear» de científicos traba-
jando en más de una localización (Collins, 1983: 95). No obs-
tante, a pesar de los muchos estudios de controversias que se
han nevado a cabo, se ha demostrado hasta ahora lo difícil que
es establecer, por un lado, un vínculo entre lo esotérico del
contenido técnico en la física contemporánea y, por e1 otro, e1
más amplio contenido social dentro deI cual ocurren (Collins,
1983: 96). Una vez más, algunos de estos estudios de orienta-
ción más histórica en los que se han propuesto tales vínculos
(McKenzie, 1978) han sido criticados tanto por razones empí-
ricas como metodológicas (Woolgar, 1981; Yearley, 1982).
, .
se
nativas de factores sodales
conjunto dado de datos.
Si hay que ver esta disyuntiva entre y lo ma-
como problema o no es un tema de Así, la re-
vauUiuad de las imputaciones acerca de estructura social
a gran escala, aunque formalmente correcta, no es particular-
mente danina para las que de ésta, ya
que cualquier redescripción es, finalmente, refutable.
podría ser caso que no hubiera teoré-
interesantes entre e1 contenido muchas áreas de
la dencia moderna, por un y su <>1.t".,..rl
por e1 otro (Law y Lodge, 1984:
esta posibilidad,
que los vínculos entre macro y lo
vH:;;HvUH~V'" mismos, (b) a
agnosticismo
u.úauCt; que los sociólogos
67
que pueden hacerlo. Esto, sin embargo, no significa que sea
deseable o aceptable tratar tales variaciones de escala como si
fueran e1 resultado de diferencias de clase, susceptibles de di-
ferentes tipos de tratamiento teorético y metodológico. Entre
otras desventajas, esta división teorética deI trabajo tiene el
efecto de reificar a aquellos que tienen éxito, mientras que os-
curece los métodos por los cuales se consigue y se mantiene
precariamente tal contraI social a gran escala. En este senti-
do, para autores como Latour, la sociología de la ciencia debe-
ría tratar al poder como si se tratara de un efecto de conjuntos
de abigarradas y exitosas estrategias para a otros an-
tes
argumento
más lejos que laboratorio es una localización pe-
culiarmente potente para e1 ejercicio política por otros
medios (Latour, 1983: 168). citar el caso de
que un laboratorio puede la vida social
convencer a actores de gran escala que es legítimo por-
tavoz nuevas y poderosas entidades. argumenta
que Pasteur se convirtió en una nueva clase
deI y al hacerlo alteró
relación entre los granjeros franceses, los veterinarios y
los laboratorios científicos. sugerencia, pues, consiste en
que bajo ciertas circunstancias los laboratorios esta-
entre lo «macro y
de
vH\JH.-W
68
Esta intranquilidad se ha articulado de varias formas distin-
tas entre las que quiero mencionar dos.
Primero, algunos autores han hecho notar que hay cierta
excentricidad en un principio de simetría metodológica que se
aplica sóIo ai mundo natural y, aI mismo tiempo, no se imple-
menta sobre su contraparte social (Woolgar, 1981; Lynch, 1982;
Callon y Law, 1982; Callon, 1985a; Latour, 1986). Los sociólo-
gos de la ciencia, y de esto va e1 argumento, no hacen ninguna
asunción sobre la naturaleza durante e1 curso de sus explica-
ciones, puesto que la estructura del mundo natural es aquello
sobre lo que negocian los científicos socialmente contextualiza-
dos. Asimismo, e1 principio de simetría no se aplica aI mundo
ya que es e1 que se toma para creen-
cias sobre e1 mundo natural, a pesar de que aquí es donde la
excentricidad emerge) podría demostrarse que los científicos
negocian e intentan imponer versiones, no só lo deZ mundo na-
tural sino también deZ mundo social 1983; Shapin,
1984; Pinch, 1985; Pinch y Bijker, 1984; Callon, 1985a).
De esta manera, y tomando un ejemplo, los sociólogos la
ciencia frecuentemente explicaciones sobre e1 desarro-
1Jo deI conocimiento que son planteadas en de
reses sociales imputados a actores o a los grupos a los que
tos se supone que pertenecen. estos trabajos es una práctica
normal distinguir entre lo que dicen cíentíficos sobre Ínte-
reses y las ímputaciones de por los analistas,
y argumentar que estas tipo
198 fuerza la
mente depende por entero
una perspe
otros fenômenos ;:'Ul.:U1.le
los fenômenos naturales, y que
e1 precio que
se adopta esta nAY'QnA'-'~l
6õ
del sociólogo pasa a ser e1 de descubrir los métodos por los que
actores y colectividades articulan concepciones acerca deI mun-
do natural y social e intentan imponerlas a otros, así como ana-
lizar en qué medida tales intentos tienen éxito (Woolgar, 1981;
Callon y Law, 1982; Latour, 1983; Latour, 1984; Law, 1987).
Esta perspectiva requiere la adopción de un nuevo principio
metodológico, elllamado principio de agnosticismo generaliza-
do. Éste declara que e1 observador debe mantener imparciali-
dad no sóIo con respecto a las discusiones científicas y técnicas
los científicos, sino también con respecto a cualquier desa-
cuerdo que pudiese haber sobre la naturaleza de la estructura
social (Callon, 1985a). Resumiendo, discusÍones sobre esta
66
Esta intranquilidad se ha articulado de varias formas distin-
tas entre las que quiero mencionar dos.
Primero, algunos autores han hecho notar que hay cierta
excentricidad en un principio de simetría metodológica que se
aplica sóIo ai mundo natural y, aI mismo tiempo, no se imple-
menta sobre su contraparte social (Woolgar, 1981; Lynch, 1982;
Callon y Law, 1982; Callon, 1985a; Latour, 1986). Los sociólo-
gos de la ciencia, y de esto va el argumento, no hacen ninguna
asunción sobre la naturaleza durante e1 curso de sus explica-
ciones, puesto que la estructura del mundo natural es aquello
sobre lo que negocian los científicos socialmente contextualiza-
dos. Asimismo, e1 principio de simetría no se aplica al mundo
ya que es e1 que se para creen~
cjas sobre e1 mundo natural, a pesar de que (y aquí es donde la
excentricidad emerge) podría demostrarse que los científicos
negocian e intentan imponer versiones, no sólo deZ mundo na-
tural sino también deZ mundo social (Latour, 1983; Shapin,
1984; Pínch, 1985; Pinch y Bijker, 1984; Callon, 1985a).
esta manera, y tomando un ejemplo, los sociólogos de la
""",u""a frecuentemente explicaciones sobre desarro-
deI conocimiento que son planteadas en términos de
reses sociales imputados a actores o a los grupos a los que és-
tos se supone que pertenecen. estos trabajos es una práctica
normal distinguir entre que dicen los científicos sobre inte-
reses y las imputaciones de intereses por los analistas,
y argumentar que estas son diferente tipo
fuerza de la sociológica obvia-
que el sociólogo
sociales
y que
sus orígenes
sociólogo
entonces
65
deI sociólogo pasa a ser e1 de descubrir los métodos por los que
actores y colectividades articulan concepciones acerca del mun-
do natural y social e intentan imponerlas a otros, así como ana-
lizar en qué medida tales intentos tienen êxito (Woolgar, 1981;
Callon y Law, 1982; Latour, 1983; Latour, 1984; Law, 1987).
Esta perspectiva requiere la adopción de un nuevo principio
metodológico, elllamado principio de agnosticismo generaliza-
do. Éste declara que observador debe mantener imparciali-
dad no sólo con respecto a las discusiones científicas y técnicas
los científicos, sino también con respecto a cualquier desa-
cuerdo que pudiese haber sobre la naturaleza de la estructura
social (Callon, 1985a). Resumiendo, las discusÍones sobre esta
66
mas siempre implican un «grupo nuclear» de científicos traba-
jando en más de una localízación (Collins, 1983: 95). No obs-
tante, a pesar de los muchos estudios de controversias que se
han llevado a cabo, se ha demostrado hasta ahora lo difícil que
es establecer, por un lado, un vínculo entre lo esotérico del
contenido técnico en la física contemporánea y, por el otro, e1
más amplio contenido social dentro del cual ocurren (Collins,
1983: 96). Una vez más, algunos de estos estudios de orienta-
ción más histórica en los que se han propuesto tales vínculos
(McKenzie, 1978) han sido criticados tanto razones empí-
ricas como metodológicas (Woolgar, 1981; Yearley, 1982).
se ha senalado que son
nativas de factores sodales
conjunto dado de datos.
Si hay que ver esta disyuntiva entre lo mlcrOSOClal y 10 ma-
crosocial como problema o no es un tema de Así, re-
futabilidad de las imputaciones acerca de estructura social
a gran escala, aunque formalmente no es particular-
mente danina para las explicaciones dependen de ésta, ya
que cualquier redescripción es, finalmente, refutable.
vez más podría ser el caso que no hubiera vínculos teoré-
ticamente interesanres entre e1 contenido muchas áreas de
ciencia moderna, por un lado, y su entorno social más am-
plio, por el otro (Law y Lodge, 1984: embargo, ante
esta posibilidad, autores (a) a se-
nalar que los vínculos entre lo macro y lo son imputados
por los científicos mismos, (b) a
principios de agnosticismo
que los sociólogos
67
que pueden hacerlo. Esto, sin embargo, no significa que sea
deseable o aceptable tratar tales variaciones de escala como si
fueran e1 resultado de diferencias de clase, susceptibles de di-
ferentes tipos de tratamiento teorético y metodológico. Entre
otras desventajas, esta división teorética deI trabajo tiene e1
efecto de reificar a aquellos que tienen éxito, mientras que os-
curece los métodos por los cuales se consigue y se mantiene
precariamente tal controI social a gran escala. En este senti-
do, para autores como Latour, la sociología de la ciencia debe-
tratar aI poder como si se tratara de un efecto de conjuntos
de abigarradas y exitosas estrategias para enrolar a otros an-
tes que como una causa de tal êxito (Latour, ver tambiên
68
la sociología del conocimiento en la que los factores sociales de
fondo y a gran escala, conocidos básicamente por e1 analista,
son utilizados para explicar la producción de conocimiento,
pasa a dirigirse hacia e1 estudio de las maneras en que los ac-
tores crean e intentan imponerse unos a otros versiones tanto
deI mundo natural como del social. Esto es, se dirige hacia e1
análisis de los procesos de «traducción» (Callon, 1985a; 1987)
en los que los actores (incluídas las colectívidades) combaten
para imponer a otros versiones de la realidad que definen (a)
e1 número de esos otros, tanto naturales como sociales, que
puede decirse que existen en e1 mundo, (b) sus características,
(c) la naturaleza de sus sus ta-
manos y (e) sus posiciones con respecto al actor que intenta
hacer la traducción. Dado que hay muchos de estos adores y
muchas diferentes versiones de la realidad, este proceso es
variablemente incierto y reversible, incluso cu ando e1
premio del êxito. Por tanto, como en la sociología de la
ciencia convencional la realidad natural es representada como
e1 produdo final de las interacciones de los en esta
nueva aproximación de la sociología la ciencia tanto la rea-
lidad natural como la estructura han de ser contempla-
como el produdo (cambiante) final intentos mutuos de
traducción.
Callon (1980; 1987)
un caso particular, e1 deI en Franda.
cipios de los setenta, (EDF), monopo-
francês de la energía eléctrica, motor de ex-
plosión tenía los días contados y
69
esquema de cosas modificado y reducido) pasar a fabricar los
chasis de las nuevas unidades eléctricas. AI mismo tiempo,
era también necesario persuadir a los consumidores de que
obtendrían mayores beneficios con e1 desarrollo deI vehículo
eléctrico, y convencer a las municipalidades y a los departa-
mentos del gobierno de que deberían adoptar políticas discri-
minatorias contra e1 motor de explosión.
Para que se di era el escenario disefiado por EDF, todos esos
elementos debían ser traducidos. En otras palabras, sería ne-
cesario utilizar, dar upa expresión adecuada e interrelacionar
correctamente una amplia gama de elementos, incluidos los
iones de hidrógeno, las compafiías y los consumi-
si se tener con esas ,
poder de esas entidades podría ponerse a trabajar para EDF.
hecho, Callon nos muestra que varios de los elementos
del escenario disefiado por no traducidos con
to. De esta manera, los catalizadores no lograron conducirse
la manera esperada y, en consecuencia, fueron incapaces de
contribuir a la consecución de una pila exitosa. Dado que,
como consecuencia, la pila tampoco logró jugar su papel, fue
a su vez, para los críticos con e1 plan (entre los se
cluía resistirse al papel que se había ofrecido.
de de un de enti-
dades sodales y naturales fue un fracaso. Así, a diferencia
no tuvo en sus de reformular las
escala grande y Concretamen-
no lográ para aquellos a los que que-
Callon (1985a) llama en otra parte «puntos
paso obligado». otras palabras, no lográ imponer a
otros su una perspectiva
ar que
70
pro duetos en un punto de paso obligado para los granjeros, los
veterinarios ye1 ganado vacuno francês al colapsar la dístin-
ción entre lo macro- y lo micro- CLatour, 1983; 1984).
La noción de punto de paso obligado es, pues, crucial en e1
análisis de la traducción. Como primera aproximación, po-
demos decir que e1 actor que es capaz de forzar a otros a mo-
verse a lo largo de canales particulares y obstruir e1 acceso a
otras posibilidades es un actor que puede imponerse sobre
esos otros (Law, 1983). esto se deduce que esta nueva ver-
sión de la sociología de la ciencia, en e1 momento en que bus-
ca analizar las técnicas deI poder, debe centrarse particular-
mente en los métodos por los los
que otras,
aquellos que les rodean. También se desprende que estos mé-
todos pueden ser estudiados independientemente de la es-
cala en la que se llevan a cabo. Como en caso de la
deI poder (1979), no es necesario
(aunque a veces puede ser útil) estudiar la traducción a gran
escala. Los análisis a escala ser igualmente
instructivos.
En el presente texto sigo este aspectos de
una serie de experimentos llevados a por un químico far-
macéutico llamado Jean-Paul Remon. Como en los casos de la
EDF y de Pasteur, puede entenderse trabajo de Jean-Paul
como una serie (de intentos) de Trabajando
gran escala hasta
que sufren
puedan ser
fármacos
esos
obligado para
desarrollar preparados de
los experimentos de Éstos,
estaban disefiados
71
pensaclOn lenta de un fármaco antiarrítmico llamado pro-
cainamida por medio de su unión con un polímero llamado
dextran que Ilevaría la droga hasta e1 corazón y la dispensaría
allí lentamente. Sin embargo, experimentos in vivo previos
habían mostrado que la dextran-procainamida parecía no te-
ner efectos clínicos y que estaba, por tanto, lejos de ser un
punto de paso obligado para todos los implicados. No obs-
tante, las razones de este fracaso no estaban claras. GLa
combinación era simplemente incapaz de operar en tejido
deI corazón, en cuyo caso no había posibilidad de traducir a fa-
bricantes y pacientes? "O, más bien, e1 caso era que e1 fárma-
co nunca tuvo la posibilidad de operar en e1 corazón ya que fue
por otra esto
mo era e1 caso, entonces podría ser posible encontrar alguna
manera de suministrar e1 complejo fármaco-polímero. Queda-
esperanza residual de que la arritmia pudiera ser
evitada de esta manera, de que fabricantes de fármacos
fueran enrolados y de que pacientes se convirtieran en con-
aspecto interesante de los experimentos consis-
en comprobar esta Se colocaron corazo-
nes de rata aislados pera aún vivos en un y se
afíadió fármaco aI mencionado circuito. Después de que
fármaco hubiera sido por el circuito y en e1 corazón,
se afíadió un fármaco inductor arritmia llamado aconitina.
72
cos, fabricantes de fármacos) y la pequena escala (unos pocos
corazones de rata, fármacos y máquinas). En otras palabras,
e1 foco de atención está en los métodos para convertir sus ex-
perimentos en un punto de paso obligado para los altaneros y
los poderosos y ejercer, de esta manera, un controI social a dis-
tancia. Así, aunque los experimentos que describo a continua-
ción son limitados en su alcance, los métodos utilizados para
nevarlos a cabo e informar de e110s deberían ser vistos corno
un caso paradigrnático de que es ejercer política a través
de medios científicos, y pueden generalizarse las conclusiones
acerca los métodos que se extraen su es-
y .I..AJluau. y
4 un 4
de
de traducirme a laboratorio. Es derto
que esto no formaba de su trabajo Se da e1
caso también de que tarea era
era un escéptico o, por ejemplo, un colega pV~eHClctlH1ell
Más bien, era un sociólogo de visita, alguien que ya había
un interés por su embargo, dado que
aceptado dejarme a cabo una partici-
73
caria ristra de abrazaderas. Mi primera reacción fue pensar
que aquello parecía muy complicado -ciertamente, tan com-
prensible para mí como una refinería de petróleo. Jean-Paul
se puso a explicarlo. En e1 curso de nuestra conversaóón fue
muy ostentoso en sus gestos. Seiíalaba las piezas de aparatos,
hablándome todo e1 tiempo acerca de cómo funcionaba el tin-
glado. Parte de nuestra conversación fue como sigue: 2
Sí
Sí
.. , porque este es
ya ves
ya
74
038JPR "0luego a través de esta resistencia con la
resístencia (periesférica) y vuelve al depósito, así
039JL Ya
coronano
vez a tu depósito
ya
Así que no
75
nuestra conversación, son locales. Ni los gestos ni los objetos
complejos y quebradizos viajan particularmente bien. prue-
ba de esto es que no os los puedo mostrar. Si exceptuamos los
casos de la conversación telefónica y deI registro en cinta mag-
netofónica (y acepto, aI menos para primero de éstos, que se
trata de una excepción importante) lo mismo puede afirmarse
de la conversación. Estos tres materiales parecen ser, por tan-
to, recursos convincentes para los propósitos de la traducción
cara a cara; pero no son, en primera instancia,
adecuados para intentos de controI social a larga distancia o a
Los intentos de traducción
76
Tales métodos de traducción -métodos para transformar
materiales con e1 ánimo de intensificar su capacidad de con-
troI- vale la pena considerarIos con cierto detalle. La forma
de la materialidad se altera en un proceso de traducción du-
rante e1 cuallo menos móvil es convertido en lo más móviL De-
jadme, por tanto, indicar algunos de los métodos de traducción
utilizados por Jean-Paul cu ando dibujó su representación del
aparato usado en e1 experimento, un proceso que requería, por
un lado, deI equipo en cuestión para inspirarse y, por otro
e1 mantenimÍento una distancia de éL
77
I
I
~I
es varias veces mayor que corazón de la rata, cuyo ta-
mano en la vida real es aproximadamente el de una mo-
neda de cinco peniques. Lo que es importante es, pues,
magnificado.
79
pierde de la heterogeneidad deI original, pel'O la
nueva yuxtaposición se altera, comenta, realza
y transporta más fácilmente.
una
que se encuentra en ellaboratorio
o no ser aceptables para
que este
80
dihujo no sería aceptable para una revista científica y, de he-
cho, uno de los editores de The Sociological Review sugirió que
sería preciso redibujarlo la primera vez que dio una rápida
ojeada aI manuscrito. En cambio, en los contextos conectos
(en los que aI observador ingenuo se 1e ayudará a «ver» la ma-
nera en que e1 fluido es bombeado desde la aurícula izquierda
al ventrículo izquierdo y desde allí a la aorta, o en los que se
puede tratar e1 esbozo como datos sociológicos) se trata de un
dihujo aceptable.
ymanos: <UIVULU,,"-"'"'U, Y
81
venas pulmonares extremadamente pequenas y anudar cada
una de ellas, pues, de no ser así, la solución de Kreb podría es-
caparse por éstas. EI procedimiento en su totalidad era difícil,
a escala muy pequena, y se llevaba a cabo contra una conside-
rable presión temporal-por regla general, a no ser que co-
razón estuviera correctamente conectado al aparato en un
margen de diez minutos después de ser extirpado del cuerpo
de la rata, las posíbilidades de conseguir que bombeara se re-
bastante.
sus
está ahora
UUiHlJd no va
82
(6")
(14")
(68") [-agitación
en la aurícula
muy
muy pequena escala que se necesita.
un y está sudando}
no vaI
(22")
venas
83
[-instala e1 sumidero/sentina]{con esto, quiero de-
cir que ajusta e1 corazón de tal manera que quede
rodeado por la cámara cardíaca acuosa} [-encien-
de la bombaJ{para drenar la cámara cardíaca en
caso de que ocurra una fuga}
Oh
que es
una
(Se no
84
puede estar vivo después de una operacíón tan
larga}
85
Elementos a conectar Elementos para establecer Elementos supervisados
conexiones
Aurícula izquierda con 1) Mano, grapa, pinzas, (1) Mano, grapa, pinzas,
cânula (dos objetos) algodón algodón y posiciones
(objetos y persona) relativas de la aurícula
ízquierda y la cânula
(objetos y persona)
lo que se embrolla.
86
gistro. También, en media de un experimento, se acabó e1
papel.
Planteado así, suena como si los experimentos de Jean-
Paul fueran un catálogo de desastres. De hecho, no fue tan
mal. Algunos de los fanos eran menores y algunos eran con-
secuencia de la inexperiencia y rápidamente se superaban.
Sin embargo, esta lista, bastante impresionante, realmente
sugiere que los objetos no son traducidos de manera durable
a no ser que sean adecuadamente yuxtapuestos unos con
otros. Esto viene a decir, como he indicado más arriba, que la
durabilidad está mejor planteada como de la interre-
de que como
rente a los objetos mismos. Concretamente, éstos tlenen que
ser puestos en su sitio por experimentador. De esto se des-
prende, por tanto, que el científico es una parte de la red de
elementos que constituye su experimento, de la mane-
ra que el mecânico o el conductor de camión es una parte de la
red que constituye un vehículo funcional. Desde luego, esto es,
en cierto sentido, un embargo, creo que
interés de la serie de experimentos de no reside en
interminable lista fallos (aunque esto
mente ayuda a hacer ver que puede ser difícil traducir obje-
tos). Más bien, reside en la en que controló relación
entre sus intentos de y los objetos que
Esta lo hizo
87
EI tercer aspecto que quiero resaltar, por tanto, es que e1
cuerpo ejercitado, igual que las palabras, inscripciones y apa-
ratos, merece estudiarse por sí mismo, si lo que buscamos es
estudiar los métodos y los materiales en los que se intenta
traducción. Sin duda, las acciones son tan efímeras como las
palabras. Duran sóIo lo que dura llevarlas a cabo y no tienen
e1 aspecto, a tenor de lo visto, de materiales prometedores para
intentar controI a larga distancia. otro lado, un cuerpo
pulcramente empaquetado es casi tan duradero y casi tan
como una inscripción, y lo es, ciertamente, muchísimo más
que la mayoría de los aparatos. embargo, su estabilidad
entorno
dlUz.aUdb es
88
generar emisarios durables y móvÍles que obligan a aquellos
que están distantes a tratar aI traductor como punto de paso
obligado. También he sugerido que ciertos materiales -en es-
pecial la gente y las inscripciones- son, en igualdad de
cunstancias, más móviles y durables que otros. Parece que
muchos objetos, y en particular la conversación, se ajustan
mal a los propósitos de la traducción a larga distancia. 8
Esto nos da a entender que si, tal y como Latour ha plante-
ado, e1 laboratorio es un lugar especialmente potente para
ejercicio de la política por otros medios, entonces, esto se debe
a su capacidad para transformar materiales con potencial
para e1 controllocal en
son, movlles y
cho, esto es lo que encontramos. El objeto inmediato deI tra-
bajo experimental de Jean-Paul consistía en un tra-
zo que fuera tomado como de la oscilación
creada por ellatido corazón.
no era una cuestión sim pIe y numerosos mtentos
ron en fracaso. Lo que sigue está tomado deI
mento exitoso. La sobre e1
completada sin dificultades significativas. aparato de re-
gistro (e1 mecanismo que se suponía el trazo) se
conectó, pero empezó a traz ar una recta. Para re-
latar esta historia vuelvo a notas y aI correspon(llen
entre
en e1
«jVamos!» e1 trazo
recto?)
-{Jean-Paul} lo
89
[F] -«jPerfecto!jHermosol Esto es perfectamente fantásti-
co}} jMe da una palmada en la espalda! {La aguja traza
ondas regulares con una amplitud de unos 3 em}
90
-----'----
au,u\..<...lua. a
94
1. Como en la figura anterior, hay supresión. Casi todo lo
que sucedió en e1 transcurso del experimento queda fuera. EI
tamaiío deI corazón, la cantidad de tiempo utilizada para co-
nectarIa a las cánulas, la construcción deI aparato, la manera
en que está conectado aI aparato de registro -nada de todo
esto está registrado. Los hechos básicos deI experimento
-esta es, ciertos aspectos deI bombeo deI corazón- son pues-
tos en primer plano con el simple recurso suprimir todo lo
reducción de escala.
locidad con la que el papel
~o. ~ a
Segundo, se puede incrementar tono del aparato de
Esto tiene e1 efecto condensar el eje vertical.
esta manera, la «mÍsma» ocupa menos espacio en e1
A pesar de la reducción escala en la
embargo, existe una relación
Igual que el experimentador
trazo, puede más tarde
tantes características del traz o
con sus primas mayores.
abUCii:tUU y e1
como en
yaumento
LUmdUdi.'.> como formas de esquematización.
95
paIpitación deI corazón, visible a simple vista es reducido a un
sim pIe trazo de dos dimensiones. Más aún, una vez que este
trazo ha sido generado, e1 experimentador atiende sóIo a cier-
tos aspectos deI mismo. Se hace una distincÍón entre lo que es
real y lo que es artefactual. Se hace una nueva distinción en-
tre lo que es real, pero irrelevante, y lo que es real y digno de
ser atendido. los propósitos de la traducción a larga dis-
tancia, ciertas características deI trazo son mucho más poten-
tes que aI en sus cánulas.
96
comparar esto con (digamos) el efecto producido por la mitad de
la dosis. Asimismo, podría ser tratado como un conjunto de ele-
mentos con los que traducir a un escêptico en un creyente. De
esta manera, e1 gráfico empieza a convertirse en durable y
transportable, no sólo en e1 sentido de que podría ser llevado a
cualquier parte sino tambiên porque está mejor capacitado para
resistir los ataques disociadores de los científicos escêpticos.
97
T
98
El aparato de registro, adecuadamente yuxtapuesto con
otros aspectos del conjunto experimental, actúa, pues, como otros
inscriptores, para convertir lo que es menos móvil y durable
en algo que es más móvil y durable. AI hacer esto, hace posi-
ble la creación de puntos de paso obligado para aquellos que
pretenden apartarse, aunque si van a sentirse o no obligados
a pasar por los descubrimientos experimentales de Jean-Paul
es, como he hecho notar anteriormente, una función de su con-
texto y de la forma en que han sido instruidos. Mi vindicación
aquí no es, sin embargo, que trabajo de Jean-Paul sea visto
como correcto o importante. Más bien sería que él está ha-
ciendo uso de una estrategia e] controI a
menos y en
móvil y durable. SóIo porque hace eso, es posible estable-
cer una unión entre la pequena y la gran escala, para colapsar
distancia, por decirlo de alguna manera, entre lo macro -y
yejercer un
lugar particular.
Nótese, sin embargo, una adicional de la con-
versión que hace Jean-Paul de un palpitante a un tra-
zo y luego a un guarismo. Este proceso tiene efecto
crementar su capacidad para manipular elementos que
su experimento. como hemos visto, con-
corazón, las cánulas, la solución de Kreb y todos los
elementos experimentales. Sin embargo, una vez
que un trazo ha sido generado, entonces, medio en que él
trabajando se vuelve más tratable
eneidad y sus propiedades
HU:::UH:l.D y
otras literaturas y agruparlas en
son pero son
porque es posíble trabajar con trazos una manera que no
es, en absoluto, aplicable a los objetos.
diciendo, por que que los cuerpos pueden
volverse agentes dócües en los que un abanico de habilidades
son yuxtapuestas de una manera los trazos pueden
verse como yuxtaposiciones nor-
99
'if
y
en él y de imponérselas a otros: en re-
sumen, se ocupan de traducir. Sus traducciones son
en la medida en que se las arreglan para imponer su trabajo
como punto paso obligado sobre que les
su es exitoso -se convierte en
lítica por otros medios»- en la medida en son capaces
colapsar la distinción entre la pequena y gran escala em-
pleando todos los medios disponibles en sus laboratorios para
a los macro-actores. La cuestión es, entonces, i,cuá-
tácticas y los que usan los científicos
crear puntos de paso obligado?
este capítulo una muestra tales mate-
omencé considerando palabras, objetos y gestos.
traducción cara a cara,
100
tener a los cuerpos a raya, para volverlos dóciles, son, segura-
·
mente, como ha argumentado Foucault, centrales para la tra-
ducción a larga distancia.
