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LOS NIÑOS DE MORELIA

LA SALIDA
(Oscuro)

(Se escuchan voces de niños jugando. Lentamente se ilumina el escenario. Carlos avanza
al centro del escenario. Los niños cantan ¡Ay Carmela!).

CARLOS: Nosotros no somos huérfanos de guerra.

(Avanza hacia el proscenio, a una silla).

Nosotros no somos huérfanos de guerra como dicen los diarios.

Nosotros teníamos padres.

Unos llegamos de Madrid.

Otros de Valencia.

Muchos de Zaragoza.

Nos juntaron en Barcelona.

Mi padre estaba en el frente.

Cuando volvió mi padre no encontró ni a mi hermana ni a mí.

¿Dónde están mis hijos? ¿Dónde están?

Pues están en México, dijo mi madre.

Pero cómo es posible. ¿En dónde están?

En México.

¿Estás dormida? Despierta.

Los mandé a México.

¿Sabes dónde está México?

No sé. Cerca creo.

¿Por qué lo hiciste? Le reclamo mi padre, entonces.


¿Por qué lo hiciste? Le reclamé yo, muchos años después.

Me dijeron que era pos dos meses, lo que duraba la guerra, dijo ella.

Que era como una excursión.

Como unas vacaciones de verano.

Para que no fueran a morir de un bombardeo.

Para que no sufrieran hambre.

Ella no sabía que después vendría la guerra mundial.

Ella no sabía que estaríamos separados tanto tiempo.

Ella no sabía que estábamos perdiendo la patria, el afecto, el hogar.

Nosotros no vinimos, nos trajeron.

Nosotros no vinimos, nos trajeron.

Nosotros no vinimos, nos trajeron.

(Los personajes se dirigen al fondo del escenario, Carlos se levanta de la silla y se dirige
al fondo del escenario. Los cinco quedan en pie, de espaldas).
EL VIAJE

(Colocación caminando estáticamente)

VICENTE: De Barcelona nos llevan a Francia. Ahí nos dan una cajita con alimentos
que contiene una botella de vino. Es una caja para adulto. No se dan cuenta. Nos
emborrachamos con el vino.

(Se coloca en fila. Se detienen).

CARLOS: Llegamos a Burdeos.

(Colocación en forma de barrco).

VICENTE: SALIMOS DE Burdeos en el barco Mexique.

(Saludan. Voces de niños).

Nos alejamos, todo es mar, días de mareo, noches terribles, pasan los días,
descubrimos que en las lanchas salvavidas hay galletas, latas de comida y leche
condensada. Cada noche hacíamos un recorrido y nos llevábamos la mercancía a
nuestros camarotes. Si hubiera náufragos se morirían de hambre.

CARLOS: En el barco viajan los jugadores de Barcelona.


TODOS: ¡Força, Barça!
ANA: Y los de Bilbao.
TODOS: ¡Buuuu! (abucheo).

(Se alejan hacia el fondo del escenario, se toman de las manos).

LAURA: Maestra Dorita.


VICENTE: Maestra Dorita.
PILAR: Hay relámpagos, rayos.
VICENTE: Hay viento.
CARLOS: Maestra Dorita.
ANA: Llueve mucho.
LAURA: Maestra Dorita, el barco se mueve como una cáscara de nuez.

(Vómito, avanza hacia primer término del escenario. Murmuran).

LAURA (grita): ¡Ya no quiero estar aquí! (vuelve el estómago).


VICENTE: Por fin, ¡llegamos a La Habana!

(Baile girando).

CARLOS: En el puerto nos espera un montón de gente.


VICENTE: Hay muchas barcazas, banderas republicanas, cantos, flores, colores. Dos días
más de viaje y llegamos al puerto de Veracruz.
TODOS: ¡Veracruz!
CARLOS: Coño. Hay un gentío.
ANA: Hay música.
LAURA: Cantos, gritos.
CARLOS: Regalos.
PILAR: Flores.
VICENTE: Mucha gente y una pasarela que nos conduce del barco a un tren. Este tren
cruza selvas y montañas para llevarnos a la ciudad de México.
PILAR: ¡Hay animales salvajes!
CARLOS: Monos.
VICENTE: ¡Guacamayas!
LAURA: ¡Pájaros de todos los colores!
ANA: ¡Pumas!
LAURA: ¡Cocodrilos!
VICENTE: ¡Serpientes!
CARLOS: ¡Águilas!
PILAR: ¡Elefantes!
TODOS: ¡NO!
VICENTE: El tren se detiene en cada estación.
LAURA: Y nos ofrecen juguetes, comida y frutas.
ANA: Frutas de muchos aromas, frutas de muchos sabores. Sandía.
LAURA: Piña.
VICENTE: Nanches.
CARLOS: Papaya.
PILAR: Chirimoya.
CARLOS: ¡No, no comáis eso, os vas a hacer daño…!
VICENTE: Y llegamos a la ciudad de México.
CARLOS: Hay miles y miles de personas esperando en la estación y las calles vecinas.
LAURA: ¡Bienvenidos los niños españoles!
TODOS: ¡VIVAN!
CARLOS: ¡Vivan los huérfanos de guerra!
TODOS: ¡VIVAN!
PILAR: ¡Vivan los niños republicanos!
TODOS: ¡Viva!
ANA: ¡Viva España! ¡Viva México!
TODOS: ¡Viva!
VICENTE: ¡Viva Lázaro Cárdenas!
TODOS: ¡Viva!
LAURA: ¡Miren, miren! ¡Ese es Lázaro Cárdenas!
VICENTE: ¿El señor que nos ha traído?
ANA: ¿El presidente?
CARLOS: No, no, no, no. No es ése. ¡Es ése!
VICENTE: ¿El del bigote?
ANA: ¿Ése sí es el presidente?
PILAR: Se parece a mi papá.
LAURA: Qué grande es.

(Secuencia de guerra. Todos se mueven en cámara lenta, se escucha un canto).

VICENTE: Cruzan aviones lanzando propaganda y por un momento pensamos que era un
bombardeo.

