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LA EXPERIENCIA VOCACIONAL DE PABLO:

PROPUESTA DE MODELO VOCACIONAL Y MISIONERO DE LA IGLESIA

FRANCISCO RICARDO DÍAZ ARANGO, S.J.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE TEOLOGÍA
PROGRAMA DE CARRERA EN TEOLOGÍA
BOGOTÁ – COLOMBIA
2015
LA EXPERIENCIA VOCACIONAL DE PABLO:
PROPUESTA DE MODELO VOCACIONAL Y MISIONERO DE LA IGLESIA

FRANCISCO RICARDO DÍAZ ARANGO, S.J.

TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO DE TEÓLOGO

DIRECTOR:
PAULA ANDREA GARCÍA ARENAS

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE TEOLOGÍA
PROGRAMA DE CARRERA EN TEOLOGÍA
BOGOTÁ – COLOMBIA
2015
Nota de aceptación
_______________________________
_______________________________
_______________________________
_______________________________
_______________________________

_______________________________
Firma del Presidente del Jurado

_______________________________
Firma del Jurado

_______________________________
Firma del Jurado

La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de síntesis; sólo velará por que no se publique nada contrario al dogma y la moral
católica y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes
bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia (Reglamento General de la
Pontificia Universidad Javeriana. Artículo 23 de la Resolución No. 13 del 06 de junio de
1964).
Bogotá, D.C., 2015
ὅτι ἐὰν ὁμολογήσῃς ἐν τῷ στόματί σου
κύριον Ἰησοῦν καὶ
πιστεύσῃς ἐν τῇ καρδίᾳ σου
ὅτι ὁ θεὸς αὐτὸν ἤγειρεν ἐκ νεκρῶν,
σωθήσῃ

Porque, si confiesas con tu boca


que Jesús es el Señor
y crees en tu corazón
que Dios le resucitó de entre los muertos,
serás salvado

Rm 10, 9
DEDICATORIA

A mis sobrinos Ángel y Matías,


y a los que vendrán,
por inspirarnos un mundo más fraterno.
AGRADECIMIENTOS

A nuestro Señor Jesucristo que nos llama a una fe comprometida.

A la Compañía de Jesús que lucha por transitar ese camino.

A mis docentes, en especial a Paula García,


por orientar la elaboración del trabajo de grado.

A mi familia por su apoyo.

A mis compañeros y amigos que orientan día a día


su vocación de servicio con autenticidad y sencillez.

A.M.D.G.
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………........ 9

CAPÍTULO I

1. LOS RELATOS VOCACIONALES DE PABLO EN SUS CARTAS Y EN LOS


HECHOS DE LOS APÓSTOLES....................................................................................... 15

1.1 Contexto histórico y sociocultural del siglo I..................................................... 15


1.1.1 Cultura de orientación colectivista...................................................... 15
1.1.2 Comportamiento anómico................................................................... 19
1.2 La vocación de Pablo en sus cartas.................................................................... 21
1.2.1 Textos.................................................................................................. 22
1.2.2 Textos comparados.............................................................................. 23
1.2.3 Textos sincronizados........................................................................... 24
1.2.4 Lo común............................................................................................. 26
1.2.5 Lo propio............................................................................................. 27
1.3 La vocación de Pablo en el libro de los Hechos de los Apóstoles..................... 28
1.3.1 Textos.................................................................................................. 29
1.3.2 Textos comparados.............................................................................. 31
1.3.3 Textos sincronizados........................................................................... 32
1.3.4 Lo común............................................................................................. 35
1.3.5 Lo propio............................................................................................. 38
1.4 Lo común a las cartas y Hechos......................................................................... 40
1.5 Conclusiones...................................................................................................... 41
CAPÍTULO II

2. EL RELATO VOCACIONAL PAULINO EN LAS CARTAS Y LOS HECHOS Y


APORTE DE AUTORES.................................................................................................... 42

2.1 Perseguidor......................................................................................................... 42
2.2 Ahora es “El Apóstol”........................................................................................ 46
2.3 Predicar el evangelio a los gentiles.................................................................... 51
2.4 Conclusiones...................................................................................................... 53

CAPÍTULO III

3. PABLO COMO MODELO VOCACIONAL Y MISIONERO DE LA IGLESIA.......... 55

3.1 Nuestro contexto vocacional y misionero.......................................................... 56


3.2 Pablo como modelo vocacional.......................................................................... 65
3.3 Pablo como modelo misionero........................................................................... 72

CONCLUSIONES............................................................................................................... 77
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................. 79
ANEXOS.............................................................................................................................. 84
Anexo 1. Vocabulario básico................................................................................... 84
Anexo 2. Cronología de la vida y misión de Pablo.................................................. 88
Anexo 3. Corpus Paulinum...................................................................................... 90
INTRODUCCIÓN

El único y primer testigo que consigna por escrito


su propia experiencia de encuentro con el resucitado es Pablo,
esto es, el acontecimiento histórico de su vocación o,
como suele llamarse, su «conversión».
Pero este hecho no puede considerarse como algo anecdótico,
o como episodio particular y esporádico que sucediera
en la vida de Pablo, sino que él mismo ha entendido
que este acontecimiento constituye el contenido de su anuncio
y el carácter divino de su misión de anunciarlo.1

A pesar del tiempo transcurrido, Pablo sigue siendo referente válido para todo
creyente que desee comprender 2 la experiencia misionera y eclesial de la primera
generación de cristianos, para así dialogar y servir de puente 3 entre los procesos
evangelizadores de hoy en día. Este urgente y complejo encuentro, entre los textos
antiguos y el mundo moderno, requiere de parte nuestra la capacidad de escuchar desde la
distancia cronológica que es también cultural e histórica, 4 las voces que cuestionan y
confrontan nuestras comprensiones para hacer posible una verdadera comunicación.

Pablo, que desempeñó su actividad misionera entre los años 32 y 60 d. C.,5 es uno
de los personajes más importantes del Nuevo Testamento, debido a la abundante

1
Baena, “Fenomenología de la revelación”, 558.
2
La lectura científica de los textos del N.T. nos permite establecer conexiones entre las
observaciones y deducir conclusiones de las observaciones para comprender mejor el texto bíblico.
Para ampliar, ver a Egger, “Lecturas del Nuevo Testamento”, 18.
3
Barbaglio, Pablo de Tarso y los orígenes cristianos, 13.
4
Ibid., 15.
5
Para conocer la cronología desde el esquema tradicional y crítico, ver a Vanni, “Las cartas de
Pablo”, 7-8.

9
información que tenemos de él, y por pertenecer a la época originaria y fundacional del
cristianismo primitivo.6

Al tomar nuestra Biblia en el orden canónico aceptado, basta con prestar atención al
índice y notaremos que de los veintisiete libros neotestamentarios, veintiuno aparecen como
«cartas» o «epístolas», 7 de las cuales catorce (Corpus Paulinum) 8 se relacionan con el
nombre de Pablo, encontrando una pequeña mención de él en 2 Pedro 3, 15.9 De los 28
capítulos que conforman el libro de los Hechos de los Apóstoles, 20 de ellos (a partir de 7,
58) nos presentan detalles biográficos y relatos de la vida de Pablo.

Asistimos, no sólo al reconocimiento de uno de los teólogos más importantes de


todo el cristianismo primitivo,10 sino a una de las pocas figuras que emerge del pasado con
notable claridad historiográfica 11 que sigue siendo novedosa debido a la información
epistolar encontrada en papiro, así como por las incontables inscripciones descubiertas en
las recientes excavaciones arqueológicas.12 Para entender tal valoración, Barbaglio afirma:

Pablo es sin duda el personaje más accesible para nosotros del cristianismo
primitivo, incluido Jesús. En efecto, ningún otro puede ofrecer un testimonio tan
vivo y palpitante como son las cartas paulinas. Ya a principios de nuestro siglo, W.
Wrede declaraba que Pablo es la figura más clara del cristianismo de los orígenes, la
única figura clara en cierto sentido. Podemos igualmente estar de acuerdo con el

6
Becker, Pablo, el apóstol de los paganos, 13.
7
En el trabajo nos hemos inclinado por utilizar el término «carta». Respecto a la diferencia entre
carta o epístola, ver a Sánchez, “Escritos paulinos”, 51-52.
8
Para entender el Corpus Paulinum, ver el Anexo 3 del presente trabajo. Para profundizar ver a
Vanni, “Las cartas de Pablo”, 16-17.
9
“Pensad que la paciencia de nuestro Señor es para nuestra salvación, tal como os lo escribió
también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada” (2P 3, 15).
10
Becker, Pablo, el apóstol de los paganos, 13.
11
Barbaglio, Pablo de Tarso y los orígenes cristianos, 23-32.
12
Ibid., 13.

10
juicio de R. Bultmann: la comprensión del cristianismo de los orígenes se decide en
la comprensión de Pablo. Él está sólidamente plantado en el centro del cristianismo
del siglo I y, en parte, del siglo II, calificado en gran parte por su iniciativa y por las
reacciones que Pablo provocó.13

Al tomar conciencia de tan abundante información, corremos el riesgo de


enfocarnos tanto en un aspecto científico del texto, que podemos olvidar que nuestro punto
de partida es una experiencia de vida. Incluso, la teología presentada por Pablo en sus
cartas en razón de la evidencia en las fechas de redacción14 y destinatarios,15 expone que su
proceso de comprensión fue evolucionando conforme formulaba su vocación y seguimiento
a Cristo.

En este sentido, lo narrado en las cartas y en el relato lucano, no son datos sueltos e
irreconciliables entre sí. Con tal de relacionar ambas fuentes, Brown explica tres maneras:

a) Confianza virtualmente completa en los Hechos […]


b) Gran desconfianza de los Hechos […]
c) Una postura intermedia utiliza las cartas de Pablo como fuente principal y las
suplementa cautelosamente por medio de los Hechos, sin apresurarse a declarar
como contradicciones las diferencias aparentes.16

Identificamos la postura intermedia de las presentadas por Brown como aquella que
orienta la manera en que nos aproximamos a los textos estudiados en el presente trabajo. Si
una de las formas en que Pablo evangeliza a los paganos es contando su historia y proceso

13
Ibid., 21-22.
14
Para ubicar cronológicamente la redacción de las cartas, ver Anexo 2 del presente trabajo.
15
Nueve dirigidas a comunidades de localidades geográficas (Rm, 1 y 2Cor, Ga, Ef, Flp, Col, 1 y
2Ts); y cuatro a particulares (1 y 2 Tm, Tt, Flm). Para una mejor comprensión, ver a Brown,
“Introducción al Nuevo Testamento II”, 542.
16
Brown, “Introducción al Nuevo Testamento II”, 557-558.

11
de vida (ver Ga 1, 23), sin obviar dificultades y temores (ver 1Cor 9, 3), entonces debemos
valorar que la exposición de la vida propia no es simple transmisión de datos, sino
fundamento originante de todo proceso de evangelización. Hablar de Pablo como
evangelizador de los gentiles (Ga 1, 16; Hch 9, 15; 22, 21; 26, 23), requiere tanto de lo
contenido en sus cartas, como de la versión de los Hechos, cuya interpretación teológica17
nos permite una visión general de la expansión del cristianismo “hasta los confines de la
tierra” (Hch 1, 8).

Por esta razón, la pregunta de investigación que guía el presente trabajo es ¿Cómo
entiende Pablo su vocación y cómo la presenta Lucas en Los Hechos de los Apóstoles?

Con tal de desarrollar este planteamiento, Bernard Lonergan describe que el ser
humano tiene cuatro formas fundamentales de acercarse al conocimiento. Estas son:
18
experimentar, entender, afirmar y decidir.

Existe un primer nivel empírico, en el cual tenemos sensaciones, percibimos,


imaginamos, sentimos, hablamos y nos movemos.19 En el segundo nivel, el entender se da
a nivel intelectual en el cual inquirimos y llegamos a expresar lo entendido, elaboramos las
presuposiciones e implicaciones de nuestra expresión. En tercer lugar el nivel racional, en
el cual reflexionamos y ordenamos nuestras evidencias para hacer juicios de verdad o
falsedad de una afirmación, y por último el nivel responsable, 20 en el cual deliberamos
acerca de nuestras posibles acciones, las cuales evaluamos para tomar decisiones.

Acerca de la forma en que debemos aproximarnos al texto bíblico, Egger explica:

17
Ibid., 558.
18
Lonergan, Método en Teología, 22.
19
Ibid., 16.
20
Ibid., 17.

12
El acceso al acontecimiento de comunicación, en el caso de textos bíblicos,
podemos lograrlo únicamente a través del texto mismo. Mediante la aplicación y
utilización exacta del modelo de comunicación expuesto, se pueden deducir del
texto mismo algunas conclusiones retrospectivas sobre los demás factores de la
comunicación, es decir, sobre el autor y su época, sobre los lectores a quienes él
quería dirigirse, etc.21

Para lograr este nivel de comunicación, en el primer capítulo la reflexión


hermenéutica será la ciencia encargada de acercarnos a la comprensión del texto bíblico,
para así captar en los capítulos siguientes, el significado que tienen hoy en día.22 Mediante
el acercamiento al contexto histórico y socio-cultural del siglo I, la manera de iniciar
nuestro diálogo tendrá como límites los presentados por los autores que trabajan la cultura
de orientación colectivista y el comportamiento anómico.

Teniendo como trasfondo el contexto, nos acercamos, sin la ayuda de autores, a las
perícopas de las cartas (Rm 1, 1-2; 1Cor 9, 1-3; 1Cor 15, 8-11; Ga 1, 11-24; Flp 3, 5-11),
las cuales, posterior a visualizarlas, son comparadas y sincronizadas en tablas que nos
permiten sacar de ellas mismas los elementos comunes y propios. Y en un segundo
momento, realizamos un proceso similar con las perícopas de los Hechos (9, 1-18; 22, 4-21;
26, 9-23), las cuales tras visualizarlas, compararlas y sincronizarlas, nos ofrecen los
elementos comunes y propios de cada relato.

En el segundo capítulo, recurrimos a autores que abordan los elementos comunes


encontrados tanto en las cartas como en los Hechos. La reflexión académica que se ha
producido en los últimos años, utiliza diversas metodologías que pretenden tener una visión
de conjunto, razón por la cual recurren a la antropología, sociología, arqueología, y
lingüística entre otras, resultando de tal esfuerzo una comprensión más objetiva del texto en

21
Egger, “Lecturas del Nuevo Testamento”, 44.
22
Ibid., 248.

13
su contexto, para poner la bases y tender puentes de comunicación con el pasado y
descubrir el sentido para nuestro tiempo.23

En el diálogo con los textos, la tarea académica de los autores consultados, aparece
como garante de estar realizando una lectura científica24 que nos ayude a comprobar que,
efectivamente, el sentido de los textos es el correcto y que nuestra interpretación se
enmarca dentro de los límites subjetivos aceptados.

Darle vida al texto bíblico para que pueda presentarse al hombre y mujer de hoy, es
la tarea del tercer y último capítulo, que mediante el modelo de lectura y comprensión
actualizante de la escritura, 25 permite que las perícopas seleccionadas referentes a la
vocación de Pablo, iluminen nuestra realidad vocacional y misionera dentro de la Iglesia.

Nuestro encuentro con la vida vocacional de Pablo expresada en sus cartas y


Hechos, produce irremediablemente un caudal de aspectos interpretativos que aparecen con
tal fuerza y frescura, que todo creyente podrá adaptarlo a su vida, e incluso proponer y
sugerir escenarios que conduzcan a procesos de evangelización más auténticos, liberadores
y vivificadores.

Recurrir a los relatos del Apóstol del Señor (1Cor 9, 2) para iluminar nuestra vida
vocacional y misionera, es confiar en la larga y profunda interpretación 26 que Pablo hiciera
de su vocación y del «misterio cristiano» desarrollado en los últimos años de su vida.

23
Ibid., 252.
24
Ibid., 16.
25
Ibid., 257.
26
Baena, Fenomenología de la revelación, 599.

14
CAPÍTULO I

1. LOS RELATOS VOCACIONALES DE PABLO EN SUS CARTAS Y EN LOS


HECHOS DE LOS APÓSTOLES

Previo a dar lectura a las perícopas seleccionadas respecto a la vocación de Pablo,


consideramos necesario recurrir a documentos y estudios que nos permitan aproximarnos
de manera general al contexto dentro del cual se circunscriben los sucesos en los textos.

Sería erróneo traer los relatos bíblicos sin antes ofrecer un margen de lectura
contextual, que posibilite al lector tener puntos de referencia desde los cuales iniciar la
interpretación de los textos.

En cierto sentido, se trata de consultar autores que nos posibiliten comprender


algunos rasgos culturales del siglo I, para orientar de forma correcta nuestras
precomprensiones y así evitar catalogar con etiquetas de nuestro presente, la conducta y
cambios en la vida de Pablo.

1.1 Contexto histórico y sociocultural del siglo I

1.1.1 Cultura de orientación colectivista

La construcción de la identidad de un judío durante el siglo I, época dentro de la


cual podemos ubicar la figura histórica de Pablo, debía responder a la petición de Yahvé
que exige a Israel “su compromiso a no adorar otros dioses y a ordenar su vida de acuerdo
con las normas contenida en la Torá”. 27

27
Aguirre, Así empezó el cristianismo, 50.

15
Esta respuesta no era única 28 para todos los judíos debido a la gran variedad y
corrientes dentro del propio judaísmo. Por tal razón podemos hablar de “judaísmos”,29 que
en cierto sentido expresa que la respuesta acerca de cómo vivir la fidelidad a Yahvé estaba
condicionada por las diversas circunstancias históricas y sociales.

En esa búsqueda de identidad, Pablo se enfrentó a diversas formas de comprensión


de su propia religiosidad y conducta. Sea la que fuere, no podía realizarse en solitario o
individualmente.

En las culturas de orientación colectivista incluirse en uno de esos grupos, además


de reconocerse en un círculo social y sentirse aceptado, se esperaba que los miembros
desarrollaran la capacidad de defender las costumbres y formas de conducta, que los
identificaban de uno u otro grupo.30

De esta forma, los proyectos en apariencia individual, son “yoes”31 en los cuales
está incluido el anhelo e interés de los demás integrantes de un grupo. Es decir. En la
cultura de orientación colectivista, el interés grupal está detrás de todo reconocimiento o
proyecto individual.

Otro aspecto o forma de entender a las personas inmersas en esta cultura, es


describirlas desde la orientación psicológica del “diadismo”. Una persona diádica es
aquella que se encuentra orientada hacia la colectividad, 32 es decir, que para conocerse
necesita saber lo que las demás personas dicen de ella misma, con el fin de confirmar que
su posición y conducta social, cumple con las exigencias del grupo hacia su persona.

28
Ibid., 51.
29
Ibid., 52.
30
Ibid., 62.
31
Neufeld, Para entender el mundo social del Nuevo Testamento, 44.
32
Malina, El mundo del Nuevo Testamento, 90.

16
En este sentido, el diadismo provocaba en la conformación de la personalidad en el
siglo I, que cada miembro se sintiera comprometido y cuidadoso en el cumplimiento y
ejercicio de su actividad acorde a su posición social, pues la interrelación33 y consideración
de los demás, era más importante que la propia evaluación individual de su proceder en la
vida.