EI segundo càndidato, la inscripción, puede ser igualmente
importante para e1 colapso de lo macro y lo micro y la creación de
puntos de paso obligado. Esto es así porque el papel no es sóIo
móvil y durable, sino porque los trazos que están dibujados so-
bre él son tambiên potencialmente tratables. Es relativamente
difícil traducir una colección heterogênea de objetos físicos y or-
ganismos. Es relativamente fácil manipular símbolos homogê-
neos sobre el papel. 11 En e1 peor de los casos puede ser necesario
, como en texto.
los casos, como sucede en una gran parte de las ciencias
naturales, puedeser posible hacer esto matemáticamente.
espado mêtrico es definido por la operación inscriptores
que convierten lo heterogêneo en homogêneo.
proceso de convertir materiales que son menos móviles,
y tratables en materiales que esos atributos
en un mayor grado es, sugiero, en la a lar-
ga distancia. Sin embargo, hacer esta
esas conversiones l1even a la crea-
puntos de paso obligado. Muchos fallan, como atesti-
gua e1 hecho evidente de que la de artículos científi-
cos no son nunca leídos. se
de paso ser obligado,
deben
101
porada en las máquinas (Latour y Woolgar, 1979; Pinch
1985). Así, en lugar deI interminable trabajo literario que
constituye e1 sello de las ciencias sociales cuando se afanan
por traducir acontecimientos locales a una forma textual,
ciencia natural está fuertemente caracterizada por máqui-
nas que están legitimadas para convertir acontecimientos 10-
en trazos. Y si, entonces, la ciencia, como institución, es
poderosa, se debe a que ha tenido éxito, como Latour ha ar-
gumentado, en la cientifización de partes la vida social.
granja, botiquín suministro de agua públi-
exhausto sistema de se han
102
4. Para una discusión de la movilizacÍón de los descubrimientos deI la-
boratorio, ver GaBon (1985a).
5. Para un análísis similar de este proceso, ver Shapin (1984) y Lynch
(1985).
6. Acerca deI proceso de simplificación de la ciencia, ver Star (1986).
7. Sobre la noción de «caja negra», ver Gallon (1981, 1984b).
8. Nótese que esto no es cierto para ciertos objetos, en particular los apa-
ratos. Ver Law (1986b).
9. Para un atractivo análisis de este punto, ver Lynch (1985).
10. Esto puede verse en la parte baja deI gráfico.
11. Este aspecto ha sido planteado por Eisenstein (1979) en su magistral
estudio deI papel de la imprenta. Ella tambiên sefíala que es importante la fa-
cilidad con la que los textos pueden ser reproducidos por la imprenta. Una vez
que los textos fueron ampliamente diseminados se volvió posible para los eru-
ditos ensamblar aquêllos en una localización La vida deI erudi-
to itinerante moviêndose de biblioteca en en Europa se volvió de esta
manera obsoleta. Estas puntos han sido tratados en Latour (1985).
12. Necesita enfatizarse que la movilídad, durabilidad y tratabilidad no
son inherentes a materiales particulares como propiedades naturales de ês-
tos. Más bien, emergen de la manera en que los materíales se yuxtaponen
unos con otros. Esto no sóIo significa que materiales concretos durables y
móviles no logren traducir. Significa que pueden empezar a existir nuevas
clases de materiales apropiados para el controI a larga distancia. Ver Law
(1986b) para esta argumentación.
13. Gollins apunta hacia esto, aunque en un lenguaje bastante dife-
rente, cuando habla de la importancia deI grupo central (1983) y sefíala
que estudios de laboratorio independientes no pueden el êxito de
las teorías de los científicos. Este asunto se hace explícito en Latour (1983;
1984).
14. Para una aplícación de este tema a la expansión imperialista portu-
guesa, ver Law (1986b).
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107
tecnología la sociedad
hecha que dure
109
1. contexto y teJ'HUU a la
yla
otros
desaparecen en e1
mado desplaza la mtroducIendO un
abultado peso metálico, e1 director deI hotel ya no tendrá que
sentido obligación moral de sus re-
los son felices exclusivamente por librarse
este objeto molesto que abulta en sus bolsillos y pesa en sus
bolsos: por propia voluntad, se deshacen de él. e1
1'0, la inscripción, e1 imperativo, la disciplina o oblígación
moral fracasaban, e1 director hotel, e1 innovador y peso
letálico tienen êxito. De todas maneras, obtener tal discipli-
na ha tenido un director de hotel tuvo que aliarse
110
111
pezábamos. Su desplazamiento lo ha transformado. Los clien-
tes ya no dejan las llaves de sus habitaciones, ahora, se libran
de un pesado objeto que deforma sus bolsillos. Si se amoldan a
los deseos del director no es porque lean elletrero tampoco
debido a que sean particularmente educados. Se debe más
bien a que no pueden hacer otra cosa. Ni se lo plan-
tean. La declaración ya no es la misma, los clientes ya no son
los mismos, la llave ya no es la misma -incluso e1 hotel no
es exactamente 1987; 1991;
1986a).
Este pequeno ejemplo
estudio sobre
112
das» y declaraciones «cargadas». Ésas, y sólo ésas, son las distin-
ciones y sucesiones de las que se compone nuestro mundo socio-
técnico. Son las que debemos aprender a documentar y registrar.
Deseamos poder seguir tanto la cadena de hablantes y sus
declaraciones como la transformación de los hablantes y sus de-
claraciones. Para tal fin, definimos dos dimensiones: asociación
(análoga a la de sintagma lingüístico) y sustitución (o paradig-
ma, para los lingüistas). Para simplificar incluso más, po-
demos concebirlas como la dimensión Y, que es como la latitud,
y la dimensión O, que papel de longitud. Cualquier
implicación de los no-humanos ser trazada tanto por su
posición sobre los ejes
y
cal corresponde a la exploración de sustituciones y horizon-
tal corresponde al número actores se han anadido a
innovacíón (ver Latour, Mauguin y
traz ar un diagrama sobre
remos e1 punto de vista del director de hotel como
hablante o e1 enunciador -es decir, aquel que
claración. rastro que e1 desea
tes -oyentes- le llamaremos programa
los números entre paréntesis para enumerar las versiones su-
cesivas de un programa cuando es visto desde un
punto de vista. Localizaremos todos los
deI punto de origen y los antlp,rolgra
derecha. Vamos también a acordar la enumer
es
o asociación, o UIHlt:H;J!Vl1
manera perdurable. Pero esta exteW:HVH
113
, .. ~-_.~"_._~--~"_._-~-"-. --~-~-~~_ .. _-~-~._--~ .
y
progtllrna lU'Itlf;ltogtl.m.
(1) •
ttl.' Milit tlittit
(2)
, tttitl ttittit tiittit
, tttit ttittit tlttlit
.., ttli. ttittit ttittlttt1f
linea de frente
un precio: se volvió
HHO~HHVLl O
y, nnalmente, por un
fueron incorporados poco a
114
EI grado de unión de un actante a un programa de acción
varía de versión en versión. Los términos «actante» y «grado
de unión,> son simétricos -es decir, se aplican indistintamen-
te tanto a humanos como a no-humanos. La llave está fuerte-
mente unida al peso por un anillo, igual que e1 director está
unido a sus llaves. Esto no significa aquí que e1 prime r víncu-
lo deba llamarse «físico» y e1 segundo «emocional» o «financie-
ro» (Law, 1986b; Bijker y Law, 1992; Bijker, Hughes y Pinch,
1986). El problema para e1 director de hotel consiste en en-
contrar una manera de unir sus llaves a la recepción cu ando
sus clientes salen del hotel, y lo logra uniendo sus clientes a la
una y
que las Uaves se unen a o sus clientes.
Podemos percatarnos en el diagrama de que e1 grupo social
los clientes deI hotel se va
acumulación de elementos
la
compuesta de elementos
que al~HuuQiQ
115
vaciones en un proceso tan delicado es ese abrir y cerrar cajas
negras.
Nótese que, en e1 caso presentado aquí, e1 éxito de la innova-
ción -es decir, su extensión hacia la derecha desde la perspecti-
va del director- sóIo es posible con e1 constante mantenimiento
de toda la sucesión de elementos acumulados. SóIo gradas a que
e1 director de hotel sigue queriendo que vuelvan sus llaves, se lo
recuerda a sus clientes a viva voz, cuelga carteles y anade peso a
llaves, consigue, finalmente, disciplinar a sus clientes. Es se-
mejante acumulación que da la impresión de que hemos ga-
alguna realidad. Pero podríamos imaginar otro escenario.
y
2 3 4 5 6
o Línea de Frente
Figura 2
116
dador original y de esta manera, y de acuerdo a nuestra de-
finición, seda menos real. Pero para nosotros, que deseamos
observar la movilización de no-humanos en un ensamblaje hu-
mano, la única realidad interesante es la forma de la línea de
frente. Mientras que lo que predomina en la mayoría de los
estudios sobre innovación es la asimetría entre lo factible y lo
no factible, lo real y lo imaginado o lo realista y lo idealista,
nuestra explicación sóIo reconoce variaciones de realización y
des-realización. La línea de trazada a partir de la ex-
ploración de lo que se mantiene o no unido, registra las com-
patibilidades y las incompatibilidades de humanos y
manos; esta es,
Estos dos escenarios de nuestro muestran
difícil que es evit<:j.r los peligros gemelos que representan so-
ciologismo y tecnologismo. Nunca nos enfrentamos a objetos o
'elaciones sociales, nos a cadenas que son asocia-
humanos (H) y visto nun-
ca una relación social en sí no es la deI dírector de
incapaz disciplinar a sus
si no es la llaves y pesos olvidados
estamos a cadenas que se
parecen a esto: (donde
esenta un humano como actante y NH un no-humano).
Desde luego, una se parece a las relaciones so-
que se parece a un me-
es que tanto una como
117
2. Tejiendo un relato sobre tecnología
fotógrafos aficionados
historia la identificación
y e1
118
na seca!compafiías que fabrican placas que se adelantan a su tiem-
po/máquina de impregnación continua de placaslEastman -11-
(6) (5)/capital aportado por Strong/COMPANÍA EASTMAN DE
PLACAS SECAS 1881-1883-11- bajos precios iniciales/competencia
fácil
(7) (6) consorcio de fabricantes de placas -1/- mercado todavía li-
mitado/ placas frágiles
(8) película flexible Walker/ cámara de bolsillo Walker 1884-//-
(9) película en rollo en lugar de placa/cámara que usa películas-
I/- en e1 mercado sóIo existen cámaras pesadas que usan placas
(10) cámara que usa películasl prototipo no patentado de rollo
película de Warnerke (1870) en Inglaterra! soporte para rollos/dos
rollos de naneI impregnados con colodión -//- demasiado caro/ des-
neva a
grafías borrosas/ no demasiado fiable/ todavía para profesionales
(11) EastmanlWalkerl compafiía de alto estatusl redes comercia-
1es/ soporte para rollosl película flexible en rollosl máquina de pro-
duccÍón en cadena-I/-
(12) 1884 capas de gelatina más colodión -//-
(13) papel/colodión -11- frágil
(14) (13) papel/gelatina -11- frágil
(15) papel/gelatina solublel fotosensible menos so-
luble -11- distorsión
(16) gelatina en e1 reverso para evitar distorsión/ capa de
gelatina espesa -1/-
(l6)/marco para e1 deI rolIo/resorte contra la distor-
siónl partes renovables frente a cargadores y descargadores/tambor
de medida!gatillo para hacer avanzar la para mar-
car exactamente -1/-
(18) sobre 1884 de continuo para la
sión en serie -11-
(19) patentes 1885 Ínvasión de la patente de Houston
por un invento que consiste en
para marcar exactamente su avance, evitando la superposlclón
cuadros.
en verano de 1889 Houston la
te muy cara
Y .LJ.h..I.VH1'ln
contratación de la
la película se rompe
(22) (21)1 final de 1885 la está disponible en largas ban-
das -//-
(23) e1 produdo seduce a los líderes de la tnfArrr",H
universales en iunio de 1885 en Londres -11-
119
(24) (23)1 Warneke dice «e8 diferente y mejor que la mía debido a
la producción en masa" -11- película demasiado delicadal no atrae
a los profesionales porque es de menor calidad que las placas.
(25) El papel de impresión de Eastman es muy buenol e1 mercado
profesional estâ interesado/la companía Eastman hace fijaciones y
revelados en serie/1882 6000 revelados al día -11- el mercado se limi-
ta todavía aI proceso de revelado
(26) la película no es buena para los profesionales, buena para los
aficionados -1/- abandono del profesional aficionado (apertura de
las cajas negras que van (2) a (6)
(27) bueno para aficionados/ mercado de masas -//- ninguna câ-
mara en e1 ver ano de 1887
(28) mercado de mas as/película flexible (16)/câmaras existen-
tes/fijación deI por la Eastman -//- los
dos no estân interesados porque la câmara existente es
manejar
(29) mercado de mas as/película flexible (16)/cámaras existen-
tes/fijación deI revelado por la Eastman Company/ e1 usuario no tie-
ne que hacer nada -I/-la companía Eastman lo hace todo
(30) mercado de masas/ la cámara de Eastmanlpelícula fle-
xible/nombre Kodak en 1887/25 dóI ares/1 00 exposicionesl red
comercial de Eastmanlmanual de usuario/anuncios -11-
(31) (30) triunfal -/1- película todavía
(32) (31) sustitución deI soporte por papel de nitroceIulosaldes-
plazamiento de los rollos desde detrás aI frente plano focal -//-
(33) el mundo entero/ premio s/mercado de masas verificado
-11- los problemas con e1 celuloide hacen que las ventas 1892
1893
tHJCU1é:l.! e1 mercado despega -11- po-
y
a comprar todas las -1/-
gran industrial en masal de
a aficionados de 7 a 77 anos de
120
colodión seco lo es para e1 colodión líquido, capitalistas reem-
plazan a otros capitalistas, y, sobre todo, consumidores medios
reemplazan a profesionales-aficionados. i,Está forzado e1 con-
sumidor final a comprar una cámara Kodak? En cierto senti-
do sí, ya que ahora todo e1 paisaje está construido de tal ma-
nera que no hay curso de acción posible que no pase por
tienda de la compafíía de Eastman. Sin embargo, esta domi-
nación sóIo es visible al final de la historia. En muchos otros
pasos de la historia la Ínnovación es altamente flexible, nego-
ciable, está a merced de un acontecimiento contingente. Esta
variación es lo que hace de la tecnología todo un enigma para
la
iTrayectoria o traducción?
El de esos es laHV'-'WH
y una mesa
noción de trayectoría
los surrealistas. embargo,
121
flujo de asociaciones y sustituciones, existe efectivamente al-
gún lazo establecido por los propios Warnerke y Eastman. Sin
embargo, este lazo no está hecho de madera, carretes y vidrio.
Las dos invenciones no tienen en común un único no-humano:
sólo lo parece así visto en retrospectiva. Solamente e1 trabajo
de exploración de Eastman establece un lazo entre e1 soporte
para rollo de película disefíado para aficionados profesionales
en Inglaterra y la cámara automática producida en cadena en
América. O damos a este trabajo un lugar en nuestros análí-
sis, en cuyo caso la unión no es fortuita, o no se lo damos, con
lo que la unión entre las dos innovaciones no es más que
un historia de la tecnología.
o contenidos?
Antes
con mecanismo ~
mos centrarnos en este último.
sintagmática que contiene a los humanos y no-humanos
que fueron reclutados para
tan un segmento dltlere de una
entonces la innovación simplemente ya no es la
ma. Si todos los segmentos menos uno son distintos, entonces
no hay absolutamente ninguna razón para agrupar dos ver-
O~L'U<:'''' en la tenemos
122
noce, como para los innovadores. l,Es o no es importante la in-
vención de la palabra «Kodak»? l,Es suficiente con decidir cons-
truir un mercado? lO es superflua tal decisión? i,Es todo sim-
plemente una cuestión de mercado? Todos estos interrogantes
deberían adquirir un significado preciso: i,lleva el actor «nom-
bre Kodak» a una modificación en la durabilidad delsintagma?,
y esto es así, i,cuánto lo modifica? En la narración de Jenkins,
actor «nombre Kodak» en la versión (30) es un actor entre
otros veintitrés, y sólo permite e1 reclutamiento de un único
nuevo actor (31). En este preciso caso podemos medir e1 peso
exacto deI embalaje retórico. La propia contingencia o necesi-
acuerdo con del y
123
c) iContexto social o contenido técnico?
124
co-produjeron mutuamente. Aquí no vemos ni resistencia ni
apertura, ni aceptación ni rechazo deI progreso técnico. En
cambio, vemos a millones de personas mantenidas por una in-
novacÍón que ellas mÍsmas mantienen.
l.'y quê se puede decir sobre la figura de Eastman? lEs un
actor fijo? En absoluto. Los contornos de lo que Eastman pue-
de y desea hacer, así como la medida y e1 disefio de su compa-
fiía tambiên varían en esta historia. Contrariamente a las rei-
vindicadones de aquellos que desean mantener constante o e1
estado de la tecnología o el de la sociedad, es posible conside-
rar una trayectoria de la Ínnovación en la que todos los actares
co-evolucionan. La unidad de una
cosa que permanezca en por
traducción móvil de lo que llamaremos, siguiendo a Serres, un
cuasi-objeto (Serres, 1987).
d) o no realista?
125
tener que juzgar cuán realista es (o no) «ÍntrÍnsecamente» una
asociación. La única realidad que registra es socio-lógica.
Una consecuencia importante de esta manera de registrar
socio-lógicas es que «la realidad» no es un final, no es un esta-
do definitivo que ya no demanda ningún esfuerzo. Una cadena
de asociaciones es más real que otra si es más larga -desde la
perspectiva del enunciador designado como punto de partida
de la historia. El precio que hay que pagar para mantener la
realidad es, pues, una continua extensión en sintagma CY).
Gradas a esta narrativa, la «fuerza inercial» de las innovacio-
nes -ese famoso estado en e1 que éstas irreversibles e
imparables en su propio avance-
. ,
para
aceptar una
punto de no necesita
es dlsmlllUlr e1 margen
o transtormar lOS aliados más leales en cajas negras. La
cosa absolutamente imposible de es disminuir e1
mero actores asociados
que la existencia una
simplemente «real». La dominación no es
pueda ser almacenado en un banco.
e) o global?
126
sa, tenemos e1 caso de los sistemas tecnológicos que empiezan
como todo mundial y acaban en el vertedero. EI cambio de es-
cala desde lo micro a lo macro y desde lo macro a lo micro es
justamente lo que deberíamos ser capaces de documentar.
Si una versión, de hecho, representa un cambio progresívo
escala desde lo micro a lo macro con la inclusión de más y
más cantidades de cajas negras (cada una de ellas contando
como una), entonces también podemos documentar, usando la
misma herramienta, la progresiva reapertura, dispersión y
desbandada de actores que sucede al pasar nível macro
nivel micro. El mundo socio-técnico no una escala fija e
cosas. La misma .
torio a un mundo y desde un mundo a un laboratorio. Respe-
tar tales cambios de escala, inducidos por los propios actores,
es tan importante como desplazamiento de las tra-
ducciones. Dadas las herramientas deI análisis de
tenemos a nuestra disposición,
una dimensión y una
c) o rápido?
sustitucÍón de
la socio-lógica
cabe destacar. paso deI loH:::WjJV
y
UiJ:CU.JL<Cl" de ser ese marco
observador debe contar un
viene an-
en Ol!erentes ver-
y como es visto desde
127
1
pera no mide regularmente el tiempo. Volviendo aI ejemplo de
Eastman, treinta anos transcurren entre las versiones (1) y
(15), pero sóIo unos pocos meses entre las versíones (25) y (30).
~Deberíamos, por lo tanto, concluir que la innovación «se arras-
tró durante treinta anos» y «se acelerá bruscamente» en 1887
como a menu do afirman los historiadores? Podríamos efectiva-
mente llegar a esta conc1usión, pera palabras tales como «rá-
pido» o «lento», «maduro» o «prematuro», «factible», «utópico»,
«real», simplemente flotan en la superficie de los movimientos
de traducción sin explicar nada. El número y la velocidad de
los acontecimientos depende por entero de movimientos
los actores.
esos es posible
mensión de temporalidad; si no es posible reconstituir esos mo-
vimientos, e1 paso regular deI tiempo no nos dirá nada. Lo que
gráfico socio-técnico reconstituye es historicidad de
'aciones siempre dependientes de la de los acto-
res. Como cualquier otra cosa , tiempo debe ser construido.
nos es nunca séptimo
una ~
UHiuau ayudarnos a explicar la forma
por una trayectoria particular? tres
y tan prestas a n"mToor
128
cionados no saben que necesitan la fotografía antes de la ver-
sión (36). Los comerciantes esperaron veinte anos para decidir
si sus intereses estaban mejor servidos por placas, películas o
câmaras Kodak. Y, en cuanto a Eastman, disenó sus intereses
poco a poco, a medida que su investigación se desarrollaba.
Tanto la economía como la sociología dominantes llegan a la es-
cena después de los momentos decisivos de batalla. Llegan
después de esos momentos en los que cada gran variación (Y)
se paga con un gran desplazamiento (O), y se ocupan de esta-
dos en los que grandes desplazamientos (Y) se han pagado sóIo
con insignificantes desplazamientos (0).2
Ya que una explicación la trayectoria
ser ret;rOI:;pE~ctllva
lógica de programas yanti-programas.
anti-programa ser reclutados, ignorados o rechazados? GPue-
los actores deI programa mantener su asociación si éste o
ese actor es reclutado, ignorado o todo momen-
to, la línea de frente de una controversia genera tales cuestio-
nes. las respuestas a esas particulares que
esas respuestas
llevada
ner una
usamos
actares ffM:;UbUI
acuerdo con su
actante por sus acciOHe~
un en c"""'Ut;H:l. es
129
cia -es decir, el agregado siempre provisional de sus versiones
l
y sus transformaciones- entonces, a su vez, esas versiones y
transformaciones están completamente definidas por los actan-
tes que las constituyen. Pero, lde dónde sacamos esos actantes?
lDe dónde vienen e1 cliente de hotel, e1 director, la llave y e11e-
trero? lEn qué consistiria e1 uso no reduccionista de las innova-
cÍones desplegadas si usamos una definición reduccionista de
los actantes? Afortunadamente para nosotros, un actante se de-
fine exactamente como una innovaCÍón. Todo que tenemos
que hacer es cambiar nuestra perspectiva: en lugar de usar
de actor en actor como punto de par-
-un
O..l ..LLliU5l. .LICl
pescador
pescador/pescai
pescador/pescalun tiburón/
130
6Cómo definimos un actante? Un actante es una lista de
respuestas a pruebas, una lista que, una vez estabilizada, se
engancha aI nombre de una cosa y a una sustancia. Esta sus-
tancia actúa como sujeto para todos los predicados, en otras
paIabras, se convierte en e1 origen de las acciones (Callon,
1991). i,Cómo definimos a nuestro director de hotel en la his-
toda de la nave? Ciertamente «es» e1 hablante obstinado que
recuerda a los clientes que dejen sus llaves, pero también es
más que eso. También «es» e1 que hace las facturas, ordena
cambiar las sábanas, coloca anuncios en las páginas amari-
lias, llama a los pintores, etc. La también puede ser
en nuestra
_ _ _ alO es
das esas historias de innovación en las que
recepción no es su único propósito en la vida; también abre
se queda atascada cuando un
ta forzar una cerradura, es imitada por maestra, etc.
en cuanto aI metal pesado, éste no interviene meramente
como modesto afiadido a llave deI
otras pruebas que lo
a 1800 grados en un
bono, contiene un 4% de silício, se
se rompe, etc.
Cuanto más larga sea la
131
con seguridad que cuando A se relacione con B en una nueva
narrativa, se unirá con B y se desunirá de De esta mane-
ra, podemos empezar a deducir la actuación de los actores a
partir de sus competencias. Entonces, y sóIo entonces, se nos
permite volver a ser normativos. No obstante, las normas no
están forzadas sobre los datos, están extraídas de los propios es-
fuerzos que los actores hacen para volver predecible e1 com-
portamiento de cada uno de e11os. Poder y dominación son
palabras dadas a esas estabilizaciones y no una explicación de
cómo llegan a constituirse como tales. Son sóIo un posible es-
tado de las asociacÍones. emerge de propia
existencia del actor -una v""~~H~H'"
se en una natura-
leza, por usar una expresión de Sartre, pero debería-
mos afiadir que más se historia de nuevo. El
actor ha ido desde e1 N ombre de
(Latour, 1987a). constrUlda a
conjunta de innovaciones y actores subraya
continua en una isotopía del actor, i. e., en su estabilidad en
e1 Su se o en y más
las
132
ejerce la dominación? Para e11o, tenemos que domesticar una
tercera fuente de variación.
Ya que somos capaces de definir mutuamente a actantes e
innovaciones sin ningún esencialismo, podemos, por tanto,
cartografiar la operación de traducción. Esta crucial operación
suscita el establecimiento -aunque sea local y provisional-
de lazos sociales. Gracias a la traduccÍón, no tenemos que em-
pezar nuestro análisis usando actantes con contornos fijos e
Íntereses atribuídos. En su lugar, podemos seguir la manera
en que e1 actante B atríbuye un contorno fijo aI actante A, la
manera en que B asigna intereses o metas a A, la definición de
esos contornos y metas A y y, la
entre y B para su a,",\~~VH
En un universo de innovaciones únicamente defi-
por las asociaciones y sustitucÍones de actantes, y
actantes solamente definidos la multiplicidad de
en las que conspiran, operación de se con-
en e1 principio esencial de composición, de unión, de re-
clutamiento o de enrolamiento. embargo, dado que ya no
existe punto de vista externo al imputar
grado de realidad o êxito una innovación, sóIo
obtener una evaluación triangulando los diversos puntos de
vista de los actores. De esta manera, es ser capaz de mo-
verse fácilmente de un observador a otro.
Consideremos una
te a
133
Desafortunadamente, nuestro conodmiento de este precioso bre-
baje dista mucho de ser e1 deseado. Los estudios de su composición
son tan incompletos que en los pasados dos anos han sido identifica-
dos sóIo dos de sus principa1es componentes: glicerina y ácido sucí-
nico. A pesar deI progreso de la química moderna, no hay tratado
más erudito y preciso sobre vi nos que el de Chaptal, que tiene más
de se senta anos. Esta es suficiente para indicar lo mucho que queda
por hacer.
Durante los pasados cinco anos, he estado trabajando sobre e1
problema de la fermentación. He tenido un interés particular en la
fermentación deI alcohol en e1 núcleo deI proceso fabrícación deI
vino. EI mismo progreso de mi investigación me ha llevado a desear
continuarIa in situ y en países conocidos por la producción de esos vi-
más _
fermentación allí, y en particular examinar la materia vegetal mi-
croscópica que es la única causa de este gran y misterioso fenómeno.
Pretendo llevar adelante este trabajo durante mi próximo viaje.
Serán alrededor de unas seis semanas de y estudio, con un
asistente y algo de equipo y productos químicos. Estimo una inver-
sión de 2500 francos.
El propósito de esta carta es exponer este proyecto a su Excelen-
da, y pedir una ayuda para cubrir e1 coste de su ejecución. Éste no
será el final de mí interés en e1 asunto. adelante con e1 tra-
bajo en anos futuros, en la misma época deI ano.
