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Índice
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1Historia
2Instalaciones de calefacción
o 2.1Producción de calor
2.1.1Por combustibles
2.1.2Por electricidad
2.1.3Sistema híbrido
2.2.1Por agua
2.2.2Por aire
o 2.3Elementos terminales
3Regulación
4Accesorios
o 4.1Circuladores
o 4.2Vaso de expansión
o 4.3Dilatadores
o 4.4Purgadores
o 4.5Otros
5Ahorro de energía
o 5.1Eficiencia de la instalación
o 5.3Uso de la instalación
6Véase también
7Notas y referencias
o 7.1Referencias
8Enlaces externos
Historia[editar]
El ser humano, cuyo cuerpo no tiene protección de pelo o pluma, ha necesitado calentarse
durante las épocas frías. Lo ha conseguido fabricando vestidos (abrigo) o aprovechando el
fuego, mediante diversos sistemas de calefacción. Desde que el hombre dominó el fuego,
pudo habitar en latitudes donde una cierta parte del año las temperaturas eran bajas,
calentando con él los espacios de habitación.
El dominio del fuego parece que lo consiguió el Homo erectus hace unos 450 000 años. Un
equipo israelí lo hace remontar a 790 000 años en el yacimiento de Gesher Benot Ya'aqov en
las riberas del Jordán.3
Pero el fuego tiene varios inconvenientes: desnudo, en medio de un local, puede ser peligroso
para los humanos, especialmente para sus cachorros, necesita aire para la combustión, aire
que obtiene del exterior, es decir, aire frío y tiene como resultado de la combustión humos,
que también hay que evacuar, mediante ventilación. Primero fue el fuego en medio del local y
luego se fueron inventando diversos sistemas para evacuar el humo mejor, para consumir
menos combustible, etc.
Brasero de Pompeya
Quizá la innovación más importante consistió en sacar el hogar de la calefacción del local
habitado, evitando los humos y la entrada de aire frío para la combustión y esto, por los datos
de que disponemos, se consiguió con el sistema de calefacción llamado hipocausto, invención
griega, utilizada en en las termas de Olimpia y de Siracusa desde el 300 a. C.4 El fuego estaba
en otro local y los humos, calientes, se llevaban por una serie de conductos, que recorrían el
suelo y, a veces las paredes, de los locales, dejando el calor antes de salir por el humero hacia
el exterior. Las instalaciones más importantes se hicieron en las termas. Este sistema pervivió
hasta hace muy poco en la Hispania musulmana y luego cristiana, en la que se utilizaba, de
forma bastante generalizada un sistema directamente relacionado con el hipocausto, la gloria,
utilizando paja como combustible.
La chiquita piconera, con un brasero, de Romero de Torres, de principios del siglo XX.
Pero aunque conocían la chimenea hogar, los romanos la usaban poco como sistema de
calefacción de las viviendas. En las excavaciones de Pompeya y Herculano no aparecen hogares
de este tipo, lo que indica que utilizaban braseros muebles.4 Estos artefactos se han usado
hasta hace bastante poco en los países mediterráneos usando combustibles vegetales
carbonizados (carbón de encina, cisco de roble, picón...)
Hogar para cocina
Una mejora importante fue el invento de la estufa: el hogar quedaba cerrado, protegiendo de
quemaduras a las personas y, lo más importante, es que tenían un sistema para regular la
entrada de aire de combustión, con el que se evitaba tener que introducirlo en el local en
grandes cantidades para el arrastre de los humos que, confinados en el hogar no tenían otra
salida que el humero, sin posibilidad de revocar hacia el local, y ello limitaba el barrido del
ambiente al aire necesario para la combustión, evitando la entrada del necesario para evacuar
los humos. Y por la misma razón tenían otras ventajas: una de ellas es que, al tasar la entrada
de aire, se podía regular la potencia emitida porque, a menor cantidad de aire, menos llama y
combustión más lenta; la otra es que al estar confinado, se conseguían temperaturas más altas
de combustión, y se aprovechaba mejor el calor del combustible. Por estas razones, la estufa
tenía un rendimiento mucho mayor que la chimenea hogar. En 1619 apareció la primera obra
completa sobre las estufas publicado por Franz Kessler6 Este trabajo describe los principios de
la calefacción usada en Alemania en la época, que se perfeccionaron muy poco hasta el siglo
XIX.
Calefacción por termosifón
1 Caldera
2 Radiadores
3 Vaso de expansión abierto
La calefacción central[editar]
Como se ha dicho, el caloportador inicial fue el vapor que luego se sustituyó por el agua.
