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ALTERIDADES, 1981

1 (2): págs. 44-52

Racismo e identidad étnica


ALICIA CASTELLANOS GUERRERO*

Introducción Racismo y grupos minoritarios


El racismo como ideología es una de las formas de Las tendencias de un capitalismo que profundiza la
dominación de los grupos indígenas en México. La “jerarquización de la fuerza de trabajo” hacia dentro y
imposición de imágenes y representaciones negati- fuera de las fronteras nacionales, el encuentro y la
vas que se expresan en el discurso social y que se competencia de diversos grupos nacionales y étnicos,
traducen en prácticas discriminatorias en los diver- como consecuencia de la internacionalización del tra-
sos ámbitos de las relaciones sociales, sigue siendo bajo y la movilidad de las empresas, constituyen, en-
parte de la cotidianidad de los pueblos indios. No tre otros procesos, el marco en el que resurge el ra-
obstante, los estudios sobre identidad en nuestro cismo. Desde luego, sus manifestaciones y el grado de
país no se han ocupado suficientemente de indagar conflicto son diversos y dependen, no sólo del contex-
el peso de las identificaciones racistas en la cons- to cultural y de los factores históricos y estructurales
trucción de la identidad indígena. de la sociedad nacional, sino también de la naturaleza
El trabajo aquí presentado aporta algunas evi- histórica de la comunidad de origen de los grupos
dencias empíricas que, más que profundizar en una minoritarios.
realidad concreta, son base para proponer el análi- Parece necesario distinguir, al menos, aquellos
sis de la ideología del racismo y una primera re- grupos que surgen al formarse las sociedades con
flexión sobre la manera como estas imágenes y Estado, las naciones y a raíz de la expansión colonial;
representaciones son todavía funcionales a la domi- las minorías que emergen con el establecimiento de
nación, dado que influyen en la construcción y des- nuevas fronteras, como resultado de las conflagrar
trucción de la identidad de los grupos étnico- clones mundiales y del proceso de descolonización; o
nacionales. aquellos que se conforman con la industrialización en
En una primera parte se enuncia el resurgimiento los países metropolitanos, y de los movimientos de
del racismo en otros contextos nacionales y se plan- población relacionados con guerras de liberación; todo
tea que en México se da una continuidad histórica ello, con el fin de comprender las modalidades de la
de esta ideología, la cual se manifiesta, en la coyun- ideología del racismo y las formas que pueden asumir
tura actual, con nuevos discursos y prácticas socia- las identidades de los grupos subalternos.
les. A la luz de ciertos aspectos del debate teórico se En los países metropolitanos, como Francia, Ale-
presentan algunas de sus manifestaciones en una mania e Inglaterra —importadores de mano de obra
región étnica del país. barata proveniente de los países menos desarrollados
En la segunda parte se exponen algunas ideas de Europa y de las excolonias africanas—, el racismo,
acerca de cómo es posible analizar la identidad étni- como comportamiento y doctrina, estimula la separa-
ca bajo relaciones asimétricas. ción de españoles, portugueses, argelinos, marroquí-
es, y se expresa desde una jerarquía de las ocupacio-
* Departamento de Antropología, Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Iztapalapa
nes cada vez más compleja entre

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nacional diferenciado y estigmatizado: ser mexicano


