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Hay una guerra, una guerra muy antigua entre el espíritu de Elías y el
espíritu de Jezabel. En esta guerra Elías representa la voz del cielo, la voz
del arrepentimiento y el regreso a Dios. Jezabel, en el sentido opuesto,
todo lo que busca entorpecer y derrotar la labor del arrepentimiento. Su
meta es silenciar el llamado profético.
Estos 850 hombres eran falsos profetas, sacerdotes satánicos, que comían
en la "mesa de Jezabel" (1 Reyes 18:19). Ellos eran los individuos más
poderosos y demonizados que el reino de las tinieblas puede producir. El
Rey Ahab, esposo de Jezabel envió un mensaje a todo Israel y la nación
para que viniesen y presenciasen el conflicto existente entre el Señor y los
dioses.
Los términos del reto fueron muy simples: cada uno debía poner un buey
en el altar. Elías les dijo que : "... invocaran el nombre de su dios, y yo
invocaré el nombre del Señor. ¡El que responda con fuego, ése es el Dios
verdadero!" (1 Reyes 18:24). Seis horas más tarde los sacerdotes de lo
oculto no podían aun producir fuego, pasaron doce horas y Elías comenzó a
burlarse de ellos y les dijo "¡Griten más fuerte! les decía. Seguro que es un
dios, pero tal vez esté meditando, o esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se
ha quedado dormido y hay que despertarlo!" (vs 27).
Justo antes de la noche Elías oró sobre su sacrificio y "En ese momento
cayó el fuego del Señor y quemó el holocausto, la leña, las piedras y el
suelo, y hasta lamió el agua de la zanja. Cuando todo el pueblo vio esto, se
postró y exclamó: «¡El Señor es Dios, el Dios verdadero!»" (1 Reyes
18:38-39). Inmediatamente después de esta demostración del poder de
Dios, Elías instruyó a los israelitas a reunir a los profetas de Baal y a
ejecutarlos.
Podríamos suponer hasta ahora que Elías debió haber ido donde Jezabel y
con la misma confianza y el mismo poder destruirla, pero no lo hizo. Puede
que le sorprenda lo que ocurrió, Elías cae en una guerra espiritual. Jezabel
en un ataque de ira soltó un flujo de sortilegios contra Elías que le abrumó,
y cundió su alma y miedo y a tal punto que huyó.
Y así como Jezabel actuó contra Elías, Herodías actuó contra Juan. El miedo
y el desaliento cubrió la vida de este poderoso siervo de Dios, quien había
visto descender al Espíritu Santo como una paloma sobre Jesús y quien
escuchó la voz audible del Padre al refirierse a su Amado Hijo. El único
hombre que en vida ha tenido contacto directo con la Trinidad, ahora duda
de su visión.
Elías viene!
Hace dos mil años, Jesús dijo que el ministerio de Elías no ha culminado, El
prometió que "Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas..." (Mateo
17:11). El profeta Malaquías también escribió, "Estoy por enviarles al
profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible" (Mal
4:5). El espíritu o la influencia de Elías de acuerdo a las escrituras harán
que la humanidad fije su mirada ante el gran día del Señor. Su propósito es
que todas las cosas sean restauradas.
Hagamos esta oración: Espíritu de Jezabel, con la autoridad que Cristo nos
ha dado a sus siervos, liberamos tus cautivos. Ponemos en libertad a tus
esclavos. Ordenamos a los eunucos que echen abajo tus formalezas
Jezabel. Derribamos tus malignas fantasías e ideas de las mentes cautivas-
En el poder del Nombre de Jesús, liberamos las almas de las ataduras y
declaramos Guerra Santa contra Jezabel Amen.
La Guerra de Jezabel contra la autoridad espiritual
El espíritu de Jezabel atacará y buscará dividir las relaciones entre un
pastor y los intercesores. ¿Cuál es el antídoto? Que el liderazgo de la
iglesia (incluyendo el pastor) aprecie, comunique y apoye la labor de los
intercesores y que los intercesores enfoquen sus plegarias a que la visión
del pastorado se cumpla a cabalidad.
