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Sabado - 34ª semana.

Tiempo Ordinario Año Par (Ap 22, 1-7; Lc 21, 34-36)


Aquí termina el tiempo ordinario Año II, Domingo Ciclo B
INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
«VELAD, PUES, Y ORAD EN TODO TIEMPO»
 «Jerusalén. Jesús sigue en el Templo enseñando a sus Discípulos».
 «Procurad que vuestros corazones no se emboten por la crápula, la
embriaguez y las preocupaciones de la vida».
 «Porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros».
 «Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que
ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada

Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza: porque de ti nació el sol de
justicia, Cristo nuestro Dios, por quien fuimos salvados y redimidos.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa: santa María en sábado, memoria libre. 1 de Diciembre 2018


La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

"He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado


la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el
Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado
con amor su Manifestación." (2 Tim.4,7-8.)
•PENDIENTE.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Esperanza perseverante. (Año II. Ap 22,1-7; Lc 21,34-36)


Año II. El Libro del Apocalipsis nos da hoy una visión optimista del futuro: el río de vida
enfila hacia el árbol de vida. Son Dios mismo y el Cordero de Dios los que nos dan una
vida maravillosamente fértil y duradera.
Evangelio. Todavía, el evangelio nos avisa. No debemos elegir el camino fácil de la
indiferencia o del mal. Habremos de rendir cuentas al Hijo del Hombre. Tenemos que
vigilar, de tal forma que podamos estar ante él con confianza. Pero nuestra esperanza es
grande. Somos un pueblo de esperanza.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• PENDIENTE.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh Dios, salvador nuestro: Hace mucho tiempo enviaste a tu Hijo Jesús entre nosotros,
pero hemos sido poco conscientes de su presencia y además muchas veces le escondemos
a otros. Despiértanos, Señor; haz que le reconozcamos, que él sea la luz de nuestras vidas
y que nosotros conduzcamos a nuestros hermanos con entusiasmo hacia él. Que él
construya, entre nosotros y con nosotros, un mundo mejor y un reino de paz y amor en
el que te sirvamos compartiendo los unos a los otros, mientras caminamos animosos con
esperanza hacia tu hogar de descanso y alegría sin fin. Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor.
Dios todopoderoso, concede a tus fieles, alegres bajo la protección de la santísima Virgen
María, verse libres, por su intercesión, de los males de este mundo y alcanzar los gozos
eternos del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Apocalipsis 22,1-7

Ya no habrá más noche, porque el Señor los iluminará.


1 Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, transparente como el cristal, que salía
del trono de Dios y del Cordero.
2 En medio de la plaza de la ciudad, a uno y otro lado del río, había un árbol de vida que
daba doce cosechas, una cada mes, cuyas hojas servían de medicina a las naciones.
3 Ya no habrá nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus
servidores le rendirán culto,
4 contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente.
5 Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios
alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos.
6 Y alguien me dijo: -Éstas son palabras verdaderas y dignas de crédito. El mostrar a sus
servidores lo que ha de ocurrir en breve.
7 Mira que estoy a punto de llegar. ¡Dichoso el que preste atención a las palabras
proféticas de este libro!
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
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No hay reflexion.
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• La última visión del libro del Apocalipsis nos presenta «un río de agua viva» (v. 1) y «un
árbol de vida» (v. 2) sorprendentemente fructífero, cuyas hojas tienen también un poder
terapéutico. Las imágenes son extremadamente claras; más aún, la claridad se hace cada
vez mayor al final de este libro. El evangelio que de él procede, la bienaventuranza
prometida, la perspectiva de gran bienestar, están delante de todos nosotros, están a
nuestra disposición: «Ya no habrá nada maldito... Ya no habrá noche... el Señor Dios
alumbrará a sus moradores» (w. 3.5): aquí se indica el paso de las imágenes a la realidad.
La luz que necesita el creyente es su Dios; la medicina que necesita es su Redentor; la
vida que anhela sólo puede ser don de Dios.
El libro del Apocalipsis no puede dejar de acabar con una perspectiva profética: «Mira que
estoy a punto de llegar» (v. 7a). A esta promesa le sigue una bienaventuranza: «¡Dichoso
el que preste atención a las palabras proféticas de este libro!» (v. 7b; cf. 1,3). Es fácil
intuir que la bienaventuranza del creyente está ligada, en parte, a las palabras de Jesús
consignadas en el evangelio y, en parte, a esta promesa.
Estamos, efectivamente, en camino, entre el ya y el todavía no, sostenidos por la fe y
animados por la esperanza: por eso nuestra bienaventuranza sigue estando incompleta,
hasta que vuelva el Señor para llevar a cabo un encuentro de comunión y de paz perennes.
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Vigías del futuro – en guardia Apocalipsis 22,1-7. «El ángel del Señor me mostró... el
río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero». El
río del Apocalipsis recuerda el del Génesis, que salía de la tierra para regar el jardín del
Edén; y evoca también el torrente de la visión de Ezequiel, que salía del templo para ir a
sanear el mar Muerto. El simbolismo es claro: la vida viene directamente de Dios y del
cordero; por eso la visión del río se prolonga en la del árbol de la vida, de virtudes
medicinales y con una fertilidad propiamente escatológica. Vida y luz: tales son las
características de la Jerusalén celestial, puesto que «la gloria de Dios la ilumina, y su
lámpara es el Cordero» (21,23).
Es de lamentar que la liturgia haya escamoteado los últimos versículos del libro,
concretamente los que describen el encuentro de la esposa con el cordero (22,17), ya que
estos versículos son esenciales para medir todo el alcance del apocalipsis de Juan. En
efecto, hay que insistir en el hecho de que esta obra no narra «un simple retorno a la
edad de oro primitiva, sino más bien el cumplimiento de un plan anunciado proféticamente
por la historia del comienzo» (P. Pringent). Cristo está en el centro del Apocalipsis; es El
quien abre las puertas del paraíso (22,3 indica que se ha levantado la antigua maldición).
Por eso hay que preguntarse cuándo y cómo se lleva a cabo este acceso. En otras palabras,
¿está el Apocalipsis totalmente orientado hacia el futuro?
El tema milenarista, como hemos indicado, insiste en el hecho de que la llegada del Reino
permite, ya desde el momento presente, la participación en la vida de Cristo. En efecto,
desde la resurrección, la espera del Reino ha encontrado su cumplimiento. Cristo está ya
en los sacramentos, especialmente en el bautismo y en la eucaristía (tal es el sentido
obvio del agua de la vida y del Maraña thaj. Así pues, el apocalipsis de Juan no se libra de
la tensión escatológica que caracteriza el tiempo de la Iglesia, sino que, por el contrario,
se esfuerza en iluminar el «ya» y el «todavía no». Es sacramental de arriba a abajo.
Del salmo 94, la liturgia ha conservado solamente el salmo de peregrinación. Acompaña
a la procesión de los cristianos que van al encuentro del Cordero inmolado y en pie sobre
la montaña de Dios.
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No hay reflexion.
www.caminando-con-jesus.org

Primera visión de la Jerusalén celestial: cielo nuevo y tierra nueva. El cuerpo resucitado
de Cristo fue el principio de este universo nuevo, espiritual y material que esperamos.
Pero ahora, su poder de resurrección ha transformado el mundo entero.
En el paraíso había una fuente de vida perdida por el pecado, que los hombres siempre
buscaron. La misma que Ezequiel identifica como agua viva y que más tarde Jesús
promete a la samaritana.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 94
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su
presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano
las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo
hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es
nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Lc 21, 36 abd


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Lucas 21, 34-36

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
34 Procurad que vuestros corazones no se emboten por el exceso de comida, la
embriaguez y las preocupaciones de la vida, porque entonces ese día caerá de improviso
sobre vosotros.
35 Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la
tierra.
36 Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y
podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Benedicto XVI, Ángelus 2-diciembre-2012


La Virgen María encarna perfectamente el espíritu de Adviento, hecho de escucha de Dios,
de deseo profundo de hacer su voluntad, de alegre servicio al prójimo. Dejémonos guiar
por ella, a fin de que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos, sino que
pueda, en cada uno de nosotros, extender un poco su reino de amor, de justicia y de paz.