Cuando esto ocurrió, en el sistema por termosifón, las tuberías debían ser bastante gruesas
para facilitar la circulación. Además las de ida debían ir cercanas al techo, por encima de los
emisores y las de retorno por el suelo. Más adelante se añadió una bomba para la
recirculación, lo que permitía tuberías más delgadas, llevarlas por cualquier recorrido y la
caldera podía estar en cualquier situación respecto a los radiadores. A cambio no es
demasiado conveniente que la caldera sea de combustión continua, es decir de combustible
sólido (carbón o pellas de madera), porque un corte en el suministro eléctrico pararía la
bomba y la caldera podría calentarse demasiado.
A la vez que se fue abandonando el vapor, pasando a calefacción por agua caliente, también el
combustible cambiaba, primero el gas ciudadnota 1 y el fueloil sustituyeron al carbón,nota 2 a poco
el gasóleo, y después, a partir de los años 1960, el gas natural.
Instalaciones de calefacción[editar]
Producción de calor[editar]
Caldera central de combustible sólido
Por combustibles[editar]
Como combustible líquido el único en uso normal es el gasóleo. Los gaseosos son de dos tipos
principales: gas natural y gases licuados de petróleo (butano y propano). Las calderas
funcionan con un quemador acoplado que, mediante un ventilador, hacen la mezcla de aire y
combustible adecuada, y se quema en el hogar. Tanto con líquidos como con gaseosos, el
funcionamiento de las calderas es intermitente, es decir la regulación de la potencia se hace
poniendo en marcha y parando el quemador. Hay quemadores llamados modulantes que
varían la potencia de la llama en función de la demanda.
Existen aparatos unitarios por combustión, como las estufas de gas butano, llamadas estufas
catalíticas. Tienen un rendimiento aceptable, pero requieren aire del exterior para la
combustión y producen gran cantidad de vapor de agua como resultado (aproximadamente
1,6 litros de agua por cada kilogramo de combustible9 ), por lo que no son demasiado
aconsejables, pues añaden gran cantidad de humedad al aire ambiente. También se usan
estufas unitarias de queroseno, con los mismos inconvenientes, aunque con una producción
de vapor un poco menor.
Por electricidad[editar]
De cualquier forma puede ser económico utilizar la electricidad mediante una bomba de calor,
cuyo principio es que toma calor de una fuente exterior (fuente fría) para introducirlo en los
locales. El rendimiento de una bomba de calor es grande, compensando el precio unitario
superior de la electricidad, pero depende de la temperatura de la fuente fría; cuando esta
fuente es el aire del exterior y éste es muy frío, el rendimiento baja mucho.
Sistema híbrido[editar]
Para paliar el problema del bajo rendimiento de la bomba de calor con bajas temperaturas,
puede hacerse un sistema híbrido con caldera y bomba de calor. Un programador electrónico
determina cuando la bomba tiene buen rendimiento (teniendo en cuenta, tanto la
temperatura exterior como el precio de los combustibles) y es adecuado que funcione y la
para, y pone en marcha la caldera, cuando el rendimiento de la bomba es bajo.
Aunque se piensa que la energía solar puede servir para la calefacción, los inconvenientes de la
instalación no compensan las ventajas: los colectores solares tienen menor rendimiento
cuanto más baja es la temperatura exterior (y, por lo tanto, los días en los que más falta hace
la calefacción) y además, los días más fríos del año son también los más cortos, con menos
horas de soleamiento. Técnicamente puede hacerse, pero la cantidad de colectores necesaria
es grande y, cuando no haga falta calefacción producirán unas importantes cantidades de calor
que habrá que disipar en el ambiente o en otro uso. Una posibilidad interesante es aprovechar
ese calor sobrante haciendo una acumulación estacional, que requiere unos depósitos
grandes, pero es factible.10
Por agua[editar]
El sistema de calefacción clásico (por agua caliente) utiliza como caloportador el agua, que
llega por tuberías a los elementos terminales o emisores. Las tuberías pueden ser de acero
negro, de cobre y, actualmente, de materiales plásticos. No debe utilizarse acero galvanizado,
porque las temperaturas que alcanza el agua destruyen la protección galvánica. En una red de
tuberías metálicas nunca deben mezclarse metales distintos (no solo en las tuberías, sino en
los emisores), porque los más electronegativos pueden corroer a los demás. Si no hubiera más
remedio, para evitarlo, deben interponerse entre metales distintos, enlaces o empalmes de
material aislante eléctrico (nilón, por ejemplo).nota 3
Por aire[editar]
Otro sistema de llevar el calor a los locales habitados es mediante aire. En este caso los
conductos son bastante voluminosos y se hacen de distintos materiales: chapa galvanizada,
paneles aglomerados de fibra de vidrio, escayola y hasta cobre. También se pueden utilizar
espacios de la construcción como huecos sobre falsos cielorrasos o incluso pasillos, plenum (en
estos casos solo se suele emplear para retornos).
