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Explotación petrolera en Venezuela

Los primeros tiempos

Las primeras referencias de manaderos de petróleo en el territorio venezolano


conocidas en la literatura, se encuentran en los relatos de los Cronistas de Indias.
Gonzalo Fernández de Oviedo informa en 1535 de la existencia de rezumaderos
de “aceite” en el mar al oeste de la isla de Cubagua y luego, en 1540, hace
referencia a la presencia de “betún” en las costas del Golfo de Venezuela
(Martínez, 1976).

De 1800 a 1900

El naturalista Alexander von Humboldt, en 1814, ofrece en sus textos una lista de
depósitos de asfalto en la costa norte de Venezuela (Martínez, 1976). El geólogo
Herman Karsten publica en 1851 la descripción de manaderos de petróleo entre
Betijoque y Escuque, en el Estado Trujillo al sureste del Lago de Maracaibo
(Urbani, 1991).

Los rezumaderos de la quebrada La Alquitrana en el Estado Táchira indujeron a


inversionistas de ésa región a solicitar una concesión de explotación, llamada
“Cien Minas de Asfalto”, obteniéndola en 1878 (Martínez, 1976). La Compañía
Minera Petrolia del Táchira explotó al comienzo dicha concesión a cielo abierto y
en 1882 perforó su primer pozo, Salvador-1, abandonado a los 53 m de
profundidad por entrada de agua. El siguiente pozo, Eureka- 1, fue completado
luego de alcanzar la profundidad de 42 m, en 1883, con una producción de 194
litros (1,2 barriles) de petróleo por día (Méndez, 1978). Estos pozos se perforaron
con un equipo de percusión, el primer taladro petrolero utilizado en Venezuela.

De 1901 a 1920

El método utilizado para la localización de los pozos durante las primeras décadas
del presente siglo se basó en la geología de campo y en la observación directa de
evidencias de hidrocarburos en superficie.
De esa época son los hallazgos de Guanoco en 1913, el segundo campo petrolero
descubierto en Venezuela y el primero del oriente del país, por el pozo Bababui-1
de 188 metros (617 pies) de profundidad y en1914 el de Mene Grande en la costa
oriental del Lago de Maracaibo, siendo este el primer campo gigante descubierto
en el país, por el Zumaque-1, pozo de 135 m (443 pies). Este último se perforó por
recomendación del geólogo Ralph Arnold, quien con un equipo de mas de 50
colegas exploró de modo sistemático entre 1911 y 1916 todas las concesiones de
la General Asphalt (luego Caribbean Petroleum), de una extensión mayor a los 50
millones de hectáreas. De éstas, fueron seleccionadas 512 mil hectáreas en lotes
de explotación.

Es necesario destacar también los hallazgos siguientes en el occidente del país:


Totumo como primer campo productor del basamento, en 1915 y el campo La
Rosa (Terciario Superior) descubierto en 1917 por el pozo Santa Bárbara-2,
primero del Campo Costanero Bolívar el cual se extendería luego, tanto por tierra
como por el Lago de Maracaibo. La profundidad máxima alcanzada por el taladro
en esos años estaba por los 1.400 metros (4.600 pies).

De 1921 a 1940

A partir de 1920 se incrementó la actividad de superficie concentrándose en los


Estados Zulia y Falcón, de Venezuela Occidental, y en el norte de los Estados
Anzoátegui y Monagas (Serranía del Interior) del oriente del país. Los primeros
levantamientos gravimétricos, con balanza de torsión, se iniciaron en 1924 y
contribuyeron notablemente a la identificación de algunos altos regionales,
principalmente del basamento ígneo-metamórfico en los sitios más próximos a la
superficie.

A raíz de todos estos esfuerzos ocurrieron los descubrimientos de los campos La


Paz en 1923 y La Concepción en 1925 en el Estado Zulia; mientras que en el
oriente se descubrieron el campo gigante de Quiriquire (Monagas) en 1928,
excepcional por ser una acumulación alojada en un abanico aluvial del Plioceno, y
el de Pedernales (Delta Amacuro) en 1933, productor del Terciario y asociado a un
diapiro de barro. Otras adiciones relevantes del período fueron el área de
Bachaquero (Zulia) en 1930 y Cumarebo en el Estado Falcón durante 1931.

A partir de 1933 comienza a utilizarse la sísmica como tecnología adicional de


exploración desde la superficie y los resultados no se hacen esperar.

Son descubiertos Temblador, del área Sur de Monagas, primer campo del flanco
sur de la Cuenca de Venezuela Oriental, y el Área Mayor de Oficina en Anzoátegui
en 1936 y 1937, respectivamente. Estas áreas luego demostrarían su importancia
por incluir múltiples campos. En 1938, se descubre Jusepín en Monagas. La
geología de superficie continúa dando frutos: Santa Ana, primer campo del Area
Mayor de Anaco en 1936 y El Roble y San Joaquín en 1939, todos éstos en el
Estado Anzoátegui.

