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DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA FORESTAL

ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE


INGENIEROS DE MONTES

CONTROL DE LA EROSIÓN EN
DESMONTES ORIGINADOS
LJñK//\:^ ui
lí^MMt^^lTMIEÍ TliMM 1/
AL ENTORNO

(TOMO I: MEMORIA)

Joaquín Navarro Hevia


Ingeniero de Montes

Directora
Marta González del Tánago
Doctora Ingeniero de Montes

2002
D - 12

Tribunal nombrado por el Mgfco. y Excmo. Sr. Rector de la


Universidad Politécnica de Madrid, el día de
de 20

Presidente D.

Vocal D.

Vocal D.

Vocal D.

Secretario D.

Realizado el acto de defensa y lectura de la Tesis el día


de de 20

en

Calificación:

EL PRESIDENTE LOS VOCALES

EL SECRETARIO
... por la&'hora^perdída^,
... por la^hc^a^roiwLdoi^.

"Ehcalador, <xnvlaymlí/mx^té<mla^del/ryicLgiAxxy, parecía/

ccuia/u^nx?i/de/la4í'ieñ.ale4('qu£/la/viaturale^^
c<n\/X<yi/vn(4iYVU^y¡,e^iA^úiad/qiÁ^íf0ti^ un/ wiccpo/;
marchahw^íeyyipre/ai ml&yyuy-poy&O'y yuyie/detenía/ yu^nccu Uno/hr&ve'
vnlrad>a/aXfvmA4i^de/lo^á^h<Ae4f'0'aX'}iói
i^\dyCcarle/qu^e4itaha/en/ei/hiA£n/caymCvuy^

(J. fenimjore/Coúper, 1826. £hÜl(Xmo-MohCccLvuy-, cccp. KIII)


Son/mAÁ<M<y(4i'lci4i'pe^yyn4^í^ (^la^ que/deh^
de/eite/trahctjCK SOtv¡iWayuda/, no-iuAhte^fe^lle^ad^ehmíyme^xto-de/
e4(Críhír e^tct*-líneas. Auvu^u/Z/^wie/ób^ídxx^á/aX^iAAMiyd^/eiLafi', por lo-
qae/pídO'dUa^lpai', quÁero-efcpre^ar mX/iívicera/gratitud/a/

AureHo-Abs/are^ y MarceUno-Aguado- de/UEhJfE CVaXLadoUd), a/


ValeyvtOn' Covxtrevoíi' de/Bonterra/ IhérCco/y a/la/U nOs/er^Á^dad/ de/
VdUadoUdi quí^vxe^i'preíitaroví/ apoyo-e<x^vuhyilco-y/o-e^y-atégico-a/
este/e&tudío: A lo/Con&ejerúA/de/EdAÁ/caxUÓYvyCuJtura/de/lci/Jw^a^de/
Ca{tüla/y León/ qulew mediante la/ ¡^obvención/ ah pvoye^o- de/
Om^eitCga<Uén/VA10/96 (1996-1998), pervmtíó-elOnlclo-de/la^
e^ijperíencíct^. A Harooi^'RodrigiÁe/^, de/Qe^U<hvde/Infrae4tructura&'de/
CastíUa/y León/, por vuyde4truXrtamhíé^\/e'iG:^parcelciy. A LUÁ4I'
Baruque/, por facilitar la{í'hldro}(íemhra4e'.

Ahper^onxiidelMOnííterLo-de/foryiento- (VLreccíón/QevieraX/de/
Carretera0 que/fcuMXt&i^mporta^^te/ínform^MUón/poA^a/la/
elahoración/de/eite^eitudío: Eüpecíalme^xte^o/felCpe/'Ru^^y o/
Komán/ Moi^queray.

A loyalavyino^yprofe^ore{^de/La/€. T. S. de/IngenCerCa&'AgraAriya&'de/
pal&yicía/ que/ han/ trahajado-y participado- con/ nuestra/ U nldad
dura^yxte/eítoi'a^ño^. €v\tre/loi'prÍAneroif, deitax:an/eapecCcdiner\te/:
Marco-A.Jonte/, Kuhén/ferndnde^de/ViXlarán/y fra^nxMíCO-J. San^
por ¡fU/ayudxx/e^\/elmxynXxije/de/loye<^ulpoi^de/yyvedLda/, de/laíf'
parcelofcy en/ la/ recogida/ de/ mueátro^' otroi' como- E^ther, Q&yna/,
Johrwxy, Sína/, Lucía/, Mario, Chui^, Noé/, fellpe/, Javier, etC/, qu/e/
intervCnleron/&n/la^plar\taclone4>'. AJorge/MongU, que/con&íguló
traducir elfrancé&'de/lGOO. A AHery a/Javi/por eicucharvwe/.
Ev\tre/loyprofe4^, m¿&'Comparíeroy:André4('Martlne^de/A^fCigra/, por
H^ conírefoi', hu/ re4¡paXdo-y, por el tractor con/ rewvolque/ en/ UAV
crucial y aciago-dCo/; Juan/M. Víe^Hervxárude/^, oon/yu/equÁpo-de/
dtpinl&vyuy-paray in^aXjar lo*' wvar^ai/y por ywayuda/; J. A v\dréi^ Oria/,
por ¡M/ oíiííite/nclay, cómxy-vw, con/la&pla/nta46 Joié/L. Bengow, por ¡fU^
orientaciones eddficay, Uóberto-San/Martín/y Valentín/Pa^ndo-, por
¡M/paciencia/ con/ele4tudio-eitadíítíco-, Luii-Vía^Baltelro-, que/ley&
l(^evaluación/económica/; y, al ine^tivnalíle/ Andréi/AcoitU/
Baladón/, por ¡M4f d&itoargaic de/ energía/, iu/ entUiía4ímjO-y yw e/emplo:

A mi directora/, Marta/Qon^^ále^ del Tdnago-, por i^u apoyo-,


iy\formx?ición/, con&efoyy ánlmct.

A Malte/, por oonstegiAlr la/furgoneta/para/tran4¡portJar loy'roUoí^ de/


coco-y de/ e^iparto-, y por eite/ ¡lOcrificlo- compartido:
ÍNDICE GENERAL

TOMO I rPOCUMENTO I): MEMORIA


Pág.

LISTA DE HGURAS »

USTA DE TABLAS /

1.-RESUMEN 1

2.-INTRODUCCIÓN 3

2.1.- EL PROBLEMA DE LA EROSIÓN HÍDRICA 3


2.1.1.- Magnitudes de referencia: erosión natural y antrópica 3

2.1.2.- La erosión genera nuevos problemas 6

2.1.3.- ¿Cuál es el nivel admisible de erosión? 15

2.1.4.- Conceptos relacionados con la erosión hídrica en las obras de infraestructura


viaria 18

2.1.5.-Síntesis 21

2.2.- LA EROSIÓN HÍDRICA EN LAS OBRAS DE INFRAESTRUCTURA VIARIA 23

2.2.1.- La erosión hídrica en nuestra red viaria 2.4

2.2.1.1.- Desde la Prehistoria hasta el periodo romano 24


2.2.1.2.- El periodo romano 25
2.2.1.3.-La Edad Media 26
2.2.1.4.- Los siglos XVIy XVn 28
2.2.1.5.-El siglo XVín 29
2.2.1.6.-El siglo XIX 32
2.2.1.7.- El siglo XXy los albores del siglo XXI 37
2.2.1.8.- Nuevos aspectos a considerar en la erosión de la red viaria 44
A) La conservación y el mantenimiento de la red de carreteras estatal 44
B) Conservación y mantenimiento de la red ferroviaria 53
C) Los accidentes de tráfico 55
2.2.1.9.-Síntesis 57

2.2.2- Los estudios de la erosión hídrica en la red viaria 59

2.2.2.1.- Desde los inicios hasta 1970 59


2.2.2.2.- Desde 1971 hasta 1980 62
2.2.2.3.- Desde 1981 hasta 1990 69
2.2.2.4.- Desde 1991 hasta 2000 74
2.2.2.5.-Antecedentes en España 84
2.2.2.6.-Síntesis 88

3.-OBJETIVOS 93

4.- MÉTODOS DE CONTROL DE LA EROSIÓN HÍDRICA EN OBRAS DE


INFRAESTRUCTURA VIARIA 97

4.1.-INTRODUCCIÓN 97

4.2.- MÉTODOS DE CONTROL DE EROSIÓN 99

4.2.1.- Medidas estructurales o constructivas 99

4.2.1.1.- Medidas constructivas 99


4.2.1.2.- Medidas estructurales j^j^j^

4.2.2.- Métodos o tratamientos químicos 11^

4.2.3.- Métodos de revegetación ]^j^3

4.2.4.- Métodos mixtos j^21

4.3.- MÉTODOS DE CONTROL DE SEDIMENTOS 132

4.3.1.- Métodos constructivos ]^32

4.3.2.- Métodos basados en el uso de la vegetación 136

4.4.- OTROS MÉTODOS DE CONTROL DE EROSIÓN Y DE SEDIMENTOS 137

4.4.1.- Etapa de planificación y diseño 13 7

4.4.2.- Etapa de ejecución 140

4.4.3.- Etapa de mantenimiento 142

5.- DESCRIPCIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO 143

5.1.- LOCALIZACIÓN Y SITUACIÓN I43

5.2.-CUMA 145

5.2.1.- Características generales de la zona I45

5.2.2.- Clasificaciones e índices climáticos I53

5.2.2.1.- Clasificación climáticas 3^53


A) Clasificación de Papadakis 253

II
B) " " Kóppen 153
5.2.2.2.-índices fitoclimáticos 153
A) índice de Dantín-Revenga 153
B) " " Vemet 153
C) Clasificación fitoclimática de Allué-Andrade 153
D) índice de la productividad forestal de Gandullo y Serrada 154
5.2.2.3.- Climodiagrama de Waltery Lieth 155

5.2.3.- Régimen de precipitaciones 156

5.2.4.- Agresividad de la lluvia 167

5.2.4.1.-índice de torrencialidad 167


5.2.4.2.- índice de Foumier. 167
5.2.4.3.- Factor de erosividad de la lluvia y escorrentía o factor R de la Ecuación
Universal de Perdidas de Suelo 168

5.2.5.- Régimen de temperaturas 170

5.3.- GEOLOGÍA, UTOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA 175

5.3.1.-Geología y litología 175

5.3.2.- Geomorfología 177

5.4.-SUELOS 181

5.5.-HIDROLOGÍA 187

5.6.-VEGETACIÓN 191

5.6.1.-Vegetación del entorno 193

5.6.1.1.-Vegetación actual 193


5.6.1.2.-Vegetación potencial 195

5.6.2.- Vegetación actual de los desmontes y contomo 197

5.7.-PAISAJE 202

6.- MATERIALES Y MÉTODOS 207

6.1.-INTRODUCCIÓN 207

6.2.- DESCRIPCIÓN DE LAS PARCELAS EXPERIMENTALES 208

6.3.- ESTUDIO DE LAS PRECIPITACIONES 216

6.3.1.-Introducción 2I6

6.3.2.-Instrumentos de medida 216

III
6.3.3.- Características de los medidores de lluvia 217

6.4.- ESnN4ACIÓN DE LA EROSIÓN HIDRÍCA Y DE LA ESCORRENTÍA 219

6.4.1.-Introducción 219

6.4.2.- Instrumentos de medida y sus características 219

6.4.3.- Metodología en la medición de la erosión y en la escorrentía 222

6.4.3.1.-Erosión 223
A) Parcelas de tratamientos 223
B) " " clavos 224
6.4.3.2.-Escorrentía 225

6.4.4.- Tratamiento de datos y modelo estadístico 226

6.4.4.1.- Erosión y escorrentía en las parcelas de tratamientos 226


6.4.4.2.- Erosión en las parcelas de clavos 227

6.5.- DETERMINACIÓN DE LA CUBIERTA VEGETAL. 228

6.5.1.-Introducción 228

6.5.2.- Metodología empleada 228

6.5.3.- Tratamiento de los datos y modelo estadístico 231

7.- RESULTADOS Y DISCUSIÓN 234

7.1.-PRECIPITACIÓN 234

7.1.1.-Pluviometría 234

7.1.2.-Nevadas y heladas 242

7.1.3.- Resumen de los datos meteorológicos 243

7.1.4.- Agresividad de la lluvia 243

7.1.4.1.- Factor R de la USLE 243


7.1.4.2.- Características de los aguaceros 247
A) Precipitación 247
B) Duración 252
C) Intensidad media 255
D) " máxima 257
E) " máxima en 30 minutos 260
F) Duración-Intensidad media-Frecuencia 263

7.2.- CARACTERÍSTICAS EDÁRCAS DE LOS DESMONTES 265

IV
7.2.1.- Características físicas y químicas principales 265

7.2.2.- Otras características analizadas 271

7.2.21.- índices de Atterbcrg, ángulo de rozamiento interno, cohesión y densidades.... 271


7.2.2.2.-Penetrabilidad 273
7.2.2.3.- Resistencia a cortante (test de Vane) 275
7.2.2.4.-Encostramiento 277
7.2.2.5.-Agrietamiento 278
7.2.2.6.-Rugosidad 280
7.2.2.7.-Pedregosidad 281
7.2.2.8.-Erosionabilidad 282
A) índice de Boyoucos 282
B) Factor K de la USLE-RUSLE 283
C) índice de erosionabilidad del suelo "SEI" 286

7.3.- ESTUDIO DE lA EROSIÓN Y SU CONTROL 288

7.3.1.- Introducción 288

7.3.2.- Presentación de resultados 288

7.3.2.1.- Control de la erosión en los tratamientos de desmonte 288


7.3.2.2.- Estimación de la erosión en los desmontes a partir de clavos 310
7.3.2.3.- Hipótesis sobre la dinámica erosiva 317
A) Dinámica erosiva explicada según las trampas Gerlach 317
B) Hipótesis sobre la dinámica erosiva explicada según los clavos de erosión 323

7.3.3.- Discusión de resultados 331

7.3.3.1.- Control de la erosión en los tratamientos de desmonte 331


7.3.3.2.- Erosión en los desmontes a partir de parcelas de clavos 335
7.3.3.3.- Hipótesis sobre la dinámica erosiva 338

7.4.- ESTUDIO DE LA ESCORRENTÍA 343

7.4.1.-Introducción 343

7.4.2.- Presentación de resultados 344

7.4.2.1.- Producción de escorrentía en los tratamientos de desmonte 344


7.4.2.2.- Hipótesis sobre la dinámica de la escorrentía 354

7.4.3.-Discusión de resultados 358

7.5.- ESTUDIO DE LA CUBIERTA VEGETAL 361

7.5.1.- Introducción 361

7.5.2.- Presentación de resultados 361

7.5.2.1.- Cubierta vegetal en los tratamientos de desmonte 361


7.5.2.2.- Estructura de la cubierta vegetal 382
7.5.3.-Discusión de resultados 385

7.6.- EVALUACIÓN DE lA EHCACIA GLOBAL DE LOS TRATAMIENTOS 392

7.6.1.-Introducción 392

7.6.2.- Presentación de resultados 392

7.6.2.1.- Evaluación por objetivos 392


7.6.2.2.- Evaluación por objetivos y coste 395
7.6.2.3.- Evaluación económica 397
A) Hipótesis 1 398
B) Hipótesis 2 400

7.6.3.- Discusión de resultados 408

7.6.3.1.- Evaluación por objetivos 408


7.6.3.2.- Evaluación por objetivos y coste 409
7.6.3.3.- Evaluación económica 409

8.-CONCLUSIONES 412

8.1.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA PRECIPITAaÓN 412

8.2.- CONCLUSIONES RESPECTO A LOS TERRENOS DE DESMONTE 415

8.3.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA EROSIÓN Y SU CONTROL 417

8.4.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA ESCORRENTÍA 4I9

8.5.- CONCLUSIONES RESPECTO A L \ CUBIERTA VEGETAL. 421

8.6.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA EVALUACIÓN DE LA EFICACIA GLOBAL


DE LOS TRATAMIENTOS 423

8.7.-CONCLUSIONES FINALES 424

9.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁnCAS 429

VI
TOMO II ^DOCUMENTO II): ANEJOS Pág.

ANEJO I: EROSIVIDAD DE LA LLUVIA 1

1.-INTRODUCCIÓN 3

2.- METODOLOGÍA PARA EL CÁLCULO DEL FACTOR DE EROSIVIDAD DE LA


LLUVIA Y ESCORRENTÍA SEGÚN WISCHMEIER Y SMITH (19 78) 5
2.1.-Introducción 5

2.2.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeicr y Smith, 19 78).... g

2.3.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeier y Smith, 1978),


en unidades del sistema métrico 8

2.4.- Ejemplo 13

2.5.- Procedimiento seguido en este estudio 15

ANEJO II: SUELOS 37

ANEJO III: EROSIONABILIDAD DEL SUELO 67

1.- ESTIMACIÓN DEL FACTOR K DE EROSIONABILIDAD DE SUELOS DE LA


USLE (WISCHMEIER Y SMITH, 1978) - RUSLE (RENARD ET AL, 1997) 69

2.- ÍNDICE DE EROSIONABIUDAD DEL SUELO "SEI" (^SOIL EROSIÓN


INDEX") 84

ANEJO IV: ANÁLISIS ESTADÍSTÍCO 87

ANEJO IV.l: RESUMEN DE DATOS 89

Datos de precipitación, erosión y escorrentía 91

Datos de cubierta vegetal 99

ANEJO IV.2: CONTROL DE EROSIÓN 107

ANEJO IV.3: CLAVOS DE EROSIÓN 147

Clavos de erosión (rebajamiento) 149

VII
clavos de erosión (perfiles) 165

ANEJO IVA: ESCORRENTÍA 175

ANEJO IV.5: VEGETACIÓN 233

ANEJO IV.6: MODELOS ESTADÍSTICOS 295

Variables peso de erosión y coeficiente de escorrentía 297

Variable vegetación 299

Variable rebajamiento 301

ANEJO V: EVALUACIÓN ECONÓMICA 303

VIII
LISTA DE FIGURAS PE LA MEMORIA

Capítulo 2
Figura 2.1: Parque de Cabárceno en Cantabria. Antigua explotación metalífera
iniciada en la época romana. Pág. 8

Figura 2.2: Bancales originarios del periodo de dominación árabe (Levante).


Pág. 8

Figura 2.3: Proporción de los sedimentos que alcanzan la red fluvial en EE.UU. en
1981 según el U.S.D.A. (Crosson, 1985). Pág. 7

Figura 2.4: Aspecto común que presentan muchos taludes de infraestructuras


viarias en España. Resulta patente el estado erosivo. Pág. 12

Figura 2.5a: % de personas entrevistadas que consideran serio un determinado


problema relacionado con la erosión en la región de Palouse en EE.UU. (Carlson et
al., 1994). Pág. 14

Figura 2.5b: % de personas entrevistadas que consideran serio un determinado


problema relacionado con la erosión en la región de Camas Prairie en EE.UU.
(Carlson et al., 1994). Pág. 14

Figura 2.6: Graduación (termómetro) del problema erosivo atendiendo a su


magnitud. Pág. 22

Figura 2.7: Rutas de los cazadores recolectores en su espacio básico de vida


(inspirado en Giménez La Rosa, 1989). Pág. 24

Figura 2.8: Aspecto de la calzada romana de Barcena de pie de Concha (Cantabria).


Pág. 26

Figura 2.9: Aspecto del río Tajo, sus desnudos alrededores y el Puente de San
Martín en Toledo (Fuente: CEHOPU). Pág. 30

Figura 2.10: El Puerto de los Leones hacia 1940 con el monumento conmemorativo
a las obras acometidas por Fernando VI para el arreglo de este paso. Pág. 31

Figura 2.11: Croquis sobre la construcción de caminos en España según Fernández


de Mesa (1755). Pág. 33

Figura 2.12: Aspecto del paisaje, de los caminos y carreteras que rodeaban Alcalá de
Henares en el último tercio del siglo XVIII (Ponz, 1776). Pág. 34
Figura 2.13: Rastra para quitar lodo de Olivier desarrollada en 1839 (Espinosa,
1855). Pág. 39

Figura 2.14: Carretilla barredora de Bessou desarrollada en 1841. (Espinosa, 1855).


Pág. 39

Figura 2.15: Escoba mecánica (Espinosa, 1855). Pág. 40

Figura 2.16: Evolución de la red global de carreteras (estatal y r\o estatal) desde la
época romana hasta nuestros días. Pág. 40

Figura 2.17: Evolución de la red de carreteras del Estado desde la época romana
hasta el momento actual. Pág. 41

Figura 2.18: Carretera Saldaña-Guardo, Patencia (mayo, 97). Pág. 43

Figura 2.19: Autovía Madrid-Valencia (abril, 2000). ¿Suficiente control de erosión?


Pág. 43

Figura 2.20: Actuaciones del programa COVI: limpieza de cunetas en carretera


Palencia- Magaz (julio, 2000). Pág. 45

Figura 2.21: Presupuestos medios anuales para los periodos 96-99 y 00-03 del Plan
COEX y sus respectivos programas COVI y REM (Fuente: DGC, 1995). Pág. 48

Figura 2.22: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 del
programa COVI y su desglose en las actuaciones de Conservación Ordinaria y
Otras. Pág. 48

Figura 2.23: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 del
programa REM y su desglose en las actuaciones de Obras de tierra,..,
Plantaciones,..., y Otras. Pág. 49

Figura 2.24: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro de la Conservación Ordinaria en el programa COVI están
relacionadas con la erosión. Pág. 49

Figura 2.25: Porcentaje medio anual para los periodos 96-03 de las actuaciones
dentro de la Conservación Ordinaria relacionadas con la erosión con respecto a
otras actuaciones de conservación en el programa COVI. Pág. 50

Figura 2.26: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro de las Obras de tierra, sostenimientos y desagües del
Programa REN4 están relacionadas con la erosión. Pág. 50

Figura 2.27: Porcentaje medio anual para los periodos 96-03 de las actuaciones
dentro de las Obras de tierra, sostenimiento y desagües relacionadas con la erosión
con respecto a otras actuaciones del programa REM. Pág. 51
Figura 2.28: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro de las Plantaciones, vegetación y pantallas antirruido del
Programa REM están relacionadas con el control de la erosión. Pág. 51

Figura 2.29: Porcentaje medio anual para los periodos 96-03 de las actuaciones
dentro de las Plantaciones, vegetación y pantallas antiruido relacionadas con el
control de la erosión con respecto a otras actuaciones del programa REM.
Pág. 52

Figura 2.30: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro del Plan COEX están relacionadas con la erosión y su
control. Pág. 52

Figura 2.31: Porcentaje medio anual para el periodo 96-03 de las actuaciones que
están relacionadas con la erosión y su control respecto del presupuesto medio
anual del Plan COEX. Pág. 53

Figura 2.32: Relación de accidentes relacionados con problemas de erosión directos


o indirectos según los datos de la DGC de 1998. Pág. 56

Figura 2.33: La erosión hídrica puede generar accidentes o agravar las


consecuencias de los producidos por otras causas. Pág. 58

Figura 2.34a y b: Taludes reguerizados y acarcavados. Pág. 66

Figura 2.35a y b: Sifonamiento y colapso en desmontes (Joy-pass ferroviario


Palencia-Magaz). Pág. 66

Figura 2.36a y b: En ocasiones existe un peligro evidente de llegada de sedimentos


desde las autopistas hasta los lagos, embalses,., (autovía Madrid-Valencia y
carretera rural en Palencia). Pág. 67

Figura 2.37a y b: Daños en la vegetación por erosión del talud (enterramiento y


deslizamiento). Pág. 67

Figura 2.38: % de reducción en producción de sedimentos según el % de cobertura


del terreno (Burroughsy King, 1989). Pág. 72

Figura 2.39: Pérdidas de suelo medias para cinco tratamientos superficiales de la


calzada en Coweeta Hydrologic Laboratory. Las carreteras están construidas sobre
saprolitas arenoso limosas (Swift, 1984). Pág. 73

Figura 2.40: Proporción de producción de sedimentos en los elementos del prisma


de una carretera forestal (Burroughsy King, 1989). Pág. 74

Figura 2.41: Proporción de erosión en los elementos del prisma de una carretera
forestal(Park et al., 1995). Pág. 75

111
Figura 2.42: Rutas de la escorrentía en las corrientes naturales y por medio del
drenaje propio de la carretera que contribuyen a incrementar la densidad de
drenaje (Beverly et al., 1996). Pág. 78

Figura 2.43: Mecanismo hipotético de cambios en el hidrograma por actuaciones en


el aprovechamiento maderero, resaltando los efectos de las carreteras forestales
(modificado de Jones y Grant, 1996). Pág. 79

Figura 2.44: Carta de isoerosionabilidad del suelo según el Laboratorio de


Carreteras José Luis Escario en función del factor K de la USLE (Fort et al., 1989).
Pág. 85

Figura 2.45: Drenaje abierto para la calzada de pistas forestales (FAO, 1990).
Pág. 87

Capítulo 4
Figura 4.1: Empedrado. Pág. 99

Figura 4.2: Encachado o mampuesto seco. Pág. 100

Figura 4.3: Escollera. Pág. 100

Figura 4.4: Muro de gaviones. Pág. 101

Figura 4.5: Muro de gaviones de malla plástica Pág. 101

Figura 4.6: Relleno de gavión Pág. 101

Figura 4.7: Muro de hormigón armado con contrafuerte en el intrasdós y múrete


de mampostería al pie para enmascaramiento. Pág. 102

Figura 4.8: Pared gunitada. Pág. 102

Figura 4.9: Salida de paso de agua con hormigón. Pág. 102

Figura 4.10: Protección con bolsacretos Pág. 103

Figura 4.11: Protección con bolsacretos Pág. 103

Figura 4.12: Muro de pantalla. Pág. 103

Figura 4.13: Muro de bloques huecos plantables. Pág. 104

Figura 4.14: Canal de conducción de escorrentía. Pág. 104


Figura 4.15: Caz. Pág. 105

Figura 4.16: Cuneta. Pág. 105

Figura 4.17: Zanja de interceptación en el cerro del Cristo (Palencia). Pág. 106

Figura 4.18: Cuneta de guarda en carretera Madrid-Valencia. Pág. 106

Figura 4.19: Sumideros e imbornales. Carretera Madrid-Valencia. Pág. 107

Figura 4.20: Bajantes. Pág. 107

Figura 4.21: Drenajes de contrafuertes. Pág. 108

Figura 4.22: Disipadores de energía de gaviones. Pág. 108

Figura 4.23: Problemas en una cuneta de una vía forestal por falta de
revestimiento y disipadores. Pág. 108

Figura 4.24: Embocaduras. Pág. 109

Figura 4.25: Detalle de geotextil plástico (geored). Pág. 109

Figura 4.26: Mallas metálicas. Pág. 110

Figura 4.27: Compactación. Desdoblamiento carretera Palencia-Magaz.


Pág. 110

Figura 4.28: Terrazas. Pág. 111

Figura 4.29: Bermas, caballones o cordones de tierra. Pág. 111

Figura 4.30: Modelado de taludes en Gran Canaria. Pág. 112

Figura 4.31: Fase constructiva de una obra. Circunvalación de Valladolid.


Pág. 112

Figura 4.32: Siembra manual a voleo en una cárcava del cerro del Cristo (Palencia).
Pág. 114

Figura 4.33: Hidrosembradora. Pág. 114

Figura 4.34: Hidrosiembra en desmontes de Palencia. Pág. 115

Figura 4.35: Tepes y alfombras de césped (Fuente: lECA). Pág. 115

Figura 4.36: Tipos de mulch: celulosa y ecofibra verde para hidrosiembra.


Pág. 117
Figura 4.37: Red de coco a instalar en una cárcava en el cerro del Cristo (Falencia).
Pág. 118

Figura 4.38: Colocación de mantas de esparto tras hidrosiembra en taludes de


Falencia. Fág. 118

Figura 4.39: Plantación de brinzales. Fág. 120

Figura 4.40: En ocasiones la plantación ejecutada no es más que un fraude.


Fág. 120

Figura 4.41: Tierra vegetal sobre ladera del cerro del Cristo a revegetar (Falencia).
Fág. 121

Figura 4.42: Colchones de ramas. Fág. 122

Figura 4.43: Geotextiles sintéticos: detalle de geomalla tridimensional.Pág. 122

Figura 4.44: Geomalla tridimensional recortada para insertar matas, en los


márgenes del río Esgueva (Valladolid). Pág. 122

Figura 4.45: Detalle de geoceldas. Pág. 123

Figura 4.46: Protección con bloques de hormigón. Fág. 123

Figura 4.47: Estabilización con bloques. Fág. 123

Figura 4.48: Empalizadas trenzadas o zarzos en Pino del Río (Falencia).


Fág. 124

Figura 4.49: Fajinas. Fág. 124

Figura 4.50: Esquema de construcción de fajinas. Fág. 125

Figura 4.51: Croquis de ejecución de un lecho de ramas. Pág. 126

Figura 4.52: Lechos de ramaje en desmonte. Fág. 126

Figura 4.53: Lechos de ramaje en terraplén. Pág. 126

Figura 4,54: Escollera con vegetación. Fág. 127

Figura 4.55: Gaviones con vegetación. Fág. 127

Figura 4.56: Muro de madera revegetado. Pág. 127

Figura 4.57: Muro de bloques con plantas. Pág. 128

Figura 4.58: Prefabricados de hormigón revegetados. Fág. 128

VI
Figura 4.59: Escollera revegetada mediante bolsones de geotextil permanente o
macetas rellenas con tierra vegetal y plantadas de sauces arbustivos, rosales, zarzas
o enredaderas. Pág. 128

Figura 4.60: Gavión relleno con bolsones de geotextiles permanentes y tierra


vegetal plantados con sauces arbustivos, rosales, enredaderas o zarzas.
Pág. 129

Figura 4.61: Aspecto constructivo del muro verde de Teconma (1995).


Pág. 129

Figura 4.62: Aspecto exterior de un muro de tierra reforzada o muro verde


(Vizcaya). Pág. 129

Figura 4.63: Construcción de gradas vivas. Pág. 130

Figura 4.64: Perfil de las gradas vivas. Pág. 130

Figura 4.65: Gunitado verde. Sistema fibrater de Teconma (1995).


Pág. 131

Figura 4.66: Estructura Krismer. Pág. 131

Figura 4.67: Aspecto final del sistema krismer. Pág. 131

Figura 4.68: Barreras filtrantes. Pág. 132

Figura 4.69: Represas de retención. Pág. 133

Figura 4.70: Ataguía Pág. 133

Figura 4.71: Balsa de decantación para un sistema de abastecimiento de agua en


San Román de Cayón (cantabria). Pág. 133

Figura 4.72: Balsas de decantación en la autovía de Valladolid-Salamanca.


Pág. 134

Figura 4.73: Planchas de retención de sedimentos. Pág. 134

Figura 4.74: Vallas de sedimento en un talud en Brasil. Pág. 135

Figura 4.75: Maderos para retención de sedimentos y estabilización (Palencia).


Pág. 135

Figura 4.76: Pantallas dinámicas. Carretera Palencia-Santander. Pág. 135

Figura 4.77: Pantalla dinámica. Carretera Palencia-Santander. Pág. 135

Figura 4.78: Bolsas filtro. Pág. 136


Figura 4.79: Franjas protectoras de vegetación. Pág. 136

Figura 4.80: Plantas muertas por falta de riegos de establecimiento (taludes


carretera Palencia-Magaz). Pág. 142

Capítulo 5
Figura 5.1: Localización. Pág. 143

Figura 5.2: Situación de la comarca del Cerrato (Palencia). Pág. 144

Figura 5.3: Recta de regresión de las precipitaciones anuales entre las estaciones de
Magazy Palencia "Escuela de Capacitación Agraria", periodo 1980-2000.
Pág. 150

Figura 5.4: Recta de dobles acumulaciones para las precipitaciones anuales de las
estaciones de Magaz y Palencia "Escuela de Capacitación Agraria", periodo 1980-
2000. Pág. 150

Figura 5.5: Climodiagrama de Walter y Lieth en el área de estudio para el periodo


1961-2000. Pág. 155

Figura 5.6: Precipitación mensual (periodo 1961-2000) del observatorio de Magaz


(Palencia) para años muy secos, secos, normales secos y húmedos, húmedos y muy
húmedos. Pág. 156

Figura 5.7: Comparación entre el año más húmedo y seco de la serie 1961-2000 del
observatorio de Magaz con el año medio y la mediana. Pág. 157

Figura 5.8: Frecuencias relativa y relativa acumulada observadas de las diferentes


magnitudes de precipitación anual en la estación de Magaz (1961-2000).
Pág. 157

Figura 5.9a: Precipitaciones mensuales y sus frecuencias relativas asociadas (1961-


2000). Pág. 160

Figura 5.9b: Precipitaciones memsuales y fr-ecuencias relativas asociadas (1961-


2000). Pág. 161

Figura 5.10: Número de días de lluvia al año en el periodo 1961-2000 en la zona de


estudio. Pág. 162

Figura 5.11: Número medio de días de lluvia al mes en el periodo 1961-2000.


Pág. 162

vni
Figura 5.12: Frecuencias relativas observadas de precipitaciones máximas diarias en
la zona de estudio (1961-2000). Pág. 163

Figura 5.13: Frecuencias relativas acumuladas observadas de precipitaciones


máximas diarias en la zona de estudio (1961-2000). Pág. 163

Figura 5.14: Función de distribución de Gumbel (en rojo) para las precipitaciones
máximas diarias observadas en la zona de estudio (en azul) durante el periodo
1961-2000. Pág. 164

Figura 5.15: Número de días de nieve en los diferentes años del periodo 1961-2000.
Pág. 165

Figura 5.16: Frecuencia relativa de los días de nevada en la zona (1961-2000).


Pág. 165

Figura 5.17: Frecuencia relativa acumulada observada de los días de nieve al año en
la zona durante el periodo 1961-2000. Pág. 165

Figura 5.18: Número de días de escarcha al año durante el periodo 1961-2000.


Pág. 166

Figura 5.19: Frecuencias relativas observadas del número de días al año con
escarcha (1961-2000). Pág. 166

Figura 5.20: Frecuencias relativas acumuladas observadas del número de días de


escarcha al año (1961-2000). Pág. 167

Figura 5.21: Valores del factor R anual a lo largo del periodo 1961-2000 en
comparación con el R medio de la zona. Pág. 169

Figura 5.22: Distribución mensual del factor R medio de agresividad de lluvia en la


cuenca del Duero (ICONA, 1988). Pág. 170

Figura 5.23: Temperaturas medias anuales a lo largo del periodo 1961-2000.


Pág. 171

Figura 5.24: Temperaturas medias mensuales del año medio, del año más calido y
del más frío de la serie 1961-2000. Pág. 171

Figura 5.25: Secuencia de temperaturas máximas absolutas en el periodo 1961-


2000. Pág. 171

Figura 5.26: Variación mensual de la media de las temperaturas máximas absolutas


en el periodo 1961-2000. Pág. 172

Figura 5.27: Temperaturas medias máximas absolutas en el periodo 1961-2000.


Pág. 172

IX
Figura 5.28: Temperaturas medias de las máximas diarias para cada mes durante el
intervalo 1961-2000. Pág. 172

Figura 5.29: Secuencia de temperaturas mínimas absolutas durante el periodo


1961-2000. Pág. 173

Figura 5.30: Variación de la media mensual de las temperaturas mínimas absolutas


en el intervalo 1961-2000. Pág. 173

Figura 5.31: Secuencia de la media de las temperaturas mínimas dianas de cada


mes desde 1961 al 2000. Pág. 173

Figura 5.32: Variación estacional de la media de las mínimas diarias de cada mes
para el periodo 1961-2000. Pág. 174

Figura 5.33: Croquis transversal del terreno en torno a la zona de estudio.


Pág. 176

Figura 5.34: Croquis geológico en planta de la zona, basada en la información del


ITGE (1997) y en observaciones de campo. Pág. 176

Figura 5.35: Estratos principales en los taludes estudiados Pág. 178

Figura 5.36: Bloques angulosos de 15 a 25 cm de diámetro que aparecen embutidos


en la matriz arcillolimosa de los taludes Pág. 178

Figura 5.37: Aspecto geomorfológico. Croqms de una sección transversal de la zona


de estudio. Pág. 179

Figura 5.38: Perspectiva general de una parte la zona estudiada antes de que los
desmontes fueran reperfílados. Se observa la gran cantidad de material
meteorizado recogido al pie de los taludes. También se ve la variación de altura de
los desmontes. Al fondo, hacia el sur se detectan las laderas que conectan con el
páramo calizo. Pág. 180

Figura 5.39: Freático del arroyo del Banco de la Cruz interceptado por el desmonte
del ferrocarril con erosión por tubificación y remontante por falta de drenaje, y
muro de escollera drenante ejecutado posteriormente. Pág. 190

Figura 5.40: Canal de drenaje del freático del arroyo y de las infraestructuras:
parte izquierda de la trinchera, línea del ferrocarril y parte derecha superior,
autovía Palencia-Burgos. En el talud de la derecha, se observa la presencia de
mantas de paja-coco hidrosembradas con mulch de celulosa, que no han dado los
resultados esperados por claras deficiencias de ejecución. Pág. 190

Figura 5.41: Esquema de la evolución de la vegetación y los suelos. Las flechas


negras indican la sucesión primaria mientras que las perturbaciones (flechas de
colores) implicarían el camino de una sucesión secundaria. Pág. 192
Figura 5.42: Aspecto general del páramo calizo en la comarca del Cerrato.
Pág. 194

Figura 5.43: Vista panorámica del barranco del Banco de La Cruz y de sus
formaciones vegetales desde la ladera que sube hacia el páramo. Pág. 196

Figura 5.44: Aspecto general de la vegetación en los taludes. Pág. 198

Figura 5.45: Aspecto de uno de los nogales que vegeta sobre los taludes estudiados.
Pág. 201

Figura 5.46: Cerro de San Juan. Representación de los cerros aislados del páramo o
alcores propios del paisaje tabular del Cerrato. Pág. 203

Figura 5.47: Vista panorámica desde las cuestas que descienden del páramo situado
en la cabecera de la zona de estudio. En la foto se puede observar la ubicación de
las parcelas de los tratamientos ensayados en el presente trabajo. Pág. 206

Capítulo 6
Figura 6.1: Distribución de las parcelas de ensayo en los desmontes del enlace
ferroviario Palencia-Magaz. Pág. 212

Figura 6.2: Parcelas instaladas con los tratamientos y control en abril de 1998 y en
septiembre de 1998 . Pág. 213

Figura 6.3: a) Hidrosiembra. b) Zanja de fijación de las mantas, c) y d) Instalación


de mantas de coco y de esparto. Pág. 213

Figura 6.4: Distribución de la planta en las parcelas de plantación (Pl y P2).


Pág. 214

Figura 6.5 a) Plantas de romero utilizadas en las parcelas, b) Plantación de


arbustivas en las parcelas y c) Detalle de marcado y plantación. Pág. 214

Figura 6.6: Parcelas de medida con clavos de erosión. Pág. 215

Figura 6.7: Parcela tipo de clavos de erosión. Pág. 215

Figura 6.8: Esquema del pluviómetro totalizador empleado en las parcelas y como
"control". Pág. 218

Figura 6.9: a) Pluviómetro empleado en las parcelas y como "control" en el edificio


Yutera. b) Pluviógrafo de la ETSIA, modelo METOSDAT. Pág. 219

Figura 6.10: Croquis de las trampas Gerlach con labio móvil. Pág. 220
Figura 6.11: Trampa Gerlach conectada a los bidones contenedores. Pág. 222

Figura 6.12: Micropuente de erosión diseñado por Navarro y Fernández de Villarán


en 1995. Pág. 224

Figura 6.13: Medición del rebajamiento del terreno mediante el micropuente de


erosión. Pág. 225

Figura 6.14: Patrones empleados para la estimación del % de cubierta vegetal.


Pág. 229

Figura 6.15: Distribución de unidades de muestreo de la cubierta vegetal en las


parcelas sembradas. Pág. 230

Figura 6.16: Colocación de las agujas para el replanteo de las subparcelas (cuadros)
de medición de la cobertura vegetal. Pág. 231

Capítulo 7
Figura 7.1: Correlación entre los registros de precipitación realizados en las
parcelas en los pluviómetros 1 y 3 para valores < 100 mm (1998-2000).
Pág. 235

Figura 7.2: Correlación entre los registros de precipitación realizados en las


parcelas en los pluviómetros 1 y 3 para valores > 100 mm (1998-2000).
Pág. 235

Figura 7.3: Precipitación registrada en las parcelas en los pluviómetros 1 y 3 y su


valor medio (1998-2000). Pág. 235

Figura 7.4: Correlación entre los registros realizados en las parcelas y el


pluviómetro de control en el edificio Yutera de la ETSIA (1998-2000).
Pág. 236

Figura 7.5: Correlación entre los datos acumulados de los pluviómetros en las
parcelas y el pluviómetro de control del edificio Yutera de la ETSIA (1998-2000).
Pág. 236

Figura 7.6: Altura de agua precipitada y recogida en cada visita a las parcelas
durante el periodo 98-99 y 99-00. Pág. 237

Figura 7.7: Altura de precipitación acumulada recogida en cada visita a las parcelas
desde el principio de cada año durante el periodo 98-99 y 99-00. Pág. 238

xu
Figura 7.8: Precipitaciones y precipitaciones acumuladas registradas en las parcelas
entre el 15[5(9S y el 1^(5(00. Pág. 239

Figura 7.9: Comparación de los años de estudio (1998-2000) en relación a los años
muy húmedos, húmedos, normales algo húmedos, normales algo secos, secos y muy
secos deducidos del observatorio de Magaz para el periodo 1961-2000.
Pág. 241

Figura 7.10: Valor del factor R anual de la USLE- RUSLE (MJ*mm/ha*h) en la zona
para el periodo de estudio. Pág. 244

Figura 7.11: Correlación entre el pluviógrafo de la Escuela de Ingenierías Agrarias y


el pluviómetro de control. Pág. 244

Figura 7.12: Variación intranual e interanual del factor R de la USLE - RUSLE en la


zona. Pág. 245

Figura 7.13: Erosividad media en la zona según el periodo 1996-2001.


Pág. 246

Figura 7.14: Ecuación que expresa el comportamiento del factor de erosividad de la


lluvia y escorrentía (R) según el periodo estudiado. Pág. 246

Figura 7.15: Relación de la precipitación de los aguaceros y la frecuencia relativa y


relativa acumulada observada en el periodo febrero-96 a mayo-00. Pág. 248

Figura 7.16: Relación de la precipitación de los aguaceros y la frecuencia relativa y


relativa acumulada observada en el periodo de estudio mayo 98/99 y mayo 99(00.
Pág. 249

Figura 7.17: Proporción de aguaceros erosivos frente a los no erosivos durante el


periodo febrero 96 a mayo 2000. Pág. 250

Figura 7.18: Proporción de aguaceros erosivos fícente a los no erosivos durante el


periodo mayo 98 a mayo 2000. Pág. 250

Figura 7.19: Frecuencia relativa y relativa acumulada de los aguaceros erosivos


entre febrero 1996 y mayo 2000. Pág. 251

Figura 7.20: Frecuencia relativa y relativa acumulada de los aguaceros erosivos


entre mayo 1998 y mayo 2000. Pág. 251

Figura 7.21: Relación entre duración de los aguaceros y fr-ecuencia relativa y


relativa acumulada observada en el periodo febrero-96 a mayo-00. Pág. 253

Figura 7.22: Relación entre duración de los aguaceros y fr-ecuencia relativa y


relativa acumulada observada en el periodo de estudio mayo 98/99 y mayo 99/00.
Pág. 254

Xlll
Figura 7.23: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad media de
los episodios de lluvia (febrero 96 a mayo de 2000). Pág. 255

Figura 7.24: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad media de


los episodios de lluvia (mayo 98 a mayo de 2000). Pág. 256

Figura 7.25: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima


en 12 minutos de los episodios de lluvia (febrero 96 a mayo de 2000).
Pág. 258

Figura 7.26: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima


en 12 minutos de los episodios de lluvia (mayo 1998 a mayo de 2000).
Pág. 259

Figura 7.27: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima


en 30 minutos de los episodios de lluvia (febrero 1996 a mayo de 2000).
Pág. 261

Figura 7.28: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima


en 30 minutos de los episodios de lluvia (mayo 1998 a mayo de 2000).
Pág. 262

Figura 7.29: Relaciones duración-intensidad media-frecuencia (febrero 96-mayo-


00). Pág. 263

Figura 7.30: Relaciones duración-intensidad media-frecuencia (mayo 98-mayo-OO).


Pág. 264

Figura 7.31: Aspecto general del desmonte (alzado). Pág. 265

Figura 7.32: Perfil tipo de los desmontes analizados. Pág. 266

Figura 7.33: Pequeñas coladas de barro formadas porque ciertas partes del terreno
alcanzan el límite líquido. Pág. 274

Figura 7.34: Clasificación de los suelos de grano fino según el Sistema Unificado
Americano de Clasificación Textura! de Suelos (S.U.) de Casagrande (1952).
(Tomado de Aguiló et al, 1984). Pág. 274

Figura 7.35: Corte transversal de la capa superficial del desmonte, donde se observa
la diferente situación del terreno: roca madre, regolito y costra. La situación es
previa a la instalación de las parcelas de estudio. En el corte se observa el
abundante espesor de regolito acumulado bajo la costra superficial. Pág. 279

Figura 7.36: Grietas de secado en la superficie de los terrenos. Se observa la parte


superior de un clavo de medida de la erosión que sobresale unos cuatro
centímetros del terreno. Pág. 280

XIV
Figura 7.37: Nomograma para el cálculo del factor K de erosionabilidad del suelo en
unidades estadounidenses (Wischmeier y Smith, 1978; Renard et al., 1997). Para
obtener el factor K en ^'''^ ' ^ , ^ multiplicar el resultado por 1'3.
Pág. 284

Figura 7.38: Magnitud de los estratos diferenciados en el desmonte y factores de


erosionabilidad correspondientes. Pág. 286

Figura 7.39: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años
de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los cinco tratamientos,
en i,(m^ y los once periodos/año. Pág. 292

Figura 7.40: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años
de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los cinco tratamientos,
en'^(vn^y los seis periodos agrupados/año. Pág. 293

Figura 7.41: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años
de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los cinco tratamientos,
expresados como el logaritmo neperiano del peso recogido en %,(xn^ para el análisis
con 11 periodos/año. Pág. 294

Figura 7.42: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años
de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los cvaco tratamientos,
expresados como el logaritmo neperiano del peso recogido en g/m^ para el análisis
con 6 periodos agrupados/año. Pág. 295

Figura 7.43: Niveles de la variable Ln (erosión/'m^) media de cada tratamiento a lo


largo de todo el ensayo con los intervalos de confianza para a = 0'05%.
Pág. 296

Figura 7.44: Valores medios (mediana) de la erosión (g/m^) para las parcelas de
mismo tratamiento durante el periodo ensayado. Pág. 297

Figura 7.45: % de control de erosión medio conseguido en todo el periodo de


estudio por los diferentes tratamientos con respecto al testigo (T). Pág. 298

Figura 7.46: Diferencias del comportamiento de los tratamientos en cada uno de


los dos años de estudio, en unidades logarítmicas del peso de material erosionado
por unidad de superficie junto con los intervalos de confianza para a = 0'05.
Pág. 300

Figura 7.47: % de control de erosión medio conseguido por los distintos


tratamientos con respecto al testigo (T). Pág. 300

Figura 7.48: Relación entre las medias Ln(erosión) de los dos bloques para cada
tratamiento a lo largo de los seis periodos y los dos años de observaciones.
Pág. 302
Figura 7.49: Relación entre las medias (Ln(eros¡ón)) para cada tratamiento de los
dos bloques a lo largo de los seis periodos y los dos años de observaciones con los
intervalos de confianza para a = 0'05. Pág. 305

Figura 7.50: Valores de erosión totales en dos años y medios anuales con cada
tratamiento. Pág. 307

Figura 7.51: Erosión anual para cada tratamiento en toneladas por hectárea.
Pág. 308

Figura 7.52: % de control de erosión medio y total de cada tratamiento respecto al


testigo para todo el tiempo observado. Pág. 309

Figura 7.53: % de control de erosión medio y total de cada tratamiento respecto al


testigo en cada año. Pág. 309

Figura 7.54: Rebajamientos medios (crn) y sus intervalos de confianza en los dos
años de observaciones (a =0'05). Pág. 311

Figura 7.55: Rebajamiento medio de cada fila en cada año del periodo de estudio (p
= 95%). Pág. 314

Figura 7.56: Rebajamiento medio en las columnas definidas a lo largo del talud a
derecha e izquierda de cada clavo para todo el tiempo de estudio (p = 95%).
Pág. 315

Figura 7.57: Ondulaciones de los desmontes reflejadas por la luz solar.


Pág. 315

Figura 7.58: Rebajamiento medio por filas, bloques y años (p = 95%). Pág. 316

Figura 7.59: Producción de sedimento en g en los 5 tratamientos en relación a la


precipitación acontecida durante el año 1. Pág. 318

Figura 7.60: Producción de sedimento en g en los 5 tratamientos en relación a la


precipitación acontecida durante el año 2. Pág. 318

Figura 7.61: Fases erosivas en los desmontes del enlace ferroviario Palencia-Magaz
(modificado de Navarro et al., 2000). Pág. 321

Figura 7.62: Aspecto de los desmontes tras los deslizamientos epiteliales descritos
en T y en P. En T (izquierda) se ve claramente la concha de erosión. En P (derecha)
se observa cómo los hoyos han quedado colmatados por el deslizamiento.
Pág. 321

Figura 7.63: Ecuaciones y representación del perfil de los desmontes al principio del
estudio, al final del primer año y al final del segundo año. Pág. 324

XVI
Figura 7.64: Peso de material erosionado y acumulado en el talud por hectárea y
año (1 y i). Pág. 327

Figura 7.65: Emisión de sedimentos desde el talud por año observado. Pág. 327

Figura 7.66: Representación del perfil del desmonte empezando en el año O (azul),
al final del año 1 (rojo) y al final del año 2 (verde). Pág. 328

Figura 7.67: Representación del perfil del desmonte empezando en el año O (azul) y
al final del año 1 (rojo). Pág. 329

Figura 7.68: Representación del perfil del desmonte al final del año 1 (rojo) y al
final del año 2 (verde). Pág. 330

Figura 7.69: Turbidez de las muestras de escorrentía de las mantas de esparto o


coco (izquierda) y de las testigo o plantación (derecha). La coloración del agua de
las mantas se debe a la fibra vegetal y no a sedimentos en suspensión.
Pág. 332

Figura 7.70'. Erosión bruta en la parte de talud expuesta cada año referida a
superficie proyectada horizontalmente. Pág. 336

Figura 7.71: Aspecto desmontes tras una precipitación excepcional que ha


transportado la mayor parte del regolito acumulado a pie de talud en años de
pluviometría normal. Pág. 337

Figura 7.72: Correlación erosión-precipitación en las parcelas testigo para el


periodo de observación (mayo 98 - mayo 00). Pág. 339

Figura 7.73: Deslizamientos epiteliales del terreno observados en los desmontes


desnudos por efecto de la nieve y de la presencia del ferrocarril. Pág. 340

Figura 7.74: Aspecto de los desmontes con una edad de unos diez años tras las
intensas lluvias de julio de 1997. Pág. 341

Figura 7.75: Iniciación de regueros a pie de talud como consecuencia de la


acumulación de regolito. Pág. 342

Figura 7.76: Gráfico que refleja la baja correlación existente entre los episodios de
lluvia y la escorrentía recogida en los colectores Gerlach en las parcelas testigo.
Pág. 343

Figura 7.77'. Tejados de fibras vegetales utilizados en Doñana por las comunidades
nativas para aislarse de la lluvia. Es interesante la elevada pendiente de las
vertientes para asegurar un mayor escurrimiento en dirección de las fibras.
Pág. 344

Figura 7.78: Coeficiente de escorrentía (%) en cada una de las once visitas
realizadas a las parcelas, en los dos bloques y en los dos años. Pág. 346

XVI1
Figura 7.79: Coeficientes de escorrentía medios (%) durante el tiempo estudiado
para los tratamientos. Pág. 348

Figura 7.80: Coeficientes de escorrentía medios (%) durante cada año estudiado
para los tratamientos. Pág. 349

Figura 7,81: Coeficientes de escorrentía medios (%) para cada tratamiento del
terreno, en cada periodo de cada año. Pág. 351

Figura 7.82: Rectas de regresión por tratamiento y bloque para el total de la


experiencia. Pág. 353

Figura 7.83: Precipitación y escorrentía en cada visita a las parcelas durante el


primer año. Pág. 355

Figura 7.84: Precipitación y escorrentía en cada visita a las parcelas durante el


segundo año. Pág. 356

Figura 7.85: Precipitación anual y escorrentía de cada tratamiento en el 1° y 2°


año. Pág. 357

Figura 7.86 a): Resultados de la revegetación Oog(l+%cobertura)) al final del 1-


periodo. Pág. 362

Figura 7.86 b): Resultados de la revegetación Gog(l+%cobertura)) al final del 2°


periodo. Pág. 363

Figura 7.86 c): Resultados de la revegetación (log(l+%cobertura)) al final del


periodo 3-. Pág. 363

Figura 7.87: Resultados globales (log(l+c.v.%)) para cada tratamiento al final de los
dos años observados. Pág. 366

Figura 7.88: % de cubierta vegetal medio al final del estudio para los distintos
tratamientos. Pág. 367

Figura 7.89: Evolución media de la vegetación en las filas a lo largo del estudio.
Pág. 367

Figura 7.90: % de cubierta vegetal medio por tratamiento en cada bloque y en el


tiempo del ensayo. Pág. 368

Figura 7.91: Resultados globales de la vegetación a lo largo del talud en cada


tratamiento. Pág. 369

Figura 7.92: Relación del éxito de revegetación entre filas y tratamientos para los
dos años. Pág. 370

xvm
Figura 7.93: % de cubierta vegetal medio por filas y tratamientos durante el
ensayo. Pág. 370

Figura 7.94: Comparación de los resultados medios globales en los tres periodos.
Pág. 371

Figura 7.95: Evolución de la vegetación en los tres periodos y en cada tratamiento.


Pág. 372

Figura 7.96: Evolución de la vegetación (%) en los tres periodos y en cada


tratamiento. Pág. 373

Figura 7.97: Evolución de las filas (valor medio de todos los tratamientos) a lo
largo de los periodos estudiados. Pág. 374

Figura 7.98: Cubierta vegetal (%) por tratamiento, periodo y bloque del ensayo.
Pág. 374

Figura 7.99: Diferencias entre periodos, tratamientos y filas en cuanto a respuesta


vegetal. Pág. 375

Figura 7.100: Aspecto de las parcelas al principio del primer periodo. Pág. 377

Figura 7.101: Aspecto de las parcelas al final del segundo periodo. Pág. 378

Figura 7.102: Aspecto de las parcelas al final del tercer periodo. Pág. 379

Figura 7.103: Aspecto de las arbustivas entre el principio del 1- año y el final del 2*^
año. Pág. 384

Figura 7.104: Relación entre marras y plantas vivas al final de los dos años de
estudio. Pág. 387

Figura 7.105: Clorosis por deficiencia en nutrientes en este terreno. Pág. 387

Figura 7.106: Diferencias entre la distribución de las plantas en las parcelas H


(derecha) y P (izquierda). En H distribución uniforme y en P distribución puntual.
Pág. 389

Figura 7.107: Aspecto de algunas parcelas al final del tiempo de estudio. Se observa
claramente como la vegetación se agrupa en la cabecera del talud en todos los
tratamientos. Pág. 391

Figura 7.108: Resultados de cada tratamiento en relación al control (T), expresados


en %. Pág. 394

Figura 7.109: Evaluación final de los tratamientos se^ún objetivos para todo el
ensayo. Pág. 395

XIX
Figura 7.110: Calificación de los tratamientos en fUnción del balance coste-objetivo.
Pág. 397

Figura 7.111: Cuneta de la vía de servicio del ferrocarril con los sedimentos de un
año. Pág. 400

Figura 7.112: Coste de cada tratamiento al momento inicial de los 5 años (hipótesis
1). Pág. 404

Figura 7.113: Coste de cada tratamiento en el momento inicial para un periodo de


5 años (hipótesis 2). Pág. 407

Figura 7.114: Porcentaje de ahorro de cada tratamiento respecto a no hacer nada


en un periodo de 5 años. Pág. 411

XX
LISTA PE TABLAS PE LA MEMORIA

Capítulo 2
Tabla 2.1: Valores de referencia de erosión según diversos países y uso del suelo en
tfha (Morgan, 1995). Pág. 6

Tabla 2.2: Valores de erosión según el uso del suelo en la zona norte del río
Mississippi (Strahlery Strahler, 1997). Pág. 7

Tabla 2.3: Normativa referente a las plantaciones de arbolado en carreteras


durante el siglo XIX (Gasset, 1900). Pág. 37

Tabla 2.4: Disposiciones relativas a las plantaciones en las carreteras a principios


del siglo XX (Dirección General de Obras Públicas, 1916). Pág. 41

Tabla 2.5: Inversiones realizadas para el medio ambiente en las carreteras dentro
del capítulo de plantaciones (DGC, 1999). Pág. 42

Tabla 2.6: Cantidades parciales presupuestadas y gastadas por RENFE en el Eje


Norte en limpieza de explanaciones (Álvarez 1999, comentario personal).
Pág. 54

Tabla 2.7: Relación de accidentes relacionados con problemas de erosión directos o


indirectos según los datos de la DGC de 1998a. Pág. 56

Tabla 2.8: Tasas de erosión de diferentes tipos de mulch aplicados sobre taludes
constructivos según las experiencias de Swanson et al. (1967) (Trabajos de la
Cátedra de Planificación, 1983). Pág. 60

Tabla 2.9: Factor de control de erosión, factor VM, de la USLE (Israelsen et al.,
1980b). Pág. 68

Tabla 2.10: Tasas de rebajamiento superficial en cárcavas y escombreras (Blong y


Humphreys, 1982). Pág. 70

Tabla 2.11: Tasa de sedimento suspendido anual en Johnson Gulch Research


Watershed (Anderson y Potts, 1987). Pág. 71

Tabla 2.12: Pérdida de suelo en t/ha para los productos de erosión evaluados por el
Texas Department of Transportation (Benik et al., 2000). Pág. 82

Tabla 2.13: Requerimientos para la obtención del permiso de erosión del suelo en
el condado de Washtenaw (Michigan) (Department of Environment and
Infr-aestructure Services of Washtenaw County, 2000). Pág. 83
Tabla 2.14: Tasas de erosión hídrica registradas en obras de infraestructura viaria*.
Pág. 90

Capítulo 4
Tabla 4.1: Dosis de referencia de mezclas para hidrosiembra según diversos
trabajos. Pág. 116

Tabla 4.2: Tipos de mulch, dosis y resultados obtenidos en taludes experimentales,


de 20% de pendiente y 10'5 m de longitud, en terreno franco-limoso y bajo lluvia
simulada de 127 mm e intensidad de lluvia de 63'5 mm/h (Meyer et al., 1972).
Pág. 118

Tabla 4.3: Tipos de mantas y redes orgánicas y campo de aplicación (Fuente:


Bonterra., 1998; Projar, 1995; Duque, 2002). Pág. 119

Capítulo 5
Tabla 5.1: Características climáticas de la comarca del Cerrato (DGPA, 1980).
Pág. 146

Tabla 5.2: Características fitoclimáticas de la comarca del Cerrato (DGPA, 1980).


Pág. 147

Tabla 5.3: Valores meteorológicos mensuales de la estación PALENCIA


OBSERVATORIO, periodo 1931-70. Pág. 148

Tabla 5.4: Valores meteorológicos estacionales de la estación PALENCIA


OBSERVATORIO, periodo 1931-70. Pág. 149

Tabla 5.5: Valores meteorológicos mensuales de la ZONA DE ESTUDIO, periodo


1961-2000. Pág. 151

Tabla 5.6: Valores meteorológicos estacionales de la ZONA DE ESTUDIO, periodo


1961-2000. Pág. 152

Tabla 5.7: Relación entre clases de suelos y unidades morfológicas en el ámbito del
estudio. Pág. 186

Tabla 5.8: Características principales de los ríos de la zona de estudio.


Pág. 187

Tabla 5.9: Etapas seriales en la sucesión primaria (inspirado en Spurr y Barnes


(1982) y Gandullo (1985)). Pág. 193
Tabla 5.10: Etapas seriales y bioindicadores de la serie junípero thuriferae-
Querceto rotundifoliae sigmetum (Rivas- Martínez, 1987). Pág. 197

Tabla 5.11: Especies observadas en la trinchera del enlace ferroviario Palencia-


Magaz junto a las parcelas estudiadas. Pág. 199

Capítulo 6
Tabla 6.1: Características fisiográficas del tramo donde se desarrollan las
experiencias. Pág. 209

Tabla 6.2: Composición y dosis de la mezcla de hidrosiembra aplicada a las parcelas.


Pág. 210

Tabla 6.3: Equivalencia entre las escalas de cobertura de Dominio y Braun-


Blanquet, y escala de agrupamiento de Braun-Blanquet. Pág. 232

Capítulo 7
Tabla 7.1: Registros de los meteoros y comparación con los datos representativos
zonales. Pág. 243

Tabla 7.2: Valores característicos relacionados con la capacidad de almacenamiento


de agua en los estratos del desmonte analizado. Pág. 269

Tabla 7.3: Características principales de los distintos estratos que componen el


desmonte en general. Pág. 270

Tabla 7.4: Equivalente de humedad, capacidad de campo y punto de marchitez


permanente según diversos autores en fianción de la textura edáfica. Pág. 271

Tabla 7.5: Resistencia de los suelos cohesivos a la penetrabiüdad (ensayo de


compresión simple) según Terzaghi y Peck (1948). (Modificado de Lambe y
Whitman, 1998; Ayala, 1991) Pág. 275

Tabla 7.6: Grado de capacidad de penetración de las raíces para todo el perfil del
suelo y/o trabajabilidad de la capa superficial del terreno (FAO, 1983).
Pág. 276

Tabla 7.7: índice de encostramiento superficial (I£/i) según FAO (1979).


Pág. 278

Tabla 7.8: Valores del índice de arcilla o de Boyoucos para cada estrato.
Pág 282
Tabla 7.9: Factor K de erosionabilidad de suelos (Wischmeier y Smith, 1978; Foster
et al., 1981; Morgan, 1995, Renard et al., 1997, Weesies, 1998). Pág. 285

Tabla 7.10: Cálculo del SEI por estratos, clase y tipo de erosionabilidad.
Pág. 287

Tabla 7.11: Erosión total media entre parcelas de mismo tratamiento producida en
los desmontes en los dos años (g/m^) (1) y valores medios de la variable
Ln(erosión) para las parcelas de mismo tratamiento (2), con los intervalos de
confianza para un nivel de significación a = 0'05%, (3) y (4). Última columna (5)
estimación de la mediana. Pág. 296

Tabla 7.12: Erosión total (media entre parcelas de mismo tratamiento) producida
en los desmontes en los años 1 y 2 (gfm^') (l),y valores medios de la variable
Ln(erosión) para las parcelas de mismo tratamiento (2), con los intervalos de
confianza para un nivel de significación a = 0'05% (3) y (4). Última columna (5)
estimador de la mediana. Pág. 299

Tabla 7.13: Erosión total media entre parcelas de mismo tratamiento producida en
los desmontes en los dos años en gfm^ y t/ha y valores medios anuales para las
parcelas de mismo tratamiento (t/haxaño). Pág. 306

Tabla 7.14: Erosión total media en los años 1 y 2 en cada tratamiento en gfm^ y
tfha. Pág. 307

Tabla 7.15: % de control de erosión medio y total de cada tratamiento respecto al


testigo para todo el tiempo observado. Pág. 308

Tabla 7.16: % de control de erosión medio y total de cada tratamiento respecto al


testigo en cada año. Pág. 308

Tabla 7.17: Rebajamientos medios en cada fila de clavos durante dos años y sus
intervalos de confianza (p = 95%). Pág. 311

Tabla 7.18: Rebajamientos medios en cada fila de clavos para cada bloque durante
dos años y sus intervalos de confianza (p = 95%). Pág. 312

Tabla 7.19: Rebajamientos medios del desmonte, en cada fila de clavos para cada
año y sus intervalos de confianza (p = 95%). Pág. 313

Tabla 7.20: Relación de precipitaciones caídas y peso de material movilizado entre


intervalos así como la dinámica erosiva observada. Pág. 322

Tabla 7.21: Evolución de las pendientes en el desmonte. Pág. 327

Tabla 7.22: Medias e intervalos de confianza de la variable a un nivel de confianza


del 95% para los tratamientos y medias de cobertura vegetal durante el tiempo
observado. Pág. 366

IV
Tabla 7.23: Medias e intervalos de confianza de la variable a un nivel de confianza
del 95% para los tratamientos en cada bloque y medias de cobertura vegetal
durante el tiempo observado. Pág. 368

Tabla 7.24: % medio de cubierta vegetal por filas durante todo el ensayo.
Pág. 369

Tabla 7.25: Evolución de la cubierta vegetal (%) por periodos y tratamientos.


Pág. 372

Tabla 7.26: Resultados de cubierta vegetal en %, por tratamiento, bloque, fila y


periodo. Pág. 380

Tabla 7.27: Resultados de cada tratamiento y variable durante todo el periodo


estudiado. Pág. 393

Tabla 7.28: Resultados de la evaluación parcial y global por objetivos. Pág. 394

Tabla 7.29: Resultados de cada tratamiento y variable durante todo el periodo


estudiado junto con los costes de ejecución y mantenimiento. Pág. 396

Tabla 7.30: Resultados de la evaluación global por objetivos y por coste.


Pág. 397

Tabla 7.31: Costes parciales y totales durante el primer año (todos) y resto de los
años (todos menos el de ejecución) para los diferentes tratamientos.
Pág. 401

Tabla 7.32: Costes para cada año y tratamiento en un horizonte de 5 años


(hipótesis 1). Pág. 403

Tabla 7.33: Costes totales para cada tratamiento al principio de los 5 años
(hipótesis 1). Pág. 404

Tabla 7.34: Costes anuales de cada tratamiento a un horizonte de 5 años (hipótesis


2). Pág. 406

Tabla 7.35: Costes totales para cada tratamiento al principio de los 5 años
(hipótesis 2). Pág. 407
Resumen

L- RESUMEN

A la hora de intentar abordar un problema parece necesario indagar acerca


de la magnitud del mismo. Obtener una imagen lo más fiel posible de la realidad
permite establecer la gravedad del problema y planificar coYxsecuexxte y
adecuadamente la forma en que se puede estudiar y cuáles son las posibles
soluciones a adoptar.

Por ello en este trabajo se resalta el problema de la erosión hídrica en las


obras de infi'aestructura viaria respecto al de la erosión agrícola y forestal,
destacando su trascendencia económica, social y ecológica y la necesidad de su
control. Este hecho aunque no es novedoso en sí mismo, lo es en cuanto a su estudio
más profundo y detallado en nuestro país y respecto a los procesos implicados que
lo desencadenan, ya que se produce generalmente en un rango de pendientes muy
pronunciado y poco estudiado hasta el momento (Liu et al., 1994; Nearing, 2000,
comentario personal). Pero sobre todo, este tipo de investigación destaca por su
menor fi^ecuencia en relación a los estudios clásicos de erosión hídrica llevados a
cabo durante la penúltima centuria y el principio del siglo XXI.

Para actualizar y realzar el problema en nuestro país, se ha elaborado, por el


autor, un recorrido histórico con objeto de reflexionar sobre lo que ha significado
durante los últimos dos mil años la erosión hídrica en la red de transporte terrestre;
contra todo pronóstico, se observa que la erosión hídrica en la red viaria no ha sido
sólo un problema asociado a los tiempos modernos, sino que muy directamente ha
tenido un papel esencial en nuestro desarrollo y prosperidad actuales.

Posteriormente, se repasa el proceso de estudio y cuantificación de este


problema en el ámbito internacional, desde que comienzan las investigaciones
científicas sobre erosión a finales del siglo XIX hasta nuestros días, subrayando
aquellos trabajos que, consultados por el autor, sobresalen dentro de esta temática.
Esta revisión del estado del arte ha servido para establecer la metodología de los
ensayos que se adjuntan en el presente documento.

Visto entonces como ha afectado la erosión hídrica a nuestra red viaria a lo


largo de la historia y conociendo cómo se ha abordado su estudio en nuestro
entorno científico y técnico hasta nuestros días, quedaría justificada la necesidad del
control de la erosión en estos terrenos constructivos y, por lo tanto, quedaría
planteada la necesidad de estudiar el grado de control de erosión que ejercen
algunas de las técnicas que con más frecuencia se ejecutan en nuestro país; ya que
por el momento no se conoce cuantitativamente el grado de efectividad y la
rentabilidad de las inversiones realizadas en la lucha contra la erosión de muchas de
las técnicas empleadas en nuestros ferrocarriles y carreteras. De hecho, incluso no
se conoce cuál puede ser la magnitud concreta del movimiento del terreno en
nuestros desmontes y terraplenes, lo cual resulta de vital importancia para
establecer una respuesta equilibrada a la gravedad del fenómeno.
R&sumen

Para ello, también se realiza un inventario de todos los métodos y prácticas


conocidos hasta el momento para el control de la erosión en las obras de
infraestructura viaria. En este inventario o puesta al día de técnicas, métodos y
productos que se encuentran en el mercado del control de erosión, se recogen desde
obras de fábrica y técnicas de revegetación hasta métodos combinados tanto desde
el punto de vista del control de la erosión como del control de los sedimentos. Este
capítulo refleja que el control de erosión es posible técnica y económicamente, pero
que existe una multitud de formas para establecer esta lucha, y que, por lo tanto,
resulta necesario definir el grado de eficacia de las diversas técnicas en diferentes
ambientes y saber qué se puede esperar de cada técnica.

Como contrastar todas las técnicas resultaba imposible económica y


temporalmente hablando. Para este estudio se seleccionaron aquéllas relacionadas
con el control de la erosión superficial (erosión laminar, en regueros y
deslizamientos epiteliales superficiales) que se ejecutaban con más frecuencia en las
proximidades de nuestro área de estudio.

En este trabajo, se ha intentado cuantificar la erosión en los desmontes


generados por obras de infraestructura viaria (fundamentalmente carreteras y
ferrocarril), en terrenos margosos representativos de nuestro ámbito y que también
pueden reflejar lo que sucede en terrenos sedimentarios similares de la Península
Ibérica; se ha tratado de estimar la gravedad de este proceso y su repercusión
socioeconómica y ambiental a la vez que se pretenden evaluar algunos de los
métodos o técnicas que con más frecuencia se emplean en nuestro país para el
control de la erosión en obras constructivas o de infraestructura (hidrosiembra,
plantación de arbustos y cubrición con geotextiles orgánicos frente a la pasividad)
con objeto de proporcionar, en la medida de lo posible, una referencia de partida en
un mercado en permanente evolución y aparentemente saturado de técnicas y
productos para el control de la erosión.