(Posición pecho tierra al proscenio)-

ANA: Estas flores me las regaló un niño mexicano, me gustan mucho porque son muy
bonitas, además me recuerdan a mi tierra: Andalucía.
CARLOS: Yo soy de Irún, ni madre y yo salimos huyendo a Madrid, a pie, tardamos mucho
tiempo en llegar, pero nos salvamos de los aviones.
VICENTE: Cuando acabe la guerra voy a regresar a España, hay que trabajar mucho por la
república. No podré olvidar nunca a México y a su gran presidente Lázaro Cárdenas.
LAURA: Yo vine de Madrid, mi padre tenía una casa, pero los aviones negros la
bombardearon. Después nos fuimos a Barcelona, de ahí me mandaron aquí. Mi madre se
quedó allí y mi padre, mi padre está luchando en el frente.
PILAR: Mis padres me mandaron a México para salvarme de las bombas de los aviones,
porque las bombas de los aviones matan a muchos niños de Barcelona, de Madrid, de
Valencia.

(Rumores repitiendo al unísono los textos anteriores. Se arrodollan).

VICENTE: En la ciudad de México nos internan por dos días en la escuela “Hijos del
ejército número 2”.
PILAR: Ahí nos llenamos de piojos.
VICENTE: Y otra vez en tren, nos conducen a la ciudad que será nuestro destino final:
Morelia… Morelia… Morelia… Morelia… Morelia…
ANA: Donde sólo estaremos dos meses.
PILAR: Y luego volveremos a nuestra casa ¡Claro!
LAURA: Dicen que el presidente Cárdenas es un general, y que nació en éstas tierras.
CARLOS: Y dicen que es socialista. Y que está del lado de la República, con los obreros,
con los maestros, con el pueblo.
TODOS: ¡Como nuestros padres!
¡Vivan los infantes hispanos!
¡Vivan los niños republicanos!
¡Viva la República Española!
¡Viva México!
¡Viva Lázaro Cárdenas!
¡Viva!

(Marcha y canción A las barricadas)

(Al finalizar la canción, la marcha concluye con un golpe de pie)

VICENTE: Y así en medio de una gran multitud, nos conducen por Morelia hasta
llevarnos al internado que será nuestra nueva casa: la Escuela Industrial.
TODOS: España-México.
VICENTE: Poco tiempo decían, sólo unos meses.

(Todos caminan hacia el fondo del escenario, se forman).


LAS DOS LENGUAS

CARLOS: ¿Qué lengua hablan acá?, que no se les entiende nada.


PILAR: Es español, creo.
CARLOS: No. Debe ser mexicano.
PILAR: A la ternera le llaman res.

(Todos inician una marcha hacia el frente).

CARLOS: A la pizarra le llaman pizarrón.


ANA: A la piscina le llaman alberca.
VICENTE: A las judías les llaman frijoles.
LAURA: A la caña le dicen popote.
PILAR: Al suelo le llaman piso y al mono chango.
CARLOS: En vez de decir melocotón le dicen durazno y a los cordones les llaman agujetas.

(Pilar y Carlos se adelantan al resto del grupo).

PILAR: Hablan como cantando.


CARLOS: Y siempre están como pidiendo perdón o suplicando.
PILAR: ¿Me haría usted el grandísimo favor de abrir la puerta?
CARLOS: Cuando es más fácil decir: Abre esa puerta.
PILAR: Le molesto si me pasa el salero.
CARLOS: En vez de decir coño, pásame el salero.
PILAR: ¿Sería usted tan amable de decirme dónde está la plaza principal?
CARLOS: Cuando es más fácil decir ¿Y la plaza mayor?
PILAR: Dicen apúrate.
CARLOS: En vez de decir deprisa.
PILAR: Dicen ándale.
CARLOS: En vez de decir vámonos.
PILAR: Dicen horita.
CARLOS: En vez de decir después.
PILAR: Dicen nomás tantito.
CARLOS: En vez de decir un poco.
PILAR: Dicen papas.
CARLOS: En vez de decir patatas.
PILAR: Dicen futbol.
CARLOS: En vez de decir fútbol.
PILAR: Dicen tortas.
CARLOS: En vez de decir bocadillos, y nos dicen los coños sólo porque decimos coño.
PILAR: A la nevera le llaman refrigerador.
CARLOS: A la bombilla le llaman foco.
PILAR: Al retrete le llaman baño.
CARLOS: Para decir mi casa…
PILAR: Dicen la casa de usted.
CARLOS: ¿Quién les entiende? Yo no. Ándale, apúrate que ya tengo hambre.

(Avanza hacia el fondo del escenario, se detiene).

PILAR: Espérate tantito, que no se me antojan los frijoles.

(Carlos regresa y se acerca a Pilar).

CARLOS: No, hoy tocan ejotes con huevo.


PILAR: Nos dijeron que iban a dar tortillas.
CARLOS: ¡Tortillas!!!
LAS TORTILLAS

(Carlos y Pilar corren al fondo del escenario, se colocan delante de la maestra que les trae
las tortillas).

TODOS: Tenemos hambre. Tenemos hambre. Tenemos hambre.


MAESTRA: A callar, a callar. (Silencio). ¡Llegaron las tortillas! (Gritos de júbilo).
ANA: ¿Dónde están las tortillas?
MAESTRA: ¿Estas ciega? ¿Qué no las ves?
PILAR: ¡Éstas no son tortillas! ¡Son porquerías!
CARLOS: Queremos tortillas de huevo.

(Los cuatro niños avanzan a primer término).

ANA: Queremos tortillas de patatas.


LAURA: Queremos tortillas de Chorizo.
PILAR: Queremos tortillas normales.
ANA: Tortilla española.
CARLOS: Nuestra tortilla.

(Tiran las tortillas mirando hacia el público).

PREFECTO: Alto. Orden. Paren… Malditos escuincles. No tiren las tortillas. Desgraciados,
maldecidos. Alto.

(Aparece el prefecto dando silbatazos, los niños corren).

PREFECTO: ¡Alto!!!! ¡Ya!!! (Los niños se detienen) ¡En fila!!! ¡Ya!!! (Los niños se
colocan en fila) ¡Paso redoblado!!! ¡Ya!! ¡Media vuelta! ¡Ya!! ¡Trabajen los talleres! ¡Ya!!
LOS TALLERES

(Secuencia de los niños trabajando en los talleres).

CARLOS: Sabéis que Morelia antes se llamaba Valladolid, como la de España.


