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Concursos y Quiebras

Unidad I: Introducción

Para comprender bien esta rama del derecho es necesario recordar algunos conceptos
fundamentales:
1. Derecho subjetivo: es concebido como facultad o prerrogativa que da el ordenamiento
jurídico al sujeto para hacer valer sus derechos. Pueden ser patrimoniales, que son los derechos
reales, personales e intelectuales, o extrapatrimoniales, como los relacionados al derecho de
familia, o patrimoniales.
2. Obligación: es una relación jurídica en virtud de la cual el deudor debe cumplir una
prestación determinada a favor del acreedor.
3. Acción: derecho subjetivo, público, abstracto y autónomo, ejercitable frente al Estado, del
que goza toda persona física o jurídica para postular la puesta en marcha de la actividad
jurisdiccional.
4. Proceso: es el conjunto de actos procesales unidos entre sí, que llevan de la demanda a la
sentencia.
El concepto más importante es el de patrimonio, el cual es definido como el conjunto de
derechos y obligaciones que tiene una persona. Las bases de Vélez, Aubry et Rau, lo ven como un
atributo de la personalidad, como una universalidad de bienes, único, inalienable e indivisible. La
doctrina alemana critica a estos autores, diciendo que pueden coexistir un patrimonio general y
varios especiales, como es el caso de la herencia con beneficio de inventario, el fideicomiso o la
hacienda comercial. El proceso de concurso y quiebra origina también un patrimonio separado.
El patrimonio es también la prenda común de los acreedores, aunque el Código Civil no lo
establece así afirmativamente, sí lo hace de manera implícita en algunos artículos, como el 505 inc.
3°, en el cual dice que los efectos de las obligaciones recaen sobre el deudor, para obtener de él las
indemnizaciones correspondientes. Otro artículo que lo refleja es el 546, según el cual “pendiente la
condición suspensiva, el acreedor puede proceder a todos los actos conservatorios, necesarios y
permitidos por la ley para la garantía de sus intereses y de sus derechos”, y lo mismo sucede al
reconocerse las acciones directa, subrogatoria y de simulación.

Facundo Martinez Mallada


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1) Tutela jurisdiccional de los derechos subjetivos

Frente a la lesión se da la tutela, siendo desterrada la autotutela o justicia por mano propia. Así,
el derecho subjetivo se transforma en el puente entre el derecho sustancial y el procesal.
La tutela cuenta con tres etapas, las cuales se dan en la acción individual y en la colectiva:
1. Etapa cautelar: es una actuación judicial anticipada tendiente a asegurar los bienes del
deudor. Aquí se imponen medidas cautelares al deudor, tales como embargo, inhibición general
de bienes, secuestro, desapoderamiento de bienes, etc.
2. Etapa de conocimiento: es el momento en el cual el acreedor demanda el reconocimiento de
su crédito. Es la verificación del derecho. Esta etapa se encuentra sobrevalorada en función de la
que le sigue, pues suele pensarse que lo más importante es obtener la sentencia.
3. Etapa de ejecución o ejecutiva: se concreta la agresión patrimonial, efectivizándose la tutela
jurisdiccional.

En caso de que el deudor sea solvente (in bonis) no existe ningún inconveniente, entablándose
una acción individual, en la cual rige el principio prior in tempore potior iure, es decir, primero en
el tiempo mejor en el derecho, por lo que el acreedor que cauteló (embargó) antes que los demás el
bien o bienes cuyo producto escaso se disputa. Aquí se da la singularidad, la cual implica un proceso
distinto por cada acreedor, depende de la instancia de parte, y se trata de un proceso dispositivo. Por
lo tanto, se da una justicia conmutativa: se cobra todo.
Las ejecuciones individuales, por ser tales, son numerosas, dispersas en diferentes tribunales,
dificultando el control recíproco, incrementando notablemente los gastos en detrimento del producto
con el cual satisfacer a los acreedores, e incluso al propio deudor.
En cambio, cuando aparece en escena la insolvencia patrimonial, se niega la acción individual y
se da la acción colectiva, en la cual rige la justicia distributiva, es decir, se distribuyen las pérdidas,
siendo repartido proporcionalmente el patrimonio del deudor entre los acreedores. En este caso, la
ley pide que el acreedor solicite al entablar la demanda la quiebra o el concurso de su deudor.
La acción colectiva tiene los siguientes principios:
1. Par condicio creditorum: es el principio de igualdad de trato a los acreedores, contrario al
prior in tempore potior iure propio de la acción individual. Tiene sus raíces en el Derecho
Romano con la Ley de las XII Tablas, y hasta 1995 gobernaba a rajatabla, pues con la vieja ley
el deudor debía proponer las mismas condiciones a los acreedores (tiempo, cantidad, espera)
dando lugar a trato desigual en la práctica pues los acreedores más poderosos lograban ventajas
“por debajo de la mesa”; la nueva ley se replanteó el tema, diciendo que debe ser “igualdad
entre iguales”, pues no es lo mismo que el banco espera a que el simple proveedor lo haga.
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Maffía sostiene que este principio ya no rige más en la legislación moderna, que es una
“reminiscencia nostálgica”, debido a los acreedores privilegiados, incluso la jurisprudencia
concede ciertos privilegios para el caso de “acreedores involuntarios”, como en un fallo en el
cual se declara inconstitucional el régimen de privilegios de la ley 24.522 debido a que los
padres de un niño víctima de la mala praxis no iban a cobrar nunca en el concurso del hospital.
2. Universalidad: tiene dos tipos, la objetiva y la subjetiva. La objetiva refiere a que el proceso
concursal alcanza a todo el patrimonio del deudor (art. 1°), por lo cual también quedan incluidas
las deudas. Plantea excepciones, como es el caso de la exclusión de determinados bienes de la
ejecución patrimonial, tales como el lecho cotidiano del deudor o el bien de familia. La
subjetiva es el principio de concursalidad, el cual establece que el proceso afecta a todos los
acreedores del deudor de causa o título anterior a la presentación en concurso preventivo o la
declaración de quiebra. En caso de causa o título posterior al concurso o quiebra no se es un
acreedor concursal y, por ende, no se está afectado al proceso. Este principio se opone a la
singularidad que reina en la acción individual.
3. Oficiosidad: hace a las facultades del juez de resolver más allá de los que las partes pidieron.
El proceso de concurso y quiebra es especial, no encajando en el concepto jurídico de proceso,
pues se inicia con la sentencia. El juez tiene facultades más acentuadas en estos procesos que en
los demás, pues no hay tanta disponibilidad de las partes, siendo una especie de árbitro que está
entre las partes.
4. Inquisitoriedad: no es necesario el impulso del deudor, sino que lo debe hacer el tribunal de
oficio. Esto tiene como consecuencia que los concursos y quiebras no caducan, pero sí los actos
del proceso como los incidentes, los cuales lo hacen a los 3 meses.
5. Unicidad: indica que el proceso colectivo es uno sólo, más allá de ser preventivo (concurso)
o liquidativo (quiebra). Así, no pueden coexistir dos o más concursos contra el mismo
patrimonio, lo cual se relaciona también con el principio de universalidad. Este principio
también plantea excepciones, pues puede coexistir con otro proceso concursal en el exterior del
país, ya que en el orden internacional sigue prevaleciendo el sistema de pluralidad de concursos.
6. Justicia distributiva: los perjuicios que sufre el deudor son distribuidos entre sus acreedores.

ACCIÓN COLECTIVA ACCIÓN INDIVIDUAL


Par condicio creditorum. Prior in tempore potior iure.
Universalidad. Singularidad.
Oficiosidad. Instancia de parte.
Proceso inquisitivo. Proceso dispositivo.
Unicidad del proceso Pluralidad.
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El principio de la igualdad o par condicio creditorum se encuentra plasmado en los siguientes
artículos:
1. Art. 16, Párr. 1°: el deudor no puede por título gratuito realizar actos, ni siquiera con
autorización judicial, o actos que importen la alteración de la situación de igualdad de trato de
los acreedores con causa o título anterior: el deudor no va a poder pagarle a un acreedor total o
parcialmente el crédito ni modificar su rango, por ejemplo, de quirografario.
2. Arts. 41 y 42: la igualdad de trato debe darse dentro de cada categoría.
3. Art. 43: las propuestas deben tener cláusulas iguales para los acreedores de una misma
categoría.
4. Art. 56, Párr. 31°: son absolutamente nulos los beneficios otorgados a los acreedores que
excedan de lo establecido en el acuerdo para cada categoría.
Todos ellos son principios generales y tienen excepciones. Se encuentran en crisis por múltiples
razones.

I – Características de la legislación concursal


La legislación concursal presenta las siguientes características:
1. Excepcional: se aplica sólo en situaciones de insolvencia judicialmente declarada, o sea,
cuando hay proceso concursal abierto. Por ser de excepción, cuando se aplica esta legislación,
sus reglas prevalecen sobre las del derecho común.
2. Imperativa: lo es en gran medida, porque la mayoría de las reglas concursales no pueden ser
dejadas sin efecto, y prevalece sobre cualquier acuerdo en contrario de los particulares.
3. Sustancial: ya que muchas normas de la legislación concursal atienden a los derechos de
fondo de los sujetos involucrados, modificando, en mayor o menor medida, las normas del
derecho común, como el civil, comercial, laboral, etc.
4. Procesal: la legislación concursal organiza y regula los procedimientos judiciales de quiebra
y concurso preventivo.

Al respecto, Maffía sostiene que la quiebra no es ni tiene que ser sustantiva ni procesal, ya que
es un conjunto sistematizado de algunas normas específicas, de fondo y forma, pero también otras
genéricamente comerciales, societarias, procesales, cambiarias, administrativas, laborales, etc.
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2) Antecedentes históricos de la quiebra

La quiebra es el primer proceso concursal que apareció. En el Derecho Quiritario Romano estaba
el nexum: vínculo por el cual el deudor voluntariamente se auto-prendaba y garantizaba el
cumplimiento de sus obligaciones, y el acreedor actuar físicamente sobre él, incluso matarlo.
También se daba la edictio, una especie de prisión por deuda.
Este sistema se mantuvo durante muchos siglos hasta que, de la responsabilidad personal se pasó
a la patrimonial. La lex poetelia papiria no derogó el nexum, pero lo atemperó prohibiendo al
acreedor dar muerte al deudor, pero sí podía torturarlo, venderlo, etc.
Por su parte, tenemos la Picnonis Capio, una institución de origen germánico incorporada al
Derecho Romano por los pretores, donde ciertos acreedores privilegiados podían apoderarse de los
bienes del deudor pero no podían venderlos para cobrarse. Sí quedárselos o distribuirlos como modo
de coacción.
La Bonorum Vendictio es la ejecución colectiva de los bienes del deudor: se vende todo el
patrimonio del deudor como universalidad, no individualmente. Pero no se cambió de concepción,
sino que había una ficción que consideraba que el deudor estaba muerto. Era utilizado cuando el
deudor era insolvente o no.
La Cessio Bonorum era una cesión voluntaria de todos los bienes del deudor, protegiendo así a
los que eran de buena fe. Le permitía al deudor, para evitar el concurso de la quiebra, ceder
voluntariamente todos sus bienes a los acreedores.
Por último, la Bonorum Distractio consistía en la ejecución colectiva como venta individual de
los bienes, y no la universalidad del patrimonio. Se lo vende por subasta pública y sólo se aplicaba
para la insolvencia patrimonial.
Todos estos procedimientos diferían según la ciudad en la que se realizaban, y se trataban de
rituales donde el deudor salía de su casa precedido por un que le diera publicidad al
proceso. De la casa iba a la plaza pública donde había una piedra en la que el deudor debía
despojarse de todo lo que llevaba, incluso de la ropa y saltar tres veces sobre la piedra diciendo que
cedía sus bienes.
La quiebra se hacía pública y el deudor, junto con sus bienes, quedaba desprotegido por la ley
civil. Frecuentemente se utilizaba la muerte, el arresto y la tortura de él y sus familiares para que
confesaran dónde se encontraban los bienes.
La legislación quebrista aparece en la Edad Media en los estatutos de las corporaciones de
comerciantes, los cuales regulaban minuciosamente los procesos de quiebras. A diferencia de la
primitiva Roma, el vínculo se establecía entre el acreedor y el patrimonio de su deudor, el que opera
como garantía común de sus acreedores. Pese a ello, el quebrado no podía reclamar la protección de
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las normas civiles, por lo que, por ejemplo, no podía contratar a un abogado. Por ello la legislación
seguía siendo cruel, dándose la picota, como pena insignificante, quedando “en boca de todos”: es
una pala donde se lo ataba al deudor para que todos supieran que era un quebrado. Era para el deudor
de buena fe.

I – Evolución en nuestro derecho

A – Ordenanzas de Bilbao
Carlos IV dicta la Real Cédula de lección del Consulado de Bs. As., la cual carecía de normas
específicas de quiebras, y disponía un orden de prelación: primero la Real Cédula, segundo las
Ordenanzas de Bilbao, luego las Leyes de India, y por último los Fueros de Castilla.
Las Ordenanzas de Bilbao se hallan inspiradas en las Leyes de Partidas y en la Ordenanza
Francesa de 1673. Contienen un régimen primitivo de naturaleza penal, aunque regula institutos
como la verificación, graduación y prelación de los créditos, la revocatoria concursal, etc. Se
distinguían tres clases de deudor:
1. Atrasado: tenían medios para cumplir, por lo que recibían un trato benigno. Podían llegar a
un acuerdo con el acreedor por medio del consulado, y recuperaban rápidamente la libertad.
2. Fallido: no podía cumplir por un acontecimiento fortuito.
3. Alzados: eran considerados delincuentes. Desaparecían sin dejar rastro alguno.
Era un sistema represivo, que no intentaba superar la insolvencia sino reprimir al deudor,
mandando su inmediato arresto. Este esquema rigió hasta el Código de Comercio de 1859.

B – Código de Comercio de 1859


El Código de Comercio regulaba el procedimiento de quiebra, no existiendo el concurso
preventivo. Se disponía la prisión por deuda, lo cual duró hasta 1902, año en el cual es reformado.

C – Ley 4.156 de 1902


Es la primera ley de concursos y quiebras. La doctrina la calificó como ius privatista por
entender que la insolvencia debe resolverse únicamente entre el deudor y el acreedor, tanto que el
síndico era un mandatario del acreedor, y el pasivo lo determinaba un comité de acreedores.
Dispone que el síndico debe ser un contador nacional, como representante de los acreedores, y
no impartial, como ocurre hoy, que son auxiliares del juez.
Esta ley regula el concurso preventivo, con antecedentes en la ley belga, y la quiebra. Sin
embargo, dio nefastos resultados, como los “empresarios de las quiebras”, que armaban concursos y
terminaban por defraudar a los acreedores, por lo que duró hasta 1933.
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D – Ley Castillo 11.719/30
Es una ley que va hacia el otro extremo, con carácter publicista, por lo quela doctrina la
considera como la primera ley seria. Hizo grandes aportes, pues se judicializó el proceso, y el juez
concursal adquirió mayor importancia. El síndico es un contador público nacional sorteado de la
lista, el cual ejerce su función como auxiliar e imparcial.
Regula el proceso de liquidación sin quiebra, lo cual en la actualidad se encuentra derogado
Se trata de un proceso de conformación del pasivo, en el cual el juez, y no el acreedor, determina
quién ingresa al proceso. El interés del Estado radica en la insolvencia y sus repercusiones, así como
también en la conservación de la empresa, el trabajo, etc. Es la primera vez que se tutela el interés
del Estado, además de los de acreedor y deudor. A partir de esta norma, todas las siguientes
adquieren el carácter de orden público.
El problema de esta ley era que el sistema de verificación de créditos permitía que la petición se
hiciera hasta el mismo día de la junta de acreedores. Tampoco el legislador previó el concurso en
cadena, sino que permitía que el deudor que se presentaba a concurso preventivo suspendiera todas
las ejecuciones, luego desistiera un día antes de la junta y simultáneamente se volviera a presentar.
Esta norma, con todos sus defectos, estuvo vigente hasta 1972.

E – Ley 19.551/72
Es “hermana” de la ley de sociedades e ideológicamente más publicista que su antecesora.
Reguló los dos procesos y mejoró la verificación de créditos. También incluye el proceso de
liquidación sin quiebra.
Para contrarrestar el efecto nocivo de la ley anterior, dispone que si el deudor es dado por
desistido del concurso preventivo, y tiene algún pedido de quiebra en su contra, no puede presentarse
nuevamente en concurso preventivo.
Unificó la legislación de concursos entre comerciantes y no comerciantes, puesto que antes se
aplicaba sólo a los primeros, mientras que a los segundos se les aplicaba el Código Procesal Civil y
Comercial de ’62 como concurso civil. Se daba una duplicidad del régimen, por lo que esta ley
terminó en un mismo cuerpo normativo. De todos modos mantuvo algunas diferencias:
1. Síndico: para los no comerciantes era un abogado elegido de una lista, mientras que para los
comerciantes se trataba de un contador. En la actualidad siempre es un contador.
2. Regulación: variaba en algunos puntos entre los comerciantes y los no comerciantes.

En 1983 sufrió una importante reforma por la ley 22.917, la cual fue duramente criticada por
Maffía, quien sostuvo que para modificar un párrafo del art. 4 referente a créditos extranjeros, se
reformó toda la ley.
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F – Ley 24.522/95
Es un sistema privativo, producto de una flexibilización, la privatización reinante de ese
momento, y el ya conocido “movimiento pendular” de la legislación quiebrista argentino. El acreedor
ejerce el contralor, y se experimenta un acotamiento de poderes decisorios del juez. Así, la ley
19.551 facultaba al juez del concurso, al homologar los acuerdos preventivos, para valorar el mérito
o conveniencia de ese acuerdo, lo cual no es más posible con esta ley. Asimismo, introdujo reformas
novedosas, como el instituto del “cramdown” (art. 48).
Este sistema, que estudiaremos a lo largo de todas las unidades fue producto de dos reformas
importantes:
1. Ley 25.563/2002: ley de emergencia entre febrero y octubre, que marca la extensión del
plazo de negociación, y elimina el salvataje (cramdown), el cual luego fue reinstalado por la ley
25.589, lo cual es criticado por el Dr. Medici porque exacerba el privatismo.
2. Ley 25.589/2002: atempera el privatismo, y le devuelve al juez algunas atribuciones.
3. Ley 26.086/2006: se trató de una reforma de contingencia que pretendió solucionarles un
problema a los jueces de capital federal reformando el fuero de atracción y por ello los juicios
quedan en los jueces naturales y no en los de los concursos. Fue duramente criticada.
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3) Presupuesto objetivo: cesación de pagos

La cesación de pagos es un hecho con relevancia para el deudor porque habilita el proceso.
Como se sabe, en Roma el deudor era perseguido, por lo que el presupuesto objetivo comienza a
tener interés en la Edad Media con el derecho comercial, buscándose una ley para el deudor que
incumplía, siendo de corte casi penal.
Existen tres teorías que explican la cesación de pagos:
1. Materialista: el quebrado era considerado un muerto civil. Así, en el Code el incumplimiento
implicaba la cesación de pagos, y esta la declaración de quiebra. Es injusta pues no siempre el
incumplimiento marca la insolvencia, y además porque no importaban las causas ni el estado
patrimonial. Sus seguidores son Moreno y Segovia.
2. Intermedia: la cesación de pagos o insolvencia no es igual a incumplimiento, pues el
incumplimiento por sí sólo no abre el proceso concursal sino que es un estado del patrimonio,
pero que sólo se revela a través de incumplimientos. Esto tampoco alcanza ya que no es
necesario esperar al incumplimiento del contrato y que la situación empeore cuando puede
actuarse antes. Rouillón le critica que no admite otros hechos que demuestren la insolvencia, y
que complica la fijación de la fecha inicial del período de sospecha, el cual no podría retrotraerse
más allá del primer incumplimiento.
3. Amplia: la cesación de pagos es una situación patrimonial que no permite hacer frente a las
obligaciones exigibles. No se habla más de incumplimiento, sino que este es un hecho revelador
más. Es la seguida por la doctrina moderna, entre ellos, Bonelli.
El estado de cesación de pagos tiene dos características fundamentales, que son la permanencia,
como extensión temporal, y la generalidad, como extensión patrimonial, es decir, que afecta a todos
los bienes del deudor.
El art. 1º de la ley 24.522 establece que “El estado de cesación de pagos, cualquiera sea su
casusa y la naturaleza de las obligaciones a las que afecte, es presupuesto para la apertura de los
concursos regulados en esta ley, sin perjuicio por lo dispuesto por los arts. 66 y 69”, con lo que se
enrola en la teoría amplia. La salvedad del final refiere a los casos de concursos sin estado de
cesación de pagos del patrimonio del sujeto concursado, como sucede con el concurso de
agrupamiento (art. 66) y con el acuerdo preventivo extrajudicial (art. 69). Sin embargo, al caso de
cesación de pagos como única causal de la apertura del concurso pueden agregarse la quiebra
declarada con apoyo en sentencia concursal extranjera (art. 4 Párr. 1°), y la quiebra por extensión
(art. 160 y 161).
Para determinar cuándo hay cesación de pagos debemos tener en cuenta que no cualquier crisis
es síntoma de ella. La cesación de pagos es definido como el “estado de impotencia patrimonial por
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el cual el deudor se ve impedido de cumplir con medios regulares y normales de pago con las
obligaciones exigibles que lo gravan”. Las obligaciones exigibles o corrientes son aquellas que tiene
dentro del año, y los medios regulares y normales (líquidos) son los que fácilmente pueden
convertirse en dinero dentro del año. Pese a que alguna doctrina ha tratado de distinguirlos, los
conceptos de cesación de pagos y de insolvencia son perfectamente equivalentes.
El estado de cesación de pagos se distingue del “desequilibrio aritmético”, el que se da cuando
en una empresa el pasivo supera el activo, pues puede que el pasivo sea a largo plazo y el activo
fácilmente liquidable. Aun debe tenerse en cuenta que puede haber estado en cesación de pagos
cuando el activo supera al pasivo, cuando este último sea corriente y el activo de difícil liquidación.
También debe distinguirse del concepto de “iliquidez”, pues esta tiene que ver con la
disponibilidad de caja de la empresa, y no necesariamente implica la cesación de pagos, aunque hay
que reconocer que puede ser un estadio previo a la insolvencia.
El estado de cesación de pagos tiene dos acepciones: una objetiva que refiere a los bienes,
alcanzando a todo el patrimonio del deudor, y otra subjetiva que refiere a los acreedores,
comprendiéndolos a todos. No son absolutas, sino que plantean algunas excepciones que veremos a
continuación en los párrafos siguientes.
La ley anterior permitía no llegar al vencimiento de la obligación para poder iniciar la quiebra,
sino que si sabía que estaba en insolvencia podía iniciarla, lo cual dio lugar a abusos. La nueva ley
establece que el acreedor, para poder pedir la quiebra, debe constatar el incumplimiento de la
obligación.
Las excepciones, tanto del pedido de quiebra como de las acepciones antes dichas, deben ser
expresas y de interpretación restrictiva. Las doctrinas modernas tratan de no llegar a la cesación de
pagos y por ello buscan soluciones al estado de preinsolvencia:
1. Acuerdos Preventivos Extrajudiciales (APE): se trata de una negociación entre acreedores,
la que, si es aprobada por el juez, tiene los efectos del concurso preventivo (art. 69) Tiene dos
presupuestos: el objetivo que es el estado de crisis o preinsolvencia, y el subjetivo que implica
que la persona lleve alguna clase de registración contable.
2. Concurso en caso de agrupamiento (art.66): un grupo económico puede presentarse íntegro
en concurso, como por ejemplo, el grupo Clarín. Si uno de los integrantes se encuentra en estado
de cesación de pagos, el grupo entero puede presentarse, y así habrá quienes están en concurso
preventivo y no son insolventes (in bonis), siempre que dicho estado pueda afectar a los demás
integrantes. En este caso, se da un proceso concursal sin el presupuesto objetivo
3. Quiebra del deudor domiciliado en el extranjero con bienes en el país (art. 4): es causal
para la apertura del concurso en Argentina.
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4. Extensión de la quiebra (art. 160-161: se da en el control de las sociedades, cuando una
(controlada) cae en insolvencia por uso y abuso del control de otra (controlante) y se la declara
en quiebra, esta puede extenderse a la sociedad controlante.

La nueva doctrina en materia concursal critica al presupuesto objetivo, pues en la práctica se


demuestra que cuando el juez interviene ya es tarde, porque la mayoría de los concursos terminan en
quiebra. En la actualidad el eje de la materia pasa por las soluciones preventivas y, una vez
fracasadas, tendría lugar la quiebra, ya que se privilegian otros intereses, como el de preservar las
fuentes de trabajo en una empresa. Por ello, se apunta a observar al deudor en un estadio anterior a la
cesación de pagos, es decir, cuando ésta se empieza a gestar: el estado de crisis. Esto ha sido
receptado por la LCQ para el acuerdo preventivo extrajudicial, diciendo en su art. 69: “El deudor que
se encontrare en cesación de pagos o en dificultades económicas o financieras de carácter general,
puede celebrar un acuerdo con sus acreedores y someterlo a homologación judicial”.
En definitiva, el presupuesto objetivo es la insolvencia, con la salvedad del APE donde se admite
como presupuesto el estado de crisis. Esta es una tendencia en el derecho comparad, que apunta a
contrarrestar los estados de preinsolvencia (Francia, Estados Unidos, Alemania).

I – Hechos reveladores
Los hechos reveladores son indicios que demuestran a las personas que el patrimonio es
insuficiente para cumplir con las obligaciones exigibles.
Pueden ser de manifestación directa cuando el deudor reconoce explícita o implícitamente su
impotencia patrimonial, o de manifestación indirecta en caso de que el deudor evite revelarse como
insolvente, acudiendo a recursos dilatorios.
El art. 78 establece que el estado de cesación de pagos debe ser demostrado por cualquier hecho
que exteriorice que el deudor se encuentra imposibilitado de cumplir regularmente sus obligaciones,
cualquiera sea el carácter de ellas y las causas que la generan.
Asimismo, el art. 79 da algunos ejemplos que pueden ser considerados hechos reveladores:
1. Reconocimiento judicial o extrajudicial del mismo por el deudor.
2. Mora en el cumplimiento de la obligación.
3. Ocultación o ausencia del deudor o administradores de la sociedad, sin dejar representante
con facultades y medios suficientes para cumplir sus obligaciones.
4. Clausura de la sede de la administración o del establecimiento donde el deudor desarrolle su
actividad.
5. Venta a precio vil, ocultación o entrega de bienes en pago.
6. Revocación judicial de actos realizados en fraude a acreedores.
7. Cualquier medio ruinoso o fraudulento empleado para obtener recursos.
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4) Presupuesto subjetivo: sujetos concursales

I – Sujetos concursables
El art. 2 sienta la regla de que puede ser sujeto concursal todo sujeto de derecho, es decir, que
pueda ser titular de derechos y obligaciones. No pueden ser sujetos concursales las sociedades de
participación, como la UTE, pero sí las sociedades de hecho o irregulares.
1. Personas físicas: pueden ser sujetos concursales siempre que sean plenamente capaces,
pudiendo presentarse por sí solos o por representante con poder especial (el general es
insuficiente). De tratarse de un menor de 18 años, es representado por sus padres o por su tutor,
y de ser incapaz, por su curador; el juez, dentro de los 30 días de pedido el concurso, debe
ratificar la decisión, pues de no ser así, se lo tiene por desistido.
2. Personas de existencia ideal privadas: sí pueden ser sujetos concursales, al igual que las
sociedades en las que el Estado, Nacional, Provincial y Municipal, fuera socio, cualquiera que
fuese el porcentaje de su participación. Pueden ser presentadas en concurso por sus
representantes legales, si se trata de una SRL, por el gerente, y de ser una SA por el presidente
de la asamblea, ambos con previa resolución del órgano de administración: unipersonal si
administra o representa, o pluripersonal si se trata de un directorio. Dentro de los 30 días se debe
ratificar la decisión con el quórum y las mayorías de las asambleas ordinarias, lo cual de no
cumplirse se tiene por desistido el concurso, o sea, que se tiene por no presentado con los efectos
del desistimiento.
3. Patrimonio del fallecido: puede ser sujeto concursal, siempre que se encuentre separado del
patrimonio de los herederos. Los puede presentar en concurso cualquier heredero y necesitará la
ratificación de los demás herederos si los hubiera; caso contrario se tendrá por no presentado con
los efectos del desistimiento.
4. Bienes domiciliados en el país de un deudor extranjero: también pueden ser sujetos de
concursos, atribuyéndosele jurisdicción al juez argentino para que liquide esos bienes y
distribuya el producto (art. 13). Es una excepción al principio general vigente según el cual el
domicilio del deudor determina la ley aplicable y la competencia judicial en materia de
concursos.
5. Sociedades irregulares o de hecho: surge del art. 11 inc.1° Párr. 2°.
6. Conjunto económico: según lo indica el art. 65 de la LCQ.
7. Simples asociaciones que no son PEI: d
8. Mercados bursátiles: fue establecido jurisprudencialmente por el máximo tribunal tucumano
en el fallo “Bolsa de Comercio de Tucumán SA”.
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II – Sujetos no concursables
Por el otro lado, no pueden presentarse en concurso, pero sí declaradas en quiebra:
1. Personas de derecho público: no pueden presentarse en concurso, por dos motivos: primero
por su presunción de solvencia, y segundo porque el Estado es administrador de los bienes que
tiene y no el propietario. Algunos Estados sí lo prevén, como la ley de bancarrota de Estados
Unidos para las municipalidades, muy usada en Nueva York.
2. Compañías de seguros: son intervenidas por la Superintendencia de Seguros de la Nación.
La liquidación puede ser voluntaria, cuando fuera solicitada por las propias autoridades, o
forzosa, cuando fuera ordenada por la SSN. Las reglas de liquidación son casi las mismas que
las de la LCQ, salvo, por ejemplo, que no es posible la continuación de la explotación y tiene un
régimen especial de privilegios.
3. Entidades financieras: son intervenidas por el BCRA, por mandato expreso de la Ley de
Entidades Financieras, la cual prevé un sistema de prevención de la insolvencia, y mecanismos
de saneamiento y reestructuración. Existen tres alternativas liquidatorias:
 Autoliquidación: cuando sea por pedido de autoridades de la entidad o por causal legal
de disolución, permitiéndose a las mismas autoridades estatutarias que sean las
liquidadoras. Sin embargo, el proceso es judicial, pues es controlado por el juez.
 Liquidación judicial sin quiebra: cuando hay bienes suficientes para cubrir el pasivo,
aplicándose la regulación sobre las sociedades comerciales (arts. 101 a 112 LCQ).
 Liquidación judicial por quiebra: si no hay bienes suficientes para cubrir el pasivo,
aplicándose la LCQ, con las modificaciones específicas de la Ley de Entidades
Financieras.
4. Bienes fideicomitidos: la insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a las
obligaciones con las que carguen, no da lugar a la declaración de quiebra, mientras que la
doctrina se divide en cuanto al concurso preventivo: quienes rechazan esta posibilidad, que son
mayoría, se fundan en que el legislador no lo previó expresamente, y que en que el concurso
fracasara se debe declarar la quiebra indirecta, lo cual no es posible. Así, en caso de insolvencia,
la liquidación de este patrimonio especial estará a cargo del fiduciario.
5. Agrupaciones de colaboración empresarial (ACE): no son sujetos de derecho.
6. Uniones transitorias de empresas (UTE): no son sujetos de derecho.
7. Sociedad conyugal: sí pueden, por aplicación del art. 68 de la LCQ pueden solicitar que sus
procesos tramiten conjuntamente.
8. AFJP: no existen más a partir del Sistema Integral Previsional Argentino.
El tiempo de presentación, según el art. 10 de la Ley 24.522, es “mientras no haya una
sentencia de quiebra declarada”. Puede solicitarse aunque existieran pedidos de quiebra pendientes,
I - 14
salvo que fuere aplicable el art 31 in fine, el cual dice: “rechazado, desistido o no notificada una
petición de concurso preventivo, los que se presenten dentro del año posterior no deben ser admitidos
si existen pedidos de quiebra pendientes”. La sola presentación detiene los procedimientos de los
pedidos de quiebra, mientras que si se desestima se reanudan.
Luego de dictada la quiebra puede convenirse el concurso preventivo (arts. 90/93). No puede
pedirse la apertura del concurso hasta después de un año contado desde la fecha de la declaración
judicial de cumplimiento del acuerdo preventivo.

III – Casos controvertidos


1. Asociaciones mutuales: sí pueden, puesto que está permitido por la Ley Orgánica de
Mutualidades (25.374). Pero cuando las mutuales realizan actividades financieras están bajo el
control del BCRA y se regulan por la Ley de Entidades Financieras, por lo que el problema se da
con las mutuales de objeto múltiple que realizan actividad financiera, porque si se aplica la ley
de mutuales es sujeto concursable, pero si se aplica la de entidades financieras no. Es un tema
todavía no resuelto por la jurisprudencia. El Dr. Medici entiende que en caso de liquidación, la
misma debe estar en manos del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía
Social), o al menos supervisarlo. No pueden ser sujetos del procedimiento de salvataje.
2. Entidades deportivas: según lo establecido por el art. 2° de la LCQ quedarían incluidas
como sujetos concursables, aunque la “Ley Racing” establece un régimen especial. Así, se ha
determinado que la transferencia de jugadores es un acto de administración extraordinaria que
requiere autorización, y que los premios y primas de los jugadores no se encuentran incluidos
dentro del pronto pago laboral. Se encuentran excluidos del régimen de salvataje por su carácter
de asociaciones civiles. El problema es cómo liquidar ciertos derechos intangibles, como la
camiseta o el nombre, por lo que en la quiebra de Racing se aplicó el instituto de la continuidad
de la explotación. Así, se da un fideicomiso de administración, mediante una transferencia
fiduciaria del total del patrimonio de la entidad deportiva a un fiduciario que lo va a administrar
para superar el estado de insolvencia patrimonial, desplazando a toda la Comisión Directiva.
I - 15

5) Los concursos y el derecho internacional

El problema que se presenta en los concursos, vinculados al derecho internacional, es el de la


insolvencia con repercusiones internacionales, es decir, qué sucede frente a la insolvencia de una
empresa que tiene bienes y acreedores en distintos países.
Para una futura reforma de la Ley de Concursos y Quiebras, ante la insuficiencia normativa
actual, se piensa en una nueva regulación en materia de insolvencias transnacionales.
En nuestro derecho encontramos tanto normas de fuente internacional como interna.

I – Normas de fuente internacional


Los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940 conforman esta normativa. El primero no fue
ratificado por los países con quien Argentina tiene mayores relaciones comerciales: Brasil y Chile, en
tanto que el segundo ni siquiera fue suscripto por Chile, lo cual demuestra la poca utilidad de estas
normas. Los mencionados tratados regulan las quiebras.
Los Tratados de Montevideo no unificaron el derecho concursal, entre los signatarios, sino que
sólo establecen algunas normas de coordinación de los procesos de quiebras. Dicha coordinación
implica aceptar la pluralidad de concursos de un mismo sujeto en los distintos Estados. El art. 39 del
Tratado de Montevideo de 1889 dispone que “los acreedores locales podrán [...] promover un nuevo
juicio de quiebra contra el fallido en otro Estado...”, agregando que “los juicios de quiebra se
seguirán con entera separación y se aplicarán respectivamente en cada uno de ellos las leyes del país
en que radican”. El art. 4 del mencionado tratado regula la disponibilidad internacional de los
remanentes, pues, cuando haya pluralidad de juicios “el sobrante que resultare a favor del fallido en
un Estado será puesto a disposición de los acreedores del otro”.
Internacionalmente existen dos principios en el orden concursal:
1. Principio de unidad o extraterritorialidad: indica que sólo puede haber un concurso, aun
cuando el deudor tenga bienes y acreedores en distintos países. Es decir, que sólo puede haber
un proceso. De lo dicho, se desprende que la sentencia que abre el procedimiento concursal
tendrá efectos más allá de la frontera del país.
2. Principio de pluralidad o territorialidad: en este caso, se abre un proceso concursal en
cada Estado. El proceso y la sentencia sólo tienen efecto dentro del país.

La aspiración consiste en avanzar hacia la unidad, por ejemplo, como ocurre en la Unión
Europea. La unidad implica ceder soberanía para lograr una legislación unificada, lo cual aun no fue
conseguido por la reticencia de los Estados en reconocerle jurisdicción a un juez de otro país.
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Esta tendencia hacia la unidad se plasma en la ley modelo de la Comisión de las Naciones
Unidas de Derecho Mercantil Internacional (UNICITRAL), cuyo fin es que los Estados adecuen sus
legislaciones a esa ley modelo.
El Tratado de Montevideo de 1940 acepta el principio de pluralidad. Nuestro país sigue el
principio de pluralidad en el ámbito internacional, y el de unidad en el plano interno.

II – Normas de fuente interna


Debido al escaso alcance multilateral de los tratados de Montevideo, en un caso de insolvencia
que vincule a la Argentina con un país que no sea parte de los tratados, se aplicarán únicamente las
normas de fuente interna: art. 2 inc. 2, art. 3 inc. 5 y art. 4 de la Ley de Concursos y Quiebras, los
cuales conforman el Derecho Internacional Privado Concursal.

A – Privilegios y prioridades
Las fuentes internas del Derecho Internacional Privado, no resuelven qué ley rige en el tema de
los privilegios y prioridades de los acreedores para el cobro. En el “Caso Arthur Martin SA” se dijo
que rige la lex fori, es decir, la ley argentina.

B – Atribución de jurisdicción internacional al juez argentino


Se consideran sujetos comprendidos por la LCQ “los deudores domiciliados en el extranjero
respecto de bienes existentes en el país” (art. 2 inc. 2). Esta norma es una excepción al principio
general vigente, según el cual el domicilio del deudor determina la ley aplicable y la competencia
judicial en materia de concursos.
La atribución de jurisdicción internacional al juez argentino es limitada, ya que sólo alcanza a
los bienes existentes en el país (fuero del patrimonio), es decir, que su jurisdicción se limita al
patrimonio, ya que no se aplican los efectos personales del concurso, como inhabilitaciones al deudor
insolvente con bienes en el país pero domiciliado en el extranjero, en caso de quiebra.

