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Este movimiento es creado por los trabajadores de los ferrocarriles que se encontraban en
disgusto con las oportunidades y beneficios que solo se otorgaban a algunas personas dentro
de las instituciones ferrocarrileras, además tomaron como ejemplo los movimientos que
anteriormente se habían desarrollado, pero en base a las necesidades y problemáticas que
ellos tenían.
2.jpgFue un conflicto provocado por las actividades que atentaban a la democracia de la vida
dentro del sindicato y mayoritariamente a los intereses que se tenían hacia otras empresas,
pues los trabajadores mexicanos quedaban desprotegidos y las empresas extranjeras obtenían
mayores beneficios. Es así como el 2 de mayo de 1958 comienza el movimiento con la
formación de una comisión que se encargó de exigir un aumento de salario a lo que
posteriormente se le unificó un paro de labores de parte de los trabajadores.
ferrocarril.jpg
Ahora bien, mientras el conflicto estaba en marcha se llevaron a cabo las elecciones sindicales
de Ferrocarriles, donde salió triunfante Demetrio Vallejo, y de la mano de él lograron lo que en
un principio fue su objetivo, negociar un aumento de paga a los Ferrocarriles Nacionales, lo
cual como consecuencia provocó el descontento de Ferrocarriles del Pacífico y Mexicano,
porque ellos querían recibir todos los beneficios que se otorgaron a los trabajadores de
Ferrocarriles Nacionales, pero desafortunadamente las negociaciones no prosperaron y el
movimiento continuo.
El 28 de marzo de 1959 los líderes principales de este movimiento fueron aprehendidos;
Demetrio Vallejo, Hugo Ponce y Alejandro Pérez, se mostraron indefensos ante las autoridades
del gobierno mexicano, y junto con ellos cerca de 15 mil personas que se encontraban en los
sindicatos se les unieron, ya que también fueron detenidos, es así como el paro de labores
volvió una vez más a las instalaciones ferrocarrileras.
Posteriormente ante la salida de Ruiz Cortines del poder y la entrada de López Mateos, el
rumbo político se encontraba ciertamente dividido, y este fue un factor para que el
movimiento ferrocarrilero fuera uno de los más importantes durante la década de 1950,
donde cerca de nueve mil individuos fueron cesados de sus trabajos, sin contar los que
anteriormente ya habían sido despedidos; en este movimiento solo fueron beneficiados
algunos trabajadores de las empresas ferrocarrileras y el conflicto no se soluciona
parcialmente, solo a una pequeña minoría
http://movimientosycontradicciones.blogspot.com/2016/04/movimiento-ferrocarrilero-1958-
1959.html
La huelga de los mineros de Palaú, Nueva Rosita y Cloete, Coahuila
El 16 de octubre de 1950 estalló la huelga de las minas de Nueva Rosita, Palaú y Cloete en
Coahuila contra la injerencia del gobierno en los asuntos sindicales.
Ya les había pasado a los trabajadores del ferrocarril y a los del petróleo. Era su turno. Hacía
apenas dos años que los tres sindicatos más poderosos de la industria –ferrocarrilero,
petrolero y minero– que aglutinaban a cerca de 200 mil obreros, habían acordado el Pacto de
Solidaridad, Amistad y Ayuda Mutua para resistir los planes que el presidente Miguel Alemán
(1946-1952) preparaba contra los trabajadores mexicanos.
El gobierno mexicano que había ascendido en 1946 pretendía lograr un cuantioso nivel de
desarrollo económico impulsando la industrialización del país. Para esto, requería de grandes
flujos de capital privado (nacional y extranjero) y, por tanto, una fuerza de trabajo más dócil
que no obstaculizara las ganancias capitalistas. Era la época de la “modernización”.
Por eso el 26 de octubre de 1948 el gobierno había aprehendido a los dirigentes ferrocarrileros
Valentín Campa y Luis Gómez Z. –sostenedores del Pacto de Solidaridad, Amistad y Ayuda
Mutua– e impone como dirigente a “El Charro” Jesús Díaz de León –de ahí el origen de la
palabra charrísimo–. Inmediatamente después la policía tomó por la fuerza todas las secciones
del sindicato ferrocarrilero. El mensaje era claro: la autonomía sindical no tiene cabida en el
proyecto de modernización económica.
Quedaba en pie ya solamente uno de los tres pilares del sindicalismo independiente. El
gobierno preparaba el tercer charrazo. La dinámica de la VI Convención Nacional del Sindicato
Minero no fue diferente a la de sus aliados del Pacto. Por medio de delegaciones espurias e
impidiendo a las verdaderas secciones elegir, el gobierno logró controlar y amañar las
votaciones. Jesús Carrasco, un hombre que ni siquiera había sido delegado al Congreso, se
convirtió así en el nuevo dirigente.
Pero esta vez los trabajadores contraatacaron. A la convención controlada y espuria, los
valientes mineros le opusieron una nueva convención en una fecha posterior donde asistieron
más de las dos terceras partes de los 52 mil mineros y que fue apoyada por las bases de las
secciones más importantes del sindicato, entre ellas la 14 y su fracción I, de Nueva Rosita y
Cloete, y la 28 de Palau, ambas de Coahuila. Resultó electo Antonio García Moreno y
desconocieron al gobiernista Jesús Carrasco. Los mineros dejaban así una importante lección:
el charrísimo sindical no es invencible.