conlleva, en Estados Unidos, una carga de conquis-
ta y de confrontación permanente. Los trabajos me-
nos calificados, los salarios más bajos, las condi-
ciones laborales más desfavorables, la persecución
de trabajadores indocumentados, el encarcelamien-
to sin juicio, y hasta el asesinato de migrantes, son
prácticas cotidianas allende a la frontera norte de
México.
Los irlandeses, los alemanes y otros grupos na-
cionales europeos, no obstante sus problemas ini-
ciales, presentan una experiencia de asimilación de
naturaleza distinta por su origen y por su condición
de inmigrantes con rasgos fenotípicos “caucasoi-
des” y, en consecuencia, con “recursos” idóneos
para el proceso de integración a la sociedad nor-
teamericana.
A pesar de la naturaleza diversa de las formacio-
nes sociales en las que se insertan las minorías, las
coyunturas históricas que les dan origen, y su
composición diferenciada, se mantienen dos cons-
los trabajadores, segregación espacial, actitudes tantes que permiten, para fines del análisis, agru-
xenofóbicas y hostiles, hasta actos de violencia en par a diversas identidades bajo el concepto de mi-
contra de los inmigrantes extranjeros.1 noría: su posición de subordinación Respecto a la
También Canadá aplica una política para con nacionalidad mayoritaria, con base en sus caracte-
las minorías, que expresa un racismo “diferencia- rísticas culturales, lingüísticas, raciales, religiosas
lista”. Se mantiene en reservas a los indios o nacionales, y su lucha por mantener sus territo-
—modo de segregación típicamente “anglo”—, rios, sus culturas y sus identidades propias. Los
mientras que como país de inmigración tiende a múltiples significados del concepto de minoría no
mantener separados, a través de ciertas prácticas debe oscurecer el carácter de la relación entre estos
discriminatorias: a los chinos, en la costa noroeste grupos y la sociedad dominante. La posesión dife-
de Vancouver, a los negros del Caribe, en Quebec, renciada de derechos, de condiciones materiales y
y a los portugueses, en Toronto.2 de recursos los convierte en grupos minoritarios.4
Una larga historia de discriminaciones es inse- En México, la discriminación hacia los indígenas
parable de los procesos de formación nacional de y negros fue una práctica permanente de la colonia
Estados Unidos. En el melting pot no fueron “asi- que dejó profundas raíces. La condición minoritaria
milados” los indios y grupos nacionales que se de los indígenas, dentro de la estructura social, no
apartaban de la matriz cultural “anglosajona” y se modificó sustancialmente en el proceso de for-
del fenotipo considerado socialmente como “cau- mación de la nación mexicana.
casoide”. Así, los indios americanos, los chicanos, La concepción integracionista del Estado y de la
los negros tienen en común una condición minori- nación, así como las tendencias predominantes
taria. Pero los indios americanos constituyen gru- dentro de la expansión capitalista, implicaban des-
pos étnicos en la medida en que —como lo señala aparecer todo obstáculo que se opusiera a la homo-
José Luis Najenson— son pueblos “que advinieron geneización cultural y lingüística.
en condiciones comunes de producción y en cuan- Como bien lo han reconocido diversos autores, la
to dichas condiciones no tienen carácter nacio- ideología racista que subyace a toda política inte-
nal”; estos grupos fueron despojados de sus terri- gracionista no desapareció de la visión de las élites
torios de origen, casi exterminados y segregados latinoamericanas.5 El mestizaje no impidió la prác-
de múltiples maneras de la sociedad nacional.3 tica del racismo; fue una manera de excluir la dife-
Los chicanos, en cambio, son una minoría na- rencia. El discurso abandonó la visión de que los
cional que se conforma a partir de la conquista de indígenas eran biológicamente inferiores y la susti-
un territorio y sobre la base de una comunidad tuyó por la de grupos con culturas “atrasadas”,
nacional en su origen. Los trabajadores mexicanos “incivilizadas”. Una sociedad multiétnica no era
que a lo largo del siglo migran hacia la Unión compatible con el progreso y con las tendencias
Americana encuentran una situación predetermi- “universalistas” de la burguesía.
nada por su origen Así que en la práctica, la política indigenista legi-
timó los intereses globales de la burguesía como