1 Contexto. La palabra se ilumina.


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34-38. Lucas da la última palabra a la exhortación.


34-36. tened cuidado: Lucas utiliza la ambientación escatológica como vehículo para
una minicatequesis de advertencias. Sobre paralelos de estas exhortaciones, cf. 8,11-15;
11,543; 12,22-31.45; 18,143.
En estos versículos concluye Lucas el discurso con una exhortación a la vigilancia. Van
escritos en estilo helenístico, sin paralelismo. Bultmann observa que tenemos aquí «una
formulación helenística muy tardía, con unos términos tan característicos y afines a los de
Pablo que se podría aventurar la idea de que Lucas se está sirviendo de un fragmento de
una epístola, hoy perdida, escrita por Pablo o alguno de sus discípulos» (HST 119). Para
el v. 34, cf. 1 Tes 5,1-3; para el v. 34a, cf. 1 Tes 5,7; para el v. 36, cf. 1 Tes 5,8-10.18.
Incluso aparece el raro término griego agrypneo (estar en vela).
36. orando en toda ocasión: Idea típicamente lucana. De esta breve sección se
desprende claramente que Lucas (a diferencia de 1 Tes) eliminó la idea de una parusía
inminente. Todos se verán afectados por perturbaciones repentinas, lo que hace necesaria
una continua vigilancia. Todos, por otra parte, tendrán que ver algo con la parusía. La
vida que una persona lleve ahora determinará cómo haya de «comparecer ante el Hijo de
hombre». En las últimas palabras dichas en público por Jesús escuchamos un eco de las
primeras que pronunció: cf. 6,20-23; 8,14; 9,23-27.
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• Dos son los aspectos que pone Jesús de relieve en esta parte final del «discurso
escatológico»: negativamente, pone en guardia contra el debilitamiento interior;
positivamente, invita a tener ánimo y fuerza en vistas al testimonio. Ahora bien, la
intención primaria de Jesús es preparar a sus discípulos para la lucha espiritual que no
dejará de caracterizar su experiencia histórica. En las palabras de Jesús podemos intuir
que, si han de ser temibles los ataques del exterior, no lo serán menos las debilidades
interiores. La fidelidad al Evangelio exige vigilancia sobre nosotros mismos y fuerza de
resistencia con los otros.
«Velad, pues, y orad en todo tiempo» (v. 36): en esta doble invitación vemos
sintetizadas las actitudes necesarias -más aún, indispensables- para quien pretenda
considerarse discípulo de Jesús. Estas dos actitudes, bien consideradas, no tienen que ver
sólo con la vida personal, sino también con la comunitaria; son, sobre todo, el indicador
de una expectativa y una esperanza que deben consumarse todavía. Con la certeza de
que todos deberemos comparecer «ante el Hijo del hombre» (v. 36), nos indica Jesús la
necesidad de proceder a algunas opciones decisivas, sin las cuales sería incierto nuestro
camino. En primer lugar, vigilancia: ésta implica un examen crítico del tiempo en el que
vivimos, una presencia crítica en el tejido social en el que trabajamos y discernimiento
crítico de las propuestas de salvación que vienen de otras orillas. En segundo lugar,
renuncia: a fin de prepararnos para el encuentro con el Señor, para mantenernos en una
actitud de pureza interior y exterior, y no mostrarnos indulgentes con las seducciones del
mundo y del Maligno.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

Mientras esperan, los discípulos deben «velar», o sea, mantenerse preparados, «vigilarse
a sí mismos», abstenerse de todo lo que distrae de la tensión hacia el encuentro supremo
con Cristo: lo que embriaga y aturde embotando los sentidos espirituales, así como las
preocupaciones ligadas a la vida terrena. El que no vigile será cogido por sorpresa por la
venida del hijo del Hombre, como un animal capturado de improviso por el lazo (v. 35).
El «día del Señor» llegará, en efecto, a todos los habitantes de la tierra indistintamente.
La vigilancia debe ir acompañada por la oración (v. 36), a fin de que Dios nos proporcione
la fuerza necesaria para escapar de la ruina y poder comparecer sin temor ante el Juez.
Lucas completa, a continuación, esta secuencia sobre el deber de la vigilancia con una
especie de resumen sobre los últimos días de la actividad de Jesús en la ciudad santa y
sobre la acogida interesada por parte de la gente: «Jesús enseñaba en el templo durante
el día, y por la noche se retiraba al monte de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para
ir al templo a escucharle. (vv. 37s).
www.sermonwriter.com

No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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Lucas 21:34-36. Y mirad por vosotros


¡Ahora llegamos al punto! “Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados
de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre
vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz
de toda la tierra” (vv. 34-35). Jesús nos ha instruido en cuanto a las señales que debemos
esperar, y nos ha explicado el significado de esas señales. Ahora, nos advierte que
debemos estar preparados. Es como si Jesús nos estuviera preparando para estar alertas
para cuando llegue algo maravilloso, como la llegada del novio (Mateo 25:1-13). Ése será
un tiempo de gran alegría para los que están preparados y alertas, pero esperar puede
ser aburrido. ¿Quién puede mantenerse despierto hora tras hora, mirando a la oscuridad?
¿Cuál es el daño si nos dormimos de vez en cuando? La respuesta es que la falta de
preparación puede llevarnos al desastre.
Jesús menciona tres Comprometedores de Preparación (v. 34):
• Glotonería
• Embriaguez
• Las preocupaciones de esta vida
El primer comprometedor es glotonería. La palabra griega, kraipale, se utilizaba
comúnmente para referirse a la nausea que sigue la embriaguez (Culpepper, 409, citando
a Robertson, World Pictures in the New Testament, Vol. 2). Mi diccionario define glotonería
como “satisfacción de placeres extravagantes, inmoderados, y libertinos,” que concuerda
con el significado de la palabra griega. Anote cuanto tiene en común con el segundo
Comprometedor, embriaguez.
Sin embargo, mi diccionario también define glotonería como “proceso en el cual se usa o
se pierde mucha energía sin el cumplimiento de trabajo útil.” De nuevo, esto concuerda
con embriaguez, una condición en la que se desperdician energía y recursos sin ningún
propósito útil. Glotonería es lo opuesto de servir, que trata de hacer el máximo de los
recursos dados por Dios. Glotonería desperdicia tiempo, dinero, relaciones, y vidas.
El segundo gran Comprometedor, embriaguez, generalmente asociado con el alcohol,
aplica también a los efectos intoxicantes de otras drogas. ¿Es estirar demasiado este punto
al decir que algunas personas también se intoxican de poder – ambición – conquista
sexual?
La embriaguez aplana nuestras inhibiciones y nuestro juicio y reduce nuestra capacidad
mental y física. ¿Cómo podemos estar alertas si estamos embriagados?
Si glotonería es lo opuesto de servicio, el tercer Comprometedor, la preocupación, es lo
opuesto de fe. Como glotonería, preocupación consume energía sin cumplir nada. Estamos
tan cansados después de un día de preocupación como después de un día de trabajo –
pero el trabajo nos deja con un sentimiento de logro mientras que la preocupación solo
nos deja con la tensión alta. La preocupación también paraliza, haciendo difícil que
respondamos de manera apropiada cuando vemos que el peligro se acerca.
Unos cuantos miembros de nuestra congregación tienen problemas con glotonería y
embriaguez, pero muchos tienen problemas con “las preocupaciones de esta vida.” Éste
es un tema posible para un sermón sobre este texto. Gente sentada en los bancos de la
iglesia se sorprenderá al saber que Jesús pone preocupación en el mismo grupo con
glotonería y embriaguez. Preocupación parece leve en comparación, pero mata nuestros
espíritus y nuestra fe. Preocupación afecta a más cristianos que la glotonería y la
embriaguez juntos.
“Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas
estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre” (v.
36). Jesús nos pide que estemos alertas y que oremos. El orar nos ayuda a evitar la
glotonería, la embriaguez, y la ansiedad. Orar nos mantendrá abiertos y listos para recibir
las bendiciones de Dios, y dirigirá nuestra energía espiritual para cumplir la voluntad de
Dios.
Para los que están en Cristo, este texto no es uno de abatimiento ni sentencia. Es una
llamada para prepararnos y para permanecer preparados, porque nuestra redención se
acerca (v. 28). Para cristianos, estos eventos cósmicos “significarán que sus días de
sufrimiento pronto terminarán” (Hendricksen, 941).
www.ocarm.org

