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Calefacción

Calefacción, (del lat. calefactio, -onis, derivado de calofacere, calentar, compuesto


de calere y facer hacer1 ) Desde un punto de vista genérico, calefacción es el método o
sistema, mediante el cual se aporta calor a alguien o algo con el fin de mantener o elevar su
temperatura.

Radiador antiguo de hierro fundido.

Aplicado a la edificación se refiere al conjunto de aparatos y accesorios que se instalan para


alcanzar y mantener las condiciones de bienestar térmico2 durante las estaciones frías en uno
o muchos habitáculos. Es un componente de la climatización.

Índice

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 1Historia

o 1.1La calefacción central

 2Instalaciones de calefacción

o 2.1Producción de calor

 2.1.1Por combustibles

 2.1.2Por electricidad

 2.1.3Sistema híbrido

 2.1.4Otros sistemas de calentamiento

o 2.2Distribución del calor

 2.2.1Por agua

 2.2.2Por aire

 2.2.3Por agua y aire

o 2.3Elementos terminales
 3Regulación

o 3.1Regulación por tiempo

o 3.2Regulación por temperatura del caloportador

o 3.3Regulación por caudal

 4Accesorios

o 4.1Circuladores

o 4.2Vaso de expansión

o 4.3Dilatadores

o 4.4Purgadores

o 4.5Otros

 5Ahorro de energía

o 5.1Eficiencia de la instalación

o 5.2Fuentes alternativas de calor

o 5.3Uso de la instalación

 6Véase también

 7Notas y referencias

o 7.1Referencias

 8Enlaces externos

Historia[editar]

El ser humano, cuyo cuerpo no tiene protección de pelo o pluma, ha necesitado calentarse
durante las épocas frías. Lo ha conseguido fabricando vestidos (abrigo) o aprovechando el
fuego, mediante diversos sistemas de calefacción. Desde que el hombre dominó el fuego,
pudo habitar en latitudes donde una cierta parte del año las temperaturas eran bajas,
calentando con él los espacios de habitación.

El dominio del fuego parece que lo consiguió el Homo erectus hace unos 450 000 años. Un
equipo israelí lo hace remontar a 790 000 años en el yacimiento de Gesher Benot Ya'aqov en
las riberas del Jordán.3

El combustible era la leña u otros restos vegetales, y deyecciones de animales herbívoros


secas. En China parece que se utilizaba la hulla desde tiempos inmemoriales.4

Pero el fuego tiene varios inconvenientes: desnudo, en medio de un local, puede ser peligroso
para los humanos, especialmente para sus cachorros, necesita aire para la combustión, aire
que obtiene del exterior, es decir, aire frío y tiene como resultado de la combustión humos,
que también hay que evacuar, mediante ventilación. Primero fue el fuego en medio del local y
luego se fueron inventando diversos sistemas para evacuar el humo mejor, para consumir
menos combustible, etc.
Brasero de Pompeya

Quizá la innovación más importante consistió en sacar el hogar de la calefacción del local
habitado, evitando los humos y la entrada de aire frío para la combustión y esto, por los datos
de que disponemos, se consiguió con el sistema de calefacción llamado hipocausto, invención
griega, utilizada en en las termas de Olimpia y de Siracusa desde el 300 a. C.4 El fuego estaba
en otro local y los humos, calientes, se llevaban por una serie de conductos, que recorrían el
suelo y, a veces las paredes, de los locales, dejando el calor antes de salir por el humero hacia
el exterior. Las instalaciones más importantes se hicieron en las termas. Este sistema pervivió
hasta hace muy poco en la Hispania musulmana y luego cristiana, en la que se utilizaba, de
forma bastante generalizada un sistema directamente relacionado con el hipocausto, la gloria,
utilizando paja como combustible.

La chiquita piconera, con un brasero, de Romero de Torres, de principios del siglo XX.

Pero aunque conocían la chimenea hogar, los romanos la usaban poco como sistema de
calefacción de las viviendas. En las excavaciones de Pompeya y Herculano no aparecen hogares
de este tipo, lo que indica que utilizaban braseros muebles.4 Estos artefactos se han usado
hasta hace bastante poco en los países mediterráneos usando combustibles vegetales
carbonizados (carbón de encina, cisco de roble, picón...)
Hogar para cocina

Probablemente, las chimeneas hogar aparecieron en latitudes más septentrionales, donde la


calefacción es más necesaria y, aunque había algo parecido en las cocinas de países de más al
sur (con una campana para recoger los humos y un par de escaños a los lados), las dedicadas
exclusivamente a calefacción no forman parte de la arquitectura hasta al siglo XI.5 Aunque la
chimenea mejoró técnicamente con el paso del tiempo, nunca fue un sistema de calefacción
eficaz. En el siglo XIX, una chimenea hogar doméstica requería para el tiro de entre 800 a 1000
metros cúbicos de aire por hora, aire del exterior, frío, y por lo tanto el enfriamiento es tanto
mayor cuanto más se atice el fuego. Y raramente había una ventosa (conducto de toma de aire
exterior directamente al hogar) para dar el aire necesario para la combustión y el arrastre de
los humos, así que el aire debía entrar por las ventanas y las puertas barriendo (enfriando) el
local.4