Igualmente, a la hora de contrastar los geotextiles orgánicos, se ha evaluado


la eficacia de las mantas de coco, por ser las más ampliamente extendidas y
aplicadas en el rango de pendientes estudiados (s 1:1), frente a las mantas de
esparto, producto manufacturado en España y que puede competir, según nuestros
resultados, plenamente con las mantas de coco o de otras fibras vegetales.

Conviene señalar que para la estimación de la magnitud de la erosión hídrica


en estos terrenos se optó por el uso de colectores Gerlach y clavos de erosión,
buscando, como sugieren algunos investigadores (Díaz Fierros y Rubio, 1992),
comparar las tasas obtenidas con cada método y establecer un rango de valores
para el proceso erosivo.

Por último, la eficacia de los métodos ensayados, medida a través del % de


erosión retenido, la generación de escorrentía y la respuesta vegetal, se ha
intentado completar con una evaluación por objetivos y coste de cada técnica,
acompañando los resultados con una evaluación económica clásica, en donde se
remarca numéricamente que la lucha contra la erosión en los desmontes de
infraestructura viaria resulta completamente rentable.
Introducáón El problema de la erosión hídr'ica

2.- INTRODUCCIÓN
2.1.- EL PROBLEMA DE LA EROSIÓN HÍDRICA.

2.1.1.- Magnitudes de referencia: erosión natural y antrópica.

La erosión natural ejercida por el agua a través de la arroyada diflisa o


concentrada constituye uno de los procesos generadores del paisaje terrestre más
importante (Strahler, 1992; López Bermúdez, 1992; de Pedraza, 1996; Strahler y
Strahler, 1997). Tanto si actúa a largo plazo, colaborando mediante las
precipitaciones y la escorrentía en la denudación de las laderas de rocas blandas y
sus suelos (por erosión difusa o laminar), o con ayuda de la meteorización de las
rocas duras (por crioclastiay por termoclastid), como si actúa a corto plazo en los
procesos de acarcavamicnto, coladas de barro o deslizamientos en masa, la erosión
hídrica engendra nuevos relieves o transforma los ya existentes.

Los piedemontes, glacis y las tierras acarcavadas Chadlancls) son ejemplos de


relieves a largo plazo (superior al millar de años) mientras que los barrancos, los
conos de deyección de los torrentes, representan perturbaciones a un plazo mucho
menor, desde menos de un millar de años a algunas horas de una tormenta intensa
(López Bermúdez, 1992).

La erosión natural, también denominada erosión geológica es la


constructora, junto con otros procesos, de gran parte del escenario en el que se
desenvuelve la actividad humana, y aunque en ocasiones perturba el desarrollo de
dicha actividad, tiene consecuencias poco perceptibles para nosotros. Es decir en
nuestra escala de tiempo familiar, tres o cuatro generaciones en un siglo
aproximadamente, esta erosión afecta en pequeña medida al paisaje cotidiano. Muy
posiblemente, nuestros tatarabuelos reconocerían sin ninguna duda la mayor parte
de los paisajes sobre los que nosotros nos desenvolvemos y en los que no se haya
ejercido una excesiva transformación antrópica. Los páramos continúan siendo
páramos, las cuestas, cuestas y los ríos, aunque puede que se hayan desplazado
algo, no lo han hecho lo suficiente para transformar seriamente el paisaje. Desde
luego, no sucede lo mismo con los terrenos transformados por el hombre. La
agricultura intensiva, las concentraciones parcelarias, la construcción de embalses,
la rectificación de cauces, la ampliación, mejora y nueva creación de vías de
transporte terrestre y ciudades, la minería a cielo abierto, etc. han supuesto una
brutal transformación del territorio y de los ritmos erosivos (.erosión acelerada o
antrópica).

Las tasas asignadas a la erosión geológica son variables en función de la


zona climática, la estabilidad temporal del sistema y la escala del terreno
observado. En el modelo de denudación de Strahler (1992) se comenta que el
rebajamiento del terreno es mayor en zonas de laderas empinadas que en zonas
más tendidas, y que las tasas oscilan entre 1 mm-año'^ y 0'02 mmaño'-^. En Gran
Bretaña, Kirby (1984) cita valores de O'OOl mm en zonas sin perturbar, mientras
que en zonas semiáridas también sin perturbar los registros son de 1 xnxxx. Douglas
Introducción El problema de la erosión hídríca

(1967) indica que bajo un bosque tropical lluvioso se observaron tasas de 2 t-ha'
^•año'^ (Morgan, 1984) y Young (1969) cita entre 0'0045 tha'^año'^ en áreas de
relieve moderado y 0*45 tha-^año"^ en relieves escarpados (Morgan, 1995). Según
Grace et al. (1998), la erosión en terrenos forestales naturales de EE.UU. es menor
de 0'27 tha'^año'^, valor inferior a la tasa normal sugerida por ciertos autores en
ese mismo trabajo como erosión geológica (0'49 tha'^año"^ a 0'82 tha'^año'^).
Pimentel et al. (1995), en una intensa y discutida revisión sobre la erosión a nivel
mundial (Boardman, 1998), señalan que la tasa media de formación edáfica se
halla en torno a 1 tha'^-año'^y que Bennet (1939) y Roose (1988) cifran la erosión
en bosques sin alterar entre 0'004 y 0'05 tha'^año'^. En los bosques húmedos de
Kenia, Dunne et al. (1978) cuantifican la erosión geológica entre O'18 tha'^año'^y
0'3 tha'-'^año"^. En el norte de España, Edeso et al. (1998) han registrado tasas
equivalentes a 1 tha'^año'^ en plantaciones forestales antes de su tala.

Atendiendo a los sedimentos que los ríos transportan fuera de sus cuencas
los valores de referencia también varían. Megahan (1975) indica que la emisión de
sedimentos estimada en catorce pequeñas cuencas sin perturbar, con una superficie
entre 26 y 660 ha, con predominio de suelos de textura gruesa (franco-arenosos a
arenosos-fr-ancos), en pendientes elevadas, cubiertas por coniferas QPinus
ponderosa y Pseudotsuga menziesií) y expuestas a grandes cantidades de lluvia y
nieve, oscila entre 0'0012 m^ha'^año'^ y 0'0186 m^ha'^año'^ con un 90% de
probabilidad, y entre 0'0035 m^ha'^año'^ y 0'024 m^ha'^año'^ con un 10% de
probabilidad (suponiendo una densidad aparente para estos suelos de 1'35 tm'^, la
erosión oscilaría entre O'0016 tha-^año"^ - 0'025 tha'^año"^ y O'005 tha'-^año'^ -
0'032 t-ha'^año'^ para los distintos rangos de probabilidad). La carga de sedimentos
en algunos grandes ríos del planeta con un grado de naturalidad todavía elevado
también oscila. Así, según los datos de Holeman (1968) el río Amazonas, con una
cuenca hidrográfica de 6'110^ km^, emite una cantidad aproximada de 0'6 t h a '
^•año'^ mientras que el río Congo, con una cuenca de 410^ km^ descarga 0'16 t h a '
^•año'^ y el río Yenisei de Siberia, que drena 2'5-10^ km^, emite 0'04 tha'^año'^
(Strahlery Strahler, 1997). En los dos primeros casos la mayor parte de la cuenca
está protegida por la selva ecuatorial mientras que en el tercero está cubierta por
el bosque de coniferas de la taiga. Como se puede observar estos datos también
varían según la localidad y el tamaño de las cuencas y, en general, son inferiores a
las medidas ofrecidas por denudación o rebajamiento del suelo porque en éstas no
se tiene en cuenta el balance neto entre fuentes de erosión y trampas de
sedimentos.

De todos modos parece claro que la erosión geológica ya sea a nivel de


ladera o a nivel de cuenca es relativamente baja y sensiblemente inferior al umbral
de 1 mm de rebajamiento del terreno, o 13'5 tha'^año'^ si se supone una densidad
media aparente del sustrato de 1'35 tm'^ y un periodo suficientemente largo de
relativa biostasia.

Por otro lado, la erosión acelerada o antróp'ica adquiere valores muy por
encima de los hasta ahora expuestos. Y aunque hay que señalar que también hubo
periodos en que la erosión geológica alcanzó tasas muy superiores (Ruhe y Daniels,
1965), no es raro encontrar en la literatura científica valores de la erosión
antrópica de 5 a 10^ veces las citadas dependiendo del uso del terreno donde se ha
Introducdón El problema de la erosión hídríca

medido, su extensión, los procesos erosivos a los que ha estado sometido así como
del método de medida empleado y las extrapolaciones realizadas.

En múltiples trabajos que advierten sobre el peligro de la erosión desde hace


varias décadas se pueden encontrar cifras escalofriantes. Sin embargo, la situación
actual aunque grave, desde la perspectiva de la producción agrícola y de la
alimentación mundial (FAO, 1967), no parece haber alcanzado las dramáticas
previsiones hechas en la mitad del siglo XX, o se halla enmascarada por las
ostensibles mejoras en los últimos tiempos en semillas, dosis de fertilizantes y
plaguicidas, manejo del suelo, etc. (Hudson, 1982; Brown, 1984; Crosson, 1985;
Agencia Europea de Medio Ambiente^, 1998; World Resources Institute^, 2000;
Kertész, 2000). Así, la producción europea de cereales aumentó entre 1970 y 1990
un 42% y la mundial un 62%, mientras que en Europa el área destinada al cultivo
de cereal disminuyó en torno al 8'3% (AEMA, 1998).

Shaxson (1985) y Lal (1994) denuncian que sigue siendo necesario el


manejo de cifras reales en cuanto a los procesos de degradación del suelo por
erosión, al igual que preconiza Boardman (1998) en su revisión de algunos de los
datos presentados por Pimentel et al. (1995), cuando éstos extrapolaron ciertos
datos obtenidos por Bollinne (1982), a nivel de parcela en Bélgica a toda Europa,
en base a una identificación poco celosa de las referencias bibliográficas. Sólo los
datos "fiables" serán capaces de ofrecer una imagen acorde con la realidad.

Sz^ún Dudal (1981) la tasa actual de degradación de las tierras agrícolas en


el mundo por la erosión del suelo, junto con otros factores, está conduciendo a una
pérdida irreversible en productividad de 6 millones de hectáreas de tierra fértil
cada año, y según Kovda (1983), desde el inicio de la agricultura, la erosión edáfica
ha destruido alrededor de 430 millones de hectáreas de tierras transformándolas
en improductivas (Lal, 1994). Pimentel et al. (1995), sin embargo indican, citando
a Lal (1990), que en el mundo se destruyen y abandonan anualmente alrededor de
12 millones de hectáreas de tierras arables a causa de prácticas agrícolas
deficientes y, se^ún la FAO (1967), en el mundo se cultivan unas seis mil millones
de hectáreas. En el artículo de Pimentel et al. (1995), Speth (1994) refleja que el
80% de las tierras agrícolas en el mundo sufren erosión moderada o severa y un
10% de ligera a moderada; pero, para el WRI (2000) sólo el 40% de los terrenos
agrícolas en el planeta están seriamente degradados como para afectar a la
productividad a largo plazo. La AEMA (1998) estima que aproximadamente 115
millones de hectáreas están amenazas por la erosión en Europa y que ésta es la
mayor causa de degradación de sus suelos. En España, una primera aproximación
indica que el 44% de la superficie nacional sufre un riesgo de erosión medio a muy
alto (Manteiga y Suñer, 1998). Como se puede observar, los rangos según las
fuentes son sorprendentes y pueden ir del doble a la mitad, lo que pone en tela de
juicio la validez de ciertas predicciones o estudios (Boardman, 1998) y exige la
continuidad de las "observaciones reales" en campo, con los métodos apropiados
según la escala del proceso a estudiar y la magnitud de los problemas; cuando se
trata de estimaciones mediante modelos es necesario aplicar dichos modelos con

^ a partir de ahora AEMA.


^ a partir de ahora WRI.
Introducción El problema de la erosión hídr'ica

rigor siguiendo las pautas sobre las que fueron formulados, ya que las "recetas
caseras" cuando se separan de sus bases empíricas o matemáticas sólo inducen
confusión respecto a la metodología y a los resultados, entorpeciéndose trabajos
futuros aunque las cifr-as sean curiosas y espectaculares. La magia de la informática
junto con los sistemas de información geográfica o las imágenes de satélite pueden
deslumbrarnos con su colorido, sus cálculos, y alejarnos de los procesos de campo.
No hay que desechar ningún sistema de trabajo, ya que cada uno posee un rango
de manejo, y de escala para las decisiones; pero los procesos dependen de las
formas del relieve (macroprocesos, mesoprocesos y microprocesos) y el alejamiento
del terreno simplifica las topografías, pudiendo desprenderse imágenes confusas o
poco apropiadas para escalas grandes.

Todavía en los umbrales del siglo XXI, se puede decir que muchas de las
preguntas que se formularon los científicos hace casi cien años sobre las tasas de
erosión, sus efectos y su coste permanecen sin respuestas adecuadas (Moldenhauer,
1980; Shaxson, 1985; Lal, 1994; Gabriels, 2000). Se ha avanzado en los procesos
implicados, en las causas generadoras y en la aplicación de soluciones en ciertos
casos, pero todavía queda mucho por hacer (Gabriels, 2000). A pesar de este
problema de cifras, a nivel de parcela, ladera y uso del suelo sí se conocen los
rangos en los que se mueve el proceso en buena parte de las regiones del mundo,
por lo que a continuación se exponen los datos que ofrecen Morgan (1995) y
Strahier (1992) y que van a servir de orientación para calibrar la importancia de la
erosión en las obras de infraestructura (tabla 2.1 y tabla 2.2). Estas referencias no
indican nada por sí solas, no son más que una jerarquización de un proceso en
función del tipo de terreno o de cubierta vegetal. Lo que hace a la erosión
relevante son los efectos que tiene sobre nuestra vida a corto, medio y largo plazo.

Tabla 2.1: Valores de referencia de erosión anual según diversos países y


tipo de suelo en t/ha (Morgan, 1995).
País Natural Cultivado Desnudo
China 0,1-2 150 - 200 280 - 360
EE.UU. 0,03 - 3 5-170 4-9
Australia 0,0 - 64 0,1 - 150 44-87
Costa de Marfil 0,03 - 0,2 0,1 - 90 10 - 750
Nigeria 0,5-1 0,1 - 35 3-150
India 0,5-5 0,3 - 40 10 - 185
Etiopía 1-5 8-42 5 - 70
Bélgica 0,1 - 0,5 3-30 7-82
Gran Bretaña 0,1 - 0,5 0,1 - 20 10 - 200

2.1.2.- La erosión genera nuevos problemas.

El principal problema que desencadena la erosión es la degradación del


suelo, hecho que repercute en la fertilidad y productividad edáfica, y en la
inducción hacia la desertización en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas
(FAO, 1967; Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación,
Introducción El problema de la erosión hídrica

Tabla 2.2: Valores de erosión según el uso del suelo en la zona norte del
río Mississippi (Strahler y Strahler, 1997).
Uso del suelo Erosión (tha'^añoQ
Cultivos 50
Pastos 3,6
Campos abandonados 0,3
Bosques de maderas duras 0,2
Plantaciones de pinos 0,05

1998). Este hecho se conoce desde la más remota antigüedad cuando diversas
culturas y civilizaciones desarrollaban estrategias para la lucha contra la erosión en
sus cultivos. Las primeras medidas de conservación de suelos practicadas por los
chinos fueron descritas en el año 956 a.C. y las terrazas utilizadas en agricultura se
detallan en documentos de la dinastía Tang en torno al 760 a.C. (Trohe et al.,
1999). En Líbano, la agricultura comienza unos 5000 a.C. y el cultivo en bancales
de piedra se conoce desde hace 2.500 años (Zurayk, 1994). Los incas en Perú
también desarrollaron cultivos en terrazas que todavía hoy siguen siendo
cultivadas, sin embargo en Centroamérica, la decadencia de otras culturas como la
maya se atribuyen a la pérdida de suelo fértil (Tricart, 1969, cit. Cobertera, 1993);
en Arabia, los prístinos reinos de Saba (región de Yemen), y de Babilonia (
Mesopotamia) también sufrieron las consecuencias de la erosión en sus cultivos y
sistemas de riego. La decadencia de la civilización micena radica se^ún Yassoglou
(2000) en la erosión de sus campos por las talas masivas de bosques realizadas
para obtener combustible, para la construcción de naves, la fundición de metales
preciosos, la fabricación de cerámica, etc. En España, los romanos actuaron
intensamente sobre nuestros bosques naturales (Costa et al., 1998) reduciendo en
un 50% su primitiva extensión (Font Tullot, 1988) y propiciando por tanto una
buena parte de nuestros paisajes erosivos. Las Médulas en León o el actual Parque
de Cabárceno (Cantabria) son los vestigios escénicos de una intensa actividad
minera e impactante iniciada en la época romana (figura 2.1). Los árabes
cultivaron las tierras escarpadas de Levante mediante el sistema de bancales, el
cual, extendido por una buena parte del país, también ha sido mantenido hasta
nuestros días (figura 2.2). La decadencia y destrucción de esta forma tradicional de
cultivo por el despoblamiento rural en los países mediterráneos desarrollados, o
por las guerras en los países en desarrollo suponen hoy en día una de las fuentes
erosivas y de pérdida de suelo fértil más graves a escala regional (Zurayk, 1994;
Roose, 2000).

Desde los primeros estudios sobre la erosión iniciados por el alemán Wollny
hacia finales del siglo XIX (Hudson, 1982; Moldenhauer, 1980), la pérdida de suelo
en los terrenos agrícolas y sus efectos conforman los aspectos más intensamente
estudiados por los científicos; de hecho, los modelos de predicción de erosión tienen
en su mayoría una base agrícola, habiéndose extrapolado luego a otros campos
distintos del agrario. La preocupación por alimentar a una población en torno a los
límites de sostenibilidad del planeta ha conducido la mayor parte de la
investigación hacia la búsqueda de prácticas agrarias más eficientes y hacia la
protección del suelo para los diferentes cultivos, habiendo quedado en un segundo
Introducción El problema de la erosión htdrica

Figura 2 . 1 : Parque de Cabárceno en Cantabria. Antigua explotación metalífera


iniciada en la época romana.

Figura 2.2: Bancales originarios del período de dominación árabe (Levante).

plano, hasta hace muy poco, el problema erosivo en otros ámbitos distintos del
agroforestal.

No hace mucho tiempo desde que la erosión se ha comenzado a considerar


no sólo desde el punto de vista agrario sino también del ambiental (Moldenhauer,
1980; Crosson, 1985; Lal, 1994; Toy y Osterkamp, 1995; Meyer et al., 1975;
Pimentel et al., 1995; Morgan, 1995; Trohe et al., 1999). Los sedimentos
transportados por el agua y depositados en lagos, cauces, estuarios, bahías, etc.
constituyen el primer contaminante en EE.UU. a nivel de impacto y de magnitud
(Meyer et al., 1975; Gray y Sotir, 1996), y muy posiblemente ocurra lo mismo en
el resto del mundo (Pimentel et al., 1995). El Departamento de Agricultura de los
EE.UU. afirmó en 1 9 8 1 que las tierras de cultivo son la fuente del 40% de los
sedimentos aportados a la red fluvial nacional, que la erosión de las riberas es
responsable del 25%, los pastos y los montes desarbolados contribuyen con algo
introducción El problema ciejq erosión hídrica

más del 10%, mientras que a los bosques, a las zonas urbanas y at transporte les
corresponde el 25% restante (Crosson, 1985).

Como se vio anteriormente en las zonas boscosas se producen en general


unas tasas de erosión mínimas con relación a otros usos del terreno, por lo cual no
sería una exageración suponer que la erosión que se produce en los terrenos
constructivos y en las vías de transporte terrestre producen alrededor de un 15%
de la carga de sedimentos en EE.UU. (Brown y Wolf, 1984, cit. Parra et al., 2002) y
que estas cifras no pueden estar m u y lejos de las que se produzcan en países con
un nivel de desarrollo similar (figura 2.3). Ya en 1 9 7 1 , se estimaba en EE.UU. que
2'5 millones de hectáreas estaban afectadas por la construcción de carreteras,
edificación, minería superficial, embalses,... y que generaban altas tasas de erosión y
graves problemas (Meyer et al., 1971). La AEMA ( 1 9 9 8 ) cita entre las causas más
importantes que provocan erosión en Europa: la explotación de los recursos
mineros, la expansión industrial y urbana, y el inadecuado diseño de las carreteras
y de otras obras de infraestructura.

Bosques,
zonas
urbanas y
transporte
25%

Pastos y
montes
desarbolados
10%

Figura 2.3: Proporción de los sedimentos que alcanzan la red fluvial en EE.UU. en
1981 según el U.S.D.A. (Crosson, 1985).

En Alemania el desarrollo urbano en la década de los setenta supuso una


destrucción de suelo a un r i t m o de 120 ha/'día, en Austria 35 ha/día y en Suiza 10
ha/día. En el periodo 1950-1980 la superficie urbanizada creció entre un 25% y un
75% en muchos países europeos. En la actualidad, las zonas urbanizadas (viviendas,
industrias, transporte terrestre y aeropuertos) ocupan cerca del 2% de la superficie
t o t a l europea, porcentaje que varía desde el 0'5% en Islandia hasta el 12% en
Hungría, 13% en Italia y el 14% en los Países Bajos. En la Unión Europea la red de
carreteras ocupa alrededor del 1'3% del t e r r i t o r i o disponible t o t a l , a lo que hay
que añadir u n 0'03% de la red ferroviaria. Puesto que con toda seguridad, la
destrucción de suelo continúa p o r este procedimiento en Europa durante este siglo,
algunos países han decidido r e t i r a r las tierras más fértiles de la actividad
constructiva o del desarrollo de infraestructuras y en algunos casos se ha cambiado
Introducción El problema de la erosión hídrica

el trazado de carreteras para que no atravesaran terrenos agrícolas de calidad


(AEMA, 1998).

Los principales problemas que se derivan de los sedimentos incorporados al


medio acuático por inadecuados usos del terreno son los siguientes:

• Turbídez: la productividad biológica del agua declina por alteración de la


radiación incidente y de la temperatura; se dañan las branquias de los
peces aumentando su mortandad o la aparición de enfermedades; la masa
de agua resulta menos atractiva para los bañistas y los paseantes en
barca; se incrementan los costes de energía y mantenimiento en los
bombeos de agua y en su depuración para abastecimiento. Algunos
ejemplos son: En Siuslaw National Forest (EE.UU.) las cortas y las
carreteras forestales realizadas en 35.000 ha provocaron unas pérdidas
en salmones de 84.000 individuos y 24.000 de trucha en los 30 años de
estudio. El valor económico de esta pérdida en peces para los pescadores
deportivos y comerciales fue de unos 2 millones de dólares, mientras que
un estudio similar llevado a cabo en el área de Porcupine-Hyalite
Wilderness en Montana reveló unas pérdidas de 3'5 millones de dólares
en la pesca de la trucha durante un periodo de aprovechamiento forestal
de 50 años (Loomis, 1989). Megahan (1975) señala que los frezaderos de
salmónidos en Fraser River (Idaho Batholit) estaban valorados en
390.000 $/ha y año y que los daños provocados por el desembosque y la
construcción de vías forestales condujeron a que los servicios forestales
de la región declararan una moratoria en 1966 para estas actividades, la
cual ha permanecido en efecto durante muchos años después hasta la
recuperación de la zona. Por otra parte, considerando el aspecto de la
potabilidad del agua, Forster et al. (1987) llegaron a la conclusión de que
una reducción del 10% en las tasas de erosión, aguas arriba de las
estaciones depuradoras en doce comunidades pertenecientes a la región
de Ohio's Corn Beit, redundaría en un ahorro del 4% en los costes
anuales de tratamiento del agua.

• Sedimentación: la capacidad de almacenamiento de los embalses y de


control de crecidas disminuye, se acorta su vida útil y se multiplican los
costes de mantenimiento; en los ríos se colmata la sección útil y se
acrecientan los niveles de las avenidas, se destruyen o deterioran los
frezaderos y en los tramos navegables se dificulta el tráfico de
embarcaciones. Los canales de riego asociados ven mermada su capacidad
de distribución; tras las inundaciones, los daños generados por los fangos
depositados en las casas, fábricas, sótanos, almacenes o vías de
comunicación incrementan los daños materiales e incluso humanos. E.g.
el embalse de Joaquín Costa, en la cuenca del Ebro, ha visto reducida su
capacidad un 20% en unos sesenta años (Navas et al., 1998),
inutilizándose las compuertas que permitían dotar la campaña de riegos
en la zona. Los estudios, obras y actuaciones para realizar el desembalse y
la recuperación de su uso han supuesto aproximadamente 1.750 millones
de pesetas (Confederación Hidrográfica del Ebro, 2000). También en la
misma cuenca, la presa de La Nava, de 9 metros de altura, estaba

10
Introducción El problema de la erosión hídríca

prácticamente aterrada a mediados de los sesenta, sólo setenta u ochenta


años tras su construcción (Servicio Geológico, 1967). Otro caso notable
es el de la presa de Valdeinfierno, emplazada en el río Luchena (Murcia).
Dicha presa se comenzó a construir en 1785, terminándose en 1806. Su
capacidad inicial fue de 16 hm^ pero, poco después de inaugurarse, quedó
prácticamente inutilizada por los materiales sedimentados tras varias
tormentas (Servicio Geológico, 1967).

La cantidad de materiales que puede depositar una corriente de una


cuenca fuertemente degradada en zonas de clima torrencial puede ser
suficiente como para cambiar las condiciones naturales y socioeconómicas
de una región. Así por ejemplo, la mítica y estratégica ciudad de Gadir se
fundó sobre los sedimentos depositados entre tres islotes durante
diversas avenidas del río Guadalete en torno al siglo IV a.C, tras la
intensa explotación de los recursos naturales que fenicios y nativos
ejercieron en la zona (García de Cortázar, 1998). En una gran avenida
acontecida en octubre de 1973 en la rambla de Albuñol, de menos de
doce horas de duración, se estimó una pérdida de suelo uniforme en la
cuenca de 6'3 cm, y "después de la crecida el delta había penetrado en
el mar 234- m y había aumentado su superficie en 23 ha casi un tercio
más de la que tenía el día anterior" (López Martos, 1988).

• Contaminantes: fertilizantes, pesticidas, restos de lubricantes o


combustibles con diferentes niveles de toxicidad pueden alcanzar las
corrientes afectando a su calidad. Un ejemplo de esto lo constituye la
intoxicación que sufrieron no hace mucho (6/6/00) los casi 4.000
habitantes de una población próxima al embalse de Retortillo (Sevilla) al
beber agua del embalse contaminada con un herbicida (Simazina)
aplicado a los olivares de la cuenca. Las últimas lluvias arrastraron
grandes cantidades de este herbicida e inutilizaron las aguas para
abastecimiento. La población sufr-ió durante varios días vómitos y
diarreas. Macías y Calvo de Anta (1993) citan una fiierte mortandad de
truchas en una piscifactoría a consecuencia del lavado de sulfuros de los
desmontes de una carretera que drenaba escorrentía hacia el río Xestosa
(Lugo), y del cuál se abastecía la piscifactoría.

Pero además la erosión perturba nuestro ambiente de maneras menos


estudiadas. La erosión urbana, en las zonas constructivas y en las vías de
comunicación terrestre afecta a la durabilidad de las obras (induciendo
enterramientos parciales, socavaciones); disminuye la durabilidad de los materiales
(contaminación del balasto de las vías ferroviarias, abrasión en bajantes, pilares,..);
interfiere en el funcionamiento adecuado de elementos de seguridad (compuertas,
desagües, alcantarillas, cunetas,..); perjudica al mantenimiento de vehículos
(desgaste de neumáticos por mayor abrasión, pinchazos, rotura de lunas por
piedras, desgaste de limpiaparabrisas por salpicaduras de barro, mayor gasto en
limpieza de vehículos al circular por vías embarradas,...); se imposibilita el tránsito
por las rodadas profijndas en caminos sin firme o bien por desaparición de la capa
de rodadura adherida a las ruedas, o por colmatación de la explanada de
circulación con sedimentos arrastrados desde los taludes, etc.

11
Introducción E! problema de la erosión hídrica

A todo esto hay que añadir el incremento de accidentes que se puede


generar durante la conducción. Muchas muertes se han producido por
deslizamientos en carreteras y en cortes del terreno para construcción (Sidle et al.,
1985; Northcutt, 2000; Kaspersen 2000a; Bcnkuzari, 2000), pero probablemente
hay bastantes víctimas no contabilizadas por los accidentes provocados ante la
existencia en calzadas de arenas, gravas, bloques de piedra, etc., que obligan a
modificar bruscamente las trayectorias de los vehículos, que afectan a la visibilidad
por salpicaduras de barro durante los adelantamientos, o bien que obstruyen los
drenajes de las vías y originan la consiguiente invasión de aguas en la calzada. Estas
circunstancias implican a su vez pérdida de agarre de los vehículos, patinazos y
colisiones. Más adelante, en el apartado 2.2.1.8 se realiza una valoración de algunas
de estas cuestiones en función de los datos de 1998 sobre accidentes de tráfico
aportados por la Dirección General de Carreteras. Esta valoración es un intento de
cuantificar los efectos globales de la erosión en la segundad de las carreteras
españolas.

'P^MIBHI

Figura 2.4: Aspecto común de muchos taludes de


infraestructuras viarias en España. Resulta patente
el estado erosivo.

La erosión en los terrenos constructivos tiene una importancia cada vez


mayor, sobre todo, en los países desarrollados (figura 2.4). En muchos países se
están emprendiendo grandes esfuerzos por paliar los problemas erosivos que
conlleva el abandono del agro, sin embargo apenas se tiene consciencia de la
magnitud del problema en carreteras y otras obras de infraestructura (Meyer et
al., 1971; Farmer y Fletcher, 1977; Israelsen et al., 1980a, 1980b). Aunque en el
apartado 2,2 se trata en profundidad este tema, se puede afirmar que las tasas que
se producen en este área son muy superiores (o al menos similares) a las tasas
habituales que se datan en los campos agrícolas y forestales (Diseker y Richardson,
1962; Meyer et al., 1971; Megahan, 1975; Hudson, 1982; Toy y Osterkamp, 1995;
Laflen et al., 1997; Ziegler y Giambelluca, 1997; Trohe et al., 1999; Benik et al.,
2000).

12
Introducción El problema de la erosión htdríca

Un ejemplo interesante de cómo afecta la urbanización, las obras de


infraestructura y las carreteras a la erosión en un determinado lugar es el descrito
por Wolman (1967) para la región de Piedmont Maryland (EE.UU.) (Morgan,
1995). En esta zona la tasa de erosión se incrementó a partir del siglo XVIII, al
transformar la población el bosque en tierras agrícolas. Más tarde descendió
cuando el perímetro urbano creció a mediados del siglo XX y la tierra se recubrió
de vegetación natural, al vender los agricultores sus tierras a los especuladores
urbanos. Sin embargo la tasa erosiva se disparó de nuevo al poco tiempo a niveles
de hasta 7.000 t/ha, cuando gran parte de los terrenos se dedicaron a la
construcción de casas e infr-aestructuras asociadas. Una vez finalizada la fase de
desarrollo urbano, la impermeabilización del suelo por las aceras y los firmes de las
carreteras, así como la conducción ordenada de las escorrentías pluviales a través
de la red de alcantarillado, produjeron que el grado de erosión descendiera hasta 4
t/ha.

En general, un orden de magnitud para las actividades constructivas puede


ir entre 125 tha'^año'^ y 600 t-ha-'año^ mientras que en los terrenos agrícolas es
frecuente encontrarse tasas en torno a 0'5 - 3'5 tha'-^-año"-^ o entre O'l - 0'3 t h a '
^•año"^ en praderas y bosques (Boardman, 1998; Benik et al., 2000). En un trabajo
del U.S. Geológica! Survey en Scott Run (EE.UU.) sobre producción de sedimentos
en autopistas, se valoró que éstas eran las responsables del 85% de los sedimentos
generados en la zona, aunque sólo ocupaban el 11% del área controlada, con cifras
de 168 t/haxaño. Estas cantidades representaban 10 veces más que en los terrenos
de cultivo, 200 veces más que en los pastos y 2.000 veces más que en los bosques
(Troeh et al., 1999).

En un estudio sociológico realizado por Carlson et al. (1994) sobre la


importancia de la erosión y de la efectividad de las medidas adoptadas para
reducirla en la zona agrícola de Palouse y Camas Prairie en EE.UU. a lo largo de un
periodo de 15 años (figuras 2.5a y 2.5b) se observa que la población detecta como
serios otros problemas distintos de los puramente agrícolas, siendo uno de los más
destacados la erosión en las márgenes de las carreteras.

La mentalización constituye un aspecto muy destacado a la hora de mostrar


sensibilidad hacia la solución del problema erosivo, ya que éste se halla muy
relacionado con la cultura o tradición de los pueblos; si están acostumbrados a ver
fluir los ríos cargados de sedimentos serán menos sensibles hacia el problema
erosivo y tampoco les importará demasiado saber dónde se están produciendo las
pérdidas de suelo, mientras que si lo normal es que las corrientes fluyan límpidas
su predisposición será mayor para conservarlas en ese estado y, cualquier actividad
que genere turbidez en el agua será objeto de preocupación (Israelsen et al.,
1980a; Israelsen et al., 1980b). Por otra parte, la erosión de un área es sintomática
de la presión que los habitantes se ven obligados a ejercer sobre el medio y sus
recursos (Shaxon, 1985) y aunque los daños no les perjudiquen directamente en
un principio, éstos se dejarán sentir a cierta distancia de las fuentes de sedimentos,
repercutiendo el coste de los daños asociados (calidad del agua, atarquinamiento de
embalses, mantenimiento de carreteras, daños en la pesca,...) sobre otras
comunidades o sectores sociales (poblaciones aguas abajo, presupuestos del

13
Introducción El problema de, ¡a erosión hidríca

ministerio de fomento para mantenimiento de obras, presupuestos de los servicios


de pesca para repoblaciones de peces,...) (Morgan , 1995).

Figura 2.5a: % de personas que consideran serio un problema relacionado con


la erosión en Palouse (EE.UU.) (Carlson et al., 1994^).

Figura 2.5b: % de personas que consideran serio un problema relacionado con


la erosión en Camas Prairie (EE.UU.) (Carlson et al., 1994).

14
Introducción El problema de la erosión htdríca

2.1.3.- ¿Cuál es el nivel admisible de erosión?

Un aspecto muy importante al considerar la seriedad del problema erosivo


es conocer, si se quiere reducir éste, cuál es el nivel de tolerancia en la pérdida de
suelo. Hasta ahora, el concepto de pérdida tolerable de suelo estaba absolutamente
ligado a la capacidad productiva de los terrenos agrícolas, sin embargo desde hace
cierto tiempo se incorpora la necesidad de plantear una pérdida tolerable de suelo
o terreno en función de la calidad del agua (Wischmeier y Smith, 1978), de
criterios de diseño de estructuras hidráulicas (Meyer et al., 1975; Morgan, 1984;
Martínez-Casasnovas y Poch, 1998) para conservarlas adecuadamente durante su
vida útil, de planificación económica o según términos políticos (Renard et al.,
1997). Parece ser incluso que la gente es más sensible hacia la calidad del agua que
respecto a la pérdida de suelo per se (Shaxson, 1985; Crosson, 1985; Gabriels,
2000); esto puede ser debido a que el agua es un recurso que en general nos llega
limpio, y si lo hace en mal estado nos preocupa ¿Por qué el agua baja tan turbia?
¿Qué está sucediendo aguas arriba? Mientras que las pérdidas de suelo afectan a las
cosechas a medio y largo plazo, con lo cual, siempre que no se produzcan
acontecimientos extremos de erosión, los habitantes de una región achacan la falta
de rendimiento de los cultivos a otras causas relacionadas indirectamente (sequía,
agotamiento del suelo, irregular distribución de las precipitaciones). Es más
frecuente oír que "no ha llovido lo suficiente" que admitir que se está produciendo
una pérdida neta de suelo por el agua o el viento a menos que ésta sea palpable o
espectacular (erosión en regueros, cárcavas, deslizamientos en masa).

Según Wischmeier y Smith (1978), desde el punto de vista agrícola, se


entiende por pérdida de suelo tolerable (T) la máxima cantidad de erosión de
suelo que permitiría un elevado nivel de productividad de cultivo capaz de ser
mantenido económica e indefinidamente. En su manual de agricultura n° 537 estos
autores establecen un rango entre 4'5 y 11'2 t-ha'^año'^ como máximo valor de T
tras multitud de trabajos y experiencias estatales y federales en EE.UU.; Morgan
(1984) sostiene que el plazo de productividad sostenida debe ser entre 20 y 25
años. Los factores considerados para definir estos límites contemplan: profundidad
de suelo, propiedades físicas, desarrollo radical, prevención de cárcavas, problemas
de sedimentación en el propio terreno, pérdida de semillas, disminución del
contenido en materia orgánica y de nutrientes,..., es decir, cuestiones todas
relacionadas directa o indirectamente con la productividad agraria. Sin embargo,
cabe realizarse alguna pregunta. Por ejemplo, Crosson (1985) cuestiona si es más
relevante la profundidad total de suelo en la productividad que la profundidad del
horizonte superficial donde se halla la mayor parte de la materia orgánica edáfica.
De todos modos, a pesar de las dudas que pueden surgir ante esos umbrales, dichas
cifras son los valores de pérdida tolerable más manejados en la literatura científica.

Otras referencias que intentan cuantificar T relacionan éste con la velocidad


de formación edáfica, de manera que la pérdida máxima tolerable que se puede
producir en un determinado terreno depende de la génesis edáfica en ese lugar.
Esto conlleva a que dicha tasa es una función del clima, de las características
particulares de cada terreno y de su capacidad de autoedificación y las cifras

15
Introducción El problema de la erosión hídrica

entonces pueden ser mucho menores que las definidas en términos de producción
agraria.

Los suelos se forman muy lentamente. Pimentel et al. (1995) cifran que 2'5
cxx\ de suelo superficial tarda entre 200 y 1.000 años en constituirse en terrenos
cultivados (0*125 - 0'025 mm/año), e incluso mucho más en terrenos de pasto o de
bosque; por otra parte parece ser que una disminución de 2'8 cm en la
profiíndidad edáfica causa un detrimento de la productividad próximo al 7%.
Háberly et al. (1991) sugieren que 30 cm de suelo se engendran entre 1.000 y
10.000 años, lo que significaría una velocidad media anual entre 0'3 mmaño'^ y
O'OS mmaño'^ (AEMA, 1998). Ahora bien, mientras los estudiosos de la erosión se
preguntan cuanto tiempo tarda en conformarse un centímetro de suelo, los
edafólogos se cuestionan sobre el lapso necesario para generarse un determinado
horizonte. Así, la velocidad de formación de los horizontes superficiales oréameos
(Al) en suelos de ciclo corto de clima templado es muy superior a la de los
horizontes subsuperficiales (B, (B)) y puede cifrarse entre 600 y 1.500 años
(Laatsch, 1963 , cit. Duchafour, 1984), aunque Buol et al. (1991) citan que se ha
datado la creación de un horizonte Ai en Dakota del Norte sobre un suelo joven en
unos 50 años. Los horizontes B en cambio requieren para su total desarrollo entre
3.000 y 5.000 años y según Duchafour (1984) todos los horizontes de los perfiles
que caracterizan los ciclos cortos, se formaron durante el periodo postglaciar,
habiéndose alcanzado el estado de equilibrio bajo una vegetación tipo bosque en
menos de 10.000 años.

Esto significaría que para un suelo maduro de ciclo corto la tasa de


edafogénesis viene a ser algo mayor de O'l mm/^año por metro de profundidad
(algo más de 1'35 tha'^año'^ por metro suponiendo una densidad media aparente
de 1'35 tm'^ para todo el perfil). Admitiendo una profundidad edáfica máxima de 2
m (Gandullo, 1998) ó 3 m (Yassoglou, 2000), se tendría un límite máximo para
suelos de gran espesor de 0'2 - 0'3 mmfaño (que para la densidad aparente
supuesta oft-ece un rango máximo de 2'7 - 4'1 tha'-'^año''^).

Gandullo (1998), mediante la construcción de una ecuación función del


espesor actual del suelo, el espesor máximo potencial y el tiempo, llega a las
siguientes conclusiones^ para los cuatro procesos pedogenéticos a los que
responden esencialmente los suelos españoles*: mientras que para suelos de ciclo
muy corto las pérdidas de suelo tolerables aceptadas en los campos agrícolas son
incluso conservadoras, este rango puede ser admitido como referencia para suelos
con un orden de formación de 5.000 a 10.000 años; para los suelos mediterráneos
de ciclo largo (100.000 - 500.000 años) la pérdida admisible debería ser inferior a
1 tha'^año'^.

Como se puede observar el ran^o de pérdida de suelo tolerable, T, mediante


el análisis edafogenético también es amplio, aunque del mismo se deduce que las
pérdidas admisibles en muchos casos no deben salirse de un rango entre la décima
parte y la mitad del establecido para la productividad agraria.

^Gandullo supone para sus cálculos una densidad aparente media de 1,25 tm"^.
* Levigación, braunificación o calcimorfización, fersialitización restringida y fersialitización total.

16
Introducción El problema de la erosión hídrica

En otros términos, algunos científicos señalaban con anterioridad un


concepto de pérdida tolerable diferente basándose en los daños externos de la
erosión. Como sugieren Meyer et al. (1975) una planificación del territorio puede
requerir satisfacer diversos criterios cuando desarrolla prácticas de control de
erosión. Los límites de diseño pueden estar basados precisamente en la máxima
cantidad de suelo que puede ser erosionada en la región estudiada o en la cantidad
de partículas en suspensión que pueden admitir las corrientes de agua y los lagos
aguas abajo de las fuentes de sedimentos, o incluso en función de las características
físicas y químicas de dichos sedimentos o en una combinación de ambos criterios.
En relación con esto, Wischmeier (1977) comentaba: "nuestra prosperidad futura
y aquélla de muchos otros países estará fuertemente influenciada por el grado
de éxito que consiga la generación presente en establecer un adecuado y
mantenido control de la erosión y de los sedimentos que sean compatibles con la
producción y las necesidades sociales".

Sin embargo, todavía no está definitivamente claro cuál es el límite de T y


aunque Renard et al. (1997) se mantienen en las cifras de Wischmeier y Smith
(1978) para producción agraria, parece claro que existirán diversos umbrales de T
asociados a las necesidades socioeconómicas y ambientales del momento. De
acuerdo con Crosson (1985), teniendo en cuenta los daños externos que produce la
erosión de los campos agrícolas en el manejo y calidad de las aguas, o en otros
aspectos como la vida útil de los embalses, el mantenimiento de las carreteras, la
cuestión es determinar si los costes de reducción de los niveles de erosión exceden
el coste de los daños producidos por ella. Esta perspectiva es quizá la más
interesante y precisa, aunque nos introduce en un balance de contabilidad del que
todavía se desconocen muchos aspectos y en el que probablemente los daños y
perjuicios que se generan fuera de la fuente de sedimentos son innumerables y de
muy difi'cil cuantificación. En este sentido la lECA ha constituido en febrero de
1998 su Economic Research Committee con el objetivo de establecer los impactos
económicos de la erosión agrícola y no agrícola, así como los beneficios alcanzados
mediante su control (Kaspersen, 2000a).

Por último, conviene resaltar que aunque en una zona se registren tasas de
erosión moderadas o ligeras, hay que considerar que lo que se está produciendo
sobre el terreno es una desagregación y remoción de partículas que probablemente
sufren un pequeño transporte desde su lugar de origen, quedando almacenadas
durante una serie de años en que se considera una erosión normal o tolerable. Sin
embargo, estos sedimentos se movilizan al cabo del tiempo, cuando se producen
sucesos meteorológicos extremos y se disparan las tasas erosivas y de emisión de
sedimentos alcanzándose entonces cifr-as muy superiores a los valores de T. Para
ciertos autores estos acontecimientos extremos son los más importantes en cuanto
a erosión, pero deben ser desligados de los periodos de meteorología normales
(Larson et al., 1997); otros autores en cambio piensan que los periodos de
erosividad normal son tan importantes como los periodos extremos, y que lo que
hay que hacer es diseñar los controles de erosión para diversos periodos de retorno
(Wischmeier y Smith, 1978; Renard et al., 1997). Sin embargo, en opinión del
autor estos dos periodos no deben ser desligados entre sí, ambos corresponden a la
caracterización de una zona. La erosión es un fenómeno altamente variable en el
espacio y en el tiempo y su variabilidad depende tanto de los mecanismos o

17
Introducción El problema de la erosión hídrica

situación de los elementos que conforman las fuentes de sedimentos como de los
que rigen los procesos de transporte. En realidad que las tasas sean muy altas en
los acontecimientos extremos es función no sólo de la agresividad del episodio sino
de la cantidad de material disponible para ser erosionado, ya que la erosión de un
suelo es consecuencia de su historia (Dismeyer y Foster, 1981; Buol et al., 1990).
Un ejemplo de esto, pero a la inversa, es el tremendo daño que se ha producido en
ocasiones en regiones áridas donde el terreno está prácticamente reducido a polvo,
como en Antofagasta (Chile), con lluvias muy ligeras. En estas zonas, en las laderas
de cierta pendiente bastan algunos milímetros de precipitación para que el sustrato
más superficial alcance su límite líquido y se generen coladas de barro de gran
capacidad destructiva. En este caso, precipitaciones consideradas muy pequeñas en
otras regiones del planeta, e incapaces de producir ningún mal, ponen en
movimiento enormes cantidades de regolita dadas las características de ésta, o
bien, si el agente de transporte que actúa es el viento se pueden producir crisis
erosivas tan grandes como las tormentas de polvo que asolaron vastas regiones de
EE.UU. en el primer tercio del siglo XX.

2.1.4.- Conceptos relacionados con la erosión hídrica en las obras de


infraestructura viaria.

La modificación del paisaje o de los elementos geomorfológicos del mismo


por la acción de los agentes atmosféricos y los gravitacionales implica la actuación
de diversos mecanismos y procesos, que contribuyen a su progresivo limado o
esculpido. En este modelado, ya sea natural o inducido por la actividad humana, se
pueden distinguir diversas formas de transformación, algunas de ellas ligadas más
que otras a lo que se quiere medir en los ensayos de este trabajo. En los desnudos
desmontes de las obras de infi-aestructura, como en cualquier forma del relieve
terrestre, van a actuar estos agentes, mecanismos y procesos, pero se procede
previamente a su definición para encuadrar el retroceso que sufren estas laderas
antrópicas.

- Meteorización (o intemperización) es el término general aplicado a la


acción combinada de todos los procesos que causan la desintegración física de la
roca y su descomposición química debido a la exposición en o cerca de la superficie
terrestre (Coque, 1987; Strahler y Strahler, 1997; López Bermúdez, 1992). El
material que resulta de esta meteorización forma una capa que se denomina
regolita, o atterita (de Pedraza, 1996), y que es la fuente de alimentación de los
sedimentos. Tanto la regolita como los sedimentos conforman la base del futuro
suelo (Strahler y Strahler, 1997; López Bermúdez, 1992).

En los taludes que se estudian posteriormente, el hombre expone a la


intemperie una roca madre, en este caso incoherente, que se disgrega por la acción
de los agentes atmosféricos, por lo tanto sufre los procesos de meteorización y, al
situamos en una zona de precipitación baja predominará la meteorización fi'sica
frente a la química, ya que para esta última se necesita una cierta presencia de
agua (op. cit.; Duchafour, 1984; Dunne et al., 1978) que no existe en este área.

18
Introducción El problema de la erosión hídrica

- Se entiende por denudación la acción conjunta de la meteonzación, el


descenso gravitacional de derrubios y los agentes activos que tienden a reducir las
superficies del relieve al nivel del mar (Strahler, 1992). Es decir, la denudación
comprende todos los procesos y agentes tanto activos como pasivos que
contribuyen a allanar la superficie terrestre.

Para los desmontes analizados en este trabajo, y tras el periodo de


observación, el retroceso que se produce se debe, a causa de su elevada pendiente, a
un proceso de denudación, ya que como se verá en la discusión de los resultados, en
él intervienen tanto los agentes meteorizadores (insolación, hielo, precipitaciones)
como los de transporte (precipitaciones, escorrentía, gravedad y vibraciones del
terreno producidas por el tránsito del ferrocarril).

- La erosión hídrica envuelve los procesos de disgregación y transporte del


suelo por la acción del impacto de las gotas de lluvia ^erosión por salpicadura) y
por la escorrentía superficial (erosión por arroyada) fundamentalmente (Foster,
1982). Este tipo de erosión puede pasar largamente desapercibida en las superficies
expuestas a la acción de la lluvia y de la escorrentía, a pesar de que la erosión por
salpicadura es capaz de remover grandes cantidades de suelo (FAO, 1967), pero
puede ser dramática cuando la arroyada se concentra y crea una red extensa de
regueros y cárcavas (Renard et al., 1997).

En los desmontes, además de estos agentes consecuencia de la lluvia en la


zona y de la desnudez del terreno, intervienen otros como: el hielo-deshielo (debido
a las bajas temperaturas del invierno); el soleamiento (dada la latitud de la zona);
las vibraciones del ferrocarril durante el tránsito de los trenes (que desencadenan
desprendimientos de la regolita formada sobre la roca madre del talud); y como
consecuencia de la elevada pendiente (próxima al 100%), la gravedad. Por ello, tras
los dos años de seguimiento de la zona de estudio, se comprueba que hablar de
erosión, como erosión hídrica, constituye una simplificación de los procesos que se
dan en estas superficies antrópicas y bajo este clima; a pesar de ello se hablará del
proceso erosivo en general como un sinónimo de denudación.

- Se entiende por rebajamiento la altura de terreno, generalmente en


milímetros, que ha sido removida por la acción de una agente erosivo respecto al
nivel que tenía el suelo en un lapso de tiempo anterior. Es el resultado de las
observaciones que se basan en registros volumétricos como estacas, clavos, agujas
de erosión, perfiladores del terreno, etc. Este es uno de los resultados que en este
trabajo se podrá discutir.

- El término suelo se refiere a una capa superficial natural y diferenciada de


la roca madre subyacente sobre la que descansa; en ella se distinguen uno o más
horizontes que contienen materia mineral y orgánica, una biocenosis, una
atmósfera propia y un régimen particular del agua, y que en superficie son capaces
de sustentar una cubierta vegetal característica (Gandullo, 1985; Strahler, 1992;
Strahler y Strahler, 1997). Esta definición, básicamente aceptada por las disciplinas
más biológicas asociadas al medio físico, difiere del concepto mucho más laxo
aplicado en ingeniería civil y arquitectura, donde generalmente se entiende por
suelo la capa de material disgregado y de granulometría fina que reposa sobre una

19
Introducción El problema de la erosión hídríca

roca más firme y que no es apto para soportar cargas de edificios o de estructuras,
o del concepto mucho más universal de Buol et al. (1990) donde el suelo se
considera: "colección de cuerpos naturales, importantes como tales, relacionados
entre sí y con otros factores y fenómenos, de suerte que pueden evaluarse o
medirse C.J'; para Buol et al. (1990) constituye "un dispositivo natural que
registra una síntesis de todo lo que ha acontecido en ese sitio".

En el caso de los desmontes de la zona, y en general en la mayoría de los


desmontes de cierta altura, lo que aflora no tiene características de suelo, sino que
es la roca madre más o menos fragmentada. Sin embargo cuando esta roca es
incoherente (arcillas, margas), la superficie exterior se denomina erróneamente
"suelo" y se suele revegetar sin que el sustrato haya evolucionado ni tenga las
características necesarias para ser considerado como tal. Esta circunstancia es una
de las razones por las que gran parte de las actuaciones en zonas de cierta aridez
terminan a corto o medio plazo en fi'acaso. En este estudio se hablará de "suelo"
para denominar la superficie expuesta sobre la que se quiere realizar un control de
erosión, ft^ndamentalmente a través de la revegetación, aún a sabiendas de que
carece de sus características propias.

- Pérdida de suelo es la cantidad de suelo, entendido éste como se definió en


el párrafo anterior, que ha desaparecido de un terreno agrícola o forestal, o de un
segmento de ladera (Toy y Renard, 1998), por diversos agentes erosivos,
fundamentalmente el agua y el viento. Se suele dar en volumen o peso de suelo por
unidad de superficie en función de si se realizan registros volumétricos (agujas de
erosión, perfiladores,..) o registros dinámicos (trampas de sedimentos y
escorrentía).

En los taludes en estudio no se puede hablar propiamente de pérdida de


suelo ya que, como se ha indicado, no existe éste como tal. No obstante, cuando se
utilice se hace como sinónimo de rebajamiento o retroceso del nivel inicial de la
superficie del talud.

Un concepto íntimamente relacionado con éste es la producción de


sedimentos, que en este documento se utiliza en forma similar a la descrita por
Disekery McGinnis en 1967; es decir, el material que se desprende del talud y que
se deposita al pie del mismo, y que debe retirarse anualmente para asegurar el
buen mantenimiento y seguridad de una carretera o ferrocarril. Ésta es una de las
cifras que se pretende estimar en este trabajo para los terrenos desnudos sin
ningún tipo de revegetación.

- Emisión de sedimentos: este término se refiere a la cantidad de material


erosionado que es emitido hacia un punto en una cuenca el cual se halla
remotamente alejado del origen de las partículas de terreno disgregadas. En una
cuenca, la emisión de sedimentos incluye la erosión en laderas, cauces y
movimientos en masa menos el sedimento que es depositado tras haber sido
erosionado pero antes de alcanzar el punto de interés (Renard et al., 1997). Este
concepto aplicado a una superficie del terreno es la suma de las pérdidas de suelo
menos la deposición en las macrodepresiones topográficas, al pie de las laderas, en
los linderos o en terrazas y canales esculpidos en las laderas (Toy y Renard, 1998)

20
Introducción El problema de la erosión hídríca

En este texto también se analiza la emisión de sedimentos de los taludes tal


como fue definida por Renard et al. (1997), por Toy y Renard (1998) o, por
Diseker y McGinnis (1967) en uno de los primeros trabajos sobre erosión en
autopistas; es decir, se evalúa la cantidad de sedimento o material que se exporta
hacia otros puntos del entorno o corrientes de agua, como consecuencia del
balance entre lo erosionado del talud y lo depositado a pie del mismo, aunque sin
preocuparse de su camino o distribución posteriores.

Muy relacionado con el concepto anterior está la degradación específica,


que es la carga de sedimentos que una cuenca emite fuera de sí misma expresada
en tkm'^año'^. Intenta reflejar el estado de conservación o degradación de la
superficie de una cuenca para establecer comparaciones con otras de extensión
similar, clima semejante, etc. Para los desmontes a estudiar este término carece de
sentido, por lo que no se utilizará.

2.1.5.- Síntesis.

La erosión hídrica natural es un proceso muy lento en periodos de equilibrio


de los sistemas terrestres. A pesar de la variabilidad de las cifi-as según los
investigadores y zonas estudiadas, resulta frecuente encontrar tasas inferiores a
0'5 tha-^año'-'^. Por otra parte, la erosión antrópica suele superar este umbral con
creces. Valores entre 0'5, 5, 20, 50, 100, 200, > 400 tha'-^año'^ son comunes siendo
los inferiores más normales en cultivos o en zonas de escasa perturbación, mientras
que los extremos responden a fuertes impactos producidos en relieves acentuados o
con grandes movimientos de terreno, como sucede en las zonas constructivas y en
las obras de infraestructura. La gran expansión de estos usos del terreno, sobre
todo en Europa, y en los años futuros en España, y el alto porcentaje de erosión
que puede ocupar respecto al mundial (> 15%), exigen dedicar un especial cuidado
al control de la erosión por las consecuencias que se desprenden respecto a la
calidad del agua, al mantenimiento de las obras, su vida útil y respecto a la
seguridad de las personas. De acuerdo con esto, en la figura 2.6 se ha intentado
plasmar y graduar el rango aproximado de variabilidad de la erosión en función de
ios diferentes usos del terreno, en forma de termómetro erosivo.

Un aspecto importante en el diseño de las medidas de control es definir la


pérdida de suelo o terreno tolerable (T). Ésta no puede contemplarse sólo desde el
punto de vista productivo en los terrenos agrícolas, y mucho menos en los
constructivos, porque quedan multitud de daños externos por evaluar y que deben
ser considerados: costes de depuración de los caudales de abastecimiento, pérdida
de atractivo recreativo por la turbidez de las aguas, daños sobre las personas, en la
pesca deportiva o de ocio, en estructuras, materiales, etc. Un umbral de referencia
puede definirse en la velocidad de formación edáfica, O'l - 0'2 mm-año'^, aunque el
camino para determinar esa tasa tolerable pasa por ejercitarse en una correcta
contabilidad de la erosión. El nivel de control debe ser aquel que permita equilibrar
los costes de la erosión a medio y largo plazo desde el punto de vista de las
necesidades socioeconómicas y ecológicas.

21
Introducción El problema de la erosión hídr'tca

ACTIVIDAD O
USO DEL ESB^-aaüw'Tfii'
TERRENí

Zonas urbanas,
carreteras,
ferrocarril,
minería a cielo 100-> 4-00 t h a 'año
abierto, incendios
forestales,..

Terrenos 10-200 t h a 'año


desnudos

Cultivos y 5-50 t h a -año


terrenos agrícolas

Praderas y pastos 0'5-5 t ha 'año

Bosques O'05-l t ha 'año •


naturales, y
repoblaciones
forestales
maduras

Figura 2.6: Graduación (termómetro) del problema erosivo atendiendo a su


magnitud.

En el proceso erosivo no hay que desligar los eventos normales o de


intensidad media de los extremos. Existe un vínculo entre ambos de manera que en
los periodos de agresividad climática típica el material desagregado por los agentes
atmosféricos se almacena en trampas efímeras de sedimentos, que desaparecen
parcial o totalmente en función de la intensidad y del periodo de retorno de los
sucesos meteorológicos extremos.

Los conceptos habitualmente usados en el campo de la Edafología y la


Conservación de Suelos, deben ser matizados con los que se manejan por la
Geomorfología, más aún, cuando se trata del estudio de relieves con altas
pendientes expuestos a climas extremos y a procesos gravitacionales. En estos
casos, la erosión está supeditada a términos como meteorización, denudación y
rebajamiento.

22
Introducción La erosión hídríca en las ¡niraestructuras v'iarías

2.2.- LA EROSIÓN HIDRICA EN LAS OBRAS DE


INFRAESTRUCTURA VIARIA.

En el apartado anterior se ha intentado destacar que la erosión hídrica en


los terrenos constructivos y en las obras de infraestructura alcanza una magnitud
considerable y que, por lo tanto, resulta necesario prestarle la debida atención.

Las infraestructuras viarias en la actualidad comprenden a las carreteras y


al ferrocarril. Sin embargo, a lo largo de la historia de España, la situación de la red
de transporte terrestre ha ido evolucionando poco a poco condicionada por el
abrupto relieve de la Península y por las circunstancias socioeconómicas e
históricas. Nuestros sistemas montañosos han constituido barreras prácticamente
infranqueables entre regiones. De los 505.986 km^ que componen hoy el territorio
nacional el 5 7'7% se halla por encima de la cota 600 m y el 18'4% supera la cota
1000 m (INE, 1999); morfológicamente, alrededor del 22% de la superficie es de
montaña, el 32% son colinas y montes y el 46% restante llanuras (Guijarro, 1998).
Esto ha dificultado en gran medida el comercio y ha obligado a nuestros soberanos
a emprender magnas empresas como el paso de Reinosa a Santander, el Puerto de
Guadarrama, Despeñaperros, o canales navegables como el canal de Castilla o el
Imperial de Aragón. La lucha contra el relieve, contra la torrencialidad de nuestro
clima y las guerras fratricidas prolongaron durante siglos la culminación de estas
obras o dieron al traste con otras como el canal de Guadarrama, el de Amposta o la
desgraciada presa de Puentes en Murcia, que en 1802 tras varios meses de fuertes
precipitaciones se desbordó y reventó dejando como legado más de seiscientos
muertos.

La erosión en las carreteras y caminos y, en consecuencia, el lamentable


estado de éstos, ha ejercido un protagonismo notable en el desarrollo de nuestro
país impidiendo a veces las comunicaciones en momentos decisivos, afectando al
acontecer de guerras, a la entrega de urgentes misivas políticas, o lo que ha sido
más grave ralentizando el progreso de nuestra nación. Valga como ejemplo lo que
escribió Bernardo Ward, economista irlandés, ministro de Moneda y Comercio de
Fernando VI, en su Proyecto Económico para España (Búrdalo, 1988; Recuero,
1988): « El retraso que padecen en España la agricultura, las fábricas y el
comercio, bien se sabe que en gran parte procede de la falta de comunicación de
una provincia con otra en el interior del Reino, y de todas con el mar; ésta se
consigue por medio de ríos navegables, canales y buenos caminos ».

En las siguientes páginas se pretende por una parte resaltar mediante


testimonios y referencias históricas este hecho: que la erosión en las vías de
infraestructura en nuestro país ha tenido un papel destacado en el devenir de
nuestro estado; y por otra parte, se pretende resumir las experiencias referentes a
la erosión hídrica en carreteras y ferrocarriles como antecedentes del ensayo que
posteriormente se desarrolla en el presente documento.

Hay que señalar que las fases erosivas por las que han pasado nuestras redes
viarias han sido distintas a lo largo de su historia. Durante muchos siglos, desde el

23
Introducáón La erosión hídrica en las infraestructuras v'iarias

final de la época romana y hasta que se afirman los caminos mediante el macadam
y los alquitranes durante el siglo KIK, la erosión se daba en toda la sección de la
vía: explanación, cunetas, desmontes y terraplenes; mientras que durante el
periodo romano y el actual, la erosión se centra fundamentalmente en las cunetas
si son de tierra, en los desmontes y en los terraplenes. La calzada, en la actualidad,
queda protegida por los firmes asfálticos u hormigones, y en la época romana, por
el empedrado que realizaron en una gran longitud de su red de comunicación. Por
lo tanto, si hoy se considera grave el problema erosivo asociado a las carreteras no
ha sido menos el que se ha venido produciendo desde el comienzo de la historia de
los caminos, ya que aunque se piensa que es durante el siglo XX cuando el hombre
ha afectado más al paisaje, debido a la potente maquinaria que posee, antes del
siglo XIX, la energía de los motores se suplía con la sanguínea animal yfo humana
empleada en ingentes cantidades.

2.2.1.- La erosión hídrica en nuestra red viaria.

2.2.1.1.- Desde la Prehistoria hasta el periodo prerromano.

Los primeros caminos en la Península aparecieron en el Paleolítico Superior,


como resultado de la búsqueda de caza y la recolección de frutos por las primitivas
comunidades indígenas (Uriol, 1990). Estas sendas en los albores de nuestra
historia no podían ser muy largas, ya que antes de que el hombre aprendiera a
nadar o a construir canoas, una masa de agua de cierta extensión constituía un
obstáculo insalvable (Giménez La Rosa, 1989) (figura 2.7). Por ello las migraciones
en el interior de la Península se tuvieron que iniciar siguiendo los valles fluviales.
Estas vías no estaban afectadas por la erosión ya que no podían ser muy anchas y la
intensidad de pisoteo tampoco podía ser muy alta. La población que recorría las
tierras ibéricas oscilaba en esta época entre 50.000 y 100.000 habitantes (Vicens
Vives, cit. Uriol, 1990).

zona descanso y
alimentarión

caza, pesca, agua y


alimentación 1
zona descanso y
alimentación

recolección f r u t o s

lago ^ y

Figura 2.7: Sendas de los cazadores recolectores en su espacio básico de vida


(inspirado en Giménez La Rosa, 1 9 8 9 ) .

24
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras v'iarias

Se admite que la erosión hídrica antrópica comienza con el principio de la


agricultura hace 9.500 años, sin embargo en los caminos ibéricos surge
fundamentalmente con la aparición de la rueda, inventada durante el Neolítico. En
las pinturas de Peñalsordo (Badajoz) aparecen dibujos en los que se refleja que ya
se usaba el carro hacia el año 1000 a.C. (Uriol, 1990). Luego se podría fechar para
entonces el inicio de la erosión en los caminos. Ciertas investigaciones en las
últimas décadas de este siglo atribuyen tasas de erosión considerables en los
caminos térreos de ciertos países en desarrollo. Dunne y Dietrich (1982) estimaron
que sendas del centro de Kenia, que ocupaban sólo un 2% de las cuencas por las
que transcurrían, aportaban una notable fr-acción de las tasas de degradación
específica, igualmente, Rijsdijk y Bruijnzeel (1990, 1991) observaron
comportamientos similares en el Este de Java, en Indonesia, e indican haber
registrado valores de 70 t/^ha-año en ciertas rutas (Ziegler y Giambelluca, 1997).
En diez caminos sin afirmar de Sam Mun, en la montañosa región del norte de
Thailandia, Ziegler y Giambelluca (1997) hallaron tasas de conductividad
hidráulica a saturación del orden de 8 mm/h, lo que los convertía en áreas críticas
de erosión por inducción de escorrentía superficial. Swift (1984) registró en
carreteras desnudas y encespedadas tasas próximas a 1'2 y 0'6 t/ha de explanación
y cm de lluvia respectivamente. Los trabajos de estas características son una
referencia para comprender que los procesos erosivos en los caminos y carreteras
de la antigüedad podían ser de cierta gravedad.

Hacia el siglo V a.C. los fenicios se asientan en España y abren las primeras
calzadas (Alzóla, 1994), aunque la primera colonia griega se establece con
anterioridad en Ampurias, alrededor del 600 a.C, y su cerámica se ha encontrado
esparcida por toda la costa, desde Pirineos hasta Cádiz y en el interior de la cuenca
del Guadalquivir (Uriol, 1990), lo que implica la existencia de vías terrestres más o
menos notables precedentes a los fenicios. Según San Isidoro, parece ser que son
los cartagineses quienes años más tarde comienzan a empedrar las calzadas (Alzóla,
1994), aunque Bergier (1622) indica que ellos lo hicieron en las ciudades mientras
que los romanos en el campo. En cualquier caso, la primera gran carretera de la
Península intensamente usada es la Vía Heráclea o Hercúlea (luego denominada
Vía Augusta por los romanos), que fue recorrida por Aníbal para llegar a Italia con
90.000 infantes, 12.000 cabalgaduras y 40 elefantes en el 218 a.C. (Uriol, 1990).

2.2.1.2.- El periodo romano.

Los romanos ya conocían que el agua y la erosión eran nefastas para las
carreteras y se aplicaban con esmero en la construcción y el mantenimiento de sus
calzadas dado su necesario uso tanto económico como comercial y militar (Fonseca,
1989). Enlosaban los caminos en fiinción de su importancia (figura 2.8), con una
cuidadosa técnica para la excavación de la caja y para su relleno con capas de
distintos materiales. De hecho, para asegurar el drenaje interno de la vía,
Fernández de Mesa (1755) y Bergier (1622) citan que en su interior ponían una
cama de plantas denominadas hierba filix, refiriéndose a los heléchos comunes.

25
Introducción La erosión hí^fíca en las iniraestructur(;is viarigs

Su habilidad constructiva era espectacular y poseían una gran capacidad de


transformación del territorio, aunque también eran sensibles hacia el paisaje, como
comenta Bergier (1622), y así acompañaban sus caminos con diversos tipos de
ornamentos, entre los cuales se halla el arbolado para ofrecer verdor y sombra a
los viajeros. La red de calzadas según Menéndez Pidal (1951) pudiera sobrepasar
los 30.000 km, cifra gloriosa de la red viaria que en España no se alcanzó de nuevo
hasta prácticamente el siglo XIX (Prieto, 1923; Alzóla, 1994). Los romanos
ejecutaban enormes desmontes, túneles, muros de contención, presas, etc. y
conocían el drenaje de los firmes y de los taludes de las obras viarias desde el siglo I
(Arenillas, 1975; Fonseca, 1989). La permanencia de una buena parte de sus obras
fluviales, hidráulicas y de transporte hasta nuestros días certifica que eran unos
grandes conocedores de la erosión en las obras de infraestructura. Incluso en las
vías sin empedrar que transcurrían por zonas de excesiva humedad aconsejaban la
tala del arbolado j u n t o al camino, ya que la falta de soleamiento impedía que el
firme se endureciera, y el tránsito con ganado o caballerías originaba pocilios con
el goteo de las copas en las huellas de los animales; estos pocilios contribuían a la
erosión progresiva de la calzada y a engendrar baches que provocaban graves
accidentes (Bergier, 1622).

Figura 2.8: Aspecto de la calzada romana de


Barcena de pie de Concha (Cantabria). En mitad
de la imagen se pueden observar largas losas
transversales colocadas para el control de la
cscorrentía.

2 . 2 . 1 . 3 . ' La Edad Media.

Con la invasión de los bárbaros se inició un periodo de gran decadencia en


España a todos los niveles, los invasores emplearon como base de su transporte la
extensa red romana, sin aplicarse a la construcción de nuevas vías. Durante este
periodo los caminos empeoran su estado y los transportes se realizan
fundamentalmente a lomos (Alzóla, 1994).

26
Introducción La erosión hídríca en las infraestructuras v'iarias

Son los árabes quienes se emplean a fondo en restaurar las calzadas


romanas ya que las utilizan para la conquista de España (Uriol, 1990). La calzada
de La Plata, que transcurre de Mérida a Salamanca, toma precisamente su
denominación del vocablo árabe balath que significa empedrado.

Alfonso X, es quizá uno de los primeros reyes cristianos que se preocupa en


rehabilitar algunos trayectos. La vía más importante de esta época es el Camino de
Santiago, sin embargo el estado de la red caminera es lamentable. En un inventario
de caminos de 1546, de 17.800 km descritos se habla de su mala calidad y de su
estado casi intransitable para los carros en la mayor parte, pues eran de tierra
(Menéndez Pidal, 1951) y, en consecuencia, muy susceptibles a la erosión. Jorge de
Ehingen, en un viaje a través del Reino por Burgos y en dirección a Santiago en
1457 comenta (Alzóla, 1994): «..perdimos uno de nuestros mejores caballos de
guerra porque el camino es sumamente penoso». Pero más importante es el papel
que tuvo la erosión de la red viaria en ciertas batallas. Menéndez Pidal (1951)
relata que según la Crónica de Pulgar las dificultades en las que el Rey Don
Femando se vio en las campañas previas a la toma de Bara fueron considerables:
«el Rey movió toda su hueste e mandó fuesen delante mil peones, quebrantando
las peñas e allanando los malos pasos e faciendo puentes en los ríos que con las
muchas aguas habían crescido». En 1489, los caminos que abastecían al ejército
cristiano fueron inutilizados por un turbión, y «la Reina, sabido aquel
inconveniente, luego envió a muchos oficiales es fasta seis mil peones para
reparar los caminos. Y estos maestros y peones hicieron calzadas e puentes
tantas que duraron siete leguas de camino por donde pudieron pasar las recuas
de los mantenimientos».

