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Trabajo: Libro Epistemología y Ciencias Sociales de W.

Adorno

Sociedad
Comienza esta recopilación de Escritos Sociológicos de Adorno con un artículo
dedicado a exponer su idea de "sociedad". En él deja bien clara desde el principio
su filiación materialista marxista afirmando que lo específicamente social [consiste]
en la preponderancia de las circunstancias sobre los hombres, que no son ya sino
sus productos impotentes. Esto supone, entonces, que el concepto de Sociedad no
es una abstracción porfiriana, un género que incluiría diversas especies (o una
especie que incluyera a los individuos). Se trata de un concepto funcional, el cual
hace referencia a una totalidad positiva (no abstracta) integrada por partes
diferentes, heterogéneas, cada una de las cuales desempeña una función para el
mantenimiento de la unidad del todo
“Es lo que en la escuela del materialismo filosófico se denomina "totalidad atributiva"
(a cada parte se le "atribuye" una función) frente a la "totalidad distributiva"
(abstracto-porfiriana, en la cual un conjunto de características comunes se
"distribuye" entre todas las partes, sin perjuicio de las características específicas de
cada una de ellas”.
Pero, debido a esta determinación funcional, el concepto de Sociedad no puede
captarse inmediatamente (intuirse kantianamente), no puede verificarse
directamente como un hecho. Por ello mismo las corrientes positivistas de la
sociología quieren desterrarlo cual reliquia filosófica. Mas dicho concepto tampoco
cabe ser inferido por abstracción a partir de hechos particulares, y eso que la
Sociedad no deja de manifestarse en las situaciones sociales fácticas. El concepto
de Sociedad sólo puede ser apresado por medio de la teoría, es decir, a través de
un arduo trabajo teórico, tampoco a través de una definición sencilla más o menos
arbitraria. Todo lo cual rompe con la idea de Ciencia que se tiene cuando se toma
como paradigma las ciencias naturales. Desde este paradigma también se critica al
método teórico de las ciencias sociales en tanto que se trataría de conocer la
esencia de una realidad que envuelve al propio investigador, y que por lo tanto
estaría adoptando una perspectiva emic (interna, subjetiva) y no etic (externa,
objetiva), como ya vieron Weber, Dilthey, Windelband, Rickert, etc., con el modelo
de la comprensión (adecuado al objeto social) frente al de la explicación (adecuado
al objeto natural). Frente a ellos Durkheim se encargó de mostrar que la sociedad
era algo externo y coactivo a los individuos.
Frente a estas dos perspectivas parciales, lo que Adorno propone es una visión
dialéctica donde se deduzca ese exterior inhumano desde las propias relaciones
que los hombres establecen entre sí. También se encarga de mostrar que los
conceptos "antiteóricos" (tales como "comprensión" o "rol") usados por los
positivistas son fragmentos teóricos de la filosofía social, de la teoría social, de la
cual desgajados coadyuvan a perpetuar la opresión social bajo la forma de
ideología. Una teoría que no se conformarse con ello sería una teoría crítica, y no
solamente crítica en el sentido de opuesta a la ideología, sino en el sentido de
"criba", "discernimiento", "análisis", pues no puede ser que "todo esté relacionado
(esencialmente) con todo".
Lo cual supone una aplicación del principio de la symploké: "si todo estuviera
conectado con todo, o si nada estuviera conectado con nada, el conocimiento sería