Una mejora importante fue el invento de la estufa: el hogar quedaba cerrado, protegiendo de
quemaduras a las personas y, lo más importante, es que tenían un sistema para regular la
entrada de aire de combustión, con el que se evitaba tener que introducirlo en el local en
grandes cantidades para el arrastre de los humos que, confinados en el hogar no tenían otra
salida que el humero, sin posibilidad de revocar hacia el local, y ello limitaba el barrido del
ambiente al aire necesario para la combustión, evitando la entrada del necesario para evacuar
los humos. Y por la misma razón tenían otras ventajas: una de ellas es que, al tasar la entrada
de aire, se podía regular la potencia emitida porque, a menor cantidad de aire, menos llama y
combustión más lenta; la otra es que al estar confinado, se conseguían temperaturas más altas
de combustión, y se aprovechaba mejor el calor del combustible. Por estas razones, la estufa
tenía un rendimiento mucho mayor que la chimenea hogar. En 1619 apareció la primera obra
completa sobre las estufas publicado por Franz Kessler6 Este trabajo describe los principios de
la calefacción usada en Alemania en la época, que se perfeccionaron muy poco hasta el siglo
XIX.
Calefacción por termosifón
1 Caldera
2 Radiadores
3 Vaso de expansión abierto

La calefacción central[editar]

A partir de la Revolución Industrial se empieza a manejar el vapor en las máquinas motrices y


se desarrolla la técnica de conducción de fluidos por tuberías, fluidos calentados en calderas a
partir de combustibles, generalmente sólidos, principalmente tres: leña, turba y hulla.7

A principios del siglo XX empiezan a aplicarse estas técnicas a sistemas de calefacción de


edificios con calderas de carbón, tuberías y radiadores, utilizando el vapor como caloportador.
La más antigua de las instalaciones consistía en una caldera de carbón, una red de tuberías y
radiadores. La caldera era una estufa de fundición, cuyas paredes eran dobles y entre las dos
capas circulaba agua que se calentaba hasta la vaporización, en las de vapor; más tarde a
temperaturas por debajo del punto de ebullición. El caloportador circulaba por las tuberías
por termosifón o tiro térmico, por lo que era conveniente que la caldera estuviera situada en
un nivel más bajo que los emisores. Las ventajas del sistema son: el fuego está en un local
específico (que puede estar todo lo ventilado que sea necesario), no en los locales a caldear;
un solo hogar sirve para calentar varios locales o incluso un edificio completo (más adelante
barrios enteros: calefacción urbana).

Como se ha dicho, el caloportador inicial fue el vapor que luego se sustituyó por el agua.
Cuando esto ocurrió, en el sistema por termosifón, las tuberías debían ser bastante gruesas
para facilitar la circulación. Además las de ida debían ir cercanas al techo, por encima de los
emisores y las de retorno por el suelo. Más adelante se añadió una bomba para la
recirculación, lo que permitía tuberías más delgadas, llevarlas por cualquier recorrido y la
caldera podía estar en cualquier situación respecto a los radiadores. A cambio no es
demasiado conveniente que la caldera sea de combustión continua, es decir de combustible
sólido (carbón o pellas de madera), porque un corte en el suministro eléctrico pararía la
bomba y la caldera podría calentarse demasiado.

A la vez que se fue abandonando el vapor, pasando a calefacción por agua caliente, también el
combustible cambiaba, primero el gas ciudadnota 1 y el fueloil sustituyeron al carbón,nota 2 a poco
el gasóleo, y después, a partir de los años 1960, el gas natural.

Instalaciones de calefacción[editar]

Básicamente, una instalación de calefacción actual tiene tres partes:

 Un sistema de producción de calor, que puede ser una caldera de combustible, un


sistema de resistencias eléctricas, o aprovechamiento de energía calorífica natural o
residual.

 Un sistema de reparto, mediante conductos por los que circula un caloportador,


normalmente agua o aire.

 Un sistema de emisión, por medio de elementos terminales (radiadores, paramentos


radiantes, rejillas de impulsion para aire,...)

Producción de calor[editar]
Caldera central de combustible sólido

Según la extensión de la instalación hay dos tipos: centralizadas y locales o unitarias. En el


primero, se produce el calor en un lugar y se reparte mediante conducciones hacia los locales
que hay que calentar. En el segundo, un solo aparato produce el calor y lo emite en un local.

Por combustibles[editar]

En la instalación centralizada, el calentamiento más lógico y más económico es una caldera de


combustible sólido, líquido o gaseoso. Los inconvenientes del fuego y del aire para la
combustión están limitados porque esta caldera se sitúa en un local específico.

Las calderas de combustible sólido se diferencian de las demás porque su combustión es


continua, es decir, una vez que se encienden, solamente se apagan cuando se acaba el
combustible (o se corta completamente la entrada de aire). La regulación de la potencia se
hace variando la entrada del aire. Actualmente se tiende a prohibir el uso del carbón, por ser el
combustible que más cantidad de CO2 produce por unidad de calor,8 sin embargo se usan
calderas con pellas de madera como combustible.

