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Pinturas negras

Pinturas negras (1819-1823) es el nombre que recibe una serie de catorce


obras murales de Francisco de Goya, pintadas con la técnica de óleo al secco
(sobre paredes recubiertas de yeso). Las creó como decoración de los muros de
su casa, llamada la Quinta del Sordo,2 que había adquirido en febrero de 1819.
Estos murales fueron trasladados a lienzo a partir de 1874, y actualmente se
conservan en el Museo del Prado de Madrid.

La serie, a cuyos óleos Goya no puso título, fue catalogada en 1828 por el amigo
de Goya Antonio de Brugada3 y se compone de los siguientes lienzos: Átropos
o Las Parcas, Dos viejos o Un viejo y un fraile, Dos viejos comiendo sopa,
Duelo a garrotazos o La riña, El aquelarre, Hombres leyendo, Judith y
Holofernes, La romería de San Isidro, Dos mujeres y un hombre,
Peregrinación a la fuente de San Isidro o Procesión del Santo Oficio, Perro
semihundido o más simplemente El perro, Saturno devorando a un hijo, Una
manola: doña Leocadia Zorrilla y Visión fantástica o Asmodea.

La casa de Goya, junto con las pinturas murales, pasaron a ser propiedad de su
nieto Mariano Goya en 1823, año en que Goya se la cede, al parecer para
preservar la propiedad de posibles represalias tras la restauración de la
monarquía absoluta y la represión de liberales fernandina. Durante 50 años la
existencia de las Pinturas negras fue escasamente conocida (solo algunos Saturno devorando a su hijo.
críticos, como Charles Yriarte las describieron).4 A partir de 1874, y en un
lento proceso que duró varios años, fueron trasladadas de revoco a lienzo por
Salvador Martínez Cubells a instancias del barón Émile d’Erlanger,5 un
banquero francés, de origen alemán, que tenía intención de presentarlas en la
Exposición Universal de París de 1878. Después, él mismo las donó, en 1881, al
Museo del Prado, donde actualmente se exponen.

Índice
Las Pinturas negras en su contexto original Exposición Universal de París
Análisis de conjunto (1878). A la izquierda vemos la
Temas pintura El aquelarre, que en 1875 se
Estilo arrancó de los muros de la casa de
la Quinta del Sordo.
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Las Pinturas negras en su contexto
original
Goya adquiere esta finca a orillas del río Manzanares, cerca del puente de
Segovia, y con vistas hacia la pradera de San Isidro, en febrero de 1819. Se
especula que era para poder vivir allí con Leocadia Weiss, a salvo de rumores,
pues estaba casada con Isidoro Weiss. Era la mujer con la que tenía una
relación y posiblemente una hija pequeña, Rosario, de los dos niños que tenía a
su cargo. Como en noviembre de ese año Goya sufre una grave enfermedad — Finca y casa de la Quinta de Goya
de la que Goya atendido por el doctor Arrieta (1820) es estremecedor en 1828. La gran maqueta o
testimonio—, el artista pudo haber comenzado la decoración de los muros de "Modelo de Madrid" de León Gil de
Palacio, que conserva el Museo de
su casa entre febrero y noviembre de 1819. Lo cierto es que las Pinturas negras
Historia de Madrid, incluye la casa
fueron pintadas sobre imágenes campestres de pequeñas figuras, cuyos
donde residió Francisco de Goya.1
paisajes aprovechó en alguna ocasión, como en el Duelo a garrotazos.

Si estas pinturas de tono alegre fueron también


obra del aragonés, podría pensarse que la crisis
de la enfermedad unida quizá a los turbulentos
sucesos del Trienio Liberal, llevara a Goya a
repintar estas imágenes.6 Bozal se inclina a
pensar que efectivamente los cuadros
preexistentes eran de Goya, debido a que solo Duelo a garrotazos.
así se entiende que reutilizara alguno de sus
materiales; sin embargo, Glendinning asume
que las pinturas «ya adornaban las paredes de la Quinta del Sordo cuando la compró».7
En todo caso, la realización de las pinturas de la quinta podría datar de 1820. La fecha de
finalización de la obra no puede ir más allá de 1823, año en que Goya marcha a Burdeos y
cede la finca a su nieto Mariano,8 probablemente temiendo represalias contra su persona
Cabezas en un paisaje tras la caída de Riego. En 1830 Mariano de Goya transfiere la finca a su padre, Javier de
es, con probabilidad, la
Goya.
«decimoquinta» pintura
negra, perdida
Una reciente teoría ha querido atribuir la autoría de las Pinturas negras a Javier de Goya
posteriormente, que se
(hijo del pintor); sin embargo Bozal y Glendinning,9 dos de los máximos conocedores de la
conserva en la colección
Stanley Moss de Nueva obra pictórica de Goya, rechazan esta hipótesis. Es difícil imaginar que este hecho
York. extraordinario no fuera conocido por sus contemporáneos. La técnica pictórica, la calidad
de la pincelada, los tipos humanos grotescos, los temas obsesivos, que ya están presentes
en la obra goyesca anterior y posterior, hacen infundada la atribución a Javier de Goya.

