SEVERI-UNA ANTROPOLOGÍA DE LA MEMORIA

La memoria de los hombres es frágil, dice el autor. Todo lucha en contra de la memoria: las
palabras, todas las palabras, aun las más solemnes, se pierden en el aire, palabras que extrajo
de un cuento.

Su propósito, es que de diferentes maneras, prácticas y técnicas o dispositivos culturales tales

como la narración, la palabra narrada se pueden rescatar memorias que si fueran solamente
historias contadas de “viva voz” se pierden con el tiempo, porque son palabras dichas que tiene
un carácter frágil de recuerdo, que con el corre de las generaciones se puede volver
imperceptible. El uso de lo “oral” es, por consiguiente, tanto nuestro como de ellos. Por otra
parte, también el grupo de “ellos” demostró toda su heterogeneidad. Muchas situaciones
“orales” no se sostenían solo sobre la palabra sino, ciertamente, también sobre determinado
uso de las imágenes. “Escrito”, por lo tanto, en la realidad, no se opone a “oral” como a su
contrario, sino a una multitud de situaciones mixtas: “oral”, “iconográfico”, “gestual”, etc.

En esos contextos, alguien habla, alguien escucha. El oyente por su parte no sólo “aprende la
historia”, que podrá contársela a otros, sino que sigue la enseñanza de un modo de vivir, asimila
procedimientos estilísticos. Aprende nombres, colores, lugares y secuencias de la historia. Este
decir de la palabra, mantiene un nexo muy peculiar con el uso de las imágenes: que de
“comentario mental”, implícito en el ejercicio de la imaginación de quien escucha se hacen
imágenes reales, transcriptas sobre un soporte material, de esta manera se puede construir una
memoria , a partir de una palabra que en lugar de narra actúa y “hace presente a un ausente”;
una palabra que nombrando transforma y devela.