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INTEGRANTES:
PARI RAMOS LILIAN ROSSI
PACOMPIA PEÑALOZA KAREN
MIRANDA NUÑEZ NOELIA
PILCO PÉREZ BLANCA ROSAMARY
MAMANI CHURQUI REYNA S.
MONTES DE OCA SERRUTO YAMIL
LLAVILLA QUISPE YOVANA
1
DEDICATORIA
2
ÍNDICE
3
INTRODUCCIÓN
Así mismo trataremos artículo por artículo del título I pues veremos, primero el
objeto de la Ley, segundo el derecho a la consulta, tercero la finalidad de la consulta y
por último los principios que rigen esta ley, es por ello que finalizaremos este trabajo con
unas conclusiones que consideramos importantes.
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Objeto de la ley (artículo 1)
1.1 Análisis
Se trata de una norma general que presenta el objetivo de la ley y plantea las fuentes
normativas que permitirán interpretar el contenido de las diferentes disposiciones. Varias
reglas se pueden desprender de este artículo.
La primera es que las normas de rango legal y reglamentario deben ser interpretadas de
conformidad con las normas de rango constitucional. Esto puede sonar evidente para los
abogados, pero en la realidad no lo es tanto, pues aún encontramos que las normas legales
y reglamentarias que regulan las actividades del Ministerio de Energía y Minas no han
sido adecuadas al Convenio 169 de la OIT a pesar de su superioridad jerárquica
normativa. En efecto, el ordenamiento jurídico debe ajustarse al Convenio 169 de la OIT.
La validez de cada disposición de esta ley estará en función de que se ajuste y no
desnaturalice el Convenio 169 de la OIT. En caso contrario, la disposición o norma de
esta ley que la contradiga tendrá un problema de validez material: tendrá un vicio de
nulidad. Asimismo, si bien toda norma que reglamenta una ley debe ajustarse y no
desnaturalizarla, ello solo será en la medida en que la ley a su vez no contravenga o
incumpla norma de rango constitucional. La norma reglamentaria también debe respetar
las normas de rango constitucional de conformidad con los artículos 51 y 138 segundo
párrafo de la Constitución. En caso de contradicción entre las normas del Convenio y las
de rango legal o reglamentario, prevalecerán las del Convenio 169 de la OIT en atención
a su jerarquía jurídica, resultando nulas las de inferior jerarquía.
No se trata de separar las normas jurídicas según rangos y jerarquías (desde constitucional
a hasta reglamentaria). Todas las normas, tengan rango o jerarquía constitucional o legal,
5
forman parte de un solo ordenamiento jurídico, en consecuencia, deben ser interpretada
de forma armónica. No hay dos ordenamientos jurídicos, hay uno solo.
Finalmente, habrá que tener cuidado al momento de aplicar la jurisprudencia del TC, pues
si bien hay sentencias que han hecho importantes desarrollos del derecho a la consulta y
de los derechos de los pueblos indígenas, hay otras cuyo desarrollo jurisprudencial resulta
errático y zigzagueante, incluso en las que el propio TC después ha rectificado.2 El
problema con las sentencias es que por un lado desarrollan importantes conceptos, y de
otro lado, al momento de resolver el caso concreto, desprotegen a los pueblos indígenas.3
En ese sentido, no deberán ser recogidas aquellas sentencias que son incompatibles con
el Convenio 169 de la OIT y con el desarrollo jurisprudencial de la Corte IDH.
El Convenio 169 de la OIT fue aprobado por el Estado Peruano el 5 de diciembre de 1993
a través de la Resolución Legislativa Nº 26253, y ratificado el 17 de enero de 1994.
Conforme a lo establecido en el propio Convenio, éste es de cumplimiento obligatorio
para nuestro país a partir del 2 de febrero de 1995. Su vigencia a partir del año 1995 fue
ratificada por el TC en diferentes sentencias.
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del Código Procesal Constitucional. Esto ha sido reiterado por la sentencia del TC 00022-
2009-PI/ TC, la cual ha señalado que el Convenio 169 de la OIT tiene función normativa
e interpretativa (F.J. 31). Esto luego fue reiterado en la STC Nº 05427-2009-/TC (F.J. 9).
Las normas de la Declaración de las Naciones Unidas de los derechos de los Pueblos
Indígenas, se aplican en la medida en que desarrollen un derecho que ha sido reconocido
en una norma vinculante para el Estado peruano, como por ejemplo el Convenio 169 de
la OIT. Así por ejemplo, el artículo 16 del Convenio que desarrolla el desplazamiento de
los pueblos indígenas deberá interpretarse en consonancia con el artículo 10 de la
DNUDPI.
Dos normas fundamentan la fuerza normativa de las sentencias del TC. En primer lugar
el artículo 82 del Código Procesal Constitucional, el que señala de forma clara y precisa
que “[l]as sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de inconstitucionalidad
y las recaídas en los procesos de acción popular que queden firmes tienen autoridad de
cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos
generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación” (Énfasis nuestro). En
segundo lugar, los párrafos segundo y tercero del artículo VI del Título Preliminar del
Código procesal Constitucional, disposiciones que desarrollan la doctrina jurisprudencial:
Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya
sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción
popular. Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley
y los reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a
la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el
Tribunal Constitucional.
a) Antecedentes:
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 1º.
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 1º.
b) Concordancias
a) Jurisprudencia del TC
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con las cuales pueda estar relacionada (principio de unidad de la Constitución), sino
también bajo los alcances del Derecho Internacional de los Derechos Humanos”.
“Los tratados internacionales sobre derechos humanos de los que el Estado peruano es
parte integran el ordenamiento jurídico. Dichos tratados no sólo conforman nuestro
ordenamiento sino que, además, detentan rango constitucional”.
“El rango que detentan trae consigo que dichos tratados estén dotados de fuerza activa y
pasiva propia de toda fuente de rango constitucional; es decir, fuerza activa, conforme a
la cual estos tratados han innovado nuestro ordenamiento jurídico incorporando a éste, en
tanto derecho vigente, los derechos reconocidos por ellos, pero no bajo cualquier
condición, sino a título de derechos de rango constitucional. Su fuerza pasiva trae consigo
su aptitud de resistencia frente a normas provenientes de fuentes infraconstitucionales, es
decir, ellas no pueden ser modificadas ni contradichas por normas infraconstitucionales
e, incluso, por una reforma de la Constitución que suprimiera un derecho reconocido por
un tratado o que afectara su contenido protegido. Los tratados sobre derechos humanos
representan en tal sentido límites materiales de la propia potestad de reforma de la
Constitución”.
“Habiéndose aprobado el Convenio Nº 169 […] su contenido pasa a ser parte del Derecho
nacional, tal como lo explicita el artículo 55 de la Constitución, siendo además obligatoria
su aplicación por todas las entidades estatales. Por consiguiente, en virtud del artículo V
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el tratado internacional viene a
9
complementar -normativa e interpretativamente- las cláusulas constitucionales sobre
pueblos indígenas que, a su vez, concretizan los derechos fundamentales y las garantías
institucionales de los pueblos indígenas y sus integrantes”.
• STC Nº 06316-2008-PA/TC: El Convenio 169 de la OIT está vigente desde 1995 (F.J.
23).
• STC Nº 00023-2009-PI/TC. Toda norma no consultada es nula (F.J. 5). • STC Nº 06316-
2008-PA/TC. El acto administrativo no consultado es incompatible con la Constitución
(F.J. 27).
• STC Nº 00025-2009-PI. ¿Desde cuándo tiene vigencia el Convenio 169 de la OIT? (F.J.
23)
10
• STC Nº 00022-2009-PI/TC. Reiteración del reconocimiento del rango constitucional del
Convenio 169 de la OIT y de su función normativa e interpretativa (F.J. 31)
11
“La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la
ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento
jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la
Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están
sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la
Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin,
y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial
debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas
internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado,
sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana”.