imposible", son unas cosas las que están relacionadas con otras, pero no con
terceras.
La afirmación contraria sería un reflejo de la propia realidad social, la cual oscurece
el conocimiento.
Observemos como Adorno, al tratar del error en las ciencias sociales, ha pasado de
una perspectiva o discurso (pretendidamente) gnoseológico teoría de la ciencia
(especial en este caso) organizada en torno a la distinción materia/forma a un
enfoque epistemológico teoría del conocimiento (también especial) organizada en
torno a la distinción sujeto/objeto: el error ha de ser reducido a una apariencia propia
del sujeto, ya sea producto de la conformación del sujeto mismo, ya sea inducida
por el objeto. Ahora bien, si la perspectiva epistemológica es puesta en práctica
cuando trata del error, y la gnoseológica cuando trata de la verdad, Adorno estaría
realizando una noetología de las ciencias sociales tomando "noetología" en el
sentido en que lo hace el Gustavo Bueno de El papel de la filosofía en el conjunto
del saber Consideramos que el discurso de Adorno es pretendida y no
efectivamente gnoseológico porque el objeto mismo de estudio, a saber, la
sociedad, no nos permite una neutralidad política; dicho discurso siempre estará
teñido de ideología, esto es, teñido de un añadido subjetual de carácter político-
práctico (y por lo tanto normativo en última instancia; subjetual por oposición a
objetual, al objeto de estudio). Y esto aunque el investigador no lo pretenda, ya que
él se encuentra inserto en las estructuras sociales, que si no ayuda a modificar,
coadyuva a perpetuar.
Desde esta perspectiva epistemológica Adorno considera que la abstracción propia
de las ciencias sociales empíricas (objeto de crítica por su parte) no se practica
únicamente en la reflexión científica, sino especialmente en la realidad, la cual se
refleja en la reflexión teórica empirista.
A continuación Adorno pasa a realizar unas consideraciones temáticas, no
metodológicas, sobre la sociedad objeto de estudio: expone la teoría de esa
sociedad de un modo sumario, una teoría marxista que, sin embargo, frente a una
posible acusación de estructuralismo similar al que posterior o simultáneamente
desarrollaría Althusser en Francia, mantiene muchas referencias al individuo, al
papel que posee éste y al papel que posee su (acaso falta de) conciencia de clase.
Esta referencia al individuo, a su conciencia y a su inserción social se realiza en
términos hegelianos, o mejor hegeliano-marxistas: esa inserción está caracterizada
por la enajenación, por la imposibilidad de auto-poseerse o auto-reconocerse, ya
que toda relación está mediada por el valor de cambio.
Estas observaciones temáticas tienen la pretensión de una crítica en función de la
transformación de esa misma sociedad que se pretende conocer. Por ello mismo, la
perspectiva adoptada, por muy gnoseológica que resulte, no podrá prescindir del
enfoque epistemológico, ya que toda intención político-práctica (transformadora o
no) requiere de la distinción sujeto/objeto, de un cierto distanciamiento del sujeto
respecto del objeto que ha de transformar: esa transformación supone la
reorganización de la materia, dar nueva forma a los materiales; en este caso sería la
instauración de nuevas relaciones sociales (cuyos materiales serían acaso los
individuos y los objetos de la producción); pero tal reorganización (en principio
intencional, no efectiva) ha de ser llevada a cabo por un sujeto o varios. Mantener
una estricta perspectiva gnoseológica en las ciencias sociales es una forma de
ideología.