PILAR: Pero ahora se llama Morelia.
LAURA: Por un señor Morelos.
VICENTE: Que dicen que fue cura, y que con otros curas luchó en la guerra de
Independencia.
CARLOS: Para liberarlos del yugo español.

(Miran hacia el público, se detienen y hablan).

PILAR: Pues no entiendo. ¿Por qué si somos españoles nos recibieron así?
CARLOS: Con regalos.
LAURA: Besos y abrazos.

(Aplausos).

VICENTE: Sí, pero no todo fue así…

(Aplausos).
LA REACCIÓN

(Desde el fondo del escenario).

DIPUTADO: Si pudiera sacarme la sangre española de mis venas no dejaría ni una gota.

(Gritos de los demás diputados).

(El diputado se sube a la silla y con un gesto pide silencio).

DIPUTADO: En México hay miles de niños pobres, tuberculosos y hambrientos, ¿por qué
atendemos a los niños españoles y olvidamos a los nuestros? Candil de la calle, oscuridad de
la casa. La prensa mexicana protesta. El gobierno les enseña socialismo en la escuela.
LAURA: Educación socialista y laica como lo marca la Constitución.

(Gritos de todos los diputados. Continúan trabajando en los talleres. Concluye secuencia de
talleres).

VICENTE: Dos horas libres. Vagamos por Morelia.


LA AGENDA DEL DÍA

(Todos avanzan al fondo del escenario, y mientras avanzan hacia el frente se escuchan los
siguientes textos).

CARLOS: Hora de cenar.


PILAR: ¿Qué dices, cena? Tortilla y frijoles.
ANA: Frijoles rellenos.
LAURA: Rellenos de gorgojos.
VICENTE: A dormir…

(Duermen).

(Toque de diana a las seis de la mañana).

(Se levantan).

VICENTE: Formación militar para ir al chorro de agua.


El chorro de agua fría sale de la pared. Temblamos de frío.
Nos secamos.
Dos horas de instrucción militar.
¡Paso redoblado! ¡Ya!
PILAR Y ANA: Uno, dos, uno, dos, uno, dos.
LAURA: ¡Flanco izquierdo!
CARLOS: ¡Ya!
PILAR: ¡Flanco derecho!
CARLOS: ¡Ya!
VICENTE: ¡Descanso!
LAURA: ¡Ya!
PILAR Y ANA: Uno, dos, uno, dos, uno, dos.
CARLOS: ¡Alto!
VICENTE: ¡Ya! (Formación militar para ir al colegio de las niñas).

(Corren por todo el espacio).

VICENTE: ¡Vamos niños! ¡Vamos! ¡En fila! ¡Se hace tarde! Tiempo para desayunar.

(Todos se detienen).

TODOS: Atole y un tamal.


VICENTE: Descanso de media hora.

(Colocación en posición de escuela).

VICENTE: Clases todas las mañanas.

(Todos repiten en diferentes tiempos, a, ante, bajo, cabe, con, contra…). (Silencio).lA
LAURA: ¿Por qué nos enseñan Historia de México?
CARLOS: Si somos españoles.
VICENTE: ¿Por qué nos enseñan Historia de España?
PILAR: Si vivimos en México.
VICENTE: La enseñanza no nos gusta.
ANA: La educación es mala.
TODOS: ¡Recreo!

(Canciones, En la calle de la Bomba, Futbol, Baile de la hoja verde).

TODOS: ¡A comer!

(Caminando por diferentes partes del escenario).

PILAR: Tacos y arroz guisado con manteca.


CARLOS: No conocen el aceite de oliva.
VICENTE: Regreso al colegio, a los talleres.
CARLOS: Imprenta.
LAURA: Zapatería.
ANA: Carpintería.
VICENTE: Juguetería, electricidad, mecánica.
TODOS: Aviación.
EL AVIÓN

(Secuencia Avión).

ANA: Un día el patio estaba desierto, sumido en el silencio, el sol hacia vibrar los muros y
los árboles, las sombras en las paredes, avanzaban con la tarde y los pajaritos alborotaron
todo. Vamos corriendo, gritando hasta el aparato ese que habían inventado: El “Pelón Ceja”
y Pedro dobla, El “Loco”, en el taller de aviación; era un juguete enorme que brillaba y ahí
estaba como una mosca gigantesca. Comenzamos a mover, a empujarlo. El “Loco” gritó
cuando saltó al cachivache de fierro y se amarró al asiento con un cinturón de cuero. Con un
empujón se pone en marcha la máquina, hay una explosión que nos hace gritar a todos, el
armatoste chirría, bufo como un toro y avanza lentamente. El “Loco” dio órdenes, exhortó a
los chicos que con todas sus fuerzas impulsaron la máquina voladora. Gritó a voz de cuello:
“¡Más rápido, más, más rápido, más, más…”. Todos enloquecimos. Y como un acto de magia
la máquina comenzó a elevarse, dos metros, tres metros, cinco metros. Ráfagas de viento
azotaron la nave de los locos, un torbellino de polvo los arrastró, el viento vertiginoso fue
cada vez más fuerte, el viaje lo hicimos en la sala, miramos como se elevó y como se alejó
el piloto, ¡Como un pájaro, como una nube…!
VICENTE: ¡A dormir! (Todos vuelven al dormitorio).
LA PESADILLA

(Acostados en la cama).

VICENTE: ¿Escuchan?
CARLOS: Duérmete.
VICENTE: ¡Es un avión!
CARLOS: Estás soñando.
VICENTE: ¡Es un avión!
CARLOS: Es un automóvil.
VICENTE: Los aviones de Franco están bombardeando Morelia.
CARLOS: Cálmate.
VICENTE: ¡Nos vamos a morir!
CARLOS: ¿Estás loco?
VICENTE: ¡Todos vamos a morir!
CARLOS: Aquí no hay guerra.
LAURA: ¡Papá! ¡Mamá!
ANA: ¡Estamos en Morelia!
PILAR: ¿Dónde están mis papás?
CARLOS: Ya, tranquilo.
VICENTE: ¡Nos van a matar!
CARLOS: Estás soñando.
VICENTE: ¡Vamos al refugio!
CARLOS: ¡Cállate!
VICENTE: ¡Al refugio! ¡Son bombas! ¡Son bombas!