Sobre la fecha del inicio de entrada en vigencia del Convenio 169 de la OIT
Asimismo, CEACR en su informe sobre Perú para el año 2011 observo que la sentencia
núm. 022-2009-PI/TC tiene fecha 9 de junio de 2010. Por lo tanto, el derecho de consulta
no se consideraría obligatorio antes de dicha fecha. A este respecto, la Comisión recuerda
que de conformidad con el artículo 38 del Convenio, el mismo entrará en vigor para cada
Miembro de la OIT, 12 meses después de la fecha en que haya sido registrada su
ratificación. Teniendo en cuenta que el Perú ratificó el Convenio el 2 de febrero de 1994,
la Comisión recuerda que todas sus disposiciones, incluidas aquellas relativas a la
obligación de consulta son vinculantes desde el 2 de febrero de 1995. En virtud del
mencionado artículo 38 del Convenio y a la luz del artículo 12 del Convenio relativo a la
protección judicial de los derechos reconocidos en el Convenio, la Comisión solicita al
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Gobierno que indique cómo se garantiza que los pueblos indígenas puedan disponer de
una tutela judicial efectiva del derecho a la consulta a partir de la entrada en vigor del
Convenio.
Por último, la CEACR en su informe general para el año 2011, al referirse al Perú, observó
que:
Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya. La situación de los pueblos
indígenas en Chile.
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transparentes. Este requisito responde a la necesidad de dotar de seguridad jurídica a todo
acto del Estado, así como a los objetivos de adecuación y representatividad de las
consultas a los pueblos indígenas, evitando arbitrariedades y conflictos innecesarios. La
adopción de dichos procedimientos debería ser en sí mismo un proceso consensuado, con
la participación activa de los pueblos indígenas”.
2.1 Análisis
Es una de las normas centrales de la ley pues precisa el contenido del derecho a la consulta
previa. La disposición retoma el contenido del artículo 6 del Convenio 169 de la OIT. En
efecto, el legislador precia que la consulta procederá cuando se afecte los derechos
colectivos, sobre su existencia física, identidad cultural, calidad de vida o desarrollo. Un
tema que deberá evaluarse es si la redacción está cerrando la posibilidad que se realice la
consulta cuando se afecten derechos individuales de los miembros de los pueblos
indígenas ejercidos masivamente. Decimos esto porque el artículo 6 del Convenio 169 de
la OIT no restringe a los derechos colectivos. Lo único que exige es que afecten a los
pueblos indígenas. Sin embargo, el artículo 2 solo restringe la consulta a los derechos
colectivos. Esta distorsión ha sido introducida por el TC (00025-2009-PI, F.J. 28). Esta
tesis de solo consultar la afectación de los derechos colectivos no estaba en la sentencia
00022-2009-PI (ver, por ejemplo, el fundamento 19).
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procedimiento adecuado que busque lograr el consentimiento o llegar a acuerdos con los
representantes de los pueblos indígenas. El cumplimiento del procedimiento señalado
constituye una condición de validez de las decisiones estatales que requieran ser
consultadas en virtud de la presente Ley y su reglamento.
Esto es muy importante en caso que se quiera burlar este derecho de los pueblos
indígenas. Como señala García Hierro, los actos administrativos que afectando de manera
directa a un pueblo indígena se implementen sin el procedimiento adecuado de consulta
deben ser suspendidos en sus efectos hasta que ese proceso se lleve a efecto. Esto debería
de quedar así establecido en la ley. Al carecer de validez legal tales actos no generan
derechos adquiridos siendo la entidad responsable de ejecutar la consulta responsable de
los daños y perjuicios ocasionados al pueblo indígena y a los terceros afectados por el
incumplimiento de esta obligación.
Todos los derechos de los derechos de los pueblos indígenas son indivisibles
Si bien esta ley está referida al derecho a la consulta, no podemos olvidar que el derecho
a la consulta es un derecho procesal que permite la defensa de otros derechos como el
derecho a la tierra o a los recursos naturales. Por ello resulta vital no perder de perspectiva
esto, Como dice el TC “todos los derechos humanos constituyen un complejo integral
único e indivisible, en el que los diferentes derechos se encuentran necesariamente
interrelacionados y son interdependientes entre sí”. STC Nº 2945-2003-AA, F.J. 11. El
Estado está en la obligación de proteger y desarrollar normativamente todos y cada uno
de los derechos de los pueblos indígenas reconocidos en el Convenio 169 de la OIT. Por
eso no debemos de perder de perspectiva la vigencia de los otros derechos de los pueblos
indígenas.
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 2º, b).
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 2º, a).
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• Documento Final de la Mesa 3, “Sobre el Derecho de Consulta” Grupo Nacional de
Coordinación para el desarrollo de los Pueblos Amazónicos. 03 de diciembre de 2009.
Artículo 2º. b).
b) Concordancias normativas
c) establecer los medios para el pleno desarrollo de las instituciones e iniciativas de esos
pueblos, y en los casos apropiados proporcionar los recursos necesarios para este fin.
“Artículo 19: Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los pueblos
indígenas interesados por medio de sus instituciones representativas antes de adoptar y
aplicar medidas legislativas o administrativas que los afecten, a fin de obtener su
consentimiento libre, previo e informado.”
“Artículo 32 (…) 2. Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los
pueblos indígenas interesados por conducto de sus propias instituciones representativas a
fin de obtener su consentimiento libre e informado antes de aprobar cualquier proyecto
que afecte a sus tierras o territorios y otros recursos, particularmente en relación con el
desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos o de otro tipo”.
a) Jurisprudencia del TC
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“Esta libre determinación, juntamente con la concepción que los pueblos indígenas tienen
sobre la tierra, sirve de base para la configuración y sustento del derecho a la consulta
previa. Este derecho, que viene a ser concretización también del artículo 2.17 de la
Constitución, se encuentra explícitamente recogido en los artículo 6 y 7 del Convenio
169”.
“El respeto a los derechos humanos constituye un límite a la actividad estatal, lo cual vale
para todo órgano o funcionario que se encuentra en una situación de poder, en razón de
si carácter oficial, respecto de las demás personas”.
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La obligación del Estado de garantizar el derecho a la consulta exige medidas legales
y administrativas
“El Estado debe adoptar las medidas legislativas, administrativas o de otra índole que
sean necesarias para reconocer y garantizar el derecho del pueblo Saramaka a ser
efectivamente consultado, según sus tradiciones y costumbres, o en su caso, el derecho
de otorgar o abstenerse de otorgar su consentimiento previo, libre e informado, respecto
de los proyectos de desarrollo o inversión que puedan afectar su territorio, y a compartir,
razonablemente, los beneficios derivados de esos proyectos con el pueblo Saramaka, en
el caso de que se llevaren a cabo, en los términos de los párrafos 129 a 140, 143, 155, 158
y 194(d) de esta Sentencia”.
Las dos dimensiones del derecho a la participación a propósito del artículo 6 del
convenio 169 de la OIT
“Cabe distinguir […] dos dimensiones del derecho de participación de los pueblos
indígenas y tribales: Primero, la obligación contenida en el literal b) de establecer los
medios a través de los cuales los pueblos interesados puedan participar libremente, por lo
menos en la misma medida que otros sectores de la población, y a todos los niveles en la
adopción de decisiones en instituciones electivas y organismos administrativos y de otra
índole responsables de políticas y programas que les conciernan. En segundo lugar, el
deber de consulta previsto en el literal a) en relación con las medidas legislativas o
administrativas susceptibles de afectar directamente a dichos pueblos. Cuando se adopten
medidas en aplicación del Convenio, cabe distinguir dos niveles de afectación de los
pueblos nativos: el que corresponde a las políticas y programas que de alguna manera les
competen, evento en el que debe hacerse efectivo un derecho general de participación; y
el que corresponde a las medidas administrativas o legislativas que sean susceptibles de
afectarlos directamente, caso para el cual se ha previsto un deber de consulta”.