Tener objetivos comunes y defender las costumbres, servía no sólo para ser
reconocidos, sino para llegar a ser más fuertes que los otros, mejorando así la posición
social como grupo. 34 Para lograrlo, abandonar los deseos egoístas y necesidades
individuales, permitía orientar todo el esfuerzo personal para crear bienestar grupal. De
esta forma, el miembro moralmente perfecto35 es aquel que deja todo proyecto que pueda
rivalizar con el grupo, asumiendo las luchas colectivas como propias.

De esta formación se encargaba la familia judía sabida su estructura patriarcal, pues


estaba obligada a educar a sus hijos conforme a la vida prescrita por la Ley. 36 En este
ambiente, los niños aprendían que el ideal es el cumplimiento de los preceptos, y que el
reconocimiento social y la satisfacción personal, vendrían en la medida en que asuma el rol
de cumplidor37 y defensor de esas normas y valores que fortalecen la moral grupal. La
pertenencia y el reconocimiento absoluto de la autoridad de un líder,38 marcaba en los niños
la necesidad de regirse por costumbres grupales acorde a su grupo familiar.

De esta manera podemos entender que Pablo se sintiera, en un primer momento, con
la obligación de defender y vivir acorde a la figura de la Ley, pues fue su referente de
crianza (ver Flp 3,5).

33
Ibid., 86.
34
Neufeld, Para entender el mundo social del Nuevo Testamento, 48.
35
Aguirre, Así empezó el cristianismo, 64.
36
Ibid., 73.
37
Ibid., 76.
38
Neufeld, Para entender el mundo social del Nuevo Testamento, 49.

17
Ahora bien. En la cultura de orientación colectivista, identificamos grupos que
podemos catalogar de fuertes y débiles. Un grupo fuerte sería aquel en el cual todos los
miembros comparten una identidad común sin que exista oposición39 ni divergencias entre
el individuo y los valores grupales. Y el grupo débil, estaría conformado por individuos
que debido a factores externos, priorizan intereses particulares dejando a un lado las
necesidades grupales.40

La presencia de los romanos, los impuestos,41 la excesiva observancia de la ley por


parte de los fariseos, etc, fueron factores que obstaculizaron seguir apostando por el
cumplimiento de las normas, que hasta ese momento beneficiaban efectivamente al
colectivo. Por lo tanto, el surgimiento de grupos que buscaban solucionar de otra forma
parte de los problemas, era visto como una oportunidad para unos, y amenaza para otros.

Es en este ambiente donde aparecen personajes con actitudes individualistas que


podían provenir de sectores dotados de subculturas propias.42 Es necesario precisar que en
la cultura de orientación colectivista, el surgimiento de actitudes individualistas no reflejan
necesariamente autonomía o interés en un proyecto individual 43 como lo podríamos
entender hoy en día, sino modificaciones conductuales que persiguen mejorar como grupo.

A pesar de la cultura de orientación colectivista, aparecen conductas como las de


Pablo, cuya actuación denota en ciertos momentos, comportamientos que van en contra de
su propio grupo. En este caso, Pablo, que en un principio pertenece al grupo fuerte
representado en Roma, se configura e identifica con el grupo de los débiles pues se siente
judío.

39
Malina, El mundo social de Jesús y los evangelios, 65.
40
Ibid., 66.
41
Aguirre, Así empezó el cristianismo, 59.
42
Ibid., 62.
43
Neufeld, Para entender el mundo social del Nuevo Testamento, 43.

18
1.1.2 Comportamiento anómico

Después de comprender la importancia de la cultura de orientación colectivista,


podemos ahora reflexionar acerca de las razones que llevaron a personas inmersas en este
ambiente, a considerar que los fundamentos aprendidos desde pequeños ya no eran los que
debían regir su conducta y principios morales.

Específicamente, nos centraremos en las circunstancias que llevaron a Pablo, cuya


crianza proviene de la sociedad judía de la diáspora, a convertirse en seguidor de la persona
de Jesús y su propuesta.

Pablo, considerado un «cosmopolita»,44 vive en los tres mundos y culturas que en él


se cruzan: «hebreo» de nacimiento y religión, «griego» pues se expresa con el idioma y los
modos del helenismo, y «romano» ya que se identifica con el marco político-administrativo
del imperio.

Por lo tanto, nos atrevemos a formular las siguientes preguntas: ¿Qué afectó la vida
y certezas de Pablo para que dejara de ser perseguidor de los seguidores de Jesús? ¿Qué
falló en la sociedad de su época para que cambiara de grupo?

Para dar respuesta a las preguntas mencionadas, nos referiremos a las características
propias del desarraigo social provocado por una crisis45 generalizada en la sociedad judeo-
palestina, como elementos que impidieron a sus miembros a seguir siendo cumplidores de
la doctrina grupal, tal y como orientaba la cultura colectivista del siglo I.

El desarraigo que social lo podemos entender desde tres aspectos:

44
Vanni, Las cartas de Pablo, 9.
45
Theissen, Estudios de sociología del cristianismo primitivo, 41.

19
a) donde los miembros de una sociedad no pueden ya desarrollar su vida según
normas de su medio ambiente social hereditario;
b) donde este fenómeno se ha extendido por encima del término medio;
c) donde los grupos respectivos han sufrido cambios en su status que ha producido
conmoción en su modo tradicional de vida. 46

Con tal de entender el comportamiento provocado por la sensación de desarraigo,


acudiremos al término “anomía”, acuñado en la sociología por E. Durkheim, cuyo
significado conceptualiza de la siguiente manera:

Expresa una situación en la que los individuos no están ya en condiciones de


comportarse de acuerdo a las normas de su grupo. Esto se puede aplicar, por
ejemplo, a las crisis económicas, que trasladan a los hombres a otros grupos
totalmente diferentes y de esta forma les arrebatan la seguridad de comportamiento
que hasta ahora tenían, hasta tanto éstos no hayan aprendido las reglas de
comportamiento adecuadas a su nueva pertenencia de grupo.47

De esta forma, el comportamiento anómico provocado por el desarraigo, nos sitúa


en un ambiente en el cual los cambios sociales despiertan y ponen en movimiento a sus
integrantes.48 En la percepción de esta crisis social,49 la cultura colectivista favoreció que
así fuera sentido incluso por aquellos que no habían sido afectados personalmente.

La anomía social en el siglo I, fue capaz de quebrar la estabilidad en la cultura


colectivista 50 que presentaba a la religión como uno de los elementos importantes que
garantizaban el orden social. No es de extrañarse entonces que personas como Pablo

46
Ibid., 70.
47
Ibid.
48
Ibid., 72.
49
Malina, El mundo del Nuevo Testamento, 94.
50
Theissen, Estudios de sociología del cristianismo primitivo, 77.

20
consideraran que por el bien de la mayoría, algo debía cambiar, y al ser el movimiento de
Jesús una opción desde la religión, el desarraigo le permitió buscar soluciones para mejorar
como grupo.

Pablo, judío de la diáspora, a pesar de estar inmerso dentro de la cultura colectivista,


que le permitía identificarse y gozar de la libertad propia de un ciudadano romano,
desarrolló conductas propias del comportamiento anómico fruto del desarraigo social, que
le permitieron considerar su pertenencia y reconocerse como alguien descendiente de la
tribu de Benjamín.

A continuación, acudiremos a los relatos vocacionales tanto de las cartas como de


los Hechos, para entender la forma en que Pablo describe su proceso vocacional dentro de
la cultura de orientación colectivista, y las circunstancias en que el desarraigo social
provocó comportamientos anómicos que le llevaron a tomar la decisión personal de seguir a
Jesús.

1.2 La vocación de Pablo en sus cartas

A partir del contexto hemos comprendido la importancia del grupo en una cultura de
orientación colectivista, y la forma en que el desarraigo provocó comportamientos
anómicos dentro de sus miembros.

Teniendo como telón de fondo estos aspectos del contexto, y con tal de conocer la
forma en que Pablo relata su vocación en las cartas, utilizaremos las siguientes perícopas:
Ga 1, 11-24; 1Cor 9, 1-3; 1Cor 15, 8-11; Flp 3, 5-11; Rm 1, 1-2.

Con las perícopas seleccionadas, y sin recurrir a autores, procedemos a analizar los
relatos desde el análisis literario y narrativo, y encontrar sus similitudes y diferencias. Nos
fijaremos especialmente en aquellos aspectos pertinentes para realizar posteriormente, el
mismo ejercicio con lo relatado en la obra de lucana de los Hechos de los Apóstoles.

21
1.2.1 Textos
Carta a los Gálatas 1, 11-24
11 Porque quiero que sepáis, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de orden humano,
12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
13 Seguramente habéis oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuán encanizadamente perseguía a la
iglesia de Dios para destruirla,
14 y cómo superaba en el judaísmo a muchos compatriotas de mi generación, aventajándoles en el celo por las
tradiciones de mis antepasados.
15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
16 revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo a hombre alguno,
17 ni subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde volví a Damasco.
18 Al cabo de tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas; y permanecí quince días en su compañía.
19 Y no vi a ningún otro apóstol, sino a Santiago, el hermano del Señor.
20 Y Dios es testigo de que esto que os escribo no es mentira.
21 Más tarde me fui a las regiones de Siria y Cilicia.
22 Las iglesias de Cristo en Judea no me conocían personalmente;
23 solamente habían oído decir: “El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces
quería destruir”.
24 Y alababan a Dios por mi causa.

Primera carta a los Corintios 9, 1-3


1 ¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No sois vosotros el
fruto de mi tarea de anunciar al Señor?
2 Si para otros no soy apóstol, para vosotros sí que lo soy; ¡vosotros sois la confirmación de que soy apóstol del
Señor!
3 Ésta es mi defensa contra quienes me critican.

Primera carta a los Corintios 15, 8-11


8 Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
9 En realidad, soy el último de los apóstoles, indigno incluso de tal nombre, pues llegué a perseguir a la iglesia
de Dios.
10 Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mi caso. Antes bien, he
trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que me acompaña.
11 Pues bien, tanto ellos como yo predicamos esto; y esto es lo que habéis creído.

Carta a los Filipenses 3, 5-11


5 Fui circuncidado al octavo día; pertenezco al linaje de Israel, a la tribu de Benjamín; soy hebreo e hijo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que proporciona la Ley, intachable.
7 Pero lo que antes consideré ganancia, lo tengo ahora por pérdida a causa de Cristo.
8 Más aún, juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él
perdí todas las cosas; incluso las tengo por basura para ganar a Cristo
9 y encontrarme arraigado en él, no mediante mi justicia, la que viene de la Ley, sino mediante la que viene por
la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe.
10 Pretendo así conocerle a él, sentir el poder de su resurrección y participar en sus padecimientos, haciéndome
semejante a él en la muerte
11 y tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos.

Carta a los Romanos 1, 1-2


1 Pablo, siervo de Cristo Jesús y apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios,
2 que Él había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas.

22
1.2.2 Textos comparados
Cuadro comparativo sin modificar la ubicación de los versículos en cada perícopa.
Ga 1, 11-24 1Cor 9, 1-3 1Cor 15, 8-11 Flp 3, 5-11 Rm 1, 1-2
11 Porque quiero que sepáis, 1¿No soy yo 8 Y en último 5 Fui circuncidado al 1 Pablo, siervo
hermanos, que el Evangelio libre? ¿No soy término se me octavo día; de Cristo Jesús y
anunciado por mí no es de yo apóstol? apareció pertenezco al linaje apóstol por
orden humano, 12 pues yo no lo ¿Acaso no he también a mí, de Israel, a la tribu de vocación,
recibí ni aprendí de hombre visto yo a Jesús, que soy como Benjamín; soy hebreo escogido para el
alguno, sino por revelación de Señor nuestro? un aborto. 9 e hijo de hebreos; en Evangelio de
Jesucristo. 13 Seguramente ¿No sois En realidad, cuanto a la ley, Dios, 2 que Él
habéis oído hablar de mi vosotros el fruto soy el último fariseo; 6 en cuanto al había ya
conducta anterior en el de mi tarea de de los celo, perseguidor de prometido por
judaísmo, cuán anunciar al apóstoles, la iglesia; en cuanto a medio de sus
encanizadamente perseguía a la Señor? 2 Si para indigno la justicia que profetas en las
iglesia de Dios para destruirla, otros no soy incluso de tal proporciona la Ley, Escrituras
14 y cómo superaba en el apóstol, para nombre, pues intachable. 7 Pero lo Sagradas.
judaísmo a muchos vosotros sí que llegué a que antes consideré
compatriotas de mi generación, lo soy; ¡vosotros perseguir a la ganancia, lo tengo
aventajándoles en el celo por sois la iglesia de ahora por pérdida a
las tradiciones de mis confirmación de Dios. 10 Mas, causa de Cristo. 8
antepasados. 15 Mas, cuando que soy apóstol por la gracia Más aún, juzgo que
Aquel que me separó desde el del Señor! 3 Ésta de Dios, soy lo todo es pérdida ante
seno de mi madre y me llamó es mi defensa que soy; y la la sublimidad del
por su gracia, tuvo a bien 16 contra quienes gracia de Dios conocimiento de
revelar en mí a su Hijo, para me critican. no ha sido Cristo Jesús, mi
que lo anunciase entre los estéril en mi Señor. Por él perdí
gentiles, al punto, sin pedir caso. Antes todas las cosas;
consejo a hombre alguno, 17 ni bien, he incluso las tengo por
subir a Jerusalén donde los trabajado más basura para ganar a
apóstoles anteriores a mí, me que todos Cristo 9 y
fui a Arabia, de donde volví a ellos; aunque encontrarme
Damasco. 18 Al cabo de tres no he sido yo, arraigado en él, no
años, subí a Jerusalén para sino la gracia mediante mi justicia,
conocer a Cefas; y permanecí de Dios, que la que viene de la
quince días en su compañía. 19 me acompaña. Ley, sino mediante la
Y no vi a ningún otro apóstol, 11 Pues bien, que viene por la fe en
sino a Santiago, el hermano del tanto ellos Cristo, la justicia que
Señor. 20 Y Dios es testigo de como yo viene de Dios,
que esto que os escribo no es predicamos apoyada en la fe. 10
mentira. 21 Más tarde me fui a esto; y esto es Pretendo así
las regiones de Siria y Cilicia. lo que habéis conocerle a él, sentir
22 Las iglesias de Cristo en creído. el poder de su
Judea no me conocían resurrección y
personalmente; 23 solamente participar en sus
habían oído decir: “El que antes padecimientos,
nos perseguía ahora anuncia la haciéndome
buena nueva de la fe que semejante a él en la
entonces quería destruir”. 24 Y muerte 11 y tratando
alababan a Dios por mi causa. de llegar a la
resurrección de entre
los muertos.

23
1.2.3 Textos sincronizados

El siguiente esquema nos ayuda a visualizar de una mejor manera las palabras y
frases comunes, así como lo propio de cada perícopa.

Nótese que no seguimos el orden y numeración de los versículos en cada perícopa,


sino que han sido omitidas algunas palabras y reubicado los datos comunes con el objetivo
de contrastarlos.

En negrita aparecen marcadas las palabras que han sido consideradas de especial
importancia e interés en nuestro trabajo, y a partir de la segunda mitad de los cuadros,
aparecen en cursiva los aspectos propios de cada perícopa.

Ga 1, 11-24 1Cor 9, 1-3 1Cor 15, 8-11 Flp 3, 5-11 Rm 1, 1-2


Lo común

encanizadamente pues llegué a en cuanto al celo,


perseguía a la perseguir a la perseguidor de la
iglesia de Dios para iglesia de Dios. iglesia; (v6)
destruirla, (v13) (v9)

yo no lo recibí ni ¿Acaso no he visto se me apareció escogido para el


aprendí de hombre yo a Jesús, Señor también a mí, (v8) Evangelio de Dios,
alguno, sino por nuestro? (v1) (v1)
revelación de
Jesucristo. (v12)

¿No soy yo soy el último de los y apóstol por


apóstol? (v1) apóstoles, (v9) vocación, (v1)

aventajándoles en en cuanto a la ley,


el celo por las fariseo; en cuanto a
tradiciones de mis la justicia que
antepasados. (v14) proporciona la Ley,
intachable. (v6)

para que lo ¿No sois vosotros Pues bien, tanto


anunciase entre los el fruto de mi tarea ellos como yo
gentiles, (v16) de anunciar al predicamos esto; y
Señor? (v1) esto es lo que
habéis creído.
(v11)

24
me llamó por su Más, por la gracia sino mediante la
gracia, tuvo a bien de Dios, soy lo que que viene por la fe
revelar en mí a su soy; y la gracia de en Cristo, la
Hijo, (v15-16) Dios no ha sido justicia que viene
estéril en mi caso. de Dios, apoyada
(v10) en la fe. (v9)

Lo propio

sin pedir consejo a ¿No soy yo libre? que soy como un 7 Pero lo que antes Pablo, siervo de
hombre alguno, ni (v 1) aborto. En consideré Cristo Jesús (v1)
subir a Jerusalén realidad, indigno ganancia, lo tengo
donde los apóstoles Si para otros no incluso de tal ahora por pérdida
anteriores a mí, soy apóstol, para nombre, (v9) a causa de Cristo.
(v16-17) vosotros sí que lo
soy; ¡vosotros sois he trabajado más 8 Más aún, juzgo
me fui a Arabia, de la confirmación de que todos ellos; que todo es
donde volví a que soy apóstol del aunque no he sido pérdida ante la
Damasco. (v17) Señor! Ésta es mi yo, sino la gracia sublimidad del
defensa contra de Dios, que me conocimiento de
Las iglesias de quienes me acompaña. (v10) Cristo Jesús, mi
Cristo en Judea no critican. (v2) Señor. Por él
me conocían perdí todas las
personalmente; cosas; incluso las
(v22) tengo por basura
para ganar a
solamente habían Cristo
oído decir: “El que
antes nos perseguía 9 y encontrarme
ahora anuncia la arraigado en él,
buena nueva de la (v7-9)
fe que entonces
quería destruir”. Pretendo así
(v23) conocerle a él,
sentir el poder de
su resurrección y
participar en sus
padecimientos,
haciéndome
semejante a él en
la muerte

11 y tratando de
llegar a la
resurrección de
entre los
muertos.(v10-11)

25
1.2.4 Lo común

 Perseguidor

En la carta a los Gálatas, Pablo se describe como un “encarnizado perseguidor” de


la Iglesia de Dios con el fin de “destruirla” (Ga 1, 13). Esta es posiblemente la descripción
más fuerte que Pablo hace de sus acciones en contra de las comunidades cristianas. En
1Cor 15, 9 confirma que fue “perseguidor”, y en Flp 3, 6 justifica la persecución “en cuanto
al celo”. Las tres perícopas presentan el mismo elemento en común, pues tanto Gálatas,
Corintios y Filipenses mencionan que fue “perseguidor” de un grupo, motivado por su celo
y con un objetivo claro al ir en su contra.

 Yo fui elegido

Notemos que en nuestro cuadro sincronizado, encontramos la misma idea con


distinta formulación en cuatro de cinco perícopas. Esto nos hace pensar que para Pablo es
muy importante dejar en claro que a pesar de no conocer personalmente a Jesús, “también”
se le apareció a él (1Cor 15, 8), confirmando que él ha visto a Jesús, Señor nuestro (1Cor 9,
1), que lo aprendido fue por revelación del mismo Jesucristo (Ga 1, 12), y que fue escogido
para el Evangelio de Dios (Rm 1, 1).