Los métodos de la Geología del Subsuelo, basados en el conocimiento de la


geología regional obtenido mediante el estudio de la superficie, y en el análisis de
las muestras de núcleos y de los residuos obtenidos durante la perforación, fueron
reforzados desde 1929 por el perfilaje de pozos y contribuyeron a descubrimientos
de gran importancia como los de Orocual (Monagas) en 1933, y Lagunillas (Lago
de Maracaibo, área LL-370, arenas Misoa “B” del Eoceno) en 1938. La máxima
profundidad alcanzada por un pozo exploratorio llegó a los 3.400 m (11.150 pies)
para 1940.

De 1941 a 1950

Esta década está marcada por el efecto de la Segunda Guerra Mundial y de la


postguerra: la gran demanda de petróleo estimuló un gran aumento en la actividad
de perforación exploratoria. Hubo un descenso de la exploración de superficie
durante la Guerra causado por la ausencia del recurso humano especializado,
déficit de geólogos y geofísicos de campo. No obstante, al regresar los veteranos
durante la postguerra se logró igualar y superar los niveles anteriores de actividad.
Las reservas y la producción se duplicaron durante el período y fueron
descubiertos 63 campos en contraste con los 41 hallados desde 1880 hasta 1940.
Los acontecimientos exploratorios mas relevantes fueron el descubrimiento del
campo Las Mercedes en el Estado Guárico (1941), el de petróleo comercial en el
Cretácico del Campo La Paz en 1944 y el hallazgo de la inmensa acumulación de
petróleo pesado del campo Boscán en 1946, estos últimos en el Estado Zulia. La
perforación exploratoria siguió rindiendo frutos durante el período con la constante
adición de campos nuevos en las Areas Mayores de Oficina, Anaco y Las
Mercedes.

Durante esta década ocurrieron dos eventos de gran trascendencia y efecto


directo en la exploración. El primero de ellos fue la promulgación de una nueva
Ley de Hidrocarburos el año 1943, mediante la cual se aumenta la participación
del Estado en los beneficios de la explotación por la vía de los impuestos;
extendiéndose por otra parte en 40 años adicionales la vigencia de las
concesiones existentes. El segundo fue el otorgamiento masivo de nuevas
concesiones durante los años 1944 y 1945.

A partir de 1945 se intensificó la evaluación exploratoria mediante el uso de toda la


tecnología a la mano: gravimetría, magnetometría, sísmica y geología de
superficie. Se efectuaron levantamientos graviméticos y sismográficos en el Lago
de Maracaibo, se utilizó el aeromagnetómetro y, en fin, se probaron en el país
técnicas avanzadas objeto de constante investigación. Es notable el conocimiento
de las cuencas sedimentarias venezolanas alcanzado a raíz de este esfuerzo. El
taladro exploratorio ya alcanzaba la profundidad máxima de 5.208 m (17.082 pies)
para 1950.

De 1951 a 1960

A partir de 1951 comenzó a sentirse en la actividad exploratoria el peso del


petróleo relativamente barato y de buena calidad del Medio Oriente. Se redujeron
los niveles de actividad de superficie a mas de la mitad, como puede verse en la.
Sin embargo se mantuvieron los niveles de perforación.

Nuevos otorgamientos de concesiones durante 1956 y 1957, de las cuales más de


500.000 hectáreas eran para exploración, mantuvieron alto el atractivo exploratorio
durante el resto de la década.
Continuó la cadena de descubrimientos en el Area Mayor de Oficina y, en menor
cuantía, en el Guárico. En el Lago de Maracaibo se realizaron, durante los años
1957 y 1958, los grandes descubrimientos en el Terciario de la zona central y
centro oriental: Ceuta, Centro, Lama, Lamar y Lago.

En el Golfo de Paria ocurrió el primer hallazgo costa afuera en la plataforma


venezolana: el campo Posa-112A en 1958. La máxima profundidad de un pozo
exploratorio en la década fue de 5.348 m (17.541 pies).

De 1961 a 1976

La política de no más concesiones, adoptada por el Estado Venezolano influyó


notablemente en el quehacer de las empresas concesionarias durante el período
anterior a la nacionalización. Los gráficos de exploración de superficie muestran el
drástico descenso de la actividad. La perforación exploratoria no escapó a la
tendencia y alcanzó, en 1968, los niveles mas bajos desde 1940. Esa actividad se
mantuvo en las áreas tradicionales y tenía como objetivo principal la búsqueda de
yacimientos a niveles inferiores, o adyacentes, a los conocidos en las áreas ya
identificadas. De esta época son los descubrimientos del Cretácico, en
profundidad, de los campos del Centro del Lago y de Urdaneta Este. La
exploración de frontera por parte de las empresas concesionarias cesa, lo mismo
que la exploración de superficie.