Por esta época, aunque se sufrían los daños de la erosión en las rutas del
reino no se tomaban medidas para atajarla, los problemas se reproducían y la
vegetación que se hallaba en los márgenes no se consideraba como protectora de
los caminos sino como fuente de combustible o material para reparaciones durante
el viaje. De modo que en 1498 y 1499 se dictaron pragmáticas y disposiciones
concernientes a la Real Cabana de Carretería entre las que se señalaba la
autorización para «que cuando los carreteros ó alguno dellos fuesen ó pasasen
por las dichas ciudades, villas y lugares ó por sus términos, y algunas de las
carretas y carros que llevasen se las quebrasen los exes ó estacas, y hobieren
menester cortar madera para los adobar y reparar, los dexen y consientan que
corten, de cualquier montes donde se hallaren, la madera que hubieran menester
para las adobar y reparar, y para los exes y estacas, y camas y otras cosas de
tales carretas y carros, y no más; y ansi mesmo les dexen cortar de los tales
montes la leña que los tales carreteros hobiesen menester para guisar de comer
yendo de camino, y por ello no les lleven cosa alguna ni pena» (Uriol, 1990).
Posiblemente esta disposición constituye una de las primitivas referencias a la
vegetación de los caminos.

27
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarias

L2.1A.- Los siglos XVI y XVII.

En 1504 el traslado del cadáver de Isabel I desde Medina del Campo hasta
Granada conlleva veintidós interminables días al final del otoño. El tiempo
desapacible y tormentoso puso «intransitables los caminos, desaparecieron los
puentes, convirtiéronse los riachuelos en profundas corrientes, y las aguas
inundaron las llanuras... y las mutas y caballos eran arrastrados por los
torrentes, pereciendo con ellos en algunas ocasiones los ginetes» (Alzóla, 1994).

De la difícil circulación por los caminos durante esta época son testimonio
las palabras de Navagero, quien en 1527 escribe: «Nosotros pasamos el puerto de
la Tablada, que no es muy áspero, pero malo en tiempo de nieves, por tener
muchas cárcavas en el camino, las cuales cubiertas con las nieves, no se ven y
son causa de que se caigan los caballos» (Uriol, 1990).

En 1576 se imprime el Repertorio de Caminos del correo Alonso de Meneses


con la esperanza por parte del autor de guiar y ayudar a los viajeros en las
penalidades que sufi'ían en sus itinerarios: «El continuo ejercicio de mi larga
peregrinación (prudente lector) me ha dado experiencia de los muchos trabajos
y desasosiegos que en los largos caminos suelen acontecer». Leyendo las rutas
descritas que componían los trayectos entre ciudades se observa como existen
grandes coincidencias ya con los de muchas carreteras nacionales. Así, por ejemplo,
para ir de Madrid a Burgos se pasaba por Buitrago, Somosierra, Boceguillas, Aranda
y Lerma; en el recorrido de Madrid a Valladolid se cruzaba la sierra por el puerto de
Guadarrama y en el de Burgos a Vitoria/Bilbao por el puerto de Pancorbo.

Los caminos en su mayor parte seguían siendo de tierra y no estaban en


buenas condiciones, por lo que en muchas ocasiones se abandonaban para viajar
campo a través (Alzóla, 1994). Los márgenes se hallaban desprovistos de cualquier
tipo de cubierta vegetal significante por lo que el calor hostigaba
considerablemente a jinetes y transeúntes. Valga el testimonio de Brunel en viaje
de vuelta a Francia, en el tramo Arcos de Jalón-Madrid (Uriol, 1990): «El sol
comenzaba a salir y me incomodó mucho su calor y más todavía en la última
posta de Alcalá a Madrid, que es de seis leguas». O este otro de la Condesa
D'Aulnoy en su viaje por España en 1679, que indica como en el siglo siguiente aún
permanecían estas condiciones: «los que viajan en galeras (tipo de carreta
cubierta de la época) van provistos de toda clase de vituallas porque la tierra por
donde avanzan es tan pobre que a veces, en una extensión de centenares de
leguas no se tropieza con otros vegetales que con un poco de romero o de
tomillo silvestres». La condesa también cuenta como en el viaje de Madrid a
Aranjuez tuvo que salir de noche para evitar la tremenda solana del camino
(Condesa D'Aulnoy, 1679). Estas descripciones reflejan que una buena parte de las
carreteras españolas estaban completamente expuestas a los agentes erosivos por
la falta de una vegetación protectora y que por lo tanto su degradación sería
notable.

Felipe II hubo de acometer grandes obras de reforma del camino que llegaba
a Madrid cuando en 1569 arribaba a la villa su reciente esposa Doña Ana de

28
Introducción La erosión hídríca en las 'infraestructuras viarias

Austria: «...y los pasos dificultosos y de grandes atolladeros se allanaron, así con
calzadas de argamasa, como con ingenios y otros instrumentos se fortaleció
para que queden perpetuas. En particular se remedió uno de los más
importantes puertos o entradas que había a un pago que llaman Valmigral,
distancia de media legua de Madrid. Han trabajado en él más de un mes ciento y
cincuenta hombres cada día, gastóse gran número de carretadas de piedra,
allanóse un cerro y quedó enlosado, que se representan aquellas vías stratas
romanas, y otros muchos barrancos y obras harto necesarias que la buena
venida de S.M. ha remediado» (Texto de Juan Gradan, 1572, cit. Alzóla, 1994).

Muy posiblemente, la primera orden en Europa relativa a las plantaciones de


arbolado en los lindes de los caminos con objeto de embellecerlos, antes que
protegerlos respecto a la erosión, sea la promulgada por Enrique II de Francia, el
19 de enero de 1552, por la cual se manda: «a todos los señores de vasallos,
villanos y habitantes de las villas, aldeas y parroquias, de plantar y hacer
plantar el largo de las carreteras y los grandes caminos públicos tan buena y tan
grande cantidad de olmos que con los tiempos nuestro reino los tenga bien y tan
suficientemente poblados» (Bourgery y Castaner, 1988).

En 1679, la Condesa D'Aulnoy describe las calles y paseos de Madrid como


un lodazal en invierno y una polvareda en verano, lo que nos representa una
población con una gran contaminación atmosférica por partículas en suspensión y
una notable cantidad de sedimentos posiblemente transportados hacia el río
Manzanares en tiempo húmedo. La turbidez de algunos ríos en esta época debía ser
importante en diversas ciudades como así lo comenta Ponz en su Viage por
España, cuando narra como bajaban las aguas del Tajo a su paso por Toledo
(figura 2.9).

2.2.1.5.- El siglo XVIII.

Durante el reinado de Fernando VI se terminan diversos pasos de vital


importancia para el comercio y el desarrollo del país: Guadarrama, Reinosa-
Santander y Despeñaperros (figura 2.10). Es en este periodo cuando comienzan a
construirse las carreteras entendidas como tales, aunque en un principio se
denominaron caminos carreteriles (Uriol, 1990). Según las investigaciones de
Santos Madrazo había en España 10.000 km de caminos de ruedas y unos 14.000
km de herradura (Recuero, 1988). Sin embargo, todavía existían muchas
dificultades para asegurar un tránsito decente, y la erosión seguía afectando a la
red de comunicaciones: «Es un dolor el ver y oir que se detienen muchas veces los
correos, en que tanto interés tiene el Estado, especialmente por las avenidas y
barrancos, no habiendo puentes para pasar sobre ellos. En este Reino (se refiere
a Valencia) frecuentemente sucede cortar el correo de Cataluña el barranco
llamado de la Viuda, y el otro de Algemesí impide el tránsito hacia Alicante, que
trae las cartas de toda Andalucía, y suelen ser estas detenciones de algunos días.
En el camino de la Corte se halla el paso decantado de las Cabrillas, que también
varias corrientes, y avenidas de agua le hacen impracticable, obligando a los

29
Introducción La erosión hidrica en las infraestructuras viarías

caminantes a rodear por la Mancha baja, gastando tres días enteros en lo que
pudieron andar con dos horas de viaje solamente» (Fernández de Mesa, 1755).

Incluso en los alrededores de la capital del reino las condiciones de


circulación resultan bastante fatigosas: «El camino desde Madrid a Vallecas es
pésimo en tiempos lluviosos, y el arroyo que lo atraviesa, llamado de Breñigal,
peligrosísimo cuando crecen las aguas: en él han perecido no pocos pasajeros,
queriéndolo vadear, por evitar un puente de lo más ruin que se puede ver, cosa
que admira en ¡as cercanías de Madrid, y en el corto trecho de un lugar de donde
todos ¡os días se acarrea gran parte del pan que en Madrid se come» (A. Ponz,
Viage de España, 1776 -1794).

Figura 2.9: Aspecto del río Tajo, sus desnudos alrededores y el Puente de San
M a r t í n en Toledo (Fuente: CEHOPU).

La preocupación por el estado de las carreteras y por mejorar las condiciones


de viaje son una constante en las obras de Fernández de Mesa y de Ponz. El
primero, en su obra Tratado Legal y Político de caminos Públicos realiza un
extenso documento respecto a cómo deben plantearse éstos e incluso elabora un
croquis del camino ideal basándose en cómo los construían los romanos (figura
2.11). Para Fernández Mesa «el agua es el mayor enemigo de los caminos», y por
ello comenta que deben ejecutarse elevados sobre el terreno para cruzar sin
problemas arroyos y barrancos. Leyendo su t r a t a d o se ha encontrado lo que parece
una de las primeras referencias al control de la erosión en desmontes de
infraestructura viaria: «Otro material nos da la naturaleza para los caminos en
sus plantas y sus yerbas, pues no sólo conducen los árboles para el adorno, y

30
Introducción La erosión hídrlca en las infraestructuras viarias

conveniencia de ellos, sino también sus ramas para trabar la tierra con haces de
fagina, o con estacas los márgenes; y aun ¡as mismas yerbas, y malezas pueden
servir, o para mezclar con la tierra, y mudar sus malas calidades; o para ser
cama, y defensa de las obras que sobre ellas quieran formarse, según veremos se
usaba para ello la paja, o helécho. No menos se practica con sus retorcidas
raíces, fortalecen los ribazos, para lo que es proporcionada la grama, o mimbres;
y lo que es más, por sí solas pueden dar un piso fuerte, y estable, pues Bercio
escribe, que en la Frisia componen los naturales unos caminos firmísimos de sola
alga del mar, y tales, que no se hace más duro, y sólido un peñasco^».

También este autor se refiere al acondicionamiento de márgenes mediante la


plantación de arbolado poniendo de ejemplo a los chinos, que en sus carreteras
plantaban grandes cedros; aunque siempre por motivos estéticos o de refugio, más
que para sujetar el terreno. Fernández de Mesa recomienda alinear especies
perennes según zonas: pino, encina, naranjo, y sobre todo el laurel que protege,
según las creencias de la época, a los caminantes de los rayos y, en los lugares
pantanosos, elimina los olores fétidos con su aroma. Otro ejemplo citado por
Fernández de Mesa es el relativo a los japoneses, quienes levantaban montones de
piedra y arena a los lados de las carreteras para reparar al instante los daños
provocados por la lluvia.

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Figura 2.10: El Puerto de los Leones hacia 1 9 4 0 con el monumento conmemorativo


a las obras acometidas por Fernando VI para el arreglo de este paso.

Esta descripción puede ser de las primeras referencias a los estabilizadores de suelos, en concreto a los
alginatos que se utilizan hoy en día.

31
Introducción La erosión htdrica en tas infraestructuras viarias

Lo cierto es que a mediados de siglo la implantación del arbolado en las


márgenes de las carreteras es una práctica recomendada y sugerida por el gobierno
(Reinoso, 1852), aunque no comúnmente extendida. El 1 de junio de 1767, el
Marqués de Grimaldi firma la disposición para la "Conservación del Puente Real de
Jarama, nuevo camino y plantío de árboles que a costa del Real Erario se ha
hecho y construido desde el Real Sitio de Aranjuez a Madrid" en la que se
imponen castigos, multas y cárcel a los que dañen los árboles de las lindes
cualquiera que fuese su intención. Ponz, unos años más tarde comentaba la
magnificencia de este real camino, aunque sería la excepción que confirma la regla
(figura 2.12), pues por ejemplo al visitar Toledo desde Madrid, Ponz (1776) indica:
«Dos cosas le hacen principalmente desagradable, y son la escasez de árboles
que se nota en tan vastas llanuras, como se descubren; cosa extremadamente
ingrata a la vista de los forasteros, que están acostumbrados a ver paisajes
llenos de frondosidad y hermosura; y la otra es algunos malos pasos que hay, no
solamente en Invierno (en cuya estación son por las aguas intransitables), sino
también en Verano».

Por esta época se terminó la carretera Murcia-Cartagena, en la que debido a


la accidentada geografía se volaron 80.000 m^ de piedra y se plantaron olmos,
cipreses, naranjos y gran variedad de árboles para proyectar sombra sobre los
transeúntes (Recuero, 1988). En 1788 en el Memorial de Floridablanca, donde se
exponen los resultados conseguidos por este hombre en materia de carreteras, bajo
el reinado de Carlos III, se cita: «... fuera de estas obras, y otras que se especifican
en el plan, se han ejecutado otras muchas, que se citan en sus notas, de
aberturas y desmontes, de puertos, murallones de sostenimiento, calzadas, arcos,
antepechos o pretiles, fuentes, pozos, lavaderos, plantíos y viveros de árboles y
otras cosas que sería molesto referir» (Uriol, 1990).

Sin embargo, aunque en este siglo hubo un mayor celo por la construcción
de las carreteras y por dar una buena comunicación al país, así como de controlar
las aguas que dañaban los caminos y de embellecerlos, lo cierto es que la
torrencialidad de nuestro clima iba de nuevo a ser partícipe en la ruina de algunas
magnas empresas. La carretera que unía Madrid y Santander a través de Reinosa se
abre por fin al tránsito en 1753, pero en 1755 se produce una tormenta que duró
tres días y que arruina la obra de las hoces del Besaya, suponiendo este
acontecimiento un duro golpe al desarrollo de la nación (Palacio Atard, 1960). Este
paso quedó en condiciones lamentables hasta bien entrado el siglo siguiente.

2.2.1.6.- El siglo XIX.

Este siglo comenzará como los anteriores con bastantes problemas en la red
de carreteras; aunque en 1802 la fundación de la Escuela de Ingenieros de
Caminos, el inicio del ferrocarril en 1848 y la aparición del automóvil repercutirán
en una mejora ostensible en las comunicaciones interiores, en la construcción y en
el afirmado, a pesar de que en algunos momentos, ciertos ingenieros primarían la
grandiosidad, la magnificencia y el ornamento sobre la utilidad (Uriol, 1990; Alzóla,
1994).

32
Figura 2.11: Croquis sobre la construcción de caminos en España según Fernández de Mesa (1755).
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarias

Figura 2.12: Aspecto del paisaje, de los caminos y carreteras que rodeaban Alcalá
de Henares en el último tercio del siglo XVIII (reproducida de Ponz, 1776).

Con los nuevos ingenieros comienza a extenderse el afirmado tipo macadam


y según Uriol (1990) se estima que en 1812 existían 14.000 km de caminos aptos
para carros y coches, de los que 2.000 km eran carreteras pavimentadas (Santos
Madrazo, cit. Recuero, 1988). La erosión por tanto comienza a concentrarse más
en los márgenes que en las calzadas, aunque todavía resultan intransitables
muchos kilómetros del entramado viario.

Palacio Atard (1960) destaca algunos comentarios escritos sobre el estado


de la carretera Madrid-Santander, que se había arruinado en el siglo pasado a raíz
de una fuerte tormenta. En el tramo de Quintanilla a Herrera unos diputados del
Consulado de Godoy declaraban el 17 de mayo de 1804 que los caminos estaban
«intransitables, aun estando secos, muchos trozos de los que se habían dado por
acabados; los cuales por haberse fundado sobre falso, se destruyeron en invierno
con las aguas y con el tránsito de los carros y de las caballerías»; y el oficio de
1851 notificaba sobre el mal estado de la carretera en Alar del Rey: «los carreteros
se retraen de ponerse en camino por lo repetidas que han sido las desgracias que
les han ocurrido, contándose como una cosa rara el que se consiga hacer un
viaje sin varias roturas de sus carruajes y daños en sus ganados. En mucha parte
del tránsito no son baches, sino hoyos profundos los que se encuentran, y
particularmente en días de lluvia son ocasión de caídas y vuelcos, por la
dificultad de evitarlos con la invasión de las aguas» (Oficio del Ministro de
Comercio, Instrucción y Obras Públicas, Santander, 6 de febrero de 1851. A.P.S.,
Fomento, leg. 92). La otra carretera que unía Santander con Castilla por el puerto
del Escudo no estaba mucho mejor: «puesto que todos los viajeros confiesan que
es inminente el riesgo que corren al bajar aquella cuesta (se refiere al puerto del

34
Introducción La erosión hídrica en las 'infraestructuras viarias

Escudo), por los profundos y frecuentes baches que son ocasión de vuelcos
continuos y peligrosos,...» (Oficio del Ministro de Comercio, Instrucción y Obras
Públicas, Santander, 3 de julio de 1850. A.P.S., Fomento, leg. 92).

En 1801, Jovellanos, conducido al destierro desde Gijón hasta Barcelona con


destino a Mallorca, cuenta: «el camino empeora siempre y en verdad que nada le
faltaba para ser el peor de la carrera y aún del Reino. Las ruedas se hundían en
las hondas carriladas abiertas por los carromatos. Pantanos, atolladeros,
atascaderos, grandes piedras atravesadas y todo cuanto puede aumentar el
riesgo y la fatiga del camino se presentan sucesivamente en el nuestro» (Uriol,
1990).

Un año más tarde es Betancourt, principal impulsor de la Escuela de


Caminos, quien eleva un memorial al Ministro Cevallos sobre el "Estado actual de
los caminos y canales de España, causa de sus atrasos y defectos y medios para
remediarlos en adelante". En él destaca cómo muchos de los problemas en la red
viaria son debidos a la falta de profesionales en su ejecución: «¿qué observaciones
o aplicaciones puede hacer cuando más un alhañll a quien se le encargaba la
abertura y construcción de esta naturaleza? La consecuencia necesaria fue lo
que sucedió en aquélla carretera. Al primer invierno cayeron casi todas las
paredes de sostenimiento, se hundieron muchas alcantarillas, y se desprendieron
una porción de terrenos, cortando y dejando intransitable el camino...» Y
respecto a las tasas de erosión, Betancourt señala: «la experiencia ha demostrado
que lo menos que se gasta un camino de un regular tránsito y de materiales de
mediana calidad, es una pulgada^ cada año que llevan las aguas y viento
después de reducido a polvo por los carruages: por consiguiente al cabo de
veinte y cuatro años se ha desecho enteramente, el firme y es necesario
rehacerlo de nuevo» (op. cit.).

El auge del ferrocarril (que también sufrió graves dificultades en su


implantación) en la segunda mitad de este siglo relega la evolución de las
carreteras (Muñoz Sebastián, 1998) y es causa de su deterioro al traspasarse 2.500
km de carreteras paralelas al tren a las diputaciones en 1870 (Uriol, 1990).

El número 13 de la Revista de Obras Públicas (1873) se hace eco de este


hecho y publica: «En las obras de explanación se ven por todas partes las cunetas
cegadas, los paseos deteriorados o destruidos, en los desmontes y laderas, los
desprendimientos de los taludes llevan las aguas de las lluvias a correr por la
carretera, que degradan y destruyen. Las obras de fábrica pequeñas, unas tienen
obstruidos los desagües, otras socavados los zampeados o los apoyos, y todas
han sufrido los perjuicios que origina su falta de conservación. El afirmado en
todas las carreteras se ha deteriorado; en varios trozos se ha destruido ya la
segunda capa del firme, en algunos ya no se verifica el tránsito por el camino
metiéndose los carros por los campos; y respecto a los otros se anuncia que las
lluvias del próximo invierno cortarán al paso para toda clase de carruajes (.-) se
ha destruido y robado el arbolado de unas líneas, y en otras lo han cortado y
vendido las Diputaciones Provinciales». Un año más tarde en la misma revista.

1 pulgada castellana vale 2'32 cm, según la equivalencia de Bpinosa (1855).

35
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarias

Yagüe denuncia indignado esta dramática situación subrayando la mala actitud de


las diputaciones: «.., y por último, como remate de tan vandálico espectáculo, el
arbolado de muchas carreteras ha sido, en unas partes vendido con todas las
formalidades de una subasta pública por las Diputaciones que tomaron a cargo
la conservación de las trozas de carretera enclavadas en sus provincias,
habiéndose dado el caso, por si algo faltaba, que en algunos pueblos ha invitado
el alcalde a los vecinos por público pregón a talar el arbolado» (Alzóla, 1994).

A pesar de lo relatado, en este periodo hubo una especial preocupación por


la mejora del entorno de las carreteras ya iniciada a mediados del siglo anterior
(Reinoso, 1852) y se promulgan una serie de órdenes y reglamentos sobre las
plantaciones asociadas a la red viaria, su cuidado y aprovechamiento (tabla 2.3).
Uriol (1990) comenta que en 1828, en el tramo de Burgos a Bercedo, los arcenes
estaban en su mayor parte plantados de árboles. Espinosa (1855) en el primer
manual sobre construcción y conservación de caminos en España (Espinosa, 1855)
dice que «la plantación de los árboles en las carreteras, tiene el objeto no sólo de
embellecerlas y formar alamedas y paseos en la proximidad de las poblaciones,
sino también el de preservar de la acción del sol a los viajeros y guiarlos de
noche o en tiempo de nevadas en el camino que deben seguir, también preservan
el firme de la acción del sol, lo cual es conveniente en los climas cálidos...» y a
continuación recomienda consultar los "Anales de puentes y calzadas de Francia"
de 1851, o el tratado sobre plantaciones en carreteras publicado por Mr. Brenil en
1850 para profundizar sobre este aspecto.

En el "Manual de Caminos" de Espinosa (1855) se encuentran comentarios


sobre el problema de la erosión en desmontes de diferente naturaleza y de cómo
solucionarlo. Valga como ejemplo sus recomendaciones para taludes arcillosos: «En
los terrenos arcillosos puede adoptarse, según el ingeniero Sazilly ha demostrado
con ejemplos prácticos, la inclinación correspondiente á uno y medio de base por
uno de altura. Si se hiciesen de inclinación mas suave ó tendida, presentarían
más superficie á las influencias atmosféricas que producen los desprendimientos
de las tierras, y en este caso seria conveniente revestir con una capa de tierra el
talud. Si se adoptase 45° de talud en estos terrenos, habría más esposición á
desprendimientos». Más adelante cita cómo debe ser la inclinación del talud si se
quiere revegetar: «En cuanto á la inclinación conveniente para que no
experimente degradaciones, la determina la esperiencia del constructor ó
ejemplos análogos. Cuando se calcula la inclinación con objeto de hacer
revestimientos con semillas, puede ser de 1'20 ó V50 de base por uno de altura».

Para Espinosa son las aguas el agente destructivo más importante de los
desmontes y para controlarlas «hay que impedir que corran por ellos las que
vierten de los terrenos superiores, abriendo cunetas de circunvalación en ¡a
parte superior del terreno, y á corta distancia del borde del talud» También
explica el autor en las páginas 127 y 128 de su libro cómo consolidar desmontes
margosos con plantaciones o, cuando no funcionan bien éstas y las siembras,
recomienda la instalación de tepes.

Asimismo en este manual se considera la importancia de la conservación y el


mantenimiento de las obras para minimizar los daños por erosión. Espinosa relata

36
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarías

lo siguiente: «...cuando es necesario sobre todo una vigilancia grande para dar
curso á las aguas, es en los fuertes temporales de lluvias, como en las
tempestades; pues en este caso sufren mucho las obras y en las cunetas se
producen aterramientos, tanto porque se desmoronan sus márgenes y solera,
como por la caida de las tierras de los taludes y paseos. Dicha solera por el
efecto de la velocidad que llevan las aguas, se surca y se descompone; las
aglomeraciones de tierras represan las aguas y desbordando por los paseos y
firme se deterioran, y á veces se destruyen completamente».

Espinosa describe como utensilios o maquinaria para eliminar el polvo y el


barro de las carreteras las escobas o barrederas mecánicas y las rastras o rasquetas.
En las figuras 2.13 a 2.15 se adjuntan varios modelos de carros barredores y
desenlodadores que aparecen en su manual y que eran de uso frecuente.

Al final de este siglo el entramado viario alcanza valores similares a los de la


época romana, lo que no había sucedido en los siglos anteriores. En 1896, la red de
carreteras estatales se cifraba en 32.512 km, a los que se sumaban 6.832 km de
carreteras provinciales y 12.872 km de línea ferroviaria, de la cual 10.789 km
correspondían al ferrocarril de vía ancha y 2.083 km al de vía estrecha. En la figura
2.16 se ha confeccionado la evolución de la red viaria en la Península y, por
consiguiente, el ritmo de destrucción de suelo por esta actividad constructiva.

Tabla 2.3: Normativa referente a las plantaciones de arbolado en carreteras


durante el siglo XIX (Gasset, 1900).

Año Ley
1847 Real Orden de 30 de Junio, dando reglas para el aprovechamiento de
árboles de propiedad municipal que se hallen en el margen de las
carreteras..
1852 Real Orden y Reglamento, de 7 de febrero, dictando disposiciones para la
creación de viveros y plantación de arbolado en carreteras.
1857 Orden de la Dirección General de Obras Públicas, de 25 de mayo, para
contravenir la Orden del Gobernador Civil de Granada mandando
destruir el arbolado de la carretera de Jaén a Granada.
1862 Orden de la Dirección General de Obras Públicas, de 31 de diciembre, en
que se determinan reglas para el fomento de viveros y arbolado en las
carreteras.
1896 Real Orden de 1 de septiembre dictando disposiciones para el fomento de
viveros y arbolado en las carreteras.
1900 Real orden de 18 de Julio, sobre remisión de datos anuales (viveros,
árboles plantados, árboles existentes, aprovechamientos, etc.)

2.2.1.7.- El siglo XX y los albores del siglo XXI.

En 1904 se realiza el primer ensayo en España con alquitranes para recubrir


las calzadas (Uriol, 1990; Muñoz Sebastián, 1998). A partir de este momento la

37
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarias

mayor parte de la erosión asociada a las carreteras se concentra en los desmontes,


terraplenes y cunetas sin revestir. Sin embargo, aunque el afirmado se generaliza,
todavía nuestra red viaria sufi'e graves problemas erosivos por las características
climáticas y los problemas de conservación de las obras.

En la segunda década del siglo XX, en el texto que sirve como base de estudio
para la construcción de caminos en el primer curso de la Escuela Especial de
Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid (Prieto, 1923) se señala el
grave problema de la erosión en los desmontes y terraplenes y el beneficio del
arbolado en los márgenes de las carreteras, aunque no tanto para el ferrocarril,
pues su derribo en una zona próxima a la vía puede interrumpir la circulación.
Sobre el tema de conservación de las carreteras y el ferrocarril en España, Prieto
(1923) indica que existen dos sistemas, el de la puntada a tiempo o el de recargo
general, es decir, el de la conservación continua o el de la reparación in extremis
para evitar la ruina de la obra. En cualquier caso, la conservación en nuestro país
durante la mitad del siglo XX estuvo entre ambos tipos, aunque sesgada hacia el
segundo método, se espera mientras se aguante hasta que se soluciona o repara el
problema. El método de conservación continua se intenta entablar con intensidad
en la última década del siglo.

Respecto al tratamiento de los márgenes, durante el principio de siglo, se


mantiene el ritmo de disposiciones referentes al arbolado y que comenzó en la
mitad del siglo anterior (tabla 2.4), quedando paralizado hasta que en 1963 se
establece por parte del Ministerio de Obras Públicas la Instrucción de Carreteras
7.1-IC, Plantaciones en la zona de servidumbre de carreteras. Casi treinta años
después, en 1990, el Ministerio de Obras Públicas y urbanismo edita el Catálogo de
Especies Vegetales a Utilizar en Plantaciones de Carreteras y en 1992, el
Ministerio de Obras Públicas y Transportes publica el Manual de plantaciones en el
entorno de la carretera. Tanto en este manual como en la Instrucción 7.1-IC ya se
expresa de forma clara que la primera función de las plantaciones en las vías de
comunicación es la protección contra la erosión.

Cabe señalar que uno de los mayores problemas que implican las actividades
constructivas es la de la destrucción o erosión total del terreno donde se emplazan.
Por lo tanto, puede ser interesante observar la evolución de la longitud de la red
viaria interior a lo largo de la historia de España, de modo que se pueda visualizar
cuál ha sido la intensidad del impacto a lo largo del tiempo. Esta información se
destaca en la figura 2.16 y 2.17, donde se adjuntan por un lado la longitud de la
red de carreteras total y, por otro la red de carreteras estatal. Con relación a la
destrucción de suelo que suponen las vías de comunicación terrestre, a principios
del siglo XX se construían carreteras a una media de 830 km (Muñoz Sebastián,
1998); en la actualidad, entre 1993 y 1998, esta velocidad se ha ralentizado
bajando a 348,8 km, aunque la anchura de vía ha cambiado, ya que ahora lo que
ocupa un kilómetro de carretera puede ser mucho más que lo que ocupaba una
carretera convencional en los inicios de la centuria, al ser muchos nuevos tramos
de autovía o de autopista, con calzadas de doble carril.

38
Introducción La erosión en las infraestructuras viarías

Figura 2.13: Rastra para quitar lodo de Olivier desarrollada en 1839 (Fuente:
Espinosa, 1855).

Figura 2.14: Carretilla barredora de Bessou desarrollada en 1841. (Fuente:


Espinosa, 1855)

39
Intmducdón La erosión en las 'infraestructuras viarías

Figura 2.15: Escoba mecánica (Fuente: Espinosa, 1855)

1997

Figura 2.16: Evolución de la red global de carreteras (estatal y no estatal) desde la


época romana hasta nuestros días.

40
Introducción La erosión en las infraestructuras viarías

90000 -

80000 - *i¿¿¿^ ^ r -

70000 -

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Figura 2.17: Evolución de la red de carreteras del Estado desde la época romana
hasta el momento actual.

Tabla 2A: Disposiciones relativas a las plantaciones en las carreteras a


principios del siglo XX (Dirección General de Obras Públicas, 1916).

Año Ley
1902 Real Orden dictando nuevas disposiciones para el fomento y mejora del
arbolado.
1906 Orden de la Dirección General de Obras Públicas, 4 de diciembre,
recomendando se hagan plantaciones en las entradas de las poblaciones.
1907 Real Orden de 30 de enero, recomendando a los Alcaldes y Guardia Civil la
protección del arbolado de las carreteras.
1914^ Orden de la Dirección General de Obras Públicas, 16 de abril, sobre sistema
de podas y formularios para subastas.
1915 Real Orden de 1 de febrero disponiendo no se utilicen viveros en los que el
coste de cría de plantones exceda el de su adquisición en la industria
particular.
1915 Orden de la Dirección General de Obras Públicas, 4 de febrero, sobre
ordenación de viveros y cesión de plantones.

En 1999, la primera fase del programa de autopistas de peaje suponía la


construcción de 500 nuevos kilómetros y una inversión cercana a los 375.000
millones de pesetas (Colmenar, 1999). El presupuesto del Ministerio de Fomento de
1999 para carreteras, ferrocarril y vivienda fue de 1.063.523 millones de pesetas,
un 4'1% más que el año anterior. De los recursos, carreteras se lleva el 40'7% y
ferrocarriles el 37'8%. De la partida reservada a carreteras, 290.700 millones
estaban destinados a la construcción de nueva infraestructura y 91.910 al
programa de conservación (Recuero, 1999). Una vez aprobado el proyecto de ley

41
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

de presupuestos para el 2000 y la programación plurianual hasta el 2003, la


Dirección General de Carreteras (2000) esperaba que el incremento en carreteras
experimentase una subida entre un 9% y un 30% para los programas de
conservación y explotación de carreteras, creación de infraestructuras de
carreteras e infraestructura del transporte ferroviario. Sin embargo las cantidades
destinadas al tratamiento de márgenes para la correcáón de impactos y el control
de la erosión todavía no son suficientes, para comprenderlo basta con observar
cualquier tramo de la red viaria española (figura 2.18 y 2.19).

Aunque se ha superado con creces el 0'5% del presupuesto del Plan de


Modernización de las Carreteras españolas que en 1950 se repartía entre
señalización y arbolado, todavía el porcentaje dedicado a la actuación ambiental y a
la protección contra la erosión no alcanza los niveles de otros países europeos. Por
ejemplo, en Francia la protección de las aguas en las carreteras supone unos 5
millones de pesetas por kilómetro (Dargent, 1993). Hasta hace poco, el antiguo
MOPTMA tenía asignado en España para corrección ambiental de vías de
comunicación entre un 1% y un 3% del presupuesto total de construcción (Borrajo,
1993), sin embargo en Francia se aplica entre el 4'3% y el 8'9%, con una media del
5'7%, mientras que en Austria estas cantidades oscilan alrededor del 20% (Dargent,
1993; Weyringer, 1993). España todavía se sitúa lejos de estas cifras, ya que según
un documento facilitado por la Subdirección General de Conservación y
Explotación, el presupuesto destinado dentro del Programa de Conservación y
Viabilidad (COVI) de las carreteras de 1998, sobre un total estimado de
3.388.466.435 pesetas para las operaciones del denominado grupo I sólo el 3'6%
(102.742.840 pts) estaba destinado a obras del entorno de las carreteras, donde la
mayor parte de las actuaciones se refieren al tratamiento de la vegetación. En la
tabla 2.5 se acompañan las cantidades que durante el periodo 1991-1996 fueron
aplicadas para implantación vegetal en carreteras (DGC, 1999). Estas cantidades
sólo han superado un año, 1992, los 5.000 millones de pesetas, mientras que en
1999, estaba previsto destinar más de 380.000 millones para construcción y
conservación de carreteras (Recuero, 1999).

Tabla 2.5: Inversiones realizadas para el medio ambiente en carreteras


dentro del capítulo de plantaciones (DGC, 1999).

Organismo Año Presupuesto


(millones de pts.)
Ministerio de Obras Públicas y Transporte. 1991 3.355'4
Ministerio de Obras Públicas, Transporte y 1992 5.858'3 '
Medio Ambiente.
Ministerio de Obras Públicas, Transporte y 1993 2.962'3
Medio Ambiente.
Ministerio de Obras Públicas y Transporte. 1994 3.743'8
Ministerio de Fomento. 1995 3.444'8
Ministerio de Fomento. 1996 3.98r6
* En el año 1992 se produjeron tres acontecimientos de carácter internacional en España: las
Olimpiadas de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y Madrid fue Capital Cultural Europea.

42
Introducción La erosión en las infraestructuras viañgs

Figura 2.18: Carretera Saldaña-Guardo, Falencia (mayo, 97).

Figura 2.19: Autovía Madrid-Valencia ( a b r i l , 2000). ¿Suficiente control de erosión?

43
Introducción La erosión en las 'infraestructuras viañas

2.2.1.8.- Nuevos aspectos a considerar en la erosión de la red viaria.

De acuerdo con la Dirección General de Carreteras (1995): «El


funcionamiento del sistema de transporte terrestre debe producirse al menor
coste social posible, incluyendo todo tipo de costes externos, y en particular, los
ambientales y de accidentes». Por lo tanto, resulta interesante intentar cuantificar
el valor asociado al control de erosión que se realiza en la red de carreteras del
Estado.

En los siguientes apartados se pretende alcanzar alguna cifra de referencia


(gastos de conservación, reparación, accidentes de tráfico,...), en función de la
información disponible, que refleje el coste social de la erosión en las obras de
infraestructura. Para ello, se ha solicitado información al Ministerio de Fomento
(Dirección General de Carreteras), Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y
León en Valladolid, Diputación Provincial de Palencia, Delegación de Fomento en
Palencia capital, RENFE (Madrid) y RENFE (Valladolid), obteniéndose ciertos datos
únicamente de la Dirección General de Carreteras y de RENFE (Valladolid), debido a
que no existe una contabilidad clara y precisa de los gastos que la erosión hídrica
engendra en el mantenimiento de las infraestructuras de transporte.

A) CONSERVACIÓN Y MANTENIMIENTO DE LA RED DE CARRETERAS


ESTATAL.

La Dirección General de Carreteras (D.G.C.) desarrolla un Plan de


Conservación y Explotación de la Red de Carreteras del Estado, Plan COEX que
cuenta desde 1996 con tres programas (DGC, 1995; Santos, 1998):

O Programa COVI (de Conservación Ordinaria y Vialidad): Este programa se


realiza en dos terceras partes con medios ajenos, empresas contratadas por la
administración central, y el tercio restante con medios propios. Sus labores son:
limpieza de carreteras, señalización de incidencias, pequeñas reparaciones como el
arreglo o reposición de barreras de seguridad defectuosas. Entre las relacionadas de
algún modo con el problema erosivo destacan: operaciones en la red de drenaje
(cunetas, pequeñas obras de fábrica, drenes, colectores, caces, bordillos, desagües,
arquetas, caños, etc.) y actuaciones en márgenes, medianas y taludes (tierras y
vegetación) (figura 2.20).

® Programa REM (de Rehabilitación y Mejora): Comprende obras de mayor


envergadura como refíaerzos del firme, reparación de puentes, viaductos, proyectos
de conservación ejecutados por empresas ajenas al Ministerio de Fomento. En este
grupo existen una serie de operaciones relacionadas con la erosión y su control:
obras de tierra, desagüe y sostenimiento, entre las que se incluye la mejora
generalizada de taludes de desmonte y terraplén, de escolleras, muros, drenajes
asociados a la estabilidad de las obras de tierra y elementos de desagüe superficial.
También se encuentran dentro de este grupo el señalamiento, balizamiento y
equipamiento de seguridad asociado, así como acciones relacionadas con la
implantación de vegetación, tapizado de taludes, tratamientos vegetales en
medianas, en isletas e implantación de redes de riego.

44
Introducción La erosión en las infraestructuras viar'ias

Figura 2.20: Actuaciones del programa COVI: limpieza de cunetas en


carretera Falencia- Magaz (julio, 2000).

(B Programa MEFUO (de Mejoras Funcionales Locales): Destinado a mejorar las


condiciones de seguridad o subsanar las carencias funcionales locales en los
tramos de la red donde no se prevén actuaciones en otros programas
relativos a la creación de infraestructura. Entre las actividades desarrolladas
contempla desde el punto de vista erosivo, despejes o nivelaciones,
ampliación y estabilización de márgenes.

Desde 1994 a 1997, el Ministerio ha destinado a estas labores en t o r n o a los


70.000 millones al año, cifrándose en 1998 en 75.000 millones. De ellos, el 40% se
destinó a conservación ordinaria, el mismo porcentaje con el que se financiaron las
actividades de REM, mientras que el 20% restante fue para el programa MEFLO. En
palabras del Subdirector General de Conservación y Explotación de la D.G.C. este
presupuesto ha sido «insuficiente para atender las crecientes necesidades de
conservación que necesitan nuestras carreteras, máxime en unos años en los que
las condiciones meteorológicas nos han perjudicado mucho ya que las
abundantes lluvias han afectado negativamente al estado de las
infraestructuras y han provocado destrozos que ha habido que corregir
urgentemente y que, por tanto, han desviado los presupuestos para otras
actuaciones previstas» (Santos, 1998),

A p a r t i r de la publicación en 1995 por parte de la DGC, en la que se


preveían las partidas a gastar en los próximos ocho años en los distintos programas
del Plan COEX, se ha estimado por el autor lo que puede suponer el coste asociado a
la erosión en las carreteras del Estado. Hay que tener en cuenta que este coste
representa sólo el de los aproximadamente 23.000 km de dicha red, a lo cual
habría que sumar el correspondiente coste hasta completar los 160.000 km de la
red viaria actual más los del f e r r o c a r r i l .

45
Introducción La erosión en las infraestructuras vtarías

Dentro del Plan COEX, el programa COVI contiene las siguientes actuaciones
relacionadas con el proceso erosivo:

• Grupo de actuaciones de viabilidad:

- Retirada de obstáculos y vertidos.


- Señalización, y corrección rápida de situaciones de peligro para los
usuarios, como pueden ser los desprendimientos, accidentes, etc.

• Grupo de actuaciones de conservación ordinaria:

- Mantenimiento de calzada y arcenes : barrido.


- Red de drenajes: limpiezas, pequeñas reparaciones y
reconstrucciones.
- Márgenes, medianas y taludes (tierras y vegetación): saneo de
taludes rocosos, pequeños reperfilados de taludes en tierra,
reparación de elementos de contención (mallas, perfiles, etc.)
- Señalización y equipamiento e instalaciones de seguridad: limpieza
de marcas viales y repintado de marcas viales-'.
- Obras de fábrica: limpieza de desagües, juntas, zonas de apoyo y
paramentos, reparación y reposición de desagües.

Dentro del programa REM, las actuaciones relacionadas son:

• Firmes y drenaje asociado:


- Drenaje asociado a los firmes: rehabilitación o implantación de
drenaje profijndo de la explanada.

• Obras de tierra, desagüe y sostenimiento:

- Estabilización de taludes y protecciones.


- Reparación de obras de desagüe superficial o drenaje profi^ndo y
protección de taludes.
- Reparación y recolocación de escolleras y de muros.

También se hallan en el programa REM una serie de actuaciones que tienen


que ver más con el control de la erosión que con los problemas que ésta causa:

• Vegetación y medio ambiente:

- Tapizado de taludes de desmonte y terraplén.


- Tratamientos vegetales en medianas.
- Tratamientos vegetales en isletas.
- Implantación de redes de riego.
- Colocación de pantallas antirruido^.

' Las partículas de tierra arrastradas a la calzada inciden en una mayor abrasión de la superficie del firme
y, por lo tanto, en un mayor desgaste.

46
Introducción La erosión en ¡as infraestructuras viarias

En el programa MEFLO las actuaciones que tienen que ver con la erosión de
las carreteras son:

• Actuaciones preventivas de seguridad vial:

- acondicionamiento de márgenes: despejes ofy nivelaciones,


supresión de escalones ofy cunetas profundas (erosión en cunetas sin
revestir), ampliación de márgenes y estabilización de márgenes.

A continuación en las figuras 2.21 a 2.31 se representa lo que la erosión


supondría dentro del Plan COEX, centrándose únicamente en los programas COVI y
REM; a estos datos falta añadirles lo que suponen las actividades del programa
MEFLO, así como ciertas actuaciones del programa REM (drenaje asociado a los
firmes), cuyo presupuesto está englobado en partidas de ámbito más general pero
difíciles de desglosar.

Del análisis realizado se desprende que las actuaciones dedicadas a resolver


parte de los problemas erosivos en la red de carreteras del Estado (figura 2.30)
supone alrededor de 20.000 millones de pesetas al año o 120.200.000 € (casi un
millón de pesetas por kilómetro - 6.010'2 €/km), es decir el 17'5% del Plan COEX
(figura 2.31); mientras que este plan gasta como media anual sólo el 2'4% en
medidas ambientales como tapizado de taludes, implantación de redes de riego,
plantaciones y pantallas antirruido (% que resulta de relacionar los totales de la
figura 2.28 respecto al total del plan COEX, figura 2.30). Del presupuesto anual de
Conservación Ordinaria (figura 2.25), el 57% se emplea en operaciones derivadas
de los efectos de la erosión como barrido de la calzada y arcenes (24'7%), limpieza
de la red de drenaje (16'4%), pequeños reperfilados de taludes (15'9%), etc. y el 6%
del programa REM se emplea igualmente en estabilización y protección de taludes,
reparación de desagües, reparación de escolleras, etc (de la figura 2.23 se
desprende esta relación ya que estas acciones suponen unos 2.500 mili, de pts
frente a unos 44.000 mili, de media del programa REM entre 1996-2003).

Se podrían criticar estas cifras diciendo que en ellas se engloban otras


actividades no relacionadas con la erosión, como por ejemplo la reparación de un
muro o escollera que puede ser debida al choque producido por un camión; sin
embargo, existen otras muchas operaciones diseminadas en diversas partidas
diferentes de las analizadas que tienen que ver con la erosión, como algunas de las
comprendidas en el programa MEFLO (acondicionamiento de márgenes) o en el de
Investigación, Desarrollo y Formación (I+D+F) (desarrollo e implantación de la
gestión de obras de tierra) que no se han contemplado y que podrían equilibrar los
excesos de este análisis.

^ (Estas últimas en muchas ocasiones pueden estar formadas por plantas, estructuras o una combinación
de ambas que también ayudan al control de la erosión).

47
Introducción La erosión en las Infraestructuras viarias

Mitl. pts.

120.000

11996-1999
12000-2003

20.000

PLAN COEX Prog. COVI Prog. REM

Figura 2.21: Presupuestos medios anuales para los periodos 96-99 y 00-03 del Plan
COEX y sus respectivos programas COVI y REM (Fuente: DGC, 1995).

45.000
40-000 11996-1999
35.000 12000-2003

Prog. COVI Conservación Otras


Ordinaria actuaciones

Figura 2.22: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 del
programa COVI y su desglose en las actuaciones de Conservación Ordinaria y
Otras (Fuente; DGC, 1995).

48
Introducción Lq erosión en las infraestructuras viarias

2
Q.

Prog. REM Obras de Plantaciones, Otras


tierra, vegetaciones actuaciones
desagüe y y pantallas
sostenimiento antiruido

Figura 2.23: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 del
programa REM y su desglose en las actuaciones de Obras de tierra,...
Plantaciones,..., y Otras (Fuente: DGC, 1995).

Manten imíCTito Red de Márgenes, Otras


de calzada y drenajes medianas, actuaciones de
arcenes taludes y conservación
vegetación

Figura 2.24: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro de la Conservación Ordinaria en el programa COVI
estarían relacionadas con la erosión.

49
Introducción La erosión en las infraestructuras v'iarias

Mantenimiento
de calzada y
arcenes
Otras 24,66%
actuaciones de
conservación
42,99%

Red de drenajes
Márgenes, 16,44%
medianas,
taludes y
vegetación
15,92%

Figura 2.25: % medio anual para los periodos 9 6 - 0 3 de las actuaciones


d e n t r o de la Conservación Ordinaria consideradas relacionadas con la
erosión con respecto a otras actuaciones de conservación en el programa
COVI.

1.200

Estabilidad Desagüe Reparación Otras


de taludes y superficial y de escollera actuaciones
protecciones protección y muros
de taludes

Figura 2.26: Presupuesto medio anual para los periodos 9 6 - 9 9 y 0 0 - 0 3 en


las actuaciones que d e n t r o de las Obras de t i e r r a , sostenimiento y desagües
del Programa REM estarían relacionadas con la erosión.

50
Introducción La erosión en las infraestructuras viarías

Estabilidad de
Reparación de Otras actuaciones
taludes y
escollera y muros 0,00%
protecciones
30,76% 38,47%

Desagüe
superficial y
protección de
taludes
30,76%

Figura 2.27: % medio anual para los periodos 96-03 de las actuaciones
dentro de las Obras de t i e r r a , sostenimiento y desagües consideradas
relacionadas con la erosión con respecto a otras actuaciones del programa
REM.

2.500

Tapizado de Tratamiento Isletas, Redes de Otras


taludes en medianas zonas riego operaciones
singulares, y
pantallas

Figura 2.28: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y 00-03 en las
actuaciones que dentro de las Plantaciones, vegetación y pantallas a n t i r r u i d o
del Programa REM estarían relacionadas con el control de la erosión.

51
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

Redes de riego
Otras operaciones ''.99% Tapizado de taludes
0,00% 9,66% Tratamiento en
medianas
14,47%

Isletas, zonas
singulares, y
pantallas antíruido.
73,88%

Figura 2.29: % medio anual para los periodos 96-03 de las actuaciones
dentro de las Plantaciones, vegetación y pantallas a n t i r r u i d o consideradas
relacionadas con el control de la erosión con respecto a otras actuaciones
del programa REM.

120.000
11996-1999
100.000 12000-2003

80.000

Q.
60.000

40.000

20.000 -

PLAN COEX Actividades ídem con el


relacionadas control de la
con la erosión erosión

Figura 2.30: Presupuesto medio anual para los periodos 96-99 y


00-03 en las actuaciones que dentro del Plan COEX estarían
relacionadas con la erosión y su control.

52
Introducción La erosión en jas infraestructuras v'iarías

Actividades
relacionadas
con la erosión
17 46% ^em con el
control de la
erosión
2,44%

Resto de
actividades
80.10%

Figura 2.31: % medio anual para el periodo 96-03 de las actuaciones que
estarían relacionadas con la erosión y su control respecto del presupuesto
medio a n u a l del Plan COEX.

B) CONSERVACIÓN Y MANTENIMIENTO DE LA RED FERROVIARIA.

Respecto al ferrocarril la información conseguida ha sido muy escasa,


disponiéndose únicamente de datos referentes a ciertas operaciones en la zona
norte y centro.

Así, por ejemplo, en la tabla 2.6 se acompañan algunas de las cantidades que
las Jefaturas Territoriales de Mantenimiento de Infraestructura del Eje Norte, que
comprende las líneas ferroviarias de las Comunidades Autónomas de Cantabria, País
Vasco, La Rioja y las de las provincias de Ávila, Valiadolid, Falencia y Burgos de
Castilla y León, presupuestaron y gastaron durante los años 1998 y 1999 en
actividades relacionadas con la erosión, con un gasto menor de cinco millones de
pesetas, como limpieza de explanaciones (Álvarez, 2000, comentario personal). A
estas cantidades habría que sumar además de las de todas las provincias, otras
cantidades igualmente relacionadas con la erosión que han quedado incluidas en
obras más complejas (consolidación de terraplenes y trincheras, saneamientos de
vía, modificación y mejoras de drenajes, etc.), pero que no se han podido facilitar
por el momento.

En t o t a l en estos dos años, entre las líneas de I r ú n , Burgos y Valiadolid se


han gastado en limpieza de explanaciones una cantidad próxima a los 787.335 €
( 1 3 1 millones de pesetas) por problemas erosivos. En las líneas de Madrid, Pérez del
Campo (1993) también señala los elevados gastos de mantenimiento que se venían
sufriendo en el by-pass ferroviario de Las Rozas y en el de La Encina. Las
características del t e r r e n o j u n t o con las condiciones climatológicas de la zona y
taludes de hasta 25 m de altura suponían una intensa erosión de los materiales
provocando la anegación por lodos de las cunetas, plataforma y de la propia vía.

53
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

produciendo una importante contaminación del balasto que obligaba al retranqueo


de los taludes y a diseñar medidas de control de la erosión. Pérez Revenga (1994)
igualmente señala problemas que afectan al mantenimiento de las vías y que
repercuten en los presupuestos. Entre los más destacados indica los notables
arrastres que se generan al pie de las trincheras, la colmatación de las obras de
drenaje, incrementándose el riesgo de inundación, la contaminación de la
plataforma y la banqueta del balasto perjudicando el tráfico de las líneas.

Tabla 2.6: Cantidades parciales presupuestadas y gastadas por RENFE en el Eje


Norte en limpieza de explanaciones (Álvarez 1999, comentario personal^.
Año 1998 1999
Jefatura Presupuesto Gasto Presupuesto Gasto
(pts.) (pts.) (pts.) (pts.)
Irún 36.471.988 36.659.130 13.723.490 6.543.709
Burgos 25.427.628 25.380.552 17.800.000 14.315.538
Valladolid 26.650.754 24.607.651 23.427.157 23.427.157
Total (pts) 88.550.370 86.647.333 54.950.647 44.286.404
Total (€) 532.204'8 520.767'2 330.264 266.169'9

Al igual que señalaba Criado (página 45) respecto a los deterioros sufridos
por las carreteras en los últimos años y que han supuesto modificaciones
importantes de los presupuestos para repararlos, sucede con la línea ferroviaria de
RENFE. Así por ejemplo, durante el mes de enero de 1999 el temporal de lluvias
que afectó a toda la Península destruyó el terraplén del p.k. 57/100 y 57f300
entre el apeadero de L'Avern y la estación de San Sadurní de Noya. Aunque no se
dispone del presupuesto de reparación, entre los daños y perjuicios que se
produjeron destacan:

- Se tuvo que suprimir el tráfico ferroviario en la línea Tarragona-Barcelona-


Francia.
- Hubo que construir una variante provisional de 450 m, un nuevo terraplén de
3.700 m^, más la electrificación de la vía.
- A todo lo anterior habría que añadir el gasto que supuso el estudio y adopción de
la solución definitiva.

Otro ejemplo es el de la noche del 1 de septiembre de 1999, cuando se


produjo una gran tormenta que se concentró sobre un tramo de la línea Madrid-
Ávila engendrando una avalancha de agua que arrasó dicha línea entre el p.k.
99/800 y el p.k. 109/900 y que causó daños por un importe, en primera
aproximación para las reparaciones más urgentes, cercano a los 3 millones de euros
(500 millones de pesetas) (RENFE, 1999). Dos años antes, otro chubasco sobre la
ciudad de Palencia produjo deterioros notables en el by-pass Palencia-Magaz por
una cantidad superior a los 168.285 euros (28 millones de pesetas), además de los
derivados por los cambios sufridos en la circulación de trenes y pasajeros y que
suponen una difícil cuantificación (RENFE, 1999).

54
Introducción La erosión en las ¡nfraestructuras viarías

C) LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO.

Otro aspecto muy importante a considerar en el entramado viario actual es


el número de víctimas que se cobran cada año nuestras carreteras. España es uno
de los países con un mayor índice de mortalidad (DGC, 1995; Scrret, 1999). Este
índice triplica el de Inglaterra, prácticamente duplica el de EE.UU., Holanda y
Alemania y es un 30% mayor que el de Francia (Serret, 1999). Entre las causas más
importantes de estos accidentes se halla la velocidad de circulación, ya que en
España una buena parte de los vehículos que circulan incumplen la normativa
vigente en cuanto a límites de velocidad (op. cit).

Otro hecho a destacar es que, aunque la señalización vial es tan buena como
la de los países con respecto a los cuales nuestro país es comparable, y la intensidad
de tráfico no es tan alta, la probabilidad de colisión debe estar relacionada con la
proporción del parque automovilístico y la longitud de la red viaria. En 1914 el
número de vehículos a motor era de unos 10.000, en 1934 esta cifra se había
multiplicado por 17, en 1960 por 45, en 1977 era 830 veces mayor (Uriol, 1990),
y en 1997 el número de vehículos en circulación era 2.000 veces el de 1914 (INE,
1999); mientras tanto, la longitud de las carreteras en el periodo 1914-1997
aproximadamente sólo se ha multiplicado por 4.

Durante el periodo 1988-97 el número de accidentes con víctimas en


carreteras excluidos los de zona urbana fue 423.631, con 762.681 heridos y
50.379 muertos. Estos últimos suponen el 82'2% de los muertos totales de
accidentes de tráfico acontecidos en carretera más zona urbana (INE, 1999).

En las estadísticas de accidentes de la Dirección General de Carreteras se


incluyen los factores que han causado el siniestro siempre que se han podido
conocer. Solicitados los resultados de los últimos años respecto a los accidentes
causados por aquellos factores que podían estar relacionados con la erosión se
recibieron únicamente los datos de 1998. Las causas analizadas fueron:
umbría/mojada, helada, barrillo.

Desde luego que todos los accidentes que se han registrado por estas causas,
no han sido provocados por la erosión, pero si se reflexiona brevemente se puede
pensar que una buena parte de ellos sí. Por ejemplo, en las zonas de
umbría/mojada es probable que se hayan formado charcos por falta de drenaje
causado por aterramientos de cunetas, por atasco del drenaje del firme por
sedimentos que han invadido la calzada, etc.; en las heladas ha podido suceder lo
mismo con la diferencia de que al producirse en invierno con bajas temperaturas,
el agua sobre el firme se hiela; por último, el barrillo sí parece ligado con la erosión
en la carretera, aunque se podría achacar la presencia de éste a la circulación de
vehículos como tractores agrícolas, camiones de obras, etc., que introducen
materiales térreos en la calzada. Si bien esto es cierto, también lo es que se debe a
la mala adecuación de las vías rurales o de obras que no contienen medidas para el
control de la erosión de sus explanaciones. Incluso aunque quepan dudas,
normalmente queda en muchos accidentes por aclarar la causa real del mismo, y a
veces, una mala señalización de un desprendimiento puede ser causa de una
colisión en cadena en una autopista cargada de tráfico y, sin embargo, en los partes

55
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

es posible q u e se describa que la r a z ó n era la v e l o c i d a d excesiva o la f a l t a de


a t e n c i ó n de a l g u n o de los c o n d u c t o r e s i m p l i c a d o s . Por lo t a n t o , s i e n d o conscientes
de la d i f i c u l t a d de o b t e n c i ó n de d a t o s exactos se colige q u e estas c i f r a s r e f l e j a r í a n
e n c i e r t a m e d i d a l o q u e la e r o s i ó n ha i m p l i c a d o a n i v e l de accidentes en el a ñ o
1 9 9 8 como u n a p r i m e r a a p r o x i m a c i ó n . Los d a t o s a p o r t a d o s p o r la DGC se a d j u n t a n
en la t a b l a 2.7 y se h a n e l a b o r a d o en la f i g u r a 2 . 3 2 .

Tabla 2.7: Relación de accidentes relacionados con problemas de erosión directos


o indirectos según los datos de la DGC de 1998a.
Causa: Umbría/mojada helada Barrillo Total
n° t o t a l de accidentes con 3.228 41 10 3.279
víctimas
n° de accidentes mortales 223 4 0 227
n° de muertos 265 4 0 269
r\° de heridos graves 1.581 29 6 1.616
n° de heridos leves 4.012 61 8 4.081
n° de peatones muertos 12 0 0 12
n° de peatones graves 30 0 0 iO
n° de peatones leves 12 0 0 12

n"de
peatones
leves

Figura 2 . 3 2 : Relación de accidentes r e l a c i o n a d o s con p r o b a b l e s p r o b l e m a s de


e r o s i ó n d i r e c t o s o i n d i r e c t o s según los d a t o s de la DGC de 1 9 9 8 a .

56
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

Dando por válidas estas cifras se desprende que en 1998 hubo, debido a
causas probables relacionadas con fenómenos erosivos en las carreteras, 3.279
accidentes con víctimas. Esto supone alrededor del 8% de los accidentes totales con
víctimas, pudiendo haber muchos otros sin víctimas en los que el conductor
continua la marcha si el vehículo es capaz seguir su viaje (Serret, 1999). En estos
últimos serían las compañías de seguros las que reciben los partes de accidentes no
registrados por la policía de tráfico. En dicho año se produjeron 269 muertos, lo
que equivale a más del 5% del t o t a l de fallecidos en las carreteras, sin tener en
cuenta los acontecidos en los tramos urbanos. En cuanto al número de heridos, los
accidentes por erosión pueden llegar a representar en t o r n o al 7'5% del t o t a l .

2.2.1.9.- Síntesis.

Del análisis presentado se desprende que la erosión hídrica en nuestra red


de transporte terrestre no ha sido únicamente u n problema asociado al progreso
social y económico de las dos últimas centurias, sino que ha influido notablemente
en el acontecer histórico desde hace más de 2.000 años. El problema de la erosión
en la infraestructura viaria ha representado un notable obstáculo en el desarrollo
de las regiones impidiendo la fluidez de las comunicaciones, del tránsito de
mercancías y de personas y entorpeciendo la estrategia política y militar.

La erosión hídrica ha estado localizada t a n t o en la calzada como en los


márgenes mientras no se realizó el afirmado de las carreteras durante un periodo
próximo a los m i l seiscientos años, desde el final del periodo romano hasta bien
entrado el siglo XIX. Durante la época romana y en el periodo actual, ya fuese por
razón del empedrado o de las actuales capas asfálticas o de h o r m i g ó n , la erosión se
produce fundamentalmente en los desmontes, terraplenes y cunetas sin revestir.

Hoy en día, la erosión hídrica en la red viaria afecta principalmente a la


conservación de las obras, a la seguridad del tráfico y a la calidad de las aguas.
Estos aspectos, que han sido comúnmente citados por diversos investigadores,
pocas veces se han acompañado de cifras que exploren la gravedad del problema,
debido a la gran dificultad que entraña su obtención. En esta primera aproximación
que se ha realizado para España merecen destacarse los siguientes cuestiones:

•Las actuaciones dedicadas a reparar parte de los problemas erosivos en la


red de carreteras del Estado pueden suponer en t o r n o a 20.000 millones de
pesetas al año o 120.200.000 € (casi un millón de pesetas por kilómetro -
6.010'2 C/km); es decir el 17'5% del Plan de Conservación y Explotación de
la Red de Carreteras, mientras que este plan estima gastar como media
anual sólo entre el 2-3% en medidas de corrección ambiental como
plantaciones, tapizado de taludes y pantallas a n t i r r u i d o . Estas cifi-as reflejan
que el coste económico de la erosión en las vías de comunicación terrestre
es muy superior a los 120.200.000 € - 20.000 millones de pesetas, pues sólo
la red general de carreteras asciende a 160.000 km. En cuanto al gasto de
protección ambiental es claramente insuficiente para atajar el problema y,
al menos, debería hacerse un esfuerzo para alcanzar los niveles de los países
de nuestro entorno europeo.

57
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

• Del presupuesto anual del subprograma de Conservaóón Ordinaria,


dentro del programa COVI del Plan COEX, el 57% se pretende emplear en
operaciones derivadas de los efectos de la erosión como barrido de la
calzada y arcenes, limpieza de la red de drenaje, pequeños reperfiiados de
taludes, etc. y el 6% del programa de Rehabilitación y Mejora de los
Elementos, programa REM del Plan COEX, se prevé utilizar igualmente en
estabilización y protección de taludes, reparación de desagües, reparación de
escolleras, etc. Estos porcentajes podrían disminuir razonablemente si se
adoptasen medidas de control de la erosión definitivas, con lo cual se podría
contener el creciente gasto en conservación del entramado viario y dedicar
más dinero a conservación y mantenimiento de firmes.

• En 1998 hubo, debido a causas probables relacionadas con


fenómenos erosivos en las carreteras, 3.279 accidentes con víctimas. Esta
cifra supone alrededor del 8% de los accidentes totales con víctimas,
pudicndo haber muchos otros sin víctimas de los que no queda constancia
mas que en las compañías de seguros, que son las que reciben los partes de
accidentes no registrados por la policía de tráfico. En dicho año se
produjeron 269 muertos, lo que equivale a más del 5% del t o t a l de fallecidos
en las carreteras españolas, sin tener en cuenta los de tramos urbanos. En
cuanto al número de heridos, los accidentes por erosión pueden llegar a
representar en t o r n o al 7'5% del t o t a l . Estas cantidades sin llegar a ser
desorbitantes llevan implícitas un coste social en lo que se refiere a familias
destrozadas, gastos de hospitalización, tratamientos psicológicos de las
víctimas supervivientes y de los familiares vivos, bajas laborales, problemas
de adaptación infantil, etc. de muy difícil cuantificación pero que elevan el
coste de la erosión hídrica a magnitudes significantes y a tener en
consideración; quizá incluso como para t r a t a r la erosión en la red viaria
como otros problemas de índole social: drogadicción, tabaquismo,
alcoholismo, suicidio, etc.

Figura 2.33: La erosión hídrica puede generar accidentes o agravar las


consecuencias de los producidos por otras causas. En esta f o t o , los drenajes están
atascados por sedimentos, procedentes de la erosión en los desmontes, y próximos
al desbordamiento en un importante cruce de carreteras en Palencia.

58
Introducción La erosión hídríca en las infraestructuras viarias

2.2.2.- Los estudios de la erosión hídrica en la red viaria.

2.2.2.1.- Desde los inicios hasta 1970.

Según Reíd y Dunne (1984) los primeros estudios relacionados con la erosión
hídrica en carreteras comienzan en 1917 con Gilbert, quien se centra en el
rebajamiento que sufre la superficie de la vía. Estos estudios se inician unos años
después de que el Ü.S. Forest Service empezara sus trabajos sobre erosión alrededor
de 1912 (Toy y Renard, 1998; Hudson, 1982; Ward, 1985) y tras más de dos
décadas desde que el alemán Wollny emprendiera sus pioneras experiencias
(Moldenhauer, 1980;Hudson, 1982; Toy y Renard, 1998).

Es en Coweeta Experimental Forest (North Carolina) donde Hursh (1939)


reconoce la importancia del control de la erosión en los taludes de las carreteras
(Swift, 1984; Grace et al., 1997) y donde Lieberman y Hoover (1948) demuestran
cómo las prácticas habituales de saca de madera y la construcción de carreteras
forestales son las principales causas de una escasa calidad de agua en la zona (Swift,
1984). Unos años más tarde, Hoover (1952) publica las primeras tasas de erosión
relacionadas con vías de transporte (Reidy Dunne, 1984).

En la década de los cincuenta se generalizan los trabajos sobre carreteras. Así


Weitzman y Trimble (1952), en Fernow Experimental Forest (West Virginia),
estudian el efecto de la pendiente y el drenaje en vías forestales y recomiendan una
adecuada planificación de éstas; Trimble y Sartz (1957) y Haupt (1959) proponen
establecer una franja protectora en tomo a las carreteras forestales en flinción de
diversas características como por ejemplo su pendiente (Ward, 1985); algunos de los
trabajos más destacados son los acometidos en 1956 por Diseker y sus
colaboradores en Catersville (Georgia); en ellos intervienen el Agricultural
Research Service, el Soil Conservation Service, el Highway State Department of
Georgia, la Georgia Agricultural Experiment Station, y el Comité de Barton
Couniy. Diseker y Richardson publican en 1961 los primeros resultados sobre
erosión en desmontes desnudos y tratados en autopistas del estado. Su objetivo era
estimar el grado de erosión y seleccionar las mejores prácticas de revegetación de
taludes. Para medir la erosión emplearon clavos y un muestreador dinámico
Coshocton. En pendientes fuertes (1'3:1)* sin vegetación, obtuvieron tasas de
538'64 tfha-año y en pendientes suaves (3:1), 179'55 t/ha-año; atendiendo a la
orientación, en taludes norte registraron valores de 520'45 t/ha-año mientras que
en taludes sur 202'27 t/'ha-año (vid. tabla 2.14). Para la revegetación de los
terrenos, ensayaron 25 especies vegetales y 8 tipos de mulch combinados con la
aplicación de fertilizante.

En el año siguiente, de nuevo sacan a la luz sus resultados, siendo


prácticamente similares en cuanto a los registros de erosión, pero con una leve
tendencia a la baja (vid. tabla 2.14). En este trabajo destacan que las pérdidas de
suelo superan en 15 veces las de las tierras agrícolas adyacentes y concluyen que las
tasas generadas en los desmontes desnudos resultan alarmantes y que la cubierta
vegetal proporciona una protección eficaz, aunque en los taludes con pendiente

* La inclinación de los taludes viene expresada en horizontahvertical (H:V).

59
Introducción La erosión hídrica en las mfraestructuras viarías

superior a 2:1, es necesario la utilización de mulch para controlar adecuadamente la


erosión. También se subraya que la erosión en las carreteras afecta a su
mantenimiento, a la pérdida de valor de las propiedades colindantes, destruye el
paisaje natural, perjudica a la agricultura, embalses, cauces y genera peligrosas
condiciones de conducción.

Unos años más tarde, Swanson et al. (1967) realizan un estudio sobre la
protección de pendientes en terrenos constructivos (Toy y Renard, 1998) (tabla
2.8), a la vez que Diseker y McGinnis (1967) publican lo que probablemente es el
primer modelo de estimación de la erosión en desmontes de carreteras, basándose
en los resultados obtenidos en cinco años de experiencias. Estos autores establecen
un modelo de emisión de sedimentos anual (r^=0'86) y otro mensual (r^=0'62) en
función de la pendiente, de la orientación, la agresividad de la lluvia, la temperatura
media anual y la humedad del suelo (esta última considerada sólo en el modelo
mensual). Diseker y McGinnis, en este trabajo, diferencian entre emisión de
sedimentos de un desmonte, que es la cantidad de suelo erosionado y transportado
a través de una determinada sección de control que alcanzaría a corrientes, cauces,
lagos, etc., de la producción de sedimentos, la cual engloba lo que se erosiona y
deposita a pie de talud, que ha de retirarse periódicamente y que afecta al
mantenimiento y seguridad de la vía. Años más tarde, Diseker y Sheridan (1971)
intentan a partir de este modelo estimar la emisión de sedimentos para tormentas
individuales, pero en este caso obtienen coeficientes de determinación muy bajos.

Tabla 2.8: Tasas de erosión de diferentes tipos de mulch aplicados sobre taludes
constructivos según las experiencias de Swanson et al. (1967) (cit Trabajos de la Cátedra
de Planificación, 1983).

Tipo de mulch Erosión relativa referida a la registrada


con la malla de yute.
- Malla de yute l'O
- Manta de lana de madera l'l
- Fibra de vidrio y emulsión asfáltica 1'4
- Virutas de madera y emulsión asfáltica 2'3
- Heno y emulsión asfáltica 2'5
- Emulsión asfáltica 2*5
- Restos de maíz y emulsión asfáltica 4'5
- Celulosa y malla ancha de papel 7'9
- Fibra de vidrio 7'9
- Celulosa y emulsión asfáltica 8'5
- Celulosa 12'9
- Malla de pasta K r a f t 20'7
- Látex 25'4
Los valores son la media de tres aguaceros simulados con dos repeticiones por tratamiento.

Los efectos de la erosión hídrica en las carreteras y su entorno se hacen


patentes entre 1960 y 1970. Vicey Ferguson (1968) observan como en una cuenca
de 11'76 km^ afectada por la construcción de una autopista en el 1 1 % de su
superficie, se produjo en un periodo de 3 a 4 años una cantidad de sedimentos de
62.946 toneladas (Masie y Bubenzer, 1974). Desde 1960 hasta 1967, Megahan

60
Introducdón La erosión hídríca en las infraestructuras viarías

(1975), uno de los principales contribuyentes en este área de investigación, estudia


la producción de sedimentos en la cuenca de Deep Creek, en el U.S. Payette
National Forest, y detecta que la erosión superficial y los movimientos en masa en
las carreteras son respectivamente 220 veces y 550 veces mayores que en cuencas
similares sin perturbar. Igualmente comprueba que el 84% de los sedimentos se
emiten durante el primer año tras la construcción y el 93% del total tras el segundo
año. Sus observaciones coinciden con las de otros trabajos de la época como los de
Fredicksen en 1965 (Carry Ballard, 1980) o los de Dyrness en 1967 (Brown, 1983).
Por ejemplo, Dyrness (1970) midió, en sus experiencias en el Willamete National
Forest (Oregon), sobre un talud 1:1, de 7'6 m de altura, un rebajamiento de 2'16
cm tras su construcción, lo que equivalía a una tasa de 180 t/ha (Carr y Ballard,
1980). Durante siete años registró un retroceso total del talud de 3'7 cm y una
media anual de O'51 cm. También contrastó que la erosión en las pendientes
desnudas tras la construcción de carreteras es especialmente importante durante
los primeros meses y que se podía llegar a una importante reducción de ésta
mediante la siembra de herbáceas (Dyrness, 1975).