El inventario de Antonio Brugada menciona siete obras en la planta baja y ocho en la alta. Sin embargo, al Museo del
Prado solo llegaron catorce. Charles Yriarte (1867) describe asimismo una pintura más de las que se conocen en la
actualidad y señala que esta ya había sido arrancada del muro cuando visitó la finca, siendo trasladada al palacio de Vista
Alegre, que entonces pertenecía al marqués de Salamanca. Muchos críticos consideran que por sus medidas y su tema,
esta sería Cabezas en un paisaje (Nueva York, colección Stanley Moss).10

El otro problema de ubicación radica en la titulada Dos viejos comiendo sopa, de la que se ha dudado si era sobrepuerta de
la planta alta o baja. Dejando este detalle aparte, la distribución original en la Quinta del Sordo era como sigue:11
Planta baja: Se trataba de un espacio rectangular. En los
lados largos existían dos ventanas cercanas a los muros
cortos. Entre ellas aparecían dos cuadros de gran formato
muy apaisado: La romería de San Isidro a la derecha, según
la perspectiva del espectador y El aquelarre a la izquierda.
Al fondo, en el lado corto enfrentado al de la entrada, una
ventana en el centro con Judith y Holofernes a su derecha y
el Saturno devorando a un hijo a la izquierda. A ambos
lados de la puerta se situaban La Leocadia (frente a
Saturno) y Dos viejos o Un viejo y un fraile frente a Judith.
Planta alta: De las mismas dimensiones que la planta baja,
sin embargo solo tenía una ventana central en los muros
largos, a cuyos lados se situaban dos óleos. En la pared de
la derecha conforme se entraba se hallaban Visión
fantástica o Asmodea cerca del espectador y Procesión del
Santo Oficio más alejada. En el de la izquierda estaban
Átropos o Las Parcas y Duelo a garrotazos sucesivamente.
En el muro corto del fondo se veía Dos mujeres y un hombre
a la derecha del vano y a la izquierda Hombres leyendo. A
mano derecha de la puerta de entrada se encontraba El Una hipótesis de la ubicación original de las
Perro y a la izquierda pudo situarse Cabezas en un paisaje. Pinturas negras en la Quinta del Sordo.
En una de las sobrepuertas estaría Dos viejos comiendo sopa,
que Glendinning localiza en la de la sala baja, por el diseño del
papel pintado que aparece en su correspondiente fotografía de Laurent.

Esta disposición y el estado original de las pinturas pueden conocerse, además de por los testimonios escritos, por el
inventario fotográfico que in situ llevó a cabo J. Laurent en el año 1874.12 El encargo fotográfico se originó cuando un
nuevo propietario de la casa, el barón de Erlanger, contrató al restaurador Martínez Cubells para arrancar las pinturas. Y
las fotografías de Laurent fueron una guía certera en el proceso de arranque y traslado de las pinturas. Desde la década
anterior, las previsiones de especulación inmobiliaria en la zona, hacían temer a los historiadores del arte Cruzada
Villaamil y Charles Yriarte la desaparición de las Pinturas negras en un breve periodo.13

Por las fotografías de Laurent sabemos que las pinturas fueron enmarcadas con diseños clasicistas de cenefas, al igual que
las puertas, ventanas y el friso bajo el techo. Las paredes fueron empapeladas, como era costumbre en las residencias
palaciegas y burguesas, con material procedente posiblemente de la Real Fábrica de Papel Pintado promovida por
Fernando VII. La planta inferior con motivos de frutos y hojas y la superior con dibujos geométricos organizados en líneas
diagonales. También documentan las fotografías el estado anterior al traslado, y así podemos saber, por ejemplo, que en El
Aquelarre había un gran fragmento a la derecha que no se conserva en la actualidad, aunque sí que fue trasladado a lienzo
por Martínez Cubells.14
Fotografía del Aquelarre (en el año 1874) por J. Laurent, en el interior de la Quinta de Goya.
Fototeca del IPCE.