C – Juez competente
El art. 3 inc. 5 dispone que corresponde intervenir en los concursos al juez con competencia
ordinaria, de acuerdo a las siguientes reglas: “Tratándose de deudores domiciliados en el exterior, el
juez del lugar de la administración del país; a falta de ésta, entiende el del lugar del establecimiento,
explotación o actividad principal, según el caso”.
El problema se da en que si el deudor tiene administración en el país, entonces tiene domicilio
en el país, por lo que la doctrina interpreta el precepto de la siguiente manera: si las personas a las
que se dejó instrucciones en el país tienen facultades para obligar al deudor, hay domicilio; en tanto
que si no tienen esas facultades, no hay domicilio.
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D – El artículo 4 de la Ley de Concursos y Quiebras
La norma busca regular la presencia de acreedores extranjeros, del deudor con bienes en el país.
Se establece una discriminación en perjuicio de los acreedores extranjeros frente a los locales.
El punto de conexión para determinar la extranjería o localía de un acreedor, o con más
precisión, si el crédito es extranjero o local, es el lugar de pago; de modo que un argentino podría ser
considerado acreedor extranjero y viceversa.
El problema se genera con aquellos créditos que tienen lugar de pago alternativo a elección del
acreedor. Rouillón sostiene que deben ser tratados como créditos locales, aspirando a eliminar las
discriminaciones. La jurisprudencia implícitamente dio la razón a esta postura, ya que consideró que
para que un crédito sea extranjero, debe tener lugar de pago “exclusivo” en el extranjero.
El 1° párrafo, 1° parte afirma una extraterritorialidad limitada de la sentencia concursal
extranjero al decir que “La declaración de concurso en el extranjero es causal para la apertura del
concurso en el país, a pedido del deudor o del acreedor cuyo crédito debe hacerse efectivo en la
República Argentina”. Es decir, la ley argentina le acuerda efectos extraterritoriales a la sentencia
que declara abierto un concurso en el extranjero, pero de manera limitada, porque en Argentina esta
sentencia sólo sirve como causa de apertura del proceso concursal, sin necesidad de que el acreedor
local acredite que el deudor se halla en estado de cesación de pagos.
La posibilidad de que el deudor pida la apertura del concurso en Argentina en caso de
declaración de quiebra en el extranjero es superflua, puesto que aunque no se haya dado ese
requisito, igualmente puede hacerlo, ya que su presentación equivale a una confesión de su estado de
cesación de pagos y sin necesidad de prueba del mismo.
Sin embargo, la utilidad de esta norma radica en que el acreedor local se verá eximido de
demostrar el presupuesto objetivo para solicitar la apertura concursal. Éste no tiene plazo para pedir
la quiebra, pudiéndosela solicitar mientras que el proceso en el extranjero se encuentre abierto.
La doctrina se pregunta qué es un “concurso en el extranjero”, a lo que Héctor Cámara contesta
que es cualquier proceso de naturaleza concursal. En otra posición, Carlos Smith sostiene que la
expresión refiere a la quiebra, es decir, los procesos liquidativos, y no los preventivos. La
jurisprudencia sigue a la primera.
El 1° párrafo, 2° parte establece la inoponibilidad del concurso extranjero al decir que “Sin
perjuicio de lo dispuesto en los tratados internacionales, el concurso en el extranjero, no puede ser
invocado contra los acreedores cuyos créditos deban ser pagados en la República Argentina, para
disputarles derechos que éstos pretenden sobre los bienes existentes en el territorio ni para anular los
actos que hayan celebrado con el concursado”
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La doctrina entiende que de aquí se deriva que el concurso abierto en el extranjero no tiene el
efecto de suspender las ejecuciones individuales en Argentina, las que siguen adelante, salvo en el
supuesto en que se abra el proceso concursal en el país, donde las ejecuciones individuales se
suspenden, pero por imperio de la ley local y no de la extranjera (trato discriminatorio).
El 2° párrafo sanciona una regla de preferencia local al sostener que “Declarada también la
quiebra en el país, los acreedores pertenecientes al concurso formado en el extranjero actuarán sobre
el saldo, una vez satisfechos los demás créditos verificados en aquélla”.
Aquí se discrimina nuevamente al acreedor extranjero que pertenece al concurso abierto fuera de
nuestro país, porque se lo subordina, dentro de la Argentina, en las posibilidades de cobro al que
primero efectúen los acreedores locales, lo cual implica una posibilidad remotísima de cobro.
De este modo, supone “pluralidad de concursos” un proceso concursal en el extranjero y una
quiebra concluida por pago total en el país.
El 3° párrafo marca una regla de reciprocidad cuando dice que “La verificación del acreedor
cuyo crédito es pagadero en el extranjero y que no pertenezca a un concurso abierto en el exterior,
está condicionada a que se demuestre que, recíprocamente, un acreedor cuyo crédito es pagadero en
la República Argentina puede verificarse y cobrar, en iguales condiciones, en un concurso abierto en
el país en el cual aquel crédito es pagadero”.
Rouillón dice que esta regla se aplica en cualquier tipo de quiebra y en el concurso preventivo, y
rige aunque no haya pluralidad de concursos. El jurista agrega que la no reciprocidad no determina
una postergación sino la inadmisibilidad lisa y llana del crédito al cual se aplica.
Esta reciprocidad, al entender de Rouillón no debe ser probada por nadie, puesto que el derecho
extranjero no requiere prueba al ser un hecho notorio para el juez. En cambio, el Dr. Medici sostiene
que la carga probatoria pesa sobre el acreedor extranjero, ya que demostrar la reciprocidad es un
imperativo de su propio interés. La jurisprudencia ha seguido esta última posición: la reciprocidad
debe probarse con la ley y jurisprudencia extranjeras. Así, en el caso “Massey Ferguson” el juez
Rodil aceptó que entre la documental aportada por el acreedor extranjero incluyera dictámenes de
juristas del país donde debía acreditarse la reciprocidad.
Una excepción a la carga de demostrar la reciprocidad la encontramos en la última parte del 4°
Párrafo del art. 4, que dispone que los acreedores extranjeros cuyo crédito no pertenezca a un
concurso abierto en el exterior quedan exceptuados de acreditar la reciprocidad si son titulares de
créditos con garantía real.
El 4° párrafo habla de la paridad en los dividendos, escribiendo que “Los cobros de créditos
quirografarios con posterioridad a la apertura del concurso nacional, efectuados en el extranjero,
serán imputados al dividendo correspondiente a sus beneficiarios por causas de créditos comunes”.
Este instituto sólo se aplica a las quiebras y fue incorporado a la legislación argentina en 1983.
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Así, por ejemplo, si el acreedor extranjero fracciona su crédito, y decide cobrar una parte en el
concurso argentino y otra en el extranjero, la ley busca que el acreedor extranjero no cobre un
porcentaje mayor (en total) que el que cobren los acreedores locales. Por lo cual, el síndico se
encargará, mediante procedimientos contables, que si por ejemplo el acreedor extranjero cobró fuera
del país $500, que en la quiebra argentina sólo cobre $100 si los acreedores locales cobran $600, para
que así todos reciban el mismo total. Si el acreedor foráneo hubiese cobrado primero en el país la
misma cifra que los locales y después cobra en el extranjero el mismo crédito, el síndico tendrá
acción de repetición contra este.

E – La ley modelo de la UNCITRAL sobre la insolvencia transfronteriza


Dada la dificultad de lograr tratados internacionales en la materia, la tendencia es hacia la
armonización de las normas de derecho interno. Para ello, un antecedente valioso es esta ley
sancionada en Nueva York en 1998, que es una guía para que los países armonicen sus legislaciones
internas en materia de insolvencia transfronteriza. Dicha ley, en su Preámbulo, presenta su finalidad,
que es la de establecer mecanismos eficaces para la resolución de los casos de insolvencia
transfronteriza, proponiendo los siguientes objetivos para alcanzarla:
1. Cooperación entre los tribunales y demás autoridades de los Estados.
2. Mayor seguridad jurídica para el comercio y las inversiones.
3. Una administración equitativa y eficiente de las insolvencias transfronterizas.
4. Protección de los bienes del deudor y la optimización de su valor.
5. Facilitar la reorganización de empresas en dificultades financieras.

Aceptando el principio de pluralidad o territorialidad, la ley busca eliminar la discriminación


hacia los acreedores extranjeros.

F – Constitución Nacional Argentina


El art. 75 inc. 12 establece que corresponde al Congreso el dictado de leyes generales para toda
la Nación sobre bancarrotas. Ello sin perjuicio de no alterar las jurisdicciones locales (art. 116). La
Corte Suprema de Justicia Nacional ha ido más allá rechazando la competencia federal en materia
concursal.
Unidad II: El concurso preventivo

1) El proceso concursal preventivo

Es preventivo de la quiebra, buscando evitar sus perjuicios. Para Medici el saldo es negativo
porque en la mayoría de los casos termina en quiebra. Por ello son tan utilizados los APE.
Respecto a los APE existen varias teorías acerca de su naturaleza jurídica:
1. Contractualistas: ponen el énfasis en el contrato entre deudor y acreedor.
2. Procesalistas: sentencia homologatoria del juez de ese contrato.
3. Mixtas: requieren del contrato y de la sentencia para darle efecto expansivo.

I – Diferencias con la quiebra


1. Objetivo: el objetivo del concurso es el saneamiento, la superación del estado de insolvencia
patrimonial, o sea, evitar el estado de cesación de pagos. En cambio, el objeto de la quiebra es el
proceso liquidativo, suprimir el patrimonio insolvente, distribuyendo el activo entre los
acreedores en situación de igualdad.
2. Desapoderamiento: en el concurso es atenuado, dado que el deudor se ve privado de la
disposición de sus bienes aunque conserva la facultad de administración bajo la fiscalización del
síndico. Por su parte, el desapoderamiento en la quiebra es total: el deudor pierde la disposición
y administración, quedándose con la nuda propiedad y el juez con la administración y
disposición.
3. Fuero de atracción: es más acentuado en la quiebra.
4. Concursalidad:] es más acentuado en la quiebra.
5. Efectos personales: son más acentuados en la quiebra. Por ejemplo, en el concurso el deudor
no es inhabilitado, mientras que en la quiebra sí.
6. Efectos patrimoniales: son más acentuados en la quiebra. Así, se ve en el desapoderamiento.
7. Sistema revocatorio o de revisión de actos anteriores o de eficacia concursal: en el
concurso no existe, mientras que en la quiebra sí, cuando se lo declara al deudor como quebrado,
se abre un sistema para verificar todos los acreedores.

Facundo Martinez Mallada


II - 2

II – Juez competente
El art. 3 de la LCQ regula la pauta de competencia territorial, la cual en principio, es
indelegable. El juez no puede ser recusado sin causa, y se prohíbe el pacto de prorrogación del fuero
(Fallo “Vido Construcciones S/ concurso preventivo” de 1997).
Se excluye la competencia federal, es decir, son competentes los jueces ordinarios de las
provincias. Además, la incompetencia es declarable de oficio, por ser de orden público.
Esta regla alcanza a las personas domiciliadas en Argentina, y también a los domiciliados en el
extranjero que tengan bienes en el país.
En Santa Fe son competentes los jueces civiles de distrito, aunque en otras provincias como
Córdoba existen jueces concursales. El art. 3 señala las siguientes pautas de competencia territorial:
1. Persona física: es competente el juez del lugar de la administración de los negocios, caso
contrario el del domicilio.
2. Varios establecimientos: es juez competente el del establecimiento principal, y en caso
contrario, el juez que previno (el que actuó primero).
3. Personas jurídicas constituidas regularmente y en las que el Estado sea parte: es
competente el juez del domicilio inscripto en el Registro Público de Comercio en el cual
generalmente se fija una ciudad o localidad, y luego por acta se especifica la calle y el número.
4. Personas jurídicas no constituidas regularmente: es el de su sede, y de no tener el del
lugar o establecimiento o sede principal. Si no se da, por analogía es competente el juez que
previno.
5. Deudor domiciliado en el exterior: el juez del lugar de la administración del país, y sino el
del establecimiento, explotación o actividad principal.

En el fallo “Banco Nación de la Provincia de Río Negro C/ Otero" de 1973, se dijo que el
domicilio inscripto es el efectiva, salvo que el mismo fuere fraudulento.

III – Oportunidad de la presentación


El art. 10 establece que debe hacerse “mientras no haya una sentencia de quiebra declarada”.
Puede solicitarse aunque existieran pedidos de quiebra pendientes, salvo que fuere aplicable el
art. 31 in fine: “Rechazada, desistida o no ratificada una petición de concurso preventivo, las que se
presenten dentro del año posterior no deben ser admitidas si existiesen pendientes pedidos de
quiebra”. La sola presentación detiene los procedimientos de los pedidos de quiebra. Si se
desestiman, se reanudan.
Luego de dictada la quiebra puede convertirse en concurso preventivo.
No puede pedirse hasta un año después contado desde la fecha de la declaración judicial de
cumplimiento del acuerdo preventivo (art. 59). Es el llamado “período de inhibición”.
II - 3

IV – Requisitos formales de la presentación


Se trata de una verdadera demanda judicial. La ley la llama “petición de concurso preventivo” ya
que no se abre el proceso sino con una sentencia. Por ello, esta etapa de la demanda se llama
instructoria o previa.
De cumplirse con los requisitos formales, establecidos en el art. 11, se abre el concurso, y en
caso contrario, el mismo es rechazado. Se trata aquí de una enumeración taxativa:
1. Identificación del deudor: para los deudores matriculados y las personas de existencia ideal
regularmente constituidas, acreditar la inscripción en los registros respectivos. Las últimas
acompañarán, además, el instrumento constitutivo y sus modificaciones y constancia de las
inscripciones pertinentes. Para las demás personas de existencia ideal, acompañar, en su caso,
los instrumentos constitutivos y sus modificaciones, aun cuando no estuvieron inscriptos.
2. Cesación de pagos: explicar las causas concretas de su situación patrimonial con expresión
de la época en que se produjo la cesación de pagos y de los hechos por los cuales ésta se hubiera
manifestado.
3. Informe: acompañar un estado detallado y valorado del activo y pasivo actualizado a la fecha
de presentación, con indicación precisa de su composición, las normas seguidas para su
valuación, la ubicación, estado y gravámenes de los bienes y demás datos necesarios para
conocer debidamente el patrimonio. Este estado de situación patrimonial debe ser acompañado
de dictamen suscripto por contador público nacional. Es criticado por el encarecimiento que
provoca, por lo que se permite que para los pequeños concursos o cuando se demandan menos
de $100.000 no se lo firme.
4. Balances: acompañar copia de los balances u otros estados contables exigidos al deudor por
las disposiciones legales que rijan su actividad, o bien los previstos en sus estatutos o realizados
voluntariamente por el concursado, correspondientes a los tres últimos ejercicios. En su caso, se
deben agregar las memorias y los informes del órgano fiscalizador.
5. Nómina de acreedores: debe acompañar nómina de acreedores, con indicación de sus
domicilios, montos de los créditos, causas, vencimientos, codeudores, fiadores o terceros
obligados o responsables y privilegios. También debe estar firmado por un contador público, el
cual debe confirmar que esos son los acreedores.
6. Libros de contabilidad: enumerar precisamente los libros de comercio y los de otra
naturaleza que lleve el deudor, con expresión del último folio utilizado, en cada caso, y ponerlos
a disposición del juez, junto con la documentación respectiva
7. Denuncia de proceso concursal previo: Denunciar la existencia de un concurso anterior y
justificar, en su caso, que no se encuentra dentro del período de inhibición que establece el
artículo 59, o el desistimiento del concurso si lo hubiere habido.
II - 4
El escrito y la documentación agregada deben acompañarse con DOS (2) copias firmadas. El
juez puede, a pedido de parte y con causa, otorgar un plazo de 10 días hábiles más, contados desde la
fecha de presentación, para lograr cumplir con todos los requisitos, contados desde la fecha de la
presentación. Caso contrario, debe rechazar la petición (art. 13). La resolución de rechazo es
apelable.
El art. 12 establece otro requisito, que es el de constituir domicilio legal para las notificaciones,
lo cual, de no cumplirse, deberá notificarse en secretaría, y si lo constituye posteriormente, surtirá
efectos desde que lo hizo.

V – Resolución judicial
El art. 13 fija que “Presentado el pedido o, en su caso, vencido el plazo que acuerde el juez, éste
se debe pronunciar dentro del término de 5 días”. En caso de duda, debe estar a favor de la apertura.
Debe rechazar la petición cuando el deudor no sea sujeto susceptible de concurso preventivo, si
no se ha dado cumplimiento a los requisitos del art. 11, si se encuentra dentro del período de
inhibición que establece el art. 59, o cuando la causa no sea de su competencia. Es apelable.
El art. 14 habla de la resolución de apertura por la cual, cumplidos en debido tiempo los
requisitos legales, el juez debe dictar resolución que disponga:
1. La declaración de apertura del concurso preventivo, expresando el nombre del concursado y,
en su caso, el de los socios con responsabilidad ilimitada.
2. La designación de audiencia para sorteo del síndico.
3. La fijación de una fecha hasta la cual los acreedores deben presentar sus pedidos de
verificación al síndico, la que debe estar comprendida entre los 15 y 20 días, desde la
publicación de los edictos.
4. La orden de publicar edictos, la designación de los diarios respectivos y las rogatorias.
5. La determinación de un plazo no superior a los 3 días, para que el deudo presente los libros
que lleve referidos a su situación económica.
6. La orden de anotar la apertura del concurso en el Registro de Concursos y en los demás que
corresponda, requiriéndose informe sobre la existencia de otros anteriores.
7. La inhibición general para disponer y gravar bienes registrables del deudor y, en su caso, los
de los socios ilimitadamente responsables.
8. La intimación al deudor para que deposite judicialmente, dentro de los 3 días de notificada la
resolución, el importe que el juez estime necesario para abonar los gastos de correspondencia.
9. Las fechas en que el síndico deberá presentar el informe individual de los créditos y el
informe general.
II - 5
10. La fijación de una audiencia informativa que se realizará con 5 días de anticipación al
vencimiento del plazo de exclusividad previsto en el art. 43.
11. Correr vista al síndico por el plazo de 10 días, el que se computará a partir de la aceptación
del cargo, a fin de que se pronuncie sobre:
 Los pasivos laborales denunciados por el deudor.
 Previa auditoría en la documentación legal y contable, informe sobre la existencia de
otros créditos laborales comprendidos en el pronto pago.
 La situación futura de los trabajadores en relación de dependencia ante la suspensión
del convenio colectivo ordenada por el art. 20.
12. El síndico deberá emitir un informe mensual sobre la evolución de la empresa, si existen
fondos líquidos disponibles y el cumplimiento de las normas legales y fiscales.

Es una verdadera sentencia, con la que se abre el concurso y a partir de la cual se producen todos
los efectos con respecto al deudor y sus acreedores. Es irrecurrible.

VI – Notificaciones
El art. 26 establece la regla general, fijando que el deudor o sus representantes deben
comparecer en secretaría los días de notificaciones.
Respecto a los edictos, el art. 27 dice que deben publicarse por 5 días en el diario de
publicaciones legales de la jurisdicción del juzgado y en otro de amplia circulación en el lugar del
domicilio del deudor con los siguientes datos:
1. Deudor y socios ilimitadamente responsables.
2. Juicio y su radicación.
3. Nombre y domicilio del síndico.
4. Intimación a los acreedores para que verifiquen.
5. Plazo y domicilio para hacerlo.

Se encuentra a cargo del deudor, quien debe hacerlo dentro de los 5 días desde la notificación de
la resolución.
En caso de que los acreedores estén establecidos en otra jurisdicción, el art. 28 prescribe que
también deben publicarse los edictos por 5 días en el lugar de ubicación de cada uno de ellos. Para
ello, el juez debe fijar un plazo no superior a 20 días, y el deudor debe justificar su cumplimiento con
recibos.
Por último, el art. 29 indica que el síndico debe enviar una carta certificada a los acreedores en la
que haga conocer el concurso. De no cumplirse no se invalida el proceso.
II - 6

2) Efectos del concurso preventivo

El art. 14 regula la sentencia que abre el proceso concursal. El mismo, dice que su apertura
produce efectos respecto del deudor, de los acreedores y de todas las relaciones entre ellos, incluso
respecto de los socios de aquél.
Existen dos efectos propios de la quiebra que la doctrina aplica al concurso, y ellos son la
previsión del art. 135 referente a los obligados solidarios, y la del art. 128 en lo que hace a los plazos
y su caducidad.
Estos efectos se producen desde el dictado de la sentencia que abre el proceso, aunque la ley
prevé que algunos se retrotraigan a la fecha de presentación en concurso. Los efectos se producen
hasta que el juez dicta la resolución de conclusión del concurso (art. 59). Sin embargo, como el
proceso no concluye, subsisten algunos efectos hasta la resolución de cumplimiento.

I – Efectos respecto del deudor concursado

A – Personales
El deudor, a diferencia de la quiebra, conserva la legitimación procesal, por lo que podrá
defenderse en el proceso, aunque con una restricción: no puede disponer del proceso o del derecho
El art. 25 establece que no puede viajar al exterior sin la previa comunicación al juzgado y por
un plazo no mayor de 40 días, pues de ser así requerirá autorización judicial. En cambio, en la
quiebra debe pedir esta autorización siempre, no bastando en ningún caso con el simple aviso. Este
artículo se funda en el deber de colaboración para solucionar su situación personal y patrimonial.
Además, por ser una disposición que limita la garantía constitucional de entrar y salir del país, no
puede aplicarse por analogía y es de interpretación restrictiva.
En la quiebra se da la interdicción de toda la correspondencia comercial, mandándose al
domicilio del síndico. Esto no ocurre en el concurso preventivo.

B – Patrimoniales
El art. 15 afirma que el deudor pierde la disposición de sus bienes, pero conserva su
administración bajo la vigilancia del sindico, configurándose lo que en doctrina se llama un
“desapoderamiento atenuado”, por oposición al “desapoderamiento total” de la quiebra.
Los acreedores pueden denunciar actos en violación al desapoderamiento atenuado y también el
síndico frente a actos en perjuicio evidente para los acreedores. El síndico no interfiere en la
administración, sino que observa y, en su caso, denuncia.
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El art. 16 establece los actos prohibidos, diciendo que el deudor no puede realizar, ni con
autorización judicial: actos a título gratuito, ni actos que importen alterar la situación patrimonial y
que violen la igualdad de los acreedores por causa o título anterior a la presentación. La sanción, en
caso de que se viole esta prohibición es, para algunos la inoponibilidad del acto, y para otros la
nulidad. La excepción a estas prohibiciones es el pronto pago laboral.
Los actos sujetos a autorización son enumerados por la ley de manera meramente ilustrativa.
En general se trata de actos que exceden el giro normal de la actividad, como la locación de fondos
de comercio, o la constitución en prenda. La autorización debe ser previa, con audiencia del síndico y
comité de acreedores. La resolución que se dicte es inapelable.
Los actos que puede realizar libremente son aquellos actos de administración ordinaria, es
decir, aquellos que, importando o no enajenación, además de conservar el capital, tienen por fin
hacerlos producir según su naturaleza y destino (Orgaz), como por ejemplo, la venta de un auto de un
concesionario.
En caso de que el deudor incumpla con los los arts. 15 y 16, el art. 17 trae como sanción la
ineficacia de pleno derecho, salvo el acto prohibido que si se realiza es nulo, el cual para Maffía es
inoponible a terceros pero válido entre partes.
También puede darse la separación de la administración por resolución fundada del juez
cuando se incumplan los arts. 16 y 25, se oculten bienes, omitan informaciones, etc. Esta decisión es
apelable. De quedar firme, intervendrá un co-administrados, un veedor o administrador judicial.
El art. 18 sanciona que los arts. 16 y 17 se aplican al patrimonio de los socios con
responsabilidad ilimitada de las sociedades concursadas.

II – Efectos respecto de los acreedores

A – Respecto de los créditos


El art. 19 dice que se suspenden los intereses, cualquiera sea el tipo. Deja de correr a la fecha de
presentación del concurso, no la de apertura del proceso, lo cual no parece relevante, pero en la
práctica puede llegar a transcurrir un año entre ambas fechas si, por ejemplo, se apela.
La ley no refiere a la indexación monetaria. En el Caso Pérez Lozano se determina que el art. 19
refiere a intereses, pero no a indexación monetaria. En Santa Fe, en el Caso Marcos Lou, la CSJSF
marca el mismo criterio.
Respecto a qué su cede con los intereses suspendidos, la doctrina opina que, en principio, se
pierden. Sin embargo, los mimos no se extinguen, puesto que si declara la quiebra posteriormente, se
compensarán desde la presentación del concurso hasta la declaración de la quiebra.
II - 8
En la práctica, los intereses posteriores a la declaración de la quiebra se pierden, e incluso se
pierde el crédito. Si se cancelaran los créditos y el deudor paga todo lo que debe, habría que liquidar
todos los intereses, lo cual en la realidad no suele darse, no cobrándose ni siquiera los créditos.
Este art. 19 se aplica, en principio, a los intereses de todos los créditos, salvo aquellos créditos
con garantía real. El acreedor hipotecario o prendario podrá pedir los intereses compensatorios (sólo
ellos) e incluso los que sean posteriores a la presentación hasta la suma del bien afectado.
Inicialmente, en 1989 en el fallo pleno “Seidman y Bonder”, se resolvió la imposición de
excepciones a los créditos laborales, respecto a la suspensión de intereses, el cual fue muy criticado.
En 2006, la Cámara Comercial de Bs. As. dictó un nuevo pleno al Club Atlético Excursionistas que
hizo nuevamente excepción a los créditos laborales.
Con respecto a los “Warrants”, la doctrina los excluye, teniendo como única excepción legal a
los créditos hipotecarios y prendarios. A los créditos fiscales sí se le suspenden, puesto que no se
encuentran comprendidos en la excepción.
El mismo art. 19 en su 2° párrafo habla de las deudas no dinerarias, las cuales se transformarán
a su valor en moneda de curso legal. Comprende a todas las obligaciones que no sean de dar sumas
de dinero. Esto debe hacerlo el acreedor en el momento en que pide la verificación del crédito, o al
día de la presentación del concurso o del vencimiento de la obligación, si el mismo fuera anterior a la
presentación.
La conversión opera de modo definitivo porque si el deudor quiere pagar la prestación originaria
no puede hacerlo ya que la conversión en una obligación de dar sumas de dinero es una nueva
obligación. Sin embargo, puede darse una nueva novación si el acreedor quiere aceptar la obligación
primitiva, y el acreedor puede aceptar o no la propuesta.
Para las prestaciones en moneda extranjera, la conversión se hace a los solos efectos de
computar cuánto debe el deudor, para poner al acreedor en igualdad. Por ello, la convención es
provisoria, pero el deudor deberá pagar en la moneda extranjera. Así, el acreedor verifica el crédito,
la conversión la hace el síndico al momento de presentación del informe individual de cada créditos
se hará al día de la fecha.
En la quiebra pasa igual, sólo que el efecto es definitivo. De todos modos, si en el concurso el
deudor quisiera novar las obligaciones y convertirla a una obligación de dar sumas de dinero en
moneda de curso legal, se puede siempre que el acreedor acepte.
El art. 20 establece que el concurso preventivo no resuelve los contratos, distinto a lo que ocurre
en la quiebra, donde sí se resuelven.
Respecto a los contratos con prestaciones recíprocas pendientes, se discute desde un principio
a qué tipos de contratos se refiere: Francisco Schulyen sostiene que se refiere a los contratos de
ejecución diferida y a los de ejecución continuada, y no a los de tracto sucesivo o ejecución
II - 9
continuada. La ley no menciona qué tipo de contrato debe ser, sino que utiliza sólo la expresión
“contratos en curso de ejecución (debe hacer principio de ejecución) cuando hubiere prestaciones
recíprocas pendientes (esta característica se da en los contratos de ejecución diferida y continuada)”.
En el 2° párrafo dice que, en el concurso, es el deudor quien está facultado para decidir si
continúa con la relación contractual, mientras que en la quiebra de esto se ocupa el co-contratante.
Maffía opina que este privilegio es de dudosa exigibilidad. El fundamento radica en que antes era
difícil que el tercero quisiera seguir la relación contractual si tenía que verificar, pero hoy continúa el
contrato.
El art. 240 establece para ellos el privilegio de gasto de conservación y justicia, que son aquellos
generados por la actuación del poder judicial y que deberán ser pagados por el deudor.
El trámite no es incidental:
1. El deudor pide autorización para continuar con la relación contractual, dentro de los 30 días
de sentencia de apertura.
2. Se le corre vista al síndico por 5 días para que de su opinión.
3. El juez resuelve. De ser positivo, el co-contratante puede:
 Exigir las prestaciones adeudadas a la fecha de presentación, lo cual si no ocurre se
resuelve el contrato.
 Aceptar sin más la continuación contractual.
Es el caso, por ejemplo, de una empresa que pide continuar su relación con un banco con el cual
realiza los pagos a través de una cuenta.
En el 3° párrafo se establece que si el deudor no pide la continuación, el tercero co-contratante
podrá, dentro de los 30 días de abierto el concurso, resolver el contrato notificando al deudor y al
síndico, o exigir la obligación como si estuviera vencida. Así, el deudor puede cumplir, pidiendo
autorización para hacerlo, o no cumplir, resolviéndose así el contrato.
El problema aquí se da con la ausencia de control de los co-acreedores, ya que se estaría
excluyendo a algún acreedor del concurso al continuar su relación contractual.
En el 4° párrafo se habla de los contratos de trabajo, diciendo que la apertura del concurso deja
sin efecto los convenios colectivos vigentes hasta por 3 años o hasta el cumplimiento del acuerdo
preventivo desde la sentencia de apertura. Así, se regirán por un convenio de crisis, actuando como
convenio colectivo ad-hoc, y de no haber, de acuerdo a la negociación de cada contrato en particular
dejando de lado las normas colectivas y teniendo en cuenta la ley de contrato de trabajo. Esto es
consecuencia de una etapa de flexibilización laboral, y su objetivo es el de facilitar las normas
laborales entre el deudor concursado y los trabajadores, superando así la insolvencia.
El 5° y último párrafo refiere a los servicios públicos, diciendo que no se pueden suspender por
la deuda anterior a la apertura del concurso, aunque sí por la deuda posterior.
II - 10
B – Respecto de los juicios contra el deudor

1) Fuero de atracción
El art. 21 regula el fuero de atracción, que es una característica propia de los procesos
universales que provoca una radicación ante el juez del proceso universal de todos los procesos
iniciados contra el deudor. El fundamento está en permitir que un sólo juez decida sobre la suerte de
toda la deuda. En el fallo “Savico c/Tietar” se dijo que es de orden público.
Sin embargo, la reforma modificó ciertas previsiones y estableció que a partir de la publicación
de la sentencia en edictos, empieza a correr el plazo de fuero de atracción, cuando antes era con el
dictado de la sentencia. Esto se cambió para evitar maniobras del deudor para postergar la
publicación de edicto, ya que para ello debe cumplir con cargas, las que si no se cumplen producen el
desistimiento del proceso concursal.
La doctrina discute respecto a cuándo empieza a correr el plazo: para Rouillón y la cátedra desde
la última publicación, mientras que para Plaza desde la primera. Así, desde la publicación de edictos
cesa la competencia del juez originario, por lo que si el juicio que debió ser atraído prosigue su
tramitación en el juzgado originario, algunos dicen que se sanciona con la nulidad, mientras que
otros con la ineficacia de los actos posteriores al fuero de atracción (inoponibilidad).
El 1° párrafo el fuero de atracción alcanza a los siguientes procesos:
1. Juicios de contenido patrimonial, dejándose fuera los demás, como los de jurisdicción
voluntaria o los contenciosos.
2. Juicios contra el deudor concursado.
3. Con causa o título anterior a la presentación en concurso.
Los efectos generales son: se suspenden los trámites de los juicios contra el deudor, se radican o
atraen al juez del concurso, y se prohíbe iniciar otro juicio o nuevas acciones. Así planteado,
cualquier excepción a los requisitos y a los efectos debe ser taxativa y de interpretación restrictiva.
Con una reforma se extablecieron excepciones al art. 21, pero al ser tantas, se da más veces la
excepción que la regla, por lo que Truffat lo llama “fuero de desatracción”. El legislador intentó con
la reforma solucionar el colapso de los tribunales de Capital Federal. Fue muy criticado por la
doctrina ya que pensó en hacerse con costo cero, lo cual no fue así, sino que tuvieron que invertir a
través de la modificación del fuero de atracción. Las excepciones al fuero de atracción son:
1. Expropiación: no se critica pues siempre estuvieron excluidos. Exceptúa los 3 efectos.
2. Procesos fundados en una relación de familia: son aquellos con contenido patrimonial,
pues los juicios extrapatrimoniales como la adopción ya se encuentran fuera de la regla general,
Inc. 1°
pues no cumplen con el 1° requisito. La doctrina los avala.
3. Ejecuciones de garantías reales: ni la prenda ni la hipoteca. No estaba antes, pero había sido
aceptada jurisprudencialmente antes de la reforma (fallo Casasa de la CSJN).
II - 11
4. Procesos de conocimiento en trámite y los juicios laborales: la redacción de la norma no es
feliz, pues todos los juicios laborales son de conocimiento. Es el tema más importante y más
criticado, ya que se perjudica a la justicia provincial por el conglomeramiento de juicios y a los
acreedores. Así, debe obtenerse primero sentencia y luego el acreedor debe sumarse al concurso
en caso de que le gane al deudor concursado. La sentencia que se dicte se tiene como título para
Inc. 2°
verificar por lo que el juez concursal debe comprobarla.
Estos juicios no se suspenden ni se atraen, pero en caso de que el acreedor quiera iniciar la
acción una vez abierto el concurso, no va a poder al entender de Medici, aunque Rouillón
considera que sí.
El acreedor laboral, puede continuar el juicio ya empezado, y si no lo ha iniciado, puede hacerlo.
5. Procesos en que el deudor sea parte de un litisconsorcio pasivo: es aquel proceso con
varios demandados, como en el caso de juicio de simulación, o el de división de condominio
demandando a los otros comuneros. Es una innovación de la reforma, y como no se habla de
“trámite”, algunos entienden que vale para los que están en cuero y para los iniciados
Inc. 3° posteriormente a la apertura del concurso. La 1° Sala de la Cámara de Rosario en el Fallo Suarez
c/Transporte Ripolone SRL (2006) dice que se excluye del fuero de atracción, aunque fuera en
juicio ejecutivo el litisconsorcio. Sin embargo, Medici se opone a ello, pues debería ser atraído
por el concurso, pues sino se pierde el sentido del mismo al serle ejecutado su patrimonio.

De este modo, sólo los juicios ejecutivos son los que caen en la regla general. Así, si el crédito
es de fácil verificación es mejor optar, cuando la ley lo permite, por el fuero de atracción, mientras
que en caso de difícil prueba (accidentes de autos) es mejor seguir el juicio, ya que el síndico no
puede calcular de la mejor manera el monto.
La ley establece que en estos procesos continuados es parte necesaria el síndico, lo cual refiere
no a su acepción procesal, sino que la doctrina dice que tendrá intervención necesaria (no puede
demandar, ni excepcionar, ni recurrir), como control sobre el juicio, a lo cual Rouillón dice que es la
misma participación que tiene en el concurso, como presentar un dictamen al juez. No se sanciona la
no intervención del síndico, por lo que algunos dicen que la sentencia es nula, lo cual es incorrecto
porque no hay nulidad si no es expresa de la ley, y otros que es inoponible la sentencia al concurso.
Así, en caso de que el síndico deba viajar a otra provincia, podrá nombrar a un abogado para que
lo represente, teniendo las mismas atribuciones, y cuyos honorarios deben ser regulados por el juez
del concurso. Si el deudor es vencido en el pleito, él pagará sus honorarios, mientras que si gana,
Rouillón llega a decir que el síndico debe pagárselos, lo cual es criticado por Medici dado que el
síndico se quedaría casi sin honorarios él mismo.
Los honorarios son regulados por el juez, salvo el letrado del síndico. Son créditos sujetos a los
efectos del concurso, y de tipo quirografarios contra el deudor.
II - 12
Estas reglas generales, en principio, rigen mientras exista el concurso. Por lo que si el concurso
fracasa por alguno de los supuestos que imponen la declaración de quiebra indirecta, el fuero de
atracción continúa con el mismo alcance que en el concurso.
Si el concurso no tiene tropiezos y se homologa el acuerdo, suceden dos cosas:
1. Los acreedores privilegiados que no estuviesen alcanzados por sus efectos pueden ejecutar su
sentencia de verificación sobre bienes del concursado y ante el juez que corresponda.
2. Los acreedores privilegiados comprendidos en el acuerdo, deben cobrar en los términos del
contrato, pero si el deudor no cumple y se declara la quiebra indirecta, los acreedores pueden
ejecutar individualmente los bienes del deudor.

El efecto principal del fuero de atracción, que no dice el texto de la ley, consiste en que después
de la publicación de edictos de la apertura concursal, no se pueden ejecutar los bienes del deudor no
afectados a garantías reales. Los procesos de conocimiento pueden proseguirse o iniciarse ante el
juzgado originario, al igual que las ejecuciones de garantías reales. Las restantes ejecuciones no
pueden iniciarse o proseguirse, por no estar dentro de las excepciones.
Las ejecuciones de garantías reales constituyen una excepción al fuero de atracción, por lo que
el acreedor titular de una garantía real puede iniciar la ejecución o proseguirla ante el juez natural
aún después de iniciado el concurso. Puede agotar los trámites de ejecución hasta la venta del bien y
el cobro de su crédito.
Estos acreedores son susceptibles de experimentar estos dos efectos:
1. Automático: la suspensión del remate del bien gravado y la inadmisibilidad de medidas
precautorias que impidan al deudor usar el bien hasta que el acreedor demuestro que ha
presentado el pedido de verificación al síndico o al juez del concurso.
2. Por disposición judicial: la suspensión de la subasta y las medidas cautelares que impidan al
deudor el uso del bien.

Las medidas cautelares pueden dictarse en los procesos de expropiación, fundados en


relaciones de familia y las ejecuciones de garantías reales. Deben ser solicitadas ante el juez del
concurso y se dispondrá su levantamiento ya que por el principio de la par condicio creditorum no
tiene sentido mantenerlas. Todos los acreedores cobrarán según las reglas concursales.

2) Participación de los co-acreedores


La participación de los co-acreedores en el juicio continuado está regulada, aunque Rouillón
dice que deben ser aplicadas las normas de la intervención de terceros de los Códigos de forma,
aunque para Medici es un comentario viejo relacionado al art. 21 anterior.
Ninguna de las formas de intervención de terceros encaja en la que necesita, pues debería ayudar
al demandado, cuando su interés en realidad radica en que no se le reconozca el crédito al acreedor.
II - 13
Por ello, podría dársele un plazo en el juicio para que interviniera, al igual que lo hace el síndico.
Esto no significa que el juez puede antes de los alegatos, correr vista al síndico y a los acreedores.
En caso de intervención, la acción que les corresponde es la individual al pedirle al juez natural
que le reconozca su crédito a través de un incidente.
El deudor concursado, por más que mantiene la plena legitimación procesal, hay actos jurídicos
que no puede realizar por implicar una disposición de sus bienes. Así, no podrá allanarse ni ser
rebelde en el juicio continuado, pues se trataría de un acto de disposición vedado por el art. 16.
Con la redacción actual del art. 21, ya la sentencia del juicio de conocimiento no vale como
verificación de créditos, sino que una vez dictada, el acreedor debe verificar el crédito, por lo que
carecería ya de sentido la intervención del tercero. Hoy en día, el juez del concurso puede revisar la
sentencia del juicio de conocimiento como, por ejemplo, cambiar la categoría de acreedor, observar
connivencia entre el acreedor y el deudor, etc.
El art. 22 establece que son nulas las estipulaciones contrarias a lo dispuesto en los arts. 20 y 21.
Las normas concursales prevalecen por sobre las comunes.

3) Ejecuciones por remate no judicial


Las ejecuciones por remate no judicial se encuentran reguladas en el art. 23 el cual dice que los
acreedores de créditos con garantías reales con derecho a ejecutar mediante remate no judicial bienes
del concursado, deben rendir cuentas en el concurso acompañando los títulos de sus créditos y los
comprobantes respectivos, dentro de los 20 días de haberse realizado el remate. El acreedor pierde a
favor del concurso el 1% del monto de su crédito por cada día de retardo, si ha mediado intimación
judicial anterior. El remanente debe ser depositado, una vez cubiertos los créditos.
Antes de la publicación de los avisos del remate no judicial, el acreedor debe presentarse al juez
del concurso comunicando la fecha, lugar, día y hora fijados para el remate, y el bien a rematar,
acompañando además, el título de su crédito. La omisión de esta comunicación previa vicia de
nulidad al remate. La rendición de cuentas debe sustanciarse por incidentes con intervención del
concursado y el síndico.

4) Suspensión de remates y medidas precautorias


Finalmente, el art. 24 hace alusión a la suspensión de remates y medidas precautorias, lo cual
puede ser ordenado por el juez del concurso en caso de necesidad y urgencia evidentes para el
concurso, y siempre que se observe una conveniencia para la continuación de las actividades del
concursado y la protección de los intereses de los acreedores. Nunca puede exceder de 90 días y la
resolución es apelable al sólo efecto devolutivo por el acreedor, el deudor y el síndico.
II - 14

3) Proceso de verificación de créditos

Para la doctrina italiana esta es la “llave maestra del proceso concursal”. La verificación de
crédito es un modo sustitutivo de la acción individual, orientada a la incorporación al pasivo
concursal (concepto en sentido estricto), o a la exclusión del pasivo concursal, como es el caso del
art. 146 que establece que el adquirente por boleto de un inmueble puede sustraer al bien del activo
del fallecido en caso de quiebra, reconociéndosele el derecho a escriturar, o los acreedores con
derecho de separación (sentido amplio).
Como concepto de verificación, podemos decir que es un procedimiento de conocimiento
contencioso, causal, típico, necesario, único y excluyente que tiene por finalidad determinar la
composición de la masa de acreedores, montos y graduación de los créditos (sentido estricto):
1. Procedimiento: es una etapa del proceso concursal.
2. De conocimiento: es una etapa del proceso concursal, no uno aparte. Se aspira al dictado de
una resolución declaratoria, que reconozca la legitimidad y extensión de los créditos.
3. Contencioso: es pseudo-contencioso, pues tiene matices de ello al haber conflicto de interes.
4. Causal: en ese procedimiento debe quedar plenamente acreditada la relación causal que le
dio nacimiento al crédito, por lo que no basta con el acompañamiento de títulos abstractos que
no muestran la causa.
5. Típico: procedimiento reglado en la ley de concursos, que deben seguir todos los acreedores
que se quieran incorporar al pasivo.
6. Necesario: fundamental para ser incorporado al pasivo.
7. Único y excluyente: está discutido luego de la última reforma.