Más soy e1 primero en admitir que no habrá consecuencias
inmediatas de mis estudioso La aplicadón de los resulta-
dos de la ciencia a la industria es siempre lenta. Mis metas presen-
tes son muy modestas. Me llegar a un mejor conocimiento
de la criptogámica que es la única causa de la fermentación
184
antigüedad; me gustaría continuar mi investigación, pero ca-
rezco de dinero y de asistentes. Por un lado, la operación de
traducción consiste en definir estratos sucesivos de vocabula-
rio, en atribuir metas y en definir imposibilidades; por otro
lado, consiste en desplazar -de ahí e1 otro significado de tra-
ducción- un programa de acción a otro programa de acción.
movimiento de traducción en su totalidad es definido por
un rodeo y por un retorno. Al final, aI dar 2500 francos a Pas-
e1 Ministro supone que está equilibrando la balanza de
pagos y, por lo tanto, alcanzando sus metas.
la operación de traducción es siempre arriesgada.
nada que e1 sea
muy d.a una
buena indicación de esto en su último EI único objeti-
vo que debe ser alcanzado, dice él, es e1 del puro conocimiento
la planta criptogámica: aplicar este conocimiento -esto es,
e1 retorno- es siempre puede U.u'd~LU'::U
muchos otros posibles escenarÍos: e1 podría no tener
interés en e1 comercio del vino, la enfermedad deI vino podría
deberse a un fenómeno químico, los 2500 francos podrían no
materializarse nunca o cambiar su proyecto Ínves-
tigación. Estas cosas compuestas y por la operación de
traducción podrían dispersarse como una bandada de pájaros.
es precisamente la posibilidad que predecir si
y de otro
modo podríamos hacer esta, ahora que ya no tenemos un refe-
rente externo, si no es que ofrece
teur los objetivos y de todos los actores humanos y
objetivos
si ocupan o no
por Pasteur. duración de
teur no debe ser explicada su
entre lo que espera que otros Uat;CUl
otros esperan que haga proceso de ne!WClaClOn es
135
que siempre es olvidado por aquellos que suelen recurrir a la
dominación para explicar e1 futuro.
Supongamos que documentamos, a través de amplias entre-
vistas y material escrito, que hasta que e1 Ministro se implica,
e1 problema de la balanza de pagos no tiene nada que ver con
el vi no y su enfermedad. Más bien, e1 problema depende de la
seda, cuyo comercio está controlado por Japón. En cuanto a los
químicos, ciertamente no ocupan la posición predicha por Pas-
teur. Sus problemas no tienen nada que ver con e1 hecho de
que su disciplina anticuada; al contrario, están ocupados
dramático retorno deI vitalismo, que lentamente pro-
campo de
136
en cualquier caso, garantizar e1 comportamiento consistente de
los seres que constituyen su mundo.
De este modo, tenemos que hacer algo más que seguir la se-
cuencia de eventos circundantes a una innovación: debería-
mos comparar las diferentes versiones dadas por sucesivos in-
formantes deI mismo sintagma. No tenemos un referente
exterior para probar la credibilidad de una reivindicación. El
grado de alineamiento o dispersión de las explicaciones será
suficiente para evaluar la realidad de tal reivindicación. Con-
sideremos una sentencia frecuentemente citada en ellengua-
je de los filósofos: «el actual rey de Franda es calvo». Esta sen-
tencia ha provocado inacabables en filosofía
porque
mente y, a la vez, completamente desprovista de sentido en
la medida en que no «corresponde» a ningún estado real de
cosas. decir, que esta sentencia tiene significado pero no
tiene referente. i,Podemos evaluar su credibilidad refu-
giarnos en la noción de Si somos capaces de mover
el punto de vista dei observador y mantener la de este
movimiento, podemos hacerlo.
Los historiadores conocen a Carlos e1 pero no ai ac-
tual rey de Francia. Los peluqueros conocen a alguna gente
pero no a reyes, y mucho menos a reyes de pero
mantienen, sin embargo, peines, cremas y lociones de pelo
cerca de sus corazones. muchas
cosas en Berlín y en Camboya, pera nada
con el rey de Franda. de hecho, de Francia,
pero se llaman a sí presidentes y no reyes.
que en esta son los
U.H%étS y filósofos,
en este
son
actores que
sumar otras
pocos
dos y muchos actores, exceptuando última versión, ya que
la versión que adopta esta de manera no pro-
es la de los filósofos, que la estabilizan
IJH;UJ.a"l\"a
137
Este ejemplo tan simple nos permite girar e1 análisis de re-
des sobre sÍ mismo. Nunca hay ninguna necesidad de abando-
nar nuestras redes, ni siquiera cuando estemos hablando de
definir la verdad, la exactitud, la coherencia, e1 absurdo, o la
realidad de una sentencia. El criterio de realidad es inmanen-
te, y no transcendente, a la trayectoria de una declaración.
cho de otra manera, prohibirse salir de una red no implica
prohibirse juzgarla. este ejemplo, podemos juzgar correc-
el grado de verdad de la sentencia «e1 actual rey de
es calvo» sin apelar a la nocÍón de referente. hecho,
esta noción es el único elemento mítico en toda la historia deI
ThdM u~ y
ser con corr
vez, lo que un actor dice sobre otro actor con lo que este otro
actor dice sobre sí mismo. Esta comparación traza una red que
es tanto existencia como la esencia de la declaración.
cornios, reyes calvos de Francia, agujeros negros, platillos vo-
lantes, apariciones de la virgen, cromosomas, átomos, Roger
Rabbít, y utopías tecnológicas, todos poseen, sín exceso o
duo, e1 de realismo delineado por sus redes. Este
todas las declaraciones no son iguales. Es re-
mostrar las relaciones entre los puntos de
sostenidos por actores y actores movilizantes pro-
con un grado de precisión tan fino como se
filosofía deI o la ~'-".
dlLVJ.',r
con tal
1986); están contentos con los burdos y
o inevitable
y la dommaClOn como
no necesitamos empezar actores estables, declaraciones
estables,
aun podemos
138
mantener la durabilidad deI ensamblaje social, aunque ahora
éste estará formado por los no-humanos que son movilizados.
Cuando se alinean actores y puntos de vista obtenemos una de-
finición estable de sociedad que se parece a la dominación.
Cuando los actores son inestables y los puntos de vista de los
observadores se mueven continuamente, entramos en una si-
tuación altamente inestable y negociable en la que la domi-
nación ya no se ejerce. Las herramientas deI analista, sín em-
bargo, no deben ser modificadas, y el gradiente que discrimina
entre ensamblajes más o menos estables no corresponde a la
división entre tecnología y sociedad. Es como si pudiésemos
llamar tecnología al momento en que los ensamblajes sociales
ganan a actores y
ciedad y la tecnología no son dos
distintas, sino más bien fases de la misma esenciaL
reemplazar esas dos divisiones arbitrarias por de
tagma y paradigma, podemos esbozar algunas conclusiones
metodológicas. La «descripción» redes socio-técnicas fre-
cuentemente se opone a su «explicación», la cual supuestamen-
te viene más tarde. críticos la sociología de la ciencia y
la tecnología a menudo sugieren que las más minuciosas
descripciones en el estudio de un caso no son para
una explicación de su desarrollo. tipo crítica toma
prestado de epistemología diferencia entre lo empírico y
lo teórico, «cómo» y «por entre coleccionar sellos
-una ocupación de la causa-
única adividad que atención. nada
que este tipo de Si desplega-
mos una red SOC:lO-tecnlC:a
--U'CH"lU"'U\.LV
139
precisamente a la estabilización de las redes, una estabiliza-
ción que la noción de explicación simplemente no «explica». Ex-
plicación, como e1 nombre indica, es desplegar para explicar.
No hay necesidad de ir detrás de causas misteriosas o globales
fuera de las redes. Si alguna cosa se pierde o desaparece es de-
bido a que la descripción no es completa. Por el contrario, si
uno es capaz de explicar los efectos por sus causas, es gracias a
que una red estabilizada ya está desplegada.
Nuestra segunda conclusión se relaciona con el relativismo y
la heterogeneidad de las redes. Los críticos de los estudios de la
controversia insisten en la naturaleza local, inconsistente y frá-
los resultados. Tienen impresión de que los análisis
vacas son
ridiculizada por HegeL Sin embargo, los análisis de redes van
en dirección exactamente opuesta. Eliminar la gran división
entre cíencialsociedad, tecnología/ciencia, macro/micro, econo-
tigación, humanos/no-humanos y racional/irracional
no slgmÍlca sumegirnos en relativismo y la indiferenciación.
redes no son amorfas. Están altamente diferenciadas, pera
sus diferencias son finas, circunstanciales y pequenas; requie-
ren, pues, nuevas herramientas y conceptos. lugar de «hun-
es relativamente fácil flotar sobre éL
una
ca-
140
Notas
1. Tomo la historia como esencialmente correcta ya que simplemente de-
seo mostrar cómo tal narrativa puede ayudar a la teoría social a integrar la
tecnología en sus cuestiones canónicas. euando una versión vuelve a utili-
zar otra anterior simplemente anadiremos el número de ésta en negrita. EI
símbolo -1/- senala la línea divisoria entre programas y anti-programas (des-
de e1 punto de vista de Eastman). Para todos los problemas codificados ver
Latour, Mauguin y Teil (en prensa).
2. Esta división del trabajo no es una debilidad de la economía o la so-
ciología. Está simplemente unida aI problema del controI a larga distancia
de las cosas: la habilidad de un objeto para reclutar elevadas cantidades de
otras masas de objetos o mercados de una manera predecible depende tanto
de la estabilidad deI objeto como de su red.
141
- (1991) «\Vhere are the missing masses. Sociology of a few munda-
ne artefacts», en: W. Bijker y J. Law (comps.) Shaping Techno-
logy-Building Society, Studies in Sociotechnical Change, MIT
Press, Cambridge (Mass.).
B. Latour, P. Mauguin y G. Teil (1992) «A Note on Sociotechnical
Graph», en: Social Studies ofScience, 22: 33-57.
J. Law (1986a) «On the Methods of Long-Distance ControI: Vessels,
Navigation, and the Portuguese Route to India», en: J. Law
(comp.), Power, Action and Belief: A New Sociology of, Knowled-
ge? Routledge, Londres, 1986.
- (1986b) Power, Action and Belief' A New Sociology of Knowled-
ge?, Routledge, Londres.
T. (1986) Fictional Worlds, Harvard University Cam-
bridge.
M. (1987) Paris.
142
EI proceso de construcción
de la sociedad. EI estudio de la
Michel Callon
143
simplemente repitiendo las ya incontables críticas lanzadas
contra la noción de innovación como proceso lineaL Dicha no-
ción describe e1 desarrollo tecnológico como una sucesión de pa-
sos que van desde e1 nacimiento de una idea (invento) a su co-
mercialización (innovación). Todo el mundo reconoce ahora que
los vaivenes o ensamblajes que continuamente ocurren entre
tecnología y e1 mercado son extremadamente importantes. 2
Tampoco cuestiono en este capítulo la idea de que el papel y la
importancia del respaldo financiero o de las estructuras
zativas varían considerablemente entre los períodos de elabora-
ción y desarrollo de una Ínnovación. 3 Lo que aquí cuestiono es
pretensión de que es posible distinguir durante e1 proceso de
ingenieros
o economistas),
de lo que se
144
una gran innovación: la introducción del coche eléctrico (VEL)
en Francia. 6
Este proyecto fue inicialmente presentado por un grupo de
ingenieros que trabajaban para EDF (Electricité de France)7 a
principios de la década de los 70. Perfilaron e1 proyecto en una
serie de publicaciones técnicas y en solicitudes de financiación
a agencias gubemamentales. 8 De ninguna manera es fácil crear
un nuevo mercado de esta índole en una sociedad organizada
enteramente alrededor del automóvil tradicional. EI proyecto
suponía no sóIo que los problemas tecnocientíficos podrían su-
perarse, sino que también estructuras sociales francesas
cambiarían radicalmente.
para
que determinaba no sóIo las características precisas deI ve-
hículo que deseaban promocionar, también e1 universo so-
en e1 que éste debería funcionar. Veremos que, además de
su destreza técnica, los ingenieros de la usaron habilida-
des que comúnmente se asocian con los científicos sociales. Se
asemejaban a sus ilustres predecesores del Renacimiento, que
tan diestramente jugaban diversos papeles al mísmo tiempo
(Gille, 1978). Como Edison hace casi den anos, mezclaron con-
L<HH~H'Jv las ciencias técnicas y sociales. 9
....
145
mero objeto de utilidad. En manos de nuevos grupos sociales
que estaban luchando por mejorar las condiciones de la ciudad
a través de la ciencia y la tecnología, e1 coche eléctrico nos 11e-
varía a una nueva era deI transporte público. meta sería
poner la ciencia y la tecnología aI servicio del usuario y supri-
mir aquellas categorías sociales que se distinguían por sus es-
tilos de consumo. EDF basó esta visión en una evaluación de
las trayectorias de desarrollo para los diferentes tipos de ba-
electroquímicas. 10 Inicialmente, transporte público
podría equiparse con acumuladores de pIomo mejorados. Des-
pués, los acumuladores y las pilas podrían abrir e1 más amplio
mercado deI transporte al VEL alcanzar
146
talizadores y electrolitos, pues si los electrones no hiciesen su
parte, o si los catalizadores se contaminasen, el resultado no
seda menos desastroso que si los usuarios rechazasen el nue-
vo vehículo, las nuevas regulaciones no se instaurasen o Re-
nault decidiese obstinadamente construir el R5. En el mundo
disenado y desarrollado por EDF, como mínimo tres nuevas
entidades esenciales debían ser anadidas: los acumuladores
de zinc/aire, los acumuladores de pIomo y las pilas con sus
elementos asociados (catalizadores, electrones, etc.).
Los ingenieros de EDF no sóIo determinaron e1 repertorio
de entidades que debían enrolar y las historias en las
tomarían parte, sino también su tamano
_ ser una
derosa que busca constituirse como el mayor fabricante de
coches europeo. De hecho, nunca recobrada ese estatus. Más
bien, se la redujo aI una entidad que
en e1 ensamblaje VEL. puede
los reputados grupos de antano que a nuevos mo-
vimientos sodales con sus consecuentes demandas.
ingredientes deI son los
esfuerzo entre los electrodos;
e1 símbolo del automóvil y que
transporte público; e1 Ministerio Calidad de Vida, que
impone regulaciones en e1 nivel aceptable de polución acústica;
Renault, que acepta su conversión en
para coches; los acumuladores pIamo, cuyo
y una sociedad
Ninguno de estos ingredientes
o distinguirse su
transporte público es tan
147
vés de la presión ejercida por nuevos movimientos sociales y
con la esperada ayuda de los eledrones. 12
EI sociólogo que estudia e1 proyecto VEL no puede menos
que asombrarse ante la similitud que guardan los argumentos
«sociológicos» desarrollados por los ingenieros de EDF con los
análisis propuestos en la misma época por uno de los sociólogos
franceses más respetados, A. Touraine. Esta similitud, a la que
volveré en breve, obviamente sugiere una pregunta: lno po-
las ciencias sociales, de una manera u otra, hacer uso
las sorprendentes facultades que los ingenieros poseen para
concebir y probar los análisis sociológicos, al mismo tiempo que
sus habilidades técnicas? a esta
es comparar
los ingenieros con la sociologia profesional. Presentaré a
continuación los propuestos por Touraine y las contro-
generaron.
~U\l.;H.1J1.U~.ld. Y consumo
148
tecnología. Por otro lado, encontramos al consumidor, cuyas ne-
cesidades y aspiraciones son manipuladas por los tecnócratas
que manejan los grandes intereses. Este conflicto explica e1 na-
cimiento de los movimientos sociales que cuestionan (ya sea a
través de demandas categóricas o de vindicaciones por un «re-
torno a lo básico») e1 poder de la tecnocracia o sus orientaciones
en el desarrollo económico y social. Estos movimientos son rela-
tivamente amplios y efímeros. Los sociólogos deben aprender a
descifrar sus demandas y los tecnócratas deben tomarlas en
consideración si desean salvaguardar la legitimidad sus elec-
ciones y decisiones. Esta nueva clase de conflicto define lo que
llama sociedad
por se so-
ciedad de Bourdieu a la de Touraine. Para Bourdieu, socie-
dad no se organiza a partir de una confrontación primordial
entre clases dominantes y clases dominadas que luchan por
controI del desarrollo tecnológico. La confrontación está
UHOU"UU'U entre varias esferas de especialistas (el campo de
política, de la ciencia, del consumo, etc.) que mantienen rela-
vLU'iH•• O mutuas de intercambio y subordinación. Cada uno de
estos campos es ellugar donde ocurren estra-
tégicas entre agentes sociales que luchan para ocupar posicio-
nes de poder. estos diferentes campos, que en su multi-
plicidad abarcan la diversidad de la práctica social y expresan
diferencÍación progresiva de están atrapa-
dos en una lógica que sociedad. Esta
se organiza en torno
U.U.HLvU-''''J.VH un LU'-'U"'LV
149
raine lo hace para mostrar que el consumo es ampliamente
manipulado por la industria y las grandes agencias tecnológi-
cas; Bourdieu para establecer su irreductible autonomía. Tou-
raine ve en la definición de demanda o de necesidad el lugar
para la emergencia de nuevos conflictos sociales, mientras que
Bourdieu afirma que los bienes y servicios, sean cuales fueren
sus características intrínsecas, son ineludiblemente reinscri-
tos por los consumidores en lógica de la distinción social.
Aunque atribuyen aI consumo eI mismo valor estratégico,
estos dos esquemas analíticos a dos interpretaciones
diferentes su automóvil y su fu-
turo pr()p()rC:lonan
esta
Si se apuesta por Ia llegada
tradicional está
parte integral del
tanto
con enorme
'ULH\.-UUV
150
te de hacerlo desaparecer de manera que pueda ser reempla-
zado por una tecnología radicalmente nueva; la única estra-
tegia realista es transformarlo gradualmente a través de la
introducción de mejoras técnicas que le permitan responder a
nuevas demandas del usuario. La mejor respuesta que
puede darse a los movimientos sociales es introducir aún más
diferenciación, pero no hacer tabula rasa deI pasado.
está en lo cierto?
económico de su
gumentos sofisticados y
era estar en
resumen,
151
mostrar que tiene razón, tiene que crear un nuevo mercado; e1
êxito se mide por la cantidad de beneficio obtenido. Ésta es, en
toda su simplicidad y crudeza, la prueba de la verdad.
Durante tres anos, los ingenieros de EDF creyeron que es-
taban en lo cierto. N adie se atrevió a interrumpir su discurso.
Los fabricantes de coches, con Renault aI frente, permanecie-
ron mudos, aterrorizados ante el futuro que se les prometía.
intentar mantenerse empezaron a trabajar
en e1 proyecto Sabían poco o nada sobre electroquímica,
y tampoco sabían cómo frente a la de EDF de
que a de los 80 disponibles
y de alto rendimiento, abriendo así e1
contrarrestar su _
ron contratos con laboratorios de investigación especializados
para e1 conocimiento y la pericia de que carecían.
empezar, los electroquímicos optimistas
ingenieros de 6Cómo podría
a un movimiento que emparentaba las aspiraciones
de los consumidores con los deseos de las autoridades y los re-
cursos científicos disponibles (o, mejor dicho, recursos supues-
tamente accesibles en un no demasiado lejano)? Nada
en pie ante e1 paso de esta ola gigantesca. Además de
estas fuerzas existentes, otro acontecimiento vendría a debili-
tar más la posición deI automóvil tradicional: e1
del petróleo que hacía mucho
152
desafortunada tendencia a quedar rápidamente contamina-
dos, convirtiendo las pilas en inservibles. Como en un espe-
jismo, e1 mercado de masas desapareció repentinamente. EI
VEL, reconocieron los ingenieros de EDF, necesitaba baterías
cuyo rendimiento fuera suficiente para e1 usuario medio, y
producir esta clase de batería sería bastante caro durante al-
gún tiempo más. Además, Renault cuestionó el futuro de
otros generadores electroquímicos identificados por EDF. Por
ejemplo, Renault mostró que los acumuladores de zinc/ aire
elogiados por los ingenieros de eran, de hecho, una in-
cierta empresa elaborada por un pufiado de investigadores de
CGE 14 que habían estado promoviendo programa sin estar
que
genieros de Renault, si los acumuladores zinc/aire iban a
ser usados por e1 VEL, esto presupondría el establecimiento
de una enorme red de estaciones de a lo largo de todo
e1 país donde pudieran cambiarse periódicamente los electro-
litos usados. ~Qué grupo industrial, se preguntaron, se atre-
veda a retar a los todopoderosos consorcios del petróleo en su
propio terreno? En contraste con las optimistas perspectivas
la innovación tecnológica sostenidas por los inge-
de Renault dibujaron un sombrío cuadro de estrate-
inciertas y de grupos con Íntereses
contrapuestos.
Los ingenieros de ft,enault no se pararon ahl. Llevaron su
más lejos mostrar que lo que detectó como
especialmente
en su denuncia
153
vislumbraba importante y se hablaba más de reindustrializa-
ción que de sociedad post-industriaL
Así que fueron los ingenieros de Renault, aliados con los ca-
talizadores contaminantes y ayudados por la creciente debili-
dad de los movimientos de protesta, los que rehabilitaron
completamente aI auto mó vil tradicional, aunque éste sufrió
algunos cambios sutiles a lo largo deI proceso (polucionaba
menos, usaba menos petróleo, costaba menos de fabricar, etc.).
mismo tiempo, reconstruyeron la sociedad francesa (pre-
sente y futura) de una manera diferente. Esta vez guardaron
silencio los ingenieros de EDF. Habían perdido completamen-
te su posición de fuerza. e1 espacio de unos pocos meses e1
. que ya po-
creer por más tiempo. La proclamada revolución no había
llegado a materialízarse. Los ingenieros de EDF habían per-
dido. Su «fracaso» puede resultar efímero, ya que nadie sabe
nos depara futuro. en la década de los ochenta,
contrariamente a lo que los ingenieros de confiadamente
habían pronosticado, la sociedad francesa reafirmaba aI mo-
tor tradicional, con sus luchas intrínsecas por e1 estatus, y
VEL sin mercado.
154
cede en esas situaciones pre-paradigmáticas tan bien descri-
tas por Kuhn (1970). Para los ingenieros-sociólogos, esta clase
de situación ambígua no tenía sentido alguno. O e1 VEL en-
contraba un mercado y eliminaba las técnicas competidoras, o
se convertia en una ficción sin futuro, dejando, por tanto, el ca-
mino libre para el coche tradicional. Tanto e1 VEL como e1 au-
tomóvil tradicional no podían ser desarrollados al mismo
tiempo y para e1 mismo propósito.
Para transformar e1 estudio las tecnologías en un ins-
trumento de análisis sociológico, considero apropiado respon-
der a esta pregunta: 6cuá1 es esa facultad particular que los
ingenieros tienen (y de la que los sociólogos carecen en este
para' < ,
y como se ha sefialado en
los proyectos de los ingenieros habían mezclado y asociado
mentos heterogéneos cuyas identidades y mutuas
eran problemáticas. electrones,
sodales, y
155
gêneas y los mecanismos de su transformación o consolida-
ción, introduz co la noción de actor-red.
EI actor-red no es reducible ni a un simple actor ni a una
red. Está compuesto, igual que las redes, de series de elemen-
tos heterogêneos, animados e inanimados, que han sido liga-
dos mutuamente durante un cierto período de tiempo. Así, el
actor-red se distingue deI actor tradicional de la sociología,
una categoría que generalmente excluye cualquier componen-
te no humano, y cuya estructura interna muy raramente es
asimilada a la de una red. Pero el actor-red no debería, por
otro lado, ser confundido con una red que liga de manera
o menos predecible elementos estables que están
ya que que se compone,
sean éstas naturales o sodales, pueden en cualquier momento
redefinir sus identidades y relaciones mutuas y traer nuevos
elementos a la red. actor-red es, simultáneamente, un ac-
tor cuya actívidad consiste en elementos
de
en la or-
de asociacíones heterogéneas. la teoría, la rea-
lidad es infinita. En la práctica, los actores limitan sus asocia-
v~'"'H'-,,,, a una discretas cuyas
o atributos están bien definidos. La noción símplificación se
156
dones pueden mantenerse en la medida en que no aparezcan
otras entidades que conviertan el mundo en algo más comple-
jo aI calificar de revelación agotada la realidad propuesta por
aquêllas: e1 ayuntamiento de la ciudad no es representativo;
las condiciones de vida en los diferentes vecindarios no pue-
den reducirse a esas del centro de la ciudad; y e1 sistema de
transporte público es sóIo un aspecto de una estructura urba-
na mayor. Lo mismo era aplicable a las pilas. Si los cataliza-
dores y electrolitos en los que se confió se contaminaban o de-
sestabilizaban, la pila, que se esperaba impulsase aI VEL, se
convertía en algo terriblemente complejo. En lugar de ser fá-
cilmente domesticables, las pilas se transformaron en un apa-
rato cuyos que no que-
daron fuera de todo controI. Una «caja negra» cuya operación
había sido reducida a unos pocos y bien definidos parámetros
dio lugar a un enjambre de nuevos actores: científicos e inge-
nieros que proclamaban tener la llave para el funcionamiento
de las pilas, los átomos de hidrógeno que rehusaban ser atra-
pados por los catalizadores más baratos, los países deI tercer
mundo que subieron e1 precio de los metales preciosos, etcY
Detrás de cada entidad asociada se oculta otro conjunto
entidades reunidas de manera más o menos No po-
demos verlas o conocerlas que no se desenmascaran.
Las pilas de hidrógeno y los acumuladores de únc/aire eran
dos los elementos que mundo edificado por
ingenieros de embargo, controversias que se
desarrollaron en su nombre los dividieron en se-
otros elementos (igual un unTO>"" GeS1TIOn
un reloj para averiguar quê es lo que 1e pasa).
simplificación nunca está debe ser pro-
Los catalizadores
la caída de
eledrolitos pueden ser Ue1:>VVHl
mentos constituyentes: los
migratorios. Solamente si son
a una prueba de
sospecha, pueden salir a la estos supuesto,
lo que se pueda decir sobre las pilas, catalizadores y electro-
nes es también cierto para los ayuntamientos y las adminis-
157
se redujo aI ayuntamiento-que-quiere-preservar-el-centro-de-
la-ciudad-a-cualquier-precio. Pero para preservar su integri-
dad, e1 ayuntamiento debe estabilizar los elementos que lo
sostienen como un todo: e1 electorado de clase media que lo apo-
ya, la zona peatonal que empuja e1 flujo de tráfico a los már-
genes deI centro de la ciudad, la expansión urbana y el siste-
ma de transporte público que permite a los habitantes de los
suburbios venir y hacer sus compras en el centro de la ciudad.
Tal entidad simplificada existe sóIo de manera contextuali-
zada, esto es, en yuxtaposición a otras entidades a las cuales
está ligada. Las pilas, Renault, como fabricante de carrocerías
de coche para VEL, y los usuarios, que ya no considerarán
. están
nados. Quita uno de estos elementos y la estructura entera
mutará y cambiará. EI conjunto de las asociaciones postula-
das es contexto que da a cada entidad su significado y
ne sus limitaciones. hace esto asociando entidad con otras
que existen en una Hay, por tanto, un doble proceso:
plificación y yuxtaposición. Las simplificaciones son sóIo posi-
bles si los elementos se yuxtaponen en una de relaciones,
pero, a inversa, la de elementos requiere que
sean .
Estas yuxtaposiciones detinen
construcción que llevan a cabo los ingenieros. De he-
y estructura de que
se da entre los componentes que forman las asociaciones pro-
no fuesen situados en una
a desaparecer. Se
158
lario de la sociología o de la economía. l,Cómo pueden descri-
birse las relaciones entre las pilas y e1 motor eléctrico en otros
términos que no sean aquéllos de las corrientes eléctricas o las
fuerzas electromagnéticas? No sóIo los elementos que compo-
nen las asociaciones son heterogêneos, sino que tambiên lo
son las relaciones que se dan entre ellos. Sea cual fuere su na-
turaleza, lo que cuenta es que convierten en predecibles y
estables una secuencia de acontecimientos. hidrógeno ali-
menta a las pilas que impulsan e1 motor que asegura e1 rendí-
miento del VEL, por e1 cual los usuarios están dispuestos a
pagar cierto precio. Cada elemento es parte de una cadena que
garantiza e1 funcionamiento apropiado deI objeto. Puede com-
pararse una que una negras
que dependen unas de otras para su correcto funcionamiento
individual y para su correcto funcionamiento como conjunto.
seda de la batería sin e1 hidrógeno? quê se converti-
los consumidores sin sus VELs?
