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The purpose of this article is to clearly identify subjects resilient to physical abuse during infancy. Four groups are
simultaneously selected and analyzed depending on whether they were abusers or not, and having been abused as a child.
Using a selection criteria derived from the Conflict Tactic Scale (CTS) a total of 216 participants are analyzed and
grouped. 56 of them were abusers with an abuse history (MCHM), 77 were non abusers with an abuse history (RESILIENT),
15 were abusers without an abuse history (MSHM) and 69 were non abusers without an abuse history (NMSHM). As a
result of a secondary analysis, 77% of the subjects are correctly identified according to two discriminating functions. The
RESILIENT group is correctly classified in an 80.5% and, although this group had experimented physical an psychological
abuse during infancy, they stayed in their home of origin for a longer period of time, were not currently sick or with
addiction problems, currently have a partner, and his or her child does not present defects, medical or learning difficulties.
In synthesis, people in the resilient group present a lower amount of stressing factors which lessens the probability of
them abusing their own children.
Key Words: Resilience, Physical Abuse.
INTRODUCCIÓN
El problema del maltrato físico en la infancia cons- adelante, las investigaciones han intentado dimensionar el
tituye uno de los problemas sociales más importantes para problema con estudios de prevalencia e incidencia (Starr,
nuestro país. Aproximadamente desde 1990 en adelante se Dubowitz & Bush, 1990); describir las consecuencias a
han implementado una serie de iniciativas destinadas a es- corto, mediano y largo plazo en el niño maltratado desde
tudiar e intervenir tanto en este problema como en el de la una perspectiva psicopatológica (Horton & Cruise, 1997);
violencia intrafamiliar (Ministerio de Salud, 1994). mientras que otras, ajustadas a modelos teóricos, han bus-
Aunque ya se había hecho mención al maltrato o abuso cado describir las características de la víctima, el
infantil desde una perspectiva científica, específicamente perpetrador y el entorno en el cual se produce este fenó-
en el contexto de las relaciones familiares (Emerson, 1915); meno (Belsky, 1980; Barudy, 1998, 1999; Crittenden, 1992;
es Kempe (1962, en Díaz, 1997a) el primero que considera Rutter, 1996; Milner, 1993; Aracena, Castillo, Haz,
al maltrato infantil como un problema de salud y lo pone Cumsille, Muñoz, Bustos & Román, 2000; Haz & Casti-
en la discusión académica, legal y cotidiana. De ahí en llo, 2002).
A la hora de explicar el por qué una persona se consti-
tuye en un maltratador; la hipótesis más mencionada es la
Correspondencia: Ramón D. Castillo G. Escuela de Psicología Univer-
transmisión intergeneracional de abuso, en la cual la ex-
sidad Santo Tomás Avenida Ejercito Libertador 146 Santiago-Chile (56-
2)3625000 rcastillo@ust.cl http://www.ust.cl periencia de haber sido abusado físicamente cuando niño,
Ana María Haz Escuela de Psicología Pontificia Universidad Católi- se constituye en un factor predisponente para convertirse
ca de Chile. Avenida Vicuña Mackenna 4860. Santiago-Chile. (56- 2) en un adulto maltratador (Kaufman & Zigler, 1987;
6864637amhaz@puc.cl http://www.puc.cl
Egeland, Jacobitz & Sroufre, 1988). En este contexto, se
106 CASTILLO Y HAZ
plantea que las personas maltratadas en la infancia tienden o ante experiencias traumatizantes, como el abuso sexual,
a generar el mismo tipo de maltrato con sus hijos el abandono o el maltrato físico (Scott-Heller, Larrieu,
(Crittenden, 1992). En los estudios llevados a cabo en Chi- D’Imperio & Boris, 1999; Haz, Castillo & Aracena, 2003;
le, esta tendencia también se observa; ya que de una mues- Haz & Castillo, 2002; Aracena, Castillo, Haz, Cumsille,
tra de 67 sujetos maltratadores, el 81% tuvo una historia de Muñoz, Bustos & Román, 2000).
maltrato físico (Haz & Ramírez, 1997). En un estudio pos- Cuando se especifica el nivel de resiliencia de una per-
terior de los mismos autores, en una muestra de 140 sona, es necesario definir con claridad las consecuencias
sujetos maltratadores el 70% de los sujetos maltratadores del evento traumático al que fue expuesto. En ese sentido,
tenían historia de maltrato (Haz & Ramírez, 1998). Del hablar de las consecuencias del maltrato o abuso en térmi-
mismo modo, en una investigación realizada con una mues- nos genéricos, sin hacer diferenciaciones entre éstos, ge-
tra representativa de mujeres de la Región Metropolitana, nera distorsiones, ya que no es lo mismo hablar de
se observó que el hecho de haber tenido experiencias de resiliencia al abuso sexual, la negligencia, el abandono fí-
maltrato infantil, se asoció a una frecuencia mayor de vio- sico, el maltrato físico o maltrato psicológico (Kinard, 1998;
lencia hacia los hijos cuando se es adulto (Haz, 1997). Monaghan-Blout, 1999; Scott-Heller et al., 1999).