(Movimiento lento, secuencia de guerra donde se escucha un canto ¡AAAA! A…A…A…!).

CARLOS: Nuestros padres vienen a visitarnos.


TODOS: No es cierto; es un sueño (Tres veces cada uno).
VICENTE, LAURA, PILAR Y ANA: Toman las cuerdas.
LEVÁNTAME EL CASTIGO

(Avanzan con las cuerdas):

FRANCISCO: Me llamo Francisco Nebot Satorres. Sé que hice mal. Esta tarde no debí salir.
No debí llevarme al cine a mi hermanita de siete años. Al regresar al internado, la puerta
estaba cerrada. Afuera había dos niñas que también llegaron tarde. La puerta se cierra a las
siete y se abre hasta el día siguiente. No podíamos quedarnos en la calle. Brinca la barda y
abramos la puerta, me dijeron. Subí una tapia y al brincar al patio me agarré de unos cables.
Vi una luz brillante. Vi estrellas, muchas estrellas. Me recogieron. Lloraron por mí. Me
velaron y me enterraron en el panteón, pero no estoy ahí. Todas las noches vuelvo al
internado. Hay una veladora en el patio donde brinqué. Siento frío. La llama de la veladora
me da calor. Entro al dormitorio de las niñas. Miro a mi hermanita dormir. Tiene pesadillas.
La acaricio. La cubro con la cobija que siempre se le cae al suelo. La velo todas las noches,
pero cuando amanece me voy. No quiero que me vea. No me parezco. Yo no soy yo. Estoy
renegrido como un pedazo de carbón. Me siento raro. Siempre triste, siempre con frío. Sé
que hice mal. Levántenme el castigo.
LOS PIOJOS Y LA SARNA

(En el dormitorio Vicente y Ana saltan sobre la cama. Pilar lee y Carlos escribe).

(Entra Laura jugando con una tela. Se escuchan voces).

PILAR: ¡Laura, vete de aquí!


ANA: ¿Qué es eso?
CARLOS: ¡Eso tiene piojos! ¡Hay, piojos! ¡Tiene piojos!

(Todos comienzan a rascarse todo el cuerpo mientras avanzan al proscenio y se colocan en


línea. Tienen piojos).

TODOS: Piojos, tiña, sarna.


VICENTE: Pulgas.
TODOS: Nooo.
Piojos, tiña, sarna.
VICENTE: Corucos.
TODOS: Nooo.
Piojos, tiña, sarna.
CARLOS: Nos desnudan.
PILAR: Nos cortan el cabello para evitar los piojos.
ANA: Nos suben a la azotea.
VICENTE: Nos untan en el cuerpo una grasa verde que huele a azufre.
LAURA: La comezón nos mata.
ANA: No se toquen, niños no se toquen.
PILAR: Se van a infectar.
CARLOS: Nos acuestan bajo el sol.
ANA: Desnudos.
PILAR: Con aquella grasa apestosa.
LAURA: Y ahí estábamos con los ojos cerrados, esperando que los rayos del sol nos maten
los ácaros (Salen rodando).
TODOS: Piojos, tiña, sarna.
SEXUALIDAD

(Entran Pilar y Laura rodando por el suelo. Al fondo del escenario está Ana con una cubeta).

(Carlos y Vicente juegan mientras con una reata que se convierte en tendedero, donde
aparece una falda y una blusa. Laura y Pilar se acercan al tendedero y toman la falda y la
blusa, las doblan y las acarician…).

(Después saltan la reata y van con Ana, quien permaneció al fondo del escenario. Cada una
saca un vaso con agua. Carlos sale).

(Ana, Laura y Pilar se acercan a Vicente, lo mojan. Salen las niñas).


“SAPITO”

(Vicente se queda solo en el centro del escenario, mojado).

VICENTE: Me llamo Vicente Fuentes, pero me dicen el “Sapito”, no porque parezca rana.
Sino porque me gusta mucho el agua y porque sé nadar mejor que nadie. Los maestros nos
llevaron a un día de campo. Había una alberca. Yo nade todo el día. Cerraron el balneario.
Los maestros no sacaron del agua y nos formaron para regresar. Yo me devolví para
hacharme el último clavado. Nadie me dijo que ya habían abierto las compuertas y que el
agua se estaba yendo por el desagüe. Sentí que me jalaban de abajo, como chupándome.
Grité. Nadie me oyó. Me encontraron lejos, en un canal. Lloraban por mí. No lloren, aquí
estoy, les decía, pero nadie me escuchaba. Desde entonces no me hallo. ¿Qué está pasando?
Voy al internado, les hablo a mis amigos, pero no me contestan. Los miro, pero no me miran.
Mi cama está ocupada por otro niño. No hay lugar para mí en el comedor. Nadie juega
conmigo en el recreo. Ando triste, perdido. Ya no me gusta nadar. Ando vagando de un lado
a otro sin poder descansar. ¿En dónde estoy?

(Posición brazos abiertos y ojos cerrados. Murmura y avanza hacia el fondo del escenario).

¿Dónde estoy?
¿Dónde estoy?