Sociedad e investigación empírica


Comienza este artículo Adorno constatando la falta de unidad de los procedimientos
reunidos administrativamente bajo el nombre de "sociología", una diversidad tanto
en los métodos como en los objetos de estudio, pues unos abordan fenómenos
sociales particulares mientras que otros se dirigen a la totalidad social. Estos dos
modelos extremos señalados son históricamente divergentes, se encuentran en
marcada oposición: los primeros se centran en la mera constatación de lo que hay,
de lo perceptible a simple vista, mientras que los segundos pretenden estudiar las
condiciones estructurales fundamentales de eso que se percibe. La génesis de
estos modelos también es distinta: mientras que los primeros tienen como
referentes a las ciencias naturales, los segundos proceden de la filosofía, de una
indagación que no se conforma con los fenómenos y pretende llegar a las esencias.
Respecto de las reflexiones teóricas acerca de la totalidad social, Adorno dice que
no son asibles a través de meros hallazgos empíricos: han de partir de un concepto
en torno al cual se organicen los datos, un concepto que habrá de irse
transformando en contacto con el material (empírico, político-práctico?):
la teoría debe transformar los conceptos que, por decirlo así, trae desde fuera, en
conceptos propios de la cosa misma, en lo que esta pretende ser, y confrontarlo con
lo que realmente es.
Esta declaración puede ser interpretada como la necesidad de una toma de postura
política, transformadora. Ahora bien, si esto es así, por un lado la teoría carece de
virtualidad predictiva, y por otro tampoco es susceptible de ser desarrollada
exclusivamente a partir de datos particulares, como ya se ha dicho.
Lo que ocurre es que la sociología empírica permite ciertas aplicaciones prácticas,
es usada por el mercado y por la administración, una administración que en gran
medida ha de manipular a los sujetos, unos sujetos que perciben, se comportan, y lo
hacen en función de ciertas opiniones. Es a estas opiniones y comportamientos
hacia lo que se dirigen los métodos estadísticos; por ello dice Adorno que privilegian
lo subjetivo bajo una objetividad del método, a saber, bajo la organización en torno
al cálculo de probabilidades, lo cual hace que estos comportamientos/opiniones
generales, extraídos por generalización estadística, sean independientes de
cualquier comportamiento u opinión individual. Tales métodos no penetran en la
objetividad de la cosa misma, es decir, en la causalidad, en los imperativos de la
objetividad económica, en la totalidad social, uno de cuyos momentos es el
individuo, al cual privilegia la investigación empírica.
Es ésta una distinción que se encuentra precariamente recogida en la distinción
entre metodologías de las ciencias humanas de la Teoría del Cierre Categorial:
sería la distinción entre metodologías Ia 2 (métodos estadísticos) y IIa
2("estructuralismo"). Y decimos "precariamente" porque:
1. No se nos proporcionan las metodologías mínimamente diferenciales
entre unas y otras, sino únicamente los resultados: genérico-
posteriores las primeras, específicos las segundas.
2.
3. No está claro el concepto de "contexto envolvente" (común a ambos
tipos de metodologías), precisamente en virtud de la distinción hecha
por Adorno entre "generalización estadística" y "causalidad
estructural", distinción que nos remite a contextos distributivos y
atributivos, respectivamente.
4.
5. En relación con el punto anterior, y si es cierto que existe una
causalidad estructural, una esencia "por debajo" de los fenómenos
sociales, el curso que nos llevase hasta ella habría de ser regresivo y
no progresivo, mientras que en los métodos estadísticos el curso
podría ser progresivo, pues nos quedaríamos en la generalidad del
fenómeno, tal como propone Adorno, en un fenómeno de segundo
grado. Esto podría suponer cierta rectificación de la TCC en el sentido
de introducir la distinción "factor anterior genérico/específico" en las
metodologías a 1

