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ACTOS PROCESALES

Los actos procesales son actos jurídicos que inician el proceso u ocurren en él,
o son consecuencia del mismo para el cumplimiento de la sentencia con
intervención del Juez. [1]Considerando lo anteriormente expuesto, cabe indicar
que en el derecho procesal es pertinente hablar de un acto jurídico procesal, y
como todo hecho con relevancia jurídica requerirá la existencia de la capacidad
procesal, en este caso, un objeto o finalidad y una formalidad prevista en el
ordenamiento procesal para que dicho acto tenga validez.

CONCEPTO Y NATURALEZA DEL ACTO PROCESAL.


Son actos procesales los hechos voluntarios que tienen por efecto directo e
inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la extinción del proceso, sea que
precedan de las partes o de sus auxiliares; del órgano judicial o de sus auxiliares;
o de terceros vinculados a aquél con motivo de una designación, citación o
requerimientos destinados al cumplimiento de una función determinada.
Como todos los actos jurídicos, los actos procesales constituyen
manifestaciones voluntarias de quienes los cumplen. En tal circunstancia reside
su diferencia respecto de los hechos procesales, que se encuentran, frente a
aquéllos, en relación de género a especie, y a los que cabe definir como todos
los sucesos o acontecimientos susceptibles de producir, sobre el proceso, los
efectos antes mencionados.

ELEMENTOS.

Tres son los elementos del acto procesal: los sujetos, el objeto y la actividad que
involucra. Este último elemento se descompone, a su vez, en tres dimensiones:
de lugar, de tiempo y de forma.

a) LOS SUJETOS
Pueden ser sujetos de los actos procesales las partes ( o peticionarios), el órgano
judicial ( o arbitral) o sus auxiliares y los terceros directamente vinculados al
proceso.
Cada uno tiene diferentes importancias: mientras el órgano judicial y sus
auxiliares cumplen sus actividades en ejercicio de un deber de oficio que tienen
hacia el Estado y también hacia los litigantes, los actos de las partes y
peticionarios responden a la libre determinación de éstas, que no se hallan
sujetas, como principio, a deber alguno, sino a cargas instituidas en su propio
interés. Cuando los actos de los terceros responden al cumplimiento de una
carga pública, la actuación personal de aquéllos resulta substancialmente
equiparable a la de los órganos o a la de los auxiliares permanentes.
Para que el acto procesal produzca sus efectos normales es necesario, por lo
pronto, que el sujeto que lo realiza tenga aptitud para ello: el órgano debe ser
competente, y las partes y peticionarios (o sus representantes), procesalmente
capaces.
Aparte de la aptitud, constituye requisito subjetivo del acto procesal el de la
voluntad, pues aquél comporta una expresión voluntaria de quien lo realiza. La
doctrina más generalizada señala que el requisito de la voluntad no juega, en los
actos procesales, la misma función que en los actos jurídicos del derecho
privado. Ocurre, que mientras en estos últimos la voluntad del sujeto determina
directamente la producción de efectos jurídicos, los actos procesales producen
efectos en la medida en que se hayan cumplido, a su respecto, los requisitos
prescritos por la ley, con prescindencia de las motivaciones internas del sujeto
de quien proceden.
Aunque con exclusiva referencia a las partes y peticionarios, constituye requisito
subjetivo del acto procesal el interés que determina su cumplimiento. No
concurrirá tal requisito, por ejemplo, respecto de la parte o peticionario que
impugnase una actuación o resolución que la beneficie.

b) EL OBJETO
El objeto es la materia sobre la cual el acto procesal recae. Dicho objeto debe
ser: 1º) idóneo, o sea apto para lograr la finalidad pretendida por quien lo realiza
- carecería de este requisito, por ejemplo el reconocimiento judicial requerido
para probar un hecho que no haya dejado rastro alguno - ; y 2º) jurídicamente
posible, es decir no prohibido por la ley.