En Estados Unidos se estima una prevalencia de histo- Dada esta consideración se usará el término de
rias de abuso en padres abusivos de un 56% y de un 38% resiliencia para describir los mecanismos psicológicos e
para los no abusivos; de estos datos se deriva que el riesgo interaccionales de las personas que han sido capaces de
de usar una disciplina severamente castigadora se enfrentar esta adversidad o evento traumático durante su
incrementa cuando se tuvo padres abusivos. Sin embargo, infancia, rompiendo la transmisión intergeneracional del
hay un 53% de personas que siendo maltratadas cuando maltrato, de tal forma que no incurren en este tipo de ac-
niños, no maltratan a sus hijos en la adultez; lo que permite ciones en contra de sus hijos (Haz, Castillo & Aracena,
afirmar que la supuesta transmisión intergeneracional del 2003; Haz & Castillo,2002; Aracena et al.2000).
abuso no es una simple relación (Knutson, 1995; Cuando se habla de víctimas y de personas resilientes
Monaghan-Blout, 1999). hay que considerar el periodo evolutivo en el cual ésta se
Por otro lado, es posible que los comportamientos encuentra. De este modo, se ha planteado que un niño es
maltratadores no se transmitan tal cual, de una generación resiliente al maltrato si es capaz de desplegar un funciona-
a otra, produciéndose una ruptura cultural; reconvirtiéndose miento competente en ciertas áreas a pesar de un maltrato
el contenido del maltrato, de tal forma “... que el niño des- pasado o presente. En los estudios revisados, la definición
cuidado, del que se abusa sexualmente o maltrata física- de funcionamiento competente varía ampliamente ya que
mente, puede convertirse en un padre o madre maltratador, en algunos se habla de una falta de síntomas depresivo o
pero produciendo un tipo diferente de maltrato” (Barudy, síntomas clínicos (Dumont & Provost, 1999); en otras es el
1998, p.39). autorreporte de funcionamiento exitoso (Valentine &
Lo anterior lleva a asumir con cuidado la idea que los Feinauer, 1993 en Scott-Heller et al 1999), o estar en los
hijos maltratados, maltraten de la misma forma a sus hijos niveles más altos de la variable que se mide, sea autoestima,
cuando lleguen a ser padres; por otro lado, es posible que destrezas sociales o habilidades cognitivas (Herrenkohl et
también existan adultos que maltraten físicamente a sus al., 1994).
hijos, sin necesidad de haber experimentado ellos mismos Un estudio realizado con adolescentes, con experien-
el maltrato físico por parte de sus padres. cias de maltrato en la infancia, concluye que las influen-
Este artículo además de estar inserto en el contexto del cias de la familia y la comunidad son aspectos cruciales en
maltrato infantil, lo hace en el de la resiliencia. Constructo la conducta de resiliencia; así como también, son impor-
adaptado de la física y desarrollado en las ciencias socia- tantes los atributos personales como el optimismo y el sen-
les, que describe la aparente flexibilidad, resistencia o to- tido de controlabilidad (Himelein & McElrath, 1998, en
lerancia de los sujetos a las condiciones desfavorables del Scott-Heller et al., 1999).