La huelga
Poco les importó que la Junta de Conciliación y Arbitraje no haya tomado en cuenta su pliego,
por no estar firmado por “el verdadero Comité Ejecutivo General reconocido por la Secretaría
del Trabajo”. Tampoco les intimidó que el Ejército ocupara su local sindical. Mientras los
soldados les apuntaban postrados en las azoteas, los casi seis mil mineros se reunieron en la
plaza de Nueva Rosita para votar la huelga que iniciaría el 16 de octubre.
La mañana del 16 de octubre se presentaron a trabajar como cualquier otro día. La costumbre
era iniciar las huelgas a las 10 de la mañana y dar un silbatazo para avisar a todos. También
había silbatazos para indicar la hora de entrada y de salida y la hora para comer. La patronal
puso seguridad para garantizar que ningún silbatazo se diera. Los trabajadores
precavidamente cambiaron la hora del estalla miento de huelga a las 12 pm, que era la hora en
que tenía que sonar el silbatazo para ir a comer, pero a las 12 tampoco sonó el silbato. Sin
embargo, los trabajadores tomaron otra precaución: ese día cada quién llevaba su reloj.
La patronal ASARCO y gobierno reaccionaron con todo. Sacaron al Ejército a patrullar por toda
Nueva Rosita con pick-ups y megáfonos para “alertar” de la ilegalidad de la huelga.
Amenazaban también con rescindir los contratos si los mineros no volvían en menos de 24
horas. No podían estar más de tres personas reunidas en la calle. Había soldados por todas
partes. Era un verdadero estado de sitio.
Se cerró la clínica y la cooperativa del municipio, que pertenecían al sindicato minero. También
contrataron esquiroles y se intentaba convencer a las familias de los obreros que éstos
volvieran al trabajo. La determinación de los mineros de Nueva Rosita no debía ser tolerada.
La huelga fue abrazada con inmensa solidaridad. “En el Distrito Federal se formó el Comité
Nacional de Defensa y Solidaridad con las Huelgas Mineras. También los campesinos de La
Laguna colaboraron. Además, enviaron sus contribuciones la Federación Sindical Mundial y
sindicatos mineros de Alemania Democrática, Polonia, Estados Unidos, Canadá, China,
Rumania y Checoslovaquia, entre otros. Por su parte, las esposas de los huelguistas se
integraron en la Alianza Femenil Coahuilense, que se dedicó a la labor de “convencimiento de
los vacilantes”, entre otras tareas” (CARLOS ALBERTO QUIÑONES AGUILAR, Huelga de mineros
de Nueva Rosita y Colette, 1950-1951)
Finalmente, después de varios meses, la sección 14 opta por emprender una larga y tortuosa
marcha hacia el Distrito Federal para negociar con Miguel Alemán conocida como La Caravana
del Hambre.
Sus demandas eran las siguientes: reconocimiento del Comité Ejecutivo independiente,
devolución de la clínica, la cooperativa, el local sindical y el pago de los salarios caídos y gastos
del conflicto. El presidente envió una comisión para dialogar, pero la decisión del
desconocimiento de huelga no iba a cambiar. El fallo de la comisión fue a favor de la ASARCO y
los trabajadores regresarían derrotados a Coahuila.
Conclusiones
La Huelga de la sección 14 de los mineros de Nueva Rosita deja importantes lecciones. Una de
ellas es que no se puede confiar únicamente de métodos legalistas para hacer triunfar la
huelga. Los patrones como la ASARCO tienen bastante influencia en el gobierno y sus
instituciones como para obtener un fallo favorable. Es necesario confiar únicamente en las
fuerzas de los trabajadores y de sus compañeros de clase para arrebatar el triunfo a los
patrones y el gobierno. Por eso, las luchas como la de los mineros coahuilenses en 1950 no
deben quedar aisladas.
“¿Cuáles eran los derechos por los que peleábamos? Sencillamente nuestra libertad y
autonomía sindical y nuestro derecho a estallar la huelga. Esa era nuestra bandera. Dos cosas
que no se le pueden negar a un trabajador y a una organización. Tenemos razón ¿Por qué nos
niegan la razón?, ¿Por qué nos niegan la justicia?, Que reconozcan nuestro comité y volvemos
inmediatamente, lo demás como quiera lo arreglamos. Que no se entrometan con nosotros,
que no nos impongan gente. Nosotros no estamos acostumbrados, ni lo admitimos. Nos vamos
a morir teniendo la razón.” (Victoria Novelo Pequeñas historias de grandes momentos de la
vida de los mineros del Carbón de Coahuila)
http://diario19.com/archivos/12780/la-huelga-los-mineros-palau-nueva-rosita-cloete-
coahuila/
LA CTM COMBATIVA Y SOLIDARIA (1936-1941)
1 Comentario
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La Confederación de Trabajadores de México (CTM), en sus primeros cinco años de vida, fue
una organización sindical combativa y solidaria, no solamente apoya y orienta a los
trabajadores ferrocarrileros, electricistas y petroleros para contribuir al éxito de sus luchas, así
como a las huelgas de otros sindicatos afiliados a ella, sino que también brinda, desde el año
de 1936, su apoyo al pueblo y al gobierno republicano españoles ante la rebelión falangista
encabezada por Francisco Franco, apoyado por los nazis de Alemania y los fascistas de Italia, lo
que genera grandes movimientos de masas en México y la ayuda decidida del gobierno del
país a la República amenazada.
