Professional Documents
Culture Documents
más amplio, hacia áreas que no están definidas o cubiertas por reglas,
regulaciones o expectativas. La atención compartida es un vínculo único entre
los miembros de la masa; no actúan bajo la guía de ningún tipo de voluntad
colectiva. Dado que son incapaces de comunicarse entre ellos, se ven
conducidos a actuar separadamente. La masa «consiste meramente en un
conjunto de individuos que son diferentes, independientes, anónimos» y que
actúan en respuesta a sus propias necesidades
La masa se basa únicamente en una atención común hacia algún asunto y que
está formada por respuestas idiosincráticas formadas lejos de cualquier debate
o discusión, el público se distingue por una resolución colectiva de algún
problema por medio de argumentos y réplicas.
Pueden identificarse 5 fases colectivas del desarrollo y formación de la opinión
pública:
--La primera es la fase del problema, en la que alguna situación es considerada
problemática por una persona o grupo determinado y con el tiempo se
considera generalmente como tal. Una falla de definición rodea tanto al
problema como a sus consecuencias, y por esta razón el público pertinente es
indeterminado. Público y problema surgen juntos en el transcurso de una
interacción. Tal interacción es primaria porque la gente no sabe lo que quiere
en una situación. Hacia el final de la primera fase, el problema es un asunto
reconocido y la gente implicada tiene alguna idea de lo que quiere pero no sabe
la mejor forma de conseguirlo.
--Entonces pasa a la segunda que es la fase de propuesta, en el que se
formulan una o más líneas potenciales de acción como respuesta al problema.
Los miembros del público tantean colectivamente las dimensiones del problema
y determinan una o varias formas de resolverlo.
--Después viene la fase política, estadio durante el cual los méritos y
debilidades de las propuestas alternativas se debaten activamente. Es
identificable como discurso público intentan conseguir un consenso para sus
propuestas. Los encuestadores controlan activamente las opiniones sobre el
asunto durante esta fase, y en los medios de comunicación aparecen
editoriales y cartas de apoyo o de oposición a propuestas específicas. La fase
política culmina con una decisión para acometer un plan específico de acción.
--Ahí inicia la fase programática, durante cuyo transcurso se realiza la acción
aprobada.
--Finalmente, la fase de valoración, en el que se realizan evaluaciones
periódicas de la efectividad de la política llevada a cabo,
8
situación los medios cumplirían la función de refuerzo. Los grupos y las normas
de grupo median de modo diverso en los efectos de las comunidades de masas:
favoreciendo el refuerzo o la conversión.
2) La comunicación en dos fases y los líderes de opinión: 1950. Los líderes
de opinión se encargarán de conectar la comunicación de los MMC con la
comunicación de los grupos.
La comunicación en dos fases sostiene que el receptor no está formado por
una masa anónima, atomizada o desorganizada, sino por grupos con un
sistema de comunicación propio; ese grupo es un factor intermediario entre los
medios y el público, y la influencia de los MMC sobre los miembros del grupo
se realiza a través de los líderes de opinión. Los medios de comunicación
transmiten mensajes que recogen los líderes de opinión y estos los
retransmiten y reinterpretan al resto del grupo.
La influencia de los líderes es más frecuente y eficaz que la de los MMC y sirven
para explicar el efecto de los MMC en el público.
Los líderes de opinión suelen estar más expuestos a los MMC y están más
informados de la realidad, lo que hace que el resto de los miembros acudan a
ellos en busca de consejo, ideas, valoraciones o información. Hay de todas
clases sociales.
3) La exposición, percepción y retención selectivas: sostiene que las
audiencias juegan un papel activo en el flujo de las comunicaciones. La
audiencia presta atención selectiva a los mensajes de los medios cuando
guardan relación con sus intereses, son adecuados con sus actitudes o
respaldan sus valores. Los receptores reciben mensajes que son consonantes
con sus intereses y en desviar los que son disonantes. La selectividad del
receptor explica la indiferencia o el rechazo de los MMC y mensajes en contra
de lo esperado por el comunicandor (efecto búmeran). Las audiencias son
activas.