En 1967-68, el Wisconsin Chapter en EE.UU. estudió 140.000 km de


autopistas y localizó nada menos que 21.000 puntos kilométricos que sufrían
erosión extrema, en una superficie de unos 10 m^ por punto. Esto representaba una
media de un punto de erosión extrema cada 6'7 km de autopista. Es de destacar que
las dos terceras partes de este inventario correspondían a carreteras con menos de
dos años de antigüedad (Masiey Bubenzer, 1974; Haigh, 1985). Por otro lado, Masie
y Bubenzer (1974) señalan que en el 2° inventario de carreteras de Wisconsin
realizado en 1972, los síntomas erosivos persistían a pesar del diseño y de la
ejecución de medidas de control. Según estos autores, las causas se atribuían a:

- La disminución de los fondos para el control de la erosión por falta de


concienciación de las autoridades locales y de los condados ante la magnitud
del problema.
- Falta de resiembras cuando fallaban las siembras precedentes.
- Las cárcavas se rellenaban sin revegetación posterior por lo cual al poco
tiempo se reproducían.
- En ocasiones se sembraban pendientes demasiado fuertes sin aplicar mulch
de protección hasta el establecimiento de la vegetación.

Masie y Bubenzer concebían que los programas de control de erosión deben


de elaborarse en las siguientes fases:

1^- Identificar y localizar todos los lugares expuestos a erosión.


2^- Diseñar y especificar las medidas a realizar.
3^- Evaluar el coste de las mismas.
4^- Priorizar para obtener el mayor rendimiento entre control y unidad
monetaria aplicada.

61
Introducdón La erosión hídrica en las infraestmcturas viarías

2.2.2.2.- Desde 1971 hasta 1980.

En un estudio de la North Carolina Association of Soil and Water


Conservation Districts realizado en 1971 en North Carolina Piedmont (USA), se
inventariaron 48.809 ha en tomo a las autopistas y carreteras que necesitaban de
un control de erosión adecuado. Este extenso área producía una erosión bruta de
7'04 millones de toneladas, mientras que los sedimentos generados ascendían a casi
3 millones de toneladas; de éstos, el 92% era causado por las carreteras secundarias
respecto de las autopistas (Hargett et al., 1982). En un artículo de Meyer et al.
(1971), se estimaba en 2'5 millones de hectáreas los terrenos afectados por
construcción de carreteras, edificación, minería superficial, embalses,... en EE.UU.
que sufrían altos niveles de erosión y ocasionaban graves problemas. Meyer et al.
coincidían con otros autores en tres puntos:

- existe una necesidad palpable de una información detallada sobre escorrentía y


erosión en zonas constructivas así como de sus consecuencias,
- la producción de sedimentos es a menudo mucho más alta en estas zonas que en
las agrícolas, y
- los gestores y los constructores son poco conscientes de la necesidad de un control
adecuado de la erosión en este tipo de terrenos.

El trabajo de Meyer et al. (1971) indica que con una lluvia de 12'7 n\m se
producen tasas de erosión de 122'4 t/ha en terrenos escalpados y que con una
aplicación de 2'3 t/ha de mulch de paja se consigue una reducción del 82% (22'7
t/ha), o un 96% si se dobla la dosis. En su siguiente trabajo, Meyer et al. (1972),
aplicando una lluvia simulada de 63'5 mm/h y un total de 127 mm sobre parcelas
desnudas y tratadas, en pendientes del 20% y longitud de ladera de 10'5 m,
registran pérdidas de suelo de 88'9 t/ha y alcanzan una reducción de hasta el 91%-
95% con dosis de piedra machacada que varían de 303'1 t/ha a 842 t/ha, o con
astillas de madera en cantidades de 26'9 t/ha a 56'1 t/ha (ver tabla 2.16). Un año
después, la U.S. Environmental Protection Agency (1973) reporta valores de
pérdidas globales de terreno entre 126 t/ha-año y 525 t/ha-año durante la
construcción de autopistas (Gray y Sotir, 1996).

En British Columbio (Canadá), Carry Ballard (1980) midieron con un puente


de erosión el retroceso producido en desmontes y terraplenes de una longitud entre
12 y 20 m, pendientes entre el 70% y 90% y textura fina, con hasta un 40-50% de
arcilla. Entre septiembre de 1976 y abril de 1977, registraron 2'3 cm de
rebajamiento medio en los taludes, lo que equivalía a 345 m^/km en el tercer año
tras su construcción. La pluviometría media anual en esta zona era alta y oscilaba
entre 1.800-2.500 mm.

Estos ensayos resultan de gran interés ya que demuestran lo elevado de las


tasas erosivas en terrenos desnudos, sobre fuertes pendientes, y que, con un eficaz
control de la erosión, se podrían evitar problemas como el citado por Masie y
Bubenzer (1974). Éstos señalaban que, según datos de Swerdon y Kountz (1973),
no hubiese sido necesaria una planta de tratamiento para abastecimiento de agua
de 1'3 millones de dólares, si se hubiese practicado el control de la erosión sobre los
terrenos constructivos ocupados por la interestatal 80 en Pensilvania.

62
Introducción La erosión hídríca en las infraestructuras viarias

Intentando anticiparse a problemas como éste, Younkin desarrolla en 1973


un modelo de estimación de la carga de sedimentos transportada por un sistema de
drenaje de autopistas y producida en el periodo de lluvia erosiva que incide en los
terrenos perturbados durante su construcción. El modelo tenía en cuenta el efecto
de la erosividad de la lluvia, el efecto de la construcción, mediante el área expuesta a
la lluvia y la profundidad o altura media de los taludes, así como la proximidad de la
obra al cauce. El objetivo era poder emplazar las autopistas respecto a la red de
drenaje de las cuencas de forma que su impacto con respecto a la cantidad de
sedimentos recibidos por los cauces fuese mínima.

En 1977, Simons et al. propusieron otro modelo de erosión en carreteras


(ROSED) y en 1978 presentaron una versión simplificada (SIRSED). Este es un
modelo físico con cierta dificultad para poner en práctica, ya que necesita datos
como la infiltración (conductividad hidráulica), interceptación y flujo superficial
(basado en el método del Número de Curva). Es un modelo de respuesta lluvia-
escorrentía que ha dado buenos resultados en la estimación de sedimentos en
ciertas experiencias locales, aunque «es necesario proporcionar estimaciones
válidas de los parámetros que controlan el proceso» (Ward, 1985).

En zonas de aprovechamiento forestal, Fredicksen et al. (1973) encuentran


que, a causa de las labores de desembosque y de las carreteras asociadas, la
concentración de sedimentos suspendidos era 40 veces mayor que la de zonas sin
perturbar (Brown, 1983), y Rice (1979), en un estudió que duró nueve años,
observa que la sedimentación en los ríos de la zona aumentó entre un 80% y un
275% en fijnción de las carreteras forestales y las labores de saca de madera
respectivamente, con relación a cuencas semejantes sin alterar (Loomis, 1989).
Estas observaciones son coincidentes con las de Megahan (1975) obtenidas en la
década precedente.

Por otra parte, Megahan y Kidd (1972) subrayan que las vías forestales son
la primera fitente de producción de sedimentos en el Oeste de EE.UU., por encima de
los impactos que genera el desembosque (Megahan y Ketcheson, 1996), cuestión
que también es confirmada por Anderson et al. (1976), quienes otorgan a las
carreteras una producción de sedimentos del 90% (Swift, 1984). Megahan y Kidd
también estudian la influencia de los movimientos en masa^ y de la erosión
superficial en la emisión de sedimentos en estas áreas; y en las vías forestales de
Idaho Batíiolith, encuentran que el 71% de las partículas que llegan a los cauces
proceden de deslizamientos, mientras que la erosión superficial dentro del prisma de
la carretera aporta el 29% restante. En esta misma región, Megahan observó que
tras el primer año de construcción de una carretera se produjo una cantidad de
sedimentos del orden de 231 tfha,y en un estudio entre 1970-1972, en parcelas sin
vegetación sobre terraplenes arenosos, registró 3'4 tA^m^-día (6'94 t/ha)*. Esta
erosión fue reducida en un 44% mediante plantación de Pinus ponderosa de dos
años de edad, utilizando densidades de 2 y 4 pies^m^ , y hasta un 95% aplicando una

' En 1973, un estudio de la U.S. Federal Highway Administration evaluó que el coste anual de reparación
por daños de deslizamientos en autopistas ascendía a 50 millones de dólares (Sidlc et al, 1985).
* Según el autor el periodo de invierno a primavera dura 232 días, de los cuales 71 son libres de nieve
sobre el suelo, luego los días de erosión posible son 365-232+71=204; 3'4 t/km^-día-204 días=693'6
t^km^ = 6'94 t/ha.

63
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarías

capa de paja entre 2'5 y 5 cm de espesor sujeta al terreno con malla de alambre
(Megahan, 1978).

En relación con las autopistas de EE.UU., Farmer y Fletcher escribieron en


1977: «A partir de la experiencia nacional en la construcción del sistema de
autopistas interestatales, se sabe que la construcción de autopistas constituye
una actividad de alto riesgo con respecto a la pérdida de suelo acelerada y la
consecuente sedimentación en los cauces de los ríos y en los lagos». Y continúan
más adelante: «Ja acelerada pérdida de suelo a causa de las actividades
constructivas en las autopistas permanece como un problema de ámbito nacional.
Una carencia de conocimiento por parte de la industria constructora de
autopistas de la moderna tecnología en el control de la erosión, la resistencia a la
adopción de nuevos métodos, y la falta de información han sido citados como los
mayores contribuyentes a la persistencia del problema».

Unos años más tarde, estos autores intervienen en otra de las publicaciones
clave en el estudio de la erosión hídrica en las carreteras. Este trabajo corresponde a
los informes 220 y 221 promovidos por el National Cooperative Highway Research
Program. En ellos, Israelsen et al. (1980a, 1980b) inventarían las técnicas más
frecuentemente usadas en EE.UU. para el control de la erosión y de la sedimentación
en autopistas (informe 221); además extienden el uso de la Ecuación Universal de
Pérdidas de Suelo (USLE) de Wischmeier y Smith (1978), para la estimación de las
pérdidas de suelo en carreteras (informe 220 y 221), especialmente en las
autopistas, de modo que con esta ecuación puedan diseñarse las prácticas de control
más eficaces.

Hasta entonces la USLE había tenido un uso marcadamente agrario, aunque


Wischmeier y Smith (1978) la recomendaban para terrenos forestales y
constructivos. Sin embargo, este modelo presentaba una importante limitación para
ser aplicado en lugares de pendiente superior al 18-20%, ya que el factor
topográfico del modelo, factor L-S, se había deducido en pendientes máximas del
18%, introduciendo su extrapolación a valores superiores un grado de
incertidumbre notable (Wischmeier y Meyer, 1973). En aquellos momentos, y
todavía hoy, la USLE presentaba la mejor opción para estimar las pérdidas de suelo
en terrenos constructivos (Farmer y Fletcher, 1977; Israelsen et al, 1980a, 1980b;
Fan, 1987; Duffy, 1997; Nothcutt; 1997) y así era recomendada por Wischmeier, su
principal impulsor, no sin advertir que su utilización fuera de los rangos para los
que fue deducida pudiera ofrecer resultados muy diferentes a los esperados, y que
por lo tanto, en dichos casos debía ser empleada con precaución (Wischmeier, 1976;
Wischmeier y Smith, 1978).

No obstante, Israelsen et al. (1980a, 1980b) ponen en marcha una serie de


experiencias para determinar la validez de la expresión del factor L-S de Wischmeier
y Smith (1978) en pendientes superiores al 20%, y llegan a la conclusión de que se
puede emplear en terrenos con hasta el 100% de declive. Otra contribución de este
trabajo en la adaptación de la USLE a la estimación de la erosión en carreteras
consiste en aunar el factor de vegetación, factor C, y el factor de prácticas de
conservación, factor P, en un solo factor de control de la erosión (VM), que ya
había sido propuesto con anterioridad por Farmer y Fletcher en 1977. También

64
Introducción La erosión hídríca en las infraestructuras viarías

proporcionan los valores para este factor VM para técnicas, aplicaciones y productos
propios de los terrenos constructivos: emulsiones asfálticas, estabilizadores y
selladores de suelos, geotextiles, hydromulch, etc. (tabla 2.9).

En sus informes 220 y 221 se sintetizan los efectos que las autopistas
generan sobre el medio, y que debido a su completa actualidad se citan a
continuación:

O Presencia de horribles desmontes y terraplenes que se reguerizan y


acarcavan por la erosión incontrolada (figura 2.34a y 2.34b).

@ Sifonamiento y colapso de terraplenes, estructuras y laderas (figura


2.35a y 2.35b).

® Deposiciones de sedimentos en cauces, canales, estructuras, lagunas,


embalses y a lo largo de los carriles de circulación (figura 2.36a y 2.36 b).

0 Destrucción del medio acuático en los lagos, ríos y embalses


adyacentes bien por erosión o sedimentación.

® Daños en la vegetación por enterramiento y acarcavamiento (figura


2.3 7a y 2.37b).

Israelsen et al. (1980a, 1980b) denotan a finales de los ochenta una mejor
disposición para el control de la erosión en las infi'aestructuras viarias, aunque
subrayan las aseveraciones de Farmer y Fletcher (1977) en la persistencia de los
problemas. Los informes 220 y 221 contienen nueve puntos que se exponen a
continuación pues son claramente válidos y aplicables a día de hoy y, sobre todo, en
España:

® Existe una tecnología para controlar la erosión y la sedimentación


dentro de unos límites razonables en las autopistas, tanto en la fase
constructiva como durante la explotación.

@ Las especificaciones sobre el control de la erosión que se preparan


para los proyectos de construcción de autopistas son adecuados en muchos
casos para mantener la erosión bajo límites razonables si se aplican y se
siguen apropiadamente.

® Todavía son necesarios más medios para asegurar y conformar las


especificaciones de control durante la construcción.

® Los sobrecostes de construcción pueden ser menores si se aplican


medidas de control en el proyecto que si se omiten.

® La cantidad de erosión puede ser significante incluso en aquellas áreas

65
Introducción La erosión hfdrica en las infraestructuras viarias

2.34a 2.34b

s:k^;:fe^-^

^^áf^^*^^¿^

Figura 2.34a y 2.34b: Taludes reguerizadosy acarcavados.

2.35a 2.35b

ñ
^)C-~Jí^^

Figura 2.35a y 2.35b: Deslizamiento y sifonamiento y colapso en desmontes ( f i g . 2.35a;


autovía Valladolid-Palencia;fig. 2.35b: fay/jossferroviario Palcncia-Magaz).

66
Introducción La erosión hídríca en las ¡nfraestructuras v'iarias

2.36a 2.36b

^^^^^^^^^^H

^^^BS' i mTiJii
Slí^iBBi
^ ^ ^ H K " " " '""^^ívu^ g^YÉB'' ''^^W1 Jf

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^V^^R
P^
Figura 2.36a y 2.36b: En ocasiones existe un peligro evidente de llegada de sedimentos desde
las autopistas y carreteras liasta los lagos, embalses,., (autovía Madrid-Valencia y carretera
rural en Falencia).

2.37a

2.37b

Figura 237a y 2.37b: Daños en la vegetación por erosión del talud (por enterramiento y por
deslizamiento).

67
Introducción La erosión hídrica en las 'infraestructuras viarias

Tabla 2.9: Factor de control de erosión, factor VM, de la USLE (Jsraelsen et ai, 1980b).
Condición del terreno Factor VM
1- Suelo desnudo:
- Escarificado superficial de 15 a 20 cm l'OO
-Tras una lluvia 0'89
- Mullido (30 cm), superficie lisa 0'9
- Mullido (30 cm), superficie rugosa 0'8
- Compactado con pala de buldozer pendiente arriba y abajo 1'30
- Misma operación pero sin rastrillado de raíces 1'20
- Compactado con pala de buldozer según curva de nivel 1'20
- Misma operación pero sin rastrillado de raíces 0'9
- Subsolado en todas direcciones, terreno rugoso irregular 0'9
- Sembrado y fertilizado recientemente O'64
- A los seis meses de la misma operación 0^54
- Semillado, fertilizado y doce meses de tratamiento químico 0'38
- Sin laboreary con costra de algas O'Ol
- Suelo laboreado y con costra de algas 0'02
- Relleno o terraplén compactado 1'24-1'71
- Suelo no perturbado pero decapado 0'66-l'30
- Suelo únicamente escarificado 0'76-l'31
- Suelo escarificado y serrín incorporado (5 cm) 0'61
2- Emulsiones asfálticas sobre suelos desnudos
-l'17\fm^ O'Ol
- 1'13 l/m^ 0'01-0'019
- 0'57 l/m^ 0'14-0'57
- 0'28 \(m^ 0'28-0'60
-0'14l/m2 0'65-0'70
3- Estabilizador o sellador de polvo
-0'57\(m^ 1'05
-riSl/m^ 0'29-0'78.
4- Otros productos químicos
- 45 g de fibra de vidrio mezclados con 60 a 140 cm/'m^ de emulsión asfáltica 0'01-0'05
- Aquatain 0'68
- Aerospray 70 con un 10% de cubrición 0'94
- Curasol AE 0'3-0'48
- Petroset SB 0'4-0'66
- PVA 0'71-0*9
- Terra-tack O'6 6
- Hydromulch de fibra de madera O'11 kg/m^ reciente 0'05-0'73
- Hydromulch de fibra de madera 0'16kg/m^ reciente 0'01-0'36
- Hydromulch de fibra de madera 0'4 kg^m^ reciente O'009-O'l
- Cemento Portland + látex, O ' l l kg^m^ + 7'5 cmVm^ 0'13
- Cemento Portland + látex, 0'17 kg/m^ + 11'2 cmVm^ 0'006
5- Siembras:
- Temporal entre O y 60 días 0'4
- Temporal, después de 60 días 0'05
- Permanente entre O y 60 días 0'4
- Permanente de 2 a 12 meses 0'05
- Permanente para más de 12 meses O'Ol
T^IMaSainriaL " 'o'35
7- Manta tipo Excélsior, formada por malla plástica y lana de madera O'04-O'l
8- Muích (consultar ísraeísen et al, 1980 b)

68
Introducción La erosión hídrica en las infraestructuras viarías

donde la media anual de precipitación es comparativamente baja.

© La ejecución en la época y en los lugares adecuados de numerosas


pero sencillas técnicas de control de erosión puede ser mucho más efectiva y
menos cara que una pocas y complejas técnicas en el momento inapropiado.

® Las especificaciones descritas son efectivas sólo si son reforzadas y


seguidas por el personal de proyectos, de construcción y de la
administración.

® Es necesario impartir cursos para el personal de proyectos,


construcción y de la administración para mentalizar sobre la importancia del
control de la erosión y de las ventajas que se generan por ello, así como para
proporcionar información sobre las medidas de control y las técnicas
disponibles.

@ La USLE es probablemente la mejor herramienta en la actualidad


disponible para la predicción de la erosión laminar y en regueros durante la
construcción de autopistas y para estimar la efectividad de diversas técnicas
para el control de la erosión.

2.2.2.3.- Desde 1981 hasta 1990.

En esta década algunos investigadores continúan trabajando sobre conceptos


ya desarrollados en años precedentes, tales como tasas de erosión en taludes
desnudos, influencia de la construcción de carreteras en los movimientos en masa,
efectos de los sedimentos ocasionados por las vías forestales y las actuaciones de
desembosque en la pesca deportiva y comercial, técnicas de revegetación, etc. En
definitiva, todos estos trabajos implican que la preocupación por el fenómeno
erosivo en el entramado viario persiste y que no se ha llegado a unos niveles
adecuados de corrección de los impactos.

Haigh (1985, 1987) estudió mediante clavos de erosión las tasas de


rebajamiento y la evolución geomorfológica en taludes pronunciados de carreteras
de Oklahoma, entre 1976 y 1983. Sus investigaciones proporcionan valores medios
de 373 t/ha-año a 426 t/ha-año en desmontes arenosos con una precipitación
media de 875 mm. Entre los motivos para realizar este tipo de estudios, Haigh
(1987) resalta que la erosión en la red viaria puede suponer un coste determinado
en vidas humanas. También compara los valores registrados por medio de los clavos
con los predichos por el modelo USLE y encuentra que estos últimos son superiores
a los medidos, aunque dentro de un rango razonable. Asimismo, como en ingeniería
es importante diseñar con factores de seguridad que permitan dotar a las obras de
niveles de utilización fiables, Haigh (1987) sugiere que la USLE es una herramienta
válida en la estimación de la erosión hídrica en carreteras.

Otro trabajo interesante sobre tasas de erosión áen\ro de este intervalo es el


de Blong y Humphreys (1982) en los desmontes de carreteras de Ch\m Shale

69
Introducción La erosión hídríca en las Infraestructuras viarias

(Simbu Province) en Papua New Guinea. Estos investigadores registraron un


rebajamiento superficial entre 4'6 y 7'2 cm/año y una emisión de sedimentos total
de 27.500 m^ durante dos años y medio de observaciones. Estas cifras se produjeron
en terrenos de esquistos limosos susceptibles a los deslizamientos en masa y donde
la precipitación media anual excedía los 2.000 mm. Según la opinión de los autores,
tras analizar la erosión producida en cárcavas, escombreras y vertederos de minas y
carreteras de servicio (tabla 2.10) en otros lugares del mundo, las tasas medidas son
de las más altas y suponen un grave problema de mantenimiento.

Tabla 2.10: Tasas de rebajamiento superficial en cárcavas y escombreras (Blong y


Humpbreys, 1982).
Localización Roca madre Rebajamiento Fuente
(cm/año)
Cárcavas en Hong- granito 1'7 Lam (1974)
Kon0
Cárcavas en Onefom, arenisca y pizarra 0'32-0'62 Barendregty Ongley
Alberta (1979)
Cárcavas en Red Deer, arenisca y pizarra O'45-l Campbell (1977)
Alberta
Cárcavas en South arenisca y pizarra 1 Schumm (1962)
Dakota
Escombreras de materiales asociados 0'62 Haigh (1980)
estériles de minas de al carbón
carbón en Wales
ídem en Ohio areniscas friables 0'26-5'4 McKenzie y Studlick
(1978)
Escombreras y 0'54-ri5 Collier et al. (-)
carreteras de servicio
en Kentucky

Respecto a los movimientos en masa, un escrito de Sidle et al. (1985) sobre


estabilidad de laderas y usos del terreno, analiza los costes que éstos conllevan en
vidas humanas y reparaciones, e implica a las carreteras y al ferrocarril como una
causa desencadenante de nuevos deslizamientos, que a su vez repercuten en el
propio mantenimiento de estas infraestructuras viarias.

Atendiendo a otros aspectos relativos al deterioro del entorno y de los


ecosistemas, Anderson y Pots (1987) destacan el impacto de la construcción de
carreteras en áreas de montaña sobre las ofertas recreativas de estas zonas. La
concentración de sedimentos en las aguas afecta a las zonas de baño, a los paseos en
barcas, piraguas, etc. Anderson y Pots midieron la concentración de sedimento en
suspensión en una estación de control aguas abajo de una carretera recién
construida y en otro punto aguas arriba, en Johnson Gulf Research Watershed
(Montana), y detectaron un incremento de casi 8 veces la concentración aguas
arriba (tabla 2.11). Bilby (1985), preocupado por la mortalidad en los frezaderos de
salmónidos y las alteraciones del habitat a causa de los sedimentos que la erosión en
las carreteras podía ocasionar, registra durante un año la concentración de

70
Introducción La erosión hídríca en las infraestructuras viarias

sedimentos en las aguas de Johnson CreeK. En dicho periodo, la escorrentía


procedente de la red viaria contribuyó con 20'4 toneladas de sedimento suspendido.
Sin embargo, Bilby no encontró un incremento de material depositado en los lechos
de grava, lo que significaba que no habría un deterioro palpable de los frezaderos. El
autor de la investigación atribuyó este hecho al pequeño diámetro de las partículas
(0'004 mm) que en esta ocasión eran erosionadas en la carretera y que no llegaban,
por su escaso peso específico, a sedimentar. En relación con este punto, y como ya
se indicó en el apartado 1.1.2, en un estudio de Loomis (1989) en Siuslaw National
Forest (EE.UU.) se estimó que las cortas y las carreteras forestales realizadas en
35.000 ha provocaron unas pérdidas en salmones de 84.000 individuos y 24.000 de
trucha en 30 años de seguimiento. El valor económico de esta pérdida en peces para
los pescadores deportivos y comerciales fue de unos 2 millones de dólares, mientras
que en el área de Porcup'me-Hyaüte WUderness en Montana las pérdidas se
valoraron en 3'5 millones de dólares en la pesca de la trucha durante un periodo de
aprovechamiento forestal de 50 años.

Tabla 2.11: Tasa de sedimento suspendido anual en Johnson Gulch Research Watershed
(Anderson y Potts, 1987).

Estación de control Cuenca natural (kg/km^ Tras construcción de la


carretera (kg/km^
Aguas arriba 56 102
Aj^uas abajo 177 1365

En estos diez años se han encontrado otros trabajos que incorporan nuevas
ideas respecto a la erosión en las carreteras o bien, evalúan cuestiones que ya
habían sido enunciadas con anterioridad pero que no se habían puesto en práctica.
Así por ejemplo, Reidy Dunne (1984) pensaban que, en ese periodo, permanecía sin
responder la pregunta que Gilbert en 1917 planteaba sobre qué cantidad de
sedimento se exporta desde la superficie de las carreteras sin pavimentar y cuál es
su proporción respecto a otras fuentes de sedimentos. Por ello, Reid y Dunne
compararon periodos de distinta intensidad de tráfico en vías forestales y
observaron que para cargas superiores a cuatro camiones/día, las carreteras
investigadas aportaban 7'5 veces más sedimento que cuando no eran utilizadas. Las
experiencias también demostraron que en esta zona la producción de sedimentos
desde los desmontes era relativamente menor que la que se producía en la
explanada de la vía. La producción de sedimentos contabilizaba el 5% de la tasa
global de una cuencdL de 20 km^ con una densidad viaria de 2'5 km/lcm^.

En 1989, Burroughs y King publican un trabajo donde se aborda el tema de


la erosión y su control en los diversos elementos que conforman el prisma de las
carreteras forestales. Este trabajo constituye un documento básico para los
profesionales que trabajan en este área. Proporciona datos sobre porcentajes de
reducción de la erosión respecto a la fracción de cubierta vegetal conseguida (figura
2.38), así como dosis de aplicación de diferentes tipos de mulch (paja, astillas, grava.

71
Introducción f-g erosión hídrica en las infraestructuras vlarias

100
O . Mantas de Á^^^
1- erosión ^,--'''^^^
UJ

a 80 - Paja con fijador ^


ILI asfáltico ^ ^ ^
to
lü /OíoV''^ Paja 1
o
2 y Virutas o
O 60 - / grava " ^
o y ^ Paja con yute, pulpa /
o ' celulósica o alambre /
o
o
/
0. 40

111 /
Hidromuich —*./
-o
o
o 20
3
Q
UJ
/
~5
0
20 40 60 80 100

% COBERTURA DEL TERRENO

Figura 2.38: % de reducción en producción de sedimentos según el % de cobertura del


terreno (traducido de Burrouglis y King, 1989).

geotextiles orgánicos, hydromulch, etc.). También analizan la distancia que debe


existir desde una carretera hasta la corriente de agua más cercana. Para ellos, en
áreas con roca madre de gneis y esquistos, y pendientes entre el 30-40%, una
distancia de 53 m desde la salida de los pasos de agua de la carretera hasta el cauce
es suficiente para reducir la emisión de sedimentos en un 80%.

Respecto a la erosión sobre la superficie de la calzada encuentran, usando


simuladores de lluvia, que una vía transitada por camiones pesados, con rodadas,
produce entre dos y cinco veces la tasa de una vía lisa (Burroughs y King, 1989;
Foto y Burroughs, 1990; Burroughs et al., 1990), y que la protección de la calzada
mediante una capa de grava supone una reducción en la génesis de sedimentos del
79%. Estos resultados coinciden COY\ los hallados por otros investigadores como
Swift (1984) en Appalachian Mounta'm. Swift observó que durante los dos primeros
meses tras la construcción de una carretera forestal sin pavimentar, las pérdidas de
suelo en la superficie de explanación eran 8 veces mayores que las que se producían
en calzadas pavimentadas con 15-20 cm de grava. Las tasas de erosión tras ocho
meses ascendían a 200 t/ha en las vías desnudas fi^ente a 35 t/ha en las cubiertas
con piedra de 7'5 cm. Un dato interesante de este estudio es que carreteras de baja
intensidad de tráfico (20 vehículos^mes), construidas en 1962, y revestidas COY\
piedra no han requerido mantenimiento durante 17 años. En la figura 2.39 se
adjuntan los resultados de Swift para cmco tratamientos superficiales porque
resultan muy ilustrativos respecto al control de la erosión que se puede conseguir
en vías forestales de alto valor ecológico.

72
Introducción La erosión en tas Jnfraestructurfis v'tarias

Figura 2.39: Pérdidas de suelo medias para cinco tratamientos superficiales de la calzada en
Coweeta Hydrolog'tc Laboratory. Las carreteras están construidas sobre saprotitas arenoso
limosas (Swift, 1984).

Por último, en cuanto a la proporción en que cada elemento del prisma de la


carretera contribuye a la producción de sedimentos, Burroughs y King (1989)
detectaron que el 60% corresponde a los terraplenes, el 25% a la vía de circulación y
el 15% restante a los desmontes y cunetas (figura 2.40). Estos resultados son muy
interesantes, ya que confirman que en las zonas forestales la reducción de la erosión
con el afirmado de la vía puede contener ésta en un 25% de la estimada, mientras
que en las carreteras con firme, todavía el 75% de la erosión se concentraría en
desmontes, terraplenes y cunetas sin revestir, lo que implica la necesidad de un
tratamiento para estos puntos.

Otra característica respecto a las infraestructuras viarias es como alteran el


régimen de escorrentía en las cuencas, acelerando el flujo superficial y
concentrándolo en algunas zonas donde, a causa de alcanzarse caudales superiores a
los anteriores a la construcción de ia carretera, la erosión hídrica se incrementa.

73
Iritroducción .^ La erosión en las iniraestruduras viarias

Desmontes
y cunetas
15%

D Terraplenes
60%

Figura 2.40: Proporción de producción de sedimentos en los elementos del prisma de una
carretera forestal (Burroughsy King, 1989).

En North Central Idaho, King (1984) estudió los impactos en los caudales de
pequeñas cuencas de cabecera con diferentes porcentajes de la superficie ocupado
por carreteras. Sus resultados, coincidentes con los de otros investigadores (King,
1984), muestran que se producen incrementos inapreciables en los flujos si menos
del 8% del área corresponde a las vías de transporte, mientras que los caudales
punta medios pueden crecer seriamente cuando la superficie ocupada por la red vial,
o una combinación entre infraestructura de transporte y otras alteraciones que
compacten los terrenos, es mayor del 12%. En o t r o estudio, Irvin y Sullivan (sin
publicar) encontraron que el 20% de la escorrentía generada por et sistema viario
en tres cuencas de Western Washington (Oregon) descargaba en el suelo del
bosque, mientras que el 80% restante lo hacía directamente en la red de drenaje. De
los puntos de entrada a dicha red, el 13% penetraban directamente en agua
corriente, mientras que el 87% confluía en cauces de primer o segundo orden
( D u n c a n e t a L , 1987).

Para finalizar este apartado conviene señalar como la FAO en 1990 publicó
un manual para el diseño y construcción de carreteras en terrenos sensibles, en el
que se destacan notablemente las medidas a ejecutar para alcanzar un nivel
adecuado de control de la erosión y de la escorrentía, así como para minimizar los
impactos asociados.

2.2.2.4.- Desde 1 9 9 1 hasta 2000.

En este periodo siguen surgiendo trabajos sobre tasas de erosión en


carreteras y sobre su localización dentro del prisma de la obra. Sin embargo, la
mayor parte de los estudios que se han podido consultar se centran en zonas
montañosas y carreteras forestales, mientras que se localizan más difícilmente

74
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

trabajos en carreteras nacionales y autopistas. Este interés se debe a que en muchas


cuencas forestales las carreteras contabilizan más del 90% de los sedimentos
emitidos (Swift, 1984; Lafflen et al., 1997; Grace, 1998). En cualquier caso, parece
correcto pensar que la erosión de desmontes, terraplenes)/ cunetas sin revestir será
similar. La diferencia estriba en que las vías forestales sin pavimento tienen otra
fuente importante de sedimentos, localizada en la superficie de la explanación.

Uno de los investigadores que contribuye a subrayar que la erosión en las


vías de infraestructura es digna de atención frente a la agrícola es O r r (1996). Este
autor reporta una tasa de erosión de 1*3 t / h a / c m de lluvia en la zona montañosa de
North Carolina (USA) para un periodo de estudio de siete semanas y bajo una
precipitación de 218 m m , lo que supone alrededor de 28 t / h a en menos de dos
meses. Park et al. (1995) estudian la erosión que se produjo en dos años en una vía
forestal en Gwangyang (Chollanam) en Southern Korea. En el año de construcción
de la pista se produjo una erosión de 5'04 cm y de 7'37 cm en el año siguiente. Su
distribución en los diferentes elementos del prisma se adjunta en la figura 2 . 4 1 .

Bemento del prisma

IPrimer año
ISegundo dñu

Figura 2.41: Proporción de erosión en los elementos del prisma de una carretera forestal
(Park et al., 1995).

En o t r o sentido inciden los trabajos de Grace (Grace et al., 1997; Grace 1998;
Grace et al., 1998), quien j u n t o con sus colaboradores, y ante la preocupación de la
magnitud del fenómeno erosivo en las carreteras forestales, establece una serie de
ensayos para comprobar el control de erosión conseguido mediante diversas
técnicas y productos aplicados t a n t o en desmontes como en terraplenes. Grace

75
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

obtiene resultados interesantes, ya que los comportamientos de los desmontes y


terraplenes no son iguales frente a la erosión. Mientras los primeros han sufrido
una compactación muy importante durante su excavación y corresponden a un
material parental que aflora, los segundos están construidos con excedentes para la
compensación de los volúmenes de tierras en la apertura de la vía, o proceden de
préstamos, si el material anterior no es aceptable. Aunque el material del terraplén
está fuertemente compactado, es en general un terreno incoherente, heterogéneo,
con mayor porosidad que el desmonte y que presenta, por tanto, una susceptibilidad
distinta a la erosión y mejores condiciones para la revegetación.

Grace et al. (1997), tras dos años de estudio, reportan que al final del
segundo año en los desmontes se había conseguido con mantas de erosión una
reducción en la emisión de sedimentos del orden del 99%, con revegetación de
herbáceas exóticas un 97%, mientras que con la aplicación de una mezcla de
herbáceas nativas se logró una disminución del 90% con respecto a los desmontes
testigo (en éstos la media de emisión de sedimentos fije de 17'2 tfha). En los
terraplenes se alcanzó con el mismo método, un nivel de control del 99% para los
tres tratamientos (la emisión de sedimentos en las parcelas control era de 18'4
t/ha). También comprobaron que la emisión de sedimentos durante el segundo año
había descendido drásticamente con respecto al primer año tras su construcción,
hecho que ya se había señalado con anterioridad por otros investigadores. La
reducción del primer año y del segundo oscilaba entre el 70%-90% y el 95%-98%
respectivamente en flinción del tratamiento y del tipo de terreno. La precipitación
media durante el periodo de estudio en la zona rondaba los 800 mm.

Otras experiencias sobre la erosión en la calzada de las vías forestales,


confirmando los resultados expuestos en la década anterior, son las de Foltz (1996).
Foltz reporta que la diferencia entre secciones de una pista que soporta tránsito
respecto de las que no reciben ninguno puede ser de 2 a 25 veces mayor en la
generación sedimentos. Este eKceso se debe a la calidad de los agregados en la
superficie de las calzadas, de modo que se presentan valores entre 4 y 17 veces
menores en las que soportan una buena calidad de agregados fr-ente a una calidad
marginal. Es importante el dato de Foltz (1996) respecto a la magnitud de las
carreteras forestales en EE.UU., y por lo tanto respecto a la intensidad de los
procesos definidos en este entramado viario; según este autor, la longitud viaria de
este tipo de carreteras asciende a 590.400 km, de los cuales el 75% son carreteras
en tierra, el 20% con agregados y sólo el 5% se hallan pavimentadas.

Un concepto nuevo en esta década es el de la clausura de las carreteras


forestales que no se hallan en servicio Ciscad closure, road obliteration) (USDA,
1996). De este modo se evita su degradación, la concurrencia de deslizamientos y
erosión superficial que incrementen la concentración de sedimentos en las aguas de
la zona. Este concepto de clausura de carreteras no tiene nada que ver con el
abandono y ruina posterior, sino que se aplican una serie de medidas para recuperar
su integración paisajística sobre el que las rutas engendraron una ruptura.

Elliot et al. (1996) indican en un estudio, que casi el 60% del drenaje de las
carreteras analizadas vierte directamente en corrientes o cárcavas, por lo que
influye notablemente en el drenaje natural de las cuencas. Sus resultados sugieren

76
Introducción La erosión en las in-fraestructuras viarias

que la clausura de ciertas vías y su desconexión respecto del drenaje de la cuenca en


que se emplazan es un primer y efectivo paso en la restauración de cuencas. En este
trabajo, Elliot et al. intentan estimar, mediante el programa de evaluación de la
erosión adoptado por el Forest Service (Water Erosión Prediction Project-WEPP),
cuál es el tratamiento más adecuado en el exerre de una carretera forestal para
controlar la escorrentía y la emisión de sedimentos (remodelado, revegetación de la
explanada, de los desmontes, xáem más ripado, etc.).

Un aspecto distinto, relativo a la erosión en la superficie de las carreteras sin


pavimentar, se presenta en el trabajo de Rummer et al. (1997), en el cual se
estudian cuatro tratamientos: calzada en tierra original, calzada en terreno natural
y revegetado, recubrimiento con 6 cm de grava y recubrimiento de 15 cm de grava
sobre geotextil. El motivo consiste en reducir la cantidad de sedimento que los
bombeos de las carreteras transportan a los terrenos adyacentes en las zonas
húmedas de Flint River cerca de Reynolds (Georgia).

Otro trabajo original durante este intervalo es el de Rice y I^ewis (1991),


quienes establecen una ecuación que estima la probabilidad de que en un territorio
se exceda una tasa de emisión de sedimentos superior a 190 m^fha, si se construye
una carretera en esa zona. La razón estriba en que, cuando se sobrepasa dicho
umbral en un área determinada, suele suceder que más del 68% de la erosión se
debe a las carreteras construidas. La ecuación es función de la pendiente del terreno
en grados, del radio de curvatura del eje de la carretera, del código Munsell para el
color húmedo del subsuelo y de un valor discriminante.

Las investigaciones sobre cómo afectan las infraestructuras viarias en la


escorrentía y el régimen de caudales de las cuencas continúan en este periodo.
Beverly et al. (1996) basándose en observaciones de campo y análisis de la red de
carreteras mediante un SIG, determinan la integración hidrológica de ésta con el
drenaje natural en dos cuencas adyacentes, de 62 km^ y 119 km^ en Oregon
Western Cascades (USA). Una detallada supervisión del drenaje de la carretera para
el 20% de los 350 km de entramado viario, reveló dos formas de coneKión de la
infr-aestructura a los cauces: las cunetas que vierten directamente a las corrientes
(35% de los pasos de agua) y las que vierten a pasos de agua con cárcavas en la
salida de éstos (23% de los pasos). Se observó que las incisiones por cárcavas eran
más prominentes en los pasos en terrenos de pendiente superior al 40% y donde
vierten cunetas de longitud mayor que la media de la zona. El 57% de la longitud
viaria analizada estaba conectada a la red de drenaje natural por estas rutas del
flujo, incrementando la densidad de drenaje entre un 21% y un 50% (figura 2.42).
Como consecuencia de lo observado, Beverly et al. proponen una nueva fórmula
para la densidad de drenaje en una cuenca afectada por carreteras:

D, = n^s^L^c^Laa^Q jonde,

Ls = longitud de todas las corrientes naturales de la cuenca.


LRC = longitud de los segmentos de carreteras que descargan
directamente la escorrentía en las corrientes de agua.
LRG = longitud de los segmentos de carreteras que descargan

77
Introducción La erosión en las 'infraestructuras viarias

escorrentía a laderas donde el flujo superficial recorre cárcavas


recientes.
LQ = representa la longitud de aquellas cárcavas que conectan las
carreteras a las corrientes en laderas sin cauce previo definido.

Agua que se
infiltra en el
terreno natural

natural
Drenajes en cárcavas
hada las corrientes

Figura 2.42: Rutas de escorrentía en las corrientes naturales y por medio del drenaje propio
de la carretera que contribuyen a incrementar la densidad de drenaje (Beverly et al., 1996).

jones y Grant (1996) han profundizado en este tema y han realizado un


estudio también en Oregon Western Cascades; en él concluyen que la tala de
arbolado a escala de paisaje ha producido en esta zona cambios apreciables en los
caudales punta para cuencas de superficie superior a los 600 km^. Estos incrementos
son atribuibles a cambios en los comportamientos de los flujos de agua, debido a la
presencia de las carreteras más aún que por la extracción de la cubierta arbórea.
Sus investigaciones refuerzan la hipótesis de que las carreteras interactúan
positivamente con el desembosque al modificar las rutas de las escorrentías y
acelerar la llegada del agua a los cauces durante las tormentas (figura 2.43),
incrementando los caudales punta más que cuando se consideran las dos
actuaciones por separado (sólo aprovechamiento forestal o carreteras). En tres
cuencas analizadas, el entramado de carreteras se hallaba conectado a las corrientes
entre el 50% y el 60%, ocasionando un aumento de la densidad de drenaje del orden
del 40%.

Montgomery (1994) también encontró que las carreteras de una cuenca de


1'2 km^ en Southern Sierra Nevada (California) elevaron la densidad de drenaje
original en un 60%. En este estudio Montgomery definía los impactos
geomorfológicos de las carreteras como los siguientes:

78
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

Acciones de dembosque 1

t
Retirada de los
troncos en los
cauces

Incrementa Decrece
acumulación evapotrans-
de nieve y piración
fusión

Se incrementa Interceptan e
Crece la el flujo incrementan
humedad superficial el flujo
edáfica subsuperficial
Decrece la
rugosidad de
\ los cauces
Crece el flujo
saturado \
subsuperficial >^ Mayor densidad de drenaje
I ^ de la cuenca
I Drenaje

Llega más agua a
los cauces
durante las
desmontes
Mayor velocidad
de la corriente
en los cauces
I
Más rápida
distribución del agua
a los cauces durante
tormentas
durante las las tormentas
tormentas

i
Aumenta el
volumen de
escorrentía
Se acelera y se
incrementa el caudal
punta

Figura 2.43: Mecanismo hipotético de cambios en el hidrograma por actuaciones en


el aprovechamiento maderero, resaltando los efectos de las carreteras forestales
(modificado dejonesy Grant, 1996).

79
Introducción La erosión en las infraestructuras vlarias

1. Desestabilización de las laderas superiores e inferiores.


2. Acarcavamiento y expansión del entramado de cauces.
3. Incremento aguas abajo de los caudales sólidos.
4. Alteración de los caudales líquidos y variaciones en los cauces.

Como soporte de estos hechos, Montgomery citaba que los inventarios de


deslizamientos, a partir de fotografías aéreas históricas en la región de Huelsdonk
R'idge (Washington), demostraron que la tasa de iniciación de deslizamientos había
ascendido dramáticamente tras la construcción de carreteras y el aprovechamiento
maderero, y que en Mettman Ridge (Oregon), el transporte de sedimentos se había
multiplicado intensamente tras la apertura de pistas y la corta de arbolado. A su
vez, una fracción importante de los deslizamientos producidos en este área estaban
asociados al drenaje concentrado del entramado viario. Para Megahan et al. (1991)
las carreteras asociadas con la actividad forestal son la causa principal de serios
efectos aguas abajo por problemas de sedimentación.

Posteriormente, Megahan y Ketcheson (1996) resaltan la idea de Haupt,


expuesta en 1959 (Ward, 1985), sobre la necesidad de establecer una franja de
protección entorno a las vías de transporte. Megahan y Ketcheson señalan que «la
protección de los cursos de agua respecto a los sedimentos originados por las
carreteras es una clave elemental en las prácticas forestales que implica el uso de
franjas protectoras». En este sentido, relatan que en un trabajo de la U.S.
Environmental Protection Agency de 1993, en una buena proporción de estados,
existían definidas franjas protectoras riparias hasta un máximo de 30 m en función
del tipo de corriente y de su contomo. En ciertos casos, se definían zonas riparias de
control entre 30'5 m para corrientes intermitentes y de escasa presencia piscícola
hasta 91'5 m en el caso de presencia piscícola significativa. Basándose en estas ideas,
Megahan y Ketcheson (1996) elaboraron un modelo para predecir la longitud que
los sedimentos generados por las carreteras pueden alcanzar sobre el terreno. Este
modelo es ftinción de la pendiente, del volumen de escorrentía, y de las
obstrucciones sobre el terreno perpendiculares a la línea de máxima pendiente del
terreno natural en 30 m.

Por último, con relación a los trabajos o técnicas de revegetación en las vías
de infraestructura, además de los trabajos de Grace en desmontes y terraplenes
(Grace et al., 1997; Grace 1998; Grace et al., 1998) que ya se comentaron, se
publica en 1992 uno de gran interés por parte de Megahan et al. En este trabajo se
analizaron hasta diecisiete tratamientos diferentes de los taludes, que iban desde la
hidrosiembra a la aplicación de mantas orgánicas, mulches, semillas, o desde la
compactación del terreno a la construcción de terraplenes por vertido directo,
vertido en capas, etc. En 9 de los 17 tratamientos de estabilización superficial se
disminuyó la erosión de un 52% a un 95%. Entre los resultados obtenidos destacan:

- El rulado o compactación superficial de los terraplenes aumentó la erosión


de 9'2 t/ha-año a 28'9 t/ha-año.
- La erosión superficial fue menor en los terraplenes de vertido directo con
relación al coste de la obra y los resultados. A pesar de ello, para reducir el
riesgo de erosión en masa parece mejor la construcción por capas y todavía
mejor por capas compactadas aún su mayor coste.

80
Introducción La erosión en las infraestructuras v'iarias

- La hidrosiembra es el tratamiento más deseable en relación control de


erosión y coste.
- El tratamiento de manta de paja + semillado + fertilizante + plantación fue
el segundo método en relación control de erosión (95%) coste, aunque
resulta mucho más caro.
- La proyección exclusiva de polímeros fijadores sobre los terraplenes
incrementó la erosión, posiblemente por el agrietamiento que sufrió el
producto proyectado por los ciclos helada-desecación en la zona.
- Los tratamientos superficiales fueron más efectivos cuando se realizaron
enmiendas + revegetación que cuando se realizó únicamente revegetación o
sólo enmiendas.
- Las pérdidas de suelo fijeron muy importantes durante el periodo
constructivo de la obra puesto que no fijncionaban los drenajes de los
taludes y no existían todavía medidas de protección contra la erosión. Se
registraron pérdidas de 28'5 t/ha en 4'8 meses de construcción, lo que
significó 72'2 t/Tna • año, valor muy superior al postconstructivo.
- La ejecución de cordones filtrantes con restos de poda y troncos apilados
reduce considerablemente la emisión de sedimentos.

Otros trabajos sobre control de la erosión en infraestructuras viarias han


sido el de Schürholz (1991), en el que se comenta la utilización de mantas de coco
para prevenir la erosión de taludes de pendientes 2:1, 2'5:1 en el tren de alta
velocidad transeuropeo, y los de Armstrong y Wall (1991, 1992) para estimar el
factor VM de la USLE aplicada a carreteras para mantas orgánicas e hidromulch.

Más recientemente Benik et al. (2000), en Minnesota, estudian el efecto


positivo de distintos tratamientos como la cubrición con paja o las mantas orgánicas
(de paja, de paja y fibra de coco, hidromanta proyectada-bonded fíber mairix-, de
viruta de madera) en taludes de pendiente 2'8:1, combinando lluvia natural y
simulada. Entre sus resultados figuran los siguientes:

- La mayor escorrentía se produjo en la parcela desnuda, el tratamiento con


paja tuvo la menor y en las mantas fue similar.
- La erosión en las parcelas desnudas fue 10 veces superior a la de las
parcelas de paja y 100 veces más alta que en las de mantas.
- Entre las mantas no hubo diferencias, sin embargo la erosión fue 10 veces
menor que en las parcelas tratadas con paja.

Benik et al. (2000) también exponen en su trabajo los resultados logrados


por el Texas Department of Transportation en suelos arenosos y arcillosos sobre
pendientes 2:1 y 3:1, y longitudes de ladera de 6 metros. Un resumen de los mismos
se adjunta en la tabla 2.12.

También son interesantes las sugerencias de Pease (2000) sobre los buenos
resultados que se alcanzan en el control de la erosión y en la estabilización de
taludes mediante la aplicación de la tecnología Vetiver (VGT), que consiste en la
revegetación con la especie herbácea, procedente de las zonas húmedas del norte de
India, Vetiveria zizanioides. Esta técnica, que se comienza a extender en la década
de los ochenta, ha demostrado que mediante su uso se pueden proteger eficazmente

81
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

desmontes y terraplenes de carreteras, autopistas y ferrocarril, puentes, pasos de


agua, presas de tierra, etc. El coste de la infraestructura usando VGT asciende al
10% del coste de la obra en países con abundante mano de obra, mientras que en
los países con altos costes en mano de obra rondaría el 40% (Pease, 2000a, Pease £r
Truong, 2000).

Tabla 2.12: Pérdida de suelo en t/ha para los productos de erosión evaluados por el Texas
Department of Transportation (Benik et ai, 200Ó).
Tipo de suelo Arena Arcilla
Pendiente 2:1 3:1 2:1 3:1
Fabrica Producto
Manta de paja (5150) 23'92 N.E. 0'23 N.E.
N. American Green
Manta de paja (575) 27'01 S'IO 0'31 0'27
Manta paja-coco
BonTerra
(C52) 19'98 N.E. 0'30 N.E.
Manta de lana de
American Excelsior
madera (Curlex™ 1) 9'12 2'94 0'19 0'12
Canadian Forest Hidromanta (BFM)*
Products (EcoAegis™) 29'98 12'26 0'.'6 0'31
Hidromanta (BFM)'
Mat, Inc.
(5oilGuard™) 8'04 N.E. O'.'J N.E.

Parcela control Suelo desnudo 50'34 2r21 t )6 1'24

N.E. = no evaluado; * = Bonded fiber matrix

En EE.UU., los diferentes estudios que se han realizado a lo largo de este siglo
analizando la erosión y su control en las infraestructuras viarias han ido
mentalizando progresivamente a los diferentes participantes en la solución del
problema: ingenieros, contratistas y administración.

El U.S. Forest Service, por ejemplo, ha adoptado y está poniendo a punto el


programa informático Water Erosión Prediction Project (WEPP) para estimar la
erosión que se produce en las carreteras forestales y diseñar las medidas adecuadas
para su control (Lafflen et al., 1997). Para las zonas de minería, terrenos
constructivos y carreteras existe una versión informatizada de la Ecuación Universal
de Pérdidas de Suelo Revisada (RUSLE), versión 1.06, que distribuye la U.S. Office of
Surface Mining and Reclamation (Toy y Foster, 1998).

En cuanto a normativa, en diferentes estados existen diversos grados de


requerimiento para obligar a los contratistas e ingenieros a desarrollar un buen
control de la erosión en sus obras. Normalmente la superficie para la cual se exige
un plan de control de eros'xón y sedimentos varía en los estados entre 465 m^ y
20.000 m^ (lECA, 1997a). Valga de ejemplo el condado de Washtenaw (Michigan),
el cual exige un "permiso de erosión del suelo" Csoil erosión permi-Q para cualquier
excavación, movimiento del suelo en un margen de 150 m cerca de aguas
superficiales, o movimiento del suelo que perturbe más de 4.000 m^. Las condiciones
y requisitos a cumplir se acompañan en la tabla 2.13.

82
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

Tabla 2.13: Requerimientos para la obtención del permiso de erosión del suelo en el
condado de Washtenaw (Michigan) (Department of Environment and Iniraestructure
Services ofWashtenaw Couniy, 2000).
Requisitos de calificación
• Todas las modificaciones del terreno deben ser diseñadas, construidas y completadas de tal manera que el área
expuesta de cualquier terreno alterado lo esté el menor tiempo posible.
• Proyecto/identificación de la propiedad deben señalarse de forma visible desde la carretera al tiempo de solicitud. Las
esquinas de la propiedad deben señalarse mediante estacas y banderas.
• Ningún movimiento de tierras puede comenzar sin el permiso de obra o de abandono de obra.
• Los planes aprobados deben mantenerse en el lugar de trabajo y estar disponibles para periódicas revisiones durante la
vida del proyecto.
• Las medidas de control de la erosión y de los sedimentos tal como han sido diseñadas en los planes y^o requeridas
deben instalarse antes de iniciar cualquier movimiento de tierras.
- Si son necesarias pantallas de sedimentos deben ser colocadas convenientemente, con una base de gravilla si se colocan
durante el invierno.
• Los accesos deben ser protegidos con piedras antes de la construcción.
• El apilado de las excavaciones debe mantenerse alejado de las áreas sensibles. Se realizarán controles en el lugar para
asegurar este requisito.
• Si se instalan balsas de decantación, se protegerán con sacos que filtren los desbordamientos.
• Los bombeos extractivos de agua no podrán realizarse sin filtrar las aguas previamente.
• Se instalarán mantas de erosión en pendientes iguales o superiores a 4:1.
• En lugares de concentración de flujos se colocaran represas de piedra en vez de pacas de paja o pantallas de
sedimentos.
• Las salidas de los pasos de agua o desagües deben ser protegidas con piedras.
• Todas las áreas de influencia del proyecto deben estar estabilizadas para el 1 de diciembre.
Estándares de calificación
• Las balsas de detención/retención/sedimentación deben estar construidas y estabilizadas antes que cualquier otro tipo
de movimiento de tierra.
• Los desagües de las balsas deben estar diseñados y construidos para reducir la velocidad del agua a valores no erosivos.
• Tras la ejecución de las medidas tempxjrales de control de erosión, el propietario/contratista avisará a esta oficina para
una inspección de instalación.
• El sitio debe estar estabilizado dentro de los cinco días posteriores al movimiento de tierras final.
• Todas las medidas de control de la erosión serán a costa del propietario o de la asociación propietaria.
• Todos los suelos, restos de tierra, excedentes térreos o materiales esparcidos o cargados, o depositados en calles,
autopistas, paseos, u otras zonas durante el tránsito de movirtiiento de tierras debe ser retirado rápidamente.
Plan de revisión de requisitos para proyectos menores
• Nombre, dirección y teléfono del propietario.
• Mapa local con el emplazamiento exacto de la propiedad.
• Plano con la extensión del proyecto, las propiedades colindantes y proximidad a las aguas superficiales en menos de 15
m del perímetro de la propiedad.
• Localización de estructuras y vegetación en el lugar y entorno de la propiedad.
• Topografi'a original y modificada Gncluyendo desmontes y terraplenes).
• Descripción y localización de los drenajes existentes y propuestos, incluyendo escorrentía superficial y cunetas.
• Delineación de las áreas impactadas por el proyecto con sus características y dimensiones.
• Localización y duración de los materiales apilados.
• En caso de bombeos, localización y medidas adoptadas.
• Secciones de las medidas de control de la erosión permanentes y temporales.
• Nombre y número de teléfono del responsable del mantenimiento de todas las medidas de control de erosión.
Plan de revisión de requisitos para proyectos mayores
• Nombre, dirección y teléfono del propietario, promotor y peticionario.
• Descripción legal y mapa local con el emplazamiento exacto de la propiedad.
• Plano con la extensión del proyecto, las propiedades colindantes y proximidad a las aguas superficiales en menos de
150 m del perímetro de la propiedad.
• El plan del lugar a escala iflOOO que incluya:
- Localización de estructuras y vegetación en el lugar y contomo a 15 m de la propiedad.
- Localización de los suelos presentes con su descripción adjunta.
- Topografi'a original y modificada con representación de intervalos de cun/as de nivel cada medio CO'5)
metros extendida 15 m más allá de la propiedad.
- Descripción y localización de los drenajes existentes y propuestos, incluyendo escorrentía superficial, cunetas
y plan de alcantarillado.
- Delineación de las áreas impactadas por el proyecto con sus características y dimensiones.
- Localización y duración de los materiales apilados.
- En caso de bombeos, localización y medidas adoptadas.
- Secciones de las medidas de control de la erosión permanentes y temporales.
- Nombre y número de teléfono del responsable del mantenimiento de todas las medidas de control de erosión.

83
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

2.2.2.5.- Antecedentes en España.

Aunque en nuestro país se reconoce desde muy antiguo que el agua, y en


consecuencia la erosión, es nefasta para los caminos y carreteras (Fernández de
Mesa, 1755; Ponz, 1776; Espinosa, 1855), posiblemente la primera referencia
respecto al nivel de rebajamiento que sufren éstos, es la de Betancourt en 1802
refiriéndose al afirmado: «una pulgada* cada año que llevan las aguas y viento
después de reducido a polvo por los carruages».

Como ya se comentó en anteriores apartados, en el manual de caminos de


Espinosa (1855) se dan recomendaciones para controlar la erosión y se acompañan
planos y croquis de las máquinas barredoras y desenlodadoras de caminos propias
de la época. También Prieto (1923) en el texto usado en la Escuela de Caminos de
Madrid ofrece actuaciones específicas para el control de la erosión. En 1963, el
Ministerio de Obras Públicas dicta en la Instrucción de Carreteras 7.1-IC que la
vegetación instalada en la rzá viaria desempeña, entre otras funciones, la de
proteger el terreno fr-ente a los procesos erosivos.

La preocupación por los efectos que genera el agua tanto en la calzada como
en los márgenes del entramado viario, se hace patente en el Simposio sobre el Agua
y el Terreno en las Infraestructuras Viarias, cuyas actas se publican en 1989. En
esta reunión técnico-científica se presentan algunas comunicaciones que versan
sobre la erosión y su control en las carreteras. Fernández de Bobadilla et al. (1989)
analizan cómo la inclinación de los taludes respecto a las precipitaciones genera un
déficit hídrico por una menor exposición de éstos con respecto a las zonas llanas.
Fort et al. (1989) reportan que, en 1981, el Laboratorio de Carreteras José Luis
Escario realizó una inspección sobre más de 40.000 km de carreteras y autopistas, y
elaboró, a partir de estos datos, la primera carta de isoerosionabilidad peninsular
específica para carreteras (figura 2.44). Este mapa se basa en el factor de
erosionabilidad del suelo de la USLE, establecido por Wischmeier y Smith (1978),
conocido como factor K. En este mismo documento, se comenta como existe una
herramienta para estimar la erosión en terrenos afectados por infr-aestructura
viaria y se explican los fi^ndamentos teóricos de la Ecuación Universal de Pérdidas de
Suelo (USLE) adaptada por Israelsen et al. (1980a, 1980b) para autopistas. Para
finalizar. Várela et al. (1989), en un estudio sobre la evolución de la vegetación
implantada en un tramo de la autopista Villalba-Villacastín, sugieren cómo una
buena referencia para determinar las mejores especies vegetales colonizadoras de
taludes de infraestructura viaria son las obras de ferrocarril, ya que éstas tienen en
muchos tramos, por lo menos, una antigüedad de cincuenta años y se encuentran
con una buena cubierta colonizadora sobre la que efectuar una selección apropiada.

Algunas iniciativas para estudiar el control del fenómeno erosivo y la


revegetación en la red viaria son los textos sobre tratamiento paisajístico de taludes
de la Cátedra de Planificación de la Escuela de Montes de Madrid (1983) y de Bello-
Morales (1986), el manual sobre restauración de infr-aestructura viaria (GHESA,
1988), el plan de restauración de impactos generado por la obra pública en Castilla
y León (BESEL, 1990) o el de tratamiento de taludes en el ferrocarril (Saz, 1992).

1 pulgada castellana vale 2'32 cm, según la equivalencia de Espinosa (1855).

84
Introducción La erosión en las infraestructuras v'iarias

K, de EufrcepflbilMljd a JA «cuclór-,
Sii-(Cepclbi]LdJd > 1A CTOsiórt ba jit. -
Vtttites de K campccn^xUiS oiire -
•0.30 y c ^ ^ .

D.íl y 0,>7.

Figura 2.44: Carta de isoerosionabilidad del suelo según el Laboratorio de Carreteras José
Luis Escario en función del factor K de la USLE (Fort et al., 1989).

En el primero de ellos, se adjuntan los resultados de varios ensayos con


diferentes técnicas de control de erosión (semillados, hidrosiembras con diferentes
tipos de mulch,..) en 45 km de la autopista Barcelona-Gerona. En este trabajo se
analizan particularmente los costes de cada técnica y los resultados de vegetación a
nueve años desde el principio de las obras. Entre éstos se destaca la comprobación
del efecto beneficioso del mulch en los taludes de solana.

Bello-Morales (1986) analiza la carretera desde el punto de vista de su


integración en el paisaje y desarrolla los métodos, técnicas y criterios de diseño para
camuflar la obra y disminuir los impactos ambientales que provoca en su ámbito.
Entre otras cosas, explica con cierto detalle las técnicas de control de la erosión y
estabilización de taludes mediante el empleo de material vegetal. En el trabajo de
GHESA (1988), se comenta que su elaboración está motivada por los gastos
adicionales de mantenimiento y los aspectos económicos que la erosión hídrica
genera en las carreteras y el ferrocarril.

En el de BESEL (1990) se estima en alrededor de 460 millones de pesetas de


1990 el coste de redacción de proyectos y de ejecución del plan de restauración de
los impactos ocasionados por la obra pública en Castilla y León. De todas las obras
relacionadas en el estudio, las carreteras son las que afectan en mayor grado sobre

85
Introducción La erosión en las infraestructuras viarias

el medio ambiente, y dentro de éstas son los desmontes los que absorben un 44% de
la inversión total (BESEL, 1990).

En el trabajo de Saz se denota que los gastos de mantenimiento de los


taludes del ferrocarril se pueden disminuir entre el 15% y el 20% si se hallan
sembrados respecto a si no \o están.

A partir de 1988, la Asociación Técnica de Carreteras emprende una serie de


simposios y reuniones técnicas sobre los efectos que las carreteras provocan en el
medio ambiente (1988, 1992, 1995, 1998) y los métodos de revegetación (1997).
En ellos se señala en diversas ocasiones el negativo impacto de la erosión sobre la
red viaria y la necesidad de su control (Martínez de Bascarán, 1989; García Novo,
1993; Ruza, 1993, 1998; Navarro y Ugalde, 1993; Contreras, 1998a, 1998b), pero
en ninguno de ellos los autores han registrado tasas directas de erosión en la red
viaria, y las denuncias se basan siempre en otros trabajos u observaciones
cualitativas directas sobre el terreno.

Respecto a experiencias que cuantifiquen o traten metódicamente aspectos


sobre la erosión en nuestra red viaria hay que citar las de Amáez-Vadillo et al.
(1991) en carreteras forestales de La Rioja. Ellos describen el comportamiento de
las carreteras de montaña desde un punto de vista geomorfológico analizando los
procesos erosivos en desmontes y terraplenes en la sierra de la Demanda y Cameros,
y las diferentes variables que influyen en ellos (pendiente del talud, cobertura
vegetal, orientación, tipo de suelo, pedregosidad,...). La precipitación media en la
zona ronda los 1.000 mm. En este trabajo detectaron que existen un gran número
de deslizamientos en materiales pizarrosos y arcillosos asociados a las carreteras
forestales y a zonas previamente perturbadas a la construcción de las vías (por
deforestación, fuego, cultivos en bancales abandonados); en los terraplenes
desnudos y arcillosos de importante longitud domina la erosión laminar severa,
aunque ésta es nula cuando existe una buena protección vegetal; en los desmontes,
en cambio, se contabilizan frecuentes movimientos en masa de pequeña magnitud
(caída de tepes, bloques de piedra, reptación y deslizamientos).

Un dato anecdótico pero interesante, ya que se refiere a la ejecución de un


túnel, aparece en Campos et al. (1996). Ahí se relata que las obras del túnel de
Veíate afectaron gravemente la concentración de sólidos en suspensión de las aguas
del río Ulzama. Se alcanzaron cifr-as de hasta 1.260 mg/1, lo que obligó a instalar un
sistema de control de sedimentos que alteró de forma notable el transcurso y
presupuesto de las obras. Campos et al. (1996) sostienen que estas situaciones
deben preverse en la elaboración de los proyectos de carreteras para poder evitar
los impactos y no recurrir en presupuestos extraordinarios durante la ejecución.

En 1993, Contreras relata los beneficios observados de las mantas orgánicas


en el control de erosión y revegetación de taludes en la N-IV (Guarromán-Bailén),
aunque sin una cuantificación real. Navarro Quercop et al. (1996) sí que cuantifica
la pérdida de suelo acontecida en terraplenes desnudos de la variante de Molina
(Murcia) y sometidos a la protección de mantas de esparto y coco, obteniendo tasas
de 148'4 t/ha-año en los taludes sin vegetación, 1'6 t^ia-año en los recubiertos
con manta de esparto y 5'2 t/ha-año en los de coco. En ese mismo año. Navarro y

86
Introducción La erosión en las infraestructuras viarías

Jonte aplican la metodología de la USLE adaptada a autopistas por Israelsen et al.


(1980a, 1980b) en desmontes del entorno de la ciudad de Palencia, estimando una
erosión potencial entre 70 t / h a - a ñ o y más de 400 t / h a - a ñ o . En 1999, de nuevo,
Navarro et al. intentan comparar las pérdidas registradas mediante clavos de
erosión en desmontes del ferrocarril próximos a la ciudad de Palencia, con las
estimaciones del modelo USLE para infraestructuras viarias. La caída de una
tormenta excepcional, de 80 mm en menos de hora y media, en la zona destruye las
parcelas. No obstante, los autores encuentran que la media de las parcelas de
umbría registró con los clavos valores de 1.092'83 t / h a - a ñ o en un periodo de nueve
meses, mientras que el modelo USLE estimó para la tormenta acontecida (que
produjo casi toda la erosión del periodo) 1.062'81 t / h a - a ñ o (Navarroy San Martín,
2000). En 1998, consiguen reconstruir las parcelas obteniendo, para ese periodo de
pluviometría moderada (= 4 0 0 mm), un rango de erosión entre 23'3 t / h a - a ñ o y
68'2 t / h a - a ñ o , utilizando clavos de erosión y canales Gerlach (Navarro et al, 2002).

Otero y Muñoz (1999), en un artículo muy interesante, definen a las


carreteras y a su vegetación asociada como un tipo particular de corredor ecológico
ya que éste «contempla rutas escénicas e históricas que transcurren a lo largo de
autopistasy carreteras que ofrecen al usuario paisajes de gran calidad visual y el
acceso a áreas de gran valor natural». Otero y Muñoz elaboran en su trabajo una
metodología para evaluar la calidad ambiental de las carreteras de la Comunidad
Autónoma de Madrid mediante una serie de fichas a rellenar por un equipo de
campo. Uno de los aspectos a valorar aunque de forma cualitativa es la erosión, a
través de síntomas como arrastres y deposiciones, deslizamientos, regueros,
cárcavas, etc.

En cuanto a las vías forestales,


Tolosana (1993) desarrolla detalladamente
los efectos de éstas y los procesos erosivos
asociados en base a trabajos que ya se han
mencionado en apartados anteriores, como
los de Burroughs y su equipo en zonas
forestales de EE.UU. García Rodríguez et al.
(1999) reporta que las carreteras forestales
en España conforman una red de longitud
superior a los 60.000 km y que en muchas
zonas sufi-en un gran deterioro por el
abandono al que están sometidas a falta de
presupuestos adecuados para su
construcción y mantenimiento. En la
investigación de García Rodríguez et al. se
estudia la viabilidad de un tipo de drenaje
abierto para la calzada en las pistas
españolas (figura 2.45), que ya aparecía
propuesto por la FAO en su manual de 1990.
Segur) sus observaciones, este drenaje actúa
favorablemente en el control de la
Figura 2.45: Drenaje abierto para la escorrentía, y por lo t a n t o de la erosión, ya
calzada de pistas forestales (Foto: que exige menos movimiento de tierras para
l.L García Rodríeucz. 1990).

87
Introducción La erosión en las 'infraestructuras v'tarías

la ejecución de las cunetas, y proporciona un reparto de las aguas drenadas hacia los
terraplenes o aguas abajo de la carretera más uniforme, y con menor capacidad
erosiva.

2.2.2.6.- Síntesis.

De los apartados anteriores se desprende que el estudio de la erosión hídrica


en las infraestructuras viarias es un tema tratado de forma científica desde la
segunda década del siglo XX. En la tabla 2.14 se adjunta un cuadro resumen sobre
los trabajos de los que se han obtenido referencias o se ha constatado que han
reportado tasas de erosión hídrica en la red vial, a lo largo de los últimos casi cien
años.

Los efectos de los procesos erosivos generados por la construcción de


carreteras son bien conocidos y se describen con detalle hacia los años cincuenta,
sobre todo, en lo que se refiere a las zonas de montaña y sus cursos de agua
asociados. Por la misma época, se ponen en marcha los estudios experimentales de
Diseker y su equipo en las autopistas estadounidenses que son una referencia
imprescindible en cualquier trabajo de erosión en obras de infr^aestructura. Ellos
demuestran que las tasas de erosión hídrica en taludes de carreteras pueden
alcanzar valores de varios cientos de toneladas por hectárea y año.

Otros trabajos de referencia importante en carreteras forestales, son los de


Megahan y sus colaboradores en la década de los setenta y posteriores. Sus
investigaciones, junto con las de otros autores, demuestran que las tasas erosivas
generadas en las cuencas de montaña por el entramado de pistas asociadas a las
labores de desembosque son causadas fundamentalmente por las carreteras,
alcanzando valores muy por encima de los que se producen en cuencas similares sin
perturbar. También demuestran sus experiencias, que gran parte del material
erosionado en la red viaria forestal se produce durante los primeros momentos tras
su construcción, para luego alcanzarse un descenso importante, y que las tasas
registradas se pueden reducir a cifi^as entre el 50% y el 90% en fijnción de los
métodos de revegetación de taludes aplicado.

