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TIMOTHY RADCLIFFE

EL SACERDOTE: ENTRE LA CRISIS Y LA ESPERANZA

Existe un foso entre la enseñanza de la Iglesia, especialmente la mo-


ral, y la experiencia y la práctica vivida por numerosos católicos. Pero,
además, la iglesia está dividida por una desconfianza profunda y recí-
proca, y cada campo ideológico tiene sus propios seminarios, sus publi-
caciones, sus facultades o sus diócesis, y los campos no pueden dialo-
gar entre sí. Finalmente, los escándalos (especialmente los casos de
pedofilia en los Estados Unidos) parecen querer sepultarnos. ¿De dón-
de sacar fuerzas para vivir el sacerdocio hoy? El texto reproduce una
conferencia del autor en la convención de la Federación Nacional de
los Consejos Presbiterales, que tuvo lugar en Atlanta (EE.UU.), en abril
2004.

Les prêtres et la crise de désespoir au sein de l’Église, La Documen-


tation catholique 2322 (2004) 888- 895

Crisis de desesperanza en la hace pensar que entre ellos sigue


iglesia en pie la alegría del evangelio.
Pero incluso conservando esta ale-
La Iglesia católica atraviesa gría, es útil atender a los desafíos
una crisis de desesperanza. En los que hemos de afrontar y estudiar
Estados Unidos, quizá más que en juntos la forma de hacerles frente
otras partes, los católicos aparecen desde la alegría.
profundamente divididos. En la
Lo primero que deberíamos
mayor parte de las diócesis y ór-
hacer es alegrarnos de esta crisis,
denes religiosas las vocaciones
que nos permite compartir la cri-
escasean. Numerosos sacerdotes
sis de desesperanza que atraviesa
han abandonado, por no hablar de
nuestra sociedad. Siempre se ha
los escándalos de pedofilia y de la
pensado que “todo tiempo pasado
manera cómo han sido tratados. Es
fue mejor”. Hoy, sin embargo, la
muy comprensible, pues, que haya
sociedad occidental está conven-
una cierta desmoralización. Pero
cida de estar en declive: violencia
en el caso del sacerdote, la desmo-
creciente, sistemas de sanidad im-
ralización puede afectar su capa-
plosionados, el SIDA extendién-
cidad de cumplir su misión.
dose, África a la deriva, el terro-
La experiencia que tengo de rismo en expansión, la guerra de
sacerdotes norteamericanos me Irak…

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Esperanza cristiana y creen- Apocalipsis y decir: “Cinco sellos
cia en el progreso menos; dos más y se acabó”. Des-
aparecida la confianza en el pro-
greso, hemos de recuperar una
Durante la mayor parte de mi
esperanza cristiana verdadera. Si
vida, la esperanza cristiana se apo-
lo conseguimos, podemos ofrecer
yaba en su versión secular: la
a la humanidad lo que está bus-
creencia en el progreso. Pero lo
cando.
cierto es que después de la guerra
fría, la confianza en el progreso
se ha evaporado. Fukuyama nos
Crisis y esperanza
habla incluso del fin de la histo-
ria.
Vayamos a la Cena del Señor,
Nuestra cultura tiene largas
nuestra historia fundante, la his-
historias que contar. La primera es
toria de la Nueva Alianza de Dios
la del universo. Los niños saben
con nosotros. La paradoja está en
que hubo un Big bang y que ha-
que tiene lugar cuando los discí-
brá un Big Chill (enfriamiento)
pulos pierden el hilo de la histo-
antes de que la Tierra y el univer-
ria. Habían venido a Jerusalén lle-
so mueran. Pero todo esto no nos
nos de esperanza, pero todo se
dice gran cosa de cara a la espe-
derrumba en la Cena: Judas ha
ranza. La segunda historia es la de
vendido a Cristo, Pedro está a pun-
la llamada “guerra contra el terro-
to de traicionarlo y el resto se pre-
rismo”. Tampoco es muy esperan-
para para huir.
zadora: lo que nos promete es una
escalada de violencia. Extraña paradoja. Nuestra his-
toria tiene lugar cuando toca a su
Existe un verdadero anhelo del
fin. Nuestra comunidad nace en el
paraíso, pero también una gran
momento de disgregarse. Nuestro
desconfianza frente a los que de-
sacramento de esperanza nos
claran conocer el camino que lle-
cuenta la historia de la pérdida de
va a él. Recordemos los millones
toda esperanza. Pero la paradoja
de personas asesinadas en nombre
va más lejos: las palabras que nos
del paraíso soviético, las víctimas
permiten contar esta historia, los
del holocausto o los masacrados
evangelios, vienen de la segunda
en la Cambodja de Pol Pot. Pero
gran crisis. Cuando la iglesia está
es que también el sueño capitalis-
extendida por todo el imperio y los
ta mata y mutila. En resumen: es
cristianos son perseguidos y en-
lógico aspirar a la esperanza pero
cerrados, encuentran otra historia
también desconfiar de los que di-
para seguir viviendo: “Todo va
cen saber cómo alcanzarla.
bien. Jesús volverá pronto”. Pero
Los cristianos no tenemos una todo se hunde y no hay señal de
brújula para dirigir a la humani- un segundo advenimiento de Cris-
dad. No podemos abrir el libro del to. Jamás habríamos oído hablar