El empleo del aire para la calefacción es casi inexcusable cuando hay también una instalación
de refrigeración, que debe ser, en general, por aire. No parece lógico utilizar dos instalaciones
distintas para el mismo fin: climatizar espacios. Además, una instalación de climatización por
aire bien concebida resuelve otra instalación absolutamente necesaria: la de ventilación.
No solo se usa el reparto por agua en la calefacción clásica, sino que también se emplea en las
instalaciones de climatización por aire, para llevar el calor desde las calderas hasta
los climatizadores, donde se tratará el aire, que será el caloportador que llegará a los locales;
es decir, hay un transporte primario por agua y otro secundario por aire.
El sistema que más apropiadamente merece el nombre de agua y aire es el que utiliza ambos
caloportadores para climatizar. Efectivamente, el caudal de aire necesario para la ventilación
puede ser insuficiente como caloportador, por lo que en las instalaciones es frecuente hacer
una mezcla de aire exterior (ventilación) con el de retorno. En este caso, solamente se lleva a
los locales el aire de ventilación y para completar la cantidad de calor requerida, otra parte se
lleva por agua a emisores específicos (ventiloconvectores).
Elementos terminales[editar]
Se llaman terminales, a veces emisores, a los aparatos que emiten el calor en los ambientes.
Cuando de un sistema de agua se trata, los más clásicos son los radiadores, pero también se
emplean los paramentos radiantes. Estos no son propiamente aparatos, sino que consisten en
un circuito de tuberías empotradas bajo el recubrimiento, convirtiendo el paramento en un
emisor de calor. Lo más habitual es que ese paramento sea el suelo, pero veces se usa también
el techo o las paredes. El techo no es una buena solución porque la piel humana absorbe muy
bien la radiación térmica y los alopécicos tienen tendencia a sufrir dolores de cabeza con este
sistema.
Cuando se trata de sistemas por aire, los terminales son sencillamente los diversos tipos de
rejillas o difusores por los que se impulsa el aire al ambiente.
Regulación[editar]
Con este tipo de regulación (termostato de ambiente) en una vivienda, en los demás locales
servidos por la misma instalación pueden ponerse válvulas termostáticas en cada uno de los
emisores para regular cada uno de los locales (que harán una regulación por caudal).
La potencia emitida por los emisores depende de la superficie de éstos y del salto de
temperaturas entre esa superficie y el ambiente. Como la superficie es siempre la
misma y, una vez fijada, la temperatura del ambiente se puede considerar constante,
la única variable es la temperatura del emisor o, lo que suele ser lo mismo, la
temperatura del caloportador.nota 4
Por otro lado, la necesidad de calor depende de las pérdidas de calor del edificio y
éstas, a su vez, dependen del aislamiento de sus elementos constructivos que lo
separan con el exterior, de las necesidades de ventilación y de la diferencia de
temperatura entre el exterior y el interior. Como en el caso anterior, la constitución de
los elementos separadores es fija, la ventilación se debe fijar y, como se ha dicho lo
mismo ocurre con la temperatura interior, luego la única variable es la temperatura
exterior.
Ilustración de una válvula de tres vías mezclando agua de ida (encarnado) con agua de retorno
(azul).
En el caso de sistemas por aire la regulación por temperatura es la más adecuada, sobre todo
cuando la instalación también suministra el caudal de ventilación, pues, aunque podría hacerse
por caudal, hay un límite mínimo que es el caudal obligatorio de ventilación, lo que impediría
hacerlo funcionar con necesidades pequeñas de calor. En este caso la regulación se hace
midiendo la temperatura del aire de retorno (de extracción) y en función de ella se establece la
temperatura del aire del impulsión (cuanto menos temperatura tenga el aire de retorno, a
mayor temperatura habrá que impulsar). Sin embargo no se emplea el sistema de mezcla
descrito para el agua, sino que se hace cambiar la temperatura del intercambiador o batería de
calor, por el sistema de caudal.
La regulación por caudal consiste en variar el caudal del caloportador conforme varían las
necesidades de calor (a menor caudal, menor aporte de calor). Se emplea a veces en los
sistemas de reparto por aire, pero con el inconveniente apuntado en el párrafo anterior.
También es el sistema empleado por las válvulas termostáticas de radiador, antes nombradas:
conforme detectan menor necesidad de calor, cierran un poco la entrada de caloportador al
emisor, regulando directamente el caudal que lo recorre.
