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«Una mirada

al Jesús de los Evangelios,


un escucharle a él»

por el cardenal Georges Cottier, op


teólogo emérito de la Casa Pontificia

No cabe duda que la segunda parte del libro Jesús de los creyentes, con efectos ruinosos, la tendencia ra-
Nazaret escrito por Joseph Ratzinger-Benedicto cionalista que contrapone lo que científicamente se
XVI es una obra importante. No es de fácil lectura, a puede saber de Jesucristo y lo que enseña la Iglesia.
causa de su complejidad. El autor desarrolla un diálo- Según esta línea de pensamiento, la enseñanza de la
go profundo e intenso con el ambiente de los exége- Iglesia acerca de Cristo sería un añadido posterior,
tas, aunque él no sea un exégeta. Este aspecto tiene una construcción mítica creada por la comunidad
su importancia, visto que a veces, en el mundo teoló- cristiana independientemente de los hechos.
gico, parece perpetuarse cierta distancia entre los El libro de Benedicto XVI, con su continuo remitir
exégetas y los teólogos dogmáticos. Pero no hay que a la historicidad de Cristo, responde también a la
detenerse mucho en este elemento, si se tentación opuesta de la gnosis que se entrevé aún
quiere ir más allá de la pura erudi- hoy en los escritos de algunos teólogos.
ción. El propio autor explica en las Cuando leemos el Evangelio –el au-
primeras páginas que no era esta su tor lo subraya en muchas páginas–
intención. Lo que él quiere es simple- nos topamos con hechos, que resul-
mente escribir algo «que pueda ser útil tan tales incluso cuando son miste-
a todos los lectores que desean encon- riosos como la eficacia redentora de
trarse con Jesús y creerle» (p. 9). la pasión o la resurrección. «Muchos
En la base del libro se encuentra pre- detalles», escribe Joseph Ratzinger en
cisamente el dato reconocido de que el la página 127, «pueden permanecer
Jesús de la historia y el Jesús de la fe son abiertos. Pero el “factum est” del Prólo-
la misma persona. Una constatación va- go de Juan (1,14) sigue siendo una cate-
liente, desde que penetrara también entre goría cristiana fundamental, no sólo por lo
que se refiere a la Encarnación, sino que se
A la derecha y en las página siguientes requiere también para la Última Cena, la
las portadas del libro de Joseph Ratzinger- Cruz y la Resurrección». Dios ha entrado
Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Desde la en la historia. La Biblia habla de la historia
entrada en Jerusalén hasta la resurrección de Dios con la humanidad. Pero no en el ¬

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JESÚS DE NAZARET. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección

Jesús en el huerto de los olivos, Barna de Siena, Colegiata de San Gimignano, Siena

El libro de Benedicto XVI, con su continuo remitir a la historicidad de Cristo,


responde también a la tentación de la gnosis. Cuando leemos el Evangelio
nos topamos con hechos, que resultan tales incluso cuando son misteriosos
como la eficacia redentora de la pasión o la resurrección

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sentido hegeliano de una gnosis que entiende el dato dencia el vínculo de prefiguración que existe entre
histórico dentro de una construcción teológico-lógi- los hechos del Viejo y del Nuevo Testamento. Dicha
ca. Hablando de la resurrección, el autor subraya relación, dentro de la historia de la salvación, no tie-
que «el tercer día no es una fecha “teológica”, sino el ne lugar como desarrollo inmanente y progresivo de
día de un acontecimiento que para los discípulos ha un principio salvífico preparado de antemano, a la
supuesto un cambio decisivo tras la catástrofe de la manera hegeliana. Es Dios mismo el que interviene
cruz» (p. 301). y, en la continuidad de la historia de la salvación,
En esta perspectiva histórica, Joseph Ratzinger prepara y lleva a cumplimiento mediante, por decir-
sigue la misma actitud de la Iglesia primitiva, que mi- lo así, gratuitos “saltos cualitativos”, es decir, me-
raba los hechos de Cristo a la luz del Antiguo Testa- diante acciones siempre nuevas. Esta relación entre
mento. La unidad de los dos Testamentos me parece la Ley antigua y la Ley nueva del Evangelio marcada
uno de los ejes fundamentales por los que se desarro- por las intervenciones gratuitas de Dios fluye en todo
lla el libro. el libro. Por ejemplo, en el capítulo sobre la oración
Los primeros cristianos tenían como Sagrada Es- sacerdotal de Jesús, Benedicto XVI cita oportuna-
critura el Antiguo Testamento. Para ellos fue una mente al exégeta André Feuillet para subrayar que
sorpresa y un consuelo de la fe cuando se dieron esta oración «sólo puede entenderse teniendo como
cuenta de que los textos misteriosos de las antiguas telón de fondo la liturgia de la fiesta judía de la Expia-
Escrituras eran revelados plenamente por la vida, la ción (Yom Hakkippurim). El rito de la fiesta, con su
pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. El autor rico contenido teológico, tiene su cumplimiento en
establece eficazmente a menudo un paralelismo en- la oración de Jesús, se “realiza” en el más estricto
tre la lectura cristiana del Viejo Testamento y la rabí- sentido de las palabras: el rito se convierte en la reali-
nica, sin omitir las diferencias. dad que significa. Lo que allí se representaba con ac-
Yendo a la raíz, la unión íntima entre el Viejo y el ciones rituales, ahora sucede de manera real y se
Nuevo Testamento es reconocida en la persona mis- cumple definitivamente» (p. 96).
ma de Jesús. Jesús reza con los Salmos. Hasta la re- En fin, también en este volumen aflora la «cues-
lación más íntima del Hijo con el Padre se da a través tión metodológica» que ya había sido analizada en el
de las plegarias de los pobres de Israel. Escribe el au- primer volumen, con la crítica –que no es un recha-
tor: «También en su pasión –tanto en el Monte de los zo– del método histórico-crítico. De nuevo Benedic-
Olivos como en la cruz– Jesús habla de sí mismo a to XVI pone de relieve que la exasperación de la
Dios Padre usando las palabras de los Salmos. Pero cuestión del método puede fácilmente conducir a
estas palabras tomadas de los Salmos se han hecho una forma de superstición metodológica. En las
del todo personales, palabras absolutamente propias ciencias naturales, si se aplica bien el método funcio-
de Jesús en su tribulación; en efecto, Él es en reali- na casi por sí mismo. Pero así no es en las ciencias
dad el verdadero orante de estos Salmos, su auténti- humanas, donde el método, si responde a las exigen-
co sujeto. La plegaria totalmente personal y el rezar cias de rigor, tiene sus propios criterios. En efecto el
con las palabras de invocación del Israel creyente y objeto posee su singularidad y el intérprete, historia-
afligido son aquí una misma cosa» (p. 182). dor o exégeta, se compromete en persona. En el ca-
Jesús ha vivido en la Sagrada Escritura de Israel. so de la Palabra de Dios el intérprete, asistido por el
Si por una parte el libro excluye toda reducción Espíritu, más allá del científico, es la Iglesia en cuan-
gnóstica de los hechos en símbolos, por la otra evi- to sujeto vivo. q

La Biblia habla de la historia de Dios con la humanidad.


Pero no en el sentido hegeliano de una gnosis que entiende el dato histórico
dentro de una construcción teológico-lógica. Hablando de la resurrección,
el autor subraya que «el tercer día no es una fecha “teológica”, sino el día
de un acontecimiento que para los discípulos ha supuesto un cambio
decisivo tras la catástrofe de la cruz»

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Jesús rezando en el huerto de los olivos, detalle, Barna de Siena, Colegiata de San Gimignano, Siena

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