El Sacerdote: entre la crisis y la esperanza 347


de Marcos, ni de Lucas, ni de ner miedo de la crisis que nuestra
Mateo ni de Juan si los evange- comunidad atraviesa actualmente.
lios no hubiesen sido un destilado Las crisis son “especialidad de la
de esta crisis. casa”. La Iglesia es el resultado de
una crisis, y su historia se forja a
Cada vez que celebramos la
lo largo de crisis sucesivas que la
eucaristía recordamos que nuestra
renuevan y rejuvenecen. ¿Cómo
esperanza está fundada sobre la
va a rejuvenecer a nuestra iglesia
pérdida de esta larga historia.
la crisis actual?
Como cristianos no hemos de te-

EL DILEMA

Muchos sacerdotes están des- casar o son homosexuales


moralizados, al menos en Gran ¿Cómo vivir nuestra condición
Bretaña, porque no saben si deben de sacerdote con el Pueblo de Dios
identificarse con su comunidad cuando se nos considera represen-
local o con la Iglesia universal. La tantes de una visión moral que la
mayor parte se identifican más con gente rechaza? Por más que apre-
su propia comunidad, pero el sa- ciemos la enseñanza moral de la
cerdote representa igualmente a la iglesia, nada nos impide estar des-
Iglesia universal. Estamos llama- moralizados por el abismo exis-
dos a proclamar el Evangelio y la tente entre el mensaje que debe-
enseñanza de la Iglesia, pero cons- mos proclamar y la vida que lle-
tatamos que existe a veces un ver- van las personas con y por las que
dadero foso entre lo que nosotros vivimos.
debemos enseñar, especialmente
en materia de moral, y la experien- Nuestra comunidad se reúne
cia vivida por el Pueblo de Dios, alrededor de la Eucaristía, el sa-
para el cual nuestras palabras pue- cramento de la unidad, aun cuan-
den parecer incomprensibles e do un buen número de personas
irreales. Mi experiencia me ha de- se sienten excluidas porque viven
mostrado que incluso los católi- en “situación irregular”, como
cos practicantes no acaban de en- suele decirse, ¡aunque estadística-
tender la enseñanza moral de la mente vivan de manera perfecta-
Iglesia, especialmente en materia mente regular!
de sexualidad. Los matrimonios El foso entre la doctrina de la
no viven su sexualidad con finali- Iglesia y la experiencia cotidiana
dad reproductiva. La mayor parte del Pueblo de Dios no ha cesado
de los jóvenes que conozco o for- de crecer desde el siglo XVII. En
man parejas de hecho que utilizan la Edad Media, la teología de la
métodos anticonceptivos, o son moral era considerada como una
divorciados que se han vuelto a sabiduría realista, inseparable de