La lectura de este artículo puede resultar hasta cierto punto farragosa, sin terminar
de entender muy bien lo que Adorno pretende decirnos. El problema se despejará,
en parte, un poco más adelante cuando distinga entre investigación social empírica
subjetiva (sondeos de opinión) y sociología empírica objetiva (recopilación de datos
objetivos: nivel de ingresos económicos, acceso a la educación, a la sanidad, no de
hijos por pareja, etc.). Parece ser que en la época en la escribe Adorno, en la
Alemania de los años 50, esta segunda línea estaba muy poco desarrollada, así que
por sociología empírica suele entender su flexión subjetiva; nosotros, sin embargo,
estamos acostumbrados a la variante objetiva y por ello no nos resulta fácil la
lectura. Esto, por otro lado, nos da la medida de hasta qué punto tales métodos de
investigación empírico-subjetivos son deudores de la división entre "Ciencias de la
Naturaleza" y "Ciencias del Espíritu", del espíritu entendido en su sentido subjetivo-
individual (al cual se aplican los métodos estadísticos), mala positivización del
Espíritu objetivo del idealismo, el cual, reformulado, todavía puede ser recuperado.
En las discusiones sobre investigación social, dice Adorno, predominan las
cuestiones de método sobre las de contenido, incurriéndose así en un círculo
vicioso, pues la misma determinación del método presupone la del contenido. Es el
propio objeto, el campo científico, el que ha de marcar el método a adoptar aquí
también hay un círculo, más en este caso virtuoso. Ahora bien, quizá existan
campos lo suficientemente versátiles (o "amorfos") como para no inducir un método
concreto, como para dejarse apresar de diferentes formas: tal es el caso del campo
sociológico, al cual nos podemos dirigir de un modo atomístico (analizando hechos y
comportamientos particulares) o de un modo holístico, centrándonos en el todo
social. Adorno propone este último método como el apropiado a "la cosa misma"
social, aunque es consciente de que el otro se presta más a ser utilizado como
medio instrumental en la política de la administración y de las empresas:
la pluralidad de métodos no logra dar con la unidad del objeto y la oculta detrás de
los llamados factores en los que divide al objeto en pro de su manejabilidad;
necesaria, porque el objeto, la sociedad, nada teme tanto como ser llamado por su
propio nombre.
Además de ser plurales, estos métodos, producto de la disgregación del objeto, se
basan en la cuantificación de lo cualitativo, en la asimilación del campo sociológico a
los campos de las ciencias naturales, transformando a los sujetos en objetos. Estos
métodos, sin embargo, afirma Adorno, son indicadores de lo que verdaderamente
ocurre en el estado social:
bajo la presión de la sociedad los hombres son efectivamente degradados a las
"formas de reacción de los batracios", convertidos en consumidores forzosos de los
medios de comunicación de masas y otros placeres reglamentados.
Frente a estos métodos se sitúa un humanismo completamente ideológico basado
en la comprensión; ideológico, pues:
el substrato de la comprensión, el comportamiento humano coherente y dotado de
sentido, ha sido sustituido en los sujetos por la mera reacción.
Algo que a nosotros nos cuesta aceptar, pues preferimos creer que dicha reacción
no es sino la potenciación de ciertas normas basada en ciertos intereses que los
individuos sí son capaces de racionalizar. La crítica, sin embargo, es más difícil,
pues los contenidos alternativos son los que se ven dificultados por la propaganda y
la publicidad.
En cualquier caso, el valor gnoseológico de tales métodos estadísticos, según
Adorno, sería crítico-negativo, no positivo. Su valor positivo sería epistemológico-
práctico, al tiempo que ideológico en cuanto tendente al mantenimiento del status
quo. En este sentido, tales métodos encubrirían las contradicciones sociales. Para
Adorno el principio de la sociedad es la contradicción oposición real, según
Althusser, contradicción entre lo particular y lo general [nosotros más bien diríamos
"entre varias particularidades"], así como en la particularidad misma, en la
individualidad, los sujetos están conformados por intereses contrapuestos. Y este
carácter contradictorio no puede ser tratado por métodos estadísticos, por la
inducción y/o generalización.
En el siguiente epígrafe del mismo artículo Adorno defiende la naturaleza
intrínsecamente filosófica de la teoría social en tanto que "vinculación crítica de
métodos sociológicos dispares": teoría de la sociedad, análisis de relaciones e
instituciones sociales objetivas, investigación social de orientación subjetiva... Mas
pese a ello, sigue defendiendo una especie de ley de la Historia de cuño algo
metafísico: la ley del intercambio, una ley que no sería la pura inmediatez, sino algo
conceptual, pero al mismo tiempo real, no aparente, aunque como tal aparezca ante
las investigaciones empíricas. La sociología empírica, en cambio, confunde las
reglas que usa con la ley que rige los hechos mismos; esta ley posee una lógica
distinta a las notas comunes de los elementos particulares de esa totalidad, la cual,
por cierto no se asemeja a un organismo, sino a un sistema [Ahora bien, Adorno no
nos proporciona las claves de tal diferencia].
La sociología empírica opera, según Adorno, subyugada por el fenómeno, por la
apariencia, espejismo del que ya intentó despejarla Marx, pero que ahora (cuando
escribe Adorno) se ve animada por la polémica contra la filosofía analítica y contra
los heideggerianos.
Es en este punto en el que Adorno distingue claramente entre la sociología empírica
subjetiva y la objetiva, dándole a esta última un lugar privilegiado a la hora de
ejercer la crítica tanto hacia el valor de las opiniones subjetivas (temáticas), como
hacia el subjetivismo (metodológico) del investigador capaz de pergeñar una teoría
social enteramente gratuita. Esto por lo que toca a la metodología, por lo que toca a
la temática, al mismo tiempo se encarga de señalar la importancia que para la
sociología debe seguir conservando la conciencia subjetiva de los individuos, ya que
se trata de un momento de la totalidad social, bien como elemento de afirmación de
lo existente, bien como potencial de [...] otra realidad. El papel de la filosofía en las
ciencias sociales consistiría en captar la tendencia social (total) que anida en, o
anima a, los hechos subjetivos, cuya apariencia social media establecida
estadísticamente no es índice de su verdad.