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consideren y valoren las posiciones que sobre sus decisiones tienen los integrantes y
representantes de las minorías étnicas nacionales, forzándose a propiciar un acercamiento
y, de ser posible, un acuerdo. Las consultas que se ordenan, entonces, no pueden ser
utilizadas para imponer una decisión, como tampoco para eludir el cumplimiento de una
obligación, sino que deberán ser tenidas como una ocasión propicia y no desperdiciable
para que las entidades gubernamentales encargadas de autorizar, ejecutar y vigilar la
política estatal de erradicación de cultivos ilícitos consideren el derecho de los pueblos
indígenas y tribales a exponer los condicionamientos que dicha política debe incluir, con
miras a respetar su derecho a la integridad cultural, y la autonomía de sus autoridades en
sus territorios”.
“En relación con el deber de consulta de las medidas que sean susceptibles de afectar
directamente a los pueblos indígenas y tribales, la Corte ha dicho que el mismo es
consecuencia directa del derecho que les asiste a las comunidades nativas de decidir las
prioridades en su proceso de desarrollo y preservación de la cultura y que, cuando procede
ese deber de consulta, surge para las comunidades un derecho fundamental susceptible de
protección por la vía de la acción de tutela, en razón a la importancia política del mismo,
a su significación para la defensa de la identidad e integridad cultural y a su condición de
mecanismo de participación”.
“En ese escenario sería forzoso concluir que, de acuerdo con la jurisprudencia, la omisión
de la consulta afecta la materialidad misma de la ley, porque, independientemente del
sentido y alcance de sus disposiciones, existe una carencia en las mismas, porque no son
portadoras del valor que les conferiría el hecho de haber sido consultadas con las
comunidades afectadas de manera previa a su adopción”.
“Sin perjuicio del hecho de que todo proceso de consulta debe perseguir el objetivo del
consentimiento, en algunos casos específicamente definidos, la jurisprudencia de la Corte
Interamericana y los estándares internacionales exigen jurídicamente que los Estados
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obtengan el consentimiento libre e informado de los pueblos indígenas con carácter previo
a la ejecución de planes o proyectos que puedan afectar sus derechos de propiedad sobre
las tierras, territorios y recursos naturales”.
“El requisito del consentimiento debe interpretarse como una salvaguarda reforzada de
los derechos de los pueblos indígenas, dada su conexión directa con el derecho a la vida,
a la identidad cultural y a otros derechos humanos esenciales, en relación con la ejecución
de planes de desarrollo o inversión que afecten al contenido básico de dichos derechos.
El deber de obtención del consentimiento responde, por lo tanto, a una lógica de
proporcionalidad en relación con el derecho de propiedad indígena y otros derechos
conexos”.
“La consulta no es un acto singular, sino un proceso de diálogo y negociación que implica
la buena fe de ambas partes y la finalidad de alcanzar un acuerdo mutuo. Los
procedimientos de consulta, en tanto forma de garantizar el derecho de los pueblos
indígenas y tribales a participar en los asuntos susceptibles de afectarles, deben
“propender por la obtención del consentimiento libre e informado de los pueblos y no
limitarse únicamente a una notificación o a un trámite de cuantificación de daños”.
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El contenido mínimo del deber de consulta según la CIDH
“Los contenidos mínimos del deber de consulta, tal y como han sido elaborados por la
jurisprudencia interamericana y los instrumentos y la práctica internacionales, definen la
consulta no como un acto singular, sino como un proceso de diálogo y negociación que
implica la buena fe de ambas partes y la finalidad de alcanzar un acuerdo mutuo”.
“En todos los casos en que una medida propuesta afecte los intereses particulares de los
pueblos indígenas, la obtención de su consentimiento deberá ser, en cierta medida, una
finalidad de las consultas. (…) esta exigencia no confiere a los pueblos indígenas un
‘poder de veto’ sino que, más bien, establece la necesidad de elaborar procedimientos de
consulta con el fin de hacer todo lo posible por lograr el consenso de todas las partes
interesadas. (…) Esos principios [de consulta y consentimiento] han sido concebidos para
crear un diálogo en que los Estados y los pueblos indígenas puedan trabajar de buena fe
con miras al logro del consenso y procuren seriamente llegar a un acuerdo satisfactorio.
(…) el deber de los Estados de celebrar consultas con los pueblos indígenas y los
principios conexos ha surgido para poner fin a modelos históricos de decisiones que se
han impuesto a los pueblos indígenas y a condiciones de vida que han amenazado su
supervivencia. Al mismo tiempo, los principios de consulta y consentimiento no
confieren a los pueblos indígenas un derecho a imponer unilateralmente su voluntad a los
Estados que actúan legítimamente y de buena fe en bien del interés del público. Los
principios de consulta y consentimiento están más bien encaminados a evitar que se
imponga la voluntad de una parte sobre la otra y a que, en lugar de ello, se procure llegar
a un entendimiento mutuo y adoptar decisiones por consenso”.
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aprobación e implementación de medidas que puedan implicar un impacto que afecte
sustantivamente al contenido esencial de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus
tierras, territorios y recursos naturales. Estas situaciones incluyen el traslado de los
pueblos indígenas de sus territorios tradicionales; el depósito o vertido de materiales
peligrosos en estos territorios, y cualquier proyecto “de desarrollo o inversión a gran
escala” que pueda tener “un mayor impacto” sobre estos territorios. En estos y otros
supuestos, el consentimiento es exigido en la medida en que exista el riesgo de afectar a
la “supervivencia física y cultural” de un pueblo”.
“1) las consultas deben ser formales, plenas y llevarse a cabo de buena fe; debe producirse
un verdadero diálogo entre los gobiernos y los pueblos indígenas y tribales caracterizado
por la comunicación y el entendimiento, el respeto mutuo, la buena fe y el deseo sincero
de alcanzar un acuerdo; 2) tienen que establecerse mecanismos apropiados a escala
nacional y ello debe realizarse de una forma adaptada a las circunstancias; 3) tienen que
llevarse a cabo consultas a través de instituciones representativas de los pueblos indígenas
y tribales en relación con las medidas legislativas y administrativas; 4) deben llevarse a
cabo consultas con el objetivo de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento sobre las
medidas propuestas”.
“El deber de celebrar consultas se aplica siempre que una decisión legislativa o
administrativa pueda afectar a los pueblos indígenas en modos no percibidos por la
población general del Estado, y en tales casos el deber se aplica en relación con los
pueblos indígenas que se ven particularmente afectados y respecto de esos intereses
particulares. El deber de celebrar consultas no solo se aplica cuando la medida propuesta
se refiere a derechos sustantivos ya reconocidos en el derecho interno, como los derechos
relativos a las tierras”.
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La finalidad de la consulta es alcanzar un acuerdo o consentimiento entre el Estado y los
pueblos indígenas u originarios respecto a la medida legislativa o administrativa que les
afecten directamente, a través de un diálogo intercultural que garantice su inclusión en
los procesos de toma de decisión del Estado y la adopción de medidas respetuosas de sus
derechos colectivos.
3.1 Análisis
La norma recoge lo establecido en el artículo 6.2 del Convenio 169 de la OIT. Sin
embargo, objetivamente introduce una precisión, y es la referencia a que el proceso de
dialogo busca proteger los derechos colectivos. Como hemos mencionado, esta
restricción puede ser peligrosa pues ni el artículo 6 del Convenio 169 de la OIT y ni el 19
de la DNUDPI restringen la consulta a la afectación de derechos colectivos. Ambas
disposiciones hablan solo de afectar a los pueblos indígenas.
De otro lado, el artículo plantea dos escenarios. Uno es que los pueblos indígenas dan su
consentimiento a la propuesta del Estado. El otro escenario es aquel en el cual el Estado
y los pueblos indígenas, luego de un intenso y prolongado dialogo se ponen de acuerdo,
lo cual implica múltiples concesiones mutuas. Consideramos que este segundo escenario
será en nuestra opinión el más recurrente en la realidad, razón por el cual hace bien la ley
en recogerlos.
¿Cuáles son los criterios para identificar “los impactos significativos en los pueblos
indígenas”?