348 Timothy Radclliffe


la vida cotidiana. Pero después de yo me permito proponer una se-
la Reforma y las querellas religio- gunda etapa. La Palabra hecha car-
sas de la guerra de los Treinta ne está en el corazón de nuestra
años, en todas partes se sintió una fe y no puede jamás ser abstracta,
necesidad de claridad, fundada en general y lejana. La palabra del
principios abstractos, no dejando Evangelio renace sin cesar, esté
lugar a ninguna duda. Después, el donde esté. En tanto que sacerdo-
foso no ha dejado de crecer, y hoy tes, no podemos ofrecer una pala-
en día nuestra magnífica moral bra abstracta. Intentamos hacer
está a menudo a cien leguas de la renacer la palabra del Evangelio
realidad vivida por nuestras comu- en la comunidad en la que vivi-
nidades. mos, en su propia lengua, con sus
propias estructuras sociales. El
¿Cómo vivir esta situación sin
sacerdote hace como de comadro-
desmoralizarnos? ¿Cómo vivirla
na. El sacerdote escucha el Evan-
en la alegría? El P. Tony Philpot,
gelio y las enseñanzas de la Igle-
sacerdote diocesano, recuerda ha-
sia y lo hace desde la cultura de la
ber asistido, hace unos años, a una
comunidad y juntamente con ella.
excelente exposición del cardenal
Quiere ver cómo la Palabra del
Ratzinger sobre los principios mo-
Señor puede nacer en su comuni-
rales generales. Pero, de vuelta a
dad, aquí y ahora, como un recién
su parroquia, frente a sus fieles
nacido, con la novedad eterna de
luchando por sobrevivir, se dio
Dios.
cuenta de que el discurso del car-
denal no tenía ningún sentido. Los El abismo entre doctrina ecle-
sacerdotes están llamados a vivir sial y vida cotidiana de los fieles
entre lo general y lo particular, y es doloroso. Debemos permane-
este espacio de mediación entre el cer junto a nuestras comunidades
discurso abstracto y la vida con- a fin de que aparezca una palabra
creta crea una situación incómo- nueva, para que el drama de la en-
da, un verdadero dilema. Los sa- carnación se produzca de nuevo
cerdotes diocesanos están llama- en nosotros y a través nuestro.
dos a vivir su vocación con un Para ello, debemos identificarnos
doloroso dilema: tener un corazón absolutamente con aquellos que se
repartido. sienten excluidos de la Iglesia a
causa de su “situación irregular”.
Meternos en su piel, escuchar con
El sacerdote como media- sus oídos, ver con sus ojos, sentir
dor lo que ellos sienten. Ser ellos de
alguna manera. Descubriremos así
He aquí un buen inicio: reco- con ellos cómo predicar la Pala-
nocer que nosotros pertenecemos bra de Dios y la enseñanza de la
a este espacio de mediación. Pero Iglesia.

El Sacerdote: entre la crisis y la esperanza 349


Ministerio y solidaridad mediadores y comadronas.
Para poder soportar estas ten-
Para Santo Tomás de Aquino, siones los sacerdotes necesitamos
existe un vínculo muy fuerte en- estar sostenidos por una fuerte so-
tre la enseñanza y la amistad. Es lidaridad. La fraternidad con nues-
la gracia de Dios en nuestros co- tros hermanos sacerdotes está pro-
razones la que enseña. Pero para fundamente enraizada en lo que
Tomás también los amigos son somos y nos sostiene en esta do-
capaces de enseñar, porque ellos ble pertenencia a la congrega-
son para mí otro yo. Ellos nos en- ción local y a la Iglesia univer-
señan desde el interior. sal. Tenemos necesidad de sos-
tenernos los unos a los otros para
Este abismo entre lo abstracto
encarnar la Palabra de Dios aquí
y lo particular es doloroso, pero
y ahora.
este dolor puede ser el del alum-
bramiento y nosotros, los sacerdo- Esto implica igualmente que
tes, somos como las parteras de tratemos a nuestro obispo como a
este nacimiento de la Palabra en un hermano. En el decreto Pres-
los mundos en que vivimos. byterorum ordinis se dice que el
obispo debe considerar a los sa-
Si queremos sobrevivir a pe-
cerdotes como hermanos y ami-
sar de este dilema, necesitamos
gos. Sin embargo, esto no vale
ayudarnos los unos a los otros,
para algunos sacerdotes, pues im-
necesitamos la ayuda de nuestros
plica demasiada proximidad con
hermanos sacerdotes. Pertenece-
él. Algunos quieren ser el obispo
mos y representamos a la iglesia
y otros evitarlo. Otros, en fin, ve-
universal, pero pertenecemos tam-
rán en el obispo a un padre cuyo
bién a la comunidad local y com-
papel es el de resolver sus proble-
partimos su vida. Esta doble atrac-
mas y de descargarles de sus res-
ción puede hacer trizas. Si deci-
ponsabilidades. Para Tony Phil-
mos “sí” a la orden eclesiástica,
pot, “tener hermanos y amigos es
devenimos los portaestandartes de
contar con sus límites personales,
la institución; decir “no”, es rebe-
aceptar los errores y admitir siem-
larse de forma permanente contra
pre la reconciliación. Es una rela-
el Magisterio. Hacer una elección
ción en doble sentido.”
única nos destruiría en tanto que