Como combustible líquido el único en uso normal es el gasóleo. Los gaseosos son de dos tipos
principales: gas natural y gases licuados de petróleo (butano y propano). Las calderas
funcionan con un quemador acoplado que, mediante un ventilador, hacen la mezcla de aire y
combustible adecuada, y se quema en el hogar. Tanto con líquidos como con gaseosos, el
funcionamiento de las calderas es intermitente, es decir la regulación de la potencia se hace
poniendo en marcha y parando el quemador. Hay quemadores llamados modulantes que
varían la potencia de la llama en función de la demanda.

Serie de candelas de una caldera con quemador atmosférico de gas


También hay calderas de gas con quemadores atmosféricos, que no requieren ventilador; el
gas fluye por su propia presión, sale a presión por unos inyectores finos y se mezcla con el aire
por efecto venturi antes de llegar al quemador propiamente dicho. En estas calderas el
quemador consiste en una cierta cantidad de candelas dispuestas en filas en un plano.

Existen aparatos unitarios por combustión, como las estufas de gas butano, llamadas estufas
catalíticas. Tienen un rendimiento aceptable, pero requieren aire del exterior para la
combustión y producen gran cantidad de vapor de agua como resultado (aproximadamente
1,6 litros de agua por cada kilogramo de combustible9 ), por lo que no son demasiado
aconsejables, pues añaden gran cantidad de humedad al aire ambiente. También se usan
estufas unitarias de queroseno, con los mismos inconvenientes, aunque con una producción
de vapor un poco menor.

Por electricidad[editar]

Véase también: Electricidad renovable

Otro sistema de calentamiento es la electricidad. Y esto de dos maneras: por resistencias


eléctricas, es decir aprovechando el efecto Joule, o por bomba de calor. Es raro encontrar
calderas con resistencias, pero se emplea el efecto Joule en calentadores locales o unitarios,
radiadores o estufas eléctricas. Tienen el inconveniente de que el precio de la energía eléctrica
es superior al de los demás combustibles.

De cualquier forma puede ser económico utilizar la electricidad mediante una bomba de calor,
cuyo principio es que toma calor de una fuente exterior (fuente fría) para introducirlo en los
locales. El rendimiento de una bomba de calor es grande, compensando el precio unitario
superior de la electricidad, pero depende de la temperatura de la fuente fría; cuando esta
fuente es el aire del exterior y éste es muy frío, el rendimiento baja mucho.

Sistema híbrido[editar]

Para paliar el problema del bajo rendimiento de la bomba de calor con bajas temperaturas,
puede hacerse un sistema híbrido con caldera y bomba de calor. Un programador electrónico
determina cuando la bomba tiene buen rendimiento (teniendo en cuenta, tanto la
temperatura exterior como el precio de los combustibles) y es adecuado que funcione y la
para, y pone en marcha la caldera, cuando el rendimiento de la bomba es bajo.

Otros sistemas de calentamiento[editar]

Aunque se piensa que la energía solar puede servir para la calefacción, los inconvenientes de la
instalación no compensan las ventajas: los colectores solares tienen menor rendimiento
cuanto más baja es la temperatura exterior (y, por lo tanto, los días en los que más falta hace
la calefacción) y además, los días más fríos del año son también los más cortos, con menos
horas de soleamiento. Técnicamente puede hacerse, pero la cantidad de colectores necesaria
es grande y, cuando no haga falta calefacción producirán unas importantes cantidades de calor
que habrá que disipar en el ambiente o en otro uso. Una posibilidad interesante es aprovechar
ese calor sobrante haciendo una acumulación estacional, que requiere unos depósitos
grandes, pero es factible.10

Muy interesante es el aprovechamiento de calores residuales procedentes de procesos


industriales, como la producción de electricidad. También es interesante, aunque solo cuando
existe en las cercanías, el aprovechamiento del calor de un acuífero caliente (energía
geotérmica). Ambos sistemas requieren conductos de reparto del agua caliente (como en
la calefacción urbana) y que las calefacciones de los edificios sean centralizadas colectivas. En
vez de caldera, en el local técnico de cada edificio habrá un intercambiador de calor.

Distribución del calor[editar]

La distribución de calor en los sistemas centralizados se hace actualmente solo de dos


maneras: por agua y por aire. El vapor ya no se emplea porque es un caloportador difícil de
regular (hay que hacerlo en cada radiador) y porque la temperatura que alcanza la superficie
de los emisores es muy alta (alrededor de los 100 ºC) de modo que puede producir
quemaduras por contacto.

Por agua[editar]

Artículo principal: Calefacción por agua caliente

El sistema de calefacción clásico (por agua caliente) utiliza como caloportador el agua, que
llega por tuberías a los elementos terminales o emisores. Las tuberías pueden ser de acero
negro, de cobre y, actualmente, de materiales plásticos. No debe utilizarse acero galvanizado,
porque las temperaturas que alcanza el agua destruyen la protección galvánica. En una red de
tuberías metálicas nunca deben mezclarse metales distintos (no solo en las tuberías, sino en
los emisores), porque los más electronegativos pueden corroer a los demás. Si no hubiera más
remedio, para evitarlo, deben interponerse entre metales distintos, enlaces o empalmes de
material aislante eléctrico (nilón, por ejemplo).nota 3

Por aire[editar]

Artículo principal: Climatización

Otro sistema de llevar el calor a los locales habitados es mediante aire. En este caso los
conductos son bastante voluminosos y se hacen de distintos materiales: chapa galvanizada,
paneles aglomerados de fibra de vidrio, escayola y hasta cobre. También se pueden utilizar
espacios de la construcción como huecos sobre falsos cielorrasos o incluso pasillos, plenum (en
estos casos solo se suele emplear para retornos).