medio (Socoville, 1942, en Altimir, Contreras, Aracena & A través entrevistas narrativas con adolescentes vícti-
Haz, 2000). En ese, sentido los estudios de resiliencia se mas de abuso Henry (1999) detectó que éstos seguían man-
han centrado en describir las peculiaridades que poseen teniendo una lealtad hacia los padres, ya que eran capaces
individuos, familias o comunidades frente a situaciones de diferenciar en el perpetrador, las acciones de éste como
desfavorables o claramente dañinas como la guerra, la po- maltratador y las del padre que los cuida. Del mismo modo,
breza, la privación sociocultural (Garmezy, 1993; eran capaces, mientras vivían en el hogar con el perpetrador,
Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1997; Kotliarenco, de hacerse invisibles, con acciones externalizadas o
2000); el tener padres con antecedentes psiquiátricos o di- internalizadas. En el caso de las primeras; estando menos
ficultades relacionales (Kitaj & Frost, 1996; Fergusson & tiempo en la casa, manteniéndose en su propio cuarto, evi-
Lynskey, 1996), el vivir en vecindarios con altos índices tando hablar, como si intentaran mantenerse alejados de
de delincuencia, de consumo de drogas o en contextos es- dicho padre; las acciones internalizadas por su parte, te-
colares donde la deserción es lo habitual (Garmezy, 1993); nían que ver con conductas como ensoñar durante el día,
jugar con una variedad de juguetes o involucrárse en acti- Castillo (2002) compararon en una serie de variables de
vidades artísticas que favorecían la mantención de la dis- riesgo, a una muestra adultos no maltratadores y de adultos
tancia del hogar. Al parecer estas acciones evitativas, ge- maltratadores –ambos grupos con historia de maltrato en
neran la sensación de controlabilidad de la experiencia de la infancia–; se encontró que estos últimos se caracteriza-
maltrato y eventualmente pueden considerarse como una ban por haber experimentado más abandono de la pareja
destreza. Por otro lado, y consistente con otras investiga- en el último año; que tanto ellos como su pareja, presenta-
ciones, estaba presente en estos adolescentes una fuerte ban problemas de adicción; que presentaba algún proble-
valoración personal, homologable a buenos niveles de ma de salud físico o psicológico; y con el hijo, tenía un
autoestima y la habilidad para establecer objetivos y metas nivel mayor de expectativas rígidas, y a la vez reconocían
futuras. tener más dificultades en la crianza; ya percibían en ellos,
Cuando se hace referencia a la resiliencia en adultos una mayor cantidad de defectos congénitos y problemas
víctimas de abuso, el funcionamiento competente también médicos o de aprendizaje. Cuando se analizó su historia en
opera con criterios variados, tales como bajos niveles de la infancia; los maltratadores habían hecho abandono del
depresión y adecuados niveles de autoestima (Haz, Casti- hogar de origen en mayor frecuencia que los resilientes y a
llo & Aracena, 2003; Liem, James, O’Toole, & Boudewyn, pesar de haber sido igualados en maltrato físico severo,
1997); o el que el adulto no incurra en el mismo tipo de tenían un mayor nivel de maltrato psicológico y físico leve
abuso al que fue sometido en la infancia (Haz & Castillo, por parte de la madre. Al analizar la capacidad predictiva
2002; Aracena et al. 2000). del modelo, las variables maltrato de la madre, abandono
Al comparar una muestra de adultos no maltratadores y del hogar de origen; la adicción de la pareja y la enferme-
maltratadores, (ambos con historia de maltrato físico en su dad del encuestado lograron clasificar correctamente al
infancia), Haz y Castillo (2002) encontraron que los que 73,33% y a un 76,36% de los resilientes.
no maltrataban a sus hijos en la actualidad –resilientes– se Claramente estos resultados mostraron una mejora sus-
caracterizaban por tener un mayor dominio sobre procesos tancial con respecto a la capacidad de detectar sujetos
de recuerdo, una mayor integración de memoria y afectos. resilientes, y la explicación a esto podría estar en el fuerte
Del mismo modo, tenían mayor tolerancia y regulación de componente interaccional o transaccional de las variables
los afectos; una mejor autoestima; mejores niveles de de dichos estudios, lo cual permitió aumentar el porcentaje
apego y habían sido capaces de asignarle mayor sentido o de sujetos clasificados correctamente.
significado a su experiencia de maltrato en la infancia. De este modo, considerando que la transmisión
Cuando se evaluó la capacidad predictiva de las escalas, intergeneracional del maltrato no es un fenómeno unívoco
dos de ellas –dominio sobre los procesos de recuerdo y (Monaghan-Blout, 1999; Scott-Heller, et al., 1999) y que
significado– lograron clasificar correctamente al 97,5% de existe la posibilidad de que la experiencia de maltrato se
los sujetos maltratadores y al 47,5% de los resilientes. reconvierta en otra (Barudy, 1998, 1999). Los hallazgos
En función de lo anterior, se puede decir que el modelo que hacían una caracterización de estos supuestos resilientes
logró predecir casi de manera perfecta a los maltratadores, generaron un desafío, ya que se habían encontrado varia-
quienes se caracterizan por poseer un escaso dominio so- bles que diferenciaban a maltratadores y resilientes, cuan-
bre sus procesos de recuerdo y de asignar muy poco signi- do ambos tenían la misma historia de maltrato; sin embar-
ficado a sus experiencias de maltrato en la infancia; sin go, dichas variables no eran contrastadas con la inclusión
embargo, no era mejor que el azar la predicción de los de otros grupos, uno de los cuales estaría constituido por
resilientes. maltratadores atípicos (sin historia de maltrato) y el otro
En un estudio similar, con una muestra de adultos no por personas no maltratadoras sin historia de maltrato en
maltratadores –resilientes– y de adultos maltratadores, (am- su infancia.
