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Colonel redl

La película habla sobre Alfred Redl, un extraño individuo de origen ucraniano que
llegó a convertirse en jefe del espionaje y de la inteligencia militar del Imperio. Un
cargo que lo elevó como una de las figuras más temidas e importantes del ejército
austro-húngaro. Una marioneta al servicio del poder, sumiso con los que manejaban
los hilos merced a sus orígenes.

Una especie de trama autobiográfica, narrando los primeros años de vida del
protagonista y sus orígenes humildes. Un niño despierto e inteligente que se
granjeará cierta fama al escribir para un trabajo en la escuela un bello poema que
ensalzaba las virtudes del líder, el Emperador supremo del Imperio. Así, gracias a
este hecho fortuito la vida del bisoño Redl dará un giro de 180 grados. Abandonando
el hogar familiar en el que apenas llegaba el dinero para adquirir una hogaza de
pan. Aterrizará en un mundo hasta entonces desconocido para el pequeño. De
lujosas mansiones equipadas con todas las comodidades imaginables.

Una máquina que no muestra sentimientos. Cuyo único fin es servir a su bandera y
a la causa del Imperio. Pisando a quien se interponga en su camino. Escondiendo
sus debilidades, como su homosexualidad y una familia que le avergüenza. Una
figura cuyo único fin y causa es servir al Emperador cumpliendo las órdenes que se
le encomiendan sin rechistar.

Un superdotado para la delación y la traición, perfecto para liderar el servicio de


contraespionaje creado para proteger al Imperio de sus enemigos, franceses y
rusos. Si bien el enemigo se observa más cercano. Interno y embrionario. La
putrefacción que contagia un sistema de castas donde los poderosos campan a sus
anchas cometiendo toda un serie de fechorías sin el más mínimo control. Como esa
teoría del iceberg que indaga en los efectos sobre el subconsciente del interlocutor
que tienen ciertos comportamientos conscientes.

Me encanta la película justamente por eso, Por abrirse paso como un resumen que
recapitula lo peor del ser humano, su yo político. Un yo que ha castigado la
trayectoria europea desde que tenemos constancia de su existencia.

Son simples títeres utilizados por el sistema a su mayor gloria, hasta que el sistema
se aburre de nosotros y opta por otras opciones abandonados a su propia suerte en
medio de una jauría que ansía eliminar a quienes consideran sus enemigos. Y el
sistema se reirá tanto de unos como de otros, observando cómo nos
descuartizamos y despedazamos mientras los abuelos, hijos y nietos de los que
mandan seguirán haciendo de las suyas, llenándose los bolsillos a dos manos tanto
con unos como con otros, sin que podamos hacer nada para evitarlo.

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