Trotsky_libro
En enero de 1937, el gobierno federal le otorga asilo a León Trotski, la CTM protesta de
inmediato por su presencia en México; pero deja la responsabilidad de las consecuencias que
pudieran traer sus actividades en el país a las autoridades, lo que no impide que combata
públicamente las opiniones del emigrado ruso que:
En febrero de 1938 se realiza el Primer Congreso Nacional de la CTM que había nacido con
independencia del Estado, por ello, al recibir al presidente Lázaro Cárdenas, el 22 de febrero,
Lombardo pronuncia estas palabras: “Somos una organización independiente del gobierno,
autónoma […] Ni usted querría un proletariado sometido a la dirección del gobierno ni
nosotros querríamos un jefe del gobierno que no estuviera sometido más que a la voluntad del
pueblo de México”.[5]
Para Lombardo era claro que el apoyo del gobierno era positivo, pero no indispensable. Su
experiencia le indicaba que la CROM, en su etapa inicial, no fue importante porque el gobierno
la apoyara, sino porque tenía organizados a los trabajadores y luchaba por sus demandas; que
empezó a languidecer en el momento en el que deja de luchar; que los trabajadores también
habían ganado batallas en las épocas difíciles del callismo, y del maximato —los gobiernos de
Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez—, y que ahora, la CTM era importante no porque
contara con la simpatía del gobierno, sino porque peleaba por los intereses nacionales y
populares, así como por los de la clase obrera. Como muestra estaban la huelga y la estrategia
empleadas que condujeron a la expropiación petrolera, y mismo podría decirse del reparto de
tierras en La Laguna y den otras grandes victorias de la clase trabajadora.
Es necesario señalar que los sectores que constituyen el PRM no eran homogéneos ni
mantenían una dirección única; cada organización mantenía su independencia, conservaba la
autonomía para atender y defender sus intereses particulares y realizar sus tareas; pero
también, se comprometía a no interferir en la política de los otros sectores y a no hacer
política fuera del partido.
Desde que nace la CTM, se propone contar con un órgano informativo que permita que los
trabajadores puedan: “expresar libremente con toda valentía y franqueza sus puntos de vista,
tanto respecto de sus problemas concretos, cuanto desde el punto de vista general e
internacional”.[7]
Después de abordar este tema en el Primer Consejo Nacional, de junio de 1936, y después, en
el Primer Congreso Nacional, de febrero de 1938, el 1 de julio de este mismo año:
El comité nacional de la CTM, fue el más interesado porque los trabajadores del Estado
tuvieran los mismos derechos que los demás sectores de la clase obrera. Cuando se realiza el
Congreso los Trabajadores al Servicio del Estado, en octubre de 1938, reitera sus puntos de
vista al respecto: que los trabajadores del Estado gocen de los mismos derechos que para los
demás trabajadores establece la Ley Federal del Trabajo; que la aprobación del Estatuto
Jurídico es un triunfo, pero hay que seguir luchando hasta obtener igualdad de condiciones
laborales; que su interés por organizar a los empleados públicos no ha sido motivado por una
cuestión de control de esos sectores de trabajadores, sino por una política de solidaridad hacia
otros sectores proletarios; que preocupado por la unidad de los trabajadores que concurran al
Congreso, ha dado indicaciones a los sindicatos de empleados públicos que militan en su seno
que está en libertad de concurrir al congreso de unificación y adoptar la posición que mejor les
convenga; finalmente, les ofrece su respaldo solidario para el logro de sus demandas y la
defensa de sus intereses.[9]
En enero de 1941, se celebra el Congreso Económico de la CTM que después de analizar los
principales problemas vinculados al desarrollo económico de México aprueba un programa
basado en la realización de la reforma agraria integral y la industrialización independiente de la
nación mexicana, al considerar que “es deber de la clase obrera revolucionaria reforzar la
intervención del Estado democrático mexicano [para] levantar la estructura económica
revolucionaria, por encima de la estructura que representa el capitalismo privado”[14],
sometido a un plan de nacionalización progresiva y de administración por el Estado.
Un mes más tarde se celebra el Segundo Congreso Nacional de la CTM, en el que Lombardo
deja la secretaria general; cuando se despide de sus compañeros de lucha —porque a partir de
ese momento dedicará todas sus energías a lucha antifascista y antiimperialista de la CTAL que
dirige—, les dice:
https://www.centrolombardo.edu.mx/la-ctm-combativa-y-solidaria-1936-1941/#_ftnref