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Exterior
Argentina II
Cooperación Internacional.
Tilleria, Vanesa
Trinidad, Alejandro
Urruspuru, Anabella
Objetivos:
Iniciar políticas de cooperación con otros Estados nunca fue una tarea sencilla y lograr que
dicha cooperación sea exitosa aún menos. Analizaremos las políticas de cooperación
internacional de la Argentina durante el período dado para entender cuál fue la dirección
tomada por el país y cuáles fueron sus intereses detrás de estas políticas. Con esta revisión
buscamos saber si existe una doctrina de cooperación internacional en nuestro país.
Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, la política exterior Argentina mantuvo
una línea de neutralidad, ya que no se declaró a favor de ningún bando a pesar de las
presiones de Estados Unidos de romper relaciones con el Eje. Este periodo de neutralidad
duró casi hasta bastante avanzada la guerra, en enero de 1944, cuando se rompieron
relaciones con Alemania y Japón, y ya en marzo de 1945 se les declaró la guerra. El sistema
internacional era bastante caótico y la Sociedad de Naciones, que era el principal organismo
de cooperación para resolver conflictos, no funcionaba acorde a sus objetivos.
La Argentina debía redefinir su estrategia de inserción internacional para superar su
vulnerabilidad agroexportadora y avanzar en la industrialización para incorporar a la nueva
clase obrera. Este es el panorama con el que Perón asume la presidencia, en un sistema
internacional polarizado entre dos ideologías sustentadas por dos potencias, Estados Unidos
y la Unión Soviética. En este período se dan acuerdos de cooperación con España y Portugal,
países que contaban con gobiernos de facto. Desoyendo la recomendación de Naciones
Unidas, el gobierno de Perón colabora con el envío de numerosos cargamentos de cereales
y otorga préstamos para que estos países pudieran mejorar su situación de posguerra. Esta
acción es acompañada por una gira encabezada por Eva Duarte de Perón.
La relación de Perón con los países del Este y los Estados Unidos se explica, en parte, por la
doctrina de la Tercera Posición utilizada por el movimiento peronista. “En el orden político, la
Tercera posición implica poner la soberanía de las naciones al servicio de la humanidad en
un sistema cooperativo de gobierno mundial. En el orden económico, la Tercera Posición es
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Los años de la presidencia de Arturo Frondizi se caracterizaron por un marcado giro ideológico
en comparación con la política exterior que se llevaba adelante durante los años del régimen
de la Revolución Libertadora. Desde su elección, Frondizi se dedicó a visitar el Uruguay,
Brasil, Chile y Perú, marcando la nueva agenda que priorizaba los asuntos regionales en un
marco de cierta estabilidad democrática en estos países, aunque matizada por tintes
autoritarios.
A pesar de los fuertes condicionamientos internos, en parte por la tensión peronismo-
antiperonismo y por las presiones de los sectores militares, surgen nuevas iniciativas y
concepciones del mundo. La visión de la “coexistencia pacífica”, de la resolución negociada
de los conflictos y la aniquilación mutua asegurada en caso de enfrentamiento nuclear,
marcarán la política exterior argentina. El cada vez mayor deterioro de los términos del
intercambio hará que la cooperación internacional sea vista como un medio para obtener
recursos para el desarrollo, que consistía en transformar esta matriz de producción primaria
propia de los países relegados en busca de diversificación e industrialización mediante la
siderurgia y el petróleo. Este eje central marcará la diversidad de relaciones exteriores
llevadas adelante por el gobierno. En principio buscará unificar esfuerzos regionales para la
transformación económica, identificando sectores afines e interdependientes y poniendo
como objetivo la búsqueda de una siderurgia común sudamericana, una expansión de las
manufacturas regionales y la búsqueda de un mercado común, en donde se desarrollarán las
industrias y se estimularán las exportaciones. Mediante el intercambio de técnicos y la
creación de institutos comunes se ganaría en experiencia que redundaría en una mejora en
el bienestar de la región. (Frondizi, 1958). Esta visión ideal iba a confrontar con la estrategia
de Brasil de proyectarse como líder regional, privilegiando la relación con Estados Unidos y
obteniendo ventajas por parte del gobierno de Eisenhower en la asignación de préstamos. En
Argentina, Frondizi exigiría ayuda a Estados Unidos para la construcción de la central de El
Chocón, el programa vial y la construcción de aeropuertos. A través del Acuerdo de
Uruguayana, Frondizi y Janio Quadros aceptaban su realidad sudamericana, urgiendo por su
desarrollo y rechazando cualquier injerencia externa. Mediante la Operación Panamericana,
se logró la creación del Banco Interamericano de Desarrollo y un fondo de desarrollo social
para la región. Estas iniciativas distaban de colmar las expectativas regionales, pero la
expansión norteamericana en la región era una manera de frenar la amenaza de difusión del
comunismo. Mediante el marco de la Alianza para el Progreso se ofrecían ayudas que Frondizi
consideraba de asistencialismo y que no estaban orientadas al desarrollo de los países
relegados.