Las vías de verificación orientada a la incorporación al pasivo son:


1. Verificación ordinaria o tempestiva.
2. Verificación tardía incidental.
3. Verificación de créditos laborales.
4. Verificación incidental con sentencia.
II - 15

4) Verificación tempestiva

La doctrina dice que tiene dos etapas: la necesaria, que se divide en informativa, contenciosa y
decisoria, y la eventual, que es el recurso revisorio.
Cuando la ley habla de “todos los acreedores” en el art. 32, refiere sólo a los acreedores
concursales, es decir, aquellos de causa o título anterior a la presentación. La verificación no es una
obligación, sino una carga., ya que si no lo hace no participará en el concurso.
Cuando el artículo dice que “todos” deben hacerlo, hay ciertas excepciones: en primer lugar el
co-contratante del deudor que opta por continuar con el contrato (art. 20), quien no debe verificar;
tampoco los acreedores del concurso que tienen gastos de conservación y justicia (síndico, abogado
de quien pide la quiebra); por último no deben verificar los acreedores laborales con beneficio de
pronto pago.
El plazo para verificar el crédito surge de la resolución de apertura del concurso (art. 14 inc. 3°)
la cual debe estar dentro de los 15 y 20 días de la última publicación de edictos. Los acreedores, en
teoría, podrían verificar antes de que el juez fije la fecha, aunque para ese momento todavía no está
nombrado el síndico. También pueden hacerlo después de ese momento, es lo que la doctrina llama
“verificación tardía”.
La ley dice que los acreedores deben hacer un “pedido de verificación” al síndico, pese a que no
sería un pedido: hay autores que dicen que se trata de una demanda, pero Maffía y la cátedra objetan
que no, que se trata en realidad de una solicitud, pues no se cumplen ni se piden los requisitos
propios de la demanda establecidos en el CPC, no se paga timbrado, no se ingresa en la MEU, ni
requiere patrocinio letrado. Además, en el mismo art. 32 se dice que tiene los efectos de la demanda,
por lo que si aclara esto es porque no es una demanda en sí.
El contenido incluye los datos del acreedor, indicando monto (capital más intereses calculados a
la fecha de presentación), causa fuente y privilegios. Se hace por escrito en triplicado, pese a que en
la ley dice duplicado, pues así le queda constancia al acreedor. Debe constituirse domicilio.
El arancel es de $50 por cada solicitud de verificación, lo cual es desnatualizado, y no deben
pagarlo los acreedores laborales y aquellos con créditos inferiores a $1.000.
El acreedor con título abstracto debe indicar la causa del mismo, es decir, de dónde surgió.
Esto es así porque hace tiempo no era necesario, dando lugar a que aparecieran acreedores
verificando invocando los títulos, y armando concursos con acreedores ficticios en connivencia con
el deudor, logrando así mayoría y un acuerdo “ficticio” en detrimento de los verdaderos acreedores.
Ello produjo una serie de fallos antagónicos, hasta que en 1981 se dictaron dos plenarios: Translínea
c/Electrodinie y Difry, en los cuales se dijo que el acreedor que se insinua al pasivo con un título
II - 16
abstracto, debe probar la causa, es decir, el negocio con el deudor, o el endoso si el título había
circulado.
A partir de estos plenarios, comenzó a aplicarse a rajatabla esta postura, dando lugar a otro tipo
de injustos, como ocurrió en el caso Lajst, donde el deudor era prestamista, por lo que los acreedores
sólo tenían cheques y pagarés, con lo cual, aplicando el criterio de los plenarios, el síndico no
verificó los créditos a los acreedores por no probar la causa. Por ello, no se cumplía el objetivo de los
plenarios, que fue el evitar la conformación ficticia del pasivo. Así, todos los fallos comenzaron a
reinterpretar la cuestión (Bacigaluz, Decarlini, etc.), y nació una nueva doctrina, la cual manda que
los plenarios fueran dictados en incidentes de revisión, lo cual no es lo mismo que la verificación
tempestiva donde la única prueba ante el síndico es la documental. Así, en la etapa de verificación
tempestiva debe aceptarse el título abstracto, mientras que en caso de rechazo e interposición de
recurso se aplican los plenarios con amplitud de prueba.
Finalmente, en “Caccianini, Eduardo s/incidente de revisión”, se sientan las siguientes bases:
1. El acreedor debe explicar el origen causal de un crédito y acompañar, si tiene, la documental.
2. El síndico debe contribuir activamente a esclarecer el pasivo a través de la labor instructoria,
y no ampararse en la desidia o comodidad de la doctrina Translínea-Difry-
3. El juez debe llegar a la verdad jurídica objetiva para evitar el abultamiento ficticio de pasivo,
pero también evitar la licuación de los mismos por el “efecto rebote” de la doctrina plenaria (lo
que pasó con Lajst).
4. El deudor no puede invocar la deficiencia en la acreditación de la causa si no invoca la
falsedad del título.
5. Se busca mantener la doctrina plenaria dentro de sus justos límites sin perder de vista su
télesis.

El art. 32 bis establece que “La verificación de los créditos puede ser solicitada por el fiduciario
designado en emisiones de debentures, bonos convertibles, obligaciones negociables u otros títulos
emitidos en serie y por aquél a quien se haya investido de la legitimación o de poder de
representación para actuar por una colectividad de acreedores.
‘La extensión de las atribuciones del fiduciario, del legitimado o del representante se juzgará
conforme a los contratos o documentos en función de los cuales haya sido investido de la calidad de
fiduciario, legitimado o representante”.
Aquí se observa una ampliación de la legitimación activa.
II - 17

I – Facultad de información del síndico


Art. 33. Facultades De Información El síndico debe realizar todas las compulsas necesarias
en los libros y documentos del concursado y, en cuanto corresponda, en los del acreedor. Puede,
asimismo, valerse de todos los elementos de juicio que estime útiles y, en caso de negativa
a suministrarlos, solicitar del juez de la causa las medidas pertinentes.
Debe conservar el legajo por acreedor presentado por el concursado, incorporando la solicitud
de verificación y documentación acompañada por el acreedor, y formar
y conservar los legajos correspondientes a los acreedores no denunciados que soliciten la
verificación de sus créditos. En dichos legajos el síndico deberá dejar constancia de las medidas
realizadas.

El síndico tiene facultades de investigación. Este puede solicitar medidas judiciales. Puede pedir
los libros de los acreedores, referidos al crédito. Puede pedir informe a las reparticiones públicas. El
síndico no tiene que conformarse con lo que le trae el acreedor.
Toda la información que va recabando el síndico la va recabando al legajo de cada acreedor.
Éste se inicia con el legajo que presentó el deudor respecto de cada acreedor o con la solicitud de
verificación de cada acreedor no denunciado por el deudor.
Una vez que se agotó el periodo de verificación de créditos, viene una etapa pseudo-contenciosa,
que es el periodo de observación, que dura 10 días.
2 fallos de la Sala 1° y 2° de la Cámara de Apelación Rosario del 2006 Dice la Sala 2° “El
proceso verificatorio necesario, típico, único y excluyente, que tiene carácter netamente contencioso
y de conocimiento pleno, por eso la sentencia tiene carácter de cosa juzgada material”
En el periodo de observación, el deudor y los acreedores que hubieran solicitado pedido de
verificación al síndico, podrán realizar observaciones e impugnaciones a las presentaciones
formuladas. A esto Rouillon lo llamo “Control Multidireccional”, pues no sólo se enfrenta el
deudor con sus acreedores, sino también cada acreedor con los demás. El síndico tiene un rol
imparcial en dichas contiendas, pues debe recibir impugnaciones y observaciones, dar constancia al
interesado, y presentar al tribunal copias de éstas dentro de las 48 horas de vencidos los 10 días para
impugnar. El fin es el control recíproco entre concursado y cosolicitantes de verificación, y obtener
la mayor cantidad posible de información para determinar correctamente el pasivo concursal.
Además, no generan carga alguna de costar a quienes las formulan.
Las observaciones e impugnaciones que hagan el deudor o los acreedores a los coacreedores
verificantes se agregan al legajo de cada acreedor sin sustanciación alguna (por eso se dice que es
pseudocontencioso).
II - 18
Este hecho de que frente a la impugnación no haya sustanciación, para algunos autores se viola
el derecho de defensa. Sin embargo, nada impide que el acreedor impugnado conteste la
impugnación. En la practica, no hay notificación de que se hace una impugnación.
Es un trámite que aspira a agregar información.
Vencido el plazo para realizar impugnaciones, empieza a correr otro plazo de 20 días (hábiles
judiciales) en el cual el síndico debe presentar su “Informe Individual” (art 35). Este Informe es una
pieza importante para la conformación del pasivo. Es un dictamen técnico emitido por un contador
publico nacional sobre la procedencia del Pedido de Verificación.
Este informe individual no es vinculante para el juez del concurso. El juez se puede apartar de lo
que aconsejó el síndico, fundando su decisión.

Art. 35. – Informe Individual: Vencido el plazo para la formulación de observaciones por parte
del deudor y los acreedores, en el plazo de veinte días, el síndico deberá redactar un informe sobre
cada solicitud de verificación en particular, el que deberá ser presentado al juzgado.
Se debe consignar el nombre completo de cada acreedor, su domicilio real y el constituido,
monto y causa del crédito, privilegio y garantías invocados; además, debe reseñar la información
obtenida, las observaciones que hubieran recibido las solicitudes, por parte del deudor y de los
acreedores, y expresar respecto de cada crédito, opinión fundada sobre la procedencia de la
verificación del crédito y el privilegio. También debe acompañar una copia, que se glosa al legajo a
que se refiere el art. 279, la cual debe quedar a disposición permanente de los interesados para su
examen, y copia de los legajos.
El síndico debe indicar:
1. Datos del acreedor
2. Monto del crédito
3. Privilegio solicitado
4. Tarea investigativa que realizo
5. Si el crédito resulto observado o impugnado
6. Opinión fundada de si el crédito debe ser reconocido dentro del pasivo o no y en tal caso, el
monto y los privilegios que deben ser reconocidos, encuadrándolos en las normas legales
pertinentes.
El contenido y las formula del informe individual esta regulado en las resoluciones técnicas
que emite el Consejo de Cs. Economicas.
El informe individual es una especie de un informe de Auditoria.
El informe individual es una pieza única, una sola presentación, en donde opina sobre casa
solicitud de verificación.
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II – Las resoluciones sobre los créditos


Art. 36. – Resolución judicial: Dentro de los diez días de presentado el informe por parte del
síndico, el juez decidirá sobre la procedencia y alcances de las solicitudes formuladas por los
acreedores. El crédito o privilegio no observados por el síndico, el deudor o los acreedores es
declarado verificado, si el juez lo estima procedente.
Cuando existan observaciones, el juez debe decidir declarando admisible o inadmisible el
crédito o el privilegio.
Estas resoluciones son definitivas a los fines del cómputo en la evaluación de mayorías y base
del acuerdo, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente.

El plazo para dictar la resolución judicial, la cual debe ser fundada, es de 10 días de presentado
el informe del síndico
Las resoluciones que dictará el juez dependen de la suerte que corrió el crédito, pudiendo ser:
1. Si no hubo impugnaciones:
 Verificado: si el crédito desde la presentación hasta la resolución, no recibió
observaciones ni impugnaciones, y el síndico lo dictamina favorablemente (tal como el
A lo solicitó) el juez va a dictar una resolución declarando verificado el crédito (si lo
estima procedente). Esta decisión es irrecurrible y habilita a su titular a participar sobre
la propuesta de acuerdo.
 No verificado: Si el crédito no recibió observaciones ni impugnaciones (ni por parte del
deudor ni por parte de los co-acredores) si el síndico lo dictamino en forma
desfavorable el juez va a dictar una resolución de no verificado. Es recurrible por
revisión.
2. Si hubo impugnaciones o el síndico dictaminó desfavorablemente:
 Admisible: Si el crédito recibió observaciones por parte de deudor o acreedores o
alguna observación del síndico y el juez considera que el crédito debe ser reconocido, el
juez lo va a declarar admisible. Es recurrible.
 Inadmisible: Si el crédito recibió observaciones, y el juez considera que no debe ser
admitido, lo va a declarar inadmisible. También es recurrible.
La categoría que se discute si existe o no es la del “no verificado” Para alguno si, para otros no.
No son apelables directamente, sino que primero debe interponerse el recurso de revisión.
II - 20
Art. 37. – Efectos de la resolución: La resolución que declara verificado el crédito y, en su
caso, el privilegio, produce los efectos de la cosa juzgada, salvo dolo.
La que lo declara admisible o inadmisible puede ser revisada a petición del interesado,
formulada dentro de los veinte días siguientes a la fecha de la resolución prevista en el art. 36.
Vencido este plazo, sin haber sido cuestionada, queda firme y produce también los efectos de la cosa
juzgada, salvo dolo.

Art. 38 – Invocación de dolo: Las acciones por dolo a que se refiere el artículo precedente
tramitan por vía ordinaria, ante el juzgado del concurso, y caducan a los 90 días de la sfecha en que
se dictó la sentencia de resolución judicial prevista en el art. 36. La deducción de esta acción no
impide el derecho del acreedor a obtener el cumplimiento del acuerdo, sin perjuidio de las medidas
precautorias que puedan dictase.

El planteo del recurso de revisión no suspende el término de la acción por dolo. Es un plazo de
caducidad, por lo que no n evesita ser invocado por su beneficiario.
En función de cómo el juez dicta la resolución, le cabrá a esta resolución recurso o no.
Si el acreedor ha sido declarado “verificado”, esta resolución de verificación es definitiva y
produce los efectos de la cosa juzgada material (salvo dolo).
Las otras 3 resoluciones (“no verificado, inadmisible, o admisible) son provisorias, y serán
pasibles del recurso de revisión.
Se cuestiona quién lo interpone el recurso de revisión: si al acreedor se lo declara no verificado o
inadmisible tengo el recurso de revisión. En cambio, si el crédito es declarado admisible el deudor y
los co-acreedores tendrán el recurso de revisión también.
Esta resolución es importante, porque permite determinar cuáles son los acreedores que van a
negociar con el deudor en el Periodo de Exclusividad, que son los verificados y los admitidos.
La resolución del art 36 es una verdadera sentencia, como tal, debe estar debidamente fundada.
Respetar el principio de congruencia, se debe desechar una resolución extra-petita (una resolución
que resuelva mas allá de lo pedido por el deudor). El pedido del acreedor marca el límite de la
pretensión.
La sentencia de verificación no es apelable, solo cabe recurso de revisión, ante el juez del
concurso, quien los tramita y lo resuelve.
Dictada la sentencia de verificación del art 36, concluye la primera etapa del procedimiento de
Verificación Tempestiva, es la llamada Etapa Necesaria. Y se abre la 2° etapa del procedimiento de
verificación tempestiva que es la Etapa Eventual: llamada Recurso de Revisión (puede o no darse)
II - 21
Si dictada la resolución de no verificado, inadmisible o admisible no se interpone recurso en el
plazo de ley, estas resoluciones se tornan definitivas, produciendo los efectos de la cosa juzgada.
La resolución del art 36 o alguna otra que queda firme porque no de interpuso recurso produce
los efectos de la cosa juzgada.
Fallo de la Sala I en el Caso “Cobos, Francisco s/quiebra” del 2007 “Ante la declaración de
inadmisibilidad o rechazo de una verificación el interesado cuanta con la posibilidad de interponer
recurso de revisión dentro de los 20 días siguientes a su dictado, caso contrario, queda firme y
produce los efectos de la cosa juzgada, salvo dolo .Cuando el art. 37 ley 24.522 puntualiza que la
resolución que declara verificado el crédito, en su caso el privilegio, produce los efectos de la cosa
juzgada, se esta refiriendo a la cosa juzgada material, o sea que la reivindicata del decisorio de
verificación, ostenta la misma categoría que la emitida en un proceso de conocimiento pleno, es
decir, le confiere al pronunciamiento el carácter de inimpugnable, es decir, no susceptible de recurso
cuando el procedimiento no ha sido emitido e inmutable tampoco modificable en el juicio posterior”
Supongamos que la verificación es definitiva. Las otras 3 le cabe recurso de revisión. El plazo
para interponerlo por parte del afectado es de 20 días (hábiles judiciales) desde la resolución del art
36.
Nadie les va a notificar la resolución del 36. Hay que pasar por el juzgado. A partir de la fecha
de resolución corre el plazo. Es una notificación automática.
Pasaba que si el síndico demorada el informe, se corría el plazo para que el tribunal dictaminara,
o podría ser que el juez en vez de dictarlo a los 10 días de la presentación del infórmelo dictaba
dentro de 2 días. Esto dio lugar a distintas posturas en la jurisprudencia.
Fallo pleno CCyC que resolvió lo atinente al plazo del recurso de revisión (unificando
jurisprudencia) y planteo 3 alternativas: “Rafik SA” CN Com en Plano de Buenos Aires del
28/2/2006
“Se fija como doctrinal legal que:
- El inicio del plazo previsto en el art. 37, no se encuentra subordinado a la notificación
de la resolución del art 36, cuando esta resolución se dictó al 10° día o al término del plazo
diferente que expresamente haya sido aplicado en la causa de presentado el informe
individual o al 10° día a cortar de la fecha en que previsiblemente y según indicaron en el
auto de apertura del concurso preventivo o en la sentencia de quiebra o de alguna decisión
judicial expresa modificatoria de la fecha inicial este informe debía ser presentado”
- Si la citada resolución hubiere sido dictada con anterioridad al tiempo que
previsiblemente debió ser producida, el plazo para interponer revisión se contara desde ese
previsible momento.
II - 22
- Si el inicio del plazo del art 37 se encuentra subordinado a la notificación de la
resolución del 36 cuando dicha resolución fue dictada con posterioridad al momento en que
previsiblemente fue emitida.
Esta doctrina no se aplica en Santa Fe. Acá el plazo empieza a correr desde la fecha del dictado
de la resolución. Si firmamos libro el martes y el viernes no nos libera de la notificación.
El Recurso de Revisión tramita por Vía Incidental, Incidente Concursal (es un proceso de
conocimiento pleno demanda-contestación-producción de prueba-resolución). (Para algunos
juzgados el incidente concursal es un Sumarísimo Incidental y fijan Audiencia de Vista de
Causa tal como esta previsto en el CPCC para el Sumarísimo Incidental un proceso y esto no
es así se rige por la ley de quiebras art 200 y ss.
La resolución que pone fin al incidente concursal (según el art 285 LCyQ) es apelable.

III – Costas

A – Etapa extrajudicial
La etapa extrajudicial de verificación tempestiva de créditos carece de normativa en la ley
concursal sobre la regulación de honorarios, por lo que debe regirse por el derecho común,
específicamente lo referido a las tareas extrajudiciales, salvo convención expresa de las partes.

B – Concurso preventivo
En el fallo Autospring de 1999 la Cámara de Apelaciones, se dijo que la actuación del síndico y
su patrocinante en el incidente de revisión y en las verificaciones tempestiva y tardía no merecía una
regulación autónoma, es decir, el síndico en definitiva estaba haciendo la misma actuación que en la
verificación tempestiva, dictaminar sobre el crédito. Incluso en el supuesto de que el acreedor fuera
vencido en el incidente, no había regulación autónoma al síndico y a su profesional. Criterio muy
resistido por el Colegio de Abogado y el de Cs. Económicas.
En 2010 la Camara de Ap. en el Fallo “Comuna de Timbues c/ San Paucar s/ Verificacion
Tardia”, cambio este criterio, y resolvió regularle honorarios al síndico y a su patrocinante por la
actuación en un recurso de revisión en el cual el acreedor resulto vencido en costas.
En cuanto al porcentaje del monto de las costas, la ley prevé en el art 287 que se tome como base
el monto del crédito y se le aplica el 30 % de la escala. Si hubiese divergencia entre el monto del
crédito y el importe verificado, prima el segundo, salvo cuando fuese inferior a la mitad del monto
del crédito insinuado, donde se tomará como base a dicha mitad.
II - 23

IV – Quiebra
Respecto al periodo informativo en la quiebra, hay 3 artículos: 200, 201, 202
El art 200 reproduce los artículos 32, 33, 34, 35.
El art. 202 dice que cuando se trata de quiebra directa, el proceso de verificación es el mismo
que para el concurso preventivo. En cambio, si se trata de una quiebra indirecta, es decir, que la
quiebra esta precedida por un concurso preventivo frustrado, el procedimiento de verificación es el
regulado en el art 202, el juez debe declarar la quiebra del deudor. En este caso, los acreedores que
ya hubieran presentado a verificar el CP , no se los obliga a verificar nuevamente en la quiebra. El
síndico procederá a recalcular los créditos según su estado (esto es por el tema de los intereses)
Los acreedores concursales en la quiebra (de causa o titulo anterior a la quiebra) pero posteriores
a la presentación en concurso (no pudieron verificar en concurso porque no tienen causa o titulo
anterior al concurso), pueden requerir la verificación por vida incidental. Es una opción para el juez
de prescindir del procedimiento de verificación común, para que los acreedores verifiquen por vía
incidental sin costas.
Los acreedores concursales de la quiebra que quieran verificar en la quiebra deberán iniciar un
incidente concursal. En el cual no se le aplicaran costas, salvo que la petición sea manifiestamente
improcedente.
Esto nos permite distinguir del acreedor tardío, porque se le venció el plazo, debió verificar en
concurso y no lo hizo. A él se le aplican las costas aunque gane. Porque realiza una actividad
jurisdiccional que podía evitarse si venía a verificar en forma tempestiva.
Hay casos en los cuales el juez debe abrir un proceso verificatorio tempestivo de nuevo, porque
seria muy complejo aplicar el 202, y es el caso de quiebra indirecta por incumplimiento o por nulidad
del acuerdo (ej. cese del efecto novatorio, le han pagado parte de su crédito, etc.), donde todos los
acreedores revaliden los créditos, ya que los pasivos del concurso y los pasivos de la quiebra han
variado sustantivamente.
II - 24

5) Verificación tardía o incidental

El acreedor tardío es aquel que actuó con desidia, negligencia y que vencido el período de
verificación quiere verificar su crédito.
El acreedor inicia el incidente de verificación tardía si el concurso no hubiera concluido o por el
juicio que corresponda si el mismo concluyó. Esta verificación altera el proceso y la estrategia del
deudor concursado.
El art. 56 refiere a los efectos de la homologación, regulando la prescripción concursal. Antes
era decenal, prolongando mucho la incertidumbre del acreedor, en tanto que en la actualidad es de 2
años desde la presentación en concurso del deudor, salvo que el plazo sea menor.
Este artículo fue criticado ya que teóricamente la prescripción nace con la acción, y en este caso
a la fecha de presentación del concurso no puede verificar. Si se vencen los 2 años puede utilizar la
dispensa de la prescripción del derecho común, aunque no puede asegurarse su aceptación.
Estos acreedores cargan con las costas del incidente.
En el fallo “Alpargata Textil s/concurso preventivo s/recurso de revisión” de Graief, en lo
referente al crédito laboral, el acreedor que quiso tramitar su juicio en sede extracontractual
seguramente llegará tarde, por lo que tienen un plus, un plazo de dispensa de 6 meses desde que se
dicta la sentencia en sede extracontractual. Mientras estén vigentes los 2 años puede ingresarse a
verificar sin problemas por más que hayan pasado más de esos 6 meses, pues estos rigen una vez que
ya transcurrieron los 2 años, y sólo para aquellos que optaron continuar su juicio en sede
extracontractual.
Según el art. 56 in fine si se verifica una vez acabado el juicio concursal no se pierde el derecho
al cobro, pero no pueden reclamar a los coacreedores lo que percibieron. El juez, en tal caso, fijará la
forma en que se aplican los efectos ya ocurridos, teniendo en cuenta la naturaleza de las prestaciones.
En la quiebra el período es el mismo, contado desde que vence el período de verificación
tempestiva. No se aplica la prescripción concursal de 2 años, sino que se rige por el derecho común.
En caso de concurso y quiebra indirecta, los que verificaron en el primero, no deben verificar en
la quiebra.
Los acreedores que nacen en la tramitación del concurso no son considerados tardíos, sino
acreedores con causa o título posterior al concurso pero anteriores a la quiebra, y por ello deben
verificar vía incidental no abonando las costas (los tardíos sí).
El tardío es aquel que, pudiendo verificar en el concurso no lo hizo y por ello debe abonar las
costas correspondientes (art. 202).
II - 25
Su condición de tardío le trae las siguientes consecuencias:
1. El acreedor que verificó tardíamente una vez presentado el proyecto de distribución, no podrá
cobrar, salvo que haya otros proyectos, luego, de distribuciones complementarias (art. 223).
2. El proceso se clausura cuando no hay activo o bienes. Entra en un proceso de hibernación por
2 años hasta que aparezcan nuevos bienes (art. 231).
3. Si el proceso se clausura por distribución final, los acreedores sólo podrán verificar si
existieran nuevos bienes.

I – Trámite incidental (arts. 280 a 285)


1. Se inician por una demanda y con ella se ofrece toda la prueba y se agrega la documental.
2. Luego, el juez la declara:
 Improcedente: debiendo rechazarla y siendo apelable con efecto devolutivo.
 Procedente: corriendo traslado por 10 días, siendo notificado por cédula.
3. Contestación con prueba y documental.

El Dr. Medici opina que es un error corre traslado al síndico. Así, el acreedor demanda al
deudor, el cual no puede allanarse, y teniendo como límite el que no puede disponer de sus bienes.
Como bien puede verse, el deudor es parte.
El art. 282 dice que “La prueba debe diligenciarse en el término que el juez señale, dentro del
máximo de 20 días. Si fuere necesario fijar audiencia, se la designa dentro del término indicado, para
que se produzca toda la prueba que la exija.
Corresponde a las partes urgir para que la prueba se reciba en los términos fijados; el juez puede
declarar de oficio la negligencia producida y también dictar resolución una vez vencido el plazo, aun
cuando la prueba no esté totalmente diligenciada, si estima que no es necesaria su producción”.
Así, el plazo es de 20 días hábiles judiciales contados a partir del momento que el juez señale.
Las facultades del juez son muy amplias; puede establecer un plazo más breve, puede dictar
resolución antes de vencido el plazo de prueba aún cuando no estuviera toda la prueba diligenciada,
declarar de oficio la negligencia de la prueba no producida en tiempo, etc.
El art. 283 establece que “La prueba pericial se practica por un solo perito designado de oficio,
salvo que por la naturaleza del asunto el juez estime pertinente designar tres. En este último caso,
dentro de los DOS (2) días posteriores a la designación, las partes pueden proponer en escrito
conjunto dos peritos. Estos actúan con el primero de los designados por el juez, quedando sin efecto
la designación de los restantes”
En ese sentido el juez debe aclarar cuál de los tres es el primero, de manera que los otros dos
puedan ser los reemplazados por las partes.
Por su parte, el art. 284 sanciona que “No se admiten más de cinco testigos por cada parte.
II - 26
Cuando por la complejidad de la causa o de los hechos controvertidos resulte necesario mayor
número, se deben proponer con la restante prueba. Si no se admite la ampliación comparecen
solamente los cinco ofrecidos en primer término”.
La restricción encuentra fundamentación en la economía y celeridad procesales. Para
excepcionar la regla debe justificarse la necesidad de mayor número por la complejidad de la causa o
de los hechos controvertidos.
La facultad le corresponde al juez y su denegatoria es irrecurrible.
El art. 285 dice que la sentencia es apelable en relación y con efecto suspensivo. Se trata de una
excepción a la regla del art. 273 inc. 3 que establece que todas las resoluciones son inapelables.
Cualquier otra resolución dictada durante el incidente es inapelable. Sin embargo, la parte
agraviada puede pedir al tribunal de alzada que lo revoque postulándolo dentro de la apelación contra
la sentencia que pone fin al incidente respectivo.
Para las costas se aplica lo reglado para el recurso de revisión, como por ejemplo en el fallo de
la comuna de Timbúes.

6) Verificación de los créditos laborales

El acreedor laboral, aun cuando tenga un proceso laboral en trámite, puede suspenderlo e ir a
verificar tempestivamente ante el juez del concurso. Si, por el contrario, termina su proceso laboral,
puede verificar por vía incidental.
También podrá una vez abierto el concurso iniciar el juicio laboral. Si ya tiene sentencia del
juicio laboral antes de iniciado el concurso, puede exigir directamente el pronto pago.
Las formas en que el acreedor laboral puede ingresar son:
1. El pronto pago (vía alternativa de verificación)
2. Verificación ordinaria
3. Verificación Incidental
4. La sentencia como titulo verificatorio
Nos ocuparemos aquí del pronto pago que es una preferencia de orden laboral que se les
acuerda a los créditos de naturaleza laboral. Se encuentra regulado para el concurso de forma más
acotada, y para la quiebra de modo más flexible.
Este instituto está regulado en la LCQ y también en el Código de Procedimiento Laboral
(también existe en el procedimiento individual). Su fundamento radica en la naturaleza alimentaria
de los créditos.
Es una preferencia de orden temporal en el pago de los créditos laborales, no es un privilegio.
II - 27
Que se encuentre en el art. 16 de la LCQ nos indica algo: el legislador quiso regular el pronto
pago como una excepción al principio general de prohibición de pagar a los acreedores concursales
(actos que alteren la situación de los acreedores de causa o titulo anterior)
Los bienes jurídicos tutelados en el concurso preventivo son la conservación de la empresa
(objetivo del proceso concursal preventivo) y por el otro lado, los créditos alimentarios de los
trabajadores, así se genera un conflicto de intereses que debe ser resuelto sin afectación de ninguno
de los bienes jurídicos: Aplicación Restrictiva (excepción al principio general de prohibición de
pagar a los acreedores concursales)
No sucede lo mismo en la quiebra, porque no vamos a encontrar la conservación de la empresa
como uno de los bienes jurídicos tutelados.
Los créditos comprendidos, que tienen derecho a pronto pago en el CP son los que enumera el
art 16. La ultima parte “...y que tengan privilegio general y especial” ha llevado a alguna doctrina a
decir, que tienen derecho a pronto pago todos los créditos que tengan privilegio general y especial,
pero ello no es asi, sino la enumeración no tendría sentido. El crédito debe surgir con claridad y no
estar controvertido. En el caso de quiebra se aplica el art 183 (el 241 se refiere al privilegio especial
y el 246 se refiere al privilegio general)
En la quiebra los créditos comprendidos son todos los créditos laborales que cuenten con
privilegio especial y la remisión al art 16 es respecto del procedimiento
Los fondos destinados al de pronto pago son fondos líquidos disponibles. Antes de la reforma
la ley hablaba del “resultado de la explotación” y toda la doctrina empezó a discutir, que debía
entenderse como los excedentes del giro (Aida Kelmermaje). El legislador presume que hay fondos
líquidos disponibles, por ende habría “fondos líquidos indisponibles” ¿cuáles son? De las ventas (del
ingreso bruto), tengo que devengar los costos variables: materias primas, gas, electricidad, el alquiler
del local, etc, luego llego a lo que se llama la “utilidad bruta” a esta también tendría que devengar los
costos fijos (sueldo de los trabajadores, gastos de comercialización, de administración, etc) llego así
a lo que se llama “nivel de utilidad operativa”: utilidad bruta + costos fijos.
Si tengo nivel de utilidad operativa estoy en condiciones de pagar pronto pago, tendría fondos
líquidos disponibles para el pronto pago; mientras que si no tengo nivel de utilidad operativa pongo
en riesgo la continuidad de la empresa. Esta es la opinión del Dr. Medici, en tanto que la ley en el art.
16, 2° Párr. dice que “Para que proceda el pronto pago del crédito no incluido en el listado que
establece el art. 14 inc. 11, no es necesaria la verificación del crédito en el concurso ni sentencia en
juicio laboral previo”.
En la quiebra los fondos destinados al pronto pago: fondos depositados en el, si no los hubiere el
síndico debe vender los bienes afectados a los privilegios laborales: materias primas, mercaderías, y
maquinaria (MMM).
II - 28
El pago lo debe realizar el concursado si hay fondos líquidos existentes y si alcanzan para pagar
la totalidad de los créditos laborales. En caso de que el concursado se niegue, el juez puede ordenar
al síndico que rectifique esa situación: si así lo hace se ejecutan los pagos y si se niega se incautan
los fondos y se paga; si no, se da la distribución de los fondos prorrateándolos según cuantía y
privilegio, debiéndose formar un fondo para satisfacer los créditos laborales de pronto pago (se
afecta el 1% del ingreso mensual bruto del deudor.
Con la reforma de la 26.086 aparecen en el procedimiento concursal tres clases de pronto pago:

A – Pronto pago de oficio o automático (art. 14)


La reforma introdujo un nuevo inciso donde en la resolución de apertura el juez le va a decir al
síndico que presente un informe sobre todos los acreedores laborales que tengan el derecho de pronto
pago. Con este listado de acreedores, el juez dentro de los 10 días siguientes se pronunciara
autorizando el pago de estos créditos. Se lo llama automático porque no existe sustanciación. No se
lo escucha al concursado. Que gocen de privilegio general o especial. Pareciera que vulneraria el
derecho de defensa, porque esta resolución tiene efecto de cosa juzgada material. Importa la
verificación del crédito en el pasivo.+
Son requisitos:
1. Crédito laboral enunciado en el art. 16 2° párrafo.
2. Goce de privilegio general o especial.
3. Que esté incluido en la lista que el síndico debe elaborar.
4. Que el juez haya autorizado el pago de los créditos incluidos en esa lista
El crédito puede ser pagado directamente por el empleador al acreedor dentro de los 10 días
hábiles judiciales de emitido el informe.
El art. 14 inc. 11 dice que “cumplidos en debido tiempo los requisitos legales, el juez debe dictar
resolución que disponga correr vista al síndico por el plazo de 10 días, el que se computará a partir
de la aceptación del cargo, a fin de que se pronuncie sobre:
1. Los pasivos laborales denunciados por el deudor.
2. Previa auditoría en la documentación legal y contable, informe sobre la existencia de otros
créditos laborales comprendidos en el pronto pago.
3. La situación futura de los trabajadores en relación de dependencia ante la suspensión del
convenio colectivo ordenada por el art. 20.

B – Pronto pago a pedido del interesado


Si el acreedor laboral no incluido en el listado del art 14 inc 11 considera que tiene un crédito,
puede peticionar el pronto pago. Debe presentar el pedido de pronto pago, y la ley prevé un trámite
especifico, estando exento de las costas, salvo malicia o connivencia con el deudor o con el síndico
II - 29
No lleva trámite incidental, sino que se le da una sustanciación mínima: el art 16 requiere previa
vista al síndico y traslado al concursado por 5 días el juez podrá denegar total o parcialmente el
pedido de crédito que no surgiese de los libros del deudor, se dude sobre su origen o legitimidad, sea
controvertido o exista connivencia entre el acreedor y el concursado, todo ello mediante resolución
fundada. Se recomienda que se le corra vista primero al concursado y luego al síndico, para que
pueda el segundo dar su opinión.
La resolución que se dicte es apelable en relación y con eficacia suspensiva. Una vez que se
encuentre firme, hace efecto de cosa juzgada material. Si el juez desestima el pronto pago podrá
peticionar el reconocimiento de su acreencia mediante juicio de conocimiento ante el juzgado laboral
y si tiene éxito dentro de los 6 meses de esa sentencia, deberá solicitar la verificación en el concurso.
Si bien la verificación del crédito laboral no es una carga legal, el acreedor puede utilizarla sin
ningún obstáculo.

C – Juicio de conocimiento ante el fuero laboral


En este caso el juicio de conocimiento es opcional, pues, por ejemplo, si el juez no autoriza el
pronto pago de un acreedores al emitir el pronunciamiento sobre los créditos laborales y el trabajador
prefiere promover el juicio ante el fuero laboral evitando el pronto pago dentro de los 6 meses de la
sentencia que lo declara procedente, se debe pedir la verificación.
Si el acreedor laboral gana el juicio será una verificación incidental con sentecia.
Como cualquier otro acreedor, el acreedor laboral puede acudir a la verificación tardía.

D – Casos de improcedencia del pronto pago


1. Crédito que no surgiese de los libros del concursado (Derogado).
2. Duda sobre el origen o legitimidad del crédito.
3. Si el crédito es controvertido.
4. Connivencia entre el acreedor y el concursado.

Aquí el juez lo rechaza, lo cual no implica que luego no se pueda peticionar el pronto pago.
El acreedor laboral, aun cuando tenga su proceso laboral en trámite puede suspenderlo e ir a
verificar tempestivamente ante el juez del concurso. Si, por el contrario, termina su proceso laboral,
puede verificar por vía incidental.
También podrá una vez abierto el concurso iniciar el juicio laboral.
Si ya tiene sentencia del juicio laboral antes de iniciado el concurso, puede exigir directamente
el pronto pago.
II - 30

7) Verificación incidental con sentencia

El acreedor que quiso tramitar su juicio en sede extracontractual seguramente llegará tarde al
proceso concursal.
Tienen un plus: un plazo de dispensa de 6 meses desde que se dicta la sentencia en sede
extracontractual. Mientras estén vigentes los 2 años puede ingresar a verificar sin problemas, por más
que hayan pasado más de 6 meses. Estos 6 meses rigen si ya transcurrieron los 2 años, sólo para los
que optaron por continuar su juicio en sede extracontractual.
En caso de que se verifique una vez acabado el juicio concursal, estos acreedores no pierden el
derecho al cobro, pero tampoco pueden reclamar a los co-acreedores lo que éstos percibieron. El juez
fijará la forma en que se aplican los efectos ya ocurridos, teniendo en cuenta la naturaleza de las
prestaciones.
No son considerados acreedores tardíos, por lo que no cargan con las costas del incidente.

8) Desistimiento

I – Desistimiento forzoso
Es un modo anormal de extinción del proceso, y el art. 30 lo prevé en caso de que el deudor no
cumpla con lo dispuesto en los siguientes artículos:
1. Art. 14 inc. 5: presentación de libros que lleve referidos a su situación económica en el plazo
fijado por el juez (no más de 3 días desde la resolución de apertura del concurso).
2. Art. 14 inc. 8: depositar judicialmente el importe que el juez estime necesario para abonar la
correspondencia dentro de los 3 días de notificada la resolución de apertura.
3. Art. 27: publicación de edictos para hacer conocer la resolución de apertura del concurso
preventivo a fin de que los acreedores formulen sus pedidos de verificación:
4. Art. 28: publicación de edictos cuando el deudor tuviere establecimientos en otra jurisdicción
judicial.

En estos casos se lo tiene por desistido como sanción al incumplimiento de esas cargas, lo cual
no trae aparejada a su conversión en quiebra indirecta.
La consecuencia de tenerlo por desistido es el último párrafo del art. 31, que habla de la
inadmisibilidad, diciendo que “Rechazada, desistida o no ratificada una petición de concurso
preventivo, las que se presenten dentro del año posterior no deben ser admitidas, si existen pedidos
de quiebra pendientes”.
La doctrina se encuentra dividida en cuanto a si es apelable o no.
II - 31

II – Desistimiento voluntario
El art. 31 fija que el deudor puede desistir hasta la primera publicación de edictos sin requerir
conformidad de sus acreedores. También hasta el día en que comienza el período de exclusividad,
pero es necesaria la constancia de la conformidad de la mayoría de los acreedores quirografarios que
representen el 75% del capital quirografario.
Así, lo que el desistimiento requiere varía según en qué momento se de:
1. Antes de la presentación del informe: se tienen en cuenta los acreedores denunciados y
presentados a verificar.
2. Después de presentado el informe individual y antes de la sentencia: se computan los
acreedores aconsejados por el síndico.
3. Después de dictada la sentencia del art. 36: es necesaria la mayoría sobre los créditos de los
acreedores verificados o declarados admisibles por el juez.

Si el juez desestima una petición de desistimiento por no contar con suficiente conformidad de
acreedores, pero luego los reúne, deberá hacer lugar al mismo, declarando concluido el concurso.
Los acuerdos para-concursales se realizan en forma extrajudicial y su contenido es libre,
siempre que no lleve a equívocos. Así, tienen como ventajas:
1. Permiten concluir el concurso preventivo.
2. Lo acordado en él sólo obliga a quienes lo han suscripto.
3. No es necesario respetar la igualdad entre acreedores, aunque sean de igual categoría.
4. Su eventual cumplimiento permite solicitar la quiebra directa.
5. Carece per se del efecto novatorio del art. 55.
6. Si cumplen los requisitos formales y mayorías de acuerdos preventivos pueden ser
homologados...(¿?).

Rechazada, desistida o no ratificada una petición de concurso preventivo, las que se presenten
dentro del año posterior no deben ser admitidas si existen pedidos de quiebra pendientes. El año es
contado desde que quedó firme la resolución judicial que tuvo por rechazada, desistida o no
ratificada la petición; y los “pedidos de quiebra pendientes” alude a los presentados antes de la
primera petición de concursamiento”.
Unidad III: Procedimientos para alcanzar
el acuerdo

1) Clasificación y agrupamiento de acreedores

Es agregada por la ley 24.522 en el art. 41 como una interpretación al principio de igualdad de
trato de los acreedores.
Así, debe ser una agrupación según criterios homogéneos y razonables, es decir, fundada. Dentro
de los 10 días de verificados los créditos o desde la fecha en que debe ser dictada la sentencia del art.
36. Se hace por propuesta del deudor, presentada al síndico y al juez, debiendo tener, como mínimo,
tres categorías: quirografario, quirografarios laborales y privilegiados, los cuales a su vez pueden
contener subcategorías. Debe tenerse en cuanta los montos, la naturaleza de las prestaciones
correspondientes a los créditos y demás datos relevantes.
Frente a la propuesta de categorización, el síndico opina fundadamente en el informe general, y
el juez resuelve, pudiendo:
1. Aprobar: porque es razonable y homogénea.
2. No aprobar: manda a que se rehaga.
3. Modificar: en el sentido de reordenar, puesto que ni el juez ni el síndico pueden categorizar.
Los acreedores no tienen ninguna facultad respecto a la categorización. Los que hubieren
solicitado la verificación pueden ser oídos sobre la propuesta, formulando observaciones al informe
general.
En total son 40 días hábiles judiciales desde la resolución judicial sobre la clasificación de los
acreedores

El deudor puede ofrecer Los acreedores pueden formular


propuesta de categorización observaciones al informe

10 Días 10 Días 10 Días 10 Días

Presentación del informe El juez resuelve si aprueba,


general del síndico no aprueba o modifica

Facundo Martinez Mallada


III - 2
En los 90 días hábiles judiciales siguientes a la resolución judicial de clasificación, transcurre el
período de exclusividad en el cual el deudor debe ofrecer propuestas de acuerdo preventivo.
Si no se logra la aceptación, se abre el período de salvataje en el que los acreedores y terceros
interesados pueden formular propuestas de acuerdo preventivo.