(Sale).
CARTAS

CARLOS: (entra leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Mi querido Carlitos:
Hoy he recibido tu carta y tu poesía, no tengo palabras para decirte lo mucho que me ha
emocionado. Me alegra saber que en la escuela trabajáis tanto y tan bien… (Deposita el vaso
en el suelo).
PILAR: (entra leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Hola papás: Hoy no
escribiré en catalá, escribiré en castellano. La maestra Dorita dice que tengo que practicar
mucho, aunque avanzo rápidamente. Laura y Ana hablan en español como lo hace le tío
Juanelo… (Deposita el vaso en el suelo).
ANA: (entra leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Morelia, Michoacán. Mamá
y Papá: quiero decirles que ya puedo hacer burbujas de baba en mi boca, como las que hacen
Laura y Pilar. La comida no me gusta… (Deposita el vaso en el suelo).
LAURA: (entra leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Querida mamita: estoy
bien, aunque estos últimos días he tenido mucha fiebre porque me dolía el estómago, y
entonces volví a verte, con el jersey verde ese que tanto me gusta… (Deposita el vaso en el
suelo).
CARLOS: (entra leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): No quiero volver a leer
en una de tus cartas que tiráis la comida, esas tortillas seguro que están muy ricas, lo que pasa
es que en un país diferente, las cosas tienen sabor diferente. Aquí la gente no puede ni
comer… (Deposita el vaso en el suelo).
PILAR: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): ¿Cuándo venga a
Barcelona podré tener un perrito?, ¡me gustan tanto! He pensado tres nombres: Piojo,
Piloncillo o Frijol, el que más me gusta es Frijol… pero tendrá que ser negro como tu cabello,
mamá… (Deposita el vaso en el suelo).
ANA: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Ayer comí unas frutas
muy buenas, se llaman tamarindo, mango, piña, pitaya, guayaba, papaya… (Deposita el vaso
en el suelo).
LAURA: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Tengo una maestra
buena y otra mala, la buena se llama Charito y la mala me regaña siempre y dice que corazón
se escribe diferente, no como tú me enseñaste… (Deposita el vaso en el suelo).
CARLOS: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): No me gustó
cuando dices que jamás vas a tenernos, ten por seguro que vas a volver, y pronto. Ayer hable
con Carma, la hija del tío Joan y me dijo que tu viaje a México era lo mejor que podíamos
haber hecho… (Deposita el vaso en el suelo).
PILAR: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Mamá: cada vez me
llevo mejor con Laura y con Ana, aunque ahora estamos trises porque se murió un amigo…
dicen que se fue por el desagüe, no entiendo. ¿Por qué no me contestas? (Deposita el vaso en
el suelo).
ANA: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): No la paso muy bien
aquí, a veces castigan a los compañeros porque se portan mal. Yo me porto bien, sólo que
ayer me pinché un dedo en el taller de costura… (Deposita el vaso en el suelo).
LAURA: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): ¿Cómo es que
vamos a tener un hermanito si no tenemos a papá? Joaquín tampoco lo entiende. Dile que ya
no me regañe tanto y que haga por conseguirme otros zapatos, que estos que sirven para nada,
mamá… (Deposita el vaso en el suelo).
CARLOS: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): Sigue siendo tan
buen niño como lo has sido siempre, haz caso al director y a los maestros, y que sepas que
aquí todos te queremos. Recibe besos y abrazos con todo nuestro amor, tu padre… (Deposita
el vaso en el suelo).
ANA: (entra sigue leyendo una carta y con un vaso que tiene leche): ¿Cuándo es que voy a
verlos? Espero que sea pronto, quiero darles un abrazo fuerte y muchos besos. Su hija Ana…
(Deposita el vaso en el suelo).

(En el fondo del escenario aparece Vicente con un vaso vacío. Avanza hacia el centro.
Aparece una mujer y se coloca de espaldas con los brazos arriba, mientras Vicente en el
centro del escenario quema una carta y dice):

Hace meses que yo no recibo cartas de España.

(Sale).
EL RECLAMO

(La mujer se dirige hacia el vaso donde se ha quemado una carta).

PILAR: Salgo del internado con una gran alegría.


Dejo atrás seis años y medio de penalidades.
Los momentos alegres fueron escasos.
Pasé la vida llorando por mi madre.
Siento rencor por su abandono, sé que lo hizo para protegerme de la guerra, pero sólo
recuerdo lo que pasó.
Quedaron lejos mis padres, su protección, la cama caliente.
Y vino el dolor, la tristeza, la soledad, el hambre.
Lloré tanto que ahora que la veo al cabo de ocho años, no siento ninguna emoción.
Se me acabaron las lágrimas.
No volví a llamarla mamá.

(Recoge el vaso del piso y se dirige a un lateral).

Regresé a España.
Éramos cinco.
Fuimos a Barcelona.
Comimos en un bar, era domingo.
Queríamos ver bailar la sardana.
Fuimos a mi barrio.
Había una calle cerrada y la gente bailando.
Hombres y mujeres tomados de la mano, girando, girando.
Es una danza muy bonita, pero triste.
Empecé a tomar fotografías y de pronto estaba llorando.
¿Y por qué lloras? Me preguntó alguien.
¿Por qué lloro? Lloro porque éste es mi barrio, ésta es mi tierra.
Todos mis amores los tengo en México.
Acá lo perdí todo.
Todos mis amores se quedaron en México.

(Paseo hasta el fondo de escenario, se voltea mirando al público y entran viejos recordando).
LO QUE HACÍAMOS

(Entran del fondo con canasta).

ANA: La gente de Morelia era muy conservadora, no les gustaban las ideas socialistas.
LAURA: Son niños rojos decían.
CARLOS: Son niños comunistas.
PILAR: Y como cantábamos canciones que guerra.
CARLOS: Y como marchábamos con el puño en alto.
TODOS: (Estrofa de canción A las barricadas. Avanzan un poco al frente).
LAURA: Y como salimos a insultar a los curas.
CARLOS: Yo jamás insulté a ningún cura.
VICENTE: Carlos, tú insultabas a los curas, como todos.
PILAR: Y como salimos a apedrear la iglesia.
CARLOS: Pero qué dices, esos eran cuatro gamberros.
VICENTE: Por algo los curas nos echaron a los jóvenes y a los niños.
CARLOS: Cierto, el primer contacto con los niños de Michoacán fue una guerra de piedras.

(Ya al frente).

PILAR: Después las cosas cambian.


CARLOS: Sólo somos unos niños en el exilio.
ANA: Niños solos.
LAURA: Niños sin padre.
PILAR: Niños sin madre.
VICENTE: Niños lejos de su casa, de su tierra, lejos de su patria,
ANA: Niños solos.
CARLOS: Después las cosas empiezan a cambiar.
VICENTE: Nos tratan bien.
PILAR: Pero la enseñanza no nos gusta.
ANA: Salimos a la calle a pedir dinero.
LAURA: Visitamos a alguna familia.
CARLOS: Y nos dan de comer.
O cinco centavos.
VICENTE: O un piloncillo. Y con lo que nos daban del “Pre”, íbamos al mercado…
PILAR: Y comprábamos atole.
ANA: O Pozole.
LAURA: Salíamos de vacaciones.
ANA: A Pátzcuaro.
PILAR: A Guadalajara.
CARLOS: A Puebla.
ANA: Carlos, tú tuviste una novia en Puebla.
CARLOS: Bueno, bueno, la comida era mala.
(Recogiendo los vasos y avanzando hacia atrás).

