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EL BASAMENTO DE LOS ANDES DE LA EDAD GRENVILIANO

Victor A. Ramos - Laboratorio de Tectónica Andina, FCEN, Universidad de Buenos Aires – CONICET, Argentina

RESUMEN

El análisis del basamento de los Andes muestra las fuertes afinidades de Grenville de la mayoría de los intrusivos expuestos en
los diferentes terrenos de Colombia a la Patagonia. Los terranes (Paquete de rocas limitado por fallas con origen geológico
similar, se convierten en acreciones) tienen diferentes historias, pero la mayoría de ellos participaron en la amalgamación
(unión) del supercontinente Rodinia durante el Mesoproterozoico entre 1200 y 1000 Ma. Después de la ruptura de Rodinia
algunos terranes quedaron en el lado Laurentian como Cuyania y Chilenia, mientras que otros se quedaron en el lado de
Gondwana. Algunos de los terrenos que alguna vez colisionaron con el cratón de la Amazonía permanecieron unidos,
experimentando diversos episodios de ruptura a lo largo del Fanerozoico, como los terrenos de Arequipa y Pampia. Algunos
otros intrincados del sótano se separaron en el Neoproterozoico y se amalgamaron nuevamente a Gondwana en el Cámbrico
Temprano, el Ordovícico Medio o el Pérmico. Algunos inliers (datos cuya distribución se explica por conjunto de parámetros)
del basamento con edades metamórficas pérmicas se transfirieron a Gondwana después de la ruptura de Pangea del lado
Laurentian. Algunos de ellos formaban parte del actual terreno de Mesoamérica. Un caso excepcional es el terreno de
Oaxaquia que se separó del margen de Gondwana después del Ordovícico temprano y ahora es uno de los principales terrenos
mexicanos que colisionaron con Laurentia. Estos desplazamientos, desprendimientos y amalgamas indican una compleja
transferencia de terreno entre Laurentia y Gondwana durante el Paleozoico, luego de reorganizaciones de placas y cambios en
el movimiento absoluto de Gondwana.

1. INTRODUCCIÓN

La primera propuesta de Moores (1991) que postuló a través de su hipótesis SWEAT que el Grenville norteamericano
continuó en el este de Gondwana, condujo a una de las primeras reconstrucciones del Supercontinente de Rodinia presentada
por Hoffman (1991). La nueva paleogeografía avanzada por Hoffman (1991) desplazó a Baltica como el margen conjugado
de los Apalaches, y ubicó a Gondwana occidental como una contraparte del margen oriental actual de Laurentia.

En esta reconstrucción, el cratón de la Amazonía, basado principalmente en la extensión del orógeno de Sunsas
mesoproterozoico en su margen occidental, se localizó como el margen conjugado de la plataforma Grenvillle de los
Apalaches. Esta innovadora propuesta sobre la conexión Laurentia-Gondwana abrió casi 20 años de investigación activa en el
sótano andino para evaluar la validez de la extensión de un basamento de Grenville en el oeste de América del Sur.

El propósito de este trabajo es revisar el estado actual de la conexión Laurentia-Gondwana en base al conocimiento actual
sobre la edad y la composición de los diferentes terrenos que componen el sótano andino. Los sorprendentes resultados
presentados en la Fig. 1, no solo confirman las ideas de Hoffman, sino que también extienden el sótano de la edad de Grenville
a lo largo del actual margen occidental de Sudamérica.

Para revisar los nuevos datos, las conexiones Laurentia-Gondwana se dividen en tres etapas diferentes: (1) Terrenos
grenvillianos que quedan en América del Sur después de la ruptura de Pangea; (2) terrenos gondwanianos derivados de
Laurentian y para-autóctonos a lo largo del orógeno de Terra Australis acrecidos durante el Paleozoico; y (3) terrenos de edad
grenvilliana abandonados en Gondwana después de la ruptura de Rodinia. También se hará una breve mención de aquellos
terrenos que se originaron en el oeste de Gondwana, principalmente en América del Sur, y que finalmente se agregaron a
Laurentia en tiempos del Paleozoico.
Fig. 1. Diferentes bloques de basamentos que componen el basamento preandino de los Andes con indicación del margen
autóctono propuesto de América del Sur, con base en Ramos (2009) y diferentes fuentes discutidas en el texto.
2. TERRENOS GRENVILIANOS QUE QUEDAN EN ÁMERICA DEL SUR DESPUES DE LA RUPTURA DE LA
PANGEA.