2) Informe general del síndico

El art. 39 establece que 30 días después de presentado el informe individual de los créditos, el
síndico debe presentar un informe general, el cual debe contener:
1. El análisis de las causas del desequilibrio económico del deudor.
2. La composición actualizada y detallada del activo.
3. La composición del pasivo, incluyendo los créditos que el deudor denunciara en su
presentación y que no se hubieren presentado a verificar.
4. Enumeración de los libros de contabilidad, con dictamen sobre la regularidad y deficiencias.
5. La referencia sobre las inscripciones del deudor en los registros correspondientes.
6. La expresión de la época en la que se produjo la cesación de pagos.
7. En caso de sociedades, debe informar si los socios realizaron regularmente sus aportes, y si
existe responsabilidad patrimonial que se les pueda imputar por su actuación en tal carácter.
8. La enumeración concreta de los actos que se consideren susceptibles de ser revocados, según
los disponen los arts. 118 y 119 (ineficacia).
9. Opinión fundada respecto del agrupamiento y clasificación que el deudor hubiere efectuado
respecto de los acreedores.
10. Deberá informar si el deudor resulta pasible de fusionarse con otra empresa siempre que no
afecte la competencia.

El art. 40 prescribe que dentro de los 10 días de presentado el informe previsto en el artículo
anterior, el deudor y quienes hayan solicitado verificación pueden presentar observaciones al
informe. Son agregadas sin sustanciación y quedan a disposición de los interesados para su consulta.
III - 3

3) Período de exclusividad

Es el período en el cual el deudor debe ofrecer una propuesta de acuerdo preventivo y tratar de
lograr su aprobación por los acreedores. Se trata de una carga, teniendo un plazo de 90 días hábiles
judiciales, prorrogable por hasta 30 días más. El período se abre desde que queda notificada por el
ministerio de la ley la resolución de categorización de acreedores. Recibe el nombre de
“exclusividad” debido a que sólo el deudor puede hacer propuestas al acreedor.
El contenido de las propuestas puede variar, debiendo contar con la enumeración del art. 43, la
cual es ejemplificativa. Se admite cualquier acuerdo que obtenga conformidad suficiente dentro de
cada categoría y en relación al total de los acreedores a los cuales se les formula la propuesta.
Los límites que se fijan es que debe ser lícita, es decir, que su objeto no puede ser contrario al
derecho, al orden público, ni a la moral y buenas costumbres. No pueden consistir en una prestación
que dependa de la voluntad del deudor, es decir, no debe asumir obligaciones condicionales
potestativas.
Las propuestas pueden variar según las categorías, pero dentro de ellas las cláusulas deben ser
iguales para todos los acreedores. El deudor puede ofrecer más de una propuesta respecto a cada
categoría y los acreedores pueden optar entre ellas. Si no consiste en quita o espera, deben expresar
la forma y tiempo en que serán calculadas las deudas en moneda extranjera que existiesen, con
relación a lo que se estipule.
La conformidad necesaria es la de los quirografarios, mientras que la de los privilegiados es
facultativa, sin límite alguno.
Pueden efectuarse renuncias de los siguientes privilegios:
1. Privilegio no laboral: se permite, y los acreedores quedarán comprendidos en alguna
categoría de los quirografarios. El privilegio es irrecuperable, salvo que se nulifique el acuerdo.
La renuncia debe ser:
 Expresa.
 No inferior al 30% de su crédito.
 Total o parcial.
2. Privilegio laboral: debe ser ratificada en audiencia ante el juez del concurso y con citación
de la asociación gremial legitimada si se ve alcanzado por un Convenio Colectivo de Trabajo. Es
necesario que:
 No puede ser inferior al 20% de su crédito.
 Quedan comprendidos en la categoría de acreedores quirografarios laborales por el
monto del crédito a cuyo privilegio hubieran renunciado.
III - 4
Este período de exclusividad cuenta con las siguientes etapas procesales:
1. Debe hacer pública su propuesta presentándola en el expediente del juez en no menos de
20 días antes del vencimiento del plazo de exclusividad. Puede variar hasta 5 días antes
del vencimiento del plazo, y si no lo hace, se produce la quiebra indirecta.
2. Se da la audiencia informativa, que es la posibilidad de dar argumentos. Hasta este
momento el deudor puede modificar su propuesta original.
3. Si se acepta, se produce la homologación y luego el cumplimiento, mientras que si no se
acepta se da la quiebra indirecta.

El art. 45 habla del plazo y mayorías para la obtención del acuerdo para acreedores
quirografarios, diciendo que el deudor deberá acompañar al juzgado, hasta el día del vencimiento
del período de exclusividad, el texto de la propuesta con la conformidad acreditada por declaración
escrita con firma certificada por ante escribano público, autoridad judicial, o administrativa en el
caso de entes públicos nacionales, provinciales o municipales, de la mayoría absoluta de los
acreedores dentro de todas y cada una de las categorías, que representen los 2/3 partes del capital
computable dentro de cada categoría. Sólo resultarán válidas y computables las conformidades que
lleven fecha posterior a la última propuesta o su última modificación presentada por el deudor en el
expediente.
La mayoría de capital dentro de cada categoría se computa teniendo en consideración la suma
total de los siguientes créditos:
1. Quirografarios verificados y declarados admisibles comprendidos en la categoría.
2. Privilegiados cuyos titulares hayan renunciado al privilegio y que se hayan incorporado a esa
categoría de quirografarios.
3. El acreedor admitido como quirografario, por habérsele rechazado el privilegio invocado, será
excluido de integrar la categoría, a los efectos del cómputo, si hubiese promovido incidente de
revisión, en los términos del art. 37.

El deudor deberá acompañar un régimen de administración y de limitaciones a actos de


disposición, y la conformación de un comité de acreedores que actuará como controlador. El comité
estará integrado por acreedores que representen la mayoría del capital.
Con 5 días de anticipación al vencimiento del plazo del período de exclusividad, se llevará a
cabo la audiencia informativa con la presencia del juez, el secretario, el deudor, el comité provisorio
de acreedores y los acreedores que deseen concurrir. En dicha audiencia el deudor dará explicaciones
respecto de la negociación que lleva a cabo con sus acreedores.
Si con anterioridad a la fecha señalada para la audiencia informativa, el deudor hubiera obtenido
las conformidades previstas por el art. 45, y hubiera comunicado dicha circunstancia al juzgado,
acompañando las constancias, la audiencia no se llevará a cabo.
III - 5

4) Salvataje: régimen según la ley 25.589

En el período de salvataje se hace posible un nuevo período de negociación de acuerdo


preventivo con la particularidad de que, durante él, son los terceros quienes pueden negociar
propuestas de acuerdo con los acreedores de la concursada, aunque ella también puede competir con
su propia propuesta, siempre que haya terceros interesados, pues no puede abrirse este período sólo
para el deudor. La finalidad es que ese tercero se quede con la empresa concursada, pues éste cuando
consigue el acuerdo con los acreedores desplaza al empresario, conservándose para sí la empresa.
El procedimiento de salvataje se inspira en la idea de que ante la crisis no sea el Estado quien
tenga que auxiliar a las empresas como ocurrió en la década de los ’80, sino que sea el sector privado
quien salve a la empresa con dificultades, la que por el cramdown se ofrece al mercado.
Este instituto ha sido llamado “cramdown”, aunque poco tiene que ver con el cramdown
regulado en la ley concursal estadounidense. Por ello, también se lo ha denominado como
“cramdown a la argentina”. Todo lo que sigue se encuentra legislado en el art. 48 de la LCQ.

I – Sujetos comprendidos
Este procedimiento comprende a las sociedades de responsabilidad limitada, sociedades por
acciones, sociedades cooperativas, y aquellas sociedades en que el Estado nacional, provincial o
municipal sea parte, sin contar a las personas especialmente excluidas por las leyes especiales. Para
que sea aplicable el salvataje debemos encontrarnos ante un gran concurso, es decir, aquel por
oposición al pequeño concurso, en el cual:
1. Que el pasivo denunciado supere la suma de $100.000.
2. Que el proceso presente más de 20 acreedores quirografarios.
3. Que el deudor posea más de 20 trabajadores en relación de dependencia.

II – Apertura del registro


Dentro de los 2 días el juez dispondrá la apertura de un registro en el expediente para que dentro
del plazo de 5 días se inscriban los acreedores y terceros interesados en la adquisición de las acciones
o cuotas representativas del capital social de la concursada, a efectos de formular la propuesta de
acuerdo preventivo. Al disponer la apertura del registro el juez determinará un importe para afrontar
el pago de los edictos. Al inscribirse en el registro, dicho importe deberá ser depositado por los
interesados en formular propuestas de acuerdo.
Si transcurrido estos plazos no hubiera ningún inscripto el juez declarará la quiebra.
III - 6

III – Valuación de las cuotas o acciones sociales


Sirve para que el tercero pueda tener una idea aproximada de cuál será el precio máximo al que
pueden aspirar los socios, o en función de cuál podrá negociar con ellos luego de obtener la
aprobación a la propuesta de acuerdo formulada por el tercero a los acreedores (si es que la
concursada no obtuviera antes un acuerdo preventivo).
Si hubiera inscriptos en el registro, el juez designará un evaluador, quien deberá aceptar el cargo
ante el actuario. La valuación, que deberá presentarse en el expediente dentro de los 30 días
siguientes, establecerá el valor real de mercado y ponderará:
1. El informe general (no es vinculante).
2. Altas, bajas y modificaciones sustanciales de los activos.
3. Incidencia de los pasivos post-concursales.

La valuación puede ser observada en el plazo de 5 días. Teniendo en cuenta la valuación, sus
observaciones, y un pasivo adicional estimado para gastos del concurso equivalente al 4% del activo,
el juez fijará el valor de las cuotas o acciones representativas del capital social de la concursada. La
resolución judicial es inapelable.

IV – Negociación y propuesta de acuerdo preventivo


Si dentro del plazo previsto se inscribieran interesados, estos quedarán habilitados para presentar
propuestas de acuerdo a los acreedores, a cuyo efecto podrán mantener o modificar la clasificación
del período de exclusividad. El deudor recobra la posibilidad de procurar adhesiones a su anterior
propuesta o a las nuevas que formulase, en los mismos plazos y compitiendo sin ninguna preferencia
con el resto de los interesados.
Todos los interesados, incluido el deudor, tienen 20 días como plazo máximo para obtener las
necesarias conformidades de los acreedores, contados luego de la fijación judicial del valor de las
cuotas o acciones representativas del capital social de la concursada. Los acreedores verificados y
declarados admisibles podrán otorgar conformidad a la propuesta de más de un interesado y/o a la
del deudor. Rigen iguales mayorías y requisitos de forma que para el acuerdo preventivo del período
de exclusividad.

V – Audiencia informativa
5 días anteriores al vencimiento del plazo para presentar propuestas, se llevará a cabo una
audiencia informativa, fijada por el juez al dictar la resolución que fija el valor de las cuotas o
acciones. Constituye la última oportunidad para exteriorizar la propuesta de acuerdo a los acreedores,
la que no podrá modificarse a partir de entonces.
III - 7

VI – Comunicación de la existencia de conformidades suficientes


Quien hubiera obtenido las conformidades suficientes para la aprobación del acuerdo, debe
hacerlo saber en el expediente antes del vencimiento del plazo legal. Si el primero que obtuviera esas
conformidades fuese el deudor, se aplican las reglas previstas para el acuerdo preventivo obtenido en
el período de exclusividad.
En cambio si quien las obtuviera fuese un tercero, varía según la valuación que haga el juez de
las cuotas o acciones representativas del capital social:
1. Valuación negativa: el tercero adquiere el derecho a que se le transfiera la titularidad de ellas
junto con la homologación del acuerdo y sin otro trámite, pago o exigencia adicionales.
2. Valuación positiva: el importe judicialmente determinado se reducirá en la misma
proporción en que el juez estime, previo dictamen del evaluador, que se reduce el pasivo
quirografario a valor presente y como consecuencia del acuerdo alcanzado por el tercero.

A fin de determinar el referido valor presente, se tomará en consideración la tasa de interés


contractual de los créditos, la tasa de interés vigente en el mercado argentino y en el mercado
internacional si correspondiera, y la posición relativa de riesgo de la empresa concursada. La
estimación judicial es irrecurrible.
Una vez determinado judicialmente el valor, el tercero tiene dos opciones:
1. Manifestar que pagará el importe respectivo a los socios, depositando en esa oportunidad el
25% con carácter de garantía y a cuenta del saldo que deberá efectivizar mediante depósito
judicial, dentro de los 10 días posteriores a la homologación judicial del acuerdo, oportunidad
ésta en la cual se practicará la transferencia definitiva de la titularidad del capital social.
2. Dentro de los 20 días siguientes, acordar la adquisición de la participación societaria por un
valor inferior al determinado por el juez, a cuyo efecto deberá obtener la conformidad de socios
o accionistas que representen las 2/3 partes del capital social de la concursada. Obtenidas esas
conformidades, el tercero deberá comunicarlo al juzgado y, en su caso, efectuar depósito judicial
y/o ulterior pago del saldo que pudiera resultar, cumplido lo cual adquirirá definitivamente la
titularidad de la totalidad del capital social.

VII – Quiebra
El art. 48 inc. 8 dice que “Cuando en esta etapa no se obtuviera acuerdo preventivo, por tercero o
por el deudor, o el acuerdo no fuese judicialmente homologado, el juez declarará la quiebra sin más
trámite”.
III - 8

5) Impugnación, homologación, cumplimiento y


nulidad del acuerdo

Vencido el período de exclusividad, la junta de acreedores votaban si aceptaban o no el acuerdo


(antes). Hoy en día es necesaria la conformidad escrita de cada acreedor, en instrumento privado si el
deudor logra la mayoría doble: mayoría absoluta de acreedores en número de personas y las 2/3
partes del capital computable (pesos), todo ello dentro de cada categoría. Deberá acompañar la
propuesta con su conformidad y entregarla al juez, si el magistrado asiente, se convoca a una
Audiencia Informativa en la cual el concursado da las pertinentes explicaciones. El juez le corre
traslado al síndico.
El art. 49 dice que el juez, dentro de los 3 días dictará resolución, la cual no es una sentencia de
homologación del acuerdo preventivo, ni de aprobación, sino una simple resolución que dice que el
acuerdo existe y que ha logrado las mayorías.
El art. 50 abre un período para las impugnaciones, estando legitimados los acreedores
verificados y admitidos comprendidos dentro de la categorización correspondiente (no el que votó a
favor, salvo inobservancia de formas esenciales), los acreedores tardíos y los tempestivos
inadmitidos o no verificados. Las causales que pueden invocar son las siguientes:
1. Error en el cómputo de la mayoría necesaria.
2. Falta de representación de acreedores para formar las mayorías.
3. Exageración fraudulenta el pasivo.
4. Ocultación o exageración fraudulenta del activo.
5. Inobservancia de las formas esenciales.

De haber impugnaciones se tramitan por vía incidental, a las cuales si se les hace lugar, se
declara la quiebra indirecta, mientras que no se hace lugar, o no hay impugnaciones, el juez analizará
si homologa o no haciendo un control formal extrínseco sin valorar la conveniencia ni la oportunidad
del acuerdo.
En caso de SRL, sociedades por acciones y en las que participe el Estado se aplica el art. 48.
Las resoluciones son apelables con efecto devolutivo.
III - 9

6) Proceso de homologación del acuerdo


Es una sentencia judicial que confirma o refrenda lo acordado por los acreedores y el deudor.
Esto es un requisito esencial del acuerdo, pues de no darse, el mismo es ineficaz, no rigiendo ni entre
quienes lo firmaron. El art. 52 presenta distintas situaciones:
1. Inc. 1: en caso de que haya una propuesta y sea aprobada por las mayorías el juez debe
homologarla; caso contrario se declarará la quiebra.
2. Inc. 2: en caso de categorización:
 El juez debe homologar si cada categoría cuenta con la mayoría.
 Si no hay mayoría en todas las categorías, el juez puede homologar si se cumplen los
siguientes requisitos:
 Si aprobó una categoría al menos de los acreedores quirografarios (más de la
mitad de los acreedores que representan los 2/3 del capital).
 Si se da la conformidad de las ¾ partes del capital quirografario.
 Cuando no haya discriminación en contra de la o las categorías. Esto debe
entenderse en el sentido de impedir que los acreedores puedan elegir dentro de las
propuestas que han sido aprobadas. La ley no dice nada en caso de que el acreedor
no se pronuncie. El juez deberá elegir la mejor para el acreedor disidente, lo cual es
criticado porque es difícil asignarle una propuesta.
 Que el pago resultante del acuerdo homologado equivalga a un eventual
dividendo no menor al que obtendría en una quiebra. No puede homologar una
propuesta abusiva (para determinarlo hay que ver el trato que el acuerdo otorga a
los acreedores disidentes) o en fraude a la ley.
Son cuatro recaudos muy difíciles de lograr, sobre todo el segundo.
3. Inc. 3: el acuerdo no puede ser impuesto a los acreedores con privilegio especial que no lo
hubieran aceptado.
4. Inc. 4: en ningún caso el juez homologará una propuesta abusiva o en fraude de la ley.

El art. 52 es criticado por la extensión de la facultad del juez para la homologación del acuerdo
en caso de que no alcance las mayorías necesarias. Según la ley anterior, el juez podía rechazar la
homologación de un acuerdo aunque el deudor haya alcanzado las mayorías necesarias, ya que
contaba con las facultades de control de legalidad formal y sustancial y de mérito o conveniencia.
En el caso Sacetru, el juez de 1ª instancia y la Cámara deniegan la homologación, y la CSJN
revoca el fallo, argumentando el interés general, y homologando el acuerdo. Sin embargo, en la
realidad se demostró que el juez de 1ª instancia tenía razón por caer el deudor en insolvencia.
III - 10
Con la nueva ley el juez no puede rechazar la homologación de un acuerdo que cuente con las
mayorías necesarias de acreedores. Normalmente los tribunales han actuado con prudencia pero no
faltó la negación de homologación pese a la obtención de las mayorías necesarias.
Maffía sostiene que el juez debe realizar un control de legalidad formal. Sin embargo, algunos
jueces fueron más allá y realizaron un control de legalidad sustancial, es decir, controlar si su
contenido no violaba alguna otra norma del ordenamiento jurídico.
La ley 25.589 modifica el art. 52 y agrega un párrafo (inc. 4), diciendo que el juez no
homologará un acuerdo abusivo o fraudulento. La ley lo dice ahora en forma expresa.
Otra discusión se genera en torno de si el juez debe tolerar que los acreedores no acepten el
acuerdo, provocando la quiebra del deudor, sin importarles que en la liquidación de bienes recibirán
menos que lo que se les ofrecía en la propuesta.
Por su parte, el cramdown power es distinto al procedimiento de salvataje. En la ley americana
el juez tiene facultades de someter a ciertos acreedores disidentes, mientras que en la argentina, el
juez sólo está facultado para homologar.
La resolución que homologue el acuerdo debe dar las medidas necesarias para su cumplimiento.

I – Efectos de la homologación del acuerdo


Son muy importantes, por lo que es trascendente la existencia del acuerdo preventivo. Con la
homologación se produce la novación de todos los créditos concursales, extinguiéndose el crédito
originario y naciendo uno nuevo del acuerdo, pero no alcanza a los créditos no comprendidos.
La doctrina llamó a esto “novación concursal”, para distinguirla de la novación del derecho
común. No tiene el efecto del art. 803 del Código Civil, que estipula la extinción de las obligaciones
accesorias, salvo la reserva expresa del acreedor para mantenerlas. La novación concursal no
extingue las obligaciones accesorias asumidas por los fiadores o codeudores solidarios.
La doctrina critica que la ley sólo refiere a fiadores y codeudores solidarios, y se pregunta qué
sucede con las garantías reales sobre el bien de un tercero donde éste sólo se obliga por el bien, sin
responsabilidad personal, y no es codeudor solidario. Parecería que por el art. 55 se extinguiría la
hipoteca salvo que se hubiera reservado en la escritura expresamente. Al no estar previsto en la ley,
se aplica el derecho común.
La novación es definitiva aún en caso de quiebra posterior, salvo que el acuerdo homologado sea
nulo por el art. 61, cayendo la homologación, el efecto novatorio, renaciendo los créditos verificados
originalmente y el efecto se mantiene en caso de incumplimiento.
El art. 56 dice que el acuerdo homologado produce efectos respecto a todos los acreedores
(concurrentes, no concurrentes, tardíos, disidentes, revisionistas). Si hay acreedores que verifiquen
tardíamente se le aplicarán las condiciones correspondientes a la clase más afín. Se extiende también
a los socios ilimitadamente responsables.
III - 11

7) Resolución de conclusión del concurso preventivo

Hasta que no se dicta la resolución de conclusión del concurso preventivo, el deudor sigue
concursado. Marca el cese de algunos de los efectos patrimoniales del concurso (desapoderamiento,
actos prohibidos).
Pero en la etapa de cumplimiento el deudor sigue inhibido salvo que en la propuesta, dentro del
régimen de administración, se haya pactado y los acreedores lo aprueben. El síndico tendrá la
función residual de controlar al deudor que cumpla.
El trámite se da de la siguiente manera: primero el deudor deberá presentar su petición, luego se
corre vista al síndico y finalmente el juez resuelve. Previamente, se debe:
1. Constituir las garantías necesarias para asegurar el cumplimiento.
2. Tomarse y ejecutarse las medidas tendientes a su cumplimiento.
3. Renovarse la inhibición general de bienes de la concursada por el plazo prometido de
cumplimiento del acuerdo salvo conformidad de los acreedores.
Las pretensiones pendientes de resolución judicial continúan su tramitación ante el juez
concursal y con el síndico si se necesitara. Las solicitudes del deudor para que lo autoricen a realizar
actos que excederían los límites de la inhibición general se tramitan ante el juez del concurso.

8) Resolución de cumplimiento

Se hace a instancia del concursado, mediante solicitud al juez del concurso, previa vista a sus
controladores. Cesa el estado de cesación de pagos y la inhibición general de bienes.

9) Período de inhibición

El período de inhibición dura por 1 año desde la fecha de la resolución de cumplimiento. Se


inhibe al deudor para volver a presentarse en concurso preventivo, haya o no pedidos de quiebra.
No puede homologar un APE, ni puede pedir la quiebra y convertirla en concurso preventivo.
III - 12

10) Nulidad del acuerdo

El acuerdo homologado puede ser declarado nulo, a pedido de cualquier acreedor comprendido
en él, dentro del plazo de caducidad de 6 meses, contados a partir del auto que dispone la
homologación del acuerdo (art. 60, 1° Párr.).
La nulidad sólo puede fundarse en el dolo empleado para exagerar el pasivo, reconocer o
aparentar privilegios inexistentes, o constituidos ilícitamente, y ocultar o exagerar el activo,
descubiertos después de vencido el plazo del art. 50, es decir, 5 días posteriores a que queda
notificada automáticamente la resolución que hace saber de la existencia de acuerdo preventivo.
La sentencia que decrete la nulidad del acuerdo debe contener la declaración de quiebra del
deudor, siendo apelable.
El art. 62 dice que la nulidad del acuerdo produce, además, los siguientes efectos:
1. Libera al fiador que garantizó su cumplimiento.
2. Los acreedores recuperan los derechos que tenían antes de la apertura del concurso.
3. Son nulas las demás medidas adoptadas en cumplimiento del acuerdo, en cuanto se satisfagan
los créditos comprendidos en él.
4. Los acreedores recuperan el privilegio al que han renunciado para votar el acuerdo.
5. Los acreedores cuyos créditos fueron dolosamente exagerados, quedan excluidos.
6. Abre un nuevo período de información, correspondiendo aplicar los arts. 200 a 202.
7. Los bienes deben ser realizados, sin más trámite.

11) Incumplimiento del acuerdo

Cuando el deudor no cumpla el acuerdo total o parcialmente, incluso en cuanto a las garantías, el
juez debe declarar la quiebra indirecta a instancia de un acreedor interesado, o de los controladores
del acuerdo. Debe darse vista al deudor y a los controladores del acuerdo. La quiebra debe declararse
también sin necesidad de petición, cuando el deudor manifieste en el juicio su imposibilidad de
cumplir el acuerdo en lo futuro.
La resolución es apelable, pero el recurso no suspende el cumplimiento de las medidas
impuestas por los arts. 177 a 199.
En todos los casos en que se declare la quiebra, estando pendiente de cumplimiento un acuerdo
preventivo, se aplican los incisos 6° y 7° del art. 62, arriba enunciados. Es competente el juez que
intervino en el concurso preventivo y actúa el mismo síndico.
III - 13

12) Concurso en caso de agrupamiento

Cuando dos o más personas físicas o jurídicas integren en forma permanente un conjunto
económico, pueden solicitar en conjunto su concurso preventivo exponiendo los hechos en que
fundan la existencia del agrupamiento y su exteriorización.
La solicitud debe comprender a todos los integrantes del agrupamiento sin exclusiones. El juez
podrá desestimar la petición si entendiese que no ha sido acreditada la existencia del agrupamiento.
La resolución es apelable.
Para la apertura del concurso resultará suficiente con que uno de los integrantes del
agrupamiento se encuentre en estado de cesación de pagos, con la condición de que dicho estado
pueda afectar a los demás integrantes del grupo económico.

I – Procedimiento
El procedimiento está previsto en el art. 67 de la Ley de Concursos y Quiebras, dando todas las
pautas necesarias. Dice que es competente el juez al que correspondería entender en el concurso de
la persona con activo más importante según los valores que surjan del último balance. La
sindicatura es única para todo el agrupamiento, sin perjuicio de que el juez pueda designar una
sindicatura plural.
En cuanto al trámite, se dice que existirá un proceso por cada persona física o jurídica
concursada. El informe general será único y se complementará con un estado de activos y pasivos
consolidado del agrupamiento. Los acreedores de cualquiera de los concursados podrán formular
impugnaciones y observaciones a las solicitudes de verificación formuladas por los acreedores en los
demás.
Existen dos posibles propuestas para hacer:
1. Propuesta unificada: los concursados podrán proponer categorías de acreedores y ofrecer
propuestas tratando unificadamente el pasivo. La aprobación de estas propuestas requiera las
mayorías del art. 45. Sin embargo, también se consideran aprobadas si las hubieren votado
favorablemente no menos del 75% del total del capital con derecho a voto computado sobre
todos los concursados, y no menos del 50% del capital dentro de cada una de las categorías.
La falta de obtención de las mayorías importará la declaración en quiebra de todos los
concursados. El mismo efecto produce la declaración de quiebra de uno de los concursados
durante la etapa de cumplimiento del acuerdo preventivo
2. Propuestas individuales: si las propuestas se refieren a cada concursado individualmente, la
aprobación requiere la mayoría del art. 45 en cada concurso.
III - 14
Los créditos entre concursados, dentro de los 2 años anteriores a la presentación no tendrán
derecho a voto. El acuerdo puede prever la extinción total o parcial de estos créditos, su
subordinación u otra forma de tratamiento particular.
Quienes por cualquier acto jurídico sean garantes de las obligaciones de un concursado, exista o
no agrupamiento, pueden solicitar su concurso preventivo para que tramite en conjunto con el de su
garantizado. La petición debe ser formulada dentro de los 30 días contados a partir de la última
publicación de edictos, por ante la sede del mismo juzgado.

13) Acuerdo preventivo extrajudicial

La reorganización de la empresa en crisis o en cesación de pagos puede intentarse a través de


diferentes mecanismos, los cuales se pueden clasificar en:
1. Mecanismos de reorganización formales: es el concurso preventivo.
2. Mecanismos de reorganización informales: en estos el deudor y los acreedores negocian sobre
sus obligaciones y créditos para procurar una salida a la situación crítica. Estos acuerdos son
obligatorio solo para las partes que los suscriben, puesto que son contratos regidos por la
legislación común. La naturaleza de estos acuerdos es contractual, pudiendo convenirse las
prestaciones más variadas (quitas, esperas, etc.). Las ventajas son: informalidad, rapidez,
economía y discreción, pero como contrapartida carecen de los efectos generales del concurso
preventivo (como por ejemplo la suspensión de intereses). Al ser contratos, el no cumplimiento
del acuerdo no trae como consecuencia la quiebra, sino los efectos del incumplimiento
contractual. El deudor o el sujeto en crisis puede realizar estos acuerdos siempre que no se haya
declarado la quiebra, dado que la constitución nacional ampara el principio de autonomía de la
voluntad. Hay que advertir que si fallan y se declara la quiebra del deudor, los actos otorgados
como consecuencia de esta clase de acuerdos serán apreciados con las normas comunes de la
ineficacia falencial y podrán ser declarados inoponibles en la quiebra.
En el código de comercio estaban prohibidos los acuerdos fuera de la junta de acreedores.
Luego la ley 4156, no los prohíbe, pero tampoco los acepta, no dice nada. Las siguientes leyes
seguían el mismo criterio que la ley 4156, pero la jurisprudencia sostenía que eran validos y
encontraban su fundamento en el mencionado principio de “autonomía de la voluntad” y en la
“libertad de contratación”.
El acuerdo preventivo extrajudicial (APE) aparece en la reforma de la ley 19551 (ley 22917 de
1983). Estos acuerdos eran llamados “acuerdos desregulados” o “informales”. Solo tenían efectos
entre las partes, eran inoponibles a la quiebra posterior (es decir, en la quiebra posterior no eran
tenidos en cuenta).
III - 15
La ley 24522 (sin perjuicio de la vigencia de los acuerdos desregulados) regula el “APE formal”
o “regulado”. Éste, a diferencia del anterior, si se opone a los demás acreedores en la quiebra
posterior. Es el acuerdo homologado.
Con la reforma a la ley 24522 introducida por la ley 25589, el artículo 69 y siguientes sufrieron
una variación importante. Con esta reforma el APE ya no es un contrato obligatorio para las partes
que prestaron su conformidad, sino que también es obligatorio para las minorías. Por lo tanto muchos
autores sostienen que la denominación APE es inequívoca, sería más exacto denominarla “concurso
preventivo abreviado” y se clasificaría como un mecanismo de reorganización formal.
En consecuencia en nuestro régimen concursal argentino, la reorganización empresarial puede
lograrse por dos vías:
1. Informalmente, mediante los acuerdos pre-concursales (simples, no homologados) regidos
por la legislación ordinaria.
2. Formalmente, a través de concurso preventivo regulado por el art. 5 y bien por el concurso
preventivo abreviado regulado por el art. 69.

Su naturaleza jurídica varía según se encuentre homologado o no: si no fue homologado se


trata de un contrato, con lo cual se rige por el derecho común y produce sus efectos sólo entre las
partes; en cambio, si fue homologado, es un proceso concursal, con lo cual se rige por el derecho
concursal, y produce efectos tanto para firmantes como para disidentes.

I – Presupuesto subjetivo
Todos lo que sean sujetos concursables, excepto:
1. Deudores declarados en quiebra
2. Deudores que están tramitando el concurso preventivo
3. Los que tienen un acuerdo preventivo homologado en la etapa de cumplimiento
4. Aquellos que estén en período de inhibición
5. Sujetos excluidos del art. 2
Rouillón sostiene que solo pueden presentarse en APE las personas que lleven algún tipo de
registración contable, ya que es requisito presentar los estados contables a la fecha. Otro sector de la
doctrina sostiene que no es necesario que la persona lleve una contabilidad regular, sino que pueda
presentar un estado valorado y detallado del activo y del pasivo.

II – Presupuestos objetivos
Los presupuestos objetivos son los dos siguientes:
1. Cesación de pago
2. Estado de crisis financiera
III - 16

III – Legitimación
El art. 69 dice que el deudor que se encontrare en cesación de pagos o en dificultades
económicas o financieras de carácter general, puede celebrar un acuerdo con sus acreedores y
someterlo a homologación judicial. Es lícito y posible mientras no se hubiese declarado la quiebra.

IV – Forma
El art. 70 afirma que “El acuerdo puede ser otorgado en instrumento privado, debiendo la firma
de las partes y las representaciones invocadas estar certificadas por escribano público. Los
documentos habilitantes de los firmantes, o copia autenticada de ellos, deberán agregarse al
instrumento. No es necesaria que la firma de los acreedores sea puesta el mismo día”.
El APE es un acuerdo que el deudor realiza con cada acreedor. Dichos acuerdo pueden ser
diferentes entre sí o pueden ser iguales. Lo concreto es que la ley no exige forma.
En todos los casos se exige certificación notarial (escribano) de las firmas y de las
representaciones invocadas por los otorgantes, es decir, que la persona física que invoca la
representación de una persona jurídica, debe probarlo.

V – Contenido
Rige el principio de libertad de contenido por lo que “Las partes pueden dar al acuerdo el
contenido que consideren conveniente a sus intereses y es obligatorio para ellas aun cuando no
obtenga homologación judicial, salvo convención expresa en contrario” (art. 71).
Es decir que el deudor tiene la flexibilidad de negociar con cada acreedor, pero con los
siguientes límites:
1. Legalidad
2. Prohibición de fraude a los demás acreedores
3. Prohibición de abuso
Esto implica que no se cumpla el principio de igualdad.

Se discute en doctrina si es posible que se pacte una quiebra extrajudicial, a lo que el Dr. Medici
responde negativamente, argumentando que, si bien el APE puede tener contenido liquidatorio, su
finalidad consiste en sanear la empresa, por lo que si fuera posible, estaría atentando contra su propio
fin que es evitar la quiebra.
III - 17

VI – Homologación
Hasta aquí, se hizo referencia al APE desregulado, para que sea regulado debo homologarlo, y
para ello debo cumplir una serie de requisitos, enunciados por el art.72, que dice lo siguiente:
“Para la homologación del acuerdo deben presentarse al juez competente, conforme lo dispuesto
en el artículo 3º, junto con dicho acuerdo, los siguientes documentos debidamente certificados por
contador público nacional:
1. ‘Un estado de activo y pasivo actualizado a la fecha, del instrumento con indicación precisa
de las normas seguidas para su valuación;
2. ‘Un listado de acreedores con mención de sus domicilios, monto de los créditos, causas,
vencimientos, codeudores, fiadores o terceros obligados y responsables; la certificación del
contador debe expresar que no existen otros acreedores registrados y detallar el respaldo
contable y documental de su afirmación;
3. ‘Un listado de juicios o procesos administrativos en trámite o con condena no cumplida,
precisando su radicación;
4. ‘Enumerar precisamente los libros de comercio y de otra naturaleza que lleve el deudor, con
expresión del último folio utilizado a la fecha del instrumento;
5. ‘El monto de capital que representan los acreedores que han firmado el acuerdo, y el
porcentaje que representan respecto de la totalidad de los acreedores registrados del deudor.
Ordenada la publicación de los edictos del artículo 74, quedan suspendidas todas las acciones de
contenido patrimonial contra el deudor (efecto de la presentación), con las exclusiones dispuestas por
el artículo 21” (fuero de atracción).

VII – Mayorías
El art. 73 establece que “Para que se dé homologación judicial al acuerdo es necesario que hayan
prestado su conformidad la mayoría absoluta de acreedores quirografarios que representen las dos
terceras partes del pasivo quirografario total (que figura en los libros), excluyéndose del cómputo a
los acreedores comprendidos en las previsiones del artículo 45.

VIII – Publicidad
“La presentación del acuerdo para su homologación debe ser hecha conocer mediante edictos
que se publican por cinco (5) días en el diario de publicaciones legales de la jurisdicción del tribunal
y un (1) diario de gran circulación del lugar. Si el deudor tuviere establecimientos en otra
jurisdicción judicial debe publicar los edictos por el mismo plazo en el lugar de ubicación de cada
uno de ellos y en su caso en el diario de publicaciones oficiales respectivo” (art. 74).
Apunta a darle seriedad. Su incumplimiento impone su desestimación.
III - 18

IX – Oposición
“Podrán oponerse al acuerdo los acreedores denunciados y aquellos que demuestren
sumariamente haber sido omitidos en el listado previsto en el inciso 2 del artículo 72. La oposición
deberá presentarse dentro de los diez (10) días posteriores a la última publicación de edictos, y podrá
fundarse solamente en omisiones o exageraciones del activo o pasivo o la inexistencia de la mayoría
exigida por el artículo 73. De ser necesario se abrirá a prueba por diez (10) días y el juez resolverá
dentro de los diez (10) días posteriores a la finalización del período probatorio.
‘Si estuvieren cumplidos los requisitos legales y no mediaran oposiciones, el juez homologará el
acuerdo.
‘La regulación de honorarios, en caso de existir impugnaciones, será efectuada por el juez
teniendo en cuenta exclusivamente la magnitud y entidad de los trabajos realizados por los
profesionales en el expediente, sin tomar en cuenta el valor económico o comprometido en el
acuerdo, ni el monto del crédito del impugnante” (art. 75).
Si el juez no hace lugar a la oposición, debe homologar. Si hace lugar, no hay acuerdo
preventivo, pero no hay quiebra.
La oposición a la homologación no sirve para que el acreedor opositor se pueda incorporar al
APE.

X – Efectos de la homologación
“El acuerdo homologado conforme a las disposiciones de esta sección produce los efectos
previstos en el artículo 56, y queda sometido a las previsiones de las Secciones III, IV y V del
Capítulo V del Título II de esta ley” (art. 76).
El APE homologado produce los mismos efectos que un concurso preventivo homologado. Por
lo que el tercio que no dio su acuerdo, queda sometido a los acuerdos, pudiendo los acreedores elegir
el acuerdo que más lo beneficie.
Si fracasara, se podrá recurrir al concurso preventivo. Tiene efecto respecto a todos los
acreedores quirografarios cuyos créditos se hayan originado por causa anterior a la presentación,
aunque no hubieran participado del procedimiento. Además, produce la novación de los créditos de
causa o título anterior a la presentación para la homologación del APE.
En caso de incumplimiento, se derivará la quiebra indirecta.
Unidad IV: La quiebra

La quiebra de hecho es un fenómeno del mundo económico que repercute en el patrimonio del
deudor. Es la cesación de pagos o insolvencia patrimonial
En cuanto quiebra de derecho, la quiebra per se no produce ningún efecto sino hasta que haya
una sentencia que declare la cesación de pagos.
La quiebra virtual es la quiebra que produce efectos aún cuando no haya una sentencia que
declare la cesación de pagos. Esta quiebra no rige en nuestro derecho, sino en el common law inglés,
salvo el caso del art. 47 inc. 2 que contempla una excepción al principio donde hay quiebra virtual.
La quiebra de oficio es aquella que se abre a instancias del tribunal o del Ministerio Público.
Tampoco se da en nuestro derecho, sino en el sistema francés y americano.
La quiebra es un instituto que ha sido desplazado últimamente por los procesos de
restructuración y salvataje. Se cree que ha perdido importancia debido a que:
1. Ya no es punitoria.
2. Se cambió el centro de interés, que antes eran los acreedores, y ahora pasó a ser la
conservación de la empresa socialmente útil.
3. Inidoneidad y despreocupación del síndico.
4. Apatía de los acreedores, quienes pierden interés en la quiebra.
5. Tramitación lenta y cara.
6. Malos dividendos (8% en los países desarrollados, y en el nuestro 4% ó 5%).
De este modo, la quiebra fue ocupando un lugar residual frente a los procedimientos aleatorios.

1) Procedimiento para la declaración de la quiebra

La doctrina clasifica a la quiebra en:


1. Quiebra autónoma o directa: son aquellos procedimientos de quiebra que no tienen
vinculación con un proceso concursal previo. A su vez pueden ser:
 Necesaria: es lo pedido por el acreedor (arts. 80, 81, 83, 85 y 85).
 Voluntaria: es la peticionada por el deudor (arts. 82, 86 y 87).
2. Quiebra dependiente: son aquellos procesos de quiebra que tienen vinculación estrecha con
un proceso concursal previo que puede ser preventivo o liquidativo. Puede ser:
 Indirecta: es la que se declara por fracaso o frustración de un concurso preventivo. Es
un proceso que cambia de finalidad, y se da también frente al incumplimiento o nulidad
de un APE.
Facundo Martinez Mallada
IV - 2
 Refleja o por extensión: es un proceso de quiebra que tiene vinculación estrecha con
otra quiebra anterior o simultánea que va a ser presupuesto de ésta.
 Consecuencial: es la que se declara por frustración del acuerdo resolutorio. No se
discutía antes de la ley 24.522, pero con la nueva ley se derogó.
Respecto a la quiebra consecuencial, cuando el deudor iba a quiebra directa pedida por el
acreedor y éste intentaba salir mediante un acuerdo resolutorio y luego lo incumplía, daba lugar a una
sentencia de quiebra llamada consecuencial.
Concurso preventivo
Quiebra directa convertido Quiebra consecuencial

Sentencia de Sentencia de apertura y Sentencia de quiebra


quiebra conversión del concurso consecuencial
preventivo

El Profesor Medici prefiere mantener esa categoría, porque si bien la ley 24.522 derogó el
acuerdo resolutorio existe la posibilidad de que el deudor convierta la quiebra en un concurso
preventivo y su posterior frustración requiere una segunda sentencia de quiebra.
Por lo tanta habría así una quiebra directa, un concurso preventivo y una quiebra indirecta. La
diferencia radica en que en la quiebra indirecta el período de sospecha parte desde la presentación
concursal, mientras que en la quiebra consecuencial debe partirse desde la quiebra originaria.
Podría darse el supuesto de que el deudor que logra la conversión en concurso desista, quedando
in bonis. La jurisprudencia reacciona y en ese caso vuelve a la quiebra originaria.