bos con historia de maltrato físico severo en su infancia), En síntesis, este estudio permite, por una parte, detec-
se encontró que al ser comparados en una escala de poten- tar factores asociados a los maltratadores independiente de
cial maltrato físico, los maltratadores percibían mayor ca- la historia de maltrato que tengan en la infancia; por otro
racterísticas negativas en los niños; presentaban mayores lado, permite detectar factores asociados a la presencia o
niveles de estrés económico y legal; una mayor inestabili- ausencia de historia de maltrato en la infancia y estudiar la
dad anímica y una mayor cantidad de expectativas rígidas interacción de ambas condiciones. Al hacer este nuevo agru-
acerca del comportamiento de los hijos (Aracena, et al. pamiento y análisis, el modelaje de variables psicológicas
2000). En el mismo estudio, al evaluar la capacidad y sociodemográficas permitirá caracterizar diferencialmente
predictiva del modelo, las variables percepción de caracte- al grupo resiliente al maltrato, estudiadas en los artículos
rísticas negativas en los niños, estrés legal y inestabilidad de Haz y Castillo (2002); quedando constituidos los gru-
anímica, lograron clasificar correctamente al 66,13% de pos de la forma como aparecen en la tabla 1. 1
los maltratadores y a un 77,78% de los resilientes. Haz y
Tabla 1:
Grupos según su historia de maltrato físico en la infancia y su condición actual de maltratador
Maltratadores No maltratadores
Con historia de
maltrato físico en la Grupo de maltratadores Grupo de resilientes
infancia
Sin historia de
maltrato físico en la Grupo de maltratadores atípicos Grupo de No maltratadores
infancia
* En los estudios de Haz y Castillo (2002) y en los de Aracena, Castillo, Haz, Cumsille, Muñoz, Bustos & Román, (2000), se comparó al grupo de resilientes
(NMCHM) y el grupo de maltratadores (MCHM). En este nuevo reanálisis se añaden a los maltratadores atípicos (MSHM) y los no maltratadores
(NMSHM).
Tabla 2:
Muestra definitiva para este estudio
Grupos Frecuencia Porcentaje
Maltratadores con historia de maltrato (MCHM) 61 25,2 %
No maltratadores con historia de maltrato (RESILIENTE) 83 34,3 %
Maltratadores sin historia de maltrato (MSHM) 18 7,4 %
No maltratadores sin historia de maltrato (NMSHM) 80 33,1 %
Total 242 100,0 %
* Sujetos seleccionados, usando como criterios los indicadores: la historia de buen trato y de maltrato en la infancia, según el Conflict Tactics Scale (CTS).
1
Esta investigación constituye un análisis secundario de los datos trabajados en los estudios de Haz y Ramírez (1960563, 1996-1997) denominado “Instru-
mento para detectar potencial de maltrato físico infantil: una versión para Chile”.
gación de Haz y Ramírez (1997) adaptó el instrumento pareja y familiar; problemas en o con los niños e irrita-
de modo que los reportes se refirieran a la historia pa- bilidad, impulsividad y baja autoestima. Las preguntas
sada de los encuestados, es decir, a los modos típicos de esta escala son de respuesta forzada y se puntúan
que el padre y madre del encuestado utilizaban para con 0 y 1.
resolver los problemas cuando el(ella) era niño(a). 3) Lista de factores de riesgo psicosocial: en la investiga-
2) Potencial de Maltrato Físico Infantil (PMF) basado en ción Haz y Ramírez (1997) se registró una serie de va-
el Child Abused Potential Scale CAP de Milner (1986), riables psicosociales asociadas a riesgo de maltrato fí-
Este instrumento fue modificado y validado en Chile sico infantil.
de manera preliminar por Haz y Ramírez (1997). Cons- Estas variables fueron agrupadas en cinco categorías
ta de 83 preguntas de las cuales obtuvieron 6 factores. (ver tabla 3): (1) Historia presente del encuestado, (2) his-
A estos factores se les llamó distimia; expectativas rí- toria pasada del encuestado, (3) variables referidas a su pa-
gidas del niño e inversión de roles; historia de abuso y reja actual, (4) variables referidas a su hijo y (5) variables
malas relaciones con los padres; malas relaciones de socioeconómicas (Haz y Castillo, 2002).
Tabla 3:
Lista de variables de riesgo de maltrato infantil
Categoría Variable
* Esta ordenación de variables se hace según el mismo esquema que usaron Haz y Castillo (2002).