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clase nacional y, en particular, de las burguesías modernizó y ahora reconoce el carácter multiétnico
regionales, que practican variadas formas de explo- y pluricultural de la nación mexicana e, incluso,
tación económica y viejas formas de dominación fieles a la tradición de apropiación del discurso
política, cultural e ideológica. contrahegemónico, los nuevos funcionarios del
Desde los años cuarenta, diversos estudios an- Instituto Nacional Indigenista declaran la existen-
tropológicos en México identificaron la existencia cia del racismo en México.
de una ideología que sustentaba una relación pa- Paralelamente se ha formado una intelectualidad
rasitaria de las ciudades regionales respecto de las indígena que se asimila o defiende su identidad,
comunidades indígenas.6 Para Gonzalo Aguirre acelera el proceso de integración al actuar como
Beltrán, en “las regiones de refugio”, los procesos intermediaria cultural o al participar activamente
de dominación que ejercía la sociedad urbana so- en la construcción de una identidad de lucha. No
bre las comunidades indígenas rurales se basaban obstante, como los inmigrantes extranjeros en
en la ideología de la “superioridad”, el control polí-
Francia y los mexicanos en Estados Unidos, los
tico y la dependencia económica para conservar el
indígenas en México ocupan los trabajos menos
estatus colonial y las relaciones de “casta”, meca-
calificados, perciben los salarios más bajos y las
nismos encaminados a impedir la movilidad social
condiciones laborales más desfavorables, se
de los grupos. Pero si Aguirre Beltrán identificó la
naturaleza racista de las relaciones étnico- les encarcela con frecuencia sin juicio y son sujetos
nacionales a nivel regional, no reconoció que los recurrentes de la violencia.
mecanismos legales, creados por la sociedad na- Pero, además, se han reducido los territorios de
cional para propiciar su “integración” a la nación, origen de los pueblos indios, a través del despojo
eran también una forma de excluir la diferencia. permanente de sus tierras, y se han visto afectadas
Como señala Akzin, la igualdad de todos los ciu- sus formas tradicionales de reproducción material
dadanos en un país con diferencias culturales ha y cultural.
conducido a un camino “más seguro para disolver Sin embargo, los procesos sociales no son linea-
identidades étnicas”.7 El racismo, cualquiera que les ni la ideología dominante sobredetermina me-
sea su signo y la nacionalidad en que se exprese, cánicamente la conciencia y las prácticas de los
ha sido una práctica común utilizada por la bur- grupos minoritarios; como en el pasado, se presen-
guesía para ejercer su dominio sobre el campo. cia las revueltas de estos grupos que devienen su-
Gramsci advertía el carácter subalterno del cam- jetos sociales activos, capaces de construir sus
pesinado frente a la burguesía industrial y terra- propias imágenes e influir en su destino.
teniente en la sociedad italiana de principios de
siglo, destacaba las formas en que el “horizonte
cultural urbano imponía la explotación del campo” Etnocentrismo o racismo
a través de los prejuicios. El sureño de Italia era
considerado un ser inferior, concepción que ase- No cabe duda que la antropología, en su afán por
guraba una mayor explotación y agudizaba la con- lograr el reconocimiento de la diversidad cultural y
tradicción campo y ciudad.8 de la igualdad de las culturas, ha aportado un am-
En México, una constante en la historia de la plio marco para su análisis. El relativismo cultural,
mayoría de los grupos étnicos ha sido su condi- en su polémica con el evolucionismo unilineal y en
ción de campesinos. Las diversas formas de orga-
su lucha contra el racismo de la época, otorgó én-
nización del espacio originadas por la expansión
fasis a la igualdad de todas las culturas. Para
capitalista y las formas de dominación cultural e
Franz Boas, la diversidad cultural no obedecía a
ideológica, así como su identidad territorial, los ha
mantenido predominantemente en el ámbito rural, “retrasos”, sino a direcciones distintas elegidas por
dispersos, atomizados en múltiples comunidades y las culturas.
municipios que la dominación colonial se encargó Además, el etnocentrismo o la “sobrestimación
de establecer, para ejercer un mayor control so- de lo propio frente a lo extraño”, como percepción
cial. común a todos los pueblos, era un obstáculo para
Sin embargo, el desarrollo del capitalismo modi- hacer juicios de valor sobre otras culturas.
ficó la relación campo-ciudad. Las “regiones de Por su parte, Claude Lévi-Strauss combate el ra-
refugio” sufrieron transformaciones: la dependen- cismo mediante la defensa de la diversidad, “fenó-
cia de la ciudad respecto de su hinterland dismi- meno natural” originado por el etnocentrismo, “la
nuyó; en las comunidades indígenas se profundi- actitud más antigua” común a todos los pueblos,
zaron las diferencias sociales y surgió, en algunos “que repudia las formas culturales, morales, reli-
casos, una burguesía indígena de carácter comer- giosas, sociales, estéticas extrañas a las propias”.8
cial que ejerce el control político y apela a la iden- La diversidad originada en las relaciones que esta-
tidad étnica en defensa de sus intereses: el dis- blecen las sociedades es condición para el
curso del Estado se