VICENTE: Todo a base de maíz.


PILAR: Atole de maíz.
VICENTE: Tortillas de maíz.
ANA: Chilaquiles de maíz.
LAURA: Corundas de maíz.
CARLOS: Uchepos de maíz.
PILAR: Enchiladas de maíz.
VICENTE: Tamales de maíz.
PILAR: Y atole…
LAURA: ¡Ya se dijo!
PILAR: ¡Que importa si de todas maneras es de maíz!
ANA: Que chistoso, siempre teníamos hambre.
VICENTE: En la madrugada asaltábamos la cocina.
CARLOS: No, perdóname, pero yo nunca asalté la cocina.
PILAR: Tú asaltabas la cocina como todos.
ANA: Carlos, tomamos todo lo que el director guardaba…
VICENTE: El jamón.
PILAR: El queso.
LAURA: Salchichas, pan. Comíamos hasta hartarnos.

(Colocados en fila casi al fondo del escenario).

CARLOS: Los cabecillas fueron castigados muy severamente.


ANA: Desfilamos el 16 de septiembre.
PILAR: Nos aplauden mucho.
CARLOS: Viene gente al colegio a donar dinero.
PILAR: Pero de eso no vemos nada.
CARLOS: Algunos se escapan.
ANA: Pero los atrapan y los devuelven al internado.
LAURA: Y cuando cierran el internado de Morelia.
CARLOS: Nos llevan a las casas hogar de la ciudad de México.
PILAR: Aquello sí era un hogar.
LAURA: Mejor alimentación.
ANA: La disciplina no era militar.
VICENTE: La mayoría trabajamos y nos cobraban una parte de nuestro salario.
PILAR: Los que estudiábamos no pagábamos nada.
VICENTE: Pero cuando nos cierran las casas hogar… en la ciudad de México.
LA EXPULSIÓN

(Avanzando hacia el frente y barullo acosando al profesor).

PROFESOR: Esto se acabó.


ANA: ¿Cómo que se acabó?
PROFESOR: Sí, se acabó.
PILAR: ¿Se acabó?
PROFESOR: Se acabó el dinero para sostener esto.
CARLOS: ¿Y ahora?
PROFESOR: El lunes a la calle.
LAURA: ¿Cómo?
PROFESOR: A la calle.
ANA: ¿Así?
PROFESOR: Así.
PILAR: ¿De un día para otro?
PROFESOR: El lunes.
LAURA: ¿Y a dónde vamos a ir?
PROFESOR: A buscar donde vivir.
CARLOS: ¿Qué vamos a hacer?
PROFESOR: Busca trabajo.
ANA: Somos menores de edad.
PROFESOR: Ya tienen 15 años.
PILAR: No tenemos a nadie en éste país.
PROFESOR: Les vamos a dar 50 pesos.
CARLOS: Somos niños todavía.
LA AYUDA DE LOS EXILIADOS

(Tres mujeres adultas discuten).

PILAR: Los exiliados no querían saber nada de nosotros. Se juntaban en el café


Tupinamba.
ANA: No recuerdo haberlos visto en Morelia.
LAURA: Sí, sí fueron.
ANA: No recuerdo.
PILAR: Fueron Giner de los Ríos y fue Indalecio Prieto.
ANA: No recuerdo.
PILAR: Que teníamos que portarnos bien.
ANA: No recuerdo.
LAURA: Que algún día volveríamos a España.
ANA: No recuerdo.
PILAR: Del dinero del vita no dijo nada.
ANA: ¿Qué iba a decir?
LAURA: Que eran joyas, valores y obras de arte.
ANA: Qué iba a decir.
PILAR: Que era un tesoro depositado en el barco de España.
ANA: Qué iba a decir.
LAURA: Que se lo trajeron a México.
ANA: Qué iba a decir.
PILAR: En barco llamado El Vita.
ANA: Para ellos no existimos.
LAURA: Existíamos, pero no nos veían.
PILAR: Nos dejaron a la buena de Dios.
ANA: ¿Y el gobierno, qué?
LAURA: Se apartaban de nosotros.
PILAR: Yo hablé con algunos.
ANA: Indalecio Prieto vivía junto a la casa hogar.
PILAR: ¿La de la avenida Michoacán?
ANA: Desde la azotea se miraba se miraba su casa.
LAURA: Era preciosa, con jardines.
PILAR: Se trajo hasta la sirvienta de España.
ANA: Vivía bien.
LAURA: Ahí veíamos desayunar a Manolete.
PILAR: ¡Que torero!
ANA: Su hija y él nos vieron espiando.
LAURA: Su hija era una pesada.
PILAR: Mandaron hacer una barda muy alta para taparnos la vista.
ANA: La vista.
LAURA: Nunca se les ocurrió visitar a sus pobres vecinas.
PILAR: ¿Y sabrían quiénes éramos?
ANA: Los exiliados se apartaban de nosotros.
LAURA: Fundaron la casa hogar.
PILAR: Fue Lázaro Cárdenas el que nos obligó. Cuando dejó de ser presidente, ya no les
importamos. Teníamos quince años. Y un día nos dijeron: esto se acabó.
LO QUE HACÍAMOS (SEGUNDA PARTE)

(Ya en fila, al frente).