Oración inicial
Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu
gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 21,34-36
Reflexión
• Estamos llegando al final del largo discurso apocalíptico y también al final del año
litúrgico. Jesús da un último consejo convocándonos a la vigilancia (Lc 21,34-35) y a la
oración (Lc 21,36).
• Lucas 21,34-35: Cuidado para no perder la conciencia crítica. “Cuidad que no se
emboten vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones
de la vida y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá
sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra”. Un consejo similar Jesús lo había
dado ya cuando le preguntaron sobre la llegada del Reino (Lc 17,20-21). El responde que
la llegada del Reino acontece como un relámpago. Viene de repente, sin previo aviso. Las
personas han de estar atentas y preparadas, siempre (Lc 17,22-27). Cuando la espera es
larga, corremos el peligro de quedar desatentos y no prestar más atención a los
acontecimientos “los corazones se embotan por el libertinaje, por la embriaguez y por las
preocupaciones de la vida”. Hoy, las muchas distracciones nos vuelven insensibles y la
propaganda puede hasta pervertir en nosotros el sentido de la vida. Ajenos a los
sufrimientos de tanta gente del mundo, no percibimos las injusticias que se cometen.
• Lucas 21,36: La oración como fuente de conciencia crítica y de esperanza.
“Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza, logréis escapar y
podáis manteneros en pie delante del Hijo del hombre. . La oración constante es un medio
muy importante para no perder la presencia de espíritu. La oración nos ayuda a
profundizar en nosotros la conciencia de la presencia de Dios en medio de nosotros y, así,
sacar fuerza y luz para aguantar los malos días y crecer en la esperanza.
• Resumen del Discurso Apocalíptico (Lc 21,5-36). Hemos pasado cinco días, desde
el martes hasta hoy sábado, meditando y profundizando sobre el significado del Discurso
Apocalíptico para nuestras vidas. Los tres evangelios sinópticos traen este discurso de
Jesús, cada uno a su manera. Vamos a ver de cerca la versión que nos ofrece el evangelio
de Lucas. He aquí un breve resumen de lo que meditamos esos cinco días.
Todo el Discurso Apocalíptico es un intento para ayudar a las comunidades perseguidas a
situarse dentro del conjunto del plan de Dios y así tener esperanza y valor para seguir
firme por el camino. En el caso del Discurso Apocalíptico del evangelio de Lucas, las
comunidades perseguidas vivían en el año 85. Jesús hablaba en el año 33. Su discurso
describe las etapas o las señales o de la realización del plan de Dios. En todo son 8 señales
o periodos desde Jesús hasta el final de los tiempos. Leyendo e interpretando su vida a la
luz de las señales dadas por Jesús, las comunidades descubrían en qué medida estaban
realizando el plan. Las siete primeras señales habían acontecido ya. Pertenecían todas al
pasado. Pero sobre todo en la 6ª y en la 7ª señal (persecución y destrucción de Jerusalén)
las comunidades encuentran la imagen o el espejo de lo que estaba ocurriendo en el
presente. He aquí las siete señales:
Introducción al Discurso (Lc 21,5-7)
1a señal: los falsos mesías (Lc 21,8);
2a señal: guerras y revoluciones (Lc 21,9);
3a señal: nación contra otra nación, un reino contra otro reino, (Lc 21,10);
4a señal: terremotos en varios lugares (Lc 21,11);
5a señal: hambre, peste y señales en el cielo (Lc 21,11);
6ª señal: la persecución de los cristianos y la misión que deben realizar (Lc 21,12-19) +
Misión
7ª señal: la destrucción de Jerusalén (Lc 21,20-24)
Al llegar a esta última señal, las comunidades concluyen: “Estamos en la 6ª y en la 7ª
señal”. Y aquí viene la pregunta más importante: “¿Cuánto falta para que llegue el fin?” A
aquel que está siendo perseguido no le importa el futuro distinto, quiere saber si estará
vivo el día siguiente o si tendrá la fuerza para aguantar la persecución hasta el día
siguiente. La respuesta a esta pregunta inquietante la tenemos en la octava señal:
8ª señal: cambios en el sol y en la luna (Lc 21,25-26) que anuncian la llegada del Hijo del
Hombre. (Lc 21,27-28).
Conclusión: falta poco, todo está conforme con el plan de Dios, todo es dolor de parto,
Dios está con nosotros. Nos da fuerza para aguantar. Vamos a testimoniar la Buena Noticia
de Dios traída por Jesús.
En definitiva, Jesús confirma todo con su autoridad (Lc 21,29-33).
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Quien quiera seguir a Jesús por el camino de la salvación ha de saber que es ciertamente
importante creer en él y mantener fijo el corazón en sus enseñanzas, pero es igualmente
importante perseverar por ese camino hasta el final. El tema de la perseverancia
caracteriza todo el «discurso escatológico» de Jesús y, en consecuencia, nuestra vida de
creyentes. No es difícil entrever la dimensión dramática de la vida cristiana: en primer
lugar, porque existe la posibilidad de que seamos encontrados sin estar preparados para
el momento en el que vuelva el Señor. Esta posibilidad podría suscitarnos también
sentimientos de desconfianza y de desesperación; en realidad, puede ponernos en una
actitud de humildad, de expectativa y, por ello, de oración.
En esto consiste el valor de la oración cristiana y de su enlace con la actitud de la
vigilancia: la asiduidad a la oración nos mantiene cada vez más vigilantes; por otra parte,
la vigilancia nos permite dar tiempo a la oración. De este modo, la vida cristiana cobra
una unidad profunda que nos ayuda a superar toda dicotomía o confusión. El tiempo en
que vivimos es dramático también para nuestra debilidad personal: por ese motivo alude
Jesús a la fuerza necesaria para escapar a todo lo que va a suceder. Esa fuerza es don de
Dios y ha de ser pedida en la oración, pero esa fuerza crece asimismo con el ejercicio de
la fidelidad evangélica en la perseverancia a toda costa.
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Vigías del futuro – en guardia Lucas 21,34-36: En los primeros días del universo, en
un jardín de delicias, se levantaba un árbol de la vida. Su fruto estaba prohibido a los
hombres, y Satanás, el Divisor, había susurrado al hombre que, si comía de él, se
convertiría en Dios. Al final de la historia, una ciudad, en la que se reúnen todos los
hombres, baja del cielo, de junto a Dios, hermosa como una novia engalanada para su
esposo. En medio de la plaza, un árbol da su fruto doce veces al año: una vida dada con
sobreabundancia para todos y para siempre. La maldición ha terminado; la vida no tendrá
fin, y es el mismo Señor el que se convierte en la luz de la ciudad nueva.
Me diréis: quizás se trata de una promesa, pero sigue siendo un sueño. Una vez llegados
al final de este último libro de la Biblia y al final también de la lectura continuada del
evangelio de Lucas, una vez llegados al final del camino, se nos invita a reemprender de
nuevo el mismo itinerario: «¡Tened cuidado!» ¿Es que hemos estado girando en redondo?
Tal vez tengamos que rehacer incesantemente el mismo camino, siempre semejante y
siempre recorrido de una manera nueva. « ¡Tened cuidado!» La memoria de lo que nos
ha ocurrido no nos lleva a creernos colmados por nuestros sueños referidos al pasado. Y
cuando hemos rehecho nuestras fuerzas al borde del camino, lo hemos hecho con un pan
que ha calmado nuestra hambre, pero que también la ha exacerbado. Hemos caminado
hasta altas horas de la noche, pero aún no hemos llegado. Seguimos esperando la aurora.
Somos vigías del futuro, pero no nos dejamos obnubilar por él. El ojo que se fija
obstinadamente en un punto no ve nada alrededor. El futuro y la ciudad nueva son un
horizonte, pero el recorrido de nuestra marcha está por inventar; es preciso preparar de
muchas formas el camino, y el propio horizonte habrá de desplazarse con nuestro caminar.
« ¡Estad despiertos!» Nuestra espera tal vez se haga demasiado pesada, y la noche
resulta a veces demasiado profunda. Pero sigamos escuchando: Dios viene y no deja de
hacerlo. El día quiere nacer, y es precisamente por eso por lo que se construye ya hoy la
ciudad nueva. Es por eso por lo que nuestra historia presente tiene una dimensión de
eternidad. Porque, como tan acertadamente lo expresaba Péguy, he de creer que «yo, la
historia humana, yo, la historia temporal, tengo una cierta importancia; yo, la historia, en
mi larga historia, no hago nada ni cometo nada que no le interese de una manera casi
física y natural a Jesús, a Dios. Yo no cometo temporalmente nada que no se inserte casi
físicamente en el cuerpo mismo de Dios. Eso es el cristianismo. De lo contrario, no habría
ni tierra ni hombre en absoluto. No habría más que el cielo y los ángeles... De lo contrario,
no habrían valido la pena tantas complicaciones» (Dialogue de l'histoire et de l'ame
charnelle, Editions de la Pléiade, p. 391). Hoy, precisamente porque estamos vigilantes,
se alumbra el tiempo de Dios, porque, como dice el Señor, «mira que estoy para llegar.
Dichoso quien tiene presente el mensaje profético contenido en este libro».
www.fraynelson.com