La Corte IDH identificó algunos criterios que permiten determinar si un proyecto o plan
de desarrollo o inversión tendrá un impacto significativo en un territorio protegido y si
las comunidades tendrán que enfrentar cambios sociales y económicos profundos. Los
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efectos previstos que sirven como criterios para determinar que se está en presencia de
proyectos o planes que tendrán impactos mayores son aquellos que implican: 1) la pérdida
de territorios y tierra tradicional, 2) el desalojo, 3) la migración, 4) el posible
reasentamiento, 5) el agotamiento de recursos necesarios para la subsistencia física y
cultural, 6) la destrucción y contaminación del ambiente tradicional, 7) la desorganización
social y comunitaria, 8) los negativos impactos sanitarios y nutricionales de larga
duración, y 9) el abuso y la violencia.
La finalidad de la consulta fue desnaturalizada por normas que esta ley intenta
resucitar en la segunda disposición complementaria final para las concesiones
mineras y petroleras anteriores a su promulgación
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 35º, a).
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículos 2º b) y 17º.
b) Concordancias normativas
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Artículo 6
[…]
Artículo 32.
[…]
2. Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los pueblos indígenas
interesados por conducto de sus propias instituciones representativas a fin de obtener su
consentimiento libre e informado antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus
tierras o territorios y otros recursos, particularmente en relación con el desarrollo, la
utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos o de otro tipo.
a) Jurisprudencia del TC
La finalidad de la consulta
“la Corte ha manifestado que al garantizar la participación efectiva de los integrantes del
pueblo Saramaka en los planes de desarrollo o inversión dentro de su territorio, el Estado
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tiene el deber de consultar, activamente, con dicha comunidad, según sus costumbres y
tradiciones […] Este deber requiere que el Estado acepte y brinde información, e implica
una comunicación constante entre las partes. Las consultas deben realizarse de buena fe,
a través de procedimientos culturalmente adecuados y deben tener como fin llegar a un
acuerdo”.
Finalidad de la consulta
“La institución de la consulta a las comunidades indígenas que pueden resultar afectadas
con motivo de la explotación de los recursos naturales, comporta la adopción de
relaciones de comunicación y entendimiento, signadas por el mutuo respeto y la buena fe
entre aquéllas y las autoridades públicas, tendientes a buscar: a) Que la comunidad tenga
un conocimiento pleno sobre los proyectos destinados a explorar o explotar los recursos
naturales en los territorios que ocupan o les pertenecen, los mecanismos, procedimientos
y actividades requeridos para ponerlos en ejecución. b) Que igualmente la comunidad sea
enterada e ilustrada sobre la manera como la ejecución de los referidos proyectos puede
conllevar una afectación o menoscabo a los elementos que constituyen la base de su
cohesión social, cultural, económica y política y, por ende, el sustrato para su subsistencia
como grupo humano con características singulares. c) Que se le dé la oportunidad para
que libremente y sin interferencias extrañas pueda, mediante la convocación de sus
integrantes o representantes, valorar conscientemente las ventajas y desventajas del
proyecto sobre la comunidad y sus miembros, ser oída en relación con las inquietudes y
pretensiones que presente, en lo que concierna a la defensa de sus intereses y,
pronunciarse sobre la viabilidad del mismo. Se busca con lo anterior, que la comunidad
tenga una participación activa y efectiva en la toma de la decisión que deba adoptar la
autoridad, la cual en la medida de lo posible debe ser acordada o concertada”.
“Las consultas llevadas a cabo en aplicación de este convenio deberán efectuarse de buena
fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo
o lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas. […] lo que está en juego es
el presente y futuro de un pueblo, de un grupo de seres humanos que tiene derecho a auto-
determinarse y defender su existencia física y cultural, por “absurdas o exóticas” que para
algunos puedan parecer sus costumbres y modos de vida[…] “la necesidad de que la
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discusión no sea planteada en términos de quién veta a quién, sino que ante todo se trata
de un espacio de disertación entre iguales en medio de las diferencias, oportunidad para
que los organismos estatales y concesionarios del Estado puedan explicar de forma
concreta y transparente cuáles son los propósitos de la obra y la comunidad pueda exponer
cuáles son sus necesidades y puntos de vista frente a la misma”.
“Los principios de consulta y consentimiento no dan lugar a que los mismos pueblos
indígenas impongan su voluntad sobre el resto de la sociedad cuando estos otros tengan
intereses legítimos e importantes en juego. Al oponerse a la imposición de una parte sobre
la otra, los principios de consulta y de consentimiento buscan promover el entendimiento
mutuo y el consenso en la toma de decisiones.”
“El cumplimiento del deber estatal de consulta debe regularse en el ordenamiento jurídico
interno a través de medidas legislativas o administrativas (artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana), de tal manera que se garantice plenamente el principio de
legalidad y la certeza jurídica a todos los actores implicados. Sin embargo la ausencia de
regulación no exime al Estado de dicho deber. Los Estados deben aprobar legislación que
desarrolle los derechos individuales de los indígenas, que garantice mecanismos de
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participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones de índole política,
económica y social que afecten sus derechos y que incremente su participación política
en la adopción de decisiones a nivel nacional; para estos efectos, los Estados deben
prescribir reglas y requisitos claros para el proceso de las consultas, que incluyan por
ejemplo la información que debe ser compartida con las comunidades afectadas o el
alcance del apoyo comunitario necesario para permitir el otorgamiento de la licencia”.
Artículo 4. Principios.-
4.1 Análisis
No se han recogido todos los principios desarrollados por el TC, que no solo desarrolla
principios en materia de derecho a la consulta sino en otras materias referidas a los
derechos de los pueblos indígenas, y que son fundamentales al momento de la
interpretación de las mismas. Ciertamente, como ya lo dijimos anteriormente, debemos
analizar muy críticamente la jurisprudencia del TC pues para nadie es un secreto sus fallos
erráticos.
Esto es algo que todavía no se termina de comprender. Los principios jurídicos pero sobre
todo los constitucionales, no son simples aspiraciones o recomendaciones, sino que
constituyen verdaderos mandatos cuya inobservancia acarrea la invalidez de la norma o
el acto que se desvincula.
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• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º.
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 3º.
a) Jurisprudencia del TC
“De la inobservancia de los principios que definen el contenido esencial del deber de
consultar resulta el surgimiento de responsabilidad internacional en cabeza del
Estado. De hecho, en el caso Saramaka, la falta de aplicación del deber de consulta y de
otras garantías conexas fue el principal argumento de la Corte Interamericana para llegar
a concluir que había habido una violación del derecho de propiedad de dicho pueblo y
determinar las correspondientes reparaciones”.
Para la CCC, para que se realice un proceso de consulta previa deben reunirse ciertos
criterios como: “(i) la participación indígena debe ser real y efectiva en relación con los
asuntos que afectan a las comunidades, particularmente respecto de la explotación de
recursos naturales yacentes en sus territorios; (ii) los mecanismos de participación no
pueden limitarse a cumplir una simple función informativa; y (iii), dichos mecanismos,
particularmente el derecho de consulta previa, deben desarrollarse de buena fe, de manera
apropiada a las circunstancias y con miras a alcanzar un acuerdo o lograr el
29
consentimiento de las comunidades indígenas acerca de las medidas legislativas
propuestas”.
En relación con el proceso de consulta, el Relator Especial ha señalado que: “1. Debe
realizarse con carácter previo; 2. No agotarse con la mera información; 3. Debe ser de
buena fe; 4. Debe ser adecuada y a través de las instituciones representativas indígenas;
5. Debe ser sistemática y transparente; y 6. Debe determinarse su alcance”. Asimismo, en
otro momento, el mismo Relator Especial, menciono que:
Artículo 4. Principios.-
5.1 Análisis
Esta es una cuestión clave que no estaba muy clara en el Convenio 169 de la OIT. Se
recoge en realidad una regla que precisaron el TC, la Corte IDH, la CEACR y los
diferentes pronunciamientos del Relator de las Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas.
