You are on page 1of 4

BALANCE HISTÓRICO DE LA GRAN GUERRA Y LA SEGUNDA GUERRA

MUNDIAL

Andrés Ernesto Minaya Morales

27 de octubre de 2018

La Gran Guerra ha tenido mucha importancia en los estudios históricos debido al panorama de
dubitación de un estallo bélico en el que se encontraba la opinión pública antes de agosto de 1914;
además, es considerada el primer gran enfrentamiento internacional gracias a la participación de
potencias no europeas. La Segunda Guerra Mundial, por su parte, fue vista más sangrienta que la
primera debido, no sólo al avance tecnológico, sino también a su propiedad de lucha entre ideologías.
Partiremos del privilegio de nuestra visión contemporánea para vislumbrar las diferencias entre estos
dos conflictos a través de los tres puntos propuesto por Marc Ferro1: “Elección del enemigo”,
“Análisis y pronósticos” y “Referencia y memoria”, que nos ayudarán a responder a cuestiones como:
¿la lucha por las ideologías estuvo tan sostenible como se pensaba? ¿existe alguna vinculación de los
errores de pronóstico entre las dos guerras? y ¿qué nueva visión ha dejado la Segunda Guerra
Mundial, respecto de la Gran Guerra?

La incertidumbre en contra el enemigo común

Una de las grandes diferencias entre las dos guerras fue la identificación del enemigo. Tanto es el
peso de este factor que conllevó a los choques entre la facción del Eje, y las disputas entre Estados
Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial. Por una parte, el enemigo de los
países de la primera guerra estuvo establecido por la tradición; es decir, desde la segunda mitad del
siglo XIX el patriotismo había evolucionado en un nacionalismo que había identificado al ciudadano
con los intereses de su Estado. Si las guerras anteriores habían originado conflictos entre los países
europeos, al ocurrir el atentado en Sarajevo cada nación sabía ya los enemigos que amenazaban a su
patria. Por lo tanto, el alistamiento del sector civil en las fuerzas armadas representaba una lucha por
la defensa de su patria y contra el enemigo hereditario. Incluso, los objetivos internos, como la
revolución social, se postergaron por un objetivo unánime.

De acuerdo con Hobsbawm, el capitalismo y el socialismo se habían unido contra el enemigo en


común: el fascismo2. Sin embargo, la unión de Rusia en el bando de los Aliados suscitó gran

1
FERRO, 2003.
2
HOBSBAWM, 1998: 180.
desconfianza durante todo el conflicto. Desde el pacto germano-soviético ya existían algunas
inconformidades de los occidentales respecto a la pasividad de la URSS. Esto pacto también
demuestra las discordancias entre Alemania y Japón: por un lado, Hitler, tenía muy en claro que debía
derrotar a Francia para después enfrentarse a su enemigo principal, la URSS; por el otro, Japón tenía
como principal objetivo a los países occidentales, por lo que su conflicto con la URSS había sido
templado con el pacto japonés-soviético. Después del ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos
se encontraba en discordancia con su aliado inglés, ya que Churchill priorizaba una lucha contra el
fascismo y la postergación de una lucha en el pacífico. Así, la Primera Guerra Mundial no tuvo un
conflicto tan grande entre los participantes de una misma facción como lo tuvo la segunda guerra: los
orígenes de la Guerra Fría, es decir, el conflicto entre el capitalismo y el comunismo, estuvieron
inmersos durante el movimiento antifascista.

Errores de pronósticos

Desde nuestra perspectiva contemporánea es más fácil distinguir los errores de ciertas decisiones que
llevaron a resultados inesperados tanto al inicio, durante, y al final de las dos guerras. Empezando
por los antecedentes, el inicio de ambas estuvo puesto en duda en diferentes sectores. Las socialistas
habían asegurado la imposibilidad de una guerra en 1914 debido a sus trabajos de paz y a las
contradicciones del imperialismo; casi similar es el diagnóstico japonés de que el ataque a Pearl
Harbor obligaría a Estados Unidos a compartir las zonas del Pacífico, así, se evitaría el costo
americano por su introducción a la guerra. Por lo tanto, la introducción de una nación a la guerra
estaba condicionada a un desarrollo desigual entre las demás naciones.