Orar y Vigilar
1 El evangelio de hoy está en esa misma tónica: estar despiertos pero no angustiados;
atentos pero no desesperados; vigilantes del peligro pero no obsesionados con él. Y sobre
todo: orar. Dejar de orar ya es perder.
2 Necesitamos de la oración para que nuestros ojos vean como Dios ve. Necesitamos de
la oración para que nuestras fuerzas no sean sólo las nuestras, sino las de Él, que es el
único que conoce la magnitud, dirección y perversidad de lo que tendremos que sufrir.
Necesitamos de la oración porque ninguna previsión será perfecta y ningún razonamiento
podrá deducir cuándo es aquel día y aquella hora. Necesitamos de la oración, en fin,
porque ¿qué podrán temer los que han de comparecer ante el mismo que les concedió
orar con fe, con esperanza y con amor?
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Diálogo con Jesús


Señor mío, gracias por derramar todo tu amor sobre mí y bendecir a los míos con el regalo
de tu presencia poderosa. Lléname hoy de tu gracia, de tu poder, de tu compasión y de
todo lo que necesito para salir adelante. Te doy gracias por el ejemplo de Nuestra virgen
Madre, nuestra mejor modelo de servicio y de humildad. Como ella quisiera que mi
corazón siempre esté dispuesto a guardar tus enseñanzas y a meditarlas a profundidad.
Permite que sepa hoy llevar las adversidades y no perder jamás el control. Amén
Evangelio del día: Vigilar qué sucede en el fondo de tu corazón. Si un deseo te lleva
por el camino de humildad, es de Dios si es vanidad, no es de Dios.
Reflexión del Papa Francisco
Una de las actitudes del cristiano que quiere permanecer en el Señor: conocer qué sucede
en el propio corazón. Es necesario, saber discernir los espíritus, discernir si una cosa nos
hace permanecer en el Señor o nos aleja de Él.
Nuestro corazón siempre tiene deseos, tiene ganas, tiene pensamientos, Pero ¿estos
deseos son del Señor o nos alejan del Señor?.
He aquí entonces, que el Apóstol Juan nos exhorta a poner a la prueba lo que pensamos
y deseamos. Si esto va en la línea del Señor, así irás bien, si no, no va…
Poner a prueba los espíritus para probar si provienen verdaderamente de Dios, porque
muchos falsos profetas han venido al mundo. Profetas o profecías o propuestas: "¡Yo tengo
ganas de hacer esto!". Pero esto no te lleva al Señor, te aleja de Él.
Por esto es necesaria la vigilancia. El cristiano es un hombre o una mujer que sabe vigilar
su corazón. Y tantas veces nuestro corazón, con tantas cosas que van y vienen, parece
un mercado de barrio: de todo, tú encuentras de todo allí... ¡Y no! Debemos tantear, esto
es del Señor y esto no es, para permanecer en el Señor.
¿Cuál es el criterio para entender si una cosa viene de Cristo o del anticristo? San Juan
tiene una idea clara, simple: "Cada espíritu que reconoce a Jesucristo, venido en la carne,
es de Dios. Cada espíritu que no reconoce a Jesús no es de Dios: es el espíritu del
anticristo".
Pero ¿qué significa, por tanto, reconocer que el Verbo ha venido en la carne?. Quiere
decir: "reconocer el camino de Jesucristo, reconocer que Él, siendo Dios, se ha abajado,
se ha humillado hasta la muerte de cruz".
Ese es el camino de Jesucristo: el abajamiento, la humildad, la humillación también. Si un
pensamiento, si un deseo te lleva por ese camino de humildad, de abajamiento, de servicio
a los demás, es de Jesús. Pero si te lleva por el camino de la suficiencia, de la vanidad,
del orgullo, por el camino de un pensamiento abstracto, no es de Jesús.
Tantas veces, nuestro corazón es un camino, pasan todos por allí... Poner a la prueba. ¿Y
elijo siempre las cosas que vienen de Dios? ¿Sé cuáles son aquellas que vienen de Dios?
¿Conozco el verdadero criterio para discernir mis pensamientos, mis deseos?
Pensemos esto y no olvidemos que el criterio es la Encarnación del Verbo. El Verbo ha
venido en la carne: ¡Éste es Jesucristo!. (Homilía en Santa Marta, 07 de enero de 2014)
Oración de Sanación
Señor, siempre me cuidas de que no tome malos caminos, me guías con tu Palabra
ofreciéndome recomendaciones para vigilar el corazón.
Debo estar alerta, no abandonarme a mis propios criterios, porque el enemigo malo es
como un león rugiente que busca a quien devorar.
Dame de tu sabiduría, para tomar las mejores decisiones en mi vida. Quiero alcanzar la
felicidad, llenarme de bendiciones y sólo de tu mano es posible.
Vigila mis pensamientos, que no me pierda tras el deseo estéril de solo alcanzar logros
terrenales, olvidándome de tus promesas y tus bondades.
No quiero caer en las trampas materialistas que distrae el alma del propósito para el cual
la creaste: amarte, adorarte, bendecirte y honrarte siempre.
Ven Señor, cuida de mi mente y corazón para tener una actitud correcta. Que siempre
pueda medir mis expresiones y acciones para no causar mal alguno.
Mi alma quiere vivir unida a Ti a través del diálogo y la oración de cada día. Por eso, quiero
ser perseverante, dar lo mejor de mí para nunca fallarte.
Transfórmame con la fuerza de tu amor, en una persona prudente y atenta, para salir
victorioso en cada dificultad. Cuento con tu bendición. Amén
Propósito para hoy
Al final del día, haré una revisión de mis actitudes hacia Dios y hacia los demás,
proponiéndome luchar contra mis malas inclinaciones para así estar más en sintonía con
la voluntad de Dios
Frase de reflexión
"En la familia nos formamos como personas. Cada familia es una piedra viva en la
construcción de la sociedad". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

En este día la liturgia termina con una de las frases mas fuertes de Jesús acerca de nuestra
salvación: ‘Velen y oren para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder’. Esto nos
revela, por un lado, que durante nuestra vida, como camino hacia la eternidad, estará
siempre amenazada de un sinfín de peligros, de tentaciones, de obstáculos que pueden
impedir que lleguemos a disfrutar eternamente de la felicidad que encontraremos en el
cielo. Sin embargo, en la misma advertencia está el antídoto, la oración. Llama la atención
cómo muchos hermanos se van quedando en el camino y cómo sus vidas se van
destrozando, su fe deteriorando de suerte que cualquier problema en la vida se convierte
en una verdadera tragedia.
Es hoy patente la infelicidad de una gran parte de la comunidad cristiana. Esto es, sin
lugar a dudas, porque no hay oración. La mayoría de los cristianos hoy no oran. Cuando
pregunto sobre el tiempo que dedica la gente a orar lo común es escuchar un Padrenuestro
y un Avemaría por las mañanas o por las noches, esto en el mejor de los casos. San Pedro
de Alcántara decía: ‘Un buen cristiano debe orar al menos dos horas diarias’. Quizás
alguien podría decir que es una exageración; tal vez, pero al menos una hora sí es posible.
Una persona que no tiene al menos una hora de oración diaria no verá progresos sólidos
en su vida y además estará siempre a merced de su pecado.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