Por tanto, las operaciones que llevan a cambios en la com-
posición y funcionamiento de un actor-red son extremadamen-
te complejas. La medida en que una es susceptible de
modificación es una función deI modo en que la entidad en
cuestión sintetiza y simplifica, en nombre de otra, una red. Si
deseamos construir una representación gráfica de una red
usando secuencias de puntos y debemos ver cada punto
como una que, a su vez, es una serie de
"",-vUCOH por sus pro pias relaciones, se.
za unas a otras. simplificaciones realiza cada actor-red
son de porque
enrola una cascada de otras
para ellas a Cd~aLL6aUUL
a su vez, trabajan para
estas sucesivas
ou.UpULJ.Luv.J.LIU\.O
159
za de EDF y la durabilidad deI VEL se construyeron por medio
de estas entidades simplificadas y movilizadas. Por tanto, una
red es dura dera no sóIo debido a la durabilidad de los enlaces
entre los puntos (ya sean estas lazos concernientes a Íntereses
o a fuerzas electrolíticas) sino también debido a que cada uno
de estos puntos constituye una red duradera y simplificada. Es
este fenómeno e1 que explica las condiciones que llevan a la
transformación los adores-red. Sólo es posible modificar
e1 rendimiento de las pilas para dar cuenta de las nuevas
demandas de los usuarios si los catalizadores o las posiciones
rotatorias deI eledrón pueden ser modificados para incremen-
tar, por ejemplo, e1 poder y longevidad de pila. Cada mo-
pues, y
sus relaciones también a las redes simplificadas por cada
uno de estas elementos. Un actor-red es una entidades
simplificadas que son, a su vez, otras
por tanto
los diferentes elementos nuestro actor-
red. 1s (,Qué es más fácil cambiar, las expectativas de los usua-
las demandas municipales, los intereses Renault o
deI platino? Ésta es una pregunta práctica que se
a través de los ajustes continuas que son Uu..'LH.n'~H
cambias negociados. Adaptar VEL, éste o aquel
aspecto de su rendimiento, es actuar sobre e1
depende, por tanto,
de ciertas resistencias, ya
160
los sociólogos. Si los usuarios de automóviles rechazan e1 VEL
y mantienen sus preferencias por distintas clases de motor tra-
dicional, se debe aI conjunto de una serie de razones, una de las
cuales es e1 problema de esos catalizadores que se vuelven ve-
nenosos. Estas asociaciones heterogéneas son las que los so-
ciólogos no acaban de tener en cuenta a pesar de que son las
responsables del éxito de un actor-red particular. La sociedad
post-industrial que Touraine cree que está llegando depende,
en este caso particular, no tan sóIo de la capacidad de los nue-
vos movimientos de protesta para influir en las elecciones de
los tecnócratas, sino tambiên de] comportamiento de los catali-
zadores en las pilas. La teoria sociológica como
otras se en una construc-
ción inteligente y, a veces, perspicaz; pero está condenada a
seguir siendo hipotética y especulativa ya, que simplifica la re-
alidad social al excluir de las asociaciones que toma en consi-
deraCÍón todas esas entidades -e1ectrones, catalizadores-
que contribuyen a explicar la coevolución la sociedad y sus
artefactos. Esta crítica se aplica igualmente a la interpretación
de sociedad que da Bourdieu. Aunque su teoría ofrece mejo-
res resultados (puede explicar e1 éxito deI actor-red Renault),
ello se debe a la fortuna, pues en sus explicaciones de las
ferencias de los usuarios de automóviles omite la mayor parte
de elementos que constituyen e influyen en tales preferencias.
Bourdieu acierta y Touraine se esto es una
cuestión de azar. Aunque acaba estando en lo
se debe a que las asociaciones heterogêneas propuestas
ingenieros de EDF se desintegran una a una:
descubierto un catalizador más que
finalmente, se
sociológica
nueva
manera
auauow y experimentos
ciólogos?
para responder a esta
una noción que nos
161
la heterogênea e «impura» sociología de los ingenieros y la
"pura» y homogênea sociología de los sociólogos. En un caso, las
consideraciones sociológicas y têcnicas están inextricablemente
ligadas; en el otro, están rigurosamente disociadas. Si la socio-
logía de EDF y de Renault no puede compararse con la de Bour-
dieu y Touraine, esto es debido a que su êxito depende no sóIo de
la conducta de actores sodales tradicionales sino, en igual me-
dida, de la conducta de catalizadores o baterias de zinclaire.
posible quedarse satisfecho con esta declaración y man-
tener e1 esplêndido aislamiento de la sociología acadêmica,
subrayando la diferencia radical entre ella y la de los inge-
nieros-sociólogos. sugerir ahora que
_ a
no es la única posible. la medida en que uno estê
o menos dispuesto a transformar a la propia sociología,
pueden vislumbrarse elecciones más o menos radicales. Todas
ellas llevan a la transformación del estudio la tecnología en
instrumento de análisis sociológico.
primer lugar, y esto de ninguna manera pone en peligro
a la sociología, es posible utilizar las controversias en las que
están implicados los ingenieros-sociólogos como herramientas
de investigación particularmente poderosas. aprender so-
bre la sociedad, los sociólogos emplean herramientas que
sido desarrolladas y probadas durante anos: encuestas, entre-
opinión, observación participante, análisis
Otra forma de aprender sobre la DVldc;uau
162
desarrollada por los ingenieros-sociólogos se evalúa, concre-
tamente, en términos de cuota de mercado, tasas de expan-
sión o porcentaje de beneficios. Con e1 fracaso del VEL, las te-
orías de EDF sobre la sociedad francesa y su futuro se
colapsaron (aunque quizá sóIo provisionalmente). sociólo-
go tiene aquí una poderosa herramienta para evaluar dife-
rentes marcos sociológicos de análisis. Los ingenieros-sociólo-
gos, por tanto, trabajan para e1 bien de la socíología. Los
sociólogos pueden quedarse satisfechos siguiendo a los inge-
nieros-sociólogos, tomando sus análisis y examinando la ma-
nera en que son refutados o validados por el êxito o fracaso de
los aparatos técnicos que los ingenieros-sociólogos han contri-
a no
ser necesariamente positivos o negativos en su totaHdad. EI
caso bajo discusión resulta ser un completo Ínfortunio. Pero en
otras situaciones los ingenieros pueden llegar a una solución
de compromiso y cambiar progresivamente sus interpretacio-
nes sociológicas, esto es, sus asociaciones, y, consecuentemen-
te, cambiar la forma de los aparatos tecnológicos que de sarro-
cualquier acontecimiento, los sociólogos que estudian
acerca de ingenieros que desarrollan tecnologias, una
oportunidad para evaluar validez de ciertas interpretacio-
nes y sus sucesÍvas adaptaciones a la de las resis-
tendas que encuentran.
los sociólogos, si 10 ser aún más
ces, pueden desplegar una audacia similar a la los ingenie-
ros-sociólogos. Pueden, y este es e1 que invíto a conce-
cuestionar naturaleza
punto tecno-
un papel ser alguien
sociólogo,
erl)-SOCI01()gO se conV18rte en e1 modelO aI que el so-
v"HV'~V se aboca para La noción en-
se imelve central, pues reconoce sociológico
del ingeniero-sociólogo. la sociologia
a~aueHll~Ct en una socíología capaz de a tecnologia a
de su elaboración significa reconocer que objeto de
estudio apropiado no es la sociedad misma las así llama-
das relaciones sociales, actores-red dan lugar,
a sociedad y a tecnologia.
163
Como he senalado, e1 funcionamiento de lo que propongo
llamar actor-red no se describe adecuadamente mediante los
marcos usuales deI análisis sociológico. En síntesis, e1 reper-
torio de las entidades asociadas no sóIo se extiende más alIá
del que es aceptado por lo general en las ciencias sociales, sino
que la composición de este repertorio no obedece a ninguna re-
gIa definitiva. z.Cómo pueden aislarse los elementos sociales
cuando un actor-red asocia directamente e1 movimiento rota-
torio de un electrón con la satisfacción del usuario? z.Cómo
puede establecerse ínterpretación alguna sobre la interacción
social cuando los actores-red tratan constantemente de trans-
formar tanto las identidades y tamanos
SUB que creen
temente nuevas combinaciones entidades hace todavía más
difícil esta tarea. noción de actor-red ha sido desarrollada
para manejar estas dificultades. Esta noción hace
abandonar e1 marco constrictivo sociológico, con
sus categorías sociales pre-establecidas y su rígida so-
cial/naturaL Dota al análisis sociológico de nuevas bases ana-
con lo que, de golpe, accede aI mismo ma-
niobra y a la misma libertad que exhiben los ingenieros.
a la comprensión del los acto-
cuyo análisis está aún por hacer, la sociología de aho-
se en un nuevo terreno: de
"vuo:;uau en proceso construcción. También progresará re-
en la senda abierta por Hugues en los
tes estudios (1983) que ha consagrado a los tecnoló-
Sin si la
164
mento dado, sino tambiên cualquier cambio y desarrollo que
ocurran con posterioridad. Ciertas simplificaciones resu1tan
imposibles de implementar; las asociaciones ya no son conside-
radas como indubitables. El actor-red se modifica bajo la
fluencia de las fuerzas que intenta, no siempre con êxito, enro-
lar, pero su estructura permanece como la de un actor-red cuyo
desarrollo se puede traz ar y seguir. EI concepto permite a los
sociólogos describir, de una forma dinámica, asociaciones hete-
rogêneas dadas y seguir el paso de una configuración a otra.
Esto lleva aI segundo punto que desearía mencionar breve-
mente. El concepto de sistema presupone que se puede hacer
una distinción entre e1 y su entorno.
cambios pueden, y a veces ser
tados a factores externos. El concepto de actor-red tiene
ventaja de evitar esta clase de problemas y las dificultades
metodológicas que conlleva. ejemplo, 6cómo definimos los
límites de un sistema y explicamos con concreción la influen-
cia del entorno? Para responder con precisión a tales pregun-
tas deberíamos desarrollar una ciencia formal los sistemas,
con lo que, probablemente, privaríamos aI análisis de todo su
valor descriptivo y explicativo. evitar este escollo, Hugh-
es maneja el concepto de sistema de una manera pragmáti-
ca. 19 subrayar continuamente todas las conexiones que
unen e1 «interior» y e1 «exterior» del sistema, se acerca al con-
cepto actor-red. AI abandonar e1 concepto de por
creo que estamos llevando e1 análisis de Hugues
sintetizado en e1 de su libro
un paso
165
logia (Callon, 1981). Además, para una innovación determinada es, a menu-
do, imposible mostrar una genealogia en la cualIas contribuciones científicas
y tecnológicas que se vinculan a una Ínnovación puedan ser separadas in-
cuestionab1emente. Esto es lo que han mostrado dos estudios HINDSIGHT
(Sherwin y Isenson, 1967) y TRACES (Illimois Instítute of Technology, 1968).
En cualquier caso, es difícil distinguir las influencias deI mercado de las
de la ciencia y la tecnologia. Ésta es la conclusión de C. Freeman tras haber
revisado la literatura relativa a esta cuestión. Siguiendo a Mowery y Rosen-
berg (1979), su crítica de dos modelos, "la tecnologia empuja» y «Ia demanda
tira», le llevaron a proponer la noción de «acoplamiento», que deja abiertas
todas las posibilidades de interacción y reconoce que las incertidumbres en e1
mercado y en las ciencias son e1 motor real de la Ínnovación. «La fascinación
de la innovación yace en e1 hecho de que tanto el mercado como la tecnologia
están cambiando continuamente. En consecuencia se da una sucesión calei-
doscópica de nuevas posibles combinaciones emergentes» (Freeman, 1982,
p. 111). «la deI buena gestión es la
cidad de conectar estas técnicas y mercado combinando
dos fiujos de información» (Freeman, 1982, p. 111). Freeman correctamente
capta que «la noción de un conocimiento «perfecto» de la tecnologia o deI mer-
cado está totalmente alejada de la realidad de la Ínnovación, así como de la
noción de equilibrio» (1982, p. 111). Ello es porque la Ínnovación está atrapa-
da entre dos series de incertidumbres, la primera concerniente aI mercado y
aI estado de la sociedad y la segunda relacionada con el estado deI conoci-
miento, que es imposible de describir si no es como un proceso interactivo
(Nelson y Winter, 1977). Además, este punto es confirmado por autores como
Peters y Austin (1985) cuando tratan de identificar las formas organizacio-
nales que favorecen la innovacÍón. Apoyándose en numerosos estudios de
caso, muestran que la innovación es siempre un compromiso que resulta de
una larga serie de ensayos, que son aI mismo tiempo técnicos y socioeconó-
micos. Hugues (1989) desarrolla este argumento en detalle. Ver también Kid-
der (1982), Jewkes et aI. (1969), y Callon y Latour (1986).
3. Para este punto, ver los ilustrativos estudios de C. Freeman (1982)
concernientes a la investigación y desarrollo de materiales sintéticos yelec-
trónicos.
4. Esta hipótesis la sostienen a menu do aquellos que están interesados
en las innovacíones radicales. Para dos ejemplos de esta perspectiva en los
de la economía y la historia. ver dos libros excelentes: Mensch
Constant (1980).
lo concerniente a este ver la ilustrativa demostraóón pro-
(1983). estudios de casos de Bijker y Pínch
1989) usando la noción de fiexibilidad interpretativa,
muestran igualmente la imposibilidad de separar la definición de proble-
mas técnicos deI contexto socioeconómico aI cuallos inventores los asocian.
Ver también Callon (1986).
6. Tal y como Woolgar ha mostrado los ingenieros no se conten-
tan simplemente con analizar la sociedad que rodea. No vacilan, si es ne-
cesario, enjugar a psicólogos y proponer interpretaciones de las capacidades
cognitivas de los humanos.
7. La EDF es una pública que tiene un monopolio sobre la
producción y distribución la eIectricidad. Dedica gran parte de su presu-
puesto a la y desarrollo de posibles usos de la electricidad.
166
8. Para estudiar este proyecto, pude consultar todos los archivos de di-
ferentes ministeríos que en un momento u otro apoyaron la financiación deI
VEL. Se llevaron a cabo diversas entrevistas con diferentes protagonistas.
9. Esto ha sido bien analizado por Hugues (1983), quien muestra cómo
Edison concibió la lámpara incandescente.
10. En este texto se usa el término «batería» como término genérico para
designar cualquier mecanismo químico portátil que genere eIectricidad.
11. Para dos análísis contradictorios deI movimiento de mayo deI 68, ver
Aron (1968) y Touraine (1968).
12. Estas alianzas imprevistas entre seres humanos y no-humanos, ani-
mados o inanimados, han sido analizadas en detalle por Latour (1984) y Ca-
llon (1986).
13. Castoriadis argumenta que la tecnología crea lo que la naturaleza
no es capaz de alcanzar.,,;Cómo lo logra? Jugando con las diferencias en las
resistencias que existen en el entorno que la tecnología usa y transforma, ya
este entorno no se resiste ni tenazmente ni de una manera particular.
realidad no es estática porque consiste en interstícios que le permiten
moverse, juntarse, alterarse y dividirse; hay, pues, margen para "hacer',.
Las resistencias se regulan, sea en lo concerniente a la naturaleza externa,
la tribu vecina o los cuerpos de la gente. Contienen líneas de fuerza, matices
y progresiones parcialmente sistemáticas. «La tecnología, así, produce la di-
visión deI mundo en aquellas dos regiones fundamentales que la vueIven
humana: la de aquellos elementos que resisten en todos los casos y la de
aquellos elementos que (en un estadia dado de su historia) sóIo resisten de
un cierto modo» (Castoriadis, 1968). No necesito ser tan extremo; só10 tengo
que estab1ecer un mapa general de las resistencias diferenciadas que en-
cuentran los actores (Latour, 1984; Callon y Latour, 1981).
14. CGE es una compafiía especializada en electrotecnología.
15. En lo concerniente a la definióón y uso de la noción de ingeniería he-
terogénea, ver Law (1989). Ver también el caso de los laboratorios Draper
estudiados por Mackenzie (1989).
16. Se da aquí una analogía con la teoría científica. Tal y como Hesse
(1974) ha argumentado tan persuasivamente, la descripción entrana siem-
pre pérdida de información y simplificación. Para un desarrollo completo de
este argumento, ver Law y Lodge (1984).
17. Sobre la noóón de cajanegrizar como una forma de simplificación,
ver Cal10n (1981a) y Law (1985).
18. Para un detallado estudio empírico de los mecanismos de transfor-
maóón de un actor-red, ver Law (1984).
19. Respecto al pragmatismo de Hugues en su uso de la noóón de siste-
mas, ver la excelente resefia de Networks of Power realizada por Barnes
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170
Actores .. red y ambivalencia .
Los médicos de familia en el
cribaje
Singleton y Michael
coherentes?
171
Este texto tiene por objetivo proporcionar una modesta
boración del enfoque actor-red -concretamente en lo que se
refiere a alguno de los temas que surgen cuando conceptos
como "indeterminación», ambivalencia y multiplicidad son
troducidos en e1 anâlisis deI actor-red. En particular, plantea-
remos que las tâcticas de problematización -descajanegrizar,
desenrolar, desenredar, marginalización, ambivalencia y mul-
tiplicación- también contribuyen de manera fundamental a
longevidad de una red.
El Programa de Citología de Cribaje (de ahora en adelante,
PCC) en el Reino Unido, objeto de nuestro estudio de caso, ha
estado sujeto a debate en los últimos anos. controversia
172
teoría deI Actor-Red: un breve repaso 4
173
cuando empiezan a perderIo ... "estaba hecho de" las volunta-
des de todos los demás ... e1 poder [es] una consecuencia y no
una causa de la acción colectiva.»6 El enrolamiento, en defini-
tiva, ha sido conceptualizado a partir de una serie de nociones
distintas que analizan cómo unas entidades llegan a ser es-
clavas de otras.
EI método que utiliza una entidad para dar un papel a las
otras, desde lo macro sociológico a lo subatómico, se llama «tra-
ducción,>. En el proceso, e1 traductor se erige a sí mismo en
portavoz de estas otras entidades. Si se que estas enti-
dades tomen cuerpo, entonces es necesario inventar una geo-
de «puntos de paso obligado»; para y
174
chos amcos. Donde antes e1 actor «enrolador» había orga-
nizado los puntos de paso obligados para otros, ahora se en-
cuentra forzado a cruzar puntos de paso obligado que han sido
dictados por otros. Y no sóIo intervienen alteridades sociales; la
heterogeneidad de las redes implica que en su interior cua}-
quier entidad puede empezar a perder su carácter semió-
tico -electrones, microbios, vieiras, e1 Atlántico.
Comentados: perspectivas,
y ambigüedad
en ClUX;lClU
focalizado, por ejemplo, en e1 papel ambíguo de los intere-
ses o en la de-priorización de lo social. Así, Shapin plantea que
renuncia de Latour a las explicaciones basadas en intereses
no es convincente en absoluto. llegar a decir que los
tereses» son las consecuencias de la negociación, Latour tiene
que borrar la diferencia que hay entre Íntereses y explicacio-
nes sobre intereses. 8 Por contrario, Callon y Law reconocen
que su uso del concepto interés está más cerca de la escue-
de Edinburgh que de Woolgar, siguiendo una línea
etnometodológica, da prioridad analítica a las explicaciones
sobre intereses. 9
crítica de Collins y a la simetría radical
ANT: estatus de «actante» que tienen artefactos
técnicos y las entidades en esta teoría es contem-
como algo 10 La
proporcionan
gar real para investigación en sociología
to Callon y Latour
están HlllY.L1LdUV
17/5
duradera y cohesionada: las técnicas por las cuales el signifi-
cado y la volición son drenados de los artefactos se convierten
en objetos de estudio. ll
En contraste con estos debates, nosotros nos inspiraremos
en aquellos comentarios acerca de la ANT que se han mostra-
do más afines a dicha teoría. A pesar de que la explicación que
sigue resulta disgregadora respecto de las diferentes dimen-
"""'HC":' de la teoría, ha de quedar claro que todas ellas están ín-
timamente relacionadas; en las secciones se
evidente hasta quê punto.
Ca) Perspectivas - relatar una historia desde la ANT,
se sitúa a sí mismoía elíla analista? Schwartz Cowan
fuera adentro. 12
Mediante e1 estudio del «consumption junction», que es como
Schwartz Cowan llama al punto temporal y espacial en el cual
los consumidores realizan entre tecnologías compe-
tidoras, es posible determinar qué aspecto tener una
vista de dentro afuera.
(b) Multiplicidad - ~cómo deberíamos en una red
entidades que poseen toda una gama de atributos e identida-
cualquier red, los actantes constituyentes tienen «per-
múltiples en muchos mundos a la vez».13 Según
Leigh Star, esto de base para las posiciones
potencialmente de los en los de
una Star, resulta
176
Cc) Marginalidad y crítica -;,qué voz se debería atribuir a
esos actores que son sístemáticamente excluídos de una red?
;,Cómo es posible dirigir la ANT hacia los fines críticos por los
que abogan ciertos actores con los que puede decirse que e1
analista se identifica? Aquellos que están marginalizados
no deberían, dice Star, ser concebidos simplemente como «e1
exterior». Ocupan una posición «todavía no etiquetada» y que
puede actuar sobre la red como influencia subversiva latente.
En resumen, podríamos decir que este texto ilustra la ma-
nera en que la red se vuelve duradera gradas a que los acto-
res ocupan a la vez los márgenes y e1 centro, son los críticos
más crudos y los más ardi entes e incondicionales partidarios,
_ n
y
concebír esta red? ;'Qué metáforas pueden ser aplicables?
redes de Callon y son limpias y claras. que en
un principio parecen ser actores constituídos de forma comple-
a menudo emergen como entidades unitarias (a pesar de ser
siempre un estado provisional): y ello no es sóIo producto
del estado y configuración de la red estudiada, sino que sucede
al curso que toma narración del estudio caso con-
creto. En otras palabras, y aún a riesgo de ser «meta-reflexi-
VOS»,15 es e1 trabajo que e1 analista con las redes lo que
hace aparecer de entre los datos y materiales empíricos la par-
ticularidad e identidad de las entidades estudiadas. Sin duda,
esto es parte del trabajo detectar patrones, narra-
ordeno Sin surgen cuando la sin-
entidades en la narrativa analítica
alencia de
177
certidumbre intrínseca. Para captar mejor estas facetas, elabo-
raremos una metáfora. Alrededor de una cámara cinematográ-
fica (llamémosle el/los analista/s) hay un denso andamiaje que
se extiende en todas direccíones, en tres dimensiones (llamé-
mosle la red). Este andamiaje está compuesto de ramales más
o menos sólidos (llamemos a eso asociaciones) y nodos, más o
menos opacos (llamémosles actantes). La cámara está tam-
bién conectada aI andamio: lo que puede hacer está limitado
por sus conexiones. medida que va rodando, enfocando, a
base de zooms y giros en su trípode, la cámara detecta cam-
bios más o menos drásticos en e1 andamiaje, en la calidad de
las conexiones y en la opacidad los nodos (llamemos a esto
otra vU,LUÇU
178
enfoque espontâneamente. (Si hubiéramos sido analistas del
discurso, habríamos llamado a este proceso e1 uso contextual
de repertorios lingüísticos.)16 Algunas de estas conexiones pa-
recen tirar del nodo en distintas direcciones -un nodo puede
estar insertado en una submatriz en armonía con e1 andamio,
al mismo tiempo que verse empujado hacia fuera. Es, a la vez,
central y periférico, estâ dentro y fuera, está en e1 núcleo y en
los márgenes. Sin embargo, nos damos cuenta de que estas
fuerzas que tiran de él en dirección opuesta no sóIo crean ten-
siones en la submatriz. A medida que investigamos la cone-
xión, vemos que conecta con otros nodos y otras conexiones,
,-,,-,-<cuc;o nos
no intencionales.)17
continuación, implementación del PCC
ÁVU"LU'JV en términos de actor-red. Posteriormen-
una reconsideracÍón el vista de
ambigüedades e indeterminaciones que impregnan la red. De
este modo, después de dar una visión general de red deI
PCC del gobierno britânico, en cual son enrolados los
el papel estos tanto
'-'uaLlUU aparecen como actores red -que enro-
(en nombre deI gobierno) recursos, y
como cuando ejercen de y problematizan
del e1
l'vr()f't=>QO
179
1966 y las últimas circulares relevantes para, aSÍ, cartografiar
los cambios de política y representación de la red, y, también,
para mostrar cómo, a pesar de todo esto, e1 PCC ha demostra-
do ser una construcción duradera. El conjunto de procedi-
mientos que constituye e1 PCC ha permanecido estable, aI
igual que sus propósitos, sus objetivos y, desgraciadamente,
su impacto sobre la mortalidad. Dadas las limitaciones de es-
pacio, no abordaremos la red previa a 1966 -naturalmente
somos conscientes de que e1 documento de 1966 era aO.HH.iO.lHV
es decir,
precoz y, por
180
guiente, una prevención de la mortalidad. El gobierno expone
que la citología se había convertido en un servido de diagnós-
tico efectivo en los departamentos hospitalarios y que en mu-
chas regiones hospitalarias se había aplicado en servicios de
cribaje puntuales. Más adelante, e1 gobierno plantea que, des-
de 1964, los patólogos y técnicos de los laboratorios médicos
habían asistido a cursos de citología especialmente disenados
para formarIos en e1 cribaje poblacional, cursos organizados
en cinco centros situados por todo e1 país. Sin embargo, e1 go-
bierno sugiere que, en su mayor parte, toda esta acumulación
de conocimientos técnicos sólo había estado disponibles para
un pequeno colectivo de
00 q~
181
tender servicio a todas las mujeres tan pronto como fuera
posible. Así pues, la «mujer» es definida como aquella consu-
midora que se presenta a su médico de familia o aI dispensa-
rio local para aceptar e1 ofrecimiento de una citología.
Sin embargo, las mujeres también son definidas como «bene-
ficiarias» a las que hay que animar a participar en e1 programa
con recursos publicitarios y en e1 caso de «aquellos grupos so-
ciales en los que e1 riesgo de cáncer de es más alto y la
de métodos publicitarios convencionales es menos
satisfactoria... con una aproximación personal deI médico de
milia, auxiliar sanitario, la enfermera o la comadrona».23
e1 no se son
mayor riesgo respecto aI cáncer
son mujeres concretas que precisan tanto de una
OrY""Y'/TO
182
tologías que recíbe de los médicos de família, los centros de
asístencia primaria u otros centros de salud. La tarea deI la-
boratorio consiste en detectar anormalidades citológicas que
son pre-cancerosas o que tienen el potencial de desarrollar un
câncer. Los laboratorios son definidos como instancias capaces
de «ver» los cambios celulares y de evaluar su significado. Con
sus resultados completan las fichas con las que trabaja e1 mé-
dico de familia. Ellaboratorio aparece como un nodo central
en PCC, como «la base de cualquier servicio de cribaje ... ».26
A mediados de los ochenta, los laboratorios del PCC fueron
sometidos a un serio examen cuando salieron a la luz pública
casos en los se «erro r». 27
También era motivo que los laboratorios
estaban siendo sobrecargados y las muestras de los análisis
no eran procesadas con 1988 e1 gobier-
no llegó a declarar:
delegación de responsabilidad:
«directivos y monitores localizados»
«una vez se ha
nUO:;UH:1.;',
183
citologías ... e1 comité debería considerar medidas publicita-
rias».30 Las medidas publicitarias consistieron en campanas
locales, trato personal por parte del médico de familia, el au-
xiliar clínico, la enfermera o la comadrona. La publicidad más
general, a pesar de seguir siendo responsabilidad de los direc-
tores de las áreas de salud, debía inspirarse en e1 material que
Central Council for Health Education, ahora conocido como e1
Health Education Authority, tenía disponible.
AI definir el PCC como servicio de salud comunitario, su su-
pervÍsión debía ser llevada a cabo por médicos de salud públi-
ca (conocidos como médicos de salud comunitarÍa durante los
setenta y y
ex-
"" .d ""',-..-- ...
que ha experimentado
una «Red
como respuesta a
médico
esencial en cualquier
párrafos memo-
184
rándum se refieren «específicamente ai papel deI médico de
familia».34
Los médicos de família son presentados como los «embaja-
dores» de la ciencia médica. Por un lado, tienen «un importante
papel en tanto que deben realizar citologías a sus pacientes»,
mientras que, por e1 otro, «gracias aI conocimiento de sus pa-
cientes ... están particularmente bien situados para animar a
las mujeres de los grupos de alto riesgo a que se examinen». El
deber de los médicos de familia es asegurarse de que las mu-
jeres que cumplen los requisitos se hacen una citología. «Cuan-
do e1 médico de familia no desee o no disponga de instalacio-
nes para tomar las
centro o más
cercano de su área».35 una práctica extendida hoy en día
los médicos de familia contar con la de una
«enfermera» que realiza citologías como
Además, en 1966, médicos de familia a ser res-
ponsables deI seguimiento aquellas pacientes con resultados
positivos o dudosos y que eran remitidas a un departamento
ginecológico. AI realizar una citología, médicos de família
una ficha que la muestra y detalles de
la paciente. ficha acompafia muestra allaboratorio. EI
devuelve una copia de esta
los resultados deI y las recomendaClOne
hace otras que
central/local y aI ambulatorio
afios a
que han estado
cambio principal en e1
en abril de
fijados por lCllHl11Cl son a
entonces remunerados por los CU1ClIW1"
185
zan un derto número de éstos -su objetivo- entre sus pa-
cientes susceptibles de ser elegidas. Si en 1988 e1 gobierno
consideraba que la elegibilidad estaba influenciada por las de-
cisiones deI médico de família respecto de la exclusión o ínclu-
sión de determinadas pacientes en e1 programa de cribaje,
ahora, con los objetivos, e1 papel deI médico de familia en e1
PCC se redefinía parcialmente. Anteriormente, su papel
cluía decisiones sobre la elegibilidad de las pacientes que de-
bían hacerse una citología; ahora, los médicos de família debían
adherirse a las definiciones de elegibilidad trazadas por e1 go-
bierno, es que querían recibir una mayor remuneración.
gobierno,
lCUll1.Ui;:t y
mente se consensuando es que, a
existencia deI PCC, unas 2000 mueren al ano de
câncer 38 luz de estos hechos, e1 programa
un cada vez más directivo y A
los últimos anos, en un intento de centralizar e
tar la eficiencia deI programa,
tado informatizados y seguimientos.
los objetivos este que las
«no se cuelen a través más diredivo que
pago por objeti-
responsable de im-
y
186
te dellaboratorio. Frecuentemente, la mujer recibe los resul-
tados de dicho análisis tanto de parte deI médico de familia
como del FHSA.
En lo que concierne al proceso de extracción de muestras,
éste consiste en que un médico de família o una enfermera o
una especialista deben obtener una muestra de células deI
cuello deI útero de la mujer -conservándola en un portaobje-
to de microscopio- completar una ficha y enviar la muestra y
ficha al laboratorio. muestra es posteriormente exami-
nada en ellaboratorio, se elabora un y se envía e1 re-
sultado aI médico de família y al FHSA. Cualquíer recomen-
U<-<'''Ávu para e1 es anotada por en e1
mayoría
enviadas a
que
187
tico y tratamiento de anomalías aparecen como algo que no pre-
senta problemas. los médicos de família se adhieren a esta re-
presentación como forma de enrolar mujeres en el PCC. En lo
que sigue, consideraremos e1 papel multifacético de los médicos
de família, a veces central, a veces marginal, en la red del PCC.
188
ner una muestra idónea. Hablaron de dificultades potenciales
en la localización del cuello deI útero, íncertidumbres relacio-
nadas con la cantidad y tipo de células obtenidas, con e1 efec-
to oscurecedor de la sangre y/o la secreción vaginal, y con las
consecuencias derivadas deI tiempo empleado en fijar las cé-
lulas. Obtener una muestra idônea es, pues, redefinido como
un procedimiento «complejo».
El resultado de esta problematización no es, sin embargo,
una complejidad incontrolable ni una deslealtad con e1 actor-
red del PCC. Los médicos de familia mantienen compromi-
so con su papel en e1 pec, puesto que continúan obteniendo
muestras de células de cuellos uterinos de las Lo
que paradójico es que esta a que con-
tribuyen los médicos de família es la que permite la indeter-
HUUClL.lVH necesaria para que éstos negocien su identidad en e1
incertidumbre se determina la referenda a
múltiples identidades y de los actores involu-
crados en e1 PCC. Los cuellos de útero pueden adoptar diver-
sas posiciones y tener diferentes composiciones celulares. Las
,",,,auu,,, deI cervix pueden ...aeH'''.>">
soluciones para fijarlas.
que los médicos de IJU~etlll
este modo, se
muestra idónea. Sin C;11.1UCU
haciendo . . 0+" ..."''''
zas y habilidades entre los HleUll:V~
muestras
tras» y relacionadas
família:
189
los médicos de familia, indican que la «complejización» de este
aspecto de su papel no constituye una deslealtad al actor-red
del PCC, sino una redefinición de sÍ mísmos como actores im-
portantes del PCC que son capaces de superar las dificultades
propias de la obtención de una muestra idónea. Se problema-
la identidad deI médico de familia para redefinirla.
términos de nuestra metáfora deI andamiaje, los médi-
cos de família, ai centrarse en las diferencias de «habilidad»
que se dan entre ellos cuando intentan tomar muestras idó-
neas, están yendo hacia una problematízación de la eficacia
del PCC para las mujeres. Sin embargo, simultáneamente,
simple mencÍón de ello que existe la de que es
",~,n'-'"c,-, una otras
de perfección deI cribaje -un domínio universal de la técni-
ca- sirve para que los médicos de familia se atrincheren en e1
médicos de familia son, al mismo tiempo,
en la red del PCC y capaces de distanciarse de misma:
certidumbre siendo manejada en términos un
Sin embargo, con sóIo mover un poco nuestra cámara, pode-
mos ver una asociación que liga a los família a
red se puede fácílmente a una que los arrastra
yalivio
190
metal y hacer visible el cervix, eso puede ser doloroso» (Dr
P 299). Los médicos de familia hablaban de la importancia de
usar el tamano correcto de espéculo y de la incomodidad que
este instrumento puede causar. No sóIo se introduce e1 espé-
culo en e1 actor-red del PCC, sino que la obtención de la mues-
tra se complica todavía más subrayando la variedad de tama-
no de los espéculos.
La cuestión deI dolor descansa, al igual que las muestras
defectuosas, en la destreza de los médicos de familia: «No es
doloroso. Si lo es, es debido a mala técnica y a que la mujer
no está relajada. A menudo los doctores no dan tiempo sufi-
ciente a las mujeres para que se (Dl' S
191
aquí es donde alguna gente puede caer, porque en cânceres muy
floridos puedes no obtener un resultado positivo. Hay algunos
que se pasan por alto y que estaban mirândote directamente a la
cara, porque la citología, que no era fiable bajo este conjunto de
circunstancias técnicas, era negativa. Así pues, la apariencia a
sim pIe vista es importante (Dl' F 146).»
192
Hacerse pequeno estratégica mente
médicos de lct11lHlct
193
esta complejidad a través de la definición de los límites de su
propio conocimiento y deI de los otros. EI médico de família
define su propia ignorancia. Define lo que no es parte de su
papel:
194
ren un tratamiento inmediato, pero no hay ninguna necesi-
dad, puede volver a la normalidad. Así que debes continuar
haciendo citologías» (Dr S 123).
Los médicos de família recurren a las múltiples identida-
des de los actores involucrados y definen, así, sus propios in-
tereses e identidades. Se subrayan las incertidumbres, pero
se definen como ajenas a sus marcos de referencia para la su-
pervisión práctica y la comunicación con los pacientes. Así, e1
cajanegrizado actor-red del PCC es traicionado y apoyado
forma ambivalente a medida que los médicos de família cons-
su propia red simplificada de asociaciones.
otras de su discurso.
dumbres que construyeron, desproblematizaron aI definir-
como situadas dentro de los lÍmites deI conocimiento de los
otros. Por ejemplo, tales respuestas incluían: «pero esto es una
para los expertos» F 163); «esto es una pregunta
ámbito filosófico» (Dr Y 120); «aún no sido explicado» (Dr
F 378); «sus opiniones están P 450). res-
puestas definen aspectos específicos de manera que
de responsabilidad deI médico de El
de familia es, a la vez, una caja negra con una identi-
singular identificable y una con una multiplicidad de
identidades, está dentro y es central y
_ con nuestra
gubernamental describe un
195
dico de família y ellaboratorio, en contraste con la versión deI
NHS se «complejiza» a medida que los médicos de família ad-
miten sus esfuerzos para interpretar los informes dellaborato-
rio y para clarificar el significado de una «inflamación». En el
proceso recurren a otra asociación que hay entre ellos y
sus pacientes. esta faceta de su papel, la de estar orientados
a las pacientes, lo que les permite «leer» los informes dellabo-
ratorio y la que, sin embargo, también les pone en confronta-
ción con los conocimientos científicos. Volveremos aI tema de
UH~H'~í« hacia más abajo.
196
las pruebas, sino de intentar conseguir a aquellas que no van a ve-
nir... ir hasta esas senoras a las que nunca se ha realizado una ci-
tología e invitarlas, ésta es la población más gratificante para cri-
bar, aquí es donde está la patología que falta» (Dr F 60 Y 240).
Este médico
que porque
197
gran bien no es muy importante en este país. A pesar de que creo
que esto es así, en gran parte, debido a que no hemos tenido un
programa de citología decente. Los países que lo han hecho co-
rrectamente presentan beneficios obvios, así que creo (pausa) ...
No tengo ningún problema en animar a las mujeres a hacerse
una citología» (DI' P 260).
198
médico de família continúa:
família
199
anos. No se hace ninguna excepción particular para la madre
superiora. En un instante discutiremos esto más detallada-
mente. Por el momento queremos dejar patente que los médi-
cos de familia enfatizan las incertidumbres relacionadas con
e1 Test de Papanicolau y e1 sistema informatizado de visitas y
seguimiento haciendo referencia explícita a la falta de conoci-
miento que tiene el sistema respecto de las pacientes indivi-
duales, y a falta de sensibilidad que demuestra hacia e1
médico familia que sí conoce y supervisa a las pacientes.
Otro médico de familia nos proporciona un último ejemplo que
muestra la confusión resultante. Todos los médicos de
200
que aceptan la explicación que da e1 NHS acerca de su papel
en la red de pec, simultáneamente aiíaden una nueva di-
mensión que no tiene tanto que ver con la asociación en abs-
tracto (entre los médicos de familia y las mujeres), sino con
casos concretos de asociaciones específicas con mujeres poten-
cialmente cribables. Si sus «Íntereses» son satisfechos maxi-
mizando la cantidad de admisiones (y e1 sistema informatiza-
do de visitas y seguimientos aquí es potencialmente esencial),
también están interesados en cualidad de esas admisiones
-es decir, son las mujeres consideradas deI grupo «de riesgo»
las que constituyen la población diana correcta. Una vez más
vemos que, a medida que ajustamos nuestro foco, aparece otra
una
':>V'_LU'_LVJ.J., contr
médicos de família son ambivalentes en lo referente a la ma-
201
la manera en que los médicos de família tratan, actualmente,
con todo este asunto. El nuevo sistema de objetivos deI gobier-
no implica que ahora los médicos de família deben alcanzar
una tas a de asistencia deI 80% de sus «pacientes elegibles»
para poder recibir una mayor remuneración: alcanzar e1 obje-
tivo puede significar una diferencia en e1 sueldo deI médico de
familia de 2000 libras al a:fío. 49 No sorprende, pues, que este
pago por objetivos se haya convertido en un terna extremada-
mente controvertido al que se hace mención repetidamente al
hablar con los médicos de Justamente porque los
jetivos formalizan de forma efectiva la elegibilidad, mina-
do la autoridad de los LLl'C'UHJVi:>
202
la que se invita a hacerse una citologia puede sentirse bastante
molesta. También se ha convocado a retrasadas mentales. Si eres
la madre de una chica con un retraso mental severo, en e1 mo-
mento en que recibe una invitación para la citologia también pue-
des enfadarte bastante. Así, pues, algunas mujeres se han senti-
do molestas por la imposición que supone sobre su libertad e1
hecho de no poder vivir su vida sin do dores» (Dr F 39).
203
nen de las mujeres y sus situaciones. Se prioriza la autorídad
de los médicos de familia, mientras permanece sin problema-
tizar la base científica y tecnológica deI Test de Papanicolau.
La ambivalencia del papel deI médico en relación a la pa-
ciente se pone de relieve cu ando comparamos las respuestas
anteriores con las que se refieren a la relación doctor/paciente.
En secciones previas ya sefialamos cómo, en sus apreciaciones
sobre el Test de Papanicolau, los médicos de familia recurrían
a su papel de personas autorizadas, entendidas, seguras, y co-
municadoras de Ínformación necesariamente simplificada. La
mujer era representada como reincidente, pasiva, ignorante o
confusa, y la relación doctor/paciente se presentaba como
ma
diferentes representaciones de su
204
está relacionado con la cuestión de la elegibilidad, ya que las
categorías para definir e1 grupo de riesgo y las definiciones de
elegibilidad están desarrolladas a partir de los datos «científi-
cos» sobre la causa de las anormalidades. Se podría plantear
que la cuestión de la «causa» es vista como un tema más pura-
mente científico, mientras que la elegibilidad es vista como la
política activa que se deriva de la ciencia. En su inmediata
respuesta a las preguntas sobre la causa, los médicos de fami-
lia parecían traducir la cuestión de la «causa» en la de la «ele-
gibilidad». Es más, hablaban de clases de mujeres que veían
como «elegibles» y esto a menudo era diferente de la elegibili-
dad por objetivos deI gobierno:
UH:::;Ul\.M de HUHIUC1.
sus
-esto es, como algo que
205
pertos concretos, o como consecuencia de situaciones concre-
tas «fuera de lo normal». En las citas anteriores, los médicos
de familia convierten la cuestión de la «causa» en algo no pro-
blemático mediante la adscripción de prioridad causal a la ac-
tividad sexual, dejando a un lado, por tanto, a los expertos.
Para ilustrar mejor este punto, podemos considerar los dos
siguientes extractos de una entrevista con e1 Dr P: «si eres vir-
gen no agarras cáncer de cervix»; y: «en algunos aspectos se
podrÍa considerar que e1 cáncer de cervix y la citología se com-
portan como una enfermedad de trasmisión sexual, ya sabes,
las vírgenes nunca lo cogen, pera esto es de una simplificación
excesiva» (Dr P 440).
en
no SOlO Slrve como evidencia de la incertidumbre que
ve aI tema de la «causa», sino que también da peso a la obser-
vación de que los médicos de família problematizan y
aspectos de
lHJ.HetUa8 lealtades concretas. .
tras la
206
las mujeres aI programa se explicaba al principio como resulta-
do de la intractabilidad de temas (por ejemplo, la clase social y la
ignorancia de las mujeres), cuando se trata de cuotas guberna-
mentales la explicación se basa en la intransígencia de los suje-
tos (por ejemplo, las mujeres que toman decisiones racionales).
En proceso, los médicos de família movilizan una representa-
ción determinada de la «relación dodor-paciente». Lo que los
dodores están haciendo es responder a la nueva presión que
suponen las cuotas acentuando una cualidad diferente de sus
asociaciones con científicos y muje1'es -efectivamente, se podría
decir que recogen aquellas asociaciones que antes estaban «de-
senfocadas». EI resultado es a marginarse del
nuevo como ya se 1'e-
presentan a sí mismos como comprometidos con el PCC-en-ge-
y con las representaciones de las mujeres-como-objetos y
los científicos-como-expertos. En este momento de problemati-
zación, los médicos de familia sacan p1'ovecho de asociaciones y
recursos que Uevan su papel más allá deI PCC -esto muestra,
efectivamente, que los médicos desbordar los
de la red dei
Y con
VI,;UlJétUUb
207
allâ del actor-red deI PCC. Los médicos de família frecuente-
mente hablaban deI PCC en relación a otros aspectos de su pa-
pel, aspectos como llevar a cabo la vacunación de los ninos,
prescribir y aconsejar en temas de anticoncepción, realizar ex-
ploraciones mamarias, animar a participar en los programas
nacionales de cribaje de câncer de mama y aconsejar acerca de
los síntomas y tratamiento de la menopausia. En esta red, e1
PCC era presentado, a menudo, como un actor relativamente
poco importante:
de que los
ue\:llU existir
multâneamente como una y como una parte
otro mundo sugiere que los médicos de familia son identidades
y que ir y por la
que
r>T/YY'.Y"ar! PCC, y tratan al como a un actor me-
mayor, se pueden
208
regularmente, este médico de família define e1 uso inicial de
anticonceptivos por jóvenes mujeres como algo más importan-
te que la citología de cribaje. De modo parecido, otro médico de
familía define las vacunaciones de los ninos como una priori-
dado Después de Ia discusión acerca de una mujer que acudió
aI programa y que tenía muchas dificultades a hora de de-
cidir entre la vacunacÍón de su hijo o su propia atención en e1
programa, este médico de família afirmó: «Bueno, la vacuna-
ción es probablemente mejor y más efediva parte de la me-
preventiva. Las
'-'",-".LH.L< en la infancia son una
prioridad máxima» (Dr P 220).
los en e1 ac-
209
Ensanchando nuestra perspectiva de la red, vemos que e1
médico de família tiene un abanico de conexíones que van mu-
cho más allá deI PCC. Además, estas conexiones pueden orga-
nizarse para problematizar a este último. Así, e1 médico de
familia se sitúa a sí mismo en los márgenes del PCC -o, me-
jor, el PCC es incorporado como una matriz más bien pequena
en e1 conjunto de la red de los médicos de familia. La propia
grandeza de la imponente red del médico de família permite
resistirse a las nuevas condiciones generadas por cuotas
puestas por e1 gobierno.
En e1 la identidad del médico de familia se
como "una asociación de C"':;LHC'H
se con sus
deI médico de familia muestra su. •
Se introducen elementos que no existían en e1 actor-
gobierno donde los están
-como espéculos, enfermeras, secreciones
vos Otros actores a los que el médico de está
asociado dentro deI PCC son mostrados adoptando una multi-
de identidades -como redes de propio
IJÀÀ'L-HA,UU
210
dicos de familia como constructores de redes alteran la pro-
fundidad de campo para registrar una gama completa de co-
nexiones y asociaciones que estaban previamente fuera deI
enfoque. Es decir, al igual que e1 gobierno, los médicos de fa-
mília construyen un actor-red que define la identidad y as 0-
ciaciones de éstos. Sin embargo, este proceso de construcción
de redes funciona dentro del PCC cajanegrizado y, paradójica-
mente, depende de éL EI PCC se ha convertido en un adversa-
benevolente para e1 médico de família. Enfatizar demasia-
do la incertidumbre y la multiplicidad poner en peligro
al PCC deI gobierno y minar e1 papel del médico de familia;
ahora bien, seguir resueltamente el modelo propuesto por e1
211
Why the Return ofthe Repressed Should Be Given a (Cautious) Welcome»,
en: "Sacialagy» 25, (1991), pp. 1-29.
2. La adscripción de derechos morales, a menudo articulada en términos
de «valor intrínseco» a la naturaleza, se ha convertido en un tema funda-
mental de la ética ambiental. Para consideraciones sobre el estatus filosófi-
co y político de esta perspectiva, ver, por ejemplo, J. Haldane (comp.), Philo-
sophy, Conservation and the Environment (en prensa); J. Rodman, «Four
Forms of Ecological ConscÍousness Reconsidered», en: D. Scherer y T. Attig
(comps.), Ethics and the Environment (Prentice Hall, Englewood C1iffslN.J.
1983), pp. 82-92; Andrew Dobson, Green Political Thought (Unwin Hyman,
Londres 1990).
3. Ha habido muchos debates sobre e1 PCC británico, debates que abar-
can desde la preocupación por la sensibilidad deI análisis citológico, pasan-
do por la controversia sobre la etioIogía deI câncer cervical y la supuesta
progresión natural que va desde las anormalidades citológicas cervicales has-
eI cervical,
programa, incluyendo debates sobre la falta de participación de las mujeres
y e1 inadecuado seguimiento de las mujeres a las que se detectan anormali-
dades. La literatura es extensa, de modo que aquí haremos referencÍa a al-
gunas revisiones de estos debates que resultan útíles: J. Chamberlain, «Fai-
lures of the Cervical Cytology Screening Programme», British Medicai
Journal, 289, (1984), pp. 853-854; A. Smith, A. Elkind y A. Eardley, «Making
Cervical Screening Work: Better Management of the System is Essentiah,
íbid., 298 (989), pp.1662-1664; A. Singer and A. Szarewski, Cervical Smear
Test: What Every Woman Should Know (Macdonald, Londres 1988).
4. Los principales textos sobre la teoría deI actor-red incluyen: Michel
Callon y Bruno Latour, «Unscrewing the Big Leviathan: How Actors Ma-
crostructure Reality and How Scientísts Help Them to Do So», en: Karin
Knorr-Cetina and Aaron Cicourel (comps.), Aduances in Social Theory and
Metholodology: Toward an Integration ofMicro and Macro Sociologies (Rout-
ledge & Paul, Londres 1981), pp. 275-303; «Give Me a Labo-
ratory Will Raise the World», en: Karin and Michael
Mulkay (comps.), Science Obserued: Perspectives on the Social Studies of
Science (Sage, Berkeley/Ca. 1983); traducción castellana en J. Manuel Iran-
zo, J. Rubén Blanco, Teresa González de la Cristóbal Torres y Alberto
Cotillo (comps.) Sociología de la ciencia y la tecnología, CSlC, Madrid 1995,
141-170; Latour, «Visualization and Cognition: Thinking with Eyes and
Knowledge and Society: Studies in the Sociology af Culture Past
and Present, 6, (1986), pp. 1-40; Latour, "The Powers of Association», en
John Law Action and Belief: A new Sociology ofKnowledge?,
UlIL-<V'V,,;''-''cu Review Monographs, 32 (Routledge & Kegan Paul, Londres
264-280; Callon, "Some Elements in a Sociology of Translation:
of the Scallops and Fishermen of St-Brieuc en Law
traducción castellana en J. Iranzo, J.
González de la Cristóbal Torres y Alberto Cotillo
«The of an Actor-Network: The Case of
the Electric en: Michel Callon, John Law y Arie (comps.), Map-
ping the Dynamics of Science and Technology (Macmillan, Londres 1986),
19-34; Callon, "Society in the Making: The Study ofTechnology as a Tool
Sociological en Bijker, T.E Hughes y T. Pinch (comps.),
The Social Construction of Technological Svstems (The MIT Press. Cam-
212
bridgelMa. 1987), 83-103; Latour, Science in Action: How to Follow Engi-
neers in Society (Open University Press, Milton Keynes, Bucks. 1987); tra-
ducción castellana en Labor, Barcelona 1992; Latour, The Pasteurization of
France (Harvard University Press, CambridgelMa. 1988); Law, «Technology
and Heterogeneous Engineering; The Case of Portuguese Expansion», en:
Bijker, Hughes y Pinch (comps.), op. cit., pp. 111-34.
5. Callon, «Scallops ... », op. cito nota 4, pp. 207-08.
6. Latour, "Powers of Association ... », op. cito nota 4, p. 173.
7. Callon, «Eectric Vehicle ... », op. cit., nota 4, pp. 28-33.
8. Steven Shapin, «Following Scientists Around», «Social Studies of
Science», voI. 18 (1988), pp. 533-550.
9. Michel Callon y John Law, «On Interests and their Trasformation: En-
rolment and Counter.-Enrolment», en: «Social Studies ofScience», 12 (1982),
pp. 615-25; Steve Woolgar, «Interests and Explanation in the Social Studies
of Science», en: íbid., 11 (1981), pp. 365-394.
10. Collins y Steven Yearley, vHlCKeu»
drew Pickering (comp.), Science as Practice and
cago Press, Chicago/Il. 1992), pp. 301-326.
11. Michel Callon y Bruno Latour, «Don't Throw the Baby out with the
Bath School: A Reply to Collins and Yearley», en: Pickering (comp.), op. cit.,
pp.343-68.
12. Ruth Schwartz Cowan, «The Consumption Junction: A ProposaI for
Research Strategies in the Sociology of Technology», en: Bijker, Hughes y
Pinch (comps.), op.cit., nota 4, pp. 261-80.
13. Susan Leigh Star, «Power, Technologies and the Phenomenology of
Standards: On being Allergic to Oníons», en: John Law (comp.), Power,
Technology and the Modem World, Sociological Review Monograph (1991).
14. Íbid., p. 16.
15. Bruno Latour, «The Politics of Explanation-An Alternatíve», en: Ste-
ve Woolgar (comp.), Knowledge and Rerlexivity: New Frontiers in the Socio-
of Knowledge (Sage, Londres 1988), pp. 155-76.
16. Dos explicaciones centrales sobre el análisis deI discurso que resul-
tan básicos son: G. N. Gilbert y M. Mulkay, Opening Pandora's Box: A So-
ciological Analysis of Scientists' discourse (Cambridge University
Cambridge 1984); J. Potter y Discourse and Social Psycho-
logy (Sage, Londres 1987).
17. EI principal resumen deI trabajo de Giddens acerca de la estructura-
ción es: A Giddens, The Constitution of Cambridge
traducción castellana en Buenos 1996. Para una
crítica véase Karin «The Micro-Social Order», en: N. G. Fiel-
ding (comp.), Action and Structure (Sage, Londres 1988), pp. 1-47.
18. National Health Service, Population Screening for Cancer ofthe Cer-
(66)76, ECL circular 18/66, HC (1966).
párrafo L
3.
párrafo l.
párrafo 19.
24. Párrafo 5, Department of Health and Social Health Services
Development, Screening for Cervical (84) 17 (1984).
25. Íbid., párrafo 8.
213
26. Pârrafo 4, HC (66)76, op. cit., nota 18.
27. Se informó de muchos «errores» en casos en los que e1 seguimiento de
las mujeres con resultados positivos en la citología no se había hecho de for-
ma adecuada; ver National Co-ordinating Network for the National Health
Service Cervical Screening Programme, First Annual Report (NHSPCC,
1991). Hubo casos, también, como e1 incidente en Liverpool en 1987, en que
se descubrió que más de 900 citologías realizadas en un período de 4 anos se
habían resuelto incorrectamente como negativas. Hay una referencia en:
J.Chomet & J. Chomet, Cervical Cancer: All You and Your Partner Need to
Know about its Prevention, Detection and Treatment (Thorsons, Wellingbo-
rough, Northants. 1989), p. 52. Hubo una «investigación interna» sobre este
incidente, que concluyó que cierto patólogo había cometido errores masivos
de juicio profesiona1 para los cuales no había explicación lógica. En todo e1
país se implementaron procesos de control de calidad en los laboratorios.
Hubo una campana, liderada por una de las mujeres de Liverpool involu-
Hi',U,"l.VU pública. A pesar no
hubo dicha investigación, LH declaró en investigación interna. Uno los
autores (VS) ha hablado con ella en varias ocasiones y ha explorado con cier-
ta profundidad e1 erro r de Líverpool y sus consecuencias.
Hay una muy interesante explicación, deI tamano de unlibro, acerca de
la investigación realizada en 1987 sobre el tratamiento de mujeres con re-
sultados positivos en las citologías en e1 Auckland's National Women's Hos-
pital en Nueva Zelanda. Esta amplia investigación supo acerca de un pro-
grama de investigación en e1 que las mujeres con resultados positivos no
recibían tratamiento convencional, sino que se les hacía creer que ciertas
anomalías podían revertir hacia la normalidad sin tratramiento. Muchas de
estas mujeres murieron o sufrieron frecuentes quírúrgicas. Al-
gunos profesionales médicos britânicos fueronllamados para testificar en la
investigación. La «Investigación de Nueva Zelanda» y e1 informe de la
Silvia Cartwright han sido considerados por algunos como una «caza de
jas feminista» --en el sentido de que las feministas fueron presentadas
como las que montaron el problema- y permanecen como fuente de comen-
tarios en las revistas médicas británicas; véase S. Coney, The Unfortunate
Experiment: The Full Story Behind the lnquiry into Cervical Cancer Treat-
ment (Penguin, Auckland 1988). Respecto a los comentarios de los médicos
'itânicos, un buen punto para empezar es la sección "Round the World»,
en: «The Lancet». Véase, por ejemplo, las edíciones de octubre a diciembre,
336 (1990).