En el plano geopolítico, los oficios argentinos como Garantes del Protocolo de Río de Janeiro
de 1942, colaboraron a la contención del conflicto limítrofe entre Perú y Ecuador, evitando un
brote de revisionismo de fronteras que hubiese podido arrastrar a otros actores como Chile y
Bolivia a nuevas disputas. En 1960 se suscribió la firma del ALALC, como una iniciativa
tendiente a formar una zona de libre comercio en el plazo de doce años, para luego avanzar
en la creación de un Mercado Común. Mediante la firma del Tratado Antártico en 1961
prevaleció la posición argentina de declarar a la región libre de conflictos, desmilitarizándola
e impidiendo su uso para pruebas nucleares o almacenamiento de residuos radiactivos. Primó
aquí la visión de una supranacionalidad, la libertad y cooperación científica y la suspensión
de los reclamos de soberanía. (Cisneros & Escudé, 2000)
En cuanto al orden panamericano, se destaca la abstención en el voto en las Conferencias de
Punta del Este, donde se buscaba la expulsión de Cuba de la OEA. Frondizi destaca con
efusividad que la Argentina tiene una tradición de respeto por el derecho internacional
americano, vinculado a la autodeterminación y a la doctrina argentina y americana. (Frondizi,
1962) Este acontecimiento, junto con la recepción de Ernesto Guevara en una entrevista
secreta, generaría grandes tensiones con los sectores militares y anticomunistas, como
también con los sectores conservadores estadounidenses, que consideraron esta medida
como un gran error y generaron las condiciones para el golpe de estado que puso fin al
gobierno. (Cisneros & Escudé, 2000).
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La breve presidencia de José María Guido estará marcada inicialmente por una desconfianza
por parte de los Estados Unidos a brindarle apoyo, pero que luego se verá superada ante el
riesgo de expansión del comunismo. Más adelante el gobierno de Guido se alineará
abiertamente con Estados Unidos, incluso brindando apoyo logístico durante la “Crisis de los
Misiles”. (Rapoport, 2000). En los documentos analizados no se destacan otros hitos
relacionados a la cooperación durante el período.
Los años del gobierno de Arturo Illia comenzaron marcados por la anulación de los contratos
petroleros que habían sido suscriptos durante el gobierno de Frondizi. Esto se sumaba a un
clima social altamente conflictivo, con prolongadas huelgas, violentas manifestaciones y la
constante presencia en la vida política local de un posible regreso de Perón. La política exterior
se caracterizaba por “coexistencia pacífica, democracia, paz y solidaridad con occidente”.
En el plano internacional, la Argentina condenó la intervención de Cuba en Venezuela, a la
vez que rechazó cualquier intervención extranjera en Cuba. En la Asamblea General de
Naciones Unidas, el canciller Zavala Ortiz se manifestó a favor de la soberanía argentina en
la Antártida y manifestó su voluntad de negociar con Gran Bretaña la restitución de las Islas
Malvinas. En 1963 se produce la crisis dominicana, debido a la reposición del presidente
constitucional Juan Bosch y el temor de que generara un “estado comunista”. A partir de la
intervención unilateral de los Estados Unidos, la OEA buscaba apoyos por parte de los países
en provisión de medios para la creación de una fuerza interamericana bajo su órbita. Fuertes
presiones estadounidenses significaron un fuerte debate interno acerca del carácter del
contingente, si se trataba de una fuerza de paz o de una misión destinada a restablecer el
orden previo. Luego de diversas discusiones no se avanzó en el envío de recursos, aunque
se había avanzado fuertemente en la preparación de éstos. Durante 1964, Argentina participó
de conferencias de No Alineados en donde condenó la colonialización. En ese mismo año en
un encuentro en Alta Gracia de la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana,
Argentina propuso la creación de un Fondo Mundial de Financiación de Alimentos, bajo la
órbita de la ONU.
