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INTRODUCCIÓN AL CORPUS
Los tres textos que se presentan a continuación tienen en común el hecho de que
se refieren al fenómeno del lenguaje inclusivo. El primero, de la periodista Sandra
Russo, tiene ya algunos años (es de 2012), pero los otros dos, del lingüista Santiago
Kalinowski y del escritor Axel Grijelmo, son de 2018. El lenguaje no podía quedar
al margen de la batalla por la igualdad de género que viene librando dese hace
tiempo el feminismo, entendido en un sentido amplio. Los tres textos que
componen el corpus de este módulo reflexionan acerca de los modos en los que la
lengua, entendida como institución, se adapta o no –debiera adaptarse o no– a las
luchas y a las profundas transformaciones que se están dando en la sociedad a este
respecto.
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TEXTO N° 1
CONTRATAPA
10 de marzo de 2012
[2] En “la mujer” caben muchos sentidos que vienen solos y sin que uno haga
ningún esfuerzo. Después de haber arrastrado durante decenas de siglos un espíritu
de inferior calidad que el masculino, de lo primero que nos empoderamos las
mujeres es de nuestra propia multiplicidad. Somos mujeres que podemos ser muy,
pero muy distintas unas de otras, y al mismo tiempo en cada una de nosotras caben
muchas maneras de ser una mujer. Así que para empezar, primero el plural.
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[5] Las lingüistas feministas sostienen que esa inclusión forzada de lo femenino en
lo masculino es una forma de exclusión en la lengua. El estar contenidas e
invisibilizadas en los sustantivos masculinos obliga a las mujeres a una pregunta
que deben hacerse miles de veces en sus vidas: “¿Me están hablando a mí?”,
mientras los varones jamás pasan por esa experiencia. Si en una clase cualquiera
una maestra dice: “Que salgan todos los alumnos del aula”, los varones saben que
deben irse. Las niñas dudan: ¿salen todos o sólo los varones? Desde ese punto de
vista, las guías de lenguaje no sexista buscan borrar esas zonas grises del lenguaje,
porque son grises sólo para las mujeres.
[7] Naturalmente, se trata de la pulseada entre algo vivo y algo muerto. La RAE
no admite que es inherente a la lengua el mismo estado de evolución de aquello
que esa lengua designa. Los sectores que se van sintiendo incómodos con la lengua
la van modificando, en un movimiento natural de precisión y especificidad. La
lingüista da un ejemplo de su vida cotidiana: si después de decir tres veces a
diferentes personas “este año en el curso tengo unos excelentes alumnos rusos”, y
verse obligada a aclarar que entre esos “alumnos” hay “alumnas”, es comprensible
que busque maneras alternativas de expresión que se ajusten a lo que quiere decir,
de modo que a la cuarta vez le dirá a alguien: “Este año en el curso tengo un
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excelente alumnado ruso” o “este año en el curso tengo un grupo excelente de
alumnas y alumnos rusos”.
[8] La RAE se queja de que las guías “contravienen las normas de la lengua”. Del
otro lado se le responde que la lengua ha sido usada desde hace siglos como el
soporte de las estrategias patriarcales en relación con las mujeres, que la lengua no
ha sido ni es un espíritu santo, sino más bien un fondo negro que lleva inscriptas y
ocultas las relaciones de poder. No sólo las feministas salieron al cruce de la RAE
esta semana. Otros sectores, académicos, políticos, lingüísticos, los que sostienen
precisamente que las lenguas nunca fueron neutrales ni están esterilizadas,
encontraron una oportunidad para volver a poner eso en debate. Luis Martín
Cabrera –profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de San Diego–
, en un artículo titulado “Me he vuelto loca, sólo puedo escribir en femenino”,
afirma que rasgarse las vestiduras porque las guías no han sido elaboradas por
lingüistas es un argumento disciplinario y autoritario. “Es el mismo argumento que
utilizan historiadores como Santos Juliá, que piensan que la memoria es un asalto
a su disciplina; ni la historia les pertenece exclusivamente a los historiadores ni el
lenguaje es patrimonio de los lingüistas, no son sus minifundios ideológicos. Por
otro lado, no es sorprendente que no les hayan pedido ayuda, pues la RAE es
históricamente una de las instituciones más sexistas y misóginas del mundo.
Todavía recuerdo al anterior director de la RAE, don Víctor García de la Concha,
que por desgracia fue mi profesor, diciendo que ‘la literatura no tiene la regla’,
provocando carcajadas generales y reproduciendo esa nefasta complicidad entre
hombrecitos. Se puede discutir si existe una literatura femenina, pero no con
argumentos sexistas.”
TEXTO N° 2
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INFOBAE
18 de junio de 2018
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ventaja cultural o ideológica que eso comporta. Es decir, la realidad social e
histórica configura la lengua, luego la lengua refuerza esa configuración.