Jesús nos invita a vivir con los ojos abiertos, atentos a lo que pasa; nos estimula a ser no
protagonistas pasivos de la historia, sino artífices conscientes de la misma. El Concilio
Vaticano II repite estas palabras suyas exhortándonos a discernir los «signos de los
tiempos»: las situaciones y los acontecimientos a través de los cuales nos habla Dios en
nuestros días. La Palabra de Dios no cambia -es la misma la que llega a todas las personas
en todos los tiempos-, pero si varia la forma que toma en los acontecimientos históricos,
en los que estamos implicados y que nos interpelan.
Una vida sobria, sostenida por la oración, es la condición para estar y permanecer abiertos
al don del Espíritu, que es el único que nos capacita para leer la realidad a la luz de Dios
y para reconocer su presencia incluso en los lugares en los que no nos parecería posible.
Como discípulos de Jesús, se nos educa en la vigilancia indispensable para construir el
Reino de Dios junto con todos aquellos que, conscientes o no, comparten sus valores y
trabajan por ellos.
www.catholic

Manteneos de pie. Muchos de los dibujos animados nos muestran como los súbditos y
lacayos se postran ante sus reyes de modo vergonzoso en algunos casos, más aún cuando
no hicieron su deber. En cambio, vemos como los héroes de guerra, los caballeros, los
capitanes de navíos, regresan a sus países y reinos con la cabeza en alto, con los trofeos
de la guerra, con el orgullo en el pecho y con lágrimas en el corazón.
Señor, es muy curioso lo que me pides, me pides que me ponga en pie delante de Ti. Pero
Tú eres un Rey y yo no me asemejo a un caballero, ¿por qué tendría que permanecer de
pie? ¿Te das cuenta de mis debilidades? ¿De mis pecados? ¿De las tantas y tantas veces
que te he defraudado?...
La tierra es un constante campo de batalla, una batalla encarnecida que no se acabará
sino hasta el fin de los tiempos, pero ¿cuándo es eso, para que estemos preparados en el
día del juicio, de modo que estemos de pie en aquel día?
No, Dios no quiere que yo sea un cobarde que se esconde en medio de la batalla y quiere
celebrar la victoria con todos; Dios quiere que esté en el campo de batalla, luchando
hombro con hombro con mis hermanos. Para ello he de vivir con la mirada puesta en el
cielo, no solamente pensando en un día que desconozco su llegada, sino vigilando y
orando, como Jesús nos recuerda en el Evangelio. Además, entre mayor haya sido mi
empeño en la batalla, un mayor premio recibiré. Señor, yo lo sé, sé que eres eternamente
justo, permíteme aparecer en tu presencia como un héroe en esta batalla que es la
conquista de la santidad.
• Hoy comenzamos el camino de Adviento, que culminará en la Navidad. El Adviento es el
tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene a nuestro encuentro, también para
verificar nuestro deseo de Dios, para mirar hacia adelante y prepararnos para el regreso
de Cristo. Él regresará a nosotros en la fiesta de Navidad, cuando haremos memoria de
su venida histórica en la humildad de la condición humana; pero Él viene dentro de
nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al final de los
tiempos "para juzgar a los vivos y a los muertos". Por eso debemos estar siempre alerta
y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. La liturgia de hoy nos habla
precisamente del sugestivo tema de la vigilia y de la espera. (Homilía de S.S. Francisco,
3 de diciembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré vencer las tentaciones de crítica, envidia, celos u otra tentación que tenga durante
el día, haciendo actos contrarios a cada tentación.
www.BibliaStraubinger

34. Lo único que sabemos acerca de la fecha del “último día”, es que vendrá de improviso.
(Mt. 24, 39; 1 Ts. 5, 2 y 4; 2 Pe. 3, 10). Por lo cual los cálculos de la ciencia acerca de la
catastrofe universal valen tan poco como ciertas profecías particulares. Velad, pues,
orando en todo tiempo (v. 36).
http://www.ciudadredonda.org

Queridos amigos y amigas:


Se nos acaba el año, y ¿cómo nos encuentra Dios? Esta tarde la liturgia se viste del blanco
de Adviento y el “ángel nos muestra el río de agua viva, luciente como el cristal, que sale
del trono de Dios y del Cordero que hace crecer el árbol de la vida”. Nuestro Redentor
está vivo y sólo los vivos contemplan su rostro. No te mueras ahora que queda tan poco.
Para estar vivo, ten cuidado: “no se te embote la mente con el vicio, la bebida y la
preocupación del dinero, y se te eche encima de repente aquel día. Estate siempre
despierto, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y mantente en pie
ante el Hijo del Hombre”.
¡Qué mensaje más bonito en el último día del año litúrgico para saborearlo en la memoria
de María en sábado!. Que no se nos embote la mente con preocupaciones absurdas. Que
estemos bien despejados, despiertos de tanto susurro que amortaja el alma en la
superficialidad y el desencanto. En pié, alerta, firmes ante Jesús el Cristo de nuestra fe.
Sin bostezos ni lágrimas de aburrimiento en los ojillos. Y si no lo puedes evitar, pide fuerza
para escapar de lo que está por venir, eso que puede arruinar todo cuanto has hecho
hasta ahora y agota el último aceite de la alcuza. No se puede bajar la guardia porque el
partido termina cuando pita el árbitro. Todo el tiempo de juego es tiempo de salvación.
Hermano, hemos de pasar por la purificación para llegar al lugar donde “no hay ni habrá
ya nada maldito”. Lo maldito se pega a nuestros huesos con suma facilidad y hay que
ejercitarse en la ascesis de antaño para rejuvenecer, de lo contrario, no dejaremos la
noche y necesitaremos luz de lámpara o del sol, luceros de poca monta comparados con
la luz que irradia el Señor Dios.
Mirad que el Señor está para llegar. Dichoso quien tiene presente el mensaje profético.
Esperad, postrados en tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro
Dios y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
¡Buen Adviento!
http://www.aqplink.com/roguemos

Lucas 21,34-36 – que no se hagan pesados sus corazones.