2) Quiebra directa necesaria

Es un pedido del acreedor al juez para que regule la cesación de pagos. Por esta posibilidad se
dio un abuso de los acreedores, pues ante la negativa de pago se solicitaba la quiebra.
La quiebra directa implica poner bajo la tutela jurisdiccional al patrimonio del deudor
beneficiando a todos los acreedores y no sólo al que la pide.
El deudor queda desapoderado de sus bienes por 1 año y luego se lo rehabilita. Esta solución es
más ventajosa que tenerlo 10 años hasta rehabilitarlo.
Son acreedores legitimados todos aquellos que cuenten con un crédito exigible. No es
necesario tener un crédito verificado, porque por imposibilidad material no lo puede hacer por no
haber instancia previa. Además puede hacerlo cualquiera sea su naturaleza y privilegio (civil,
comercial, laboral, etc.
IV - 3
Tampoco es necesario que se trate de un título ejecutivo, aunque si lo tiene tendrá ventaja sobre
el que no lo tenga y todo será una cuestión de prueba (el título ejecutivo goza de la presunción de
legitimidad).
La exigibilidad del crédito radica en que debe tratarse de un crédito vencido, para así limitar los
pedidos de quiebra. Antes no era así, por lo que hoy se ha retrocedido a la postura intermedia, según
la cual sin incumplimiento no hay quiebra. Parecería que se deja de lado la teoría amplia.
Según la postura seguida en el fallo “Panificación Seguí SRL” no es necesario que se trate de un
crédito líquido.
Los acreedores con privilegio general tienen legitimación al igual que los quirografarios. Los de
privilegio especial también si comprueban que el bien sobre el cual recae el privilegio no alcanza
para cubrir su crédito. Los acreedores laborales tienen doble privilegio, uno general y otro especial,
estando exceptuados de acreditar la insuficiencia del bien.
En cuanto al acreedor con juicio en trámite, la Cámara considera que una acción excluye a la
otra, por lo que no pueden convivir la acción individual y la quiebra, pero sí que una vez agotada una
se use la otra. Rouillón considera que no pueden usarse las dos conjuntamente, pero una vez abierto
el concurso se suspenderá la individual. Medici dice que es recomendable agotar la acción individual
y luego ir a la quiebra.
Los acreedores excluidos son:
1. Cónyuge: la ley prioriza el vínculo conyugal, y la jurisprudencia dice que ni aún separados
de hecho, sólo siendo viable el divorcio o la separación personal.
2. Ascendientes y descendientes: en cualquier grado incluyendo los vínculos adoptivos.
3. Cesionarios de créditos del deudor: para evitar que no funcione el sistema por la cesión

La naturaleza jurídica del pedido del acreedor es considerada como una verdadera demanda, la
cual debe ser realizada ante juez competente, con representación procesal y cumplimentando los
requisitos de la ley procesal.
En lo que refiere al trámite, el pedido da lugar a la “instrucción pre-falencial”. Es de carácter:
1. Sumario.
2. Contencioso.
3. Poca posibilidad de prueba y debate.
4. Corta duración.
El fin consiste en que el juez resuelva rápido, aceptando o denegando. Por no existir
contradictorio, el juez llega a la sentencia sin certeza sobre el estado del deudor y ni sobre la
legitimidad del crédito
No existe juicio de “ante-quiebra”, es decir, no se da un juicio de conocimiento previo con
amplitud probatoria, como se daba antes. El motivo es su larga duración.
IV - 4
La tramitación breve explica el sistema recursivo de la sentencia de quiebra

5 Días 5 Días 5 Días

3) Traslado al acreedor 4) Resolución


1) Demanda de 2) Contestación
para ser oído del juez
quiebra de la demanda

I – Demanda de quiebra
En la demanda de quiebra el acreedor debe probar:
1. Su crédito y exigibilidad: deberá probarlo con documental. El juez lo valora en forma
provisoria a los fines de la legitimación.
2. Hecho revelador de cesación de pagos: es imposible por ser un estado del patrimonio. El
hecho debe convencer al juez, como una deuda de entidad.
3. Que el deudor es concursable: no tiene gran relevancia porque la mayoría lo son. En todo
caso debería ser el deudor quien diga que no es concursable al contestar la demanda.

II – Contestación de la demanda
El juez debe emplazar al deudor para que dentro del quinto día de notificado, conteste, prueba,
oponga excepciones dilatorias (incompetencia, recusación con causa) y defensas de fondo:
1. Cuestionar el crédito, negando su exigibilidad, como por ejemplo si ya esta pago.
2. Rechazar que se cumple el presupuesto objetivo: la cesación de pagos. Para ello es necesario
hacer un depósito judicial en pago (el acreedor puede retirar el dinero) o un embargo del crédito
(el acreedor, para poder cobrar, debe intentar la acción individual) de quien solicitó la quiebra.
Se trata de un mecanismo para desacreditar el hecho revelador, que si luego se quiebra por
pedido de otro acreedor, ese pago será ineficaz.
Si el acreedor quiere cobrar, generalmente citará como hecho revelador, la mora de su propio
crédito.

III – Traslado al acreedor


Se le corre traslado al acreedor para ser oído por 5 días para que conteste respecto de la defensa
del deudor no pudiendo alegar hechos nuevos.
En doctrina se discute si hay perención de instancia en la instrucción pre-falencial. La mayoría
dice que sí, porque el proceso sólo avanza por los acreedores; y otros sostiene que no debido a que se
aplicaría el art. 267 el cual se aplica a los procesos, y como en este caso no hay proceso alguno y
porque además no se aplica a los proceso concursales. Siguiendo a la mayoría, el plazo de perención
IV - 5
de instancia, es para algunos debe ser la perención del Código Procesal, mientras que para otros de 3
meses igual que los incidentes concursales.
El acreedor que pide la quiebra puede desistir mientras no se haya notificado la demanda al
deudor. Los pagos hechos por el deudor o un tercero al acreedor peticionante de la quiebra se
presumen entregados y recibidos en favor de la generalidad de los acreedores, siendo inoponibles a
ellos el otro carácter.

IV – Resolución del juez


Por último, en lo que hace a la resolución del juez, puede declararse la quiebra o rechazarla. La
decisión de rechazo para algunos no es apelable porque no está previsto y el principio general es la
negativa, a su vez que no causa agravio irreparable. Los que dicen que sí, dicen que aquí el principio
general no funciona, porque aún no estamos en concurso, además sí hay agravio por las costas. En
los plenos “Cereales Fighiera SRL” y “García Carlos A. y otros s/quiebra”, se dice que es apelable.
La sentencia debe ser fundada, cumplimentando los requisitos formales y de carácter declarativo
con efecto constitutivo. El contenido de la misma, según el art. 88, es el siguiente:
1. Individualización del fallido, y de los socios ilimitadamente responsables.
2. Orden de anotar la quiebra y la inhibición general de bienes en los registros correspondientes.
3. Orden al fallido y a terceros para que entreguen al síndico los bienes de aquél.
4. Intimación al deudor para que cumpla los requisitos a los que se refiere el art. 86 (quiebra
voluntaria), si no lo hubiera efectuado hasta entonces y para que entregue al síndico dentro de las
24 horas los libros de comercio y demás documentación relacionada con la contabilidad.
5. La prohibición de hacer pagos al fallido, los que serán ineficaces.
6. Orden de interceptar la correspondencia y de entregarla al síndico.
7. Intimación al fallido o administradores de la sociedad concursada, para que dentro de las 48
horas constituyan domicilio procesal en el lugar de tramitación del juicio, bajo apercibimiento de
tenerlo por constituido en los estrados del juzgado.
8. Orden de efectuar las comunicaciones necesarias para viajar al exterior (autorización).
9. Orden de realización de los bienes del deudor y la designación de quien las enajenará.
10. Designación de un funcionario que realice el inventario general en el término de 30 días.
11. La designación de audiencia para el sorteo del síndico.

En caso de quiebra directa o cuando se la declare como consecuencia del incumplimiento del
acuerdo o la nulidad, la sentencia debe fijar la fecha hasta la cual se pueden presentar las solicitudes
de verificación de los créditos ante el síndico, la que será establecida dentro de los 20 días contados
desde la fecha en que se estime concluida la publicación de los edictos, y para la presentación de los
informes individual y general, respectivamente.
IV - 6
El art. 89 refiere a la publicidad, diciendo que dentro de las 24 horas de dictado el auto, el
secretario del juzgado debe proceder a hacer publicar edictos durante 5 días en el diario de
publicaciones legales, por los que haga conocer el estado de quiebra y las disposiciones del art. 88,
junto con el nombre y domicilio del síndico.
Igual publicación se ordena en cada jurisdicción en la que el fallido tenga establecimiento o en la
que se domicilie un socio solidario.

V – Sistema recursivo de la sentencia de quiebra


La sentencia de quiebra es una verdadera sentencia, de carácter declarativo y constitutivo, por lo
que debe cumplir con los requisitos y estar fundada. Es ejecutiva pero tiene cierta provisoriedad.
El único recurso es el recurso de reposición (arts. 94 a 98), cuya terminología es errónea ya
que lleva a pensar que es el recurso de reposición del derecho común cuando no lo es, por lo que la
doctrina dice que debería llamarse “recurso de impugnación u oposición”.
El sujeto activo es el fallido que se ha sentido perjudicado por la sentencia de quiebra. También
los socios ilimitadamente responsables de la sociedad concursada. Esto es por la consecuencia
inmediata de la declaración falencial de quiebra, que es la declaración de ellos como quebrados
(quiebra por extensión). Se realiza ante el juez que dictó la sentencia de quiebra, siendo él mismo
quien lo resuelve.
El fundamento que puede esgrimirse es la ausencia de alguno de los dos presupuestos del
concurso: el objetivo (cesación de pagos) o el subjetivo (no tratarse de un sujeto concursal). No
puede plantearse la ausencia de legitimidad del acreedor o de su crédito.
En cuanto al trámite existe una doble modalidad: con o sin trámite

A – Recurso de reposición con trámite


La ley no establece el trámite, por lo que se aplica la vía incidental del art. 280 y siguientes. Se
trata de un proceso de conocimiento pleno, iniciándose con una demanda y se le corre traslado al
acreedor peticionante de la quiebra para que conteste. El síndico también es parte.
En el proceso hay amplitud de prueba y debate, con lo que puede durar meses, por lo que la
quiebra seguirá avanzando. La sentencia que resuelve el incidente de reposición es apelable como
segunda vía recursiva, y mientras tanto la quiebra sigue produciendo sus efectos.
El plazo para interponerlo son 5 días hábiles judiciales desde que el deudor tomó conocimiento
de la sentencia de quiebra, lo cual se hace por edictos (obligación del tribunal). Se hace desde la
última publicación siempre y cuando el deudor haya sido notificado por otro medio, como por
ejemplo, por cédula o por la incautación de los bienes al síndico. El plazo es el mismo para los dos
tipos.
IV - 7
B – Recurso de reposición sin trámite
Se produce cuando el deudor, conjuntamente con el escrito de interposición del recurso, acredite
haber efectuado un depósito, en el Banco de Depósitos Judiciales, del crédito fundante del pedido de
quiebra con intereses y costas.
El deudor puede verse obligado a depositar otros créditos esgrimidos en otros pedidos de quiebra
pendientes a ese momento.
El depósito se hace como pago para que los acreedores puedan cobrar, y como embargo sujeto al
resultado que se obtenga.

C – Efecto de la interposición
El art. 97 fija la ejecutoriedad de la sentencia de quiebra por más que se interponga el recurso.
Esto no es posible si importa la disposición de los bienes, salvo cuando se trate de los bienes del art.
184, que son los bienes perecederos o de conservación dispendiosa (excepción de la excepción).

D – Efectos de la revocación
El art. 98 establece que “La revocación de la sentencia de quiebra hace cesar los efectos del
concurso. No obstante, los actos legalmente realizados por el síndico y la resolución producida de los
contratos en curso de ejecución son oponibles al deudor, aun cuando los primeros consistieren en
disposiciones de bienes en las condiciones del Artículo 184”.

E – Daños y perjuicios contra el peticionario


El art. 99 dice que si obró con dolo o culpa grave, pueden reclamarse daños y perjuicios al
acreedor que pide la quiebra. La acción tramita ante el juez del concurso.
Esta acción prescribe a los 2 años desde que quedó firme esta sentencia.

3) Quiebra voluntaria
Es aquella en la que se presenta el propio deudor, que debe cumplir con los requisitos del art. 11,
aunque si no lo hace ello no obsta la declaración de quiebra. En caso de que el deudor sea incapaz,
necesita la autorización del juez, mientras que si es una persona jurídica, requiere la ratificación de la
asamblea de socios. Este pedido prevalece sobre el de los acreedores, aunque esté abierta la
instrucción pre-falencial. No es posible oponerle recurso alguno.
Implica la confesión del estado de cesación de pagos, pudiendo desistir antes de la primera
publicación de edictos demostrando que desapareció ese estado, o que por error nunca existió.
IV - 8

4) Quiebra indirecta

Se produce por fracaso o conclusión del concurso preventivo. Se da en los siguientes supuestos:
1. No presentación de la propuesta: cuando el deudor no presenta la propuesta en el
expediente 20 días antes de la conclusión del período de exclusividad.
2. No obtención de la conformidad (art. 46): si el deudor no presentara en el expediente, en el
plazo previsto, las conformidades de los acreedores quirografarios bajo el régimen de categorías
y mayorías previstas en el artículo anterior, será declarado en quiebra, con excepción de lo
previsto en el Artículo 48 para determinados sujetos.
3. Acuerdo para acreedores privilegiados (art 47): si el deudor hubiere formulado propuesta
para acreedores privilegiados o para alguna categoría de éstos y no hubiere obtenido, antes del
vencimiento del período de exclusividad, la conformidad de la mayoría absoluta de acreedores y
las dos terceras partes del capital computable y la unanimidad de los acreedores privilegiados
con privilegio especial a los que alcance la propuesta, sólo será declarado en quiebra si hubiese
manifestado en el expediente, en algún momento, que condicionaba la propuesta a acreedores
quirografarios a la aprobación de las propuestas formuladas a acreedores privilegiados.
4. Supuestos especiales (art. 48): En el caso de sociedades de responsabilidad limitada,
sociedades por acciones, sociedades cooperativas, y aquellas sociedades en que el Estado
nacional, provincial o municipal sea parte, con exclusión de las personas reguladas por las leyes
20.091, 20.321, 24.241 y las excluidas por leyes especiales, vencido el período de exclusividad
sin que el deudor hubiera obtenido las conformidades previstas para el acuerdo preventivo, no se
declarará la quiebra, sino que:
 Inexistencia de inscriptos: si transcurrido el plazo previsto en el inciso anterior no
hubiera ningún inscripto el juez declarará la quiebra.
 Audiencia informativa: 5 días antes del vencimiento del plazo para presentar
propuestas, se llevará a cabo una audiencia informativa, cuya fecha, hora y lugar de
realización serán fijados por el juez al dictar la resolución que fija el valor de las cuotas
o acciones representativas del capital social de la concursada. La audiencia informativa
constituye la última oportunidad para exteriorizar la propuesta de acuerdo a los
acreedores, la que no podrá modificarse a partir de entonces.
5. Impugnación del acuerdo en SRL, SA y sociedades de participación estatal (art. 51):
tramitada la impugnación, si el juez la estima procedente, se aplicará el procedimiento previsto
en el art. 48, salvo que la impugnación se hubiere deducido contra una propuesta hecha por
aplicación de este procedimiento.
IV - 9
6. Honorarios del síndico (art. 54): los honorarios a cargo del deudor son exigibles a los 90
días contados a partir de la homologación, o simultáneamente con pago de la primera cuota a
alguna de las categorías de acreedores que venciere antes de eso plazo. La falta de pago habilita
a solicitar la declaración en quiebra.
7. Nulidad del acuerdo (art. 61): la sentencia que decrete la nulidad del acuerdo debe contener
la declaración de quiebra del deudor y las medidas del Artículo 177. Es apelable, sin perjuicio
del inmediato cumplimiento de las medidas de los Artículos 177 a 199.
8. Incumplimiento del acuerdo (art. 63): cuando el deudor no cumpla el acuerdo total o
parcialmente, incluso en cuanto a las garantías, el juez debe declarar la quiebra a instancia de
acreedor interesado, o de los controladores del acuerdo. Debe darse vista al deudor y a los
controladores del acuerdo. La quiebra debe declararse también, sin necesidad de petición,
cuando el deudor manifieste en el juicio su imposibilidad de cumplir el acuerdo, en lo futuro.
Este caso se encuentra discutido.

La ley vincula íntimamente los procesos de concurso preventivo y quiebra, compartiendo el


mismo síndico, los arts. 115 y 116, y en que los acreedores verificados no vuelven a hacerlo. El art.
115 dice que el período de sospecha en la quiebra directa se cuenta desde su comienza hacia atrás por
2 años, mientras que en la quiebra indirecta se cuenta desde la presentación en concurso preventivo y
durante este tiempo el deudor ya está vigilado por el síndico por lo que carecería de sentido.

5) Quiebra consecuencial
La ley 19.551 establecía un modo de conclusión llamado “acuerdo resolutorio”, al cual se le
aplicaban los principios del concurso preventivo, y podía realizarse hasta el momento de ejecución
del último bien. No era utilizado en la práctica.
IV - 10

6) Conversión de la quiebra en concurso preventivo

La permite al deudor quebrado intentar un acuerdo (art. 90), y pareciera contradecirse con el art.
10, cuando dice que “el concurso puede ser solicitado mientras la quiebra no haya sido declarada”.
Son sujetos legitimados: en primer lugar el deudor que esté en las condiciones del art. 5, es
decir, los deudores concursales; segundo los socios a los cuales se les hubiera extendido la quiebra
por el art. 160, o sea, los socios ilimitadamente responsables, los cuales sólo podrán pedir la
conversión de su parte en la sociedad, y no toda; finalmente el deudor que pidió su propia quiebra.
No se encuentran legitimados el deudor cuya quiebra se hubiere decretado por incumplimiento
del acuerdo preventivo (quiebra indirecta), es decir, quien ya transitó el concurso preventivo, o el que
se encuentra tramitándolo. No es muy entendible el segundo caso, a lo que se dice que comprende a
todos los demás casos de quiebra indirecta; otra hipótesis más se configura estando en trámite el
concurso preventivo, un acreedor post-concursal le pide la quiebra, quedando excluido el deudor.
Tampoco se encuentra legitimado el deudor que se encuentre en el período de inhibición (1 año
desde la resolución de cumplimiento). Implícitamente tampoco se los legitima a los sujetos que se les
dicta la quiebra por extensión.
La conversión es una forma anómala del concurso
En cuanto a que si el deudor que pide su propia quiebra puede convertirla, algunos dicen que no
basándose en la teoría de los actos propios, mientras que otros dicen que sí ya que la ley no dice
nada, como no está prohibido expresamente y la ley tiende a la solución por el concurso. A partir del
fallo pleno “Pujol” se empezó a habilitar a esos deudores a convertir. El problema que presenta es
que el armado del concurso preventivo lleva tiempo, se pide la quiebra voluntaria, y dentro de 10
días puede pedir el concurso invocando el pleno “Pujol”. La solución es declara el concurso, y si no
cumple con la carga de los edictos o con el depósito de la correspondencia y se deriva en el
desistimiento. La jurisprudencia sanciona el abuso del proceso.
Los tribunales fijan en la sentencia de apertura del concurso la condición suspensiva de que no
se llegue al desistimiento y que el deudor cumpla con las cargas. Si desiste revive la quiebra anterior.
Otro problema se da con que si no desiste por cumplir las cargas, pero si no logra las
conformidades del art. 46, se resuelve con la quiebra indirecta. Para la cátedra se llama “quiebra
consecuencial” ya que se inicia la quiebra directa, se pasa al concurso preventivo por conversión y
luego a la quiebra indirecta (consecuencial).
El plazo es de 10 días desde la última publicación de edictos de la quiebra.
El efecto al pedido de conversión es que se tiene por desistido el recurso de reposición que
hubiere planteado, o la inoponibilidad de pedirlo si no lo hubiese hecho (art. 91). El efecto de la
conversión es que deja sin efecto la sentencia de quiebra y abre el concurso preventivo.
IV - 11

7) Efectos personales de la quiebra

I – Deber de colaboración
Una vez declarada la quiebra, el fallido o sus representantes o los administradores de la sociedad
quedan a disposición del juez, pudiendo ser traídos por la fuerza pública. Debe colaborar cuando el
síndico o el juez lo requieran y comparecer cuando sea citado.
Si quiere viajar al exterior el juez debe autorizarlo. Puede hacerlo cuando haya una necesidad o
urgencia evidentes, o cuando no sea necesaria su presencia en ese estado del proceso. El trámite
continúa y debe hacerse por petición fundada.
Por resolución fundada el juez puede extender la interdicción por un plazo no mayor a 6 meses
desde la fecha para la presentación del informe; resolución apelable en efecto devolutivo.

II – Desempeño de empleo, profesión y oficio


El fallido puede seguir trabajando pero su producido (sueldo) queda afectado por la quiebra al
desapoderamiento. La doctrina dice que sí puede trabajar en relación de dependencia, pero no en los
cargos de administración y gerencia.
En cuanto a las deudas posteriores, pueden dar lugar a un nuevo concurso y entrarán en juego los
bienes que adquiera luego de la rehabilitación o en su caso sobre el eventual saldo de liquidación
falencial anterior.
1° Quiebra Sentencia de quiebra
2° Quiebra

Pasivo integrado por deudas anteriores a Las deudas posteriores pueden ejecutarse
la sentencia de quiebra sobre los bienes adquiridos después de la
sentencia de quiebra

III – Muerte o incapacidad del fallido


No afecta al trámite ni los efectos del concurso. Los herederos sustituyen al causante, unificando
personería.
Entre el juicio concursal y el sucesorio, tiene primacía el primero, por más de que son dos
procesos universales. No procede el fuero de atracción.
Los efectos personales cesan con el fallecimiento del quebrado.
IV - 12

IV – Pérdida de la legitimación procesal


El fallido pierde la legitimación. No puede defenderse sino que el síndico debe representarlo.
Pero podrá pedir medidas conservatorias judiciales para conservar los bienes hasta que se lo nombre
al síndico y realizar las extrajudiciales en omisión al síndico, por evitar prescripciones o caducidades.
También podrá actuar judicialmente en los pleitos relativos a bienes no sujetos al
desapoderamiento, y concursalmente en todo lo que la ley permite, como observaciones de créditos
para verificar o hacerse parte en incidente de revisión.

V – Inhabilitación del fallido


Si bien el art. 234 dice que “queda inhabilitado desde la fecha de la quiebra”, la doctrina lo
corrige diciendo que es desde la sentencia de quiera hasta la rehabilitación.
El art. 235 habla respecto a las personas jurídicas, diciendo que la inhabilitación se extiende a
los administradores desde la fecha de cesación de pagos. No rige ningún límite máximo de
retroacción para el período de sospecha.
En cuanto a los administradores, a la fecha de cesación de pagos, pero no a la fecha de la
quiebra, la inhabilitación comenzará desde que quede firme la fecha de la cesación de pagos del art.
117.
El principio general dice que la inhabilitación dura 1 año desde la sentencia de quiebra o desde
la fecha de cesación de pagos (personas jurídicas). Luego de ese año opera la rehabilitación,
planteando las siguientes excepciones:
1. Menor: por el juez, a pedido de parte y previa vista al síndico si no estuviere relacionado con
un delito penal.
2. Mayor: si el inhabilitado es sometido a proceso penal. Dura hasta el sobreseimiento, la
absolución o, de haber condena, hasta el cumplimiento de la accesoria de inhabilitación.

El cese se produce, para algunos a partir de una declaración que así lo estipule, y para otros
opera de pleno derecho.
La inhabilitación de la persona jurídica es definitiva, siempre, salvo conversión en concurso
preventivo, o conclusión no liquidativa de la quiebra
En cuanto a los efectos el art. 238 dice que “no puede ejercer el comercio por sí o por interpósita
persona, ser administrador, gerente, síndico, liquidador o fundador de sociedades, asociaciones,
mutuales o fundaciones. Tampoco podrá integrar sociedades o ser apoderado con facultades
generales de ellas.
Unidad V: Efectos patrimoniales

El art. 106 habla del desapoderamiento, diciendo que la sentencia de quiebra importa la
aplicación inmediata de las medidas contenidas en esta sección”. No es necesario esperar a que sea
notificada, y sólo requiere que esté firme.
El fallido queda desapoderado de sus bienes existentes a la fecha de la declaración de la quiebra
y de los bienes que adquiera hasta su rehabilitación. Es decir, importa la restricción del derecho de
disponer y administrar.
En cuanto a su naturaleza jurídica, las tesis antiguas ven al desapoderamiento como la muerte
civil, mientras que las nuevas parten de la relación del deudor con su patrimonio. No se trata ni de un
secuestro ni de una expropiación, sino la verdadera prenda común de los acreedores. Maffía sostiene
que se trata de una medida cautelar destinada a mantener la integridad del patrimonio.
Se extiende:
1. Todos los bienes actuales presentes en el patrimonio del fallido a la fecha de la sentencia de
quiebra.
2. Los bienes futuros que ingresen antes de la rehabilitación.
3. Los bienes salidos reingresados por las acciones de recomposición patrimonial del derecho
común (simulación o fraude). O de alguna de las ineficacias falenciales, como los pagos que
realizase el fallido.

Por otra parte, no se extiende a los bienes excluidos por el art. 108 ni a los bienes adquiridos ex
novo después de la rehabilitación que no constituyan reingreso de bienes indebidamente salidos con
anterioridad.
El desapoderamiento se distingue de la desposesión o incautación en la desposesión es el acto
material para entregar al síndico los bienes y papeles del fallido, como consecuencia del
desapoderamiento contemplado en el art. 117.

I – Bienes excluidos del desapoderamiento


1. Derechos no patrimoniales: son los derechos inherentes, como al nombre o al honor. Se
encuentran excluidos porque a la quiebra le interesan los bienes que puedan ser liquidados.
2. Bienes inembargables: varían de acuerdo a las circunstancias y a la sociedad, como el
salario mínimo vital y móvil, o la jubilación mínima. El juez debe observar el caso concreto y
extender este “beneficio” a los bienes esenciales para la vida y el trabajo de las personas. No se
encuentra incluida la vivienda no afectada por el bien de familia. El límite entre lo que es o no
inembargable es la necesidad.
Facundo Martinez Mallada
V-2
3. Usufructo de los bienes de los hijos menores del fallido: El bien no cae por no formar parte
de su patrimonio, pero sí los frutos una vez atendida las cargas.
4. Administración de los bienes propios del cónyuge: los bienes propios del cónyuge fallido
entran en desapoderamiento, pero no los del otro cónyuge. Si el fallido se encargara de la
administración de los bienes propios del otro tampoco entran en el desapoderamiento. Con
respecto a la sociedad conyugal, se puede disolver no siendo necesario divorciarse. Entran en
desapoderamiento aquellos bienes que sean de administración exclusiva, por lo que habrá que
ver la escritura, con lo que esto se aplica sólo para bienes registrables, entrando todo lo demás a
entender de la doctrina mayoritaria. En síntesis, los bienes de administración exclusiva entran en
su totalidad, y el 50% de los de administración conjunta.
5. Facultad de actuar en justicia en defensa de bienes y derechos que no caen en
desapoderamiento: sumado a los casos que la ley concursal lo permite también (ver art. 110).
6. Indemnizaciones que correspondan al fallido: por daños materiales o morales a su persona.
Se consideran indemnizaciones relativas a un daño a un derecho no patrimonial.
7. Demás bienes excluidos por otras leyes: como por ejemplo el bien de familia, lo cual no
rige respecto a ciertos acreedores como las deudas por impuestos inmobiliarios al API, o si el
acreedor es anterior a la inscripción del bien como bien de familia. Hay dos teorías:
 Civilista: el bien de familia no es oponible al concurso. se liquidará con respecto al
acreedor al cual el bien afectaba, como si fuera una ejecución individual. Se le paga a
ese acreedor y el resto queda para el deudor. Es minoritaria.
 Concursalista: es necesario hacer una liquidación especial del bien para pagarle a ese
acreedor y el resto entra a la masa de los bienes para ser liquidada para los demás
acreedores por igual. Es seguida por Rouillón y Kelmermaje de Carlucci.
 CSJN: siguiendo el principio de igualdad de trato de acreedores y no teniendo en cuenta
los privilegios, dice que el bien entrará en su totalidad a la masa y se distribuirá entre
todos los acreedores por igual.
A este tema debe dársele una interpretación restrictiva por ser excepción a una norma básica
concursal que es la universalidad objetiva del juicio de quiebra, es decir, que comprende todo el
patrimonio del deudor, y por el principio general del derecho privado del patrimonio del deudor
como garantía común de los acreedores.
V-3

II – Acciones de recomposición del patrimonio


El art. 109 las trata, diciendo que el síndico tiene la administración de los bienes y participa de
su disposición en la medida fijada por esta ley. Los actos realizados por el fallido sobre los bienes
desapoderados, así como los pagos que hiciese o recibiese, son ineficaces.
Para que el síndico pueda cumplir con sus funciones es necesario que el deudor y el tercero le
entreguen los bienes del fallido.
No requiere de acción ni tramitación. La resolución es apelable y recurrible por vía incidental.

III – Herencias y legados


En cuanto a herencias y legados, el art. 111 dice que “El fallido puede aceptar o repudiar
herencias o legados” el límite estará dado por el interés de los acreedores. Los bienes que ingresaren
están sujetos a desapoderamiento en miras a su liquidación. En caso de aceptación, los acreedores del
causante sólo pueden proceder sobre los bienes desapoderados, después de pagados los del fallido y
los gastos del concurso. En caso de repudiación, produce sus efectos en los que exceda del interés de
los acreedores y los gastos íntegros del concurso. En resumen, pasa lo siguiente:
1. Se atienden las deudas del causante y cargas del sucesorio.
2. El remanente es lo que ingresa al activo del fallido.
3. Se les paga a los acreedores del fallido y los gastos de conservación y justicia de su quiebra.
4. Se les pagar a los acreedores del causante.
Se le atribuye legitimación procesal al síndico de la quiebra en el juicio sucesorio del causante
quebrado toda vez que pudiera estar comprometido el interés de los acreedores del fallido.
El art. 112 dice que “La condición de que los bienes legados o donados no queden comprendidos
en el desapoderamiento es ineficaz”, es decir, inoponible a los acreedores del fallido. “Resultan
ineficaces en la medida que afecten el interés de los acreedores de la quiebra, pero el legado o
donación no son inválidos”.
Los bienes donados luego de la declaración de la quiebra y hasta su rehabilitación, ingresan al
concurso y son desapoderados. Si la donación es con cargo, el síndico debe evaluar su importancia y
pedir autorización judicial: de aceptar, el cumplimiento del cargo se convierte en una obligación con
rango de gasto de conservación y justicia, mientras que de rechazarla, el fallido podrá igualmente
cumplirla por cuenta de éste. El donante carece de derecho creditorio alguno como acreedor del
fallido o del concurso.
El art. 114 refiere a la correspondencia diciendo que la misma enviada al fallido debe ser
entregada al síndico, quien debe abrirlas en presencia del concursado en la del juez, entregándole al
interesado lo que fuese personal. El problema radica en que hoy en día nadie manda cartas, y además
es cuestionado por la violación que implica a la propiedad privada y a la intimidad.
V-4

1) Acciones de recomposición del patrimonio


Su objetivo consiste en reconstruir el patrimonio del deudor en el activo, valiéndose de tres
institutos: la ineficacia concursal, la extensión de la quiebra y la responsabilidad de terceros.
Seguramente el deudor antes de ser declarado en quiebra, se encontraba en quiebra de hecho. El
derecho común brinda algunas herramientas, como la acción revocatoria o pauliana y la acción de
simulación, aunque las mismas no han sido eficientes debido a los recaudos formales que exige su
ejercicio y su breve plazo de prescripción. Por lo cual, el legislador quiebrista ideó un sistema que
complementa aquellas acciones del derecho común. Para lo cual en primer término es necesario
determinar la fecha inicial del estado de cesación de pagos.

I – Período de sospecha
La ley define en el art. 116 al período de sospecha como aquel que transcurre entre la fecha que
se determine como iniciación de la cesación de pagos y la sentencia de quiebra. La denominación
“período de sospecha” responde a que los actos del deudor durante este período tienen un vehemente
indicio de ser realizados en fraude de los acreedores.
La fijación de la fecha de iniciación de la cesación de pagos no puede retrotraerse más allá de los
2 años de la fecha del auto de quiebra o de presentación en concurso preventivo. Así, en la quiebra
directa son 2 años desde la sentencia de quiebra, mientras que en la indirecta son 2 años desde la
presentación en concurso preventivo.
El art. 116 debe interpretarse en el sentido de que la resolución judicial debe fijar la fecha de
inicio de cesación de pagos real (aunque supere los 2 años); los dos años máximos de retroacción son
a los fines de las acciones de ineficacia concursal.
Para “otros fines” interesa la fecha real de inicio de la cesación de pagos, los cuales pueden ser
para la extensión de la quiebra a los socios ilimitadamente responsables que se retiraron con
posterioridad a la fecha real del inicio de la cesación de pagos, la responsabilidad de los
administradores de la sociedad, o la inhabilitación de administradores de personas jurídicas.
En el derecho comparado encontramos distintos sistemas para determinar el período de
sospecha: el sistema legal (EE. UU, Alemania), o el sistema judicial, el cual, a su vez, puede ser con
período de retroacción (Argentina) o sin período de retroacción.
El art. 117 afirma que “Dentro de los 30 días posteriores a la presentación del informe general,
los interesados pueden observar la fecha inicial del estado de cesación de pagos propuesta por el
síndico”. Los interesados a los que refiere la norma son el fallido, los acreedores concursales y los
contratantes con el deudor mientras se hallara in bonis. Esta legitimación es más amplia que la que
da el art. 40 para las observaciones al informe general, que sólo abarca al deudor y a quienes hayan
solicitado verificación.
V-5
De los escritos se da vista al síndico, junto con los que sobre el particular se hubieren presentado
de acuerdo con el art. 40 (observaciones de deudores, acreedores o interesados.
El juez puede ordenar la prueba que estime necesaria, y para determinar la fecha de inicio de la
cesación de pagos tendrá en cuenta la expresión de la época en que se produjo la cesación de pagaos
indicada por el síndico en el informe general del concurso. En los supuestos de quiebra indirecta
también tendrá en cuenta la época en que se produjo la cesación de pagos manifestada por el deudor
al solicitar la apertura del concurso preventivo.
La resolución que fija la fecha de la cesación de pagos es apelable por quienes hayan intervenido
en la articulación y por el fallido. Se hace “en relación” y con efecto suspensivo.
El art. 115 sostiene que la fecha que se determine por resolución firme como de iniciación de la
cesación de pagos, hace cosa juzgada respecto del fallido, de los acreedores y de los terceros que
intervinieron en el trámite para su determinación. Esta presunción admite prueba en contrario
respecto de los terceros que no intervinieron. Esta resolución hace cosa juzgada respecto del fallido y
de los acreedores concurrentes, aunque ni el primero ni los segundos hubiesen intervenido en el
trámite por no haber observado el dictamen del síndico.

II – Actos realizados en violación del desapoderamiento


La ineficacia es una sanción legal aplicada a un acto jurídico, que puede actuar de pleno derecho
o a petición de parte interesada, y que va a privar de efectos al acto respecto de las partes interesada o
frente a terceros. Se trata de una sanción porque es sistema jurídico se autotutela frente a las
agresiones.
La finalidad de estos actos consiste en ampliar el activo liquidado, tutelar la integridad
patrimonial del deudor fallido haciendo efectivo el principio de universalidad objetiva y subjetiva, y
hacer operativo el principio del patrimonio como prenda común de los acreedores. Aquí es muy
importante la actuación del síndico.
Existen distintas especies de ineficacia, teniendo en cuenta que en el campo del derecho
concursal sólo rige la inoponibilidad:
1. Nulidad: la misma puede ser absoluta o relativa. Priva al acto de efectos de modo erga
omnes, es decir, frente a las partes y a terceros. La causa de la nulidad generalmente es un vicio
congénito del acto.
2. Inoponibilidad: cuando la LCQ se refiere a la inoponibilidad utiliza la expresión
“ineficacia”. Cuando se aplica esta sanción, el acto no es válido frente a terceros, pero la misma
conserva su validez entre las partes, pues no hay vicio estructural. La misma puede ser de pleno
derecho (oficiosa, siempre luego de declaración judicial) y por impugnación, siendo el síndico el
principal legitimado para promover la acción revocatoria concursal.
V-6
3. Inaplicabilidad: cierta convención o norma es inaplicable al caso, como sucede con el art.
134 de la LCQ que dice que las cláusulas compromisorias no se aplican en caso de declaración
de quiebra, salvo que antes de dictadas la sentencia se hubiere constituido el tribunal de árbitros
o arbitradores. Otro ejemplo es el art. 145, que dice que “La sentencia de quiebra hace
inaplicables las normas legales o contractuales que autoricen la resolución por incumplimiento,
cuando esa resolución no se produjo efectivamente o demandó judicialmente antes de dicha
sentencia”.
4. Irregularidad: es una figura del derecho societario. Dicha sanción se desprende de la teoría
de la conservación del acto jurídico. Es decir que la ley no invalida el acto, pero le da un efecto
distinto del querido por las partes.

III – Régimen de las ineficacias: acciones de eficacia concursal


La ineficacia es una sanción legal que puede actuar de pleno derecho o por impugnación de
alguna parte interesada, que hace cesar, limita o modifica los efectos del acto. Se trata de actos que
son válidos entre las partes, aunque inoponibles a terceros (acreedores).
Pueden declararse inoponibles actos ordenados por una sentencia judicial, lo cual no afecta su
carácter de cosa juzgada. También un crédito verificado.
Para poder declararse inoponible un acto, el mismo debió haberse realizado dentro del período
de sospecha (y de retroacción de 2 años).
El efecto normal de la declaración de ineficacia es la restitución del bien cuando esta sea
posible, pues de lo contrario, habrá que restituir el valor de la cosa.
Para que la inoponibilidad pueda darse, la “teoría indemnizatoria” sostiene que el perjuicio es
necesario como un presupuesto, puesto que se trata de una indemnización por el daño causado por el
deudor con un acto realizado durante el período de sospecha (Medici). En cambio, la “teoría
sancionatoria” no requiere que haya perjuicio, ya que se apoya en que no se trata de una
indemnización sino de una sanción. La ley 24.522 ha optado expresamente por la indemnizatoria: el
perjuicio se presume, pues hay una inversión de la carga de la prueba, debiendo el tercero
demandado demostrar que no hay perjuicio (art. 119).
Entre las acciones de ineficacia concursal encontramos la ineficacia de pleno derecho, y la
ineficacia por conocimiento de la cesación de pagos.
V-7
A – Actos ineficaces de pleno derecho
La enumeración que hace el art. 118 es taxativa, debiéndose interpretar restrictivamente. Por
tratarse de una sanción objetiva resulta irrelevante la buena fe del tercero.
Esta ineficacia no tiene trámite, con lo que el síndico denuncia el acto y el juez resuelve. Contra
la decisión del juez caben dos opciones impugnativas: interponer el recurso de apelación, o recurrir
por vía incidental ante el mismo juez.
El art. 118 establece que “son ineficaces respecto de los acreedores los actos realizados por el
deudor en el período de sospecha”, consistentes en:
1. Actos a título gratuito: tando entre vivos como de última voluntad. Ejemplo de ello son una
donación, la renuncia a una hipoteca o a una fianza, desistimiento de una acción. En caso de
donaciones (regalo), su eficacia dependerá de su importancia. No están comprendidas las
gestiones personales, como pintar gratuitamente la pared a un vecino. En caso de actos en
apariencia onerosos, pero que en realidad son gratuitos, en primer lugar se solicitará la
declaración de simulación del mismo y subsidiariamente que se declare su inoponibilidad.
2. Pago anticipado de deudas: se trata de aquellas deudas cuyo vencimiento según el título
debía producirse en el día de la quiebra o con posteridad. El fundamento es la violación del
principio de la par condicio creditorum.
3. Constitución de hipoteca o prenda o cualquier otra preferencia, respecto de una
obligación no vencida: siempre que la misma originalmente no tuviera esa garantía. Cuando
habla de “otra preferencia”, puede ser un fideicomiso de garantía, por ejemplo.

