Este texto agustiniano constituye una parte esencial dentro de su amplia obra
filosófica teológica, contiene dos libros; el Liber Primus con 11 capítulos y 33
artículos; Liber Secundus que está conformado por 20 capítulos y 54 artículos. El De Ordine está escrito en forma de diálogo, -género literario utilizado en los textos filosóficos antiguos y medievales que consisten en discursos y conversaciones simuladas sobre una temática o disputa filosófica- en el que participan los personajes Licenio, Trigecio, Mónica su madre, aunque muy brevemente, luego en la parte final Alipio La actitud de admiración y observación del orden en el mundo y el espectáculo del universo, son el punto de partida para que San Agustín iniciara su itinerarĭus con el propósito de “alcanzar el conocimiento y declarar a los hombres el orden de las cosas, ya el propio de cada una, ya sobre todo el conjunto con que está moderado y regido este mundo” A largo de la obra, se suscita la búsqueda de alguna conexión metafísica del mundo con una inteligencia de la cual piensa, procede la ‘providencia divina’. El tema del mal también es abordado en este trabajo de San Agustín, aunque de forma general, en el De Ordine se responde si los males y los bienes están comprendidos en el orden de la divina providencia, en el texto afloran sus primeras ideas sobre mal que luego desarrollará con mayor amplitud en su De Libero Arbitrio. Finalmente, se desencadenan una serie problemas o dificultades que tiene la humanidad para descubrir los enigmas relacionados con el origen de universo. Para el maestro de Hipona sólo una persona sabia, ordenada espiritual y moralmente, puede vislumbrar el orden universal y entender de manera uniforme los diversos contrastes de la hermosura y el orden del cosmos. El De Ordine, en conexión con el De Magistro y La Dialéctica, ofrece una serie de recomendaciones pedagógicas, útiles para la formación de los niños /as y jóvenes. La dialéctica es el método para enseñar y aprender “en ella se nos declara lo qué es la razón, su valor, sus aspiraciones y potencia” De Ord. II, 13 n.38. El método dialéctico brinda las herramientas necesarias para tener la certeza de lo que entendemos acerca de nuestra existencia. La auténtica y verdadera filosofía no persigue otro fin sino el de “enseñar el principio de todas las cosas, la filosofía promete a la razón penetrar con inteligencia los misterios del universo” De Ord. I-I c.5 n.16. El conocimiento está permanentemente oscurecido por el error, por lo San Agustín es un enamorado del saber y no duda en analizar cuáles son las principales causas del la ignorancia, el error y el origen del mal; dice: “lo mismo ocurre a los hombres poco instruidos, que, incapaces de abarcar y considerar con su agosta mentalidad el ajuste y la armonía del universo, al topar con algo que les ofende, luego piensan que se trata de un desorden o deformidad inherente a las cosas”. De ordine I-I c.1 n.3. Una cosa es sentir que algo se está haciendo bien, y otra es entender los motivos por los cuales la razón imperando sobre la voluntad mueve las acciones humanas al bien. La buena voluntad será fundamental para alcanzar la sabiduría. Cuando no hay un reconocimiento de las propias carencias y debilidades, entonces, devienen las dificultades para reconocer lo otro, y al otro. El que no se reconoce así mismo, está considerado como un alma desparramada en lo externo que sólo tiene apego a la multitud de todas cosas que abarcan nuestros sentidos.
“Interiore Homine habitad veritas” De Vera Religione I c.20. n.39. En el
interior del hombre habita la verdad. Es importante para Agustín el ‘yo’ interior, una tarea ardua, los sabios griegos a través de sus aforismos predicaban, difícil es conocerse así mismo. En el De Ordine, también se resalta el valor de esta premisa, en el interior se vislumbra la verdad que es la meta sublime del conocimiento, es decir, todo lo que es contrario a la estulticia.
La estulticia es el estado de ignorancia, la permanencia en el error propio
de los hombres con poca educación. Para San Agustín el estado de ignorancia es un estado de miseria y advierte: “y el error no sólo tiene causa que lo producen, sino efectos que le siguen” De Ord. I-I c.6 n.15. La búsqueda permanente de la verdad consiste en la búsqueda constante del saber, “la sabiduría, es, pues, la mesura del alma, por ser contraria a la estulticia, y la estulticia es pobreza, y la pobreza, contraria a la plenitud. Conclúyase que la sabiduría es la plenitud” De Beata Vita c.4 n.32.que, en el texto, le otorga un lugar especial al estudio de la filosofía a través de las artes liberales. La educación será la principal tarea de un individuo, para así evitar el error o lo que él llama la estulticia. Las artes liberales van a constituir en la Edad Media, lo que los escolásticos llamarón el trívium que estaba conformado por la gramática, la retórica y la dialéctica, y el quadrivium que comprendía la aritmética, geometría, música y astronomía. “La erudición moderada y racional de las artes liberales nos hace más ágiles y constantes, más limpios y bellos para el abrazo de la verdad” De Ord. I-I c.8 n.24.