Existe cierto consenso relativo sobre el ajuste pre-andino entre Laurencia y Gondwana (Fig. 2) basado en datos
paleomagnéticos confiables como lo describen Pindell y Kennan (en prensa, y cita allí). Sin embargo, la ubicación de los
diferentes bloques independientes que formaron México y América Central, que constituyen una serie de terrenos entre
Laurentia y Gondwana, aún son materia de debate. Han sido resumidos por Keppie y Ortega-Gutiérrez (1995, 2010), Keppie
(2004), Weber et al. (2006, 2008), Keppie et al. (2008a, b), entre otros.

Para evaluar las características y la composición del margen conjugado de Gondwana conservado en América del Sur antes de
la formación de Pangea, se requiere eliminar los diferentes terrenos acumulados en los tiempos posteriores al Triásico. La
configuración tectónica actual de los Andes del Norte se ilustra en la Fig. 3a. Con el objetivo de reconstruir el margen
continental original se deben tomar los siguientes pasos: (1) eliminar la acreción del Mioceno Medio de la microplaca de
Panamá (Taboada et al., 2000; Cediel et al., 2003) también conocido como el Terreno de Choco (Duque-Caro, 1990) cuya
sutura corre a lo largo del margen occidental de la Cordillera Occidental y a lo largo de los valles de San Juan -Atrato; (2) para
eliminar la acreción de la meseta oceánica acrecida durante la última época del Cretácico representada por el terreno Piñon-
Dagua a lo largo del sistema de fallas Dolores-Romeral de Colombia y Ecuador (ver discusión en Jaillard et al., 2005; Vallejo
et al. 2006) y, finalmente, para eliminar la acreción del arco isleño ocurrida en el Cretácico Inferior representada por Amaime,
Peltetec, Raspas y otros terrenos relacionados (ver detalles en Bosch et al., 2002; Ramos, 2009).

El margen conjugado de Pangea se ilustra en la figura 3b. Este margen no ha sido restaurado palpáticamente por el importante
estiramiento relacionado con el rifting Jurásico Triásico durante la ruptura de Pangea, como lo sugieren Pindell et al. (1998), o
por el significativo acortamiento asociado con la deformación andina como calculado por Restrepo-Pace et al. (2004), Cortés
et al. (2006). Sin embargo, como la magnitud de ambos efectos está dentro del mismo orden, el margen representado debe
estar cerca del margen antiguo conjugado de Gondwana que formó Pangea.

El examinación de este margen muestra algunos hechos interesantes. Hay una serie de bloques de basamento constituidos por
rocas metamórficas de la edad Paleozoica tardía, que se encuentran a lo largo del margen protocontinental y al oeste de los
primeros orógenos Paleozoicos identificados por Restrepo y Toussaint (1982). Estos bloques se conservan en la Cordillera
Central de Colombia, en la Cordillera Real de Ecuador y en la región de Amotape del norte de Perú y el extremo sur de
Ecuador.

El bloque norte de Colombia ha sido identificado como un terreno sospechoso por Restrepo y Toussaint (1988), y conocido
como el terreno de Tahami. Las rocas de grado metamórfico alto a medio de El Retiro han sido consideradas precámbricas
(Restrepo y Toussaint, 1978), hasta la reciente datación de Ordóñez-Carmona y Pimentel (2002) y Ordóñez-Carmona et al.
(2006), complementado por la datación U-Pb en circones de Vinasco et al. (2006) en los gneises graníticos de Palmitas y
Abejorral, que dieron edades ca. 275 Ma y se asocian con edades Ar-Ar entre 240 y 215 Ma relacionadas con la ruptura de
Pangea.