c) LA ACTIVIDAD QUE INVOLUCRA


Atendiendo al proceso como una consecuencia cronológica, se observa que
tiene un comienzo, un desarrollo y un final. De allí que resulte distinguir entre
actos procesales de iniciación, de desarrollo y de conclusión o terminación.
Son actos de iniciación aquéllos que tienen por finalidad dar comienzo a un
proceso. En el proceso civil el acto típico de iniciación procesal se halla
constituido por la demanda, aunque a título excepcional, aquél puede
comenzare con el cumplimiento de ciertas diligencias preliminares.
Los actos de desarrollo son aquéllos que, una vez producida la iniciación del
proceso, propenden a su desenvolvimiento ulterior hasta conducirlo a su etapa
conclusional. Aquí cabe distinguir entre actos de instrucción y de dirección.
Los actos de instrucción implican el cumplimiento de dos tipos de actividades.
Por un lado, en efecto, es preciso que las partes introduzcan o incorporen al
proceso los datos de hecho y de derecho involucrados en el conflicto
determinante de la pretensión (alegación), y, por otro lado, se impone la
necesidad de comprobar la exactitud de tales datos (prueba).
Los actos de dirección pueden a su vez subdividirse en actos de ordenación, de
comunicación o transmisión, de documentación o cautelares.
Son actos de ordenación los que tienden a encauzar el proceso a través de sus
diversas etapas. En esta categoría cabe diferenciar tres tipos de actos: de
impulso, de resolución o decisión y de impugnación.
Son actos de impulso aquéllos que, una vez iniciado el proceso, tienden a
hacerlo avanzar a través de las diversas etapas que lo integran.
Los actos de resolución son los que tienen por objeto proveer las peticiones
formuladas por las partes durante el curso del proceso o adoptar, de oficio, las
medidas adecuadas al trámite de éste o a la conducta asumida por las partes.
Son actos de impugnación, por último, aquéllos que tienden a obtener la
sustitución de una resolución judicial por otra que la reformule, anule, rectifique
o integre, o a lograr la invalidación de uno o más actos procesales defectuosos.
Así serían actos típicos de impugnación los recursos y el incidente de nulidad.
En tanto, los actos de comunicación o transmisión son los que tienen por
finalidad poner en conocimiento de las partes, de los terceros o de funcionarios
judiciales o administrativos, una petición formulada en el proceso o el contenido
de una resolución judicial. Algunos de estos actos, como las resoluciones que
disponen traslados, vistas o intimaciones, incumben a los jueces y,
excepcionalmente a los secretarios. Otros, que son consecuencias de aquellas
resoluciones, competen al órgano judicial o a los auxiliares de éste (oficiales de
justicia y ujieres) o de las partes (letrados patrocinantes).
Son actos de documentación aquéllos cuya finalidad consiste en la formación
material de los expedientes a través de la incorporación ordenada de los escritos
y documentos presentados por las partes o remitidos por terceros; en dejar
constancia en los expedientes mediante actas, de las declaraciones verbales
emitidas en el curso de las audiencias o en oportunidad de realizarse otros actos
procesales que permiten esa forma de expresión (notificaciones e interposición
del recurso de apelación) y, finalmente en la expedición de certificados o
testimonios de determinadas piezas del expediente. El cumplimiento de este tipo
de actos corresponde, como principio general, a los secretarios, y
excepcionalmente a los oficiales primeros.
Los actos cautelares son los que tienden a asegurar preventivamente el efectivo
cumplimiento de la decisión judicial definitiva. Se disponen mediante actos de
resolución y su ejecución incumbe a los auxiliares del órgano (oficiales
notificadores, oficiales de justicia y ujieres).
Por último constituyen actos de conclusión, aquéllos que tienen por objeto dar
fin al proceso. El acto normal de conclusión de todo proceso hállase
representado por la sentencia definitiva, aunque los procesos de ejecución
ofrecen la variante de que aquel acto debe complementarse con una actividad
procesal ulterior que culmina con la entrega o transformación de los bienes
embargados.
También existen los actos anormales de conclusión, los cuales pueden provenir
de declaraciones de voluntad formuladas por una o ambas partes (allanamiento,
desestimiento, transacción y conciliación) o ser la consecuencia de un hecho,
como es el transcurso de ciertos plazos de inactividad, a los que la ley atribuye
efectos extintivos sobre el proceso (caducidad de la instancia).

HECHOS Y ACTOS PROCESALES


En el hecho jurídico estamos en presencia de un acontecimiento en el que no ha
intervenido la voluntad del hombre, pero produce consecuencias jurídicas. Así
por: la destrucción de un edificio por un terremoto produce diversos efectos
jurídicos, tales como la liquidación del condominio, la distribución del terreno
entre los copropietarios, las indemnizaciones de las pólizas de seguros, la
posible responsabilidad del arquitecto y constructor conforme al artículo 1637 del
código civil y la eventual responsabilidad del propietario por daños sufridos
terceros como consecuencia de la ruina conforme al artículo 1194 eiusdem.
La muerte de una persona también produce efectos jurídicos tales como la
terminación de su relación laboral, la sucesión patrimonial, etc.
En cambio en el acto jurídico, las consecuencias jurídicas provienen de eventos
en los que interviene la voluntad del hombre, tales como otorgar un testamento,
gestionar un negocio ajeno, o conferir un mandato
Cuando nos referimos a los hechos y a los actos procesales igualmente debemos
tener en cuenta que existen actos que se realizan dentro del proceso por la
intervención de la voluntad del juez , del secretario , del alguacil de las partes y
por los intervinientes legítimos o terceros que como dice Chiovenda , tienen
como consecuencia inmediata la constitución , conservación , modificación ,
desarrollo o definición de una relación procesal,
Frente a estos actos procesales existen los llamados hechos procesales que sin
depender de la voluntad del órgano jurisdiccional ni de las partes, tienen
consecuencia jurídica en el proceso. En este orden de ideas tenemos que la
muerte de la parte demandada, produce la suspensión del proceso hasta la
citación de sus herederos y además se extingue el poder y al intervenir los
herederos en el proceso se produce una sucesión procesal. Y También
podríamos citar como efecto jurídico el ordinal 3 del artículo 267 del CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTO CIVIL conforme al cual si no son citados los herederos dentro
de los seis meses siguientes a la muerte de la parte, habrá perención de la
instancia. La muerte del procesado produce la terminación del juicio penal.

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