A finales de los ochenta, la USLE en la versión publicada por Wischmeier y


Smith (1978) alcanza un gran apogeo en la predicción de la erosión en terrenos
agrícolas, forestales, a la vez que se recomienda su uso en los terrenos
constructivos, por constituir este modelo la mejor aproximación posible hasta la
fecha. Debido a esto, el National Cooperative Highway Research Program pone en
marcha una serie de experiencias en autopistas de EE.UU. para adaptar el modelo
USLE a las carreteras. Estos trabajos son conducidos por Israelsen y su equipo y se
resumen en los informes 220 y 221 del Transportation Research Board publicados
en 1980. Israelsen y su equipo comprueban que la USLE es válida para taludes
artificiales de hasta el 100% de pendiente y establecen un factor de contro\ de
erosión, factor VM, que responde a la síntesis de los factores de cultivo o vegetación
y prácticas de conservación definidos en la versión USLE de Wischmeier y Smith. A
su vez, en este trabajo se aportan los valores que se pueden asignar a este factor de
control de erosión en carreteras (VM) para las técnicas de protección de taludes

88
Introducción La erosión en las infraestructuras viarías

contra la erosión más comúnmente empleadas en esa época. Igualmente exponen


nueve puntos que son plenamente válidos en la actualidad para nuestro país y que
merecen ser destacados de nuevo como síntesis de la situación española (vid.
páginas 65 y 69 de este texto).

En la década siguiente, son de destacar los trabajos de Burroughs y sus


colaboradores en terrenos forestales, quienes publican en 1989 un cuaderno con los
tipos de erosión hídrica que se producen en cada elemento del prisma de las vías
forestales (desmontes, terraplenes, explanación y cunetas) y las formas hasta el
momento más conocidas para atajar el problema. Sus resultados se producen en
base a un gran estudio emprendido en carreteras forestales mediante simuladores
de lluvia. Estas experiencias tienen también como objetivo calibrar adecuadamente
un nuevo programa de predicción de pérdidas de suelo, que estaba siendo
desarrollado en esa época con intención de reemplazar a la USLE. Este programa, el
Water Erosión Prediction Project (WEPP), ha sido adoptado posteriormente por los
servicios forestales estadounidenses y otros organismos estatales para estimar la
erosión en el entramado viario forestal y diseñar eficazmente los métodos de
control de erosión.

Por último, en los años noventa los estudios siguen centrándose sobre todo
en las carreteras forestales, siendo un ejemplo de esto los más recientes de Megahan
o los de Grace y sus colaboradores. En estas experiencias se intenta evaluar sobre
todo los resultados de las técnicas más recientes o comunes en el control de erosión
para relacionarlas con sus costes (hidrosiembras, mantas orgánicas, etc.), los niveles
de reducción de pérdidas de suelos alcanzados, etc. El equipo de Grace obtiene
valores de control de erosión por encima del 80% en taludes con mantas orgánicas.
Otras investigaciones de este carácter pero aplicadas a autopistas son las de Benik y
sus asistentes publicadas en el año 2000, confirmando que la erosión en desmontes
se reduce hasta 100 veces respecto a lo registrado en los mismos taludes desnudos,
recubriéndolos con geotextiles de fibras vegetales. También resulta interesante la
aparición en EE.UU. de una normativa en diferentes estados con el objetivo de exigir
un permiso de actuación para obras con movimiento de tierras, de forma que las
empresas se vean obligadas a cumplir unos ciertos niveles de control de erosión en
sus actuaciones.

En España, aunque el proceso erosivo en la infraestructura viaria ha sido


reconocido en diversos manuales y reuniones científico-técnicas, es patente la falta
de trabajos con registros de las tasas de erosión que se alcanzan en ella. Son los
trabajos del grupo de Arnáez-Vadillo en las carreteras forestales de La Rioja, los de
Navarro Quercop en terraplenes de carretera en Murcia, o los encabezados por
Navarro y colaboradores en desmontes del ferrocarril y carreteras en torno a la
ciudad de Falencia, los que intentan cuantificar la magnitud de este fenómeno en la
última década del pasado siglo. Parece claro, que aunque en estos trabajos se
confirmen las conclusiones que se han alcanzado en otros países del mundo,
especialmente en EE.UU., es importante conocer cuáles son las particularidades a
tener en cuenta en nuestra red viaria, en cuanto a clima, tipos de terrenos, procesos
erosivos asociados y magnitud de los mismos, sólo así se podrá acometer de forma
eficiente el nivel de control de erosión que exigen nuestras infr-aestructuras viarias
así como nuestras necesidades y posibilidades socioeconómicas y ecológicas.

89
Introducción La erosión en las infraestnicturas v'tarias

Tabla 2.14; Tasas de erosión hídrica registradas en obras de infraestructura viaria*.

Precipita-
Ijocalización y Tasa de erosión
Autor y fecha ción media Método de medida
tipo de vía. (tAiaaño)
anual (mm)
talud 1*3:1= 539
Disekery Catersville, talud 3:1= 180 Colector Coshocton
Richardson Georgia. USA. 1.100-1.600 talud norte=520 N-2, f = 4 pulgadas.
(1961) Autopista talud sur=202 Clavos.
(en 2 años de medida)
Pend. suave: 195
Disekery Catersville, Pend. media: 466 Colector Coshocton
Richardson Georgia. USA 1.100-1.600 Pend. alta: 348 N-2, f = 4 pulgadas.
(1962) Autopista Orient. norte: 466 Clavos.
Orient. sur: 207
Vice y Ferguson
(1968)
Autopista en - 62.946 t en 3-4 años -
(Masie y
construcción
Bubenzer, 1974)
erosión superficial = 220
veces >
U.S. Payette Balsas de
Megahan (1975) movimientos en masa = 550
National Forest decantación
veces >
^ que cuencas sin perturbar
U.S. Willamete talud 1:1 y 7'6 m = 180 t/'ha
Dymess (1970) National Forest tras su construcción; Perfilómetro de
(Dyrness, 1975) (Oregon) rebajamiento = 3'7 cm tras cable
Parcelas siete años, 0'51 cm de media
122 t/ha en terrenos
Meyer et al. USA Simulador de lluvia y
12*7 mm desnudos; reducción del 82-
(1971) Parcelas trampas de
(simulada) 96% aplicando mulch de
experimentales sedimentos.
paja; s = 12%
talud s =20% y ^ = 10'5 m =
USA Simulador de lluvia y
Meyer et al. 63'5 mm/h 89 t/ha; reducción del 91-
Parcelas trampas de
(1972) (simulada) 95% con mulch de piedra o
experimentales sedimentos.
j
i_ astillas.
Environmental
Protectíon USA
126-525 durante la
Agency (1973) Construcción -
construcción de autopistas
(Grayy Sotir, autopistas
1996)
erosividad de
Wisconsin la lluvia =
Meyer et al.
USA 30% de la 46'5 t / h a durante 6 semanas tanques colectores
(1975)
Carreteras erosividad
anual
231 tras primer año de
Idaho Batholith construcción
USA 6'94 en zona de mucha nieve
Megahan (1978) Terraplenes en - reducción del 44% con Canales abiertos
carreteras plantación y del 95% con
forestales mulch de paja sujeto con
alambre.
""taludes s= 70-90% y X=12-20
British
Columbio m; textura f!na=2'3 cm=345
Carry Ballard
1.800-2.500 m^/km en el año 3 tras su Perfilador de erosión
(1980) (Canadá)
construcción.
Carreteras

90
Introducción La erosión en las ¡nfraestructuras vlarías

Precipita-
Localización y Tasa de erosión
Autor y fecha ción media Método de medida
tipo de vía. (t/ha-año)
anual (mm)
Fredicksen et al. U.S. 4 0 veces + concentración de
(1973) (Brown, Carreteras sedimento que zonas sin -
1983) _, forestales ^ j_ perturbar
Ü.S. 80% + de sedimentación en
Rice (1979)
Carreteras ríos de la zona por -
(Loomis, 1989)
forestales carreteras
Chim Shale
(Simbu 4'6 - 7'2 cm/año
Blongy
Province) en emisión total de Volumen de
Humphreys > 2.000
Papua New sedimentos=27.500 m^ en regueros
(1982)
Guinea 2'5 años
Carreteras
USA intensidad de tráfico > 4
Reid y Dunne
Carreteras 3.900 camiones día = 7'5 veces + -
(1984)
forestales sedimento que sin tráfico.
Appalachian
calzadas sin pavimentar=
Mountain
Varias 200 t/ha tras ocho meses; Muestreador
Swift (1984) USA
tormentas 35 t/ha pavimentadas con Coshocton
Carreteras
piedra de 7'5 cm
forestales
Johnson Gulf
Research
2 0 1 de sedimento
Watershed
Bilby (1985) - suspendido en aguas durante Muestras en cauce
(Montana) USA
un año.
Carreteras de
montaña

Okiahoma USA Desmontes de fuerte


Haigh (1987) 875 Clavos de erosión
Carreteras pendiente: 373-426

Johnson Gulf
Research Tras construcción de
2 vertederos "H-
Anderson y Potts Watershed carretera la concentración
900 flume"(280y560
(1987) (Montana) USA de sedimentos aumento 8
veces. 1/s)
Carreteras de
montaña
1
iJSÁ carretera con rodadas Simuladores de
Burroughs y King Carreteras simulada produce 2-5 veces + lluvia
(1989) forestales sedimento gue sin rodadas. Colectores
Terraplenes=28'5 tfha en
Idaho Batholith 4'8 meses de construcción, lo
Megahan et al. USA que equivalió a 72*2
890 Canales abiertos
(1992) Carreteras t/ha • año
forestales Reducción del 52 ai 95%
según tratamiento.
Carreteras erosión s5'04 cm tras
Parle et al. (1995) forestales - construcción de pista y 7'37 -
5. /Corea cm en el año siguiente
North Carolina 218 mm en
28 t/ha
Orr (1996) USA siete
(1'3 tfhafcrn)
Carret. montaña semanas
Diferencias de 2 a 25 veces
Simuladores de
Carreteras en la producción de
Foltz (1996) simulada lluvia
Forestales sedimentos entre carreteras
Colectores
con tráfico y sin tráfico.

91
Introducción La erosión en las ¡nIraestrLicturas v'iarías

Precipita-
Localización y Tasa de erosión
Autor y fecha ción media Método de medida
tipo de vía. (t Aia • año)
anual (mm)
Alabama Desmontes=cmisión de
Canales con tanques
Grace et al. USA sedimentos=17'2 t^ha
de recogida de
(1997) Carreteras Terraplenes=emisión de
sedimentos
forestales sedimentos=18'4 t / h a
Alabama
Desmontes 2*2:1= 4 0 veces + Canales con tanques
Grace et al. USA
erosión que protegidos con de recogida de
(1998) Carreteras
mantas de erosión. sedimentos
forestales
talud arenoso, X=6 m:
Texas
2:1 = 50 t/ha
Department of Texas
3:1 = 27 t/ha
Transportation USA - -
talud arcilloso, X=6 m:
(Benik et al., Carreteras
2:1 = 2 t/ha
2000)
3:1 = 1 t/ha
taludes 2'8:1 desnudos
Minnesota sufrieron 10 veces + erosión
Benik et al. Simuladores de
USA simulada que los cubiertos con paja y
(2000) lluvia y colectores
Carreteras 100 veces + que los
cubiertos con manta
Navarro Quercop
Terraplenes: 148 en taludes
(1996) Murcia
sin vegetación, 2 en
(Contreras, España 200-300 Canales abiertos
recubiertos con manta de
1998b) Carreteras
esparto y 5 en los de coco
Desmontes s=80-90%y ^=6-
Falencia tormenta de
Navarro et al. 8 m: tasas máximas = 1.092
España 80 mm en Clavos de erosión
(1999) en umbría en un año con
Ferrocarril l'4h
tormenta excepcional
Navarro et al Desmontes s=80-90%y X=6- Clavos de erosión y
ídem 400
(2002) 8 m : 2 3 ' 3 y 6 8 ' 2 t/ha-año canales Gerlach
' Cifras decimales redondeadas a entero superior; s = pendiente (%); X = longtud de ladera (m).

92
objetivos

3.' OBJETIVOS

En la introducción de este trabajo se ha intentado encuadrar el problema de


la erosión hídrica en las obras de infraestructura como una de las grandes
cuestiones todavía no suficientemente abordadas en el campo de la investigación. La
importancia de este problema viene marcada tanto por las referencias existentes en
cuanto a magnitud, efectos, costes asociados (materiales y vidas humanas)
realizadas en las últimas décadas, como por la influencia de la erosión de los
caminos y carreteras en el devenir histórico de los pueblos y, como ya se ha visto
respecto a este punto, especialmente en España.

Indirectamente, la magnitud de este proceso viene reft-endada por el amplio


catálogo de técnicas y métodos que se vienen desarrollando para su control en las
redes de caminos, carreteras y ferrocarriles, así como en otro tipo de obras
constructivas. El inventario realizado en el capítulo 4 sugiere que es necesario
conocer adecuadamente el campo de validez de cada uno de los métodos descritos,
en relación al grado de control que ejercen y a sus costes de ejecución; siendo aquí,
en este punto, donde existe una notable carencia de conocimiento (Sutherland y
Ziegler, 1997b), ya que las circunstancias de cada obra de infraestructura (clima,
suelos, pendientes, proximidad a ríos, vida útil, intensidad de uso, presupuestos,
etc.) hacen que una misma técnica ofrezca respuestas diferentes a las esperadas en
ambientes distintos (Suárez, 2002; Parra et al., 2002) y que cada país tenga que
desarrollar sus propias técnicas o adaptar las existentes en fiinción de sus
peculiaridades, conformando una metodología singular (Suárez, 2002).

Este hecho conduce a que variaciones de las técnicas existentes, así como la
creación de otras nuevas, sea algo frecuente en el mercado de productos de control
de erosión en los últimos años (Merryll, 2002), generándose una cierta confusión en
la selección de las alternativas más viables ante la invasión de nuevos productos y
métodos. En consecuencia, algunas organizaciones como la lECA acometen un
esfuerzo notable en el intento de clarificación de este campo y en la profusión de
patrones de actuación (Cardozo, 2002) y, aunque la experiencia de obra es
significativa no lo ha sido tanto en la investigación (Sutherland y Ziegler, 1997b).

Por otra parte, la premura con la que se deben ejecutar numerosos proyectos
de indudable valor social, como sucede con las carreteras y las vías ferroviarias, hace
que predominen, o se recomienden, para la investigación los ensayos de exposición y
de los materiales mediante lluvia simulada (Meyer et al., 1972; Meyer, 1994;
Cazzufñ et al., 1994; Sutherland y Ziegler, 1997b; Benik et al., 2000; Cerda, 1999).
No obstante, sin restar un ápice de validez a estos ensayos, pues son de una gran
utilidad, no se puede dudar que las condiciones naturales de trabajo de los
materiales, técnicas, y el seguimiento de la meteorización de las vertientes, quedan
sin conocer cuando se emplean los simuladores de lluvia, perdiéndose información
sobre la capacidad de respuesta de las prácticas a emplear ante determinadas
exposiciones; por lo cual, las condiciones naturales resultan necesarias para conocer
las evoluciones a medio y largo plazo (Meyer, 1994), la variación en las condiciones

93
objetivos

de infiltración de los suelos, la resistencia a los ciclos de hielo-deshielo, el efecto del


viento, de la fauna o de la nieve, etc..

A pesar de ello, uno de los mayores problemas de la investigación en


circunstancias reales es el intervalo de tiempo necesario para contabilizar ciclos
representativos de las circunstancias climáticas en cada zona de ensayo, lo que
obliga a emplear un gran esfuerzo en capitales y tiempo, en ocasiones difícilmente
aceptable para los plazos en los que los fabricantes, gestores o ingenieros demandan
los resultados (Hudson, 1993; Morgan, 1995), sobre todo en zonas semiáridas
donde la irregularidad pluviométrica es una circunstancia muy desfavorable para
ciertas experiencias (Cerda, 1999).

No obstante, el desarrollo de ensayos en condiciones naturales es de obligado


cumplimiento para profundizar y conocer todas las variables que convergen en los
procesos erosivos (Díaz-Fierros y Rubio, 1992; Mutchier et al., 1994; Meyer, 1994;
López-Bermúdez et al., 1993).

De acuerdo con lo expuesto, parecía interesante cuantificar de forma objetiva


el control de la erosión ejercido por algunas de las técnicas más frecuentes
empleadas en nuestro país recientemente, bajo las condiciones naturales de
exposición y trabajo, para comprobar que la eficacia contrastada en laboratorio es
similar o no a la natural y comparable a los resultados obtenidos en otros países.
Sin embargo, cada una de estas prácticas lleva asociado un coste de ejecución, por lo
que era igualmente necesario proceder a la evaluación de los métodos teniendo en
cuenta, entre otras cosas, esta cuestión.

Por otro lado, cabría preguntarse si es cierto que la erosión en las obras de
infraestructura alcanza tasas tan altas como las registradas en otros trabajos fuera
de España. La cuantificación de este hecho es realmente novedosa en nuestro país,
ya que prácticamente se carece de trabajos que intenten cuantificarla de forma real
(vid. apartado 2.2.2.5), y aunque parece que en todos los sectores implicados se
admite como algo serio, se desconoce el problema cuantitativamente. Parece
entonces obvio, que el intento de medirla también era un objetivo interesante, si no
prioritario. Una aproximación a los valores reales que se dan en la zona de estudio
orientará sobre la gravedad del proceso y, por lo tanto, ofrecerá una mejor
perspectiva respecto a los esfijerzos a realizar en su control. Evidentemente, si se
descubriera que las tasas son completamente insignificantes, esto indicaría que no
es necesario gastar demasiado dinero en fr-enarla, mientras que si del estudio se
deducen tasas notables, la justificación en su control resultaría patente.

En consecuencia, con la esperanza de poder responder a estos


planteamientos, y observando que en los alrededores de la capital de Palencia se
podían encontrar terrenos y medios para desarrollar una investigación aceptable, o
que al menos ofreciera luz suficiente en este entorno, se eligieron unos desmontes
del enlace ferroviario Palencia-Magaz para abordar dichas cuestiones. Este sitio se
tomó como lugar representativo de la zona, e incluso, al serlo de otras zonas
sedimentarias muy extendidas en la Península Ibérica, parecía realmente interesante
conocer lo que aquí sucedía por la posibilidad de extrapolar (¿?) los resultados de

94
objetivos

este trabajo hacia otros lugares, como por ejemplo, otras zonas de las cuencas del
Duero y del Ebro fundamentalmente.

En la parte experimental del presente trabajo se han planteado los siguientes


objetivos a cubrir:

(D Revisar previamente a la realización de las experiencias, los medios con los


que se cuenta en la actualidad para hacer frente al control de la erosión en
las infraestructuras viarias.

(D A partir del punto anterior, estimar el grado de control de erosión ejercido


por algunas de las técnicas y métodos más frecuentemente empleados en los
desmontes de las infraestructuras españolas, con respecto a la no actuación o
pasividad durante un periodo suficiente; en concreto, se trata de contrastar
los métodos seleccionados de la revisión presentada en el capitulo 4 y que
parecen emplearse con mayor frecuencia en el control de erosión superficial.
Estos métodos han sido: la plantación de arbustivas, la hidrosiembra, la
hidrosiembra protegida con geotextil orgánico de coco e hidrosiembra
protegida con geotextil orgánico de esparto, frente al tratamiento testigo (el
terreno desnudo sometido a su regeneración natural), durante dos periodos
anuales completos.

(3) Derivado del punto anterior, conocer el comportamiento del geotextil


orgánico de esparto (producto novedoso y manufacturado totalmente en
España) frente al geotextil orgánico de coco (producto clásico e importado).

® Contrastar los resultados derivados del control de erosión ejercido por los
tratamientos ensayados, con otros aspectos relevantes en su capacidad de
éxito y aplicación como son: el control de la escorrentía, la superficie
revegetada y el coste asociado a cada técnica.

(D Evaluar la gravedad "real" del proceso erosivo en los desmontes desnudos,


empleando medios contrastados por otros estudios ya clásicos en el campo
de la erosión, como son las trampas Gerlach y los clavos de erosión; se trata
de saber si éste proceso es realmente intenso y, en consecuencia, averiguar si
es necesario realizar una fuerte inversión para paliarlo o si es mejor dejar
que los desmontes viarios evolucionen a su ritmo natural.

® Como consecuencia del punto ®, establecer la comparación o interpretar los


resultados obtenidos en la medición de la erosión mediante dos métodos
clásicos como son las trampas Gerlach, para regisfros dinámicos, y los clavos,
para registros volumétricos. La utilización de un método que ofrece valores
por defecto (colectores Gerlach) y ofro que ofrece valores por exceso (clavos
de erosión) permitiría, en principio, establecer un rango que pueda acotar la
magnitud del problema en las condiciones en las que se realizaron las
experiencias (Navarro et al., 2000, 2002).

95
objetivos

® También derivado del punto (D ofrecer unas cifras representativas tanto de


la producción de sedimentos y de la emisión de sedimentos en estos
desmontes, de acuerdo con los métodos de medida empleados. Con objeto de
evaluar la cantidad de material que puede estar siendo exportada hacia la
propia infraestructura, su red de drenaje, etc.

® Apoyándonos en las lecturas de erosión-sedimentación proporcionadas por


los clavos de erosión, representar la evolución morfológica de los desmontes
durante el periodo de estudio.

(D Proponer las derivaciones de investigación, "mirando al futuro" Oooking


forward), de acuerdo con los resultados de este trabajo, para próximas
actuaciones en la zona

96
Métodos de Control de Erosión Introducción

4.- MÉTODOS DE CONTROL DE LA EROSIÓN HÍDRICA


EN OBRAS DE INFRAESTRUCTURA VIARIA.

4.1.- INTRODUCCIÓN

En este capítulo se pretenden exponer de forma sucinta los métodos que


permiten anular o contener en un grado aceptable la erosión hídrica en las obras
de carreteras y ferrocarril fundamentalmente. Tanto las carreteras actuales como
la línea ferroviaria presentan a diferencia de otros entramados viarios, como los
caminos agrícolas y forestales, la característica de que la zona de circulación se
halla afirmada y, por lo tanto, la erosión en ella es prácticamente despreciable para
los objetivos de este trabajo. En cambio, en los caminos rurales y pistas forestales,
la erosión de la superficie de la explanación, como ya se ha demostrado en la
introducción es significativa, pero su reducción pasa por un correcto
recubrimiento, por lo que no se abordará ese tema, ya que se trataría entonces de
analizar los diferentes tipos de firmes y su resistencia al tránsito de vehículos. No
obstante, esta red, que se podría denominar secundaria, presenta como elementos
comunes con el entramado del ferrocarril y las carreteras, que son igualmente
susceptibles a la erosión en los desmontes, terraplenes y cunetas sin revestir. De
entre estos elementos, aquéllos que requieren una mayor atención en cuanto al
control de la erosión, por sus condiciones más desfavorables son los desmontes. Es
por ello, que este apartado se centrará principalmente en la protección de este
elemento del prisma de la vía fr-ente al agente erosivo.

Mientras que los terraplenes constituyen un medio más generoso para


conseguir una cubierta vegetal protectora, ya que en general son más tendidos,
presentan una granulometría variada que proporciona, a pesar de su compactación
artificial, una mayor porosidad, una menor resistencia a la penetración del agua y,
los materiales con los que se construyen han sido aireados, desmenuzados, etc., los
desmontes adolecen de fuertes pendientes, los materiales son más uniformes y han
sido compactados durante la excavación, condiciones éstas que perjudican
notablemente a la circulación del agua para aprovechamiento de las plantas, e
impiden su rápida diseminación y desarrollo. Por este motivo, si no se actúa sobre
ellos, permanecen mucho más tiempo desprovistos de cubierta vegetal protectora,
agravándose los fenómenos erosivos y perjudicando en mayor medida a la duración
o al mantenimiento de las obras (Disekery McGinnis, 1967). Basta darse un paseo
por cualquiera de las carreteras de nuestra red automovilística o ferroviaria para
observar como los terraplenes en los que se han ejecutado medidas de
revegetación, o aún cuando no se han ejercitado, están en condiciones mucho
mejores que los desmontes adyacentes, donde, aunque se hayan adoptado prácticas
de restauración de la cubierta vegetal, el nivel de fr-acaso, en muchos kilómetros del
entramado de transporte, se podría calificar de grave. Sobre todo en la España seca.

Respecto a las cunetas sin revestir, las formas de controlar la erosión pasan
por su correcto dimensionado para flujos no erosivos, cuestión que la Hidráulica y
la Hidrología tienen bastante bien resueltas; de forma que cuando no se es capaz de
controlar los caudales a niveles no erosivos, las soluciones pasan por la ampliación

97
Métodos de Control de Erosión Introducción

de las secciones o por la selección del revestimiento conveniente a la velocidad de


diseño de las corrientes.

En definitiva, lo que se expone a continuación son los métodos actualizados


que se pueden encontrar, más o menos dispersos en la diversa literatura
especializada, para conseguir el control de la erosión en desmontes. Muchos de
ellos, no cabe duda que son totalmente aplicables a los terraplenes, donde el
margen de seguridad para alcanzar el nivel de control deseable es más alto que en
los anteriores. Incluso, una buena parte de las técnicas descritas también son
aplicables para la protección de cunetas, hecho no despreciable, ya que un mal
funcionamiento de la cuneta puede repercutir en la socavación del pie de los
desmontes o de las cabeceras de los terraplenes.

La atenuación o prevención de los efectos que causa la erosión hídrica en las


obras de infraestructura viaria se puede acometer de dos formas: una que consiste
básicamente en mantener las partículas de terreno en su lugar de origen, y que es
lo que comúnmente se denomina control de erosión; la otra evita que los
materiales removidos alcancen los lugares donde previsiblemente pueden resultar
dañinos, como corrientes, lagos, embalses, zonas húmedas, etc., ésta se conoce
como control de sedimentos (Hudson, 1982).

En un artículo escrito por Beaupeurt y Wright (1999) se destaca como el


coste de ejecutar medidas temporales de erosión y sedimentación puede estar entre
el 20-25% de los costes finales del proyecto en New South Wales (Australia). Sin
embargo, esta cifr-a se recupera en cuatro o cinco veces durante la vida útil del
proyecto. Por otra parte, Beaupeurt y Wright señalan que el coste de las medidas
de control de sedimentos cuadriplica el coste de las medidas de control de erosión.
En una encuesta realizada por Israelsen et al. (1980a) entre contratistas,
ingenieros y personal de la administración en los EE.UU., se dedujo que establecer
medidas de control y sedimentación encarecía el proyecto entre el 0% y el 33% del
coste total. Los contratistas experimentados pensaban que gracias a estas medidas
no había que volver a reperfilar taludes y se disminuían los costes de
mantenimiento durante la ejecución de las obras, por lo que suponían que el coste
añadido de la implementación era del 0%, mientras que los contratistas noveles,
que no consideraban estos sobrecostes producidos por la erosión, pensaban que la
adopción de tales medidas podían elevar el presupuesto del proyecto a niveles
prohibitivos.

En general, existe una opinión extendida respecto a que las medidas de


control de erosión son bastante más económicas que las medidas de sedimentación
(lECA*, 1997b; Corrente, cit. Tilton, 1998; Spotts, cit. Northcutt, 2000; Northcutt,
2000), y además conviene resaltar que las medidas de control de sedimentos (como
por ejemplo las balsas y trampas de decantación) necesitan de terrenos adicionales
a los de la propia obra para su ejecución (Tilton, 1998).

* International Erosión Control Association.

98
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

4.2.- MÉTODOS DE CONTROL DE EROSIÓN.

A continuación se exponen los métodos de control de erosión que se han


dividido en los siguientes grupos: medidas constructivas o estructurales,
tratamientos químicos, métodos basados en el empleo de vegetación y métodos
mixtos.

4 . 2 . 1 . - Medidas e s t r u c t u r a l e s o c o n s t r u c t i v a s :

Son aquéllas que utilizan la modificación de la geometría de la obra yfo los


materiales usados propiamente en construcción para evitar la erosión del terreno.
Controlan la estabilidad de las tierras y los flujos de agua, ya sean en forma de
arroyada difusa, concentrada o de escorrentía subterránea, para conducirlos de
manera ordenada y sin capacidad erosiva hasta el drenaje natural de la zona en la
cual se emplaza el proyecto. En este grupo se hallan los muros de contención
clásicos, las terrazas, bajantes, alcantarillas, el modelado de taludes, etc.

4.2.1.1.- Medidas c o n s t r u c t i v a s : Emplean exclusivamente materiales y


métodos propios de la ingeniería civil para la protección y estabilización de taludes.

- Empedrado:
CAggregate cover)

Consiste en la cubrición del talud


con una capa de grava o piedra de cantera
de unos 10 cm de diámetro (figura 4.1),
para conseguir una protección superficial.
Puede emplearse en la entrada y salida de
pasos de agua o alcantarillas, en medianas,
desmontes y terraplenes, protegiendo
cunetas, cauces o canales, o también para
facilitar el drenaje superficial. Es
importante que su tamaño y peso sean
Figura 4 . 1 ; E m p e d r a d o . adecuados para el estado de fuerzas al que
han de someterse, como sucede j u n t o a
corrientes de agua, si no como se observa
en la figura 4.1, una fuerza tractiva superior a la de diseño producirá su arrastre y
la pérdida de protección del talud.

- Encachado o mampostería:
CHand placed rock)

Se t r a t a de cubrir el talud con gruesas lajas o bloques de piedra de tamaño


entre 20-30 cm recibidos en seco o con mortero (figura 4.2). Puede emplearse en
idénticas situaciones que el empedrado, aunque al ser los elementos de mayor
tamaño ofrecen cierta estabilidad al talud si no es muy pendiente. Presentan un

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Métodos de Control de Erosión Control de erosión

aspecto agradable y rústico, si está hecho con materiales de la zona. Se observa con
frecuencia cubriendo taludes interiores de los puentes de las carreteras.

Figura 4.2: Encachado o mampuesto


seco.

- Escolleras y pedraplenes:
CRlprap or rubbles; rock breast walls)

Consisten en bloques de piedra sanos, compactos y resistentes, sin labrar,


comúnmente de tamaño máximo igual a 2/3 del espesor de la tongada a
compactar, variando ésta entre 0'5 m y 1 m (MOPT, 1989), colocados sobre los
taludes para lograr su contención y estabilización o para defenderlos de corrientes
de agua (figura 4.3). Suelen colocarse con pendientes 2:1 e incluso 1:1 (DGC,
1997). Permiten el drenaje del talud, y generalmente deben ir apoyados sobre un
filtro de grava de espesor mínimo de 1 m y de tamaño máximo de partículas menor
de 15 cm, que a su vez descansa sobre el terreno natural (DGC, 1997, 1998b).

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Figura 4.3: Escollera.

- Gaviones:
iGabions)

Son jaulas prismáticas hechas de alambre de acero galvanizado, de doble o


triple torsión (figura 4.4), dispuesto en malla hexagonal, o bien con georedes
plásticas de alta resistencia a la tracción (figura 4.5), apropiadamente rellenas de
gravas naturales o piedra de cantera (figura 4.6). En ambientes corrosivos o
agresivos, el alambre puede ir recubierto con PVC de 0'4 a 0'6 mm de grosor
(Agostini et al, 1987). Se usan como muros de contención, disipadores de energía
en pasos de agua, zampeados o a la salida de vertederos, en la protección y defensa

100
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

de canales o ríos, o como protectores frente a la erosión cuando se utilizan en


jaulas de pequeño espesor, denominadas corazas Cgabion mattresses), que cubren
la superficie de los taludes.

Figura 4-.4: Muro de gaviones.

Figura 4.5: Muro de gaviones de Figura 4.6: Relleno de gavión (foto


malla plástica (foto cedida por J.G. cedida por J.G. Duque, Compañía de
Duque, Compañía de Empaques. E m p a q u e s . Colombia).
Colombia).

- Muros de h o r m i g ó n :
CConcrete retaining walí)

Pueden ser: de hormigón en masa, que utilizan su propio peso como


elemento estabilizador (de gravedad), pero que no resisten esfuerzos de tracción; o
de hormigón armado (de contrafuerte en el intrasdós, de contrafuerte en el

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Métodos de Control de Erosión Control de erosión

trasdós, con plataforma estabilizadora, de bóveda


horizontal, en "L" o de pantallas), que presentan en su
interior barras de acero corrugado que les capacitan
para resistir esfuerzos de tracción (DGC, 1997) (figura
4.7).

Figura 4.7: Muro de hormigón armado con


contrafuerte en el intrasdós y múrete de
mampostería al pie para enmascaramiento.

- Gunitado:
CGunnite)

Consiste en una malla, de alambre


de acero galvanizado o de polímeros
plásticos de alta resistencia a la tracción,
anclada mediante bulones de acero en
paredes de roca verticales con problemas
de caída de material a la vía por
progresiva meteorización; esta malla se
rellena con hormigón proyectado (figura
Figura 4.8: Pared gunitada. 4.8). Deben preverse orificios para el
drenaje de la pared y reducir las presiones
hidrostáticas. Se emplea en desmontes y
laderas rocosas fundamentalmente. A pesar de su eficiencia, en su forma clásica
crea un notable impacto paisajístico. Actualmente se puede realizar de modo que
exteriormente se asemeje a las rocas de la zona, simulando fracturas, pliegues,
ondulaciones naturales y coloraciones que integran la técnica en el lugar.

_ Cubierta de h o r m i g ó n :
iPoured in place concrete, concrete
revetments)

En este caso se vierte el hormigón


directamente sobre el terreno para
protegerlo de forma temporal o
permanente. Se emplea para recubrir
canales y cauces, taludes, bajantes,
medianas, entradas y salidas de pasos de
Figura 4.9: Salida de paso de agua con ag^ja (figura 4.9). Otra forma es mediante
hormigón. la colocación de hormigón en sacos,

102
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

clavados sobre el terreno Cstaked concrete bags) o bolsacretos* (figura 4.10 y


4.11), que cuando secan ofrecen una capa estabilizadoray protectora.

Figura 4.10: Protección con bolsacretos (foto cedida por cortesía de J.G. Duque,
Compañía de Empaques. Colombia)

Figura 4.11: Protección con bolsacretos (foto cedida por cortesía de J.G. Duque,
Compañía de Empaques. Colombia)

- Muros prefabricados de h o r m i g ó n :
CPrefabricated retaining walls^

Son aquéllos que se montan en


base a elementos de hormigón fabricados
total o parcialmente en un proceso
industrial y que proporcionan estabilidad
al terreno. Según la DGC (1997) pueden
ser: de escamas, de pantalla (figura 4.12),
de pantalla aligerada, de lamas, de bloques
macizos o huecos (figura 4.13), de bloques
Figura 4.12: Muro de pantalla.
con tierra reforzada o de materiales
gcosintéticos de estructura reticular en forma de panel (geoccldas).

Término latinoamericano para designar a las bolsas o sacos rellenos de hormigón.

103
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Las ventajas de utilizar estructuras prefabricadas


son: reducción de costes, mano de obra y tiempos de
ejecución, mejores acabados y posibilidad de realizar
combinaciones que se integren mejor en e! paisaje (vid.
apartado 4.4). En general, los muros además de
proteger el terreno de procesos de erosión en masa,
tienen gran utilidad a la hora de limitar la ocupación de
los terraplenes en el terreno cuando existen problemas
de espacio.

Figura 4.13: Muro de bloques huecos


plantables.

- Canales y colectores:
CChannels and storm sewers)

Controlan o dirigen las aguas superficiales y / o subterráneas recogidas, desde


los puntos de concentración, a través, alrededor o a lo largo de las vías de
circulación para evitar su penetración en las explanaciones y el deterioro de éstas
(figura 4.14). Son canales si la conducción es abierta, o colectores cuando la
conducción es cerrada. Los canales pueden ser de t i e r r a , dependiendo del t i p o de
terreno, pero con pendientes superiores al 3% es necesario protegerlos de la
erosión (Israelsen et al., 1980b). Los revestimientos típicos son: hormigón,
hormigón prefabricado, bloques de hormigón, piedra, telas asfálticas, o geotextiles
de fibra vegetal o sintéticos, tepes o césped. Estos últimos entrarían entonces en la
clasificación de técnicas mixtas, constructivas combinadas con vegetación. En
cualquier caso, se aplican en medianas, márgenes de la vía, cursos de agua próximos
y taludes. Los colectores están formados por tubos de piezas prefabricadas de
hormigón, fibrocemento o acero corrugado galvanizado (MOPU, 1990a).

Figura 4.14: Canal de


conducción de cscorrcntía.

104
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

-- Caces y cunetas:
CGutters and ditches)

Un caz es una franja longitudinal estrecha, en f o r m a de canal revestido, de


escasa profundidad, que recorre el borde de la plataforma de la vía recogiendo las
aguas que llegan de ésta. Cuando limita con una mediana o una acera más elevadas,
el caz está limitado lateralmente por un bordillo (figura 4.15). Lina cuneta es una
zanja longitudinal paralela a la vía que recoge también las aguas de la calzada más
arcenes y de los desmontes que lindan con ella (figura 4.16). Es importante
construir la red de cunetas durante la ejecución de la explanación para evacuar los
flujos ordenadamente.

Figura 4.15: Caz. Figura 4.16: Cuneta.

Las cunetas pueden ser de t i e r r a , de hierba o revestidas. Las primeras no


rebasarán una pendiente longitudinal del 4% en zonas húmedas o del 3% en zonas
secas, y no presentarán un declive menor al 1 % para evitar sedimentaciones.
Cuando no se cumplan éstas condiciones irán revestidas de piedra, hormigón,
hierba,.,. Cuando excedan el 7% de pendiente habrá que disponer disipadores de
energía (MOPU, 1990a).

La construcción de cunetas en carreteras forestales en la actualidad es un


aspecto controvertido, a causa de que incrementan la erosión, al concentrar los
escurrimientos en puntos concretos del terreno y al trasladar grandes cantidades
de sedimento hacia aguas de interés ecológico. Por ejemplo, no es considerada una
buena práctica de control de erosión en el estado de Tennessee, según palabras del
Tennessee Department of Conservation en 1989 (Orr, 1996) y para contener la
erosión de las vías forestales las recomendaciones constructivas parecen centrarse
en un correcto bombeo de las plataformas para evacuar el agua tan p r o n t o como
sea posible; de modo que la escorrentía se disperse entre la vegetación y los
sedimentos queden retenidos por ella, sin alcanzar las corrientes naturales (Grace,
1998).

105
Métodos de Control de Erosión Control de erp$¡ón

- Zanjas de desviación o de i n t e r c e p t a c i ó n , cunetas de g u a r d a o de pie:


COiversion duches or interceptors ditches, interceptor drains, toe ditches)

Son zanjas en tierra o revestidas que interceptan la escorrentía en los taludes o


laderas (figura 4.17) y la conducen ordenadamente hacia los canales de desagüe como
sucede con las terrazas (ver siguiente grupo). Cuando se sitúan en la cabecera de un
talud se denominan cunetas de guarda (figura 4.18) y, si se emplazan a pie de talud,
cunetas de pie.

^-.-^r:

Figura 4.17: Zanja de


interceptación en el cerro
del Cristo (Falencia).

Figura 4.18: Cuneta de guarda en


carretera Madrid-Valencia.

- Sumideros c imbornales;
(_Drop boK culverts; culverts)

Consisten en desagües que reciben las aguas de los caces y cunetas y las
conducen hacia el exterior (imbornales) o a un colector (sumideros) (figura 4.19).

106
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Actúan a modo de disipadores de energía y reducen la velocidad de flujo retirando


caudal. Se construyen en hormigón, acero o madera.

.wp' -

Figura 4.19: Sumideros c imbornales.


Carretera Madrid-Valencia.

- Bajantes:
(Dow/1 drains, chutes, standpipes)

Estos elementos conducen las aguas concentradas hacia el pie de los taludes
para evitar que se erosionen (figura 4.20). Pueden ser abiertos (telas asfálticas o
plásticas, materiales cerámicos, mampostería, hormigón, placas prefabricadas de
hormigón, canales encespedados o protegidos con geotextiles de fibras vegetales, fibra
de vidrio, etc.), y cerrados (tubos de fibrocemento, metálicos, hormigón y plástico). Si
conducen caudales significativos necesitarán de disipadores de energía a su salida.

? ^ ^:

Figura 4.20: Bajantes.

107
Métodos de Control de Erosión Control de eros'iQr)

- Drenajes:
(J^rains, seepage controO

Con ellos se pretende drenar taludes saturados


para aumentar su estabilidad y reducir su erosión
"^.^yi ~! ^•- ^•CIJ superficial por los1( afloramientos de las aguas
> - J ^ " ' ,-¿-:^^' '^[M subterráneas. Se realizan mediante pinchado con
' *^*^-* - ^ ' ' - • * - * ' ™ tuberías porosas (drenajes californianos), galerías de
drenaje o mediante contrafuertes de bloques de piedra
(figura 4.21). Estos últimos consisten en un surco o
zanja escalonada siguiendo la línea de máxima
pendiente hasta que se sobrepasa el posible plano de
deslizamiento (Ayala et al., 1989). Sobre este surco se
depositan las piedras, de form a que por su peso
incrementen la estabilidad del talud y, al ser un
Figura 4.21: Drenajes de material incoherente, permitan el drenaje libre del
contrafuertes. mismo.

- Disipadores de energía y l a m i n a d o r e s :
CEnergy dissipators and leve! spreaders)

Convierten las corrientes de alta velocidad de los canales revestidos y / o


conductos en flujos de velocidad baja no erosiva. Se construyen generalmente con
hormigón, gaviones o mampuestos sueltos (figura 4.22), a la salida de las
conducciones, para proteger el terreno aguas abajo de la estructura y evitar el
descalce o la ruina de ésta. Otra forma de disipar la energía es mediante el empleo
de laminadores que transforman la corriente concentrada recogida por las
conducciones en un flujo de escaso calado con poca capacidad erosiva. Este efecto
se consigue mediante vertederos de mayor anchura que el conducto de llegada que
dispersan el caudal. Es una práctica siempre recomendada pero poco frecuente, por
lo que es habitual observar la formación de cárcavas al pie de pasos de agua, salidas
de bajantes, de canales y terrazas (foto 4.23).

Figura 4.22: Disipadores de energía de


gaviones.

Figura 4.23: Problemas en una cuneta de


una vía forestal por falta de revestimiento
y disipadores.

108
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

En zonas de interés ecológico, para prevenir la concentración de sedimentos en


las corrientes, no es conveniente la conexión directa de los pasos de agua con los
cauces naturales (Tysdal et al., 1997). En estas zonas deben emplearse aún con más
motivo los disipadores de energía, laminadores, u otras medidas de control de
sedimentos como las balsas de decantación o los cordones filtrantes.

- Embocaduras:
Clnlets)

Proporcionan una transición gradual entre el flujo


en una conducción abierta y una conducción cerrada
(figura 4.24). Cuando la medida es temporal, la
embocadura se construye con piedras, tablones, planchas
metálicas o pacas de paja.

Figura 4.24: Embocaduras.

- Geotextiles sintéticos y mallas metálicas:


iGeosynthetics, synthetics geotextiles and steel wíre meshes)

Los geotextiles sintéticos son rollos continuos lisos o


formando una malla, realizados a base de materiales
diversos, generalmente polímeros plásticos (PVC, polietileno,
polipropileno, nylon,...) con resistencia a altas tensiones de
tracción, a la radiación ultravioleta y que se desenrollan
sobre el talud y se grapan o se anclan protegiéndolo de la
erosión (figura 4.25). Otras aplicaciones de estos productos
son el refijerzo de firmes, cimientos y terraplenes, muros de
contención, gaviones, calzadas y pavimentos, sellado de
vertederos, impermeabilizaciones, revegetaciones,... Alargan
la vida útil de las obras y provocan un importante ahorro en
los costes de ejecución y de mantenimiento (Tensar, 1989).
Figura 4.25: Detalle de
geotextil plástico También se podrían incluir en este grupo las mallas
(ge o r red). metálicas de triple torsión que en terrenos muy friables se
colocan para contener pequeños desprendimientos (figura 4.26). Pueden emplazarse
de forma permanente o de forma temporal hasta que se apliquen las medidas
definitivas. En realidad la función que ejercitan estas mallas metálicas es idéntica a las
que Sprague (1997), Grayy Sotir (1996) o Rickson (1995) consideran como propia de

109
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

un geotextil sintético: materiales flexibles, capaces de «proveer una protección contra


¡a erosión a lo largo del tiempo» por sí solos o en combinación con otros materiales.
Por ejemplo Schiechtl (1986) las usa en combinación con mulch de paja para realizar
determinado t i p o de siembras en zonas muy degradadas o para sujetar los colchones
de ramas en los taludes (vid. apdo. 4.2.4).

•^^•Mp
^B^ j/^'.^E <•" r'^ 1^ 4¿ir^ ' S

Figura 4.26: Mallas metálicas.

- Compactación:
CCompactatiori)

La compactación de los terraplenes por tongadas es una medida que disminuye


la erosión en masa, mientras que la compactación de la superficie del talud contribuye
a aumentar su erosión superficial (Megahan et al., 1992), (figura 4.27). Hay que tener
en cuenta que la compactación reduce la capacidad de infiltración de la superficie del
terreno, incrementándose por t a n t o la escorrentía superficial. Si el terreno está en
pendiente y presenta un leve defecto, grietas de desecación por ejemplo, se iniciará
una erosión progresiva, que dará lugar a la aparición de regueros y posteriormente
cárcavas, si no se corrigen éstos a tiempo.

^^BPH?^

Figura 4.27: Compactación.


Desdoblamiento carretera *_-*
Palencia-Magaz.

110
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

4.2.1.2.- Medidas e s t r u c t u r a l e s :

- Terrazas:
CBenches, terraces, serrated cuts)

Mediante este método se reduce la longitud de la


ladera y se recoge parte de la escorrentía, favoreciendo
la infiltración y reduciendo la capacidad erosiva (figura
4.28). Son escalones horizontales o con una ligera
pendiente longitudinal -máxima del 2% en terrenos
erosionables, de! 2'5% en poco erosionables, o incluso
del 5% (López Arias, 1993) y longitud máxima de 30 m
en ambos casos (Beasley, 1958, cit, Mintegui y López
Unzu, 1990)-. Tienen una anchura de 1 m a 3 m con
plataforma a nivel o en contrapendiente (10%-15%).
Antes se construían terrazas de hasta 4-5 m de ancho,
pero en terrenos de gran inclinación generan un gran
impacto visual que tarda en cicatrizar en el tiempo y
Figura 4.28: Terrazas. que puede ir acompañado de inestabilidad del terreno.
La separación entre terrazas se estima a partir del
cálculo de la escorrentía que van a recibir, la velocidad de evacuación de las aguas
que recogen para que r\o sea erosiva en la plataforma y, con la condición de que la
erosión entre terrazas no supere el umbral tolerable de diseño. Estas estructuras
requieren una adecuada disposición de los elementos de recogida y evacuación de
las aguas de las terrazas, por ejemplo: canal de desagüe encachado o revestido con
hormigón o mampostería. Las terrazas deben mullirse en zonas semiáridas para
proporcionar mejores condiciones de infiltración y humedad edáfica para las
plantas. Aunque estas estructuras por sí solas ya ejercen un control de la erosión
efectivo, éste se ve impulsado si se planta la plataforma y el caballón de la terraza.

Burroughs y King (1989) señalan que en los desmontes aterrazados la


erosión se reduce aproximadamente en un 86%. Aunque este método no siempre es
efectivo. En España, González del Tánago y Blanco (1997) han encontrado que el
aporte de sedimentos desde los caballones de las terrazas hacia las plataformas
producen un sellado del banco de la terraza disminuyendo la infiltración y
aumentando por t a n t o la escorrentía.

- Bermas, caballones o cordones de


tierra:
(Berms, soil wíndrows, burlap sand sausages)

Comúnmente son cordones de


t i e r r a colocados según curvas de nivel o
con ligera pendiente longitudinal en zonas
de escaso declive, a veces a pie de t a l u d y
que, como las terrazas, detienen ta
Figura 4.29: Bermas, caballones o
escorrentía favoreciendo su infiltración y
cordones de t i e r r a .

111
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

conduciéndola ordenadamente hacia la red de drenaje natural. También se pueden


construir en cabeza de talud para prevenir la llegada al mismo de escorrentía
(figura 4.29). Igual que las terrazas, necesitan de un sistema que evacúe
ordenadamente las aguas recogidas por los cordones. Otra forma de ejecutarlos es
COY) largos sacos de arpillera que se rellenan de tierra o de fibra vegetal ibiorrolios)
como si fuesen salchichones que se clavan al suelo.

- Retaluzado o modelado selectivo:


(Sloping or selective shaping)
^r*.>í>'
En áreas donde el potencial de
erosión es elevado se ejecutan taludes más
tendidos y se modelan sus pendientes
suavizando las aristas para conseguir un
discurso de la escorrentía más lento,
natural y menos erosivo (figura 4.30).
Además se logra una mejor integración
paisajística. Es una práctica que debería
Figura 4.30: Modelado de taludes en ser más habitual, al menos, siempre que
Gran Canaria. no existan problemas de ocupación del
terreno por las obras. Según Gray y Sotir (1996), para obtener taludes estables no
conviene superar los taludes 1'5:1, a menos que en el talud se ejecuten técnicas y
estructuras de refuerzo. Para facilitar la revegetación de las pendientes, éstas no
deberían superar una inclinación 2:1 (Hargett et al., 1982; Gray y Sotir, 1996).

- Control del área y del t i e m p o de


exposición:
CSurface área exposure and timing of control
implementation).

Cuanto más pequeños sean el área


y el tiempo expuestos a los elementos
atmosféricos, sin ningún tipo de
protección, menor será la erosión del
terreno perturbado (figura 4.31). Un
buen manejo de la obra implica
Figura 4.31: Fase constructiva de una desarrollar medidas temporales o
obra. Circunvalación de Valladolid. permanentes desde el inicio de las
mismas. Esperar a que el proyecto se halle totalmente terminado perjudica al
ambiente desde el punto de vista de la erosión y del impacto paisajístico (Meyer et
al., 1972; Israelsen, 1980a, 1980b; López Arias. 1993; Ruza, 1993).

112
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

4.2.2.- Métodos o tratamientos químicos:


CChemical stabiUzcftiori)

Se trata de productos, materiales o sustancias químicas sintéticas o de


procedencia industrial, de carácter orgánico o inorgánico, que permiten mediante
su proyección en solución acuosa sobre los taludes, medianas u otras zonas, fijar
las partículas de terreno de forma que no sean arrastradas por el agua. Reciben el
nombre de fijadores, protectores, estabilizadores o selladores de suelos y polvo
Ctackifíers, soil stabilizers, soit sealers, dust binders). Existe una amplia gama de
productos en el mercado, que engloba desde las emulsiones asfálticas, las espumas
de uréa-formaldehido, o cementos, a los alginatos, las resinas, los aceites, la fibra de
vidrio o la pasta de fibras de madera. Además de fijar el suelo, presentan otras
propiedades como aumentar la capacidad de retención de agua y la porosidad del
suelo, mejorar la estructura edáfica y sus condiciones biológicas, etc.

Aunque una buena parte de estos productos pueden ser aplicados


individualmente, la mayoría se distribuyen mezclados con otros productos y
materiales con ánimo de obtener la revegetación de los terrenos a proteger. De
modo que los estabilizadores actúan como acondicionadores de un medio sobre el
que se van a desarrollar las plantas, organismos estos últimos encargados en
definitiva de proteger al suelo de la erosión mediante su entramado radicular y su
cubierta aérea. Los estabilizadores mantienen las partículas del terreno y las
semillas sobre el suelo mientras que surgen las condiciones adecuadas para la
germinación y el desarrollo vegetal. Además ciertos productos como los alginatos,
poseen nutrientes y complementan la acción de otros fertilizantes (Trabajos de la
Cátedra de Planificación, 1983), estimulando en definitiva el crecimiento de las
plantas. La aplicación individual se centra fundamentalmente en sendas, caminos
de servicio en canteras, o en carreteras sin pavimentar (rurales y forestales),
especialmente en zonas donde la erosión de la calzada genera una emisión de
sedimentos significativa, contaminando las corrientes de agua próximas, máxime si
éstas son de elevado interés piscícola o recreativo (O'Malley, 1998).

4.2.3.- Métodos de revegetación:

En este conjunto se engloban todas aquellas medidas que de forma directa


pretenden conseguir una vegetación estable y automantenida que actúe como
cubierta protectora y estabilizadora del terreno. Aquí se encuentran las técnicas o
tratamientos que emplean exclusivamente material vegetal para conseguirlo
(semillas, agua, fertilizantes, mulch) y las labores necesarias para acondicionar el
sustrato sobre las que las plantas deben desarrollarse.

- Siembra directa:
CSow'mg, seeding, dry seeding)

Consiste en la distribución de semillas, generalmente herbáceas vivaces,


directamente sobre el terreno o previamente laboreado, enmendado y fertilizado, si

113
Métodos de Control de Eros'ión Control de erosión

las condiciones no eran aceptables. Se


realiza mediante medios manuales o
mecánicos (figura 4.32). La siembra
manual no se recomienda por encima del
35% de pendiente, y la mecánica por
encima del 30%. Sobrepasado el 32%, el
semillado necesita de algún t i p o de
protector estructural o soporte que
favorezca su estabilidad y el arraigo en el
suelo (Aldana, 1995).
Figura 4.32: Siembra manual a voleo
en una cárcava del cerro del Cristo Puede sembrarse en hileras (la
(Falencia). semilla se dispone en surcos de varios
centímetros de anchura) o a voleo (las semillas se dispersan aleatoriamente sobre
la superficie). La siembra en hileras admite cierta compactación del terreno, pero
éste tiene que estar húmedo y libre de piedras y rocas, la siembra a voleo necesita
de un mullido previo del t e r r e n o y suelos húmedos. En ambos casos hay que
enterrar las semillas para que se produzca una buena germinación. Cuando los
suelos no se pueden laborear ya que por la pendiente son probables los fenómenos
erosivos, las semillas se suelen cubrir con mutch de paja o mantas orgánicas. Las
dosis de semilla pueden variar entre 10 g/m^ y 50 g/m^ (vid. tabla 4.1),
dependiendo de las pérdidas previstas por insectos, pájaros, clima adverso...

La siembra directa sin ningún t i p o de mulch protector no proporciona


ninguna defensa del suelo mientras no germinen las semillas. Burroughs y King
( 1 9 8 9 ) , basándose en experiencias de diversos investigadores sugieren que para el
primer año de construcción de un desmonte se puede esperar una reducción de la
erosión de un 36% en taludes de pendiente inferior a 1:1 y altura de 2'5 m. si la
pendiente es superior no se deben esperar reducciones de la erosión mayores del
10%. De todos modos, este método es eficaz siempre que se ejecute en la época
apropiada (Dyrness, 1975; Swift, 1984; Batajoo et al., 1996?) y no se superen los
límites de pendiente; ya que en este caso, las semillas no se sujetan a los taludes y
se pierden, o si permanecen lo hacen en equilibrio inestable, de f o r m a que una
pequeña t o r m e n t a puede arruinar toda la preparación de la siembra por arrastre.
En zonas de escasez hídrica habrá que apoyar con riegos hasta el establecimiento
de la vegetación.

- Hidrosiembra:
CHydroseeding)

Cuando las pendientes superan el


30-35%, la siembra directa es difícil que
prospere sin cubiertas de anclaje o
fijadoras. La hidrosiembra consigue
mantener la mezcla de semillas en taludes
de fuerte inclinación, aunque por encima
del 60%-70%, puede resultar difícil la
revegetación (Hargett et al,, 1982; Pérez
Figura 4 . 3 3 : Hidroscmbradora.

114
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Revenga, 1994; Gray y Sotir, 1996; Bestard, 1999,


Llopis, 1999). Esta técnica consiste en la proyección
mediante un cañón hidráulico (hidrosembradora) de
una mezcla acuosa de semillas, mulch, fertilizante,
estabilizadores y agua (tabla 4.1), que se aplica sobre el
t a l u d en una o varias fases (figura 4.33 y 4.34). Suele
recomendarse su aplicación en dos etapas; la primera, de
siembra, en la que se proyecta la semilla con agua,
fertilizante, estabilizador y algo de mulch, y la segunda,
fase de tapado de las semillas que pudieran haber
quedado en superficie, con mulch, estabilizador y agua.
En EE.UU. se recomienda hacerla Incluso en tres
operaciones, proyectando primero la semilla, después el
fertilizante y, por ú l t i m o , el mulch (Lee, 1996; GofP,
1999a), o bien mulch, semilla y fertilizante, y mulch
(Haynes, 1997). En terraplenes de carreteras forestales,
Figura 4.34:
Hidrosiembra en Megahan et al. (1992) encontraron que este método era
desmontes de Palencia. el más eficaz en la reducción de la erosión en relación a
su coste, de entre 17 tratamientos ensayados.

- Encespedamiento:
CSodding, turfíng)

Este método consiste en la


instalación sobre el terreno de planchas o
alfombras de t i e r r a y césped precultivado
Ctepes o cespedones) para conseguir el
recubrimiento instantáneo por la
vegetación (figura 4.35). El t e r r e n o que
sirve de lecho, debe estar húmedo y
Figura 4.35: Tepes y alfombras de laboreado para conseguir un buen
césped ( F u e n t e : lECA). contacto y trabazón; el terreno debe
poseer unas características aceptables de
textura, estructura y nutrientes. Si no es así, habría que extender una capa de
tierra vegetal sobre la que se instalen los tepes. Nada más instalarlos deben regarse.
En zonas de pendiente, los tepes o alfombras serán grapados apropiadamente para
evitar la formación de bolsas de aire que desequen las raíces. Resulta un método
caro que generalmente se aconseja para zonas de alto valor recreativo o natural,
donde exista humedad suficiente para su establecimiento definitivo. Por ello es un
método típico de áreas urbanas, jardines, campos de g o l f y de f ú t b o l .

- Aplicación de mulch:
CMulching)

Se entiende por mulch cualquier clase de cubierta superficial del suelo que
lo protege de la erosión hídrica o eólica. En el mercado se halla mulch de
naturaleza orgánica (paja, heno, residuos de cultivos de maíz, soja, arroz,...,

115
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

celulosa, serrín, lana de madera, cortezas de pino, astillas, cenizas, etc.) o


inorgánica (grava, gravilla, piedra machacada, emulsiones asfálticas, fibra de vidrio,
plástico triturado, geotextiles sintéticos, etc.). El mulch se aplica como medida
temporal para la protección del suelo contra la erosión, caso de la paja, heno,., ya
que desaparece al cabo de unos años, o bien se aplica de forma permanente, como
el caso de la grava o la piedra machacada; sin embargo suele ser una técnica
complementaria al semillado directo o por hidrosiembra (figura 4.36).

Tabla 4.1: Dosis de referencia de mezclas para hidrosiembra según diversos


trabajos. ____«_______._________.,___._._________.___^^
Fuente Lugar Dosis
Can-y British -semilla: 10 g/m^
Ballard Columbio. - mulch: 67 gfm^
(1980) Canadá - fertilizante: NPK lO/BO/lO 45 glm^
estabilizador: 3'3 g/m^
Williamson et ?? - semilla: 5-10 g/m^
al. (1982) - mulch (lodos): 200 g/m^
(cit, Ayala et - fertilizante (sin especificar): 36 g/m^
al., 1989) - estabilizador (alginatos): 20 g/m^
- caliza: 60 g/m^
Fort et al. España - semilla: 16 gfm^ (entre 10 y 30 g/m^ sin rebasar los 50
(1989) g/m^
(resto de productos sin definir)
Vizcaíno España - semilla: 20-30 gfm^
(1992) - mulch (celulosa, papel, algodón): 20 gfm^
- fertilizante: 0'5 kg/m^ de estiércol ovino más 60 gfm^ de
abono
- estabilizador: 35 §fm^
- agua: 2 \fm^
Teconma España - semilla: 20-30 gfm^
(1995) - mulch (fibra corta): 150-200 gfm^
- fertilizante: NPK 15/15/'15 40-60 gfm^ más estiércol 1-2
Kg/m^
- estabilizador (larga duración): 20 gfm^
- fungicida (opcional) Ig/m^
Áldana España • Fase de siembra:
(1995) - estabilizador: 8-15 g/m^ orgánico; 20-50 g/m^ síntesis
- abono: 40-100 glrn^ inorgánico soluble, 2-7 cm^/^m^
ácidos húmicos y fiílvicos, 20-40 g(xn^ alginatos para las
dos fases
- mulch (fibra corta): 80-150 g/m^
• Fase de tapado:
- estabilizador: 5-10 g/m^ orgánico; 15-35 g/m^ síntesis
- /riu/c/? (fibra corta): 50-100 g^m^
Mostaghimi Blacksburg En taludes entre 0'6%y 9'6%:
et al. (1994) (USA) - semilla (gramíneas): 4 g/m^
- mulch (recortes de periódicos): 45 gfm^
- fertilizante: NPK 15/30/15 27 gfm^
- estabilizador: sin especificar
- caliza: 54 g/m^
- agua: hasta lograr una consistencia líquida de la mezcla

116
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Puede emplearse cuando se ha


distribuido previamente la semilla o una
capa de tierra vegetal, de forma que
retenga la escorrentía, favorezca la
humectación del suelo, reduzca las
oscilaciones térmicas y la
eva potra nspi ración, aumente la
infiltración en los suelos pesados o la
capacidad de retención de los ligeros;
también proporciona materia orgánica
que irá liberando progresivamente
Fieura 4.36: Tipos de muich: celulosa y . • i, - i •j j j
* -, r , -, . , nutrientes seeun su velocidad de
ecofibra verde para hidrosiembra. , ... .1
^ descomposición. Al mismo tiempo, crea un
medio más favorable para la fauna edáfica,
otorgando refugio y alimento a insectos, artrópodos, moluscos y anélidos, que
contribuyen a mejorar la aireación edáfica y la recirculación de nutrientes.
En pendientes suaves (< 3:1) y condiciones poco ventosas puede distribuirse
manualmente o con ventiladores (mu/c/i blowers, straw blowers), también puede
ser conveniente incorporarlo en los primeros horizontes del suelo mediante el paso
de una grada de discos. En pendientes superiores (> 3:1), el muIch se distribuye con
fijadores o estabilizadores, a modo de hidrosiembra ihydromulcH), o bien se ancla
en el terreno mediante el grapado o clavado de mallas metálicas o plásticas.

Si el muIch se aplica para potenciar y asegurar el establecimiento vegetal,


caso de taludes con malas características como lecho de siembra, debe atenderse
cuidadosamente la dosificación de los materiales, ya que tasas excesivas de muIch
pueden impedir la llegada de agua y de luz al suelo, inhibiendo la germinación de
las semillas o el desarrollo de las plántulas (Young, 1968; Coppin y Stiles, 1995,
Rickson, 1995).

Una tasa de mulch de paja de 4'5 tfha es recomendada por muchos


investigadores y proyectistas para obtener buenos resultados (Young, 1968; Gray y
Sotir, 1996; Haynes, 1997). Weems, proyectista en San Diego CCalifornia), aconseja
esta cantidad para fuertes pendientes, aplicada j u n t o con un fijador o estabilizador
(Lee, 1996). Para desmontes, Burroughs y King (1989) proponen suponer una
reducción en la erosión superficial del 35% si se aplica esta dosis de 4'5 t^ha sobre
pendientes 0'75:1, y del 40% si la pendiente es igual o inferior a 1:1. Cuando la
paja se aplica con fijador asfáltico, estos investigadores recomiendan estimar un
control de la erosión del 40% y del 75% en las pendientes respectivas. También
resaltan que en zonas de heladas intensas estas cifras pueden verse disminuidas por
desplazamiento del mulch sobre la superficie del desmonte. Posteriormente,
Mostaghimi et al. (1994) obtienen los mejores resultados en el control de erosión
COY] mulch de paja aplicado en dosis de 4'5 tfha sobre taludes de pendiente 1-10%,
con respecto a un tratamiento con hidrosiembra (ver dosis tabla 4.1) y dos
tratamientos con estabilizadores (polímeros sintéticos) comerciales. Otros
resultados obtenidos con diferentes clases de mulch por Meyer et al. (1972) se
refieren en la tabla 4.2.

117
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Tabla ^.2: Tipos de muich, dosis y resultados obtenidos en taludes


experimentales, de 20% de pendiente y 10'5 m de longitud, en terreno franco-
limoso y bajo lluvia simulada de 127 mm e intensidad de lluvia de 63'5 mm/h
(Meyer etai, 1972).
T i p o de m u l c h Dosis % cobertura Tasa de % de control
(t/ha) erosión ( t / h a ) conseguido
Sin mulcli - 3* 88*9 0
Paja 5'2 95 27*2 69*4
Piedra 33*7 16 33 62*9
134'7 62 25*6 71*2
303'1 90 7*9 91*1
538'8 100 < 4*5 94*9
841*8 100 <4'5 94*9
Grava 157*2 62 33 62'9
Astillas 4'5 32 60*8 31*6
9 68 19*1 78*5
15*7 88 12*3 86'2
26'9 99 <4'5 94*9
56*1 100 <4*5 94*9
Cemento Portland - 3* 73'4 17*4
Sobre estas parcelas existía una cantidad de grava natural cubriendo el suelo equivalente a l l ' 2 t / h a .

- G e o t e x t i l e s o r g á n i c o s o g e o t e x t i l e s de f i b r a v e g e t a l :
COrganic geotextiles or natural geotextiles)

Se t r a t a de fibras vegetales g e n e r a l m e n t e d e p a j a , h e n o , coco, e s p a r t o , y u t e ,


fique, lana de madera,,., q u e se h a l l a n b i e n e n t r e l a z a d a s a m o d o de r e d Cwoven
meshes) ( f i g u r a 4 . 3 7 ) , o b i e n dispuestas a m o d o de m a n t a ( f i g u r a 4 . 3 8 ) e n t r e dos
mallas de p o l i p r o p i l e n o o n y l o n ( e r o s i ó n mats or hlankets) y q u e a c t ú a n a m o d o de
mulch. Son b i o d e g r a d a b i e s y t i e n e n u n a d u r a c i ó n e n t r e 2 y 4 - 5 años para las
m a n t a s y e n t r e 5 a 1 0 años m á x i m o en las redes de coco; p o r lo c u a l , si d u r a n t e su
v i d a ú t i l no se consigue el e s t a b l e c i m i e n t o v e g e t a l , se v u e l v e a la s i t u a c i ó n o r i g i n a l .

F i g u r a 4 . 3 7 : Red de coco a i n s t a l a r en u n a
cárcava e n el c e r r o d e l C r i s t o ( F a l e n c i a ) .

Figura 4 . 3 8 : Colocación de m a n t a s de
e s p a r t o t r a s h i d r o s l e m b r a en t a l u d e s
de Falencia.

118
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Se disponen sobre el terreno y se grapan sobre el mismo hasta asegurar un


buen contacto con él. Este hecho es fundamental para que cumplan su misión
eficazmente. Se^ún el material con el que están elaboradas se recomiendan para
unas determinadas condiciones topográficas y climáticas (vid. tabla 4.3). Actúan a
modo de muich proporcionando una inmediata protección al suelo y potenciando el
establecimiento de la vegetación. Se pueden colocar directamente sobre el suelo
para ser posteriormente semilladas o hidrosembradas, aunque suele ser más
frecuente que se coloquen sobre el terreno previamente sembrado (Rickson, 1995).
También se facilitan con semillas en su interior (Projar, 1995).

Tabla 4.5: Tipos de mantas y redes orgánicas y campo de aplicación (Fuente:


Bonterra., 1998; Projar, 1995; Duque, 2002).
Tipo de geotextil Duración Composición Pendiente Pluviometría
(años) (%) recomendada
Manta paja 2 100 <4:1 moderada
(300-500 g)
Manta de fique 2 100 Se ha utilizado en Se ha empleado en
(360 g) todo el rango en un amplio rango en
Colombia y Brasil Colombia y Brasil
Manta paja-coco 2-3 50-50 < 3 : l a 1:1 media
(250-400 5^
Manta paja-coco 2-3 70-30 2:1 a 1:1 intensa
(250-400 g)
Manta paja-esparto 3 70-30 2:1 a 1:1 intensa
(325-425 g)
Manta coco 3-4 100 2:1 a 1:1 intensa
(225-350 g)
Manta coco 4 100 >1:1 intensa
(500 g)
Manta coco+red de 4 100 >1:1 intensa
coco
Manta esparto 3-4 100 >1:1 intensa
(350-450 g)
Red de yute 2-3 100
(600 g)
Red de coco 7-10 100 suaves moderada
(350-400 g)
Red de coco 10 100 moderadas media-intensa
(500^
Red de coco 10 100 altas intensa
(700 g)

El control en la producción de sedimentos se puede calificar de sobresaliente


(Duque, 2002); en general por encima del 95% en relación a terrenos similares sin
proteger (Burroughs y king, 1989; Projar, 1995; Grace et al., 1997, 1998;
Armstrong y Wall, 1991; Megahan et al., 1992; Sprague, 1997; Benik et al., 2000).

119
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

' Plantación:
CPlanting)

La plantación para el control de la erosión hídrica se realiza en base a planta


de pequeña talla (árboles, arbustos, m a t o r r a l , esquejes), de corta edad y en
densidades altas (= 1 p l a n t a / 4 m 0 , esperando que con su desarrollo protejan al
suelo de la lluvia y de la escorrentía (figura 4.39 y ¡4.40!). El éxito de esta técnica
se basa en la confianza de que las plantas alcancen un tamaño notable en poco
tiempo. Esto, que se produce rápidamente en climas húmedos, puede retrasarse o
incluso ser inviable en zonas semiáridas, a menos que se apoye la plantación con
riego o que se diseñe a partir de cosechas de agua. Por ello, los años en que la
vegetación tarda en cubrir el suelo la erosión continúa.
La plantación por sí sola no es efectiva en la restauración de taludes en
zonas áridas a menos que se complemente con una preparación del terreno muy
cuidadosa (microcuencas, alcorques,...) o con otras técnicas efectivas a corto plazo
como son los geotextiles orgánicos o la distribución de mulch. De manera que en
los dos a cinco años que estas estructuras o materiales tardan en degradarse, el
arbolado, las matas o los esquejes plantados hayan prosperado suficientemente.
Si los terrenos no son aceptables,
las plantas deben instalarse con cepellón
en ur\ agujero de profundidad suficiente
para el desarrollo radical, con al menos
unos 20 cm de profundidad y 20 cm de
anchura. Deben ejecutarse alcorques que
retengan la escorrentía para que ésta no
desborde, la planta no pierda el valioso
recurso, y además no se engendren
regueros. Aunque en altas pendientes
puede ser compleja la ejecución de
Figura 4.39: Plantación de brinzales.
alcorques, pues se suelen desmoronar.
Siempre que sea posible, se
construirán microcuencas en t o r n o a las
»:'¿Í-'MV'-'—
plantas para incrementar los aportes de
agua. Las plantas se distribuirán al
'•Mí I¥ tresbolillo para interceptar mediante sus
alcorques y microcuencas la máxima
escorrentía para su supervivencia.
Conviene estimar las densidades de
plantación en función de las áreas de
impluvio (área de generación de
Figura 4.40: En ocasiones la escorrentía hacia la planta), de recepción
plantación ejecutada no es más que (zona de recogida de agua por planta) y los
un fraude. alcorques a p a r t i r de las disponibilidades
hídricas en las laderas; este diseño se puede abordar con modelos informáticos
como los desarrollados por Martínez de Azagra ( 1 9 9 6 ) .
La plantación entonces constituiría una excelente medida a medio y largo
plazo. Con el tiempo, mediante su entramado radicular contribuye a la estabilidad
de los terrenos en declive.