El Señor nos advierte sobre tres aspectos claves que debemos cuidar en nuestro
comportamiento y al mismo tiempo insiste sobre el único medio que nos pueden garantizar
que esto sea posible: estar en vela orando todo el tiempo. Esto es en lo que debemos
reflexionar el día de hoy, a fin de integrarlo a nuestra vida como algo fundamental. Lo que
debemos cuidar nos será imposible si no estamos en vela orando todo el tiempo. Ahora
tratemos de aclararnos lo que quiere decir. Hay dos aspectos a considerar, el primero es
que sin Dios no podemos nada. Nos equivocamos totalmente si pretendemos hacerlo
ignorando esta premisa fundamental. La Salvación no es obra nuestra, aunque es verdad
que nos llegara a cada uno de modo personal. La Salvación es obra de Dios, porque esa
es Su Voluntad, por lo tanto no la alcanzaremos sin Él, así que descartemos cualquier
voluntarismo o activismo fundado tan solo en nuestras fuerzas. Así no la alcanzaremos
jamás. ¡Jamás! Preocupémonos de haberlo entendido. La Salvación es obra de Dios, no
nuestra. Pidamos incansablemente esta Gracia, que Él nos concederá. Tenemos que
incorporar a Dios a nuestra vida cotidiana, a cada uno de nuestros pasos, latidos y
respiraciones. Sin Él no podemos nada; con Él lo podemos todo.
El segundo aspecto, que hace posible precisamente la intervención del Señor es la oración.
La puerta por la que accede el Señor a la conducción de nuestras vidas es la oración. La
oración es un diálogo íntimo y sereno con Él, en que nos revela Su Voluntad para nuestras
vidas y nos concede el poder, el valor y la capacidad para realizarla. Vemos, pues, que la
oración está íntimamente ligada a la Voluntad de Dios. Pues será tan asequible y realizable
cuanto más mantengamos esta comunicación con Dios. Hay una íntima relación entre
ambas, al punto que no podemos hablar de Salvación sin ellas, como las dos caras de una
misma moneda. No conoceremos lo que Dios quiere de nosotros y nos será imposible
realizarlo, si no tenemos una vida de oración. ¿En qué consiste esta vida de oración? En
primer lugar en dedicar momentos especiales al recogimiento, la soledad y la oración,
cada día y en varias ocasiones, aislándonos, eliminando toda distracción y ruido externo
e interno de nuestros corazones, de tal modo que podamos oír lo que nos dice el Señor.
Luego, tener presente aquellas determinaciones, mensajes, acciones o actitudes que
surgieron en la oración, como la luz que habrá de iluminar todo nuestro día, sin olvidar ni
por un instante que esta proviene de Dios. De este modo, la oración nos une a Dios y nos
hace partícipes de la Misión encomendada por Jesús.
Solo logrando esta sintonía con Dios a través de la oración podremos impedir que se hagan
pesados nuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones
de la vida. ¿Qué significa que se hagan pesados nuestros corazones? Que nos hagamos
insensibles al sufrimiento y el dolor de nuestro prójimo, empezando por el de nuestros
padres, cónyuges e hijos. Que nos hayamos acostumbrado de tal modo a vivir lejos de
nuestros padres, ignorándolos y desinteresándonos, que no tengamos el menor reparo en
enviarlos a un asilo al primer síntoma de vejez, con tal de no asumir su cuidado, porque
resulta incómodo, absorbente y sacrificado. Que desconozcamos totalmente sus
sentimientos y emociones y los condenemos a la soledad y el aislamiento, como si todo
se redujera a dinero y comodidad. Que ni el libertinaje, ni la embriaguez, ni las
preocupaciones de la vida hagan pesado nuestro corazón al punto que parezca que
tenemos un pedazo de mármol en el pecho, en vez del órgano más noble de nuestro ser.
Pongámonos en guardia respecto a estas tres excusas y argumentos a los que recurrimos
con el propósito de justificar y avalar nuestro comportamiento: El libertinaje, no es otra
cosa que el argumento más burdo para justificar nuestro mal comportamiento, con el
propósito de hacer más digerible nuestro descuido y egoísmo, bajo el pretexto de nuestros
merecimientos o sacrificios, como si no tuviéramos deberes que cumplir por encima de
nuestros gustos, comodidad o placer egoísta. La embriaguez es la excusa más pueril y sin
embargo no por ello la menos utilizada. Algunos de nuestros congéneres esgrimen la
inconciencia como justificación, pretendiendo desconocer el deber de evitar llegar a la
degradación animal que produce le embriaguez, sea cual sea su origen o grado.
Finalmente la excusa más usada: la falta de tiempo, la cantidad de ocupaciones que
debemos atender y que nos hace consentir que estas han de estar por encima de nuestro
prójimo, por el solo hecho de ser las que nos permiten generar los recurso que
necesitamos para mantener nuestro estilo de vida. Por el trabajo dejamos abandonados
a padres e hijos cuando más nos necesitan, como si su felicidad y bienestar fueran
secundarios o como si el dinero fuera más importante que sus vidas y el cariño que piden
a gritos.
Oremos: Padre Santo, no permitas que nos acostumbremos a abandonar a nuestros hijos
y padres por cumplir con nuestro trabajo, para poder pagar las deudas que nos permiten
llevar el estilo de vida que llevamos, como si ello fuera lo más importante, postergando
brindar la atención que demanda el AMOR al prójimo y en especial a los nuestros. Que no
nos recuerden por no estar presentes cuando más nos necesitaban. Que seamos capaces
de sacrificarnos por los demás, sin esperar nada a cambio…te lo pedimos por nuestro
Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de
los siglos…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