4) Hipótesis del refuerzo: Se refiere a la consolidación, intensificación o
afianzamiento de las opiniones y actitudes ya existentes. Las comunicaciones
de masas de tipo persuasivo actúan más como agente de refuerzo que como
agente de cambio. Las comunicaciones persuasivas pueden: crear opiniones y
actitudes nuevas sobre un tema en cuestión; reforzar las opiniones y actitudes
ya existentes; disminuir la intensidad de las oposiciones y actitudes existentes,
sin llevar a cabo una conversión; cambiar de opiniones y actitudes a otras
distintas u opuestas; y no tener ningún efecto.
13
Esto representa un riesgo, porque a la vez que ofrecen nuevas posibilidades de información
y de expresión, los espacios físicos y simbólicos propios de la política pueden llegar a
desfavorecer la organización y participación que caracterizaban a la plaza.
La ciudadanía asume el riesgo de convertirse en espectador. La mediatización de la política
genera que las personas resignen su participación activa colectiva, ya que le basta con el
consumo de los medios que se da en el ámbito de lo privado individual. Sin estar participando
verdaderamente de la definición de los asuntos públicos. Esto muestra la vigencia de la
disfunción narcotizante de Lazarfeld y Merton.
Una respuesta que pretende suplantar la idea del desplazamiento acabado o la simple
sustitución por la de una tensión, por la idea de un espacio virtual construido entre la plaza
y la platea. Ese espacio, construido cooperativamente por quienes protagonizan la acción
(los sujetos de la plaza) y por emisores, mediadores y receptores (los protagonistas de la
platea), permite reconocer unas estrategias que se orientan a producir un efecto de sentido:
el de la visibilidad. En ese espacio virtual que la televisión, la radio y los medios en general,
prometen y realizan trazando otros sentidos de la acción. (Desde la platea parece que
estamos actuando).
Consagrar la platea como lugar de construcción de la política es enmascarar ese desafío.
Asumir la tensión obliga y posibilita a reingresar desde ese nuevo espacio la discusión acerca
de la política como práctica de articulación de intereses y definición de propuestas, como
espacio de reconocimiento consciente y de acción.
Por eso HABERMAS sostiene que espacio público es un ámbito de nuestra vida social, en
el que se puede construir opinión pública. Los ciudadanos se comportan como público,
cuando se reúnen y conciertan libremente, sin presiones y con la garantía de poder
manifestar y publicar libremente su opinión, sobre las oportunidades de actuar según
intereses generales. En los casos de un público amplio, esta comunicación requiere medios
precisos de transferencia e influencia: periódicos y revistas, radio y televisión son hoy tales
medios del espacio público. Lo público refiere a cuidar del bien general de todos los sujetos
de derecho.
La opinión pública tiene que ver con tareas de crítica y de control, que el público de los
ciudadanos de un estado ejerce frente al dominio estatalmente organizado.
El espacio de la opinión pública es una red para la comunicación de contenidos y tomas de
postura, es decir, de opiniones, y en él los flujos de comunicación quedan filtrados y
sintetizados que se condensan en opiniones públicas ligadas en torno a temas específicos.
Los ciudadanos son portadores del espacio público y en él expresan problemas de los
distintos ámbitos de su vida.
El medio propio es la interacción comunicativa, es decir, la práctica comunicativa cotidiana
que produce argumentos, influencias y opiniones. El arraigo del espacio público en el mundo
de la vida y en los procesos de comunicación lo distinguen de otros fenómenos sistémicos
o estratégicos de funcionalidad instrumental. De ahí su potencialidad.
La opinión pública puede manipularse e instrumentalizarse, pero a costa de perder de vista
la realidad propia de los individuos, el sentido de sus vidas y su interdependencia dentro de
un mundo simbólico compartido; a costa también de sustraerse a la eficacia de una
legitimación racional.
21