120
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

- A d i c i ó n de t i e r r a v e g e t a l :
CTopsoUing)

El almacenamiento de la t i e r r a vegetal al
ejecutar las explanaciones del proyecto y su
consiguiente extendido sobre los taludes ayuda
enormemente al establecimiento de una vegetación
protectora (figura 4.41). Sin embargo, es una medida
poco frecuente en la construcción de carreteras y
autopistas (Haynes, 1997). Cuando la t i e r r a vegetal
almacenada es de calidad aceptable, los montones no
superan la altura de 1 m si son arcillosos o 2'4 m si son
arenosos, y el periodo de almacenamiento no se
prolonga más allá del año (Ayala et al., 1989), entonces
no es necesaria la fertilización. En ocasiones la t i e r r a
vegetal es ajena a la obra, pero generalmente resulta
Figura 4 . 4 1 : Tierra cara, ya que se requiere una profundidad de al menos
vegetal sobre ladera del 10-15 cm para conseguir un buen establecimiento
cerro del Cristo a vegetal (Ayala et al., 1989; Samsom, cit. Baber, 1998).
revcgetar (Falencia). En terrenos de elevada pendiente, es necesario sujetar
la t i e r r a vegetal con algún soporte estructural (celosía, geotextil, etc.) para evitar
su deslizamiento o arrastre.

4.2.4.- Métodos mixtos:


(Bioengineering systems)

Los métodos mixtos combinan materiales constructivos, como piedras,


troncos, estructuras metálicas, materiales plásticos (geotextiles) y hormigón, con
productos químicos (fertilizantes inorgánicos, estabilizadores, retenedores de
humedad,..) y elementos vegetales (semillas, plantas, ramas, esquejes y estaquillas),
para proteger los taludes de la erosión hídrica, estabilizarlos e integrarlos en el
paisaje. Forman parte de lo que se denomina técnicas de bioingeniena,
estabilización geotécnica o ingeniería naturalística (Rickson y Morgan, 1995;
Gray y Sotir, 1996; Zeth, 1998). En principio, si se respetan las condiciones de
ejecución y se trabaja con especies vegetales adaptadas y capaces de
automantenerse, suelen ser medidas permanentes. Cuando no se respetan estas
normas, las soluciones quedan condenadas a la temporalidad e incluso al fracaso.

- Colchones de r a m a s :
CBrush mattress)

Se disponen una serie de piquetas metálicas o estacas distribuidas al


tresbolillo sobre el t a l u d . Entre ellas se colocan ramas largas y vivas de chopo y
sauce cubriendo todo el terreno según su línea de máxima pendiente (figura 4.42).
Una vez dispuesto el colchón de ramas, se ata mediante alambre o mediante una
malla metálica que se asegura en las piquetas, hasta alcanzar un buen contacto

121
Métodos de Control dg Erosión Control fje erosión

entre tas ramas y el suelo. Posteriormente, se


rellenan los huecos con tierra vegetal y se riegan
para facilitar el enraizamiento de las varas. No se
recomienda en pendientes mayores del 30% (Mataix,
1999). Cuando la base del talud esté expuesta a
corrientes de cierta intensidad, habrá que protegerla
con bloques de piedra o cubrirla con grava.

i^ Figura 4.42: Colchones de ramas (Foto de


Schiechtl, 1986).

- Geotcxtiles sintéticos:
CSynthetic geotextÜes, geosynthetics)

Son entramados o redes


bidimensionales (2D) o tridimensionales
(3D), usualmente elaboradas con
polietileno, polipropileno o nylon,
degradables o no a la luz, y que
proporcionan protección permanente en
combinación con otros materiales.
Las mallas tridimensionales
Figura 4.43: Gcotextiics sintéticos:
detalle de geomalla tridimensional. establecen un pequeño espesor de tierra
vegetal para siembra. Las geomallas (3D)
Cgeogrids) ofrecen entre 1 cm y 2 cm de
suelo (figura 4.43 y 4.44) y mediante su
entramado refuerzan los céspedes
implantados (turf reinforcemenf).
Las geoceldas (3D) Cgeocells o
geowebs), que son estructuras plásticas
en forma de panel de abeja (figura 4.45),
en cambio, generan una profundidad de
suelo de unos 8-10 cm hasta 20 cm (Gray
y Sotir, 1996; Presto, 2002),
proporcionando además cierta estabilidad
al terreno. También pueden utilizarse
Figura 4.44: Geomalla tridimensional
para construir muros de sostenimiento, o
recortada para insertar matas, en los
márgenes del río Esgueva (Valladolid). rellenarse con grava o incluso con
hormigón, en protección de ríos con
fuertes corrientes o en afirmados de carreteras.

122
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Figura 4 . 4 5 : Detalle
de geoceldas.

- Bloques cerámicos o de h o r m i g ó n :
iCellular concrete blocks, gob¡ blocks, revetments)

Son bloques hechos en cerámica u hormigón que reportan una excelente


protección frente a la erosión hídrica y, según su armado en el terreno,
contribuyen a la estabilización geotécnica de los taludes (figura 4.46 y 4.47). Se
emplazan sobre un geotextil plástico que actúa de filtro respecto al terreno sobre
el que se apoya la estructura. Tras su instalación, los huecos de los bloques se
rellenan con tierra vegeta! y se siembran o se plantan. En el mercado también se
hallan bloques de unión articulada Oi^teríocking blocks) que permiten cubrir toda
clase de terrenos adaptándose en mayor medida a su topografía. Consisten en
bloques que se ensamblan y quedan unidos entre sí por elementos metálicos,
engarzándose y actuando a modo de eslabones de una cadena (Campbell, 2000). Se
emplean para proporcionar revestimiento, accesibilidad y capacidad de carga a
ciertos tipos de caminos.

Figura 4.46: Protección con bloques Figura 4.47: Estabilización con


de hormigón. bloques.

123
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

- Empalizadas t r e n z a d a s o zarzos:
(Wattlings, contour wattlings)

Están formadas por unas empalizadas entretejidas a modo de los cestos de


mimbre (figura 4.48), de lo cual les deriva el nombre de zarzos (Sonier, 1919). Se
t r a t a de una serie de estacas vivas de sauce o chopo, de casi un metro de largo, que
se clavan en el terreno alineadas según curvas de nivel, a una distancia aproximada
de un metro, dejando que sobresalgan unos 30 cm. Entre las partes que afloran se
van entrelazando varas de chopo o sauce vivas suficientemente largas. De este
modo se elabora un vallado que se rellena en su zona posterior con el terreno
natural o tierra vegetal. Cuando las varas y estacas rebrotan y enraizan cubren el
terreno y lo protegen y sujetan ejerciendo un eficaz control de la erosión.

Figura 4.48: Empalizadas trenzadas o


zarzos en Pino del Río (Falencia).

Las empalizadas también se pueden construir con material muerto, pero


entonces la madera debe ser muy resistente y duradera para obtener buenos
resultados. En este caso el efecto es sólo mecánico, se aporta estabilidad al t a l u d ,
pero como no se desarrolla sistema aéreo, se pierde su papel protector, y entonces
debe completarse esta técnica con otras, como la plantación de arbustos,
estaquillas, brinzales yfo el extendido de mulch o geotextiles orgánicos entre las
empalizadas.

- Fajinas:
(Fascines, Uve fascines')

En u n t a l u d se abren varias zanjas


siguiendo las curvas de nivel y espaciadas
según la pérdida de suelo tolerable entre
fajinas. A continuación se clavan una serie
de estacas alineadas dentro de las surcos, a
intervalos de 1-2 m, según las
características del terreno. Mientras t a n t o
se habrán construido unos haces de entre
1'5 m a 3 m, con unas 10-15 varas vivas
Figura 4.49: Fajinas (foto (en función de su grosor y de las
reproducida de Schiechtl, 1986). necesidades de estabilización) de sauce,

124
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

aliso o chopo, atándolos con alambre o cuerda cada medio metro, de modo que
conformen una especie de salchichón, que es lo que se denomina normalmente
fajina (figura 4.49). Las fajinas se colocan en las zanjas y apoyadas en las estacas.
Seguidamente se clavan mediante piquetas o nuevas estacas (figura 4.50). Una vez
fijadas a la trinchera, éstas se rellenan con la tierra excavada, enterrándolas total o
parcialmente, y se riega el terreno para provocar el rebrote de las varas. Una vez
conseguido éste, el talud queda estabilizado y protegido, aunque la estabilización
que se alcanza es bastante superficial (Gray y Sotir, 1996). Hasta este momento, el
espacio entre fajinas puede ser cubierto con algún tipo de muich para protegerlo
de la erosión. En terrenos muy húmedos se construyen con una pendiente
moderada respecto a la línea de nivel de forma que facilitan el drenaje del talud.

Figura 4.50: Esquema de


construcción de fajinas.

- Lechos de arbustos:
(Brush layering)

Los lechos de arbustos consisten en la colocación de ramas vivas de alisos,


sauces y chopos diversos, en abundante número, sobre una terraza estrecha, de 1 ó
2 m, o tongada de tierra en contrapendiente; de modo que sobresalgan de éstas
entre 1/3 a 1/5 de su longitud (figura 4.51). Las varas son enterradas con el
terreno procedente de la excavación de la terraza inmediata superior (caso de los
desmontes) o con el de otra tongada de tierra (caso de los terraplenes) (figura
4.52 y 4.53). Las ramas conviene que se coloquen entrecruzadas unas con otras
para conseguir una mejor trabazón entre las capas de ramas y el terreno. Las
yemas de las varas deben mirar hacia el exterior del talud. Schiechtl (1986) indica
que estos lechos se pueden construir con brinzales de chopo y sauce enraizados
previamente, de uno o dos años, denominándose entonces lechos de setos vivos, o
si se construyen mezclando planta enraizada con ramas, lechos mixtos. Otro modo
de construirlos, en el caso de terraplenes, es reforzando las tongadas de tierra
envolviéndolas previamente entre geotextiles naturales (coco, esparto,..) o
sintéticos (mallas plásticas bidimensionales). Esta técnica se designa como
vegetated geogrids, que en español se podría denominar lechos de arbustos
reforzados (Gray y Sotir, 1996).

125
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Figura 4.51: Croquis de ejecución de


un lecho de ramas.

Los lechos de arbustos, en desmontes, no conviene que se realicen si la


pendiente es superior a 2:1, aunque proporcionan una estabilización más completa
y profunda que las fajinas, y se construyen mejor en los terraplenes ya que se van
ejecutando alternativamente con las tongadas de tierra (Schiechtl, 1986; Gray y
Sotir, 1996).

Figura 4.52: Lechos de ramaje en


desmonte (foto reproducida de Gray &
Sotir, 1996).

Figura 4.53: Lechos de ramaje en


terraplén (foto reproducida de Gray fr
Sotir, 1996).

126
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Muros revegetados:
CVegetated retaining walls)
CVegetated riprap; vegetated rock walls; vegetated gabions; vegetated timber walls;
vegetated crlb walls)

En esta clase se han agrupado los


muros que ya se han descrito en el
apartado 4.2.1, y que se construyen a
partir de bloques de piedra (escolleras,
pedraplenes), gaviones y prefabricados de
hormigón, intercalando plantas o
estaquillas en los huecos propios que deja
el sistema de construcción (escolleras,
gaviones), o bien en otros provistos a tal
efecto (madera, hormigón o prefabricados
Figura 4.54: Escollera con vegetación. de hormigón). En las escolleras (figura
4.54), pedraplenes y gaviones (figura
4.55), las plantas se insertan entre los
huecos de las piedras, atravesando el
cuerpo de obra, hasta que el extremo de
la estaquilla o vara entra en contacto con
el terreno natural. En los muros de
madera (figura 4.56), bloques (figura
4.57), hormigón o de prefabricados
(figura 4.58) se diseñan cajones o
recipientes específicos para la vegetación
que se rellenan con tierra vegetal. Esto
Figura 4.55: Gaviones con vegetación. también se puede aplicar a los gaviones y
escolleras (figura 4.59 y 4.60). Los muros
cuyo paramento exterior está compuesto por módulos prefabricados de hormigón
a modo de jardineras son conocidos como muros jardinera (DGC, 1997).

Figura 4.56: Muro de madera


revcgetado.

127
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Figura 4.57: Muro de bloques con


plantas.

Figura 4.58: Prefabricados de


hormigón revegetados.

Figura 4.59: Escollera revcgetada mediante bolsones de geotcxtil permanente


o macetas rellenas con t i e r r a vegetal y plantadas de sauces arbustivos,
rosales, zarzas o enredaderas.

128
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Figura 4.60: Gavión relleno con bolsones


de geotcxtiles permanentes y t i e r r a
vegetal plantados con sauces arbustivos,
rosales, enredaderas o zarzas.

- Muros de t i e r r a reforzada:
CReinforcement earth reta'ming wa¡0

Estos muros, conocidos también en


España por muros verdes (Teconma,
1995), están construidos por capas de
t i e r r a envueltas entre geotextiles de
refuerzo y protegidas en su cara exterior
por geotextiles revegetables. Las capas de
t i e r r a además van contenidas y apoyadas
entre un enrejado de armadura de acero
Figura 4 . 6 1 : Aspecto constructivo del
corrugado que le permite obtener una
muro verde de Teconma (1995) ( f o t o :
gran resistencia y adquirir ángulos de
TECONMA).
construcción de hasta 60°. Una vez
ejecutado el m u r o (figura 4.61), el paramento exterior se hidrosiembra, e incluso
se pueden plantar matas o arbustos entre los huecos de ta armadura recortando
los geotextiles. Su aspecto exterior como m u r o ecológico es inmejorable, sobre todo
en zonas de clima húmedo (figura 4.62).

Figura 4.62: Aspecto


exterior de un muro de
t i e r r a reforzada o muro
verde (Vizcaya).

129
Métodos de Control de Ero$ión Control de eros'tón

Gradas vivas o e m p a r r i l l a d o s v i v o s :
CLive slope grating)

Es un sistema utilizado en pendientes muy pronunciadas (> 1'5:1), con


grandes dificultades para restaurar el suelo e implantar vegetación. Se t r a t a de
construir una estructura que arme la ladera a modo de gradas o emparrillado
cruzado (figura 4.63 y 4.64). Se suele realizar con postes de 15 cm de diámetro o
madera escuadrada de 15 cm x 15 cm respectivamente, construyendo una serie de
celdas que se rellenan con t i e r r a vegetal y se plantan o entrelazan, como en el
sistema de lechos de arbustos, con varas o brinzales. Éstos entretejerán la tierra
aportada y c o n t r i b u i r á n a ofrecer un aspecto natural a la ladera o t a l u d
intervenido. Las celdas de los emparrillados no suelen superar unas dimensiones de
2 m X 2 m (Schiechtl, 1986; Gray y Sotir, 1996).

Figura 4.63: Construcción de gradas Figura 4.64: Perfil de las gradas vivas
vivas (Foto de Carbonari y (Foto de Carbonari y Mezzanotte).
Mezzanotte).

- Gunitado verde:
(Green gunníte)

Este método restaura desmontes o laderas rocosas de fuerte pendiente


regenerando un suelo que se había perdido. En p r i m e r lugar, se coloca sobre el
talud una malla metálica de triple torsión o una geored bidimensional anclada
apropiadamente mediante bulones metálicos. Entre la pared a restaurar y la malla
se intercalan unos separadores, de modo que entre la malla y el terreno se cree un
espacio de unos 10 cm. Este espesor se rellena de una mezcla pastosa de partículas
orgánicas, microfibras de material sintético, estabilizadores, fertilizantes y semillas
(figura 4.65) que se proyecta entre la malla por medio de un cañón hidráulico. De
este modo, se contribuye a engendrar un sustrato natural capaz de ser revegetado.
Una vez germinadas las semillas, el t a l u d queda completamente restaurado. Este
sistema, en su modo fijavert^ puede aplicarse en laderas y desmontes de hasta 80°
(Teconma, 1995).

130
Métodos de Control de Erosión Control de erosión

Figura 4.65: Gunitado verde.


Sistema fibrater de Teconma
(1995) (foto de TECONMA).

' Celosías verdes o sistema "Krismer":


(J'Kñsmer" systeni)

Este sistema fue desarrollado a principios de los años ochenta en los Alpes
austríacos. Se basa en una estructura ligera en celosía de acero galvanizado que
proporciona una profundidad de suelo artificial de unos 8 cm (figura 4.66). Esta
estructura se ancla sobre la superficie del talud a restaurar, rellenándose a
continuación parcialmente con una capa de grava que actúa como drenaje de las
aguas subterráneas o de infiltración. Posteriormente se termina de rellenar con una
capa de tierra vegetal o mantillo sobre la que se proyecta una hidrosiembra (figura
4.67). La rigidez de la celosía proporciona una excelente fijación para el terreno a
crear en laderas o taludes de fuertes pendientes y la vegetación hidrosembrada
refuerza con el tiempo el efecto de la estructura colaborando en la consolidación
definitiva (Prugger, 1997).

Figura 4.66: Estructura Krismer. Figura 4.67: Aspecto final del sistema
(Foto: AMINSA ). krismer (Foto: AMINSA).

131
Métodos de Control de Erosión Control de sedimentos

4.3.- MÉTODOS DE CONTROL DE SEDIMENTOS.

Estos métodos intentan impedir que los sedimentos exportados desde las
zonas erosivas alcancen los cursos de agua, los lagos y embalses, propiedades o
infraestructuras colindantes, etc. Son métodos que no solucionan el problema de
raíz sino que intentan paliar sus efectos. Presentan el inconveniente de que
necesitan un mantenimiento constante si son de carácter permanente, o deben ser
sustituidos una vez finalizada su vida útil, si son de carácter temporal.

Son medidas que alcanzan pleno sentido en zonas mineras, donde los taludes
no pueden ser restaurados durante su explotación, y durante este tiempo las
técnicas de control de sedimentos evitan que éstos salgan fuera del área de
intervención y contaminen las corrientes próximas. En carreteras y ferrocarril, son
útiles durante la fase de movimiento de tierras, pero una vez finalizada, las
medidas de control de erosión pueden y deben ser instaladas inmediatamente
(Meyer et al., 1972; Burroughs y King, 1989; Ruza, 1998). Por lo tanto, dentro del
conjunto de las infraestructuras viarias, en su mayor parte constituyen unas
prácticas temporales y complementarias a las de control de erosión (Larson et al.,
1997).

Como en el grupo anterior se pueden distinguir entre las medidas que


emplean fundamentalmente materiales constructivos y las que emplean vegetación.

4.3.1.- Métodos constructivos:

- Cordones o b a r r e r a s f i l t r a n t e s :
CFilter windrows; cont'muous berms)

Detienen la escorrentía superficial


y atrapan parte de los sedimentos. Se
construyen con grava, tierra, ramaje,
balas de paja, gaviones cilindricos, etc.,
que se colocan a media ladera, al pie del
talud o siguiendo el contorno de la
superficie a controlar. También existen
Figura 4.68: Barreras filtrantes (foto bermas de fabricación continua que se
de MBW.Inc). instalan a pie de talud o perimetralmente
(figura 4.68) a la zona de protección
(Kaspersen, 2000b). Burroughs y King (1989) reportan en un compendio de
diversas experiencias con cordones filtrantes tasas de reducción respecto a las
zonas de control desde un 35% hasta un 75-85%, mientras que en combinación con
otras prácticas de control de erosión, como el extendido de muich, se alcanza una
reducción de sedimentos del 99%.

132
Métodos de Control de Erosión Control de sedimentos

- Presas de retención:
CCheck dams)

Son pequeñas represas de madera


escuadrada, troncos, gaviones,
manipostería, hormigón, elementos
prefabricados, balas de paja, planchas
metálicas o gaviones de coco, que
colocados transversalmente en los canales
o cunetas que recogen las aguas de la vía,
frenan éstas y facilitan la sedimentación
de las partículas (figura 4.69). Sus
dimensiones dependen de los caudales de
diseño esperados y de la cantidad y del
Figura 4.69: Represas de retención. tamaño de los materiales a retener.

- Ataguías:
CCofferdams; turhid'tty curtains)

Las ataguías constituyen barreras o


pantallas temporales construidas en
madera, planchas metálicas, plásticas,
estructuras prefabricadas, geotextiles
rellenos de arena o agua, etc., que desvían
o separan las aguas y sedimentos de las
Figura 4.70: Ataguía (foto del Ontario corríentes. lagos, embalses,..., de una zona
Mimstry of Natural Resources). en construcción durante la ejecución de
las obras (figura 4.70). Defienden las
estructuras que se levantan en ríos, lagos, presas y riberas de los daños que
producirían determinados niveles de caudal.

- Balsas de d e c a n t a c i ó n y t r a m p a s de
sedimentos:

CSediment basins and sediment traps)

Las dos estructuras responden al


mismo principio. Consisten en un depósito
abierto excavado en el suelo, o construido
mediante una presa, donde las aguas se
embalsan el tiempo suficiente para
Figura 4 . 7 1 : Balsa de decantación para depositar gran parte de las partículas que
un sistema de abastecimiento de agua transportan (figura 4.71 y 4.72). Las
en San Román de Cayón (Cantabría). balsas de decantación son de gran tamaño,
a menudo permanentes, y se han usado
con fi"ecuencia en la depuración de aguas y en la industria minera, aunque también
se construyen asociadas a autopistas (Israelsen et al., 1980b). Deben diseñarse con

133
Métodos de Control de Erosión Control de sedimentos

vertederos apropiados para que no se erosione aguas abajo cuando las balsas
desbordan. Tienen que limpiarse periódicamente para que no pierdan su función
f i l t r a n t e . Las trampas de sedimentos son análogas a las anteriores pero de
reducidas dimensiones, y muchas veces se construyen con carácter temporal,
mediante balas de paja, piedras, etc., mientras que se emprenden las obras de una
carretera, edificio o línea ferroviaria.

Figura 4.72: Balsas de decantación en la autovía de


Valiadolid-Salamanca.

Cuando las zonas productoras de sedimentos no superan las 2 ha es


suficiente disponer balsas o trampas con una capacidad de 130 m^^ha, mientras
que para extensiones mayores de 2 ha se considera suficiente con 300 m^/ha, o
una capacidad para retener los sedimentos estimados de 3 años (Llopis, 1999).

- Vallas de s e d i m e n t o s :
iSilt fences)

Las vallas de sedimentos están formadas por


planchas metálicas o tablas (figura 4.73 y 4.74), balas
de paja, troncos de madera (figura 4.75), por
biorrollos, geosintéticos, o por telas filtrantes y malla
metálica, que se colocan ensambladas sobre postes a
.'•SI' -" - • ' • modo de un cercado tradicional; todos los métodos se
/i

emplazan marcando el perímetro del área de donde no


se quiere exportar sedimentos. Los materiales
arrastrados por el agua son atrapados en las barreras
hasta que se colmatan. Posteriormente son retirados, o
bien se levanta un nuevo cercado detrás del primitivo
(Israelsen, 1980b). Estas prácticas son generalmente
provisionales o de carácter secundario, aplicadas en
Figura 4.73: Planchas de áreas de escasa extensión y poco recomendables en
retención de sedimentos. fuertes pendientes (Kazemi, cit. Kaspersen, 2000b). Las
balas de paja no trabajan bien en terrenos con una
inclinación mayor del 20%, mientras que las vallas de telas filtrantes no tendrían
que sobrepasar el 50% (Llopis, 1999).

134
Métodos de Control de Erosión Control de sedimentos

Son prácticas sencillas, baratas y comúnmente usadas en numerosos


proyectos en todo el mundo; como desventajas principales presentan la necesidad
de ser periódicamente inspeccionadas, sobre todo, tras episodios de fuertes
tormentas, para evitar que se descalcen por su parte inferior y el flujo de agua
circule por debajo, o bien se erosione el apoyo de las estacas de sujeción y se
produzca su abatimiento por la escorrentía (Kaspersen, 2000b).

Figura 4.74: Vallas de sedimento en Figura 4.75: Maderos para retención


un talud en Brasil (foto cedida por FJ. de sedimentos y estabilización
San?"). (Falencia).

- Pantallas dinámicas:

Son vallas que interceptan la caída


de rocas o fragmentos de roca desde
desmontes o laderas para defender vías,
viviendas o estructuras (figura 4.76 y
4.77). Están formadas por redes
metálicas de alta resistencia
(antisubmarinos), hechas con cable de
acero y ancladas en el terreno mediante
postes o vigas metálicos; en éstos se
Figura 4.76: Pantallas dinámicas.
acoplan tirantes disipadores de la energía
Carretera Falencia-Santander.
cinética de las rocas desprendidas que
ruedan o saltan sobre los taludes en
dirección a la obra.

Figura 4.77: Fantalla dinámica.


Carretera Falencia-Santander.

135
Métodos de Control de Erosión Control de sedimentos

- Bolsas f i l t r o :
iFilter bags)

Son bolsas que se instalan a la entrada de sumideros, imbornales, pasos de


agua, alcantarillas, etc., de modo que f i l t r a n las partículas del f l u j o convergente en
el sistema de drenaje (figura 4.78). Los sedimentos quedan atrapados en la bolsa
impidiendo la contaminación del agua. Cuando la bolsa se llena debe restituirse por
otra en función de la producción de sedimentos en la zona. En realidad, muchas
veces constituyen la última oportunidad de evitar que los sedimentos abandonen
un cierto área si éstos han sobrepasado otras estructuras o medidas dispuestas a
tal efecto. También se pueden encontrar en el mercado bolsas f i l t r o con productos
absorbentes de lubricantes y combustibles para impedir la entrada de estas
sustancias en las redes de drenaje, corrientes naturales, etc. (Kaspersen, 2000b).

Jdr.t

Figura 4.78: Bolsas f i l t r o ( f o t o de ACF


Environmcntal).

4 . 3 . 2 , - M é t o d o s b a s a d o s e n el u s o de v e g e t a c i ó n :

- Franjas p r o t e c t o r a s de v e g e t a c i ó n :
CVegetative buffer str'ip)

Una franja de vegetación densa alrededor de las


zonas erosionadas f i l t r a y retiene los sedimentos
emitidos hacia áreas críticas como corrientes de agua,
zonas húmedas, caminos de acceso, propiedades
particulares, etc. (figura 4.79). Esta técnica adolece de
una especial importancia como medida de
mantenimiento de las riberas naturales. En carreteras
forestales en EE.UU. una buena parte de los estados han
dispuesto que existan franjas entre 30'5 m a 91'5 m
para proteger las corrientes naturales de las partículas
terreas emitidas en la construcción de pistas y el
desembosque de madera (Megahan y Ketcheson, 1996).
Ward ( 1 9 8 5 ) comenta como Timble y Sartz ( 1 9 5 7 )
Figura 4.79: Franjas
protectoras de propusieron establecer una franja vegetal protectora
vegetación.

136
Métodos de Control de Erosión Otros métodos

de anchura igual a 15 m + 1'2 x la pendiente en tanto por ciento. Así en un


terreno de 10% de pendiente, se recomienda que la franja tenga 27 m de ancho. En
situaciones generales, se aconsejaba establecer una zona de 7'5 m como banda
amortiguadora, hecho que se utiliza como criterio de referencia todavía.

4A.- OTROS MÉTODOS DE CONTROL DE EROSIÓN Y DE


SEDIMENTOS.

Hasta aquí se ha recopilado lo que posiblemente constituye la mayor


actualización de los métodos disponibles para control de erosión y de sedimentos.
Sin embargo, quedan por señalar algunas cuestiones de gran relevancia para
conseguir unos niveles de eficacia óptimos en este campo.

Por una parte están la planificación y diseño de los proyectos, para que los
itinerarios discurran por las zonas menos sensibles a la erosión y no sea necesario
un excesivo movimiento de tierras, y para que, en la ejecución de las obras, se
encuentren correcta y claramente especificadas las prácticas que deben acometerse,
para no generar tasas de erosión por encima de las tolerables en la zona.

Por otra parte, está la propia ejecución, que debe respetar lo más fielmente
posible las especificaciones dictadas en el pliego de condiciones del proyecto, y
cuando r\o sea posible, debe seguir las instrucciones de un director de obra con
conocimiento y experiencia en estos temas (Canga, 1996) o seguir un programa de
calidad (Soriano, 1998).

En algunos casos, posteriormente, el mantenimiento de la obra también


juega un papel primordial para que las medidas agoten la vida útil de su diseño;
sobre todo, cuando para seleccionar las especies vegetales elegidas no se ha
utilizado el criterio de automantenimiento, como sucede en muchas áreas
ajardinadas u ornamentales urbanas, en sus vías de acceso y circunvalación, o en
otros tramos alejados de núcleos de población importante.

4.4.1.- Etapa de planificación y diseño:

El inicio del control de la erosión y la reducción de impactos comienza con


una buena planificación y diseño de la obra (Israelsen et al., 1980a, 1980b; Blong y
Humphreys, 1982; Brown, 1983; López Arias, 1993; Lee, 1996; Vicente, 1998a;
Valles, 1999). Para la planificación, es muy importante disponer de herramientas
que permitan adelantarse a los acontecimientos, es decir, jugar con la simulación
(Soriano, 1998). Los programas informáticos que evalúan las tasas de erosión en
zonas constructivas o de infraestructura viaria son una herramienta adecuada para
establecer un diseño óptimo del proyecto, así como para decidir sobre cuáles son

137
Métodos de Control de Erosión Otros métodos

las medidas correctoras que presentan una mejor relación control de


erosión [ coste.

Desde que en los años cuarenta aparecieron los primeros modelos para
estimar la erosión en los terrenos agrícolas hasta el momento, se han ido
desarrollando un buen número de programas de diferente naturaleza, complejidad,
aplicabilidad y proyección. Una buena parte de ellos nacieron con el objetivo de
poner freno al problema de la erosión hídrica en los campos de cultivo, mientras
que los que se han centrado en el terreno de la obra civil son mucho menores y, en
ocasiones, se han basado en la experiencia agrícola, lo que producía ciertos sesgos o
imprecisiones que era necesario reinterpretar (Wischmeier y Meyer, 1973;
Wischmeier, 1976; Wischmeier y Smith, 1978).

En la actualidad, se puede hablar de cuatro grandes programas de


evaluación de la erosión hídrica aplicables a las obras de infraestructura viaria: la
Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE), la Ecuación Universal de Pérdidas
de Suelo Revisada (RUSLE), el Water Erosión Prediction Project, y el Modelo
Europeo de Erosión del Suelo (JEUROSEh4).

De estos cuatro programas, los áos primeros, la USLE y la RUSLE, son


modelos paramétricos experimentales, cuyas ventajas residen en su sencillez (las
variables que integran el modelo están en su mayor parte tabuladas o se deducen
de fórmulas experimentales con una gran base de ensayos y repeticiones en todo el
mundo) y en la capacidad de ser aplicados a nivel internacional, simplemente con el
conocimiento de los rangos de variación que pueden tomar las variables
fundamentalmente climáticas (agresividad de la lluvia local) y de suelos (textura y
estructura de los terrenos a estudiar). Su principal inconveniente radica en que
estos programas proporcionan la tasa de erosión media que se origina en la zona
de estudio por erosión laminar y en regueros como representación de las
condiciones climáticas locales características de un periodo de más de veinte años;
cuestión ésta que no está resuelta todavía en buena parte del mundo. Además,
tanto la USLE como su posterior revisión, la RUSLE, no proporcionan estimaciones
correctas de erosión producida por tormentas individualizadas, ni para años
concretos (Wischmeier y Smith, 1978, Renard et al., 1997), pudiendo alcanzarse
entonces cifras que se alejan extremadamente de las medias de la zona.

Aun así, estos programas se emplean con frecuencia y son recomendados


por numerosos investigadores y proyectistas como aproximaciones suficientemente
válidas para el objeto que se persigue en las obras de infraestructura viaria o en
zonas mineras y constructivas (Wischmeier y Meyer, 1973; Wischmeier, 1976;
Farmer y Fletcher, 1977; Wischmeier y Smith, 1978; Haigh, 1987; Israelsen et al,
1980a, 1980b; Fan, 1987; Armstrong et al, 1992; Owoputi y Stoltc, 1995; Toy y
Osterkamp, 1995; Renard et al., 1997; Northcutt, 1997; Duffy, 1997; Magnuson,
1997; Larson et al., 1997; Toy y Foster, 1998; Wright et al., 1998), siempre que se
respeten las condiciones empíricas de las que fueron derivados (Wischmeier, 1976;
Renard y Freimund, 1994), o al menos hasta que los programas de segunda
generación, como WEPP o EUROSEM, estén suficientemente calibrados, se facilite su
aplicación y ofrezcan soluciones realmente adaptadas a las realidades locales
(Owuputi y Stolte, 1995; Renard et al., 1997).

138
Métodos de Control de Erosión Otros métodos

En el caso de utilizar los modelos paramétricos indicados se recomienda


seguir las siguientes publicaciones:

Para el modelo USLE, el USDA Agricultura! Handbook, n° 537 de Wischmeier


y Smith (1978), complementado por los informes 220 y 221 del Transportation
Research Board, elaborados por Israelsen et al. Cl980a, 1980b). El manual de
Wischmeier y Smith (1978) proporciona los conocimientos y bases del modelo USLE
en su última formulación, mientras que los de Israelsen et al. (1980a, 1980b)
presentan las justificaciones, así como ejemplos particulares de la aplicación del
modelo a las diferentes combinaciones de terreno que aparecen en las carreteras y
autopistas. Con estos ejemplos se observa la facilidad con que se pueden tomar
decisiones respecto a las técnicas a emplear en el control de la erosión sin que sea
necesario un conocimiento exhaustivo de las condiciones locales de los suelos.

Para el modelo RUSLE, deben emplearse el ÜSDA Agricultural Handbook, n°


703, de Renard et al. (1997), que constituye la revisión de la USLE más actualizada
y completa hasta el momento de escribir estas líneas, y que debe apoyarse en el
texto de Toy y Foster (1998), ya que es la versión de la RUSLE dirigida
específicamente hacia las zonas mineras y constructivas. Este modelo es algo más
complejo que su predecesor, la USLE, pues exige datos adicionales que intervienen
en el cálculo de factores y subfactores y una información mucho más detallada de
la zona de estudio (González del Tánago, 1991), lo que le dota de una menor
capacidad de maniobra en la toma de decisiones, aunque se acerca en mayor
medida a la realidad del proceso erosivo.

Los modelos físicos, como es el caso de WEPP y EUROSEM, abarcan la


posibilidad de ser aplicados en cualquier lugar y para cualquier evento de
precipitación. Es decir, son capaces de estimar la erosión en regueros y
entrerregueros que se produciría en determinada ladera o talud para una
tormenta concreta. Lo cual tiene una utilidad excepcional frente a los modelos
paramétricos, mucho más limitados. Como inconvenientes más sobresalientes se
destaca su mayor complejidad, siendo necesario para su ejecución estar muy
especializado en los mecanismos y procesos que gobiernan el fenómeno erosivo por
el agua. Igualmente, es necesario conocer los fundamentos hidráulicos e
hidrológicos, para ejecutar correctamente los programas. Sin embargo, aun así, hay
variables que son difíciles de establecer en los procesos a analizar (escorrentía
sobre la ladera y sobre la vegetación, capacidad de transporte, susceptibilidad de
disgregación de partículas, tensiones de arrastre de las partículas del terreno,
coeficientes de fi'icción y rugosidades,.. ), o de las que no se dispone fácilmente
(Kinnel, 1985; González del Tánago, 1991) (intensidad de lluvia, temperaturas
sobre el suelo, velocidad del viento,...); e incluso muchas veces, la asignación de
estos valores debe basarse en valores experimentales, lo cual también es una
desventaja y puede resultar incongruente (Kinnel, 1985; Owuputi y Stolte, 1995;
Tysdall et al, 1997).

El modelo WEPP ha sido adoptado y está siendo puesto a punto por el


Servicio Forestal y por el Servicio de Conservación de Recursos Naturales
estadounidenses. Está siendo distribuido para su uso en los parques nacionales de
este país y el Servicio Forestal lo emplea, con bastante buenos resultados (Lafflen et

139
Métodos de Control de. Erosión Otros métodos

al., 1997), para detectar zonas productoras de sedimentos, como ciertos segmentos
de carreteras, y así tomar medidas para el control de erosión y evaluar su
influencia en aguas ricas en salmónidos. Se halla disponible en su versión
informática y con los manuales de usuario en la siguiente dirección de correo
electrónico: weppisecn.purdue.edu, o en la página web:
http://soils.ecn.purdue.edu/~wepphtml (op. cit.).

Respecto a EUROSEM, es un modelo que se emplea también para medir la


eficacia de diferentes medidas de conservación de suelos en Europa (Albaladejo et
al., 1998) y que ha surgido a causa de las dudas surgidas sobre la validez de la USLE
en la predicción para las necesidades europeas (Morgan et al., 1998). Su última
versión, versión 3.6, se localiza junto con los manuales de usuario en el Silsoe
College (Cranfield University), o buscando en internet e\ vocablo EUROSEM.

4.4.2.- Etapa de ejecución:

En estos momentos el problema de control de la erosión, en realidad no es


tal, ya que la sociedad cuenta con los niveles de conocimientos apropiados para
enfrentarse a él, y con medios técnicos más que suficientes (Northcutt, 1997). El
mercado de productos se puede decir que en este momento se halla saturado, o
mejor dicho que para cada caso específico se encuentran diversas soluciones en
función de los requisitos de espacio, coste y tiempo. En realidad, el problema de
control de la erosión en las obras de infr-aestructura viaria radica principalmente
en la falta de sensibilidad de una fracción importante de los contratistas, de los
gestores, de los políticos y de los administradores públicos que intervienen en áreas
próximas a este tema (Meyer et al., 1971; Massiey Bubenzer, 1974; Israelsen et al.,
1980a, 1980b; Fifield, 1997; González González, 1998; Northcutt, 2000).

Los proyectos de plantación se ejecutan casi siempre al finalizar el resto de


la obra, pues se cree con frecuencia que se trata de una cuestión accesoria y
puramente paisajística, sin tener en cuenta que tanto los niveles de seguridad de
los usuarios como los de durabilidad de las obras se ven directamente afectados por
el de calidad conseguido en las restauraciones de los taludes de las vías de
comunicación terrestre. Por lo tanto, mientras que no se considere que las
plantaciones y revegetaciones son algo tan necesario como los puentes, accesos,
señalización o alumbrado, no se podrá conseguir un nivel aceptable de calidad y de
eficacia. Los presupuestos de los proyectos de restauración llegan casi siempre muy
mermados al momento de su ejecución, porque han sido rebañados por otras
partidas modificadas durante el proceso constructivo o por las sucesivas
subcontrataciones. Puede que separar el proyecto de restauración del de la obra
sea una buena medida para alcanzar unas calificaciones de eficacia notables (Ruza,
1998) o que puede tener ciertas ventajas (Paramio, 1998).

Otro problema son las especificaciones técnicas de las medidas de control


(González González, 1998; Soriano, 1998). En general vienen escasamente
definidas, y aunque no sea así, cuando la contrata o los operarios, no están
debidamente mentalizados, las ejecuciones distan mucho de lo que los fabricantes

140
Métodos de Control de Ems'ión Otros métodos

de los materiales o los pliegos de condiciones dictan (Canga, 1996; Northcutt,


1997; Cancela 1998; Kaspersen, 2000b; Tilton, 2000). Colocar las mantas de fibra
de vegetal o las redes sin ajustar al terreno, con escasa densidad de grapas, con
bolsas de aire por dejar vegetación bajo la mismas, hidrosembrar fuera de época,
en momento de fi^erte viento, sin preparación apropiada del terreno para los
lechos de siembra,... son prácticas en cierto modo extendidas. Plantar fuera de
época también es frecuente (González González, 1998), y qué se puede decir de los
riegos de establecimiento.

Respecto a esto último hay que señalar que el riego de una planta que se
acaba de plantar en un talud, no es una cuestión de mantenimiento durante sus
dos primeros años, desligada del proyecto. Estos aportes de agua son vitales para el
establecimiento vegetal, lo que significa que si no se aportan, es muy posible que
bajo nuestras condiciones climáticas se pierdan las plantaciones en un % muy alto,
habiendo desperdiciado una gran suma de dinero (figura 4.80). En consecuencia, la
unidad de obra "plantación" no debe estar integrada únicamente por la planta, la
mano de obra y la maquinaria necesarias, el primer riego y los costes auxiliares, si
no que deben incluirse los riegos previstos para los dos primeros años, incluso tres
o cuatro en algunas zonas de España (Ros, 1998). Finalizado ese periodo es cuando
la unidad de obra estará acabada, y no antes.

Posteriormente, es cuando se debería hablar de plazo de garantía, y no


previamente a cerciorarse de que la implantación se ha conseguido. Una obra está
terminada cuando se halla en disposición de utilizarse o de ejercer la función para
la que fi-ie diseñada a lo largo de su vida útil (Cardozo, 2002). Pues bien, las plantas
estarán establecidas cuando han arraigado y son capaces de soportar por sí mismas
las condiciones climáticas para las que se las ha dispuesto. Claro que este hecho
pasa porque el ingeniero paisajista o medioambiental, en la etapa de diseño, haga
un esfuerzo importante en equilibrar las posibilidades presupuestarias con las
especies mejor adaptadas a las condiciones locales. No se puede exigir al contratista
que sea el responsable único de la permanencia de la vegetación, si las especies
seleccionadas no pueden prevalecer por sí mismas a causa de que sus características
culturales no coinciden con las de la región.

En opinión del autor las plantaciones diseñadas con riego permanente,


aunque sea por goteo, son un lujo sólo admisible en zonas urbanas de grandes
recursos presupuestarios; aún así, es conveniente realizar un esfuerzo imaginativo,
y caminar con paso más decidido hacia lo que hoy se denomina xerojardinería y
aplicarla en la restauración de las obras de infraestructura (Vicente, 1998b). Las
autoridades de Tucson (USA) encontraron que mediante el uso de esta práctica,
que busca la armonía del paisaje y de la ornamentación o ajardinamiento con un
consumo de agua equilibrado y apropiado a las regiones áridas y semiáridas, se
produjo una disminución del consumo hídrico del 30%.

Además se debe tener en cuenta, que con un exceso de plantas por metro
lineal se incrementa el coste de la plantación, y que a esto hay que añadir que la
posibilidad de supervivencia de los vegetales disminuye, pues crece la competencia
por los recursos hídricos, que a falta de riegos de apoyo, son los que son; y si hay

141
Métodos de Control de Erosión Otros métodos

riegos, las plantas pueden dejar de ser resistentes a la sequía por acomodarse a una
situación de continua demanda de agua (op. cit.).

4 . 4 . 3 . - Etapa de m a n t e n i m i e n t o :

Esta etapa, en el caso de haber diseñado las obras de restauración de


taludes, con plantas propias de la zona, adaptadas a las condiciones climáticas
locales (Young, 1968; Henderson, 2000; Tilton, 2000), y si la ejecución de las
medidas ha sido espacial y temporalmente correcta, entonces, supondrá un coste
mínimo. En realidad, se obtendrá un ahorro importante a lo largo de la vida útil
del proyecto, con relación a operaciones que debían realizarse con anterioridad con
relativa frecuencia: limpieza de cunetas y pasos de agua, reparación de bajantes por
descalce, barrido de las arenas que se incorporan a las calzadas, descontaminación
del balasto, etc. (Israelsen et al., 1980a, 1980b; Pérez Revenga, 1994; Lee, 1996;
Fifield, 1997; Beaupeurty Wright, 1999).

Como ya se ha indicado antes, el empleo de plantas no adaptadas a zonas


áridas o semiáridas exige la aplicación de riegos continuos, que encarecen los
mantenimientos. Por otra parte, el riego de la vegetación herbácea ocasionará un
excesivo crecimiento de la misma, obligando a realizar siegas periódicas, utilización
de herbicidas, quema controlada, que en algunas zonas generan problemas de
gestión de las operaciones y de los fondos destinados al cuidado de las carreteras;
así como contaminación de aguas, cuando los herbicidas se utilizan con exceso
(Henderson, 2000).

Figura 4.80: Plantas muertas por falta


de riegos de establecimiento (taludes
carretera Palencia-Magaz).

142
Zona de estud'io ; Localizacióny situación

5.- DESCRIPCIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO

5.1.- LOCAUZACION Y SITUACIÓN.

La zona donde se desarrolla el estudio experimental se encuentra en la


provincia de Falencia (España) (figura 5.1) a unos dos kilómetros y medio de la
capital en dirección sudeste, prácticamente en el extremo de su término municipal, y
se localiza en los taludes del enlace ferroviario Palencia-Magaz, entre el punto
kilométrico (p.k.) 2'400 y el p.k. 2'500. Este enlace discurre entre la carretera de
igual recorrido, Palencia-Magaz y la Acequia de Falencia.

FALENCIA
La rnruñíOhw - W1 Santander j

¡arcelona

«C!»

alenda
¿3 Islas
'^ Baleares

{ " ^ o
Islas Canarias

Figura 5.1: Localización.

Las coordenadas geográficas de los terrenos analizados son:

Latitud: 41° 58' 42"


Longitud: 4° 29' 3 1 "

Y sus coordenadas UTM:

Huso 30T 4648°"


Cuadrícula ÜM 03 76°^

143
Zona de estudio : LocaUzación y situación

Los terrenos que atraviesa el ferrocarril en esta zona se enmarcan dentro de


la región natural del Cerrato (figura 5.2). Dicha región limita al Norte (a p a r t i r de
Falencia capital) y al Oeste con la comarca de Tierra de Campos, al Este con la
provincia de Burgos y al Sur con la de Valladolid. Se caracteriza por un relieve
intrincado e irregular formado por altiplanicies situadas entre los 8 0 0 m y 900 m
de altitud, las cuales constituyen el denominado páramo calizo, y conectan
mediante laderas escarpadas, también conocidas como cuestas, con las vegas
respectivas de los ríos Carrión, Pisuerga y sus tributarios respectivos. Éstas últimas
se emplazan en t o r n o a los 700 m.

El Cerrato tiene una extensión de 197.659 ha y se ha caracterizado, debido a


la escasez de precipitaciones y a las temperaturas extremas, por una cierta pobreza
agrícola. Los cultivos que han predominado hasta hace unas décadas han sido el
viñedo, los almendros, los trigos de páramo, las vezas, t i t a r r o s y pastos para el
ganado ovino y la flora melífera (DGA, 1966). Sin embargo, estos usos han ido
decayendo en gran medida a causa de la política agraria común, abandonándose
muchas tierras escasamente productivas, transformándose los terrenos mejor
situados de secano a regadío o cambiando los cultivos tradicionales por otros en
función de las subvenciones agrarias (girasol, lino, repoblación forestal,...).

NDER

V A

D O L I D

Figura 5.2: Situación de la comarca del Cerrato (Falencia).

144
Zona de estucHo Clima

5.2.- CLIMA.

5.2.1.- Características generales de la zona:

De las cinco zonas agroclimáticas que la Dirección General de Producción


Agraria (DGPA) distinguió en 1980 en la provincia palentina, los terrenos a
estudiar se engloban en la zona I (Cerrato), cuyas características se exponen en la
tabla 5.1 y 5.2. Los datos expuestos en estas tablas, tanto para la comarca del
Cerrato como para la estación de Falencia "Observatorio" (tabla 5.3 y 5.4),
proceden del estudio para la caracterización agroclimática de la provincia de
Falencia realizado por la DGFA (1980) y el periodo de años que corresponde a la
estación de Falencia comprende desde 1931 a 1970.

Como los taludes analizados se localizan entre dos grupos de estaciones


meteorológicas: uno, las de Falencia ciudad y otro, la de Magaz, y como Falencia
"Observatorio" dejó hace años de ofrecer registros fiables, se han analizado otras
estaciones como referencia del lugar de estudio hasta el momento actual.

Los observatorios de Falencia son termopluviométricos: Falencia


"Observatorio", Falencia "Escuela de Capacitación Agraria" y Falencia "Escuela de
Capataces", pero sus series de datos pluviométricas presentan discontinuidades
importantes o no son lo suficientemente extensas, lo que ha hecho que para el
periodo de referencia actual (1961-2000) se hayan desechado como estaciones
representativas. En cambio, en relación con las temperaturas, los datos disponibles
para analizar el comportamiento climático actual, están tomados de las dos
últimas, ya que son los únicos disponibles y como se acaba de señalar. Falencia
"Observatorio" hace varias décadas que no proporciona valores de temperatura y,
además, los existentes son poco fiables al haber quedado absorbida por el núcleo
urbano (tabla 5.3 y 5.4).

En Magaz existe una única estación pluviométrica y su periodo de estudio es


de 40 años (1961-2000). En base a que el periodo necesario para describir el clima
normal de una localidad debe ser al menos 30 años (Martínez Molina, 1986; Font,
1988; OMM, cit. Cuadrat y Fita, 1997), y que para estimar la agresividad pluvial
media de una zona se debe contar con más de veinte años (Wischmeier y Smith,
1978), se considera aceptable la estación de Magaz para la comparación con el
periodo de precipitaciones en el lugar de estudio. Este hecho se subraya con un
grado de correlación aceptable (r = 0'8) entre los registros de Magaz y de Falencia
"Escuela de Capacitación Agraria" en el periodo 1980-2000 (figura 5.3), y con que
al aplicar el método de dobles acumulaciones para la detección de errores
sistemáticos (Martínez de Azagra y Navarro, 1996) los pares de registros anuales
acumulados de las estaciones aparecen con una alineación admisible (figura 5.4).
En definitiva, se admite que los registros de la estación pluviométrica de Magaz son
de plena garantía para el análisis de la zona de estudio.

En los siguientes apartados se muestran las diferentes características


climáticas y meteorológicas calculadas para la zona de estudio. El periodo estudiado
es 1961-2000 tanto para precipitaciones como para temperaturas (tabla 5.5 y 5.6).

145
Tabla 5.1: Características climáticas de la comarca del Cerrato (DGPA, 1980).

Régimen térmico Régimen de humedad

Período frío'
Periodo cálido*
P anual ETP anual*
f m (mm) (mm)
Tmf Tf I A sep A oct A my Ajun Tmc Te I Ajul Aag

4/'10 1/10 1/10


-2° a 5a 8 OflOa IflOa 0/10 a 18° a 27° a 0a2
10° a 14°C 2° a 4°C a a a 400 a 600 700 a 800
1°C meses 4/'10 8/10 4/10 22°C 34°C meses
8A0 7/10 5/10

T m =Temperatura media anual. Tmf = Temperatura media del mes más frío. Tf = Temperatura media de las mínimas del mes más frío. I = Intervalo. A =
Variabilidad con que un mes es frío o es cálido tomando un periodo de retorno de 10 años. Tmc = Temperatura media del mes más cálido. Te = Temperatura
media de las máximas del mes más cálido. P = Precipitación media anual. ETP = Evapotranspiración potencial media anual.

El periodo fi-ío se determina de acuerdo con el criterio de Emberger. Se considera el conjunto de meses con riesgo de heladas o meses fríos, entendiendo por mes frío
aquél en el que la temperatura media de las mínimas es menor de siete grados centígrados (< 7°C) (DGPA, 1980).
* Se han considerado los meses en los que las temperaturas medias máximas alcanzan valores superiores a los treinta grados centígrados (> 30°C) (DGPA, 1980).
* Según Thornthwaite (DGPA, 1980).
Tabla 5.2: Características fitoclimáticas de la comarca del Cerrato (DGPA, 1980).

Régimen de humedad Vegetación cultivada


Vegetación
espontánea
Periodo seco^ Clasificación Papadakis índice de Ture

A jun A sep
Régimen R. de Tipo Formaciones
I D > 50 D > 50 Invierno Verano Secano Regadío
térmico hum. climático fisiognómicas
mm mm

Medite- Mediterrá-
3 a4 20 al 90 al Templado
Avena fresco Maíz rráneo neo 5 a 10 40 a 50 Durilignosa
meses 70% 100% cálido
seco templado

I = Intervalo del periodo. A = Variabilidad con que un mes es considerado como seco expresada en %.

^ Se considera periodo seco el constituido por el conjunto de meses en los que el valor absoluto de la diferencia (D) entre la precipitación más la reserva del suelo y la
evapotranspiración potencial del mismo es > 50 mm.
T a b l a 5.3; Valores m e t e o r o l ó g i c o s mensuales de la e s t a c i ó n FALENCIA OBSERVATORIO, p e r i o d o 1 9 3 1 - 7 0 .

E F M A MY J JL AG S 0 N D AÑO
T e m p e r a t u r a media m e n s u a l de
m á x i m a s a b s o l u t a s . C°C) 13'4 15'8 19*7 23*3 27'8 33'1 35*7 f34'8 31'5 24*7 17'4 12'9 36*5 .
T e m p e r a t u r a media m e n s u a l de
m á x i m a s . (°C) 6'8 9*2 13*0 15*8 19*4 24*5 28'4 27*7 23'9 17*8 11*5 7*0 iri
T e m p e r a t u r a media m e n s u a l de •"1
medias. (°C) 3*5 4*8 8*0 10'2 13*5 17*8 ,20*8 20*5 17*6 12'5 7*3 3*9 ir7
T e m p e r a t u r a m e d i a m e n s u a l de
m í n i m a s a b s o l u t a s , (°C) -6'1^ -5'1 -2'4 -0*9 1*7 5*8 8*6 8'5 5'7 l'O -2*7 -5*1 -7*9
T e m p e r a t u r a media m e n s u a l de
m í n i m a s . (°C) tf3 0'5 3'0 4'7 re 11'2 13*3 13'4 11*3 7'2 3*2 0*8 6*4
D u r a c i ó n media del p e r i o d o f r í o .
* * * * * *. 6 meses
V a r i a b i l i d a d con que u n mes es f r í o
(expresado en n° de años por cada diez 10 10 10 10 3 0 0 0 0 4 10 10
años)
D u r a c i ó n media del p e r i o d o c á l i d o " Sin
. periodo
V a r i a b i l i d a d con que u n mes es c á l i d o
0 0 0 0 0 0 2 2 0 0 0 0 0
P l u v i o m e t r í a media m e n s u a l ( m m )

E v a p o t r a n s p i r a c i ó n p o t e n c i a l media
34'8 28'3 39'0 37*0 43*4 15'5 14'2 44'1 37'2 40'2 36'3 i^P
mensual ( m m ) 8'7 13'3 32*4 49*1 80*0 117'3 PP? 132*7 94'2 54*4 23*0 9*5 760*4

D u r a c i ó n media del p e r i o d o seco Y2 1 1 1 Y2 4 meses

En rojo se marcan las máximas T ^ y ETP; en azul claro, T - mínimas y periodo frío; en azul oscuro, máxima pluviometría y en amarillo, el periodo seco y mínima
pluviometría; en verde, la "P media anual.

La duración del periodo cálido se establece contabilizando los meses en los que las temperaturas medias máximas alcanzan valores superiores a 30°C.
Tabla 5.4: Valores meteorológicos estacionales de la estación FALENCIA OBSERVATORIO, periodo 1931-70.

Estación Invierno Primavera Verano Otoño Anual

Temperatura media estacional de ti 16'1 26'9 17'7 17'1


máximas

Temperatura media estacional de 4'1 10'6 19'7 12'5 ir7


medias
ce)
Temperatura media estacional de 0'5 5'1 12'6 7'2 6'4
mínimas
ec)
Pluviometría media estacional 99'4 119'7 73'1 121'5 413*7
(mm)

Pluviometría media estacional 24 28'9 17'7 29'4 100


(%)

Evapotranspiración potencial 31'5 161*6 395'6 171~7 760*4


media estacional
(mm)
Zona de estudio Clima

800
750 . y =0,81x+90,16 '».
700 '-. RF = 0,79
650
600
550
; •
500
;

::....*..:::::::;:2^:^..:::
450
400 .j<<f.*.
350
300
* ^
* < •
ií i
':
250
'-.
200
':
150
\
100
50 '•-

:
O 1 >. . • 1. .. 1.' I • i . .. . i i i 1 . . • -I . V •. 11 ... i ... .

50 100 150 200 250 300 350 400 450 500 550 600 650 700 750 800
Palencía

Figura 5.3: Recta de regresión de las precipitaciones anuales entre las estaciones
de Magazy Falencia "Escuela de Capacitación Agraria", periodo 1980-2000.

I 9000-

8000 J
í 7000- |y = 1,037x
! R2 = 0,998
6000^

5000^

4000-

3000^

2000^

1000^

0 -
c) 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000

Pal. ac. ( m m )

Figura 5.4: Recta de dobles acumulaciones para las precipitaciones anuales de las
estaciones de Magaz y Falencia "Escuela de Capacitación Agraria", periodo 1980-
2000.

150
Tabla 5.5: Valores meteorológicos mensuales de la ZONA DE ESTUDIO, periodo 1961-2000.

E F M A MY J JL AG S 0 N D AÑO
Temperatura media mensual de
14,0 17,0 21,4 24,2 29,2 33,9 F36,5 36,2 32.5 26,4 19,9 14,8 37.1
máximas absolutas. ("C)
Temperatura media mensual de
8,0 10,9 14,2 16,0 20,7 25,8 [ 2 9 , 8 28,9 25,3 19,1 12,7 8,6 18.3
máximas. (°C)
Temperatura media mensual de
medias. (°0
3.6 5,5 7,8 9.7 13,8 18.0 I2I.3 20,9 17,6 12,7 7,4 4,5 11,9
Temperatura media mensual de
-7.3 -6,4 -4.9 -3.2 0.1 4,3 7.3 6,6 4.0 -0,3 -4.8 -6,3 -9.3
mínimas absolutas. (°C)
Temperatura media mensual de
-0,1 0.0 1,5 3,4 6,8 10,2 12,9 12.7 10,2 6,2 2,2 0,4 5,5
mínimas. (°C)
Duración media del periodo frío. * * * » * *
Y2 Y^ 7 mesg§
Variabilidad con que un mes es frío
(expresado en n° de años por cada diez
10 10 10 10 5 0 0 0 0 4 10 10
años)
Sin
Duración media del periodo cálido^^ - - - - - - - - - - - -
periodo

Variabilidad con que un mes es cálido 0 0 0 0 0 0 5 4 1 0 0 0 0

Pluviometría media mensual (mm) 41,5 32,3 26,2 42,7 ^ 1 ^ 35,3 17,3 15.7 33.8 43,0 45,0 44,7

ETP (Thornthwaite) (mm) 8,8 15,2 29,9 43,0 75,8 107,7 |34.8 122.4 85,7 51,3 22.2 11,4 708.2

En rojo se marcan las máximas T ^ y ETP; en azul ciaro, T ^ mínimas y periodo frío; en azul oscuro, máxima pluviometría y en amarillo, mínima pluviometría; en verde,
la "P media anual.

La duración del periodo cálido se establece contabilizando los meses en los que las temperaturas medias máximas alcanzan valores superiores a 30°C.
Tabla 5.6: Valores meteorológicos estacionales de la ZONA DE ESTUDIO, periodo 1961-2000.

Estación Invierno Primavera Verano Otoño Anual

Temperatura media estacional de 11 20,8 28 13'5 18'3


máximas

Temperatura media estacional de 5'6 13'8 19'9 8'2 11'9


medias
ce)
Temperatura media estacional de 0'5 6'8 11'9 2'9 5'5
mínimas
(°C)

Pluviometría media estacional 100 130'5 66'8 132'7 430'0


(mm)

Pluviometría media estacional 23'3 30'3 15'5 30'9 100


(%)

Evapotranspiración potencial 53'9 226'5 342*9 84'9 708'2


media estacional
(mm)
Zona de estudio Clima

5.2.2.- Clasificaciones e índices climáticos

5.2.2.1.- Clasificación climáticas

A) Clasificación de Papadakis

La zona se caracteriza por un invierno "av", avena fresco, y un verano "M",


maíz . En general, se engloba en un régimen térmico Templado Cálido con un
régimen de humedad Mediterráneo Seco.

B) Clasificación de Kóppen

Se trata de un área de clima Templado con verano seco (Cs), Mediterráneo,


donde la precipitación media del mes más seco es menor de 30 mm (15'7 mm) y
menor que un tercio de la precipitación media del mes más húmedo (17'5 mrry). El
régimen térmico es "b" (temperatura media del mes más cálido inferior a 22 °C,
pero con más de cuatro meses con temperaturas medias > 10 °C).

5.2.2.2.- índices f i t o c l i m á t i c o s

A) índice de Dantfn-Revenga

/ = — x 100 = ^ ^ x 1 0 0 = 2,8 donde,


P 430
T = temperatura media anual (°C), 11'9 ° C.
P = precipitación media anual CmmX 430 mm.

Como I = 2,8 está entre 2 y 3 (Gandullo, 1985) => zona Semiárida.

B) índice de Vernet

, ^^^^ H - h Mv ^ . . - 1327-6&8 28 .,. , ,


\ = ±100x X — = ±100x X = -64 donde,
P Pv 430 66'8
H = precipitación de la estación más lluviosa Qmm), 132'7 mm.
h = precipitación de la estación más seca (mm), 66'8 mm.
Pv = precipitación estival (mm), 66'8 mm.
Mv = temperatura media de las máximas estivales (°C), 28 °C.

El índice es negativo cuando la precipitación del verano es la 1^ ó 2^ más


baja del año, como en esta zona. Valores del índice inferiores a -4 indican un clima
Mediterráneo, y al ser en este caso < -2, corresponde al dominio de la encina.

O Clasificación fitoctimática de Allué Andrade (1990)

Esta clasificación se basa en un estudio a gran escala en la península Ibérica


de los climodiagramas de Walter y Lieth. En ella se distinguen 19 regiones o tipos

153
Zona de estudio Clima

fitoclimáticos que se representan a su vez sobre una serie de climocartogramas.


Entrando directamente en ellos o bien a través de la clave fitoclimática, la zona de
estudio se ^nmaLVc^ dentro del tipo IV(VI)i, Mediterráneo subnemoral
correspondiente a un medio mediterráneo arbóreo de bosques ilicinos exclusivos de
Quercus ílex subesp. bailóla y genuinos, en transición hacia la VI (IV)i de bosques
transicionales, nemoromediterráneos con planicaducifolia obligada marcescente
subesclerófila. En ambos casos la formación de bosque dominante es el encinar, lo
que concuerda con las formaciones vegetales naturales próximas.

D) índice de la Productividad Forestal de Gandulloy Serrada (1977)

Se trata de la modificación del índice de productividad agraria de Patterson


para su aplicación a los ambientes mediterráneos (Gandulloy Serrada, 1987).

I ^ V f P - G ^ 2f 3 07.430.5 ^ g^,^^
A • 12 29'9 • 12

J: _ 2.500 2.500 ^ ,
" n +1.000 ~ 2.5W2 +1.000 ~

Y = 5'3x(log I - log25) = 5'3x(log89'34 - log25) = 2'93 mVhaxaño donde,

I = índice de Patterson. Cuando es > 25 entonces la especie climácica tiene


posibilidad de regeneración natural.
V = temperatura media del mes más cálido (°C), 21'3 °C.
A = diferencia en °C entre la media de las máximas del mes más cálido y la media de
las mínimas del mes más frío, 29'9 °C.
P = precipitación media anual (mm), 430 mm.
f = factor de insolación que depende de n, número medio de horas de insolación
anual (n = 2549'2)**.
G = duración del periodo vegetativo forestal, según Gaussen, es decir, aquél en el
que la precipitación media del mes supera el doble de la temperatura media
mensual, siempre que ésta supere los 6 °C, 5 meses.
Y = productividad en m^/haxaño.

Gandullo y Serrada introducen un factor K que modifica la productividad de


Patterson en función de la litofacies (K = 0'55 para margas yesíferas):

Y = YxK= 2'93x0'55 = 1'61 mVhaxaño => clase V =>

=:> climas desfavorables con periodo corto de actividad vegetativa por escasas
precipitaciones y litofacies con limitaciones para el crecimiento del arbolado
(Gandullo y Serrada, 1987).

Valor procedente del observatorio de Valladolid (Jonte, 1996).

154
Zona de estudio Clima

5.2.2.3.- Climodiagrama de W a l t e r y Lieth

En la figura 5.5 se representa el climodiagrama de Walter y Lieth. Del


mismo se desprende que el intervalo de sequía en el área comprende desde
mediados de junio a mediados de septiembre, es decir, aproximadamente tres
meses.

Enero, por tener la media de las mínimas inferior a O °C, es un mes de


helada segura (HS). El periodo de helada probable (HP) viene determinado por los
meses en los cuales las mínimas absolutas están por debajo de O °C. Por lo cual, el
periodo de octubre a diciembre y el de febrero a abril inclusive se considera
periodo de helada probable.

30 60
T" media mens,

-R-ec. Media
25-- -. 50

20 - - 40

^ 15- - 30

10 •• 20

5- - 10
r = i r 9 " C ; / ' = 4 3 0 i n m ; r m í « - - í l ' l '>C; Trnútab-^
HS HP HP
. 2 0 ' 4 '•C;Tmáx = 2 9 ' 8 "C; Tmáx^= 4 3 ' 2 "C

*P <p ^o v^ AO jlP ^ >& <» jfi (* iS>


/ y /- -^ ^^ N^ N^ ^<f /^^ / ^ ..<^' ..-í''
-^ ^

T = temperatura media anual.


P = precipitación media anual.
7"^(n = temperatura media de las mínimas del mes más frío.
^minab ~ temperatura mínima absoluta del periodo.
7"^^^^ = temperatura media de las máximas del mes más cálido.
^máxab = temperatura máxima absoluta del periodo.
HS = periodo de helada segura.
HP = periodo de helada probable.
Periodo seco = longitud horizontal entre los puntos de intersección
de las líneas de precipitaciones medias mensuales y las temperaturas
medias mensuales.

Figura 5.5: Climodiagrama de Waltery Lieth en el área de estudio para el periodo


1961-2000.

155
Zona de estudio Clima

5.2.3.- Régimen de p r e c i p i t a c i o n e s

Para caracterizar el régimen de precipitaciones se han elaborado una serie


de gráficos que representan los valores principales de los distintos meteoros
asociados a sus frecuencias observadas durante el periodo 1961-2000. Esta
caracterización permitirá más adelante conocer cómo han sido los dos años de
estudio en las parcelas instaladas en los desmontes en relación a la dinámica
general de la zona.

En cuanto a la determinación del año representativo se ha prescindido de


utilizar el valor medio de la serie temporal de datos en favor de la mediana, ya que
la media aritmética no es representativa de la tónica general de la zona en
regiones áridas y semiáridas pudiendo resultar engañosa ( C u a d r a t y Pita, 1997) ya
que no es un registro que se produzca alguna vez.

Para la delimitación de la humedad de un año concreto se siguen las pautas


descritas por García de Pedraza y Ruiz ( 1 9 8 9 ) : se consideran años muy secos
aquéllos cuya precipitación anual sobrepasa el decil 9 (90% de los datos); años
húmedos son los que registran precipitaciones superiores al cuartil 3 (75% de los
datos) e inferiores al decil 9; años normales algo húmedos son los comprendidos
entre la mediana (50% de los datos) y el cuartil 3; años normales algo secos son
los que se encuentran entre la mediana y el cuartil 1 (25% de los datos); años
secos son los que presentan registros inferiores al cuartil 1 y superiores al decil 1
(10% de los datos); muy secos son los inferiores al decil 1 (figura 5.6).

Figura 5.6: Precipitación mensual (periodo 1961-2000) del observatorio de Magaz


(Palencia) para años muy secos, secos, normales secos y húmedos, húmedos y muy
húmedos.

156
Zona de estudio CUmg

10 11 12

mes

Figura 5.7: Comparación entre el año más húmcdoy seco de la serie 1961-2000 del
observatorio de Magaz con el año medio y la mediana.

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11
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clase pluv. (mm) clase plu\ . (mm)

Figura 5.8: Frecuencias relativa y relativa acumulada observadas de las diferentes magnitudes
de precipitación anual en la estación de Magaz (1961-2000).

157
Zona de estudio Clima

De los gráficos precedentes (figuras 5.7 y 5.8) se deduce que durante el año
que separa el 50% de los registros de la serie (la mediana o año mediano), nmgún
mes supera los 50 mrr\, el mes de mayor precipitación es mayo con (48'9 mm),
seguido de octubre con (40 mm); los meses de menor pluviometría son julio (9'6
mm) y agosto (12 mm), seguidos muy de cerca por marzo (16,8 mm).

De la figura 5.8 se desprende que con una fi'ecuencia del 90% los años
poseen precipitaciones inferiores a 550 mm, en el 72% de los casos la precipitación
ha sido menor de 450 mm, alrededor del 45% de las veces la precipitación ha sido
inferior a 400 mm y un 35% menor de 375 mm. La precipitación ha estado
comprendida entre 350 y 375 mm el 20% de las ocasiones, siendo este el intervalo
modal. El 52% de las observaciones han oscilado entre 350 mm y 475 mm.

Como ya se ha visto la precipitación media anual es 430 mm, mientras que la


mediana es inferior, 416'1 mm, lo cual es típico de curvas de distribución sesgadas
hacia la derecha. Este hecho refleja una mayor tendencia hacia la aridez en la zona,
pues la mediana es un valor más próximo al intervalo modal. Sólo una vez se han
superado los 650 mm (754 mm en 1997) y el umbral inferior de precipitación se
puede establecer en 300 mm, ya que el valor más bajo ha sido de 304 mm en 1990.
De todos modos, en los años húmedos se pueden producir incluso valores de sequías
estacionales extremas, con valores mensuales inferiores incluso a los de los años más
secos. Así, en febrero, marzo, abril y septiembre de 1997 las precipitaciones fueron
considerablemente inferiores a las de los meses correspondientes a la del año más
seco de la serie, 1990 (vid. figura 5.7).

De los gráficos siguientes (figuras 5.9a y 5.9b) se deriva que la probabilidad


de que las precipitaciones sean inferiores a 40 mm en cualquier mes es bastante
elevada y superior al 50%, a excepción de mayo que es el mes más lluvioso (la
probabilidad observada de que la precipitación se halle entre 30 y 60 mm en este
mes es algo mayor del 50%). Por ello y por el análisis siguiente, parece que 40 mm
es un umbral superior difícil de superar a lo largo del año.

En enero, las precipitaciones tienen un valor entre O y 50 mm en el 70% de


los casos y más de un 50% de los mismos han tomado valores entre O y 40 mm.

En febrero, en un 25% de los casos la precipitación ha estado entre O y 10


mm, lo que representa el intervalo modal, y ello caracteriza a este mes como un mes
relativamente seco. En febrero, las precipitaciones han sido inferiores a 40 mm en el
70% de las observaciones.

Marzo constituye el tercer mes más seco después de julio y agosto.


Sorprendentemente, el intervalo modal, con una fi'ecuencia del 40% corresponde a
precipitaciones entre 10 mm y 20 mm; en un 58% de los registros las
precipitaciones han sido inferiores a 20 mm y en un 80% inferiores a 40 mm.