El empleo del aire para la calefacción es casi inexcusable cuando hay también una instalación
de refrigeración, que debe ser, en general, por aire. No parece lógico utilizar dos instalaciones
distintas para el mismo fin: climatizar espacios. Además, una instalación de climatización por
aire bien concebida resuelve otra instalación absolutamente necesaria: la de ventilación.

El aire se puede calentar directamente en el elemento productor de calor o en un aparato de


tratamiento del aire (climatizador), al que se lleva el calor desde la caldera, mediante agua por
tuberías adecuadas, siendo en este caso un sistema por agua y aire.

Por agua y aire[editar]

No solo se usa el reparto por agua en la calefacción clásica, sino que también se emplea en las
instalaciones de climatización por aire, para llevar el calor desde las calderas hasta
los climatizadores, donde se tratará el aire, que será el caloportador que llegará a los locales;
es decir, hay un transporte primario por agua y otro secundario por aire.

El sistema que más apropiadamente merece el nombre de agua y aire es el que utiliza ambos
caloportadores para climatizar. Efectivamente, el caudal de aire necesario para la ventilación
puede ser insuficiente como caloportador, por lo que en las instalaciones es frecuente hacer
una mezcla de aire exterior (ventilación) con el de retorno. En este caso, solamente se lleva a
los locales el aire de ventilación y para completar la cantidad de calor requerida, otra parte se
lleva por agua a emisores específicos (ventiloconvectores).

Elementos terminales[editar]

Artículos principales: Emisor (calefacción), Radiador (calefacción), Suelo


radiante y Ventiloconvector.

Distribución de tuberías de un suelo radiante, mostrando la taca de alojamiento de colectores.

Se llaman terminales, a veces emisores, a los aparatos que emiten el calor en los ambientes.

Cuando de un sistema de agua se trata, los más clásicos son los radiadores, pero también se
emplean los paramentos radiantes. Estos no son propiamente aparatos, sino que consisten en
un circuito de tuberías empotradas bajo el recubrimiento, convirtiendo el paramento en un
emisor de calor. Lo más habitual es que ese paramento sea el suelo, pero veces se usa también
el techo o las paredes. El techo no es una buena solución porque la piel humana absorbe muy
bien la radiación térmica y los alopécicos tienen tendencia a sufrir dolores de cabeza con este
sistema.

Otro terminal empleado en los sistemas de agua es el ventiloconvector.

Cuando se trata de sistemas por aire, los terminales son sencillamente los diversos tipos de
rejillas o difusores por los que se impulsa el aire al ambiente.

Regulación[editar]

El fin de la regulación de los sistemas de calefacción es proporcionar en cada momento la


potencia adecuada a las necesidades del edificio o local. La potencia instalada en el sistema es
la potencia máxima requerida en el momento más frío de un año medio. El resto de la
temporada de calefacción, las temperaturas exteriores son más altas que la mínima y la
necesidad de calor es menor. Por esta razón hay que regular la potencia de acuerdo con las
necesidades en cada momento. A menor temperatura exterior, mayor potencia se requiere, de
modo que la potencia necesaria no solo varía a lo largo de la temporada fría, sino también a lo
largo del día. Hay tres medios para conseguirlo: por tiempo, por temperatura y por caudal.9 En
ciertas instalaciones hay varios tipos de regulación simultáneamente.

Regulación por tiempo[editar]

Es el sistema más sencillo de regulación consiste en parar o poner en marcha el sistema de


calentamiento, de modo que, a lo largo de un cierto tiempo, la potencia suministrada por el
calentador sea la necesaria (a menor potencia necesaria, menor tiempo de marcha). El sistema
más sencillo y efectivo es utilizar un termostato de ambiente situado en un local
representativo (el estar o sala principal) que, cuando el local está a la temperatura deseada,
corta un circuito eléctrico que puede mandar la caldera directamente (en instalaciones
unitarias o en instalaciones centralizadas individuales) o una válvula solenoide que abre o
cierra la entrada del agua a la derivación de apartamento (en las centralizadas colectivas).

No es conveniente regular mediante el termostato de caldera,11 que limita la temperatura a


que prepara el agua, pues como se ha dicho, las necesidades de calor varían a lo largo del día,
por lo que habría que cambiar la temperatura de consigna frecuentemente.

Con este tipo de regulación (termostato de ambiente) en una vivienda, en los demás locales
servidos por la misma instalación pueden ponerse válvulas termostáticas en cada uno de los
emisores para regular cada uno de los locales (que harán una regulación por caudal).