En este período se da el incidente de Laguna del Desierto, zona por entonces en conflicto
limítrofe, en donde a raíz de un enfrentamiento entre carabineros chilenos y gendarmes
argentinos generaron protestas en ambos países y diversas demostraciones militares en este
marco de tensión. Finalmente se pudo lograr un acuerdo para apaciguar a las partes, sin
mencionar las pretensiones territoriales de uno u otro. En la reunión de cancilleres de la OEA,
en noviembre de 1965, Zavala Ortiz hizo una airada defensa de la libertad y la no intervención
externa en los asuntos nacionales.
Durante este período se avanzó en un proyecto de Tratado de la Cuenca del Plata. En el plano
militar, las manifestaciones por parte del jefe del Ejército, Onganía, mencionando una “frontera
ideológica”, demostraban el condicionamiento de las acciones del gobierno, pudiendo ser
consideradas un apoyo al comunismo o a las infiltraciones de este movimiento en el
sindicalismo. Esta retórica encontró apoyos en Brasil, Uruguay y Perú, al tiempo que la
posibilidad de quiebre constitucional crecía.
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5. Tercer gobierno peronista: Héctor José Cámpora - Raúl Alberto Lastiri - Juan
Domingo Perón - María Estela Martínez de Perón. 1973-1976
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Perón sumaba una creciente simpatía y admiración por la política autonomista de China
Popular y la creencia de que Argentina debía integrarse al esfuerzo en pos de la liberación de
los pueblos del Tercer mundo de los vínculos coloniales y neocoloniales, si bien respetando
modos propios de accionar. (Moneta, 66)
Durante el gobierno de Cámpora, el programa de política exterior se pone en marcha con gran
rapidez, entre los proyectos a poner en acción estaba que Argentina debía incorporarse como
miembro pleno a la agrupación de los Países no Alineados, participar en ferias y exposiciones
comerciales en estos continentes, enviar misiones culturales y técnicas de cooperación y
propiciar el intercambio de técnicos y científicos, crear una línea de transporte marítimo con
África negra y expresar un soporte activo de las luchas contra el colonialismo y
neocolonialismo.
Una severa crítica a la política norteamericana con respecto a Latinoamérica y el llamado a la
unidad de las naciones latinoamericanas para luchar contra la dominación externa,
completaron el enunciado de la posición argentina, que provocó asombro en el exterior,
irritación en los Estados Unidos y desasosiego en los sectores más conservadores del
peronismo. (Moneta, 69)
Argentina apoya la iniciativa peruana de reformar el Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, por no satisfacer éste las actuales necesidades de los pueblos de América Latina.
La tesis fue derrotada por diez votos contra seis (Votaron a favor Argentina, Perú, Ecuador,
Colombia, Panamá y Venezuela). (Moneta, 74)
Entre mayo de 1973 y octubre de 1974, Argentina firmo diez convenios con Polonia, siete con
Checoslovaquia igual número con la URSS, once con Hungría, catorce con Rumania, seis con
Alemania Oriental, dos con Bulgaria y cuatro con Yugoslavia, estos documentos cubrían la
cooperación económica-comercial y científico-técnica en los campos de la industria
siderúrgica y petrolera; gasífera; producción de máquinas-herramientas; industria frigorífica y
liviana; petro y carboquímica; infraestructura ferroviaria; construcciones navales; productos
farmacéuticos y medicinales; infraestructura portuaria; celulosa; papel e industrias forestales.
La cooperación incluía acuerdos de importación y exportación; establecimiento de plantas e
industrias mixtas; intercambios de patentes y know-how, licencias e información y desarrollo
tecnológico conjunto.
Con Uruguay, las medidas de cooperación llevadas a cabo son enormes y comprende desde
frentes comunes en defensa de sus exportaciones básicas en los foros y negociaciones
internacionales, hasta acuerdos preferenciales para las exportaciones uruguayas, préstamos
e inversiones.
En materia de defensa del espacio territorial se continuó la política de realizar acuerdos con
Chile en el seno del Tratado Antártico.
