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Smith & Wesson modelo 10, el revólver icónico del siglo veinte
Índice
1Historia
2Tambor
3Funcionamiento del revólver en acción simple
4Clasificación
5Miscelánea
6Galería
7Véase también
8Enlaces externos
Actualmente las pistolas semiautomáticas han sustituido al revólver en casi todas las
actividades correspondientes al uso militar o de fuerzas del orden.
Su facilidad de uso.
La posibilidad de emplear munición más potente (como los cartuchos magnum, e
incluso cartuchos de fusil como el .223 Remington).
Mayor precisión.
No se suelen atascar.
No posee un botón para extraer el cargador, lo que hace imposible descargar el
arma de manera accidental.
Por sus anteriores ventajas, todavía los prefieren los civiles para la defensa personal, la
cacería y el tiro deportivo. Varias fuerzas policiales del mundo todavía utilizan el
revólver, pero está en proceso de desuso común por sus desventajas. La única actividad
policial en que todavía se mantiene necesario es en el rescate de rehenes, usando
calibres muy potentes. No obstante, puede servir como arma reglamentaria auxiliar en
caso de que falle el arma principal.
Historia[editar]
En el siglo XVIII existieron varios revólveres primitivos. Elisha Collier creó uno,
probablemente en 1814, del que se fabricaron varios en 1819 para las fuerzas armadas
británicas de la India. En 1822 se fabricó un número significativo de éstos en Londres.
En 1833 el italiano Francesco Antonio Broccu inventó el primer revólver de
percusión con tambor de cuatro recámaras y después de dos cañones. En comparación
con las armas en uso hasta entonces, tenía un tambor más corto, lo que permitía alinear
la recámara cargada con el cañón y el martillo gracias a la rotación alrededor de su eje.
Su revólver fue examinado por el rey Carlos Alberto de Saboya durante su segundo viaje
a Cerdeña en 1843. Invitado a Cagliari para mostrar su invento y explicar cómo
funcionaba, se le entregó un premio de 300 francos, pero nunca solicitó una patente
para su invención.
Dos años más tarde, en 1845, en los Estados Unidos, Samuel Colt creó un arma que
patentó y comercializó.
Revólver LeMat de espiga con tambor de 9 cartuchos, 1865; fue empleado durante
la guerra de Secesión.
Tambor[editar]
Clasificación[editar]
Acción Simple (AS): El gatillo realiza sólo una acción, liberar el mecanismo percutor.
Requieren amartillarse (con el pulgar de la misma mano o el canto de la mano contraria
a la que empuña el arma) antes de apretar el gatillo. Manteniendo presionado este, se
pueden realizar disparos continuados con sólo hacer retroceder hasta el tope el martillo-
percutor (lo que obliga a girar simultáneamente al tambor, dada la uña solidaria con
dicho mecanismo) con el canto de la mano contraria, sin que llegue a funcionar el
trinquete, que ralentizaría los disparos. Característico de los primeros revólveres y de
algunas marcas que siguen el concepto clásico del revólver.
Doble Acción Única (DAU): El gatillo realiza dos acciones, amartillar el mecanismo
percutor y liberarlo. Pueden dispararse con solo apretar el gatillo. El mecanismo de
doble acción única realiza todo el ciclo de girar el tambor, armar el martillo y soltarlo,
para disparar el arma, al apretar el gatillo, en dos etapas distintas de su recorrido, que
pueden controlarse con suficiente entrenamiento debido a la distinta resistencia que
opone en cada una de ellas. Característico de los revólveres que poseen martillo oculto
o mal llamados "sin martillo".
Doble Acción (DA): Pueden trabajar indistintamente de las dos formas. Porque se
realiza el amartillamiento directamente sobre el martillo, como oprimiendo el gatillo. En
ambos casos el continuar presionando el gatillo libera el mecanismo percutor. Es el
común de los revólveres modernos.
Otras Como semiautomáticos y automáticos. Este tipo de revólveres suele ser del tipo
(DA), pero además cuentan, por lo general, con un tambor y cañón especial. Como el
caso del antiguo revólver automático Webley-Fosbery, capaz de disparar los 6 tiros de
su tambor con una sola presión del gatillo, lo que lo convierte en un revólver automático.
Otro ejemplo son algunos revólveres fabricados por Mateba, que tienen la capacidad,
después de ejecutar el disparo, de dejar amartillada el arma; de este modo, el revólver
puede ser clasificado como semiautomático.
Algunos modelos de revólveres, especialmente los compactos de pequeño calibre y
cañón corto que generalmente se emplean para porte oculto en bolsos o bolsillos, como
medida de seguridad adicional, tenían un gatillo plegable, sin guardamonte, lo que
reducía el espacio necesario para guardarlo y solo aparecía cuando se amartillaban.
Este mecanismo también se utiliza en escopetas, especialmente las de dos cañones.
Según el modo de recarga pueden ser basculantes: el cañón, con su punto de mira, el
tambor, su soporte y su eje, formando un conjunto, basculan en vertical, respecto de un
eje transversal, al soltar un trinquete situado próximo al martillo-percutor, a su izquierda,
algo más adelantado, que puede ser accionado con el pulgar de la misma mano que
empuña el arma. Al hacerlo dejan visible la parte trasera del tambor, que puede vaciarse
de cartuchos o casquillos con sólo volcarlo hacia abajo, y rellenarlo con otros, o bien de
tambor total o parcialmente extraíble, de modo que su eje puede retirarse, tirando de él
hacia adelante, mediante un resorte en muelle que le hace recuperar su posición inicial
al soltarlo, con lo que el tambor puede ser retirado para cambiarlo por otro, o vaciarlo y
recargarlo, según se requiera o disponga. Lo más frecuente es que el tambor quede
unido, mediante un segundo eje, hueco, por cuyo interior discurre el eje de sujeción,
unido a una estructura rectangular que bascula respecto de otro eje también paralelo a
los anteriores y al cañón, y por debajo de ellos, de modo que el tambor queda disponible
para su vaciado y recarga, sin desprenderse del arma.