Herramienta de la acción social
[3] La lengua es el principal medio que tenemos para interactuar con la realidad.
Es, consecuentemente, la principal herramienta para intentar modificarla. Por lo
tanto, en el contexto de las luchas actuales, nada hay más esperable que la intensa
atención prestada al masculino genérico y el surgimiento de diferentes propuestas
para cambiarlo.
[4] Estas fórmulas de inclusión, algunas de las cuales surgieron hace al menos una
década, son recursos de intervención del discurso público (y este carácter de
público es un rasgo central) que persiguen el fin de denunciar y poner en evidencia
una injusticia de la sociedad. Es decir, no son fenómenos de orden gramatical sino
retórico (y de extraordinaria potencia), puesto que se usan para crear un efecto de
toma de conciencia sobre un problema social y cultural. Criticarlas con argumentos
puramente gramaticales sería como haberle objetado a Oliverio Girondo que el
verbo "enlucielabismar" o el sustantivo "trasfiebre" —ambas de En la masmédula,
de los poemas "Mi lumía" y "Alta noche", respectivamente— no figuran en ningún
diccionario. El gesto de apropiarse de las posibilidades que brinda la lengua para
perseguir un fin (formal y estético en un caso, social y político en el otro) no es
una verdadera novedad.
[5] Su funcionamiento es claro. Cada vez que aparece alguno de estos recursos, se
inaugura una segunda capa de sentido que expresa un posicionamiento político del
enunciador ante una realidad social, echa luz sobre ella, la actualiza, la denuncia,
la hace presente y anima su reconocimiento por parte del auditorio o del lector.
Proyección a futuro
[6] Vemos que muchos hablantes están considerando necesario adoptar alguna de
estas fórmulas, en declaraciones que son públicas en algún sentido, como un modo
de pronunciarse contra algo que repudian, porque sienten la discriminación en
carne propia o se solidarizan con quienes consideran víctimas de discriminación.
Esto provoca que exista una tensión entre la variante tradicional, más económica
pero asociada a la perpetuación de una injusticia social, y las nuevas propuestas,
con diversos problemas estilísticos, morfológicos o de pronunciación, pero sin esa
carga. El hecho de que esta tensión se resuelva en numerosos casos a favor de las
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nuevas fórmulas y que su uso se esté extendiendo visiblemente habilita la hipótesis
de que se trata de una necesidad comunicativa real de muchos hablantes.
[7] Es, por último, frecuente la pregunta, formulada tanto por quienes adoptan las
novedades como por quienes las resisten, acerca de si este fenómeno terminará
cambiando la gramática de la lengua. La respuesta nunca satisface a ninguno de
los dos grupos: nadie puede saber cómo evolucionará una lengua en el futuro. El
flujo natural de cambio y adaptación de las lenguas es más impredecible e
incontrolable de lo que muchos están dispuestos a admitir en este tipo de debates.
Especialmente, cuando se trata de algo tan profundo como la manera en que se
estructura el género gramatical. Como siempre, la última palabra la tendrán, con el
tiempo, los 500 millones de hablantes de español del mundo.
* Lingüista y lexicógrafo. Director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y
Filológicas de la Academia Argentina de Letras.
Disponible en https://www.infobae.com/opinion/2018/06/18/lenguaje-inclusivo-esa-piedra-en-el-
zapato-de-tantos/
TEXTO N° 3
LENGUA
24 de febrero de 2018
El idioma español sufre acusaciones comprensibles desde la óptica del feminismo, pero
tal vez injustas.
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[3] Así pues, situarse en la defensa del idioma supone, en la práctica, enfrentarse a
la causa feminista. Y criticarla en ese terreno sería como censurar a los bomberos
por usar sus hachas para derribar la puerta cerrada y salvar así a las víctimas que
se hallan desvanecidas en el interior entre las llamas. Qué importa la integridad de
la puerta si se trata de rescatar a seres humanos. Qué importa la integridad del
idioma si se trata de una lucha justa.
[4] Por tanto, se puede comprender y compartir esa corriente del feminismo que
fuerza las palabras para lograr una conciencia general que a su vez consiga cambiar
la situación; del mismo modo que no se criticaría a los bomberos en la tesitura
referida… salvo que el portero del inmueble les hubiera dado una llave. Con una
llave, los bomberos seguirían allanando un domicilio sin permiso expreso de los
dueños, pero en tal caso nadie juzgaría violenta esa acción.
[5] El uso habitual del hacha contra la lengua ha llevado a muchas personas
bienintencionadas a considerarla como un sistema construido por el varón, y por
tanto masculino; y por tanto machista y discriminatorio. Se arroja así una sombra
de rechazo sobre ese patrimonio cultural, una maquinaria compleja cuando se
analiza y sencilla cuando se usa; una lengua que, paradójicamente, llamamos
“materna”.