El requisito de la oportunidad es en realidad un requerimiento que pone a prueba si existe
una real intención de realizar el proceso de consulta previa, o si en realidad se quiere
hacer una formalidad carente de sentido. La idea de hacerlo antes es, precisamente,
porque se considera importante la opinión de los pueblos indígenas, y se espera escuchar
30
a los pueblos indígenas con miras a incorporar sus planteamientos y eventualmente
reformular el proyecto o incluso desistir de su realización. El mismo nombre de consulta
“previa” sugiere que es antes de que se tome la decisión y no posteriormente. En aquellos
casos en que se continúe con el proyecto sin consulta, el juez constitucional tendrá que
suspender el acto administrativo inconsulto hasta que se consulte tal como lo ha hecho la
Corte Constitucional de Colombia en el caso T-769 de 2009.
Por eso se denomina consulta previa. Una desnaturalización de ello se puede encontrar
en el Decreto Supremo Nº 028-2008-EM, en la Resolución Ministerial Nº 304-2008-
MEM/DM y en el Decreto Supremo Nº 012-2008-MEM, que reglamentaron la
participación ciudadana en el sector de minero e hidrocarburos. En ellas se establece que
la consulta se realizará luego de tomar la decisión administrativa y no antes de ella,
desconociendo lo ordenado por el TC.19 Estas normas han sido convalidadas por la
Segunda Disposición Complementaria y Final de la ley de consulta aún cuando, en
nuestra opinión, ellas adolecen de un vicio de nulidad pues solo admiten la consulta previa
a partir de la exploración en minería y de la negociación en hidrocarburos.
Ello implica que los pueblos indígenas tomaran una decisión sin poder antes revisar cuáles
serán los reales y verdaderos impactos de la minera en sus territorios. Esto exige adecuar
dicha reglamentación al Convenio 169 de la OIT. En efecto, según el artículo 21 del
Decreto Supremo 020-2008-EM, norma a través de la cual se aprueba el Reglamento
Ambiental para las actividades de exploración minera, estas deben realizar en forma
previa a los estudios de impacto ambiental. Dependiendo de las dimensiones, este podrá
ser Declaración de impacto ambiental (DIA) si estamos ante la categoría I y estudio de
impacto ambiental semidetallado (EIAsd) si estamos a la categoría II. Ambas categorías
son precisadas en el artículo 20 de la misma norma.
31
1. Los titulares de concesiones mineras y/o concesiones de beneficio […].
El problema está en que la consulta previa a los pueblos indígenas debe realizarse antes
de la expedición de la concesión minera, habiendo previamente entregado a los pueblos
indígenas información suficiente y objetiva sobre los posibles impactos que la medida a
adoptarse generará en los referidos pueblos indígenas, siendo el documento que puede
evidenciar ello, los estudios de impacto ambiental, herramienta idónea para evaluar
aquello.
Sin embargo, ello no es posible pues la norma establece que este se realizara luego de la
concesión y antes de exploración y luego antes de la explotación. Ello nos hace
preguntarnos, sobre qué base o con qué información objetiva e idónea, los pueblos
indígenas evaluaran los posibles impactos de la medida a adoptarse en sus territorios. Esto
nos plantea un desafío y nos exige adoptar una decisión.
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º, e) y 9º.
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 3º. 2, c).
b) Concordancias
32
Artículo 6
Artículo 15
1. Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras
deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos
pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.
2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del
subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos
deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos
interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en
qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o
explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán
participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y
percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como
resultado de esas actividades.
a) Jurisprudencia del TC
Oportunidad de la consulta
“Asimismo, se debe consultar con el pueblo Saramaka, de conformidad con sus propias
tradiciones, en las primeras etapas del plan de desarrollo o inversión y no únicamente
cuando surja la necesidad de obtener la aprobación de la comunidad, si éste fuera el caso”.
33
Momento de la consulta
Según la DNUDPI, artículo 32.2 la consulta debe realizarse “antes de aprobar cualquier
proyecto que afecta a sus tierras o territorios y otros recursos, particularmente en relación
con el desarrollo, la utilización o la explotación de los recursos”.
“La consulta, para ser previa, debe llevarse a cabo durante la fase exploratoria o de
planificación del proyecto, plan o medida correspondiente, con suficiente antelación al
comienzo de sus actividades de ejecución. Los procedimientos de consulta se deben
desarrollar “antes de diseñar y ejecutar proyectos de explotación de recursos naturales en
las tierras y territorios ancestrales de los pueblos indígenas” (…). En cuanto a los
proyectos y concesiones de explotación o extracción de los recursos naturales en
territorios indígenas, la consulta debe realizarse desde que se realiza la evaluación misma
del otorgamiento de la concesión: los Estados deben garantizar, de antemano, la
participación efectiva del pueblo indígena o tribal afectado, a través de sus métodos
tradicionales de toma de decisiones, tanto en relación con el proceso de evaluación del
otorgamiento de concesiones en su territorio, como en la adopción de las decisiones
correspondientes”.
“El Comité considera que la participación en el proceso de decisión debe ser efectiva, por
lo que no es suficiente la mera consulta sino que se requiere el consentimiento libre,
previo e informado de los miembros de la comunidad. Además, las medidas deben
respetar el principio de proporcionalidad, de manera que no pongan en peligro la propia
subsistencia de la comunidad y de sus miembros”.
El momento de la consulta
“Llevar a cabo un proceso de consultas con las comunidades indígenas antes de conceder
licencias para la explotación económica de las tierras en las que viven, y garantizar que
en ningún caso dicha explotación atente contra los derechos reconocidos en el Pacto”.
34
Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades
fundamentales de los indígenas
Momento de la consulta
“Resulta evidente que toda consulta realizada en virtud del Convenio Nº 169 de la OIT y
otras normas internacionales aplicables debe llevarse a cabo con anterioridad a la
adopción de la medida a ser consultada, incluyendo medidas legislativas (…). En el caso
de la adopción de una medida legislativa, y dependiendo de los procedimientos
constitucionales del país del que se trate, los pueblos indígenas deberán ser consultados
previamente en todas las fases del proceso de producción normativa, y dichas consultas
no deben ser restringidas a propuestas iniciales siempre que tengan relación con las ideas
matrices de la medida en cuestión”.
Momento de la consulta
“Como bien señala el Relator Especial de la ONU, James Anaya, el deber de realizar
procesos de consultas por parte del Estado, lo obliga a realizarlas de forma previa, es
decir, antes de que se tome cualquier decisión. Recalcando que estos no debe de ser
mecanismos encaminados a entregar información sobre decisiones ya tomadas, sin
permitir que los indígenas tengan genuinamente influencia en el proceso de toma de
decisiones”.
Artículo 4. Principios.-
6.1 Análisis
35
derechos a ser distintos. Lo que caracteriza al multiculturalismo es el reconocimiento de
esta pluralidad, y fundamentalmente del derecho que tiene cada cultura a ser diferente de
los demás. El interculturalismo parte de esto pero no se queda allí, va más allá, considera
que estamos llamados a actuar o a interactuar respetuosamente para dialogar y aprender
lo mejor de cada uno. Ello también exige de parte del Estado renunciar a su costumbre de
imponer su voluntad a los que son diferentes sino de articular estas diferentes experiencias
culturales. Acá resulta impostergable no solo el dialogo con otras disciplinas sino una
aproximación multidisciplinaria, pues el derecho en general, y el derecho constitucional
es incapaz por sí mismo de abordar el tema cultural, tiene una mirada que resulta
insuficiente.
Adviértase que en la letra d se reconoce que el derecho a la consulta forma parte del
contenido constitucional del derecho a la identidad cultural. Esto ha sido reconocido por
la sentencia del Tribunal Constitucional 00022-2009-AI (F.J. 5). Ya en una sentencia
anterior el TC lo había reconocido.