Estos ortho-gneisses y milonitas pérmicos tienen una firma calco-alcalina y representan derretimientos corticales,
probablemente producidos en un entorno de arco seguido de una colisión importante y un colapso extensional. Estas rocas
están en contacto tectónico con un cinturón de anfibolitas portadoras de granate, peridotitas y dunitas estratificados al este de
Medellín (ver ubicación en la Fig. 3b), que representan remanentes de un conjunto ofiolítico de posible edad Pérmica
(Restrepo, 2003; Martens y Dunlap , 2003; Restrepo et al., 2009), reelaborado durante el evento de ruptura del Triásico
(Restrepo et al., 2009). Los indicadores cinemáticos de las anfibolitas foliadas muestran una vergencia hacia el noreste (Pereira
et al., 2006)

El contorno del terreno de Tahami fue preparado tomando en consideración las premisas de Restrepo et al. (2008, 2009). Se
interpreta como una pieza de un terrane derivado de Laurent, asociado con el arco magmático desarrollado en algunos de los
Terranes de México y América Central, probablemente con afinidades de Grenvillian.
Rocas de alto grado expuestas en tectónicos inliers al sur del terreno de Tahami en el Cordillera Real de Ecuador, se
interpretaron como posibles fragmentos de basamento del basamento precámbrico de Guyana Shield y se correlacionaron con
rocas análogas de la Cordillera Central de Colombia (Pratt et al., 2005). Estos gneises y anfibolitas en Papallacta se
interpretaron parcialmente como Precámbrico o Paleozoico (Herbert, 1977). Las rocas metamórficas son intruidas por los
granitoides foliados de Tres Lagunas y Jubones (Litherland et al., 1994; Sánchez et al., 2006), que forman un gran cinturón
granítico tipo S que se extiende a lo largo de la vertiente occidental de la Cordillera Real. Estos granitos foliados son
intrusivamente incrustados por el batolito Calc-alcalino de Azafran, con edades U-Pb en circones de 143 ± 1 Ma (Noble et al.,
1997). Aunque muchos autores han correlacionado las rocas metamorfoseadas con el terreno de Tahami, los datos
geocronológicos aún son escasos. Una U-Pb edad de 227.3 ± 2.2 Ma, obtenida para los afloramientos más al sur del Granito
Tres Lagunas es el único control. Estas rocas, tanto el granito de Tres Lagunas como el gneis migmatítico paleozoico, tienen
edades de modelo de manto drenado de 1400-1600 Ma (DPD) (Noble et al., 1997) similares a algunas rocas del terreno de
Tahami (Vinasco et al., 2006).

Estas rocas gneísicas y granitoides foliados también están expuestas en la región de Tahuín y Amotape, delineando un bloque
caracterizado por contactos tectónicos, inmediatamente al norte de la de Huancabamba (Fig. 3b), que fue interpretado por
Feininger (1987), Mourier et al. (1988) como un terreno alóctono. La anfibolita de Río Piedras identificada como una intrusión
de mafia, junto con el complejo metamórfico de El Oro que anteriormente se consideraba precámbrico, se intruyó a 221 ± 17
Ma; el plutón Marcabeli de tipo S y la intrusión de Limon Playa arrojaron edades de 227.5 ± 0.8 Ma y 200 ± 30 Ma (Noble et
al., 1997). La reciente datación de Ar-Ar en los ortogneises y granitoides foliados ha arrojado edades de 227-21 Ma
(Vinasco, 2004; Sánchez et al., 2006). La deformación se interpreta como el resultado de una colisión que tuvo lugar durante
el Pérmico según lo establecido por U / Pb sensible a la microonda de iones de alta resolución (SHRIMP) y la datación Ar-Ar
del evento metamórfico que afectó el Macizo de Illescas (Cardona et al. 2008) Este macizo representa la extensión más
meridional del cinturón metamórfico del Paleozoico tardío a lo largo de la costa noreste de Perú. Es interesante observar que el
pico metamórfico en estos inliers del sótano de América del Sur es más joven que el pico metamórfico registrado más al norte
en los Alleghanides. Este metamorfismo más joven también se registra en los terrenos de México y América Central, lo que
puede indicar que el cierre del océano Rheic ocurrió primero en el norte entre Laurentia y Gondwana (actual noroeste de
África), y más tarde en el Pérmico superior en el sur, involucrando una serie de terrenos localizados entre Laurentia y
Sudamérica (como parte de Gondwana en ese momento). Algunos autores han interpretado estos indicadores como acrecidos
en un orógeno de acreción (ver Cardona et al., 2008, 2009b).

