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Algunos antecedentes de los estudios antropológicos e

históricos en la región noreste de México


Equipo de etnografía Centro-norte “Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el
Nuevo Milenio” INAH, San Luis Potosí.
Hugo Cotonieto Santeliz
Imelda Aguirre
Enrique Zapata
Antonio González

Introducción

La región noreste de México comprende los estados de: Tamaulipas, Nuevo


León y Coahuila, así como el sur de Texas en los Estados Unidos; la
construcción de esta región ha estado marcada por momentos histórico-sociales
en la conformación de distintos tipos de fronteras, que de algún modo la
definen, como por ejemplo, la escisión que convirtió a Texas en el Otro, al
situarlo a los estados limítrofes en una posición ventajosa al acercarlos al
mercado de consumo más grande del mundo en 1848, o bien, la división entre 1
Aridoamérica a donde ésta se coloca, en contraste con la Mesoamérica según la
propuesta de Paul Kirchhoff (1967 [1943]). En ello se implican diversos
procesos precedentes desde la colonia, por ejemplo, Cuello (1990: 171) señala
que “el noreste funcionó como periferia y colonia interna del centro de México
y de los centros mineros del norte situados dentro de dicha región. Ese doble
papel le dio al regionalismo en el noreste una sorprendente unidad temática en
su desarrollo histórico y una identidad, plenamente consciente”.

La singularidad y diversidad es algo característico de México y el noreste no


escapa a dicha lógica como señala Isabel Ortega Ridaura (2006), “no es posible
hablar de México como un todo homogéneo con características similares en
cuanto a población, economía, sociedad, grado de urbanización, cultura y
costumbres, de ahí la importancia de los estudios regionales que frente a las
explicaciones macro obligan a voltear la mirada y distinguir las peculiaridades
que lo local, lo regional, le imprimen a los fenómenos y procesos económicos,
políticos, sociales, culturales e incluso espaciales”(: 11).

En ese contexto, la región noreste como unidad, cobra particular sentido al ser
una zona con lazos definidos por contigüidad territorial, condición fronteriza
limítrofe con Texas, su historia común e incluso la presencia de rasgos culturales
compartidos; lo que demuestra una breve revisión de estudios en torno al
noreste mexicano, así como algunos eventos que han reunido a distintos
investigadores especialistas e interesados sobre dicha región como los es el
“Coloquio Internacional del noreste mexicano y Texas. Violencia: significados
y desafíos”, que permiten una organización temática y entrever algunas de las
líneas principales que se han abordado en esta región, para lo cual nos
basaremos en la propuesta de dicho Coloquio para mencionar cuatro grandes
ejes de investigación que destacan en el noreste y algunas de sus temáticas más
significativas, lo que permitirá resaltar algunas de sus particularidades y como
estas cobran un sentido significativo en su vinculación con otras regiones como
2
la llamada región Centro-norte que comprende los estados de San Luis Potosí,
Querétaro, Zacatecas y Guanajuato a grandes rasgos.

Temáticas generales

Existen cuatro grandes ejes que comprenden los estudios regionales del
Noreste: 1) Historia, 2) la gente, 3) la cultura y el espacio físico y 4) económico,
donde se inscriben diversas temáticas como: la interculturalidad, Migración,
Género y sexualidad, Subsistencia y cultura alimentaria, Medios de
comunicación, Procesos sociopolíticos, Indígenas: adaptación y exterminio,
Modernidad neoliberal vs. patrimonio cultural y natural, Educación,
Colonización y Expresiones artísticas. Esto según la realidad y preocupaciones
propias de la región, basada en la propuesta del Coloquio mencionado, así pues,
coincidiendo con la revisión de algunos trabajos de los que se enunciaran a
continuación en su vinculación con otras regiones puntualizando la región
Centro-norte.