RESULTADOS
El instrumento para evaluar Potencial de Maltrato Físi- sexto factor, que explica un 2,84% de la varianza, se le
co Infantil de Haz y Ramírez (1997), fue sometido a un denominó Inestabilidad emocional y falta de control de
análisis factorial exploratorio, con un procedimiento de impulsos.
componentes principales y con rotación varimax. Del aná- Para cada factor, se estimó la confiabilidad a partir del
lisis se extrajeron 6 factores que explican el 39,36% de la cálculo del coeficiente de consistencia interna Alfa de
varianza. Al primer factor, que explica un 18,45% de la Cronbach. El coeficiente promedio para los seis factores
varianza, se le denominó Distimia; al segundo factor, que fue de 0,87. El factor con el coeficiente más bajo fue el
explica un 5,48% de la varianza , se le denominó Expecta- Inestabilidad emocional y falta de control de impulsos con
tivas rígidas acerca de los hijos; al tercer factor, que expli- un valor de 0,82; mientras que el factor con el valor más
ca un 4,55%, se le denominó Historia de buen trato en la alto fue el de Malas relaciones de Pareja con un valor de
infancia; al cuarto factor, que explica un 3,97% de la 0,96 (ver tabla 4). Estos factores fueron transformados a
varianza, se le denominó Felicidad y buenas relaciones fa- variables con el método de regresión, para posteriormente
miliares; al quinto factor, que explica un 3,29% de la ser comparados en los grupos de estudio.
varianza, se le denominó Malas relaciones de pareja y al
Tabla 4.
Coeficientes de consistencia interna de los factores extraídos del CAP
* El nivel de consistencia interna permite establecer que los factores que se extrajeron de la escala de Potencial de Maltrato Físico Infantil (PMF), poseen
muy buenos niveles de confiabilidad.
Respecto de la conducta de encerrar al niño, esto historia de maltrato y en el 2,8% de los no maltratadores
ocurría “casi siempre” en el 20,7% de los maltratadores sin historia de maltrato (χ 2 = 74,56; gl = 6; p < 0,001).
con historia de maltrato; el 15,2% de los no maltratadores
con historia de maltrato, el 6,7% de los maltratadores sin
Análisis discriminante
historia de maltrato y el 0% de los no maltratadores sin
historia de maltrato ( χ 2 = 21,09; gl = 6; p < 0,001). Con las variables que reportaron diferencias
Finalmente, la conducta de amenazar con golpearlo estadísticamente significativas se hizo un análisis discri-
ocurría “casi siempre” en el 31% de los maltratadores con minante. En total ingresaron 28 variables para diferenciar
historia de maltrato, el 54,4% de los no maltratadores con a los cuatro grupos en estudio (tabla 5).
historia de maltrato, en ninguno de los maltratadores sin
Tabla 5.
Promedios y desviaciones estándar de cada grupo en las variables analizadas
Maltratadores con historia No maltratadores con Maltratadores sin historia de No maltratadores sin historia Total
de maltrato historia de maltrato maltrato (Maltratadores de maltrato (N =216)
(n = 55) (Resilientes) Atípicos) (n = 15) (n = 69)
(n = 77)
Media D.E. Media D.E. Media D.E. Media D.E. Media D.E.
Distimia (F1) 1,08 0,14 1,15 0,18 1,22 0,29 1,33 0,27 1,19 0,23
Expectativas Rígidas 1,28 0,24 1,42 0,30 1,37 0,29 1,48 0,29 1,40 0,29
acerca de los niños
(F2)
Historia de buen 0,12 0,26 0,19 0,28 0,68 0,31 0,72 0,25 0,38 0,38
trato en la infancia
(F3)
Bienestar y buenas 0,26 0,35 0,40 0,32 0,59 0,39 0,63 0,25 0,45 0,35
relaciones familiares
(F4)
Malas relaciones de 1,07 0,18 1,09 0,12 1,17 0,10 1,17 0,14 1,12 0,15
pareja
(F5)
Inestabilidad 1,05 0,25 1,09 0,25 1,09 0,21 1,27 0,29 1,14 0,27
emocional y falta de
control de impulsos
(F6)
Defecto congénito en 0,14 0,35 0,03 0,16 0,13 0,35 0,03 0,17 0,06 0,25
el hijo
Problemas médicos o 0,41 0,50 0,27 0,45 0,40 0,51 0,20 0,41 0,29 0,46
de aprendizaje en el
hijo
Enfermedad del 0,68 1,24 0,27 0,45 0,33 0,49 0,14 0,35 0,34 0,75
encuestado
Adicción en el 0,11 0,31 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,03 0,16
encuestado
Adicción en la pareja 2,11 3,47 2,60 3,96 4,20 4,65 1,71 3,54 2,30 3,79
Embarazo no 0,34 1,27 0,22 1,08 0,93 2,28 0,16 1,09 0,28 1,25
deseado hijo 1
La pareja lo 0,61 1,69 0,08 0,27 0,87 2,29 0,30 1,53 0,34 1,38
abandonó durante el
último año
historia de abuso 0,54 1,25 0,39 1,09 0,20 0,41 0,07 0,26 0,31 0,94
sexual
Encuestado se fue de 0,52 0,50 0,32 0,47 0,27 0,46 0,06 0,24 0,29 0,45
su casa
Desempleo de quien 0,63 0,78 0,58 0,68 0,73 0,96 0,55 0,68 0,59 0,72
sustenta el hogar
Su madre gritaba 1,70 0,71 1,36 0,87 0,40 0,74 0,29 0,60 1,04 0,95
Su madre lo 1,54 0,81 1,09 0,93 0,20 0,56 0,04 0,27 0,81 0,95
insultaba
Su madre tiraba, 0,79 0,95 0,73 0,94 0,00 0,00 0,07 0,31 0,48 0,83
rompía o pateaba
objetos
Su madre lo 0,57 0,87 0,36 0,74 0,13 0,52 0,01 0,12 0,29 0,68
encerraba
Su madre amenazaba 1,34 0,90 1,13 0,92 0,20 0,41 0,06 0,24 0,78 0,92
con golpearlo o ...