B – Actos ineficaces por conocimiento de la cesación de pagos: acción revocatoria


El art. 119, 1° párrafo, establece que “Los demás actos perjudiciales para los acreedores,
otorgados en el período de sospecha pueden ser declarados ineficaces respecto de los acreedores, si
quien celebró el acto con el fallido tenía conocimiento del estado de cesación de pagos del deudor. El
tercero debe probar que el acto no causó perjuicio”. Según surge de la redacción de la norma, que
nos encontramos ante una figura residual de la contemplada en el art. 118, por lo cual, el art. 119 sólo
comprende actos onerosos.
En realidad, la consecuencia de esta acción no es la revocación del acto, sino la inoponibilidad a
los acreedores del mismo.
Cabe tener en cuenta que el art. 121 de la LCQ fija que “el primer párrafo del artículo 119 no es
aplicable respecto de los actos de administración ordinaria otorgados durante la existencia de un
concurso preventivo, ni respecto de los actos de administración que excedan el giro ordinario o de
disposición otorgados en el mismo período, o durante la etapa del cumplimiento del acuerdo con
autorización judicial”. Esto es así, debido a que de otro modo ningún tercero se animaría a contratar.
V-8
También debemos contemplar lo previsto en el art. 122, que afirma que “Cuando el acreedor
peticionante, luego de promovida la petición de quiebra, recibiera cualquier bien en pago o dación en
pago de un tercero para aplicar al crédito hecho valer en el expediente, se presume que se han
entregado y recibido en favor de la generalidad de los acreedores, siendo inoponibles a ellos el otro
carácter”. Se trata aquí de un acreedor de una quiebra que es rechazada mediante el pago por parte de
un tercero, dentro del período de sospecha de la segunda quiebra, y luego se abre otra quiebra. El
mismo no puede alegar que no conocía el estado de cesación de pagos, y por la eficacia debe
devolver lo que recibió.
A su turno, el art. 123 dispone que la declaración de ineficacia de un crédito hipotecario o
prendario, o de estas garantías reales, no mejore específicamente la situación de los acreedores con
igual preferencia pero en grado posterior, sino que beneficia al resto de los acreedores concurrentes.
En cuanto a su naturaleza jurídica se trata de una acción personal, y no real, pues lo que se
busca es recuperar el valor del bien que salió del patrimonio del fallido ya que el bien no reingresa a
dicho patrimonio. El bien formalmente sigue fuera del patrimonio del fallido, pero el síndico puede
actuar contra el bien como si no hubiera salido del patrimonio del deudor. Al respecto, el art. 124, en
su 2° párrafo dispone que “Los bienes que ingresen al concurso en virtud de los dispuesto por los
artículos 118 al 123 quedan sujetos al desapoderamiento. Pueden ejecutarse aunque permaneciesen a
nombre de terceros y, desde allí, transferirse al adquirente en la liquidación concursal. Firme la
declaración de ineficacia, hasta tanto se concrete la liquidación, el síndico tiene la posesión y
administración de esos bienes”.
Los requisitos de procedencia de la acción son los siguientes:
1. Sentencia de quiebra: no se requiere que la misma se halle firme. Por tanto, esta acción es
improcedente en el concurso preventivo.
2. Sentencia firme que determine la fecha inicial de la cesación de pagos: es necesario para
determinar si el acto ha sido realizado dentro del período de sospecha y de retroacción.
3. Existencia de acreedores: si no los hay, o los mismos ya fueron satisfechos, no cabe esta
acción.
4. Conocimiento por parte del tercero del estado de cesación de pagos: este es el último
requisito que debe probar la sindicatura. Se trata de una prueba compleja, por lo que la
jurisprudencia y al doctrina dicen que basta la prueba de presunciones e indicios de que el
tercero conocía o debía conocer el estado de cesación de pagos.
5. Perjuicio: el cual se presume iuris tantum. La oportunidad que tiene el tercero para probar
que no existió el perjuicio se da en la revocatoria incidental.

Por tratarse de una sanción objetiva no es necesario probar la existencia de fraude entre el
deudor fallido y el tercero.
V-9
La legitimación activa, en este caso se encuentra dividida en directa o indirecta. El síndico tiene
legitimación directa o principal, siempre que cuente con autorización previa de la mayoría simple del
capital quirografario. Y los acreedores individualmente considerados tienen una legitimación
indirecta o subsidiaria, ya que pueden deducir a su costa esta acción, después de transcurridos 30 días
desde que haya intimado judicialmente a aquél para que la inicie y este no la inicia. Cabe aclarar que
el ejercicio de la acción por parte de un acreedor no obsta la posibilidad de demandar por daños y
perjuicios al síndico, sin requerir la conformidad del resto de los acreedores y pudiéndosele exigir
arraigo.
Por su parte, tiene legitimación pasiva el tercero contratante con el fallido. La mayoría de la
doctrina dice que no es necesario demandar al deudor fallido, pues éste perdió legitimación procesal
y carece de interés. En contra, la postura minoritaria (Medici) sostiene que el fallido también debería
ser demandado, pues la regla es la capacidad la cual se haya restringida respecto de los bienes
desapoderados, y aquí cuando se inicia la acción no hay bien desapoderado; incluso de no ser
demandador el deudor fallido podrían verse conculcados sus derechos de defensa en juicio e
igualdad.
Será competente para entender en esta acción el juez de la quiebra.
Cuando la acción es ejercida por el síndico, la misma tramita por vía ordinaria, salvo que por
acuerdo de partes se opte por hacerlo por incidente. En el primer caso la prueba se ofrece durante el
período de ofrecimiento, en tanto que en el segundo se ofrece con la demanda y la contestación. La
resolución, cualquiera sea la vía intentada, será apelable. Está sujeta a autorización previa de la
mayoría simple del capital quirografario verificado y declarado admisible; en la ley vieja no era así,
pero fue exigido para evitar que el síndico accionara judicialmente y terminara mal, provocando
costas a la quiebra.
En la práctica no se consigue esta mayoría debido al desinterés que muestran los acreedores ante
la quiebra, con lo que los jueces han resuelto notificar a los acreedores para que manifiesten su
voluntad de iniciar lo a acción o no, bajo apercibimiento de que el silencio se considera como
consentimiento para que el síndico promueva la acción. A muchos síndicos se les exige que actúen
con patrocinio letrado, dada su condición de contador, pues se dice que la ley le reconoce al síndico
legitimación sustancial o ad causam, lo cual no significa que tenga legitimación procesal.
La acción ejercida por un acreedor no requiere de la conformidad de los otros acreedores. El
demandado podrá oponer la excepción de arraigo, teniéndose en cuanta que en diversos fallos plenos
de la Cámara Civil y Comercial de Rosario se ha sostenido que no es procedente en los juicios
seguidos contra un tercero por el síndico del concurso. Si se declara la ineficacia, el acreedor tiene
derecho al resarcimiento de sus gastos y a una preferencia especial sobre los bienes recuperados, que
determina el juez entre 1/3 y 1/10 del producido de éstos.
V - 10
El plazo para la acción caduca a los 3 años contados desde la fecha de la sentencia de quiebra, y
no desde que la misma queda firme. De no haber síndico, no existe fecha de cesación, por lo que no
se puede ejercer; Medici lo soluciona diciendo que el juez o los acreedores deben dispensar.
El problema se da con que hasta que no se encuentre firme la sentencia que fije el plazo inicial
de la cesación de pagos no se podrá accionar, por lo que para entonces, seguramente, habrá caducado
la acción revocatoria concursal. Rouillón dice que lo más sensato sería iniciar a la acción para evitar
la caducidad, y dejarla en espera ya que no podría dictarse sentencia hasta tanto no quedara firme la
determinación judicial del período de sospecha, lo cual es peligroso porque puede que el acto quede
fuera del período de sospecha. Junyent Bas postula que una vez fijada, y firme, la fecha inicial de
cesación de pagos, si ya se hubiere producido la caducidad, el juez debería otorgar un corto plazo
para el inicio de la acción.
La acción revocatoria, de fraude o pauliana del derecho común será procedente para el caso de
que no se reuniera el presupuesto para las acciones concursales de ineficacia, es decir, la realización
del acto dentro del período de sospecha. El art. 120 dice que sólo puede ser intentada o continuada
por los acreedores después de haber intimado al síndico para que la inicie o prosiga, sustituyendo al
actor, en el término de 30 días.
Para ejercer la acción pauliana del derecho común, es preciso:
1. Deudor en estado de insolvencia.
2. Perjuicio de los acreedores que resulte del acto mismo del deudor, o que antes se hallase
insolvente.
3. Que el crédito sea de una fecha anterior al acto del deudor.

ACCIÓN PAULIANA DEL DERECHO


ACCIÓN REVOCATORIA CONCURSAL
COMÚN
Ejercicio Obligatoriamente el síndico y subsidiariamente Cualquier acreedor individualmente. Tiene
algún acreedor. disponibilidad de acción.
Beneficio A todos los acreedores Sólo a aquel que la promueve.
Autorización Requiere autorización previa de la mayoría del No requiere ninguna autorización.
capital quirografario.
Prueba El fraude y el perjuicio se presumen El accionante debe probar el fraude y el daño
(que el tercero sabía).
Inoponibilidad En la medida necesaria para satisfacer a todos los En la medida del crédito impugnante.
acreedores del deudor.
Fundamento Sentencia de quiebra y el daño se presume iuris El hecho dañoso, debiendo ser probado.
tantum.
Prescripción Caduca a los 3 años de dictada la sentencia. 1 año de realizado el hecho o de su conocimiento.
Legitimación Sólo al tercero co-contratante con el deudor. Al deudor y al tercero (litisconsorcio necesario).
pasiva
V - 11

2) Efectos de la quiebra sobre relaciones jurídicas


preexistentes

El art. 125 establece la concursalidad como principio, diciendo que “Declarada la quiebra, todos
los acreedores quedan sometidos a las disposiciones de esta ley, y sólo pueden ejercitar sus derechos
sobre los bienes desapoderados en la forma prevista en la misma”.
Todos los acreedores deben solicitar la verificación de sus créditos y preferencias en la forma
prevista por el artículo 200, salvo disposición expresa de esta ley.

I – Créditos prendarios e hipotecarios


Los acreedores con hipoteca, prenda o garantizados con warrant, pueden reclamar en cualquier
tiempo el pago mediante la realización de la cosa sobre la que recae el privilegio, previa
comprobación de sus títulos y fianza de acreedor de mejor derecho.
Los síndicos pueden requerir autorización al juez para pagar íntegramente el crédito prendario o
hipotecario ejecutado por el acreedor con fondos líquidos existentes en expediente, cuando la
conservación del bien importe un beneficio evidente para los acreedores. A tales fines, puede
autorizársele a constituir otra garantía o dispone la venta de otros bienes.
En el trámite del concurso especial sólo se realiza un control externo, formal, de la regularidad
del instrumento constitutivo de la garantía real, por lo que el pronunciamiento allí logrado adquiere
valor de cosa juzgada formal. De ahí que el acreedor no quede dispensado de solicitar, aunque fuera
con posterioridad, la verificación de su acreencia privilegiada, y que la resolución en el trámite
verificatorio prevalezca sobre la anterior por autoridad de cosa juzgada material.

II – Prestaciones no dinerarias
El art. 127 de la LCQ establece que “Los acreedores de prestaciones no dinerarias, de las
contraídas en moneda extranjero o aquellos cuyo crédito en dinero deba calcularse con relación a
otros bienes, concurren a la quiebra por el valor de sus créditos en moneda de curso legal en la
República Argentina, calculado a la fecha de la declaración o, a opción del acreedor, a la del
vencimiento, si éste fuere anterior”.
En cuanto a las deudas en moneda extranjera, Rouillón sostiene que, a diferencia del concurso
preventivo donde la conversión se hace al sólo fin del cálculo del pasivo y del cómputo de las
mayorías, en la quiebra tal conversión es definitiva.
V - 12

III – Caducidad de plazos


Las obligaciones del fallido pendientes de plazo se consideran vencidas de pleno derecho en la
fecha de la sentencia de quiebra, debiendo los respectivos acreedores acudir a verificar sus créditos
tempestivamente aunque el plazo de exigibilidad convenido estuviera pendiente, de no haber
mediado la quiebra del deudor.

IV – Cristalización del pasivo y suspensión de intereses


Las deudas del fallido se cristalizan, pues la declaración de la quiebra suspende el curso de
intereses de todo tipo (art. 129). Esta regla reconoce como excepción a los créditos con garantías
reales.
Igualmente, si el monto de la realización del bien lo permite, este acreedor puede obtener
intereses posteriores a la sentencia de quiebra

V – Compensación
El art. 130 dice que “La compensación sólo se produce cuando se ha operado antes de la
declaración de la quiebra”.

VI – Derecho de retención
La quiebra suspende el ejercicio del derecho de retención sobre bienes susceptibles de
desapoderamiento, los que deben entregarse al síndico, sin perjuicio del privilegio general.
Cesada la quiebra antes de la enajenación del bien continúa el ejercicio del derecho de retención,
debiéndose restituir los bienes al acreedor, a costa del deudor.

VII – Fallido co-demandado


Cuando el fallido sea co-demandado, el actor puede optar por continuar el juicio ante el tribunal
de su radicación originaria, desistiendo de la demanda contra aquél sin que quede obligado por costas
y sin perjuicio de solicitar la verificación de su crédito.
Existiendo un litisconsorcio pasivo necesario con el síndico en el que el fallido sea demandado,
el juicio debe proseguir ante el tribunal originario, continuando el trámite con intervención del
síndico a cuyo efecto podrá extender poder a letrados que lo representen. El acreedor debe requerir
verificación después de obtenida la sentencia.
En caso de que se cite en garantía a una aseguradora en liquidación, en un juicio seguido contra
un asegurado de aquella, no opera el fuero de atracción de la liquidación judicial de la compañía.
V - 13
El proceso donde se citó en garantía puede continuar ante el juez natural, pero:
1. Debe darse intervención a la liquidadora (Superintendencia de Seguros de la Nación).
2. La sentencia es ejecutable contra los condenados no fallidos.
3. Si se desea efectivizar la condena contra la citada en garantía en liquidación judicial, debe
verificarse el crédito en este último proceso concursal.

VIII – Cláusula compromisoria


La declaración de quiebra produce la inaplicabilidad de las cláusulas compromisorias pactadas
con el deudor, salvo que antes de dictadas la sentencia se hubiere constituido el tribunal de árbitros o
arbitradores.
El juez puede autorizar al síndico para que en casos particulares pacte la cláusula compromisoria
o admita la formación del tribunal de árbitros o arbitradores.

IX – Obligados solidarios
El acreedor de varios obligados solidarios puede concurrir a la quiebra de los que estén fallidos,
figurando en cada una por el valor nominal total de sus títulos hasta el íntegro pago. La regla
prescribe que el acreedor puede concurrir a cada concurso, por el monto total de sus créditos. Si la
repetición es procedente, porque el acreedor cobró más que el importe total de sus créditos, aquélla
se limita al excedente efectivamente percibido.
El co-obligado o garante no fallido que paga después de la quiebra queda subrogado en los
derechos del acreedor, hasta el monto del crédito cancelado y accesorios derivados del derecho de
repetición.

X – Fuero de atracción y suspensión de juicios


La declaración de quiebra atrae al juzgado en el que ella tramita, todas las acciones judiciales
iniciadas contra el fallido por las que se reclamen derechos patrimoniales. Salvo las ejecuciones de
créditos con garantías reales, quedan exceptuados el resto.
El trámite de los juicios atraídos se suspende cuando la sentencia de quiebra del demandado se
halle firme; hasta entonces se prosigue con el síndico, sin que puedan realizarse actos de ejecución
forzada.
Los acreedores del fallido posteriores a la declaración de quiebra no pueden ingresar al proceso
falencial ni aspirar a la concurrencia para cobrar en dicho proceso; tampoco pueden intentar el cobro
forzado de sus acreencias sobre bienes desapoderados. Sólo pueden ejecutar los bienes adquiridos
después de la rehabilitación, el eventual saldo que pudiese quedar en la quiebra liquidativa, o los
bienes del ex fallido cuando la quiebra finalizara de modo no liquidativo.
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XI – Bienes de terceros en poder del fallido


Cuando existan en poder del fallido bienes que le hubieren sido entregados por título no
destinado a transferirle el dominio, los terceros que tuvieren derecho a la restitución pueden
solicitarla, previa acreditación de su derecho. Se incluyen los bienes obtenidos de la transformación
de productos elaborados por los sistemas denominados “a maquila” cuando la contratación conste en
registros públicos.
El contrato de maquila o de depósito de maquila se da cuando el productor agropecuario se
obligue a suministrar al procesador o industrial materia prima con el derecho de participar, en las
proporciones que convengan, sobre el o los productos finales resultantes, los que deberán ser de
idénticas calidades a los que el industrial o procesador retenga para sí.
El reclamante puede requerir medidas de conservación del bien a su costa y el juez puede
disponer entregárselo en depósito mientras tramita su pedido.
Este derecho no puede ejercitarse si de acuerdo con el título de transmisión el fallido conservaría
la facultad de mantener el bien en su poder y el juez decide, a pedido del síndico o de oficio,
continuar en esa relación a cargo del concurso.

XII – Readquisición de la posesión


El art. 139 regula la situación de aquellos bienes de cuya posesión se ha desprendido un tercero
por habérselos enajenado al fallido. En tal caso, sin embargo, ese tercero puede readquirir su
posesión, cuando concurren las siguientes circunstancias previstas:
1. Enajenación a título oneroso de cosa mueble.
2. Enajenante acreedor, porque el fallido no ha cumplido aún su prestación, o no lo ha hecho
íntegramente.
3. El fallido no ha tomado posesión efectiva antes de la sentencia de quiebra.
4. Inexistencia de tercero que adquiera derechos reales sobre la cosa.

Este derecho se aplica aunque hubiere tradición simbólica, y el enajenante debe hacer la petición
en el juicio de quiebra dentro de los 30 días siguientes a la última publicación de edictos en la
jurisdicción donde debieran entregarse los bienes o de la última publicación en la sede del juzgado si
aquéllos no correspondieren.
El síndico puede optar por cumplir la contraprestación y mantener los bienes en el activo del
concurso o no hacerlo, debiendo manifestarse dentro de los 15 días de notificada la petición del
enajenante y requiere autorización judicial.
Para cobrar los efectos, el enajenante debe desinteresar al acreedor prendario de buena fe, que se
hubiere constituido antes de la quiebra. El enajenante que pretenda recobrar la posesión de los bienes
debe hacerla efectiva dentro de los 30 días posteriores a la notificación de la admisión de su pedido y
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debe satisfacer previamente todos los gastos originados por los bienes, incluso los de transporte,
seguros, impuestos, guarda y conservación y depositar a la orden del juzgado la contraprestación que
hubiere recibido del fallido. Carece de derecho a reclamar daños e intereses.
Si un tercero ha adquirido algún derecho real sobre los bienes enajenados y adeuda su
contraprestación, el enajenante puede requerir la cesión del crédito, siempre que sea de igual
naturaleza que el suyo. De ser de distinta naturaleza, tiene privilegio especial sobre la
contraprestación pendiente hasta la concurrencia de su crédito.
Igual derecho asiste al enajenante sobre la indemnización debida por el asegurador o por
cualquier otro tercero responsable, cuando los objetos hubieren desaparecido o perecido total o
parcialmente.

XIII – Legitimación del síndico


El art. 142 dice que “El síndico se encuentra legitimado para el ejercicio de los derechos
emergentes de las relaciones jurídicas patrimoniales establecidas por el deudor, antes de su quiebra.
‘Son nulos los pactos por los cuales se impide al síndico el ejercicio de los derechos
patrimoniales de los fallidos.
La quiebra no da derecho a los terceros al resarcimiento de daños por aplicación de esta ley”.

3) Efectos sobre ciertas relaciones jurídicas en particular

I – Contratos en curso de ejecución


Por disposición del art. 143, si está totalmente cumplida la prestación a cargo del fallido, el otro
contratante debe cumplir con la suya, pues de lo contrario el síndico va a accionar. En cambio, si la
prestación íntegramente cumplida es la del contratante no fallido, éste debe requerir la verificación
en el concurso por la prestación que le es debida.
La misma norma dice que si existen prestaciones recíprocamente pendientes, el contratante no
fallido tiene derecho a requerir la resolución del contrato.

II – Prestaciones recíprocas pendientes


En este caso, dentro de los 20 días corridos de la publicación de edictos, el tercero contratante
debe presentarse haciendo saber la existencia del contrato pendiente y su intención de continuarlo o
resolverlo. En igual término, cualquier acreedor o interesado puede hacer conocer la existencia del
contrato y su opinión sobre la conveniencia de su continuación o resolución.
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Al presentar el informe sobre la continuación de la explotación, el síndico enuncia los contratos
con prestaciones recíprocas pendientes y su opinión sobre su continuación o resolución, y luego el
juez decide.
Si no ha mediado continuación inmediata de la explotación, el contrato queda suspendido en sus
efectos hasta la decisión judicial. Pasados 60 días desde la publicación de edictos sin haberse dictado
pronunciamiento, el tercero puede requerirlo, en dicho caso el contrato queda resuelto si no se le
comunica su continuación por medio fehaciente dentro de los 10 días siguientes al pedido.
En casos excepcionales, el juez puede pronunciarse antes de las oportunidades fijadas, previa
vista al síndico y al tercero contratante.
La decisión de continuación puede disponer la constitución de garantías para el tercero, si éste lo
hubiere pedido o hubiera hecho saber su intención de resolver. La misma es apelable únicamente por
el tercero, cuando hubiere hecho saber su intención de resolver, quien también puede optar por
recurrir ante el mismo juez, demostrando sumariamente que la continuación le causa perjuicio, por
no ser suficiente para cubrirlo la garantía acordada en su caso. La nueva decisión del juez es apelable
al sólo efecto devolutivo por el tercero.

III – Inaplicabilidad de la resolución por incumplimiento


La sentencia de quiebra hace inaplicables las normas legales o contractuales que autoricen la
resolución por incumplimiento, cuando esa solución no se produjo efectivamente o demandó
judicialmente antes de dicha sentencia (art. 145).

IV – Promesas de contrato y boleto de compraventa inmobiliario


El art. 146 sostiene que las promesas de contrato o los contratos celebrados sin la forma
requerida por la ley no son exigibles al concurso, salvo cuando el contrato puede continuarse por éste
y media autorización judicial, ante el expreso pedido del síndico y del tercero, manifestado dentro de
los 30 días de la publicación de la quiebra en la jurisdicción del juzgado.
Los boletos de compraventa de inmuebles otorgados a favor de adquirentes de buena fe serán
oponibles al concurso o quiebra si el comprador hubiera abonado el 25% del precio. El juez deberá
disponer que se otorgue al comprador la escritura traslativa de dominio contra el cumplimiento de la
prestación correspondiente al adquirente. En caso de que la prestación a cargo del comprador fuere a
plazo deberá constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo del precio.
Sin embargo, cabe aclarar que si el boleto fue otorgado dentro del período de sospecha, puede
ser atacado con la acción de ineficacia por conocimiento del estado de cesación de pagos.
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V – Contratos con prestaciones personales del fallido


“Los contratos en los cuales la prestación pendiente del fallido fuere personal e irremplazable
por cualquiera que puedan ofrecer los síndicos en su lugar, así como aquellos de ejecución
continuada y los normativos, quedan resueltos por la quiebra. Los contratos de mandato, cuenta
corriente, agencia y concesión o distribución, quedan comprendidos en esta disposición” (art. 147).

VI – Comisión
La regla general es que todos los contratos de comisión quedan resueltos por la quiebra del
comitente o del comisionista. El art. 148 de la LCQ solamente establece dos regulaciones para la
quiebra del comisionista en la comisión de compraventa:
1. Venta: si la operación fue concretada por el comisionista cuando estaba in bonis, después de
la quiebra de éste, el precio puede ser exigido al comprador y percibido directamente por el
comitente, hasta la concurrencia de lo que se le debiere por la misma operación.
2. Compra: si la operación fue concretada cuando el comisionista estaba in bonis, después de la
quiebra de éste, el tercero vendedor puede cobrar directamente al comitente la sima que le
adeudare al comisionista fallido, hasta la concurrencia del precio impago.

En ambos caos es menester la autorización del juez de la quiebra, quien previo a disponerla o
denegarla, debe dar vista al síndico de la pretensión formulada por el comitente o por el vendedor.

VII – Sociedades
En primer lugar, y en cuanto al derecho de receso, que es aquel del que disponen los socios que
votaron en contra o que estuviesen ausentes en el cambio del tipo social o en decisiones que
requieren unanimidad, si el mismo se ejercita estando la sociedad en cesación de pagos, los
recedentes deben reintegrar al concurso todo lo que han percibido por ese motivo. La fecha de inicio
del estado de cesación de pagos es la efectivamente fijada por la pertinente resolución judicial, sin
que corresponda limitarla al lapso máximo de retroacción de 2 años, sólo computable para las
ineficacias falenciales.
Por su parte, el art. 150, 1° párrafo establece que “La quiebra de la sociedad hace exigibles los
aportes no integrados por los socios, hasta la concurrencia del interés de los acreedores y de los
gastos del concurso”. De ahí que es inexigible la integración de aquellos aportes cuando los
acreedores resultasen satisfechos por conclusión no liquidativa de la quiebra (avenimiento, pago
total), o cuando el activo existente alcanzare para pagar íntegramente a los acreedores de la fallida
más los gastos de conservación y justicia.
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El 2° párrafo fija que la reclamación puede efectuarse en el mismo juicio vía incidental y el juez
puede decretar de inmediato las mediadas cautelares necesarias para asegurar el cobro de los aportes,
cuando no se trate de socios ilimitadamente responsables.
Asimismo, el 3° párrafo dice que “El concurso de los socios ilimitadamente responsables no
puede reclamar lo adeudado a éstos por la sociedad fallida, cualquiera fuera su causa”.
La sociedad accidental o en participación no es sujeto de derecho, razón por la cual los terceros
sólo adquieren derechos respecto del socio gestor. El art. 151 de la LCQ establece que “La
declaración de quiebra del socio gestor produce la disolución de la sociedad accidental o en
participación. Los demás socios no tienen derecho sobre los bienes sujetos a desapoderamiento, sino
después que se haya pagado totalmente a los acreedores y los gastos del concurso”.
En cuanto a la responsabilidad de los socios no gestores, cabe destacar que sólo está
comprometida al aporte. Empero, cuando el socio gestor hace conocer los nombres de los socios, con
consentimiento de estos, ellos quedan obligados ilimitada y solidariamente hacia terceros.
Se discute si la quiebra del socio gestor se extiende o no a los demás socios cuyos nombres
fueron hechos públicos con su consentimiento. El caso es muy singular y la interpretación es dudosa,
sobre todo al no existir la quiebra de una sociedad como quiebra principal, que es el presupuesto
básico de la extensión de la quiebra. La duda impondría descartar la procedencia de la extensión de
quiebra cuestionada, según el criterio restrictivo que impera en ese instituto.
Por último, cuando en la quiebra se verifican créditos procedentes de debentures y obligaciones
negociables, se establece que si tienen garantía especial, pueden hacerse valer los derechos propios
de los acreedores hipotecarios o prendarios, no siendo entonces necesario esperar a la liquidación
general del activo al ser posible requerir concurso especial. En cambio, si tienen garantía flotante o
común, la única particularidad radica en la posibilidad de coadyuvar en la liquidación de los
respectivos bienes, por medio del fiduciario o representante de los debenturistas y obligacionistas
que actuará como liquidador coadyuvante del síndico.

VIII – Contratos a término


Si a la fecha de la declaración de quiebra, anterior al vencimiento del contrato, no existen
diferencias a favor de ninguno de los contratantes, el contrato se resuelve anticipadamente de pleno
derecho sin que quede adeudándose prestación alguna, cualquiera que fuere el eventual resultado
diferencial que pudiere producirse en el término originalmente acordado.
En cambio, si a la fecha de la declaración de quiebra la liquidación arrojara diferencias
favorables al contratante in bonis, éste debe esperar al término convenido y tiene derecho a verificar
la diferencia a su existente a la fecha de la sentencia de quiebra.
V - 19
Finalmente, si a la fecha de la declaración de quiebra, la liquidación diese una diferencia
favorable al concurso, el contratante in bonis tiene derecho a que se respete el término originario del
contrato. Ocurrido el vencimiento de éste, el contratante in bonis no podría pretender derecho alguno
si la liquidación de la diferencia jugara a su favor. Pero si esa diferencia sigue siendo favorable a la
quiebra, el contratante in bonis sólo está obligado a ingresar a ella la diferencia menor comparando
dos: la ocurrida al término contractual y la calculada a la fecha de la sentencia de quiebra.

IX – Seguros
La quiebra del asegurado no resuelve el contrato de seguro de daños patrimoniales, siendo nulo
el pacto en contrario. Continuando el contrato después de la declaración de quiebra, el asegurador es
acreedor del concurso por la totalidad de la prima impaga.

X – Protesto de títulos
La regla del art. 155 en su 1° párrafo sólo mantiene las dispensas del protesto, tal como lo hace
el decreto-ley 5.965, extendiendo sus efectos aún para el caso de cese del concurso, cualquiera que
fuere su causa. Debe entenderse aplicable también al concurso preventivo, con lo cual, la
prolongación de los efectos de la dispensa opera en caso de desistimiento del concurso preventivo o
en supuestos de conclusión no liquidativa de la quiebra.
El 2° párrafo contempla el caso en el cual el acreedor cambiario percibió su acreencia del
obligado directo o principal, razón por la cual no formuló protesto del título. Si ulteriormente el
obligado principal es declarado fallido y en dicha quiebra se declara ineficaz el pago hecho al
acreedor cambiario, éste puede ejercer las acciones regresivas contra los obligados cambiarios de
regreso, de un título no protestado en su momento, justificando la ineficacia y la consecuente
restitución de lo que cobró, al obligado principal en su momento, en la quiebra de éste y en
cumplimiento de la resolución de ineficacia.

XI – Alimentos
Del art. 156 surge que el acreedor de una obligación alimentaria a cargo del fallido, solamente
puede verificar y cobrar en la quiebra los importes correspondientes a períodos anteriores a la
declaración de falencia. Los que se devengaren después, son créditos posteriores, cuyo pago puede
hacer el quebrado con fondos que obtuvieran del desempeño de empleo, profesión u oficio, pero
están sujetos al régimen del art. 104 de la LCQ, si no fuesen satisfechos.
Las deudas del fallido posteriores a su quiebra, no pueden concurrir en ella, y los créditos
alimentarios no son excepción a esa regla. Sin embargo, las mismas pueden dar lugar a un nuevo
concurso que sólo comprenderá los bienes remanentes una vez liquidada la quiebra y cumplida la
distribución, y los adquiridos luego de la rehabilitación.
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XII – Locación de inmuebles


El art. 157 contempla cuatro supuestos diferentes relativos al contrato de locación de bienes
inmuebles, que a continuación analizaremos:
1. Quiebra del locador (inc. 1°): carece de influencia sobre el contrato de locación en curso. El
locatario habrá de tener la precaución de pagar los cánones locativos al síndico después de la
sentencia de quiebra.
2. Quiebra del locatario en caso de inmueble para explotación comercial (inc. 2°): se
aplican las reglas de los contratos con prestación recíproca pendiente antes estudiada. Pero si se
hubiera dispuesto la continuación de la explotación de la empresa quebrada, no se aplica ese
régimen, sino los arts. 193 y 194 referentes a la continuación de la explotación de la empresa,
que vedan el ejercicio inicial de la opción resolutoria al contratante in bonis, y confiere al
síndico la apertura opcional sobre cumplimiento y resolución contractual.
3. Quiebra del locatario en caso de inmueble para vivienda (inc. 3°): el principio general
marca que el contrato es ajeno al concurso, con lo que el locatario deberá seguir pagando si
puede, o se verá sometido al desalojo en caso de falta de pago. No rige el fuero de atracción ni la
suspensión del ejercicio de la acción de desalojo, etc.
4. Quiebra del locatario en caso de inmueble con destino mixto (inc. 4°): sirve tanto para la
explotación comercial como para la vivienda. Se debe determinar primero si el contrato es
divisible, pues de ser así, se aplican las reglas de los incisos 2° y 3° a cada parte. Pero si no hay
divisibilidad, habrá que esclarecer qué es lo principal, y aplicar las reglas correspondientes. En
caso de deuda, se considerará locación indivisible y comercial.

XIII – Renta vitalicia


La renta vitalicia constituida a título oneroso queda resuelta en caso de quiebra del obligado. El
beneficiario o rentista tiene derecho de verificar y concurrir en la quiebra, por las prestaciones
pendientes adeudadas a la fecha de la sentencia de quiebra, y por la restitución del “precio de renta”.
Si la renta vitalicia fue constituida a título gratuito, el contrato también queda resuelto por la
quiebra del obligado. El derecho del beneficiario o rentista, en cambio, se limita a la verificación y
cobro de las prestaciones adeudadas a la fecha de la sentencia de quiebra.

XIV – Leasing
En caso de concurso o quiebra del dador, el contrato continúa por el plazo convenido, pudiendo
el tomador ejercer la opción de compra en el tiempo previsto.
En caso de quiebra del tomador, dentro de los 60 días de decretada, el síndico puede optar entre
continuar el contrato en las condiciones pactadas o resolverlo.
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XV – Otros contratos no contemplados


“En las relaciones patrimoniales no contempladas expresamente, el juez debe decidir aplicando
las normas de las que sean análogas, atendiendo a la debida protección del crédito, la integridad del
patrimonio del deudor y de su empresa, el estado del concurso, y el interés general” (art. 159).

4) Acciones sobre el patrimonio de terceros: quiebra


por extensión

El objetivo de la extensión de la quiebra es la ampliación de activo liquidable para su reparto


entre los acreedores, generalmente insatisfechos a raíz de la insolvencia de su deudor, a través de la
extensión de la responsabilidad a un tercero al cual también se lo va a someter al régimen falencial.
Se trata de la sanción más grave impuesta por la LCQ. Para la aplicación de este instituto, de
carácter excepcional, no interesa que el tercero se encuentre o no en estado de cesación de pagos.
La finalidad de este instituto es la de ampliar el activo liquidable, lo que refleja el carácter
sancionatorio de esta quiebra. Justamente por este carácter, este instituto debe ser interpretado de
modo restrictivo.

I – Supuestos de extensión de la quiebra

A – Socios con responsabilidad ilimitada


El art. 160 afirma que “La quiebra de la sociedad importa la quiebra de sus socios con
responsabilidad ilimitada. También implica la de los socios con igual responsabilidad que se
hubiesen retirado o hubieran sido excluidos después de producida la cesación de pagos, por las
deudas existentes a la fecha en la que el retiro fuera inscripto en el Registro Público de Comercio,
justificadas en el concurso”, es decir, no responderán por las deudas posteriores a la inscripción. Se
declara en forma automática una vez declarada la quiebra social.
Son presupuestos de la declaración de la quiebra por extensión, los siguientes:
1. Sociedad en quiebra principal: no sucede a la inversa.
2. Socio con responsabilidad ilimitada: existen distintas posturas para fijar su alcance:
 Tesis restringida: Maffía sostiene que se refiere a la responsabilidad ilimitada de origen
(contractual), por lo que no contemplaría otros supuestos. Se trata de una interpretación
histórica, pues la ley 11.719 hacía referencia a ciertos tipos societarios, lo cual fue
inexplicablemente eliminado por las leyes 19.551 y 24.522. Es el caso de un socio de
una sociedad colectiva.
V - 22
 Tesis amplia: para otros, como la ley no distingue, no debemos distinguir. Por lo tanto,
el art. 160 no sólo se aplica a los supuestos de responsabilidad contractual u originaria,
sino también a supuestos donde la misma es derivada o sancionatoria.
 Tesis intermedia: para el Dr. Medici no están comprendidos los supuestos mencionados
de la Ley de Sociedades Comerciales, pues cualquiera fuera el origen de la ilimitación
de responsabilidad (derivada u originaria), sólo están comprendidos por el art. 160 los
que tienen ilimitación de responsabilidad stricto sensu, es decir, quienes responden con
todo su patrimonio por todo el pasivo social.
3. No rige el presupuesto objetivo: pues no hay en el socio un estado de cesación de pagos.
Rouillón sostiene que existe también una excepción al presupuesto subjetivo, ya que podría
extenderse la quiebra a un sujeto no concursable.
El fundamento de la extensión de la quiebra, para la doctrina italiana radica en una presunción
iuris tantum de insolvencia del socio. Otros sostienen que nos encontramos ante un supuesto de
responsabilidad objetiva. La postura más adecuada parece ser la que nos indica que el carácter de
esta quiebra es sancionatorio: así, vemos que la subsidiariedad de la responsabilidad del socio
ilimitadamente responsable funciona solamente cuando la sociedad se encuentra in bonis. Por ello,
Rouillón critica su carácter automático, y postula que debería darse la oportunidad al socio de que
cubra el pasivo social y recién ante su incumplimiento extenderse la quiebra.
Pero si el carácter de esta quiebra es un supuesto de responsabilidad objetiva, la doctrina italiana
dice que es la insolvencia del socio es iuris et de iure.

B – Actuación en interés personal


El art. 161 afirma que “La quiebra se extiende a toda persona que, bajo la apariencia de la
actuación de la fallida, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes como si
fueran propios, en fraude a sus acreedores”.
Esta disposición es similar al disregard, aunque hay que aclarar que se aplica también a
supuestos en que la quiebra principal es de una persona física. Es de interpretación restrictiva.
No interesa que la persona a la cual se extiende la quiebra esté o no en estado de cesación de
pagos. Son presupuestos de esta acción los siguientes:
1. Quiebra principal de una persona física o jurídica.
2. Otra persona que ha inducido la actuación de la fallida.
3. La conducta que funciona como detonante, debe haber tenido relación de causalidad con la
insolvencia de la quebrada principal. La doctrina sostiene que el control que se ejerce se ve por
el resultado
4. Debe disponer bienes de la fallida como si fueran propios.
5. Debe existir un daño.
V - 23
C – Control abusivo
El mismo art. 161 continúa diciendo que la quiebra también se extiende “a toda persona
controlante de la sociedad fallida, cuando ha desviado indebidamente el interés social de la
controlada, sometiéndola a una dirección unificada en interés de la controlante o del grupo
económico del que forma parte. Esta disposición no sanciona el control en sí mismo, sino el control
abusivo e irregular.
A los fines aquí tratados, se entiende por persona controlante a aquella que en forma directa o
por intermedio de una sociedad a su vez controlada, posee participación por cualquier título, que
otorgue los votos necesarios para formar la voluntad social. Asimismo, son cada una de las personas
que, actuando conjuntamente, poseen participación en la proporción indicada anteriormente y sean
responsables de actuación en interés personal.
Los siguientes son los tipos de controles que pueden ejercerse:
1. Control interno de derecho: tiene el 51% de acciones e impone su voluntad en la asamblea.
2. Control interno de hecho: no tiene mayoría pero igual logra su voluntad.
3. Control externo: ejerce influencia dominante por los especiales vínculos existentes entre
sociedades. Se da por las relaciones jurídicas entre ellas.

Son presupuestos de este caso de extensión:


1. Quiebra principal de una sociedad controlada.
2. Control de tipo interno, de hecho o de derecho.
3. La persona controlante puede ser persona física o jurídica.
4. El control abusivo debe haberse ejercitado, sometiendo a la quebrada principal, a una
dirección unificada en interés de la controlante o del grupo económico del que forma parte.
5. La actuación abusiva reprochada debe guardar relación de causalidad con la insolvencia de la
sociedad controlada.

D – Confusión patrimonial inescindible


Finalmente, el art. 161 termina extendiendo la quiebra “a toda persona respecto de la cual existe
confusión patrimonial inescindible, que impida la clara delimitación de sus activos y pasivos o de la
mayor parte de ellos”.
En este caso, Rouillón dice que existe una quiebra principal en la cual se descubre que el
patrimonio de la fallida se confunde con otros patrimonios aparentemente pertenecientes a sujetos
diferentes. En la realidad económica, y más allá de las fronteras jurídicas, se comprueba la existencia
de una sola unidad patrimonial que, por lucir atribuida a distintos titulares, exige la declaración en
quiebra por extensión de éstos, para reunir en una sola masa los diversos segmentos del patrimonio
insolvente.
V - 24

II – Competencia
El juez que interviene en el juicio de quiebra es competente para decidir su extensión. Una vez
declarada la extensión, conoce en todos los concursos el juez competente respecto de aquel que
prima facie posea activo más importante. Rouillón critica tal disposición sosteniendo que se presta a
conflictos de competencia, porque puede obligar a cambiar de síndico y debido a que obliga a los
acreedores a multiplicar gastos y esfuerzos cuando se producen estos desplazamientos.
En caso de duda, entiende el juez que previno.

III – Legitimados y plazo para demandar


La extensión de la quiebra puede ser pedida por el síndico o por cualquier acreedor. La petición
puede efectuarse en cualquier tiempo después de la declaración de la quiebra, y hasta los 6 meses
posteriores a la fecha en que se presentó el informe general del síndico.
Este plazo de caducidad se extiende en caso de haberse producido votación negativa de un
acuerdo preventivo hasta 6 meses después del vencimiento del período de exclusividad o del período
de salvataje; y también en caso de no homologación, incumplimiento o nulidad de un acuerdo
preventivo o resolutorio, hasta los 6 meses posteriores a la fecha en que quedó firme la sentencia
respectiva.
Finalmente, aclara Rouillón que aun vencidos los plazos referidos, nada obsta a que declarada
una quiebra directa posterior a otra quiebra preexistente, en la más nueva pueda resolverse la
vinculación con la anterior y se aplique a ambas el régimen de las quiebras extendidas.