El canciller Juan Carlos Puig durante el gobierno de Cámpora expresa la solidaridad en la
lucha antiimperialista, principio de no intervención, fundamentada en la decisión de
restablecer relaciones con la hermana República de Cuba.
6. Último golpe militar: Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Carlos Alberto
Lacoste, Leopoldo Fortunato Galtieri, Alfredo Oscar Saint-Jean, Reynaldo Benito
Antonio Bignone 1976-1983
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El perfil general del proyecto del gobierno militar requería necesariamente contar con el aval
y la actitud cooperativa de los votos de las exportaciones tradicionales argentinas-Europa
Occidental y Estados Unidos- en el ámbito de lo comercial. (Moneta, 126).
Los jefes militares realizaron una muy errónea “apreciación de la situación”, con respecto a
tres temas esenciales; 1) la conducta a desarrollar por los Estados Unidos; 2) la respuesta
que adoptaría Inglaterra; y 3) el apoyo que se lograría en los foros internacionales por parte
de la comunidad mundial.
La sorpresa del gobierno militar ante lo que se consideró una “traición” del gobierno
norteamericano parece estar basada en los supuestos derivados de implícitos compromisos
que contraían los Estados Unidos con el régimen, a cambio de la colaboración prestada por
éste en Centroamérica y de obligaciones que surgían del TIAR.
La diplomacia militar concentró en sus manos los asuntos fundamentales de la política exterior
del país durante toda la etapa del proceso: el conflicto austral con Chile, la cuestión de
Malvinas, el tema de los recursos naturales compartidos con Brasil, las intervenciones en
Bolivia y América Central y los asuntos relacionados con las vinculaciones políticas y
estratégicas con los Estados Unidos.(Russell, 102).
En un primer momento la posición de Estados Unidos fue de apoyo al golpe militar, conforme
a la percepción del gobierno republicano las fuerzas armadas aparecían como lo únicos
actores capaces de rescatar a Argentina del caos generado por el gobierno de Isabel Perón,
luego del ascenso de Carter a la presidencia de Estados Unidos en enero de 1977 la relación
bilateral atravesó un largo período de marcado enfriamiento. Durante la segunda etapa la
relación bilateral se extiende desde fines de 1978 hasta la asunción de Reagan en enero de
1981, aquí se produjeron una combinación de factores de carácter global que afectaron la
política de derechos humanos de la administración Carter y de otros aspectos vinculados
específicamente a la relación Argentina - Estados Unidos.
Con respecto a América Latina, las diplomacias militar y económica abandonaron la visión
solidaria y cooperativa del proyecto peronista para volver a la clásica posición “comercialista”
y a perspectivas geopolíticas. La lectura que realizó el gobierno militar en relación a la
integración va a estar puesta en lo comercial como se dijo con anterioridad y en el aislamiento
hacia el área se vio afectado por dos componentes: el intervencionismo “occidentalista”
destinado a mantener la seguridad individual y colectiva frente a la amenaza comunista y el
nacionalismo “territorialista” cuyos objetivos era asegurar las fronteras del país,
particularmente en el caso del Beagle, recuperar las Islas del Atlántico sur en poder de Gran
Bretaña y ocupar los espacios vacíos que dejaba en su retirada los norteamericanos. (Russell,
113).