Sobre la objetividad en las ciencias sociales


En éste artículo se vuelve a tratar la diferencia entre el método teórico y el
estadístico: al no contar con un concepto de objetividad social, se otorga ésta al tipo
de comportamiento medio correspondiente al área social que se esté investigando,
área que, por otra parte, no es sino un esquema de ordenación conceptual,
reducible en última instancia a una clasificación de datos subjetivos.
Ahora bien, en lo referente a la concepción del sujeto, del individuo, en este artículo
Adorno especifica algo más: si bien los sujetos han de ser contemplados como
actualizaciones de los movimientos de la totalidad social, no pueden ser reducidos a
meros ejemplares susceptibles de tratamiento estadístico, pues ello supone la
correlativa negación de objetividad y efectividad a la totalidad social, ya que la
pseudo-objetividad estadística se extrae, como acabamos de decir, a través de la
generalización.
En términos filosófico-materialistas, el efecto que tiene la sustitución del método
teórico por el estadístico es sustituir una concepción de la totalidad social como
totalidad atributiva por un concepto de totalidad distributiva.

Sobre la situación actual de la investigación social empírica en Alemania


Este artículo corresponde a una conferencia en un congreso de sociología en el año
1952 no sabemos dónde, ni qué congreso, pues tal información no aparece ni
siquiera en las obras completas de Adorno recopiladas por Rolf Tiedemann y
publicadas por Suhrkamp. Al parecer debía ser la conferencia de apertura o una de
las primeras, pues Adorno se encarga de dejar bien claro que tal situación de la
sociología alemana sólo podría estimarse correctamente al menos tras las
intervenciones de los expertos. Lo que él hará en su conferencia es señalar las
relaciones de la sociología empírica con la conciencia y la opinión pública, unas
relaciones conflictivas, por cuanto la opinión pública no es homogénea (aunque se
encuentre en proceso de progresiva homogeneización bajo la presión de los media),
sino que responde al juego de fuerzas sociales y económicas sumamente reales.
Comienza entonces, Adorno, a situar la génesis de la sociología empírica, y lo hace
en la Alemania de posguerra, en un país que debía ser reconstruido administrativa y
comercialmente, es decir, que debía procederse a la recuperación de la burocracia y
del mercado. Para ello era necesario conocer, hasta cierto punto, las necesidades,
expectativas, e incluso aptitudes de la gente, de una población que debía ser
"manipulada", controlada, como se ha dicho más atrás. Ahora bien, si dicha
investigación es epistemológicamente criticable por no atenerse a la causalidad
social y atender exclusivamente al fenómeno, al hecho social empírico, también es
políticamente censurable por los fines a los que sirve, lo cual quiere decir que dicha
investigación social posee un valor instrumental no denostable por sí mismo, sino
por los fines actuales que persigue. Sin embargo, como instrumento también puede
servir a fines liberadores, siendo en tal caso políticamente valioso.
Arremete Adorno contra el concepto de "espíritu" (subjetivo) que desligado del
Espíritu objetivo carece, precisamente, de objetividad y contra su fetichización por
parte de la sociología empírica (subjetiva), cuando ésta lo que debía hacer es
analizar
la confrontación de hombre y naturaleza y [...] las formas objetivas de socialización,
cuestiones absolutamente irreductibles al espíritu entendido como constitución
interna de los hombres.
Es en este sentido en el que vuelve a cargar las tintas contra el humanismo y la
metodología de la comprensión:
En un mundo dominado por leyes económicas que se imponen por encima de las
cabezas de los hombres, sería ilusorio pretender comprender los fenómenos
