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El valor de la soledad - Liderazgo Mujer Cristiana

por Keila Ochoa


Hace unos meses pensaba que mi vida estaba bajo control hasta que sufrí un colapso
nervioso que me relegó a la cama. Allí descubrí la soledad y lo valiosa que ésta resulta
para la vida espiritual, pues sin darme cuenta había caído en la trampa del ritmo
moderno.

La soledad es una escuela a la que a pocos les importa asistir, aunque ninguna instruye
mejor. William Penn

Hace unos meses pensaba que mi vida estaba bajo control hasta que sufrí un colapso nervioso que
me relegó a la cama. Allí descubrí la soledad y lo valiosa que ésta resulta para la vida espiritual,
pues sin darme cuenta había caído en la trampa del ritmo moderno, guiada por tres conceptos
equivocados:

1) El activismo es sinónimo de productividad


Poco a poco me había involucrado en más y más tareas para, según yo, servir al Señor. Pero como
consecuencia, mi calendario se llenó de citas, mis semanas de compromisos y mis años de
proyectos. De repente me hallé postrada en cama, sin energía y consumida por la tristeza. Por
primera vez en mi vida, no sabía qué hacer. Me vi forzada a dejar mi trabajo, a cancelar mis
compromisos y a desechar las listas de pendientes que poblaban mi escritorio.

Quien ha tenido esta experiencia sabe lo frustrante que es amanecer cada mañana sin fuerzas. No
podía realizar mis actividades rutinarias pero tenía energía suficiente como para leer, y así mi
estado de ánimo me impulsó a buscar consuelo en los Salmos. Entonces comprendí la importancia
de establecer una parada en el camino para organizar mi vida alrededor de mi tiempo a solas con
Dios (no al revés), y mirar a través de sus ojos, no los míos.

Una hermana en Cristo, a quien admiro mucho, me llamó en esos días y me dijo esta frase: «La
inteligencia espiritual no es activismo, sino un estate quieto.» ¡Cuán cierto! ¿Cómo podía
escuchar a Dios si me hallaba inmersa en prisas y actividades? Pude confirmar esta frase en el
Salmo 46.10: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.»
Aunque la solución temporal a mi problema fue el reposo para recuperarme de la enfermedad,
reconocí que debía hacer algo práctico. De este modo me apropié de la idea que Ricardo Foster
sugiere en su libro Celebrando la disciplina: llenar el día con dos o tres momentos de soledad, y
designé un lugar especial para apartarme a orar, aunque fuera durante quince minutos. En ese
tiempo me dedico a repasar mis acciones, a ponerme en manos de Dios y a comunicarle mis
pensamientos. Trato de tener un espacio en la mañana, otro a medio día y, si es posible, un último
en la tarde.

Esta decisión me ha obligado a decir «no» a llamadas telefónicas, invitaciones sociales, programas
televisivos y otras cosas que causan interrupciones. Cualquier actividad que me robe parte de esos
momentos o complique mi día al grado de que no pueda recostarme o sentarme para conversar con
el Señor (aparte de mi tiempo devocional y estudio bíblico) debe ser desechada. ¿Difícil?
Bastante. Pero los frutos compensan el esfuerzo.

Como Catherine de Hueck Doherty escribió: «Desiertos, silencio, soledad, no son necesariamente
lugares, sino estados de la mente y del alma. . . Serán pequeñas soledades, diminutos desiertos,
cortos silencios, pero la experiencia que traerán, si estamos dispuestos a entrar en ellos, será tan
santa como todos los desiertos del mundo. . . Pues es Dios quien hace nuestras soledades, desiertos
y silencios santos.»

2) El objetivo son las personas


Al involucrarme en un ministerio en el que ayudamos a la gente, mi lógica dictó que debía aceptar
desayunos, almuerzos y reuniones para platicar con los que me necesitaban, ya fuera para
escucharles, aconsejarles o animarles. Es cierto que las epístolas nos mandan realizar muchas
acciones «los unos por los otros», pero la Biblia también nos enseña que la vida gira alrededor de
la cabeza, no del cuerpo. El propósito es conocer y honrar a Dios; el centro del servicio cristiano
es Jesús. Y aún cuando las personas son una parte fundamental, no son ni la fuente ni la finalidad.
Por algo el Señor nos recuerda que Él es el primero y el postrero.