Abril, en contra del refranero popular, no es el mes más lluvioso; la clase


modal está en las lluvias entre 20 mm y 30 mm, con una frecuencia del 20%,
mientras que los registros con cantidades menores a 40 mm contabilizan
aproximadamente el 55%. En el 70% de los años se ha recogido menos de 50 mm.

158
Zona de estudio Clima

Mayo, como ya se ha indicado, resulta con diferencia el mes más pluvioso,


quizá por la frecuencia de tormentas primaverales. Las lluvias entre 20 y 30 mm
constituyen la moda de la serie con un 17'5% de frecuencia, aunque los registros
entre 30 mm y 60 mm se han producido en el 54% de los casos y alrededor del 65%
de los mismos corresponden a precipitaciones menores a 60 mm. En más del 70% de
las ocasiones se han acumulado más 30 mm.

En junio, un 20% de las observaciones se hallan entre 10 y 20 mm y más del


60% de las mismas han sido menores de 40 mm.

Julio y agosto (figura 5.9b) son los meses más secos y presentan un
comportamiento muy similar, aunque julio tiene una mayor sequedad. Las
precipitaciones menores a 10 mm (intervalo modal) se han producido con una
frecuencia del 50% en julio y de un 45% en agosto, y las menores a 30 mm
constituyen el 85% y el 80% de los casos respectivamente.

En septiembre también la sequedad es clara. El intervalo modal corresponde


a las lluvias de O a 10 mm, con un 20% y en el 65% de las observaciones los valores
no han superado los 40 mm.

En el siguiente mes, octubre, las lluvias más frecuentes se hallan entre los 20
mm y 30 mm (20%), mientras que precipitaciones menores a 50 mm se han
registrado el 65% de las veces.

Noviembre es un mes donde la variabilidad es importante. En un 45% de las


veces la precipitación está comprendida entre 10 mm y 40 mm, siendo un 52%
menores a 40 mm y en un 75% inferiores a 60 mm.

Por último, diciembre posee su intervalo modal en las precipitaciones entre


20 mm y 30 mm, en un 58% de los casos han sido inferiores a 40 mm y en un 75%
menores a 70 mm.

Respecto a los días de lluvia (figuras 5.10 y 5.11) la media anual del periodo
1961-2000 es de 85'2 días, la cuarta parte de los días del año; con un máximo de
113 días en tres años (1961, 1963 y 1977), cifi'a que representa la moda de la
serie, y un mínimo de 53 en 1986. La mediana en este caso se halla muy próxima a
la media, 83 días. La tendencia global del periodo estudiado parece mantenerse
prácticamente constante con una ligera pendiente negativa.

Mayo, como cabía esperar de acuerdo con los comentarios previos, es el mes
de más días de lluvia con 9'6 días, seguido muy de cerca por abril con 9'3 (figura
5.11). Octubre, noviembre y diciembre también presentan una media de unos 9
días, julio y agosto son los que presentan un periodo más corto, que abarca en
torno a los 3 días. Marzo, junio y septiembre presentan alrededor de 6 días de
media, mientras que enero y febrero unos 8 días aproximadamente.

159
Zona de estudio Clima

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Figura 5.9a: Precipitaciones mensuales y sus frecuencias relativas asociadas (1961-2000).

160
Zona de estudio Clima

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Figura 5.9b: Precipitaciones mensuales yfrecuencias relativas asociadas (1961-2000).

161
Zona de estudio Clima

Figura 5.10: Número de días de lluvia al año en el periodo 1961-2000 en la zona de estudio.

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Figura 5.11: Número medio de días de lluvia al mes en el periodo 1961-2000.

También se han analizado las precipitaciones máximas diarias observadas en


la zona como una característica que influirá notablemente en los procesos erosivos
y de transporte de los sedimentos en los taludes. El periodo analizado se refiere
igualmente al intervalo transcurrido entre 1961 y 2000 (figura 5.12 y 5.13). En
este periodo, los valores comprendidos entre 20 mm y 30 mxn diarios se han
producido un 47% de las veces, observándose una frecuencia del 77% para los
sucesos entre 20 y 40 mm/día. Registros superiores o iguales a 60 mm/día sólo se
han producido en un 5% de los casos y un 2'5% entre 70 mm/día y 100 mmfdía. La
probabilidad observada de que un año cualquiera la precipitación máxima diaria sea
mfeñor a 50 mm/día es de un 90%.

162
Zona de estudio Clima

Figura 5.12: Frecuencias relativas observadas de precipitaciones máximas diarias en la zona


de estudio (1961-2000).

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Figura 5.13: Frecuencias relativas acumuladas observadas de precipitaciones


máximas diarias en la zona de estudio (1961-2000).

Dada la importancia que los valores máximos diarios tienen para prever
situaciones de riesgo o catastróficas en una zona, ya sea desde el punto de vista de
la seguridad de determinadas obras hidráulicas y en el transporte terrestre, o desde
el punto de vista de las crecidas de los ríos o el daño a las cosechas, se ha creído
conveniente realizar el ajuste de la serie temporal de datos (1961-2000) de las
precipitaciones máximas diarias a la función de distribución de Gumbel, ya que esta
fijnción se ajusta bien a las series de valores máximos. En la figura 5.14 se
representan los valores teóricos que ofi'ece la fijnción de Gumbel expuesta más
adelante junto con los valores observados frente a su probabilidad acumulada, para
la serie de precipitaciones máximas diarias de Magaz. A los valores observados se les
ha asignado una frecuencia observada de acuerdo con la distribución de

163
Zona de estudio Clima

probabilidades de Weibuli.' Realizado el ajuste, no hay razones para rechazarlo con


un nivel de significación a = 0'2, de acuerdo con el test de Kolmogorov-Smirnov
(Martínez de Azagray Navarro, 1996). La función ajustada es:

,-0'os7 (y-26'427)
F(x) = e donde.

F(x) = probabilidad teórica de que la precipitación máxima diaria sea < x mm, un
año cualquiera,
X = precipitación máxima diaria (mm).

1.0

ó 0,6

Figura 5.14: Función de distribución de Gumbel (en rojo) para las precipitaciones máximas
diarias observadas en la zona de estudio (en azul) durante el periodo 1961-2000.

En cuanto a los días de nieve, éstos son escasos (figuras 5.15 a 5.17). La
media es de 5'1 días/año pero en 1984 y en 1999 se alcanzaron hasta 10 días de
nieve y, en 1988 se produjo el mínimo con O días. La mediana de las observaciones
prácticamente coincide con la media, 5 días, mientras que lo más frecuente (55% de
las veces) ha sido que nieve entre 2 y 5 días al año.

Una vez ordenados los registros de menor a mayor valor se les asigna una frecuencia acumulada igual a
su número de orden dentro la serie ordenada dividido entre el número total de registros más uno
(Martínez de Azagray Navarro, 1996).

164
Zona de estudio Clima

Figura 5.15: Número de días de nieve en los diferentes años del periodo 1961-2000.

0,2^
0,18 9
0,16 9
Ea
(0
•a 0,14 S ^
>
a
0,12 3 @
HB^^^B
01
co
0.1 M
o 0,08 3
ixi
t 0,06 3
0,04 3
0,02^ ^ É)^HHH|
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
nidias de nieve

Figura 5.16: Frecuencia relativa de los días de nevada en la zona (1961-2000).

n° días de nieve

Figura 5.17: Frecuencia relativa acumulada observada de los días de nieve al año en la zona
durante el periodo 1961-2000.

165
Zona de estudio Clima

Por último, otro de los meteoros interesante a analizar, relacionado con los
procesos de meteorización del terreno, es la escarcha. En los días de escarcha, la
superficie del suelo se hiela y se somete a las tensiones expansivas del hielo. Por ello,
aquí se acompaña en las figuras 5.18 a 5.20 una representación de los días y de la
frecuencia con la que se produce este fenómeno en la zona.

De los gráficos se desprende que el periodo de escarchas anual tiene una


duración entre 7 y 42 días con una probabilidad observada del 72%, entre 7 y 21
días con el 60% y entre 7 y 14 días con un 32%

año

Figura 5.18: Número de días de escarcha al año durante el periodo 1961-2000.

0,35
:
0,3

0,25

0,2

1 0,15
:
0,1

0,05

O
0-7 7-14 14-21 21-28
,n , n
2&-35 35-42

n°de dfas

Figura 5.19: Frecuencias relativas observadas del número de días al año con escarcha (1961-
2000).

166
Zona de estudio CUma

1-

/I
0,4;

0,2-

0-7 0-14 0-21 0-28 0-35 0-42

n° de días

Figura 5.20: Frecuencias relativas acumuladas observadas del número de días de escarcha al
año (1961-2000).

5.2.4.- Agresividad de la lluvia

Una característica notable desde el punto de vista de los estudios de erosión


hídrica es la estimación de la agresividad de la lluvia en el área en particular. En este
trabajo se emplean tres índices habituales para intentar expresar esta agresividad
climática: índice de torrencialidad, índice de Foumiery factor de erosividad de la
lluvia y la escorrentía de la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo.

5.2.4.I.- índice de torrencialidad:

Este índice se define como el cociente entre la precipitación del año más
lluvioso de la serie temporal (Pmáx) y el año menos lluvioso de la serie (P^fJ. Para el
área en cuestión y el periodo 1961-2000, este índice vale:

P . 754'5
max.
2'48
Pmfn ~30^'3

Según López Cadenas (1986), el cociente de las precipitaciones extremas


observadas en Europa toma valores < 3 en Europa Occidental Oceánica y está
comprendido entre 4 y 5 en climas continentales o mediterráneos, superando
considerablemente este umbral en climas desérticos. Por lo tanto, el área estudiada
se hallaría en el primer caso.

5.2.4.2.- índice de Fournier:

El índice de agresividad de la lluvia de Foumier está constituido por el


cociente entre la precipitación al cuadrado del mes más lluvioso del año (pj) y su
precipitación anual (P,). Es un índice que se calcula año a año (IR), pero que para
comparar zonas entre sí se modifica utilizando como índice de Foumier la media de
los valores antes definidos ( 7 F ) y hallados para toda la serie temporal de datos. De
modo que el índice de Foumier modificado toma la siguiente expresión:

167
Zona de estudio Cuma

^ N N ^ Pi

De acuerdo con ICONA (1988), los valores del índice de Foumier elaborados
para España oscilan entre 20 y 180 y, en la cuenca del Duero, entre 20 y 100,
siendo en este caso los valores mayores propios de las orlas montañosas de la
cuenca, mientras que los próximos a 20 aparecen diseminados por el terreno
duriense. En este caso, la zona se encuadra dentro de los mínimos de agresividad
climática tanto nacional como regional.

5.2.4.3.- Factor de erosividad de la lluvia y escorrentía o factor R de la


Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo.

En España este factor ha sido cartografiado por el ICONA en 1988 en la


publicación Agresividad de la Lluvia en España. Aunque en la elaboración de este
mapa no parece haberse tenido en cuenta algunas consideraciones establecidas por
Wischmeier y Smith (1978) y mantenidas en otras publicaciones posteriores para el
cálculo de este factor (Renard y Freidmund, 1994; Renard et al., 1997); a pesar de
ello, se dará por válido la estimación del factor así como las ecuaciones que se
recomiendan para su cálculo, de modo que se disponga de una referencia
comparable con otras regiones españolas.

De acuerdo con ICONA (1988), para el área en la que se desarrolla este


trabajo se puede obtener el factor de erosividad pluvial de un año cualquiera a
partir de la siguiente expresión:

R. =e-0'834 .pM£Ar/'3i4 .M?r0'388 .(F24;)0'5" donde,

PMEX¡ = precipitación del mes mas lluvioso del año "i" CmrrO.
MRj = precipitación del periodo octubre-mayo del año "i" (mm).
F24, = factor de concentración de la máxima lluvia diaria. Se obtiene de forma
similar al factor de Foumier pero en el numerador se introduce la máxima lluvia
diaria del año "i" elevada al cuadrado y en el denominador la suma de la mayor
lluvia máxima diaria de cada mes, es decir de las doce lluvias máximas diarias, una
por mes.

Una vez hallado el factor de erosividad de la lluvia para cada año, el factor R
medio en la zona se obtiene como la media aritmética de los N factores R; del
periodo. Los resultados para esta zona se pueden visualizar en la figura 5.21.

Se ha obtenido un resultado final del factor de erosividad de la lluvia medio


en la zona de 52'7 hjxcm/m^xh, que corresponde con un valor de erosividad bajo en
relación al conjunto nacional. En España, según el estudio de ICONA (1988), el
factor R oscila entre un máximo de 540 en Grazalema (Cádiz) y un mínimo de 35-
50 en zonas de la cuenca del Duero (Zamora, Falencia) y del Ebro (Logroño,
Zaragoza).

168
Zona de estud'to Clima

En torno a la zona de estudio, los valores del factor R están en consonancia


con el valor calculado. Así ICONJA (1988) publica valores de R = 43 para la estación
meteorológica de Falencia "Observatorio", 47 para la de Magaz (que es la escogida
para este trabajo, aunque en el estudio del ICONA la serie temporal de datos es
diferente a la empleada aquQ, 58 para Villamuriel (población cercana), 56 en
Monzón de Campos, 52 en Grijota y 45 en Venta de Baños. Todas estas poblaciones
se hallan en un radio de acción < 20 km de la zona de estudio.

Sería muy conveniente poder elaborar la distribución de la agresividad de la


lluvia a lo largo del año medio, pero para ello se necesitan datos de intensidad de
lluvia proporcionados por una estación pluviográfica. En este caso, no se dispone de
dichos registros y tampoco se dispone de ninguna herramienta fiable a partir de los
datos pluviométricos de la estación elegida, por lo cual se carece de esta
información. El único intento de evaluación de este aspecto, conocido por el autor,
es el realizado por ICONA (1988) para la cuenca del Duero, lo que supone una
escala muy pequeña para las necesidades de este estudio y se decide prescindir del
mismo (figura 5.22).

Figura 5.21: Valores del factor R anual a lo largo del periodo 1961-2000 en
comparación con el R medio de la zona.

169
Zona de estudio Clima

IDO •

90
SO
70
60
Rí%) 50
40
30
20
10
O
E. F. M. A. %. J. J!. A9. S. O. N. D.

Figura 5.22: Distribución mensual del factor R medio de agresividad de lluvia en la cuenca del
Duero (ICONA, 1988).

5.2.5.- Régimen de temperaturas

Aunque al describir las características climáticas generales de la comarca del


Cerrato y de la zona de estudio y al establecer las clasificaciones climáticas se
indicaron las temperaturas medias mensuales, media de las mínimas, media de las
mínimas absolutas, media de las máximas y media de las máximas absolutas, aquí se
acompañan algunos gráficos que pueden ayudar a profi^ndizar en la tendencia
general de temperaturas a lo largo del año (figuras 5.23 a 5.32). Se trata de
proceder del mismo modo a como se ha tratado el régimen de precipitaciones,
primero los valores medios más característicos y luego cuestiones relativas a las
distribuciones y rangos más fi'ecuentes.

En la figura 5.23 se puede observar como existe una leve tendencia'" a un


calentamiento progresivo de la zona. La temperatura media anual ha sufi'ido
aproximadamente un aumento de 0'5 °C respecto al valor de 1961, lo cual queda
reflejado en la línea discontinua de tendencia de medias obtenida mediante el
programa EXCEL97. Aunque no es objeto de estudio la discusión de este hecho, el
gráfico es suficientemente significativo sin merecer otro tipo de comentarios.

La tendencia se basa en el ajuste de una recta por el método de mínimos cuadrados.

170
Zona de estudio CUma

Figura 5.23: Temperaturas medias anuales a lo largo del periodo 1961-2000.

—•—añonedio
• año mis frió

/' /—
/ / wt--

f "^X
^\\
/v
// \\
^
/^/
/>í
I > /
w/-m

0 1 2 3 4 5 11 12
meses

Figura 5.24: Temperaturas medias mensuales del año medio, del año más cálido y del más
frío de la serie 1961-2000.

Figura 5.25: Secuencia de temperaturas máximas absolutas en el periodo 1961-2000.

171
Zona de estudio CUma

Figura 5.26: Variación mensual de la media de las temperaturas máximas absolutas en el


periodo 1961-2000.

20

to
18
m
1 16
tn
§ 14
E

E
S 10
s „
(8 O

Figura 5.27: Temperaturas medias máximas absolutas en el periodo 1961-2000.

H 1 1 1 1 h-
10 11 12

Figura 5.28: Temperaturas medias de las máximas diarias para cada mes durante el intervalo
1961-2000.

172
Zona de estudio CUma

Figura 5.29: Secuencia de temperaturas mínimas absolutas durante el periodo 1961-2000.

Figura 5.30: Variación de la media mensual de las temperaturas mínimas absolutas en el


intervalo 1961-2000.

Figura 5.31: Secuencia de la media de las temperaturas mínimas diarias de cada mes desde
1961 al 2000.

173
Zona de estudio Clima

•^«*«»«*3*íWa|ws»F«f'

Figura 5.32: Variación estacional de la media de las mínimas diarias de cada mes para el
periodo 1961-2000.

En general, respecto a las temperaturas se puede afirmar que lo más


característico es el elevado rango de variación entre valores mínimos y máximos, lo
cual tiene una influencia clara respecto a los procesos de meteorización por
soleamientoy heladas.

En el año medio (figura 5.24), el rango entre la máxima y la mínima es de


17'5 °C, ascendiendo a 23 °C en el año más cálido y manteniéndose en 18 °C en el
más frío. Lo que significa que el rango de variación de las temperaturas medias
mensuales se halla muy próximo a los 20 °C.

Fijándose en las máximas absolutas (figura 5.25), éstas superan siempre los
32 °C y la media de las máximas absolutas (figura 5.27) para cada año está siempre
por encima de los 16°Cy el 70% de los años por encima de 18 °C.

Respecto a las mínimas absolutas (figura 5.29), a principios de los setenta se


han registrado valores por debajo de los -10 °C, alcanzándose un mínimo en todo el
periodo de -20'5 °C. El rango de las mínimas absolutas oscila entre los -20'5 °C y los
-4°C.

Por otra parte, durante el mes más cálido observado, mes de julio, la
temperatura mínima media absoluta es 7 °C (figura 5.30), mientras que la máxima
es 36 °C (figura 5.26), lo que supone una variación de 29 °C para el mes más cálido.

Y por último, atendiendo a la media de las mínimas diarias para el mes más
cálido (figura 5.32), mes de julio, y la media de las máximas diarias (figura 5.28),
éstas pasan de 12'8 °C a 30 °C respectivamente, lo que significa también un rango
de variación de temperaturas en el mes más cálido muy notable, nada menos que
ir2°c.

174
Zona de estudio Geología

5.3.- GEOLOGÍA, LITOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA.

Los terrenos estudiados se emplazan en una importante unidad estructural


de las grandes depresiones terciarias: la Submeseta Superior, identificada con la
Cuenca del Duero.

El área se localiza en el cuadrante superior izquierdo de la hoja 312 del


Mapa Geológico Nacional (Baltanás), escala: If50.000, y, como ya se ha indicado
anteriormente, se ubica a unos 2'5 km de la capital de Falencia, en dirección hacia
Magaz.

5.3.1.- Geología y lltología.

Esta zona en cuestión se ha formado durante el Terciario Superior


CNeógenó) y principios del Cuaternario: pisos Mioceno Medio y Superior más
PlioCuaternario y Holoceno, como consecuencia de diversos procesos de
sedimentación y de precipitación química producidos en ambientes fluviales y
lacustres, alternados con diversas fases erosivas que intersectan los depósitos
sedimentarios y otorgan el aspecto actual de las cuencas.

La base de la región está constituida por sedimentos generados en aguas


lénticas. Corresponde al piso Astaraciense Inferior (figura 5.33). Está
fijndamentalmente formada por calizas, margas y arcillas con frecuente presencia
de yeso diagenético, y se denomina Facies Dueñas (ITGE, 1997; Crespo et al.,
1995; Jiménez, 1997). Las arcillas son de composición predominantemente ilítica,
como suele ser típico de esta clase de ambientes (Meléndez y Fuster, 1997), con
trazas de caolinita y arcillas neoformadas con carbonato calcico en una proporción
de hasta el 50% (ITGE; 1997).

Otro nivel de calizas y margas dolomíticas con megacristales de yeso y


dolomías (figura 5.33 y 5.34) se halla en estratos superiores, conformando lo que
generalmente se conoce como Facies Cuestas (ITGE, 1997; Crespo et al., 1995;
Jiménez, 1997). En su mayor parte son margas y margas yesíferas de tonos claros
que contrastan con los colores ocres de la infrayacente Tierra de Campos. Su
potencia oscila entre 30 y 70 m (ITGE, 1997). Entre los cristales de yeso abundan
las maclas en punta de lanza, punta de flecha, cola de golondrina y doble cola de
golondrina. Este hecho hace que la zona natural del Cerrato, en Falencia, sea un
lugar destacado geológicamente a nivel nacional (Candel et al., 1927; ITGE, 1997).

Entre las unidades anteriores se intercala una capa de arenas, limos y


arcillas del Astaraciense en la que se mezclan algunos bancos canalizados de arenas
y gravas pequeñas Cpaleocanales). En este estrato también la ilita es el
componente argíUico principal, apareciendo también cierta cantidad de caolinita y
escasa clorita como minerales heredados.

175
Zona de estudio Geología

870 m
Depósitos Caií¿a páriimo
fluvidies Margas dolomíticas
con megacristales de J^
yeso

Arcillas y arenas

Zona de
Cono de deyección
estudi :• " = >
730 m Río Carrión

Calizas y margas con

C intercalaciones de yeso

Figura 5.33: Croquis transversal del terreno en torno a la zona de estudio.

A Palenda Caliza del páramo


Margas con
yesos

Figura 5.34: Croquis geológico en planta de la zona, basada en la información del


ITGE (1997) y en observaciones de campo.

176
Zona de estudio Geología

A techo de las cuestas, corona un estrato calizo, conocido como Caliza del
Páramo. Se data en el Astaraáense-Vallesiense y representa la fase final del ciclo
Dueñas. Está formado por un conjunto de calizas, calizas margosas y margas, con
frecuentes cambios laterales de facies (ITGE, 1997; Crespo et al., 1995; Jiménez,
1997). Da lugar a amplias mesas conocidas como páramos, tiene una potencia
aproximada de 25 m y refleja un ambiente palustre-lacustre refractivo.

Apoyándose sobre los terrenos base y al pie de las cuestas aparecen ciertos
conos de deyección, fechados en el Holoceno, y que son producto de los procesos de
erosión, transporte y sedimentación de pequeños cursos de agua que actúan como
drenaje de los barrancos o barcos*. Son materiales heterogéneos en función de las
características de la cabecera del cauce; en general están formados por una matriz
limoarcillosa que contiene cierta cantidad de arenas y gravas o bloques calizos
angulosos debido a su corto transporte, ya que proceden del páramo calizo.

Los taludes de estudio seccionan estos conos de deyección y una muestra de


los estratos principales se adjunta en la figura 5.35. En ella se observa claramente
el predominio de los materiales margosos, cuyos espesores abarcan la casi totalidad
de los taludes, aunque también se presentan otros estratos arcilloarenosos de
espesor decimétrico, posiblemente procedentes de la sedimentación de los
materiales erosionados en la capa de arcillas y arenas que se ubica sobre la facies
Dueñas. Su escasa representación y su erosión en magnitud similar a la del resto
del talud le otorgan una menor importancia a la hora de abordar los procesos
generales. En los estratos margosos se pueden encontrar, aunque escasamente
representados y confirmando las indicaciones del ITGE (1997), cantos poco
rodados y bloques de caliza angulosos procedentes de los estratos superiores del
páramo que se alzan a unos cien metros sobre los taludes (figura 5.36).

Al Holoceno corresponden igualmente los depósitos fluviales originados por


el Carrión en sus diferentes niveles de terrazas. Éstos conforman sobre la facies
Dueñas los fondos de valle, los diferentes niveles de terrazas y las llanuras de
inundación. También aparecen depósitos coluviales al pie de las laderas del páramo,
como consecuencia de diversos tipos de erosión, constituidos por ciertos glacis,
como los que se encuentran próximos a la zona de estudio, y por señaladas coladas
de solifluxión (deslizamientos), como las que se pueden observar en las
proximidades de Tariego de Cerrato (ITGE, 1997).

5.3.2.- Geomorfología.

Esta parte de la cuenca central del Duero, ubicada entre los ríos Carrión y
Pisuerga, muestra la morfología tabular típica de la zona. Se caracteriza por mesas
o páramos labrados por la red fluvial en el relleno Terciario del vaso duriense.
Hernández Pacheco, alrededor de 1930, estableció los rasgos generales
morfológicos de este área (DGA, 1966; ITGE, 1997) y que básicamente se
mantienen en la actualidad. Este autor distingue tres elementos principales:

Denominación local de vaguadas más o menos cerradas y estrechas propias de las elevaciones del páramo
que conectan con las vegas aluviales.

177
Zona de estudio Geología

Figura 5.35: Estratos principales en los taludes estudiados.

Figura 5.36: Bloques angulosos de 15 a 25 cm de diámetro que aparecen embutidos


en la matriz arcillolímosa de los taludes

178
Zona de estudio Geología

Las mesetas de erosión o páramos en las cotas más altas, las llanuras de
ablación o campiñas en las partes de menor altitud y conectándolas, las cuestas
(figura 5.37).

Los materiales más antiguos de la zona son de la era Terciaria ^Mioceno


Medio, piso Astaraciense Inferior). Desde entonces hasta finales del Cenozoico se
producen varios ciclos sedimentarios caracterizados por una alternancia de
ambientes lacustres y fluviales, que por la ausencia de movimientos de origen
tectónico conforman el depósito de los materiales en disposición horizontal o
subhorizontal. A partir del último ciclo de sedimentación, pisos Astaraciense-
Vallesiense, en el que se constituyen las calizas del páramo comienza la
morfogénesis del relieve actual. Es en el Cuaternario cuando, como consecuencia de
la apertura de la cuenca duriense, comienza el encajamiento de los cursos de agua,
con diferentes periodos de erosión fluvial que evacúan grandes masas de material
terciario y se engendran los rasgos básicos del paisaje actual, retocados en algunos
sectores por procesos cársticos y gravitacionales. Al tratarse de una zona estable
desde el punto de vista tectónico, los procesos modeladores más activos en la
actualidad son los fluviales y los de ladera.

870 m

730 m

Figura 5.37: Aspecto gcomorfoiógico. Croquis de una sección transversal de la zona


de estudio.

El terreno atravesado por la línea ferroviaria corresponde a un cono de


deyección del arroyo que drena el barranco intersectado. Localmente, este arroyo
se conoce como el arroyo del barranco del Banco de la Cruz o del Polvorín (este
último a causa de las instalaciones militares que se emplazan en su margen
derecho). La morfología de este cono es en abanico y perfil convexo, como lo
demuestra la variación de la longitud de los taludes en ambas orientaciones
conforme la vía férrea intercepta estos materiales (figura 5.38). Su tamaño es

179
Zona de estudio Geología

reducido (algunas hectáreas) y su composición viene determinada por el área


fuente y por el corto camino de transporte de los materiales erosionados. Los
estratos que afloran en los terrenos cortados por la vía ferroviaria, como se
observa en la figura 5.38, tienden a ser horizontales, al igual que acontece
prácticamente en todo el entorno.

Figura 5.38: Perspectiva general de una parte de la zona en la que se halla el área
estudiada antes de que los desmontes fueran reperfilados. Se observa la gran
cantidad de material meteorizado recogido al pie de los taludes. También se ve la
variación de altura de los desmontes. Al fondo, se detectan las laderas que
conectan con el páramo calizo.

180
Zona de Estudio Suelos

5A.- SUELOS:

A grandes rasgos, según el Mapa de Suelos de España (Guerra et aL, 1966),


en esta zona se distinguen mayoritariamente tres grandes grupos de suelos. Un
primer grupo corresponde al de los suelos aluviales, fundamentalmente llanos, que
se encuentran desde los márgenes de los cursos principales hasta el pie de las
laderas que conedtan con el páramo calizo. En las laderas o cuestas aparece el
segundo grupo, suelos de tipo rendziniforme que se asientan sobre margas yesíferas
y yesos. Y en el páramo calizo, se localiza el tercer gran grupo: suelos sobre
materiales calizos con un horizonte mollico poco desarrollado, suelos pardo calizos
sobre materiales consolidados. De acuerdo con la obra Mapas Provinciales de Suelos
para Falencia (DGA, 1966), estos grupos tienen las siguientes características:

a) Suelos de llanura aluvial:

Análisis de esta clase de suelos fueron realizados en las proximidades de los


taludes en dos lugares (DGA,1966):

Villamuriel de Cerrato:

Localización: Terrenos aluviales de las cuencas del Pisuerga y del Carrión de las
comarcas de Tierra de Campos y del Cerrato.
Clasificación textural: Arcilloso, franco-arcilloso.
Relieve y drenaje: Suelos de vegas, con escasa pendiente (0-3%), drenaje libre y
poca erosión.
Clasificación: Suelos asentados aluvialmente sobre suelos rendziniformes, pardo
calcicos, generalmente descarbonatados. Son suelos intrazonales, calcimorfos,
hidromorfos, calcimorfos aluviales, antrópicos, evolucionados, pardo claros, vega;
suelos de perfil cultivable A C ó A (B) C.
Utilización y tratamiento: Regadíos de las vegas aluviales con remolacha, patatas,
alubias, cereales, alfalfa, etc.

Perfil A C

0-60 cm: Separación claramente definida con la capa inferior. Color pardo claro
(alrededor de 10 YR 6/4, pardo amarillento claro). Francoarcilloso. Sin
elementos gruesos, ni pedregosidad, ni rocosidad. Estructura granular débil y
fina. Consistencia ligeramente dura en seco. Pobre en materia orgánica, 1%;
pH alrededor de 7'5; perfil margoso. Complejo absorbente muy saturado de
calcio y magnesio cambiable y con 23% de capacidad de cambio total.
Retrogradación de potasio, hierro, fósforo, manganeso, etc. Cfh¡ alrededor de
11. Poder retentivo del 40%. Raíces escasas y poca actividad microbiana.

> 60 cm Color pardo muy claro. Francolimoso, análogo al perfil superior pero más
equilibrado en el complejo absorbente con 16% de capacidad de cambio total.
Sin raíces ni vida biológica.

Perfil A(B) C

0-40 cm Separación difusa con el horizonte inferior. Color pardo claro (alrededor
de 10 YR 6/4, pardo amarillento claro). Arcilloso, sin elementos gruesos, ni

181
Zona de Estudio Suelos

pedregosidad, ni rocosidad. Estractura granular moderada y media.


Consistencia dura en seco. Materia orgánica casi aceptable del 2'5%; pH
alrededor de 9; carbonates en forma de caliza activa. Complejo absorbente
equilibrado en calcio y magnesio cambiables, con un 29% de capacidad total
de cambio. Retrogradación de potasio, fósforo, manganeso, etc. C/N
alrededor de 11. Poder retentivo del 95% debido probablemente a su buena
estructura y textura. Raíces abundantes pero escasa actividad microbiana.

40-75 cm Separación claramente definida con el horizonte inferior. Color pardo


claro (alrededor de 10 YR 6/4, pardo amarillento claro). Igual al perfil
superior pero con más materia orgánica, 3'3%. Con capacidad total de
cambio 33% y más carbonatado y en general más iluviada. Raíces muy
escasas y vida biológica moderada.

> 75 cm Color pardo muy claro. Franco. Presencia de piedras y cascajos moderada.
Conserva algunas características del perfil anterior. Sin raíces ni vida
biológica.

Soto de Cerrato:

Localización: Terrenos aluviales de las cuencas del Pisuerga y del Carrión de las
comarcas de Tierra de Campos, del Cerrato, Valdaviay Paramera.
Clasificación textural: Franco-arenoso.
Relieve y drenaje: Suelos de vegas, con escasa pendiente (0-3%), drenaje libre y
poca erosión.
Clasificación: Suelos asentados aluvialmente sobre suelos rendziniformes, pardo
calcicos, generalmente descarbonatados. Son suelos intrazonales, calcimorfos,
hidromorfos, calcimorfos aluviales, antrópicos, evolucionados, pardo claros, vega;
suelos de perfil cultivable A C.
Utilización y tratamiento: Regadíos de las vegas aluviales con trigo y cebada,
patatas, alfalfa, etc.

Perfil cultivable A C

0-80 cm Separación relativamente definida con la capa inferior. Color rojo claro
(alrededor de 5 YR 5/6, rojizo amarillento). Franco-arenoso. Con muchos
elementos gruesos, redondeados, cuarcitas y pocas calizas, piedras, cascajos
y gravas. Sin rocosidad. Estructura sin agregación, de grado simple y muy
fina. Consistencia sin coherencia. Sin materia orgánica apreciable; pH
alrededor de 7'5. Perfil descarbonatado. Complejo absorbente muy saturado
de calcio cambiable y magnesio suficiente, con el 11% de capacidad total de
cambio. Retrogradación de potasio, fósforo, hierro, manganeso, etc. C/Nl
alrededor de 21. Poder retentivo del 34%. Raíces escasas. Actividad
microbiológica pobre.

> 80 cm Color rojo muy claro (alrededor de 7'5 YR 6/6, amarillo rojizo). Arenoso,
con casi todo el perfil de elementos gruesos en más del 90%, redondeados,
de cuarcitas, calcita y calizas, en bloques, piedras, cascajos, gravas y arenas,
(un 95% de los elementos finos). Sin rocosidad. Sin estructura. Consistencia
suelta, sin coherencia. Sin materia orgánica apreciable; pH próximo a 8. Algo
carbonatado por iluviación. Los demás factores parecidos a los de la capa
superior. Capacidad total de cambio de 8%. Sin raíces ni vida biológica.

182
Zona de Estudio Suelos

b) Suelos de ladera o cuestas:

Como en el caso anterior se presentan las descripciones relativas a terrenos


similares a los del área de estudio realizadas por la DGA (1966). Resulta muy
interesante este grupo porque caracteriza la naturaleza de los desmontes de las
obras viarias en la zona y ofrecen una imagen sobre la evolución de estos últimos y
sus posibilidades de revegetación.

Cristo del Otero:

Localización: Al Sur de la provincia en todas las escarpaduras del Cerrato y Tierra


de Campos que corresponden a todos los del término de Saltanas y a los del Sur de
Astudillo y Falencia.
Relieve y drenaje: Son terrenos de mucha pendiente (20-80%). Su drenaje es libre,
con buena escorrentía y muy fuerte erosión, evolucionando hacia suelos
esqueléticos.
Clasificación textural: tendencia a fi'anco-limosos.
Clasificación: Asentados sobre margas y arcillas yesosas. A veces litosuelos. Azonales,
minerales brutos, de erosión, litosuelos, ladera, páramo, yesíferos, forestables. Las
variantes de estos suelos son las de un A más o menos (A).
Utilización y tratamiento: agrícola prácticamente nulo. El pasto esquilmado no
sostiene apenas una oveja por cada 4-10 ha, cuando existe suelo. El concepto local
del terreno es malo. En pendientes altas es necesaria la repoblación forestal, aunque
como suelo forestal tampoco son buenos.

Perfil cultivable (A) C

0-6 cm Separación claramente definida con la capa inferior. Color grisáceo


(alrededor de YR 6/1, gris). Franco con pocos elementos gruesos,
platiformes yesosos, en bloque, piedras, cascajos y gravas, con poca
pedregosidad y bastante rocosidad. Estructura granular débil y media,
consistencia blanda en seco. Escasa cantidad de materia orgánica; pH mayor
de 8'5. Calcio en forma de sulfatos. Los grandes bloques subangulosos
proceden coluvialmente de los páramos. Complejo absorbente
desequilibrado a favor del calcio cambiable, saturándole. Calcio soluble
abundantísimo en forma de sulfato y caliza activa en abundancia.
Retrogradación de fosfatos, potasa, manganeso, hierro, etc. Otros elementos
apenas cuentan. C(U alrededor de 10. Presencia de raíces silvestres, jóvenes
y viejas, se observan lombrices (y caracoles)*.
> 6 cm Color grisáceo claro (alrededor de 10 YR 7 A, gris claro). Francoarcilloso.
Sin materia orgánica. Roca madre poco transformada de margas y arcillas
yesosas. Sin raíces, ni vida biológica.

Observaciones: Este grupo de suelos coincide ampliamente en características


con otros emplazados también en laderas del páramo próximas a la zona de estudio.
Se trata de los de las proximidades a la población de Valdeolmillos, también al Sur

Nota del autor.

183
Zona de Estudio Suelos

de la provincia, que son grises algo más claros (10 YR 7/2) y de textura
francoarcillosa, en el horizonte superior, (A).

Reinoso de Cerrato:

Estos suelos se caracterizan por estar formados por el coluvión depositado al pie
de las laderas del páramo, por lo cual constituye un modelo de evolución de los
suelos que pueden generar los taludes de infraestructura viaria de materiales
similares a los de las cuestas según se van meteorizando y la regolita se acumula al
pie de los mismos.

Localización: Al igual que los descritos anteriormente, pero coluviales del pie de la
ladera.
Relieve y drenaje: Pendientes moderadas a bajas (3-10%), con drenaje libre,
escorrentía normal y cierto grado de erosión.
Clasificación textural: Francoarcillosos.
Clasificación suelo: Suelos asentados coluvialmente sobre margas poco calizas,
terrenos fósiles propios de las llanuras de Tierra de Campos. Suelos intrazonales,
calcimorfos, calcáreos, pardo calcicos, rendzinas coluviales degradadas, pardo claros
calcicos, vid. Dificilísimo de distinguir el horizonte (B).
Utilización: Se utilizaron durante siglos para el cultivo del viñedo, hoy en franca
regresión por la política agraria. También se han empleado para almendros de
secano y cultivos cerealistas, así como pinos de repoblación. El concepto local de
estos suelos es bueno.

c) Suelos de páramo:

Este grupo está representado en la zona por los suelos en el páramo calizo de la
población de Tariego.

Localización: Al Sur de la provincia, en terrenos llanos de la región del Cerrato, en


los partidos judiciales de Astudillo, Falencia y Saltanas.
Relieve y drenaje: Suelos llanos de drenaje libre y escorrentía normal, con
pendientes medias entre el O y 3%.
Clasificación textural: Suelos francos, asentados sobre Terra Rossa, fósil como
regolith (C) y sobre caliza gris de los páramos como roca madre (D).
Clasificación: Suelos intrazonales, calcimorfos A (B) C calcáreos, rendziniformes,
rendzina degradada sobre Terra Rossa fósil, pardo rojizo calizos, con vegetación del
género Quercus.
Utilización y tratamiento: Su utilización actual es el monte de encina y quejigo, más
o menos bajo, con tomillos y jaras y pastos ralos. Mantiene unas dos ovejas por
hectárea.

Perfil cultivable A C

0-30 cm Separación claramente definida con la capa inferior. Color rojizo claro
(alrededor de 10 YR 4/4, pardo amarillento oscuro). Franco. Con elementos
gruesos, pedregosidad elevada (aunque ha sido retirada por los agricultores

184
Zona de Estudio Suelos

formando montones típicos junto a los cultivos), rocosidad abundante en las


zonas de suelo más esquelético, donde aflora la caliza gris. Consistencia
blanda en seco. Suficiente materia orgánica, 4'6%; pH alrededor de 8. Calcio
en forma de carbonates activos. Complejo absorbente muy saturado de
calcio cambiable. Caldo soluble en bicarbonato con algo de sulfates. La
capacidad de cambio total es del 29%. Existe retrogradación del potasio,
fósforo, hierro, manganeso, etc. El magnesio activo es normal. CfN
alrededor de 8. Poder retentivo del 64%. Raíces muy abundantes y actividad
biológica abundante.

> 30 cm Regolith. Color rojizo (alrededor de 5 YR 3/4 pardo rojo oscuro).


Arcilloso. Con elementos gruesos angulares, calizos, bloques, con bastante
pedregosidad. Estructura en bloques angulares débiles y finos. Raíces
abundantes y actividad micobiana normal.

Según el Mapa de Suelos de Castilla y León (Forteza et al., 1987), los tres
grupos de suelos descritos anteriormente corresponden a los siguientes tipos, según
la clasificación de la FAO:

• Fluvisoles: suelos de vega entre el cauce actual de los ríos principales y el primer
nivel de terrazas no inundables. Aquellos que se localizan junto a los cauces
entre los páramos calizos (como es el caso de la zona del Cerrato) se consideran
fluvisoles calcáreos.
• Regosoles: se incluyen en esta unidad los suelos (.••) denominados suelos brutos
de margas, arcillas y areniscas con un grado de erosión alto y en condiciones
áridas o semiáridas que impidan yfo limiten la evolución. Estos suelos adquieren
su máxima representación en las cuestas de los páramos característicos de la
zona del Cerrato, correspondiendo al grupo regosoles calcáreos. Como se indicó
anteriormente, resulta muy interesante este grupo porque caracteriza los
taludes de las obras viarias en la zona y ofrece una idea sobre la evolución de
estos últimos y sus posibilidades de revegetación. A este respecto Forteza et al.
(1987) indican que «lo que hay que hacer para conservar es formar suelo; la
primera y acaso suficiente medida consiste en favorecer el desarrollo de
horizontes de humus como paso inicial para que el suelo pueda evolucionar».
También en este grupo se encuentran ciertos suelos de vega arcillosos y poco
evolucionados donde el material parental y edáfico apenas se diferencian.
• Cambisoles y luvisoles calcicos, y rendzinas: estas unidades conforman los
suelos que se hallan en el páramo calizo, situándose las rendzinas en los bordes
del mismo. Segyxx Burgaz (1983) también se inscriben como cambisoles y
luvisoles crómicos.

En la hoja 312 del Mapa de Cultivos y Aprovechamientos (DGPA, 1976),


siguiendo la clasificación de suelos del USDA, los grupos de suelos de este área se
reparten de la siguiente forma:

• Entisoles: junto a las riberas del río Pisuerga y Carrión y entre ambos ríos.
También en las laderas que conectan las llanuras aluviales con los páramos.

185
Zona de Estudio Suelos

• MoUisoles y atfisoles: en proporción de un 80% y 20% respectivamente dentro


de la hoja estudiada. Probablemente asociados a los suelos de páramo
principalmente y también a terrenos de las zonas de vega asociados a pastizales,
eras, o terrenos abandonados. Burgaz (1983) los engloba en el grupo Alfisols,
suborden Xeralfs.

A continuación se establece en la tabla 5.7 una correspondencia entre las


distintas unidades morfológicas que caracterizan el territorio donde se engloba el
estudio y los diferentes tipos de suelos.

Tabla 5.7: Relación entre clases de suelos y unidades morfológicas en e ámbito del estudio.
Unidad Mapa Provincial de Suelos Mapa de Suelos de Mapa de Cultivos y
morfológica (DGA, 1966) Castilla y León Aprovechamientos
(Forteza et al.. 1987) (DGPA, 1976)
Llanura Suelos intrazonales, Fluvisoles, fluvisoles Entisoles, moHisolesy
aluvial calcimorfos, hidromorfos, calcáreos, regosolesy alfisoles.
calcimorfos aluviales, regosoles calcáreos.
antrópicos, evolucionados,
pardo claros, vega; suelos de
perfil cultivable A C ó A (B) C.

Cuestas A veces litosuelos. Azonales, Regosoles, regosoles Entisoles


minerales brutos, de erosión, calcáreos.
litosuelos, ladera, páramo,
yesíferos, forestables. Las
variantes de estos suelos son
las de un A más o menos (A).

Páramo Suelos intrazonales, Cambisoles y MoUisoles y alfisoles.


calcimorfos A (B) C calcáreos, luvisoles calcicos y
rendziniformes, rendzina rendzinas en los
degradada sobre Terra Rossa bordes.
fósil, pardo rojizo calizos.

186
Zona de estudio Hidrología

5.5.- HIDROLOGÍA.
El área de estudio se halla situada entre dos grandes ríos de la cuenca del
Duero: el río Pisuerga y el río Carrión, siendo el segundo uno de los afluentes más
significativos del primero y desembocando en el mismo por la derecha a la altura de
la localidad de Dueñas, unos 15 km al sur de Falencia en dirección a Valladolid. Las
características principales de estos ríos se adjuntan en la tabla 5.8. Algunos arroyos
de cierta entidad en torno al área estudiada son de norte a sur: arroyo del Prado, el
arroyo del Rabanillo y el de Maderano, los cuales conducen sus aguas al río Pisuerga.
El arroyo Maderano es interesante porque en la actualidad desarrolla un proceso de
captura de uno de sus tributarios, el arroyo del Charcón (ITGE, 1997).

Tabla 5.8: Características principales de los ríos de la zona de estudio.


Río Superf. Aport.
Aport.
y longitud Nadmiento Pasa por cuenca Desemboca media Afluentes
espedf.
(km) (km^) (HmVaño)

Fuentes Guardo En el Besandino


Carrión
Carrionas Carrión de Pisuerga Cueza
3.351 657 0'2
(Cervera de los Condes (San Isidro Ucieza
178'5
Pisuerga) Palencia de Dueñas) Valdeginate

Cueva del Cervera Ribera


Pisuerga Cobre (Sta. Aguilar En el Duero, Valdavia
M^dc Herrera 15.759 Pesqueruela 2.586 0'16 Carrión
275 Redondo, Dueñas (Simancas) Arlanza
Patencia) Valladolid Esgueva

Fuente: Confederación Hidrográfica del Duero (1995).

En este tramo, los ríos Carrión y Pisuerga poseen un trazado más bien
meandriforme y con cierta tendencia a ramificarse y a divagar, formando pequeños
brazos, cuérnagos e isletas. El Pisuerga desarrolla amplios meandros con un radio de
aproximadamente un kilómetro, mientras que los arroyos de la zona tienen un
trazado mucho más rectilíneo, a excepción del arroyo Maderano, el cual tras su
confluencia con el Rabanillo recorre meandros de 500 m de radio (ITGE, 1997).

La regulación de las aguas del Carrión y del Pisuerga viene dada por la red de
embalses de cabecera (Requejada, Ruesga' y Aguilar de Campo en el Pisuerga y
Compuerto y Camporredondo en el Carrión) en el norte de la provincia (Montaña
Palentina). Esta red ha contribuido a defender las tierras agrícolas, reduciendo la
capacidad natural de desbordamiento, y a mantener unos márgenes más estables
por la minoración de caudales ante los efectos de embalsamiento y laminación.

El embalse de Ruesga o de Rivera se halla en el río Rivera, afluente del Pisuerga.

187
Zona de estudio Hidrología

En esta zona ambos ríos actúan recogiendo las aguas de saneamiento de las
poblaciones ribereñas así como de los regadíos próximos a los cauces o que
provienen de dos canales de riego importantes: el Canal de Castilla realizado en
tierra -iniciado bajo el reino de Fernando VI como canal de navegación que
transportara el cereal de Castilla hacia Cantabria (Alonso Ortega, 1987; Merino,
1990) - y la Acequia de Falencia, en hormigón y tierra. Esta última transcurre
próxima a la zona de estudio, paralela a la vía ferroviaria y a la carretera Palencia-
Magaz (vid. figura 5.34).

El régimen natural de ambos ríos es pluvial, en general, mientras discurren


por las tierras meseteñas y pluvionival en sus cuencas de cabecera. Los caudales
máximos se generan en el periodo de marzo-abril, que coincide con el deshielo y
precipitaciones importantes (Alonso et al., 1990). El flujo mínimo correspondería a
la época veraniega, aunque no se produce un estío muy marcado, ya que estos ríos
siempre llevan agua; sin embargo, la regulación de los caudales a través del sistema
de embalses de cabecera para proporcionar riego a los cultivos de la provincia
provoca un régimen inverso al natural y una mayor uniformidad del flujo. De este
modo, se puede observar en algunos momentos del verano que los ríos transportan
más agua que en el propio invierno, periodo éste en el que los embalses almacenan
el preciado elemento para liberarlo luego durante el estío.

En cuanto a los arroyos próximos (Maderano, Rabanillo, Charcón) son de


régimen pluvial estricto, lo que implica que sus máximos se producen durante
mediados o finales de primavera y durante el otoño, que son los periodos donde se
concentran las lluvias en esta zona. En verano prácticamente se secan quedando
reducidos aun pequeño hilo de agua o a charcas y pozas residuales, sobre todo a raíz
de los pozos de riego en la zona y las tomas realizadas en los propios cauces
mediante bombeo con tractor.

Asociados a estos cursos de agua se hallan diversas zonas húmedas ligadas a


sus crecidas ordinarias y a la surgencia de los niveles fi'eáticos en las proximidades
de los cauces, formando, en otros tiempos, un rosario de lagunas, charcas, navas o
navajos de escasa profundidad y extensión pero que en su mayor parte han sido
drenadas para producción agrícola. Aún así todavía se observan algunas de ellas,
sobre todo en periodos lluviosos, ya que aparecen de nuevo sobre los cultivos que
hoy las ocupan, dificultando el drenaje de éstos y afectando a sus cosechas y
rendimiento. También son frecuentes los criptohumedales o humedales
transpirativos (prados húmedos, juncales y sotos) que constituyen verdaderas islas
verdes entre los ocres y amarillos preponderantes en el paisaje estival y que poseen
un gran valor ecológico en las regiones secas (García Sanchez-Colomer et al., 1999).

Aunque alejada de la zona de estudio pero máximo representante de lo


anterior, a unos quince kilómetros al oeste de Falencia, se halla el paraje de la
antigua laguna de La Nava o famoso Mar de Campos. Éste se formaba por la
impermeabilidad de los terrenos y por los aportes superficiales e hipogeos del río
Valdeginate en esta zona, debido al endorreismo parcial de su cuenca (Casado de
Otaola y Montes del Olmo, 1995). En general, el Mar de Campos estaba evaluado en
2.160'8 ha en 1831 y en 3.100 ha en torno a 1940 (Díaz et al., 1941), aunque
cifras próximas a esta última parecen estar ligadas a los años más húmedos

188
Zona de estudio Hidrología

(Calonge et al., 1991). Sin embargo, tras numerosos intentos de desecación de la


laguna para la puesta en cultivo de las tierras que conformaban su vaso, se consigue
su total saneamiento en la segunda mitad del siglo XX, mediante la construcción del
Emisario de la Nava (excavación del río Valdeginate hasta hacerlo confluir de modo
permanente con el río Carrión). De este modo se minoraron las condiciones
endorreicas de la cuenca. En la actualidad en una pequeña parte de la antigua
laguna, entre Mazariegos y Fuentes de Nava, se desarrolla un proyecto de
recuperación de algo más de trescientas hectáreas de humedal, conformando un
enclave fundamental en Castilla y León para las aves migratorias invernales (Jubete,
1992).

En cuanto a las aguas subterráneas, el área de estudio se encuadra dentro las


zonas calificadas como acuíferos aislados o sin acuíferos en el Mapa
Hidrogeológico de Castilla y León (Duch et al., 1995). El terreno, como se ha visto,
corresponde fundamentalmente a materiales terciarios margoso-yesíferos y
abundantes arcillas de baja permeabilidad que dificultan la circulación subterránea.
De todas formas, sobre estos estratos corona la caliza del páramo que posee cierta
carstificación y es susceptible de almacenar cantidades de agua de importancia
meramente local, ya que su potencia no suele superar unos cuantos metros. La
caliza del páramo se recarga por infiltración del agua de lluvia y actúa a modo de
esponja que descansa sobre los materiales más impermeables de las arcillas y
margas. Estos últimos, dada la horizontalidad de los estratos generan en la caliza un
flujo radial hacia los extremos de la formación calcárea (Duch et al., 1995), dando
lugar en los mismos a ciertos manantiales, fuentes o pequeños arroyos de poca
entidad. Estos acuíferos son de carácter libre y colgado (ITGE, 1997) y se han
venido explotando por medio de galerías drenantes desde hace más de un siglo por
los habitantes de esta zona para proporcionar abrevaderos o pequeños embalses
para riegos.

Los materiales cuaternarios de los valles y terrazas también constituyen


ciertos acuíferos de interés local. Éstos se explotan mediante pozos de amplio
diámetro para el regadío durante el estiaje. Los niveles de estos acuíferos están
íntimamente relacionados con el régimen de los ríos próximos.

Muy próximo a los taludes estudiados, a unos doscientos metros, los


desmontes interceptan los niveles freáticos de un pequeño arroyo que baja desde el
páramo y que es de carácter marcadamente estacional, el arroyo del Banco de la
Cruz. Este arroyo transporta agua pocos años; sin embargo, su nivel freático aflora
uno o dos metros por debajo de la superficie del terreno natural. La falta de un
drenaje adecuado de este agua interceptada por la trinchera del ferrocarril ha
originado una erosión progresiva del desmonte en su zona de influencia, habiendo
sido necesaria, en 1998, la ejecución de un muro drenante en escollera que frenara
la erosión remontante de este talud (figura 5.39). El flujo capturado se drena ahora
mediante un canal que discurre paralelo a la vía y al que confluyen también las
escorrentías de la carretera Palencia-Magaz que circula paralela, pero en posición
superior, a la vía del ferrocarril (figura 5.40). El canal transporta todas las aguas
hasta el denominado Canal o Acequia de Patencia, el cual a su vez muere en parte
en el río Carrión, frente a Villamuriel de Cerrato, y en parte en el Pisuerga, en las
proximidades de Cementos Hontoria.

189
Zona de estudio Hidrología

Figura 5.39: Freático del arroyo del Banco de la Cruz interceptado por el desmonte del
ferrocarril con erosión por tubificación y remontante por ftlta de drenaje, y muro de
escollera drenante ejecutado posteriormente.

Figura 5.40: Canal de drenaje del freático del


arroyo y de las infraestructuras: parte izquierda
de la trinchera, línea del ferrocarril y parte
derecha superior, autovía Falencia-Burgos. (En el
talud de la derecha, se observa la presencia de
mantas de paja-coco hidrosembradas con mulch
de celulosa, que no han dado los resultados
esperados por claras deficiencias de ejecución.)

190
Zona de estudio Vegetación

5.6.- VEGETACIÓN.

En términos generales, la vegetación aparece como producto de síntesis o


consecuencia del clima, de la litología y de la geomorfología de una región. El clima
ofrece unos rangos de temperatura, humedad y radiación solar que facilitan la
presencia de ciertas plantas. La naturaleza de las rocas y su evolución por los
procesos de meteorización, por el relieve y los procesos gravitacionales producen un
regolito que será colonizado por una serie de especies vegetales Ccomunidad
pionera), que a su vez, en su ciclo biológico, aportan materia orgánica y nutrientes.
Éstos se unen a los procesos generadores edáficos mejorando en principio las
características del regolito (aumento de la capacidad de retención de agua, mejor
infiltración, estabilidad de agregados, fertilidad, etc.) y fomentando la evolución
(.etapas seríales) dentro lo que se denomina seríe vegetal propia de la zona.

Este proceso evolutivo tanto en suelo como en vegetación Csucesiórí) se


mantiene hasta un utópico estado de equilibrio final (.climax, climax climática) en
el cual, la cubierta vegetal característica, fase final de la seríe, se denomina
vegetación cUmácica o potencial y, a su vez, estaría instalada sobre un suelo
maduro o lo que se denominan suelos zonales. Sin embargo, este proceso sucesional
(sucesión prímaríd) es fr-ecuente que se vea limitado o interrumpido por diversos
factores del medio (salinidad, niveles freáticos elevados,...) y/o episodios naturales
cíclicos (plagas, inundaciones, incendios,...) u ocasionales (sequías extremas,
avalanchas de nieve; ...), que a su vez pueden ser de baja intensidad (crecidas
ordinarias de los ríos, sequías moderadas,...) o de alta intensidad (erupciones
volcánicas, terremotos, transgresiones marinas,...). Por otra parte, el hombre, como
agente modificador del medio, también es un elemento perturbador añadido, de
baja a gran intensidad (roturaciones, talas, quemas,...).

En cualquier caso, estos impactos fi^enan la sucesión vegetal, la retrotraen, la


desvían (sucesión secundaría) o la impiden (figura 5.41), desembocando incluso en
estados de aparente equilibrio relativo: subclímax (etapa anterior a la climax que
puede alargarse indefinidamente); disclímax (Spurr y Bames, 1982), paraclímax o
climax edáfica (Gandullo, 1985) (en la que la vegetación alcanza un equilibrio
estable condicionado por alguna propiedad del suelo); plagioclimax o climax
alterada (se establece un equilibrio inestable pero indefinido mediante la
intervención humana); de este modo, tanto los suelos como la vegetación no
alcanzan ese hipotético estado final de equilibrio constante. Los suelos, por su parte,
se caracterizan entonces como suelos intrazonales, cuando algún factor edáfico
limita su evolución (salinidad, encharcamiento, acción del hombre y su ganado,...) o
suelos azonales, cuando por su reciente formación no han evolucionado
suficientemente, mientras que la cubierta vegetal queda estancada en una de las
etapas seriales que transcurren entre la colonización y la vegetación potencial, en
la subclimax, o bien alcanza la paraclimax o la plagioclimax.

En realidad, este esquema, que sirve para explicar la dinámica vegetal a lo


largo del tiempo, es totalmente hipotético. La climax de un lugar es difi'cil de
conocer ya que la vegetación, el clima, los factores topográficos, la fauna y el
hombre están interactuando permanentemente sobre las comunidades vegetales y

191
Zona de estudio Vegetación

IS^ etapa: I Suelo


Oímax climática . zonal

Factor humano
Plagioclímax
o climax
alterado
ITI
Factores
X Paraclímax
naturales (N-lf etapa: o climas
S
dominantes, Subclímas edáfico
regresivos o
desviadores

t
3" etapa serial
(30

«i
•a
í:
T etapa serial
Sucesión primaria

S

I
í:
r etapa:
Sucesión secundaria
Comunidad
pionera

Figura 5.41: Esquema de la evolución de la vegetación y los suelos. Las flechas negras indican
la sucesión primaria mientras que las perturbaciones (flechas de colores) implicarían el
camino de una sucesión secundaria.

éstas e n t r e ellas mismas; incluso aquéllas asociaciones q u e en n u e s t r a escala de


t i e m p o , parecen inalterables sufren cambios progresivos y modificaciones q u e en
principio parecían imprevisibles ( S p u r r y B a m e s , 1 9 8 2 ) . El c o n c e p t o de una climax
climática firme e inamovible se h a s u s t i t u i d o p o r el de un indefinido equilibrio
inestable (op.cit.).

En cualquier caso, la descripción de la vegetación en lo q u e se refiere al área


de e s t u d i o alberga t a n t o la vegetación s u p u e s t a m e n t e climácica o potencial de las
diferentes unidades gcomorfológicas o paisajísticas así c o m o su vegetación actual.
Esto p e r m i t e c o n o c e r el posible límite evolutivo vegetal en n u e s t r a escala t e m p o r a l
así c o m o definir los e s t a d o s de d e g r a d a c i ó n o de pseudoequilibrio. Por o t r o lado, se
realiza u n a descripción de la vegetación característica en las proximidades de los
t a l u d e s de e s t u d i o . En realidad, e s t o s t e r r e n o s c o n s t i t u y e n el estadio p r i m e r o del
suelo en la p r i m e r a e t a p a de la sucesión xerárquica (tabla 5.9) o de la serie de
vegetación de la zona, p o r lo q u e p a r a su r e s t a u r a c i ó n es i m p o r t a n t e la

192
Zona de estudio Vegetación

determinación de las especies pioneras, conformadas fundamentalmente por las


herbáceas de las zonas adyacentes.

Tabla 5.9: Etapas seríales en la sucesión primaria Gnspirado en Spurr y


Bames ( 1 9 8 2 ) y Gandullo (1985)).
Etapa
Xerárquica Mesárquica Hidrárquica
serial
Roca o terrenos Roca o terrenos
Agua o terreno
1
secos húmedos encharcado
Liqúenes Plantas acuáticas
2 Liqúenes
(en ocasiones) sumergidas
Plantas flotantes o
Liqúenes y musgos
3 Liqúenes y musgos parcialmente
(en ocasiones)
flotantes
Musgos y gramíneas Musgos y gramíneas Helófitas (eneas,
4
anuales anuales espadañas,...)
Juncos, Sphagnumy
Hierbas y pastos Hierbas y pastos
5 otras plantas
perennes perennes
freatófitas
Herbáceas mixtas y Herbáceas mixtas y Herbáceas mixtas y
6
matorral matorral matorral
7 Arbustos Arbustos Arbustos
Árboles Árboles Árboles
8
colonizadores colonizadores colonizadores
Árboles Árboles Árboles
9 colonizadores y colonizadores y colonizadores y
climácicos climácicos climácicos
10 Árboles climácicos Árboles climácicos Árboles climácicos

5.6.1.- Vegetación del entorno.

5.6.1.1.-Vegetación actual.

Empezando desde las cotas más altas del terreno circundante se pueden
distinguir las siguientes unidades de vegetación:

Vegetación del páramo calizo: Se trata de la vegetación que aparece en los


terrenos fundamentalmente llanos, pedregosos y de profundidad escasa a media
de las parameras calizas. Estos terrenos que corresponden al dominio de la
encina o carrasca (Quercus ilex subsp. ballota'), la cual entra en contacto y se
mezcla en cierta medida con el quejigo CQuercus faginea subsp. fagined) y la
sabina albar Qunlperus thuriferaX fueron transformados en tiempos por
cultivos de secano o esquilmados ante la necesidad de leñas, carbón vegetal o
curtientes. En la actualidad, permanecen manchas dispersas de las antiguas

«El criterio actual tiende a considerar la existencia de una sola especie con dos subespecies claras,
Quercus ilex subsp. ilex y Quercus ilex subsp. ballota (=Quercus ilex subsp. rotundifolia)» (Costa et al.
1998). Esta nomenclatura es la que aparece en Flora ibérica (Castroviejo et al., 1986b).

193
Zona de estudio Vegetación

masas arboladas, aisladas entre los cultivos o descendiendo por algunas de las
cuestas que conectan el páramo con las vegas. En su mayor parte han
desaparecido o bien han sido intensamente aclaradas ofreciendo un pobre
aspecto adehesado. En la zona próxima a la de estudio predominan los usos
agrícolas, con cultivos de cebada, t r i g o , avena y leguminosas (yeros, veza o
esparceta) y existen pies aislados de encina (figura 5.42).

Figura 5.42: Aspecto general del páramo calizo en la comarca del Cerrato.

Vegetación de las cuestas: Corresponde a la cubierta vegetal de las laderas


margosas y arcilloarenosas (vid. apartado 5.3.1) que procede de las
repoblaciones efectuadas desde mediados del siglo KK en buena parte del
t e r r i t o r i o . Estas pendientes permanecían prácticamente desprovistas de
vegetación desde hace cientos de años (Ponz, 1780). Actualmente, muestran una
masa arbolada de pino carrasco iPinus halepensis), salpicada con zonas de
matorral o de pastos xerofíticos ralos sometidas al pastoreo ovino (figura 5.43).
El arbolado se halla en estado de monte bravo y mantiene un porte más bien
achaparrado y mezquino, ya que el carrasco es sensible a los rigores térmicos de
esta zona, sobre todo en lo que se refiere al invierno. Las bajas temperaturas de
la estación invernal y las frecuentes heladas le sientan muy mal a este pino de
carácter más termófilo (Ceballos y Ruiz de la Torre, 1979). Además, los suelos
pesados, infértiles y poco permeables de las margas, así como una pluviometría
escasa que ronda los 4 0 0 m m , hacen que las laderas ofrezcan una disponibilidad
hídrica deficiente para su óptimo crecimiento y desarrollo. No obstante, es
patente el beneficio de estas repoblaciones, en ocasiones fuertemente criticadas.
Por un lado, es evidente la formación de suelo que se está produciendo en las
vertientes con lo cual, estas sufridas masas hoy pueden abrir paso a las especies
subsiguientes en la sucesión ecológica vegetal propia de la zona: la encina y el
quejigo (Rivas Martínez, 1987; Navarro Andrés y Valle, 1987), y ofrecen a los

194
Zona de estudio Vegetación

palentinos recursos añadidos fundamentalmente en términos de paisaje, control


de la eros\ór\, calidad de aire y agua, fauna, caza y micológicos^.

Vegetación de las zonas bajas:La zona más llana que corresponde a las vegas y
terrazas del río Carrión se caracteriza por sustentar una vegetación puramente
agrícola de huertos y cultivos herbáceos, ayudados con el riego procedente del
Canal de Falencia (figura 5.43). Esta vegetación sustituye a las formaciones en
galería que en otros lejanos tiempos debieron ocupar grandes extensiones en
ambas márgenes del río Carrión. Las principales hortalizas cultivadas son el
pimiento, tomate, cebolla, judía, lechuga y col. En cuanto a los cultivos herbáceos
destacan la cebada, el trigo, el centeno, la remolacha y las patatas. Por último,
diseminados, o bien a lo largo de las lindes de los cultivos aparecen algunos
fr-utales: fundamentalmente manzana, algún peral (D.G.P.A. 1976) y también
almendros y nogales. Tampoco es raro encontrar en las márgenes del canal de
Falencia o incluso en los bordes de los cammos de acceso a las huertas
ejemplares de Populus x euramericana formando pequeños y dispersos
alineamientos.

5.6.1.2.- Vegetación potencial.

El área objeto de este trabajo se localiza dentro del reino Holártico, en la


región biogeográfica Mediterránea, subregión Mediterránea occidental, provincia
Castellano-Maestrazgo-Manchega, sector Castellano duriense. En cuanto al piso
bioclimático, de acuerdo con el índice de termicidad de Rivas-Martínez^ se encuadra
en el Supramediterraneo, subpiso Supramediterráneo inferior. A este subpiso y
dadas las características de la zona le corresponde la serie supramediterránea
castellano-maestrazgo-manchega basófila de la encina (Quercus ilex subsp.
Ballotay: Junípero thuriferae-Querceto rotundifoliae sigmetum (Rivas- Martínez,
1987), aunque en las zonas umbrosas y frescas, de suelos más profundos entra en
contacto o es sustituida por la serie supramediterránea castellano-maestrazgo-
manchega, basófila, del quejigo CCephalenthero longifoUae-Querceto faginae
sigmetum), y en terrenos más fi'íos, en cotas algo superiores, también se hallan

^ Hay que destacar que la plantación directa sobre estos terrenos, de las frondosas citadas, tiene pocas
probabilidades de éxito de acuerdo con que: existe un déficit hídrico notable en las pendientes (Navarro,
1999), generalmente se proporciona planta con un sistema radical insuficiente para sobrepasar los
rigores climáticos y, cuando se siembra, su periodo de asentamiento se estima entre 4 y 5 años,
observándose marras todavía tres años después de su siembra (Carreras et al., 1996). Las necesidades de
la encina, más rústica y xerofítica aún que el quejigo, están por encima de la isoyeta de 300 mm (Ceballos
y Ruiz de la Torre, 1979). Por lo tanto, aunque recibiría agua suficiente en terrenos llanos, el balance
hídrico en las laderas, con coeficientes de escorrentfa entre el 30% y casi el 70% (Prcvert, cit. López
Cadenas et al., 1994b), no es propicio para estas quercoideas, a menos que, durante la preparación del
terreno, se dispongan trampas de agua que retengan las escorrentías de ladera, se las provea tras la
plantación de algún suplemento extraordinario de agua* o ésta se ejecute en años de pluviosidad elevada
(Navarro, 1999) o en los ambientes más frescos y de suelo más profundo (Carreras et al., 1996). En
relación con esto, Costa et al. (1998) comentan respecto a los encinares interiores continentales, «es
muy probable que en los materiales yesosos miocénicos los carrascales se instalaran sólo en enclaves
ecológicamente privilegiados, quedando otras zonas ocupadas por formaciones diferentes como
sabinares, coscojares, pinares, etc.».
^ It = (T^ media anual+'P media de las mínimas del mes más frío+"P media de las máximas del mes más
frio)xlO = (12 - 1 + 6'8) X 10 = 178 => 60 á It á 210 => piso Supramediterráneo. (vid. apartado 5.2)
* Quercus rotundifolia según Rivas-Martínez (1987).

195
Zona de estudio Vegetación

retazos de la serie supramediterránea maestrazgo-ibéhco-alcarreña de la sabina


albar Qunipero hemisphaerico-thuñferae sigmetum) (Navarro Andrés y Valle,
1987) .

Figura 5.43: Vista panorámica del ban-anco del Banco de La Cruz y de sus formaciones
vegetales desde la ladera que sube hacia el páramo.

Esta serie supramediterránea caldcóla se identifica en la zona con su versión


seca y se asienta sobre margas miocénicas (Navarro Andrés y Valle, 1987) como las
del área en cuestión. Corresponde en el estado climácico a un bosque denso de
encinas que puede albergar sabinas albares (Juniperus thuriferá) y enebros
(Juniperus oxycedrus). En las etapas subseriales (tabla 5.10) la encina va
desapareciendo y achaparrándose para abrir el paso a arbustos como Rosa sp.,
Cistus laurifolius, Ephedra dystachia^, Ephedra nebrodensTs, y a una cubierta de
camefitos, principalmente tomillos CThymus zygis, T. mastichina y T.
mastigophorus), espliegos CLavandula latifoliá) y salvias CSalvia ¡avanduÜfoHá);
también aparecen especies como HeÜchrysum stoechas, Dorycnium pentaphyllum,
Lithodora fruticosa. Santolina chamaecyparissus, S. rosmarinifoíia, Ononis sp'inosa
y otras, típicas de estas margas yesosas, como Lepidium subulatum. Reseda stncta
y Ononis tridentata. En las zonas más claras prosperan terófitos diversos con
abundantes cardos {Eryngium campestre), por lo que son sometidas localmente a
una intensa explotación de la 5etci de cardo {Pleurotus eryngií)', por último, en las
partes más erosionadas abunda el camefito almohadillado Camphorosma
monspeÜaca y se detectan bastantes costras de liqúenes.

Ephedra distachya es la especie correspondiente según el ámbito indicado por Castroviejo et al.,
(1986a) y ha sido citada por de la Fuente (1987) en el sur del Cerrato, en orientaciones de solana y por
Oria de Rueda (1996). El género Ephedra ha sido identificado por el autor en laderas degradadas
próximas al área de estudio y confirmada como 5. dystachia por Oria de Rueda (2000, com. pers.).
£. nebrodensis es citada en Castilla y León por Navarro Andrés y Valle (1987) y en localidades
próximas del Cerrato (Palencia) por Burgaz (1983).

196
Zona de estudio Vegetación

Tabla 5.10: Etapas seriales y bioindicadores de la serie Junípero thuriferae-


Querceto rotundifoUae sigmetLon (Rivas- Martínez. 1987)
Etapa serial Vegetación característica
1.- Bosque Quercus rotundífolia
Juniperus thurifera
JuniperiAS hem'isphaerka
Rhamnus infectoña
2.- Matorral denso Rosa agrestis
Rosa mícrantha
Rosa cariota
Crataegus monogyna
3.- Matorral degradado Genista pumita
Linum appresum
Fumaria procumbens
Globularia vulgaris

4.- Pastizales Festuca hystrix


Dactylis hispánica
Koeleria vallesiana

5.6.2.- Vegetación actual de los desmontes y contomo.