LA DIVISIÓN

La segunda causa de desmo- llamados a ser el hogar de la uni-


ralización de los sacerdotes pro- dad. Pero ¿cómo podemos llegar
viene de la profunda división de a serlo, si la misma Iglesia está di-
la Iglesia. Los sacerdotes estamos vidida por una desconfianza pro-

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funda y recíproca? Sufrimos las integración de la comunidad.
politiquerías que Pablo detestaba Nuestra esperanza reside en el he-
tanto en la iglesia corintia, “yo cho de que Jesús no estaba rodea-
estoy del lado de Pedro”, “yo soy do de personas de una misma sen-
de Pablo”, “yo estoy con el car- sibilidad con una misma visión
denal Ratzinger”, “yo estoy del compartida. Una comunidad de
lado de Hans Küng”, “yo estoy por personas de la misma sensibilidad
la teología de la liberación”, “yo no sería un sacramento del Reino
por von Balthasar”. Esta división sino solamente un sacramento de
es a menudo algo más que un sim- sí misma. Nosotros somos sacra-
ple desacuerdo intelectual. Es una mento del Reino precisamente
detestable lucha por el poder. porqué nuestra unidad no es men-
¿Cómo podemos predicar la Pa- tal sino sacramental. Es el hecho
labra cuando cada una de nues- de abrazar al extranjero o al ene-
tras frases puede ser disecada, migo lo que hace de nosotros un
cuando los mismos obispos viven signo.
en el terror de que el menor desliz
En África viví algo que me
pueda llegar a oídos de la Congre-
hizo entender esto. Viajábamos
gación para la Doctrina de la Fe?
por Burundi con dos Hermanos,
Los fariseos examinaban minucio-
uno de origen Hutu y el otro Tut-
samente las palabras de Jesús para
si. Las dos etnias se estaban ma-
poder enjuiciarle. ¿No vivimos
sacrando. Visitamos los campos de
nosotros hoy en día la misma si-
refugiados buscando a los parien-
tuación en el seno de la Iglesia?
tes de uno y otro. En los campos
Nuestra institución ciertamen- tutsis protegíamos al Hermano
te ha conocido siempre tales divi- hutu, y en los campos hutus, al
siones, desde el desacuerdo entre Hermano tutsi. Cada noche cele-
Pedro y Pablo en Antioquía. La brábamos juntos la eucaristía.
historia de la Iglesia está llena de Cada eucaristía era una especie de
luchas entre emperadores y Papas, muerte sacramental, una solidari-
modernistas y tradicionalistas, ¡in- dad sacramentalmente presente.
cluso entre jesuitas y dominicos! Cuanto más fuertes son los vín-
Esto es descorazonador pero no culos, más difícil es abrazar y
tiene nada de excepcional. Lo nue- aceptar a aquellos que son diferen-
vo, creo yo, es que seamos inca- tes. Los desacuerdos son siempre
paces de discutir con la parte más explosivos en el seno de una
opuesta. Preferimos hablar los familia. Nosotros aceptamos que
unos de los otros, más que los un extranjero sea diferente, pero
unos con los otros. no que uno de nuestra misma san-
gre, de la misma línea, de la mis-
La Cena nos recuerda igual-
ma religión, lo sea.
mente como vivir este momento.
Nos recuerda no sólo la pérdida de Nuestra vocación de sacerdo-
la esperanza, sino también la des- tes es pues la de reunificar a los
El Sacerdote: entre la crisis y la esperanza 351
que piensan como nosotros y a los tos signos, de las bodas de Caná a
que piensan de forma diferente. la resurrección de Lázaro, la opo-
Cada campo ideológico tiene sus sición aumenta. El poder de sus
propios seminarios donde se en- signos no es mágico. Sus signos
seña la pura verdad, con sus pu- son poderosos porque hablan y
blicaciones, sus facultades o sus tienen un significado. Son los sig-
diócesis. ¿Existe algún lugar en el nos de la Palabra hecha carne.
seno de la Iglesia donde olvidemos
El encuentro de Jesús y Pilato
las trincheras para hablarnos?
es el punto culminante. Pilato le