 Apóstol

Pablo resalta en tres ocasiones su título de apóstol. En 1Cor 9, 1 formula una


pregunta retórica; ¿no soy yo apóstol? Saberse apóstol le sirve para reconocer que, por un
lado, se considera el último de los apóstoles (1Cor 15, 9), pero también quiere dejar en
claro que fue llamado, y que su ser apóstol es por vocación (Rm 1, 1).

26
 El celo

En Gálatas 1, 14, Pablo reconoce que “aventajaba” a muchos por su celo en tanto a
las tradiciones de sus antepasados. Esto nos indica que Pablo se destacaba de entre sus
iguales por considerarse “intachable” en el cumplimiento de la Ley (Flp 3, 6).

 Predicador

Fruto de la vocación de Pablo, en la cual se le revela el Hijo, aparece dada la misión


de anunciarlo entre los gentiles (Ga 1, 16). Esto lo realiza por medio de la predicación
junto a otros (1Cor 15, 11), la cual, en 1Cor 9, 1, Pablo relata que su tarea de anunciar al
Señor ya tiene frutos.

 La gracia

En Gálatas 1, 15, Pablo relata que Dios lo llamó por su gracia, y que la gracia de
Dios no ha sido estéril (1Cor 15, 10). En Filipenses 3, 9, Pablo explica que ya no es la
justicia que viene de la Ley la que lo mueve, sino la que viene por la fe en Cristo.

1.2.5 Lo propio

Ahora nos aproximaremos a los elementos propios, si bien no exclusivos, de cada


una de ellas.

 Antes y después

En Gálatas, Pablo relata que muchas comunidades no le conocían personalmente,


sino que simplemente habían escuchado que él era perseguidor y que ahora se dedicaba a
anunciar la buena nueva (Ga 1, 22-23).

27
En Corintios, Pablo se defiende ante quienes lo critican, diciendo que su mejor carta
de presentación es el trabajo que ha realizado como apóstol, en tanto muchos le han creído
(1Cor 9, 2-3). Y ante aquellos que siguen sin creerle, Pablo intenta explicar que a pesar de
ser indigno de llamarse apóstol, y de considerarse como un aborto (1Cor 15, 8), son dos
elementos los que presenta como particulares y por lo tanto especiales; que ha trabajado
más que todos (los demás apóstoles), y que ha sido la gracia de Dios la que ha obrado en él
(1Cor 15, 10).

En Filipenses explica que antes consideraba y asignaba valor a muchas cosas, pero
que a partir del conocimiento de Cristo Jesús y su causa, ahora lo tiene por pérdida y basura
(Flp 3, 8). Para Pablo dejar sus cosas y arraigarse en Cristo es permitirse conocerle y
participar en sus padecimientos (Flp 3, 10).

 Siervo

En Romanos 1, 1, Pablo se llama a sí mismo, siervo de Cristo Jesús. Encontramos


en Filipenses 1, 1, que Pablo se nombra también siervo de Cristo Jesús, pero en esta
ocasión incluye a Timoteo.

1.3 La vocación de Pablo en el libro de los Hechos de los Apóstoles

El libro de los Hechos de los Apóstoles, al igual que el tercer evangelio, se atribuye
a Lucas, el compañero de Pablo que era oriundo de Antioquía.51

En este momento es importante recordar, como dijimos en la introducción, que la


información contenida en los Hechos acerca de Pablo, la tomaremos como complemento de
lo visualizado en sus cartas.

51
Brown, Nuevo comentario bíblico San Jerónimo, 203-205.

28
Para conocer los relatos de la vocación de Pablo en el libro de los Hechos de los
Apóstoles, utilizaremos las siguientes perícopas: Hch 9, 1-18; Hch 22, 4-21; Hch 26, 9-23.
Nótese que no recurriremos a autores, siendo los elementos comunes y propios, frutos de
nuestro análisis y reflexión.

1.3.1 Textos

Hechos de los apóstoles 9, 1-18


1 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo
Sacerdote
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de obtener permiso para llevar presos a Jerusalén
a los hombres o mujeres que encontrase, seguidores del Camino.
3 Pero yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, lo envolvió de pronto una luz venida del cielo,
4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”
5 El pregunto: “¿Quién eres, Señor?” Y él: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
6 Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que debes hacer.”
7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto, pues oían la voz, pero no veían a nadie.
8 Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía sus ojos bien abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le
introdujeron en Damasco.
9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.
10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le llamó en una visión: “Ananías.” Él respondió:
“Aquí estoy, Señor.”
11 El Señor le dijo: “Prepárate y vete a la calle Recta. Una vez allí, pregunta en casa de Judas por uno de Tarso
llamado Saulo. En este momento está en oración
12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para recobrar la vista.”
13 Respondió Ananías: “Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que ha causado a tus
santos en Jerusalén,
14 y que aquí tiene poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.”
15 El Señor le respondió: “Vete, pues he elegido a éste como instrumento para llevar mi nombre a los gentiles, a
los reyes y a los israelitas.
16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.”
17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: “Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor
Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y te llenes del Espíritu
Santo.”
18 Al instante cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista: se levantó y fue bautizado.

Hechos de los apóstoles 22, 4-21


4 Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y encarcelando a hombres y mujeres,
5 como pueden certificar el Sumo Sacerdote y todo el consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para
los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a
todos los que allí había, para que fueran castigados.
6 Pero yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el medio día, me envolvió de repente una gran
luz venida del cielo.
7 Caí entonces al suelo y oí una voz que me decía: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”

29
8 Yo respondí: “¿Quién eres, Señor?” Me dijo: “Yo soy Jesús Nazoreo, a quien tú persigues.”
9 Los que estaban allí vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.
10 Pregunté entonces: “¿Qué he de hacer Señor?” El Señor me respondió: “Levántate y vete a Damasco. Allí se
te dirá todo lo que está establecido que hagas.”
11 Como yo no veía, a causa del resplandor de aquella luz, llegué a Damasco conducido de la mano por mis
compañeros.
12 Un tal Ananías, hombre piadoso como manda la Ley y bien acreditado por todos los judíos que habitaban
allí,
13 vino a verme y, presentándose ante mí, me dijo: “Saúl, hermano, recobra la vista.” Y en aquel momento lo
pude ver.
14 Él me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y
escuches la voz de sus labios,
15 pues has de ser su testigo ante todos los hombres, proclamando lo que has visto y oído.
16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.”
17 “De vuelta ya en Jerusalén, y mientras rezaba en el templo, caí en éxtasis.
18 Entonces lo vi y oí que me decía: “Date prisa y marcha inmediatamente de Jerusalén, pues no van a aceptar
el mensaje que les transmitas acerca de mí.”
19 Yo respondí: “Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían
en ti;
20 y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo también me hallaba presente, aprobando la acción y
guardando los vestidos de los que lo estaban matando.”
21 Él añadió: “Marcha, porque voy a enviarte lejos, a los gentiles”.

Hechos de los apóstoles 26, 9-23


9 Yo, pues, me había creído obligado a combatir con todos los medios el nombre de Jesús, el Nazoreo.
10 Así lo hice en Jerusalén y, con poderes recibidos de los sumos sacerdotes, yo mismo encerré a muchos
creyentes en las cárceles y daba mi visto bueno cuando se les condenaba a muerte.
11 Frecuentemente recorría todas las sinagogas y, a fuerza de castigos, les obligaba a retractarse de su fe. Y era
tal el furor que me movía contra ellos, que los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.
12 En este empeño me dirigí a Damasco con plenos poderes y la autorización de los sumos sacerdotes.
13 Al mediodía, yendo de camino vi, majestad, una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, que
me envolvía a mí y a mis compañeros en su resplandor.
14 Caímos todos a tierra y pude oír una voz que me decía en lengua hebrea: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
Te va a resultar duro dar coces contra el aguijón.”
15 Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? El Señor me dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
16 Pero levántate, ponte en pie. Me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que
de mí has visto como de las que te manifestaré.
17 Yo te libraré de tu pueblo y de los gentiles a los que te envío,
18 para que les abras los ojos, para que vuelvan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y para que
reciban el perdón de los pecados y participen en la herencia de los santificados mediante la fe en mí”.
19 Así pues, rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial,
20 pues he predicado a todos que se conviertan y se vuelvan a Dios, haciendo obras dignas de un convertido.
Primero me dirigí a los habitantes de Damasco, después a los de Jerusalén y a los del país de Judea, y
también a los gentiles.
21 Por esto los judíos, después de prenderme en el Templo, intentaron darme muerte.
22 Con el auxilio de Dios me he mantenido firme hasta el presente, dando testimonio a pequeños y adultos, sin
decir nada al margen de lo que los profetas y el mismo Moisés dijeron que había de suceder:
23 que el Cristo tenía que padecer y que, después de resucitar el primero de entre los muertos, anunciaría la luz
al pueblo judío y a los gentiles.

30
1.3.2 Textos comparados

Cuadro comparativo sin modificar la ubicación de los versículos en cada perícopa.

Hch 9, 1-18 Hch 22, 4-21 Hch 26, 9-23


1 Entretanto Saulo, respirando 4 Yo perseguí a muerte a este 9 Yo, pues, me había creído
todavía amenazas y muerte contra Camino, encadenando y obligado a combatir con todos los
los discípulos del Señor, se encarcelando a hombres y mujeres, medios el nombre de Jesús, el
presentó al Sumo Sacerdote 2 y le 5 como pueden certificar el Sumo Nazoreo. 10 Así lo hice en
pidió cartas para las sinagogas de Sacerdote y todo el consejo de Jerusalén y, con poderes recibidos
Damasco, con el fin de obtener ancianos. De ellos recibí también de los sumos sacerdotes, yo mismo
permiso para llevar presos a cartas para los hermanos de encerré a muchos creyentes en las
Jerusalén a los hombres o mujeres Damasco y me puse en camino con cárceles y daba mi visto bueno
que encontrase, seguidores del intención de traer también cuando se les condenaba a muerte.
Camino. 3 Pero yendo de camino, encadenados a Jerusalén a todos los 11 Frecuentemente recorría todas
cuando estaba cerca de Damasco, que allí había, para que fueran las sinagogas y, a fuerza de
lo envolvió de pronto una luz castigados. 6 Pero yendo de castigos, les obligaba a retractarse
venida del cielo, 4 cayó en tierra y camino, estando ya cerca de de su fe. Y era tal el furor que me
oyó una voz que le decía: “Saúl, Damasco, hacia el medio día, me movía contra ellos, que los
Saúl, ¿por qué me persigues?” 5 envolvió de repente una gran luz perseguía hasta en las ciudades
El pregunto: “¿Quién eres, venida del cielo. 7 Caí entonces al extranjeras. 12 En este empeño me
Señor?” Y él: “Yo soy Jesús, a suelo y oí una voz que me decía: dirigí a Damasco con plenos
quien tú persigues. 6 Pero “Saúl, Saúl, ¿por qué me poderes y la autorización de los
levántate, entra en la ciudad y te persigues?” 8 Yo respondí: “¿Quién sumos sacerdotes. 13 Al mediodía,
dirán lo que debes hacer.” 7 Los eres, Señor?” Me dijo: “Yo soy yendo de camino vi, majestad, una
hombres que iban con él se habían Jesús Nazoreo, a quien tú luz que venía del cielo, más
detenido mudos de espanto, pues persigues.” 9 Los que estaban allí resplandeciente que el sol, que me
oían la voz, pero no veían a nadie. vieron la luz, pero no oyeron la voz envolvía a mí y a mis compañeros
8 Saulo se levantó del suelo, y del que me hablaba. 10 Pregunté en su resplandor. 14 Caímos todos a
aunque tenía sus ojos bien entonces: “¿Qué he de hacer tierra y pude oír una voz que me
abiertos, no veía nada. Le Señor?” El Señor me respondió: decía en lengua hebrea: “Saúl, Saúl,
llevaron de la mano y le “Levántate y vete a Damasco. Allí ¿por qué me persigues? Te va a
introdujeron en Damasco. 9 Pasó se te dirá todo lo que está resultar duro dar coces contra el
tres días sin ver, sin comer y sin establecido que hagas.” 11 Como aguijón.” 15 Yo respondí: ¿Quién
beber. 10 Había en Damasco un yo no veía, a causa del resplandor eres, Señor? El Señor me dijo: “Yo
discípulo llamado Ananías. El de aquella luz, llegué a Damasco soy Jesús, a quien tú persigues. 16
Señor le llamó en una visión: conducido de la mano por mis Pero levántate, ponte en pie. Me he
“Ananías.” Él respondió: “Aquí compañeros. 12 Un tal Ananías, aparecido a ti para constituirte
estoy, Señor.” 11 El Señor le dijo: hombre piadoso como manda la servidor y testigo tanto de las cosas
“Prepárate y vete a la calle Recta. Ley y bien acreditado por todos los que de mí has visto como de las que
Una vez allí, pregunta en casa de judíos que habitaban allí, 13 vino a te manifestaré. 17 Yo te libraré de
Judas por uno de Tarso llamado verme y, presentándose ante mí, me tu pueblo y de los gentiles a los que
Saulo. En este momento está en dijo: “Saúl, hermano, recobra la te envío, 18 para que les abras los
oración 12 y ha visto que un vista.” Y en aquel momento lo pude ojos, para que vuelvan de las
hombre llamado Ananías entraba ver. 14 Él me dijo: “El Dios de tinieblas a la luz y del poder de
y le imponía las manos para nuestros antepasados te ha Satanás a Dios, y para que reciban
recobrar la vista.” 13 Respondió destinado para que conozcas su el perdón de los pecados y
Ananías: “Señor, he oído a voluntad, veas al Justo y escuches participen en la herencia de los
muchos hablar de ese hombre y la voz de sus labios, 15 pues has de santificados mediante la fe en mí”.
de los males que ha causado a tus ser su testigo ante todos los 19 Así pues, rey Agripa, no fui

31
santos en Jerusalén, 14 y que aquí hombres, proclamando lo que has desobediente a la visión celestial,
tiene poderes de los sumos visto y oído. 16 Y ahora, ¿qué 20 pues he predicado a todos que se
sacerdotes para apresar a todos los esperas? Levántate, recibe el conviertan y se vuelvan a Dios,
que invocan tu nombre.” 15 El bautismo y lava tus pecados haciendo obras dignas de un
Señor le respondió: “Vete, pues invocando su nombre.” 17 “De convertido. Primero me dirigí a los
he elegido a éste como vuelta ya en Jerusalén, y mientras habitantes de Damasco, después a
instrumento para llevar mi rezaba en el templo, caí en éxtasis. los de Jerusalén y a los del país de
nombre a los gentiles, a los reyes 18 Entonces lo vi y oí que me Judea, y también a los gentiles. 21
y a los israelitas. 16 Yo le decía: “Date prisa y marcha Por esto los judíos, después de
mostraré cuánto tendrá que inmediatamente de Jerusalén, pues prenderme en el Templo, intentaron
padecer por mi nombre.” 17 Fue no van a aceptar el mensaje que les darme muerte. 22 Con el auxilio de
Ananías, entró en la casa, le transmitas acerca de mí.” 19 Yo Dios me he mantenido firme hasta
impuso las manos y le dijo: “Saúl, respondí: “Señor, ellos saben que el presente, dando testimonio a
hermano, me ha enviado a ti el yo andaba por las sinagogas pequeños y adultos, sin decir nada
Señor Jesús, el que se te apareció encarcelando y azotando a los que al margen de lo que los profetas y el
en el camino por donde venías, creían en ti; 20 y cuando se mismo Moisés dijeron que había de
para que recobres la vista y te derramó la sangre de tu testigo suceder: 23 que el Cristo tenía que
llenes del Espíritu Santo.” 18 Al Esteban, yo también me hallaba padecer y que, después de resucitar
instante cayeron de sus ojos una presente, aprobando la acción y el primero de entre los muertos,
especie de escamas y recobró la guardando los vestidos de los que lo anunciaría la luz al pueblo judío y a
vista: se levantó y fue bautizado. estaban matando.” 21 Él añadió: los gentiles.
“Marcha, porque voy a enviarte
lejos, a los gentiles”.

1.3.3 Textos sincronizados

Al igual que el ejercicio de análisis realizado con los relatos seleccionados de las
cartas de Pablo, no seguiremos el orden y numeración de los versículos en cada perícopa,
sino que se han omitido algunas frases y reubicado los datos comunes con el objetivo de
contrastarlos.

En negrita aparecen marcadas las palabras que fueron consideradas de especial


importancia e interés en nuestro trabajo. Casi al final, se han colocado en cursiva los
aspectos propios de cada perícopa.

Con tal de facilitar la comprensión en nuestro análisis, llamaremos a Hch 9, 1-8,


primer relato, a Hch 22, 4-21, segundo relato, y a Hch 26, 9-23, tercer relato. Recordemos
que en los textos sincronizados, no recurrimos a autores ni a bibliografía, sino que los
elementos destacados han sido fruto de nuestra propia observación.