Quizá mi miedo a la soledad se acentuaba con la falta de compañía. Pensaba que al encerrarme en
una habitación me hallaría completamente sola. Sin embargo, Lutero y Spurgeon dijeron que aún
detrás de la puerta cerrada el diablo nos sigue, incluso a nuestros rincones más solitarios. Si siguió
al Señor Jesucristo al desierto, ¡cuánto más a alguien como yo! En esos días de soledad «forzada»,
mis temores y preocupaciones me torturaron. En la lucha aparecieron pecados no confesados,
motivaciones personales disfrazadas de piedad y el impulso secreto de ansiar, en el fondo, la fama
y la recompensa material.

Contemplar mi engañoso y perverso corazón me desquició, pero las promesas del Señor triunfaron
y a mi confesión siguió la paz. Entonces ocurrió algo mejor: ¡mi compasión aumentó! Al verme
víctima de mi pecado, valoré las batallas de los demás. En mi ceguera de creerme una «gran
cristiana» había juzgado erróneamente, pero cuando me di cuenta de la «persona muerta en mi
propia casa» (en palabras de Henri Nouwen), me fue más fácil perdonar y aprender que las guerras
también se libran en la soledad del corazón.

Sin embargo, la soledad no excluye la comunión. Dietrich Bonhoeffer lo explicó muy bien en su
libro Life Together (Vida en comunidad). Uno de los capítulos se titula: «Un Día Juntos» y el
siguiente: «Un Día Solos». Bonhoeffer escribe: «El que quiere comunión sin soledad salta a un
vacío de palabras y sentimientos, y el que busca soledad sin comunión perece en el abismo de la
vanidad, el egoísmo y la tristeza.»
La clave está en el balance. ¿Mi error? Me incliné hacia el aspecto social descuidando mis tiempos
de soledad. ¿La solución? La disciplina. ¿El ejemplo? El Señor Jesucristo. En Lucas 5.16 se nos
dice: «Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.» La palabra «apartaba» denota un hábito. La
frase «a lugares desiertos» indica que elegía un sitio geográfico accesible, pero libre de
interrupciones. La disciplina de la soledad tiene un objetivo: buscar a Dios en oración. Sin un
propósito espiritual, no funciona.

3) Mucho ayuda, el que mucho habla


En mi familia siempre me han señalado como la más parlanchina. Puedo hablar por horas sobre
varios temas, y quizá de allí nació mi afición por la literatura. Pero reflexionando sobre los días
anteriores a mi crisis, noté que tanta actividad en mi calendario incrementó de manera natural el
uso de mi lengua. ¿Qué se hace alrededor de una taza de café? ¡Conversar! Aún más en un grupo
compuesto exclusivamente por mujeres. Además, en mi caso, hablaba más que escuchar, por lo
que mis consejos carecían de resultados.

En mi peregrinaje de soledad no tuve otra opción que el silencio. Me hallaba en cama y, aunque
recibía visitas esporádicas, la mayor parte del tiempo me encontraba sola. Esto me forzó a callar y,
aunque de mi boca brotó un río de oraciones, al final este también se secó. Entonces aprendí que el
mundo y Satanás promueven el ruido, ya que conocen el poder del silencio. Como la quietud
incomoda, se llena el vacío con charla trivial, el televisor o la radio y, cuando la lengua se suelta,
no puede ser detenida, llevando a su dueño a terribles pecados como la mentira, la crítica y el
chisme.

Nuevamente Nouwen me ilustró en cuanto a los beneficios de la soledad pues, entre otras cosas, el
silencio nos enseña a hablar. Una de las razones por las que me cuesta tanto trabajo callar es que
me siento inútil. Me gusta tener el control. En la soledad uno se obliga a cerrar los labios y, al
hacerlo, le entrega el control a Dios. No existe otro antídoto para la palabrería.

Lo más increíble es que cuando se empieza a disfrutar el silencio y se lo implementa en el


ministerio, se cumple el proverbio: «En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena
sus labios es prudente» (10.19).

Esta práctica de soledad y silencio implica tiempo y esfuerzo. A veces siento que me duermo o
comienzo a divagar. Quizá el peor enemigo sea la mente, con su tropa de pensamientos; sin
embargo, cuando uno aprende a cerrarle la puerta, pronto desiste. Lo importante es recordar que
esta disciplina libra de las preocupaciones y ayuda a escuchar la voz que el alma anhela, aquel
silbo suave y apacible que experimentó Elías.

Al mirar hacia atrás sé que mi colapso nervioso tuvo un propósito. También reconozco que no será
el último, ni que he aprendido todas las lecciones. Sin embargo, no me queda duda alguna sobre la
importancia de tener un tiempo a solas, y no uno sino varios durante el día, para estar quieta,
arreglar cuentas con el Señor y guardar silencio en su presencia.

