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Aspectos psicológicos y psiquiátricos

de la esclerosis múltiple
M. Munárriz
Unidad de Psiquiatría. Hospital Virgen de los Li'ios. Alcoi (Alicante).

Introducción sión más amplia 4 , en una de las formas de


adaptación a; estrés que utiliza la conducta
Repasar los aspectos psiquiátricos de la
de enfermedad y los privilegios del papel de
esclerosis múltiple (EM) es complejo y apasio-
enfermo 5 .
nante, y constituye un magnífico ejemplo de los
problemas clínicos de la interfase entre la neu- Este es uno de los tópicos tradicionales con
rología, la psiouiatrfa y la psicología médica. En los que uno siempre se encuentra cuando se
esta exposicior intentaré ofrecer una visión ge- revisa este tema y en los manua'es de psiquia-
neral del estadc actual de la cuestión, unidc a tr'a se utiliza la EM para p-evenir a ,os Sutures
la modesta experiencia de nuestro equipo y con- psiquiatras de la di f icu¡tad y el rlesgc e j e en-
cluiré, de acuerdo con el tema de esta mono- traña el diagnóstico de histeria. De hecho, y den-
grafía, refiriéndome a las implicaciones terapéu- tro de esta perspectiva tradicional, constituye
ticas que se extraen de lo que se sabe. Doy por un error disculpable por cuanto ambos cuadros
descontado que, a la postre, serán más los in- presentan características clínicas y epidemioló-
terrogantes que las respuestas. gicas similares 6 . Para ir más allá hay que intro-
ducir un cambio de perspectiva y aceptar que
no se trata tanto de un problema de error o in-
Histeria y EM competencia sino de una asociación real de un
cuadro con otro, En realidad, los pacientes con
Desearía empezar comentando unos datos re- EM reúnen muchas de las condiciones que fa-
cientemente publicados 1 , que constituyen el vorecen el desarrollo de las conductas histéri-
resultado colateral de una investigación epide- cas. Personas jóvenes, sometidas al estrés ha-
miológica basada en la población general de bitual de la edad media de la vida, que tienen
una comarca neozelandesa. En la tabla I se re- una enfermedad con síntomas en ocasiones va-
sume lo más relevante de este trabajo.
Como se ve, de 15 pacientes con EM que fue-
ron vistos por un psiquiatra, previamente al
diagnóstico, cinco lo fueron de una manera no
directamente atribuible a la EM, pero otros diez, TABLA I
aun exhibiendo síntomas de esta enfermedad DATOS EPIDEMIOLÓGICOS SOBRE LA EM
como motivo de la consulta no fueron diagnos- EN LA POBLACIÓN GENERAL DE UNA
ticados de EM. Solo en dos se sospechó un pro- COMARCA NEOZELANDESA
ceso neurológico y cuatro fueron calificados ^colación 112.00C
como histéricos. M° pacientes diagnosticados de EIV 91
Estos datos pueden ser comentados de dife- N° de oacientes vistos por el
rente manera y, desde luego, ponen énfasis en psiquiatra antes de! diagnóstico de
la necesidad de un cierto entrenamiento en neu- EM 15
rología por parte de los psiquiatras, pero yo qui- H? de pacientes cuyo motivo de
siera resaltar, en la línea de los autores del tra- consulta eran síntomas atribuibles
bajo, el dato del diagnóstico diferencial de la EM a la EM 10
con la histeria. Corno saben, el término de his- Diagnósticos de los psiquiatras
teria ha desaparecido de las nosologías psiquiá- Enfermedad neurológica 2
tricas más recientes 23 , pero lo empleo aquí de- Histeria 4
liberadamente para separarlo del problema Otros diagnósticos psiquiátricos 4
psicopatológico y centrarlo, dentro de una vi- Tomaoa de Skegg et al1.

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J. MATIAS-GUIU • -. BIGORRA

sa. Por ello los resultados deben ser contem-


Puní uación MMPI plados con cautela.
En primer lugar, parece claro en los estudios
más recientes1113 que los pacientes con EM no
80-
\ presentan personalidades anormales, es decir
70- que sus ejecuciones en los tests de personali-
60- -^ \ ,''
dad no se separan de las normas de sus gru-
50- pos de referencia. Algún estudio ha encontra-
40- do una tendencia a puntuar alto en ¡as escalas
Agrupamiento 1 (Rao, 1984)
de neuroticismo del MMPI9 y nosotros hemos
encontrado que la media de las puntuaciones
- Agrupamiento 3 (Rao 1988) de los pacientes en el factor neuroticismo del
EPI es superior al de la norma española en el
grupo de pacientes que estudiamos.
coastenia -I
sicopática-

Paranoia -

uizofrenia -
lipomanía -
troversión -
Depresión-
Histeria-

feminidad-
condnasis-

En cuanto a la descripción de tipos de perso-


nalidad, partiendo de las cautelas a las que an-
Q. .U| tes aludía, se han establecido empíricamente
o
CL
•o
UJ unosagrupamientos (dusters) que parecen coin-
ida

X ;o
cidir con la experiencia clínica, aunque lamen-
ra
00
3
O
tablemente no parecen aportar más que ésta.
<S)
<u
Q m Así, existiría un grupo de pacientes que
correspondería a lo que en el estudio de
Zeidow11 se denomina tipo W, que incluiría al
F/g. i , Modelos extremos de personalidad de los pa- agrupamiento 2 de Peyser12 y el 1 de Rao que
cientes con esclerosis múltiple. supone el tipo de pacientes con una afección
neurológica y cognitiva escasa, poco tiempo de
evolución con una conducta que puede ser des-
crita como madura, consciente y equilibrada,
gos pueden tener tendencia o predisposición a pero que tienden a negar el impacto de la en-
simular la enfermedad que tan bien conocen fermedad, y a puntuar alto en la denominada
para satisfacer otras necesidades o aliviar situa- tríada neurótica del MMPI.
ciones difíciles. No es ajena a esta predisposi- Otro grupo de pacientes (tipo Y y agrupamien-
ción el tipo de atención médica que se dispen- tos 3 y 5 de Peyser y 2 de Rao) presentaría un
sa a estos pacientes, que incluye técnicas de grado variable, nunca marcado de deterioro
diagnóstico sofisticadas y contactos frecuentes cognitivo, pero exhibirían problemas emociona-
con los especialistas7'8. Es preciso, pues, reco- les más o menos crónicos, posiblemente en re-
nocer la existencia de disfunclones psicógenas lación con la frustración de sus expectativas.
y orgánicas asociadas en este grupo de pacien- Aquí, se incluiría a los pacientes que podrían
tes. Esta circunstancia es, por otro lado, común ser calificados de depresivos.
con otros grupos de enfermos neurológicos9. Un grupo reducido de pacientes estaría for-
mado por los que padecen la enfermedad y
además cierta labilidad para las tensiones que
Personalidad de los pacientes con EM conduce a desequilibrios emocionales transito-
Pero aunque sea la histeria una manera de rios (tipo Z y agrupamiento 6 de Peyser).
reaccionar que puede asociarse a la enferme- Un último patrón, que parece más consisten-
dad, no es la única. Se ha intentado averiguar te, se refiere a los pacientes que presentan un
si existía un patrón típico de adaptación a la EM mayor grado de deterioro cognoscitivo y que
o si, como sostenía la teoría psicosomática comparten las características del síndrome or-
clásica10, existe algún tipo de personalidad que gánico de la personalidad14, incluyendo una
se asocia específicamente con la EM. La meto- apariencia eufórica o de preocupación superfi-
dología que debe emplearse para estos estu- cial frente a una evidente falta de habilidades,
dios, que se basa en el análisis multivariado oe mostrando así una inadecuación de su juicio de
diferentes rasgos de la personalidad, requiere la realidad. Incluye el agrupamiento 1 de Pey-
reunir muestras amplias de pacientes, lo cual ser, el 3 de Rao y el tipo X de Zeidow. En la fi-
supone en ocasiones una limitación para una gura 1 se ilustran los dos modelos extremos de
enfermedad de prevalencia relativamente esca- acuerdo con sus perfiles en el MMPI.

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ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

TABLA II Trastornos afectivos


PORCENTAJE DE PACIENTES CON EM
Y DEPRESIÓN (JUICIO CLÍNICO) Es en el terreno de ios trastornos afectivos
donde la asociación es más manifiesta. Usan-
Porcentaje
Estudio N do un registro de casos psiquiátricos 21 se ha
de depresión
establecido que los pacientes con EM consul-
Braceland y Giffin (1950) 75 20* tan con el psiquiatra con más frecuencia que
Surridge (1989)26 108 27 los que padecen esclerosis lateral amiotrófica
Kahana (1971) 295 6* y, en una proporción similar, a los que aquejan
Whitlocky Siskind (1984)27 30 46-54 epilepsia de localización temporal. Con respecto
Arias Bal (1986)28 77 22 a esto resulta significativo un mayor número de
Lyon-Caen O986)29 21 36 contactos en los que se emitió el diagnóstico
Reischies (1988)30 46 10,9 de trastorno afectivo. Con el mismo registro 22
•Citados pcy Trimble et al (1982P1. se observó que la adscripción del diagnóstico
de trastorno bipolar a los pacientes con EM era
mayor de lo que sería esperable por azar.
En cualquier caso, repito que estas tipologías Los estudios realizados con registros de ca-
no pueden ser contempladas como definitivas. sos tienen el inconveniente de que sólo obtie-
De hecho, los autores coinciden en destacar que nen datos de los pacientes que llegan a consul-
es característica de la adaptación a la EM su tar con los servicios psiquiátricos. El hecho de
gran variación interpersonal y, por otro lado, consultar está condicionado por múltiples
existen otras tipologías posibles 10 . variables 23 que hacen que el grupo de pacien-
tes que conocen los psiquiatras no tenga por
qué ser representativo de la población de afec-
Patología psiquiátrica asociada a la EM tos por la enfermedad.
Hasta aquí se ha hecho referencia a las for- Para intentar superar estos sesgos se deben
mas de adaptación a la enfermedad que pue- hacer estudios de muestras de pacientes en los
den considerarse como no patológicas. Convie- que se investigue sistemáticamente la presen-
ne ahora repasar el tópico de la asociación de cia de patología psiquiátrica. Un problema me-
la EM con patología psiquiátrica. todológico básico en estos estudios es el del pro-
Este tema ha sido objeto de una considera- cedimiento para la detección de los casos
ble atención. Existen descripciones de casos clí- psiquiátricos. La mayor parte de los estudios
nicos en los que la EM se asocia a diferentes clásicos y gran parte de los estudios recientes
trastornos psiquiátricos, entre los que se inclu- adolecen de defectos en sus métodos de iden-
yen cuadros agudos y transitorios que pudieran tificación de casos al no ofrecer criterios diag-
considerarse como equivalentes psiquiátricos de nósticos bien validados, ni usar evaluaciones
la EM 15 ' 17 . Se ha sugerido que determinado psiquiátricas estandarizadas. Por ello, muchas
patrón de trastorno bipolar podría ser caracte- de las revisiones10-24'25 muestran importantes
rístico de la EM 18 . Sin embargo, del estudio de variaciones en sus resultados.
casos aislados no pueden extraerse consecuen- En un intento de sistematizar los resultados,
cias etiopatogénicas. se presentan a continuación disponiéndolos se-
gún el procedimiento diagnóstico utilizado.
En la tabla II se muestran los resultados de al-
Psicosis
gunos estudios clásicos y otros recientes en los
Con respecto a las psicosis y en concreto a que el diagnóstico de depresión se basa en el
la esquizofrenia no existe ningún dato epidemio- juicio clínico sin que se cite un procedimiento
lógico que apoye que su ocurrencia conjunta de evaluación tipificado y de difusión amplia. La
con la EM sea más frecuente de lo que sería principal conclusión que se extrae de su análi-
esperable por simple azar10. En un estudio que sis es de la gran variabilidad de los resultados.
utilizaba procedimientos de diagnóstico psiquiá- La mayor parte de los estudios se limita a uti-
trico estandarizados 19 , ninguno, de una mues- lizar escalas de depresión del tipo de la ZDI
tra de 100 pacientes, presentaba o había pre- (Zung Depression Scale), BDI {Beck Depressíon
sentado en el pasado esquizofrenia. Existe el Inventory) o la HDRS {Hamilton Depression Sca-
dato sugerente, pero de difícil interpretación, de le)31. Estos instrumentos se caracterizan por
que la esquizofrenia y la EM tienden a acumu- ofrecer una aproximación dimensional y no ca-
larse en las mismas áreas geográficas 20 . tegorial al diagnóstico de la depresión. Fueron

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J. MATÍAS-GUIU - J. BIGORRA

TABLA III
RESUMEN DE ESTUDIOS QUE USAN ESCALAS CUANTITATIVAS PARA LA DEPRESIÓN
Estudio N Tipo EM Promedio" Comentarios
/Withlock (1980)2/ 30 Menos de 5 años 11,4(7,1) Valores no patológicos
Significativamente mayores que
los controles
Sin relación con el grado de
incapacidad ni con el tiempo
de evolución
BDI Beatty (1988)32 38 Crónica 7,5 (5,5) Valores no patológicos
progresiva Significativamente mayores que
Evolución 14 años los controles
Tendencia no significativa a
correlacionar con el deterioro
cognoscitivo (MMSE<30)
Logsdail (1988)33 76 Lesiones aisladas 6,3 Valores no patológicos
Sin diferencias significativas con
los controles
Huber (1987)36 32 EM definitiva 40,5 (10,2) Valores no patológicos
Más que los controles
ZDI
Alcoi (1989) 15 EM definitiva 49,5 (6,6) Valores ligeramente patológicos
Sin relación con tiempo de evolución
Sin relación con la puntuación en
MMSE
Relación escasa con el desempeño
social
Litvan (1988)37 16 EM definitiva 5,6 (4,3) Valores no patológicos
HDRS Sin diferencias con los controles
Lion-Caen (1986)2921 EM definitiva 16,9 (1,4)
EM probable
Menos de 2 años
"Promedio de la puntuación en la escala del grupo experimental.
BDI: Beck Depression Inventory; ZDI: Zung Depression Inventory; HDRS: Hamilton Depression Rating
Scale.

diseñados para establecer el efecto de las in- con unos pocos valores altos y una mayoría acu-
tervenciones terapéuticas y permiten saber qué mulada en el extremo que indica menos alte-
cantidad de depresión tiene una persona pero ración.
no si esa persona puede adscribirse a la cate- Otra conclusión parcial que puede extraerse
goría de depresión. de estos estudios es la de que el nivel de de-
En la tabla III se detallan los resultados de al- presión no parece relacionarse directamente
gunas investigaciones recientes que utilizan esta con el grado de incapacidad física y levemente
metodología cuantitativa. con la presencia de implicación cerebral.
Las conclusiones que se pueden sacar de es- La relación encontrada por nosotros entre un
tos datos son escasas. Nada nos dicen acerca elemento del ajuste social (desempeño o ma-
de la prevalencia real de la depresión y sus va- nejo social) es común a las depresiones en ge-
lores promedio son generalmente bajos. Como neral.
algún autor ha señalado12, este tipo de proce- En cualquier caso, una conclusión definitiva
dimientos cuantitativos cuando se aplican a la acerca de la relación entre los trastornos afec-
EM, producen una distribución irregular de los tivos y la EM exige la utilización de metodolo-
sujetos a lo largo del parámetro que se mide, gías diagnósticas más rigurosas.

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ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

TABLA IV
PREVALENCIA-VIDA DE LA EM
Trastorno Actual En algún momento
Depresión mayor 14 47
Depresión menor 1 9
Depresión intermitente 1 4
Hipomanía 1 2
Trastorno bipolar 0 13
Ansiedad generalizada 2 3
Ansiedad pánica 1 5
Esquizofrenia 0 0
Tomada de Jotfe et al19.

Tres estudios recientes utilizan procedimien- grupos de control. Este resultado coincide tam-
tos de amplio uso en la epidemiología psiquiá- bién con la experiencia clínica42.
trica19-33-38. En otro estudio38 se utiliza la escala del Cen-
En uno de ellos33 se utiliza una entrevista se- ter for Epidemiologic Studies del NIMH (CES.D).
m¡estructurada (CIS) que permite identificar pa- Un 47 % de 32 pacientes con EM puntuaron
tología psiquiátrica menor depresivo-ansiosa a por encima del punto de corte establecido para
76 pacientes con lesiones clínicas aisladas del el diagnóstico de probable depresión. La con-
tipo de las de la EM. Diez de los 76 pacientes clusión principal de este estudio es la presen-
(13 %) son considerados como casos. Esta pre- cia de una relación escasa con la astenia, un
valencia no es significativamente diferente de síntoma frecuente y poco estudiado de la EM.
la de los controles, ni parece relacionarse con Las cifras resultantes de estos estudios son
el grado de incapacidad ni con la presencia de sensiblemente superiores a las de la población
imágenes de resonancia nuclear magnética general43-44, pero no siempre a los de los gru-
(RNM) anormales. Los pacientes con neuritis pos de control33. Es sabido que entre los pa-
óptica tenían menos tendencia a la depresión. cientes neurológicos se ha evidenciado una alta
A partir de un análisis multivariado se puso de prevalencia de trastornos psiquiátricos45.
manifiesto que la presencia del trastorno psi- Algunos resultados, como los ya comentados
quiátrico se asociaba significativamente con el de la mayor asociación de la depresión a la EM
estrés y, en menor medida, a la edad y no se que a otros trastornos21 o cierta relación con
daba relación con el grado de incapacidad físi- determinados parámetros cuantitativos de la
ca, el estado de exacerbación, la duración de TAC35, parecen apuntar hacia una relación di-
la enfermedad o la presencia de imágenes anor- recta entre la patología propia de la enferme-
males en la RNM. dad y la depresión.
Según los criterios RDO39 y con el empleo de En cualquier caso, la mayor evidencia de que
la Schedule for Affective Disorders and Scho- se dispone inclina a considerar que la etiopato-
zophrenia (SADS) en su versión L para la reco- genia de la depresión en la EM es compleja con
gida de los datos40, diseñada para recoger la un papel importante del estrés en sentido am-
prevalencia-vida del trastorno, se obtuvieron los plio dentro del modelo biopsicosocia! al que se
resultados que se detallan en la tabla IV. adscribe este trastorno. No es de extrañar que
La depresión en este estudio no se correla- se trate de una respuesta a la incapacidad y li-
ciona significativamente con el grado de inca- mitaciones que impone la enfermedad que po-
pacidad ni tampoco con la existencia de afec- see algunas características como su curso ím-
ción cerebral. predecible y progresivo. Su afección de la esfera
La prevalencia puntual de los trastornos de- sexual o el aumento de la dependencia de los
presivos es comparable con la del estudio an- demás por los problemas sensoriales y moto-
terior. res que hace que los pacientes con EM sean
La prevalencia-vida, que se define como la po- candidatos a deprimirse. El papel exacto y la
sibilidad de que un individuo afecto de EM pa- relevancia de! factor biológico, por la afección
dezca a lo largo de su vida algún episodio de directa del SIMC, está por determinar.
enfermedad41, es sensiblemente elevada, aun- La que sí que resulta excepcionalmente ele-
que el estudio no ofrece comparaciones con vada es la prevalencia de trastornos bipolares

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J MATIAS-GUIU - J. BIGORRA

en esta población. Este dato corrobora un ha- De esta manera, el porcentaje de pacientes
llazgo citado anteriormente22 y la experiencia que presenta deterioro con respecto a los ba-
clínica46 y habla a favor de una asociación es- remos normales o los controles en diferentes
pecífica entre EM y trastorno bipolar. Existe un pruebas neuropsicológicas supera en muchas
estudio reciente que trata de probar la hipóte- de ellas el 50 %.
sis de que ambos trastornos tengan una base Quedaría fuera del alcance de esta revisión,
genética común, pero los resultados no son entrando en el terreno de la ne uro psicología de
concluyentes47. la EM, la exposición detallada de cuáles son los
déficit específicos presentes en la enfermedad
que, además, distan de estar suficientemente
Trastornos mentales orgánicos aclarados. Parece bien sentada la idea de una
Para concluir esta revisión de las repercusio- afectación de ¡a memoria14'2932'37-0'53 a dife-
nes psiquiátricas de la EM, conviene hacer re- rentes niveles, de la capacidad de categoriza-
ferencia al deterioro cognoscitivo. ción24'54, de ciertas habilidades lingüísticas32'53
Los estudios clásicos10'24'25 muestran que la y otros déficit más difícilmente encuadra-
demencia de da con poca frecuencia en los pa- bles29^9'52, ofreciéndose un patrón «subcorti-
cientes con EM. Cottrell y Wilson48 ofrecen una cal» aunque existen datos que pueden contra-
cifra del 2 %, Surridge26 considera con demen- decir esta hipótesis32.
cia a un 6,5 % de su muestra. Los estudios más Este déficit tiene unas relaciones complejas
recientes que utilizan criterios clínicos para el con otros parámetros. Así puede afirmarse que
diagnóstico también ofrecen cifras bajas. no depende de la presencia de afectaciones
Schiffer22 obtiene un 6 % incluyendo todos los sensoriales o motoras que pudieran explicar una
trastornos mentales orgánicos y Arias Val cifra ejecución alterada. Éstas influyen evidentemen-
el deterioro cognoscitivo en un 1,3 %28. te pero el deterioro se da también en tareas en
Sin embargo, en la EM se han detectado, uti- las que tales habilidades no se requieren. Tam-
lizando diferentes pruebas objetivas, déficit en poco la presencia de depresión o la toma de fár-
algunas áreas del funcionamiento cognosci- macos psicoactivos pueden explicar el deterio-
t¡vo10,l 1.13,24-27,30,32,35,36,49-54 M u C h O S ClíniCOS Se ro aunque influyen en él13'32.
sorprenderían de comprobar el pobre rendi- Parece establecido que la afectación de pa-
miento de sus pacientes en los tests49. De he- rámetros neuropsicológicos es propia de la en-
cho, la evaluación clínica de los neurólogos tien- fermedad, pero no queda claro con qué carac-
de a infravalorar la presencia de deterioro. En terísticas de ésta se asocia. Se sabe que
un estudio54 se muestra cómo un 48,9 % de aparece en sus estadios iniciales y que su se-
los pacientes, considerados como cognitivamen- veridad no tiene una relación clara con la edad,
te intactos en la evaluación clínica, mostraban el tiempo de evolución, el curso clínico o el gra-
deterioro en los tests psicológicos. do de incapacidad medido con la escala de
Esta disparidad entre los resultados clínicos Kurtzke. En sus formas más extremas o más
y los psicométricos se puede explicar por el ca- avanzadas, dentro, insisto, de la relativa benig-
rácter leve, o sea subclínico del déficit. Otra nidad de estos déficit, las relaciones parecen
explicación es el de la variabilidad de los resul- más complejas y que parece haber tendencia
tados de los sujetos en los diferentes tests. Ade- a covariar con otros parámetros clínicos de los
más de la variabilidad, como se comentó ante- citados32-36'52. Según nuestros datos, existe
riormente, los resultados suelen estar sesgados, una relación entre tiempo de enfermedad y ten-
de manera que los individuos tienden a agru- dencia a puntuar bajo en el MMSE.
parse en los extremos normales de la escaía con En los estudios en los que se han utilizado téc-
unos pocos casos con valores indicativos de de- nicas de iconografía cerebral no ha sido posi-
terioro. Por último, la relativa preservación de ble establecer una clara relación entre el núme-
las habilidades verbales, ya sea real o por su ro y distribución de las lesiones con el deterioro.
carácter sobreaprendido, permite que los défi- Tampoco los parámetros cuantitativos ofrecen
cit no sean aparentes si no se indagan con mé- una clara distinción entre los grupos de afecta-
todos adecuados. Incluso utilizando pruebas dos con los que no lo están excepto la dila-
psicométricas como el WAIS24'50'54 o el Minie- tación del tercer ventrículo51. Sin embargo, el
xamen cognoscitivo32 pueden alcanzarse resul- juicio clínico sobre el grado de afectación cere-
tados en las puntuaciones globaies, dentro de bral en la TAC sí parece relacionarse con el ni-
los límites normales, aunque se evidenciarían vel de deterioro30'36'51. El hallazgo de una aso-
fracasos en los subtests específicos. ciación significativa de la demencia con la atrofia

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ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

del cuerpo calloso no queda claramente expli- dentro de lo que en un sentido amplio podría
cado36. denominarse histeria. En cualquier caso, estas
Más relevante desde el punto de vista psiquiá- formas de adaptación no se separan de la nor-
trico es la relación entre deterioro cognoscitivo malidad.
y características de personalidad. Es sabido que La aparición de trastornos depresivos pare-
los cuadros de deterioro no sólo se caracteri- ce alcanzar a la mitad de los pacientes en al-
zan por alteraciones de la cognición, sino que guna ocasión en su vida. Los datos de los que
también hay modificaciones emocionales que disponemos apuntan a que esta depresión es
son tan características como aquéllas. En la EM más una complicación que un síntoma más de
se dan alteraciones afectivas, fuera del espec- la enfermedad y está relacionada con la mis-
tro de la depresión-manía, como son la inconti- ma interacción de componentes blopsicosocia-
nencia afectiva, la labilidad y el exceso de sen- les que contribuyen al desarrollo de ia depre-
sibilidad a los estímulos emocionales29 o el sión en la población normal.
ánimo eufórico30. Estas alteraciones están re- Otros trastornos psiquiátricos, con excepción
lacionadas con la presencia de deterioro cog- de los trastornos bipolares, no son más frecuen-
noscitivo e incluso directamente con la presen- tes en este tipo de pacientes de lo que lo son
cia de daño cerebral detectado por RNM. entre la población general.
De esta manera, estos déficit menores y si- Los trastornos cognoscitivos en este grupo de
lenciosos que acompañan a la EM y que raras pacientes alcanzan una extensión sorprenden-
veces llegan a la demencia, pueden tener un te cuando se estudian con detenimiento, aun-
Impacto importante en el carácter de los pacien- que a niveles de deterioro menor y selectivo, En
tes. La consistencia de un agrupamiento de per- este caso sí que se puede decir que determi-
sonalidad que parece específicamente ligado a nadas formas de deterioro son síntomas de la
este deterioro parece corroborar esta idea1113. enfermedad, si bien silenciosos. No hay suficien-
Otra vez, la variabilidad es la norma y exis- te conocimiento sobre sus características como
ten casos en que la personalidad está aparen- para proponer alternativas rehabilitativas. Sin
temente preservada en presencia de déficit embargo, sí que se conoce su impacto sobre
intelectual12. la personalidad de los pacientes, sobre todo en
En cualquier caso, queda explicada la euto- su vida emocional.
nía, definida como la sensación subjetiva de bie- A la vista de estos datos no se puede deducir
nestar físcio, que, en los estudios clásicos más que haya una actitud general ante este tipo de
influyentes, era el estado emocional más liga- pacientes.
do a la EM48. Esto se puede aplicar a la idoneidad de de-
terminadas actuaciones como los grupos de
apoyo o los grupos terapéuticos que no pueden
Estrés y EM ser universaImente aplicables, porque no exis-
Un último punto a tratar es el de las relacio- ten unas necesidades psicológicas comunes a
nes entre los acontecimientos vitales estresan- todos los pacientes5556.
tes y la enfermedad. Estudiar este aspecto se Los trastornos específicamente psiquiátricos
enfrenta a unas limitaciones metodológicas con- pueden ser tratados con los procedimientos te-
siderables. Existen datos a favor de que exacer- rapéuticos habituales.
baciones «pasajeras» de la enfermedad e inclu- En el asunto del deterioro cognoscitivo, de-
so francos brotes10, puedan estar ligados al bería ponerse énfasis en la necesidad de tenerlo
estrés aunque también hay datos en contra35. en cuenta en la exploración clínica cotidiana,
Esta relación parece más intensa en el sexo de manera que puedan integrarse adecuada-
femenino12, siempre dentro de resultados muy mente con los otros síntomas de la enfermedad
provisionales. y compartir con ellos sus implicaciones pronos-
ticas.
Posiblemente, en este terreno la intervención
Conclusiones
del neurólogo desangustiando al paciente y a
Extraer conclusiones de todo lo expuesto es la propia familia sobre el origen exacto de los
difícil. No existe un modelo definitivo de pacien- cambios de personalidad que detecta es fun-
te con EM. Muchos de ellos son capaces de de- damental. Hay cierta evidencia de que estos
sarrollar una vida suficientemente distanciada cambios suelen ser malinterpretados y crear si-
de la enfermedad y otros consiguen hacer de tuaciones de tensión en las familias57. La de-
ella una característica de su adaptación, aun tección de esta situación y su adecuada expli-

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cación evita que se atribuya a la mala voluntad 12. Peyser JM, Edwards KR, PoserCM. Psychologi-
lo que no es más que un síntoma de la enfer- cal proflles ¡n patients with múltiple sclerosls. A
medad. prellminary investigation. Arch Neurol 1980; 37:
437-440.
Se trata, en otras palabras, de extender la
13. RaoSM, HammekeTA, McQuillen MP, Khatri BO,
sensibilidad y la suspicacia clínica que los neu- Lloyd D. Memory dlsturbance in chronlc progres-
rólogos han puesto a prueba en el estudio clí- sive múltiple sclerosis.
nico y experimental de esta enfermedad, inclu- 14. Bear D, Freeman R, Greenberg M. Changes ¡n
yendo en su punto de mira los sutiles cambios personality associated wíth neurological disease.
emocionales y cognitivos de sus pacientes. En: Mlchels R, ed. Psychiatry, Filadelfia, Lippin-
En cualquier caso, la mayoría de los enfermos cott Co., 1986; 1: 28.
con EM está libre durante la mayor parte de sus 15. Young AC, Saunders J, Ponsford JR. Mental chan-
vidas de cualquier enfermedad mental y son ca- ge as an early feature of múltiple sclerosis. J Neu-
rol Neurosurg Psychlatry 1976; 39: 1.008-1.013.
paces de hacer frente de manera competente 16. Kohler J, Heilmeyer H, Volk, B. Múltiple sclero-
a una situación difícil e incierta. Debe existir un sis presenting as chronlc atypical psychosls. J
apoyo del psiquiatra para cuando sea preciso Neurol Neurosurg Psychiatry 1988; 51: 281-284.
y nunca estará de más resaltar la necesidad de 17. Mathews WB. Múltiple sclerosls presenting with
esa colaboración. Pero el paciente con EM ne- acute remitting psychiatric symptoms. J Neurol
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ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

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DISCUSIÓN

J. BIGORRA; Según los datos que usted ha pre- cuente en los nacidos en los meses de invier-
sentado parece existir una asociación geográ- no, en su mayor incidencia en determinadas
fica entre esquizofrenia y esclerosis múltiple, zonas geográficas y en los aumentos de inci-
¿hay alguna explicación? dencia en determinadas épocas históricas, de
forma hasta cierto punto parecida a lo que
ocurre con la esclerosis múltiple. Sin embar-
M. MUNÁRRIZ: Existe una hipótesis vírica de la go, no se trata de datos concluyentes sino sim-
esquizofrenia basada en su aparición más fre- plemente de posibles asociaciones e hipótesis.

85
J. i W I A S GUIU - J, BIGORRA

J. BIGORRA: ¿Se refiere a algún área geográfica A. SÁIZ: Hemos entrado aquí es un aspecto
concreta? donde quizá nosotros tengamos algo más que
decir. Usted ha mencionado al psiquiatra y al
M. MUNÁRRIZ: Se ha llevado a cabo un estudio neurólogo. Personalmente creo que hay que
en Italia, observándose que en las regiones mencionar también al psicólogo y, en espe-
cial, por lo que concierne al abordaje global
con mayor prevalencia de esquizofrenia ha-
del paciente. El enfermo de esclerosis múlti-
bía también más esclerosis múltiple. Este es-
ple es una persona que, a la edad en que nor-
tudio está, sin embargo, sujeto a numerosas malmente suelen aparecer los síntomas, su-
imitaciones metodológicas. fre un cambio radical en sus pianes de vida;
se produce un cambio en su identidad, que
J, OLIVELLA: Desearla comentar que, aparte de en buena medida se extiende también a la fa-
las alteraciones psiquiátricas, lo que sí es fre- milia, causando un trastorno brutal en la pro-
cuente en la esclerosis múltiple son las alte- pia persona y en su entorno: replanteamien-
raciones neuropsicológicas. Usted ha mencio- to total de los aspectos laborales, económicos,
nado que muchas veces estas alteraciones no de relación de familia, de expectativas futu-
se detectan o no se tienen en cuenta en la clí- ras. Por tanto, es normal que aparte de los
nica, posiblemente porque la atención del mé- efectos que los daños físicos puedan produ-
dico está centrada en otro tipo de manifesta- cir, exista también un enorme confusionismo,
ciones más somáticas de la enfermedad. El ya que es una enfermeoad indudablemente
protocolo de estudio que estamos llevando a atemorizante.
cabo en nuestro servicio incluye una explora-
ción neuropsicológica completa y ciertamen- Este temor también se extiende en muchos
te hemos podido comprobar que las alteracio- casos ai médico que muestra un rechazo a dar
nes cognitivas específicas y generales son muy el diagnóstico. Este es un aspecto que, a pro-
frecuentes, no muy graves, pero sí muy fre- puesta del Dr. Giménez Roldan, hemos inclui-
cuentes. Posiblemente estos hallazgos debe- do en una encuesta, ya que una cuestión mo-
rán relacionarse más con localizaciones de las tivo de debate en todo el mundo es ¿se debe
lesiones que con la cantidad de lesión. c no se debe dar el diagnóstico? En muchos
Otro aspecto que quería matizar es e! relati- casos lo más cómodo o la reacción del médi-
vo a las alteraciones de la personalidad que co es pasar el balón al familiar más inmedia-
usted ha comentado en su exposición. Uno to, dejarle con el problema y decir: «usted
de los trastornos neuropsicológicos que apa- verá, usted que le conoce mejor y podrá va-
recen en estos pacientes son los síndromes lorar sus condiciones de equilibrio psíquico,
frontales. La presencia de euforia o, por el sus condiciones emocionales, usted que le ha
contrario, de abulias muy importantes suele visto nacer o que ha vivido con él muchos
asociarse al hallazgo de lesiones frontales en años, usted verá como se le dice y si se le pue-
la resonancia. Creo que es conveniente insis- de decir». Creo que esto es una mala jugada,
tir en la necesidad de diferenciar las altera- debe hacerse de forma conjunta, y además
ciones psiquiátricas, frecuentes en pacientes hay que darle información asequible. Lo que
con enfermedades crónicas como la esclero- ocurre muchas veces es que se le proporcio-
sis múltiple que puede cursar a brotes con el na una información brutal al enfermo o al fa-
consiguiente desconcierto para el paciente y miliar, que en muchos casos es la primera vez
su familia, de las manifestaciones neuropsi- que oyen el nombre de esclerosis múltiple, y
cológicas atribuibles a lesiones orgánicas pro- no se le dice qué efectos puede tener, no se
ducidas en el curso de la enfermedad. le tranquiliza sobre qué es la esclerosis múlti-
ple, no se le dice que un 25 % o poco más
terminan en la silla de ruedas, y que los de-
más con más o menos dificultades pueden
M. MUNARRÍZ: De todas formas, las alteraciones marchar toda su vida, pueden realizar una
neuropsicológicas son muy frecuentes inclu- vida más o menos normal, y diría que cada
so en estadios iniciales de la esclerosis múlti- vez más normal, si se le adapta el medio, el
ple, y en muchos casos no pueden explicarse domicilio, el entorno físico de la ciudad don-
por lesiones neurológicas objetivables con los de vive, etc.
medios diagnósticos actuales sino que son in-
dependientes, y también son indeoendientes Entonces, pienso que uno de los graves pro-
del hecho de que el paciente reciba fármacos blemas que producen desequilibrio a estas
psicoactivos. personas, y no quiero «pisarle» al Dr. Bagun-

86
ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

ya su ponencia, es la relación insuficiente con y no acaban de incorporarse porque tienen


el equipo médico que debería hacerle perder miedo a relacionarse con otros enfermos. Yo
el temor a la enfermedad. creo que este miedo permanente frente a la
Nosotros nos encontramos en la asociación enfermedad hace absolutamente necesaria
con personas que vienen para informarse en una buena información y un apoyo global en
nombre de un amigo o un familiar, cuando no- todos los aspectos de su vida, incluido el as-
sotros sabemos que en realidad son ellas las pecto psiquiátrico si es necesario, y también
que están enfermas. Otras veces mandan a en mayor medida y, especialmente en los pri-
un emisario, que vuelve al cabo de 6 meses, meros estadios, el aspecto psicológico.

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