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desarrollo, aunque las culturas que se “encuen- De estas dos tradiciones se construyen dos anti-
tran” y “colaboran” tienden a homogeneizarse, y rracismos y sus correspondientes racismos. El ra-
por tanto a osificarse.9 Así, para Lévi Strauss la cismo como la “negación absoluta de la diferencia”
defensa de la diversidad cultural es una condición implica un ideal de homogeneidad.” El antirracismo
necesaria para la continuidad de la humanidad. que lo combate denuncia el universalismo como una
De esta concepción se deriva que el etnocen- fuerza que destruye las identidades comunitarias.
trismo es consustancial a toda cultura y condición El racismo como “afirmación de la diferencia”
para el desarrollo de la sociedad. Así se deduce de opera con la misma lógica de exclusión al presupo-
las definiciones que los pueblos “primitivos” y con- ner que “las diferencias son positivas”. El antirra-
temporáneos producen acerca de sí mismos: hom- cismo exige la universalidad y denuncia el uso de la
bres, los verdaderos, buenos, excelentes, los elegi- diferencia como esencia.12
dos de Dios. Por lo anterior será necesario Más importante es señalar que para Taguieff,
distinguir entre un principio de la interacción so- Lévi Strauss “legitima” las actitudes etnocéntricas
cial de otro relativo a la organización social o de xenofóbicas y refuerza a los partidarios de la fun-
uno más referente al poder, cuando un gobierno cionalidad del prejuicio. El reconocimiento de que
como el estadounidense expresa sentimientos de el etnocentrismo y la xenofobia son “consustancia-
superioridad, y en nombre de la “democracia” les” al ser humano naturaliza las actitudes colecti-
se erige en el guardián de la humanidad. vas como el “encerramiento sobre sí”, la “autoprefe-
Lévi Strauss acertó al sospechar que su visión rencia y la oposición a los otros”, en suma lo que la
antirracista serviría de sustento del prejuicio ra- mayoría denomina “prejuicio racial”. Taguieff con-
cista, aunque no alcanzó a advertir que él sería sidera que de este pensamiento se deriva, como
acusado de contribuir a fundamentar su discurso. alternativas, el etnocidio o la xenofobia. Pero, como
Al respecto, Pierre André Taguieff analiza cómo él advierte, el conflicto de las interpretaciones ape-
estas teorías contribuyen a crear una “oscuridad nas comienza.
conceptual”. Prueba de esto es que el racismo Cabe recordar que el relativismo cultural expre-
emergente en la Europa de los ochenta se cons- sado en el discurso indigenista propugnaba el res-
truye sobre bases culturales desarrolladas por la peto y la igualdad de las culturas, y con esto, la
antropología y la etnología, convergiendo el dis- exclusión de los indígenas de los beneficios del de-
curso racista y su contraparte. sarrollo. Tampoco hay que olvidar los intentos por
Según Taguieff, el antirracismo encierra en su explicar el origen del racismo, para dejar descubier-
discurso una contradicción que proviene de dos tos los fines políticos y económicos que animaban
lógicas fundadas en dos antropologías distintas e dicha ideología. El análisis histórico y la relación
irreconciliables en su sistema de valores.10 Una se que establecían entre racismo y expansión de Occi-
expresa en la reivindicación de los derechos del dente, por un lado, y el reconocimiento de la apari-
hombre y en el ideal de la abolición de las identi- ción de nuevos racismos con las nuevas divisiones
dades comunitarias, mientras que la otra tiene su entre clases y naciones, por el otro, fueron aportes
origen en la tradición comunitaria. valiosos para su estudio.13

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Indudablemente los planteamientos de Lévi la diferencia o lo universal a través de representa-


Strauss deben comprenderse a la luz del debate que ciones, discursos, teorías y prácticas que guían la
mantenía con el evolucionismo unilineal. Tal vez conducta y la acción de individuos y grupos,
habría que reflexionar si el etnocentrismo es el úni- haciendo una selección de aspectos físicos o cultu-
co nutriente de la diversidad cultural y si ésta es la rales de los grupos objeto de discriminación para
condición sine qua non para el desarrollo social, sin mantener la dominación. Dicha ideología, indepen-
olvidar que la solidaridad es también consustancial dientemente de sus especificidades históricas, siem-
a todos los pueblos. Por ahora, conviene distinguir pre ha implicado una clasificación jerarquizada de
el etnocentrismo del racismo. Pero no se puede las diferencias para orientar la acción social, pero
deducir que la sobrestimación de lo propio o la re- también para separar, excluir, y dominar. Durante
afirmación de la identidad cultural se traduce inevi- mucho tiempo apeló a las diferencias biológicas,
tablemente en prejuicio racial y en prácticas discri- pero los científicos demostraron las falacias que sus-
minatorias. Lévi Strauss reconoció que si cada tentaban sus “teorías”. Así que para legitimar las
cultura al afirmarse como verdadera, ignora y niega nuevas formas de exclusión hubo que buscar otras
a los otros, existen distintas actitudes frente al otro teorías en los universales antropológicos, en la teo-
que van desde la indiferencia y el acercamiento has- ría cultural, como señalarían Etienne Balibar e Im-
ta la hostilidad y la fuerza para imponer, a partir de manuel Wallerstein.
un sentimiento de superioridad, relaciones de des- Al mismo tiempo, ésta se complementa con otras
igualdad.14 ideologías. Según estos autores, el racismo, el
Si la construcción del discurso antirracista ha si- sexismo y el universalismo constituyen un sistema
do contradictoria, desde una lógica formal, esto no ideológico global de exclusión y dominaciones com-
anula los objetivos teóricos y políticos que orientan plementarias. 15 El racismo en el capitalismo de hoy
y animan sus planteamientos. establece divisiones, así como en la colonia clasificó
La heterogeneidad cultural es condición para el y reclasificó a la población para controlar y obligar a
desarrollo de la humanidad y para el ejercicio de los la tributación.
derechos de los pueblos y de las minorías a mante- Para Balibar, el racismo en los países metropolita-
ner sus propias culturas. Pero la defensa a ultranza nos exalta la diferencia, estableciendo una jerarquía
de la diversidad puede ciertamente devenir instru- compleja en la clase trabajadora dentro y fuera de las
mento de dominación dentro y fuera de los grupos o fronteras nacionales, mientras que el universalismo
culturas. La defensa de la diversidad o la preserva- construye un discurso que homogeniza sistemas,
ción de las identidades diferenciales
es válida cuando se trata de recuperar
la dignidad de un pueblo, pero no
para excluirlo del derecho a gozar de
todos los avances que pertenecen al
patrimonio cultural de la humanidad
ni del derecho de contribuir a la cul-
tura universal con la propia.
En todo caso, si el etnocentrismo es
universal por ser la expresión de un
principio de clasificación básico para
la delimitación de grupos y la interac-
ción social, no lo es el racismo que
clasifica para ejercer la dominación;
luego entonces hay que develar sus
múltiples determinaciones. Si bien es
cierto que la exaltación de lo propio
frente a lo extraño puede devenir en
prácticas de exclusión sistemática
bajo determinadas condiciones histó-
ricas, es también necesario entender
que en tales circunstancias, su estu-
dio exige introducir la dimensión polí-
tica del fenómeno y su relación con el
poder. La ideología del racismo exalta

