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PRIMER DÍA

Cantamos: Den gloria a Dios


En este primer día donde Jesús nos convoca queremos invitarlas a dejar sus mochilas de lado, todo lo
que vienen cargando durante el año, poder desprenderse de todo eso que nos pesa, para así poder
entregarnos con un corazón abierto. Un corazón dispuesto a misionar.
(Agregar párrafo de la misión de la adoración)
Jesús nos dice: “Porque donde dos o más se reúnan en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”
(Mt 18, 20)
Jesús nos revela un modo suyo de estar presente en medio de los hombres: cuando dos o más se
reúnan en su nombre, ahí está Él presente. Sabemos que Jesús, en cuanto Dios, está presente en todo
lugar, está presente en Persona en el Sacramento de la Eucaristía y en el prójimo, sobretodo en el
más necesitado.
Pero ahora nos revela un nuevo modo de presencia suya y es por medio de la oración realizada en
Comunión. Como Iglesia nos congregamos por un mismo Espíritu, el Espíritu de Jesús.
Jesús no niega su presencia a quien lo invoca, y como cristianos debemos orar por su compañía, por
su Misericordia, adorarlo y alegrarnos por su cercanía en nuestra vida. Pero no olvidemos,
especialmente durante estos días, que Jesús no está solo, siempre María está a su lado. Ella es quien
abre las puertas de las cosas.
Solo unidos a Jesús como hermanos, por la comunión Eucarística y por la oración, seremos capaces de
adorarlo y amarlo con verdadero amor de hijos suyos. En esto consiste la felicidad, la alegría y el gozo
del hombre.
Cantamos: Escuchame Dios

SEGUNDO DÍA
Cantamos: Quiero ser Santo
Jesús nos dice: “Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de
beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve
enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y fueron a verme.
Entonces los justos dirán: “Señor, cuando te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te
dimos de beber? Cuando te vimos forastero y te recibimos o sin ropa y te vestimos? Cuando te vimos
enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
El Rey responderá: En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de los mas pequeños de
estos hermanos me lo hicieron a mi”
El Papa Francisco nos dice;
Sabiduría del corazón es salir de si hacía el hermano. A veces nos olvidamos el valor esencial del
tiempo junto a alguien que lo necesita, porque estamos apurados por el frenesí del hacer cotidiano, y
nos olvidamos de la importancia del ocuparse, acompañar, y hacerse cargo del otro. En el fondo,
detrás de esta actitud hay una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor que dice: “Lo
hicieron conmigo”.
Por esto, quisiera recordar una vez más la absoluta prioridad de la salida de si hacia el otro, como uno
de los principales mandamientos y como el signo más claro para discernir acerca del camino de
crecimiento espiritual como respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios.
De la misma naturaleza misionera brotan “la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que
comprende, asiste y promueve”.
Las invitamos a, como dice el Papa Francisco, dar todo de nosotras para con los demás y a pensar: En
nuestras acciones con el prójimo, ¿reflejamos el amor que le tenemos a Jesús?
Cantamos: Para darlo a los demás

TERCER DÍA
Cantamos: Dame tus ojos
Juan 19 29 27
El evangelio nos dice: “Cerca de la cruz de Jesús, estaba su madre, con María, la hermana de su
madre, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Jesús al ver a la madre y junto a ella al discípulo que
más quería, dijo a la madre: mujer ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento el discípulo se la llevo a su casa”
El mejor legado que pudo hacernos Jesús desde la Cruz fue dejarnos a su propia madre, y así como
María engendró a Jesús; en el mismo momento en que Él nos la entrega; María nos engendró a
nosotros como sus hijos. Nació la comunidad de la Iglesia.
María, llena de gracia y valentía, enséñanos a estar de pie junto al que sufre para ser portadores de
esperanza. Enséñanos a caminar con Jesús y a obrar como él. Entréganos esa mirada tierna que tienes
sobre el mundo. Dilátanos el corazón para que podamos involucrarnos en los padecimientos del otro,
y que nuestra presencia les devuelva el deseo de superar la desesperación.
Acogemos a María en nuestras vidas, le abrimos nuestro corazón, la hospedamos en nuestra casa.
Hacemos un espacio y nos damos cuenta que su presencia convoca, reúne, y allí toma forma la
comunidad de la Iglesia como sacramento de salvación.
Las invitamos a abrir nuestro corazón para que dejar que María entre en nuestro corazón y nos
acompañe en este peregrinar.
Cantamos: Dios te salve
CUARTO DÍA
Cantamos: Algo de paz
El evangelio nos dice: “No podemos callar lo que hemos visto y oído” (hc 4, 20)
Debemos reflexionar sobre lo importante que es practicar cada día lo que Jesús nos enseñó, nos
mencionó que estamos llamados a la Santidad y por eso todos los días tenemos que intentar seguir su
ejemplo aún más. Dios nos dio a su hijo para que nos sirviera de referencia de lo que Él quiere de
nosotros. Nos habló también sobre la coherencia que debemos tener entre fe y vida. Así también, la
única manera que otros sigan a Jesucristo es por medio de nuestro ejemplo, y por ello Dios nos llama
a los que ya lo hemos conocido a ser luz en el mundo en cada una de nuestras actividades diarias.
Ahí está la buena noticia de Jesús, ahí está la esperanza que da a nuestro corazón, ahí está el Reino de
Dios que se va construyendo.
La misión no termina acá, este es un camino que continúa a lo largo de nuestra vida, por eso no
callemos lo que hemos visto y oído, y seamos testimonio vivo del infinito amor de Dios.
Cantamos: No tengo miedo

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