Su madre le tiraba 1,00 0,99 0,82 0,97 0,00 0,00 0,00 0,00 0,55 0,88
objetos
Su padre gritaba 1,00 0,97 1,16 0,97 0,27 0,70 0,38 0,73 0,81 0,95
Su padre lo insultaba 0,86 0,96 1,17 0,94 0,13 0,52 0,06 0,29 0,66 0,91
Su padre tiraba, 0,43 0,76 0,79 0,96 0,00 0,00 0,10 0,43 0,42 0,79
rompía o pateaba
objetos
Su padre lo 0,43 0,81 0,34 0,72 0,13 0,52 0,00 0,00 0,24 0,63
encerraba
Su padre amenazaba 0,77 0,89 1,19 0,93 0,00 0,00 0,09 0,37 0,65 0,89
con golpearlo o
tirarle algun objeto
Su padre le tiraba 0,55 0,83 0,70 0,93 0,00 0,00 0,00 0,00 0,39 0,76
objetos
* Estadística descriptiva, para cada grupo, en cada una de las variables que se analizaron en este estudio.
Los cuatro grupos fueron sometidos a un análisis discrimi- minante emergieron tres funciones discriminantes que lo-
nante, en el cual 28 variables que resultaron gran clasificar correctamente al 77,0% de todos los suje-
estadísticamente significativas fueron ingresadas al tos. De estos, el 71,4% corresponde a maltratadores con
modelo (tabla 5). historia de maltrato, un 80,5% a resilientes, un 40,0% a
Del total de personas, 25 (10,3%) de ellas fueron ex- maltratadores atípicos y un 85,5% a no maltratadores sin
cluidas porque no poseían información en al menos una de historia de maltrato (ver tabla 6).
las variables independientes. Producto del análisis discri-
Tabla 6.
Cantidad y porcentaje de sujetos clasificación por grupos
Grupos de Estudio Membrecía Grupal Predicha
Maltratador con No Maltratador con Maltratador sin No Maltratador sin Total
Historia de Maltrato Historia de Maltrato Historia de Maltrato Historia de Maltrato
(Maltratador) (Resiliente) (Maltratador atípico) (Control)
Membrecía Maltratador con 40 (71,4%) 14 0 2 56 (100%)
Grupal His toria de Maltrato
Original (Maltratador)
No Maltratador con 9 62 (80,5%) 0 7 77 (100%)
His toria de Maltrato
(Resiliente)
Maltratador sin 0 1 6 (40,0%) 8 15 (100%)
His toria de Maltrato
(Maltratador atípico)
No Maltratador sin 3 3 4 59 (85,5%) 69 (100%)
His toria de Maltrato
(Control)
* La proporción de clasificación correcta de los grupos, está por encima del azar. Aunque esta proporción es mayor para el grupo NMSHM, seguidos por el
grupo RESILIENTE, en penúltimo lugar el grupo de MCHM y finalmente los MSHM.
Al analizar las correlaciones entre las variables poco tiraba, rompía o pateaba objetos. Además, su madre
dicriminantes y las funciones discriminantes canónicas (ver no los insultaba.
tabla 7); se observa que en la primera función, que explica Sin embargo, es un grupo de personas que se fue de su
el 79,1% de la varianza, se da cuenta de un grupo de perso- casa en periodos tempranos, y en la actualidad, tiene pro-
nas que tanto su madre como su padre les gritaban, los blemas de salud y de adicción; el hijo presenta defectos
insultaban, los encerraban, los amenazaban con golpearlo congénitos y problemas médicos o de aprendizaje; por su
o tirarle algún objeto y que tiraban, rompían o pateaban parte, la pareja lo abandonó durante el último año y en su
objetos. En términos de los factores, no tienen una historia funcionamiento psicológico no hay expectativas rígidas
de buen trato en la infancia; en la actualidad perciben ma- acerca de los hijos. Esta segunda función, da cuenta de va-
lestar y malas relaciones familiares; aún cuando hay me- riables del presente, relativas al encuestado, su pareja y a
nores indicadores de distimia, menores niveles de inesta- su hijo.