Esas edades triásicas se interpretan como asociadas con los derretimientos de la corteza durante el colapso del orógeno del sur
de Allegheny y la posterior desintegración de Pangea (Aleman y Ramos, 2000; Cediel et al., 2003; Martin-Gombojav y
Winkler, 2008). Ramos (2009) propuso que el terrane Tahuín de Feininger (1987) colisionó contra el margen de Gondwana en
la época pérmica, posiblemente como parte del terreno de Mesoamérica, y quedó en el lado de Gondwana después de la
desintegración de Pangea. Como una evidencia parcial de su origen Laurentiano, los análisis multigrano de circón de los
granitoides de Tres Lagunas sugieren la presencia de una herencia de la edad de Grenville. Los datos del isótopo Nd también
indican que los protolitos mesoproterozoicos pueden haber contribuido a las rocas ígneas Tres Lagunas y Tahuin. Edades del
modelo del manto empobrecido en Nd (TDM) calculado a partir de los datos de Harrison (1990), Aspden et al. (1992) para los
granitoides Tres Lagunas y Marcabeli, junto con paragneis que representan protolitos potenciales para los granitos tipo S,
varían de 1300 a 1600 Ma (Noble et al., 1997).

Los fragmentos continentales pueden haber sido transferidos entre las Américas durante la ruptura de Pangea, como lo
sugieren las evidencias de isótopos U-Pb y Sm-Nd de México. De acuerdo con Yañez et al. (1991) el área fuente más probable
para esta corteza es el terreno de Grenvillian Oaxaca basado en las edades de TDM para los granitoides y sedimentos pre-
carboníferos Acatlan, y la edad del basamento de Oaxaca.

Estas relaciones fueron confirmadas por estudios recientes de Keppie et al. (2008a, b), Weber et al. (2008), que muestran
claramente las fuertes afinidades con una fuente de cratón amazónico para sus zircones detríticos, y la edad de Grenville del
principal terreno de América Central, término acuñado por Keppie (2004) para incluir todo o parte de la Oaxaquia, Mixteca y
Chortis terranes (ver discusión en Keppie y Ortega Gutiérrez, 2010).
Con base en las afinidades en zircones heredados y detríticos del terreno de Mesoamérica, sus edades TDM modelo Nd,
grado metamórfico semejante, edad Pérmica a Triásica para el metamorfismo y derretimientos parciales de estos bloques
corticales, también se puede proponer una combinación robusta para el probable Basamento de Grenville en los terrenos de
Tahami, Tres Lagunas y Tahuin. Estos terrenos, junto con el terreno de Mesoamérica, se ubicaron a lo largo del margen este de
Laurentia que colisionó contra Gondwana para formar Pangea.

3. TERRENOS LAURENTIANOS Y GONDWENSES A LO LARGO DEL ORÓGENO DE TERRA AUSTRALIS


UNIDOS DURANTE EL PALEOZOICO

Varios terrenos han sido identificados a lo largo del margen occidental de Gondwana fuera del margen continental
Neoproterozoico (Fig. 4). Este margen tenía una compleja historia de subducción desde la ruptura de Rodinia, y estuvo abierto
al Océano Japeto durante la mayor parte del Paleozoico. Los fragmentos continentales desprendidos de Gondwana después de
la amalgamación brasileña de Brasiliano-Pan se acrecentaron durante el Paleozoico temprano para formar el orógeno de
acreción de Terra Australis (Cawood, 2005). La parte norte del orógeno de Terra Australis participó del cierre del océano
Rheic, cuando el terreno de Mesoamérica, ya amalgamado con Laurentia colisionó con el norte de América del Sur (ver
discusión en Ramos, 2009).

La sucesión de amalgamas de terreno, rifting y subsiguiente acreción que condujo a la construcción del actual margen
continental de Sudamérica fue interpretada como el resultado de la reorganización global de las placas que afectó a Gondwana
(Ramos, 2008a). El movimiento absoluto de Gondwana produjo una serie de regímenes extensionales y compresionales,
rastreados en el registro geológico de estos terrenos.

Los terrenos que actualmente forman el subsuelo de los Andes se pueden subdividir en dos grandes grupos, el para-autóctono
y el exótico.