32
Hch 9, 1-18 Hch 22, 4-21 Hch 26, 9-23
(Primer relato) (Segundo relato) (Tercer relato)
Lo común

Entretanto Saulo, respirando Yo perseguí a muerte a este Y era tal el furor que me movía contra
todavía amenazas y muerte Camino, encadenando y ellos, que los perseguía hasta en las
contra los discípulos del Señor, encarcelando a hombres y ciudades extranjeras. (v11)
(v1) mujeres, (v4)

se presentó al Sumo Sacerdote como pueden certificar el Sumo y, con poderes recibidos de los sumos
y le pidió cartas para las Sacerdote y todo el consejo de sacerdotes, yo mismo encerré a
sinagogas de Damasco, con el ancianos. De ellos recibí también muchos creyentes en las cárceles y
fin de obtener permiso para cartas para los hermanos de daba mi visto bueno cuando se les
llevar presos (v2-3) Damasco y me puse en camino condenaba a muerte. (v10)
con intención de traer también
encadenados (v5)

a Jerusalén (v2) a Jerusalén (v5) Así lo hice en Jerusalén (v10)

a los hombres o mujeres que a todos los que allí había, para […] me había creído obligado a
encontrase, seguidores del que fueran castigados. (v5) combatir con todos los medios el
Camino. (v2) nombre de Jesús, el Nazoreo. (v 9)
Frecuentemente recorría todas las
sinagogas y, a fuerza de castigos, les
obligaba a retractarse de su fe, (v11)

Pero yendo de camino, cuando Pero yendo de camino, estando En este empeño me dirigí a Damasco
estaba cerca de Damasco, (v3) ya cerca de Damasco, (v6) (v12) […] yendo de camino (v13)

hacia el medio día, (v6) Al mediodía, (v13)

lo envolvió de pronto una luz me envolvió de repente una gran vi, majestad, una luz que venía del
venida del cielo, (v3) luz venida del cielo. (v7) cielo, más resplandeciente que el sol,
(v13)

cayó en tierra y oyó una voz Caí entonces al suelo y oí una Caímos todos a tierra y pude oír una
que le decía: (v4) voz que me decía: (v7) voz que me decía en lengua hebrea:
(v14)

“Saúl, Saúl, ¿por qué me “Saúl, Saúl, ¿por qué me “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
persigues?” (v4) persigues?” (v7) (v14)

El pregunto: “¿Quién eres, Yo respondí: “¿Quién eres, Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? El
Señor?” Y él: “Yo soy Jesús, a Señor?” Me dijo: “Yo soy Jesús Señor me dijo: “Yo soy Jesús, a quien
quien tú persigues. (v5) Nazoreo, a quien tú persigues.” tú persigues. (v15)
(v8)

Pero levántate, entra en la Pregunté entonces: “¿Qué he de Pero levántate, ponte en pie. (v16)
ciudad y te dirán lo que debes hacer Señor?” El Señor me
hacer.” (v6) respondió: “Levántate y vete a
Damasco. Allí se te dirá todo lo
que está establecido que hagas.”
(v10)

33
Los hombres que iban con él Los que estaban allí vieron la que me envolvía a mí y a mis
se habían detenido mudos de luz, pero no oyeron la voz del que compañeros en su resplandor. (v13)
espanto, pues oían la voz, pero me hablaba. (v9)
no veían a nadie. (v7)

Saulo se levantó del suelo, y Como yo no veía, a causa del


aunque tenía sus ojos bien resplandor de aquella luz, llegué a
abiertos, no veía nada. Le Damasco conducido de la mano
llevaron de la mano y le por mis compañeros. (11)
introdujeron en Damasco. (9)

Había en Damasco un discípulo Un tal Ananías, hombre piadoso


llamado Ananías. (v10) como manda la Ley y bien
acreditado por todos los judíos
que habitaban allí, (v12)

y le dijo (Ananías): “Saúl, (Ananías) vino a verme y,


hermano, me ha enviado a ti el presentándose ante mí, me dijo:
Señor Jesús, el que se te “Saúl, hermano, recobra la
apareció en el camino por donde vista.” Y en aquel momento lo
venías, para que recobres la pude ver. (v13)
vista y te llenes del Espíritu
Santo.” (v17)

Al instante cayeron de sus ojos Y ahora, ¿qué esperas? Levántate,


una especie de escamas y recibe el bautismo y lava tus
recobró la vista: se levantó y fue pecados invocando su nombre.”
bautizado. (v18) (v16)

13 Respondió Ananías: “Señor, 19 Yo respondí: “Señor, ellos


he oído a muchos hablar de ese saben que yo andaba por las
hombre y de los males que ha sinagogas encarcelando y
causado a tus santos en azotando a los que creían en ti;
Jerusalén, 14 y que aquí tiene 20 y cuando se derramó la sangre
poderes de los sumos sacerdotes de tu testigo Esteban, yo también
para apresar a todos los que me hallaba presente, aprobando la
invocan tu nombre.” (v13-14) acción y guardando los vestidos
de los que lo estaban matando.”
(v19-20)

El Señor le respondió (a Él (Jesús) añadió: “Marcha, Yo te libraré de tu pueblo y de los


Ananías): “Vete, pues he porque voy a enviarte lejos, a los gentiles a los que te envío (v17)
elegido a éste (a Saúl) como gentiles”. (v21)
instrumento para llevar mi
nombre a los gentiles, a los
reyes y a los israelitas. (v15)

pues has de ser su testigo ante Me he aparecido a ti para constituirte


todos los hombres, proclamando servidor y testigo tanto de las cosas
lo que has visto y oído. (v15) que de mí has visto como de las que te
manifestaré. (v16)

34
Lo propio

Pasó (Saúl) tres días sin ver, sin Él me dijo: “El Dios de nuestros Te va a resultar duro dar coces contra
comer y sin beber. (v9) antepasados te ha destinado para el aguijón.” (v14)
que conozcas su voluntad, veas al
10 […] El Señor le llamó en una Justo y escuches la voz de sus 18 para que les abras los ojos, para
visión: “Ananías.” Él labios, (v4) que vuelvan de las tinieblas a la luz y
respondió: “Aquí estoy, Señor.” del poder de Satanás a Dios, y para
11 El Señor le dijo: “Prepárate 17 “De vuelta ya en Jerusalén, y que reciban el perdón de los pecados y
y vete a la calle Recta. Una vez mientras rezaba en el templo, caí participen en la herencia de los
allí, pregunta en casa de Judas en éxtasis. 18 Entonces lo vi y oí santificados mediante la fe en mí”.
por uno de Tarso llamado que me decía: “Date prisa y 19 Así pues, rey Agripa, no fui
Saulo. En este momento está en marcha inmediatamente de desobediente a la visión celestial, 20
oración 12 y ha visto que un Jerusalén, pues no van a aceptar pues he predicado a todos que se
hombre llamado Ananías el mensaje que les transmitas conviertan y se vuelvan a Dios,
entraba y le imponía las manos acerca de mí.” (v17-18) haciendo obras dignas de un
para recobrar la vista.” (v10- convertido. Primero me dirigí a los
12) habitantes de Damasco, después a los
de Jerusalén y a los del país de Judea,
Yo le mostraré cuánto tendrá y también a los gentiles. 21 Por esto
que padecer por mi nombre. los judíos, después de prenderme en el
(v16) Templo, intentaron darme muerte. 22
Con el auxilio de Dios me he
Fue Ananías, entró en la casa, mantenido firme hasta el presente,
le impuso las manos […] (v17) dando testimonio a pequeños y adultos,
sin decir nada al margen de lo que los
profetas y el mismo Moisés dijeron que
había de suceder: 23 que el Cristo
tenía que padecer y que, después de
resucitar el primero de entre los
muertos, anunciaría la luz al pueblo
judío y a los gentiles. (v18-23)

1.3.4 Lo común

Al visualizar los textos sincronizados, nos damos cuenta de las abundantes


similitudes que presentan los tres relatos lucanos en torno a lo ocurrido a Pablo en el
camino a Damasco. A continuación, presentamos los elementos comunes, incluyendo
incluso aquellos que solamente aparecen en dos relatos.

 Perseguí a muerte

Los relatos lucanos muestran a Pablo que persigue a muerte a los discípulos del
Señor (Hch 9, 1), a los del Camino (Hch 22, 4). Si consideramos nuestro cuadro con los

35
textos sincronizados, notaremos en detalle la intención y énfasis de presentar a Pablo, que
además de respirar amenazas y muerte (Hch 9, 1), efectivamente encadena y encarcela
(Hch 22, 4), incluso en ciudades extranjeras (Hch 26, 9). En Hch 26, 10, el relato lucano
recuerda que Pablo “dio su visto bueno”, y que incluso “aprobó” la lapidación de Esteban
(Hch 8, 1).

Las cartas (Hch 9, 2; 22, 5) o poderes recibidos (Hch 26, 10) de los sumos
sacerdotes, le otorgaban el “permiso” o “autorización” para encarcelar y perseguir en
Jerusalén, y en todo camino o sinagoga. De esta forma, Lucas presenta a un Pablo en pleno
ejercicio de la persecución, donde incluso a base de castigos, obliga a los discípulos del
Señor a retractarse de su fe (Hch 26, 11).

 La luz

A Pablo lo envuelve una gran luz venida del cielo (Hch 9, 3; 22, 7), que resplandece
más que el sol (Hch 26, 13). En los tres relatos Pablo cae en tierra debido a esta gran luz
(Hch 9, 4; 22, 7; 26, 14), la cual, es tan fuerte que menciona en los dos primeros relatos que
no veía nada.

 Una voz

En los tres relatos aparece la misma pregunta: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”
(Hch 9, 4; 22, 7; 26, 14). El tercer relato agrega que tal pregunta fue escuchada por Saúl en
lengua hebrea. Pablo responde: “¿Quién eres, Señor?”. Y el Señor dice: “Yo soy Jesús, a
quien tú persigues” (Hch 9, 5; 22, 4; 26, 15).

Los Hechos presentan tanto la luz y la voz, como elementos determinantes en el


relato de lo ocurrido camino a Damasco (Hch 9, 3; 22, 6; 26,13). Tal énfasis en estos
elementos, nos indica la importancia de Lucas en dejar con lujo de detalles el encuentro de
Pablo con el Señor Resucitado.

36
 Levántate

Pablo ha quedado en el suelo y cegado por el resplandor. En esa circunstancia Jesús


le dice que se levante y que se disponga a entrar en Damasco para que le informen lo que
debe hacer (Hch 9, 6; 22, 10; 26, 16).

 Los acompañantes

Notemos que Pablo va acompañado durante el camino a Damasco (Hch 9, 7; 22, 9;


26, 13). No se explica el motivo de tal compañía, pero inferimos que eran parte de aquellos
que ayudaban a Pablo a perseguir y encarcelar a los seguidores del Señor.

Recordemos que Pablo, posterior a escuchar la voz y ver el resplandor, quedó


“cegado”. Los primeros dos relatos refieren a que en ese momento, los acompañantes
ayudan a Pablo a llegar a Damasco, “conducido de la mano” (Hch 9, 9; 22, 11).

 Enviado a los gentiles

En los tres relatos Pablo es enviado como instrumento para llevar el nombre del
Señor a los gentiles (Hch 9, 15; 22, 21; 26, 17). En dos relatos, como complemento de su
misión, Pablo tiene la función de servidor y de ser testigo ante los hombres, y proclamar lo
que ha visto, oído, y lo que se le manifestará (Hch 22, 15; 26, 16).

 Ananías

En los primeros dos relatos, aparece Ananías, al cual presentan como discípulo (Hch
9, 10), y como un hombre piadoso y bien acreditado por los judíos (Hch 22, 12).

Ananías es enviado por el Señor para que Saúl recobre la vista, se llene del Espíritu
Santo, y sea bautizado (Hch 9, 17-18; 22, 12-13). En la respuesta que ofrece Ananías al

37
Señor en el primer relato (Hch 9, 13-14), con la respuesta directa de Saúl al Señor en el
segundo (Hch 22, 19), es donde queda en evidencia que Pablo era conocido, hasta ese
momento, como alguien que perseguía, encarcelaba, azotaba y aprobaba el asesinato de
todos los que creían en el Señor.

1.3.5 Lo propio

Previo a visualizar lo propio de cada relato, identificamos a Lucas como el narrador


del primer relato. Pablo es el narrador de los otros dos relatos: el segundo relato constituye
un discurso de Pablo ante los judíos de Jerusalén, y el tercer relato es la defensa o discurso
ante el rey Agripa.

 La voz y la luz en los acompañantes

Al referir los elementos comunes en los relatos lucanos, notamos que Pablo no
emprendió el camino a Damasco en solitario. Con tal de seguir en su empresa de perseguir
y encarcelar a los discípulos de Jesús, los tres relatos sitúan que Pablo iba acompañado de
varios amigos o compañeros.

En los tres relatos Pablo es el único que escucha la voz y ve la luz. Respecto a los
acompañantes, en el primer relato todos oyeron la voz pero no vieron al que hablaba (Hch
Hch 9, 7). En el segundo y tercer relato todos ven la luz, pero el único que oye la voz es
Pablo. (Hch 22, 9; 26, 13-14).

Recordemos que debido al resplandor, Pablo cae en tierra. En el primer y segundo


relato se lee respectivamente “cayó” y “caí”, en singular (Hch 9, 4; 22, 7). En el tercer
relato dice “caímos” a tierra (Hch 26, 14), haciendo referencia a sus acompañantes.

En el segundo relato ocurre algo que ha llamado nuestra atención: todos ven la luz
(Hch 22, 9). Siguiendo de forma lógica la narración, si todos vieron el resplandor, entonces

38
la consecuencia sería que todos quedaran “cegados”. En Pablo, efectivamente, tal efecto
del resplandor lo deja sin la capacidad de ver, razón por la cual sus compañeros lo
conducen de la mano a Damasco (Hch 22, 11). Ante tal escena debemos preguntarnos, ¿los
acompañantes se recuperaron antes que Pablo?

 Tres días

El primer relato es el único en el cual Lucas añade que Pablo pasó los tres días
posteriores a lo ocurrido en Damasco sin ver, sin comer y sin beber (Hch 9, 9).

 La visión de Ananías

Ananías es mencionado en los dos primeros relatos (Hch 9, 10; 22, 12). En el
primer relato aparecen 6 versículos (Hch 9, 10-16) destinados a explicar el llamado que
hace el Señor a Ananías por medio de una visión. En el diálogo que ocurre dentro de la
visión, el Señor envía a Ananías a buscar en casa de Judas a Saulo de Tarso.

En la visión Ananías le responde al Señor que él ha escuchado que Saúl tiene los
poderes de los sumos sacerdotes para hacer daño a los creyentes (Hch 9, 13). Y en la
respuesta del Señor, viene la misión encomendada a Saúl, la de ser elegido como
instrumento para llevar su nombre a los gentiles, los reyes y a los israelitas (Hch 9, 15). Es
interesante notar que únicamente en el primer relato, Ananías le impone las manos a Saulo
(Hch 9, 17).

En el segundo relato aparece Ananías, pero se omite la visión (Hch 22, 12-13). En
el tercer relato no aparece mención alguna de Ananías.

39
 Sufrimiento y rechazo

En el primer relato, dentro de la visión de Ananías, se hace referencia al sufrimiento


que Pablo deberá padecer por el nombre del Señor (Hch 9, 16). En el segundo relato,
inmediatamente después de bautizarse, Pablo regresa a Jerusalén y en éxtasis ve y oye, que
debe marchar presuroso a Jerusalén, pues será difícil que acepten el mensaje que transmita
del Señor (Hch 22, 17-18). En el tercer relato, Pablo explica al Rey Agripa que por cumplir
la misión recibida del Señor, los judíos intentaron darle muerte (Hch 26, 21).

La frase que llama nuestra atención en el tercer relato es la siguiente: “Te va a


resultar duro dar coces contra el aguijón” (Hch 26, 14). Esta frase aparece inmediatamente
después de que Pablo escucha la voz de Jesús que le pregunta ¿por qué me persigues? Sin
pretender ahondar demasiado en ella, recurrimos a la nota al pie de la biblia de Jerusalén,
que explica lo siguiente: “se refiere a una expresión proverbial entre los griegos para
caracterizar una resistencia inútil: como la del buey, que al dar coces contra el aguijón, sólo
consigue lastimarse”.

1.4 Lo común a las cartas y Hechos

Ubicado Pablo dentro de su contexto, y analizados los relatos vocacionales


presentados en las cartas y Hechos, ahora los veremos conjuntamente para identificar los
aspectos comunes.

Para lograrlo, utilizaremos el siguiente cuadro en el cual ubicaremos los elementos


encontrados, y así visualizar los detalles que tanto Pablo como Lucas presentan del mismo
acontecimiento.

40
Cartas Hechos
 Pablo se presenta como alguien que fue  Lucas muestra a Pablo como aquel que encadenó,
“perseguidor” de la Iglesia de Dios. (Ga encarceló y persiguió a muerte a los discípulos del
1, 13; 1Cor 15, 9; Flp 3, 6) Señor (Hch 9, 2; 22, 4; 26, 9).
 Fue “elegido” para que anunciar a  En los tres relatos, Pablo camino a Damasco,
Jesucristo entre los gentiles (Ga 1, 15). acompañado, ve una luz y oye la misma pregunta,
 Se llama “apóstol” (Rm 1, 1; 1Cor 9, 1). “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?” (Hch 9, 4;
 Fue conocido por su conducta 22, 7; 26, 14).
“intachable” y aventajaba a muchos por  En tanto a la elección, Lucas presenta en el primer
su “celo” en tanto al cumplimiento de la y segundo relato que Saúl recibe la misión de
ley (Ga 1, 14). Jesús resucitado por medio de Ananías. En el
 Su llamado fue por gracia. (Ga 1, 15; tercer relato no hay mediación (Hch 9, 10; 22, 12)
1Cor 15, 10). Lo presenta como  Pablo recibe la misión de ir a los gentiles (Hch 9,
revelación/teofanía. 15-22, 21).

1.5 Conclusiones

Con el trasfondo del contexto histórico y sociocultural del siglo I, los textos
analizados tanto de las cartas como de los Hechos, nos han ofrecido elementos comunes y
propios: En las cartas, Pablo presenta principalmente seis temas comunes: 1. Perseguidor;
2. Yo fui elegido; 3. Apóstol; 4. El celo; 5. Predicador; 6. La gracia. Cada uno de estos
elementos comunes nos dan una idea objetiva de la forma en que Pablo se presenta a los
demás, los argumentos utilizados para justificar su vocación, y los ejemplos que utiliza para
considerarse con derecho a ser reconocido como uno más de los apóstoles. De la misma
manera, tenemos alrededor de 7 elementos comunes relacionados al mismo acontecimiento
desde la versión lucana presentada en los Hechos: 1. Perseguí a muerte; 2. La luz; 3. Una
voz; 4. Levántate; 5. Los acompañantes; 6. Enviado a los gentiles; 7. Ananías.

A continuación, en el segundo capítulo, centraremos nuestra atención en los


elementos comunes tanto de las cartas como de los Hechos, y los iluminaremos recurriendo
a autores.

41
CAPÍTULO II

2. EL RELATO VOCACIONAL PAULINO EN LAS CARTAS Y LOS HECHOS Y


APORTE DE AUTORES

Al visualizar lo común de las cartas y los Hechos, han sido considerados tres
detalles fundamentales que integran los relatos, y que nos permiten profundizar en los
aspectos determinantes. Los tres elementos son:

1. El hecho de que Pablo fue perseguidor


2. La elección o llamada a ser Apóstol
3. La misión de predicar a los gentiles

A continuación, incluiremos algunos comentarios de autores respecto a los tres


elementos encontrados.

2.1 Perseguidor

Notemos las diferencias en tanto al verbo que se usa en las perícopas. En Filipenses
3, 6, se utiliza en el original griego el verbo διώκων,52 que se traduce persiguiendo. En
Gálatas 1, 13, ἐδίωκον, que se traduce perseguía. Y en 1 Corintios 15, 9, aparece ἐδίοζα
que se traduce como perseguí. El diccionario exegético 53 traduce διώχω (diōkō),
apresurarse, correr; correr en pos, andar detrás de algo, aspirar a algo, pretender algo;
perseguir. διωγμός, οῦ, ὁ (diōmos), persecución. Y διώχτης, ου, ὁ (diōktēs), perseguidor.

En las perícopas que nos corresponden, la persecución emplea el verbo para


referirse a Pablo, que pasa a ser perseguido cuando antes había sido perseguidor de la

52
Usamos la traducción que hace el Interlineal griego-español de Francisco Lacueva, 784.
53
Balz, Diccionario exegético del Nuevo Testamento I, 1024.

42
Iglesia. Es decir. Además de entender la persecución en su sentido original de perseguir y
expulsar, o en su sentido figurado de ir tras de una persona o cosa, sirve para entender la
forma en que Pablo usa de forma retrospectiva54 su pasado.

Pablo relata en sus cartas que persiguió “a la Iglesia de Dios” 55 (1Cor 15, 9; Ga 1,
13), haciendo referencia a los cristianos situados en Jerusalén56 (Hch 9, 2; 22, 5; 26, 10),
Judea y Samaría.57 Se reconoce perseguidor de cristianos (Ga, 1, 13.23; 1Cor 15, 9; Flp 3,
6), pero no se presenta como alguien que persiguió a muerte o que motivó a otros para que
asesinaran cristianos.58

Lucas, en cambio, presenta por medio de una descripción más general, títulos que
nos indican que Pablo, además de encarcelar multitudes (Hch 8, 3), perseguía hasta la
muerte (Hch 22, 4) a los discípulos del Señor (Hch 9, 1). Esto queda en evidencia al
mencionar que Saulo, el perseguidor, ha sido puesto en una escena anterior donde aprueba
hechos sangrientos, como el asesinato de Esteban (Hch 8, 1; 22, 20).