El aquelarre en la actualidad, con bordes recortados.

Análisis de conjunto
Desde 1820 Goya es cada vez más apreciado por sus contemporáneos cuando aborda el estilo de lo Sublime Terrible en
que se enmarcan estas obras. El concepto fue desarrollado por Edmund Burke en A Philosophical Enquiry into the Ideas
of the Beautiful and Sublime (1757), y se extendió por toda Europa en la segunda mitad del siglo XVIII. Con la mentalidad
romántica se estima la originalidad en el artista por encima de cualquier otro concepto y autores como Felipe de Guevara
señalan el gusto contemporáneo por las producciones de los melancólicos saturninos, cuyo temperamento les lleva a
producir obras llenas de «terribilidades y desgarros nunca imaginados».7

Hay consenso entre la crítica especializada en proponer causas psicológicas y sociales para la realización de las Pinturas
negras. Entre las primeras estarían la conciencia de decadencia física del pintor, más acentuada si cabe a partir de la
convivencia con una mujer mucho más joven, Leocadia Weiss, y sobre todo las consecuencias de la grave enfermedad de
1819, que postró a Goya en un estado de debilidad y cercanía a la muerte que refleja el cromatismo y el asunto de estas
obras.

Desde el punto de vista sociológico, todo apunta a que Goya pintó sus cuadros a partir de 1820 —aunque no hay prueba
documental definitiva— tras reponerse de su dolencia. La sátira de la religión (romerías, procesiones, la Inquisición) o los
enfrentamientos civiles (cómo sucede en Duelo a garrotazos o las tertulias y conspiraciones visibles, al parecer, en
Hombres leyendo; e incluso teniendo en cuenta una interpretación en clave política que podría desprenderse del Saturno:
el Estado devorando a sus súbditos o ciudadanos) concuerdan con la situación de inestabilidad que se produjo en España a
partir del levantamiento constitucional de Rafael de Riego. De hecho, el periodo 1820-1823 coincide cronológicamente con
las fechas de realización de la obra. Cabe pensar que los temas y el tono de estos cuadros fueron posibles en un ámbito de
ausencia de censura política, que no se dio durante las restauraciones monárquicas absolutistas. Por otro lado, muchos de
los personajes de las Pinturas negras (duelistas, supuestos frailes, monjas, familiares de la Inquisición) representan el
mundo caduco anterior a los ideales de la Revolución francesa.
Temas
No se ha podido hallar, pese a los variados intentos en este sentido, una interpretación
orgánica para toda la serie decorativa en su contexto original. En parte porque la
disposición exacta está aún sometida a conjeturas, pero sobre todo porque la ambigüedad y
la dificultad de encontrar el sentido exacto de muchos de los cuadros en particular, hacen
que el significado global de estas obras sean aún un enigma. Así y todo, hay varias líneas
interpretativas que conviene tener en cuenta.

Glendinning señala que Goya orna su quinta ateniéndose al decoro con que se realizaban
los palacios de la nobleza y la alta burguesía. Según estas normas, y considerando que la
planta baja servía como comedor, los cuadros deberían tener una temática acorde con el
entorno: debería haber escenas campestres —la villa se situaba a orillas del Manzanares y
frente a la pradera de San Isidro— y bodegones y representaciones de banquetes alusivos a
la función del salón. Aunque el aragonés no trata estos géneros explícitamente, Saturno
devorando a un hijo y Dos viejos comiendo sopa remiten, aunque de forma irónica y con
Hombres leyendo. La
humor negro, al acto de comer. Además Judith mata a Holofernes tras invitarle a un
escena que representa
banquete. Otros cuadros invierten la habitual escena bucólica y se relacionan con la este cuadro se ha visto
cercana ermita del santo patrón de los madrileños: La romería de San Isidro, La como una de las
peregrinación a San Isidro en incluso La Leocadia, cuyo sepulcro puede relacionarse con tertulias políticas
el cementerio anejo a la ermita. clandestinas que se
produjeron en los
Desde otro punto de vista, la planta baja, peor iluminada, contiene cuadros de fondo agitados años del
mayoritariamente oscuro (excepto La Leocadia, si bien viste de luto y aparece en la obra Trienio Liberal.
una posible tumba, quizá la del propio Goya). En ella es muy abundante la presencia de la
muerte y la vejez del hombre. Incluso la decadencia sexual, según se interpreta
freudianamente la relación con mujeres jóvenes que sobreviven e incluso castran al hombre (Leocadia y Judith
respectivamente). Los viejos comiendo sopa, otros dos "viejos" en el cuadro de formato vertical homónimo, el avejentado
Saturno... representan la figura masculina. Saturno es, además, el dios del tiempo y la encarnación del carácter
melancólico, relacionado con la bilis negra, en lo que hoy llamaríamos depresión.

