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Revólver

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Este aviso fue puesto el 7 de noviembre de 2014.

Para otros usos, véase Revólver (desambiguación).

Smith & Wesson modelo 10, el revólver icónico del siglo veinte

Revólver compacto S&W 60

El revólver (anglicismo de revolver, palabra a su vez proveniente del verbo inglés to


revolve, "dar vueltas", "girar" o "rotar") es un arma de fuego que se caracteriza por llevar
la munición dispuesta en un tambor o cilindro. Normalmente se utiliza el término pistola
para designar a las armas de fuego cortas semiautomáticas, que suelen llevar la
munición alojada en un cargador.

Índice

 1Historia
 2Tambor
 3Funcionamiento del revólver en acción simple
 4Clasificación
 5Miscelánea
 6Galería
 7Véase también
 8Enlaces externos

Actualmente las pistolas semiautomáticas han sustituido al revólver en casi todas las
actividades correspondientes al uso militar o de fuerzas del orden.

Al compararse las prestaciones de los revólveres con las de las pistolas


semiautomáticas, se notan dos grandes desventajas:

 Portar menor cantidad de munición (comúnmente de 5 a 9 cartuchos en el tambor,


dependiendo del arma y calibre).
 El disparo en doble acción requiere aplicar una fuerza considerable sobre el gatillo,
ya que debe montar el percutor y hacer girar el tambor; en simple acción es similar
a una pistola convencional.

Sin embargo, las ventajas del revólver son:

 Su facilidad de uso.
 La posibilidad de emplear munición más potente (como los cartuchos magnum, e
incluso cartuchos de fusil como el .223 Remington).
 Mayor precisión.
 No se suelen atascar.
 No posee un botón para extraer el cargador, lo que hace imposible descargar el
arma de manera accidental.

Por sus anteriores ventajas, todavía los prefieren los civiles para la defensa personal, la
cacería y el tiro deportivo. Varias fuerzas policiales del mundo todavía utilizan el
revólver, pero está en proceso de desuso común por sus desventajas. La única actividad
policial en que todavía se mantiene necesario es en el rescate de rehenes, usando
calibres muy potentes. No obstante, puede servir como arma reglamentaria auxiliar en
caso de que falle el arma principal.

Historia[editar]

En el siglo XVIII existieron varios revólveres primitivos. Elisha Collier creó uno,
probablemente en 1814, del que se fabricaron varios en 1819 para las fuerzas armadas
británicas de la India. En 1822 se fabricó un número significativo de éstos en Londres.
En 1833 el italiano Francesco Antonio Broccu inventó el primer revólver de
percusión con tambor de cuatro recámaras y después de dos cañones. En comparación
con las armas en uso hasta entonces, tenía un tambor más corto, lo que permitía alinear
la recámara cargada con el cañón y el martillo gracias a la rotación alrededor de su eje.
Su revólver fue examinado por el rey Carlos Alberto de Saboya durante su segundo viaje
a Cerdeña en 1843. Invitado a Cagliari para mostrar su invento y explicar cómo
funcionaba, se le entregó un premio de 300 francos, pero nunca solicitó una patente
para su invención.

Dos años más tarde, en 1845, en los Estados Unidos, Samuel Colt creó un arma que
patentó y comercializó.

Revólver LeMat de espiga con tambor de 9 cartuchos, 1865; fue empleado durante
la guerra de Secesión.

Tambor[editar]

La munición se aloja en recámaras que giran alrededor de un eje, paralelo al cañón,


situadas en un cilindro metálico llamado tambor, que, a medida que se dispara, coloca
la siguiente recámara en posición de disparo, alineada con el cañón. Según su tamaño
permite cinco, seis, siete, ocho y hasta diez disparos sin recargar el arma. Existen
tambores que pueden alojar más de 10 cartuchos, pero son de pequeño calibre, por
ejemplo de 5,5 mm o menos. Tradicionalmente el calibre de los revólveres viene
expresado en centésimas o milésimas de pulgada y, antes aún, en partes de una onza
de plomo, según el número de balas o bolas que podían hacerse con dicha cantidad de
metal según el diámetro máximo de aquellas.

Funcionamiento del revólver en acción simple[editar]

Cuando el tambor tiene munición:

 Se hace retroceder el martillo hasta el tope, accionando el trinquete de sujeción, lo


que se denomina amartillar. Al hacerlo se provoca el giro del tambor, mediante una
uña unida al mecanismo del martillo, para alinear la siguiente recámara al cañón del
arma.
 Finalmente, al apretar el gatillo (disparador es el término técnico correcto) con el
dedo índice, el trinquete se suelta y el martillo, que posee en su extremo un resalte
aguzado, llamado percutor, retorna abruptamente a su posición original, golpeando
violentamente el fulminante del culote, lo que produce una alta presión que lo
calienta hasta hacerlo estallar, energía que se transmite a la pólvora del cartucho,
que también estalla, provocando mucha mayor energía y el disparo de la bala.