Quizá una buena definición de este principio es el que Giménez denomina el principio de
la interacción positiva. No es posible entender lo intercultural si antes no definimos lo
multicultural o el multiculturalismo. Siguiendo a Giménez, lo esencial del
multiculturalismo es reconocer la diferencia y respetarla como tal, el interculturalismo en
cambio, quiere ir más allá y propugna no solo un acercamiento sino un dialogo y una
interacción entre estas diferentes experiencias culturales, no para mezclarse y
confundirse, sino para enriquecerse y complementarse, para aprender unos de otros,
sabiendo que todos tiene su espacio y su propia singularidad. Añade este autor que, “la
contribución genuina del interculturalismo se encuentra, en aquel hueco o vacío dejado
por el multiculturalismo. Dicho de otra forma, su aportación específica está en su énfasis
en el terreno de la interacción entre los sujetos o entidades culturalmente diferenciados”.
De acuerdo a Giménez, el núcleo de la novedad interculturalista se halla en proponer algo
sustantivo sobre el deber ser de las relaciones interétnicas, más allá de que deben ser
relaciones no discriminatorias entre iguales y basadas en el respeto y la tolerancia,
principios éstos ya asumidos en el ideario pluralista. En otras palabras, el
multiculturalismo se contenta con la constatación que somos diferentes y punto, mientras
que el interculturalismo da un paso más allá y propone la interrelación, pues aspira a una
noción de complementariedad en el fondo.
37
pueblo o cultura, el interculturalismo va a poner el acento en el aprendizaje mutuo, la
cooperación, el intercambio. Si el multiculturalismo parece conformarse con la
coexistencia, o en todo caso espera que la convivencia social surja del respeto y
aceptación del otro. Sin embargo, la perspectiva intercultural sitúa la convivencia entre
diferentes en el centro de su programa, por lo que incorpora un mensaje de regulación
pacífica de la conflictividad interétnica, de la que nada o poco dicen los multiculturalistas.
Si el multiculturalismo aborda la diversidad, el interculturalismo trata de ver cómo
construir la unidad en la diversidad.
Hay tres afirmaciones en los considerandos del Convenio 169 de la OIT que resultan
claves para entender la interculturalidad: 1) la superación de la perspectiva
asimilacionista (cuarto considerando del Convenio 169), 2) el principio de control de
instituciones (quinto considerando del Convenio 169), 3) el reconocimiento de la
contribución de los pueblos indígenas a la humanidad en varios campos (sexto
considerando del Convenio 169). Esta perspectiva no es otra que el reconocimiento de
los pueblos indígenas como sujetos de su propio destino e historia. En esa línea se inscribe
el artículo 2.19 de la Constitución, donde no solo se reconoce el derecho a ser distinto,
sino sobre todo, la obligación del Estado de reconocer y de proteger este pluralismo
cultural y étnico.
38
El gobierno ya no puede decidir de espaldas a los pueblos indígenas asuntos
relacionados con ellos
Esta exigencia está reconocida en el Convenio 169 en forma clara. En efecto, el artículo
2.1 es muy claro cuando señala que: “Los gobiernos deberán asumir la responsabilidad
de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y
sistemática con miras a proteger los derechos de esos pueblos y a garantizar el respeto de
su integridad”. En otras palabras, toda decisión política que los afecte no solo debe ser
consultada sino que debe hacerse con la participación de ellos. De otro lado, el artículo
7.1 establece que: “Los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus
propias prioridades en lo que atañe el proceso de desarrollo, en la medida en que éste
afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan
o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio
desarrollo económico, social y cultural. Además, dichos pueblos deberán participar en la
formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y
regional susceptibles de afectarles directamente”.
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º, m).
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 2º, e) y 3º, i).
b) Concordancias
39
Constitución Política
[…]
Artículo 89.- Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen existencia legal y son
personas jurídicas.
Quinto considerando:
Artículo 5
Artículo 7
3. Los gobiernos deberán velar por que, siempre que haya lugar, se efectúen estudios, en
cooperación con los pueblos interesados, a fin de evaluar la incidencia social, espiritual y
40
cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de desarrollo previstas pueden
tener sobre esos pueblos. Los resultados de estos estudios deberán ser consideradas como
criterios fundamentales para la ejecución de las actividades mencionadas.
a) Jurisprudencia del TC
• El principio del Estado Pluricultural y Pluriétnico. STC 0042- 2004-AI/TC (F.J. 1).
• Reiteración del principio del Estado Social y Democrático de Derecho. (STC Exp Nº
00042-2004-AI, F.J. 1)
41
“La Corte ha manifestado que al garantizar la participación efectiva de los integrantes del
pueblo Saramaka en los planes de desarrollo o inversión dentro de su territorio, el Estado
tiene el deber de consultar, activamente, con dicha comunidad, según sus costumbres y
tradiciones […] Este deber requiere que el Estado acepte y brinde información, e implica
una comunicación constante entre las partes. Las consultas deben realizarse de buena fe,
a través de procedimientos culturalmente adecuados y deben tener como fin llegar a un
acuerdo. Asimismo, se debe consultar con el pueblo Saramaka, de conformidad con sus
propias tradiciones, en las primeras etapas del plan de desarrollo o inversión y no
únicamente cuando surja la necesidad de obtener la aprobación de la comunidad, si éste
fuera el caso. El aviso temprano proporciona un tiempo para la discusión interna dentro
de las comunidades y para brindar una adecuada respuesta al Estado. El Estado, asimismo,
debe asegurarse que los miembros del pueblo Saramaka tengan conocimiento de los
posibles riesgos, incluido los riesgos ambientales y de salubridad, a fin de que acepten el
plan de desarrollo o inversión propuesto con conocimiento y de forma voluntaria. Por
último, la consulta debería tener en cuenta los métodos tradicionales del pueblo Saramaka
para la toma de decisiones”.
“El derecho a la diversidad étnica y cultural no tiene en todo caso un alcance absoluto.
La jurisprudencia constitucional ha dejado claro que el mismo encuentra límites, sin que
ello signifique que cualquier mandato constitucional o legal prevalezca sobre él, pues,
precisamente, se trata de un principio fundante del Estado que a su vez encuentra soporte
en otros principios de igual categoría como la dignidad humana, el pluralismo y la
protección de las minorías. Bajo ese entendido, ha precisado la Corte que “para que una
limitación a dicha diversidad esté justificada constitucionalmente, es necesario que se
funde en un principio constitucional de un valor superior al de la diversidad étnica y
cultural. De lo contrario, se restaría toda eficacia al pluralismo que inspira la Constitución
tornándolo inocuo.” Así, los límites que la jurisprudencia le ha reconocido al derecho a
la diversidad étnica y cultural están relacionados con aquello que “verdaderamente resulte
intolerable por atentar contra los bienes más preciados del hombre”, razón por la cual
tales límites están constituidos en su aspecto más básico por (i) el respeto al derecho a la
vida, (ii) la prohibición a la tortura y la esclavitud, (iii) la responsabilidad individual por
lo actos propios y (iv) la legalidad del procedimiento y de los delitos y de las penas;
derechos que, además de pertenecer al grupo de derechos intangibles reconocidos por
todos los tratados de derechos humanos, en lo que tiene que ver con su respeto y
observancia existe un verdadero consenso intercultural”.
43
6.4 Concordancias en el Soft Law
Artículo 16
(…)
2. Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar que los medios de información
públicos reflejen debidamente la diversidad cultural indígena. Los Estados, sin perjuicio
de la obligación de asegurar plenamente la libertad de expresión, deberán alentar a los
medios de comunicación privados a reflejar debidamente la diversidad cultural indígena.
“El Estado debe respetar, proteger y promover las tradiciones y costumbres de los pueblos
indígenas y tribales, por ser éstas un componente intrínseco de la identidad cultural de las
personas que conforman tales pueblos”
Artículo 4. Principios.-
c) Buena fe. Las entidades estatales analizan y valoran la posición de los pueblos
indígenas u originarios durante el proceso de consulta, en un clima de confianza,
colaboración y respeto mutuo. El Estado y los representantes de las instituciones y
organizaciones de los pueblos indígenas u originarios tienen el deber de actuar de buena
fe, estando prohibidos de todo proselitismo partidario y conductas antidemocráticas.