Temáticas sobresalientes de la historia

En cuestión de Historia para el caso del noreste son abundantes las fuentes y
vínculos interdisciplinarios como lo demuestra el texto, “Estudios de historia
del noreste”, que presenta la Sociedad Nuevoleonesa de Historia Geografía y
Estadística (1972) como inauguración del “Congreso de Historia de Noreste
mexicano”, donde participan diversos autores reconocidos como Luis
González, Rafael Montejano y Aguiñaga, Joe B. Frantz González de la Garza,
entre otros, quienes reúnen un compendio de las diversas problemáticas del
noreste desde la época colonial, hasta los contextos de los 70s en la
configuración regional y la identidad. Algunos de los aspectos que resaltan son
las propuestas metodológicas para la construcción regional a partir de las
fuentes históricas, así como la oralidad; también se destacan como ejemplos 3
temáticos: las fundaciones, las misiones, la inquisición, el papel del imperio y la
república, la esclavitud legalizada en Tamaulipas, así como el papel de los
Tlaxcaltecas en los procesos de conquista y dominación que configuraron
estructuras de poder en el noreste, pasando por Querétaro, San Luis Potosí,
Guadalajara, Nayarit, Zacatecas, Coahuila, Nuevo león, Tamaulipas, Sonora,
Guanajuato, La Alta y Baja Californias, Nuevo México, Florida, Texas, etc,
temática que ha sido profundamente trabajada en cuestión de historia por
diversos autores como lo demuestra el texto “La Tlaxcaltequidad: XIII jornadas
sobre la identidad del noreste” editado por el Gobierno del Estado de Tlaxcala
en 1998.

La gente del mezquite: un punto de partida

A pesar de la riqueza de los abundantes estudios históricos del noreste, estos se


concentran mayormente en la historia del conquistador y poca atención se le
puso a la visión del conquistado; no obstante, dentro de la misma línea, uno de
los autores que intenta voltear la mirada hacia el extremo opuesto es Carlos
Manuel Valdez, destacando su texto: “La gente del mezquite, los nómadas del
noreste en la colonia” (1995), mismo que constituye un importante aporte,
incluso a campos como la propia antropología, por aglutinar una multiplicidad
de temas concernientes a la vida de la gente e historia del noreste, y por lo tanto
permite un punto de partida para los antecedentes antropológicos.

En dicho libro el autor reflexiona el problema de la identidad de los pueblos


indígenas del noreste presentando una reconstrucción histórica de la vida, las
prácticas y cultura-naturaleza desarrollada en el desierto del noreste de los
diversos pueblos que habitaron durante la colonia; todo ello apoyado de la
arqueología y las fuentes históricas con un enfoque de la ecología cultural, que
le permite al autor exponer un riguroso análisis teórico y metodológico que
aporta importantes reflexiones y datos para la profundización de nuevas
temáticas en la zona, como lo pueden ser diferentes vínculos con la región
Centro-norte, destacando la interacción de aquellos pueblos con guachichiles,
4
negritos, zacatecas, y otros grupos que compartieron esta última región
mencionada, donde se pueden enunciar perfectamente a los pames.

Este trabajo es uno de los pocos que pone énfasis a la vida de aquellos pueblos,
de ahí su importancia para campos como la propia antropología; sin embargo,
como lo señala Sariego (2008) “existe un vacío académico dentro de la
antropología explicable si se tiene en cuenta que en México la tradición
antropológica ha estado desde sus orígenes ligada al estudio de la arqueología
de las altas culturas mesoamericana y maya, así como al de las culturas indígenas
y rurales de las regiones del centro, sureste y Golfo de México. El centralismo
con el que operan muchas instituciones públicas vinculadas al campo de las
disciplinas antropológicas tampoco ha sido el entorno más adecuado para
desarrollar el quehacer académico de este campo del conocimiento en el norte
del país. Y, sin embargo, el panorama de las sociedades y grupos humanos de
esta zona constituye un escenario privilegiado para estudiar”.
El mitote como unidad diversidad, norte-noreste y centro.