VICENTE: Y éramos unos niños todavía y así nos buscamos la vida, cada uno como pudo.
Algunos llegamos a dormir un tiempo en la Alameda Central.
Éramos cinco.
CARLOS: Qué cinco, siete.
ANA: Entre cinco y siete… hasta que lo supo el general.
PILAR: No lo supo. Él nos vio.
LAURA: Le fueron con el chisme.
VICENTE: El general nos mandó llevar.
CARLOS: No. Nos llevó un ayudante.
ANA: El general Cárdenas era ministro de la Defensa.
PILAR: Era secretario de la defensa, no ministro.
LAURA: Su oficina estaba en el Palacio Nacional.
VICENTE: No, estaba en Moneda.
CARLOS: Pues Moneda está junto al Palacio Municipal.
ANA: Pero no en el Palacio.
PILAR: A un lado. Anexo al Palacio.
LAURA: Y la regañadota que dio.
VICENTE: No nos regañó.
CARLOS: Claro que nos regañó.
ANA: Nos habló fuerte, que es distinto.
PILAR: Nos dijo que debíamos ser gente de provecho.
LAURA: Dijo gente de bien, no de provecho.
VICENTE: Para honrar a España.
CARLOS: No dijo de España, dijo de nuestros padres.
ANA: Dijo para honrar de España.
PILAR: Que no. Que de nuestros padres.
LAURA: Dijo que de nuestra patria.
TODOS: Nuestra patria.
CARLOS: Le dijimos que pasábamos hambre.
ANA: No, que teníamos algo de necesidad.
PILAR: Hambre o necesidad es lo mismo.
LAURA: Y él nos dijo que volveríamos cada semana.
VICENTE: Cada mes.
CARLOS: Cada semana.
ANA: Y que nos daría dos pesos.
PILAR: Tres pesos.
LAURA: Dos, dos pesos.
VICENTE: Que el que no fuera en persona…
CARLOS: Dijo personalmente.
ANA: …no recibiría nada.
PILAR: Dijo “ni un quinto”.
LAURA: Dos pesos era mucho en ese entonces.
VICENTE: El general siempre fue como nuestro padre.
CARLOS: Y como nuestra madre.
ANA: Nuestra madre era su mujer, doña Amalia.
PILAR: Los dos eran nuestros padres.
LAURA: Siempre vieron por nosotros.
VICENTE: El presidente decía: hágase…
CARLOS: Pero sus ayudantes no siempre cumplían.
ANA: Denle el mejor presupuesto a sus escuelas.
PILAR: Pero el dinero no llegaba completo.
LAURA: Su gente no cumplía.
VICENTE: Denles la mejor educación, ordenaba.
CARLOS: Pero algunos directores eran incapaces.
ANA: Es que éramos niños muy difíciles.
PILAR: Es que éramos muy rebeldes:
LAURA: Es que veníamos de la guerra.
VICENTE: ¡Cuánto nos quiso el general!
CARLOS: ¡Y cuánto lo quisimos nosotros!
ANA: Por eso voté por su hijo Cuauhtémoc para presidente.
PILAR: Pero le robaron la elección.
LAURA: Yo volví a votar la segunda vez.
VICENTE: Y otra vez perdió.
CARLOS: Yo seguiré votando por él.
VICENTE: A ver quién se cansa primero, él de competir y tú de votar.
CARLOS: ¿Por qué siempre me contradices?
VICENTE: ¿De qué estamos hablando?
CARLOS: ¡Y yo que sé de que estábamos hablando!

(Salen hacia los laterales. Del fondo Ana entra y avanza al proscenio).
LA VISITA

(Terraza. Una maestra y tres niñas bordan en aros. Entra el director).

DIRECTOR: Ya llegaron. Están abajo. Por favor, maestra, simule usted que les está
enseñando algo a éstas niñas. Abajo ésta el señor Secretario de Educación Pública y
periodistas del Excélsior y El Nacional. Tenemos que darles una buena impresión. En la
escuela de abaja nos faltan dos niños. ¿No los ha visto por acá? Condenados muchachos.
¿Dónde se habrán metido estos malditos? Van a ver. Si los ve, mándemelos para allá de
inmediato o entreténgalos o escóndalos, lo que sea.
Qué lío. (Sale).
MAESTRA: A ver niñas, siéntense bien, las piernas juntas, la espalda erguida, no se joroben.
Tomen el aro así y den puntadas así.

(Detrás de un pilar aparecen dos niños. Uno trae al otro sujeto, doblándole un brazo por la
espalda).

CARLOS: Devuélveme mi dinero.


VICENTE: Suéltame.
CARLOS: Dámelo.
VICENTE: Yo no sé nada.
MAESTRA: Compórtense, tenemos visitas.
CARLOS: Ahora verás.
VICENTE: Desgraciado, abusón.
CARLOS: Ratero.

(Los dos niños forcejean, caen al suelo, ruedan, luchan, se dan golpes. Entra el director con
el Secretario de Educación Pública, dos periodistas, un fotógrafo. Se detienen sorprendidos.
Los niños ruedan a sus pies).

DIRECTOR: Orden, orden. Niños. Sepárense. Alto.

(El fotógrafo imprime varias placas, el director agarra a uno de ellos y lo alza de una oreja.
El otro se pone de pie).

DIRECTOR: ¡Firmes! ¡Ya! ¡Saludar! ¡Ya! ¡Descanso! ¡Ya! (Los niños obedecen las
instrucciones).

DIRECTOR: Qué pena, señor secretario, pero estos niños. No vaya así son todos los
internos. Éstos son la excepción, se lo aseguro. Pero los vamos a castigar severamente, ya
verá. Estos dos tienen mala entraña. Se escaparon del internado de abajo. Qué pena, qué pena.
Pero mire usted a éstas niñas, qué diferencia. Saluden niñas.
ANA Y LAURA: Buenos días, señor secretario.
SECRETARIO: Buenos días, niñas. Y además de bordar, ¿saben cocinar o hacer otras
manualidades?
ANA Y LAURA: Sabemos cantar
SECRETARIO: Muy bien. Y por qué no nos cantan una canción.

(Las niñas se apenan).

MAESTRA: Vamos niñas. Muéstrenle aquí al secretario alguna de sus cualidades. Canten
una canción.
ANA Y LAURA: ¿Cuál?
MAESTRA: Ustedes decidan.

(Las niñas se aconsejan. Se ponen de frente y empiezan a cantar una canción pícara de una
zarzuela, se mueven y simulan ser mujeres adultas seduciendo a un joven. Parecen pequeñas
prostitutas. Los visitantes miran asombrados a las dos niñas).

DIRECTOR: Basta, basta, con eso es suficiente.

(Las niñas saludan al estilo de las zarzuelas. Los visitantes se retiran).

PERIODISTA: Estos varoncitos van que vuelan para maleantes y las mujeres para
prostitutas.
AL CONVENTO

ANA: Cuando tenía doce años me llevaron a un convento en la ciudad de Puebla, y mis
hermanas se quedaron en Morelia, en el internado España-México.