Esta forma de presentar a Pablo en los Hechos, además de explicar que el odio e ira
de Pablo contra los cristianos va “in crescendo”,59 pretende principalmente exponer que
mientras más nefasta y cruel sea la figura del perseguidor, más clara y grandiosa será la
acción de Cristo resucitado al transformarle en Damasco.

54
Ibid., 1026.
55
Gnilka, Pablo de Tarso, Apóstol y testigo, 38.
56
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 73.
57
Fitzmyer, Los Hechos de los Apóstoles II, 15.
58
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 66.
59
Ibid., 68.

43
Ahora bien. Tanto la imagen presentada en los Hechos como en las cartas, quieren
dejar claro que el llamado llegó a Pablo en el pleno ejercicio de su actividad como
perseguidor de cristianos.60

Es fundamental resaltar la diferencia en tanto a la descripción que hace Pablo en sus


cartas, y el énfasis de los relatos lucanos en la forma de proceder contra los cristianos, pues
al momento de entender su vocación, sabremos diferenciar qué acciones y formas de
proceder son las que cambia.

Lucas establece la relación de Pablo junto a otras personas que se dedicaban a


perseguir y encarcelar. Con seguridad tenía un grupo 61 de referencia con los cuales
discutían y se animaban mutuamente en su odio contra los cristianos. A pesar de ubicar a
Pablo como parte de este grupo posiblemente numeroso, cuyos miembros también
perseguían y encarcelaban a los seguidores de Jesús, Lucas enfatiza que Pablo desarrolló
una iniciativa especial62 y que se destacó en celo y persecución frente a otros.

En este ambiente de persecución hacia los seguidores de Jesús, los sumos sacerdotes
juegan un papel importante en el relato lucano. Además de brindarle a Pablo los permisos
necesarios y la autoridad63 para encarcelar y castigar cristianos (Hch 9, 1-2; 22, 4-5; 26, 9-
12), el hecho de que la autoridad reconozca y acredite a Pablo como perseguidor, expresa la
clara oposición de parte de los judíos hacia el cristianismo.

En Flp 3, 6, Pablo explica que, respecto a la Ley, se considera un Fariseo. Es


precisamente esta actitud de “celo” la que lo impulsa 64 a perseguir al cristianismo que
colocaba a Jesús como el centro, minusvalorando y rivalizando con el lugar que ocupaba la

60
Gnilka, Pablo de Tarso. Apóstol y testigo, 37.
61
Ibid.
62
Ibid., 38.
63
Borg, El primer Pablo. La recuperación de un visionario radical, 78.
64
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 69.

44
Torá en el judaísmo, y más que eso, oponiéndose, restándole valor,65 o haciendo caso omiso
de la Ley.66

Lo expuesto anteriormente nos permite indicar que Pablo perseguía a los cristianos,
pues en cierto sentido conocía la fe de ellos y sabía quién era el personaje que congregaba
multitudes 67 en torno a esa nueva doctrina. Es probable que Pablo y su grupo se
preocuparan por conocer a sus enemigos, razón para intuir que en el momento del
acontecimiento de Damasco Pablo conociera de la vida y obra Jesús, motivo suficiente para
decir que estaba “preparado”68 para entender el llamado recibido de parte de Jesús.

En otras narraciones en las cuales el Señor resucitado aparece, los discípulos, que
habían conocido a Jesús en vida, ahora lo reconocen en un estado distinto,69 tal es el caso
de María Magdalena (Jn, 11-16), los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-42), o el grupo de los
once (Jn 20, 19-20). Pablo, que no conoció a Jesús en vida, es capaz de “identificar” sin
dificultad quién le habla en Damasco.

Pablo, al presentarse como perseguidor, nos permite partir de la realidad


fundamental desde la cual justifica su misión. Es decir. Pablo no ocultó su vida pasada ni
trató de “borrar” su historia. Pablo utiliza su pasado y lo integra a su presente. En este
sentido, es necesario comprender que su historia como perseguidor de los seguidores de
Jesús, se transforma en una oportunidad y no en debilidad. Que en el momento en que
Pablo recuerda el daño que provocó, lo hace para presentar a sus destinatarios su vida
entera.

65
Muyphy-O´Connor, Pablo, su historia, 47.
66
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 70.
67
Muyphy-O´Connor, Pablo, su historia, 45.
68
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 84.
69
Muyphy-O´Connor, Pablo, su historia, 45.

45
De esta forma, reconocemos desde Pablo, que toda predicación debe iniciar
incluyendo la vida pasada, que sirve no sólo para intentar ser transparente y honesto,
virtudes que posibilitan integrar la vida entera, sino que al mismo tiempo funciona como
elemento que hace posible que los oyentes se identifiquen y se dispongan a iniciar procesos
de transformación interior como hiciera Pablo posterior al acontecimiento de Damasco.

Pablo no ocultó los errores, al contrario, los expuso en el momento requerido no con
la intención de ponerse o mostrarse como un ejemplo a seguir, sino con la idea de dejar en
evidencia la fuerza e importancia de la misión a la que ha sido llamado.

2.2 Ahora es “El Apóstol”

Pablo, en lo relatado en sus cartas, no da muchos detalles e información del


acontecimiento que transformó su vida. 70 Esto lo explicaremos más adelante, cuando
abordemos el tema de la misión, entendiendo que Pablo no comenta con amplitud el
proceso de su llamado a ser Apóstol, pues lo que desea destacar es que lo importante es
exponer la potencia histórica de la causa del evangelio, y que lo fundamental es la misión
que ha recibido y no su propia persona.71

Un elemento que llama nuestra atención en los relatos de la vocación de Pablo, tanto
en los Hechos como en sus cartas, es que para Lucas, Pablo vio una luz del cielo y oyó la
voz de Cristo (Hch 9, 3-4; 22. 6-7; 26, 13-14). A simple vista podemos afirmar que la
intención de Lucas es dejar claro que Pablo vio una luz, no al Señor; que oyó la voz de
Cristo, pero no vio su rostro.72 En este punto Pablo relata que, en plena contradicción con
Lucas, vio a Cristo (1Cor 9,1; 15, 8-9). Este ver a Cristo es el punto de partida que utiliza
Pablo para justificar llamarse apóstol, con igual autoridad que los otros apóstoles.

70
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 77.
71
Bornkamm, Pablo de Tarso, 59.
72
Borg, El primer Pablo. La recuperación de un visionario radical, 78.

46
La intencionalidad lucana al comentar que Pablo solamente oyó a Cristo,
corresponde a la necesidad de situar a Pablo al mismo nivel y en comunión con los Doce
73
apóstoles. Pero, haciendo caso mayor a lo relatado por Pablo en sus cartas,
comprendemos que Pablo vio a Jesús, al que fue crucificado (por Roma) y glorificado (por
Dios). Con esta visión vocacional, el mensaje de fe de Pablo, su teología, y el sentido de su
vida, quedan plenamente justificados y, partiendo de esta comprensión, la teología
progresiva en sus cartas pueden ser rastreadas de una mejor manera.

Es importante destacar que el cambio de Saulo, de perseguidor a ser apóstol, implica


una llamada74 que deja en evidencia el poder de Cristo resucitado en la vida de todo ser
humano. De esta forma, tanto en las cartas como en los Hechos, es Cristo quien toma la
iniciativa de aparecerse ante Pablo (1Cor 15, 8), acontecimiento 75 que cambió todo su
sistema de valores.76

Esto nos lleva a relacionar la vida y acciones de Pablo previas al acontecimiento de


Damasco. Para Pablo, como buen judío descendiente de una familia de la diáspora, 77 no es
nada nuevo ir a los gentiles, pues así como su celo judío fariseo le hizo salir para convertir
al judaísmo, ahora está pregonando el cristianismo.78 En otras palabras, Pablo desempeña
su función dentro de la sociedad con gran entereza y convicción. Por lo tanto, no fue por la
falta de cumplimiento79 de la Ley, lo que llevó a Pablo a asumir un proyecto distinto.

73
Ibid., 80.
74
Fitzmyer, Los Hechos de los Apóstoles II, 18.
75
Es interesante leer en los relatos lucanos que Pablo está acompañado en el camino a Damasco.
Esto significa que él no era el único que perseguía a los seguidores de Jesús, lo cual nos hace pensar
que tampoco fue el único que -posiblemente- transformó su vida y recibió un llamado.
76
Muyphy-O´Connor, Pablo, su historia, 49.
77
Bornkamm, Pablo de Tarso, 33.
78
Ibid., 43.
79
Malina, El mundo del Nuevo Testamento, 87.

47
En los relatos de los Hechos, observamos que Lucas ordenó los acontecimientos y
esquematizó las escenas, separando la conversión de la vocación.80 Esto indica que Lucas
prefiere exponer un proceso de conversión, donde después de tres días de ayuno y oración
(Hch 9, 9), Ananías le impone las manos y éste recobra la visión y recibe el Espíritu Santo.
Dicho de otra forma; Pablo es “bautizado” (Hch 9, 17), y tras tomar alimento y recobrar
fuerzas (Hch 9, 19) le comunican que ha sido elegido. Es decir. En Lucas se explica
primero el proceso de conversión (ayuno y oración), después el bautismo, y por último
recibir la misión.81

En lo que coinciden tanto Pablo como los relatos lucanos, es en que pasar de ser
perseguidor a apóstol del Señor, fue un acontecimiento “brusco” 82 y no un proceso o
evolución espiritual que duró años.

Lo ocurrido en camino a Damasco le permitió a Pablo orientar todo lo que había


vivido y experimentado, todo lo que era hasta ese momento, al igual que su pensamiento y
vida entera,83 en torno a lo revelado por Cristo Resucitado. Este giro en la vida de Pablo se
comprende desde la preocupación misma por examinar su conciencia ante Dios, 84
argumentos que encontramos en su autoconciencia reflejada en sus escritos, donde él
mismo se queja de una lucha interna en la cual quiere hacer el bien, pero es el mal el que le
domina (Rm 7, 21).

Por estos motivos, Pablo no entiende lo ocurrido como conversión, sino como
vocación, sustentado en la presentación que él mismo hace de su llamamiento al
apostolado, nombrándose “apóstol por vocación” (Rm 1, 1), “apóstol de Cristo Jesús por
voluntad de Dios” (1Cor 1, 1; 2Cor 1, 1), “verdadero apóstol de los gentiles” (Rm 11, 13),

80
Gnilka, Pablo de Tarso. Apóstol y testigo, 45.
81
Ibid., 44.
82
Légasse, Pablo apóstol: Ensayo de biografía crítica, 87.
83
Bruce, Pablo: apóstol de corazón liberado, 94
84
Malina, El mundo del Nuevo Testamento, 87.

48
“apóstol no por designación de los hombres ni por mediación humana alguna, sino por
Jesucristo y Dios Padre” (Ga 1, 1). Por estas razones, en el presente trabajo nos hemos
inclinado por utilizar el término vocación, tal y como lo presenta Pablo, y no conversión,
como lo presenta Lucas.

Al presentar Pablo su llamamiento de esta forma, lo hace con la intención clara de


situar su vocación de apóstol al mismo nivel e igualarse a los apóstoles restantes. 85
Asistimos entonces a uno de los puntos fundamentales de la comprensión de Pablo
respecto a su vocación, que si bien reconoce el trabajo y labor de otros apóstoles, él quiere
mostrar las circunstancias especiales de su llamado, en la cual es apóstol “por la gracia de
Dios” (1Cor 15, 10). De esta forma Pablo se incluye dentro de aquellos que han visto a
Jesús Resucitado (1Cor 9, 1), por lo tanto, puede presentarse sin ningún problema y con la
misma autoridad como cualquier otro apóstol (1Cor 15, 8).

Pablo deja claro que él tiene derecho a llamarse “apóstol” (1Cor 9, 1-2), pero
también se autocalifica como el de menor importancia, “y en último término se me apareció
también a mí, que soy como un aborto. En realidad soy el último de los apóstoles, indigno
incluso de tal nombre […]” (1Cor 15, 8ss).

Es interesante hacer notar que los relatos lucanos corresponden a dramatizaciones86


de la experiencia de Saulo camino a Damasco como perseguidor; su encuentro con Cristo
resucitado, que Ananías le curara (Hch 9, 10; 22, 12) y que fuera “elegido”. En cambio, en
sus cartas, Pablo no menciona a Ananías pues destaca principalmente que su vocación
viene directamente de Dios y no de seres humanos. En Hch 26, encontramos que tampoco
se menciona a Ananías. Por lo tanto, no fue una simple conversión, sino que la gracia
divina transformó completamente la vida del perseguidor de cristianos, ahora considerado

85
Gnilka, Pablo de Tarso. Apóstol y testigo, 45.
86
Fitzmyer, Los Hechos de los Apóstoles II, 17.

49
un “héroe”,87 a quien se le aparece el mismo Cristo Resucitado, razón por la cual pareciera
ser el único apóstol88 que aparece en las cartas.

Ahora bien. En Flp 3, 7 leemos, “pero lo que antes considere ganancia, lo tengo
ahora por pérdida a causa de Cristo”. Esto supone que el acontecimiento relatado por Pablo
incluye de forma asertiva que el llamado implica ser seducido, pero también dejarse
seducir,89 es decir, la decisión personal no se excluye en tanto que si ahora lo que se quiere
conseguir es a Cristo, entonces se debe dejar lo que antes tenía algún valor. Pablo dejó todo
lo que hasta ese momento significaba algo. Abandonó aquello que había guiado sus
acciones y certezas fundamentales.

En ese proceso que requería lucha interior,90 Pablo debía abandonar la Ley en tanto
camino de salvación, y enfocarse completamente, sin reservas, a descubrir en su vivencia
cristiana la esencia de la ley91 mostrada en el mandamiento del amor. Conocer de Pablo
que es “el amor de Dios el que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado” (Rm 5, 5), y “que el amor de Cristo nos apremia” (2 Cor 5,
14), puede indicarnos que tales afirmaciones fundamentaron en último momento su propia
comprensión de su vocación.

Al sentirse apóstol, Pablo no se queda con una predicación en la cual el centro es su


arrepentimiento por el daño que hizo a los Cristianos. Lejos queda un Pablo que se lamenta
y llora frente a los gentiles por la vida aferrada a la Ley que le impedía ser libre y vivir
según Cristo. El hecho de sentirse llamado implica dar un salto de confianza desde las
propias convicciones.

87
Ibid., 15.
88
Pervo, Pablo después de Pablo, 33.
89
Gnilka, Pablo de Tarso. Apóstol y testigo, 47.
90
Ibid., 48.
91
Ibid., 49.

50
Hemos leído que Pablo era un personaje instruido, que participaba activamente en la
vida académica, en las discusiones de su entorno, y en la defensa de sus convicciones. Es
interesante pensar que previo al acontecimiento de Damasco, Pablo conocía muy bien qué
hacía y a quiénes perseguía. Por eso en nuestro trabajo destacamos el aspecto de sentirse
llamado, pues toda la energía que Pablo gastaba en sus acciones y rutinas diarias, ahora son
enfocadas y tomadas para una empresa distinta. Es decir. No fue un cambio de un Pablo
perezoso a un Pablo que ahora va caminando incansablemente de un lado a otro. El
llamado que recibe Pablo nos sitúa frente a alguien que ahora enfoca toda su energía vital
en la predicación y en el seguimiento acorde a la revelación que ha recibido de parte de
Jesucristo en el camino a Damasco.

2.3 Predicar el evangelio a los gentiles

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, la inclusión de la historia de Saulo es


fundamental, pues si la Palabra ya ha sido proclamada en Jerusalén, entonces se necesita de
alguien que ofrezca su testimonio92 y propague la Palabra a los gentiles.

Lucas, que cuenta en tres ocasiones el relato del encuentro de Pablo con Jesús
camino a Damasco (9, 1-9; 22, 1-16 y 26, 9-18) no menciona cómo recibió el evangelio,
pues la intención es relacionar a Pablo con la Iglesia, por medio de la cual aprende la
historia de Jesús.93 Pablo, en cambio, relata en sus cartas (Ga 1, 11-16; 1 Cor 9, 1ss; 15, 8-
10; Flp 3, 6-8) cómo Dios le reveló a su Hijo, que debía predicar a los gentiles, y describe
cómo recibió el evangelio.

Es claro que Pablo, en los relatos lucanos, no es presentado como el único apóstol,
sino más bien como un testigo que tendrá la función importante de ser misionero entre los

92
Fitzmyer, Los Hechos de los Apóstoles, II, 14.
93
Ibid., 16.

51
gentiles.94 Ahora bien, uno de los motivos que darían razón de la necesidad de Lucas de
ubicar a Pablo como evangelizador del mundo gentil, sabiendo que él mismo se describe en
sus cartas como el único apóstol, sería la de crear unidad en las comunidades diversas y
alejadas.

En esta predicación hacia los gentiles, Pablo relata el momento de su vocación en


tanto necesita anunciar el evangelio. 95 Las experiencias personales y lo que Pablo
consideraba ganancia, ahora es pérdida desde y por causa de Cristo (Flp 3, 7-9). Es decir.
Pablo comparte su propia experiencia en tanto sirve, no para ponerse de ejemplo, sino para
que por medio de su confesión personal, el evangelio pueda llegar a todos.96

En Gálatas 1, 13-17, Pablo explica con detalles únicos la forma en que ha sido
llamado y autorizado para anunciar entre los gentiles a Cristo. Esta defensa o justificación
que hace Pablo de su misión, no sirve únicamente para igualarse a los demás apóstoles, o
para que los gentiles le crean, sino que hace uso de este relato para explicar que por medio
de su llamado, Dios, al enviar a Cristo, pone fin al sistema judío basado en la justicia que
da la ley.97 Entendemos entonces que la información ofrecida por Pablo en Gálatas, sirve
para explicar algo más grande que una simple defensa que pueda hacer Pablo de él mismo.

En Gálatas 3, 23-25, Pablo explica que con la llegada de Cristo, nuestra justificación
radica en la fe, y que a partir de aquí, todos somos Hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Este título cristológico de “Hijos de Dios”, pertenece precisamente al pensamiento de una
salvación para todos,98 siendo el testimonio de su vocación, el relato puesto al servicio y en
función del contenido de su predicación y su teología.

94
Pervo, Pablo después de Pablo, 35.
95
Bornkamm, Pablo de Tarso, 48.
96
Ibid., 49.
97
Ibid., 54.
98
Ibid., 55.

52
Desde esta óptica, la Evangelización no requiere de protagonismos ni necesita de
unos que se digan superiores a otros. Siguiendo el orden de ideas presentadas
anteriormente, Pablo sugiere utilizar la experiencia toda y el testimonio de vida en tanto
que se requiere para un objetivo y fin más grande y universal.

En este tercer y último elemento, resalta la figura de Pablo, elegido para ser enviado
a predicar a los gentiles. De nada nos serviría entender quién era Pablo y el llamado que
recibió, sin proyectar un futuro inmediato y lejano.