Como ejemplo y propuesta de lo señalado, el trabajo de Valdez es además un


punto de referencia para contrastar estas problemáticas, por ejemplo, uno de
los aspectos importantes que destaca dicho autor son las expresiones artísticas
y político-religiosas de los grupos norteños como el mitote, mismo que
constituye un hecho social total1 norteño “donde la práctica en cuestión
permitía un encuentro así como un puente entre diversos grupos indígenas, ya
que servía para hacer predicciones, alianzas matrimoniales, políticas, para
preparar futuras guerras contra otros grupos, o bien –durante la colonia– a los
españoles; todo ello marcado por las condiciones del desierto” (González 2016),
lo que permite reflexionar precisamente sobre la identidad norteña asociada al
mitote y la violencia ritualizada, que evoca grandes problemáticas actuales como
el narcotráfico, pero también aquellas asociadas al desierto como paisaje
cultural; como objeto de estudio, que como señalan Ruiz, Roque y Coronado
(2014) “tiende a mostrar no solo el nivel de organización social y económico de
5
los grupos humanos, desplegados sobre el territorio, sino también los valores
intrínsecos que se asocian en este proceso de mutación y transfiguración de los
espacios (culturales, económicos, tecnológicos, ambientales e históricos) y que
en este sentido adquieren significados patrimoniales, como una herencia
compartida”.

De tal modo, el mitote como símbolo norteño múltiples regiones,


particularmente en el noreste destaca Moisés Valadez Moreno (1997) con su
artículo: “Practicas shamanicas y el mitote indígena en Nuevo León; Mitote,
celebración y ritual entre los antiguos indígenas del norcentro y noreste de
México de Jesús Ramírez Almaraz (2000) y El mitote, ceremonia ritual de los

1
Como lo señalara M. Mauss en su “Ensayo sobre el don”, un hecho social total se expresa a la vez y de
un golpe todo tipo de instituciones: religiosas, jurídicas y morales –que, al mismo tiempo, son políticas y
familiares–; económicas –y éstas suponen formas particulares de la producción y el consumo o, más bien,
de la prestación y la distribución-; sin contar los fenómenos estéticos a los que conducen esos hechos y los
fenómenos morfológicos que manifiestan tales instituciones (Mauss, 2009 [1925]: 70).
indios de Coahuila de Eduardo Macías Flores (2015). Y que también se vinculan
con estudios particulares de las cosmovisiones del Occidente como demuestran
los trabajos de Jáuregui y Neurath (1998); Guzmán (2000); Neurath (2001,
2002), Alcocer (2003); Escalante (2005); Reyes (2006); Alvarado (2004, 2006);
De la Mora (2007); De la Torre (2007); De La Cruz (2008); Valdovinos (2005,
2009) por mencionar algunos, misma que se amplía con estudios recientes como
los de González Dávila (2012) quien muestra a través de una comparativa entre
los apaches y los grupos del Gran Nayar que el mitote está vinculado
históricamente con el ceremonial dancístico y reunión social llamada Powwow de
los grupos indígenas de Norteamérica; sobre este último, Eschbach y Kalman
(2000) dan evidencias de las conexiones entre los indígenas nativos de Alaska
en su participación en dicho ceremonial de los indígenas Norteamericanos2.

La movilidad de que de estos grupos presenta Valdez y sus relaciones por medio
del mitote evocan la temática de la migración como un referente persistente de
la vida de la gente en aquella zona y que actualmente persisten bajo facetas en
6
torno a los nuevos ordenes económicos, a los cuales se suman en su
configuración y problemática diversos grupos no solo naciones ya sean
mestizos o indígenas, aunque si bien, constituye un paso hacia las tierras del
Gigante de la economía, también muchos se han asentado en las grandes urbes
del noreste; lo que por un lado permite entrever su complejidad y por otro
refuerza la idea de estructuras prevalecientes desde la antigüedad que no solo se
limitan a un pasado nómada de cazadores recolectores3.