28. Párrafo Department of Health and Social Security, Health Servi-
ces lVlanagement: Cervical Cancer ScreenÍng. Health Circular, HC (88) 1
(1988).
29. HC(66)76, op. nota 6.
30. Íbid., párrafo 7.
31. HC(88)1, 20.
32. National
33. En algunvi:>
existencia. EI NCN
la mortalidad como
op. CLt., nota 27, p. 5. En-
a este problema. Según la
ll1bWlltl, e1 PCC emerge, en cierto sentido,
214
como serie de problematizaciones. Podemos ver que e1 PCC ha sido el objeto
de considerab1e controversia. También podemos ver que el PCC ha sido mol-
deado por varios conflictos y escaramuzas. EI papel representado por los
participantes ha sido redefinido, ai igual que lo han sido las maneras en que
los participantes interactuaban. Pero e1 concepto deI PCC, sus propósitos y
objetivos, y sus procedimientos y participantes, han permanecido igual.
34. Párrafo 3, ECL 97/66, carta que acompafía HC(&&)76, op. cit., nota 18.
35. HC(66)76, op. cit., nota 18, párrafo 9.
36. Párrafo 3, ECL 97/66 que acompafía HC(66)76, op.cit., nota 18.
37. HC(84)17, op. cit., nota 24, párrafo 14.
38. En una influyente revisión deI PCC britânico, Roberts afirmó que en
Inglaterra y Gales hubo 2434 muertes por câncer de cervix en 1968. La cifra
en 1980 era de 2068; véase A. Roberts, «Cervical Cytology in Eng1and and
WaIes, 1965-80», en: <<Health Trends», 14 (1982), 441-443. A partir de la com-
paración de las estadísticas de mortalidad de otroe países con las dei PCC,
grupo fundado por e1 DHSS Committee on
tology en 1980 de que «el servició de cribaje britâncio parece ser un
fracas o relativo»: G. J. Draper, «Screening for Cervical Cancer: Revised Po-
licy. The Recommendations of the DHSS Committee on Gynaecological Cy-
tology», en: «Health Trends», 14 (1982), pp. 37-40, en p. 37. Una reciente re-
visión de la literatura, y un indicador deI consenso sobre e1 fracaso deI PCC en
la reducción de la mortalidad por câncer de cervix, puede encontrarse en K.
Johnston, «Screening for Cervical Cancer: A Review ofthe Literature» Hea1th
and Economics Research Unit Discussion Pape r, Universtity of Aberdeen,
abril 1989).
39. Contraception lnformation Seruice, en colaboración con e1 Women's
National Cancer Campaign (Londres 1989). Este foIleto fue obtenido en un
consultorio deI CSO en diciembre de 1990.
40. Este texto representa sóIo una pequena parte del trabajo llevado a
cabo por la primera autora (VS), que está contenido en su tesis doctoral.
Uno de los temas centraIes de su deI que se hace eco este texto, es el
intento de capturar, en la medida de lo posible, en una narrativa «académi-
ca», la ambiva1encía, la estabilidad y e1 movimiento que coexisten en e1 ac-
tor-red PCC. La ambivalencia inherente aI discurso de los médicos de fami-
tal y como aquí se plantea, se en e1 discurso de muchos de los
actores dei PCC que fueron entrevistados por VS. Las entrevistas se reali-
zaron entre 1989 y 1991 e incluyen mujeres activistas sobre
temas de patólogos técnicos de laboratorio, médicos de la red públi-
ca de salud y enfermeras. trabajo también implicó una revisión de la ex-
tensa literatura sobre e1 inc1uyendo documentos guberna-
mentaIes feministas, así como información de domínio público, taIes como
artículos periódico, literatura de educación programas de tele-
visión libros.
41. referencias citadas documentan la identidad de los médicos de
familia y e1 número en e1 contador de la cinta de casette.
42. Esto no es diferente al «Dispositivo de Verdad Emergente» identifi-
cado por Gilbert y Mu1kay en el que se aceptan la incertidumbre y contin-
gencia a condición de a1guna revelación futura: Gilbert y MuIkay, op. cit.,
nota capítulo 5.
43. Las referencias aI fracaso deI PCC a menudo van acompafíadas de
referencias a la mortalidad continuada por câncer de a pesar de los
215
más de 20 anos de existencia deI programa. En la nota 38, que documenta
las estadísticas de mortalidad, se referencian algunos textos relevantes.
Además, hay un interesante debate recientemente aparecido en la literatu-
ra médica y que ha sido iniciado por un artículo que sugiere no sólo que e1
PCC ha fracasado, sino que puede hacer más dano que bien; véase J.S. McCor-
mick, "Cervical Smears: A Questionable Practice?», en: «The Lancet» (22 de
julio, 1989), 207-209. Véase también las réplicas a este artículo en íbid.
(9 de septiembre, 1989), pp. 627-629.
44. Las reincidentes fueron definidas por un médico de familia como «las
pobres circunstancias sociales, ocho ninos, sin canguros, no pueden venir»
(Dr F 228). El Concise Oxford Dictionary, 7ª ed., define reincidente como «al-
guien que reincide en el crimen». Quizá esto nos dice algo sobre la manera
en que la profesión médica representa a aquellas que no se ajustan a sus pro-
216
potencialmente influyentes, como las condiciones de vida y la dieta, no han
recibido la atención médica que merecían. Por ejemplo, véase L. Saffron,
«Cervical Cancer: The Politics of Prevention», Spare Rib, cuaderno 129
(1983), pp. 24-27.
48. Diversos investigadores han relacionado el consumo de tabaco con e1
câncer de cervix, llegando a afirmar que fumar incrementa e1 riesgo de de-
sarrollar la enfermedad. Ver, por ejemplo, E-R. Greenberg, M. Vessey, K.
McPherson y D. Yeates, "Cigarette Smoking and Cancer ofthe Uterine Cer-
vix», en: «British Journal af Cancer», 51(1985), pp. 139-141. Sin embargo,
también se ha sugerido que e1 conSUl;no de tabaco no es una causa deI cân-
cer de cervix, sino que más bien «es un reflejo de algún otro aspecto de la
conducta sexual, o está relacionado indirectamente, vía otros factores de
c1ase social»: Savage y McPherson, op. cit., nota 46, p. 188. '
49. Otro tema que los médicos de familía subrayaron, en relación aI sis-
tema de pagos por objetivos, fue su evitar que las mujeres
'esionadas» para que se las y
canzaran los niveles establecidos. Como dijo un médico de família, «Muchos
médicos estarán muy cerca, si el nivel de análisis es deI 79 % y consigen ele-
varlo aI 80%, pueden venir muy bien f2000 extra simpIemente por conse-
que 2 Ó 3 mujeres se hagan la citología. Piensa en la presión a la que
puedes someter a estas mujeres» P 255).
50. Callon, «Electric Vehicle ... », op. cit., nota 4, p. 33.
51. Callon, «Scallops ... » y «Electric Vehicle ... ", op. cit., nota 4; Latour,
«Pasteurization», en: op. cit., nota 4.
217
La alteridad y actor.. red .
continente descubierto
y
William KnrrnllD'h"
219
criterios científicos que tomamos para discriminar huma-
no/agéntico de lo no humano/no agéntico. Sin embargo, e1 uso
de estos criterios se basa en un peculiar razonamiento circu-
lar. Es la reunión de los criterios que les proporciona sus
poderes discriminatorios. Un criterio por sí sóIo, e1 uso de
rramientas o la representación simbólica, por decir alguno,
nunca es suficiente. No obstante, esta reunión sóIo tiene lugar
como parte de un proyecto que ya ha determinado que hay
ferencias absolutas entre e1 sujeto humano y e1 mundo de
objetos. este proyecto se ha referido Latom' (1983) como
yecto de purificacíón. Sin embargo, a medida que las vH:;.uv.LUO
aI agente como
lenguaje. medio
220
éstos, e1 sujeto es delimitado a partir de las prácticas lingüísti-
cas del agente que quedan enredadas en órdenes morales
locales. Las ocasiones en las que se nos considera responsa-
bles de nuestras acciones constituyen un lugar para la cons-
truccÍón de sujetos y, simultáneamente, de objetos.
La responsabílidad conlleva, aI menos, dos connotaciones.
entidad, por e1 hecho de ser considerada responsable, se ve
involucrada en relaciones causales y en evaluaciones morales.
Este doble aspecto permite a la responsabilidad actuar como bi-
sagra, articulación diferencial (Derrida, 1976) entre lo humano
y lo no humano. EI trabajo Harré se centra en e1 aspecto mo-
v~IJU'-.uv'LVU está nociones de
común ) nos
proporciona una reinterpretación deI discurso causal aristotéli-
co cuyo propósito es la complacencia humanista de las
explicaciones sobre la tecnología. acerca de la respon
bilidad que tiene la en la un en virtud de
sus propiedades materiales Su trabajo altera la
división humano/no humano aI un desliz entre los as-
nnr>+"" morales y causales de la responsabilidad.
teoria del es una aproximación que, como
con determinaciones hu-
este artículo explicaremos y con-
firmaremos tal suspicacia a de un resumen deI proyecto
como de sus tratar
devenido una la que gira la
221
ral y al mundo de los artefactos tecnológicos, ha sido hecha
Otra. En ambos casos podemos observar que la definición y
tratamiento del Otro tiene profundas consecuencias para cu al-
qui era o cualquier cosa que pudiera ser parte deI mismo. Así
como la sensibilidad pública vidoriana regulaba estrictamen-
te la conduda de la gente respetable, la frontera disciplinaria
sociológica ha regulado e1 trabajo de los sociólogos.
La teoría deI actor-red es una respuesta a esta tendencia en
la sociología que consiste en poner entre paréntesis lo no
mano, sea ello tecnológico o Esta teoría arrastra lo no
humano al pliegue sociológico. Y aI hacerlo transgrede
tera dentro entre
no y no entre y lo no social. que
vamos a plantear es que este movimiento transgresivo se
empujar dos grupos de ideas sus respectivos
los contenidos las
umanas- son filtrados a
UUJ'-'U.HH~iH.Ç resultado de
en estas categorías, sino que se
voluntades, puntos de
H1Hel1l>U posibilita un
222
(1989), se ha convertido en un vocabulario final «final». A con-
tinuación argumentaremos que el êxito de la teoría deI actor-
red en su cuestionamÍento de la dicotomía humano/no huma-
no va acompafíado de un riesgo, e1 que surge de extender la
vÍsión nietzscheana del mundo y e1 discurso de la democracia
liberal hasta cubrirlo todo. La teoría del actor-red corre e1
riesgo de producir una nueva gran narrativa ahistórica y de
reproducir e1 derecho concomitante de hablar en nombre
de todos. En este texto vamos a ofrecer a la teoría deI actor-red
una forma de evitar tal riesgo.
223
tituidos y adquieren su forma por la implicación que tienen
unos con otros. Para Bijker y Law, es principalmente esta ca-
racterística la que hace de la teoría del actor-red una teoda so-
bre redes antes que una nueva versión de la teoría de sis-
temas. Si esta tarea ha sido o no fructífera es una pregunta
que queda más allá de los límites de este texto (aunque espe-
ramos que va a quedar patente que simpatizamos con ella).
No obstante, una cosa está clara: para poder reconocer está co-
construcción de máquinas por humanos y de humanos por má-
quinas, debemos estar dispuestos a otorgar a las máquinas
estatus actantes en lugar objetos
que, simplemente, están ahí a mano
224
como sucede con esos coches que no se pueden poner en mar-
cha si no están abrochados los cinturones de seguridad- es
francamente deshonesto no reconocerlo normalmente, por ex-
trano que pueda ser e1 efecto que produzca. Pero Latour pide
algo más que nuestro amable patrocinio de los artilugios. Pide
una teoría social que asegure nuestro reconocimiento de la la-
bor de los artilugios y nuestro reconocimiento de la injusticia
que se ha cometido hasta ahora con e11os. Solicita, en nombre
de los artefactos triviales (e igual causa puede hacerse para
las otras entidades no-humanas), que instituyamos un medio
para darles representación -que sean emancipados.
Más tarde, Latour (1992) rebate una posible objeción a sus
que en. una
tropomórfica deI aparataje, una objeción que podría muy
haber sido esgrimida por algunos miembros de las desdefíadas
masas deI siglo XIX, sin duda descontentas por ser descritas en
iguales términos que un seguridad. Latour res-
ponde a esta objeción con una apropiación la lógica
principio de igualdad:
merecen consíderación?
Con tus egoístas y santurrones sociales de la tecnología,
siempre intercedes en favor de los trabajadores sín especialíza-
ción y contra las máquinas -leres consciente de tus sesgos dis-
criminatorios? Discriminas entre lo humano y lo inhumano. No
comparto este sesgo (éste en concreto, aI menos) y sóIo veo acto-
res -algunos humanos, algunos algunos especiali-
zados, algunos sin especializar- que intercambian sus propieda-
des» 1992, 236).
225
beral), cuestionar e1 razonamiento que se encuentra detrás de
la emancipación de los no-humanos es bastante arriesgado
porque, si aceptamos e1 principio de igualdad (y quién osaría,
en principio, no hacerlo), entonces debemos estar preparados
para aplicarlo sin temor o favor alguno, o bien aceptar que te-
nemos un prejuício.
Como provocación adicional, Latour (1992) nos recuerda e1
criterio de que en todos los casos Cincluyendo los de los no-hu-
manos) e1 mero hecho de reconocer e1 derecho de representación
implica ya optar por reconocer ese derecho: «los debates acerca
antropomorfismo surgen porque creemos que existen «hu-
manos» y <<lio-humanos» sin darnos cuenta que esta atribución
accÍón y de una <:7U:"A,lV'F'
usa e1
V<.ULU";,''-'U democracia
liberal para abogar por la ampliación deI derecho de ciudada-
sociológica a lo no-humano o a lo no-social. EI programa
fuerte de sociología del conocimiento científico ha empleado
largo tiempo e1 de de Bloor en sus
Callon (1986)
«Los sociólogos actúan imparcialmente y se refieren a los prota-
gonistas en los mismos términos, incluso si uno de eIIos logra im-
poner su voluntad. No les atribuyen racionalidad, método cientí-
fico, verdad ni eficacia, pues estos términos denotan e1 êxito deI
actor sin sus razones» (P. 197).
226
«Cuando la sociedad que describen los sociólogos confronta la na-
turaleza ... la sociedad bene siempre la última palabra. Si se eli-
mínan las normas se colapsa la ciencia. Si se niega la existencia
de clases sociales y sus intereses, o si cesa la batalla que se dice
libran los científicos para incrementar su capital personal de cre-
dibilidad, entonces la ciencía y la tecnología, privadas de motiva-
ción, se detienen» (Callon, 1986, p. 198).
«No hay razón para creer que debería haber una lista de elemen-
tos sociales a los que se pudiera relacionar, en una conexión de
uno con muchos, proporcionar la explicadón de algunos e1e-
m_entos de natural»
227
Más allá de la claridad y la solidez, hay otras razones para
suscribir su planteamiento. Se trata de una postura transgre-
siva -que rechaza e1 dualismo de lo natural y lo social y plan-
tea, en cambio, que esta división se crea en las narrativas que
los sociólogos y otros producen. También es un planteamiento
extremo -que lleva un protocolo estándar de argumentación
discurso de democracia liberal) hasta e1 perverso final de
su propia lógica. Además, ofrece una oportunidad con tintes
ecológicos para repensar nuestra implicacíón en el
como seres humanos (Michael, 1992). Nos una sociolo-
gía más allá de la pesada maquinaria de normas y clases, que
tanto necesita de engrase y para mantenerse. Se
228
el enrolamiento y la creación de puntos de paso obligado. Pero,
~es esta estrategia tan inocente como parece? ~hay alguna
base para sospechar de la emancipación universal?
229
explicar lo que queremos decir. En este caso, y para ser ho-
nestos, nos otorgaremos las licencias narrativas que a él tan-
to 1e gustan (aI igual que a nosotros).
cuento a dormir
cante ctlHU.lClUl!
230
poraóón humana de Otros de todas clases que ha marcado
e1 proyecto de la postilustradón no ha demostrado ser un bien
puro para esos otros, y ha producido, en su ejecución, una nue-
va forma de poder disciplinario ejercido a través de la mirada
del observador (Foucault, 1977). Basamos nuestras narrativas
contemporáneas en esta nueva forma de poder disciplinario,
utilizándolo como anteproyecto para descubrir e1 poder gene-
rado a través de las relaciones. La emancipación, pues, es un
proceso civilizador que consiste en la ordenación deI Otro, a
través de la mirada deI observador, antes de su incorporación a
los iguales. Esto empieza a parecerse a la colonización.
EI continente del que hoy está habitado por las
cosas y cosas
ta do por el Otro de la sociología, lo no-humano y lo no social.
Este os curo continente de lo no social, aunque sería supuesta-
mente impenetrable al análisis sociológico, se ha rendido ya a
la teoría del actor-red.
En resumen, algunos autores de la teoría deI actor-red, ai
elegir un conjunto de metáforas políticas liberal democráticas,
han prometido proporcionar un de para
todas las entidades Bodales y no sociales. Como pro dueto aca-
bado, su vocabulario final es también porque está
diseiíado para tomar en los desarrollos tecnoló-
gicos. AI proporcionar tan exitosa teoría de redes, construída
una singularmente y combina-
de pensamiento liberal-democrático y de pensamiento
en ellímite de postilustra-
colonizar
231
miento científico, las cuales aparecen entonces como represi-
vas de esas voces y esas voluntades políticas. EI problema está
en que este movimiento de la teoría deI actor-red para ampliar
el derecho de ciudadanía es, aI mismo tiempo, un intento de
ser reconocida como la única representante legítima de todos.
limites
que, al
llevar el discurso llberal-democratlco a su e1 proyecto de
actor-red ha alcanzado una al ser la
única interlocutora totalmen-
carácter y orden similar
cuando vÍsión nietzscheana mundo es llevada a su lími-
i., Quê sucede entero
resumirse «sólo debilídad. O,
simplemente, sóIo 1988a, p. 158).
Quizá deberíamos consultar a un progenitor de esta
plantear su interés por e1 poder, Foucault (1988) escribió,
demasiado en tecnología de la UViU'LU<-t-
232
«Debemos com prender que existen cuatro tipos principales de es-
tas "tecnologías", y que cada una de ellas representa una matriz
de la razón práctica: 1) tecnologías de producción, que nos permi-
ten producir, transformar o manipular cosas; 2) tecnologías de
sistemas de signos, que nos permiten utilizar signos, sentidos,
símbolos o significaciones; 3) tecnologías de poder, que determí-
nan la conducta de los indivíduos, los someten a cierto tipo de fi-
nes o de domÍnación, y consisten en una objetivación del sujeto; 4)
tecnologías deI yo, que permiten a los indivíduos efectuar, por
cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de opera-
cÍones sobre su cuerpo o su alma, pensamientos, conducta, o
cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí
mismos con e1 fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza,
inmortalidad» poIS),
233
Tal y como Latour (1988) lo plantea: «nunca lo haremos me-
jor» (p. 256).
234
sistemas esclavos de Baddeley [1981]). Esto establece una eco-
nomía planificada que subordina y codifica e1 entorno según
sus propios requerimientos operacionales. Tomando como có-
digo las condiciones cambiantes deI mundo, e1 sujeto se con-
virtió en la performatividad deI sistema cognitivo. El poder
disciplinario de la psicología se reprodujo gracias a su trabajo
de puesta de manifiesto deI curso evolutivo de los procesos
normativos y adaptativos de este sujeto sistematizado. Esta
redefiníción deja la alquimia naturalezaJeducación (Stainton
Rogers y Stainton Rogers, 1992) en su mínima expresión.
psicología es simplemente un momento, un lugar de ma-
nufactura en la totalidad de la reinscripción cibernética del
"' ..
" ~
vez que se
estandarización, una estandarización configura todos los
objetos en una serie de sistemas jerárquicos anidados que van
de lo micro a lo macro -todos los puertos se vuelven compati-
bles. * La verdadera utilidad del cognitivismo está en que ofre-
ce una explicación verosímil de la conexión por ejemplo,
e1 conflicto global, los recursos escasos, la frustraciónJagre-
sión, la acción endocrina y los cromosomas. Si toda serie lleva
la misma marca (depresión, estrés), entonces se trata de un
análisis verdaderamente sistemático.
Desde la perspectiva la teoría deI este proceso
no puede ser contemplado como e1 descubrimiento gradual de
que anteriormente estaba como una
re-elaboración deI realizada por ambiciosos «ingenie-
ros heterogêneos» 1987). y como (1990) ha
hecho notar, este «poder
* Los autores están jugando aquí con conceptos propios dellenguaje in-
formático. Puerto es e1 nombre que reciben los puntos de conexión de los pe-
riféricos fN. d. T.].
235
vínculos entre los niveles macro y micro. La política de tierra
quemada que Callon, Law y Latour adoptan, el campo de fuer-
zas heterogêneo que aparece al desmantelar los mundos natu-
rales, sodales y tecnológicos dados por supuestos, es un riesgo
calculado que se toma para subvertir la imagen establecida de
un mundo de sistemas anidados. Desde nuestro punto de vista,
el beneficio que supone realizar tal gesto radical es evidente.
Sin embargo, aunque la teoría deI actor-red pueda atacar a la
teoría de sistemas, lno se convierte ella misma en un sistema
totalizador en práctica una total?7
y crecen.
AI dar a este proceso una
mos a una posición OHH.LlCU
emplazamiento
236
está en disposicíón de criticar a la teoria de sistemas porque di-
suelve lo humano y lo no-humano en un medio molecular suje-
to a un juego de fuerzas, con lo que en sus explicaciones des-
trona y descentra al sujeto humano. La dificultad estriba en
que esto se consigue mediante las dos estrategias universali-
zantes, la democracia liberal y e1 moralismo ontológico nietzs-
cheano, que coIocan a la teoría del actor-red en e1 trono de na-
rrador-en-jefe y como árbitro final de la justicia.
Aunque la teoría del actor-red se centra en la microfísica de
la ordenación, parece encajar aún demasiado bien con el em-
plazamiento y la sistematización, ya que su estrategia consis-
te
ya no es preciso
que
ca
conceptos de simplificación y
de que todo actante en una es, él mismo, e1 repre··
sentante de una adicional, e1 resultado una lucha por
redes están unas otras.
237
Esta descripción de la tecnología de la dominación suena bien
en muchas situaciones. Sin embargo, sóIo resulta crítica con la
tecnología de la dominación por e1 hecho de senalar e1 duro
trabajo requerido para hacer que un sistema funcione. EI
damiento de redes, unas dentro de otras, se parece mucho al
anidamiento de subsistemas dentro de sistemas. En un plan-
teamiento en e1 que los subsistemas no tienen otro propósito
que servir al sistema mayor en e1 que están encajados, calificar
algo de red puntualizada simplemente indica que se trata de
un subsistema que ha sido utilizado y silenciado con êxito. Es
en este punto que isomorfismo de la teoría deI con
238
dades concretas, y somos conscientes (nunca dejan de recor-
dárnoslo) de lo difícil que es salirse de ellas. Este orden gene-
ral de las cosas es lo que Deleuze y Guattari denominan lo ar-
borescente.
Deleuze y Guattari (1988) identifican las estructuras ar-
borescentes con la filosofía deZ estado, pensamiento en e1 que
enraizamos nuestros enunciados, argumentos y conductas en
una red aceptada y centralizada de divisiones binarias que
está basada en un fundamento común, corno, por ejemplo, la
existencia de Dios. La filosofía deI estado traza e1 espacio eu-
clidiano o estriado: todas las líneas (rutas, conexiones) están
y
deI centro. Se trata del espacio de la medida y
pacio de ordenación.
otra forma de y otro modo de cartogra-
es me-
jerarquía y e1 ocupado por
tiplicidades no-métricas, acentradas y rizomátícas» (Deleuze
y 1988, p. rizomas. Estos
agregados borrosos son de
mentos
239
y las mezclas que producen -cómo se rompen los rizomas y se
subordinan las líneas a puntos en la estriación del espacio
liso, o, alternativamente cómo líneas de fuga desterritoriali-
zan lo arborescente, llevando al desenmaranamiento y a la re-
conexión en e1 alisamiento deI espacio.
este punto detectamos aún otro isomorfismo: la teoría
deI actor-red también escrutiniza los detalles minuciosos de la
estriación. Pero mientras que Deleuze y Guattari establecen
un adecuado tráfico de dos entre los dos modos de
conexión considerados como igualmente importantes y esen-
cialmente interpenetrados, la teoría del actor-red se centra
240
Más bien apunta hacia un tipo escrutínio diferente, uno que
aborde el movimiento, la diferencia y la incertidumbre. Pode-
mos ver estas cuestiones planteadas en la topología social de los
fluidos de MoI y Law (1994), en las ínteracciones entre los afec-
tados por las inconveniencias que plantea Star (1991) y en el
«híbrido colectivo» de Callon y Law (1993). esta última se c-
ción esbozaremos como cada uno de estos proyectos está re-
lacionado con la filosofía de Deleuze y Guattari (1984, 1988) y
con la crítica a la teoria deI actor-red que hemos ejercido. 8 Tal
y como Star (1991) muestra, nuestros compromisos con redes
arborescentes pueden muy bien ser una cuestión de inconve-
pero esto no
C;l.JJwiU,,,, que no actuar en esa
red por mucho que carezcamos deI acceso a caja de
mientas deI ingeniero heterogéneo. Situarse fuera de las creodas
establecidas, entre los puntos de paso obligado, constituye una
desterritorialización de la El carácter fluido de las redes de
MoI y Law (1994), y de las que antes eran relaciones duraderas,
es un hecho indicativo del cambio vectorial. Desde luego, como
Star sefiala correctamente, tal cambio puede perfectamente re-
territorializar más tarde en una estructura arborescente lo
estable -no se trata un de estas mo-
lares, sino de movimientos relativos y de mezclas. 9
tomamos el cuerpo humano como formación molar ve-
mos que no es cuestión de olvidarse más bien de
UIJU\",cuprocedimientos que la formación cuerpo.
la persona transexual de la que habla Star (1991) está
implicada en una al que
ella se refiere como entrar en una «zona alta tensión») que
y en
las drogas es i3C;Uuw.uv
Clalmell1Ce problemático).
Esto se más _
de nuestros(s) yo(s) en tanto que constituido(s) no
en formaCÍones molares sino tam-
en los flujos
jeto es un ensarUUJ.tlJ
esparcidos por
241
lugares) no son 10calizables. 11 Se trata de un proyecto en mar-
cha, en perpetuo flujo y con variaciones continuas. El híbrido
colectivo de Callon y Law (1993) es una de tales criaturas.
Aunque se den casos de identidades en parte descentradas
que están inextricablemente ligadas a ciertas formaciones
molares, esto de ningún modo alcanza la importancía deI su-
jeto. Lo cual, por tanto, nos devuelve a la cuestión deI poder.
(,Necesitamos considerar todo discurso y toda práctica como
esencialmente molares? (,Son la estriación y e1 poder todo lo
que está aquí en cuestión? Si los sujetos carecen de las herra-
mientas para planear y ejecutar estrategias de dominación
i.n«3Ce'81tan entonces en
rárquico poder? (,Son masas silenciosas necesitadas de
beración? Aunque estamos acuerdo en que las estrategias
molares y combate son esenciales (tal y como la Revolución
de [1984J nos constantemente),
también queremos que hay un amplio abanico de
acontecimientos que tienen lugar a través de lo que podríamos
estrategias fractales. 12 Éstas no ocurren totalmente
nível silencio total y de la indiscernibilidad, pero,
no es en el nível de relaciones y de
dominación donde se Estos movímientos son operaciones
trazadas en dimensiones fraccionales. Así como
de define una entre la línea y e1
entre y la dimensión, una estrate-
es menos que una estrategia y más que nada.
sorprendidas por e1 caos
para describir el esta-
deI se encuentra
242
ción del poder. A diferencia de la resistencia, que hace de los
sujetos objetos de poder más definidos, las estrategias fracta-
les son despuntualizaciones cuyos efectos a corto plazo son in-
determinables. Para nosotros, por tanto, la cotidianidad es
una mezcla de operaciones (molares y moleculares) ejecutadas
o anuladas dentro de puntos de paso obligado, por un lado, y
de actividad fractal, por otro.