sociales como fenómenos que, por principio, están dotados de "sentido" los mismos
objetos de la ciencia social obedecen antes a la ciega necesidad natural que al
espíritu. El hecho de que en ellos se manifieste la racionalidad humana de los fines
no los convierte ni en racionales ni en humanos,
argumento caro a la concepción buenista, aunque un tanto omniabarcante, pues
parece subsumir todas las "categorías sociales" bajo el prisma economicista:
Hoy en día, ya no todos los productos culturales son formas espirituales autónomas,
sino que la mayor parte de ellos son fruto de un cálculo conforme a categorías
mercantiles. Los productos de la industria cultural pueden comprenderse mejor con
las categorías propias de los estudios del mercado que con criterios estéticos.
Este prisma, esta búsqueda de la esencia (económica) tras el fenómeno, advierte
Adorno, no debe realizarse arbitrariamente,
partiendo de ideas preestablecidas o extrínsecas a los fenómenos, sino desde los
fenómenos mismos. Así como sin teoría no es posible comprobar nada, toda
comprobación culmina en teoría.
Pero, sin embargo, en las ciencias sociales sólo una mínima parte del contenido
teórico puede ser comprobado empíricamente: La totalidad, que marca con su sello
todo lo individual, puede diagnosticarse en todo lo individual, pero no puede
demostrarse a partir de él.
A continuación se pasa a considerar el valor del psicoanálisis en la investigación
social, un valor importante según Adorno, y desde el cual cabe decir, a la postre,
que los hombres no son tan distintos entre sí como pretende el credo individualista.
"A la postre" significa "en los estratos profundos de la personalidad".
Dejaremos de lado la crítica al psicoanálisis y a Adorno por suscribirlo y, en cambio,
señalaremos el valor de la afirmación siguiente:
que esa uniformidad profunda se ve reforzada desde fuera mediante quizá no sea
sino un trasunto de la estandarización de los hombres producida por las estructuras
y, sobre todo, por los media.
La conferencia termina señalando, otra vez, el carácter instrumental, cuya finalidad
es el dominio, no la formación, de la investigación social empírica; una
instrumentalidad técnicamente especializada que puede servir, como decíamos,
para una praxis liberadora:
El camino del humanismo real se abre paso entre los problemas especializados y
técnicos, siempre que logra captar el sentido de estos en el seno de la totalidad
social.

Trabajo en equipo e investigación social


En este corto artículo Adorno despliega una serie de argumentos a favor y en contra
del trabajo en equipo para la investigación social. A favor juegan la necesidad de tal
equipo para realizar encuestas, cuantificar los datos, etc., así como el control
recíproco que supone una pluralidad de individuos; y no menos importante resulta la
compatibilidad entre los diferentes trabajos realizados por estos equipos en
diferentes campos y que contrastan con la falta de integración teórica
correspondiente a tales campos.
En contra del trabajo en equipo juegan la eliminación, no sólo de la subjetividad,
sino con ella también la eliminación de la reflexión, pues existe un proceso de
abstracción que nivela las conciencias de los individuos investigadores; en este
sentido las preguntas con mayor carga teórica que han de hacerse a los
entrevistados son las más sutiles, las menos próximas a la opinión superficial, con lo
cual el trabajo en equipo supone un "cuello de botella" donde tales preguntas,
argumentos, etc., han de adaptarse a los miembros con menor capacidad
intelectual. Esto supone al mismo tiempo, según Adorno, cierta crítica a la idea de
sustituibilidad de los individuos en la investigación.
Al final introduce ciertas consideraciones sobre el papel del informe final y de las
tablas usados en las investigaciones sociales.