Pero donde es una regulación muy adecuada es para los climatizadores, en los sistemas de
aire. Mediante una válvula de tres vías se deja pasar más o menos caudal de caloportador por
la batería (intercambiador) de calor, devolviendo el resto al retorno por la otra vía. A menor
caudal, menor aportación de calor y el aire que se impulsa a los locales se calienta menos. El
control de la válvula se hace mediante una sonda que mide la temperatura del aire de retorno,
de modo que sirve para la zona servida por el climatizador y solo para ella.
Accesorios[editar]
Circuladores[editar]
Vaso de expansión[editar]
Al calentarse el agua contenida en los circuitos, aumenta de volumen, que debe recogerse en
un depósito específico llamado vaso de expansión. Cuando el agua se enfría, reduce de nuevo
su volumen y el vaso de expansión devuelve a la red el agua contenida en él.
Pueden ser abiertos o cerrados; normalmente, ahora suelen emplearse cerrados, habiéndose
llegado a prohibir los abiertos en algunas normativas nacionales, prohibición que ha sido
levantada cuando han empezado a utilizarse de nuevo calderas de combustión continua
(usando como combustible sólido la biomasa) puesto que el vaso abierto es un excelente
sistema de seguridad cuando un corte de suministro eléctrico para la bomba de recirculación,
la caldera sigue calentándose y puede llegar a producir vapor, que encontraría salida por el
vaso.
Dilatadores[editar]
Por la misma razón que el agua dilata, dilatan también las tuberías de la instalación, por lo que,
en tramos rectos largos, hay que intercalar dilatadores. También deben ponerse dilatadores
cuando las tuberías pasen por una junta de dilatación del edificio.
Purgadores[editar]
En los circuitos cerrados recorridos por agua, es de especial importancia que no haya aire en
absoluto. Por su menor densidad se acumula en las partes altas y las bombas no están
calculadas para hacer circular agua en esas circunstancias. Para ello, en esos puntos deben
situarse purgadores, para extraer el aire. Existen manuales (en la mayoría de los radiadores
hay uno) o automáticos.
Otros[editar]
Además de los dichos, se utilizan otros menores, como llaves de paso y corte, llaves de
regulación (que han de ser de asiento), termómetros, termostatos, medidores de presión, etc.
Ahorro de energía[editar]
El consumo de energía en una instalación de calefacción es muy importante, por lo que
resultan de mucho interés los sistemas que ayuden a reducirlo. En primer lugar, y aunque no
es parte de una instalación, es indispensable que el edificio este correctamente aislado y
preparado para perder la menor cantidad posible de calor.
En cuanto a las medidas de ahorro a tomar pueden distinguirse dos tipos: las propias de la
instalación y la obtención de calor de fuentes alternativas exteriores, residuales o naturales.
Eficiencia de la instalación[editar]
Deben emplearse calderas eficientes, entre las que hay que destacar las calderas de
condensación , cuyos rendimientos son mucho mayores que las convencionales.
Es bastante importante el tamaño de la caldera: cuanto mayor sea, mejor rendimiento tiene,
luego las calefacciones centrales colectivas funcionan mucho más eficientemente.nota 5 Y tanto
mejor cuanto mayor sea la instalación, así que es más eficiente una calefacción de barriada
que una de edificio. Otro factor importante en el rendimiento es el tiempo de encendido:
cuantas menos veces se apague y vuelva a encender la caldera a lo largo del día, mayor es su
rendimiento, luego en instalaciones grandes conviene dividir la potencia entre dos o más
generadores para que, al menos alguno de ellos no se apague casi nunca. Para este fin,
también pueden instalarse quemadores modulantes, cuya potencia de llama varía con las
necesidades de calor de la instalación.
También influye el mantenimiento (puesta a punto) de la caldera; es mucho más barato poner
a punto una caldera grande que muchas pequeñas, por lo que las grandes suelen estar mucho
mejor mantenidas y puestas a punto que las pequeñas.
Geotermia
Aerotermia
Solar
Energías residuales
Pero también en muchos otros lugares hay fuentes de calor aprovechables: todas las industrias
que requieren un enfriamiento lo hacen disipando calor en la atmósfera o en un sumidero de
calor (como un río). Un ejemplo típico son las centrales productoras de energía eléctrica.
Evidentemente, como en el caso anterior, hay que llevar ese calor a los edificios, mediante
una red de distribución urbana.
Otras
Hay otra posibilidad ligada a ésta: en ciertos edificios grandes (terminales de aeropuerto,
grandes almacenes,...) puede ser rentable producir in situ la electricidad y aprovechar el calor
sobrante para calefacción. Este sistema se llama cogeneración.