En el proceso de las guerras, se hicieron presentes los imprevistos de las nuevas modalidades bélicas.
La idea de una guerra de poca duración había sido borrada por le progreso de la revolución industrial.
Los gases, los zappelines, los submarinos, los tanques y la aviación fueron las nuevas armas
implementadas en las filas aliadas. Gracias a esto, en 1917, Estados Unidos tomó la delantera en la
guerra de lo material; inclusive, durante la guerra del Pacífico de la segunda guerra, los
norteamericanos estaban más que preparados ante los ataques marítimos japoneses, pues uno de sus
grandes logros fue descifrar el sistema de comunicación secreto del enemigo en la batalla de Leyfte.

Para finales de ambas guerras, el desenlace del conflicto no fue muy claro. La resistencia francesa en
las batallas de Marne había puesto en duda la efectividad del blitzkrieg alemán, tanto en 1914 y 1918.
De igual manera, el invierno del 1942-1943 marcó el rompimiento de la racha alemana; los tres
triunfos de los aliados en Stalingrado, El Alamein y Guadalcanal, en Rusia, en África del Norte y el
Pacífico, dejaba en claro el declive del auge de Hitler; sin embargo, la incertidumbre continuaría hasta
el desembarco en Normandía. Es importante destacar que muchos de las decisiones tomadas durante
la Segunda Guerra Mundial fueron influenciadas por la experiencia de la Gran Guerra, como se
explicará a continuación.

La influencia de la experiencia y la nueva visión

Podemos empezar con un suceso más concreto. Francia parecía ser el primer movimiento de conquista
alemana, pues el Plan Schlieffen de 1914 está tan vinculado, incluso en palabras del propio Hitler, en
la operación por Ardennes de 1940. Estos sucesos han originado la certidumbre francesa de los
orígenes de la guerra, y los debates alemanes en torno a esta situación.

Los resultados de los “avances” que la guerra genera fueron un tanto contradictorios entre los dos
casos. Por un lado, después de 1945 se mantuvo el cuidado de que las facciones enemigas no se
siguieran reuniendo con motivos de revancha como en la primera guerra; por el otro, el derecho de
autodeterminación no fue respetado ni en 1918, pues el imperialismo seguía vigente, ni en 1945
cuando se encontraron territorios como víctimas de los cambios de fronteras exigidos por Moscú, por
Praga y por Varsovia.

Pero ¿quiénes eran los vencedores de las guerras? Al terminar la primera guerra, los “grandes héroes”
eran los que habían muerto en la batalla, los que habían defendido a su patria; y los sobrevivientes se
hallaron en un sentimiento de rencor y engaño que alimentó al fascismo y al comunismo. En cambio,
en 1945 los combatientes tenían claro que la guerra había dejado estragos en ambos bandos, por lo
tanto, las víctimas emblemáticas serían todos los que, a duras penas, sobrevivieron a los campos de
exterminio. Esto último dejó en claro el “crimen contra la humanidad” que es reconocido por el
pueblo alemán hasta la fecha, un ejemplo único en la historia.

Conclusiones

El periodo de las guerras mundiales es caracterizado por una coexistencia de nacionalismo, fascismo,
capitalismo y comunismo. Es decir, el plan nacionalista del siglo XIX había influenciado a la Gran
Guerra y al levantamiento de regímenes totalitarios como la Alemania nazi; al mismo tiempo, los
conflictos entre el capitalismo y el comunismo, si bien no estaban en el gran foco de las guerras, sí
obstaculizaron la concordancia entre los países de cada una de las facciones en la segunda guerra; por
lo que la Guerra Fría parecería inevitable. Por otro lado, es evidente que los errores de pronósticos de
la Segunda Guerra Mundial tuvieron similitudes a los de la primera guerra debido a la influencia de
la experiencia bélica; sin embargo, los avances de la tecnología armamentística fueron requiriendo
de una nueva adaptación militar en el campo de batalla. La bomba de Hiroshima había demostrado
que la eliminación de una ciudad queda circunscrita a una bomba nuclear; de igual manera, los
campos de concentración reflejaron lo que se conoce como “crimen contra la humanidad”. Estos dos
últimos casos reflejaron el efecto severo de la guerra en el ser humano, no sólo en los frentes de
guerra, sino en lugares ajenas a estos. Sería una mentira concluir que la Segunda Guerra Mundial
superó los errores de la Gran Guerra, ya que la Guerra Fría demuestra que los enfrentamientos y los
pronósticos servirían sólo para los países vencedores, quienes trasladaron los vestigios de sus
conflictos al ambiente bélico de países no participantes en las dos guerras mundiales.

BIBLIOGRAFÍA.

HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires, 1998.

FERRO, Marc. Diez lecciones sobre la historia del siglo XX, Siglo XXI, México, 2003.

You might also like