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Racismo e identidad étnica

clases, géneros y grupos; por su parte, el sexismo Un caso en estudio


asigna a la mujer un trabajo devaluado para ase-
gurar su permanencia en las unidades domésticas La Sierra Norte de Puebla es una de las regiones en
que producen y reproducen una mano de obra ba- México en la que coexisten diversos grupos étnicos y
rata. mestizos distribuidos en comunidades rurales dis-
De aquí surge la necesidad de introducir también persas y viejas ciudades de origen colonial.
en el análisis la dimensión económica. El desarro- Como casi todas las etnorregiones, forma parte del
llo de estas ideologías es contradictorio porque el conjunto de áreas de más bajo crecimiento económi-
capitalismo exige, al mismo tiempo, someter a la co social. El desarrollo desigual que caracteriza al
lógica de la acumulación todo particularismo, e capitalismo dependiente se expresa en un desenvol-
impedir la desaparición de las diferencias para la vimiento incipiente de sus fuerzas productivas, bajo
extracción de plusvalía. No obstante, el racismo nivel de inversión de capital privado y público, un
adopta en cada país sus especificidades y la domi- limitado incremento de los servicios, y crecientes
nación no se impone de manera unilateral. índices de desempleo y subempleo, así como una
La ideología, entendida como sistema de repre- escasa diversificación económica.17
sentaciones de las relaciones sociales existentes La estructura agraria de la Sierra comprende
que se materializan en instituciones y prácticas, grandes explotaciones cafetaleras y ganaderas de
implica entender que se constituye en el marco de tipo capitalista, propiedad de mestizos, y pequeñas
las relaciones de poder y de la lucha de clases para unidades de producción de indígenas y mestizos
la conquista o a la conservación del poder. De allí, pobres que no alcanzan a reproducir su fuerza de
entonces, que la ideología se expresa en su carác- trabajo. En consecuencia, la emigración de campe-
ter distorsionador de la realidad, en tanto que cada sinos a las regiones de agricultura capitalista y a las
grupo o clase social tiende a organizar su mundo ciudades de Puebla y México es también una de las
material y simbólico sólo a partir de su posición estrategias de reproducción de las comunidades. Por
dentro de la matriz clasista y de sus múltiples per- lo mismo, la Sierra ha sido un espacio de grandes
tenencias a grupos de diversa naturaleza, elabo- contradicciones sociales, fundamentalmente entre
rando una visión propia de la realidad. También la los grupos étnicos y nacionales, expresadas en las
ideología como forma de conocimiento, en perma- luchas por la tierra.18
nente confrontación de representaciones, deviene La fisonomía de las “regiones de refugio” se ha
instrumento para la transformación social. La lu- modernizado pero la relación ciudad-campo aún se
cha de negros e indios en contra de las clasifica- caracteriza por su dependencia económica; aunque
ciones y prácticas racistas en la historia de México ésta ha disminuido en la medida en que la produc-
se ha expresado desde la fuga, el pase y el cima- ción de las comunidades escasamente provee de
rronaje, las rebelaciones, los momentos mesiánicos productos básicos a la población urbana.
hasta los movimientos organizados para restituir Mientras que las ciudades como Xicotepec, Huau-
los derechos colectivos y la autonomía regional. “La chinango, Zacatlán, Zacapoaxtla y Teziutlán han
autopercepción de hombre dominado, deculturado, extendido la oferta de servicios, la actividad comer-
reaccionando casi inerme a la violencia de la domi- cial se diversificó, los servicios educativos prolifera-
nación y el de quien descubre haber sido objeto del ron, y los aparatos jurídicos, al absorber creciente-
despojo de su historia en favor de la acumulación mente las competencias del derecho indígena de las
cultural de otro”,16 es una reflexión que ha sido comunidades, han ampliado el ámbito de sus fun-
base para la construcción de una ideología y una ciones. La ciudad es aún sede de los grupos de po-
identidad liberadoras en la historia de nuestros der mestizo que sustentan la hegemonía económica,
pueblos. política e ideológica sobre la población indígena de
Porque la ideología no se impone sobre sujetos y comunidades y barrios urbanos.
prácticas sólo delimitadas por la estructura social. Al mismo tiempo, los grupos originarios otomíes,
No siempre la voluntad, el significado, la intención totonacos y nahuas que habitan la Sierra han sufri-
y la acción del individuo son la expresión de nor- do profundos cambios y presentan distintas “condi-
mas “internalizadas”; de ideologías dominantes; de ciones históricas comunes” y grados de diferencia-
las relaciones de producción; acotaciones todas ción interna. El proceso de asimilación ha ocurrido
“objetivas”, construidas a partir de la relación so- de distinta manera, manteniendo en común su posi-
cial. Tampoco se trata de un sujeto cuyas repre- ción de subordinación con relación a la nacionalidad
sentaciones elaboradas en la intersubjetividad sólo mayoritaria. Las prácticas discriminatorias se ex-
él puede comprender. El sujeto que pensamos es presan, como en otras etnorregiones, en el estatus
aquél que brinca la teoría social contemporánea al que ocupa el indígena dentro de la estructura social,
que se le reconoce su capacidad de participar acti-
vamente en la construcción de su propia realidad.

