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Durante mediados del siglo XX, Latinoamérica atravesó una serie de cambios tanto en su
estructura social como económica. Las revoluciones de corte socialista y nacionalista, signaron
el camino de una generación de gobiernos en pro del pueblo. Sin embargo, no todos los
procesos revolucionarios que se sucedieron en aquella época fueron similares. Los procesos
revolucionarios de América Latina tuvieron dinámicas propias de acuerdo al espacio
sociocultural en donde se estaban desarrollando. En este sentido, podemos afirmar que
existieron múltiples tendencias ideológicas y teóricas en los líderes revolucionarios. El
marxismo, el maoísmo, el nacionalismo, entre otras corrientes, fueron las principales
tendencias que estos grupos profesaban.
La Revolución Cubana y la Revolución Boliviana fueron dos de los procesos más interesantes y
emblemáticos de América Latina, por tratarse de procesos largos y en contra del imperialismo
norteamericano que, en aquella época, controlaba la economía y la dinámica social de ambos
países. Sin embargo, creemos que estos procesos se distanciaron en la forma de gobierno que
pretendían alcanzar. Mientras en el primero entendían que los cambios político-sociales
debían llegar con una revolución armada; los segundos, entendían los procesos de cambios a
través de gobiernos reformistas. Para identificar qué es lo que entendemos por revolución y
reformismo, emplearemos los criterios propuestos por Rosa de Luxemburgo.
En el marco de los debates dentro del Partido Social Demócrata Alemán, Rosa de Luxemburgo
plasmó en Reforma o revolución los lineamientos marxistas que combatirían el reformismo y
refutaban las bases del neokantismo bersteniano. Para la autora, el capitalismo no había
superado su constante tendencia a la crisis, pues los sistemas monopólicos “reformulados” en
beneficio de los trabajadores, no disminuían las contradicciones sociales del sistema; a la
larga, estos agudizaban las diferencias, lo que generaba un constante círculo inacabable de
problemas sociales. Por ello, según la autora, las premisas del socialismo marxista eran válidas.
Es decir, los procesos revolucionarios de corte socialista debían organizarse, en sus
condiciones subjetivas, con la acumulación de fuerzas en el proletariado y, en sus condiciones
objetivas, como una respuesta a las acumulaciones de la propiedad privada y las producciones
bajo las leyes del capitalismo. Asimismo, el papel del estado también fue identificado por Rosa.
Para ella, un estado reformista se volvería capitalista con el pasar del tiempo. El reformismo,
que abogaba por una transformación gradual y progresiva con la ampliación de la democracia
burguesa, no era sino un entrampamiento para la sociedad, pues nunca llegaría la consecución
del socialismo. Las relaciones políticas y jurídicas de este tipo de gobierno, elevaría un muro
insalvable entre las sociedades capitalistas y socialistas; este se vería fortalecido por las
reformas sociales y los procesos democráticos. Así, las estrategias de reformas sociales eran un
obstáculo para la conformación de sociedades nuevas que proponía el socialismo. Solo la
revolución del proletariado sería capaz de remover las bases y transformar el sistema social en
pos del pueblo. Y es precisamente este punto en el que difieren las revoluciones
latinoamericanas. Quizá por eso, algunas supieron perdurar a través de los años, mientras que
otras se diluyeron en el burocratismo y el intervencionismo.
IV.- Reivindicación étnica como vehículo para el nuevo paradigma nacional: Gobiernos
reformistas en Bolivia
Los antecedentes de este proceso revolucionario en Bolivia, se remontan a la Guerra del
Chaco, pues esta experiencia facilitó y difundió el conocimiento en el manejo de armas por
parte de la sociedad civil. A partir de esta situación, los diversos sindicatos obreros y mineros
se unieron a las milicias revolucionarias generando una militarización social. La conformación y
politización del MNR, generaban un marcado ambiente nacionalista en gran parte de la
sociedad y un resentimiento hacia las élites entreguistas. Hacia 1945, con el gobierno de
Gualberto Villarroel, se formó el primer congreso indígena de donde se darían algunas
modificaciones en el terreno agrario: se eliminaba el pongaje, se ampliaba la educación
indígena y se daban disposiciones transitorias para mejorar la producción nacional. Vemos
pues, que desde antes de la revolución, existieron gobiernos que, si bien no se asumían de
izquierda, entendían que las reformulaciones de la tierra ayudarían a mejorar la producción
del país eminentemente agrícola.
La revolución de 1952, luego del fraude electoral contra el MNR, fue de corte reformista y
revolucionario. Se formó una alianza heterogénea, con el fin de dar por terminado los
gobiernos militares que hasta entonces se veían sucediendo. Se conforma la COB con lo que se
da un cogobierno de fuerzas entre el MNR y Paz Estenssoro. Dentro de las reformas que este
cogobierno planteó se encontraron la reforma agraria y el proyecto de mestización de la
nación. Quizá, estos sean los puntos más resaltantes, pues mediante la primera se creó un
capitalismo agrario; mientras que con la segunda reforma propuesta por el gobierno de la
revolución, pretendía armonizar las clases sociales extendiendo la idea de una nación unieran
lo blanco y lo indio. La reivindicación étnica en este proceso revolucionario, ofrecía crear una
tercera vía entre el capitalismo y el socialismo. El gobierno reformista, usó la idea de
fidelización étnica para acabar con las amenazas político-sociales que significaba contar con
una clase oprimida y subalternizada. Sin embargo, los régimenes de propiedad no se vieron
alterados, así como tampoco se vio alterado el modelo burgués que, finalmente, evitó que la
revolución nacional boliviana pudiese crear un modelo social nuevo tal y como sucedió en
Cuba.
V.- Conclusiones
Los ejes paradigmáticos de las revoluciones revisadas, parten de la idea de gobierno que
deseaban plantear. Si bien en ambos casos se trataron, inicialmente, de procesos
nacionalistas; Cuba optó por el camino de la revolución y de replantear una patria y un hombre
nuevo, de allí que el principal eje de sus reivindicaciones fuese la patria como ente que había
que defender. Mientras que en Bolivia, se deseaba crear un sistema reformista de corte
nacionalista, pero sin transformar las bases sociales y los intereses burgueses; por ello, y para
evitar conflictos de clase, se creó la nación mestiza, a fin de unificar a todo el pueblo boliviano
en un sentido de unidad étnica.
BIBLIOGRAFÍA: