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Funciones fiscales

Las economías modernas conocidas como capitalistas son, economías mixtas, en


las que un tercio o más de su actividad económica tiene lugar en el sector público.
El sector público es aquella parte de la política económica del gobierno que
encuentran su expresión en medidas presupuestarias. La actividad presupuestaria
se divide en tres: la provisión publica de ciertos bienes y servicios; los ajustes en el
estado de la distribución de la renta y la riqueza; y las medidas que se ocupan del
desempleo, el crecimiento económico y la inflación.

La función de asignación no puede proveerse mediante el sistema de mercado, o


sea, a través de transacciones entre consumidores y productores individuales.

La razón básica en el fallo del mercado en la provisión de los bienes sociales no


consiste en que la necesidad de estos bienes sea percibida de una forma colectiva,
en tanto para los bienes privados lo sea de forma individual. La diferencia surge mas
de que los beneficios que producen los bienes sociales no se limitan al consumidor
concreto que adquiere el bien, como es el caso de los bienes privados, sino que se
encuentran disponibles también para otros consumidores.

Al analizar la función de asignación se hace referencia a los bienes y servicios que


deben pagarse mediante la financiación presupuestaria. El que la producción de
estos bienes se realice por un ente público o el que los bienes y servicios sean
adquiridos a empresas privadas es una cosa distinta.

La cuestión de la distribución es más difícil de tratar, ya que hay ausencia de


medidas políticas para ajustar la distribución, el reparto de la renta y la riqueza
depende, en primer lugar, de la distribución de las dotaciones de factores incluyendo
las capacidades individuales de generar ingresos y la propiedad de la riqueza
acumulada o heredada.

Las políticas de redistribución de la riqueza pueden suponer un coste de eficiencia


que debe ser tenido en cuenta cuando se ha de decidir la medida en que se deben
perseguir los objetivos de equidad.
Existen diferentes mecanismos fiscales de redistribución, estos se instrumentan
más directamente mediante: un esquema de impuesto-transferencia que combina
la imposición progresiva de la renta de las familias con ingresos superiores con la
subvención a las normas de menor renta. También la redistribución puede
instrumentarse alternativamente mediante: impuestos progresivos utilizados para la
financiación de servicios públicos, especialmente para viviendas sociales que
benefician a las familias con bajos ingresos. También puede conseguirse mediante
una combinación de impuestos sobre los bienes adquiridos mayoritariamente por
los consumidores de ingresos elevados.

La oferta monetaria debe ser controlada por la autoridad monetaria central y


ajustarse a las necesidades de la economía en términos tanto de la estabilidad a
corto plazo como a largo plazo. Esta constituye un componente indispensable de la
política de estabilización. Por otra parte, la política fiscal también tiene una
incidencia directa sobre el nivel de la demanda. La elevación del gasto público será
expansiva ya que se incrementa la demanda inicialmente en el sector público y de
ahí se trasmite a los mercados privados.

Las políticas tributarias y el gasto afectan a la demanda agregada y al nivel de la


actividad económica. Constituyen igualmente un importante instrumento para el
mantenimiento de la estabilidad económica, incluyendo el alto nivel de empleo y el
control de la inflación. De aquí que la función de estabilización se introduzca como
una tercera función presupuestaria.

El mayor problema consiste en cómo manejar la política fiscal de forma que sus
objetivos más importantes, incluyendo los aspectos de asignación, distribución y
estabilización, puedan ser satisfechos al mismo tiempo

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