Debido a que la psicología y la sociología han sido instru-
mentos deI proceso de territorialización, su falta de habilidad
para registrar la activídad fractal no resulta sorprendente. Es
exactamente esta implicación la que ha dado a las ciencías hu-
manas esa ambición y ese verse a en
tener que hablar por todo e1 mundo. embargo, aI cen-
trarse en las encrucíjadas de las muchas carreteras que for-
man las redes, se ignora una cantidad significativa de tráfico
Si bien estas masas no son silenciosas ni se
ten necesariamente reducidas silencio, no tam-
poco asumir que todo (cuerpo, actante) aspira a ser represen-
tativo, ni que puede tomar prestada su de red sin
ningún problema. Cuando e1 análisis se centra en e1 espacio
territorializado de la sistematízación, se encuentra con
un cierto grado de indiferencia aparente.
Sólo una forma de escrutínio que tenga en cuenta e1 mo-
vímiento rizomático y desterritorializador de entidades que se
encuentran irremisiblemente astilladas en sus estrategias
tales medio-realizadas podrá registrar, aunque no predecir, los
~ calientes de No es de sofisticar
herramientas análísis, se más bien, de seguir los
acontecimientos que son HU.H0''-'VL
13
en
243
peligros dei uso de tal nomenclatura. Ver Law (1992) para un análisis más
completo de las posiciones relativas.
4. "La opinión de que no hay un mundo inteligible a conocer, puesto que
«el mundo» está fundamentalmente desordenado; es un recipiente de fuer-
zas opuestas» (Shapiro, 1992, p. 122).
5. Esto es, los focos de atención propios de la disciplina: el individuo, lo
social, lo cultural.
6. Un desorden neurológico en el que los que lo sufren llegan a creer que
sus otros significativos u otros objetos favoritos han sido reemplazados du-
rante la noche por replicantes casi exactos.
7. Si se puede sostener esta afirmación, entonces, hay razones para con-
siderar que la crítica total a la teoría de sistemas que nos proporciona la teo-
ría deI actor-red es, en cambio, una crítica parcial en la que se da ressenti-
ment. La teoría deI actor-red desde este punto de vista habría fracasado en
su fase nietzscheana de destruens». Ver Hardt (1993) para una discu-
sión más completa de total y crítica
8. Las relaciones entre estos variados trabajos son, desde luego, más
complejas que todo esto. Sólo como adenda, queremos hacer notar que Ca-
non (1991) en eJ proyecto de la teoría deI actor-red traduce el uso que hace
Deleuze (1990) de plegamiento y que Star (1991) menciona, aunque no lo
desarrolla, el concepto de rizoma. Deberíamos, asimismo, hacer constar el
agradecimiento que Latour y Deleuze profesan por Spinoza; el texto de La-
tour (1988a) Irreductions es, en parte, un homenaje aI autor del7ratado Po-
lítico-Teológico, mientras que Deleuze y Guattari (1988) comentan, «Ldes-
puês de todo no es la êtica de Spinoza el gran libro dei C.S.O. (Cuerpo sin
drogadictos, masoquistas, esquizofrênicos, amantes -todos los
rinden su homenaje a Spinoza» Cpp. 153-154)
9. Lo molar designa consistencia y organización de todas clases -el
cuerpo, las instituciones, el estado- mientras que lo molecular se refiere aI
flujo deI que emergen tales formaciones para ser reguladas, guiadas y me-
didas. Nunca se puede prescindir de lo molar como tal. La atención que la
teoría deI actor-red dispensa a la estriación es apropiada, pero lo que esta-
mos sugiriendo es la adición de un momento de diferenciación indetermina-
da aI momento de consistencia y organización.
10. Para una exposición de la relación que mantienen textualídad y ma-
terialidad, ver Stenner y Ecclestone (1994); para su relación con su gemelo
ver Curt (1994).
nos detendríamos antes de llegar a proclamar «cyborgs para
de buena reconocemos la influencia del
(1991). hacemos una distinción a
entre un yo central y un yo ni entre elementos: 10 que
aI sujeto fragmentado es una colección de materiales, inscripciones y trazos.
Tal y como Woolgar (1991) muestra, la configuración de personas con lo tec-
nológico es un proceso íntimo y amorfo, en el que se vuelve imposible afir-
mar dónde empieza lo uno y dónde acaba lo otro. Las condiciones de posibi-
lidad deI cyborg se fijan a través de la interpenetración de la habílidad para
actuar en varios planos simultáneamente -como sucede con el ingeniero
heterogêneo de Law- con los mecanismos que permiten varias formas de
definición a lo largo de múItiples posiciones. Hay que diferenciar
el cyborg de la otra criatura mítica previamente descrita, eInsvbor,,; un ver-
dadero horror de película serie B.
244
12. Law y MoI (1994) proporcionan un análisis de este uso deI concepto
de estrategia derivado de FoucauIt.
13. Esto es; elaborar, hacer, despIegar, construir.
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248
De la mediación técnica:
filosofía, sociología, genealogía
ingenioso y
.ueucuv es un ejemplo de metis, de es-
249
trategia, del tipo de inteligencia por Ia cual Ulises (de quién se
dice en la llíada que es polymetis, diestro en ingenio) es más
conocido. 1 Una vez que nos adentramos en la esfera de los in-
genieros y los artesanos, ninguna acción no mediada es posí-
ble. Un daedalion, en griego, es algo curvado, una desviación
de la línea recta, ingenioso pero falso, bello y artificiaL Dédalo
es un inventor de artilugios: estatuas que parecen tener vida,
robots militares que montan guardia en ereta; una antigua
de la ingeniería genética que permite al toro de
dón fecundar a Pasifea y engendrar asÍ aI Minotauro -para
e1 que Dédalo construirá e1 laberinto del que, vía otro tipo de
se las
por
Ullllli:U, siempre en lucha con los tres reyes que,
250
tender que la podemos dominar. Muy al contrario, estamos
emplazados por este Gestell, que es en sí mismo una forma
mediante la cual el Ser se desvela ... i,Es la tecnología inferior
a la ciencia y al puro conocimiento? No, puesto que, para Hei-
degger, lejos de servir como ciencia aplicada, la tecnología lo
domina todo, incluso a ciencias esencialmente teóricas. AI ra-
cionalizar la naturaleza y convertirla en una reserva perma-
nente, la ciencia cede su ventaja a la tecnología cuyo único fín
consiste en racionalizar y acumular sin fin a esa naturaleza.
Nuestro destino moderno tecnología- aparece en Hei-
degger como algo radicalmente diferente a poiesis, el tipo de
que artesanos
tecnología es totalmente
superior, un monstruo nacido en nuestro seno.
Heidegger está equivocado. Utilizando un ejemplo
simple, y bien conocido por todos, mostrar cómo y
de quê manera se equivoca en a mediación
técnica.
«Las armas matan a gente» es un eslogan que utilizan
aquellos que tratan de venta no restringida de
armas. A esto la National Riffle Association con otro es-
logan «La gente mata a gente; no las armas». primer
eslogan es materialista: el arma actúa en virtud de sus com-
materiales, a las cualidades sodales
que la utiliza. Debido
uauano que se atiene a ley, deviene peligroso.
ofrece (lo que bastante
SUB puntos vista políticos) una
que se
plemente) se llevará a
caso sucedido, de manera
arma aI hecho de
un ciudadano .tHUCI:'H
tener a uno, por su-
251
puesto, pero también 1e instruye, 1e dirige, e incluso 1e induce
a apretar e1 gatillo -lY quién, con un cuchillo en la mano, no
ha deseado alguna vez apunalar a alguien o algo? Cada arte-
facto tiene su guión, su «capacidad», la potencialidad de diri-
gir a los transeúntes y de forzarlos a adoptar determinados
papeles en su historia. Contrariamente, la versión sociológica
de la NRA convierte al arma en una conductora neutral de vo-
luntades que no afiade nada a la acción; el arma representa e1
papel de un conductor elédrico por bien y mal, fluyen
sin problema.
Ambas posiciones son ridículamente contradictorias. Nin-
que
el dogma
\.;HOHULV
252
signifique mediación. Un primer sentido de mediación (ofrece-
ré cuatro) es e1 de programa de acción, la serie de metas, pa-
sos e in tenciones que un agente puede describir en un
relato como el de la historieta deI arma (fig. 1). Si e1 agente
AGENTE 1
RODEO
=
TNTERRUPCIÓN
------~ METAl
Mé'TA3
!~
u
;:o
;;;
AGENTE 1
META 2
~
AGENTE 2 + AGENTE 2
253
término infinidad de veces y siempre encuentro que provoca
los mismos malentendidos. 3 «Traducción» no significa cam-
bio de un vocabulario a otro, e1 paso de una palabra francesa
a otra inglesa, por poner un ejemplo, como si las dos lenguas
existieran independientemente. AI igual que Michel Serres,
utilizo traducción para significar desplazamiento, deriva,
invención, mediación, la creación de un lazo que no existía
antes y que, hasta cierto punto, modifica dos elementos o
agentes.
lQuién, por lo tanto, es actor en historieta? Algún otro
(un ciudadano-arma, un arma-ciudadano). Si intentamos com-
Ias técnicas asumimos que la
metas) son
es posible nuestra atención a ese algún
otro, a ese actor compuesto (por
y persona. a
254
ciones a muchos más agentes de los que son aceptables
tanto para la explicación materialista como para la socioló-
gica. Los agentes pueden ser humanos o (como el arma)
no-humanos, y cada uno de e110s puede tener metas (o fun-
ciones, como prefieren decir los ingenieros). Ya que la palabra
agente resulta inhabitual en e1 caso de los no-humanos, una
apropiada es la de actante, un préstamo de la semiótica
que describe cualquier entidad que actúa en una trama, sea
cual fuere e1 papel que se 1e atribuye, figurativo o no-figura-
tivo (<<ciudadano», «arma»).4 l Por qué es importante este ma-
Porque, por ejemplo, en mi historieta podría reemplazar
al portador deI arma por e1 genérico «holgazán en paro», tra-
_ en
blar de «motivos inconscientes», traduciéndolo en un agente
subindivídual. Podría asimismo redescribir e1 arma como «lo
que ellobby de las armas pone en manos de ninos inocentes»,
haciendo la traducción de un objeto en una persona colecti-
va, una institución o una comercial; o podría definir e1
arma como «la acción de un gatillo sobre un cartucho a tra-
vés de la intermediación de un resorte y una aguja de percu-
sión», traduciéndola en una serie mecánica de causas y con-
secuenClas.
diferencia entre actor y actante se puede apreciar en un
cuento de hadas donde la actuaCÍón súbita de un héroe puede
a una varita a un caballo, a un enano, a
oa dioses, o a las habilidades del
Un único actante puede tomar diversas formas «actan-
actor puede representar
HU"HLO puede de me-
generalmente a
HUH.t<HW." o de funciones
las pistolas de
UH'c-.LVH
bella y la bestia
implicado.
ejemplos de
CU.iUV.uar la dicotomía
255
AGENTE 1
AGENTE 2
e ---~
AG"NTE" LPROGRAMA2
gún
256
eléctrica- y, entonces, así son las cosas, vuelve a su tarea an-
terior, suprime e1 obstáculo y consigue la meta. Por supuesto,
en la mayor parte de historias sobre herramientas no existe
uno sino dos o más subprogramas que se anidan unos en otros.
Un chimpancé podría coger un bastón y, al encontrarlo dema-
siado romo, empezar, tras otra crisis, otro subprograma para
afilarIo, inventando sobre la marcha una herramienta com-
puesta. (Plantearse hasta dónde puede llegar la multiplica-
ción de estos subprogramas abre interesantes cuestiones a la
psicología cognitiva y a la teoría evolutiva.)
Aunque es posible imaginarse muchos otros resultados (por
ejemplo, la pérdida de la meta original entre e1 laberinto de
que tarea
composición de la acción resulta aquí interesante -las líneas
se alargan a cada paso. l,Quién lleva a cabo la acción?
Agente 1 más e1 Agente 2 más e1 Agente 3. La acción es una
propiedad de entidades asociadas. AI Agente 11e consienten,
autorizan y facultan los otros. El chimpancé y bastón afila-
do alcanzan (y no alcanza) e1 plátano. La atribución a un actor
del papel de motor principal no debilita en modo alguno la ne-
cesidad de una composición de fuerzas para explicar la acción.
Se debe a un error, o a la mala fe, que leamos en nuestros
hombre vuela», mujer viaja al espada». VoIar
es una propiedad de la completa de entidades que
aeropuertos, aviones, plataformas de lanzamiento y
mostradores de billetes. Los no vuelan las
zas Aéreas de los Estados
te una propiedad de los
y es segundo
257
Quiero situarme en ese estadio anterior a la posibilidad de de-
limitar claramente la diferencia entre humanos y no-huma-
nos, metas y funciones, forma y materia, en ese estadio en e1
que aún no es posible observar e interpretar e1 intercambio de
propiedades y competencias. Actores humanos hechos y dere-
chos y respetables objetos ahí afuera, en el mundo, no pueden
ser punto de partida; deben ser nuestro punto de llegada.
lExiste semejante lugar?, les algo más que un mito?
principio de simetría puede usarse para cartografiar
un buen número de mitos asentados que nos cuentan que
hemos sido hechos por nuestras herramientas. expreSlOn
homo faber o, mejor dicho, homo faber fabricatus
para y y para y un mo-
vimiento dialédico que acaba por hacernos hijos e
nuestras propias obras. 7 Igual que para Heidegger, e1 mito re-
consiste en que «mientras representemos la "'-''-'UA'.U
como instrumento, permaneceremos pendientes de la volun-
aduenarnos de ella. de largo de la esencia de
técnica».8 Veremos más tarde lo que puede hacerse con
waléctica y el Gestell, pero, inventar mitos es la for-
ma de progresar en tarea, no vacilaremos en crear algunos
nuevos.
tan difícil con alguna preCÍsión,
acción que estamos
está sujeta a un proceso
enteramente opaca la producción conjunta de acto-
El Dédalo está envuelto en un
y contar lo que
metas relativamente
un momento e1 proyector
poseen una
258
tencia individual, cada uno una «caja negra». En un instante
nuestro «proyector» pasó de tener cero partes a tener una, y lue-
go muchas. l,Cuántos actantes hay realmente allí? La filosofía
de la tecnología hace poco uso de la aritmética ...
La crisis continúa. Los técnicos recurren a una secuencia
rutinízada de acciones aI substituir los componentes. Está cla-
ro que sus acciones están compuestas de pasos dentro de una
secuencia que integra diversos gestos humanos. Ya no nos cen-
tramos en un objeto sino que vemos un grupo de personas al-
rededor de un objeto. Se ha producido un cambio entre actan-
te y mediador. Las figuras 1 y 2 mostraban cómo las metas se
259
A A
l.er paso: Desinterés
BO jIo
260
desde quién sabe cuántos millones de anos atrás. Tienen un
peculiar estatus ontológico, pero 2,significa esto que no actúan,
quê no median la acción? 2,Podemos afirmar que porque las he-
mos construido todas -por cierto, i,quién es este «nosotros»?
Yo no, desde luego- 2,deberíamos considerarlas esclavas o he-
rramientas, o meras evidencias de un Gestell? La profundidad
de nuestra ignorancia acerca de las técnicas es insondable. In-
cluso no somos capaces ni de contar su número, ni de explicar
si existen en tanto que objetos o en tanto que ensamblajes, o
en tanto que innumerables de acciones cualificadas ...
Sin embargo, aún quedan filósofos que creen que existen
como los objetos.
de semejante se con-
siderar e1 cuarto y más importante significado de mediación.
Hasta este punto, he utilizado los términos historia y progra-
ma de acción, meta y función, traducción e interés, humano y
no-humano, como si las técnicas se empecinaran en morar e1
mundo del discurso. Pero, las técnicas modifican la materia de
nuestra expresión, no sóIo su forma. técnicas tienen signi-
ficado, pero producen este significado un tipo espe-
de articulación que cruza los que e1 sentido común
establece entre los signos y las cosas.
Pongamos un simple ejemplo de lo que tengo en mente: una
banda sonora en la carretera obliga a los conductores a
velocidad en e1 campus meta
conductor se traduce, debido a banda, de la
velocidad para no poner en peligro a los
la velocidad y proteger la suspensión
metas son distantes y se
que en nuestra
versión del
servador, no
261
comportamiento dado. Desde su ventana, la rectora contem-
pla cómo los automóviles disminuyen su velocidad y, para ella,
eso es suficiente.
La transición de conductores imprudentes a conductores
disciplinados se ha llevado a cabo mediante otro rodeo. En lu-
gar de signos y advertencias, los ingenieros del campus han
empleado hormigón. En este contexto, la nOCÍón de rodeo, de
traducción, debería ser modificada no tan sóIo (como en los
ejemplos previos) para poder absorber una traslación en la de-
finición de las metas y las funciones, sino también para asu-
un cambio en la propia materia de expresión. El programa
acción de los ingenieros, «conseguir que los conductores
v,",Jv~UUU en campus>!, se en
hormigón. En vez de «se inscribe», podría haber dicho «se ob-
jetiva», «se reifica», «se realiza», «se materializa» o «se graba»,
pero estas palabras implican un agente humano todopoderoso
que impone su voluntad materia y, sin em-
bargo, los no-humanos también actúan, desplazan metas y
contribuyen a su redefinÍción. 9 cuarto significado de tra-
ducción depende, pues, los tres precedentes.
nuestro ejemplo, no tan sóIo sido un sig-
nificado hacia otro, que una acción (hacer cumplir
de velocidad) ha sido a otro tipo de expresión.
EI programa de los ingenieros se ha inscrito en e1 hormígón y,
considerar esta salímos relativa comodidad
la metáfora lingüística para adentrarnos en un terreno
desconocido. No hemos las relaciones humanas
con sentido para en un mundo de relaciones ma-
brutas -aunque ésta ser la Ímpresión
que acostumbrados a tratar con signos
se encuentran
curso; aunque no
mos, pues?
Rodeo,
to
262
AGENTE 1
RODE O
=
INTERRUPCIÓN
INSCRIPCIÓN
--------~ PRIME R
SIGNIFICADO
z
'o
I-<
C)
C)
;:J
O
SEGUNDO <
P:l
AGENTE 2 .......... .. ..
SIGNIFICADO
"""
Figura 4. Cuarto significado de mediación: delegación
263
e1 caso de las bandas sonoras, la disjunción es «acto-
riah: e1 «polida durmiente», nombre como se conoce a una
banda sonora, no es un polida, o al menos no se parece a nin-
guno. La disjunción es también espacial: en las carreteras deI
campus ahora reside un nuevo actante que ralentiza a los co-
ches (o los avería). Finalmente, la disjunción es temporal: la
banda sonora están allí noche y día. Pero e1 enunciador de este
acto técnico ha desaparecido de la escena -l,dónde están los
está e1 polida? -mientras que alguien,
algo, actúa como de fiellugarteniente, tomando posición del
enunciador. Supuestamente, la copresencia de enunciadores
y enunciatarios es para que sea posible un acto de
HI..-I..-HHí, pero que tenemos en estos momentos son un
niero ausente, una banda sonora constantemente presente y
un enunciatario que ha devenido patrón de un artefacto.
como si fuera a dejar de este artículo y su significado
continuara siendo articulado, pero con una mayor y
precisión mi ausencia.
Podrías objetar que esto no sorprendente.Ser
transportado por la hasta Bali no
es lo mismo que tomar un avión de .J::lranCIa a
te cierto, pero l.,cuán grande es la diferencia? En los medios de
transporte imaginativos, simultáneamente ocupas todos los
marcos de referencia, trasladándote y fuera de todas
que nos ofrece
U'.A.dVH, ego, hic et nunc,
en otras personas, en otros en otros
a bordo no puedo ocupar más que un marco
264
diríamos, o no existe. Pero gradas à la dísjunción hacia abajo,
resulta posible otra combinación de ausencia y presencia. Esto
no significa, como en la ficción, que estoy aquí y en algún otro
lugar más, que soy yo mismo y alguien más; significa que una
acción, realizada hace tiempo, por un actor, ya desaparecido,
todavía está activa aquí, hoy, en mí: vivo en medio de delega-
dos técnicos.
El conjunto de la filosofía de la técnica se ha preocupado
este rodeo. Piensa la tecnología como labor congelada.
Considera la noción misma de «inversión»: se suspende un cur-
so regular de acción, se inicia un rodeo a través de varios tipos
actantes, y e1 retorno es un fresco que trae actos pa-
sados presente y que a de
éste que desaparezcan aunque siguen también presentes. Se-
mejantes rodeos subvÍerten e1 orden del tiempo -en un
nuto puedo movilizar fuerzas bloqueadas hace cientos o millo-
nes de anos. Las formas relativas de los actantes y sus estatus
ontológicos pueden ser completamente remodelados téc-
nicas actúan como transformadoras de formas, creando un
«poli» a partir de una banda sonora en carretera, prestando
a un policía la permanencia y de la piedra. Se re-
destribuye e1 orden relativo de la presencia y la -a
momento encontramos e incluso miles, de crea-
ausentes, remotos en e1 tiempo y en
simultáneamente, y Ya
finalmente, se subvierte e1 orden político, ya que me
baso en muchas que me inducen a
cosas en nombre de otros que ya no están aquí, que no he es-
cogido y curso cuya no puedo volver a
traz ar.
rodeo de este
eCi;:,ailleut,e en
265
están solos. Nuestra delegacíón de la acóón a otros actantes
que comparten ahora nuestra existencia humana ha progre-
sado tanto, que un programa de anti fetichismo sóIo nos podría
llevar a un mundo no-humano, un mundo anterior a la media-
ción de los artefactos, un mundo de babuinos.
Asimismo, tampoco podemos retornar aI materialismo.
artefactos y tecnologías no sóIo encontramos la eficiencia
y la inflexibilidad de una materia que imprime cadenas de
causa-efecto en los maleables humanos. Las bandas sonoras
en e1 asfalto, en el fondo, no están hechas de materia; están
repletas de ingenieros, rectores y legisladores que
sus voluntades y sus de acción con las
y me-
diación, la traducción técnica que estoy intentando compren-
reside en ese punto ciego en e1 que sociedad y
tercambian propiedades. El relato que estoy contando no es
un relato deI homo faber, en el que e1 innovador valiente se
de los constrenimientos del orden social para ponerse en
contacto con esa materia dura e inhumana aunque, final-
mente, objetiva. Lucho por acercarme a zona en
algunas, aunque no todas, las características
policías, y algunas, aunque tampoco todas, las ca-
de los polidas devienen bandas sonoras en
asfalto ...
grietas y huecos
, intercambiando entre todo tipo de mate-
riales, o humanos. Heidegger no es
y
266
Creo que la filosofía de la tecnología nos obliga a recolocar
aI humanismo.
!li!
o Sociologismo:
,...,
UJ
:> Materialismo: c.::
g:: las propiedades objetivas los sujetos imponen formas I?:i
>-3
~
...., de la materia penetran la y categorías a la O
ç:Q
O inercia social y mental materia informe
OI!
Antihumanismo: Humanismo:
los medios se han los medios son
convertido en meros intermediarios
fines sin fines para las metas humanas
Simetría:
los actantes reaj ustan
las pro piedades a través de los pasajes
es en su crítica a
que las tecnologías y las
humanos mantener sus n"".,u,QE',-r.Q
imponer su voluntad a los
a los propios de
rar cuánta
267
diador de las técnicas -y afíadió e1 peligro de ignorar la fun-
ción, genealogía e historia de esos embrollos sociotécnicos (a
los que ahora volveré) que construyen nuestra vida política y
nuestra frágil humanidad.
268
de arlefactos como los monos de Kubrick antes de que llegara
e1 monolito. Tal y como hicieron los símios, es en e1 monolito,
precisamente, donde centraré mi atención: len qué consiste
una sociología de los objetos? lCómo llegaron a penetrar los
objetos en el colectivo humano? lA través de quê puntos de en-
trada? Ahora comprendemos que las técnicas no existen como
tales, que no hay nada que podamos definir filosófica o socio-
lógicamente como artefacto o muestra de la tecnología. Efecti-
vamente, existe un adjetivo técnico que utilizamos en situa-
dones diversas, y con razón. resumir brevemente
sus diferentes significados.
primer lugar, designa un subprograma o una serie
acerca de lo que es un
nica», «personal "';",H~''-'V'' expreslOnes que designan una
habilidad, una y la
269
giadas aunque inferiores. A tales posiciones las he denomina-
do, tomando prestado un término militar, puntos de paso obli-
gado. Las personas, objetos o habilidades técnicas son a la vez
inferiores (ya que la tarea principal será reanudada), indis-
pensables (ya que la meta resulta inalcanzable sin ellas) y, en
cierto modo, caprichosas, misteriosas, incÍertas (ya que de-
penden de una destreza altamente especializada y mal deli-
mitada). Dédalo e1 perverso y Hefesto e1 dios cojo, son buenos
ejemplos deI significado de técnico. Así, e1 adjetivo técnico tie-
ne un significado al situar en lenguaje los tres primeros
de traducción que he definido anteriormente.
Técnico designa también un tipo muy concreto de
, "
que con eInlUi::1Ue
que presentan diversos ritmos, diferentes propiedades, distin-
tas ontologías, y que están hechas para compartir e1 mismo
creando de este modo un nuevo actante. Aquí, e1 sus-
se usa, a menudo, igual que e1 adjetivo, como cuan-
uecunos «una técnica de comunicación», «una técnica para
cocer huevos». este caso, e1 nombre no designa una cosa
sino un modus operandi, una cadena de y saber prácti-
co aue produce cierto resultado previsto.
dos pipetas, que utilizó
glo y la automática que se usa hoy en marca
es acertadamente «Fípetman». Con una pipeta tradicio-
observar
C'no"'~nte y comprobar
llH::WUa1:i calibradoras graba-
coor-
270
dinación y controI en cada pipetada; con la nueva, puedo basar-
me, al menos en este gesto, en la fuerza (una vez he girado el bo-
tón). La nueva pipeta es hábil por sí misma -e1 programa de
acción está ahora compartido entre una pipeta altamente cuali-
ficada y un humano relativamente poco especializado.
La destreza técnica no es una cosa que podamos estudiar
directamente. Tan sóIo es posible observar su dispersión entre
varios tipos de actantes. Por ejemplo, se podría automatizar
no sóIo la toma de líquido sino también su liberación, y, de
hecho, existen actualmente en los laboratorios de biologia mu-
chos robots-pipeta. La suma total de actividad -comparando
relación con la pipeta de Pasteur a la que tengo con la
se o pero su
ha sido modificada. Algunos técnicos altamente entrenados
redundantes, se trabajadores no especiali-
zados, se crean companÍas de alta tecnologia para producir ro-
donde hasta ahora habían sido suficientes simples talle-
res. Como mostró Marx hace tiempo, cuando hablamos de algo
técnico, hablamos de desplazamiento, conflictos, sustitución,
incapacitación, discapacitación y recapacitación; nunca
una mera «cosa». destreza técnica no es una posesión úni-
ca de los humanos que se concede a a los no-hu-
manos. Las destrezas emergen en la zona de transacción, son
pro piedades deI ensamblaje que o se redistribuyen
entre técnicos humanos y y que capacita y au-
a actuar.
lo tanto, quién es
paso consiste
una caracte-
271
dría haber producido su pipeta en la tienda deI vidriero local.
Yo no puedo manufacturar una pipeta automática y mucho
menos un robot-pipeta. Lo cual significa que, en el gesto de
apretar dos veces un instrumento con mi pulgar, tomo una lar-
go rodeo a través del proceso de manufactura. Por supuesto, el
rodeo es invisible -excepto como elemento de una larga lista
de pertrechos que encargo con el dinero de mi subvención- a
menos que se produzca una crisis, ya sea en mi presupuesto, o
en la pipeta, o si traslado mi laborato1'io a África o a Bosnia,
en cuyo caso llega1'é a cuenta de que, junto a la simple
tarea de pulsar dos veces con mi pulga1', usar la pipeta requie-
1'e que me asegure de fiabilidad una
otros actantes. como
bajo» no puede dife1'encia1'se, en ningún
acerca de qué es lo que constituye lo técnico. 14
Si vez llega uno a estar cara a cara con un
esta no e1 principio de un re-
de mediadores que proliferan sin cesar, un proceso en e1
que todos los subprogramas relevantes, anidados unos en
se encuent1'an en una tarea «simple» (por ejemplo, hacer
Ulll.:10nar una pipeta). En lugar reino de en que
sujetos conocen objetos, uno generalmente se encuentra en
e1 personne morale, o de aue se en caste-
llano «cuerpo corporativo» o «persona
Como
en lo que nos
y yo. Somos un
272
mano, sí (una pipeta es tan sóIo un artefacto entre otros), pero
no un biólogo molecular. La acción propositiva y la intencio-
nalidad puede que no sean pro piedades de los objetos, pero
tampoco lo son de los humanos. La acción propositiva y la
intencionalidad son propiedades de las instituciones, son dis-
positifs. Únicamente los cuerpos corporativos son capaces de
absorber la proliferación de mediadores, de regular su expre-
sión, de redistribuir destrezas, de necesitar cajas para enne-
grecerlas y cerrarIas. Un Boeing-747 no vuela, vuelan las lÍ-
neas aéreas.