Sobre el estadio actual de la sociología alemana


En este caso estamos ante un informe redactado conjuntamente por Adorno y varios
colaboradores del Instituto frankfurtiano para la Investigación Social. Aquí se
abordan cuestiones noetológicas, es decir, cuestiones epistemológicas (el interés
político-administrativo de la investigación social) conjugadas con cuestiones
gnoseológicas el campo de estudio, su organización, la (im)pertinencia de la
separación entre disciplinas, etc. Comienza el informe dando unas orientaciones
impresionistas sobre la historia de la sociología en Alemania, antes y después del
régimen nacionalsocialista, pues durante el mismo fue estigmatizada y hasta
prohibida: consideraban los nazis que el conocimiento verdadero de las relaciones
sociales pudieran tocar los fundamentos del (su) sistema, consideraban subversiva
a la sociología.
Tras el régimen penetró con fuerza la sociología empírica norteamericana en
detrimento de la sociología de corte teórico característica de la Alemania pre-nazi.
Esta nueva tendencia es, en parte, producto de la especialización ligada al
instrumentalismo: el sociólogo de los años 50 se aferra a lo que considera
"controlable y seguro" renunciando a las exigencias impuestas por el propio objeto
de la investigación, la exigencia, por ejemplo, de desbordar esos marcos tan
estrechos y atender a un campo de relaciones sociales mucho mayor:
De forma insistente, con un celo no demasiado racional que se debe a la primacía
del interés por el método sobre el interés por el contenido, la sociología ha tratado
de delimitarse de las ciencias próximas a ella; sobre todo, de la economía política y
de la psicología. La eliminación de las cuestiones propiamente económicas, las
referidas al proceso de producción y reproducción de la sociedad, que da vida a las
llamadas formas de socialización, ha acabado diluyendo la temática sociológica. La
ciencia que confía en hacer cristalizar lo social prescindiendo de la referencia de los
momentos sociales a la autoconservación de la sociedad y su problemática se ve
obligada a fetichizar lo que queda, las "relaciones interpersonales"; omite la función
de éstas en el metabolismo con la naturaleza y con la totalidad social, así como el
conjunto de las contradicciones fundamentales.
Recíprocamente lo mismo ocurre con la Economía y con la Psicología: Es la lógica
de la cosa misma, el empeño en dar con hechos incontestables y manipulables,
instrumentalismo necesario para una sociedad en reconstrucción, tanto
administrativa, como industrial y comercial.
El informe también critica cierta forma de divulgación pedagógica de la sociología de
la época, ya que el efecto es la vulgarización para el consumo. De la sociología
política denuncia su insistencia en ser sociología de los partidos, la cual ni siquiera
es tal, pues estas mismas instituciones son reacias a la auténtica investigación
interna, la investigación de su "organización real", no la formal y aparente: El
concepto de poder se aborda muy raramente: en este sentido, la sociología política
parece convertirse en una ciencia apolítica; un poder que se extiende a grupos de
intereses extraparlamentarios, lobbies, tampoco accesibles a la investigación, como
ninguno de los "puntos neurálgicos de la sociedad".
Respecto de la sociología empresarial, el informe critica la tendencia a centrarse en
las relaciones interpersonales en el seno de la empresa en vez de atender a la
"cuestión social", a "la forma objetiva del trabajo y su carácter de mercancía" [p.77],
a los conflictos, oposiciones de intereses y relaciones de poder en función de las
posiciones y tareas, etc. Y evidentemente también denosta los intentos de distingir
sociología y economía empresarial: así como no es posible hacer abstracción de las
personas que trabajan y se relacionan en la empresa al analizar el proceso de
producción, tampoco lo es abstraer la producción de beneficios de tales relaciones
interpersonales.
El informe hace una consideración de marcado carácter gnoseológico y ontológico:
las líneas de demarcación entre las ramas científicas no describen ningún orden
ontológico en el objeto.
Esta es una consideración que Adorno no explica, pero que, de ser verdad, tocaría
de lleno el núcleo de la Teoría del Cierre Categorial. Por nuestra parte creemos que
tal declaración es producto de su concepción cientificista de los métodos
estadísticos y de una cierta gnoseología adecuacionista ligada a una epistemología
instrumentalista (lo cual hace que muchas veces derive hacia consideraciones
gnoseológicas teoreticistas: en las ciencias naturales el método sería adecuado al
objeto, no así en las ciencias sociales, en éstas el resultado de la aplicación (burda)
de tales métodos produciría teorías científicas, instrumentales, mas no adecuadas al
objeto. Cómo saben Adorno y sus colaboradores que tales métodos no son
adecuados al campo social? Quizá también en función de esa concepción
instrumentalista aunque ligada a una toma de postura práctico-política
transformadora.
Tras esto el informe realiza un amplio repaso en clave temática a la sociología de la
juventud alemana de posguerra.