IV – Trámite: medidas precautorias


Las medidas precautorias se aplican para todos los casos, excepto los socios ilimitadamente
responsables. El art. 164 de la LCQ dice que “La petición de extensión tramita por las reglas del
juicio ordinario con participación del síndico y de todas las personas a las cuales se pretenda
extender la quiebra. Si alguna de estas se encuentra en concurso preventivo o quiebra, es también
parte el síndico de ese proceso. La instancia perime a los 6 meses”.
El juez puede dictar las medidas precautorias bajo la responsabilidad del concurso, a lo que
Rouillón aclara que se limita al caso que quien las peticiona es el síndico de la quebrada principal.

V – Coexistencia con otros trámites concursales


Los recursos contra la sentencia de quiebra principal no obstan al trámite de extensión. Pero la
sentencia de extensión de la quiebra sólo puede dictarse cuando se desestimen los recursos contra la
quiebra principal.
La sentencia que admite o rechaza la extensión de la quiebra es apelable, con efecto suspensivo.
V - 25

VI – Conformación de masas
A – Masas separadas (regla)
La regla general, impuesta por el art. 168 en su 1° párrafo, son las masas separadas, es decir, que
cada proceso tendrá su masa activa y pasiva.
El 2° párrafo continua diciendo que “Los remanentes de cada masa separada, constituyen un
fondo común, para ser distribuido entre los acreedores no satisfechos por la liquidación de la masa en
la que participaron, sin atender a privilegios”. Respecto a los remanentes, deben tenerse en cuenta las
siguientes consideraciones:
1. Extensión de la quiebra al socio ilimitadamente responsable: en la quiebra principal, la
masa activa son los bienes de la sociedad, y la masa pasiva las deudas de la misma. En tanto que
en la quiebra por extensión la masa activa son los bienes del socio, y la masa pasiva las deudas
del socio y de la sociedad. Varía del siguiente modo:
 Remanente activo en la quiebra principal: en el caso de que haya quedado remanente
activo en la quiebra principal, ello significa que los acreedores de la sociedad han
quedado satisfechos, los acreedores del socio no pueden cobrarse de ese remanente,
pues la extensión es de la quiebra de la sociedad al socio y no a la inversa, por lo que
ese remanente activo vuelve a la sociedad, aunque la quiebra de la misma implica su
disolución, entonces indirectamente ese capital irá a la masa activa de la quiebra por
extensión. En conclusión, el síndico no tiene que formar con el remanente ningún fondo
para repartir, ya que no se aplica el art. 168, párrafo 2° en este caso.
 Remanente activo en la quiebra por extensión: aquí el activo remanente vuelve al socio,
ya que tampoco se aplica el art. 168 párr. 2°, pues quiere decir que tanto los acreedores
del socio como de la sociedad fueron satisfechos.
2. Extensión de la quiebra en caso de control abusivo: en la quiebra principal de la
controlada la masa activa está compuesta por los bienes de la controlada, y la masa pasiva por
las deudas de la misma; en la quiebra por extensión de la controlante la masa activa se compone
de los bienes de la controlante y la masa pasiva de las deudas de la controlante. Varía así:
 Remanente activo en la quiebra principal: los acreedores de la controlante no podrán
atacarlo, es decir, no se aplica el art. 168 2° párr., debido a que la extensión tiene
carácter sancionatorio. Por ende, ese remanente volverá a la sociedad controlada.
 Remanente activo en la quiebra por extensión: una vez satisfechos los acreedores de la
controlante, si hay remanente activo en la quiebra por extensión, los acreedores de la
quiebra principal podrán ir contra el mismo. Aquí sí se aplica el art. 168, 2° párr.
3. Extensión de la quiebra en caso de actuación en interés personal: la situación es análoga a
lo que ocurre en el caso del control abusivo.
V - 26
En conclusión, el art. 168, párrafo 2°, sólo se aplica a los supuestos del art. 161 incisos 1°
(actuación en interés personal) y 2° (control abusivo) si queda remanente activo en algunas
quebradas por extensión y saldos insolutos de pasivo en la quebrada principal, y no a la inversa.

B – Masa única (excepción)


La excepción la configura la unidad de masa, la cual se da en caso de confusión patrimonial
inescindible, y en caso de actuación en interés personal y control abusivo siempre que haya
confusión patrimonial inescindible. En estos dos últimos supuestos, el síndico dictamina en el
informe general sobre la necesidad de una masa única, siendo el juez quien decide sobre su
formación. Cabe aclarar que no son considerados los créditos entre los fallidos, comprendidos entre
la masa única.
De haber una sola masa todos los acreedores “caen en una misma bolsa”, como si todos tuvieran
un solo deudor con un patrimonio único liquidable, aunque se respetaran sus privilegios.
Finalmente, en el supuesto de co-deudores solidarios, el crédito a cargo de más de uno de los
fallidos concurrirá una sola vez por el importe mayor verificado.

VI – Cesación de pagos
En caso de masa única, la fecha de iniciación del estado de cesación de pagos es la misma
respecto de todos los fallidos. Se la determina al decretarse la formación de masa única o
posteriormente (art. 169, párrafo 1°). Aquí la fecha de inicio de la insolvencia del quebrado principal
rige para todos los fallidos, por lo cual es indiferente que el quebrado por extensión no esté en
cesación de pagos.
Cuando existan masas separadas, se determina la fecha de iniciación de la cesación de pagos
respecto de cada fallido (2° párrafo). Esta disposición sólo se aplica cuando el fallido por extensión
hubiese sido declarado en quiebra refleja estando efectivamente en cesación de pagos.

VII – Créditos entre fallidos


Los créditos entre fallidos se verifican mediante informe del síndico, o en su caso mediante un
informe conjunto de los síndicos actuantes en las diversas quiebras, sin necesidad de pedido de
verificación. Esta disposición se fundamenta en que el fallido ha perdido legitimación procesal.

VIII – Efectos que produce la sentencia por extensión


Los efectos de la quiebra declarada por extensión se producen a partir de la sentencia que la
decrete. Es decir, que la misma tiene efecto irretroactivo.
V - 27

IX – Grupos económicos
“Cuando dos o más personas formen grupos económicos, aun manifestado por relaciones de
control pero sin las características previstas en el art. 161, la quiebra de una de ellas no se extienden a
las restantes” (art. 172).

5) Responsabilidad de los terceros

El art. 173 habla de la responsabilidad de aquellos que administran bienes ajenos o son sus
representantes. En su 1º párrafo se discute a quiénes comprende, contestando la jurisprudencia que
son todos aquellos que hayan tenido alguna facultad, sobre los bienes del fallido, de administración.
Así, se considera una enumeración ilustrativa del art. Cuando habla de administradores,
representantes, mandatarios y gestores, por lo que comprendería también al tutor y curador.
El factor de atribución en este caso es el dolo, considerado como el obrar a sabiendas y con la
intención de dañar. Rivera fundamenta a esto en la seguridad jurídica, teniendo como dificultad su
prueba, la cual es necesaria.
Son conductas consideradas antijurídicas el facilitarlo, agravarlo, permitirlo o producirlo.
En cuanto al daño, debe ser probado por el actor.
Los terceros deberán pagar por los daños y la conducta antijurídica debe tener relación de
causalidad con el estado de cesación de pagos o disminución de responsabilidad patrimonial del
fallido.
Su 2º párrafo refiere a la responsabilidad de los terceros, cualquier tercero. Se especifican como
sanciones el devolver lo que hubiera recibido, pagar la indemnización por daños, y el no poder
reclamar algún derecho en el concurso. Así, pueden ser sujetos aquí cualquiera que de alguna forma
participen en el acto, es decir, cualquier persona que no sea el fallido.
El factor de atribución es el dolo, y en cuanto al nexo de causalidad y al daño es igual que el 1º
párrafo.
El trámite se da por vía ordinaria ante el juez de la quiebra. El sujeto legitimado es el síndico,
que debe contar con la autorización previa de la mayoría simple del capital quirografario verificado y
declarado admisible, y cualquier acreedor que haya intimado por 30 días al síndico a que promueva
la acción y este no lo haga, debiendo probar los cuatro presupuestos.
Contra la sentencia puede argüirse el recurso de apelación con efecto suspensivo. Prescribe a los
2 años de la fecha de sentencia de quiebra. La instancia perime a los 2 meses.
V - 28
En el medio del trámite va a dictar una resolución donde establece la fecha del comienzo de la
cesación de pagos. Puede darse que dicha resolución se dicte luego de los 2 años que tiene el síndico
para iniciar la acción; en este caso el juez le puede dar lugar aplicando la “dispensa”.
Las acciones que da el derecho societario se pueden incorporar al proceso concursal pero sólo
por el síndico. Si el tercero pagara la indemnización beneficia a la masa de acreedores por entrar en
el desapoderamiento.

I – Efectos y extensión de la responsabilidad


Se extiende a los actos practicados hasta 1 año antes de la fecha inicial de la cesación de pagos.
No rige plazo máximo de retroacción de 2 años desde la sentencia de quiebra o fecha de
presentación preventiva concursal en caso de quiebra indirecta.

II – Responsabilidad de socios y otros responsables


El art. 175, párrafo 1° de la LCQ apropia a favor de la masa acciones de responsabilidad que
devienen del derecho societario. Así, el art. 276 de la Ley de Sociedades Comerciales, establece que
“El ejercicio de las acciones de responsabilidad contra socios ilimitadamente responsables,
administradores, síndicos y liquidadores, corresponde al síndico”, siendo ejemplificativo. En caso de
inacción del Síndico, Rouillón entiende que cualquier acreedor interesado puede accionar.
Para que se produzca dicha apropiación por parte de la masa no se requiere previa resolución de
la asamblea de accionistas. El factor de atribución puede ser tanto el dolo como la culpa
Lo que se discute es si el síndico, para ejercer esta acción, requiere autorización previa de la
mayoría simple del capital quirografario verificado y declarado admisible. Rouillón entiende que sí,
mientras que Junyent Bas que no.
Si existen acciones de responsabilidad iniciadas con anterioridad, continúan por ante el juzgado
del concurso. El síndico puede optar entre hacerse parte coadyuvante en los procesos en el estado en
que se encuentren o bien mantenerse fuera de ellos, y deducir las acciones que correspondan al
concurso por separado.

III – Medidas cautelares


El juez puede, a pedido del síndico, adoptar las medidas precautorias por el monto que
determine, aun antes de iniciada la acción. Cabe aclarar que cuando el demandante no es el síndico,
sólo compromete su propia responsabilidad y no la del concurso.
Se requiere que sumaria y verosímilmente se acredite la responsabilidad que se imputa, siendo
éste un requisito común a las cautelares: el fumus bonis iuris.
Todos los costos generados serán considerados como gastos de conservación y justicia.
Unidad VI: Incautación, conservación y
administración de los bienes

1) Conservación del patrimonio

Para asegurar la efectiva operatividad del desapoderamiento y preservación de la integridad


patrimonial del quebrado se legisla sobre la incautación de bienes y papeles del fallido.
La incautación no es el desapoderamiento, sino una consecuencia o materialización de éste, el
cual tiene efecto desde la sentencia de quiebra. El desapoderamiento emergente de la quiebra
determina la ineficacia de los actos celebrados por el fallido después de la sentencia de quiebra,
mediare o no incautación efectiva de sus bienes y papeles.
El art. 177 de la LCQ establece que “Inmediatamente de dictada la sentencia de quiebra se
procede a la incautación de los bienes y papeles del fallido, a cuyo fin el juez designa al funcionario
que estime pertinente, que puede ser un notario”. En ausencia del síndico, el juez puede nombrar a un
funcionario como incautador ad hoc.
La incautación debe realizarse en la forma más conveniente, de acuerdo con la naturaleza de los
bienes y puede consistir en:
1. Clausura del establecimiento del deudor, de sus oficinas y demás lugares en que se hallen sus
bienes y documentos.
2. Entrega directa de los bienes al síndico, previa la descripción e inventario que se efectuará en
tres ejemplares, de los cuales uno se agrega a los autos, otro al legajo y el restante al síndico.
3. Incautación de los bienes del deudor en poder de terceros, quienes pueden ser designados
depositarios si fueran personas de notoria responsabilidad.

Las diligencias indicadas se extienden a los bienes de los socios ilimitadamente responsables.
Respecto de los bienes fuera de la jurisdicción se cumplen mediante rogatoria.
Los bienes imprescindibles para la subsistencia del fallido y su familia deben ser entregados al
deudor bajo recibo, previo inventario de los mismos.

Facundo Martinez Mallada


VI - 2

I – Régimen de administración de los bienes del fallido


El art. 179 sostiene que el síndico debe adoptar y realizar las medidas necesarias para la
conservación y administración de los bienes a su cargo. Toma posesión de ellos bajo inventario,
pudiendo hacerlo por un tercero que lo represente.
El artículo 180 afirma que el síndico debe incautarse de los libros de comercio y papeles del
deudor, cerrando los blancos que hubiere y colocando, después de la última atestación, nota que
exprese las hojas escritas que tenga, que debe firmar junto con el funcionario o notario interviniente.
Se trata de una medida de seguridad tendiente a evitar alteraciones de las registraciones contables, las
cuales deberían quedar tal como se hallaban al tiempo de la declaración de quiebra.
En caso de que los bienes se encuentren en locales que no ofrezcan seguridad para la
conservación y custodia, el síndico debe peticionar todas las medidas necesarias para lograr esos
fines y practicar directamente las que sean más urgentes para evitar sustracciones, pérdidas o
deterioros, comunicándolas de inmediato al juez. La urgencia dispensa de pedir la previa
autorización judicial y faculta u obliga a practicar directamente las medidas necesarias,
comunicándolas luego al juez.
El art. 180 establece que el síndico debe procurar el cobro de los créditos adeudados al fallido,
pudiendo otorgar los recibos pertinentes. Debe iniciar los juicios necesarios para su percepción y
para la defensa de los intereses del concurso. También debe requerir todas las medidas conservatorias
judiciales y practicar las extrajudiciales. Para los actos mencionados no necesita autorización judicial
especial. Se requiere autorización del juez para transigir, otorgar quitas, esperas, novaciones o
comprometer en árbitros.
Las demandas podrán deducirse y proseguirse sin necesidad de previo pago de impuestos o tasa
de justicia, sellado o cualquier otro gravamen, sin perjuicio de su pago con el producido de la
liquidación. Esta facultad-deber del síndico es consecuencia de la pérdida de legitimación procesal
del fallido que sigue al desapoderamiento. Para promover las demandas previstas, el síndico debe
contar con asistencia o patrocinio letrado.
En cuanto a los fondos del concurso, debemos distinguir:
1. Sumas percibidas: deben ser depositadas a la orden del juez en el banco de depósitos
judiciales correspondiente dentro de los 3 días.
2. Pronto pago laboral: los créditos laborales con privilegio especial y general se pagan de
inmediato con los primeros fondos que se recauden o con el producido de los bienes sobre los
cuales recae el privilegio especial, con reserva de las sumas para atender créditos preferentes.
3. Gastos ordinarios y extraordinarios: el juez puede autorizar al síndico para que conserve en
su poder los fondos que sean necesarios para los gastos ordinarios o extraordinarios que autorice.
VI - 3
4. Depósito de fondos: también puede disponer el depósito de los fondos en cuentas que puedan
devengar intereses en bancos o instituciones de crédito oficiales o privadas de primera línea.
Puede autorizarse el depósito de documentos.

El art. 184 sanciona que “En cualquier estado de la causa, el síndico debe pedir la venta
inmediata de los bienes perecederos, de los que estén expuestos a una grave disminución del precio
y de los que sean de conservación dispendiosa”. También se aplican estas disposiciones respecto de
los bienes que sean necesarios para poder afrontar los gastos que demanden el trámite del juicio y las
demás medidas previstas por la LCQ.
La norma del art. 184 fija que “El síndico puede realizar los contratos que resulten necesario,
incluso los de seguro, para la conservación y administración de los bienes, previa autorización
judicial [...]. Si la urgencia lo hiciere imprescindible puede disponer directamente la contratación,
poniendo inmediatamente el hecho en conocimiento del juez, quien ratificará o no lo actuado por el
síndico”. Se trata de otro ejemplo de las medidas necesarias que puede tomar el síndico.
Asimismo, con el fin de obtener frutos, el síndico puede convenir la locación o cualquier otro
contrato sobre bienes, siempre que no importen su disposición total o parcial, previa autorización
del juez. El régimen específico concursal prevalece sobre las normas de derecho común. De ahí que
si el síndico celebra un contrato de locación sobre bienes desapoderados, aquél no está sujeto a
plazos mínimos determinados por la ley civil.
Finalmente, y en cuanto al trámite de restitución de bienes de terceros, el art. 188 dice que
“Después de declarada la quiebra y de haberse producido la enajenación del bien. Los interesados
pueden requerir la restitución a que se refiere el artículo 138 (bienes en poder del fallido que han
sido entregados por título no traslativo de dominio).
‘Debe correrse vista al síndico y el fallido que se encontraba en posesión del bien al tiempo de la
quiebra, en el caso de que éste hubiese interpuesto recurso de reposición que se halle en trámite.
‘Si no ha concluido el proceso de verificación de créditos el juez puede exigir, de acuerdo con
las circunstancias, que el peticionario preste caución suficiente”.
VI - 4

2) Continuación de la explotación

Este instituto se inspira en el principio de conservación de la empresa socialmente útil y


económicamente viable. Además de este existen otros institutos que apuntan a ese fin, como el APE,
el concurso preventivo, el salvataje, el período de exclusividad, y la conversión de la quiebra.
Nuestro Código de Comercio reguló la continuación de la explotación, por corto lapso, realizada
por el síndico bajo control judicial y siempre que la junta de acreedores no dispusiera lo contrario.
Con el dictado de la Ley de Quiebras en 1902, de corte privatista, la continuación de la
explotación es regulada tutelando el interés de los acreedores. Luego, con la ley 11.719, más
publicista, desaparece el instituto. En 1970 se comienza a imponer, radicando el interés en la
conservación de las fuentes de trabajo.
En 1972, la ley 19.55 regula la continuación de la explotación con un tinte protectorio de los
trabajadores, pues el tercero que adquiría la empresa era continuador del fallido en las relaciones
laborales. Por su parte, la ley 24.522 giró nuevamente hacia el privativismo. Ahora, la continuación
de la explotación tiene por objetivo tutelar el interés del acreedor, con lo que se vende la empresa en
marcha, a fin de obtener un mejor precio.
En el régimen actual de la ley 24.522 reformada por la ley 25.589 se introduce en el art. 190 la
posibilidad de la formación de cooperativas de trabajo por ex empleados de la empresa. La ley es
escueta en su regulación, siendo un problema que genera la continuación es la ausencia de créditos.
Hay dos clases de continuación: una inmediata (excepcional) y otra para el resto de los procesos.

I – Continuación inmediata
Es de carácter excepcional en el derecho privado, puesto que la regla es el cese de la actividad
empresarial y el cierre del establecimiento.
El art. 189, 1° párrafo, indica que “El síndico puede continuar de inmediato con la explotación
de la empresa o alguno de sus establecimientos sólo excepcionalmente, si de la interrupción pudiera
resultar con evidencia un daño grave al interés de los acreedores y a la conservación del patrimonio
del fallido. Debe ponerlo en conocimiento del juez dentro de las 24 horas. El juez puede adoptar las
medidas que estime pertinentes, incluso la cesación de la explotación”.
Existe un caso donde la continuación deja de ser excepcional, para pasar a ser la regla: es el caso
de empresas que explotan los servicios públicos. El 2° párrafo dice que en ese caso debe
comunicarse la sentencia de quiebra a la autoridad que ha otorgado la concesión, y si el juez estima
que la continuación no es posible, debe comunicarlo a la autoridad pertinente, la cual puede disponer
lo que estime conveniente para asegurar la prestación del servicio. La cesación efectiva de la
explotación no puede producirse antes de pasados 30 días de la comunicación.
VI - 5

II – Continuación ulterior de la explotación empresarial


En toda quiebra el síndico debe informar al juez dentro de los 20 días corridos contados a partir
de la aceptación del cargo, sobre la posibilidad excepcional de continuar con la explotación de la
empresa del fallido o de alguno de sus establecimientos y la conveniencia de enajenarlos en marcha.
El informe del síndico acerca de si es posible y conveniente la continuación, debe expedirse
concretamente sobre los siguientes aspectos:
1. La posibilidad de mantener la explotación sin contraer nuevos pasivos.
2. La ventaja que resultaría para los acreedores de la enajenación de la empresa en marcha.
3. La ventaja que pudiere resultar para terceros del mantenimiento de la actividad.
4. El plan de explotación, acompañado de un presupuesto de recursos.
5. Los contratos en curso de ejecución que deben mantenerse.
6. En su caso, las reorganizaciones o modificaciones que deben realizarse en la empresa para
hacer económicamente viable su explotación.
7. Los colaboradores que necesitará para la administración de la explotación.
8. Explicar el modo en que se pretende cancelar el pasivo preexistente.

A – Cooperativas de trabajo
El párrafo 2° del art. 190 establece que “En la continuidad de la empresa se tomará en
consideración el pedido formal de los trabajadores en relación de dependencia que representen las
2/3 partes del personal en actividad o de los acreedores laborales, quienes deberán actuar en el
período de continuidad bajo la forma de una cooperativa de trabajo”.
La doctrina se pregunta si los trabajadores no registrados pueden solicitar esta medida: el Dr.
Medici entiende que no, fundándose en que, por ejemplo, a los trabajadores “en negro” no se les
reconoce derecho de pronto pago.
La cooperativa recién se formará cuando el juez disponga la continuación, si correspondiere.

B – Facultad del juez respecto del plazo de duración


La liquidación debe ser efectuada dentro de los 4 meses contados desde la fecha de la quiebra, o
desde que ella queda firme, si se interpuso recurso de reposición. Pero el juez podrá de manera
fundada extender los plazos que se prevén en la ley para la continuidad de la empresa, en la medida
que ello fuere razonable para garantizar la liquidación de cada establecimiento como unidad de
negocio y con la explotación en marcha (art. 190, párr. 5°). Esta posibilidad de prórroga se da pos
una sola vez.
VI - 6
C – Autorización de la continuación
La autorización para continuar con la actividad de la empresa será dada por el juez sólo en caso
de que de su interrupción pudiera emanar una grave disminución del valor de realización o se
interrumpiera un ciclo de producción que puede concluirse.
En su autorización, el juez debe pronunciarse explícitamente por lo menos sobre:
1. El plan de explotación.
2. El plazo por el cual continuará la explotación, el que no podrá exceder del necesario para la
enajenación de la empresa.
3. La cantidad y calificación profesional del personal.
4. Los bienes que pueden emplearse.
5. La designación o no de uno o más co-administradores, y la autorización al síndico para
contratar colaboradores de la administración.
6. Los contratos en curso de ejecución que se mantendrán, pues los demás quedarán resueltos.
7. El tipo y periodicidad de la información que deberá suministrar el síndico y, en caso de que
exista, el co-administrador.

Esta resolución deberá ser dictada dentro de los 10 días posteriores a la presentación del informe
de la sindicatura. La resolución que rechace la continuación de la explotación es apelable por el
síndico al sólo efectos devolutivo.

D – Régimen aplicable
“El síndico o el co-administrador, de acuerdo a lo que haya resuelto el juez, se consideran
autorizados para realizar todos los actos de administración ordinaria que correspondan a la
continuación de la explotación. Necesitan autorización judicial para los actos que excedan dicha
administración, la que sólo será otorgada en caso de necesidad y urgencia evidentes.
‘En dicho caso el juez puede autorizar la constitución de garantías especiales cuando resulte
indispensable para asegurar la continuidad de la explotación.
‘Las obligaciones legalmente contraídas por el responsable de la explotación gozan de la
preferencia de los acreedores del concurso (gastos de conservación y justicia). En caso de revocación
o extinción de la quiebra, el deudor asume de pleno derecho las obligaciones contraídas legalmente
por el responsable de la explotación.
‘Sólo podrá disponerse de los bienes afectados con privilegio especial desinteresando al acreedor
preferente o sustituyendo dichos bienes por otros de valor equivalente” (art. 192).
VI - 7
E – Conclusión anticipada
El último párrafo del art. 192 establece que “El juez puede poner fin a la continuación de la
explotación antes del vencimiento del plazo fijado si ella resultare deficitario o de cualquier otro
modo resultare perjuicio para los acreedores”.

F – Influencia sobre ciertas relaciones jurídicas


En caso de continuación de la empresa, el art. 193 dice que se mantienen los contratos de
locación en los que el fallido hubiese sido locatario. Son nulos los pactos que establezcan la
resolución del contrato por la declaración de quiebra.
Por otro lado, en materia concursal es regla el vencimiento anticipado de las obligaciones del
fallido pendientes de plazo, las cuales se consideran vencidas en la fecha de la sentencia de quiebra.
La disposición comprende también los créditos con garantías reales, cuyos titulares pueden pedir la
realización anticipada del bien gravado, en virtud del concurso especial.
El art. 195 de la LCQ consagra una excepción a la regla anterior, sólo aplicable durante la
continuación de la empresa: los créditos hipotecarios o prendarios que tenían plazo pendiente a la
fecha de la declaración de quiebra, no se los puede ejecutar anticipadamente por medio de concurso
especial. Se aplica sólo a los bienes gravados que estén vinculados a la continuación de la actividad
de la empresa del fallido.
En tal caso los acreedores hipotecarios o prendarios tienen derecho a percibir, del síndico, los
importes de las obligaciones que fueren venciendo después de la quiebra; y si no se les pagó lo
adeudado o si se dispone el cese de la continuidad de la explotación, pueden promover el concurso
especial. La regla excepcional, establecida por el art. 195, tiene carácter imperativo, prevaleciendo
sobre cualquier pacto en contrario.

II – Efectos de la quiebra sobre el contrato de trabado


El principio general establece que la quiebra no produce la disolución del contrato de trabajo,
sino su suspensión de pleno derecho por el término de 60 días corridos, no devengándose sueldo,
salvo por los servicios ya prestados.
Vencido ese plazo sin que se hubiera decidido la continuación de la empresa, el contrato queda
disuelto a la fecha de declaración en quiebra y los créditos que deriven de él se pueden verificar.
Si dentro de ese término se decide la continuación de la explotación, se considerará que se
reconduce parcialmente el contrato de trabajo con derecho por parte del trabajador de solicitar
verificación de los rubros indemnizatorios devengados. Los que se devenguen durante el período de
continuación de la explotación se adicionarán a éstos. Aun cuando no se reinicie efectivamente la
labor, los dependientes tienen derecho a decidir sus haberes (art. 196).
VI - 8
A – Elección del personal
“Resuelta la continuación de la empresa, el síndico debe decidir, dentro de los 10 días corridos a
partir de la resolución respectiva, qué dependientes deben cesar definitivamente ante la
reorganización de las tareas.
‘En ese caso se deben respetar las normas comunes y los dependientes despedidos tienen
derecho a verificación en la quiebra. Los que continúan en sus funciones también pueden solicitar
verificación de sus acreencias. Para todos los efectos legales se considera que la cesación de la
relación laboral se ha producido por quiebra” (art. 197).

B – Responsabilidad por prestaciones futuras


“Los sueldos, jornales y demás contribuciones que en lo futuro se devenguen con motivo del
contrato de trabajo, deben ser pagado por el concurso en los plazos legales y se entiende que son
gastos del juicio, con la preferencia del art. 240” (art. 198, 1° párr.). De modo que si no se pagasen,
el trabajador no tiene que verificar este crédito.

C – Extinción del contrato de trabajo


“En los supuestos de despido del dependiente por el síndico, cierre de la empresa, o adquisición
por un tercero de ella o de la unidad productiva en la cual el dependiente cumple su prestación, el
contrato de trabajo se resuelve definitivamente. El incremento de las indemnizaciones que pudieren
corresponder por despido o preaviso por el trabajo durante la continuación de la empresa, gozan de la
preferencia del artículo 240.
‘En este caso los créditos laborales de causa anterior a la quiebra tendrán, en su caso, privilegio
especial o general; y los de causa posterior tendrán rango de gastos de conservación y justicia.
‘Los convenios colectivos de trabajo relativos al personal que se desempeñe en el
establecimiento o empresa del fallido, se extinguen de pleno derecho respecto del adquirente,
quedando las partes habilitadas a renegociarlos” (art. 198, 2°, 3° y 4° párr.)

D – Obligaciones laborales del adquirente de la empresa


El art. 199 dispone que “El adquirente de la empresa cuya explotación haya continuado, no es
considerado sucesor del fallido y del concurso respecto de todos los contratos laborales existentes a
la fecha de la transferencia. Los importes adeudados a los dependientes por el fallido o por el
concurso, los de carácter indemnizatorio y los derivados de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales con causa u origen anterior a la enajenación, serán objeto de verificación o pago en el
concurso, quedando liberado el adquirente respecto de los mismos”.
Esta disposición no es de orden público, por lo que el adquirente podría asumir aquellas deudas.
VI - 9

3) Período informativo en la quiebra

I – Quiebra directa
Para la verificación tempestiva de créditos, en los casos de quiebras que no provienen del
fracaso de un concurso preventivo precedente, el art. 200 de la LCQ reitera el esquema
procedimental de los arts. 32 a 40:
1. Verificación.
2. Período de información.
3. Período de observación.
4. Informe individual.
5. Resolución judicial (art. 36).
6. Revisión / dolo.
7. Informe general.

El art. 201 fija que “Dentro de los 10 días contados a partir de la resolución del art. 36 (decisión
del juez sobre verificación y admisión de créditos), el síndico debe promover la constitución del
comité de acreedores que actuará como controlador de la etapa liquidatoria. A tal efecto cursará
comunicación escrita a los acreedores verificados y declarados admisibles con el objeto que, por
mayoría del capital designen los integrantes del comité”. Así, el síndico cumple el rol de liquidador,
pero sujeto al control de los acreedores. No se aplica a las pequeñas quiebras.

II – Quiebra indirecta
En los casos de quiebra indirecta, “los acreedores posteriores a la presentación pueden requerir
la verificación por vía incidental, en la que no se aplican costas sino en casos de pedido u oposición
manifiestamente improcedente” (art. 202). Rouillón dice que se consagra una mera posibilidad, una
opción para que el juez, según las circunstancias del caso, prescinda de la apertura del procedimiento
de verificación común en las quiebras indirectas en las que estime que resulta necesario.
Tal posibilidad no existe en las quiebras indirectas derivadas del incumplimiento o de la nulidad
del acuerdo preventivo, en las que siempre debe abrirse un período informativo normal.
El art. 202, párr. 2° dice que “Los acreedores que hubieran obtenido verificación de sus créditos
en el concurso preventivo no tendrán necesidad de verificar nuevamente. El síndico procederá a
recalcular los créditos según su estado”.
Rouillón dice con relación a los acreedores cuya causa fuese anterior a la presentación del
deudor en concurso preventivo, que si no pidieron verificación de sus créditos en ese proceso,
cualquier solicitud en tal sentido en la quiebra indirecta debe juzgarse como verificación tardía.
VI - 10
El recálculo en la quiebra indirecta de los créditos verificados en el concurso preventivo
fracasado es el siguiente:
1. Concurso preventivo fracasado antes de la homologación del acuerdo preventivo: el
síndico deberá recalcular los intereses correspondientes a los créditos verificados en el concurso
preventivo, por el lapso entre la presentación a dicho concurso y la apertura de la quiebra.
2. Concurso preventivo fracasado después de la homologación del acuerdo preventivo,
pero crédito no incluido en tal acuerdo: igual que el anterior aunque debería corroborarse que
no hubiese habido algún pago parcial de la acreencia en cuestión. Si lo hubo se deberá
determinar el importe restante del capital.
3. Crédito incluido en un acuerdo preventivo homologado y luego, declarada la nulidad de
dicho acuerdo: los acreedores recuperarán los derechos que tenían antes de la apertura del
concurso:
 Si el acreedor nada cobró, concurre por el monto íntegro del capital verificado en el
concurso preventivo, más los intereses suspendidos durante el proceso preventivo.
 Si el acreedor cobró la totalidad de la prestación concordataria que le correspondía
según el acuerdo preventivo anulado, se entiende extinguida la acreencia y el acreedor
quedará excluido de la quiebra.
 Si el acreedor hubiese recibido un pago concordatario parcial, tiene derecho a participar
de la quiebra en la proporción igual a la parte no cumplida, más los intereses
suspendidos durante el concurso preventivo.
4. Crédito incluido en el acuerdo preventivo y luego, declarada la quiebra indirecta por
incumplimiento del acuerdo: la concurrencia en la quiebra indirecta es con el crédito
emergente del acuerdo incumplido, por su monto y descontados los eventuales pagos que se
hubieren realizado. Los únicos intereses que pueden llegar a corresponder son los devengados a
partir de la mora en el pago de las prestaciones concordatarias incumplidas hasta la apertura de
la quiebra.
Unidad VII: Liquidación y distribución

1) Liquidación del activo concursal

El art. 203 de la Ley de Concursos y Quiebras establece que la realización de los bienes se hace
por el síndico, con vigilancia del comité de acreedores, y debe comenzar de inmediato salvo que se
haya interpuesto recurso de reposición contra la sentencia de quiebra o haya sido admitida por el juez
la conversión. Tampoco procede cuando haya recurso de apelación pendiente contra la sentencia de
quiebra por extensión, o contra la sentencia de quiebra indirecta cuando ésta fuese apelable.
La realización de los bienes debe hacerse en la forma más conveniente al concurso, dispuesta
por el juez según este orden preferente:
1. Enajenación de la empresa, como unidad.
2. Enajenación en conjunto de los bienes que integren el establecimiento del fallido, en caso de
no haberse continuado con la explotación de la empresa.
3. Enajenación singular de todos o parte de los bienes.

Cualquiera lo requiera en interés del concurso o circunstancias especiales, puede recurrirse en el


mismo proceso a más de una de las formas de realización.

I – Procedimientos para la enajenación de la empresa


Para la enajenación de la empresa, el art. 205 dice que se efectúa del siguiente modo:
1. El designado para la enajenación, tasa aquello que se proyecta vender en función de su valor
probable de realización en el mercado. De esa tasación se corre vista al síndico quien, además,
informará el valor.
2. La venta debe ser ordenada por el juez y puede ser efectuada en subasta pública.
3. Si el juez ordena la venta, sin recurrir a subasta pública, corresponde al síndico, con asistencia
de quien haya sido designado para la enajenación, proyectar un pliego de condiciones en el que
debe expresar la base del precio, que será la de tasación efectuada o la que surja del art. 206, la
que sea mayor, descripción sucinta de los bienes, circunstancias referidas a la locación, y demás.
Dentro de los 20 días posteriores a la presentación del proyecto el juez debe decidir el contenido
definitivo del pliego, mediante resolución fundada.
La condición de venta debe ser al contado y el precio deberá ser íntegramente pagado con
anterioridad a la toma de posesión, la que no podrá exceder de 20 días desde la notificación de la
resolución que apruebe la adjudicación.

Facundo Martinez Mallada


VII - 2
4. Una vez redactado el pliego, se deben publicar edictos por 2 días, en el diario de
publicaciones legales y en otro de gran circulación en jurisdicción del tribunal y en los lugares
donde se encuentren ubicados los establecimientos.
5. Las ofertas deben presentarse en sobre cerrado, y contener el nombre, domicilio real y
especial constituido dentro de la jurisdicción del tribunal, profesión, edad y estado civil. Deben
expresar el precio ofrecido. Tratándose de sociedades, debe acompañarse copia auténtica de su
contrato social y de los documentos que acrediten la personería del firmante.
El oferente debe acompañar garantía de mantenimiento de oferta equivalente al 10% del precio
ofrecido.
6. Los sobres conteniendo las ofertas deben ser abiertos por el juez, en la oportunidad fijada, en
presencia del síndico, oferentes y acreedores que concurran. En caso de empate el juez puede
llamar a mejorar ofertas. Todas las diligencias indicadas hasta aquí deben ser cumplidas dentro
de los 4 meses de la fecha de la quiebra, o desde que ella quede firme, si se interpuso recurso de
reposición. En casos excepcionales, el juez puede ampliar el plazo en 30 días, por una vez.
7. La adjudicación debe recaer en la oferta que ofrezca el precio más alto.
8. Dentro del plazo de 20 días desde la notificación de la resolución definitiva que apruebe la
adjudicación, el oferente debe pagar el precio, depositando el importe. Cumplida esta exigencia,
el juez debe ordenar que se practiquen las inscripciones pertinentes, y que se otorgue la posesión
de lo vendido. Si vencido el plazo el adjudicatario no deposita el precio, pierde su derecho y la
garantía de mantenimiento de oferta. En ese caso, el juez adjudica a la segunda mejor oferta que
supere la base.
9. Fracasada la primera licitación, en el mismo acto convocará a una segunda licitación, la que
se llamará sin base.

Luego, en cuanto a los bienes gravados con prenda e hipoteca, en principio, pueden ser
ejecutados separadamente de la liquidación general del activo falencial, mediante el concurso
especial. En algunos casos, sin embargo, el acreedor hipotecario o prendario no postula la
efectivización del concurso especial (por ignorancia, negligencia u otra razón), o está impedido
legalmente de hacerlo (art. 195), debiendo someterse a la liquidación general o común.
El art. 206 refiere a los casos en los cuales se venden bienes en conjunto formando una unidad,
dentro de la cual se incluyen bienes afectados a hipoteca, prenda o privilegio especial. En su 1°
párrafo establece una suerte de base no inferior a la suma de los créditos con privilegio especial,
debajo de la cual no puede enajenarse la empresa o el establecimiento. Si esa suma se obtiene, a ella
se traslada íntegramente cubiertos. para ello, el acreedor privilegiado especial debe cumplir con la
carga de solicitar su inclusión dentro del plazo de 10 días que indica el texto legal; caso contrario,
resulta postergado respecto de los mencionados en la planilla.
VII - 3
El 2° párrafo habla de que, para el ya comentado caso de venta de bienes integrando un conjunto
o unidad, el fracaso de la licitación con base autoriza a ordenar otra sin base. Esto hace posible que
se obtenga un precio inferior a la suma de las acreencias con privilegio especial. El reparto, en tal
caso, se hace siguiendo las reglas propias de la concurrencia de los acreedores privilegiados
especiales por orden de los incisos salvo el retenedor que pasa de 5° a 1° si la retención comenzó
antes de nacer los créditos privilegiados; de no ser así, si los bienes están en el mismo inciso, se
divide a prorrata.
Antes de la venta por licitación sin base, se debe establecer la proporción que ha de ser asignada,
a cada bien afectado a privilegio especial, sobre el precio total que se obtuviese. Esto se hace en el
informe del síndico, el cual puede ser observado por los acreedores, resolviendo luego el juez.

El art. 207 establece que “En caso que resulte conveniente para la mejor realización de los
bienes, el síndico puede proponer que los bienes gravados u otros que determine, se vendan en
subasta separadamente del conjunto. El juez decide por resolución fundada.
‘Igualmente, puede optar por desinteresar a los acreedores privilegiados con fondos del concurso
o con los que se obtengan de quien desee subrogarse al acreedor, y prestar su conformidad con la
transferencia, con autorización judicial”.

El art. 208 fija que “La venta singular de bienes se practica por subasta (por martillero). El juez
debe mandar a publicar edictos en el diario de publicaciones legales y otro de gran circulación,
durante el lapso de 2 a 5 días, si se trata de muebles, y por 5 a 10 días, si son inmuebles. Puede
ordenar publicidad complementaria, si la estima necesaria. La venta se ordena sin tasación previa y
sin base. El juez puede disponer la aplicación del procedimiento previsto en el art. 205, en lo que
resulte pertinente”.

Por otro lado, el art. 209 dice que “Los acreedores titulares de créditos con garantía real pueden
requerir la venta a que se refiere le art. 126, 2° parte (pago mediante realización de la cosa),
mediante petición en el concurso, que tramita por expediente separado.
‘Con vista al síndico se examina el instrumento con que se deduce la petición, y se ordena la
subasta de los bienes objeto de la garantía. Reservadas las sumas necesarias para atender a los
acreedores preferentes al peticionario, se liquida y paga el crédito hasta donde concurren el privilegio
y remanente líquido, previa fianzas en su caso”. Es un modo rápido de liquidación del bien gravado.

Las ejecuciones por remate no judicial se dan en los juicios de quiebra donde es aplicable el
art. 23, el cual ya fue tratado en la Unidad III.

En cuanto al precio, el art. 211 fija que “No puede alegar compensación el adquirente que sea
acreedor, salvo que su crédito tenga garantía real sobre el bien que adquiere. En este caso, debe
prestar fianza de acreedor con mejor derecho, antes de la transferencia de propiedad”.
VII - 4
La norma contenida en el art. 212 sostiene que “Se pueden admitir ofertas bajo sobre, las que
se deben presentar al juzgado, por lo menos 2 días antes de la fecha de la subasta. Son abiertas al
iniciarse el acto del remate, para lo cual el secretario las entrega al martillero el día anterior, bajo
recibo”. Si se presentan ofertas bajo sobre, abiertas las mismas antes del remate, la puja en la subasta
debe hacerse a partir de la mejor oferta presentada en sobre. Ésta cumple, así, la función de una
verdadera base y, si nadie la mejora, debe adjudicarse el bien a su presentante.

La venta directa, que consiste en cualquier forma de enajenación que no sea la subasta ni la
licitación, puede ser dispuesta por el juez, previa vista al síndico cuando, por su naturaleza, su escaso
valor o el fracaso de otra forma de enajenación resultare de utilidad evidente para el concurso. La
venta que realicen requiere de aprobación judicial posterior (art. 213).

