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COLEGIO: ________________________________________________________________________
El asno descontento
Un día muy frío de invierno, un asno deseaba el regreso de la tibia primavera, porque
en esa época del año, él podía rumiar hierba fresca; en cambio, en invierno, tenía
que conformarse con la paja seca que le daban en el establo húmedo y helado.
No tuvo más remedio que comenzar a soñar con la llegada del otoño. Pero cuando
ese tiempo llegó, su trabajo continuaba siendo duro de sobrellevar; cargaba sobre
su lomo grandes costales de trigo, enormes cestos de manzanas, pesados atados de
leña y otras provisiones para el invierno. El burro, siempre descontento, empezó
a suspirar por el invierno; durante la fría estación, por lo menos, podía descansar,
aunque su ración de alimentos no fuera tan abundante.
Conformémonos con lo que tenemos, que siempre habrá otros que sufran mayores
necesidades.
Vocabulario
Rumiar: masticar.
Pollino: asno.
A) Soñar.
B) Desear.
C) Esperar.
D) Reclamar.
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Materiales
• Lienzo de 30 x 30 centímetros.
• Pistola de silicona o pegamento caliente.
• Caja grande de lápices de cera.
• Secador de pelo.
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Procedimiento
1. Quita el papel que cubre cada uno de los
lápices de cera.
2. Ordena los lápices según la mezcla de colores
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y las tonalidades que deseas obtener en tu cuadro.
Puedes ordenarlos siguiendo los colores del arcoíris, intercalando
colores claros y oscuros, o bien acomodarlos totalmente al azar.
¡Queda a tu gusto!
3. Con el patrón de colores elegido, pega los lápices uno junto
al otro con pegamento en la parte superior del lienzo.
4. Una vez que hayas pegado todos los lápices y el pegamento está seco, toma
un secador de pelo y aplica calor sobre ellos para derretirlos poco a poco. No
olvides poner papel debajo del lienzo para evitar que las salpicaduras de la
pintura manchen algo que no corresponde.
5. Puedes mover el secador de un lado a otro de manera que el aire caliente
permita que los colores se mezclen. También pasa el secador por la parte de
arriba de los lápices para que se fusionen. ¡Diviértete creando diferentes diseños!
Vocabulario
Lienzo: tela preparada para pintar sobre ella.
Azar: sin rumbo ni orden.
Puedes ordenarlos siguiendo los colores del arcoíris, intercalando colores claros y oscuros, o bien
acomodarlos totalmente al azar.
A) Con usar.
B) Con adornar.
C) Con ordenar.
D) Con mezclar.
A) El patrón de colores.
B) El material del lienzo.
C) La firmeza del pegamento.
D) El aire caliente del secador.
A) se mezcle todo.
B) se ensucie el diseño.
C) se derritan los lápices.
D) se manche alguna cosa.
Abuela
Las seis letras de tu nombre
son los jacintos del alba Por la palma de tus manos
que por las gradas del cielo la caricia se hizo nácar
van abriendo la mañana. y tejió entre tus manos
un cuento de blancas alas.
Abuela de blanca espuma
y la sonrisa temprana, Abuela de rojo otoño
en la historia de tus venas pescador de madrugadas,
el amor fue llamarada. detrás de tus lentes veo
una orilla de tu alma.
Por tu cabellera un día
el aire se abanicó
y el canto de su azabache
de la plata hoy es rumor. Sylvia Puentes de Oyenard.
Vocabulario
Alba: amanecer.
Gradas: peldaños.
Azabache: tipo de carbón muy negro.
Nácar: capa interna de las conchas que es de color blanco perlado.
A) Negro.
B) Largo.
C) Canoso.
D) Ondulado.
A) Cayeron.
B) Palidecieron.
C) Se suavizaron.
D) Se humedecieron.
15 Según el poema en su última estrofa, ¿qué se puede ver detrás de los lentes de la abuela?
A) El otoño.
B) Su alma.
C) La madrugada.
D) Los pescadores.
16 Según el poema en su segunda estrofa, ¿qué corría por las venas de la abuela?
A) Paz.
B) Amor.
C) Alegría.
D) Sabiduría.
La habichuela mágica
Periquín vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña del bosque. Como con el tiempo fue
empeorando la situación familiar, la madre determinó mandar a Periquín a la ciudad, para que allí
intentase vender la única vaca que poseían. El niño se puso en camino, llevando con una cuerda al
animal, y se encontró con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas.
—Son maravillosas —explicó aquel hombre—. Si te gustan, te las daré a cambio de la vaca.
Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del
muchacho, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después se puso a llorar.
Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habían
crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se puso Periquín a trepar por la
planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido. Entró en un castillo y vio a un malvado gigante
que tenía una gallina que ponía un huevo de oro cada vez que él se lo mandaba. Esperó el niño a que
el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapó con ella. Llegó a las ramas de las habichuelas, y
descolgándose, tocó el suelo y entró en la cabaña.
La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su producto vivieron
tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Periquín tuvo que trepar por la planta otra
vez, dirigiéndose al castillo del gigante. Se escondió tras una cortina y pudo observar cómo el dueño
del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolsón de cuero.
En cuanto se durmió el gigante, salió Periquín y, recogiendo el montón de oro, echó a correr hacia
la planta gigantesca y bajó a su casa. Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para vivir mucho tiempo.
Sin embargo, llegó un día en que el dinero se acabó.
Se trepó Periquín por tercera vez a las ramas de la planta, y fue escalándolas hasta llegar a la cima.
Entonces vio al ogro guardar una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una
moneda de oro. Cuando el gigante salió de la estancia, cogió el niño la cajita y se la guardó. Desde
su escondite vio Periquín que el gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa tocaba sola una delicada
música, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas. El gigante, mientras escuchaba aquella melodía,
fue cayendo en el sueño poco a poco.
Apenas le vio así, Periquín cogió el arpa y echó a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada
por Periquín, empezó a gritar:
Despertó sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores:
No había tiempo que perder. Periquín se vio obligado a pedir a su madre, que estaba en casa
preparando la comida:
Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, cortó el tronco de la trágica habichuela.
Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías, y Periquín y su madre vivieron felices con
el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro.
17 Según el texto, ¿qué fue lo primero que se llevó Periquín del castillo del gigante?
A) Un arpa.
B) Una caja.
C) Una gallina.
D) Unas monedas.
A) Ignorante.
B) Generosa.
C) Distraída.
D) Creativa.
¿Qué quiere decir la expresión el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías?
21 Periquín volvía donde el gigante, a pesar del peligro que corría, porque:
A) las autoridades.
B) los especialistas.
C) todas las personas.
D) todos los agricultores.
A) vida.
B) salud.
C) dinero.
D) alegría.
Vocabulario
Loíno: que pertenece a la Provincia del Loa.
Renovable: que puede renovarse.
Atemporal: que está fuera del tiempo.
Trunca: incompleta.
Desecha: elimina.
28 Según el texto, ¿qué fue bautizado por los niños como Forestín?
A) Un árbol.
B) Un zorro.
C) Un coipo.
D) Un puma.
A) Juan Pino.
B) Tomás Geró.
C) Gabriela Omegna.
D) Ana María Rodríguez.
A) Plantar.
B) Conocer.
C) Proteger.
D) Aumentar.
A) CONAF.
B) Forestín.
C) El colegio de Calama.
D) La Ingeniera Forestal Gabriela Omegna Molina.