En la segunda planta Glendinning aprecia un contraste entre la risa y el llanto (la sátira y la tragedia) y entre los elementos
de la tierra y el aire. Para la primera dicotomía Hombres leyendo, con su ambiente de seriedad, se opondría a Dos mujeres
y un hombre; estos son los dos únicos cuadros oscuros de la sala y marcarían la pauta —el espectador los contemplaba al
fondo de la estancia al acceder a ella— de las oposiciones de los demás. Así en las escenas mitológicas de Asmodea y
Átropos se percibiría la tragedia, mientras que en otros, como la Peregrinación del Santo Oficio vislumbramos una escena
satírica. En cuanto al segundo de los contrastes, hay figuras suspendidas en el aire en los dos cuadros antes mencionados y
hundidas o asentadas en la tierra en el Duelo a garrotazos y en el Santo Oficio. Pero ninguna de estas hipótesis soluciona
satisfactoriamente la búsqueda de una unidad en el conjunto de los temas de la obra analizada.

Estilo
En todo caso la única unidad constatable entre estos óleos son las constantes de estilo. La composición de estos cuadros es
muy novedosa. Las figuras suelen aparecer descentradas, siendo un caso extremo Cabezas en un paisaje, donde cinco
cabezas se arraciman en la esquina inferior derecha del cuadro, apareciendo como cortadas o a punto de salirse del
encuadre. Tal desequilibrio es una muestra de la mayor modernidad compositiva. También están desplazadas las masas de
figuras de La romería de San Isidro —donde el grupo principal aparece a la izquierda—, La peregrinación del Santo
Oficio —a la derecha en este caso—, e incluso en El Perro, donde el espacio vacío ocupa la mayor parte del formato vertical
del cuadro, dejando una pequeña parte abajo para el talud y la cabeza semihundida.
Desplazadas en un lado de la composición están también Las Parcas, Asmodea, e incluso
originalmente, El Aquelarre, aunque tal desequilibrio se perdió tras su recorte después del
año 1875, pues esa pintura se arrancó completa.

Muchas de las escenas de las Pinturas negras son nocturnas, muestran la ausencia de la
luz, el día que muere. Se aprecia en La romería de San Isidro, en el Aquelarre, en la
Peregrinación del Santo Oficio (una tarde ya vencida hacia el ocaso), y se destaca el negro
como fondo en relación con esta muerte de la luz. Todo ello genera una sensación de
pesimismo, de visión tremenda, de enigma y espacio irreal.

Las facciones de los personajes presentan actitudes reflexivas o extáticas. A este segundo
estado responden las figuras con los ojos muy abiertos, con la pupila rodeada de blanco, y
las fauces abiertas en rostros caricaturizados, animales, grotescos. Contemplamos el tracto
digestivo, algo repudiado por las normas académicas. Se muestra lo feo, lo terrible; ya no En Judith y Holofernes
es la belleza el objeto del arte, sino el pathos y una cierta consciencia de mostrar todos los la interpretación
aspectos de la vida humana sin descartar los más desagradables. No en vano Bozal habla psicoanalítica ha visto la
de una capilla sixtina laica donde la salvación y la belleza han sido sustituidas por la representación de la
lucidez y la conciencia de la soledad, la vejez y la muerte. castración del hombre
poderoso y maduro. No
Como en todas las Pinturas negras, la gama cromática se reduce a ocres, dorados, tierras, es desatinado ver un
símbolo de la relación
grises y negros; con solo algún blanco restallante en ropas para dar contraste y azul en los
sexual entre Goya y
cielos y en algunas pinceladas sueltas de paisaje, donde concurre también algún verde,
Leocadia Weiss.
siempre con escasa presencia.