Al recibir el llamado, Pablo no se queda en su hogar esperando a que lleguen a él


los que quieran escucharle o aprender del ahora llamado “apóstol”. Pablo sigue caminando
y va hacia los gentiles a predicar. Poco le importará a Pablo ser perseguido y encarcelado,
humillado y ultrajado. Él sabe que su predicación le traerá más incertidumbres y
dificultades, que espacios de tranquilidad y serenidad.

Esto parece indicarnos que el trabajo respecto a la evangelización tiene que tener
dentro de sí misma, más discusiones con otros que escucha atenta de muchos, más de malos
tratos que recepciones oficiales, más de incomprensiones y fatigas, que premios y
condecoraciones.

2.4 Conclusiones

Integrar el pasado de Pablo, la llamada y pensar en el futuro, nos lanza a reconocer


que todo esfuerzo evangelizador debe estar arraigado en un público determinado, en el cual
sean más los desafíos que los aspectos ganados. En tanto a ese futuro lejano, en Pablo se
reconoce que la misión de predicar a Jesucristo no le pertenece, razón por la cual, tanto en
Hechos como en las Cartas, Pablo se reconoce parte de un grupo que sirve a una misión.

La predicación debe continuar incluso cuando Pablo muera. Por eso es importante
entender en Pablo, que la evangelización a los gentiles no acaba con él, que otros deben

53
seguir predicando y presentando a Jesucristo, que así como Pablo caminó, se regocijó y
sufrió, deben venir otros que continúen la labor encomendada.

Estos tres elementos del pasado, presente y futuro (inmediato y lejano), nos han
ayudado a comprender que una vida dispuesta a la evangelización debe presentarse a todos
con luces y sombras. Que las sombras en vez de convertirse en elementos que impidan
actuar, pueden ser posibilidad para que otros se identifiquen con esas debilidades. Y que al
integrar el pasado con el presente, debe ser visualizado en nuestro horizonte un futuro que
ponga en movimiento lo aprendido de los errores y aciertos, para que aportemos en
procesos de evangelización auténticos y creíbles.

En esa búsqueda, veremos a continuación las luces que la vida de Pablo presenta
como propuesta de modelo vocacional y misionero a la Iglesia.

54
CAPÍTULO III

3. PABLO COMO MODELO VOCACIONAL Y MISIONERO DE LA IGLESIA

Previo a ofrecer nuestra interpretación, realizaremos una breve contextualización


general del estado actual a nivel vocacional y misionero de la Iglesia universal,
enfocándonos en algunos aspectos pertinentes que debemos tomar en cuenta como Iglesia
en América Latina. Para lograrlo, utilizaremos principalmente los siguientes documentos
del Magisterio de la Iglesia:

 Del Concilio Vaticano II: Constitución pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en
el mundo actual (1965); Decreto Ad Gentes, sobre la actividad misionera de la
Iglesia (1965).
 Del Episcopado: Aparecida, V conferencia general del episcopado latinoamericano
y del caribe (2007).
 Del Papa Francisco: Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, sobre el anuncio
del Evangelio en el mundo actual (2013).

Además de los anteriores documentos, utilizaremos como material complementario,


algunos documentos de la Compañía de Jesús que aportan al tema vocacional y misionero
de la Iglesia y algunas referencias a otros documentos eclesiales relacionados.

Presentaremos los elementos positivos para, posteriormente, referirlos desde la


experiencia vocacional y misionera de Pablo. Al finalizar este capítulo, tendremos
orientaciones que pueden indicarnos o sugerir el camino por el cual debemos orientar y
fortalecer nuestra acción evangelizadora y vocacional.

55
3.1 Nuestro contexto vocacional y misionero

En el primer capítulo nos hemos aproximado a la cultura de orientación colectivista y al


comportamiento anómico fruto del desarraigo que rodeó las circunstancias históricas de la
sociedad del siglo I, ambiente en el cual surgió la figura de Pablo de Tarso. Este contexto
nos permitió comprender la sociedad de Pablo, pero ahora toca entender nuestro contexto e
identificar los retos de nuestra propia cultura occidental, sobre la cual está arraigada la
Iglesia latina (Roma).

Nuestro acercamiento parte del reconocimiento de las características de nuestra


sociedad actual, que no refleja los mismos valores de sobre los cuales legitimamos al
cristianismo tradicional.99 Basta acudir al tema de la unidad familiar para darnos cuenta de
la crisis institucional en la cual nos encontramos, que incluye las relaciones de autoridad a
todo nivel, la valoración y derechos de la niños y los adultos mayores, o la honorabilidad de
la palabra y compromisos adquiridos,100 los cuales condicionan nuestra comprensión de la
cultura de los textos bíblicos.

No es fácil trazar rasgos generales acerca de cómo nos encontramos a nivel


vocacional y misionero en la Iglesia de hoy. Los creyentes nos enfrentamos como nunca a
diversos actores sociales que cuestionan y exigen explicaciones de nuestra conducta.
Vemos este reto como una posibilidad para crecer en transparencia y sensatez.

Reconocemos que en la actualidad existen organizaciones y grupos de personas,


creyentes o no, que requieren de los hombres y mujeres religiosos el testimonio de una vida
que refleje las convicciones internas. Por lo tanto, es sano aceptar todas las críticas y
cuestionamientos que puedan hacer a la Iglesia de hoy en los diversos campos académicos.
Partimos del entendimiento de estar dispuestos a tener una presencia en el mundo de hoy

99
Aguirre, Así empezó el cristianismo, 14.
100
Ibid., 15.

56
con diálogo, 101 más que imposición, de acompañar procesos humanos, más que dictar
juicios sobre ellos, de permitirnos compartir nuestra experiencia religiosa, más que
imponer.

Por lo tanto, nuestro punto de partida no es cambiar aquello que nosotros, a lo


interno de la Iglesia, consideramos que debemos modificar para ser aceptados. Se trata
fundamentalmente de reconocer nuestra condición antropológica que nos hace compartir las
mismas incertidumbres, temores y certezas102 con el resto de la humanidad. Es decir. Si de
renovar nuestras formas de evangelizar se trata, un camino posible puede ser el de
sincerarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno, e incluirnos dentro del cúmulo
total de seres humanos que buscan el sentido de su vida de una forma u otra. La
constitución pastoral del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, lo formula diciendo:

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano
que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por
hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar
hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para
comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del
género humano y de su historia.103

Puede ser que renovar la evangelización requiera de hombres y mujeres que se vean
constantemente a sí mismos. Basta recordar que nadie da lo que no tiene. ¿Quién puede
evangelizar entonces? Puede evangelizar aquel que está constantemente examinando104 su

101
Compañía de Jesús, CG 35, D. 1, No. 7.
102
Ibid., No. 15.
103
Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo
actual”, No. 1.
104
Ignacio, Ejercicios Espirituales, No. 24.

57
historia personal y social con tal de corregir y mejorar. Es cierto. El simple análisis de la
realidad puede resultar tedioso y desesperanzador. Pero son precisamente esas dificultades
las que deben vencer, los que desean ser signos vivos de justicia y esperanza frente a un
panorama sombrío y desolador. En este sentido, la constitución pastoral Gaudium et Spes
reconoce:

[…] Afectados por tan compleja situación, muchos de nuestros contemporáneos


difícilmente llegan a conocer los valores permanentes y a compaginarlos con
exactitud al mismo tiempo con los nuevos descubrimientos. La inquietud los
atormenta, y se preguntan, entre angustias y esperanzas, sobre la actual evolución
del mundo. El curso de la historia presente es un desafío al hombre que le obliga a
responder.105

Nuestra respuesta no la podemos formular en solitario, sino que debemos sentirnos


invitados a sumar esfuerzos para solucionar las dificultades humanas.106 Nos reconocemos
inmersos en una cultura particular desde la cual intentamos salir de nosotros mismos y ser
constructores de bondad en un mundo que parece plagado de maldad. Ante esta realidad,
vale la pena preguntarnos desde la Gaudium et Spes:

[…] ¿Qué piensa del hombre la Iglesia? ¿Qué criterios fundamentales deben
recomendarse para levantar el edificio de la sociedad actual? ¿Qué sentido último
tiene la acción humana en el universo? He aquí las preguntas que aguardan
respuesta. Esta hará ver con claridad que el pueblo de Dios y la humanidad, de la
que aquél forma parte, se prestan mutuo servicio, lo cual demuestra que la misión de
la Iglesia es religiosa y, por lo mismo, plenamente humana.107

105
Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo
actual”, No. 4.
106
Compañía de Jesús, Sanar un mundo herido, No. 27.
107
Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo
actual”, No. 11.

58
En ocasiones, la lógica o el simple razonamiento nos devuelve a nuestra realidad en
la cual nos reconocemos sin uniformes ni cargos. Identificarnos como hermanos unos de
otros108 es tan fácil, que en ocasiones tenemos miedo de sentirnos iguales en una sociedad,
que pretende dividirnos acorde a nuestros ingresos económicos, color de piel o formación
académica.

Todo cristiano debe intentar sentir en su interior, la inclinación a tener una mirada
limpia y sincera, libre de prejuicios de toda clase. En la búsqueda de rescatar esa
humanidad y transmitir nuestra experiencia de vida, el decreto Ad Gentes nos recuerda que
la actividad misionera permite a los fieles cristianos animar procesos en los grupos
humanos:

La presencia de los fieles cristianos en los grupos humanos ha de estar animada por
la caridad con que Dios nos amó, que quiere que también nosotros nos amemos
unos a otros. En efecto, la caridad cristiana se extiende a todos sin distinción de
raza, condición social o religión; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues
como Dios nos amó con amor gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el
hombre mismo, amándolo con el mismo sentimiento con que Dios lo buscó. Pues
como Cristo recorría las ciudades y las aldeas curando todos los males y
enfermedades, en prueba de la llegada del Reino de Dios, así la Iglesia se une, por
medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condición, pero especialmente con
los pobres y los afligidos, y a ellos se consagra gozosa […].109

En la construcción de las estructuras que permitan hacer realidad esa nueva forma
de relacionarnos desde el amor recibido, nos sabemos puestos en el lugar desde el cual
estamos invitados a desempeñar nuestra labor misionera. En este sentido, Ad Gentes
continúa:

108
Compañía de Jesús, Sanar un mundo herido, No. 67.
109
Concilio Vaticano II, “Decreto Ad Gentes sobre la actividad misionera de la Iglesia”, No. 12.

59
Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe el deber de propagar la fe según su
condición, Cristo Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que quiere para
que lo acompañen y los envía a predicar a las gentes. Por lo cual, por medio del
Espíritu Santo, que distribuye los carismas según quiere para común utilidad, inspira
la vocación misionera en el corazón de cada uno y suscita al mismo tiempo en la
Iglesia institutos, que reciben como misión propia el deber de la evangelización, que
pertenece a toda la Iglesia […].110

La comprensión vocacional y misionera de la Iglesia, puede crecer si parte más de


preguntas e inseguridades, que de certezas y absolutos. Son precisamente esas
interrogantes las que pueden ser oportunidad, para intervenir y ofrecer nuestra compañía111
a todo el que necesite. No significa que nosotros, creyentes, tenemos nuestras dudas
existenciales solucionadas. Es precisamente porque nos aventuramos con renovado
impulso, a querer sumarnos al proyecto de Dios, que quiere aliviar el sufrimiento del ser
humano. La exhortación apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium nos dice:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las
costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se
convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que
para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión
pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan
más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva
y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y
favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su
amistad […].112

110
Ibid., No. 23.
111
Para profundizar en las acciones que quieren acompañar procesos de transformación de la
realidad, ver a Compañía de Jesús, “Acción e intercambio para la construcción de un futuro regional
equitativo y sostenible”.
Papa Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del evangelio en el
112

mundo actual”, No. 27.

60
Vivir las alegrías y tristezas de la humanidad, nos ancla ineludiblemente a buscar
junto a otros justicia en ambientes injustos. En el siglo presente, hemos sido testigos de las
múltiples y variadas formas de buscar soluciones a los problemas que nos agobian a nivel
mundial. Existen organizaciones, sin fines de lucro, que invierten recursos económicos
millonarios para distribuir alimentos en las zonas geográficas donde hombres, mujeres y
niños, mueren de hambre todos los días. Detrás de la logística y operatividad de estas
organizaciones, encontramos profesionales 113 que dedican muchos años de su vida a
realizar los estudios necesarios, para tener estrategias certeras que contribuyan de manera
efectiva a canalizar tales recursos.

Todos estos esfuerzos, lo realizan hombres y mujeres de buena voluntad, que


sienten en el fondo la urgente necesidad de aliviar al que sufre.

La Iglesia, al contar con estructuras que van en la misma línea de acción, está
invitada a involucrarse y cooperar con cualquier iniciativa que sirva para aliviar el
sufrimiento del pobre e inocente. Pero en tal labor, no basta la simple voluntad o
activismo. Nuestra mirada puesta en la realidad estaría incompleta si creemos, que una
vida puesta al servicio, tendría la suficiente fortaleza confiando en sus propias fuerzas y
convicciones.

El cristiano sabe que sin una vida de oración, toda actividad se vaciaría de
significado en sí misma. La vida de oración114 a la cual nos referimos, es aquella que nos
invita a reconocer las necesidades de los menos favorecidos, y el trabajo diario lo
entendemos como toda actividad que aporta a la creación de una sociedad más humana. Un

113
El esfuerzo realizado por otras instituciones que buscan crear una sociedad justa y en paz, nos
invita a sentirnos compañeros de camino. Para comprender cómo puede la Iglesia sentirse
acompañada por estas instituciones, ver Arquidiócesis de Bogotá, “Por una evangelización
Misionera”, 57-58.
114
Respecto a la vida de oración, la familiaridad con Dios nos lleva a “encontrar a Dios en todas las
cosas” y sentir que estamos llamados a ser “contemplativos en la acción”. Para profundizar en tales
afirmaciones, ver a Compañía de Jesús, “CG 32”, D. 11, No. 8.

61
evangelizador debe saberse en tensión entre ambas dimensiones, y en este sentido, continúa
la exhortación Evangelii Gaudium:

Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan.


Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin
un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o
pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Esas propuestas
parciales y desintegradoras sólo llegan a grupos reducidos y no tienen fuerza de
amplia penetración, porque mutilan el Evangelio. Siempre hace falta cultivar un
espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad. Sin
momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo
sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por
el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga […].115

Evangelizar no es una simple decisión que un buen día se nos ocurre como actividad
para pasar nuestros ratos libres, sino que incluye nuestras prioridades en la vida y disponer
todo nuestro ser en torno a un proyecto que supera nuestros gustos y anhelos.

Todo proyecto se hace concreto conforme cada hombre y mujer va haciendo historia
sus decisiones. En ese derrotero diario, es donde debemos ser capaces de identificar, en
nuestra propia vida, la historia de salvación en la cual Dios opera. Y si somos capaces de
ser conscientes de la presencia de Dios en nuestro diario vivir, será inevitable que el
agradecimiento sea el motor de acciones que nos conduzcan a crecer en esperanza.116

Si procuramos vivir una espiritualidad sana, en la cual nos acompañen guías con
una profunda experiencia de Dios, entonces todo acontecimiento personal será leído desde

Papa Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del evangelio en el
115

mundo actual”, No. 262.


116
La esperanza guía los proyectos y apuestas regionales que tienen por objetivo mejorar nuestros
países. Para conocer una de estas apuestas, ver a Conferencia de provinciales jesuitas de América
Latina, “Corresponsables en la misión”, 13-19.

62
el amor de Dios que se presenta en nuestro día a día. El mensaje de la evangelización deja
de ser un discurso lógico, y se transforma en la buena noticia que deseamos compartir con
todos los que nos rodean. Al respecto, el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium
confirma que:

La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa
experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Pero ¿qué
amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de demostrarlo, de
hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos
detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos. Nos hace falta
clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón frío y sacuda nuestra
vida tibia y superficial. […] Para eso urge recobrar un espíritu contemplativo, que
nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza,
que ayuda a llevar una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los
demás.117

Transmitimos esa buena noticia desde el testimonio de vida, donde renunciamos a


nuestros propios egoísmos por una motivación mayor en la cual no estamos solos ni
actuamos por motivaciones personales. Y como es lógico pensar, toda acción que
realicemos incidirá en la realidad inmediata. De esta forma es que damos testimonio a
nuestros vecinos, amigos, familiares y demás conocidos.

Esta labor misionera será signo de contradicción, pues en un mundo donde parece
que todos se esfuerzan por destacarse o vivir un éxito individual, aparece el Reino de Dios
que nos invita a compartir con otros118 nuestra experiencia, para que sea Dios conocido por
todos. El Papa Francisco en la Evangelii Gaudium refiere lo siguiente:

Papa Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del evangelio en el
117

mundo actual”, No. 264.


118
Leal, La noción de justicia social en la Gaudium et Spes, 189.

63
Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, lo
que buscamos es la gloria del Padre, vivimos y actuamos «para alabanza de la gloria
de su gracia» (Ef 1, 6). Si queremos entregarnos a fondo y con constancia, tenemos
que ir más allá de cualquier otra motivación. Este es el móvil definitivo, el más
profundo, el más grande, la razón y sentido final de todo lo demás. Se trata de la
gloria del Padre que Jesús buscó durante toda su existencia. Él es el Hijo
eternamente feliz con todo su ser «hacia el seno del Padre» (Jn 1, 18). Si somos
misioneros, es ante todo porque Jesús nos ha dicho: «La gloria de mi Padre consiste
en que deis fruto abundante» (Jn 15, 8). Más allá de que nos convenga o no, nos
interese o no, nos sirva o no, más allá de los límites pequeños de nuestros deseos,
nuestra comprensión y nuestras motivaciones, evangelizamos para la mayor gloria
del Padre que nos ama.119

Nuestro camino está repleto de inseguridades e incertidumbres. Poner nuestra


mirada en el futuro nos debe invitar a gastar nuestros años en el anuncio de Jesucristo.
Sabemos que surgen dudas acerca de nuestras capacidades, pues al reconocernos limitados,
puede ser que nos abrumen nuestros errores. Por tal motivo, el documento del Magisterio
Episcopal de Aparecida nos invita a sentirnos alegres por ser discípulos-misioneros:

En este momento, con incertidumbres en el corazón, nos preguntamos con Tomás:


“¿Cómo vamos a saber el camino”? (Jn 14, 5). Jesús nos responde con una
propuesta provocadora: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Él es
el verdadero camino hacia el Padre, quien tanto amó al mundo que dio a su Hijo
único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna: “que te conozcan a ti el
único Dios verdadero, y a Jesucristo tu enviado” (Jn 17, 3). La fe en Jesús como el
Hijo del Padre es la puerta de entrada a la Vida. Los discípulos de Jesús

Papa Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio del evangelio en el
119

mundo actual”, No. 267.

64
confesamos nuestra fe con las palabras de Pedro: “Tus palabras dan Vida eterna” (Jn
6, 68); “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16).120

Con las referencias a los documentos de la Iglesia, más la experiencia a nivel


vocacional y misionero que cada uno tiene, ofreceremos algunas orientaciones que parten
de los aspectos reflexionados de la vida de Pablo.