La invitación a estar alertas no se dirige solamente a los que conocerán este día, sino a
todos, a lo largo de la historia de la humanidad. Estén vigilantes y orando, es la consigna
de Jesús para quedar resguardados de todo lo que pueda pasar. De la actitud interior del
cristiano, siempre alerta, se pasa a una práctica de la Iglesia: las vigilias y oraciones que
se prolongan mientras el mundo duerme.
1. Estén prevenidos y oren incesantemente
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida y nos deja una recomendación, velen
pues, en todo tiempo, es decir vigilen siempre, cuídense constantemente, guarden sin
descanso, atiendan en todo momento. Del mismo modo nos dejo dicho: “Estén prevenidos
y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que hade ocurrir. Así podrán
comparecer seguros ante el Hijo del hombre”. Esto es, roguemos para no nos suceda
nada malo, y hemos de pedir para impedir lo que ha de venir, todo esto porque él no ama
y entonces nos advierte para que nos protejamos.
2. No nos dejemos sorprender
En efecto, el Señor quiere que tengamos cuidado, que no nos dejemos sorprender,
especialmente por las desproporciones y luego nos pide que estemos prevenidos, es decir
avisados, pero dentro de todo esto, Jesús le da mucha importancia a la oración, y nos dice
que oremos incesantemente, es decir primero nos advierte en contra de los males y luego
nos dice cómo ponerle remedio.
Lo que Jesús nos pide es que nos alejemos de los males y que seamos serios, decorosos,
como también comedidos al hablar y al actuar en todo, es decir seamos moderados y
utilicemos los regalos de la virtud de la templanza, y que por nuestro bien estemos
vigilantes. Pero al decir cuidado, también nos dice que somos nosotros los responsables
de nuestra conducta, es decir a nosotros nos compete cuidarnos.
3. Hay muchos excesos e imprudencias que hacen vacilar la fe
Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay muchos excesos e imprudencias que
hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por esos nos dice que no nos dejemos
aturdir. Aturdirse, es confundirse y desconectarse de la realidad como cristianos, es
también pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no dejarse confundir y no
desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando de caer en excesos.
4. Cuidemos este tiempo de espera
Jesús nos dice: “Para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.”
Jesús ha de venir, pero no nos ha dicho cuándo, pero el día que venga, vendrá de
improviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno si estamos llevando una vida
descuidada y perezosa. Pero a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando
para el bien, esto es, no estemos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento.
Cuidemos este tiempo de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad,
en el placer mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales.
5. No podemos prescindir de las cosas espirituales
Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar
a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre”
Así como muchas cosas nos son necesarias para vivir y no podemos prescindir de ella
como los alimentos, tampoco podemos prescindir de las cosas espirituales, estas son aún
más necesarias. Si no nos alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos,
desfallece el alma.
Si bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos cierto que como
cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una
oración en los labios aumenta la eficacia.
6. Así podrán comparecer seguros ante el hijo del hombre
El sentido de esta vigilia constante, en rectitud de vida y oración, es a fin de evitar todo
esto que ha de venir, y comparecer ante el Hijo del Hombre con dignidad.
Cuando Jesús vaticinó la catástrofe sobre Jerusalén, los que estuvieron prevenidos, con la
oración pudieron lograr marcharse a tiempo de Jerusalén ateniéndose a las palabras del
Señor, y otros obtuvieron una salvación de su vida y fe aun dentro de los horrores de
aquel asedio. Así protegidos por Dios, ellos comparecerían moralmente dignos, ante esta
“venida” del Hijo del hombre. Pues todo esto pasará a “esta generación” (v.32).
7. Jesús no deja nunca de orar
Jesús nos dice oren incesantemente y en los evangelios siempre lo encontramos a Jesús
orando, especialmente ante los acontecimientos más importantes de su vida. Jesús ora
cuando Juan lo bautiza, Jesús pasó la noche orando en la montaña antes de elegir a los
Apóstoles, mientras Jesús oraba en el Monte, se transfiguró, antes de enseñar a los
Apóstoles el Padrenuestro, Jesús estuvo orando, antes de comenzar su misión ayunará y
orará cuarenta días en el desierto, es decir en los evangelios encontramos muchos
versículos que nos hablan de un Cristo orante, así es como mandó a los discípulos subir
en la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a la muchedumbre y una vez
que la despidió, subió a un monte apartado para orar. Y mandando a la muchedumbre
que se recostara sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos
al cielo, bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos. Mientras comían, Jesús
tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos. Entonces vino Jesús con ellos
a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy allá a orar,
adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando. Jesús ora en el Cenáculo al
instituir la Eucaristía y el Sacerdocio. Jesús ora antes de comenzar la Pasión, en el Huerto
de los Olivos, Y, finalmente, Jesús ora en la cruz, entregándose al Padre y pidiendo perdón
por los que no saben lo que hacen. Y así en el último segundo exclamó con voz fuerte,
diciendo: “Dios mío, Dios mío”
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Jesús pide vigilancia para que no seamos sorprendidos por los hechos. ¿Cómo vivo
este consejo de Jesús?
6.- La última petición de Jesús al final del año litúrgico es ésta: Estad en vela, orando en
todo tiempo. ¿Cómo vivo este consejo de Jesús en mi vida?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Señor y Dios nuestro, tú lo has puesto todo en manos de tu Hijo amado. Concédenos la
gracia de resistir firmes en la fe y vivir de su luz. Que lleguen para nosotros el tiempo de
tu gracia y el día siempre nuevo de la eternidad. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 «Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios
alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos». Estoy contento,
Señor, porque he comprendido que la alegría de creer está comprometida en ocasiones
por la alegría de vivir; porque mientras saboreo todo el sentido de mi fragilidad me
encuentro sumergido en una realidad infinita y eterna.
Estoy contento porque he comprendido que el secreto de la alegría consiste más en dar
que en recibir; porque me haces comprender que la alegría no consiste en saciar mis
deseos, sino en responder a tus planes. Estoy contento porque he comprendido que la
alegría no se puede comprar: es un modo de ser; porque voy experimentando que un
estado de alegría contagia cada experiencia y transforma nuestra propia vida y la de los
otros.
Es pecado, Señor, que el mundo no crea e insista en buscarte en el sepulcro entre los
muertos. Pero tú has resucitado... y saberlo es nuestra alegría. www.santaclaradeestella.es
3 Un gran Dios es Yahvé, Rey grande sobre todos los dioses; él sostiene las honduras de
la tierra, suyas son las cumbres de los montes; suyo el mar, que él mismo hizo, la tierra
firme que formaron sus manos. (Sal 95,3-5) www.ocarm.org
4 ¡Padre de gracia y bendición! En nuestra vida material, siempre hemos escuchado «se
le dijo, se le advirtio» y hoy por ese amor infinto que nos tienes, también en boca de
Jesucristo nos lo notificas: «Estén alerta». Que grande tu misericordia, pues, siempre
vives aconsejandonos para no desviarnos, ni llenarnos de maldad y placeres terrenos:
vicios, inmoralidades, borracheras, preocupaciones y todo lo que nos aparta de Tu gran
Corazón. Señor mi Dios, en el Nombre Santo de Jesús, por sus llagas sanadoras y su
preciosísima sangre redentora, te suplicamos toques nuestros corazones y hazlos dóciles
a tu presencia, no permitas que caigamos en tentación y en las trampas del maligno, para
que cuando mi Salvador llegue me encuentre «de pie, vigilante y orando», es decir, con
mis pasos hacia el necesitado, tendiendo la mano al despreciado y hablando contigo en
comunión con mis hermanos. Amén www.dario.res
5 Gracias, oh Dios, por habernos dado tu Palabra, que, en el fluctuar desorientador de
tantas voces, permanece estable a través de los tiempos y las culturas. Haz que la
acojamos en nuestra historia aprendiendo a leer la realidad a su luz: así podremos
descubrir que Tú eres un amor más cercano a nosotros de lo que pensamos, y que tu
presencia habita asimismo en los lugares de los «alejados». Y que esto sea para nosotros
motivo de gratitud y de alegría, que nos sostenga en el anuncio de tu Reino y en su
edificación.
Cuando tú vengas glorioso, entonces estaremos dispuestos a reconocerte junto con los
hermanos y hermanas que, tal vez sin saberlo, han sido en este mundo voz de tu Palabra.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el