Todos estos rasgos son un exponente de las


características que el siglo XX ha considerado
como precursoras del expresionismo pictórico. Y
ello porque la obra de Goya tiene sentido sobre
todo en la apreciación que han hecho sus
críticos hasta la actualidad y en la influencia que
la misma ha tenido en la pintura moderna.
Puede decirse que en esta serie Goya llegó más La romería de San Isidro muestra las constantes estilísticas más
lejos que nunca en su concepción revolucionaria características de las Pinturas negras.
y novedosa del arte pictórico.

Véase también
España negra

Referencias
1. Revista Descubrir el Arte, nº 201, noviembre de 2015, páginas 18-24. ISSN 1578-9047.
2. Iberic@l, Revue d’études ibériques et ibéro-américaines, nº 10, otoño 2016, pp. 219-232. "La casa de Goya en la
Quinta del Sordo, en 1828". (http://iberical.paris-sorbonne.fr/wp-content/uploads/2017/02/Pages-from-Iberic@l-no10-a
utomne-2016-Final-14.pdf) CRIMIC, Université Paris-Sorbonne.
3. Han sido variadas las propuestas de título para estas pinturas. La más temprana se debe al inventario de bienes del
pintor que Antonio Brugada realizó tras la muerte de Goya.
Después de la muerte de Goya,
Antonio Brugada había realizado
un inventario de estas obras y
había propuesto una serie de
nombres para cada una de ellas,
nombres, que en algunos casos,
fueron completados o cambiados
posteriormente por la crítica
especializada.

Museo del Prado, serie didáctica en


línea «Mirar un cuadro»: El aquelarre.
(http://web.archive.org/web/http://mus
eoprado.mcu.es/aquelarre.html)

4. Charles Yriarte, Goya, sa vie, son oeuvre


(1867).
5. Cfr. Valeriano Bozal (2005), vol. 2, pág. 247:
Pintura mural La romería de San Isidro en la Quinta de Goya, en el
año 1874. Fotografía de J. Laurent, conservada en el Archivo Ruiz
Salvador Martínez Cubells (1842- Vernacci. Entonces la pintura estaba completamente rodeada de
1914), restaurador del Museo del papeles pintados, incluso en el techo. A la izquierda de la pintura
Prado y académico de número de vemos una esquina del salón, y no una ventana. Hay que ampliar
la Real Academia de Bellas Artes la imagen. El rótulo indicando Museo del Prado fue añadido en el
negativo hacia el año 1890, por los sucesores de Laurent.
de San Fernando, trasladó las
pinturas a lienzo por encargo del
que en aquel momento, 1873, era propietario de la quinta, el barón Fréderic Emile d'Erlanger
(1832–1911). Martínez Cubells realizó este trabajo ayudado por sus hermanos Enrique y
Francisco (...)

Valeriano Bozal, Francisco Goya, vida y obra (2 vols.), Madrid, Tf. Editores, 2005, vol. 2, pág. 247, ISBN 84-
96209-39-3.

6. Valeriano Bozal (2005), vol. 2, págs. 248-249.


7. Glendinning (1993), pág. 116.
8. Arnaiz (1996), pág. 19.
9. Nigel Glendinning, "Las pinturas Negras de Goya y la Quinta del Sordo. Precisiones sobre las teorías de Juan José
Junquera", Archivo Español de Arte, julio-septiembre de 2004, tomo LXXVII, núm. 307, pp. 233 a 245.
10. Cabezas en un paisaje con comentario. (https://web.archive.org/web/20150923234818/http://www.elangelcaido.org/cr
eacion/200412/200412cabezas.html)
11. Existen reconstrucciones virtuales de este espacio en línea en artarchive.com (http://www.artchive.com/galleries/goy
a/notes_esp.html#paintings) y theartwolf.com (http://www.theartwolf.com/goya_black_paintings_es.htm)
12. Carlos Teixidor, "Fotografías de Laurent en la Quinta de Goya", en revista Descubrir el Arte, nº 154, Diciembre de
2011, págs. 48-54.
13. María del Carmen Torrecillas Fernández, «Las pinturas de la Quinta del Sordo fotografiadas por J. Laurent», Boletín
del Museo del Prado (http://www.museodelprado.es/uploads/tx_gbboletinobras/numero_31_07.pdf), tomo XIII,
número 31, 1992, pág. 57 y ss.
14. Periódico El Globo, Madrid, 26 de julio de 1875. Artículo titulado: "Los frescos de Goya". En este periódico se reseñó
que el Sr. Martínez Cubells había conseguido trasladar con éxito El Aquelarre, que es nombrado como "Asamblea de
brujos y brujas" (...),"un hermoso lienzo de más de cinco metros de largo". Esta cita prueba que el restaurador
Martínez Cubells trasladó la pintura completa, y que fue posteriormente cuando sufrió recortes en los lados, quizás
para encajarla en un espacio limitado en París.