Debido a la situación heredada del gobierno de facto, la administración Alfonsín debió trabajar
en una recomposición de las relaciones exteriores que quedaron signadas por la Guerra de
Malvinas y las tensiones con Chile. Durante este período se dan diversos factores que
condicionarán la relación de la Argentina con el mundo: a) Contexto regional de regímenes
militares en Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay, quienes observaban con desconfianza la
transición a la democracia en Argentina.; b) Existía incertidumbre en Europa y Estados Unidos
tras la guerra y el desarrollo científico y nuclear alcanzado por el país, mezclados con la
imprevisibilidad que la Argentina transmitía.; c) Los países de la región y los no alineados
veían la posición de Argentina de invocar los principios como una conveniencia táctica y no
como una conducta sincera.; d) El conflicto Este-Oeste era la principal preocupación y
cualquier conflicto regional era analizado desde esa óptica.; e) Las condiciones desfavorables
del comercio internacional llevaron a que las economías regionales entraran en crisis al no
poder afrontar sus compromisos de deuda, condicionando cualquier posibilidad de
modernización o crecimiento. (Alconada Sempé, 1986)
Dado este escenario, podemos ver diversas acciones del gobierno de Alfonsín en búsqueda
de la cooperación internacional, rompiendo con viejos paradigmas y aprovechando el
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Conclusión:
Dentro de la historia de la Política Exterior Argentina hemos podido ver que desde finales del
siglo XIX nuestro país tuvo una marcada injerencia en los asuntos latinoamericanos y
continentales. Esa voluntad política, enmarcada en una defensa de la región ante
intervenciones externas, ya sean europeas o estadounidenses, sentó las bases para un
derecho internacional e ideas de integración que luego avanzaron en otras regiones del
mundo con mayor intensidad que en la nuestra. En el marco de la cooperación internacional
podemos notar que entre los periodos analizados cronológicamente, el modelo de inserción
en el mundo fue variando acorde a intereses, lineamientos políticos y diversas coyunturas. No
siempre existió una política exterior autónoma, pero en muchas ocasiones se puede concluir
que los gobiernos actuaron con una visión propia, sin un alineamiento automático con las
potencias.
Donde se puede observar con mayor intensidad la cooperación internacional es en los
gobiernos de Juan Domingo Perón, que buscará identificar intereses comunes entre los
diferentes estados. La mirada hacia Latinoamérica es uno de los símbolos del gobierno de
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Perón, privilegiando los acuerdos de ámbito regional, con una mirada de transición desde el
nacionalismo hacia el regionalismo, para finalmente llegar al globalismo. Durante los
gobiernos autoritarios se dieron diversos cambios de rumbo marcados por un diagnóstico
errado de la situación mundial, con una exacerbación del conflicto capitalismo – comunismo
y la conciencia de la “barrera ideológica”, Aquí se dio una alineación plena con los intereses
estadounidenses, dejando de lado cualquier cercanía con los países latinoamericanos que no
adhirieran a su ideología, creando disputas territoriales y de hegemonía en la región.
Este contexto de Guerra Fría marcó diversos lineamientos de política exterior, en especial en
los años de Frondizi, al discutir la forma de vencer el subdesarrollo e identificando los cada
vez peores términos de intercambio.
Lo que de todas maneras es evidente es la volatilidad o la flexibilidad de las políticas exteriores
llevadas adelante ante un marco internacional adverso. Esto puede verse en el vuelco de
Perón durante su último gobierno hacia el movimiento No Alineados, esto tras fracasar las
gestiones de préstamos desde Europa y Japón debido a la crisis mundial. Durante el último
gobierno de facto se llevó adelante una política económica que significó la vuelta al rol
agroexportador, dejando atrás el modelo de sustitución de importaciones y terminando así con
cualquier proyecto previo de industrialización. Esta política estuvo fuertemente influenciada
por los sectores liberales civiles agroexportadores que querían mantener mercados para
ubicar su producción. Ante el fracaso de la política económica y la derrota en la Guerra de
Malvinas, el gobierno militar experimentó un giro brusco en su política exterior, participando
en las conferencias de No Alineados y manteniendo relaciones comerciales con los países
del bloque soviético, lo que de todas formas fue visto como una forma de victimización. Ya en
el gobierno de Alfonsín, el pasado reciente obligó al liderazgo a entablar políticas tendientes
a vencer la desconfianza que los países centrales y los países vecinos tenían de nuestra
incipiente democracia, lo que redundó en un nuevo acercamiento a los países centrales y a la
identificación de objetivos comunes con los países de la región, comenzando el proceso hacia
la creación del MERCOSUR.
Se distinguen dos visiones de cooperación internacional en las unidades analizadas; una que
hace referencia hacia la integración regional, hacia la solución de conflictos mediante
acuerdos, predominando ese concepto del ser nación, de cuidar lo propio y evitar toda
intervención extranjera, y la otra visión más relacionada a la integración económica, a los
intereses comerciales, donde aquí las grandes potencias son quienes que van a imponer sus
intereses, agendas e ideas.
Concluimos en que existe una tradición de Cooperación Internacional de parte de la Argentina,
pero al estar supeditada a diversos factores condicionantes, externos e internos, no podemos
considerarla una doctrina.
Fuentes:
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