YA BASTA
Después que Bob Ritchie se graduó de la universidad pasó las siguientes dos décadas atrapado en
el amor al dinero y el progreso. Mudó a su familia cinco veces a causa de su carrera para poder
ganar más dinero. Cada vez dejaban atrás cálidas iglesias locales y amigos.

Llegó un momento en que Bob y su familia raras veces tenían tiempo para estar juntos. A medida
que Dios se volvió extraño para ellos, también el Señor se convirtió en un extraño. Bob se sentía
desesperadamente solo y aislado. Puesto que cada vez estaba más descontento con su vida, dijo
finalmente: “¡Ya basta!”

Hoy día, Bob testifica que Dios le enseñó el significado de la palabra reducción. Dejó de ir en pos
del dinero, pasaba menos tiempo en el trabajo, compraba menos cosas y aprendió a estar contento
con lo que tenía. La familia volvió a ser fiel al Señor y activa en la iglesia.

Santiago nos advirtió que no nos obsesionáramos con amasar riqueza (1:9-11; 5:1-6). Seamos
ricos o pobres, el deseo del dinero puede apoderarse de nuestra vida sutilmente. Algunos personas
han caído en sus garras sin ser conscientes de ello y se están marchitando en sus empresas (1:11).

¿Necesitas imitar el ejemplo de Bob? Tal vez sea hora de decir: “¡Ya basta!”

Santiago 1:11.
. . . así también se marchitará el rico en medio de sus empresas.

Devocionales Cristianos - Somos Ricos


“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:33).

Devocionales Cristianos - Somos Ricos

Una señora, ya bien de edad, en el peor período de la Gran Depresión, entró en una Agencia de
Seguros de Minneapolis, EEUU, caminando lentamente. Preguntó se podría parar de pagar la
póliza de seguro de vida de su esposo. ”Él ya murió hace un buen tiempo”, dijo ella, “y yo no
dispongo más de recursos para continuar a hacer los pagos”. El atendente, atrás , verificó la póliza
que ella había traído y constató que valía muchas cientos de millares de dólares.

Aquella pobre señora era rica, pero no tenía a menor idea de eso. Nadie había le explicado como
funcionaba las pólizas de seguros. Quizá usted no sepa que, como un discípulo de Jesus, es muy
rico.

Muchas veces caminamos para un lado y para otro, murmurando sin parar con respecto a nuestros
infortunios. Parece que no tenemos nada, que no conseguimos éxito en nada y que lo nada será
nuestra suerte para siempre. Todos vencen en la vida, menos nosotros, es la conclusión a que
llegamos casi siempre.

Estamos pagando el precio de la falta de fe en Cristo que a todo momento nos dice, como está
escrito en Su Palabra:

“Pedí y os será dado”, “todo cuanto pedís en mi nombre, creyendo, recibiréis”, “supliré todas
vuestras necesidades”, “todas las cosas os serán añadidas”. ¿Y por qué continuamos pobres, sin
recibir las riquezas que del cielo nos están preparadas? Porque persistimos en dejar Dios de lado.
Porque no Le abrimos el corazón. Porque solo recordamos de él cuando estamos en grandes
dificultades.

Aquella pobre señora solo buscó al agente de seguros cuando no tenía más dinero para pagar las
pólizas. Y ella no ¡tenía qué pagar nada y sí recibir mucho! Nosotros solo buscamos el Señor
cuando todo va mal, cuando no tenemos empleo, cuando no tenemos salud, cuando no tenemos
dinero. Si, en vez de eso, lo busquemos en primer lugar, podremos disfrutar las grandes riquezas
que Él tiene para ofrecernos y las otras cosas ni serán más recordadas.

«¿Qué lloros son éstos?… está dormida» (Mc. 5, 21-43)


«Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se
lamentaban a gritos. Entró y les dijo: -¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no
está muerta, está dormida. Se reían de él». Con ello Jesús nos enseña a no temer a la
muerte porque la muerte ya no es muerte: desde ahora no es más que un sueño.

Y puesto que él mismo tenía que morir, resucitando a otros prepara a sus discípulos,
invitándoles así ha tener confianza en él y a no alarmarse de su muerte. Porque
después que vino Cristo la muerte ya no es más que un sueño.