Clasificación[editar]

Los revólveres se clasifican según el mecanismo de disparo en:

Acción Simple (AS): El gatillo realiza sólo una acción, liberar el mecanismo percutor.
Requieren amartillarse (con el pulgar de la misma mano o el canto de la mano contraria
a la que empuña el arma) antes de apretar el gatillo. Manteniendo presionado este, se
pueden realizar disparos continuados con sólo hacer retroceder hasta el tope el martillo-
percutor (lo que obliga a girar simultáneamente al tambor, dada la uña solidaria con
dicho mecanismo) con el canto de la mano contraria, sin que llegue a funcionar el
trinquete, que ralentizaría los disparos. Característico de los primeros revólveres y de
algunas marcas que siguen el concepto clásico del revólver.

Doble Acción Única (DAU): El gatillo realiza dos acciones, amartillar el mecanismo
percutor y liberarlo. Pueden dispararse con solo apretar el gatillo. El mecanismo de
doble acción única realiza todo el ciclo de girar el tambor, armar el martillo y soltarlo,
para disparar el arma, al apretar el gatillo, en dos etapas distintas de su recorrido, que
pueden controlarse con suficiente entrenamiento debido a la distinta resistencia que
opone en cada una de ellas. Característico de los revólveres que poseen martillo oculto
o mal llamados "sin martillo".

Doble Acción (DA): Pueden trabajar indistintamente de las dos formas. Porque se
realiza el amartillamiento directamente sobre el martillo, como oprimiendo el gatillo. En
ambos casos el continuar presionando el gatillo libera el mecanismo percutor. Es el
común de los revólveres modernos.

Otras Como semiautomáticos y automáticos. Este tipo de revólveres suele ser del tipo
(DA), pero además cuentan, por lo general, con un tambor y cañón especial. Como el
caso del antiguo revólver automático Webley-Fosbery, capaz de disparar los 6 tiros de
su tambor con una sola presión del gatillo, lo que lo convierte en un revólver automático.
Otro ejemplo son algunos revólveres fabricados por Mateba, que tienen la capacidad,
después de ejecutar el disparo, de dejar amartillada el arma; de este modo, el revólver
puede ser clasificado como semiautomático.
Algunos modelos de revólveres, especialmente los compactos de pequeño calibre y
cañón corto que generalmente se emplean para porte oculto en bolsos o bolsillos, como
medida de seguridad adicional, tenían un gatillo plegable, sin guardamonte, lo que
reducía el espacio necesario para guardarlo y solo aparecía cuando se amartillaban.
Este mecanismo también se utiliza en escopetas, especialmente las de dos cañones.

Según el modo de recarga pueden ser basculantes: el cañón, con su punto de mira, el
tambor, su soporte y su eje, formando un conjunto, basculan en vertical, respecto de un
eje transversal, al soltar un trinquete situado próximo al martillo-percutor, a su izquierda,
algo más adelantado, que puede ser accionado con el pulgar de la misma mano que
empuña el arma. Al hacerlo dejan visible la parte trasera del tambor, que puede vaciarse
de cartuchos o casquillos con sólo volcarlo hacia abajo, y rellenarlo con otros, o bien de
tambor total o parcialmente extraíble, de modo que su eje puede retirarse, tirando de él
hacia adelante, mediante un resorte en muelle que le hace recuperar su posición inicial
al soltarlo, con lo que el tambor puede ser retirado para cambiarlo por otro, o vaciarlo y
recargarlo, según se requiera o disponga. Lo más frecuente es que el tambor quede
unido, mediante un segundo eje, hueco, por cuyo interior discurre el eje de sujeción,
unido a una estructura rectangular que bascula respecto de otro eje también paralelo a
los anteriores y al cañón, y por debajo de ellos, de modo que el tambor queda disponible
para su vaciado y recarga, sin desprenderse del arma.

Otra posibilidad es una ventana basculante, practicada en la semiesfera que recubre la


parte trasera del tambor, que permite ver si queda munición sin disparar (apreciando
que no está golpeado el mixto o fulminante del casquillo) extraer ésta, una a una, y
sustituirla. Esto permite continuar apuntando y con el revólver dispuesto para disparar
durante casi toda la maniobra, excepto la extracción de las vainas o casquillos, que
requiere levantar el arma por su parte delantera, para dejarlos caer, pero plantea el
inconveniente de la lentitud de la recarga. Todos estos inconvenientes, además de la
difícil alineación perfecta, sobre todo tras su utilización reiterada, envejecimiento,
espacio entre el tambor y el cañón, y del mixto o fulminante con el martillo-percutor,
sobre todo en el sistema basculante, así como la pérdida de compresión por tales
motivos, restando alcance y precisión al arma, que debía compensar aumentando el
calibre, llevó a su progresiva sustitución por pistolas con depósitos internos fijos o
cargadores extraíbles. Ambos alimentaban la munición mediante muelles. El
inconveniente de tales sistemas es que, con sólo una bala que se encasquille, hay que
desmontar todo el arma, mientras que los revólveres pueden seguir disparando el resto
de la munición, o recargarla sin ningún problema, aunque alguna bala no se haya podido
disparar por cualquier causa o defecto, del arma, de la mencionada alineación, o del
cartucho.

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