Fig. 4. Segmento sur del orógeno de Terra Australis que muestra los terranes acrecidos durante el Paleozoico temprano y
tardío (modificados de Cawood, 2005). Las áreas negras en los terrenos representan afloramientos en el basamento.
3.1. Los terrenos para-autóctonos

Hay algunos bloques continentales acrecidos al margen del cratón amazónico durante la amalgamación de Rodinia en tiempos
mesoproterozoicos como parte de la orogenia de Grenville-Sunsas. Un episodio rifting posterior llevó en algunos casos a la
formación de una nueva corteza oceánica, separando los terrenos anteriores de la Amazonia. Una breve descripción de estos
terrenos se presenta de norte a sur (coordenadas actuales).

3.1.1. Terreno de Mérida

Este bloque continental constituye el basamento de los Andes venezolanos. Se identificó como un terreno que colisionó contra
el protomargin de Gondwana durante los últimos tiempos del Ordovícico por Bellizzia y Pimentel (1994), Aleman y Ramos
(2000). Un arco magmático del Paleozoico temprano se desarrolló en el lado de Gondwana sobre ortogneisses de edad
brasileña conservados en el Bloque Caparo. Estas rocas ígneas han heredado circones de la edad de Grenville (ver Cardona et
al., 2009a). El sótano de Mérida está compuesto por rocas metamórficas intrusionadas por granitos Carboníferos-Pérmicos
Tempranos. No hay estudios isotópicos disponibles en el sótano de este terreno. El arco magmático se desarrolló durante el
cierre del océano Rheic antes de la colisión del terreno maya para formar Pangea (Cardona et al., 2006; Weber et al., 2007).

3.1.2. Terreno de Chibcha

Este bloque continental del subsuelo (Fig. 5) fue definido por Restrepo y Toussaint (1982, 1988), y considerado por Forero
Suárez (1990) como derivado de América del Norte. El límite con el Gondwana autóctono corre a lo largo de la falla Borde
Llanero, donde hay evidencia de restos ofiolíticos (Cáceres et al., 2003; Ramos, 2009). Hay buena evidencia de un basamento
Grenvilliano a lo largo de la Cordillera Central oriental y en la Cordillera Oriental (Restrepo-Pace et al., 1997; Cordani et al.,
2005; Jiménez et al., 2006). Algunos autores consideraron este terreno como autóctono mientras que otros lo consideraron
para-autóctono (ver discusión en Aleman y Ramos, 2000, Cardona et al., 2009a). Chocó contra Gondwana durante la
formación de Rodinia, y más tarde se separó de Gondwana para colisionar en los primeros tiempos del Paleozoico (Forero-
Suárez, 1990; Aleman y Ramos, 2000; Cordani et al., 2005).

3.1.3. Terreno de Paracas

A lo largo de la Cordillera Oriental del Perú existen rocas plutónicas, metamórficas y metasedimentarias que han sido
estudiadas en la Cordillera de Marañón por Cardona et al. (2005, 2007), Cardona et al. (2009b), Chew et al. (2007). Estos
autores reconocieron un arco magmático Ordovícico temprano a medio, que se deformó en ca. 475 Ma, como se deduce de la
edad del metamorfismo. Chew et al. (2007) sugirieron que el origen de este arco estaba relacionado con la presencia de un
embalse original en el margen oeste de Gondwana durante el Paleozoico temprano.

El embalse oceánico se sugirió para explicar la presente 400 km de distancia de la fosa actual al frente magmático Ordovícico.
Para calcular la distancia en tiempos ordovicianos es necesario agregar al menos 100 km de corteza eliminados por erosión de
subducción en el margen (200 km es el retroceso promedio de la zanja peruana asumido por Von Huene y Scholl, 1991), más
un acortamiento Andino mínimo de 175 km (Introcaso y Cabassi, 2002), que resulta en una distancia restaurada de 675 km. A
esta distancia no es posible generar un arco magmático tal como se identificó en el Macizo de Marañón. Por otro lado, Ramos
(2008a) favoreció la hipótesis de que esta área estaba ocupada por un bloque de basamento, el terreno para-autóctono de
Paracas, que colisionó durante el último Ordovícico temprano contra el margen de Gondwana. Este bloque de basamentos
metamórficos continentales está cubierto en tierra por gruesas secuencias más jóvenes, pero se observa en la plataforma
continental como la Alianza Paracas (Ramos y Alemán, 2000). La presencia de este sótano siálico en la plataforma costa
afuera del centro de Perú, al norte de la desviación de Abancay en ~ 14° S, entre las localidades de Paracas y Trujillo, está bien
establecida por los datos gravimétricos y de refracción. Los datos muestran una cresta continental continua de alta densidad
(2.7-2.8 g/cm3) y alta velocidad (5.9-6.0 km / s) (Thornburg y Kulm, 1981; Atherton y Webb, 1989), expuestas en las Islas Las
Hormigas de Afuera en la latitud de Lima. También se ha cruzado en algunos pozos de exploración en la latitud de Trujillo
(Ramos, 2008a).
Fig. 5. Reconstrucción paleozoica temprana del margen de Gondwana antes del desprendimiento del terrane de Oaxaquia (¿y
Mixteca?). Nótese la falta de acreción de terrenos de sótanos de la edad de Grenville entre los terrenos de Chibcha y Paracas
en América del Sur (con base en Ramos, 2009). Compare con la ubicación de los terrenos Maya y Chortis propuesto por
Weber et al. (2006) y Cardona et al. (2006). Los terranes Mixteca y Chortis se usaron después de la definición de Keppie
(2004). Las áreas negras en los terrenos y las áreas circundantes representan los principales intrincados del sótano precámbrico
y las áreas de arbustos afloramientos del sótano paleozoico.