2
Citados en González 2016.
3
El reciente descubrimiento de un pueblecito, 40 kilómetros al noroeste de Monterrey, desafía la visión
convencional del interior del noreste de México como el dominio de los cazadores y recolectores puramente
nómadas durante toda la prehistoria. Las Casitas consta de cincuenta y tres habitaciones subterráneas y
cuarenta y ocho depresiones más pequeñas alineadas en tres niveles ligeramente arqueados en un pequeño
valle adyacente a Boca de Potrerillos, un enorme complejo de campamentos y petroglifos abierto que ahora
es un parque arqueológico. Otras características del sitio son unos 325 hogares que rodean las depresiones
y un conjunto de artefactos muy limitado que sólo cuenta con treinta y siete artículos. Dos hogares
produjeron muestras de radiocarbono que datan de la ocupación del sitio hasta aproximadamente 1450,
justo antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo. Las Casitas aporta la primera evidencia de la
existencia de sedimentos semi-sedentarios
Otro de los aspectos enunciados en el problema de la identidad es la música,
dentro de l cual destacan los trabajos de García Flores (1993), quien en su texto:
“¡Puro mitote!, La música, el canto y la danza entre los chichimecas del noreste”,
muestra la complejidad de músicas y danzas prehispánicas tan sólo en el noreste
mexicano, y recientemente en su artículo “La música tradicional en el noreste
de México” expone aspectos relevantes de las transformaciones y construcción
del imaginario de lo norteño a través de la música influido por el contexto
mercantil capitalista, como recientemente afirma: “… no tengo constancia de
que su uso se remonte más allá de la década de 1980. Antes de esos años, lo
más habitual era referirse a la música norteña y en el medio de la industria
disquera era habitual el que ni siquiera se etiquetara: era sencillamente música
regional. La demarcación de un noreste respondió a la necesidad de reconocer
ámbitos regionales más precisos que el ambiguo norte, en medida que se
incrementaban las recolecciones de campo, así como de diferenciar las
expresiones populares, por lo general rurales frente a la producción musical 7
mercantil” (2006: 233).

Dicha afirmación permite reflexionar sobre los imaginarios de lo norteño en un


contexto socioeconómico y político en el cual se ha venido configurando la
región noreste, y que de algún modo permite la generación de una identidad
homogénea ante el mundo. Ciertamente los estudios del noreste no se reducen
exclusivamente a la migración y al mitote, sino que lo mencionado es solo un
ejemplo de las potencialidades antropológicas que podrían abarcarse en un
futuro próximo.

Bibliografía
Corrales C. Salvador (2015). Economía e infraestructura en la frontera noreste
de México, El Colegio de la Frontera Norte, A.C. México.
Cuello, José. (1990). El norte, el noreste y Saltillo en la Historia colonial de
México. Cuedado de edición Carlos Manuel Valdez, Archivo municipal de
Saltillo, México.
Diversos Autores. (1998). “La Tlaxcaltequidad: XIII jornadas sobre la identidad
del noreste”. Gobierno del estado de Tlaxcala, México.
García Flores, R. (1993). ¡Puro mitote!, La música, el canto y la danza entre los
chichimecas del noreste, Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey México.
González Antonio A. (2016). “Un análisis antropológico del mitote xi’iui
(pame) de Santa María Acapulco, San Luis Potosí”. Tesis de Maestría, Facultad
de Ciencias Sociales y Humanidades, SLP.
Ortega Ridaura, Isabel (coord). (2006). El noreste: reflexiones, Fondo editorial
de Nuevo León. México.
Ramírez Almaráz, J. (2000). “Mitote, celebración y ritual entre los antiguos
indígenas del norcentro y noreste de México”, en Revista de diálogo cultural, vol.
18, Conaculta pp. 17-19.

Ruiz, Carlos R.; Roque, Carlos A.; Coronado, Luis E. (2014). “Paisajes
culturales y patrimonio en el Centro-norte de México”, siglos XVII al XX, Ed.
El Colegio de San Luis, México.
Sariego Rodríguez, Juan Luis; (2008). En la búsqueda de una antropología del
norte de México. La experiencia de los coloquios Carl Lumholtz. Nóesis.
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8
Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística. (1972). Estudios
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Solveig A. Turpin, Herbert H. Eling, Jr., Moisés Valadez Moreno 1997
Continuidades en las Tradiciones Arquitectónicas: Los Subterráneos de México
Prehistórico y Moderno del Norte Arqueólogo norteamericano Vol. 18,
Número 2, págs. 105 – 120 Fecha de la primera publicación: noviembre-28-
2016 10.2190 / NXRG-FRV0-7H3E-PXRH
Valadez Moreno, M. (1997). “Practicas shamanicas y el mitote indígena en
Nuevo León”, en Revista de Humanidades, no. 3, otoño, México, Tecnológico
de Monterrey, pp. 191- 199.
Valdés, Carlos M. (1995). La gente del Mezquite: Los Nómadas Del Noreste en
la Colonia, México, CIESAS, México.

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