Regulación por temperatura del caloportador[editar]

El sistema de regulación por temperatura del caloportador, o regulación proporcional, es más


perfeccionado: consiste en un sistema electrónico que recibe una señal indicando la
temperatura del ambiente exterior del edificio, enviada por una sonda exterior, y en función
de ella, regula la temperatura del agua enviada a los emisores. Efectivamente:

 La potencia emitida por los emisores depende de la superficie de éstos y del salto de
temperaturas entre esa superficie y el ambiente. Como la superficie es siempre la
misma y, una vez fijada, la temperatura del ambiente se puede considerar constante,
la única variable es la temperatura del emisor o, lo que suele ser lo mismo, la
temperatura del caloportador.nota 4

 Por otro lado, la necesidad de calor depende de las pérdidas de calor del edificio y
éstas, a su vez, dependen del aislamiento de sus elementos constructivos que lo
separan con el exterior, de las necesidades de ventilación y de la diferencia de
temperatura entre el exterior y el interior. Como en el caso anterior, la constitución de
los elementos separadores es fija, la ventilación se debe fijar y, como se ha dicho lo
mismo ocurre con la temperatura interior, luego la única variable es la temperatura
exterior.

La misión de la centralita es relacionar esta temperatura exterior con la del caloportador, de


modo que a menor temperatura exterior, mayor temperatura debe tener el caloportador en la
impulsión.9

Ilustración de una válvula de tres vías mezclando agua de ida (encarnado) con agua de retorno
(azul).

La regulación de la temperatura del caloportador se hace mediante una válvula


multivía motorizada (de tres o cuatro vías) que mezcla el agua de la caldera con agua del
retorno (ya enfriada) para conseguir la temperatura adecuada. La centralita conoce en cada
momento la temperatura de impulsión, mediante otra sonda situada en el conducto de ida (o
impulsión), la compara con la exterior y su programación indica a la temperatura que tiene que
enviar a los emisores, y mueve el motor de la válvula en consecuencia.

Este sistema se llama regulación proporcional y se aplica obligatoriamente en instalaciones


centralizadas colectivas (no sería lógico regular con un termostato situado en el estar del
vecino del tercero). También es la única que funciona correctamente en el suelo radiante, en el
que la temperatura de impulsión siempre es más baja que la producida en la caldera.

En estos sistemas, la regulación de la caldera es independiente, y se hace con un termostato


(por tiempo), como en el caso anterior o, a veces, por potencia de la llama (quemadores por
etapas o quemadores modulantes) en función de la temperatura del retorno
del caloportador (que también se mide con una sonda). La misión de esta regulación es
mantener en el circuito de caldera una temperatura siempre igual (la temperatura a la que la
caldera funcione mejor), de modo que la impulsión encuentre en cada momento agua caliente
suficiente como para que la mezcla tenga la temperatura demandada por la centralita.

En el caso de sistemas por aire la regulación por temperatura es la más adecuada, sobre todo
cuando la instalación también suministra el caudal de ventilación, pues, aunque podría hacerse
por caudal, hay un límite mínimo que es el caudal obligatorio de ventilación, lo que impediría
hacerlo funcionar con necesidades pequeñas de calor. En este caso la regulación se hace
midiendo la temperatura del aire de retorno (de extracción) y en función de ella se establece la
temperatura del aire del impulsión (cuanto menos temperatura tenga el aire de retorno, a
mayor temperatura habrá que impulsar). Sin embargo no se emplea el sistema de mezcla
descrito para el agua, sino que se hace cambiar la temperatura del intercambiador o batería de
calor, por el sistema de caudal.

Regulación por caudal[editar]

La regulación por caudal consiste en variar el caudal del caloportador conforme varían las
necesidades de calor (a menor caudal, menor aporte de calor). Se emplea a veces en los
sistemas de reparto por aire, pero con el inconveniente apuntado en el párrafo anterior.
También es el sistema empleado por las válvulas termostáticas de radiador, antes nombradas:
conforme detectan menor necesidad de calor, cierran un poco la entrada de caloportador al
emisor, regulando directamente el caudal que lo recorre.

Pero donde es una regulación muy adecuada es para los climatizadores, en los sistemas de
aire. Mediante una válvula de tres vías se deja pasar más o menos caudal de caloportador por
la batería (intercambiador) de calor, devolviendo el resto al retorno por la otra vía. A menor
caudal, menor aportación de calor y el aire que se impulsa a los locales se calienta menos. El
control de la válvula se hace mediante una sonda que mide la temperatura del aire de retorno,
de modo que sirve para la zona servida por el climatizador y solo para ella.

Accesorios[editar]

Para el buen funcionamiento de un sistema de calefacción son necesarios una serie de


accesorios.

Circuladores[editar]

Artículos principales: Bomba de aceleración y Ventilador.


Para que el caloportador se mueva por la red se utilizan circuladores, aparatos mecánicos que,
en los circuitos de agua son bombas hidráulicas y en los de aire ventiladores.

Vaso de expansión[editar]

Vaso de expansión cerrado.

Artículo principal: Vaso de expansión

Al calentarse el agua contenida en los circuitos, aumenta de volumen, que debe recogerse en
un depósito específico llamado vaso de expansión. Cuando el agua se enfría, reduce de nuevo
su volumen y el vaso de expansión devuelve a la red el agua contenida en él.

Pueden ser abiertos o cerrados; normalmente, ahora suelen emplearse cerrados, habiéndose
llegado a prohibir los abiertos en algunas normativas nacionales, prohibición que ha sido
levantada cuando han empezado a utilizarse de nuevo calderas de combustión continua
(usando como combustible sólido la biomasa) puesto que el vaso abierto es un excelente
sistema de seguridad cuando un corte de suministro eléctrico para la bomba de recirculación,
la caldera sigue calentándose y puede llegar a producir vapor, que encontraría salida por el
vaso.