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Alicia Castellanos Guerrero

el tipo de ocupaciones, los niveles de vida, los diver- percepciones. La concepción de que la ciudad es el
sos ámbitos en que interactúan los grupos, en las espacio exclusivo del mestizo predominó, negándose
relaciones comerciales, laborales, en los espacios la presencia y creciente importancia demográfica de
educativos, en la participación diferenciada en los la población indígena. La ciudad asociada con la
cargos de autoridad, en la impartición de justicia y civilización, con el progreso y el poder, es patrimonio
en el control y violencia que se ejercen contra toda de los grupos exclusivos. De allí que se considere
forma organizada en defensa de sus derechos. Di- que los indígenas tienen una escasa participación en
chas prácticas se sustentan en prejuicios que tienen la ciudad, en donde la política es “asunto de mesti-
zos”. No obstante, se considera que en sus comuni-
profundas raíces en la comunidad mestiza. Desde
dades sí participan y que desde las elecciones de
luego, éstos no son patrimonio exclusivo del mesti-
1988, la vida política ha cambiado y los indígenas
zo; la creciente diferenciación social de las comuni- son más activos en el campo de la política formal.
dades indígenas ha originado divisiones que repro-
Los atributos que como trabajadores reciben los
ducen dentro del grupo prejuicios y prácticas indígenas fueron “positivos” y negativos: muy traba-
propias del mestizo. Pero son la sociedad de clases y jadores, dispuestos a laborar largas jornadas y a
los mestizos, los que definen la relación minoritaria soportar malas condiciones de trabajo, obedientes,
de los grupos étnicos y son sus representaciones del perezosos.
otro, que sustentan estas prácticas, las que interesa Es interesante observar el desconocimiento de las
privilegiar, en un primer nivel de análisis, en las costumbres y formas de organización de los indíge-
relaciones interétnicas. nas, a no ser que por razones de trabajo se haya
La visión que expresan mestizos de distintos sec- establecido una relación más directa con las comu-
tores sociales (empleadores, políticos, maestros, nidades, lo que manifiesta la separación existente
enfermeras, autoridades, comerciantes, ingenieros, entre los grupos que conforman la sociedad serrana
estudiantes, amas de casa, etc.), habitantes de al- y el predominio de actitudes “etnocéntricas” y “racis-
gunas ciudades de la Sierra, exhibe las imágenes tas” en la valoración de las diferencias culturales.
que proyectan de la otredad. Desde hace siglos los El uso de la lengua indígena se limita a espacios
indígenas han sido estereotipados de múltiples ma- como la actividad comercial o los mítines oficiales;
neras, pero ahora son: sucios, necios, obedientes, pero las actitudes negativas hacia el uso de la len-
tímidos, incivilizados, humildes, mariquitas, com- gua indígena son compartidas por otros sectores de
la población. La posibilidad de impartir el náhuatl
padres, inditas, nacos, sumisos, naquitos, pobreci-
como segunda lengua en los niveles de educación
tos, tontitos, cerrados, improductivos, flojos, cam-
media se consideró innecesario, dado el alto grado
pesinos, indios.
de bilingüismo que caracteriza al grupo nahua. Pero
La comunidad mestiza desplaza los prejuicios a los prejuicios con relación al uso de la lengua
otros, pero en ese proceso da cuenta de sus propias