[6] Acusan de machismo a la lengua española, sí, pero el mismo sistema que no ha
dado duplicaciones como “corresponsal” y “corresponsala” ha acogido sin
problema “guardián” y “guardiana” o “capitán” y “capitana”, o “bailarín” y
“bailarina”. Quienes tienen formación en filología saben que esas decisiones
lingüísticas se deben a razones históricas o etimológicas, a veces incluso aleatorias,
pero no sexistas.
Idioma y realidad
[7] La lengua no es la realidad, sino una representación de la realidad. Tenemos la
palabra “padre”, que representa a un hombre, y el término “madre”, que representa
a una mujer. Pero si una amiga nos dice “mis padres no están” y yo sé que sus
padres son un hombre y una mujer, la palabra “padres” los representa a ambos, y
no cabe invisibilidad alguna de la madre: la realidad conocida influye en el
lenguaje y lo modifica.
[8] [...] Cuando la realidad cambie, esas mismas palabras representarán la realidad
cambiada. Es la realidad la que cambia la lengua. La lengua en sí misma sólo puede
avisar para que la realidad cambie. Por ejemplo, hace años pudo producirse
ocultación de la minoría femenina en una expresión como “los diputados
españoles”, pero ahora ningún ciudadano ignora que en “los diputados” entran
hombres y mujeres. Por la misma razón, si asistimos a una conferencia sobre Los
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derechos de los españoles y las españolas, sabemos que son los mismos para
ambas colectividades. Pero no sucederá lo mismo si la charla se titula Los derechos
de los saudíes y las saudíes, pues nuestro conocimiento de la realidad hará que
pensemos en derechos diferentes. Una misma estructura sintáctica da resultados
distintos. ¿Por qué? Por culpa de la realidad. Cambiémosla.
[9] Las duplicaciones han servido de mucho en la comunicación feminista, han
influido en la conciencia general; pero en muchos terrenos la realidad puede
hacerlas ya inservibles, por superadas; o, peor aún, contraproducentes por cansinas.
El peligro consiste en que esa sensación se dé antes de tiempo: es decir, que el
cansancio llegue antes de cumplirse los objetivos que la duplicación pretende.
[10] No obstante, sí cabría combatir algunos usos asimétricos en la lengua sin
derribar el sistema con el hacha. Es decir, usando la llave.
[11] Además de reducir la reiteración de duplicaciones para evitar el cansancio y
el rechazo, se podría decir, por ejemplo, “la persona” en vez del genérico
masculino “el hombre” o “los hombres”. Y también “la abogacía” en lugar de “los
abogados”, o “la juventud” en lugar de “los jóvenes”. La filóloga feminista
Mercedes Bengoechea ha elaborado una relación de casos así que vale la pena
atender.
Género
[12] También se puede dar una reacción contraproducente con la insistencia en la
nueva acepción de la voz “género” alumbrada hace 23 años —tras la conferencia
de Pekín— mediante una mala traducción de la voz gender, que a su vez
funcionaba en inglés como eufemismo de “sexo” por influencia del puritanismo
victoriano.
[13] Una silla tiene género, pero no sexo. Los géneros gramaticales agrupan el
masculino, el femenino, y el neutro (antaño se incluyeron también el epiceno y el
común). Pero la biología sólo acoge el sexo masculino y el femenino (sin que eso
excluya el sentimiento de cada cual y el cambio del uno al otro). Así, la confusión
entre género y sexo es fuente de grandes malentendidos.
[14] Además, el vocablo “género” (admitido ya por la Academia en el sentido
sociológico) altera su polaridad según el contexto: en “violencia de género”, esta
voz sustituye a “machista” y refleja una idea firmemente peyorativa. Sin embargo,
la locución “políticas de género” puede equivaler a “políticas de igualdad”, y del
tal modo ese “género” adquiere un tinte positivo, como sucede también en
“conciencia de género”. Por tanto, esta palabra es en esencia positiva unas veces y
negativa otras, lo cual dificulta su valor como idea omnicomprensiva del problema.
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[15] Por otro lado, la locución “violencia de género” se percibe como algo técnico,
incluso suave; un término sociológico que se distancia de los hechos; mientras que
el concepto “machista” se condena a sí mismo como algo temible y reprobable, y
sería una buena llave para abrir la casa en llamas.
[...]
Conclusión
[16] Quizá resuman todo lo dicho hasta aquí las palabras escritas por Aguas Vivas
Catalá y Enriqueta García Pascual: “Se puede ser feminista sin destrozar el
lenguaje. Pero difícilmente se puede evitar un uso sexista de la lengua sin ser
feminista”.
[17] Y también lo que defiende la profesora feminista María Ángeles
Calero, partidaria de que se deshaga desde la escuela la falsa relación entre género
y sexo: El género se debe considerar como un mero accidente gramatical. Un
accidente, esperemos, sin daños personales.