Uso de la instalación[editar]
No es poco importante, desde el punto de vista del ahorro, el manejo que el usuario hace de la
instalación.
En cuanto al uso del sistema, el usuario debe encontrar, con el termostato de ambiente, la
temperatura a la que se encuentra cómodo y dejarlo en ese punto durante la temporada de
calefacción; una temperatura de 20 a 23 ºC es la adecuada (un par de grados menos para
calefacciones por suelo radiante).nota 8 Si a alguno le parece escasa, debe pensar que es
invierno, que no se trata de estar en mangas de camisa, y que ponerse algo abrigado (chaleco,
jersey) no es mucho pedir. Cuando la casa está fría no tiene sentido subir mucho la
temperatura del termostato: no se calentará más deprisa, puesto que eso depende
exclusivamente de la potencia de la caldera. Si la calefacción estaba apagada, no queda otro
remedio que esperar, sin tocar el termostato y, si al cabo de cierto tiempo sigue sintiendo frío,
lo correcto es subirlo uno o dos grados, como mucho (el aire se calienta más deprisa que las
paredes y la temperatura equivalente será baja por la radiación fría de las paredes), para
volver a bajarlo después. Por el contrario, si el usuario tiene calor en el local donde está, no
debe abrir la ventana (literalmente, es lo mismo que tirar por la ventana el dinero que se está
pagando por el combustible), sino cerrar un poco la llave de paso del emisor (o en caso
de ventiloconvector, bajar la velocidad del ventilador). Por supuesto es importante ventilar los
locales, pero no se hará más que un rato corto (10...20 minutos diarios) y a ser posible cuando
el termostato programable (ver más abajo) está marcando la temperatura reducida.
Termostato programable
Es importante equilibrar la instalación al principio de temporada: con todas las llaves de paso
de los emisores completamente abiertas (se abren y cierran como los grifos de agua corriente)
se dejará funcionando la calefacción unas horas. Si alguno de los locales no alcanza suficiente
temperatura, se procederá a cerrar un poco (p.e. un cuarto de vuelta) todas las llaves de paso
de los demás locales y se esperará un buen rato a ver el resultado. Pasado ese rato, se
comprobarán los locales y se seguirán cerrando un poco las llaves de los que estén a mayor
temperatura (regulación por caudal), hasta que estén todos, más o menos a la misma. Si un
local se utiliza poco, conviene cerrar un poco más la llave de paso de su emisor, pero no
demasiado, porque enfriará los locales paredaños.
Véase también[editar]
Aerotermia
Climatización
Caldera (calefacción).
Calefacción solar
Domótica.
Energía geotérmica
Energía solar.
Refrigeración.
Suelo radiante.
Notas y referencias[editar]
2. Volver arriba↑ El fueloil se prohibió en muchos países hacia los años 1960, por
su alto contenido de azufre.
5. Volver arriba↑ Por supuesto esto no significa que haya que poner calderas
sobredimensionadas; cuanto más ajustada está la potencia de la caldera a la
potencia máxima demandada por la calefacción, mejor rendimiento tendrá.
8. Volver arriba↑ Para elegir la temperatura debe pensar que cada grado que se
sube supone, como mínimo, un consumo de combustible añadido de un
7...10%.
Referencias[editar]
7. Volver arriba↑ Dictionnaire des Arts et Manufactures. 1847. Ver en línea (en
francés)
10. ↑ Saltar a:a b Álvarez Pérez, Gustavo; Sánchez Sáinz, Francisco. «Acumulación
estacional de la energía solar en combinación con sistemas de alta eficiencia.
La geotermia artificial». Consultado el 23 de diciembre de 2013.
11. Volver arriba↑ En España está prohibida esta regulación por el Reglamento de
Instalaciones Térmicas en los Edificios.
Enlaces externos[editar]
Manual de Calefacción.
Instalaciones de Calefacción
Categorías:
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DEFINICIÓN DE ILUMINACIÓN
Iluminación, del latín illuminatio, es la acción y efecto de
iluminar. Este verbo hace referencia a alumbrar o dar luz y
requiere siempre de un objeto directo, de algo o alguien a quien
brindar su claridad. Se conoce como iluminación, por lo tanto,
al conjunto de luces que se instala en un determinado
lugar con la intención de afectarlo a nivel visual. Por
ejemplo: “La obra no estuvo mal, pero la iluminación era tan
pobre que apenas se podía ver a los actores”, “Anoche vi un
espectáculo de una fuente de agua con unos efectos de
iluminación sorprendentes”.