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Racismo e identidad étnica

indígena son observables en ciertas comunidades, dominados, que en la lucha por las clasificaciones,
en donde se puso en marcha el Programa de Edu- los grupos bajo una relación minoritaria pueden
cación Bilingüe y Bicultural. El magisterio prefiere reafirmarse y apropiarse positivamente hasta de los
en algunas zonas enseñar en la lengua dominante, estereotipos y crear imágenes negativas al opresor.
debido a que en la práctica ha sido adoptada como De allí que es necesario distinguir la doble naturale-
primera lengua. En ciertas comunidades los padres za del prejuicio en el sentido que elabora Agnes
de familia se oponen a que en las aulas se use el
Heller. Los prejuicios como producto del pensamien-
idioma propio porque piensan que sus hijos no
to cotidiano, que es “ultrageneralizador” y “pragmá-
estarán calificados para competir en el mercado de
trabajo, por lo que muchos escolares no poseen un tico”, y aquellos que persisten a pesar de ser refuta-
nivel de comprensión suficiente porque no han sido dos por la experiencia y el conocimiento científico.
socializados en su lengua materna. Dichas actitu- La clase trabajadora tiene prejuicios y, en deter-
des frente a la lengua materna parecen más bien minados espacios y coyunturas, está en condiciones
expresar la interiorización de prejuicios y estrate- de excluir (en organizaciones sindicales, campesi-
gias para lograr ciertos fines de una identidad en nas, magisteriales, etc.). Pero con mayor frecuencia,
conflicto. mestizos pobres e indígenas se organizan para de-
fender la tierra y sus derechos políticos. Los indíge-
nas en proceso de asimilación o en condiciones de
Identificaciones negativas e identidad étnica
explotar a sus congéneres se apropian de represen-
Los prejuicios, entendidos como representaciones taciones que denigran a su grupo de origen.
sociales, constituyen un conjunto de “actitudes y Pero la burguesía mestiza, como cualquier otra, es
juicios peyorativos” hacia grupos que presentan la clase que “más produce prejuicios” por la aspira-
ciertas características físicas, culturales o naciona- ción de generalizar su ideología —como lo sostiene
les, a los que se atribuyen estigmas y estereotipos Heller—, derivada de las necesidades de la acumula-
que homogenizan al grupo.19 ción capitalista.21
La discriminación, en cambio, supone un com- La identidad social o la autopercepción de un no-
portamiento colectivo que se concreta en prácticas sotros, relativamente homogéneo, con una tradición
y se produce en diversas esferas de la sociedad. cultural determinada se define en la oposición frente
Como también señala Claude Raffestin, la discri- a los otros; esto es, se construye en el marco de las
minación busca reducir la competencia y establecer
relaciones sociales.22 Así que bajo relaciones asimé-
fronteras visibles o invisibles para mantener sepa-
tricas, “viejas” ideologías deben incidir en la defini-
rados a los grupos y ejercer el dominio sobre los
mismos.20 ción de la identidad, y en la mediatización de las ex-
Parece evidente que no todos los prejuicios se presiones contestatarias de los movimientos étnicos.
traducen en prácticas de exclusión. De allí la im- Si la identidad obedece a distintas lógicas deriva-
portancia de distinguir los diferentes prejuicios que das de los varios niveles en que se desarrolla la ac-
en una “comunidad racista” se expresan; los que ción social, como lo propone Dubet, el análisis debe-
mantienen las clases dominantes, encaminados a ría comprender las percepciones y las prácticas que
reproducir material y simbólicamente a una fuerza los indígenas mantienen dentro de su comunidad
de trabajo barata y políticamente desorganizada, y y las que mestizos e indígenas expresan en los di-
los que expresan las clases medias o los trabajado- versos ámbitos en que interactúan.
res mestizos, orientados a defender sus posiciones Como lo señala Jürgen Habermas, los miembros
o a competir en el mercado de trabajo; y las repre-
de los grupos participan en el proceso de interacción
sentaciones que los grupos indígenas han interiori-
social con el acervo de sus patrones culturales y la
zado y revierten contra su grupo de adscripción o
interpretación de su realidad. Esto es, los actores
de origen, y aquellos que generan sobre los mesti-
zos o ladinos en respuesta a la opresión. Pero, ¿se sociales construyen sus propias imágenes y las de
puede sostener que todos los prejuicios provienen los otros en forma activa.23
de la misma matriz? o, en otras palabras, ¿son par- Por ello la identidad étnica tiene que delimitarse a
te de la ideología del racismo? Creemos que esta partir de las “condiciones históricas comunes”, pero
ideología se expresa entre los dominadores y los también de sus contradicciones internas y de las
formas específicas de dominación.