Bibliografía
ARNAIZ, José Manuel, Las pinturas negras de Goya, Madrid, Antiqvaria, 1996. ISBN 978-84-86508-45-6
BENITO OTERINO, Agustín, La luz en la quinta del sordo: estudio de las formas y cotidianidad, Madrid, Universidad
Complutense, 2002. Edición digital (http://www.ucm.es/BUCM/tesis/bba/ucm-t25732.pdf) ISBN 84-669-1890-6
BOZAL, Valeriano, Francisco Goya, vida y obra, (2 vols.) Madrid, Tf., 2005. ISBN 84-96209-39-3.
—, «Pinturas negras» de Goya, Tf. Editores, Madrid, Tf., 1997. ISBN 84-89162-75-1
GLENDINNING, Nigel, «The Strange Traslation of Goya's Black Paintings», The Burlingon Magazine, CXVII, 868,
1975.
—, The Interpretation of Goya's Black Paintings, London, Queen Mary College, 1977.
—, Goya y sus críticos, Madrid, Taurus, 1982.
—, «Goya's Country House in Madrid. The Quinta del Sordo», Apollo, CXXIII, 288, 1986.
—, Francisco de Goya, Madrid, Cuadernos de Historia 16 (col. «El arte y sus creadores», nº 30), 1993. D.L. 34276-
1993
HAGEN, Rose-Marie y Rainer Hagen, Francisco de Goya, Colonia, Taschen, 2003. ISBN 3-8228-2296-5.
YRIARTE, Charles, Goya, sa vie, son oeuvre, París, Henri Plon, 1867; (http://books.google.com/books?id=P8ArAAAA
YAAJ&hl=es&pg=PP1#v=onepage&q&f=false) trad. al español por Enrique Canfranc y Lourdes Lachén, Goya,
Zaragoza, Departamento de Educación y Cultura, 1997. ISBN 84-7753-644-9.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Pinturas negras.
Blanca Flaquer (dir.), Valeriano Bozal (asesor), «Las pinturas negras, de Francisco de Goya» (http://www.rtve.es/alac
arta/videos/la-mitad-invisible/mitad-invisible-pinturas-negras-francisco-goya/1352111/) [vídeo en línea], La mitad
invisible, www.rtve.es, 3 de enero de 2011, y 17 de marzo de 2012. Consulta: 25-03-2012.
Visita virtual a la Quinta del Sordo. (http://www.artchive.com/galleries/goya/notes_esp.html#paintings)
Las Pinturas negras de Goya en su ubicación original. (http://www.theartwolf.com/goya_black_paintings_es.htm)
Goya, la razón y la noche. (http://www.temakel.com/galeriagoya.htm)
Catálogo de obras de Goya (http://goya.unizar.es/InfoGoya/Obra/Catalogo_/Pintura_/609p.html) de la Universidad de
Zaragoza en línea.
«Pinturas negras» (http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12826289779171520754846/index.htm),
poema de Antonio Buero Vallejo.
Pinturas negras (https://web.archive.org/web/20130121134238/http://eeweems.com/goya/black_paintings.html) (en
inglés).
Valeriano Bozal, «Pinturas negras» (http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/pinturas-neg
ras-goya/), Enciclopedia en línea, Museo del Prado, 2004-2008.
El aquelarre en la casa de Goya, en 1874, poco antes de su arranque del muro. (http://ipce.mcu.es/documentacion/fo
toteca/fondos/doc-fot-fond-vern3.html)

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Esta página se editó por última vez el 26 abr 2018 a las 11:59.

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