Bibliografía
Bengoechea, Mercedes. Nombra en femenino y masculino. En ‘La lengua y los medios de
comunicación’. 1999. U. Complutense / Historia (española) de las primeras
sugerencias para evitar el androcentrismo lingüístico. 2000. ‘Rev. Iber. de Discurso y
Sociedad’. Vol. 2
Calero, María Ángeles. Sexismo lingüístico. 1999. Narcea.
Catalá, Aguas Vivas; y García Pascual, Enriqueta. Ideología sexista y lenguaje. 1995.
Galaxia d’Edicions. / ¿Se puede ser feminista sin destrozar el lenguaje? Igualdad y
sexismo en la comunicación. 2013. Universidad de Valencia.
García Meseguer, Álvaro. ¿Es sexista la lengua española? 1994. Paidós. / Género y
comunicación. Un análisis lingüístico. 2002. Conferencia en el Congreso Nacional
sobre la Mujer y los Medios de Comunicación.
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I. COMPRENSIÓN LECTORA
a. ¿A qué se refiere la autora cuando afirma que “[e]n la vida real hay mujeres”,
haciendo hincapié en el plural? [párrafo 1]
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2. El texto alude a una oposición ideológica entre la Real Academia Española y las
lingüistas feministas. Explique, sin copiar la información de manera literal, cómo
interpretan estos dos “bandos” la siguiente frase: “Decidió luchar ella, y ayudar a
sus compañeros y compañeras”.
3. ¿Qué son las “zonas grises” del lenguaje? ¿Por qué, según la autora, son “grises”
solo para las mujeres? Explicar por medio de ejemplos inventados por usted.
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Problemática
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Hipótesis
Argumentos
II. ESCRITURA
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c. ¿En qué sentido, según la autora, la RAE puede ser pensada como una suerte
de soporte de una cosmovisión patriarcal?
I. COMPRENSIÓN LECTORA
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1. Responda las siguientes preguntas en relación con el texto:
c. ¿Por qué el autor señala que las fórmulas de inclusión no son fenómenos de
orden gramatical, sino retórico? [párrafo 4]
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Problemática
Hipótesis
Argumentos
II. ESCRITURA
1. En su artículo, Santiago Kalinowski, Director del Departamento de
Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras,
retoma el debate acerca del lenguaje inclusivo. Al respecto, el lingüista plantea que
su aparición obedece a una necesidad comunicativa real de muchos hablantes,
aunque todavía nadie puede saber si estos cambios finalmente se incorporarán a la
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lengua. Teniendo en cuenta esta postura y la información dada en las respuestas
anteriores, redacte un resumen del texto que se organice en torno de los siguientes
interrogantes:
a. ¿A qué se denomina lenguaje inclusivo y qué objetivos persigue? ¿Qué
plantea el autor del texto al respecto?
b. ¿De qué manera el lenguaje inclusivo funcionaría como una herramienta de
cambio social?
c. ¿A qué conclusiones arriba el autor en relación con los cambios propuestos
por aquellos que propician el uso del lenguaje inclusivo?
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I. COMPRENSIÓN LECTORA
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1. Responda las siguientes preguntas
a. Explique a qué llama Grijelmo “daños secundarios que ni causan víctimas ni son
irreversibles”. ¿Con qué otros “daños”, según el periodista no se pueden
equiparar? [párrafo 1]
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d. Desarrolle cuál es la postura del autor respecto de “esa corriente del feminismo
que fuerza las palabras para lograr una conciencia general”.
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e. Complete el siguiente cuadro:
Problemática
Hipótesis
§ Ejemplo: ___________________________________________________
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§ Refutación: _________________________________________________
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§ Causalidad: _________________________________________________
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II. ESCRITURA
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Para finalizar, el periodista concluye que __________________________
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ACTIVIDADES CONJUNTAS, A REALIZAR A PARTIR DE LA LECTURA DE LOS TRES
TEXTOS DEL CORPUS
Relación entre el
lenguaje y la
realidad político-
social.
Posición de las
academias o
instituciones
(RAE, Academia
Argentina de
Letras)
Posición
feminista
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2. A partir de la información suministrada en el cuadro anterior, redacte un texto
en el que compare los tres textos leídos. El texto tiene que poder ser leído
autónomamente. Le sugerimos que, en un primer párrafo, introduzca la temática
general, que es común a los tres textos. Luego, compare los textos teniendo en
cuenta estos dos interrogantes: ¿Qué opinan lxs autorxs acerca de la relación entre
el lenguaje y la realidad? ¿Cómo caracterizan el rol de las instituciones
vinculadas a la preservación y reglamentación de la lengua (RAE, Academia
Argentina de Letras) y en qué medida asumen posiciones feministas al criticarlas?
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