bilidad y falta de control de impulsos; y no presentan ma- Finalmente, la tercera función discriminante, que ex-
las relaciones de pareja. En general esta función está dan- plica un 4,1%, da cuenta de un grupo de personas en que la
do cuenta de una historia de maltrato en la infancia y ma- pareja tiene problemas de adicción, ésta lo abandonó du-
lestar con el funcionamiento familiar en la actualidad. rante el último año; el embarazo del hijo no fue deseado, y
La segunda función discriminante, que explica un en la actualidad, éste presenta problemas médicos o de
16,8%, da cuenta de una grupo de personas que no expe- aprendizaje. En términos de su funcionamiento psicológi-
rimentaron maltrato psicológico en su infancia por parte co, este grupo de personas no presenta expectativas rígidas
del padre, ya que éste no les gritaba, no los insultaba, no acerca de los niños.
les amenazaba con golpearlo o tirarle algún objeto y tam-
Tabla 7
Correlaciones intra-grupo combinadas entre las variables discriminantes y las funciones discriminantes canónicas tipificadas
g p y p
Variables Función 1 Función 2 Función 3
Historia de buen trato en la infancia (F3) -0,68* 0,03 0,01
Su madre lo insultaba 0,56* 0,20* -0,05
Su madre gritaba 0,54* 0,11 -0,05
Su madre amenazaba con golpearlo o tirarle algún objeto 0,51* 0,03 0,02
Su padre lo insu ltaba 0,39* -0,33* 0,13
Su madre le tiraba objetos 0,39* 0,02 -0,09
Bienestar y buenas relaciones familiares (F4) -0,30* -0,17 0,05
Distimia (F1) -0,30* -0,12 -0,23*
Su madre tiraba, rompía o pateaba objetos 0,30* -0,05 -0,11
Su padre le tiraba objetos 0,29* -0,20* 0,03
Su padre le gritaba 0,26* -0,18* -0,06
Encuestado se fue de su casa 0,26* 0,22* 0,21*
Su madre lo encerraba 0,22* 0,13 0,03
Su padre lo encerraba 0,20* 0,04 0,10
Malas relaciones de pareja (F5) -0,19* -0,02 0,08
Historia de abuso sexual 0,13 0,06 0,05
Su padre lo amenazaba con golpearlo o tirarle algún objeto 0,39* -0,44* 0,03
Su padre tiraba, rompía o pateaba obj etos 0,23* -0,35* 0,01
Adicción en el encuestado 0,11 0,34* -0,17
Enfermedad del encuestado 0,14 0,29* 0,03
Defecto congénito del hijo 0,06 0,29* 0,17*
Expectativas ríg idas acerca de los niños (F2) -0,13 -0,27* -0,13
La pareja lo abandonó durante el últi mo año -0,01 0,25* 0,19*
Adicción en la par eja 0,02 -0,03 0,49*
Inestabil idad emocional y falta de control de imp ulsos (F6) -0,22* -0,07 -0,42*
Embarazo no deseado del hijo 0,00 0,10 0,40*
Probl emas médi cos o de aprendizaje en del hijo 0,08 0,18* 0,22*
Desempleo de quien sustenta el hogar 0,01 0,05 0,16
Cuando se analiza la tabla 8, queda en evidencia que ría de las variables que constituyen la tercera función dis-
sólo las dos primeras funciones son las relevantes, ya que criminante, no resultan ser estadísticamente significativas
el valor λ de Wilks, no es significativo con la tercera fun- (ver tabla 9).
ción discriminante. Lo anterior se explica por que la mayo-
Tabla 8.
Significación de la funciones discrimiantes
Contraste de las funciones λ de Wilks χ2 Gl Sig.
1ª a la 3ª 0,188 334,60 84 0,000
2ª a la 3ª 0,608 99,66 54 0,000
3ª 0,895 22,09 26 0,683
* Por el proceso de eliminación de funciones, sólo resultan significativas las dos primeras. Es decir, la dimensión 1 que se refiere a la Historia de Maltrato y
la dimensión 2 que se refiere a la situación actual del encuestado, su pareja y su hijo.
Tabla 9.
Significación de las variables independientes
Nº Variables λ de Wilks F[3, 213] Sig.