PASAJE
COLECTIVO
DESPLAZAi\lIENTO TRADUCCIÓN
273
donar la gran cantidad de características distintivas de las di-
ferentes partes del colectivo. De lo que se ocupa e1 nuevo para-
digma es de los movimientos mediante los que un colectivo
dado extiende su tejido social a otras entidades. primer lu-
gar, está la traducción por medio de la cual inscribimos en una
materia diferente características de nuestro orden social; des-
pués, hay un pasaje, que consiste en e1 intercambio de propie-
dades entre no-humanos; en tercer lugar, el enrolamiento, por
el cual un no-humano es seducido, manipulado o inducido ha-
un colectivo; en cuarto lugar, la mouilización de no-huma-
deI que recursos y
y nuevos
que toma
sido alterados.
nuevo ~ __
colectivos, una comparación que es completamente
demografía (de su escala,
algún modo), Lo que hemos hecho todos los estudiosos
afios ha consistido en
,",,,,,\.,wcas antiguas (la poiesis
los artesanos) y las (a gran
manas, dominantes), La distinción nunca fue
274
más extensas en los colectivos «modernos», un mayor número
de no-humanos (máquinas, autómatas, artefactos) asociados
entre e11os, pero no deberíamos tampoco pasar por alto e1 ta-
mano de los mercados, e1 número de personas en sus órbitas y
la amplitud de la movilización: más objetos, sí, pero también
muchos más sujetos. Aquellos que han intentado discernir es-
tos dos tipos de colectivos atribuyendo objetividad a la tecno-
logía moderna y subjetividad a poiesis de baja tecnología,
estaban profundamente equivocados. objetos y los sujetos
son elaborados simultáneamente, y e1 número de sujetos está
directamente relacionado con e1 número de objetos revueltos
-elaborados- en el colectivo. EI moderno no descri-
un aumento entre y
la tecnología o su alienación, sino una profunda intimidad, un
engranaje más intrincado, las dos: homo faber ni
cluso homo faber fabricatus, mejor homo faber socialis. 16
etnógrafos describen las complejas relaciones que su-
pone cada acto técnico dentro las culturas tradicionales,
largo y mediado acceso a materia que implican esas relacio-
nes, e1 intrincado mitos y necesarios para pro-
la más simple u ona, como si, para que los
nos interactúen con los no-humanos, necesarias una
gracias sociales y costumbres religiosas. 17
Pero, l,tenemos, hoy en día, un acceso inmediato a la ma-
nuestra con la
mitos o protocolos?
de
parece CHUHJVUI..M
275
menos de una docena de personas, se movilizan ahora miles;
donde hace tiempo fueron posibles los atajos, son necesarias
actualmente largas cadenas de acción. No menos, sino más
-y más intrÍncadas- costumbres y protocolos, no menos me-
diadores sino más; muchos más.
Aramis, un metro automatizado en sur de Paris, es un
caso paradigmático de lo que quiero decir -una pulida pieza
de materia delante de un sujeto humano (e1 pasajero) dis-
puesto a abordarla. 18 Aramis no tiene conductor. EI único hu-
mano que permanece en e1 sistema, el controlador, puede lle-
var metro, por contraI remoto, en e1 caso que falIara
equipo «conductor» es uno los seis or-
es un tren vías que
un automóvil se tratase.
decidir la ruta
276
modelo a escala y, en cualquier caso, está aI borde de abando-
nar el gobierno); y finalmente, a Jean-Luc Lagardêre, flaman-
te símbolo deI capitalismo francês de la alta tecnología y cons-
tructor de Aramis, muy cercano a la tecnocracia estatal, pero
profundamente escéptico respecto de las posibilidades técni-
cas de éxito de Aramis (él preferiría un simple metro automa-
tizado como el VAL en Lille, pero se ve forzado a adherirse a
lo que Fiterman, el ministro y Claude Quin, el director del
RATP, consideran el símbolo francés de la modernización).
Durante dos afios, los dignatarios discutido sobre el
proyecto, que neva en marcha quince. Se han reunido para
el contrato de la última
un proyecto que sea un objeto, se ve no
solamente a las personas que lo ocupan, sino también la tra-
ducción que éstas desean efectuar: cinco representantes,
cinco versiones de Aramis sobre un modelo a
escala cuya tarea es reconciliar sus nociones de lo que es po-
líticamente valioso y técnicamente factible, eficiente, oportu-
no y provechoso. i,Pero qué hay deI mito de la tecnología,
autonomía frankensteinana deI disefio? Lagardêre,
de la industria, desea un metro como e]
pero está obligado a presionar a sus ingenieros para
tener un sistema hipersofisticado que agrade a los comunis-
tas -que están preocupados por una posible huelga deI sin-
de conductores contra y que, por
desean un sistema que parezca lo más diferente
ble a un metro. Aramis engulle todos
seOB de los implicados, los y
auto-contradíctorio y
Aramis no lo
sentan muchos grados
antes de transportar a
nistro, Aramis era sóIo un solar
o cuatro afios más tarde, un _
cabina en e1 Museo dei
Nunca negó a montar en él un
proyecto, pasó, no a objeto, a U"'v~VH
en algún momento como
no habría devenido un objeto
cuerpo corporativo
277
ladores y muchos no~humanos, todos e110s convenientemente
«cajanegrizados». La moraleja de este relato no consiste en de-
cir que cuanto más avanza la tecnología, menos (menos que
pocas) son las personas que tienen que ver con ella. Por e1 con-
trario, para moverse de la ficción ai proyecto, deI proyecto a
los ensayos y de los ensayos al sistema de transporte, se re-
quiere incluso más gente. Es debido a que Aramis fue abando-
nada por tantos que empezó a dejar de existir y a invertir su
curso: de ensayo a proyecto, de proyecto a ficciôn y de ficción a
utopía, la utopía del Tránsito Rápido de Personal que algunas
ciudades norteamericanas, felizmente ignorantes del
~v~ua.uu,v de nuevo.
nuevo no carece enten-
a personas y no-humanos como de un colectivo en
que para definir los objetos como instituciones,
para sujeto y e1 objeto en un cuerpo """,nrvv'
necesitamos conocer quê son: un una
un cuerpo corporativo. La dificultad radica en no podemos
de cómo los define la social, ya que, para
sociólogos, un orden social es fuente de explicación y no lo
que necesita ser explicado. sociólogosrCLHU'.l.CC,o:.UJLL
278
mos también redefinir gran parte de la teoría social, volvien-
do a traer a ésta, me temo, muchas cuestiones filosóficas de
las que se ha tratado de prescindir con demasiada rapidez.
Nuestra tarea, afortunadamente, es facilitada por un movi-
miento radical en la sociología, cuya importancia e impacto
real no se ha sentido aún en el estudio de la tecnología, y que
se llama, de forma un tanto horripilante, «etnometodología».
Lo que hace este movimiento es tomarse en serio la inocua
asunción de que la gente construye la sociedad. EI orden so-
arguyen los etnometodólogos, no es algo dado, sino e1 re-
sultado de una práctica contínua a través de cu aI los acto-
res, e1 curso
para coordinar Los actores se sirven,
temente, de precedentes, pero esos precedentes no son sufi-
cientes por sÍ mismos para provocar el comportamiento.
tanto, son traducidos, ajustados, reconfigurados, inventados
(en parte) para lograrlo, a la vista de cambios y circunstancias
inesperadas. Colectivamente elaboramos un acontecimiento
emergente e histórico que no estaba planeado por ningún par-
y no es explicable por lo que ocurrió antes de ese
o por lo que ocurre en algún otro lugar. Todo
depende de las interaccÍones locales y prácticas en las que es-
tamos implicados en ese momento.
La teoria parece absurda a vista de la razonable
que sociólogos e historiadores por ejemplo, acerca
de nuestras circunstancias presentes: un contexto a
gran escala que da cuenta tanto como tu
este artículo, nuestro conocimiento de
acadêmico,
los Hl,.,,,:ae,-,
te
sociólogos
279
nante tienen razón, que las acciones a distancia pueden trans-
portarse para ser aplicadas en las interacciones locales.
l,Cómo pueden reconciliarse estas posiciones? Una acción en e1
pasado distante, en un lugar remoto, llevada a cabo por acto-
res ahora ausentes, puede estar aún presente, bajo la condi-
ción de que sea trasladada, traducida, delegada o desplazada
a otros tipos de actantes, ésos a los que he estado denominan-
do no-humanos. Mi procesador de textos, tu copia de Common
Knowledge, * Oxford University International
tal Union, todos elIos organizan, dan forma y limitan nuestras
interacciones. Olvidar su
estar ausentes y -sería un grave errar.
que «nosotros», estamos lHJ"UlJlCd.UV
nuestras interacciones locales, suma aquellos que
convocados debe incluir a todas las otras personas que
sido movilizadas «N osotros» no es una simple
y coherente. de una
presente y local está subvertida por una
no-humanos, determinado cada uno de
disjunciones en tiempo, espacio y actante.
Pero inferir de una OV\"H:;ua.u
hemos concluido que no estamos en nuestras
nes, igualmente un grave error ya que nos obligaría a
trasladar nuestra atención
este
280
mete la sociología tradicional es igual de grande cu ando olvi-
da preguntar cómo se obtiene una diferencia de escala, cómo se
ejerce e1 poder, cómo se establece la irreversibilidad o cómo
se distribuyen los roles y funciones. Todo en la definición deI
orden macrosocial es debido al enrolamiento de no-humanos
-es decir, a la mediación técnica. Incluso e1 simple efecto de
la durabilidad, de la fuerza social de larga duración, no se
puede obtener sin la durabilidad de los no-humanos que han
sido trasladados a las interacciones humanas locales.
teoría social de las técnicas 1e da un repaso a la sociolo-
gía, deI mismo modo que repara los puntos débiles de la etno-
La sociedad es
,"V'I.-<VH' "-}..'-'.
281
ce la apuesta más segura. Los otros miran atentamente a ver
qué sucede. Sharman presta una especial atención ya que e1
resultado le podría afectar. Crook arremete contra Clairborne
pero, en lugar de echar a correr, Clairborne coge al pequeno de
Niva. La criatura se agarra confiadamente a su enorme ami-
go. De pronto, la acción cambia, como si Clairborne hubiera
erigido un escudo protector en torno a sí mismo y a la propia
Niva. Frustrado, pero sin osar hacer otro movimiento hacia
ellos, Crook se retira hacia otro lugar para desahogar su frus-
tracÍón. Como había sospechado, Sharman deviene el blanco
de la agresividad de Crook. Los dos se intercambíando
amenazas y e1 se
se más a
en su regazo. Ahora es Sharman quien
11 :05 de la manana.
fragmento de telenovela no a
otro programa con que los Lei;UUenCi:tllU::; con-
282
quiavélícos se lo debemos a la acción técnica. Decir esto, sin
embargo, no implica una mitologia deI homo (aber: las técni-
cas no proporcionan ningún tipo de acceso privilegiado, inme-
diato o no socializado a la materia objetiva y a las fuerzas
naturales. Los «objetos», la «materia», la «fuerza» y la «natu-
raleza» son recién llegados y no pueden ser utilizados como
puntos de partida. La definíción tradicional de técnica como im-
posicÍón de una forma conscientemente planeada sobre la ma-
informe, debería ser reemplazada por una concepción de
la técnica -una vÍsión más como socialización de
no-humanos.
283
Pero, las técnicas no son fetiches, son impredecíbles, no son
medios sino mediadores, medios y fines aI mismo tiempo; y es
por esta por lo que atanen al tejido social. La teoría crítica es
incapaz de explicar por qué los artefactos entran en la co-
rriente de nuestras relaciones, por qué constantemente reclu-
tamos y socializamos no-humanos. No se trata de reflejar,
cribir o esconder las relaciones sociales, sino de rehacerlas a
través de fuentes de poder nuevas e inesperadas. La sociedad
no es lo suficientemente estable como para inscribirse en
nada. AI contrario, la mayor parte de las características de lo
que entendemos por orden social asimetría, durabi-
a HU-llUlHé1HUb bUl-iCUiL
t::l-iULCU
284
ción privilegiada de los humanos. La misma incertidumbre se
apodera de las técnicas que, siendo acciones humanas, acaban
siendo acciones de no-humanos. La responsabilidad de la ac-
ción debe ser compartida, restaurada la simetría y redescrita
la humanidad: no como la única causa trascendente, sino
como e1 mediador que media.
En este momento, debería seguir un detallado estudio de
caso de las redes sociotécnicas, pero ya se han escrito mu-
chos de estos estudios y la no han conseguido dar
sentido a su nueva teoría social. Tales estudios son entendi-
dos por los lectores como un catálogo
la ~v""'UJLV,
, lUI:;HUai:j que se en
radigma dualista que esos mismos estudios pretenden soca-
var. La obstinada devoción por la «construcción social» como
H~'::;""CUU"HJlU explicativo que de la dificultad
que desenredar los diversos significados deI tópico
sociotécnico. Lo que debemos hacer, por tanto, es desprender
uno a uno, los diferentes estratos significado e intentar una
de sus asociaciones.
.o;'VJlJ.c;<UV;"J.U después de anos de
e1 paradigma llegado a
que nadie está preparado la dicotomía arbi-
pero útil entre sociedad y tecnología; a no ser que se la
por categorías que presenten, aI menos, mismo
discernidor que desechada. Nos podemos pasar
vueltas a
U.U.UULV.!." «redes sociotécnicas» sin
aeSellIl1l0S superar. Para
285
manos no es inevitable, ya que es posible concebir otro mito
en e1 que no juegue ningún papel. Si tengo éxito en e1 inten-
to de abrir derto espado para la imaginación, entonces de-
jaremos de estar atascados para siempre en ese aburrido
y venir entre humanos y no-humanos. Debería ser posible
imaginar un espado, que podría ser estudiado empírica-
mente, en el que pudiésemos observar e1 intercambio de
propiedades sin tener que partir de de humani-
dad apriorísticas.
undécima interpretación de
piedades- entre humanos y HV-HIÁH.LUL.1VO
286
en e1 sistema político. El nuevo híbrido sigue siendo un no-hu-
mano, pera no sóIo ha perdido su carácter material y objetivo
sino que ha adquirido la cualidad de ciudadano. Tiene, por
ejemplo, e1 derecho de no ser esclavizado. Este primer estrato
de significado -el último en llegar en una secuencia cronoló-
es el de la ecología política o, por usar un término de
Michel Serres, «e1 contrato naturah>.21 Literalmente, y no sim-
bólicamente como antes, debemos gestionar e1 planeta que ha-
bitamos y debemos definir una política de las cosas .
.leCnOWl!laS (Nivell0)
es estnctamen
287
laboratorio industrial en el que trabaja es un lugar donde
nuevas formas de organización deI trabajo dan lugar a ca-
racterísticas completamente nuevas en los no-humanos. Sin
duda, la levadura ha sido utilizada durante milenios, por
ejemplo, en la vieja industria cervecera. No obstante, ahora
la levadura trabaja para una red de treinta labo:ratorios eu-
ropeos en los que se cartografía, humaniza y socializa su ge-
noma, en forma de código, libro, programa de acción, se hace
compatible con nuestros modos de codificar, contar y leer, y
retiene poco su cualidad Es absorbida en lo co-
lectivo. A la tecnología en e1 sentido an-
glófono, como fusión
288
turalizar la esfera social. Para cada estrato de significado, su-
ceda lo que suceda, sucede como si estuviéramos en un lado
descubriendo propiedades ontológicas que luego son reimpor-
tadas aI otro, generando así efectos nuevos y completamente
inesperados (fig. 7).
industria
es imposible de
289
res, y salas de envío adquiere el carácter formal y universal de
las leyes científicas.
Este novena estrato de significado se parece al undécimo,
con el que empezamos, ya que en ambos casos e1 pasaje es
de no-humanos a cuerpos corporativos (lo que se puede hacer
con electrones, puede con electores). embargo, la
intimidad entre lo humano y es menos
en las redes de poder que en la ecología política. Edison, Bell
y movihzaron entidades que se parecían a la materia,
que parecían no sociales, mientras que la ecología política
el destino de ya socializados, que están tan
relacionados con nosotros que ser
SUS
y sociólogos de
.LUU::>ULV::>
290
den ser medidas con instrumentos y procedimientos métricos.
A partir de las herramientas asidas por manos de trabajado-
res humanos, se ha producido un cambio hacia ensamblajes de
máquinas en las que las herramientas se relacionan unas con
otras. Se han creado en las fábricas imponentes agrupaciones
de relaciones laborales y materiales que Marx acertó a des-
cribir como «esos innumerables círculos deI infierno». La pa-
radoja de este estadio de las relaciones entre humanos y
no-humanos es que haya sido calificado de «alienación», des-
humanización; como si fuera la primem vez que la pobre yex-
pIotada debilidad humana se encontrara frente a una fuerza
objetiva t",rtnnnrl
a
moldee y 1e dê forma
la es tan
no-hu-
291
megamáquina (Nível 7)
292
estratos pares que he explicado hasta ahora siguen este mo-
delo: la industria traslada a los no-humanos la forma de ges-
tionar personas aprendida en la máquina imperial, aI igual
que las tecnologías trasladan a los no-humanos la gestión a
gran escala aprendida a partir de las redes de poder. En los
estratos impares, se desarrolla e1 proceso opuesto: lo que ha
sido aprendido de los no-humanos es reimportado a fin de re-
configurar a la gente.
internalizada
293
Sociedad (Nivel 5)
294
Técnicas (Nivel 4)
lábiles y
son negociables pero
295
ejemplo, en la estructura genética), son extremadamente du-
raderas pero difícilmente renegociables. La contradicción
entre durabilidad y negociabilidad queda resuelta involu-
crando a no-humanos. Ahora es posible seguir (o «cajanegri-
zar») interacciones, recombinar tareas altamente complejas
o anidar subprogramas unos dentro de otros. Lo que era im-
posible de conseguir para los animales sociales complejos, se
vuelve posible para los prehumanos -que usan herramien-
tas, no para adquirir alimentos sino para fijar, subrayar, ma-
terializar y no perder de vista la esfera de lo social. Aunque
compuesto sóIo de interacciones, la esfera social deviene
sible y consigue a través deI enrolamiento
296
por caso, como una compafíera social, modificándola, luego ac-
tu ando sobre una segunda piedra. Las herramientas prehu-
manas, en contraste con los útiles ad hoc de otros primates,
representan la extensión de una habilidad ensayada en la es-
fera de las interacciones sóciales.
297
que para cada uno de los estratos que he desgranado, e1 signi-
ficado de la palabra sociotécnico queda clarificado al conside-
rar el intercambio: aquello que ha sido aprendido de los no-hu-
manos e importado de la esfera de lo social, aquello que ha
sido ensayado en la esfera de lo social y exportado de regreso
a los no-humanos. Los no-humanos también tienen una histo-
ria. No son objetos materiales o constricciones. Lo sociotécni-
co 1 es lo sociotécnico 6 o 7 u 8 u 11. AI afíadir su-
bíndices, somos capaces de restringir los significados de un
término que hasta momento ha permanecido desesperada-
mente confuso. lugar de la gran dícotomía vertical entre
sociedad y es concebible (de
un abanico entre
muy dIversos significados de los híbridos sociotécnicos. Es po-
sible estar en misa y repicando -ser monistas y hacer distin-
Clones.
Esto no significa que e1 e1
digma anterior, no tenga nada que decir por
mos alternar, efectivamente, entre estados relaciones so-
dales y estados de relaciones no-humanas, pero eso no es
mismo entre humanidad y objetividad. error
deI paradigma dualista residía en su definición de humani-
dado Incluso la forma de los humanos, de nuestro propio cuer-
po, en gran parte compuesta por negociacíones sociotéc-
y artefactos. manera a y
tecnología es desear una humanidad lejana: somos animales
:OClO{,ecnH:OS y interacCÍón es sodotécnica.
298
Estado de las relaciones Estado de las relaciones
sociales Pasaje no humanas
complejidad herramientas
l' sodal sociales
11'
""l
3' complicación
articulación
social
."
...
externalización técnicas 4'
"I
"li"
sociedad domesticación
7' rnegamáquina
'"
reificací6n
gestión a
gran escala
.
... ecologia
internalizada
6'
'f
9' redes de
poder
"Il
autómata
exoonsión
rearticulación
.
Jl"1
industria 8'
."
JI"
objetos
institucionales .,,. tecnologías lO'
11' ecología
politica ~'" política de
la naturaleza
"SOCIEDAD" «TÉCNICAS"
8, Una mítica aI
299
Merecen algo mejor. Merecen ser alojados en nuestra cultura
intelectual como actores sodales hechos y derechos.
z.Median nuestras acciones?
No, ellos son nosotros.
Notas
1. Para e1 mito de Dédalo estoy siguiendo aquí el extraordinario libro
de Françoise Frontisi-Du croux, Dédale, Mythologie de l'artisan en Grece an-
cienne, París: Maspero-La Découverte, 1975.
2. Martin Heidegger, The Question Concerning Technology and Other
Essays (New York: Harper Torch Books, 1977); traducción casteIlana: Con-
ferencias y artículos, Ediciones deI Serbal, Barcelona 1994.
en Bruno Science in Action: How to Follow
Scientists and Engineers Trough Society Cambridge: Harvard Universi-
ty Press, 1987); traducción castelIana: Ciencia en acción, Labor, 1992. Mi
uso de la palabra traducción proviene de! uso sociológico que Michel Callon
hace de este concepto de Michel Serres en: «Some Elements of a SOCÍology of
Translation: Domestication of the Scallops and the Fishermen of St. Brieuc
en: Power Action and Belief' A New Sociology of Knowledge? ed. John
Law, London: Routledge & Paul, 1986, 196-229; traducción aI caste-
nano de este artículo en: J. Manuel Iranzo, J. Rubén Blanco, Teresa Gonzá-
lez de la Cristóbal Torres y Alberto Cotillo (comps.), Sociología de la
Ciencia y la Tecnología, Madrid: CSIC, 1995.
4. Ver la definición en A J. Greimas y J. Courtês (comps.), Semiotics
and Language: An Analytícal Dictionary Bloomington: Indiana University
Press, 1982); traducCÍón castellana: Semiótica. Diccíonario razonado de la
teoría dellenguaje, Gredos, Madrid 1982.
5. Esta posÍción ha desencadenado un fuerte debate sobre la diferencia
entre agente, actor y actante. Véase Collins y Steven Yearley,
temological Chicken", en: Andrew (comp.), Science as Practise
and Culture, Chicago: University of Chicago 301-326, la res-
puesta en el mísmo voI umen de Michel Callon y Bruno Throw
the Out with the Bathtul» A RepIy to Collins and Yearley", 343-368.
6. por ejemplo, Benjamin B. Beck, Animal Tool Behauiour: The
Use and Manufacture ofTools, New York: 1980.
Consúltese especialmente e1 bello libro de André Le
geste et la parole, París: AIbin 1964); traducCÍón castellana: EI gesto
y la palabra, Universidad Central de 1971.
8. Heidegger, Question Concerning Technology, 32.
9. como ejemplos desarrollados, Bruno «Where are the
missing masses? SocioIogy of a few mundane artefacts", en: Shaping Tech-
nology-Building Society: Studies in Sociotechnical Change, (comp.) Wiebe
Bijker y John Law, MIT Press, Cambridge 1992, 225-259; y, más reciente-
mente, Bruno La elef de Berlin et autres leçons d'un amateur de
sciences, La Découverte, París 1993.
10. Véase Greimas y Semiotics and language. Respecto a la
transferencia, consúltese Thomas Pavel, Fictional Worlds, Harvard Univer-
sity Cambridge 1986.
300
11. Después de Marx, por supuesto, consúltese en especial el plante a-
miento clásico de Langdon Winner, «Do artefacts have poIítics?» en: Daeda-
lus 109 (1980): 121-136.
12. Bruno Latour, We Have Never Been Modem, trad. Catherine Porter,
Harvard University Press, Cambridge 1993); traducción castellana: Nunca
hemos sido modernos, Debate, Madrid 1993.
13. Steven W. AIlison, un biólogo molecular de ComeU, me sefialó que
se requiere, de hecho, una gran cantidad de nuevas habilidades para apre-
tal' y dejar ir el émbolo. La diferencia real, según él, es la precisión obteni-
da por la nueva pipeta, que es un orden de magnitud más precisa que la de
Pasteur.
14. No obstante, el clásico de Emile Durkheim, The Division of Labor in
Society, trad. W. D. Halls 1983; Free Nueva York 1984, no menciona
en absoluto técnicas o artefactos; traducción castellana: La división deZ tra-
bajo social, Akal, Barcelona 1987.
por A HU<U"GH.",'G
Historical SocioZogy
bridge 1990; Bijker y Law (comps.), Shaping Technology- Building Society;
Wiebe E. Bijker, Thomas P. Hughes y Trevor Pinch (comps.), The Social
Construction ofTechnological Systems: New Directions in the Sociology and
history ofTechnology, MIT Press, Cambridge 1987.
16. Véase Latour, La elef de Berlin.
17. Para dar un ejemplo reciente, cito a Pierre Lemonnier (comp.), Tech-
nological Choices: Transformation in Material Cultures Since the Neolithic,
Routledge, Londres 1993.
18. Sobre este ejemplo, véase Bruno Latour, Aramis, ou l'amour des
techniques, Paris: La Découverte, 1992. Para una breve presentación, con-
súltese Bruno Latour, «Ethnography of a High-Tech Case: About Aramis»,
en: Lemonnier, Technological Choices 372-398; traducción ai castellano de
este artículo en el monográfico de Política y Sociedad, 14/15 (1993-1994) ti-
tulado "Ciencia y Tecnología».
19. Una versión temprana de lo presente ha sido publicada en un nú-
mero especial de American Behavioral Scientist 37 (1994): 791-808, bajo el
título de "Pragmatogonies ...A Mytical Account of Row Humans and Non-
Humans Swap Properties».
20. El pasaje anterior acerca del comportamiento de los mandriles se
basa en una conversación mantenida durante 1994 con Shirley Strum. Véa-
se también su libro Almost Human: A Journey into the World of Baboons,
Random Rouse, Nueva York y Bruno Latour Shirley Sturm, «Hu-
man Social Origins: Please Tell Another Origin en: Journal of
Biological and Social Structures 9 (1986): Strum y Bruno
«The Meanings of Social: From baboons to Humans», en: Informa-
tíon sur les siences sociales / Social Science Information 26 (1987): 783-802.
La sección de este artículo, titulada «Genealogía» es una continuación de
nuestro trabajo en colaboración. Véase también y Law, Shaping
Technology-Building Society; Latour, We Have Never Been Modem; Mac-
Inventing Accuracy; Lemonnier, Technologícal Choices.
21. Michel Serres, Le contrat naturel, Bourin, París 1990; traducción
castellana: El contrato natural, Valencia 1995.
22. Alfred D. Chandler, Scale and Scope: The Dynamics of Industrial
Capitalism, Harvard University Cambridge 1990; Thomas P.
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Networks of Power: Electric Supply Systems in the US, England and ger-
many, 1880-1930, John Hopkins University Press, Baltimore 1983.
23. Latour, We Have Never Been Modem.
24. Lewis Mumford, The Myth ofthe Machine: Technics and Human De-
velopment, Harcourt, Brace & World, New York 1966; traducción castellana:
El mito de la máquina, Emecé, Buenos Aires 1969.
25. Strum and Latour, «The Meanings of Social».
26. Hans Kummer, Vies de singes: Moeurs et structures sociales des ba-
bouins hamadryas, Odile Jacob, Paris 1993.
27. Strum y Latour, «The Meanings of Social».
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