7.1 Análisis:
La ley recoge uno de los principios que más desarrollo ha merecido por el TC, pero tal
desarrollo no ha sido debidamente recogido por la ley de consulta. Es sin lugar a dudas el
principio más importante del derecho a la consulta, y que le exige al Estado una verdadera
actitud y voluntad de dialogar con los pueblos indígenas. Esto choca frontalmente con la
percepción del Estado y de las empresas de ver a la consulta como un mero trámite o
requisito a superar antes de iniciar las actividades extractivas. Esta mirada es incompatible
con el derecho a la consulta.
44
La norma establece varios mandatos al Estado. En primer lugar le exige que analicen y
valoren la posición de los pueblos indígenas. Esto implica en buena cuenta tomarse en
serio la opinión de estos, interesarse y escuchar lo que ellos proponen. El segundo
mandato es que las partes realicen el proceso en un clima de confianza, colaboración y
un clima de respeto mutuo. Esto no es poesía sino que plantea exigencias muy concretas
al Estado, y que no serán fáciles de implementar toda vez que será necesario remontar un
clima de desconfianza consecuencia de un estilo de tomar decisiones de espaldas a los
pueblos indígenas. Asimismo, existe un mandato dirigido a los pueblos indígenas, actuar
de buena fe, proscribiéndose “todo proselitismo partidario y conductas antidemocráticas”.
Si bien uno tiende a exigir al Estado buena fe, por la asimetría de poder, los pueblos
indígenas deben observar este principio también. No podemos idealizar a los pueblos
indígenas.
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º, n).
b) Concordancias
45
Convenio 169 de la OIT
“Artículo 6”
[…] 2. Las consultas llevadas a cabo en aplicación de este Convenio deberán efectuarse
de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a
un acuerdo o lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas”.
a) Jurisprudencia del TC
Tales prácticas están vedadas tanto para el Estado como para los pueblos indígenas o
cualquier otro particular que intervenga en el proceso de consulta. Este principio debe
verse concretado en las tres etapas elementales en que puede estructurarse el proceso de
consulta, a saber: 1) determinación de la afectación directa, 2) la consulta en sentido
estricto, y 3) la implementación de la medida. El respeto del principio de buena fe debe
ser materializado a lo largo de estas tres etapas.
El principio de buena fe
“La Corte ha manifestado que al garantizar la participación efectiva de los integrantes del
pueblo Saramaka en los planes de desarrollo o inversión dentro de su territorio, el Estado
tiene el deber de consultar, activamente, con dicha comunidad, según sus costumbres y
tradiciones […] Este deber requiere que el Estado acepte y brinde información, e implica
una comunicación constante entre las partes. Las consultas deben realizarse de buena fe,
a través de procedimientos culturalmente adecuados y deben tener como fin llegar a un
acuerdo”.
46
c) Jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia
“La realización de la consulta de buena fe implica que ésta no se debe abordar como un
mero procedimiento formal a cumplir, ni como un trámite, sino como un proceso de
raigambre constitucional, con un contenido sustantivo que le es propio y orientado a
preservar los derechos fundamentales de los pueblos afectados. De allí que se deba
proveer información precisa, completa y significativa a los pueblos afectados sobre los
proyectos que se pretende desarrollar en sus territorios, y que el objetivo fundamental del
proceso participativo sea llegar a un acuerdo con tales pueblos, para proceder con el
proyecto con respeto por sus derechos colectivos fundamentales”
Artículo 4. Principios.- Los principios rectores del derecho a la consulta son los
siguientes:
8.1 Análisis
47
Esta norma es una respuesta a un hecho objetivo y es el pluralismo cultural de nuestro
país. No hay dos pueblos indígenas idénticos. Cada uno de ellos tiene su propia
especificidad, su propia singularidad desarrollada a través de años y cuya identidad se
sigue recreando y reinventándose. Es por ello que no podemos hablar de fórmulas rígidas
y de moldes aplicables a todos los casos. Ello podría desnaturalizar y violentar a los
pueblos indígenas. Entonces a partir de algunos conceptos e instituciones debemos de
idear respuestas flexibles.
Esta flexibilidad no solo viene por el lado de la diferencia cultural de los pueblos
indígenas sino también por el lado de las medidas a consultarse. Las medidas
administrativas pueden variar unas de otras, igual las medidas legislativas, y pueden
afectar de diferentes maneras. Todo ello exige entonces mirar y analizar con cuidado cada
caso. La flexibilidad no significa relajar la obligación del Estado de consultar sino la
metodología del “caso por caso”. Este es un principio que puede prestarse a confusiones.
No se trata de reducir la obligación del Estado sino de exigir que su aplicación tenga
siempre presente las circunstancias que en cada caso se presentan. Es este contexto el que
debe ser mirado antes que concebírselo como una puerta para que el Estado escape de sus
obligaciones. Según la STC 0022-2009- PI/TC, este principio exige que la consulta sea
llevada a cabo de manera “apropiada a las circunstancias”, razón por la cual debe tomarse
en cuenta la diversidad de los pueblos indígenas y sus costumbres (F.J. 31).
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º, r).
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 2º. l)
b) Concordancias
48
Artículo 34.-
La naturaleza y el alcance de las medidas que se adopten para dar efecto al presente
Convenio deberán determinarse con flexibilidad, teniendo en cuenta las condiciones
propias de cada país.
a) Jurisprudencia del TC
“En lo que respecta a pueblos indígenas, es indispensable que los Estados otorguen una
protección efectiva que tome en cuenta sus particularidades propias, sus características
económicas y sociales, así como su situación de especial vulnerabilidad, su derecho
consuetudinario, valores, usos y costumbres”.
Artículo 4. Principios.- Los principios rectores del derecho a la consulta son los
siguientes:
9.1 Análisis
Esta norma guarda correspondencia con la anterior. Se trata de respetar los procesos de
diálogo y no forzar la consulta. Lo razonable es, en buena cuenta, un concepto que en
cada caso deberá ser precisado, dependiendo de la naturaleza de cada pueblo indígena y
de la medida consultada. En ese sentido deberá interpretarse de forma conjunta el
principio de flexibilidad y el principio del plazo razonable. Ciertamente, tampoco se trata
de procesos eternos que nunca acaben. Las autoridades correspondientes deberán evaluar
cada proceso y su dinámica. En todo caso deberemos tener en cuenta que lo razonable
deberá interpretarse en función de la finalidad del proceso de consulta.
49
El TC ha establecido en el fundamento 41 de la sentencia STC 0022- 2009-PI/TC, un
conjunto de pautas en relación a las etapas en que debe estructurarse la consulta para
cumplir con las finalidades propuestas. En ese sentido, ha precisado que se debe brindar
un plazo razonable para que los pueblos indígenas puedan formarse una opinión respecto
a la medida a implementar, tras lo cual se pasará a la etapa de negociación propiamente
dicha. Un buen ejemplo de cómo deben ser las cosas, es el artículo 9 del Reglamento de
consulta previa de las actividades minero-energéticas, aprobado mediante D.S. 023-2011-
EM. En esta norma se aprecia cómo los estrechos plazos de la consulta desnaturalizan el
“proceso” de consulta. Se establece que los pueblos indígenas tendrán 20 días hábiles
luego de recibir la información para evaluar las implicancias de la medida susceptible de
afectar a los pueblos indígenas (art. 9.a). Luego se tendrán 20 días hábiles para el proceso
de diálogo con el Estado. Se trata de plazos sumamente rígidos y estrechos que en los
hechos anulan el proceso de consulta. Esto compromete el principio de buena fe del
Estado, el cual establece, según el TC, que los pueblos indígenas “deben contar con un
plazo adecuado y razonable a fin que puedan reflexionar acerca de la situación ante la
cual se encuentran
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 43º.
a) Jurisprudencia del TC
50
“Es preciso aclarar que el Convenio no establece unas reglas de procedimiento y en tanto
que las mismas no hayan sido fijadas en la ley, debe atenderse a la flexibilidad que sobre
el particular consagra ese instrumento y al hecho de que, de acuerdo con el mismo, el
trámite de la consulta se somete al principio de buena fe, lo cual quiere decir, por un lado,
que corresponde a los Estados definir las condiciones en las que se desarrollará la
consulta, y por otro, que la misma, para que resulte satisfactoria a la luz del ordenamiento
constitucional, debe realizarse de manera que sea efectiva y conducente, pero sin que
quepa hablar, en ese contexto, de términos perentorios para su realización, ni de
condiciones ineludibles para el efecto. Se trata de propiciar espacios de participación, que
sean oportunos en cuanto permitan una intervención útil y con voceros suficientemente
representativos, en función del tipo de medida a adoptar”.