3.2 Pablo como modelo vocacional

Con tal de precisar el sentido que deseamos otorgar a la palabra «modelo» en


nuestro trabajo, recurriremos al significado de la palabra prototipo, tal y como señala el P.
Sarasa, “prototipo, del griego πρότος (protos) primero+τύπος (typos), el cual tiene dos
acepciones: un ejemplar original y primer molde en el cual se fabrica una figura u otra cosa,
y […] un ejemplar perfecto y modelo de una virtud o virtudes, de un vicio o vicios”.121

Nos acercaremos a la figura de San Pablo, y lo tomaremos como un modelo que nos
permita verlo como un referente en tanto a las acciones que le llevaron a comprender el
llamado recibido de parte del Señor, y las decisiones que le condujeron a ser conocido por
muchos como un elegido para el Evangelio de Dios. Se trata de retomar lo expuesto en los
capítulos anteriores, y hacer de la vocación de Pablo, un referente de modelo vocacional
que aporte en nuestra vida.

 Pablo que intenta solucionar los problemas de su sociedad

La invitación radica en despertar en las personas la capacidad de vivir presentes en


el mundo. Fuera de toda vida egoísta e intimista, la construcción responsable de

120
V Conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe. “Aparecida”, No. 101.
121
Sarasa, “Una indicación exegética sobre el discípulo amado como un prototipo”, 264.

65
humanidad122 desde cualquier estado, inicia con el reconocimiento de la historia pasada
para que a la luz del contexto actual (ver Ga 1, 14) nos proyectemos hacia un mejor futuro.

Los análisis de la realidad social y la comprensión de los problemas históricos son


la oportunidad de incluirse en las soluciones. Una persona que viva apartada o ajena a
espacios que busquen mejorar su barrio, ciudad, país, o sociedad en general, debe
plantearse antes de cualquier discernimiento por una opción religiosa o laical
comprometida, si en realidad podría interactuar con otras personas o grupos sociales (ver
Ga 2, 9-10), que sin pregonarlo, están ya en la construcción de una humanidad nueva. Por
el contrario, si una persona ya se encuentra inmersa en actividades que analicen las
dificultades sociales y busquen solucionarlas,123 entonces plantearse una opción vocacional
a la vida religiosa, será un discernimiento en detalle y más fino, en el sentido de saberse
puesto en camino, gastando sus energías en proyectos válidos.

Entonces la opción por la vida religiosa no es despertar la energía, sino conducirla y


enfocarla en aquello que mejor puede aprovecharse, 124 dejando lo que ya no es útil y
abrazando lo verdaderamente valioso (ver Flp 3, 7). El ejemplo que podemos traer para
mejor comprender esta primera interpretación, es la de una jornada vocacional realizada un
domingo en la mañana, a la cual asisten dos tipos de personas; uno que ha utilizado el día
domingo para despertarse tarde, ver televisión y salir con sus amigos a un centro comercial;
y otro que invierte su tiempo y energía en un domingo, en el cual desde temprano se alista
para visitar comunidades rurales con su grupo de universidad, llevando víveres o
participando en mejoras de infraestructura, trabajando a la par de campesinos. ¿Cuál de los
dos a la luz de la vida de San Pablo está preparado para iniciar un proceso de
discernimiento? ¿Quién está en condiciones de iniciar un proceso vocacional? Queda claro

122
Para comprender la forma en que la comprensión de la realidad orienta las apuestas
evangelizadoras, ver a Compañía de Jesús, “CG 35”, D. 1, No. 8-17.
123
Leal, La noción de justicia social en la Gaudium et Spes, 191.
124
Ignacio, Ejercicios Espirituales, No. 46.

66
entonces que, acorde a lo visto en Pablo, se responde a la vocación puestos en camino,125
invirtiendo la energía en proyectos y actividades que confirmen nuestra identidad, en torno
a los frutos obtenidos en el pleno ejercicio de nuestra libertad (ver 1Cor 9, 1).

 Pablo conocido por su celo y compromiso

La capacidad de comprometerse y comprender que toda decisión no sólo afecta la


vida personal sino también la de otros. Esto nos lleva a involucrarnos en dinámicas
sociales que si bien plantean fecha de vencimiento para todo, la persona que anhela
comprometerse en un estilo de vida religiosa, está invitada a saberse contraria a los valores
que muchos consideran normales.126

Podríamos plantear el tema de la estabilidad de un matrimonio, o la permanencia en


una carrera universitaria.127 Pocas son las parejas que deciden tener una relación estable en
la cual visualicen un futuro juntos, y cada vez son menos los jóvenes que ingresan a la
universidad con la decisión firme y clara de querer vivir y gastarse en la profesión cuya
formación inician. Estas decisiones previas, son necesarias para que alguien sea conocido
por algo. Es decir. Un estudiante de medicina que pase los fines de semana en fiestas y
que falte a clases, será conocido precisamente por ser fiestero, alegre, sociable, etc, pero, lo
que no podrán decir es que fulano es alguien entregado a los estudios de medicina. Su
reconocimiento social tendrá cualquier etiqueta, pero aquella que en principio tendría que
ser su carta de presentación, se convertirá precisamente la oportunidad de reconocer los
errores del pasado (ver 1Cor 15, 9).

125
Compañía de Jesús, Puestos en camino con el Hijo, 10-12.
126
Compañía de Jesús, Sanar un mundo herido, No. 5.
127
Notamos que a nivel social, existen pocos compromisos a largo plazo, razón por la cual, a nivel
vocacional, se debe tomar en consideración el proceso progresivo de la persona que inicia el
discernimiento para optar por la vida religiosa. Para comprender las etapas y formas de acompañar
estos procesos, ver Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina, “Manual de pastoral
vocacional de la Compañía de Jesús en América Latina”, 21.

67
En este ejemplo, si de aceptar a una persona que diga sentir un llamado, necesario
será preguntar a familiares y amigos qué piensan de él, o qué imagen se han construido
acorde a sus acciones (ver Ga 1, 23). Profundizar en la dimensión externa e interna, será
responsabilidad de los encargados para saber a quién están admitiendo y animando a
realizar un proceso vocacional.

En cierto sentido se trata de un proceso doble, en el cual la persona conozca lo más


posible cómo lo ven los demás, para hacer un proceso de mejora en su conducta mediante
un discernimiento sano, que aproveche el parecer tanto del acompañamiento espiritual
como psicológico;128 y por otro lado, sirve a los encargados vocacionales para conocer de
una forma más completa al que será, posiblemente, compañero de comunidad, o incluso,
encargado de obras o superior. Visitar a la familia y conocer el ambiente cotidiano ayuda
en gran manera.

 Pablo que examina su conciencia

Puede ser que en ocasiones el contexto histórico129 o familiar determine la forma de


pensar y ser de una persona (ver Flp 3, 5). Es normal que si alguien, durante su niñez, fue
víctima de la guerra interna, siendo el ejército el responsable del sufrimiento, entonces es
de esperarse un discurso reaccionario ante las Fuerzas Armadas y grupos económicos
dominantes. Caso contrario puede suceder, que si un joven sufrió la desaparición de
familiares a mano de grupos guerrilleros, entonces su configuración social será la de
defender al país, cuidando las instituciones de gobierno y remarcando que la estabilidad y
paz se logra mediante el fortalecimiento de las instituciones castrenses.

128
La persona debe ser capaz de dar razón de sus motivaciones e intereses. Para conocer una forma
de recoger el sentir del candidato, ver a Vocaciones jesuitas de Centroamérica, “Formulario
Vocaciones F1”.
129
El ser cristiano se enmarca dentro de los grandes conflictos regionales y mundiales. Tomar en
cuenta estos conflictos, nos permite fortalecer nuestra acción reconciliadora. Para comprender la
necesidad de apostar por el diálogo y la reconciliación, ver a Compañía de Jesús, “CG 34”, D. 5,
No. 1-2.

68
En ambos casos, los encargados vocacionales deben sumar esfuerzos para, en
primer lugar, comprender la historia personal y la adhesión de uno y otro, a grupos que se
identifican por formas de pensar y actuar; y en segundo lugar, deben tener, los encargados,
la agilidad de saber llevar poco a poco a estos jóvenes, a una etapa en la cual puedan
examinar su vida a la luz de los valores cristianos, con tal de que ellos mismos inicien un
proceso de apartar toda costumbre que los encierre negativamente en su propia historia (ver
Flp 3, 8), y sanar, hasta donde sea posible, los rencores heredados contra otros. En cierto
sentido, se trata de ubicarse en perspectiva a un futuro que debe tener por premisa
fundamental reconciliar y ofrecer misericordia,130 antes que agrandar las diferencias.

 Pablo responde a Jesús Resucitado

La persona que es sana física y emocionalmente, que invierte su tiempo en


actividades que construyen humanidad, y que está en proceso de ir poco a poco creciendo
en su propia personalidad, tiene muchas posibilidades de darse cuenta, posterior a un
discernimiento responsable,131 que la vida misma le presentará opciones y lugares, donde
pueda desarrollar y ejercer con mucha más libertad interior y responsabilidad personal, su
apuesta por incluirse en grupos, que tenga como objetivo fundamental, solucionar los males
que aquejan a la sociedad en diversos contextos.

Para muchos, pertenecer al coro de la iglesia o participar en grupos juveniles, es la


solución temporal que bien puede orientar sus fines de semana. Pero conforme la persona
se haga consciente de la responsabilidad que tiene frente a la sociedad, 132 entonces
necesitará una estructura que le permita entregarse completamente. El sentido y proyecto

130
La misericordia se presenta como la actitud fundamental desde la cual debe orientarse tanto la
acción personal como eclesial. Para profundizar en la misericordia, ver a Papa Francisco,
“Misericordiae Vultus”, No. 10.
131
Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina, Manual de pastoral vocacional de la
Compañía de Jesús en América Latina, 22-29.
132
IV Conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe, Santo Domingo, No. 10.

69
de vida aparecen inmediatamente en el horizonte, y de esta forma se podrá hablar de futuro,
de sueños y de entregar la vida por una causa (ver 1Cor 15, 10).

Ante estos casos, los equipos vocacionales deben presentarse a la altura de las
circunstancias. Son comunes los casos en los cuales los encargados vocacionales creen
tener la comprensión total del proceso, dando respuestas y soluciones fáciles, cuando lo que
necesita la persona es crecer en interioridad y aprender a escuchar la voz de Dios.133 Sano
es reconocer que en ocasiones los encargados pueden llegar a estorbar, más que ayudar y
aconsejar. Esta razón y otras, hace que los encargados de seleccionar a los miembros de los
equipos vocacionales, sean sumamente cuidadosos a la hora de solicitar a alguien que sea
parte del equipo. Los requisitos para pertenecer a la promoción vocacional deben ser claros
y de alto nivel personal y profesional. Por un lado, que tengan una preparación humanística
de calidad, pero por otro que tengan mucho sentido común y lógica, pues en ocasiones la
voz de Dios, que sorprende en la cotidianidad, necesita de alguien atento a los signos de los
tiempos.

En esa búsqueda de personas idóneas, también es responsabilidad personal, aceptar


o no la invitación a formar parte del equipo vocacional. Si una persona considera que su
estado actual sería problema más que solución, debe tener la suficiente valentía para
rechazar acompañar directa o indirectamente, procesos de discernimiento vocacional.134

 Pablo no oculta su vida pasada

En definitiva, sea religioso o laico, integrar la historia personal es un proceso que


bien puede llevarnos toda la vida. Reconocer con tranquilidad nuestros errores pasados y

133
En la vida espiritual, la libertad de la persona juega un papel fundamental en su propio
crecimiento interior. Para comprender la importancia de esa decisión personal, ver a Ignacio,
“Ejercicios Espirituales”, No. 5.
134
Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina, Manual de pastoral vocacional de la
Compañía de Jesús en América Latina, 15.

70
presentes, puede ser una experiencia que ofrezca vida a los demás. 135 Pablo en varias
ocasiones acude a su vida pasada, y tras la tensión de enorgullecerse y sentirse
avergonzado, sabe compartir su historia en tanto la misión lo requiere (ver Ga 1, 13). En
ese sentido, pertenecer oficialmente a una congregación, instituto religioso o grupo laical,
no implica que ocultemos nuestro pasado de los demás. De ser así, peligroso sería asistir a
un lugar donde no conozco con quién comparto la mesa.

Conocernos y saber asumir nuestra historia con tal de llevar adelante el estilo de
vida que ahora tenemos, es parte de nuestro proceso de crecimiento humano. El
reconocimiento de nuestra historia incluye inevitablemente, asumir y sanar nuestra historia
psico-afectiva, no sólo para mejorar nosotros como persona y realizar un mejor trabajo en
la comunidad, sino para permitir que sea la gracia de Dios, la que en última instancia, opere
en nuestra historia de vida (ver Ga 1, 15).

 Pablo y su lugar como apóstol

Pablo ha reconocido que su lugar en el anuncio del Evangelio de Dios, será entre los
gentiles principalmente (ver Ga 1, 15; Hch 9, 15; 22, 21). Si bien todos somos importantes,
signo de madurez vocacional es aceptar que no podemos ser «apóstoles multi-usos», es
decir, que debemos saber ubicarnos acorde a nuestras capacidades y limitaciones, en las
diversas necesidades apostólicas que descubramos. 136 En ocasiones algunas personas
desean aparecer en todos los proyectos con tal de ganar relevancia, o simplemente llenar de
títulos su hoja de vida. Esto no hace más que producir personajes de farándula. El peligro
es que muchos pueden pensar que estos «acaparadores» son buenos ejemplos o modelos a
seguir. Lo cierto es que toda tarea, por más sencilla que parezca, es parte fundamental de

135
Compañía de Jesús, CG 34, D. 3, No. 17.
136
Reconocemos que a pesar de la inversión de recursos, nuestros esfuerzos solucionan en gran
medida dificultades puntuales que aportan a una solución mayor. Para comprender la forma de
presentar los esfuerzos realizados dentro de la resolución de conflictos mayores, ver a Compañía de
Jesús, “Acción e intercambio para la construcción de un futuro regional equitativo y sostenible”,
241-243.

71
todo proceso de conversión interior, y del proceso de llevar adelante, junto a otros, la Buena
Nueva.

3.3 Pablo como modelo misionero

Ahora que ha sido iluminada nuestra vida vocacional desde Pablo, entendemos que
si un grupo no tiene cierta armonía y sintonía entre sus miembros, las energías se gastarán
en reconciliar diferencias, siendo un peligro constante que esa sea la única actividad que
realicen. Por lo tanto, si los miembros de un grupo han realizado su propio camino
vocacional con transparencia y objetividad, entonces unirse para vivir en torno a una
misión,137 tendrá sentido y enriquecerá tanto a sus integrantes como a los que compartan
con ellos.

Por tal razón, presentamos a continuación, tomando la vida de Pablo como


referente, algunas reflexiones que orienten nuestra vida misionera como Iglesia.

 Puestos en camino

En nuestra vida, acontecimientos extraordinarios pueden ocurrir si nos aventuramos


a recorrer las calles de los barrios y ciudades. Puede ser que en uno de esos recorridos, nos
encontremos con experiencias que cambien la forma de entender nuestro proyecto de vida,
pasando de simplemente obedecer y recibir instrucciones (ver Hch 22, 5), a optar por una
misión que nos renueve por completo interiormente. Tenemos que advertir que todo
esfuerzo misionero debe partir del hecho fundamental de salir 138 de nuestro sitio de
comodidad y seguridad. Quedarnos encerrados en nuestros propios argumentos, sin
atrevernos a poner los pies fuera de las sacristías o templos, puede ser más perjudicial que

137
Para entender la importancia que tienen todos los que han sido llamados a ser partes activas de la
evangelización, ver a IV Conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe. “Santo
Domingo”, No. 17.
138
Fernández, La fuerte conciencia misionera del Papa Francisco, 208.

72
beneficioso en lo que a la construcción del Reino de Dios implica, pues nos convertiríamos
en expositores de lo que debe hacerse –lo que los demás deben hacer-, convirtiéndonos en
jueces de los demás (ver Hch 26, 10).

En este sentido, los miembros de la Jerarquía de la Iglesia, que ocupen cargos


administrativos139 de los cuales depende orientar y girar “orientaciones” para los creyentes,
están invitados a ser los primeros en dejar el aire acondicionado de sus oficinas y ponerse
en camino con una actitud de escucha. ¿A qué estar atentos? La imagen de estar puestos
en camino (ver Hch 9, 3), nos invita inmediatamente a dejarnos alcanzar por aquellos que
tienen algo que decirnos. De esa forma, nuestro gran privilegio como misioneros será estar
disponibles y listos para ver y escuchar, siendo su complemento, vernos y escucharnos a
nosotros mismos.

Al final del día, al hacer recuento de lo escuchado, el fruto del camino recorrido
puede convertirse en ganar conocimiento de nuestra actuación, admitiendo los errores y
reconociendo los aciertos. Puede ser que una tarde caminando por las veredas y barrios,
nos enriquezca más que meses y meses encerrados en una oficina.

 Estar atentos a los signos de los tiempos

Con el supuesto de estar puestos en camino, toca hacer que valga la pena ese tiempo
invertido escuchando. El discernimiento, 140 aparece como elemento necesario para
discurrir entre los mandatos que han regido nuestra conducta hasta el momento (ver Hch
26, 9), y permitirnos abandonar toda actitud o costumbres, que en nada nos permita
actualizar nuestra misión. En ocasiones, debemos decidir si continuar con el plan

139
Para profundizar en los aspectos que deben superar los religiosos con cargos administrativos, ver
a Papa Francisco, “La curia romana y el cuerpo de Cristo”.
Para conocer una propuestas de discernimiento, ver a Ignacio, “Ejercicios Espirituales”, No.
140

313-336.

73
evangelizador de siempre, o dejar que la misma realidad cuestione, interrogue y destroce
nuestras certezas y triunfos pasados.

Se trata de dejar de aferrarnos a las respuestas y formas de proceder de ayer. La


imagen de “caer en tierra” puede ayudarnos a entender que en un momento determinado, se
hace imposible seguir “montados” en el caballo que nos ha permitido hacer y decir lo que
hemos querido hasta el momento. Debemos enfatizar en Pablo; que pide cartas y permiso a
los Sumos Sacerdotes (Hch 9, 2); que es respaldado por el Sumo Sacerdote y todo el
consejo de ancianos (Hch 22, 5); que recibe poderes de los Sumos Sacerdotes (Hch 26, 10),
e inmediatamente después de recibida la autoridad, Pablo se pone en camino a Damasco y
“cae en tierra” (Hch 9, 4; 22, 7; 26, 14). De forma más radical, entendemos que el éxito
comprobado y certificado de nuestras estrategias pastorales, no son garantía de estar
respondiendo a la realidad concreta, ni mucho menos estar haciendo la voluntad de Dios.141
Estar en escucha constante y en discernimiento continuo, parecen actitudes indispensables
que la construcción del Reino de Dios requiere de nosotros.

 Reconocer nuestros errores

Entender que no somos infalibles, permite que el reconocimiento de nuestros errores


e incluso reconocer nuestros pecados, 142 sean punto de partida para desalojar todo
egocentrismo, y dar espacio a esas nuevas comprensiones de nuestro lugar en la
evangelización. Si dejamos a un lado nuestras certezas –en ocasiones caducas- entonces se
posibilita aceptar y abrazar esa nueva forma de hacer vida nuestra misión. Parece
condición indispensable abajarnos para escuchar lo que Dios tiene que decir. Es necesario
acallar nuestras voces justificadoras, para dejar que sea la palabra de Dios la que oriente
aún más nuestras actitudes y decisiones. El reconocimiento de la voz de Dios no es algo
sencillo.