3.1.4. Terreno de Oaxaquia

3.1.5. Terreno de Arequipa

Este terreno propuesto en el basamento andino por Coira et al. (1982) se consideró un bloque de basamento exótico o
parautóctono (ver Ramos, 2008a). La ocurrencia de un basamento de edad Grenville fue establecida por Wasteneys et al.
(1995) quien identificó dos dominios con diferentes edades metamórficas a lo largo de la costa del Perú: los ortogneiss de
Quilca fechados en c. 1198 ± 4 Ma y las rocas de alta ley Mollendo fechadas en c. 970 Ma. Estos datos se complementaron
con nuevos datos geocronológicos de Wörner et al. (2000), Loewy et al. (2004), quienes reconocieron un protolito más antiguo
en el segmento más septentrional con magmatismo juvenil y metamorfismo entre 1.9 y 1.8 Ga. Los zircones heredados en
ambos dominios sugieren una c. 1900 Ma de edad para el protolito del Macizo de Arequipa, como lo indican las edades
anteriores.

El eje del arco plutónico y metamórfico Ordovícico reconocido en el Macizo de Marañón se desplaza hacia el sudoeste,
continuando a lo largo del margen occidental del basamento de Arequipa (Chew et al., 2007). Aquí, un arco magmático
Ordovícico y un importante metamorfismo fueron documentados por Loewy et al. (2004) antes de la intrusión de granodioritas
masivas a 473 Ma. Estas rocas están emplazadas sobre el basamento de la edad de Grenville (Loewy et al., 2003, 2004; Chew
et al., 2008) que tiene afinidades isotópicas y geocronológicas con el terreno de Oaxaquia. Este bloque no se separó del cratón
amazónico durante la época Ordovícica, pero se desarrolló una cuenca de arco posterior a lo largo de la antigua sutura
mesoproterozoica (Sempere, 1995; Díaz-Martínez et al., 2000). Esta área episutural registró una zona de debilidad continua,
donde los granitos del Paleozoico Tardío y del Oligoceno-Mioceno temprano se emplazaron durante los regímenes
extensionales, e incluso controlaron la deslaminación cortical a finales del Cenozoico (Jiménez y López-Velásquez, 2008;
Beck y Zandt, 2002) .

3.1.6 Terreno de Antofalla

Las rocas del basamento expuestas en el noroeste de Argentina y el norte de Chile (Figura 7) han sido reconocidas como un
terreno acrecido asociado con el terreno de Arequipa (Ramos, 1988; Forsythe et al., 1993; Casquet et al., 2008). Existe cierta
evidencia de rocas de la edad de Grenville en las escasas exposiciones de su sótano metamórfico (ver Ramos, 2008a, van Staal
et al., 2009). Sin embargo, la historia paleozoica temprana de este terreno era diferente de la de Arequipa, ya que las rocas
oceánicas se formaron entre este bloque y el protomargin de Gondwana en tiempos de Ordovician. La mejor evidencia de estas
rocas está expuesta en la Sierra de Calalaste en el sur de Puna. Allí, una serie de rocas ofiolíticas interpretadas como pre-
Ordovícico por Zimmerman et al. (1999) o Precámbrico por Coira et al. (2009) han sido recientemente fechados por U-Pb en
circones como Ordovician por Pinheiro et al. (2008) Este cinturón continúa más hacia el norte en el área de Pocitos según lo
propuesto por Allmendinger et al. (mil novecientos ochenta y dos). Estas rocas oceánicas se desvanecen hacia el norte, donde
solo son percibidas por una robusta anomalía gravimétrica cerca del límite con Bolivia (Gangui, 1998). Al norte de esa área,
no hay evidencia clara de rocas oceánicas que separen el bloque norte de Antofalla y el terreno de Arequipa en el Paleozoico.