Y sin embargo, se reían de él; pero no se indignó por el rechazo de este milagro que iba
a obrar; no censuró sus sonrisas a fin de que las mismas sonrisas, junto con las flautas y
demás preparativos, dieran por cierta la muerte de la niña. Dándose cuenta de la
presencia de los músicos y de la muchedumbre, Jesús les hace salir a todos; obra el
milagro en presencia sólo de los padres… como si la despertara de un sueño…

Es evidente que ahora la muerte no es más que un sueño; hoy es una verdad más
esplendorosa que el sol. – Pero tú dices, ¡Cristo no ha resucitado a mi hijo!-. Sí, pero lo
resucitará, y con mucha más gloria. Porque esta hija a la que devolvió la vida, murió de
nuevo, mientras que tu hijo, cuando resucitará, será inmortal para siempre. ¡Qué nadie
llore ya, que nadie gima, que nadie critique la obra de Cristo, porque él ha vencido a la
muerte! ¿Por qué derramas lágrimas inútiles? La muerte ha llegado a ser un sueño:
¿para qué gemir y llorar?

Madres Ejecutivas
¿Qué por qué trabajo fuera de la casa?
Te respondo:
"Quiero que mi pequeño tenga lo que yo no tuve"
"Quiero ayudar a pagar los gastos de la casa"
"No me alcanza con el sueldo de mi esposo"
"Soy madre soltera"
"Yo necesito dinero para mis gastos personales"
"Prefiero trabajar fuera, no soy ama de casa"
"Extraño mucho a mis hijos, pero en verdad necesito trabajar"
"Mis padres sólo me tienen a mi, mi esposo no me da para ellos"
"Quiero darle una buena educación a mis hijos, en un colegio de paga"
"Tengo que pagar la hipoteca de la casa"
"Acabo de comprar unos artefactos, quizá el próximo mes deje mi
trabajo cuando ya no deba nada"

La lista de respuestas es bien extensa, quizá no encajes en ninguna,


pero si trabajas tienes una razón legítima e inexcusable, de vez en
cuando te duele pensar en los pequeños que no ves sino tarde ya,
pero igual tus razones justifican esta tristeza, "ellos ya se
acostumbraron", "no me extrañan, hasta saben hacer solos sus
tareas", son las frases que decimos para aliviar el quebranto y
animar el día que ya se acaba, "mañana será otro día" y
efectivamente al amanecer y volver con las carreras otra vez se
desvanecen los pesares con el trabajo de la madre ejecutiva.
Veamos que nos dice el Proverbios trece para animar a estas madres
trabajadoras, nos dará pautas para hacer lo mejor y compensar
cualquier falla que por falta de tiempo hayamos estropeado.

"Quien habla el bien, del bien se nutre, pero el infiel padece


hambre de violencia. El que refrena su lengua protege su vida, pero
el ligero de labios provoca su ruina"

Trabajas para dar de comer, buscas el alimento que sacie el hambre y


la necesidad de las bocas de tus hijos, pero no olvides que además
de hambre de pan, ellos también tienen otras ansias, es decir otras
carestías que no sólo se alimentan de pan. Además de tu trabajo, tu
boca también alimenta el corazón de ellos, cada palabra que sale de
tus labios llenará su alma y formará la persona que él será. No
olvides poner freno a tu boca. Si estas tratando de alimentar con
buenos alimentos a tu familia pero no has cuidado de poner un
custodio en tu boca todo lo que hagas llegar al estómago de ellos se
volverá venenoso:
- ¡Vengo a la casa cansada y encima tengo que pelear con
ustedes!–
- ¡No hagan bulla estoy harta de tanto grito!-
- "Nadie me pida nada, estoy muerta, mañana me hablan"-
Les podrás traer apetitosos potajes, fruto de tu trabajo, pero el
alimento que asimilarán mejor no sale de tus bolsillos sino de tu
boca.

"El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos


sus deseos" 13:4.
Completa la siguiente composición que remata el pensamiento del
versículo anterior:

"Lo que el malvado teme, ________________; lo que el justo desea,


____________________" 10:24

A veces las madres ejecutivas parecemos gatitos asustados, tenemos miedo a todo: que los niños
se enfermen, que se sientan menos que otros, que no se realicen, que tengan baja autoestima, que
no sean aceptados, etc. La salida de estos temores se solucionan entonces con mucho trabajo y
muchos premios que le den a nuestros pequeños nivel y soltura así no serán menos que nadie.
Pero el justo, es decir el que confía en Dios, el que no desconfía del cuidado Divino,
el que más bien se deleita en Dios, el que confía que actuará y hará justicia con los que le temen
recibirá todos los deseos de su corazón.