Como han establecido los órganos de control normativo de la OIT, los plazos para la
realización de una consulta deben ser adecuados en relación con el tipo de medida a
consultar. Resulta evidente que, en el caso de una reforma constitucional como la que se
plantea, los plazos deben ser lo más amplios posibles para asegurar que la consulta sea
significativa y cumpla con los requisitos establecidos en las normas internacionales”
Artículo 4. Principios.- Los principios rectores del derecho a la consulta son los
siguientes:
10.1 Análisis
Esta es una norma que concreta el artículo 3.2 del Convenio 169 de la OIT, que establece
que no deberá emplearse ninguna forma de fuerza o de coerción que viole los derechos
51
humanos y las libertades fundamentales de los pueblos interesados, incluidos los derechos
contenidos en el presente Convenio”. Se trata de una regla que es fundamental. Debe
entenderse que esta coacción puede realizarse no solo a través de medios físicos sino a
través de otro tipo de medios más sutiles y que tienen relación con los condicionamientos
y que tienen como objetivo burlar, ignorar o torcer la voluntad.
a) Antecedentes
s • Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 3º, d).
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 3º b).
b) Concordancias
Artículo 3
2. No deberá emplearse ninguna forma de fuerza o de coerción que viole los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los pueblos interesados, incluidos los derechos
contenidos en el presente Convenio
a) Jurisprudencia del TC
• La consulta como dialogo y debate sin coerción. STC Nº 03343- 2007-PA/TC, F.J. 35.
52
Artículo
11.1 Análisis
La norma hace referencia a una de las principales condiciones para que se realice a
cabalidad un proceso de consulta. Hay que destacar que se señala que se debe entregar
“toda” la información, que sea “necesaria”. Asimismo, se precisa dos condiciones más,
que se brinde “desde el inicio” y con la “debida anticipación”, suponemos para que sea
leída y estudiada. Hubiese sido bueno incidir en que ella sea accesible y comprensible, es
decir, no solo que esté en términos claros y sencillos, sino traducida a la lengua nativa.
Ello debió reconocerse.
53
11.2 Antecedentes y concordancias normativas
a) Antecedentes
• Propuesta de Ley Marco de la Consulta a los Pueblos Indígenas elaborado por Pedro
García Hierro. Artículo 37º.
• Propuesta de la Ley Marco del Derecho a la Consulta de los Pueblos Indígenas elaborado
por la Defensoría del Pueblo. Artículo 3º c).
b) Concordancias
Artículo 12.-
“[…] Deberán tomarse medidas para garantizar que los miembros de dichos pueblos
puedan comprender y hacerse comprender en procedimientos legales, facilitándoles, si
fuese necesario, intérpretes u otros medios eficaces”.
a) Jurisprudencia del TC
“[L]a consulta debe realizarse antes de emprender cualquier proyecto relevante que
pudiera afectar la salud de la comunidad nativa o su hábitat natural. Para ello debe
brindársele la información relativa al tipo de recurso a explotar, las áreas de explotación,
informes sobre impacto ambiental, además de las posibles empresas que podrían efectuar
la explotación del recurso. Estos elementos servirían para que al interior del grupo étnico
se inicien las reflexiones y diálogos sobre el plan a desarrollar. Esta información tendrá
que entregarse con la debida anticipación para que las reflexiones que puedan surgir sean
debidamente ponderadas. Una vez superada esta etapa se podrá dar inicio a la etapa del
dialogo y el debate entre las partes. Finalmente, la consulta planteada a la comunidad
nativa tendrá que ser realizada sin ningún tipo de coerción que pueda desvirtuarla”
54
“Debe comprenderse que si la consulta se lleva a cabo sin que se cumpla con las
características esenciales establecidas es evidente que se estaría vulnerando el derecho de
consulta. Por ejemplo, la realización de la consulta sin que la información relevante haya
sido entregada al pueblo indígena o que no se le haya dado un tiempo razonable para
poder ponderar los efectos de la medida materia de la consulta. De generarse estas
situaciones procedería su cuestionamiento ante las entidades respectivas”.
“Este deber [de la consulta previa a pueblos indígenas] requiere que el Estado acepte y
brinde información, e implica una comunicación constante entre las partes […] El aviso
temprano proporciona un tiempo para la discusión interna dentro de las comunidades y
para brindar una adecuada respuesta al Estado. El Estado, asimismo, debe asegurarse que
los miembros del pueblo Saramaka tengan conocimiento de los posibles riesgos, incluido
los riesgos ambientales y de salubridad, a fin de que acepten el plan de desarrollo o
inversión propuesto con conocimiento y de forma voluntaria
“En procura de la materialización del derecho a participar en las decisiones que afectan o
puedan llegar a afectar los legítimos intereses y derechos de los habitantes del país, le
corresponde a las entidades estatales suministrarle a las personas oportunamente toda la
información que no goce de reserva constitucional o legal; advirtiendo sí, que esta
información oficial debe ser completa, consistente, coherente, verificable, comparable,
contextualizada, diáfana y siempre oportuna. Desde luego que el derecho a la información
así servido se convierte en poderoso instrumento de reflexión-acción tanto individual
como colectiva, en el entendido de que las autoridades estatales, a más de esa
información, deben asumir la promoción, creación y fomento de las condiciones idóneas
a la discusión pública de los temas pertinentes; recordando a la vez que la participación
ciudadana en esos ámbitos de discusión constructiva supone el recíproco respeto de los
criterios expuestos por los interlocutores institucionales y privados, pero no pasivamente,
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sino reedificando mutuamente sobre la comprensión de lo ya examinado y depurado de
manera concertada, a tiempo que la diferencia y pluralidad de opiniones actualizan su
poder constructivo en el suceso democrático”.
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“El Convenio 169 de la OIT establece que las consultas de los proyectos de exploración
o explotación de los recursos naturales deben tener como finalidad “determinar si los
intereses de esos pueblos serán perjudicadas, y en qué medida” (art. 15). El derecho de
los pueblos indígenas a ser plenamente informados sobre el contenido y finalidad, así
como sobre los posibles impactos negativos y positivos de los planes o proyectos de
inversión o desarrollo o de las concesiones extractivas en sus territorios tradicionales, se
deriva del derecho de estos pueblos “a determinar y elaborar las prioridades y estrategias
del desarrollo o la utilización de sus tierras o territorios y otros recursos”.
“Del mismo modo, puede requerirse que el Estado suministre a dichos pueblos otros
medios, que pueden incluir asistencia técnica e independiente, con miras a que los pueblos
indígenas tengan la capacidad de adoptar decisiones plenamente informadas”.
“En los casos relativos a explotación de recursos naturales o proyectos de desarrollo que
afecten tierras indígenas, para que los pueblos indígenas interesados puedan adoptar
decisiones libres e informadas sobre el proyecto en consideración es necesario que
reciban información objetiva y completa sobre todos los aspectos del proyecto que los
afecta, incluidas las repercusiones del proyecto sobre su vida y su entorno. A este
respecto, es esencial que el Estado haga estudios sobre el impacto ambiental y social a fin
de que se puedan conocer todas las consecuencias que cabe prever. Los grupos indígenas
interesados deben conocer esos estudios de impacto en las primeras etapas de las
consultas, tener tiempo suficiente para entender las conclusiones de los estudios y poder
presentar sus observaciones y recibir información acerca de cualquier preocupación que
planteen”
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFÍA
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