Fig. 7. Los terrenos de Arequipa y Antofalla considerados como bloques independientes de la edad de Grenville se volvieron a
acrecer al proto-margen de Gondwana durante los tiempos del Ordovícico (modificados de Ramos, 1988). Nótese la cuenca
episutural desarrollada a comienzos del Paleozoico a lo largo de las suturas de Grenville entre los terrenos de Arequipa,
Antofalla, Amazonia y Pampia que de fi nen una triple unión en Sucre.
3.1.7. Terreno de Famatina

3.1.8. Terreno de Pampia

3.1.9. Terreno de Patagonia

3.2. Terreno El exótico

3.2.1. Terreno de Cuyania

3.2.2. Terreno de Chilenia

4. OBSERVACIONES FINALES

La breve descripción de los diferentes bloques que constituyen el basamento de la Cordillera de Los Andes muestra una
compleja historia de acreción, desapego y recrecreción. La persistente edad de Grenville en los zircones heredados, así como
las edades metamórficas registradas en varios terrenos desde Colombia hasta el norte de Chile y Argentina, muestran
claramente que la mayoría de estos bloques formaban parte del conjunto de Rodinia (Li et al., 2008). Con base en las
características isotópicas y geoquímicas, junto con los datos geocronológicos y otros datos geológicos, es evidente que después
de la ruptura de Rodinia algunos bloques permanecieron como parte de Laurentia. Cuyania y posiblemente Chilenia están
dentro de este grupo, y se amalgamaron respectivamente en el Ordovícico y en el Devónico Tardío al protomargen de
Gondwana.

Algunos otros terrenos quedaron en Gondwana, como por ejemplo los terrenos de Arequipa y Pampia. La sutura entre
Arequipa y la Amazonia ha sido reactivada extensionalmente durante los primeros tiempos del Paleozoico y en el Paleozoico
más reciente, pero Arequipa nunca volvió a separarse de la Amazonia. Esta sutura permanece como una zona de debilidad que
controla la extensión del Oligoceno, el emplazamiento de varias rocas graníticas en los primeros tiempos del Mioceno e
incluso está localizando la delaminación de la corteza del Cenozoico en el Altiplano boliviano. Pampia permaneció unida a la
Amazonia después de la amalgamación de Rodinia, y durante el Neoproterozoico y el Paleozoico temprano se atenuó
extensamente formando el aulacógeno de Tucavaca.

Otros terrenos que han sido parte de Rodinia también se dejaron en el lado de Gondwana como Chibcha, Paracas, Antofalla y
posiblemente Patagonia. La mayoría de estos terrenos se desprendieron parcialmente formando una cuenca oceánica en el
Neoproterozoico, pero luego se amalgamaron nuevamente al margen. Las escasas rocas magmáticas de Neoproterozoico-edad
del Cámbrico Temprano junto con una fuerte deformación relacionada con la orogenia Pampeana marcan este episodio. Estas
suturas se han reactivado a principios del Paleozoico; rocas oceánicas se han generado y subducido en el Ordovícico, para
finalmente amalgamarse como parte de la orogenia famatiniana.

La última transferencia entre los terrenos de Laurentian y Gondwanian ocurrió a finales del Paleozoico como parte de la
Orogenia de Alleghanian, cuando algunos bloques menores como los terranes de Tahami, Tres Lagunas y Tahuin se quedaron
en Gondwana después de la ruptura de Pangea.

Estos eventos tectónicos a lo largo del orógeno de acreción de Terra Australis parecen ser el resultado de reorganizaciones
globales de placas asociadas con cambios en el movimiento absoluto de Gondwana, que controlaba la superposición de
regímenes extensionales y compresivos a lo largo del margen.

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