Teoría de la sociedad e investigación empírica


Corto artículo a cuya temática ya se ha hecho referencia anteriormente: se trata de
la distinción entre una teoría de la sociedad especulativa y una investigación
empírica sin presupuestos, alternativa frente a la cual se sitúa la teoría de la
sociedad asistida por la investigación social empírica objetiva. Y es que, en efecto,
la primera opción resulta gratuita, sin conexión con la realidad, pero la segunda
resulta falsa, pues no existe ninguna investigación sin presupuestos, esto es, sin
diseño previo e interpretaciones posteriores (los datos han de ser interpretados). La
propuesta de Adorno y del Instituto Frankfurtiano, es la de establecer una teoría que
guíe la investigación y que, en su caso, sea modificada al contacto con ese material
empírico en función de la falsación de la teoría, un material que diferirá del de la
sociología empírica al uso en tanto que no estará orientada a los sondeos de
opinión, sino al estudio de relaciones objetivas, como ya se ha dicho más atrás.
Acaba el artículo Adorno realizando una consideración sobre el empirismo: éste
pretende desechar toda filosofía, precisamente cuando él es, asimismo una filosofía,
una interpretación (burda ciertamente) de la experiencia.
Faltaría, sin embargo, en la exposición de Adorno, una consideración
epistemológica del concepto de "interpretación": (a) la consideración de aquél como
un conjunto de materiales presupuestos entre los que hay que incluir los
procedentes de los métodos empíricos, o (b) su consideración en tanto que
intención político-práctica. Una consideración cabal debe contemplar ambas
vertientes.

Investigación social empírica


El último de los artículos de este libro corresponde a una relativamente amplia
exposición de los métodos de la investigación social empírica (subjetiva): encuestas,
discusiones en grupo, experimentos controlados, estudios de tendencias y
longitudinales, aplicaciones estadísticas, cuestionarios...
El final del artículo corresponde, evidentemente, a una valoración crítica de tales
métodos (que ya ha aparecido, y así lo hemos señalado, en los artículos
precedentes). Para terminar, lo haremos con una cita, como corresponde a toda
reseña, en la que queda patente el método filosófico con el que hemos de
acercarnos al estudio de la sociedad:
Las distintas ciencias relacionadas con el hombre forman más bien una unidad, que
sólo queda rota por la violencia de la división del trabajo.
Pero incluso si se llegara a un acuerdo acerca del lugar que le corresponde a la
investigación social empírica en la sociología, esto no significa propiamente un gran
avance, las distintas disciplinas sociológicas no coexisten de forma neutral las unas
junto a las otras, sino que se interpenetran y muestran múltiples tensiones.

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