¿Hay una búsqueda común de la
recuerda que tiene poder para cru-
verdad? Hay demasiados silencios
cificarle, pero Jesús se fundamen-
en nuestra Iglesia. He participado
ta en el poder de la verdad y el
en varios sínodos de obispos en
sentido: “Yo he venido al mundo
Roma y también allí hay poco diá-
para dar testimonio de la verdad.
logo verdadero. Cada uno llega
Todo hombre que pertenece a la
con su discurso y no le interesa lo
verdad escucha mi voz”. Y Pilato
que los otros puedan decir.
le responde: “¿Qué es la verdad?”,
Más que abrumar a los jefes, sin esperar respuesta. No le hace
preguntémonos qué espacio da- falta. Él tiene soldados.
mos nosotros a la libertad de diá-
Cada eucaristía es la reproduc-
logo en nuestras propias diócesis,
ción de la confrontación de los dos
nuestros decanatos y nuestras pa-
poderes. Es el signo de que noso-
rroquias.
tros creemos que la verdad es más
En este clima de división y fuerte que la violencia. He aquí por
politización extremo de la Iglesia, qué nosotros, los sacerdotes, tene-
¿es todavía útil intentar el diálo- mos el valor de seguir buscando
go? Los que tienen el poder lo con- la verdad y el sentido, incluso
sideran ciertamente inútil, mien- cuando eso parece inoportuno.
tras que los que no lo tienen se
El diario de Yves Congar, pu-
desesperan al oírlo. Volvamos una
blicado el año 2000, es uno de los
vez más a la Cena.
libros más dolorosos que he leído
y nos revela a una persona de gran
inteligencia, de una sensibilidad
Confrontación de dos pode-
extrema y de un honor intachable,
res
que se sintió crucificado por el
Santo Oficio, reducido al silencio
En la Cena se ponen de relieve y exiliado en Gran bretaña. ¿Cómo
dos tipos de poderes: el poder de lo pudo soportar? Creyendo que
Jesús, que es el de los signos, y el la verdad triunfaría. En 1954, en
de la fuerza bruta, representado plena crisis, escribe: “decir la ver-
por los soldados que lo iban a dad. Con prudencia, sin escánda-
arrestar. En el evangelio de Juan, lo inútil o provocador. Pero per-
a medida que Jesús exterioriza es- manecer -y ser cada vez más- un
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testigo auténtico y puro de lo que podemos expresarnos como nues-
es verdadero”. Esto le exigió una tros oponentes, ignorantes y sec-
inmensa paciencia, y para Santo tarios, que poseen toda su verdad.
Tomás de Aquino, la paciencia es Todo lo que podemos hacer es
el corazón de la esperanza. contribuir al debate esperando que
la verdad acabará por manifestar-
Proclamar la verdad exige dos
se, y que es posible que estemos
cosas por parte nuestra: coraje y
equivocados. Hablamos libremen-
humildad. Coraje porque la verdad
te, no porque tengamos las res-
no es siempre bienvenida. La Igle-
puestas, sino para contribuir a en-
sia teme el debate. Además, tiene
contrarlas. No debemos tener mie-
el sentimiento de que si los des-
do de equivocarnos porque el Es-
acuerdos internos se hacen públi-
píritu Santo ha descendido sobre
cos corre el riesgo de perder auto-
la Iglesia. El Pueblo de Dios no se
ridad y de que seamos desleales
dejará desviar fácilmente del rec-
con ella. Sin embargo, creo que
to camino. Yo creo que, aunque
nada hace más frágil la autoridad
nos equivoquemos, esto no lleva-
de la Iglesia que el hecho de no
rá a la Iglesia a su perdición. No
decir lo que llevamos en el cora-
podemos buscar la verdad si no
zón. Nada mina más la credibili-
nos atrevemos a jugar con las
dad de nuestras palabras que el
ideas, a hacer hipótesis atrevidas
hecho de ser tímidos y de temer
para ver a dónde nos llevan. Si no
cometer errores.
actuamos con esta libertad, no nos
Pero decir la verdad exige acercaremos jamás al misterio de
igualmente una gran humildad. No Dios.