Dilatadores[editar]

Por la misma razón que el agua dilata, dilatan también las tuberías de la instalación, por lo que,
en tramos rectos largos, hay que intercalar dilatadores. También deben ponerse dilatadores
cuando las tuberías pasen por una junta de dilatación del edificio.

Purgadores[editar]

En los circuitos cerrados recorridos por agua, es de especial importancia que no haya aire en
absoluto. Por su menor densidad se acumula en las partes altas y las bombas no están
calculadas para hacer circular agua en esas circunstancias. Para ello, en esos puntos deben
situarse purgadores, para extraer el aire. Existen manuales (en la mayoría de los radiadores
hay uno) o automáticos.

Otros[editar]

Además de los dichos, se utilizan otros menores, como llaves de paso y corte, llaves de
regulación (que han de ser de asiento), termómetros, termostatos, medidores de presión, etc.

Ahorro de energía[editar]
El consumo de energía en una instalación de calefacción es muy importante, por lo que
resultan de mucho interés los sistemas que ayuden a reducirlo. En primer lugar, y aunque no
es parte de una instalación, es indispensable que el edificio este correctamente aislado y
preparado para perder la menor cantidad posible de calor.

En cuanto a las medidas de ahorro a tomar pueden distinguirse dos tipos: las propias de la
instalación y la obtención de calor de fuentes alternativas exteriores, residuales o naturales.

Eficiencia de la instalación[editar]

Deben emplearse calderas eficientes, entre las que hay que destacar las calderas de
condensación , cuyos rendimientos son mucho mayores que las convencionales.

Es bastante importante el tamaño de la caldera: cuanto mayor sea, mejor rendimiento tiene,
luego las calefacciones centrales colectivas funcionan mucho más eficientemente.nota 5 Y tanto
mejor cuanto mayor sea la instalación, así que es más eficiente una calefacción de barriada
que una de edificio. Otro factor importante en el rendimiento es el tiempo de encendido:
cuantas menos veces se apague y vuelva a encender la caldera a lo largo del día, mayor es su
rendimiento, luego en instalaciones grandes conviene dividir la potencia entre dos o más
generadores para que, al menos alguno de ellos no se apague casi nunca. Para este fin,
también pueden instalarse quemadores modulantes, cuya potencia de llama varía con las
necesidades de calor de la instalación.

También influye el mantenimiento (puesta a punto) de la caldera; es mucho más barato poner
a punto una caldera grande que muchas pequeñas, por lo que las grandes suelen estar mucho
mejor mantenidas y puestas a punto que las pequeñas.

No es precisamente un ahorro de energía, pero si económico: es frecuente que el combustible


sea más barato para grandes consumidores.

Fuentes alternativas de calor[editar]

Geotermia

Existen fuentes naturales de calor en ciertos lugares, en forma de acuíferos calientes. El


aprovechamiento de esta energía geotérmica se hace con dos perforaciones: por una de ellas
se extrae el agua del acuífero, se hace pasar por un intercambiador (suelen ser aguas con
muchas sales disueltas) en el que se calienta un caloportador y se vuelve a inyectar en el
acuífero por la otra perforación. Esto es necesario porque solamente se obtiene un poco del
calor que lleva (se suele bajar su temperatura unos 20 ºC): reinyectándola volverá a
recalentarse en la profundidad y porque se trata de no vaciar el acuífero. Evidentemente, una
vez obtenido el calor, hay que llevarlo a las instalaciones, para lo cual hace falta una red
de reparto del caloportador por el barrio hacia las distintas centrales de edificio.

Aerotermia

La aerotermia sigue a la geotermia en rendimiento y eficiencia.

Solar

Si bien usada directamente no es aconsejable en calefacciones, se puede utilizar la energía


solar por medio de acumulación estacional. Durante la época soleada, se almacena calor
recogido por colectores solares planos, en un gran depósito acumulador de agua, que se
aprovecha en épocas frías. El depósito (o depósitos) se hacen enterrados. Se trata de hacer
una especie de geotermia artificial. Naturalmente exige una inversión inicial importante, que
se compensa con el ahorro energético a lo largo del tiempo. Esta posibilidad será tanto más
eficaz, cuanto mayor sea el sistema, por lo que es más aconsejable aplicarlo a instalaciones de
calefacción de barrio o urbanas.10

Energías residuales

Pero también en muchos otros lugares hay fuentes de calor aprovechables: todas las industrias
que requieren un enfriamiento lo hacen disipando calor en la atmósfera o en un sumidero de
calor (como un río). Un ejemplo típico son las centrales productoras de energía eléctrica.
Evidentemente, como en el caso anterior, hay que llevar ese calor a los edificios, mediante
una red de distribución urbana.

Otras

Hay otra posibilidad ligada a ésta: en ciertos edificios grandes (terminales de aeropuerto,
grandes almacenes,...) puede ser rentable producir in situ la electricidad y aprovechar el calor
sobrante para calefacción. Este sistema se llama cogeneración.

Uso de la instalación[editar]

No es poco importante, desde el punto de vista del ahorro, el manejo que el usuario hace de la
instalación.