1 Distimia (F1) 0,82 15,47 0,0000**
2 Expectativas Rígidas acerca de los niños (F2) 0,93 5,49 0,0012**
3 Historia de buen trato en la infancia (F3) 0,49 73,55 0,0000**
4 Bienestar y buenas relaciones familiares (F4) 0,82 15,66 0,0000**
5 Malas relaciones de pareja (F5) 0,92 6,07 0,0006**
6 Inestabilidad emocional y falta de control de impulsos (F6) 0,89 9,12 0,0000**
7 Defecto congénito en el hijo 0,95 3,51 0,0163*
8 Problemas médicos o de aprendizaje en el hijo 0,97 2,51 0,0600ns
9 Enfermedad del encuestado 0,92 5,99 0,0006**
10 Adicción en el encuestado 0,92 6,32 0,0004**
11 Adicción en la pareja 0,97 2,05 0,1073ns
12 Embarazo no deseado hijo 1 0,98 1,68 0,1715ns
13 La pareja lo abandonó durante el último año 0,97 2,43 0,0661ns
14 historia de abuso sexual 0,96 2,87 0,0373*
15 Encuestado se fue de su casa 0,85 12,70 0,0000**
16 Desempleo de quien sustenta el hogar 1,00 0,31 0,8214ns
17 Su madre gritaba 0,60 46,64 0,0000**
18 Su madre lo insultaba 0,58 51,99 0,0000**
19 Su madre tiraba, rompía o pateaba objetos 0,83 14,31 0,0000**
20 Su madre lo encerraba 0,89 8,41 0,0000**
21 Su madre amenazaba con golpearlo o tirarle algún objeto 0,63 41,80 0,0000**
22 Su madre le tiraba objetos 0,75 23,93 0,0000**
23 Su padre gritaba 0,85 12,14 0,0000**
24 Su padre lo insultaba 0,71 28,63 0,0000**
25 Su padre tiraba, rompía o pateaba objetos 0,85 12,58 0,0000**
26 Su padre lo encerraba 0,92 6,20 0,0005**
27 Su padre amenazaba con golpearlo o tirarle algún objeto 0,70 30,79 0,0000**
28 Su padre le tiraba objetos 0,83 14,84 0,0000**
* La mayoría de las variables que se correlacionan con la función discriminante 3, no son significativas.
Los centroides de cada grupo son proyectados en un gráfico bidimensional, donde los ejes son las funciones discriminan-
tes (ver figura 1).
Figura 1:
Ubicación de los grupos en las dimensiones
Funciones Discriminantes Canónicas
6
2
MCHM
MSHM
NMSHM
0
RESILIENTE
Función 2
-2
-4
-4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4
Función 1
Con el fin de hacer un análisis más concluyente, las posible afirmar que el grupo MCHM y el grupo
puntuaciones medias en las funciones discriminantes de los RESILIENTE presentan las puntuaciones promedio más
grupos son llevadas a un análisis de varianza. Para la altas, no diferenciándose significativamente entre ellos, pero
primera función discriminante se observan diferencias sig- significativamente mayores a los del grupo MSHM y el
nificativas entre ellas (F[3,213] = 158,8; p < 0,001). Con la grupo NMSHM. A su vez estos dos grupos no se diferen-
prueba de comparaciones múltiples de Games-Howell es cian entre sí (ver figura 2).
Figura 2:
Gráfico de medias en las puntuaciones de la función discriminante 1
2
Media de puntuaciones discriminantes de la función 1
-1
-2
-3
MCHM RESILIENTE MSHM NMSHM
Grupos
Al comparar las medias en la función discriminate 2, se que los otros tres grupos. El grupo NMSHM no se diferen-
observan diferencias significativas entre ellas (F[3,213] = cia significativamente del grupo MSHM, pero sí del grupo
33,64; p < 0,001). Con la prueba de comparaciones múlti- MCHM. Entre los grupos MCHM y MSHM tampoco se
ples de Games-Howell se detecta que el grupo observan diferencias significativas.
RESILIENTE presenta la puntuación promedio más baja
Figura 3:
Gráfico de medias en las puntuaciones de la función discriminante 2
1,5
Media de puntuaciones discriminantes de la función 2
1,0
,5
0,0
-,5
-1,0
MCHM RESILIENTE MSHM NMSHM
Grupos
no está enfermo, cuenta con la presencia de su pareja, su Las variables del modelo logran diferenciar con éxito a
hijo no tiene defectos y problemas médicos o de aprendi- los grupos, por encima de lo que se espera por azar (un
zaje; factores estresores que aumenta la probabilidad de 25%), lo que permite afirmar que el modelo cumple bien
maltratar a los hijos (Knutson, 1997). El hecho que la pre- con su función predictiva.
sencia de expectativas rígidas hacia los hijos opere en el Las variables Historia de abuso sexual en la infancia y
sentido contrario a lo propuesto por Milner (1993) o Haz y Desempleo de quien sustenta el hogar, no resultan estar
Ramírez (1998), se puede entender simplemente por el he- asociadas a ninguna de las condiciones.
cho de que los estresores son más importantes que el pro-
pio funcionamiento cognitivo del sujeto. O más aún, que
independiente del nivel de expectativas rígidas que el suje-
to tenga, los estresores poseen un papel más importante en
desencadenar el maltrato.
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