LOS ESCÁNDALOS

Concluiremos con algunas pa- efectivamente, es una crisis.


labras sobre los escándalos que
tanto han mortificado a la Iglesia ¡Pero no es tan grave como la
estos últimos años. Todos sabéis de la Cena! Jesús se sentó a la
bien los estragos que han causa- mesa con Judas, el traidor, y con
do: dolor en las víctimas de abu- Pedro, que le negará tres veces.
sos sexuales, humillación de los Reúne a sus discípulos, y casi to-
sacerdotes, dolor de los laicos dos saldrán corriendo. He aquí la
asombrados de que hayan podido crisis que ha dado nacimiento a la
traicionar su confianza. Pero tam- Iglesia, la crisis que celebramos
bién cólera por la manera cómo todos los días. Acordaos: no tene-
ciertos obispos han tratado el pro- mos ninguna razón para temer las
blema y vergüenza por ver a la crisis, pues ellas nos renuevan. En
Iglesia puesta en el índice por los la Eucaristía recordamos la mane-
medios de comunicación. Esto, ra cómo él ha aceptado esta trai-
El Sacerdote: entre la crisis y la esperanza 353
ción para convertirla en un don. sacerdote ha traicionado su voca-
La víctima pasiva ha actuado de ción, ¿tendremos nosotros el mis-
manera creativa. Este es mi cuer- mo valor que Jesús? No podemos
po, entregado por vosotros. pretender, como hacen algunos,
que no hay nada a hacer con ellos.
Nuestra fe nos invita a tomar
He oído de una diócesis que niega
este momento de traición y ver-
toda responsabilidad en los extra-
güenza para convertirlo en don y
víos de algunos sacerdotes suyos
gracia. Si dejamos que Dios pon-
con el pretexto de que son “perso-
ga su mano sobre su Iglesia, ésta
nas independientes”. Jesús no con-
reaparecerá con mayor belleza. En
sideró nunca a Pedro como un “in-
tiempo de crisis, Dios rompe la
dependiente” ni renegó de él. Al
coraza de nuestra suficiencia y
contrario, fue Pedro quien dijo
arrogancia para llegar a la parte
“No lo conozco”. Hemos de afron-
más honda y vulnerable de nues-
tar el terrible escándalo de los sa-
tras vidas. Por esto debemos vivir
cerdotes pedófilos. ¿Nos atrevere-
esta crisis en la alegría.
mos a enfrentarnos con el terrible
¿Cómo puede esta crisis reno- escándalo, éste sí evangélico, que
var nuestra institución? Yendo ha- nos pide que les perdonemos, que
cia una Iglesia que ofrezca más les abracemos y que los reconoz-
seguridad para los jóvenes. Hacia camos como hermanos nuestros?
una Iglesia más humilde, como lo
A pesar de todas las dificulta-
fue su Señor. Haciendo renacer
des presentes, podemos ser porta-
una Iglesia menos clerical y secre-
dores de buenas noticias. He in-
ta, más transparente, donde los lai-
tentado demostraros cómo, en tres
cos verán reconocida su dignidad
campos diferentes, el momento
de cristianos bautizados. Esta cri-
presente puede ser un momento de
sis podría señalar el fin de una Igle-
gracia. El doloroso foso entre la
sia percibida como una multinacio-
enseñanza de la Iglesia y la expe-
nal, distante y burocrática. Podría
riencia vivida por numerosos ca-
entonces convertirse en una comu-
tólicos puede permitir el nacimien-
nidad de discípulos de Jesucristo.
to de una nueva Palabra hecha car-
Por esto debemos aceptar este ne. La división de la Iglesia puede
momento con todo el vigor crea- llevarla a un nuevo momento de
dor de Jesús, que supo transformar verdad, que permitirá reconstruir
un momento de dispersión y des- nuestra casa común. En fin, no te-
integración en sacramento de la mamos nada y dejemos funcionar
Nueva Alianza, de una nueva co- a la gracia creadora del Señor, a
munión. Se rodeó de traidores y fin de que los escándalos sean vi-
los convirtió en su iglesia nacien- vidos como un momento de reno-
te. Si un día suponemos que un vación.

Tradujo y condensó: JOAQUIM PONS

354 Timothy Radclliffe

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