El juez puede disponer, con vista al síndico y al deudor, la entrega a asociaciones de bien
público los bienes invendibles, o cuya realización resulta infructuosa. El auto es apelable por el
síndico y el deudor, si manifiestan oposición expresa y fundada (art. 214). Rouillón comenta que los
bienes que no puedan realizarse y convertirse en dinero, no cumplen el destino liquidativo propio de
la quiebra y deben devolverse a su dueño (el fallido). Sólo con su consentimiento expreso o con su
falta de objeción, podrían entregarse a asociaciones de bien público.

El art. 215 refiere a los títulos y otros bienes cotizables, diciendo que “Los títulos cotizables en
mercados de valores y los bienes cuya venta puede efectuarse por precio determinado por oferta
pública en mercados oficiales o estén sujetos a precios mínimos de sostén o máximos fijados
oficialmente, deben ser vendidos en las instituciones correspondientes, que el juez determina previa
vista al síndico”. Esto se dispone debido a la transparencia de esos mercados.
Asimismo, y en principio, el síndico puede y debe cobrar los créditos del fallido. Sin
autorización judicial, el síndico puede llevar a efecto la cobranza directamente, o en comendándola a
bancos oficiales o privados de primera línea. Para otros sistemas de cobranza, usuales y seguros, se
necesita no obstante la autorización judicial.
En circunstancias especiales, el juez puede disponer la enajenación de créditos, en forma
individual o como cartera crediticia, privadamente de manera directa, por licitación o por subasta.
Finalmente, en lo que al plazo respecta, el art. 217, párrafo 1° dispone que “Las enajenaciones
previstas en los artículos 205 a 213 y 214, parte final, deben ser efectuadas dentro de los 4 meses
contados desde la fecha de la quiebra, o desde que ella queda firme, si se interpuso recurso de
reposición. En casos excepcionales, el juez puede ampliar ese plazo en 30 días”. Esta brevedad se
justifica por los principios de economía y celeridad procesal.
Luego, en el párrafo siguiente, establece que el incumplimiento de los plazos da lugar a la
remoción automática del síndico y del martillero o la persona designada para la enajenación. Para el
juez podrá ser considerado como causal de mal desempeño del cargo.
VII - 5

II – Informe final y proyecto de distribución


El 1° párrafo del art. 218 establece que 10 días después de aprobada la última enajenación, el
síndico debe presentar un informe en dos ejemplares, que contenga:
1. Rendición de cuentas de las operaciones efectuadas, acompañando los comprobantes.
2. Resultado de la realización de los bienes.
3. Enumeración de los bienes que no se hayan podido enajenar y los créditos no cobrados.
4. El proyecto de distribución final.

El 2° párrafo dispone que una vez presentado el informe, el juez regula los honorarios. El 3°
párrafo habla de la publicidad, diciendo que se publican edictos por dos días, en el diario de
publicaciones legales, haciendo conocer la presentación del informe, el proyecto de distribución
final, y la regulación de honorarios de primera instancia. Si se estima conveniente, y el haber de la
causa lo permite, puede ordenarse la publicación en otro diario.
El mismo artículo continúa diciendo que “El fallido y los acreedores pueden formular
observaciones dentro de los 10 días siguientes, debiendo acompañar 3 ejemplares. Son admisibles
solamente aquellas que se refieran a omisiones, errores o falsedad del informe” (párr. 4°). Si el juez
lo estima necesario, puede convocar a audiencia.
Formuladas las observaciones o realizada la audiencia, en su caso, el juez resolverá en un plazo
máximo de 10 días contados a partir de que queden firmes las regulaciones de honorarios. La
resolución que se dicte causa ejecutoriedad (párr. 6°).
El art. 220 establece que en todos los casos, deben efectuarse reservas para los acreedores cuyos
créditos están sujetos a condición suspensiva, y para los pendientes de resolución judicial o
administrativa. Deben practicarse para cubrir el importe de los créditos ya verificados, pero sujetos a
alguna eventualidad que los torne inexigibles, o aquéllas pretensiones creditorias sometidas a
procesos de verificación tardía, recursos de revisión o de apelación, o a cualquier otra decisión
judicial o administrativa previas indispensables para poder exigir su efectivización.
Una vez aprobado el estado de distribución, el art. 221 indica que se procede al pago del
dividendo que corresponda a cada acreedor. El juez puede ordenar que los pagos se efectúen
directamente por el banco de depósitos judiciales, o mediante transferencias a cuentas bancarias que
indiquen los acreedores, con gastos a costa de éstos. Si el crédito constara en títulos valores, el
acreedor debe presentar el documento en el cual el secretario anota el pago.
El art. 222 regula las distribuciones complementarias, estableciendo que “el producto de
bienes no realizados, a la fecha de presentación del informe final, como también los provenientes de
desafectación de reservas o de los ingresados con posterioridad al activo del concurso debe
distribuirse, directamente, sin necesidad de trámite previo, según propuesta del síndico, aprobada por
el juez”. Presuponen una regulación de honorarios complementaria.
VII - 6
En caso de presentación tardía de acreedores, reclamando verificación de créditos o
preferencias, después de haberse presentado el proyecto de distribución final, sólo tienen derecho a
participar de los dividendos de las futuras distribuciones complementarias, en la proporción que
corresponda al crédito total no percibido” (art. 223).
Se establece una severa sanción para el acreedor negligente en su carga verificatoria. Cuando la
verificación se pide después de haber se efectuado alguna distribución, caduca el derecho de quien
pretende ser reconocido como acreedor para cobrar el dividendo ya distribuido. Debe advertirse que
el texto refiere a quien solicita ser reconocido como acreedor después de la presentación de un
proyecto de distribución, no a quien ha solicitado verificación, aunque tardía.
Los acreedores incluidos en un proyecto de distribución tienen la carga de presentarse a cobrar,
pues “el derecho de los acreedores a percibir los importes que les correspondan en la distribución
caducan al año contado desde la fecha de su aprobación. La caducidad se produce de pleno derecho,
y es declarada de oficio, destinándose los importes no cobrados al patrimonio estatal, para el fomento
de la educación común” (art. 224). Esta solución, para Rouillón, es de dudosa constitucionalidad,
puesto que lo lógico hubiese sido disponer una nueva distribución entre los restantes acreedores.
VII - 7

2) Conclusión y clausura de la quiebra

La conclusión de la quiebra debe distinguirse de la clausura del procedimiento. El procedimiento


de la quiebra se clausura cuando no existen bienes para liquidar, o cuando se han liquidado ya todos
los bienes sin haber podido satisfacer con su producto el 100% de los créditos concursales y
concurrentes; es lo que se llama “hibernación”. En cualquiera de los dos casos, al no haber por el
momento más bienes para realizar, lo que se clausura es el procedimiento de la liquidación, a la
espera de que se identifiquen nuevos bienes, se recuperen otros, el fallido pueda adquirir más bienes
antes de la rehabilitación, etc.
En estos casos de aparición de bienes después de la clausura del procedimiento, si no hubieran
transcurrido 2 años desde que ella se dispusiera, corresponde la reapertura de la etapa liquidativo-
distributiva.
A diferencia de lo anterior, la conclusión de la quiebra acarrea la cesación del estado de fallido y
la cesación definitiva, sin posibilidad de reapertura, de todo procedimiento liquidatorio.

I – Conclusión de la quiebra
La quiebra puede concluir por:
1. Conversión, siempre que se cumplan con las cargas.
2. Reposición de la sentencia de quiebra por el acreedor.
3. Desistimiento por el deudor en la quiebra voluntaria.
4. Avenimiento de la unanimidad de acreedores.
5. Cartas de pago otorgadas por todos los acreedores.
6. Inexistencia de acreedores concurrentes.
7. Liquidación de bienes con pago total.
8. Liquidación de bienes sin pago total, después de pasados 2 años.
9. Inexistencia de bienes o insuficiencia, después de 2 años.

A – Conclusión por avenimiento


El art. 225, párr. 1°, dice que “El deudor puede solicitar la conclusión de su quiebra, cuando
consientan en ello todos los acreedores verificados, expresándolo mediante escrito cuyas firmas
deben ser autenticadas por notario o ratificadas ante el secretario”. Es decir, se exige unanimidad de
acreedores, quirografarios y privilegiados.
El 2° párrafo indica que “La petición puede ser formulada en cualquier momento, después de la
verificación, y hasta que se realice la última enajenación de los bienes del activo, exceptuados los
VII - 8
créditos”. No se necesita respetar condiciones ni cláusulas iguales ni paritarias, ni categorías de
acreedores. Es admisible el avenimiento sin unanimidad expresa cuando se garantizan los créditos
pendientes de resolución judicial y los créditos ya verificados o admitidos cuyos titulares no pudieran
razonablemente ser encontrados para dar su conformidad.
Como efectos del pedido, el art. 226 marca que sólo interrumpe el trámite del concurso, cuando
se cumplen los requisitos exigidos. El juez puede requerir el depósito de una suma para satisfacer el
crédito de los acreedores verificados que, razonablemente, no puedan ser hallados, y de los
pendientes de resolución judicial. Al disponer la conclusión de la quiebra, el juez determina la
garantía que debe otorgar el deudor para asegurar los gastos y costas del juicio, fijando el plazo
pertinente. Vencido éste, siguen sin más los trámites del concurso”.
Finalmente, como efectos del avenimiento, el art 227 dice que hace cesar todos los efectos
patrimoniales de la quiebra. Sin embargo, mantienen su validez los actos cumplidos hasta entonces
por el síndico o los co-administradores. La falta de cumplimiento de los acuerdos que el deudor haya
realizado para obtener las conformidades, no autoriza la reapertura del concurso, sin perjuicio de que
el interesado pueda requerir la formación de uno nuevo.

B – Conclusión por pago total


El art. 228, 1° párrafo afirma que alcanzando los bienes para el pago a los acreedores
verificados, los pendientes de resolución y los gastos y costas del concurso, debe declararse la
conclusión de la quiebra por pago total, una vez aprobado el estado de distribución definitiva.
Si existe remanente, deben pagarse los intereses suspendidos a raíz de la declaración de
quiebra, considerando los privilegios. El saldo debe entregarse al deudor.
También son considerados casos de conclusión asimilados al pago total los siguientes:
1. Cuando el deudor agregue al expediente carta de pago de todos los acreedores, debidamente
autenticada, y se satisfagan los gastos íntegros del concurso.
2. Cuando a la época en que el juez debe decidir sobre la verificación o admisibilidad de los
créditos, no exista presentación de ningún acreedor, y se satisfagan los gastos íntegros del
concurso.
VII - 9

II – Clausura de la quiebra

A – Clausura por distribución final


En cuanto a los presupuestos cuando después de realizados los bienes el producto no ha
alcanzado para el pago total, la quiebra no concluye. Sin embargo, debe dictarse la resolución
judicial de clausura del procedimiento de liquidación: así los dispone el art. 230 cuando dice que
“Realizado totalmente el activo, y practicada la distribución final, el juez resuelve la clausura del
procedimiento. La resolución no impide que se produzcan todos los efectos de la quiebra”. Ello se
explica porque sería imposible proseguir un trámite sin objeto, o sea, una liquidación sin bienes a
liquidar.
Su importancia radica en que a partir de esta resolución comienza a correr el plazo de conclusión
de la quiebra regulado en el último párrafo del art. 231, donde se establece que “Pasados 2 años
desde la resolución que dispone la clausura del procedimiento, sin que se reabra, el juez puede
dispone la conclusión del concurso”.
El art. 231, en su 1° y 2° párrafo, aludiendo a la reapertura, dispone que “El procedimiento
puede reabrirse cuando se conozca la existencia de bienes susceptibles de desapoderamiento.
‘Los acreedores no presentados sólo pueden requerir la verificación de sus créditos, cuando
denuncien la existencia de nuevos bienes”.
Rouillón sostiene que este artículo está sistemáticamente mal ubicado ya que tanto la reapertura
del procedimiento como la conclusión por falta de reapertura durante 2 años, resultan aplicables en
cualquiera de los dos supuestos de clausura, por distribución final o por falta de activo.

B – Clausura por falta de activo


El art. 232 dice que “Debe declararse la clausura del procedimiento por falta de activo, si
después de realizada la verificación de los créditos, no existe activo suficiente para satisfacer los
gastos del juicio, incluso los honorarios, en la suma que, prudencialmente, aprecie el juez.
‘Del pedido de clausura que realice el síndico, debe darse vista al fallido; la resolución es
apelable”.
Trae como efectos la presunción de fraude: el juez debe comunicarla a la justicia en lo penal,
para la instrucción del sumario pertinente (art. 233). La ineludible instrucción del sumario penal
acarrea la imposibilidad de rehabilitación del fallido, hasta tanto se dicte sobreseimiento o absolución
en sede penal.
VII - 10

3) Los privilegios

El art. 3875 del Código Civil dice que es un derecho dado a un acreedor, exclusivamente por la
ley, sin que medie convención en tal efecto, para ser pagado con preferencia a otro acreedor.
Surge entonces como un derecho de preferencia concedido a determinados acreedores para ser
pagados en mejores condiciones que otros, ya sea en cuanto al tiempo en que pueden ejercer su
derecho o bien en cuanto pueden cobrarse íntegramente sobre determinados bienes mientras se
alcance con ellos a pagar su crédito. Por lo dicho, surge que es en los concurso donde cobra interés,
ya que el privilegio permite que algunos acreedores se cobren antes que otros.
La legislación concursal sobre privilegios es, en principio, autosuficiente. Así, las preferencias o
privilegios contenidos en otras leyes se aplican en caso de concurrencia entre acreedores dentro de
procesos de ejecución singular, no colectiva, salvo remisión expresa de la ley concursal a
ordenamientos ajenos a ella, como sucede en el art. 242 in fine.
En la materia rige el principio de legalidad, según el cual lo privilegios nacen solamente de la
ley y no pueden crearse por la autonomía de la voluntad. La interpretación de todo lo concerniente a
privilegios debe ser restrictiva. No pueden reconocerse privilegios por analogía, y en caso de duda
debe estarse en contra de la existencia del privilegio. Ello se debe a que los mismos son
excepcionales al principio concursal de universalidad y al principio general del derecho privado que
asigna al patrimonio la significación de ser garantía común de los acreedores.
Asimismo, debemos decir que el privilegio favorece solamente al capital, pero no así a los
intereses, gastos ni costas devengadas, salvo excepciones legalmente determinadas.
El art. 239, 2° párrafo establece que “Los créditos privilegiados en el concurso preventivo
mantienen su graduación en la quiebra que, posteriormente, pudiere decretarse. Igual regla se aplica a
los créditos previstos en el art. 240” (gastos de conservación y justicia).
El 3° párr. fija que los créditos que sólo obtienen privilegios por los montos devengados durante
determinados lapsos anteriores al concurso preventivo tienen derecho a acumular esa preferencia de
igual tipo que corresponda en caso de quiebra. Un ejemplo de ello son las remuneraciones de debidas
al trabajador hasta por 6 meses anteriores al concurso preventivo, que al acumularse con el crédito
privilegiado anterior al concurso preventivo permitiría concurrir en la quiebra con un privilegio que
podría extenderse a cubrir hasta 12 meses de remuneraciones.
A continuación veremos un cuadro que simplifica los privilegios y sus jerarquías.
VII - 11
Rango Privilegio Extensión Pago anticipado
Gastos y honorarios de un
1 Sobre el bien liquidado. No.
privilegio especial.
Cuando se trate de créditos
laborales con privilegios
2 Créditos con privilegio especial. Sobre el bien liquidado. especiales, tienen prelación
temporal de cobro mediante el
pronto pago.
Sobre el excedente total del activo Sí, existe prelación temporal de
3 Gastos de conservación y justicia.
liquidado, descontando lo anterior. cobro desde su exigibilidad.
Créditos laborales con privilegio Sobre el excedente total del activo Sí, tienen prelación temporal de
4
general. liquidado, descontando lo anterior. cobro mediante el pronto pago.
Sobre la mitad del excedente del
Demás créditos con privilegio
5 activo liquidado, descontando lo No.
general.
anterior.
Sobre el excedente total del activo
Saldos de créditos con privilegio liquidado, descontando lo anterior,
6 No.
general y quirografario. hasta cobrar el 100% de estas
acreencias quirografarias.
Sobre el excedente que pudiera
7 Créditos subordinados. No.
quedar de las categorías anteriores.

I – Reserva de gastos
El art. 244 sanciona que “Antes de pagar los créditos que tiene privilegios especiales, se debe
reservar del precio sobre el que recaen, los importes correspondientes a la conservación, custodia,
administración y realización del mismo efectuados en el concurso. También se calcula una cantidad
para atender a los gastos y honorarios de los funcionarios del concurso, que correspondan
exclusivamente a diligencias sobre tales bienes”.
Los gastos y honorarios mencionados tienen el máximo rango concursal posible, ya que cuando
existen prevalecen aun por sobre los privilegios especiales.
VII - 12

II – Acreedores con privilegio especial


Los créditos con privilegio especial son aquellos cuyo rango preferencial se ejerce sólo sobre el
producto de la liquidación del bien o bienes que constituyen el asiento del privilegio.
La enumeración de privilegios especiales desarrollada por el art. 241, que a continuación
veremos, es taxativa y de interpretación restrictiva:
1. Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre ésta,
mientras exista en poder del concursado por cuya cuenta se hicieron los gastos.
2. Los créditos por:
Remuneraciones debidas al trabajador por 6 meses y los provenientes por indemnizaciones por
accidentes de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de desempleo, sobre las
mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de propiedad del concursado, se
encuentren en el establecimiento donde haya prestado sus servicios o que sirvan para su
explotación. Todo ello sumado a intereses por 2 años desde la mora.
3. Los impuestos y tasas que se aplican a determinados bienes.
4. Los créditos garantizados con hipoteca, prenda, warrant y los correspondientes a debentures
y obligaciones negociables con garantía especial o flotante. Más costas e intereses por 2 años.
5. Lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida a la fecha de la sentencia de quiebra.
6. Los créditos indicados en:
 Ley de Navegación (Tít. III, Cap. IV), referido al crédito naval.
 Código Aeronáutico (Tít. IV, Cap. VII).
 Ley de Entidades Financieras (art. 53), atinente a fondos asignados por el Banco
Central de la República Argentina y los pagos efectuados en virtud de convenios de
créditos recíprocos o por cualquier otro concepto y sus intereses.
 Ley de Seguros (arts. 118 y 160), en lo que respecta al crédito del damnificado, y
liquidación forzosa o voluntaria del asegurador, respectivamente.

Los privilegios especiales se extienden exclusivamente al capital del crédito, no a intereses,


gastos, multas, costas, etc., salvo los siguientes casos, los cuales se enumeran expresamente, por lo
que son de interpretación restrictiva y no admiten la analogía:
1. Intereses por 2 años contados a partir de la mora de los créditos laborales (pronto pago=.
2. Las costas, todos los intereses por 2 años anteriores a la quiebra y los compensatorios
posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación establecida en el art. 126, cuando se
trate de los créditos enumerados en el inc. 4° del art. 241 (créditos hipotecarios y prendarios). En
este caso se percibirán las costas, los intereses anteriores a la quiebra, el capital y los intereses
compensatorios posteriores a la quiebra, en ese orden.
VII - 13
Del art. 243 surge que los privilegios especiales tienen el máximo rango respecto de otras
categorías, salvo los gastos del art. 244.
Cuando distintos privilegios especiales concurren entre sí, sobre el precio del mismo bien
asiento común de más de un privilegio especial, el art. 243 establece la siguiente solución:
1. Primera regla: de acuerdo al orden de los incisos del art. 241, con la advertencia de que el
privilegio del retenedor que, en principio, está en el quinto lugar, pasa al primer lugar si la
retención comenzó a ejercerse antes de nacer los créditos privilegiados.
2. Segunda regla: a prorrata, cuando concurren créditos comprendidos dentro del mismo inciso.

Como excepciones a ambas reglas, los créditos con privilegios especiales de los incisos 4° y 6°
del art. 241, concurren entre ellos según lo que determinen las respectivas leyes que los rigen. Así,
por ejemplo, entre dos acreedores hipotecarios entre el mismo inmueble, la concurrencia se rige por
el grado de la hipoteca de cada uno: la hipoteca de primer grado tiene preferencia sobre la de
segundo grado.
El privilegio especial sólo puede hacerse valer sobre el bien que constituye su asiento. Sin
embargo, pueden darse las siguientes contingencias:
1. Inexistencia del bien: si el bien no existe, no es hallado en el concurso, o desaparece sin que
pueda considerárselo reemplazado por otro bien (precio, indemnización), el privilegio no puede
ejercerse y el crédito respectivo se convierte en quirografario.
2. Sustitución del bien: la prelación se ejerce sobre el bien sustituto de pleno derecho.
3. Insuficiencia del producto: si no alcanza para cubrir alguna parte de un crédito privilegiado,
la porción insatisfecha con preferencia concurrirá como acreencia quirografaria, salvo que fuera
un crédito laboral que pasa a tener un privilegio general.

III – Gastos de conservación y justicia


El art. 240 fija que “Los créditos causados en la conservación, administración y liquidación de los
bienes del concursado y en el trámite del concurso, son pagados con preferencia a los créditos contra
el deudor salvo que éstos tengan privilegio especial.
El pago de estos créditos debe hacerse cuando resulten exigibles y sin necesidad de verificación. No
alcanzando los fondos para satisfacer estos créditos, la distribución se hace a prorrata entre ellos.
VII - 14

IV – Créditos con privilegio general


Los créditos con privilegio general no ejercen su preferencia sobre el producto de la liquidación
de un bien determinado, sino sobre el resto del producido de la liquidación de todo el activo falencia,
después de satisfechos los privilegios especiales y los gastos de conservación y justicia.
La enumeración de los créditos privilegiados generales, establecida en el art. 246, es taxativa y
de interpretación restrictiva:
1. Los créditos por remuneraciones y subsidios familiares debidos al trabajador por 6 meses y
los provenientes por indemnizaciones de accidente de trabajo, por antigüedad o despido y por
falta de preaviso, vacaciones y sueldo anual complementario, los importes por fondo de
desempleo y cualquier otro derivado de la relación laboral. Se incluyen los intereses por el plazo
de 2 años contados a partir de la mora, y las costas judiciales en su caso.
2. El capital por prestaciones adeudadas a organismos de los sistemas de seguridad social a nivel
nacional, provincial o municipal, de subsidios familiares y fondos de desempleo.
3. Si el concursado es persona física:
 Los gastos funerarios.
 Los gastos de enfermedad durante los últimos 6 meses de vida.
 Los gastos de necesidad en alojamiento, alimentación y vestimenta del deudor y su
familia durante los 6 meses anteriores a la presentación en concurso o declaración de
quiebras.
4. El capital por impuestos y tasas adeudados al fisco nacional, provincial o municipal.
5. El capital por facturas de crédito aceptadas por hasta $20.000 por cada vendedor o locador.

Dentro de la categoría de “privilegios generales”, pueden diferenciarse dos clases:


1. Acreedores privilegiados generales laborales: tienen mejor rango que los demás
privilegiados generales, ya que cobran con preferencia a éstos y, además, sobre todo el monto de
la liquidación del activo falencial, después de satisfechos los créditos preferentes antes vistos. En
caso de insuficiencia concurren entre ellos a prorrata.
2. Acreedores privilegiados generales restantes: sólo pueden afectar la mitad del producto
mencionado anteriormente, porque la otra mitad se destina a pagar el porcentaje impago de los
privilegios generales, concurriendo en igualdad de condiciones con los acreedores quirografarios
(art. 247). En caso de insuficiencia concurren entre ellos a prorrata.
VII - 15

V – Acreedores quirografarios
El art. 248 establece que “Los créditos a los que no se reconocen privilegios son comunes o
quirografarios”.
En materia concursal la regla es que todo el crédito es común o quirografario (par condicio
creditorum), a menos que tengan legalmente reconocido una prioridad o privilegio que asignen rango
preferencial. De todos modos, el carácter común o quirografario no implica el peor de los grados en
el ranking de la concurrencia, ya que más debajo de ellos se encuentran los créditos que
experimentan algún tipo de subordinación.

VI – Acreedores subordinados
El art. 250 afirma que “Si los acreedores hubiesen convenido con su deudor la postergación de
sus derechos respecto de otras deudas presentes o futuras de éste, sus créditos se regirán por las
condiciones de subordinación”, lo cual significa la postergación de rango.
Ejemplo de crédito subordinado es el del socio no gestor, en la sociedad accidental, contra el
socio gestor fallido, o el del deudor extranjero con bienes en el país. Pueden tener un origen tanto
legal como contractual.

VII – Prorrateo
El art. 249 de la LCQ afirma que “No alcanzando los fondos correspondientes a satisfacer
íntegramente los créditos con privilegio general, la distribución se hace a prorrata entre ellos. Igual
norma se aplica a los quirografarios”.
La norma de prorrata es regla de reparto concursal en los casos de insuficiencia de producto
distribuible a acreedores de igual rango. Sólo se exceptúan ciertos acreedores con privilegio especial,
como es el caso del acreedor hipotecario.
La distribución a prorrata entre varios créditos quiere decir que se paga a cada crédito un
porcentaje igual, establecido dividiendo el producto repartible por la suma total de los créditos con
derecho a concurrencia sobre el mismo. Desde otro punto de vista, la distribución prorrateada
importa que cada acreedor sometido a ella pierde un porcentaje (no una cantidad) de su crédito igual
al porcentaje que pierden los acreedores del mismo rango por él. Así, por ejemplo, un inmueble
valuado en $100.000 dividido una suma de créditos concurrentes de $200.000, arroja un resultado de
0,5, con lo cual el porcentaje de percepción de cada crédito será el 50% de los respectivos importes
de cada uno.
VII - 16

4) Funcionarios

El art. 251 sanciona que “Son funcionarios del concurso el síndico, el co-administrador y los
controladores del cumplimiento preventivo, y de la liquidación en la quiebra”. Y el siguiente afirma
que “Las atribuciones conferidas por esta ley a cada funcionario, son indelegables, sin perjuicio del
desempeño de los empleados”.

I – Juez
El art. 274 dice que el juez tiene la dirección del proceso, pudiendo dictar todas las medidas de
impulso de la causa y de investigación que resulten necesarias. A tales fines puede disponer, entre
otras cosas, la comparencia del concursado, ordenando el auxilio de la fuerza pública en caso de
ausencia injustificada; y la presentación de documentos que el concursado o terceros tengan en su
poder.

II – Ministerio público
En el concurso preventivo, la intervención del ministerio público fiscal es excepcional. Sólo se
le corre vista, en la alzada, en el trámite del recurso de apelación que versará sobre la resolución
dictada en el incidente de impugnación al acuerdo preventivo, aprobados por los acreedores.
En la quiebra también es muy limitada su participación. No tiene intervención en ningún trámite
desarrollado ante el juez. En la alzada, sin embargo, se la da vista en todos los recursos en los cuales
tienen participación el síndico.

III – Síndico
El mecanismo para la designación del síndico es el siguiente (art. 253):
1. Podrán inscribirse para aspirar a actuar como síndicos concursales los contadores públicos,
con una antigüedad mínima en la matrícula de 5 años; y estudios de contadores que cuenten
entre sus miembros con mayoría de profesionales con un mínimo de 5 años de antigüedad en la
matrícula. Los integrantes de los estudios al tiempo de la inscripción no pueden a su vez
inscribirse como profesionales independientes. Se tomarán en cuenta los antecedentes
profesionales y académicos, experiencia en el ejercicio de la sindicatura, y se otorgará
preferencia a quienes posean títulos universitarios de especialización en sindicatura concursal.
2. Cada 4 años la Cámara de Apelación forma dos listas, la primera de ellas correspondiente a la
“Categoría A”, integrada por estudios, y la segunda “Categoría B”, integrada exclusivamente por
profesionales; en conjunto deben contener una cantidad no inferior a 15 síndicos por Juzgado,
con 10 suplentes, los que pueden ser re-inscriptos indefinidamente.
VII - 17
3. La Cámara puede prescindir de las categorías en los juzgados con competencia sobre
territorio cuya población fuere inferior a 200.000 habitantes de acuerdo al último censo.
También puede ampliar o reducir el número de síndicos titulares por juzgado.
4. Las designaciones a realizar dentro de los 4 años referidos se efectúan por el juez, por sorteo,
computándose separadamente los concursos preventivos y las quiebras.
5. El sorteo será público y se hará entre los integrantes de una de las listas, de acuerdo a la
complejidad y magnitud del concurso de que se trate, clasificando los procesos en A y B. la
decisión la adopta el juez en el auto de apertura del concurso o de declaración de quiebra. La
decisión es inapelable.
6. El designado sale de la lista hasta tanto hayan actuado todos los candidatos.
7. El síndico designado en un concurso preventivo actúa en la quiebra que se decrete como
consecuencia de la frustración del concurso, pero no en la que se decrete como consecuencia del
incumplimiento del acuerdo preventivo.
8. Los suplentes se incorporan a la lista de titulares cuando uno de éstos cesa en sus funciones.
9. Los suplentes actúan también durante las licencias. En este supuesto cesan cuando éstas
concluyen.

El juez puede designar más de un síndico cuando lo requiera el volumen y complejidad del
proceso, mediante resolución fundada. Igualmente, podrá integrar pluralmente una sindicatura
originalmente individual, incorporando síndicos de la misma u otra categoría, cuando por el
conocimiento posterior relativo a la complejidad o magnitud del proceso, advirtiera que el mismo
debía ser calificado en otra categoría de mayor complejidad (art. 253 in fine).
El síndico tiene las funciones indicadas por la LCQ en el trámite del concurso preventivo, hasta
su finalización y en todo el proceso de quiebra, incluso su liquidación.
El profesional o el estudio incluido en la lista no pueden renunciar a las designaciones que le
correspondan, salvo causa grave que impida su desempeño. La renuncia comprende la totalidad de
las sindicaturas en que el funcionario actúe y debe ser juzgada por la Cámara de Apelaciones con
criterio restrictivo. El renunciante debe seguir en sus funciones hasta la aceptación del cargo por el
reemplazante (art. 255).
El art. 255 sigue diciendo que son causas de remoción del síndico la negligencia, falta grave o
mal desempeño de sus funciones. La remoción le compete al juez, con apelación ante la Cámara, y
una vez removido, el síndico cesa en sus funciones en todos los concursos en que intervenga. La
remoción causa la inhabilitación para desempeñar el cargo de síndico entre 4 y 10 años. Asimismo,
puede importar la reducción para el síndico de entre un 30% y un 50% de los honorarios a regularse
por su tarea. Puede aplicarse también, según las circunstancias, apercibimiento o multa.
VII - 18
Las licencias se conceden sólo por motivos que impidan temporariamente el ejercicio del cargo
y no pueden ser superiores a 2 meses por año corrido. Las otorga el juez con apelación en caso de
denegación.
El art. 256 habla del parentesco inhabilitante, diciendo pueden ser síndicos quienes se
encuentren respecto del fallido en un supuesto que permita recusación con causa de los magistrados.
Si el síndico es un estudio, la causal de excusación debe existir respecto de los integrantes
principales. Si el síndico se encuentra en esa situación respecto a un acreedor, lo debe hacer saber
antes de emitir dictamen sobre peticiones de éste, en cuyo caso actúa un síndico suplente. Es falta
grave la omisión del síndico de excusarse dentro del término de 5 días contados desde su designación
o desde la aparición de la causal.
El síndico puede requerir asesoramiento profesional cuando la materia exija de su competencia
y patrocinio letrado. En todos los casos los honorarios de los profesionales que contrate son a su
exclusivo cargo.
El síndico deba llevar adelante una actuación personal, y cuando se trate de estudios éstos
deberán indicar en cada concurso en que actúen cuál o cuáles de sus profesionales integrantes asume
el deber de actuar personalmente. El indicado no podrá ser reemplazado salvo causa justificada. Si no
existen fondos para atender a los gastos de traslado y estadías o si media otra causa justificada, se
requiere su comisión al agente fiscal de la respectiva jurisdicción.

IV – Coadministradores de acreedores
El art. 259 fija que pueden actuar en los casos señalados por los arts. 192 a 199 (continuación de
la explotación de la empresa). Su designación debe recaer en personas especializadas en el ramo
respectivo o graduados universitarios en administración de empresas.

V – Enajenadores
Si bien la liquidación de los bienes desapoderados en la quiebra está a cargo del síndico, bajo
control del comité de acreedores, de la tarea de su efectiva enajenación se encarga otro funcionario:
el enajenador. El art. 261 dice que “La tarea de enajenación de los activos de la quiebra puede recaer
en martilleros, bancos comerciales o de inversión, intermediarios profesionales en la enajenación de
empresas, o cualquier otro experto o entidad especializada”
El martillero es designado por el juez, cobrando comisión solamente del comprador y pudiendo
realizar los gastos impuestos por el procedimiento de la LCQ.
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VI – Evaluadores
El art. 262 afirma que la valuación de las acciones o cuotas representativas del capital en el caso
del art. 48 (salvataje), estará a cargo de bancos de inversión, entidades financieras autorizadas por el
BCRA, o estudios de auditoría con más de 10 años de antigüedad. Cada 4 años la Cámara de
Apelaciones formará una lista de evaluadores, de la cual el comité propondrá una terna de
evaluadores sobre la cual elegirá el juez.
Si no existiese tal lista, el comité de acreedores sugerirá al juez dos o más evaluadores,
correspondiendo al juez efectuar la designación. La remuneración del evaluador la fijará el juez en la
misma oportunidad en que regule los honorarios de los demás funcionarios y abogados.

VII – Honorarios
En el concurso preventivo la oportunidad que tiene el juez para regular honorarios es:
1. Al desistir el deudor de la solicitud concursal, al rechazarse liminarmente dicha solicitud, o al
dictarse resolución desestimatoria de la apertura concursal.
2. Al darse por concluido el concurso preventivo, por desistimiento voluntario o sancionatorio.
3. Al homologarse el acuerdo preventivo.
4. Al dictarse la resolución judicial de cumplimiento del acuerdo preventivo en los casos de
pequeños concursos.
5. Al concluir por cualquier otra causa el concurso preventivo.

En la quiebra, los supuestos son:


1. Al desestimarse cualquier solicitud de declaración de quiebra.
2. Al concluir la quiebra por alguno de los modos no liquidativos (desistimiento en la quiebra
voluntaria).
3. Al finalizar la realización de los bienes en la quiebra liquidativa.
4. Al concluir la quiebra por cualquier otra causa.

En caso de acuerdo preventivo, los honorarios totales de los funcionarios y de los letrados del
síndico y del deudor son regulados sobre el monto del activo prudencialmente estimado por el juez o
tribunal, en proporción no inferior al 1% ni superior al 4%, teniendo en cuenta los trabajos realizados
y el tiempo de desempeño. Las regulaciones no pueden exceder el 4% del pasivo verificado ni ser
inferiores a dos sueldos del secretario de primera instancia de la jurisdicción donde tramita el
concurso.
En caso de quiebra liquidada, se efectúa sobre el activo realizado, no pudiendo en su totalidad
ser inferior al 4% ni a tres sueldos del secretario de primera instancia de la jurisdicción.
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En caso de extinción o clausura, cuando concluya la quiebra por pago total se aplica el régimen
para el caso de quiebra liquidada. En cambio, cuando se clausure el procedimiento por falta de
activo, o se concluya la quiebra por no existir acreedores verificados, se regulan honorarios teniendo
en consideración la labor realizada.
Finalmente, y de modo general, el art. 271 afirma que “Para el cálculo de las regulaciones
previstas en esta sección no se aplican las disposiciones de leyes locales”. Asimismo, dice que “Los
jueces deberán regular honorarios sin atender a los mínimos fijados en esta ley, cuando la naturaleza,
alcance, calidad o resultado de la labor profesional o el valor de los bienes que se consideren
indicaren que la aplicación lisa y llana de aquéllos conduce a una desproporción entre la importancia
del trabajo realizado y la retribución resultante”.

5) Reglas procesales

Salvo disposición expresa contraria de esta ley, se aplican estos principios procesales (art. 273):
1. Todos los términos son perentorios y se consideran de 5 días si no hay fijado uno especial.
2. En los plazos se computan los días hábiles judiciales, salvo disposición expresa en contrario.
3. Las resoluciones son inapelables.
4. Cuando se admite la apelación, se concede en relación y con efecto suspensivo.
5. La citación a las partes se efectúa por cédula, por nota o tácitamente las demás notificaciones.
6. El domicilio constituido subsiste hasta que se constituya otro o por resolución firme quede
concluido el concurso. cuando el domicilio se constituye en edificio inexistente o que
desapareciere después, o en caso de incumplimiento, se tiene por constituido el domicilio en los
estrados judiciales, sin necesidad de declaración ni intimación previa.
7. No se debe remitir el expediente del concurso a un juzgado distinto del de su tramitación.
8. Todas las trascripciones y anotaciones registrales y de otro carácter que resulten
imprescindibles para la protección de la integridad del patrimonio del deudor, deben ser
efectuadas sin necesidad del previo pago de aranceles, tasas y otros gastos.
9. La carga de la prueba en cuestiones contradictorias, se rige por las normas comunes.

Es responsabilidad del juez hacer cumplir estrictamente todos los plazos de la ley. La
prolongación injustificada del trámite, puede ser considerada mal desempeño del cargo.
No caduca la instancia en el concurso. En todas las demás actuaciones, y en cualquier instancia,
la perención opera a los 3 meses (art. 277).
Así también, en cuanto no esté expresamente dispuesto por la LCQ, se aplican las normas
procesales del lugar del juicio que sean compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal.
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I – Incidentes
El art. 280 dice que toda cuestión que tenga relación con el objeto principal del concurso y no se
halle sometida a un procedimiento especial, debe tramitar en pieza separada.
En el escrito en el que se plantee el incidente debe ofrecerse toda la prueba y agregarse la
documental. Si el juez estima manifiestamente improcedente la petición, debe rechazarla, sin más
trámite. La resolución es apelable al solo efecto devolutivo. Si admite formalmente el incidente,
corre traslado por 10 días, el que se notifica por cédula. Con la contestación se debe ofrecer también
la prueba y agregarse los documentos.
La prueba debe diligenciarse en el término que el juez señale, dentro del máximo de 20 días. Si
fuere necesario fijar audiencia, se la designa para que se produzca toda la prueba que la exija.
Corresponde a las partes urgir para que la prueba se reciba en los términos fijados; el juez puede
declarar de oficio la negligencia y también dictar resolución una vez vencido el plazo, aun cuando la
prueba no esté totalmente diligenciada, si estima que no es necesaria su producción.
La prueba pericial se practica por un solo perito designado de oficio, salvo que por la
naturaleza del asunto el juez estime pertinente designar tres. En este último caso, dentro de los 2 días
posteriores a la designación, las partes pueden proponer en escrito conjunto dos peritos, los cuales
actuarán con el primero de los designados por el juez.
No se admiten más de cinco testigos por cada parte. Cuando por la complejidad de la causa o de
los hechos controvertidos resulte necesario mayor número, se deben proponer con la restante prueba.
Sólo es apelable la resolución que pone fin al incidente. En cambio, las resoluciones que
deciden o niegan alguna medida de prueba, la parte interesada puede solicitar al tribunal de alzada su
revocación cuando lo solicite fundadamente.
Todas las cuestiones incidentales cuyas causas existieran simultáneamente y sean conocidas por
quien los promueve deben ser planeadas conjuntamente. Se deben desestimar sin más trámite las que
se entablen con posterioridad.
En los procesos de revisión de verificaciones de créditos y en los de verificación tardía, se
regularán honorarios de acuerdo a lo previsto para los incidentes en las leyes arancelarias locales.
A continuación un cuadro esquematizará lo aquí estudiado:
VII - 22

Planteo de incidente
(Ofrece prueba y acompaña documental)

Admisión Rechazo in limine

Traslado del escrito que plantea el incidente Apelación


(10 días. Notifica por cédula) (Con efecto devolutivo)

No contesta Contesta

Plazo para diligenciar la prueba


(20 días)

Resolución

Apelación

6) Pequeños concursos y quiebras

El art. 288 dice que son considerados pequeños concursos y quiebras aquellos en los cuales se
presente, en forma indistinta, cualquiera de estas circunstancias:
1. Que el pasivo denunciado no alcance la suma de $100.000.
2. Que el proceso no presente más de 20 acreedores quirografarios.
3. Que el deudor no posea más de 20 trabajadores en relación de dependencia.

La decisión judicial de encuadramiento del proceso respectivo entre los “pequeños concursos”
ha de hacerse en oportunidad de la apertura concursal respectiva. Tal decisión, empero, será
modificable ulteriormente si se advirtiera el error o la defectuosa información en que se sustenta, o
nuevos elementos de juicio reunidos después de abierto el proceso concursal demostraran que, en
realidad, no se trata de una “pequeños concurso”.
Las únicas normas particulares de los pequeños concursos de los grandes son:
1. No serán necesarios el estado de situación patrimonial y la nómina de acreedores.
2. La constitución del “comité de acreedores no es imperativa sino optativa.
3. No se aplica el régimen de salvataje.
4. El contralo del cumplimiento del acuerdo estará a cargo del síndico en caso de no haber
constituido el comité de acreedores.
5. Los honorarios del síndico por su labor en la etapa de cumplimiento serán del 1% de lo
pagado a los acreedores.

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