Cuando se trata de una instalación individual centralizada, es fundamental que disponga de


un termostato de ambientenota 6 situado en el local de uso más habitual: sala de estar, por
ejemplo. La cocina puede no ser un buen sitio, porque en ella, a menudo, hay fuentes de calor
funcionando (cocina, horno) que falsearían las mediciones, aunque si se vive habitualmente en
un local donde esté la cocina, puede ponerse allí, sabiendo que cuando se enciendan estas
fuentes de calor, se desequilibrará durante un rato la instalación y los demás locales pueden
quedar con la temperatura un poco baja. No es nada conveniente, como se ha dicho, utilizar el
termostato de la caldera para regular la temperatura interior, pues se pierde rendimiento y
además debe cambiarse de posición cada vez que cambia la temperatura exterior.nota 7 El
termostato de ambiente mantiene la temperatura interior estable, sea cual sea la temperatura
del exterior. Si en días muy fríos no se llega a la temperatura cómoda, lo más probable es que
la caldera no tenga la potencia necesaria, o que su termostato está fijo en una temperatura
baja.

En cuanto al uso del sistema, el usuario debe encontrar, con el termostato de ambiente, la
temperatura a la que se encuentra cómodo y dejarlo en ese punto durante la temporada de
calefacción; una temperatura de 20 a 23 ºC es la adecuada (un par de grados menos para
calefacciones por suelo radiante).nota 8 Si a alguno le parece escasa, debe pensar que es
invierno, que no se trata de estar en mangas de camisa, y que ponerse algo abrigado (chaleco,
jersey) no es mucho pedir. Cuando la casa está fría no tiene sentido subir mucho la
temperatura del termostato: no se calentará más deprisa, puesto que eso depende
exclusivamente de la potencia de la caldera. Si la calefacción estaba apagada, no queda otro
remedio que esperar, sin tocar el termostato y, si al cabo de cierto tiempo sigue sintiendo frío,
lo correcto es subirlo uno o dos grados, como mucho (el aire se calienta más deprisa que las
paredes y la temperatura equivalente será baja por la radiación fría de las paredes), para
volver a bajarlo después. Por el contrario, si el usuario tiene calor en el local donde está, no
debe abrir la ventana (literalmente, es lo mismo que tirar por la ventana el dinero que se está
pagando por el combustible), sino cerrar un poco la llave de paso del emisor (o en caso
de ventiloconvector, bajar la velocidad del ventilador). Por supuesto es importante ventilar los
locales, pero no se hará más que un rato corto (10...20 minutos diarios) y a ser posible cuando
el termostato programable (ver más abajo) está marcando la temperatura reducida.

Termostato programable

Es importante equilibrar la instalación al principio de temporada: con todas las llaves de paso
de los emisores completamente abiertas (se abren y cierran como los grifos de agua corriente)
se dejará funcionando la calefacción unas horas. Si alguno de los locales no alcanza suficiente
temperatura, se procederá a cerrar un poco (p.e. un cuarto de vuelta) todas las llaves de paso
de los demás locales y se esperará un buen rato a ver el resultado. Pasado ese rato, se
comprobarán los locales y se seguirán cerrando un poco las llaves de los que estén a mayor
temperatura (regulación por caudal), hasta que estén todos, más o menos a la misma. Si un
local se utiliza poco, conviene cerrar un poco más la llave de paso de su emisor, pero no
demasiado, porque enfriará los locales paredaños.

Es muy conveniente que el termostato de ambiente sea un termostato programable, de modo


que a las horas en que la calefacción es menos necesaria, la temperatura se mantenga
reducida, aunque no tanto como para que luego sea difícil volver a poner la temperatura
ambiente a régimen; una temperatura de 15 o 16 ºC sería adecuada. Esas horas serían en las
que la vivienda esté vacía (los mayores en el trabajo, los niños en el colegio) y por la noche,
cuando se puede dormir con una buena manta. Puede hacerse manualmente, pero la ventaja
del programador es que sube automáticamente la temperatura una hora u hora y media, antes
de que sea necesario y cuando llegue el momento la casa estará a punto.

Véase también[editar]

 Aerotermia

 Climatización

 Caldera (calefacción).

 Calefacción solar

 Domótica.

 Energía geotérmica
 Energía solar.

 Refrigeración.

 Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (España)

 Suelo radiante.

Notas y referencias[editar]

1. Volver arriba↑ Aunque tenía muy bajo poder calorífico.

2. Volver arriba↑ El fueloil se prohibió en muchos países hacia los años 1960, por
su alto contenido de azufre.

3. Volver arriba↑ La mayoría de los radiadores de aluminio incorpora de fábrica


un acuerdo aislante eléctrico de nilón.

4. Volver arriba↑ En realidad, no siempre son iguales: en el suelo radiante la


temperatura del caloportador es más alta que la de la superficie del suelo.

5. Volver arriba↑ Por supuesto esto no significa que haya que poner calderas
sobredimensionadas; cuanto más ajustada está la potencia de la caldera a la
potencia máxima demandada por la calefacción, mejor rendimiento tendrá.

6. Volver arriba↑ En la mayoría de los países es obligatoria la instalación de un


termostato de ambiente para evitar este problema.

7. Volver arriba↑ Con el termostato de ambiente funcionando, la temperatura


de la caldera debe ponerse a 80...90 ºC, salvo en el caso de las de
condensación.