Los pastores están en el campo de batalla. En cada conferencia a la que
asisto, varios pastores me comentan las terribles experencias que se dan en
sus iglesias por batallas libradas por Jezabel. Y es que no tengo que ir muy
lejos o que pasen algunas semanas para que alguien me llame pidiendo
oración por las batallas que se libran en alguna iglesia. Y es que la batalla
tiene un propòsito y este es que Satanás busca neutralizar cualquier
autoridad espiritual y para ello no hay ningún enemigo del infierno que
pueda hacer mejor esta labora que el espíritu de Jezabel.
Cuando el espíritu de Jezabel ataca a alguno en el liderazgo su propósito es
deshabilitar la autoridad pastoral bien sea por tentación, confusión,
brujería, miedo o desaliento. Jesús prometió que la iglesia vencería a
Jezabel y le dió "autoridad sobre las naciones". (Ver Apoc 2:26-28). El
espirítu de Jezabel lo que busca es dividir, disminuir y eliminar la autoridad
espiritual que Dios el ha dado a sus líderes.
Sin pastores que conduzcan bajo una autoridad sana, la iglesia no podrá
cometer sus funciones y entonces la confusión, la ambición y el caos
reinará. La autoridad espiritual auténtica es una fuente de protección, es
un abrigo vivo que cubre y nutre a la iglesia o al hogar. Satanás busca
neutralizar al líder cristiano en sus funciones porque si puede herir al pastor,
las ovejas se dispersarán.
Una de las formas como el espíritu de Jezabel ataca a las iglesias es
dividiendo a los intercesores de la autoridad pastoral. Necesitamos
intercercesores porque sin ellos no podremos avanzar. Sin embargo cuando
un intercesor asume que su "rol profético" es el de dar luz a la iglesia o
ofrecer una visión distinta que la presenta el liderazgo, tenemos que estar
alertas pues el espíritu de Jezabel comienza a infiltrase en la iglesia para
traer división.
Una visión diferente a la que tiene el pastorado, generalmente puede ser a
simple vista muy buena visión pero a la larga lo que ocasiona es desilusión.
Esto se debe al espíritu o la actitud como se comunica y por la forma como
se percibe que abre las puertas a Jezabel.
Usualmente se hace demandando que el liderazgo se sincronice con el
profeta y y se ponga en práctica la visión, es allí donde el espíritu gana
terreno y causa división.
Oremos por la visión del pastor
La mejor relación entre un pastor y el grupo de intercesión de la iglesia
ocurre cuando estos oran por la visión del pastor. La responsabilidad del
pastor es guiar y la de los intercesores es interceder. Estos no tiene el
llamado de convertir a la iglesia en otro tipo de iglesia y el pretender asumir
este rol puede convertirse en una fuente de luchas y de angustias.
Debemos recordar que la misma mente que creo y estructuró el orden del
universo, creo a la Iglesia. Existe, por lo tanto, existe un orden divino en la
iglesia que comienza en la relación que existe con Cristo y el liderazgo en la
iglesia para su pueblo. Dios es Dios de orden, el orden es primordial, el
orden es precede a la vida y a la libertad. La mente de Dios es una mente
ordenada, su voluntad es ordenada y da "órdenes" para poner las cosas en
orden.
Es importante notar que el mismo Señor dan honor al orden que El creo.
Revisemos como Dios se apareció a Pablo y le dijo "Levántate y entra en la
ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer" (Hechos 9:6). ¿Porque
Dios no le sano a Pablo? ¿Por qué no le dijo lo que tenía que hacer? Pablo
tenía que aprender que para llegar a Dios debía someterse a un hombre.
Este es el orden de Dios y el mismo Señor honró este honor. Pablo tenía que
escuchar del Jesús de Ananías.
Cada uno de nosotros tenemos un plan en el orden de Dios. Jesús dijo que
en la casa del Padre "hay muchas moradas" y que el se iba a prepararnos
un sitio a cada uno de nosotros. La casa del Padre no sólo es un sitio que se
encuentra en el cielo; se revela aquí en la tierra en el Cuerpo de Cristo.
Cuando intentamos romper la orden de nuestra iglesia, salimos del lugar
apropiado para entrar y "mantenernos en los lazos eternos de la oscuridad".