corazón de los Padres.
Que ninguno de vosotros diga que nuestra carne no será juzgada ni resucitará; reconoced,
por el contrario, que ha sido por medio de esta carne en la que vivís como habéis sido
salvados y habéis recibido la visión.
Por ello, debemos mirar nuestro cuerpo como si se tratara de un templo de Dios. Pues, de
la misma manera que habéis sido llamados en esta carne, también en esta carne saldréis
al encuentro del que os llamó. Si Cristo, el Señor, el que nos ha salvado, siendo como era
espíritu, quiso hacerse carne para podernos llamar, también nosotros, por medio de
nuestra carne, recibiremos la recompensa.
Amémonos, pues, mutuamente, a fin de que podamos llegar todos al Reino de Dios.
Mientras tenemos tiempo de recobrar la salud, pongámonos en manos de Dios, para que
él, como nuestro médico, nos sane, y demos los honorarios debidos a este nuestro médico.
¿Qué honorarios? El arrepentimiento de un corazón sincero.
Porque él conoce de antemano todas las cosas y penetra en el secreto de nuestro corazón.
Tributémosle, pues, nuestras alabanzas no solamente con nuestros labios, sino también
con todo nuestro corazón, a fin de que nos acoja como hijos. Pues el Señor dijo: Mis
hermanos son los que cumplen la voluntad de mi Padre (de la homilía de un autor del siglo
II). www.santaclaradeestella.es
Tres son las enseñanzas del Señor: la esperanza de la vida, principio y término de nuestra
fe; la justicia, comienzo y fin del juicio; el amor en la alegría y el regocijo, testimonio de
las obras de la justicia.
El Señor, en efecto, nos ha manifestado por medio de sus profetas el pasado y el presente
y nos ha hecho gustar por anticipado las primicias de lo porvenir. Viendo, pues, que estas
cosas se van cumpliendo en el orden en el que él las había predicho, debemos adelantar
en una vida más generosa y más excelsa en el temor del Señor. Por lo que respecta a mí,
no como maestro, sino como uno de vosotros, os manifestare algunas enseñanzas que os
pueden alegrar en las presentes circunstancias.
Ya que los días son malos y que el Altivo posee poder, debemos, estando vigilantes sobre
nosotros mismos, buscar las justificaciones del Señor. Nuestra fe tiene como ayuda el
temor y la paciencia, y como aliados la longanimidad y el dominio de nosotros mismos. Si
estas virtudes permanecen santamente en nosotros, en todo lo que atañe al Señor tendrán
la gozosa compañía de la sabiduría, la inteligencia, la ciencia y el conocimiento.
El Señor nos ha dicho claramente, por medio de los profetas, que no tiene necesidad de
sacrificios ni de holocaustos ni de ofrendas, cuando dice: ¿Qué me importa el número de
vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de
cebones; la sangre de toros, corderos y machos cabríos no me agrada, ¿por qué entráis a
visitarme? ¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios? No me traigáis
más dones vacíos, más incienso execrable. Los novilunios, sábados, asambleas no los
aguanto (de la llamada Carta de Bernabé). www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Mira que estoy a punto de llegar» (Ap
22,7).
Repite con frecuencia y medita hoy la Palabra: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán» (Lc 21,33).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Los grandes hombres nos parecen grandes atrevidos, pero, en realidad, son hombres que
obedecen más que los otros. Les guía la voz soberana. Y puesto que les guía un instinto
procedente de esa voz, toman, siempre con valor -y, en ocasiones, con una gran
humildad- el puesto que la posteridad les otorgará más tarde, atreviéndose a realizar esos
gestos y a arriesgar esas invenciones que con tanta frecuencia contrastan con su
ambiente, sin miedo a afrontar sus sarcasmos. No tienen miedo porque, si bien parecen
aislados, no se sienten solos. Tienen de su parte lo que al final decide todo. Presagian su
destino futuro.
Nosotros, que debemos concebir, sin duda, una humildad bien diferente, debemos
inspirarnos, sin embargo, en el mismo objetivo. La alteza juzga a la pequeñez. Quien no
tiene el sentido de las grandezas se exalta o se abate con facilidad, algunas veces al
mismo tiempo. Puesto que no siente el viento de las grandes empresas, el transeúnte
duda perezosamente de los declives.
Siempre conscientes de la inmensidad de lo verdadero y del carácter exiguo de nuestros
recursos, nunca emprenderemos nada que esté por encima de nuestra capacidad y
llegaremos hasta el límite de la misma. Seremos felices, por tanto, con lo que se nos haya
concedido en proporción a nuestras fuerzas (A. D. Sertillanges). www.santaclaradeestella.es
Puesto que Jesús está siempre a punto de venir, la Iglesia debe velar incesantemente.
Ella es vela, vigilia. «Mira, inclinada por completo hacia adelante» (Rom 8,19.25), para
esperar a su Señor y Esposo. La vigilancia se impone, por tanto, siempre. El día y la noche,
la vela y el sueño constituyen un ritmo cósmico que recibe un nuevo significado en Jesús.
La noche designa la ausencia de él, mientras que el alba y el día anuncian su venida.
La Iglesia, que vive en la espera de la venida de Jesús y en la certeza de su misteriosa
presencia, no puede «dormir», sino que vela. El cristiano lleva en su vela toda el ansia de
la Iglesia, que, en el Espíritu Santo, está a la espera de su Señor. La fuerza del Espíritu
Santo llena su vela hasta tal punto que ésta, de una manera misteriosa, influirá ahora en
el ritmo cósmico del tiempo. Este influjo justifica la fuerza de la palabra de Pedro cuando
el apóstol escribe que el cristiano, al velar y orar, «apresura» la llegada del día del Señor
(2 Pe 3,12).
Velar con Jesús es siempre velar en torno a su Palabra. La única lámpara de la que
disponemos en nuestras tinieblas es la Palabra de Dios. En espera de que apunte el Día,
Jesús resplandece ya mediante su Palabra en lo más profundo de nuestro corazón. La
venida de Jesús al final de los tiempos se anticipa ya ahora en nuestros corazones cuando
velamos en torno a su Palabra. En la noche de los tiempos en los que todavía seguimos
viviendo hoy, la velada de oración es un primer vislumbre —todavía, incierto— que se
eleva sobre el mundo: es la señal de que Cristo está cerca. La vela, por tanto, no puede
cesar nunca, y la oración debe crecer siempre. La espera y la vela nos arrancan de
nosotros mismos y nos ponen en manos de Dios, de quien depende toda consumación y
que vendrá cuando él quiera, cuando el mundo, a fuerza de velar, esté maduro para la
cosecha (A. Lauf, Lo Spírito prega in noi, Magnano [Bi] 1995, 103-107, passim [edición
española: El Espíritu ora en nosotros, Narcea, Madrid 32000]). www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Dirijamos confiados nuestra oración a Dios Padre, que ha prometido habitar en los
corazones de aquellos que, como María, guardan su Palabra.
R. Danos, Padre, tu Espíritu Santo.
- Por los pastores de la Iglesia: para que, formados en la escuela de María, Reina de los
Apóstoles, sean fieles mensajeros de la Palabra de Dios y dispensadores incansables de
su misericordia. Roguemos al Señor. R.
- Por los pueblos afligidos a causa de la guerra y de las adversidades: para que todo
hombre se convenza de que la paz tiene su raíz en la conversión del corazón, que hace
pasar del egoísmo a la generosidad y de la violencia al respeto del prójimo. Roguemos al
Señor. R.
- Por todos los cristianos: para que, encontrando en la Virgen la fuente de la alegría, vivan
con autenticidad su propia vocación, dando testimonio de fidelidad radical al mandato del
amor. Roguemos al Señor. R.
- Por los enfermos: para que hallen en María ayuda y consuelo, y en los hermanos
solidaridad generosa que aliente su esperanza. Roguemos al Señor. R.
- Por nosotros, aquí reunidos: para que, guardando la Palabra que hemos escuchado,
seamos servidores fieles y testigos del Reino entre los hombres. Roguemos al Señor. R.
- Para que los líderes, profetas, testigos de la fe y todos los demás cuya misión es avivar
nuestra esperanza en un mundo mejor, sean guiados y movidos por el Espíritu Santo,
fuente de esperanza, roguemos al Señor.
- Para que nosotros sepamos reavivar la fe y la confianza de los que se sienten mal, sin
fuerza, sin esperanza y abatidos, y que esto lo hagamos gracias a nuestro firme
compromiso de construir con ellos un mundo más justo y misericordioso, roguemos al
Señor.
- Para que los miembros de esta nuestra comunidad nos animemos unos a otros con
nuestra fe viva y nuestra inquebrantable esperanza, y que, por el amor y el servicio, el
Señor viva entre nosotros, roguemos al Señor.
Oh Dios, fortalece en nosotros el deseo del bien, refuerza nuestra esperanza, confírmanos
en la caridad, por intercesión de María, que nos precede en la peregrinación de la fe. Por
Jesucristo nuestro Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Oh Dios de nuestro futuro: Te pedimos ante este altar que tu Hijo Jesucristo venga a estar
entre nosotros en los signos de pan y vino. Inspíranos por el poder de su Espíritu y
mantennos en esperanza, para que nos comprometamos plenamente a edificar en medio
de la gente una ciudad que sea más humana, pacífica, justa y fraternal como una ofrenda
que te sea agradable a ti, nuestro Dios y Padre. Te lo pedimos en el nombre de Jesús el
Señor.
Acoge, Señor, las súplicas y ofrendas de los fieles, que te presentamos en la memoria de
santa María, Madre de Dios, para que te sean agradables y nos obtengan el auxilio de tu
protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

✞ ✞ ✞ Plegaria eucarística (Prefacio)

Introducción a la plegaria eucarística


Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido
de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas
de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Plegaria Eucarística IV. En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro glorificarte,
Padre santo, porque tú eres el único Dios vivo y verdadero que existes desde siempre y
vives para siempre; luz sobre toda luz.
Porque tú solo eres bueno y fuente de vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de tus
bendiciones y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria.
• PENDIENTE
Por eso, innumerables ángeles en tu presencia, contemplando la gloria de tu rostro, te
sirven siempre y te glorifican sin cesar.
Y con ellos también nosotros, llenos de alegría, y por nuestra voz, las demás criaturas,
aclamamos tu nombre cantando:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las
alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo
entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor,
el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo
el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.

• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas
en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele
la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Señor Jesucristo, hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre y cooperación del Espíritu
Santo, diste con tu muerte vida al mundo, líbrame por éste tú Cuerpo y ésta tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal, concédeme vivir siempre apegado a tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de Ti.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Lc 1, 48
El Señor ha mirado la humildad de su esclava, desde ahora me felicitarán todas las
generaciones.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro: ¡Que bueno ha sido estar aquí con tu Hijo y recibir de él el pan
eucarístico, que nos da esperanza. Ayúdanos en nuestros torpes intentos de llevar a
nuestro mundo frío e indiferente el calor del amor de Jesús y de su amistad, de su
integridad y compasión, para que llegue el día en que la gente pueda reconocer como
vivo entre nosotros a tu Hijo, Jesucristo el Señor.
Alimentados con los sacramentos de la salvación te pedimos con humildad, Señor, que, al
celebrar piadosamente la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios,
merezcamos gozar siempre del fruto de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Salve, Reina de los Cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso
a nuestra luz. Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada
doncella, ruega a Cristo por nosotros.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y
acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: ¿Dónde está el reino de Dios entre nosotros? ¿Puede la gente percibir que
Cristo está realmente aquí entre nosotros, en nuestras comunidades cristianas?
Esperamos en el Señor; pero él también confía en nosotros. Que el Señor venga y nos
haga activos y comprometidos a trabajar en su reino, con su bendición.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén.
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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