141
Compañía de Jesús, CG 34, D. 4, No. 15-17.
142
Para profundizar en la condición de reconocernos pecadores perdonados y llamados a servir, ver
a Compañía de Jesús, “CG 32”, D. 2, No. 1.

74
Nuestras inseguridades surgen de inmediato al querer responder al Señor que
aparece en nuestra vida (ver Hch 9, 5). En ocasiones, nuestro propio proceso de conversión
necesita de intermediarios, hombres y mujeres que viven de otra forma el llamado del
Señor, que los invita a hacer su voluntad (ver Hch 9, 17). Entonces la misión
evangelizadora supone diversidad de dones y carismas143 que tienen hacer la voluntad de
Dios como elemento común. Confiar en que así como un grupo vive su propio proceso de
conversión, también nosotros debemos ser honestos y hacer el propio. Esa es la base
fundamental sobre la cual se asienta el Reino de Dios; hombres y mujeres viviendo con
autenticidad su vocación.

 Crear comunidad

Si bien el llamado es individual, la comunidad está presente en ese proceso personal


que repercute en lo grupal (ver Hch 9, 8; 22, 11). El apoyo de las personas que nos rodean
parece ser el lugar donde se hace creíble toda misión. Por eso es importante recordarnos
una y otra vez, que sin una comunidad de “amigos en el Señor” 144 que nos reciba y
acompañe, que nos confirme y apoye, no sería posible pensar en transformar o evangelizar
la sociedad.

En la comunidad es donde se confrontan las decisiones, donde se liman asperezas y


se pone en practicidad el discernimiento. Todo proyecto que tenga por objetivo la
evangelización, no puede verse como un proyecto personal, que tenga por finalidad la
propia satisfacción. Todo lo contrario. El llamado se realiza para proclamar el Evangelio
de Dios (ver Rm 1, 1), donde todos, en mayor o menor grado, somos convocados para ser
los primeros en reconocernos indignos (ver 1Cor 15, 9) servidores de Dios.

143
IV Conferencia general del episcopado latinoamericano y del caribe, Santo Domingo, No. 65.
144
Compañía de Jesús, CG 34, D. 2, No. 1.

75
Un indicador que puede ayudarnos a saber si estamos en el camino correcto, es
preguntarnos constantemente, si en mi comunidad o grupo tengo amigos y compañeros, o si
tengo gente que simplemente me tiene miedo. Definitivamente, sentir que las personas
hacen comunidad con nosotros, requiere que de parte nuestra exista la misma intención al
acercarnos a los demás.

 Hombres y mujeres de fe

Nos referimos a que sin comprensión de la fe, 145 ningún proceso de conversión
personal o plan evangelizador sería posible.

Sin fe, estaríamos cerca de considerar toda revelación de Dios para con nosotros
como una locura. Por tal motivo, ser hombres y mujeres de fe, radica en sabernos llamados
por alguien, que a pesar de nuestras debilidades y fragilidades, 146 nos ayudará a llevar a
buen término lo que por Él hemos iniciado (ver 1Tes 5, 24).

Por fe abandonamos nuestras seguridades y nos ponemos en camino confiados, en


que al escuchar la voz de Dios (ver Hch 22, 14) y hacer su voluntad, poco importa que
encontremos sufrimientos y penurias (ver Hch 9, 16). La fe nuestra nos invita a reconocer
que así como Cristo debía padecer, también nosotros tendremos que correr la misma suerte,
pues al momento de resucitar Cristo de entre los muertos, entonces nuestra predicación será
como una luz para los que nos escuchen (ver Hch 26, 23).

145
Baena, Fenomenología de la revelación, 39.
146
Papa Francisco, Misericordiae Vultus, No. 22.

76
CONCLUSIONES

1. Ubicar a Pablo en el contexto de una sociedad de orientación colectivista, nos


permitió comprender que a pesar de la importancia de crear bienestar y defender los
valores y tradiciones del grupo, hubo factores externos que provocaron conductas
anómicas en sus miembros, en parte debido a la sensación de desarraigo social que
impidió seguir con la vida que hasta ahora les había ofrecido estabilidad y sentido
de pertenencia. De esta forma pudimos entender cómo Pablo, un judío tan celoso de
la ley, fue capaz de dejar de perseguir cristianos y optar por anunciar a Jesús de una
forma tan radical.

2. Lucas nos presenta en los Hechos de los Apóstoles, el proceso de conversión de


Pablo, en el cual pasa de ser perseguidor a muerte de cristianos, a ser llamado para
convertirse en apóstol. El énfasis en el relato lucano, en mostrar principalmente a
Pablo en el pleno ejercicio de tal persecución, motivado por el odio hacia los
seguidores de Jesús y por su celo respecto al cumplimiento de la Ley, pues mientras
más cruel sea la imagen del perseguidor, con mayor claridad y fuerza se demuestra
que la presencia de Jesús resucitado transforma la vida.

3. Lo narrado por Pablo en sus cartas acerca de su vocación, nos indican que a pesar
de sentirse indigno debido a que fue perseguidor de la Iglesia de Dios (1Cor 15, 9),
se considera al mismo nivel de los demás apóstoles, pues la tarea de anunciar al
Señor entre los gentiles, le fue revelada por Jesucristo. Lo anterior nos permite
formular que Pablo entiende su vocación al estilo de los profetas, y que Dios tiene
preparado un plan para él.

4. El Magisterio de la Iglesia, no ha cesado en insistir en la importancia de volver una


y otra vez sobre los procesos vocacionales y de evangelización, usados en cada
etapa eclesial. En este sentido, la invitación constante a revisar los procesos
vocacionales, requiere de una actitud de escucha atenta de aquellas voces que piden

77
hombres y mujeres de fe, cuya vida refleje los valores que se predican. De esta
forma la honestidad, coherencia y sencillez, se transforman actitudes propias de
todo aquel que desee dar testimonio del amor de Dios en su vida. A nivel
misionero, salir al encuentro del otro, tal y como lo hizo Pablo, necesita de personas
que posterior al encuentro personal con el resucitado, se dispongan a sumarse a
procesos evangelizadores en comunidad. Ser hombres y mujeres de fe permite que
nos sintamos corresponsables de la misión encomendada, que no podemos realizar
en solitario.

5. Disponer la mente y corazón para que sea nuestra vida de creyentes la que se vea
tocada y transformada. Esto significa, que además de conocer y profundizar acerca
de la vida vocacional de Pablo referida en los textos, sea el testimonio de alguien a
quien le fue revelado el Evangelio (Ga 1, 12), el que nos permita sentirnos
enlazados con la época del cristianismo primitivo. De esta manera podemos
formular algunas preguntas a la luz de la vida de Pablo, ¿qué sistemas o formas de
proceder defiendo? ¿A quiénes considero mis enemigos por no vivir acorde a los
mismos imperativos? ¿En qué momentos he preferido justificar mis errores antes
que reconocerlos? ¿Bajo qué circunstancias he cerrado mis ojos y oídos ante una
invitación de Dios que me llama a cambiar mi forma de vida? Estas y otras
preguntas podrían servir para orientar etapas de nuestra vida, teniendo la certeza de
resultados que nos conduzcan, bajo la guía de San Pablo, a sentirnos apóstoles del
Señor (1Cor 9, 1).

6. La experiencia vocacional y misionera de Pablo se presenta a nosotros, como la


oportunidad de renovar nuestras estructuras personales y comunitarias. Si estamos
atentos, esa voz de la acción de Dios acontecida en Pablo, puede situarnos en el
camino hacia nuestro propio proceso de conversión.

78
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83
ANEXOS
Anexo 1 - Vocabulario básico

ἐπιστολή, ῆς, ἡ

El diccionario exegético 147 traduce ἐπιστολή (epistolē) como carta, definiéndola


como «lo transmitido por medio del mensajero, que por regla general es la carta». Le
sigue el verbo ἐπιστέλλω que significa “transmitir verbalmente o por escrito un mensaje o
una instrucción”. El verbo διαστέλλομαι significar dar una orden categórica.

Las cartas del Nuevo Testamento tienen como referente las escritas por Pablo
debido al desarrollo del formulario epistolar; contenido, saludos iniciales y despedida,
doxologías y elementos de proclamación de la fe cristiana. Estas cartas (auténticas) de
Pablo se dirigen a una comunidad determinada y debe leerse a todos. Las cartas tienen su
importancia cuando notamos que en los primeros tiempos se conservan pocos escritos
programáticos referidos a aspectos doctrinales.

Es importante destacar que en Pablo las cartas son apostólicas y están al servicio de
la misión 148 que va desarrollando en las diversas comunidades a las cuales intenta
orientarles en la resolución de dificultades domésticas, alentar y corregir a los que se
equivocan, y afianzar la fe y vida cristiana desde la distancia.

καλέω

El P. Pedro Ortíz, S.J. presenta en su libro de concordancias y diccionario griego-


español149 la traducción del verbo καλέω como llamar, nombrar, reconocer como, invitar.

147
Balz, Diccionario exegético del Nuevo Testamento I, 1534.
148
Kuss, Comentario de Ratisbona al Nuevo Testamento VI, 14.
149
Ortiz, Concordancia manual y diccionario griego-español del Nuevo Testamento, 179.

84
El diccionario exegético del nuevo testamento150 presenta el verbo καλέω (kaleō) en
su traducción al español como llamar, invitar y designar. χλῆσις, εως, ἡ (klēsis) se traduce
como llamamiento, vocación. Y χλητός, como llamado o invitado.

Tanto καλέω, χλῆσις, y χλητός se utilizan en las situaciones en las cuales Jesús es el
que llama. También se usan los mismos términos técnicos para designar la vocación
divina, que en este caso se aplica a la vocación de Pablo. Esta vocación se basa en los
relatos del AT en la cual se relata la vocación de los profetas y se resalta la decisión libre de
Dios (εὐδόχησεν), la elección (separación) del que ha sido llamado desde el primer instante
de su existencia, tal y como aparece en Jer 1, 5 “antes de haberte formado yo en el vientre,
te conocía; antes que nacieses, te había consagrado yo profeta; te tenía destinado a las
naciones”, e Is 49, 1-5 “… ya desde el vientre recordó mi nombre… Ahora, pues, esto dice
Yahvé, que me hizo siervo suyo ya desde el seno materno…”.151

El verbo kaleō aparece unas 30 veces en Pablo y en las Deuteropaulinas.


Específicamente en las cartas paulinas aparece 9 veces el verbo klēsis (9 veces en las cartas
paulinas, una vez en Hebreos y otra en la segunda carta de Pedro). χλητός (llamado)
aparece principalmente en Pablo (7 veces; en cambio se usa una sola vez en Matero, otra en
Judas y otras en el Apocalipsis).

Kaleō tiene el significado influido por la LXX de llamar (en sentido de vocación),
visto así en los escritos paulinos en los cuales se resalta la gracia de la vocación divina,
cuando Pablo confiesa: “Yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de
ser llamado apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo
que soy…” (1Cor 15, 9s).

150
Balz, Diccionario exegético del Nuevo Testamento I, 2165.
151
Tanto la cita de Jeremías como Isaías, están tomadas de la Biblia de Jerusalén 4ª ed.

85
μετάνοια, ας, ἡ

El diccionario exegético 152 traduce μετάνοια (metanoia) como cambio de vida,


conversión, penitencia. μετανοέω (metanoeō) se traduce como volverse, cambiar de actitud
y hacer penitencia.

Respecto a μετάνοια y μετανοέω 153 aparecen en los Evangelios sinópticos. En


Marcos 1 y 2 veces respectivamente. En Mateo 2 y 5 veces. En Lucas 5 y 9 veces. En
Hechos 6 y 5 veces. En Pablo μετάνοια se utiliza 3 veces y μετανοέω 1, y en una ocasión
ἀμετανόντος. μετάνοια aparece exclusivamente 1 vez en las Pastorales, en Hebreos 3
veces, y en 2 Pedro 1 vez. μετανοέω se encuentra 11 veces en Apocalipsis. En Juan no
encontramos el término.

Tanto μετάνοια como μετανοέω hacen referencia a un cambio de actitud en un caso


concreto y no un cambio que afecta toda la existencia.

Δαμασχός, oῦ

El diccionario exegético del nuevo testamento 154 nombra a Damasco (Δαμασχός,


oῦ-Damaskos), como lugar que se menciona exclusivamente en el Nuevo Testamento en
relación con la vocación de Pablo.

152
Balz, Diccionario exegético del Nuevo Testamento IΙ, 248.
153
El P. Pedro Ortiz en libro Concordancia manual y Diccionario griego-español del Nuevo
Testamento refiere lo siguiente de μετανοέω=arrepentirse, convertirse, volver a Dios en Mt 3:2;
4:17; 11:20,21; 12:41 Mc 1:15; 6:12 Lc 10:13; 11:32; 13:3,5; 15:7,10; 16:30; 17:3,4 Hch 2:38;
3:19; 8:22; 17:30; 26:20 2Co 12:21 Ap 2:5(x2), 16,21(x2), 22; 3:3, 19; 9:20,21; 16:9,11.
μετάνοια=arrepentimiento, conversión, cambio de vida en Mt 3:8,11 Mc 1:4 Lc 3:3,8; 5:32; 15:7;
24:47 Hch 5:31; 11:18; 13:24; 19:4; 20:21; 26:20 Ro 2:4 2Co 7:9,10 2Ti 2:25 Hb 6:1,6; 12:17 2Pe
3:9.
154
Balz, Diccionario exegético del Nuevo Testamento I, 829.

86
Σαῦλος, ου

(Σαῦλος, ου Saulos, Saulo. Σαούλ Saoul, Saúl)

El diccionario exegético del nuevo testamento 155 refiere que en el libro de los
Hechos a Pablo se le menciona veintidós veces por su nombre judío (šā’ûl). En Hch 7, 58 y
13, 9, se le llama por su nombre helenizado Σαῦλος quince veces, y en la historia de su
conversión aparece en ocho ocasiones la forma declinable de Σαούλ, siempre en vocativo
(Hch 9, 4 [bis]. 17; 22, 7 [bis]. 13;26, 13 [bis].

Al nombre Σαῦ-λος probablemente los padres de Pablo le aplicaban la forma


helenizada de su nombre (Παῦλος). Cabe destacar que Lucas utiliza en un primer momento
la forma Σαούλ, con el objetivo de presentarlo como buen judío. A partir de Hch 13, 9
Lucas prefiere llamarlo por su nombre romano Παῦλος.

Παῦλος, ου

El diccionario exegético del nuevo testamento156 traduce Παῦλος, ου (Paulos) como


Pablo, haciendo referencia al nombre romano del apóstol que aparece 157 veces en el
nuevo testamento. 127 veces se menciona su nombre en Hch 13-28, y 11 en las cartas post-
paulinas. En sus cartas, Pablo menciona 19 veces su nombre, de las cuales en 7 ocasiones
lo hace al inicio como Παῦλος ἀπόστολος (Pablo apóstol). La forma enfática de ἐγὼ
Παῦλος la utiliza para resaltar la autoridad del apóstol, o subrayar algunas características de
la proclamación del evangelio.

155
Ibid., IΙ, 1377.
156
Ibid., 846.

87
Anexo 2 - Cronología de la vida y misión de Pablo157

Vida en el judaísmo: 33 d. C.
5-10 Nacimiento.
30-33 Muerte de Jesús.

Primera misión: 33-49 d. C.


33 Vocación en Damasco.
33-35 Misión en Damasco y “Arabia”.
35 Huida de Damasco y visita a Jerusalén.
35-49 Misión en las regiones de Siria y Cilicia.
48 Asamblea en Jerusalén.
49 Conflicto en Antioquía.

Misión independiente: 49-58 d. C.


49 Viaje hacia Europa, salida de Antioquía, tiempo en Galacia, misión
en Grecia, fundación de la comunidad de Filipos.
50 Fundación pequeñas comunidades en Berea y Atenas. Envío de
Timoteo y Silvano a visitar comunidades de Macedonia. Breve
estancia en Corinto. En el verano regresa Timoteo y Silvano con
algunos macedonios, ocasión por la cual Pablo aprovecha para
escribir la 1 Carta a los Tesalonicenses que envía al regreso de los
macedonios.
51 Misión en Asia Menor. Traslado de Corinto a Éfeso y después a
Galacia. Al regresar a Éfeso funda la “escuela” teológica.
52 Escribe la Carta a los Gálatas que envía por medio de Tito. En el
otoño recibe la visita de los corintios y al informarle de la situación

157
Vidal, Las cartas originales de Pablo, 22.

88
de la comunidad decide escribir y enviar con ellos una Carta a los
Corintios. (Cor A)
53 Al recibir la respuesta de la comunidad de Corinto, Pablo decide
escribir nuevamente (Cor B) a los corintios y la envía por medio de
Tito que está encargado de organizar la colecta. Al regresar Timoteo
de Éfeso informa a Pablo que a Corinto han llegado opositores, razón
por la cual Pablo escribe nuevamente (Cor C) y envía su mensaje
probablemente con Timoteo. En el otoño Pablo visita Corinto pero
fracasa rotundamente. Vuelve a Éfeso y escribe a Corinto (Cor D)
siendo Tito el mensajero. A fines del año 53 Pablo está en prisión y
recibe ayuda económica de la comunidad de Filipos traída por
Epafrodito, razón por la cual Pablo escribe la Carta a los Filipenses
(Flp A).
54 Pablo recibe información de algunos problemas en la comunidad de
Filipos, motivo por el cual escribe una carta (Flp B) que envía con
Epafrodito. Aparece Onésimo, esclavo que Pablo convierte a la fe
cristiana y lo devuelve a su dueño junto con una carta: Filemón. En
la primavera Pablo es liberado.
55 Viaje de la colecta por Asia Menor, Macedonia y Acaya, para llevarla
a Jerusalén. Con tal de preparar su visita a la comunidad de Roma,
escribe una carta.

Prisión y muerte: 55-58


55 Prisión y proceso en Jerusalén y Cesarea.
56-58 Prisión en Roma durante dos años.
58 Condena y muerte.

89
Anexo 3 - Corpus Paulinum

Senén Vidal en el libro “Las cartas originales de Pablo”158 muestra 14 cartas que
configuran los escritos paulinos: Rm, 1 y 2 Cor, Ga, Ef, Flp, Col, 1 y 2 Ts, 1 y 2 Tm, Tt,
Flm, Hb).

Es necesario precisar las cartas escritas por Pablo y aquellas de un escribano


(deuteropaulinas). De esta forma Vidal argumenta que la carta a los Hebreos no tiene
carácter paulino. De las 13 restantes, 2 Ts, Col, Ef, 1 y 2 Tm y Tt, se demuestran como
escritos no auténticos de Pablo, sino escritos pseudoepigráficos, cuyos autores intentaron
imitar el estilo, exigiendo cierta autoridad al firmar con el nombre del Apóstol. Las cartas
de 1 y 2 Tm y Tt, además de no ser consideradas originales de Pablo, se denominan como
“cartas pastorales”.

De esta forma llegamos a identificar como cartas escritas por Pablo las siguientes:
Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses, Filemón.

158
Vidal, Las cartas originales de Pablo, 13.

90
91
92
93
94

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