"Confía en el Señor y haz el bien, deléitate en el Señor, y él te


concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino;
confía en él y él actuará". Salmo 37:4-6.

"La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad


arruina al pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada;
hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene" 13: 7-8

El mejor guardián de la mujer ejecutiva decente es la honradez,


pero la envidia trastorna al insaciable. Mujeres ejecutivas y
cristianas no olviden que antes de ejecutivas y aún antes de ser
madres, son cristianas, su identificación por lo tanto, debe ser la
honestidad en todo lo que hacen, no pueden caer en una competencia
loca que las haga olvidar que son ante todo ejemplo de virtud y
santidad.
"Quien nada tiene, a nadie teme, quien dineros no tiene, a solo Dios
teme. Quien menos tiene mejor duerme. Al hombre pobre no le salen
ladrones". No pretendas acumular mucho "para mis hijos es todo", no
sea que después veas que no tengas nada.

"La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como
lámpara apagada. El orgullo sólo genera contiendas, pero la
sabiduría está con quienes oyen consejos. El dinero mal habido
pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece" 13:9-11

Que alegre es la luz de los honrados, pero la lámpara de los


ambiciosos sufre de cortes. Mujer Irreprensible nada teme, no ha
robado, no ha mentido ni envidiado, su honradez le da libertad y
paz, pero la ejecutiva que necesita mentir para triunfar tendrá
sombras, su generación sufrirá de apagones, entonces ¿de qué valió
tanto esfuerzo? Fortuna hecha de la nada se encoge, el que reúne
poco a poco enriquece, es mejor ser limpio y conquistar por el fruto
de mi trabajo que querer llenarme de dinero rápido sin tener celo de
Dios.
"La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un
árbol de vida".

Anhelo que tarda entristece al corazón, deseo que se cumple es árbol


de vida. El deseo cumplido es dulce a la garganta, al necio le da
asco apartarse del mal. Otra vez están en duda nuestros sueños y
ambiciones, cuando suspiras por todo lo alto llegas a asquearte de
la alternativa menos popular, pero cuidado que no repelas lo que
verdaderamente valga la pena por estar cegado con lo vano.

"Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta


el mandamiento tendrá su recompensa" 13:13.

El que desprecia la orden queda empeñado, el que respeta el mandato


queda sin deudas. ¿Estas tratando de pagar todas tus deudas? Esta
obligación te hace vivir trabajando y trabajando para subsistir,
¿Estas empeñándote con todos con tal de seguir viviendo tu ideal de
vida? Ten cuidado no sea que pagues a todos menos a Dios, respeta
el orden que Dios ha establecido y recibirás mejor pago y recompensa.

"La enseñanza de los sabios es fuente vida, y libera de los lazos de


la muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del
infiel no cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se
jacta de su necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el
enviado confiable aporta la solución" 13:14-17.

La madre ejecutiva que teme a Dios busca meditar en la Palabra


Divina, ella tiene que trabajar temprano entonces, se levanta de
madrugada para escuchar las recomendaciones de su jefe espiritual.
Las enseñanzas aprendidas serán la fuente de provisión para su
familia, esta meditación será la guía que los llevará a la verdadera
felicidad. El sentido común de ella es famoso, se gana el favor de
sus compañeros porque la marca de su testimonio indica cambios
constantes, ella actúa con prudencia, se avergüenza de su necedad.
Es fiel mensajera, busca remedios en vez de aumentar los problemas,
es una funcionaria honrada que bendecirá su lugar de trabajo.

"El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que


atiende a la corrección recibe grandes honores. El deseo cumplido
endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. El que con
sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal
parado". 13: 19-21

Miseria y vergüenza para el que rechaza la corrección, el que hace


caso del aviso recibirá distinción. Ningún estímulo formará a tu
hijito, los regalos no lo hacen más educado, si te sientes aliviada
al dar presentes, si crees que eso desagravia tu ausencia, escucha
lo que dice Dios sobre la corrección:
"El que atiende a la ___________________ va camino a la vida; el que
la rechaza se _____________. 10:17.

"Porque el Señor___________ a los que ama, como corrige un padre a


su hijo querido" 3:12

Elige bien a los amigos con quien andas, así como alientas a tus
hijos sobre sus amistades, da el ejemplo juntándote con los
prudentes.

"Al pecador le persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien.