La Corporación Venezolana del Petróleo, CVP, empresa estatal venezolana


creada en 1960 y cuyas operaciones comienzan en 1961, toma las riendas de la
actividad de adquisición geofísica en tierra y costa afuera, tanto en la plataforma
venezolana como en el Lago de Maracaibo, a partir de entonces y hasta la
nacionalización en 1976. Esta empresa adquirió durante el período unos ochenta
mil kilómetros de líneas sísmicas y perforó casi 200 pozos exploratorios (Velarde,
1991). La perforación exploratoria en la plataforma venezolana es reiniciada por la
CVP en la Ensenada de La Vela en 1972. La exploración en el Sur del Lago
comienzo en 1971, en los bloques de Contratos de Serviciom licitados por la CVP
y firmados ese mismo año. El descubrimiento más significativo del período, aparte
de los hallazgos de la Ensenada de La Vela y los del Sur del Lago en los bloques
mencionados, fue el de Onado (1971), en el Estado Monagas. La profundidad
máxima de perforación exploratoria durante el período fue de 5.813m (19.067
pies) en 1976.

CVP inició, en 1968, junto con el Ministerio de Minas e Hidrocarburos una


campaña evaluatoria, mediante sísmica y taladro, de la Faja del Orinoco. Hasta
esa fecha habían sido perforados alrededor de sesenta pozos por las empresas
concesionarias en la llamada “Tar Belt”, y la mayoría de ellos fueron abandonados
sin prueba. Se puede decir que el pozo “descubridor” de la Faja fue La Canoa–1,
de 1.176 m de profundidad, cuya prueba dio seis metros cúbicos (cuarenta
barriles) de petróleo de 7°API, antes de ser abandonado en 1935(Martínez, 1987).

Desde 1976 (Nacionalización) hasta el presente

Para el año de 1978 Petróleos de Venezuela, receptora de la industria petrolera


nacionalizada y Casa Matriz de las nuevas empresas, le asigna el área de la Faja
Petrolífera del Orinoco a sus filiales operadoras de entonces (Corpoven, Lagoven,
Maraven y Meneven) y estas proceden a evaluarla, cada una en la porción que le
fue asignada.

Esta campaña terminó en cinco años después de la perforación de 669 pozos y de


la adquisición de 15.000 km de líneas sísmicas Vibroseis, además de 54.000 km 2
de aeromagnetómetro (Martínez, 1987).

A partir de la nacionalización la exploración de superficie, ahora exclusivamente a


base de geofísica, geoquímica y de sensores remotos, comenzó a aumentar lenta
pero consistentemente, dirigida tanto hacia la exploración de frontera como hacia
las áreas tradicionales.

Los levantamientos de sísmica 3D comenzaron en los años 80, como herramienta


adicional para descripción del subsuelo.

Los objetivos exploratorios, cada vez son mas profundos y mas apartados. Los
descubrimientos del período son una buena muestrade ello. En la Plataforma de
Venezuela Oriental fueron descubiertos: Patao y otros gigantescos campos de gas
costa afuera al norte de la Península de Paria entre 1979 y 1982; Morro, de
petróleo pesado en el Golfo de Paria en 1980, Río Caribe de condensado, también
al norte de la Península de Paria en 1981 y Loran y Cocuina de gas en 1983, al
este del Delta Amacuro. Los estados Monagas y Anzoátegui, en su tercio
septentrional, aportaron los mayores descubrimientos de los últimos años en el
Alineamiento de El Furrial a partir de 1986, con sus yacimientos del Cretácico y del
Terciario a más de 4.000 m de profundidad. En el Occidente del país se logran los
importantes hallazgos del Apure: Guafita y La Victoria, cerca de la Frontera con
Colombia. El taladro exploratorio alcanzó los 6.640 metros (21.780 pies) en 1993.

¿Que viene ahora?

El futuro apunta hacia nuevos descubrimientos en estas áreas de frontera ya


identificadas y hacia la reexploración en las áreas tradicionales, cerca de las
instalaciones. Nuevos objetivos, hasta ahora considerados de alto riesgo serán la
cotidianeidad del explorador; la búsqueda del petróleo que se ha dejado atrás es
ya una actividad prioritaria. La tecnología moderna de perforación permitirá
alcanzar cada vez mayores profundidades y llegar a los objetivos con mas
precisión. El conocimiento cada vez más detallado del subsuelo de nuestras
cuencas está apuntalado por nuevos criterios geológicos y geoquímicos, y será
alimentado por nueva tecnología de adquisición y procesamiento geofísico. El
perfilaje moderno, una muestra del cual se ofrece en otros capítulos de esta
publicación, permite la medición y la interpretación de una gran cantidad de
propiedades de las rocas y de los fluidos que, adecuadamente utilizadas,
garantizan la correcta evaluación de las secciones penetradas por el taladro.

Venezuela guarda aún una gran riqueza por descubrir. La Fig. 1.27 ofrece una
idea del éxito de la exploración en las cuencas venezolanas durante los últimos 45
años: casi 47% acumulado, sin tendencia a disminuir y con una adición de
reservas de petróleo del orden de los cien mil millones de barriles durante el
período. Esta adición se logró por todos los medios, desde la exploración y
delineación hasta el recobro mejorado; evidentemente esto es el resultado de los
descubrimientos en primer lugar. Las provincias petroleras venezolanas aún no
han mostrado todos sus secretos; solamente a través de la aplicación de la
tecnología moderna de exploración podrán ser develados.

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