8. Volver arriba↑ Para elegir la temperatura debe pensar que cada grado que se
sube supone, como mínimo, un consumo de combustible añadido de un
7...10%.

Referencias[editar]

1. Volver arriba↑ Coromines, Joan (2008). Breve diccionario etimológico de la


lengua castellana (4ª edición). Madrid: Gredos. ISBN 978-84-473-5862-5.

2. Volver arriba↑ norma UNE-EN-ISO 7730.Ergonomía del ambiente térmico.


Determinación analítica e interpretación del bienestar térmico

3. Volver arriba↑ Jean-Luc Goudet (27 de octubre de 2008). Futura-Sciences,


ed. «Découverte du feu : elle daterait de 790 000 ans» (en
francés). Découverte du feu : elle daterait de 790 000 ans.

4. ↑ Saltar a:a b c d V. Ch Joly. Traité pratique de chauffage, de la ventilation et de


la distribution des eaux dans les habitations particulières à l'usage des
architectes, des entrepreneurs et des propriétaires. Baudry, 1869

5. Volver arriba↑ Jean-Pierre Adam. La construction romaine. Grands manuels


Picards. 2011
6. Volver arriba↑ Franz Kessler. Espargne-bois, c'est-à-dire Nouvelle et par ci-
devant non commune, ni mise en lumière, invention de certains et divers
fourneaux artificiels, escrite premièrement en allemand par François Keslar,
maintenant publiée en françois. J. T. de Bry, 1619.

7. Volver arriba↑ Dictionnaire des Arts et Manufactures. 1847. Ver en línea (en
francés)

8. Volver arriba↑ Concretamente, en España está prohibido que las instalaciones


nuevas sean de ese combustible (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los
Edificios).

9. ↑ Saltar a:a b c M. A. Gálvez Huerta; et alt. (2013). Instalaciones y Servicios


Técnicos. Madrid: Sección de Instalaciones de Edificios. Escuela Técnica
Superior de Arquitectura, U.P.M. ISBN 97-884-9264-1253.

10. ↑ Saltar a:a b Álvarez Pérez, Gustavo; Sánchez Sáinz, Francisco. «Acumulación
estacional de la energía solar en combinación con sistemas de alta eficiencia.
La geotermia artificial». Consultado el 23 de diciembre de 2013.

11. Volver arriba↑ En España está prohibida esta regulación por el Reglamento de
Instalaciones Térmicas en los Edificios.

Enlaces externos[editar]

 Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre calefacción.

 Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Calefacción.

 Manual de Calefacción.

 Instalaciones de Calefacción

Categorías:

 Calefacción

 Instalaciones de los edificios

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 DEFINICIÓN DE ILUMINACIÓN
 Iluminación, del latín illuminatio, es la acción y efecto de
iluminar. Este verbo hace referencia a alumbrar o dar luz y
requiere siempre de un objeto directo, de algo o alguien a quien
brindar su claridad. Se conoce como iluminación, por lo tanto,
al conjunto de luces que se instala en un determinado
lugar con la intención de afectarlo a nivel visual. Por
ejemplo: “La obra no estuvo mal, pero la iluminación era tan
pobre que apenas se podía ver a los actores”, “Anoche vi un
espectáculo de una fuente de agua con unos efectos de
iluminación sorprendentes”.

 La iluminación se lleva a cabo a través de diversos elementos


y artefactos, como lámparas incandescentes (también
conocidas como bombillas, bombitas o focos), lámparas
fluorescentes o lámparas halógenas. Estas últimas son
especialmente utilizadas en oficinas, dado que consumen menos
energía que las convencionales, y se caracterizan por emitir una luz
muy intensa y poco considerada con las arrugas y demás defectos
faciales que la gente suele intentar esconder.
 El concepto de iluminación también permite hacer referencia
al esclarecimiento interior místico, experimental o
racional. La iluminación, en este sentido, supone la adquisición de
un nuevo entendimiento que otorga una sensación de plenitud.
 La iluminación intelectual, por otro lado, consiste en poner algo
en claro, en adentrarse en un tema hasta llegar al fondo del
mismo. En este caso, no existe un aspecto místico, sino racional o
experimental.
 La iluminación espiritual, en cambio, es una experiencia
vinculado a lo divino. El sujeto que alcanza la iluminación siente la
presencia de Dios y encuentra un nuevo sentido a la existencia a
través de la paz y el amor.
 El budismo considera que un buda es un ser totalmente
iluminado que ha desarrollado cualidades positivas y erradicado lo
negativo de su existencia. Hay diversas corrientes dentro de esta
doctrina filosófica y religiosa: algunas consideran que cualquier ser
humano puede alcanzar la iluminación y convertirse en un buda,
mientras que otras sostienen que sólo algunos elegidos pueden
acceder a dicho peldaño.
 Los efectos de iluminación y el 3d

 En la última década, el papel


de la iluminación en los videojuegos ha pasado de ser importante
a esencial. Cabe mencionar que en los años 80 y 90, principalmente
en los títulos en dos dimensiones, pero también en los primeros
experimentos con la tercera dimensión, la luz no se representaba de
manera realista, dadas las limitaciones técnicas de los ordenadores
y las consolas. De hecho, durante la primera era de la industria
lúdica, los personajes y escenarios carecían de cualquier tipo de
iluminación.

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