El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del
pecador se quedan para los justos" 13:21-22

La desgracia persigue al pecador, a los honrados la paz y el bien,


la herencia del bueno queda en su familia, la fortuna del pecador se
reserva para el honrado. Si decides hablar mal con tu boca,
Mal decir es igual a MALDECIR, pues maldición obtendrás, si no
corriges y solo recompensas al hijo testarudo, si te juntas con los
peores de tu trabajo, si el afán no te permite darle el mejor tiempo
a Dios, si persistes en tu creencia que el sacrificio vale la pena y
no corriges tu camino toda la fortuna acumulada no se quedará como
herencia de esos hijos, todo irá a parar a manos de aquel que si
decidió ser fiel a Dios.

"En el campo del pobre hay abundante comida, pero ésta se pierde
donde hay injusticia. No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es
disciplinarlo. El justo como hasta quedar saciado, pero el malvado
se queda con hambre" 13:23-25

Sólo el hombre que teme a Dios dejará una buena herencia a sus
hijos, sólo el generoso no agotará sus posesiones, le queda mucho
todavía porque Dios recompensa al dador alegre. Todo se pierde en
cambio en la casa del avaro, todo se perderá por su injusticia, su
pecado será la rotura que hará que se vaya filtrando todo lo
obtenido. Hay que tener mesura no sólo en gastar, cuidado con el
despilfarro, también hay que saber dar al que no tiene. No
escatimes la vara, sobre todo cuando todavía es pequeño y maleable,
corrige temprano a tu hijo "quien bien te quiere te hará llorar".
El honrado comerá y dará de comer a su familia con paz y
satisfacción, ha tenido, ha repartido, a cuidado de su familia,
todos sus negocios andan bien, su generosidad será recompensada por
Dios, pero el egoísta que sacrifica todo con tal de ganar, de nada
le valdrá su inversión, se perderá y su herencia será sólo llanto y
vergüenza, la necesidad de la que quiso huir perseguirá a sus hijos
y nada los amparará.

Querida madre ejecutiva, Dios te ha dado este trabajo, ¡Dios te ha


bendecido! Pero no olvides ser agradecida con él, se honesta, sé
honrada, dale la mejor de tus horas al Padre, dale ese tiempo
especial a tus hijos y ellos honrarán tu sacrificio, dale gracias
a Dios porque en su Palabra están las claves para que seas una buena
madre ejecutiva, entonces a obedecer e imitar a Proverbios 31.

"Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir.


Cuando habla, lo hace con sabiduría, cuando instruye, lo hace con
amor. Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la
alaba; Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a
todas. La mujer que teme al Señor es digna de alabanza"

Dios las bendiga mis queridas madres ejecutivas, mis queridas


mujeres de Dios.

Grafica Cristiana] Gigantes sumisos


Jeremías 26:14
“En cuanto a mi, estoy en manos de ustedes, hagan conmigo lo que
mejor les parezca”

