Señor mío crucificado, vengo a orar,

Vengo a decirte Cristo mío, destrozado,

que vengo de conocer el mundo

y quiero gritar a que todos me escuchen.

Que mil veces te he visto en este día,

que te he visto , Cristo, en mil rostros,

en las calles, que he visto a Cristos indios,

que he visto a cristo en cristos obreros,

que hay Cristos campesinos, que hay Cristos indios, que hay cristos negros…
Crucificados en todos los puntos cardinales de la patria,

que hay cristos obreros

atravesados el vientre por el hambre,

y el alma y el pecho destrozados por el frío y la interperie.

Que te he visto, en Cristos niños mendigos,

Cristos mendigos ciegos,

Cristos que agonizan lento,

que claman, en los portales,

tan solo por unas migajas.

Mendrugos que les son negados.

Padre nuestro que estas en los cielos,

te ruego por los cristos de mi tierra,

de la costa, de la cierra y oriente,

que rompas la cruz de mi Ecuador,

que ya no sea un patrimonio el dolor.

Que cese en su cólera la sociedad implacable,

que sabiendo sus derechos

y conociendo su dolor,

los abandonen al suplicio

lento del hambre.

Por el pecado imperdonable,
 de ser indios, de ser pobres,

de ser humildes,

Que hay también Cristo mio mil Judas y Barrabases,

en las calles,

en los barrios residenciales.

Burgueses, terratenientes, banqueros,

que para liberar su codicia,

para cresentar sus caudales

crucifican a miles de Cristos,

explotan a miles de obreros.

Asesinan lentamente,

con la lentitud del hambre,

acaparan roban y acaban

el patrimonio de nuestro suelo,

de nuestra patria.
Padre nuestro,
¡PADRE NUESTRO
QUE ESTAS EN LOS CIELOS!
Te ruego por los Critos de mi tierra,

de la costa, sierra y oriente,

que rompas el yugo de mi Ecuador,

que liberes al indio y al montuvio

de su ignorancia,

que des conciencia al explotador,

que haya trabajo, que haya paz,

que no haya discrepancia,

que ya el Ecuador

no sea un patrimonio al dolor.