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Alicia Castellanos Guerrero

Notas
1 Castles Stephen y Godula Kosak, Los trabajadores 12 Ibid., pág. 46.
inmigrantes y la estructura de clases en la Europa occi- 13 Ruth Benedict, Raza: ciencia y política, FCE, México,
dental, FCE, México, 1984, y Etienne Balibar e Imma- 1941.
nuel Wallerstein, Race, Nation, Classe, Editions La Dé- 14 Claude Lévi Strauss, Le Regard Eloignée, Libraire Plon,
couverte, París, 1988. París, 1983, pág. 27.
2 Gillian Greese, “Organizing Against Racism in the 15 Etienne Balibar e Immanuel Wallerstein, op. cit., pág.
Work-place: Chinese Workers in Vancouver Before the 291.
Second World War”, Canadian Ethnic Studies, vol. XIX: 16 Celma Agüero, “Ideología y autopercepción. La idea de
3, Canadá, 1987.
Cabral sobre el Estado”, en Estudios de Asia y África,
3 José Luis Najenson, “Etnia, clase y nación en América vol. XVIII, 3, El Colegio de México, México, 1983.
Latina”, en Antropología americana, Instituto Paname- 17 J. Félix Hoyo A., “Estructura productiva y lucha de
ricano de Geografía e Historia, México, 1984.
clases. La Sierra Norte de Puebla y Centro de Vera-
4 Gilberto López y Rivas, “Las minorías subordinadas: cruz”, en I Congreso Nacional sobre Problemas Agrarios,
un intento de definición”, en Antropología, minorías ét- Universidad Autónoma de Guerrero, Chilpancingo,
nicas y cuestión nacional, Editorial Aguirre y Beltrán, 1978, y Estudios sociodemográficos del estado de Pue-
ENAH, México, 1988; Colette Guillaumin, “Sur la no- bla, Consejo Nacional de Población, México, 1973.
tion de minorité”, en L'homme et la société, núm. 77-88, 18 Alicia Castellanos, Informe de campo (Sierra Norte de
julio-diciembre, París, 1985. Puebla), Departamento de Antropología, UAM-I, octu-
5 Rodolfo Stavenhagen, Derecho indígena y derechos bre, 1989.
humanos en América Latina, El Colegio de México, IIDH, 19 Roger Bastide, El prójimo y el extraño, Amorrortu, Bue-
México, 1988. nos Aires, 1970.
6 Aguirre Beltrán, Regiones de refugio, México, INI, 1970, 20 Claude Raffestin, Pour Une Géographie du Pouvoir, Li-
Marroquín, 1978; De la Fuente, 1965. braries Techniques, París, 1980.
7 Benjamín Akzin, Estado y nación, FCE, México, 1964. 21 Agnes Heller, Historia y vida cotidiana, Grijalbo, México,
8 Jorge Fuentes, Política y región en A. Gramsci, Cuader- 1985.
nos Universitarios, núm. 47, UAM-I, México, 1988. 22 Francois Dubet, “De la sociología de la identidad a la
9 Claude Lévi Strauss, “Raza e Historia”, en Antropología sociología del sujeto”, en Estudios Sociológicos, vol. VII,
estructural, 2a. ed., Siglo XXI, México, 1979. núm. 21, septiembre-diciembre, El Colegio de México,
10 Pierre André Taguieff, La Forcé du prejugé. Essai sur le México, 1989.
racisme et ses doubles, La Découverte, París, 1988. 23 Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa,
11 Ibid., pág. 30. Taurus, 1987.

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