(Dos hombres cuentan al frente en laterales 5, 6, 7, 8, 9, 10. Mientras las niñas entran
corriendo para esconderse).

HOBRE 1: Niñas, no se escondan, ¿dónde están?


El coche las está esperando para llevarlas a Puebla.
Vamos, que sólo faltan ustedes.
ANA: Yo no quiero ir.
PILAR: No me gustan las monjas.
LAURA: Las monjas son malas.
HOMBRE 2: Las monjas las quieren, van a cuidarlas, les enseñarán a bordar y a coser.

(Las jalan para separarlas).

HOMBRE 1: Vamos, harán la primera comunión.


HOMBRE 2: Las prepararán para el matrimonio, las casarán con un hombre rico.

(Las jalan y quedan tomadas por manos y pies).

PILAR: No queremos hacer la primera comunión.


ANA: Yo no quiero casarme.
LAURA: Queremos estudiar y trabajar.
HOMBRES 1 Y 2: Vamos al convento a que aprendan a rezar.

(Las arrastran y las sacan: Queda Ana en el centro y va pecho tierra al frente hacia la
cubeta).

ANA: Puebla se parece a España. Iglesias, conventos, monjas. Llegamos al convento. Se


abrió la puerta grande de madera y clavos. Había un patio con flores de… flores de… no
recuerdo qué flores, pero eran unas flores tristes. Los dormitorios estaban… ¿en dónde
estaban? Había un árbol grande con pájaros, un árbol de… ¿qué era? ¿Un naranjo?, ¿un
fresno? Rezábamos. La capilla, la capilla ¿dónde estaba?, ¿cómo se llegaba? Había una cruz
de piedra, pero ¿dónde?, ¿en el jardín?, ¿bajo los arcos?, ¿había arcos? Bordábamos y… nos
decían “de aquí saldrán para casarse”. Yo no quería casarme. Yo quería ser doctora. Sonaba
una campana, ¿dónde estaba la campana? Y nos castigaban. Nos bañábamos en… ¿en
dónde?, ¿por qué no lo recuerdo? Yo aprendí a cocinar. ¿Cocinar qué? Yo era muy buena
cocinando, pero ¿qué cocinaba?, ¿por qué no puedo recodar? Sólo recuerdo que lloraba y que
estaba triste.
(Entran los demás por los laterales al centro. Canción Pueblo de España. Avanzan hacia
Ana, la levantan y las mujeres se la llevan hacia el fondo. Se quedan los dos hombres al
frente. Carlos se acuesta al frente centro, Vicente lo cobija y se sienta a su lado).
EL SUEÑO

NIÑO: ¿Qué haces aquí?


VIEJO: ¡Shh! Duérmete.
NIÑO: ¿Eres maestro?
VIEJO: No.
NIÑO: ¿Eres español?
VIEJO: Sí. No.
NIÑO: ¿Sí o no?
VIEJO: Era. Ahora soy mexicano. Tú eres de Barcelona.
NIÑO: ¿Cómo lo sabes?
VIEJO: Estabas llorando.
NIÑO: Quiero ver a mis padres.
VIEJO: Los verás.
NIÑO: No estoy a gusto aquí.
VIEJO: Quieres ser de los enchufados para que así te traten mejor.
NIÑO: El director no me quiere.
VIEJO: Quieres ser de los grandes para que no te peguen. Ni te roben.
NIÑO: Pero estoy muy chico.
VIEJO: De noche te orinas en la cama.
NIÑO: ¡No es cierto!
VIEJO: Eres de los meones.
NIÑO: ¡No es cierto! ¡No es cierto! ¡No es cierto!
VIEJO: Mearse en la cama no es un delito.
NIÑO: Pero me castigan.
VIEJO: Cuando sientas ganas ve al retrete.
NIÑO: Tengo miedo al pasar por el patio.
VIEJO: No temas.
NIÑO: Ahí hay fantasmas. Y muertos y huesos. Y calaveras.
VIEJO: Saldrás de ahí.
NIÑO: ¿Cuándo?
VIEJO: Te fugarás.
NIÑO: ¿A dónde?
VIEJO: Irás a México.
NIÑO: No conozco a nadie allá.
VIEJO: Andarás de vago.
NIÑO: Yo no quiero ser vagabundo.
VIEJO: Caerás en el tribunal de menores.
NIÑO: Yo no quiero ir a la cárcel.
VIEJO: Trabajarás en Vulcano arreglando neumáticos.
NIÑO: Yo quiero ser médico.
VIEJO: No podrás estudiar.
NIÑO: Quiero volver a España.
VIEJO: Regresarás.
NIÑO: ¿Cuándo?
VIEJO: Volverás con tus hijos y tu esposa.
NIÑO: Yo ni tengo novia.
VIEJO: Te casarás con Ana.
NIÑO: Ésa no me gusta. ¡Es una pesada!
VIEJO: Cambiará.
NIÑO: ¿Y cómo sabes tantas cosas?
VIEJO: Ya ves.
NIÑO: ¿Cómo te llamas?
VIEJO: Roberto Aranda.
NIÑO: No es cierto, ése es mi nombre.
VIEJO: Me llamo así.
NIÑO: ¿Somos parientes?
VIEJO: Yo soy tú.
NIÑO: ¿Cómo?
VIEJO: Tú eres yo.
NIÑO: Estoy soñando.
VIEJO: Yo estoy soñando.
NIÑO: Los dos estamos soñando.
VIEJO: Entonces sigue durmiendo.

(El niño se recuesta. El viejo lo cubre con una cobija. Desaparece).


EL ENCUENTRO CON MI MADRE

CARLOS: Llegó mi madre y había que mantenerla.


Nos cambiamos a un departamento.
Mis hermanos pronto dejaron la casa.
No aguantaron a la vieja.
Quería cobrar nos la cuenta de ocho años de separación.
Todo lo que había sufrido en el campo de concentración en Francia.
Lo que había sufrido en España.
Hambre y miedo.
Cuando llegó quería un hogar ideal.
Quería recuperar la autoridad que había perdido.
Como todos los padres que llegaron de España querían darnos de bofetadas.
Querían someternos a una disciplina que ya no era posible.
Nos habíamos criado solos.
No había manera de volver atrás.
LA MEJOR

(Un niño de quince años habla con tres niños del internado).

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