La característica del mundo en que vivimos es que toda la humanidad


parece correr, luchar y competir. Como haciendo una carrera
violenta se empujan entre si, ponen cabe y codean a sus oponentes,
sienten que quieren ganar a toda costa, en el fondo tienen miedo
perder.
La televisión ha hecho de la competencia un show, ya no sólo
compiten los deportistas, ahora rivalizan por lograr un puesto de
trabajo con el magnate Trump, la vida de estos aspirantes es
expuesta en el show televisado y le da ideas a los jóvenes que los
ven como sus modelos.
Compiten los diseñadores de modas, en la TV. Se ve cómo conviven con
su objetivo de ganar el título de Gurú de la Moda, Ahora también se
ha puesto de moda una competencia de esposas, han hecho un show de
cambiar la mujer para ver quién es la compañera ideal.
Competencia, lucha, sabotaje, golpes, riña, injusticia, reyerta y
deslealtad. Todo se mezcla en estos torneos ¿Qué diferencia hay
entre este circo y las luchas de los antiguos gladiadores? La
emoción del público que contemplaba este espectáculo morboso se
deleitaba al ver al más violento de todos ganar, no está muy lejos
de los porrazos que se dan los que compiten hoy.
Nadie quiere perder, la sociedad consumista ha sembrado la idea que
ceder significa perder. Si no luchas por tus derechos y sueños
nadie te tomará en cuenta.
Nadie quiere permanecer pasivo en un mundo tan dinámico y violento.
¿Estar tranquilo? ¿Ser dócil o sumiso? ¿Ser manso? Es igual a ser un
perdedor.
Pero uno de los frutos del Espíritu de Dios, un fruto que como
cristianos debemos aspirar, es la mansedumbre.
¿Cómo ser manso en medio de tantos gigantes? ¡Es como competir con
una actitud de revolcado anticipado!
Jesús fue un gigante lleno de mansedumbre cuando estuvo parado
frente a los maestros de la ley, los ancianos del templo y falsos
testigos, mientras ellos gritaban que tenían la razón sobre su
conocimiento de Dios, él que era el único que podía conocer toda la
verdad se quedó callado, no respondió nada, y fue un gigante manso.
No peleó con Herodes, ni codeó a Pilatos cuando lo juzgaban, se
quedó callado y otra vez un gigante sumiso. Se quedó callado, no
respondió nada. El es la imagen misma, la personificación del
Gigante Manso.
Nadie quiere ser manso el día de hoy, el mundo moderno nos ha
pintado la imagen de la mansedumbre como una caricatura con
expresión de tonto, fracasado y afeminado perdedor. ¡Esto no es ser
manso!
La palabra manso proviene del griego PRAOTES que se puede definir
como docilidad, calma, serenidad, gracia interior del alma. Es la
aceptación de la manera como Dios nos trata. La rendición completa
a su voluntad en nuestras vidas, significa dejar de luchar con Dios.
Ser manso no es igual a ser débil, es más bien todo lo contrario, es
lo opuesto, para ser manso hay que tener poder, fortaleza y mucho
valor para someterte a la perfecta voluntad de Dios.
¡Yo quiero pelear con este mundo! ¡Quiero ganarles a todos, quiero
mostrarles que si es posible ser cristiano y ser un vencedor! Espera
un ratito, que tus intenciones sean buenas no significa que estén de
acuerdo con Su Proyecto Divino.
Quizás por pelear tanto con Dios, por tener tantas metas propias haz
tratado de doblarle el brazo para que te permita hacer lo que tú
quieres, para alcanzar tu sueño.
No lograrás nada, sin la virtud que demuestra tu madurez
espiritual. Deja de luchar, no sigas el prototipo que los
gladiadores modernos te quieren inculcar, tú eres cristiano,
entonces debes ser manso.
El Señor te esta guiando para que avances a la meta que en su
soberanía ha comenzado en ti ¿Por qué te afanas a tus sueños con
tanta ambición? ¿Por qué no permites que Dios te haga madurar?
Persistes en tus infantiles sueños, no quieres crecer, sigues
aferrado a tu manta y tu biberón y persistes en no madurar.
La velocidad de Dios es mucho mejor que la marca que el mundo
impone, ser manso es dejar de resistirse, dejar de pelear y
someterse al soplo de su voluntad.
Los apóstoles no vencieron al mundo al estilo de los gladiadores,
ellos fueron mansos y ganaron la lucha:
“En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido
al mundo” Juan 16:3
¿Puedes someterte a la voluntad de Dios, sabiendo lo que te espera?
Es una victoria segura, deja de resistirte, ser sumiso, significa
ser manso. Tus lágrimas por tus sueños rotos, son lágrimas de
resistencia, mejor que sean lágrimas de sumisión.
¡Sometete a Dios! Tener un espíritu sumiso a su voluntad para tu
vida, significa tener la victoria asegurada.
Oración: He luchado mucho Padre, algunas veces he ganado y muchas
veces he perdido, y cada vez que me ha tocado perder he sentido que
me habías quitado tu protección, pero ahora entiendo que si me
someto a tu voluntad y dejo de pelear a mi manera, tú jamás me
desampararás. Me someto a tu Voluntad. Amén.
Dios te bendiga
Martha Vílchez de Bardales.

Mis amados hermanos, quiero compartir con cada uno de ustedes el


libro de devocionales “A la Imagen de Dios”, son 100 meditaciones
basadas en la Palabra de Dios y cada una acompañada de preguntas
guías y versos bíblicos que complementarán tu tiempo de meditación
diaria. La presentación oficial será este lunes 12 de diciembre a
las 8:00 p.m. en la Iglesia Bíblica Emmanuel de la Molina.
Dirección: Av. Universidad 1810 La Molina Centro Comercial
Rinconada, al lado del CC. Molicentro. La entrada es libre,
tendremos un hermoso programa y sobre todo la oportunidad de
compartir con cada uno de ustedes mi segundo libro de devocionales.
Mayor información a los teléfonos siguientes: Oficina: 3684218,
Nextel: 98373653.

Palabras del Pastor Humberto Lay y Pastor Saúl Gutierrez de la


Iglesia Biblica Emmanuel con respecto al Nuevo Libro de devocionales
de Martha Bardales.

Pastor Humberto Lay escribió:

Que alentador es encontrar hijos o hijas de Dios, quienes en medio


del mundo apresurado en que vivimos y en que vive la iglesia, no se
someten a ese apresuramiento que nos presiona y arrastra, sino que
tercamente se dan el tiempo para meditar y gozarse en la comunión
con Dios.
Pero además de alentador, cuánta bendición resulta si ese hijo o
hija de Dios tiene una larga trayectoria de estudio y conocimiento
de la Palabra de Dios por haber nacido y crecido en un hogar, no
sólo cristiano, sino pastoral, y que además se toma el trabajo de
escribir y tiene la generosidad de compartir con todos lo que Dios
ha hablado a su corazón, y lo que su corazón ha experimentado es esa
comunión con Dios.

No hay duda de que la práctica devocional, el tiempo con Dios, es


una de esas cosas que nunca pueden faltar en la vida de un hijo de
Dios, no importa cuánto tenga en el Señor o cuánto haya crecido. Y
mucho menos puede faltar en este tiempo post-moderno, mas apresurado
que nunca, sin valores y sin ideales, y con su secularismo que se
mete en la iglesia, haciéndola perder muchas veces su primogenitura
por un plato de lentejas.

Por eso, hoy mas que nunca, la iglesia tiene que reforzar en los
discípulos de Cristo si lo están practicando, o restaurar en ellos
si lo han olvidado, el tiempo con Dios, como un catalizador y fruto
al mismo tiempo de una verdadera vida espiritual y de comunión con
Dios.

Por todas esas razones, me gozo con la aparición de este libro de


estudios devocionales de mi querida hermana y amiga Martha Bardales,
quien “con temor y temblor” como me decía en un e-mail, expone
públicamente lo que hasta aquí sólo compartía vía correo electrónico
con sus ovejas y amigos mas cercanos.

Estos devocionales, serán una guía preciosa y muy valñiosa para los
corazones sedientos de Dios, para sanar el alma enferma y darle
esperanza, para traer paz al alma atribulada, para consolar al
afligido, para alentar al desalentado, pero también para exhortar al
que está consistiendo el pecado en su vida. En todos los casos,
serán pensamientos catalizadores de una relación íntima con Dios, y
donde el mismo Espíritu Santo se revelará a ésa alma inconforme con
lo que es, y que busca ser de cada día más semejante a su Señor.

En pocas palabras y directamente, recomiendo su lectura y meditación


con la seguridad de que será de bendición para toda alma sedienta de
Dios.

Pastor Humberto Lay


Pastor Principal de la Iglesia Biblica Emmanuel de San Isidro.

Palabras del Pastor Saúl Gutierrez Prado, pastor de la Iglesia


Biblica Emmanuel de San Isidro.

Hoy vivimos tiempos difíciles, donde las tareas cotidianas y


responsabilidades, nos absorben de tal manera, que sin darnos cuenta
nos vamos debilitando, física, mental y espiritualmente. Además de
ello, se suman nuestros propios conflictos y necesidades que día a
día tenemos que enfrentar para no permitirnos desmayar.

Necesitamos encontrar una palabra fresca para nuestras vidas cada


día. Palabra que nos aliente, edifique y consuele.

Dios a través de los tiempos ha levantado hombres y mujeres que se


han puesto en la brecha para recibir su palabra y transmitirlas a su
pueblo. Creo fielmente que una de esas personas es mi amada amiga y
compañera de milicia Martha. Ella con sabiduría toma la palabra de
Dios, la lee, medita y espera la voz del Espíritu hablar a su
corazón, y con una pluma muy suave y tierna plasma en el papel
aquello que viene del corazón de Dios para nuestro corazón.

Alabo al Señor por haber puesto en el corazón de Martha esa


disposición de poder escribir esta serie de devocionales que traen
fortalecimiento a su pueblo.
Animo al pueblo que ama a su Dios, a leer este precioso libro de
devocionales, pues en él encontrarán alimento para su vida
espiritual.

No quiero terminar sin antes decirle a Martha que admiro tu entrega,


constancia, persistencia y dedicación a las cosas de nuestro Señor.
Que a pesar de toda la responsabilidad que tienes sobre tus hombros,
como esposa, madre, amiga, y sierva, te das tiempo para bendecirnos
de esta maravillosa manera.

Es mi oración, que Dios siga añadiendo de su sabiduría y amor a tu


corazón.

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