La vegetación en la trinchera del ferrocarril fue identificada en campo, y


comprobada y contrastada mediante guías y pliegos de material herborizado en
gabinete. Para ello se realizó un recorrido minucioso a lo largo de unos 1.000 m
siguiendo la vía ferroviaria a ambos lados de la misma. Este muestreo visual se
realizó el 26/5/1998, completándose en otras visitas como la realizada el 4/6/1999,
y las correspondientes a los muéstreos de vegetación para los distintos tratamientos
de los desmontes. Los resultados del inventario se adjuntan en la tabla 5.11.

Los taludes se caracterizan por estar prácticamente desnudos desde su


construcción a principios de los noventa (figura 5.44). El porcentaje de cobertura
vegetal está comprendido entre un 0% y un 10% como máximo, y consta de especies
herbáceas, distribuidas de modo disperso y aleatorio sobre los desmontes. La
vegetación, cuando la hay, tiende a ascender por el regolito acumulado al pie del
talud, o a descender tímidamente desde la cabecera del mismo. La desnudez de los
terrenos es patente y éstos ofrecen un aspecto deplorable al viajero que llega a la
ciudad de Falencia, por su imagen descuidada y falta de vida. En condiciones de alta
luminosidad, durante el estío, sus caras grisáceoblancuzcas acrecientan la sensación
desértica del ámbito circundante.

Solamente algunos cardos CCirsium arvensé), correhuelas (Convolvulus


arvensis), manzanilla silvestre CAnthemis arvensis) y amapolas (Papaver rhoeas),
junto con algunas cruciferas iSinapsis arvensis, Dlplotaxis erucoldes, etc.) se
atreven a instalarse sobre los infértiles taludes. Al pie de los mismos, con una
textura más propicia para la retención de la humedad edáfica y a causa de la mayor
disponibilidad hídrica proporcionada por la escorrentía del talud, otras especies
como la achicoria CCichorium intybus) o el hinojo QFoeniculum vulgaré) llegan a

197
Zona de estudio Vegetación

alcanzar tallas considerables, superando el metro. En el mismo lugar se muestra


abundante alfalfa procedente de la que se cultiva en las zonas próximas, con tallas
de hasta cuarenta centímetros. Otras especies cuyos orígenes son los cultivos
cercanos son el trigo (Triticum aestivuni) y el centeno (Sécale cerealé), este último
cultivado en laderas margosas de la comarca (Burgaz, 1983).

En cuanto a las especies arbóreas, antes de que RENFE reperfilara y saneara


los taludes como consecuencia de la gran tormenta acontecida el 1 5 / 7 / 1 9 9 7 , se
podían observar brotes de chopo (Populus x euroamericaná) dispersos, enraizando
a pie de talud y en el camino de mantenimiento de la vía, con tallas comprendidas
entre 1 m y 3 m. Estos ejemplares fueron eliminados, sin que al final de estos dos
años de observaciones se hubiese producido ningún rebrote.

Más curioso resulta la aparición de brinzates de Juglans regia en diversos


puntos de los taludes. Son unos seis ejemplares de uno a cinco años de edad que
crecen en la zona de acumulación de regolito con un aspecto muy saludable (figura
5.45). Probablemente proceden de semillas enterradas por algunas aves (urracas)
que sobrevuelan y anidan próximas a este área.

Figura 5.44; Aspecto general de la vegetación en los taludes. En primer plano se observan
hclófitas abundantes desarrollándose donde los desmontes interceptan el freático del arroyo.

198
Zona de estudio Veaetadón

Tabla 5.11: Especies observadas en la trinchera del enlace ferroviario Palencia-Magaz


junto a las parcelas estudiadas.
Familias y especies Nombre común Observaciones

Borragináceas:

Anchusa azurea Lengua de buey Frecuente


Cynoglossum chetrifoHum Lengua de perro Esporádica
Echium vulgare Viborera Frecuente

Compuestas:

Anthemis arvensis Manzanilla Abundante


silvestre
Centaurea calcitrapa Trepacaballos Esporádica, formando matas
ChondriUa júncea Achicoria dulce Esporádica y dispersa
Cirsium arvense Cardo cundidor Frecuente. Puede alcanzar tallas
considerables en torno a un metro
Cichorium intybus Achicoria Frecuente. Talla considerable
Crepts cap'tllañs Esporádica
Filago pyramidata
Helichrysum stoechas Siempreviva Esporádica
Lactuca serriola Lechuga Esporádica
Scorzonera sp. Esporádica
Taraxacum offícinale Diente de León Esporádica

Convolvuláceas:

Convolvulus arvensis Correhuela Frecuente. De abundante a esporádica


según zonas.

Cruciferas:

Alyssum alyssoides Frecuente


Brassica nigra Mostaza negra Frecuente
Capsella bursa-pastoris Bolsa de pastor Frecuente
Diplotaxis erucoides Oruga silvestre, Frecuente
jébana
Eruca vesicaria Roqueta Frecuente
Rapistrum rugosum Jaramago Abundante
Synapis arvensis Mostaza Abundante

Dipsacáceas:

Scabiosa atropurpúrea Escobilla morisca Frecuente

199
Zona de estudio Vegetación

Euforbiáceas:

Euphorb'ia serrata Frecuente

Fumaricaceas:

Fumaría sp. Palomilla Esporádica

Gramíneas:

Aegylops tríundal'is Triguillo Frecuente pero en grupos dispersos


Avena ster'iHs Avena loca Abundante
Bromus dríandrus (¿?) Abundante
Bromus molUs Esporádica
Bromus rubens Bastante abundante
Bromus tectorum Frecuente
Sécale aeréale Centeno Muy esporádica
DactyUs glomerata Dáctilo Abundante
Desmazeria rígida Esporádica
Festuca arund'macea Frecuente
Festuca rubra Festuca roja Frecuente
Hordeum murinum Bastante abundante
Koelleria vallesiana Bastante abundante
LoUum rigidum Raygrass Bastante abundante
Lophocloa cristata Esporádica
Oryzopsis miliacea Mijera En el desmonte que intercepta el
fr-eático del arroyo. Zona de humedad
permanente. Abundante.
Phallarís arundinacea ídem. Bastante abundante.
Poa sp. Esporádica
Tríticum aestivum Trigo Frecuente.
Vulp'ta myuros Frecuente, en el firme del camino de
servicio j u n t o al ferrocarril

Leguminosas:

Coronilla scorpiodes Alacranera Frecuente


Medicago sativa Alfalfa, mielga Abundante
Medicago lupulina Lupulina Frecuente aunque no abundante
Onobrychis sativa Esparceta, Frecuente pero dispersa
pipirigallo
Vicia sp. Veza Frecuente aunque no abundante

Liliáceas:

Muscarí racemosum Nazareno Esporádica

200
Zona de estudio Vegetación

Papaveráceas:

Hypecoum procumbens Pamplina, Frecuente


zadorija,
matacandiles
Papaver rhoeas Amapola Abundante
Roemena hybñda Amapola violeta, Muy esporádica
amapola morada

Plantagináceas:

Plantago lanceolata Llantén menor Frecuente aunque no abundante

Rosáceas:

Sanguisorba minor Pimpinela menor Esporádica

Umbelíferas;

Eringyum campestre Cardo corredor Frecuente


Foeniculum vulgare Hinojo Frecuente

Figura 5.45: Aspecto de uno de los nogales


que vegeta sobre los taludes estudiados.

201
Zona de estudio Paisaje

5.7.- PAISAJE.

Como se indicó en el apartado sobre geomorfología, los terrenos objeto del


presente trabajo se ubican en la comarca del Cerrato, en la zona central de la
cuenca del Duero. Este área se caracteriza principalmente por un relieve tabular
debido a la presencia de una serie de altiplanicies, páramos, que cox\e.dtdLn COY\ los
niveles más bajos de las vegas o llanuras de inundación, campiñas, mediante una
serie de laderas margosas bastante uniformes, las cuestas. El paisaje que conforman
estas unidades es característico de ciertas partes de la meseta duriense, y de otras
de España, como pueden ser algunas zonas de la meseta manchega, cuenca del Ebro
o del Tajo.

En general, en su mayor parte proporcionan paisajes panorámicos, donde no


existen límites aparentes para la visión siguiendo los valles fluviales y donde
dominan los elementos horizontales envueltos en gran medida por un amplio cielo.
Estos paisajes también se denotan al atravesar las parameras, donde la presencia de
los cultivos hacen que el cielo sea el elemento preponderante del escenario. El
tránsito de las vegas al páramo conforma, en cambio, un paisaje más encriptado,
limitado por las cuestas y la vegetación de las laderas, o focalizado cuando el
ascenso se realiza por los arroyos que disectan el páramo.

En cualquier caso, los obstáculos están formados por los interfluvios


(páramos), elementos horizontales de escasa altitud que superan en unos 100 a 200
metros a los valles). Debido a su extremada horizontalidad, interceptan escasamente
la trayectoria solar lo que implica, unido a un notable número de horas de sol
diarias', un grado de iluminación muy elevado, resaltado aún más por los tonos
claros de las margas en las cuestas y de la roca caliza del páramo. Entre las margas,
los yesos cristalizados generan un mosaico de destellos muy característico de las
laderas desnudas del Cerrato. Sin embargo la luminosidad de este paisaje se ve
notablemente afectada en ciertas épocas del año, sobre todo en invierno, cuando las
nieblas de radiación, en ocasiones muy persistentes, cierran los escenarios al posible
observador.

Las partes más bajas son zonas más suaves, bastante llanas o ligeramente
alomadas, que conforman las tierras de cereales, "del pan" (ITGE, 1997) o tierra de
campos, donde abundan las edificaciones de adobe, contrastadas con singulares
iglesias y castillos, y donde destacan, como elemento simbólico y cultural de la zona
los curiosos palomares.

También se encuentran en este área restos de parameras que hoy


constituyen cerros aislados o alcores, de diversa entidad y de notable singularidad
paisajística. Próximos a la capital de Falencia permanecen dos representantes de
estos cerros, el cerro de San Juan (figura 5.46) y el cerro del Cristo, de los cuáles el
último, a causa del gran Cristo que lo corona, es símbolo inequívoco de la ciudad.
Estas geoformas han perdido en general parte de la cubierta protectora formada
por las calizas del páramo y se han ido erosionando progresivamente, resistiendo
como testigos aislados frente a los procesos fluviales en el valle. Estos alcores

7'3 horas de sol diarias de media anual (Font Tullot, 1984).

202
Zona de estudio Paisaje

representan puntos de observación prominentes desde donde se divisa una gran


porción de terreno, es decir, ofrecen cuencas visuales amplias y que denotan una
alta susceptibilidad al impacto visual, ante la escasez de pantallas naturales. De esta
cualidad se ha aprovechado el hombre a través de los tiempos y en estos enclaves se
emplazaron durante la Edad Media algunos castillos, durante diversos siglos iglesias
y ermitas, en el siglo XIX las torres que permitían la comunicación a través del
heliógrafo (Calonge et al., 1991), o en la actualidad las antenas de radio y televisión.

Desde las zonas más bajas de la campiña, donde predominan los paisajes
panorámicos, igualmente se ofrecen extensas cuencas visuales de gran fragilidad. De
hecho, las alteraciones más drásticas que ha sufrido el paisaje por la explotación de
las arenas fluviales del Pisuerga así como de los préstamos para la red de
infi-aestructura viaria, son notablemente visibles para los transeúntes, siendo
necesario el obligado cumplimiento de las medidas de restauración de estas
explotaciones para integrarlas, ocultarlas o enmascararlas.

En este área, la textura del paisaje es mayoritariamente de grano fino por el


predominio de la vegetación herbácea de los cultivos, aunque de forma dispersa se
detectan formas vegetales arbóreas y freatófilas, conformando parches aislados de
grano grueso a medio. Cuando estas manchas de vegetación natural ligada a la
influencia de los cursos de agua se hallan poco perturbadas, conforman una serie de
notorios corredores verdes y destacada función ecológica para estas secas tierras.

Los colores en la zona oscilan desde los verdes intensos de la primavera a los
amarillos y ocres del verano por el agostamiento de las herbáceas y de los cultivos.
Los criptohumedales, ciertas lagunillas y navas asociadas a los ríos ejercen de oasis
de color dentro del paisaje estival resaltando el contraste interno del mismo.

Figura 5.46: Cerro de San Juan. Representación de los cerros aislados del páramo o alcores
propios del paisaje tabular del Cerrato. La foto está sacada desde el cerro próximo del Cristo
del Otero.

203
Zona de estudio Paisaje

Otros corredores visuales de gran interés son las carreteras y el ferrocarril.


Internamente sirven para ofrec&r un extensa muestra de todo lo anterior a sus
usuarios, aunque resaltan en el entorno en cuanto a la vegetación implantada para
la restauración de estas obras. En general abundan los cipreses, arizónicas y tuyas,
entre las arbóreas, y la gallumba, los cotoneaster o guillemos y los espinos de fuego
entre las arbustivas; vegetación que poco tiene que ver con la propia del área. Esto
desemboca en que las obras de infraestructura viaria perturben en gran medida el
paisaje, ya que cuando no existen medidas de corrección o de restauración, los
taludes desnudos constituyen verdaderas heridas visuales del paisaje y, cuando
existen, su falta de integración implica una gran notoriedad de las mismas.

Entre las laderas o cuestas, que conectan con el páramo calizo, se hallan
diversas vaguadas más o menos cerradas y estrechas, por donde se encaja la red de
drenaje de los tributarios (arroyo del Valle, arroyo Maderano, arroyo del Prado, de
Rabanillo, etc.) de los dos cauces principales de la zona ( ríos Carrión y Pisuerga).
Estos arroyos que tienen un escaso recorrido, circulan de forma natural bastante
rectilínea (ITGE, 1997) a excepción del Maderano tras su confluencia con el
Rabanillo, donde se generan meandros de casi medio kilómetro de radio. El Pisuerga,
en cambio, desarrolla meandros mucho más amplios, que doblan la cifra anterior.
En las zonas llanas y bajas de los valles, donde los arroyos y ríos se desbordan con
cierta frecuencia se asocian a ellos, como se ha dicho antes, diversos humedales,
riberas y lagunillas de una gran riqueza biológica y de diferente extensión.

Este paisaje, sin embargo, muestra escenarios más cerrados, de cuencas


visuales estrechas con un mayor porcentaje de zonas de sombra y, en parte,
focalizadas por el discurrir de los cauces. En ellas, los impactos visuales son menores
cuando las obras de explotación no interfieren las visuales focalizadas. Las laderas
presentan un elevado contraste interno por su aspecto en mosaico y riqueza
cromática, ya que se alternan parcelas de cultivo de secano (cereales, vid,
almendros,..) con restos de repoblaciones de coniferas realizadas a lo largo del siglo
XX y rodales salpicados de los antiguos encinares o quejigares naturales, vnás
terrenos desnudos o muy degradados destinados al pastoreo ovino principalmente.
Todo ello proporciona un paisaje de texturas variadas y con una densidad de
elementos también muy variable. Las líneas horizontales pierden gran parte del
predominio que ejercen en las zonas de menor altitud para pasar a líneas oblicuas,
siguiendo las pendientes, casi verticales coronando las parameras y sinuosas en los
arroyos.

En la actualidad, el drenaje natural en la zona ha sido replanteado de forma


artificial, rectificándose y canalizándose las aguas, como herencia de las ideas
preponderantes hace varias décadas sobre productividad agraria, y que fueron
puestas en práctica por diversos organismos oficiales encargados de las labores y
operaciones de concentración parcelaria (Ministerio de Agricultura, Confederación
Hidrográfica, Diputaciones,..); de forma que, desde el punto de vista de riqueza
natural se han perdido una gran cantidad de valores ecológicos muy significativos
hoy en día. Consecuentemente, desde el punto de vista paisajístico, se ha destruido
el equilibrio conseguido durante siglos entre hombre y naturaleza, destruyéndose la
mayor parte de lindes y ribazos y favoreciendo un paisaje más geométrico, abierto y
ordenado, menos natural y de mayor fragilidad visual.

204
Zona de estudio. Las bandas oscuras
cxjrrcsponden a los tratamientos con
geoteíctiles orgánicos.

Figura 5.47: Vista panorámica desde !as cuestas que descienden del páramo situado en la cabecera de la zona de estudio. En la f o t o se puede observar la
ubicación de las parcelas de los tratamientos ensayados en el presente trabajo.
Zona de estudio Paisaje

Aunque ya se ha hablado en parte de ello, el componente vegetal del paisaje


se revela a través de los cultivos en las partes bajas, suaves y alomadas de las vegas y
valles; se forma fundamentalmente por cereal de secano y algunas leguminosas,
principalmente alfalfa, y maíz y remolacha que se obtienen apoyándose en el riego.

En las laderas y cuestas se observan parcelas abandonadas y en diverso


estado de degradación, que fueron roturadas, pastadas o sustentaron antiguos
viñedos, en un pasado relativamente reciente. Estas laderas han sido parcialmente
repobladas con coniferas (pino carrasco, pino piñonero y arizónicas) y algunas
frondosas (encina y quejigo), en un intento de recuperar su vocación natural. Su
aspecto, aunque va mejorando con el tiempo suele ser bastante pobre en desarrollo,
por la escasa fertilidad del suelo y las duras condiciones climáticas (baja
precipitación y temperaturas extremas). En algunos reductos todavía se encuentran
masas naturales de encinar y quejigar de buena presencia y algunas manchas de
sabinar, de un inestimable valor (Dehesa de San Pedro en Cevico Navero).

En los páramos, los antiguos encinares y quejigares, se reparten entre


algunas masas naturales y, en mayor medida, entre los que fi^eron aclarados y
adehesados, buscando cierta productividad agraria, durante épocas pasadas de
mayor hambruna, sobre todo tras la Guerra Civil española (Calonge et al., 1991).

En definitiva, la integración del componente vegetal sobre el componente


fisiográfico e hídrico genera un paisaje de amplios escenarios en las campiñas y en el
páramo, pasando a ser parcialmente cerrado y focalizado entre las vaguadas y
cuestas típicas cerrateñas. La fi-agilidad es más bien alta conforme las cuencas
visuales se extienden (zonas llanas de vega y páramo), con un gran contraste
interno en color y texturas diversas (cuestas). La singularidad de este paisaje está
dominada por diversos elementos: como geoformas, los cerros testigo o alcores,
como componente vegetal, los humedales (vegetación propia de lagunillas y
criptohumedales), y los restos de bosques naturales (encinar, quejigar y algunos
sabinares, como los del entorno de Antigüedad y Cevico Navero), como elementos
antrópicos, los castillos, las iglesias y ermitas, los palomares y las torres del
heliógrafo. Todo ello hace del Cerrato un comarca muy rica en paisaje, donde las
medidas de protección y restauración del mismo tienen una merecida importancia.

Una visión panorámica del entorno donde se ubica la zona de estudio, y que
corrobora gran parte de lo expuesto anteriormente, se acompaña en la figura 5.47.
Esta imagen está tomada desde lo alto del barranco de la Cruz durante el otoño de
2000. En la derecha de dicha imagen se puede observar el lugar donde se ubican las
experiencias que se exponen y discuten en los capítulos subsiguientes.

205
Materiales y métodos Descripción parcelas

6.- MATERIALES Y MÉTODOS

6.1.- INTRODUCCIÓN
Desde los primeros estudios sobre erosión hídrica del alemán Wollny a finales
del siglo XIX hasta los más recientes, muchas han sido las formas de evaluación de
este proceso. Algunas descripciones de diferentes métodos se hallan en Brandt
(1941), Hudson (1951) y USDA (1963). Sin embargo, durante el verano de 1966, la
Com'ission on Slopesy la Comission on Applied Geomorphology, de la International
Geographical Union, organizaron en Bélgica una reunión científica en la que se
concluyó que sería una contribución importante para el trabajo científico, la
elaboración de un manual de referencia sobre métodos de campo en todo el mundo
para el seguimiento de la evolución de las vertientes y de los procesos fluviales
(Tricart y Macar, 1967). Como consecuencia, en 1967 aparece un número especial
de la revista Revue de Geomorphologle pynamlque titulado fleld methods for the
study of slopes and fluvial processes, donde se describen en forma breve pero
precisa una gran parte de los métodos empleados hasta entonces por los científicos.

Actualmente, una extensa y detallada explicación de buena parte de las


prácticas se halla en la publicación de la FAO realizada por Hudson (1993); aunque
en ella se han omitido bastantes de las descritas en la Revue de Geomorphologle
Dynamlque. También se encuentra información complementaria respecto a la
instalación de parcelas, sedimentos en suspensión y simuladores de lluvia en Lal
(1994), López Bermúdez et al. (1993) y Cerda (1999).

En España, parece ser la Sociedad Española de Geomorfología CSEG') quien


en las últimas décadas aglutina el conocimiento desarrollado sobre los métodos más
frecuentes a nivel internacional y nacional. Aunque quizá son Sala (1982) y Sala y
Gallart (1988) quienes primero realizan una síntesis de las prácticas más sencillas y
extendidas. No obstante, la SEG se encarga de publicar diferentes textos donde se
describen los métodos más comunes en el seguimiento de los procesos
geomorfológicos en las vertientes y en los cauces. Así, para el estudio de la erosión
en sus múltiples aspectos deben consultarse las monografías de la SEG: a nivel
general. Sala y Gallart (1988); para el rebajamiento del terreno mediante agujas de
erosión y fo perfiladores microtopográficos, Sancho et al. (1991); para la estimación
de los flujos de agua y sedimentos en parcelas experimentales, López Bermúdez et al
(1993); y para el análisis de la agresividad de la lluvia, González-Hidalgo (1996).

Otras obras donde acudir a la hora de completar información referente a los


materiales y métodos para el estudio de la erosión hídrica en España son las de Díaz
Fierros y Rubio (1992), Sala et al. (1991), Albaladejo et al. (1990) y Cerda (1999),
así como las Actas de la 11 Reunión Nacional de Geomorfología (López Bermúdez et
al., 1992) y el inventario de centros de investigación de la erosión en España,
integrados en la red RESEL (Red de Estaciones Experimentales de Seguimiento y
Evaluación de la Erosión y Desertificación), promovido por la Dirección General de
Conservación de la Naturaleza (DGCN, 1996).

207
Materiales y métodos Descripción parcelas

Para el diseño de los materiales y métodos empleados en nuestras


experiencias se realizó un estudio pormenorizado de las diferentes técnicas
empleadas tanto a nivel nacional como internacional, que se sintetiza en la memoria
presentada por Navarro et al. (1998) a la Consejería de Educación y Cultura de la
Junta de Castilla y León, como resultado del proyecto ref. VAlO/96, financiado por
este organismo. Tras el conocimiento de los métodos más comunes para el
seguimiento se hizo un balance coste-posibilidades-esfuerzo-objctivos que permitió
seleccionar los materiales y métodos que a continuación se detallan.

6.2.- DESCRIPCIÓN DE LAS PARCELAS EXPERIMENTALES

- Localización: Las parcelas de estudio se localizan en los desmontes del enlace


ferroviario Palencia-Magaz, en la margen derecha de la vía del ferrocarril en
dirección a Magaz (vid. figura 5.47).

- Asignación y distribución: Isis parcelas se reparten en dos bloques según las


orientaciones de Hudson (1993) y Morgan (1995). Los cuatro tratamientos a
ensayar: plantación de arbustivas (P), hidrosiembra (H), hidrosiembra más manta
orgánica de coco (HC) e hidrosiembra más manta orgánica de esparto (HE), y el
testigo (T), se repiten dos veces, una vez en cada bloque, habiendo distribuido
aleatoriamente el orden de las parcelas a través de sorteo (figuras 6.1 y 6.2).

En cualquier caso, es frecuente que muchas de las experiencias clásicas y


algunas de las más recientes sobre erosión hídrica empleen 1 ó 2 replicaciones
(Dyrness, 1975; Sala, 1988b; Rubio et al., 1990; Albaladejo y Díaz, 1990; Andreu et
al., 1998; Benik et al., 2000), a lo sumo 3 si existe bastante variabilidad (Ruiz-Flaño,
1993; González del Tánago y Blanco, 1997; Albaladejo et al., 1998), entre otras
razones a causa del elevado coste de materiales, tiempo y esfuerzo que representa el
seguimiento del fenómeno (Rubio et al., 1990; Lal, 1994) para la extrapolación de
los resultados a otros campos diferentes de la investigación (Orr, 1996).

Por último, con objeto de contrastar la erosión en las parcelas testigo con
algún otro método de medida, se emplazaron además 2 parcelas provistas de clavos
de erosión.

- Dimensiones: Las parcelas tratadas tienen unas dimensiones representativas


de la unidad de paisaje o tecnogeomorfológica a estudiar (Mutchier et al., 1994;
Evans, 1995) y suficientes para el análisis de los tratamientos aplicados teniendo en
cuenta el efecto borde y los procesos erosivos esperados (Megahan et al., 1991; Díaz
y Fierros, 1992). Por ejemplo, las parcelas utilizadas en el modelo USLE tenían 4'1
m de ancho y para detectar la formación de regueros parece bastante con 5 m de
longitud (Mutchier et al., 1994). Morgan (1995) señala como suficiente una
anchura de 1'8 m. En nuestro caso, todas las parcelas tienen un ancho de 6 m por la
longitud de talud del desmonte, la cual oscila entre 5'80 y 7'20 m en los
tratamientos y 8 m en los clavos (medidos con cinta métrica de 25 m). Las parcelas
presentan una inclinación entre 38° (78%) y 42° (90%), evaluada con hipsómetro de
bolsillo (SUUNTO PM-5), graduado en ° y % y con una precisión de ±10 minutos o
±1%. La pendiente media en la zona se puede establecer en unos 40° (84%) y la

208
Materiales y métodos Descripción parcelas

orientación del tramo estudiado es norte - 30° noreste. Un resumen de las


características fisiográficas del área se adjunta en la tabla 6.1.

Tabla 6.1: Características fisiográficas del tramo donde se


desarrollan las experíencias.
Característica parcelas Dimensión o valor
Anchura parcelas 6m
rango 5'8 m - 8 m
Longitud
media 6'9m
rango 380(78%))/42° (90%)
Pendiente
media 4-0° (84%)
Orientación norte - 30° noreste

- Características de cada parcela: Cada tratamiento se preparó de la siguiente


manera:

• Testigo (T): Se dejó el terreno desnudo tras el reperfilado del mismo


mediante retroexcavadora, el cual se realizó previamente a la instalación
de las parcelas, a finales de septiembre de 1997. El terreno quedó
naturalmente expuesto a las condiciones propias de la zona y
prácticamente sin vegetación durante los dos años de estudio.

• Hidrosiembra (H): En las parcelas de hidrosiembra se optó por aplicar


una mezcla comercial de semilla, que se suele emplear en la región donde
se hallan los desmontes. La hidrosiembra fue ejecutada por la empresa
REPLANSA-ATL, especialista en esta clase de trabajos, mediante
hidrosembradora (figura 6.3a). Se distribuyó una dosis de semilla de 30
gfm\ junto con mulch de celulosa, estabilizador, fertilizante y agua. Las
características de la mezcla empleada y las dosis de cada componente se
adjuntan en la tabla 6.2 La hidrosiembra se realizó el 10fl2f97.

• Hidrosiembra más manta de fibra de coco (HC): Estas parcelas


se hidrosembraron al igual que las parcelas anteriores y se cubrieron en
los días siguientes con manta de fibra de coco importada, presentada en
rollos de manta de 2 m de ancho y de 350 gfm^ de gramaje, cedidos para
las experiencias por la empresa BONTERRA IBÉRICA, S.L. Las mantas se
solaparon lateralmente 10 cm entre sí, hasta cubrir la parcela en toda su
anchura. A continuación, se aseguraron en cabeza de talud enterrando y
grapando el inicio de la manta en zanja de 15 cm de profundidad, unos
25 cm de anchura y 6 m de longitud (figura 6.3b). Las mantas se fijaron
al talud mediante grapas de acero corrugado de 15 cm, en una densidad
de 2 grapasfm\ siguiendo las especificaciones técnicas del proveedor
(BonTerra, 1998). De este modo se aseguró el contacto total entre la

209
Materiales V métodos Descripción parcelas

manta y el terreno, permitiendo que la vegetación hidrosembrada


traspasara perfectamente la cubierta de coco (figura 6.3c y d). En la
instalación de las mantas trabajaron un grupo de 5 personas,
desenrollando las mantas desde cabecera y volándolas con cuerda sobre la
superficie del terreno para que no arrastraran sobre éste y desprendieran
la hidrosiembra. El grapado se realizó mediante escaleras plegables y
mediante cuerdas de escalada, asegurándose apropiadamente en cabecera
del talud en el caso de las cuerdas.

Tabla 6.2: Composición y dosis de la mezcla de hidrosiembra aplicada a


las parcelas.
Componente Dosis
Semillas:

- Bromus ¡nermis 95/80 10%


- Bromus secaUnus 90(85 10%
- Lolium rigidum 98/90 18%
- Dactylis glomerata AMBA 10%
- Agropyrum intermedium 98/90 5%
- Onobrychis sativa 98/80 6% 30 glm^
- Medicago lupuüna VIRGO 2%
- Medicago sativa LUZELLE 2%
- Cichorium infybus 98/80 5%
- Cynodon dactylon 98/80 5%
- Sanguisorba minor 98/85 2%
- Festuca rubra rubra ENGINA io%
- festuca arundinacea VILLAGOISE 10%
- Festuca ovina dur. RIDU 5%
Muich de celulosa 100 g/m^
Estabilizador orgánico (harina de algarrobo) 20 gj^m^
Abono inorgánico N-P-K (8-24-8) 70 g/m^
Agua 2l/'m2

hidrosiembra más manta de fibra de esparto (HE): Estas parcelas se


hidrosembraron al igual que las parcelas anteriores y se cubrieron en los
días siguientes con manta de fibra de esparto fabricada en España,
procedente de rollos de manta de 2 m de anchura y 350 g/m^ de
gramaje, cedidos para las experiencias también por la empresa
manufacturera de este producto, BONTERRA IBÉRICA, S.L. Las mantas de
esparto se colocaron del mismo modo que las de coco (figura 6.3c y d).

Plantación (P): En estas parcelas se realizó una plantación de arbustivas


con las siguientes especies: Spartium junceum (gayomba), Cytisus
scoparius (escoba) y Rosmarinas ofñcinalis (romero). La talla de las
plantas estaba entre 20 y 30 cm. La distribución sobre el talud fue al
tresbolillo, para interceptar el máximo de escorrentía y de sedimento, y

210
Materiales y métodos Descripción parcelas

alternando una planta de cada especie. La densidad de plantación fue de


25 plantas por parcela, lo que equivale aproximadamente a 0'8
plantas/m^ de proyección horizontal de parcela. Esta densidad supone
una separación entre hileras de plantas de 1'25 m y 1'25 m de separación
según línea de máxima pendiente entre plantas (5 hileras de plantas
según línea de máxima pendiente y 5 plantas por hilera) (figura 6.4). La
plantación se realizó a finales del invierno, el 2/4/1998, en hoyos de 20
cmx20cmx20cm, construyendo un alcorque para cada planta entre 5 y
10 cm de alto, mediante ahoyado manual con azada y azadilla. El
replanteo de hoyos se realizó previamente a la plantación mediante
cuerdas marcadas. La planta se implantó con cepellón de turba de 20 cm
(figura 6.5a), enterrándola hasta el cuello de la raíz y compactando
apropiadamente el material de relleno del hoyo. Este material era el
propio terreno procedente del ahoyado. Por último, todos los arbustos
recibieron un riego de instalación de 2 litros de agua/planta y no
recibieron más agua en toda la vida del proyecto, que la procedente de las
precipitaciones. Para las operaciones se emplearon escaleras plegables
apoyadas sobre el talud procurando siempre la mínima perturbación del
terreno y no incidir en los procesos erosivos (figura 6.5b y c).

En cuanto a las parcelas de clavos (C), se replanteó sobre el terreno una


retícula (Sala, 1982, 1988a; Sancho et al., 1991; Hudson, 1993) con una separación
entre clavos de 1'5 m en línea de nivel y 1 m según línea de máxima pendiente. De
modo que en cada parcela de 6 m de ancho se dispusieron 3 hileras de clavos según
línea de máxima pendiente, con 6 clavos en cada hilera (figuras 6.6 y 6.7). Los
clavos tenían unas dimensiones de 0 = 16 mm y I = 45 cm y se introdujeron en
terreno seco mediante maceta de 1 kg. Los clavos llevaban una marca perimetral a
10 cm de su cabeza, para dejar esta altura por encima del terreno y poder medir
acumulaciones de material. Las parcelas se terminaron de instalar a finales de abril
primeros de mayo de 1998.

Como en los casos anteriores, la ejecución se realizó mediante escalera


plegable procurando la mínima perturbación del terreno. La separación de 1'5 m
entre hileras de clavos se justifica para no interferir en la zona de influencia de los
clavos, y a la vez tener acceso suficiente a los mismos y así poder realizar las
lecturas de los rebajamientos.

El objeto de estas parcelas era comparar la erosión aquí registrada con la de


la parcelas testigo. Los clavos de erosión son un método sencillo y útil para obtener
información sobre la variación del relieve y el rebajamiento (Schumm, 1967; Sala,
1988a; Hudson, 1993), ofi"ecen una buena resolución en la investigación de taludes
desnudos con notables pérdidas de suelo y, además, es necesario el contraste entre
medidas volumétricas y dinámicas de suelo (Sancho et al., 1991, Díaz-Fierros y
Rubio, 1992). Por otra parte, puesto que algunos investigadores afirman que los
clavos de erosión suelen dar valores por exceso (Sala, 1988a; Sancho et al., 1991;
Edeso et al., 1998) y los registros dinámicos por defecto, la obtención de dos tasas
de erosión, una infravalorada y otra sobrevalorada, servirían para acotar la
magnitud del fenómeno erosivo en estos taludes (Navarro et al., 2002).

211
" ^
í-=^ 6 m

^
HCl Hl TI HEl Pl T2 HC2 P2 HE2 H2 ^ Cl C2

p.k. 2'50O B p.k. 2'4O0

M A G A Z -<
lllllllllllllllllllllllll • FALENCIA

TJ Trampa Gerlachy depósito acumulador

d? Pluviómetro acumulador Parcela tratamiento * -bloque 1 Parcela tratamiento * -bloque 2

Parcela de clavos

Figura 6 . 1 : Distribución de las parcelas de ensayo en los desmontes del enlace ferroviario Palencia-Magaz.
Materiales v métodos Descripción parcelas

Figura 6.2: Parcelas instaladas con los tratamientos y control en abril de 1998 y en
septiembre de 1998 .

a) b)

c)
d)

Figura 6.3: a) Hidrosiembra. b) Zanja de fijación de las mantas, c) y d) Instalación de mantas


de coco y de esparto.

213
Materiales v métodos Descripción parcelas

gayomba ^^^^^^

é i 4 4 125 cm

2. e
é
i ^^ ± alcorque

é:
V
f Trampa Gerlach con
bidones de recogida de
escorrentía

Figura 6.4: Distribución de la planta en las parcelas de plantación (Pl y P2).

Figura 6.5: a) Plantas de romero utilizadas en las parcelas, b) Plantación de arbustivas en las
parcetasy c) Detalle de marcadoy plantación.

214
Materiales v métodos Descripción parcelas

-.^;-:y: «.:>

Figura 6.6: Parcelas de medida con clavos de erosión.

• Clavo de I

Figura 6.7: Parcela t i p o de clavos de erosión.

215
Materiales y métodos Precipitaciones

6.3.- ESTUDIO DE LAS PRECIPITACIONES

6.3.1.- Introducción

En principio, en todo estudio relacionado con la erosión hídrica es una


cuestión fundamental el seguimiento de las precipitaciones, sobre todo, en el mismo
lugar donde se realizan las experiencias (Israelsen et al., 1980; Sala, 1988b; Díaz-
Fierros y Rubio, 1992). Aunque no es infrecuente que exista una baja correlación
entre las precipitaciones y las tasas de erosión a nivel de tormenta (López Bcrmúdez
et al., 1991; González-Hidalgo, 1992; Ruiz-Flaño, 1993; Morgan, 1995), o a nivel
anual y más aún plurianual (Haigh, 1985; BoUine, 1985), resulta imprescindible
evaluar de la forma más precisa posible las entradas de agua en el sistema; pues
aunque luego, en el proceso erosivo intervengan otras variables, incluso con más
peso que el volumen de lluvia, como por ejemplo la intensidad o la energía cinética
de los aguaceros (Wischmeier y Smith, 1978; López Bermúdez et al., 1993; Andreu
et al., 1998), o los ciclos de meteorización-transporte (Morgan, 1995), de hielo-
deshielo (Haigh, 1985), el efecto del viento (Megahan, 1978), o incluso la escala de
investigación (Toyy Osterkamp, 1995), es la precipitación, la que a través de alguna
de sus formas, cualidades o efectos, desencadena mayormente la erosión.

En este estudio se ha optado por conocer con la mayor fiabilidad posible la


altura de precipitación recogida por los taludes a pie de parcela, frente a otras
cualidades de la misma, dado los presupuestos para la marcha del proyecto. Aún así,
esta información, como se explica posteriormente, se ha contrastado y se ha
completado, con otras observaciones registradas en otras estaciones dentro de un
radio de acción aceptable en relación al emplazamiento de las experiencias. Los
diferentes instrumentos empleados, así como su función en el estudio y sus
características principales se indican a continuación.

6.3.2.- Instrumentos de medida

El estudio de las precipitaciones se realizó de la siguiente manera:

En las parcelas se colocaron dos pluviómetros totalizadores construidos


manualmente (figura 6.8), uno por cada bloque de experimentación. De manera
que la precipitación asignada en la zona se obtuvo mediante la media de las
precipitaciones de ambos pluviómetros. Previamente a esta decisión se estudió la
correlación entre los datos de los pluviómetros y se comprobó que ésta era
buena. El coeficiente de correlación es r = 0'95 (r^ = 0'91) para todo el tiempo
de estudio (vid. apartado 7.1.1).

El conocimiento de la precipitación acontecida entre cada dos visitas


realizadas a las parcelas servirá para intentar relacionar el material erosionado
con la secuencia pluvial o, al menos, intentar explicar la dinámica erosiva en la
zona. También va a permitir jerarquizar la pluviometría registrada con respecto
a la tónica general de la zona, es decir, posibilitará concretar si lo sucedido
durante el tiempo de estudio es común en la zona o corresponde a una situación

216
Materiales y métodos Precipitaciones

extraordinaria y, por lo tanto, servirá para calificar la gravedad de la erosión


observada y su probabilidad asociada.

En el centro de trabajo, situado a unos dos kilómetros de la zona experimental


se instaló un pluviómetro totalizador (figura 6.9a) de similares características a
los de las parcelas, designado como pluviómetro "control". Éste permitía conocer
la dinámica pluvial y marcaba las pautas para emprender las visitas a las parcelas
para la recogida de datos de lluvia, sedimentos y escorrentía. La correlación
entre él y los emplazados en el área de ensayo de nuevo ha sido buena, r = 0'97
(vid. apartado 7.1.1). También se ha utilizado como referencia para conocer la
calidad de los registros de lluvia en las áreas de ensayo y como instrumento de
apoyo en el cálculo de la agresividad pluvial de la zona.

Por último, gracias al emplazamiento junto a otro edificio del centro de trabajo,
de un pluviógrafo con registro automático de los episodios de lluvia cada 12
minutos (figura 6.9b), propiedad del Departamento de Producción Vegetal de la
Escuela T. S. de Ingenierías Agrarias de Palencia, se estimó la agresividad de la
lluvia del periodo estudiado respecto al tiempo total de observaciones de dicho
pluviógrafo (vid. apartado 7.1.4.1). El coeficiente r entre el pluviómetro
"control" y el pluviógrafo de la Escuela también fue bueno (r = 0'95).

Su presencia ha servido para graduar la agresividad climática del periodo de


estudio de acuerdo con el factor de erosividad de la lluvia o factor R de la USLE
tal como ftie definido por Wischmeier y Smith (1978) y con las modificaciones
expuestas para este factor por Renard et al. (1997) en el modelo RUSLE. El
estudio de este factor para la zona de Palencia capital fue realizado
anteriormente por ICONA (1988), y servirá como referencia respecto a la
agresividad media. Cuando el pluviógrafo ha omitido algún registro por
anomalías en su funcionamiento (fundamentalmente atascos), los datos perdidos
se han deducido a través de los registros del pluviómetro "control", una vez
comprobada la correlación aceptable.

Los cálculos del factor R se adjuntan en el anejo I: Erosividad de ¡a lluvia.

6.3.3.- Características de los medidores de lluvia

- Pluviómetro totalizador. El pluviómetro totalizador se construyó a partir de


botellas lavadoras de plástico, rejilla plástica de filtro para evitar obturaciones,
manguera de conexión de 15 mm de diámetro, elementos de conexión y fijación
(abrazaderas plásticas), barra corrugada de 8 mm y 1'5 m de altura, y bidones de
10 I de capacidad (figura 6.8). La superficie de interceptación del receptor es de
95'03 cm^ ( 0 = 1 1 cm), lo que supone un coeficiente de transformación de 1 mi =
o'105 l/m^ y una precisión similar a la de otros pluviómetros disponibles
comercialmente. El depósito colector permitía almacenar hasta 1.052 \fm^.

Para medir el volumen de agua recogido en el colector del pluviómetro se


empleaba una probeta aforada con apreciación de 1 mi, lo que implica una precisión

217
Materiales y métodos Precipitaciones

en las lecturas de lluvia de 0'105 mm. Esta medida se daba por válida ya que el INM
considera como precipitación inapreciable O'l mm (López Cadenas, 1986).

- Pluviógrafo de la ETSIA: Este es un pluviógrafo Cdata rain) de cangilones o de


vertido de volúmenes fijo, incluido en una estación ambiental automática modelo
Metosdat, con sensor PPOl para precipitaciones (figura 6.9b). Realiza registros de
lluvia desde 0'2 mm en intervalos constantes de 12 minutos y permite, a través de
una batería solar, su almacenamiento en soporte informático.

cilindro receptor

80 cm

Figura 6.8: Esquema del pluviómetro totalizador empicado en las parcelas y como "control".

218
M^iteriales y métodos Precipitaciones

Figura 6.9: a) Pluviómetro empleado en las parcelas y como "control" en el edificio Yutera. b)
Pluviógrafo de la ETSIA, modelo METOSDAT.

6A.- ESTIMACIÓN DE LA EROSIÓN HIDRICA Y DE LA ESCORRENTIA

6.4.1.- Introducción

Este apartado constituye el núcleo central de uno de los objetivos de este


estudio: cuantificar el grado de control sobre la erosión y la escorrentía de algunos
de los tratamientos típicos aplicados en la restauración ambiental de nuestra
infraestructura vi aria.

Como ya se ha indicado anteriormente, el presupuesto del proyecto, así como


las posibilidades de visitas a las parcelas y de los registros pluviométricos implicaban
la elección de un método sencillo pero suficientemente contrastado por otros
investigadores. Por otro lado, aunque existe una clara falta de normalización de
métodos en este tipo de trabajos (Díaz-Fierros y Rubio, 1992), resultaba interesante
la posibilidad de contraste de nuestros resultados con los de otros estudios de
erosión, y dadas las dimensiones de los desmontes, así como la imposibilidad física y
económica de establecer parcelas tipo USLE por ejemplo, se optó por seleccionar un
método relativamente estandarizado. De este modo, se eligieron las trampas
Gerlach (Gcrlach, 1967) como una de las formas que reunía todas las
particularidades presentes en nuestro estudio.

6.4.2.- Instrumentos d e medida y sus c a r a c t e r í s t i c a s

Como cualquier otra de las formas de estimar la erosión en una ladera, las
canaletas Gerlach presentan sus ventajas e inconvenientes. Referencias a ellas se
pueden encontrar en Schick (1967), Leopold £r Emmet (1967), Gerlach (1967), Sala

219
Materiales y métodos Erosión y escorrentía

(1982, 1988b), Morgan (1995) y López Bermúdez et al. (1993). De todas formas,
las dimensiones de las parcelas de recogida de sedimentos (en tomo a los 3 m^) así
como, el ser un método perfectamente detallado en bibliografía y experimentado, y
el haber realizado unos ensayos pilotos sobre terrenos desnudos durante el año
1997, confirmaron la elección de este método. Por otra parte dada la escasez de
estudios en taludes de infr-aestructura viaria, sobre todo en España, las trampas
Gerlach parecían adecuadas para acometer una aproximación suficiente buena y
detectar diferencias significativas entre los tratamientos ensayados, así como unos
umbrales mínimos de erosión en las parcelas desnudas. López Bermúdez et al.
(1993) recomiendan la iniciación en los estudios de erosión con microparcelas (< 10
m^), como las aquí ensayadas y Morgan (1995) considera aptas las trampas Gerlach
para terrenos de superficie plana. Las dimensiones y características de los canales
Gerlach se acompañan en la figura 6.10.

Las trampas fueron construidas en chapa de acero. Tenían 50 cm de largo,


10 cm de ancho y 8 cm de profundidad, siguiendo el modelo de Gerlach (1967).
Como variante se introdujo la sustitución del labio fijo de 3'5 cm, por uno
independiente (Sala, 1988b) de 10 cm de anchura que asegurara suficientemente el
contacto del canal con el terreno sin que se produjera su desprendimiento con tasas
de erosión elevadas. El sumidero se amplió de 1 cm a 1'5 cm para facilitar su
aireación y se construyó a ras del fondo instalando un filtro plástico de rejilla
propio de los sistemas de riego por goteo. El canal disponía de una abrazadera en
cada lateral para su sujeción al desmonte y de tapa abatible para evitar la entrada
de lluvia durante las mediciones.

anilla
fijación

- 0 = 1 5 mm (sumidero)

Figura 6.10: Croquis de las trampas Gerlach con labio móvil.

220
Materiales v métodos Erosión v escorrentía

Para el almacenaje de la escorrentía, Díaz-Fierros y Rubio (1992)


recomiendan diseñar un sistema de recogida capaz de contener la máxima posible en
la zona de estudio. Este criterio puede parecer admisible para el diseño de
instalaciones con objeto de analizar acontecimientos extremos, pero no para
instalaciones que evalúen los comportamientos medios o más frecuentes en la zona
(\o cual puede ser difícil en regiones de pluviosidad torrencial). Parece lógico pensar
que la capacidad de los depósitos esté en equilibrio con la vida útil de las
experiencias y con los objetivos a cubrir. Por ello, en este caso y pensando que la
vida útil de los ensayos podría estar entre los 2 ó 3 años máximo, se tuvo en cuenta
el criterio del periodo de retorno (T) junto con el del nesgo (R) y la garantía (G) de
que las obras se vieran sobrepasadas o no por un determinado evento.

La escorrentía máxima esperada (58'3 1) se evaluó (tras el ajuste de las


precipitaciones máximas diarias en la zona a la fíjnción de distribución de Gumbel)
para un periodo de retorno (T) de 10 años, mediante el método del Número de
Curva modificado para España (MOPU, 1987). El umbral de escorrentía supuesto
para el terreno desnudo fije de 4 mm, aunque el MOPU recomienda doblar las cifras
del mismo en la España mediterránea (MOPU, 1987).

Con esta estimación, el riesgo (R) de que las instalaciones se vieran


desbordadas por una precipitación superior a la máxima esperada en 10 años
(Pniáx.d(10) = 52'4 mrn) , en 2 años de vida útil (n = 2) de las experiencias era
(Martínez de Azagray Navarro, 1996):

R = l_(l_l)"=l_(l_Ji.)2=0'19 => R(%) = 19%

Y en consecuencia, la garantía de que las instalaciones no se vieran


sobrepasadas durante dos años consecutivos a consecuencia de precipitaciones
mayores a las del periodo de retorno de 10 años era:

G = l - R = l - 0'19 = 0'81 ^ G(%) = 81%

Estos cálculos supusieron la necesidad de conectar un contenedor de


almacenamiento de escorrentía de unos 60 1, por lo que se conectaron en serie dos
bidones plásticos comerciales de 25 I cada uno, como medida factible más
aproximada a las estimaciones realizadas. Sala (1988b) ) recomienda utilizar un
bidón de 25 I al igual que López Bermúdez et al. (1993), aunque este último
recomienda doblar la capacidad de almacenaje para contener la escorrentía de
lluvias torrenciales. Ruiz-Flaño (1993) utiliza en Pirineos depósitos entre 31 y 62 I y
Marques (1991) emplea contenedores de 30 1 unidos a colectores de 80 cm en
Cataluña, por lo que nuestras estimaciones parecían bastante razonables y
consistentes.

En nuestras experiencias las conexiones entre la caja Gerlach y los bidones se


hicieron mediante segmentos de manguera de 15 mm de diámetro y roscas libres
que permitían sacar las muestras de agua y sedimentos sin perturbar la instalación
(figura 6.11).

221
Materiales y métodos Erosión V escorrentía

Figura 6.11: Trampa GeHach conectada a los bidones contenedores.

Algunos de los trabajos realizados en España que estudian la erosión de


suelos y han empleado esta práctica son: Nicolau (1992) en escombreras de mina a
cielo abierto en Utriltas (Teruel), Amelia y Schnabe! (1992) en vertientes de la
cuenca de Guadalperón (Cáceres), Ruiz-Flaño (1993) en campos abandonados del
Pirineo, Ceballos (2002, com. pers,) en Extremadura y Merino et al. (1998) en
terrenos forestales de Vascongadas. Sistemas similares, aunque de mayores
dimensiones, para comparaciones como la nuestra han sido empleados en carreteras
de EE.UU. por Megahan et al. (1991), Armstrong y Wall (1991, 1992) y Grace et al.
(1997, 1998) ofreciendo buenos resultados. Otros estudios sobre la influencia de la
superficie del suelo en la erosión y la escorrentía como los de Edwards et al. (1994),
también hacen uso de este sistema.

6.4.3.- Metodología en la medición de la erosión y en la escorrentía

La medida de la erosión y de la escorrentía en las parcelas se realizaba de la


siguiente manera: Tras comprobar durante un periodo piloto de un mes previo al
inicio de las mediciones que, después de cada precipitación, la escorrentía y los
sedimentos producidos y atrapados en las cajas Gerlach eran suficientemente
pequeños como para analizarlos con precisión aceptable, se decidió ir acumulando
datos de varios episodios de lluvia. De este modo, de acuerdo con el ritmo de
precipitaciones, se visitaban las parcelas y se recogía el material erosionado y las
escorrentías acumuladas desde la visita precedente. En los dos años se realizaron
veintidós recogidas de sedimentos y escorrentía Conce periodos/año).

Para conocer en que momento había que t o m a r datos en las parcelas se


disponía del pluviómetro "control", emplazado en el edificio "Yutera". Este
pluviómetro se leía diariamente y cuando registraba un volumen de agua suficiente,
marcaba la pauta de las visitas. Entre toma y toma de datos, se realizaban visitas
parciales de vigilancia y control del material instalado en las parcelas para asegurar
que los instrumentos estaban trabajando de forma correcta.

222
Materiales y métodos Erosión y escorrentía

6.4.3.1.- Erosión:

A) Parcelas de tratamientos: El material arrancado del talud, en las


parcelas de tratamientos y en las testigo, quedaba depositado parte en la caja
Gerlach y parte en los bidones de recogida de escorrentía y sedimentos. Los
sedimentos de las canaletas eran barridos con un pincel y reco^xáos mediante
un recogedor plástico construido a tal efecto a partir de botellas de agua
mineral. El material recogido se introducía en una bolsa etiquetada con el
nombre de la parcela y la fecha y se llevaba al laboratorio para su pesado,
secado en estufa (a 105°C durante 24 horas), determinación de humedad y
destrucción de materia orgánica. De esta manera, los datos de material
erosionado se refieren a peso de suelo seco exento de materia orgánica.

A este peso de suelo seco se le añadía el correspondiente peso de suelo


(seco y sin materia orgánica) almacenado en los bidones de recogida de
escorrentía. Para ello, se agitaba la escorrentía del contenedor y se tomaba
una muestra de 500 ce ó 1.000 ce, en fi^nción de la cantidad de escorrentía
disponible, la cual se analizaba en el laboratorio.

La superficie de recogida de sedimentos y escorrentía en las parcelas


correspondía a 0'5 m de interceptación de la trampa Gerlach por toda la
longitud del talud. Esto daba lugar a microparcelas de alrededor de 3 m^. Las
microparcelas se hallaban sin bordear por las siguientes razones:

1. Las barreras de contorno dificultaban la aplicación de los tratamientos si


se construían previamente y los distorsionaban en eKceso si se colocaban
posteriormente.

2. Para colocarlas se hubiesen necesitado superficies mayores de parcelas,


pero la proximidad de las mismas a la vía del ferrocarril y a su camino de
mantenimiento impedían la ubicación de depósitos de mayor capacidad
de recogida de escorrentías.

3. Las elevadas pendientes de trabajo así como la naturaleza de los


desmontes suponían una complicación excesiva para bordearlas. Hubiese
sido necesario enterrar a bastante profundidad las barreras para que no
se desprendieran con la erosión. Todo ello implicaba una compleja y
costosa construcción y una perturbación del terreno importante (Ruiz-
Flaño, 1993; López Bermúdez, 1993) para el tamaño de la parcela. Sobre
todo esto último, no parecía deseable.

4. Las barreras realizan una fijnción de concentración de escorrentía en su


borde, lo que amplificaría el efecto anterior y podría magnificar los
resultados obtenidos (Jinze, 1981, cit. Evans, 1995; Ruiz-Flaño, 1993;
Marques, 1995).

5. A causa de la superficie relativamente plana era de esperar, en principio,


un flujo de la escorrentía en el talud hacia la trampa sin que se
detectaran caminos preferenciales del agua que la derivasen hacia fuera

223
Materíales v métodos Erosión v escorrentía

de los colectores. Morgan (1995) admite esta asunción como razonable


siempre que la superficie sea plana, como sucede en este caso. Hudson
(1993) también indica que las parcelas con trampas Gerlach no llevan
separadores de contorno y Jinze (1981, cit. Evans, 1995) recomienda que
este tipo de parcelas se limiten únicamente por su contorno natural, sin
forzar los flujos en determinada dirección, aunque esto requiere un
previo y profundo conocimiento del terreno.

B) Parcelas de clavos: En las parcelas de clavos, se instalaron clavos COY\


un diámetro superior al normal, 16 mm frente a los alrededor de 4 a 6 mm
recomendados por diferentes investigadores (Schumm, 1967; Sala, 1988a;
Hudson, 1993; Sancho et al., 1991). La razón estriba en que se utilizaron
como punto de apoyo para un medidor (jmlcropuente) de erosión diseñado a
tal efecto por Navarro y Fernández de Villarán (1995) (Navarro et al., 1999;
Navarro y San Martín, 2000; Navarro et al., 2002). Este puente de erosión
permitía realizar la lectura del rebajamiento del clavo a 17'5 cm del mismo,
en dos puntos situados a la izquierda y a la derecha de la curva de nivel
donde se halla el clavo (figura 6.12). De este modo, se disponía de dos
lecturas del rebajamiento del desmonte por cada clavo libres de la influencia
que el clavo puede ejercer sobre la erosión (Schumm, 1967). Mediante este
método, se obtienen lecturas en 6 transectos correspondientes a las tres
hileras de clavos de cada parcela.

placa base metálica

nivel debuibujai • medidor (varilla roscada


de acero, 0 = 5 mm)
TSZ
clavo regla de precisión
0 =16 mmV.
K marcas
dereferaida

maicaa
10 cm

175 mm

Figura 6.12: Micropuente de erosión diseñado por Navarro y Fernández de Villarán en 1995.

224
Materiales y métodos Erosión y escorrentta

En t o t a l se registraron 72 lecturas de variación del terreno por año,


es decir, se realizó una medida por año. Como las parcelas de clavos se
terminaron de instalar en abril de 1998, y para evitar que el primer registro
se viese alterado por nuestra presencia durante la instalación de las parcelas,
se esperaron aproximadamente 2'5 meses para hacerlo. Un periodo de
carencia en las mediciones de varios meses es necesario según diversos
autores (Haigh, 1985; 1987; Sancho et al., 1991). De manera que el 30 de
j u n i o de cada año se realizaba una lectura del rebajamiento de los clavos,
siempre en tiempo muy seco, de modo que no existían diferencias
volumétricas del terreno entre dos lecturas consecutivas por diferente estado
de humedad edáfica.

Un problema de este sistema es la localización del punto exacto sobre


el que se realiza la medida de un año para otro. Para solventar este problema
el micropuente lleva unas marcas de referencia que se hacen coincidir con
otras marcas gemelas realizadas en la cabeza del clavo (figura 6.13).

Figura 6.13: Medición del rebajamiento del terreno mediante el micropuente de erosión.

6.4.3.2.- Escorrcntía:

La escorrentía se medía en campo mediante un conjunto de probetas


aforadas en mililitros, con una precisión de ±0'25 m! para escorrentías
menores de 10 mi, ±2'5 mi para escorrentías hasta 2 5 0 mi, y ±12'5 mi para
medidas superiores a 250 mi. Aunque se pensó en descontar el volumen de
sedimentos de la escorrentía (Cerda, 1993), los bajos valores de
concentración de sedimentos así como de escorrentías en las muestras
desaconsejaban una manipulación demasiado intensa. Por esta razón, os
valores de escorrentía son brutos, agua más sedimentos.

225
Materiales y métodos Tratamiento de datos

6.4.4.- Tratamiento de datos y modelo estadístico

6.4.4.1.- Erosión y escorrentía en las parcelas de tratamientos:

Los datos obtenidos durante los dos años de seguimiento han sido sometidos
a un estudio de ANOVA, test de normalidad, de esfericidad (prueba de covarianzas
constantes) y de homogeneidad de las variamos, test de rango múltiple (de Tukey
y de Duncan), así como contrastes de interés entre los diversos tratamientos y
periodos para detectar con la mayor sensibilidad posible diferencias significativas
entre los mismos.

El análisis se realizó mediante el programa STATISTICA (StatSoft, Inc.,


versión 1.00.000), para un nivel de confianza del 95%. Para que se verificaran las
hipótesis de normalidad, esfericidad y de homogeneidad de las varianzas se
realizó un cambio de variable. Por lo tanto, se ha trabajado con la variable
logaritmo neperiano del peso de terreno erosionado y con la variable coeficiente de
escorrentía en cada caso para detectar diferencias significativas entre los
tratamientos y para respetar las hipótesis mencionadas.

El modelo estadístico empleado tanto para el estudio de la erosión y de la


escorrentía en los cinco tratamientos responde a un Modelo de Análisis
Multivariante de la Varianza (MANOVA) de medidas repetidas (6 periodos de
recogida de datos/año), con un factor intersujetos (5 tratamientos) en un diseño de
bloques completos al azar (2 bloques) y dos factores intrasujetos (2
parcelas/tratamiento) de medidas repetidas en un diseño factorial 6x2 con
interacción. La expresión del modelo es la siguiente:

/•=!...5; j=l,2; s=1..6; t=l,2

Yy^'''' = logaritmo neperiano del peso o escorrentía, en cada caso, en el periodo 5 del
año t correspondiente a la parcela con el tratamiento / en el bloque J
^(^,0 = efecto de media general en el periodo 5 del año t
a¡^^'^ = efecto del tratamiento i en el periodo s del año t
fif-'^ = efecto del bloque J en el periodo s del año t
ef''^ == error aleatorio en el periodo s del año t correspondiente a la parcela con el
tratamiento / en el bloque J

Si designamos por s^^'''' al vector de errores en el periodo 5 del año t las


hipótesis del modelo son:

¿M _> jv(0, (0-2 + (T^^ + al + GI )/) ^s,t

Covis^'''\£^'''''^) = col \/(s,t)^(s\t') donde:

226
Materiales y métodos Tratamiento de datos

a^ = varianza debida a las parcelas


<y\ = varianza debida a los años dentro de un periodo y una parcela
a\ = varianza debida a los periodos dentro de \x(\ año y una parcela
al = varianza debida a la combinación de un periodo y un año dentro de una
parcela
G> = covarianza constante entre medidas dentro de una misma parcela

6.4.4.2.- Erosión en las parcelas de clavos:

Como en el caso anterior, se trata de un Modelo de Análisis Multivariante de


la Varianza (MANOVA), de medidas repetidas (2 mediciones, una por año) con tres
factores intersujetos (2 bloques o parcelas, 6 filas de clavos/parccla, y 6 columnas
de registros del rebajamiento - 2 por cada columna de clavos) en un diseño
jerárquico-factorial (factor fila cruzado con el factor parcela y factor columna
anidado en el factor parcela) y un factor intrasujetos de medidas repetidas. La
expresión del modelo es la siguiente:

Y^ =ju^'^+ a^P + Pf + apf +rZ+s^ donde:

/=1..6; > 1 , 2 ; ^=1..6; t=l,2

YyP = rebajamiento en cm del clavo situado en la columna k de la fila / de la parcela


j en el periodo t
fj-*^ = efecto de media general en el periodo t
aP = efecto de la fila / en el periodo t
j3j'^ = efecto de la parcelaren el periodo t
a^P = efecto de interacción de la fila / con la parcela J en el periodo t
7^'¿^ = efecto de la columna k de la parcela J en el periodo t
s^ = error aleatorio en el clavo situado en la columna k de la fila / de la parcela j
en el periodo t

Si designamos por s^''' al vector de errores en el periodo t, las hipótesis del


modelo son:

£^'^ -> N(0, {CTI + G\ )/) V/ donde:

cTj^ = varianza debida a los clavos


GI = varianza debida a los años dentro de cada clavo

227
Mgten'q/ V métodos Vegetación

6.5.- DETERMINACIÓN DE LA CUBIERTA VEGETAL

6.5.1.- Introducción

Para conocer el éxito de la revegetación en los taludes era imprescindible


estimar el porcentaje de cubierta vegetal alcanzado en las parcelas hidrosembradas y
en las plantadas. La cobertura vegetal es una característica ampliamente estudiada en
los trabajos de erosión de suelos y la influencia de la vegetación (Francis y Thornes,
1990). Morgan et al. (1990) consideran que esta variable es un buen indicador de la
salud de las plantas y de la función que desarrollan en su papel ingenieril desde el
punto de vista de la erosión edáfica, mientras que Wratten y Fry (1982) indican como
dos de las medidas más valiosas de la vegetación son la cobertura y la densidad.

Aunque en el campo de ensayo se han medido distintas cualidades de la


vegetación implantada: cobertura, frecuencia de especies, densidad específica y
distribución, aquí se exponen únicamente los resultados referentes a la cobertura
vegetal ya que es la propiedad más clara relacionada con el control de la erosión.

6.5.2.- Metodología empleada

Para evaluar en las parcelas este aspecto, se siguieron las recomendaciones de


Wratten y Fry (1982) y de Kershaw y Looney (1985), sobre medidas subjetivas de la
abundancia. Estas medidas se basan en la clasificación de 1927 de Braun-Blanquet,
modificada posteriormente en la escala de Dominio (Kershaw y Looney, 1985) (tabla
6.3). Evaluaciones similares han sido utilizadas recientemente en notables trabajos que
relacionan la erosión con la distribución y morfología de las plantas (Guerrero Campo,
1998) o en terraplenes de carreteras forestales en Idaho (Megahan et al., 1991).

Aunque existen otros métodos, de carácter cuantitativo, más objetivos para


medir la cobertura, como el método de las agujas (Wratten y Fry, 1982; Kershaw y
Looney, 1985) y sus diversas variaciones (Bengoa, 1997); para trabajar en las fuertes
pendientes del área de estudio, estos métodos resultaban más complejos de poner en
práctica. Sin embargo, para incrementar la fiabilidad de la estimación de la cobertura
mediante métodos visuales se tomaron las siguientes precauciones: se realizaron
muéstreos pilotos a modo de entrenamiento, comparando las estimaciones entre dos
observadores para una misma cubierta vegetal; las estimaciones definitivas ftieron
siempre realizadas por el autor, de manera que el error de muestreo actúa siempre del
mismo modo; por último, se emplearon dos patrones distintos (dibujos de manchas)
para la comparación de los porcentajes de cobertura, en función de las distintas
distribuciones que pudieran surgir sobre el terreno (vegetación dispersa o en grupos).
La solución final se planteaba como una media entre los dos patrones o manteniendo el
más parecido a la ocupación del terreno por las plantas (figura 6.14).

228
Mcrteríal v métodos Vegetación

' . _
i
• • M

> • ir
TI
M

5% ^5^ 30%

»
• f
•-• g
ti
m k
>'
• > "
7% 20% 40%

• d
ula a
«
1. r
3% 10% 25% 50%

«

• • •
• • .
» • • • • •
.
••• • • % •
10 • • • • • ^
* •
• • • • • •
•• •
• •••«'
20
É • « « • •
® ©i
• • *
30

40

6^1
Figura 6.14: Patrones empleados para la estimación del % de cubierta vegetal.

229
Material y métodos Vegetación

Para determinar la cobertura de cada parcela se realizó un muestreo por


cuadros de 0'5 m x 0'5 m (0'25 m^), estableciendo unidades de muestreo fijas a lo largo
de dos transectos verticales en cada parcela. Cada transecto prospecta seis cuadros a
una distancia de 0'5 m respecto al anterior (figura 6.15). La utilización de cuadros de
pequeña superficie permite centrarse mejor en los patrones de cobertura y distribución
y posibilita mejores estimaciones (Wratten y Fry, 1982). Para replantear los cuadrados
en las parcelas se emplearon agujas permanentes de 5 mm de diámetro y marcos
metálicos de 0'5 m de lado y diámetro = 5 mm (figura 6.16); de modo que año tras
año, siempre se ha mucstreado la misma superficie. De las agujas se colgaba el marco
metálico y se prospectaba el interior del mismo mediante los patrones antes indicados.

'•in 4

u
Fila 3 j I unidades muestreo | |
vegetación

Fila 5 f — I

canal Geriach
D
D
Fiia 6 I 1 \
D

Figura 6.15: Distribución de unidades de muestreo de la cubierta vegetal en las parcelas


sembradas.

Las hileras muestreadas se establecieron 1 m hacia el interior de la parcela para


evitar el efecto borde y no interferir en la dinámica erosiva de la zona de influencia de
la trampa Geriach. Se realizaron tres mediciones, aproximadamente en las mismas
fechas. La primera entre el 10 y el 15 de junio de 1998, para establecer el estado inicial
de éxito de los tratamientos; la segunda, sobre las mismas fechas de junio de 1999, y la
tercera y última prospección también en los mismos días de junio de 2000.

La estimación de la cobertura vegetal en las parcelas con arbustivas se realizó de


forma global para toda la parcela, ya que la distribución de la planta oft-ecía un patrón
diferente para los cuadrados de 0'5 m de la cubierta herbácea. La distribución de las
plantas sobre el terreno (aisladas, en grupos, ...) así como su tamaño y el marco elegido
afectan a las medidas de abundancia (Kershaw y Looney, 1985); por este motivo, se
creyó más razonable hacer una estimación usando como marco toda la parcela.

230
Material v métodos Tratamiento datos vegetación

e-«

Figura 6.16: Colocación de las agujas para el replanteo de las subparcelas (cuadros) de medición
de la cobertura vegetal en parcela con manta orgánica.

6.5.3.- Tratamiento de los datos y modelo estadístico

Los datos obtenidos durante las tres evaluaciones han sido sometidos a un
estudio de ANOVA, test de normalidad, de esfericidad y de homogeneidad de las
varianzas, test de Tukey y de Duncan, así como contrastes de interés entre filas
muestrcadas dentro de cada parcela y entre parcelas (únicamente fila superior y fila
inferior de subparcelas).

El análisis se realizó mediante el programa STATISTICA (StatSoft, Inc., versión


1.00.000), para un nivel de confianza del 95%. Para que se verificaran las hipótesis de
normalidad, esfericidad y de homogeneidad de las varianzas se realizó un cambio de
variable. Se ha trabajado cor} la variable 1 + log (% cubierta vegetal) para detectar
diferencias significativas entre los tratamientos (sólo la revegetación de herbáceas) y
los periodos (3). Por último, los resultados obtenidos con el tratamiento anterior han
servido para hacer una comparación entre éstos y las parcelas de plantación.

Para el estudio de los resultados de cubierta vegetal en los tratamientos con


hidrosiembra (H, HE y HC) y testigo (T) se ha desarrollado, como se hizo con la erosión
y la escorrentía, ur\ Modelo de Análisis Multivariante de la Varianza (MANOVA) de
medidas repetidas (3 periodos) con dos factores intersujetos en un diseño de parcelas
(10) divididas con bloques completos (2) al azar y un factor intrasujetos de medidas
repetidas (12 subparcelas en cada parcela de cada tratamiento). El factor tratamiento
(en este caso 4, pues r\o se analiza en este modelo el tratamiento P), asociado a las
parcelas, presenta un diseño de bloques completos al azar y el factor fila, asociado a las
subparcelas (las 12 subparcelas se reparten en 6 filas de cabecera a pie de talud),
corresponde a un modelo de un factor con dos repeticiones.

231
Tabla 6.3: Equivalencia entre las escalas de cobertura de Dominio y Braun-Blanquet,y escala de agrupamiento de Braun-Blanquet.

Escala de cobertura de Dominio Escala de cobertura de Brajin-Blanquct^ Agrupamiento (Braun-Blanquct)


(%) cateeona (%) I cateeona ~l clase categoría Clase
i2S'
96-100 Abundante
Población
1 76-100 Abundante prácticamente
monoespecífica
76-95 Abundante

51-75 Abundante í 51-75 Común En colonias, en


manchas extensas o
34-50 Abundante
26-50 Frecuente formando
26-33 Abundante alfombras

11-25 Abundante
5-25 Ocasional En pequeñas
5-10 Abundante manchas o franjas

1-4 Dispersa
Agrupadas en
<1 Muy dispersa 1-4 Rara
matas, penachos o
individuo macollas
Creciendo en
1 individuo Aislada 1 individuo Muy rara solitario, individuos
aislados
Tabla elaborada a partir de Wratteny Fry (1980) y de Kershawy Looney (1985).
Material y métodos Tratamiento datos vegetación

La expresión del modelo es la siguiente:

vi*) - „(t) + «(*) + R(*) + v(*) + ay(*) + RY(*) + «RV(*> + F^*)

í=1...4; j=l,2; /t=1..6; /=1,2; t=1..3

Y¡|Jj = logaritmo neperiano de uno más el porcentaje de vegetación de la subparcela /


de la fila k del tratamiento / en el bloque J y en el periodo t
¡a^*) = efecto de media general en el periodo t
aP = efecto del tratamiento / en el periodo t
fiP = efecto del bloque j en el periodo t
/ f ^ = efecto de la fila k en el periodo t
ay^¿^ = efecto de interacción de la fila k con el tratamiento / en el periodo t
^j^j¿) = efecto de interacción de la fila k con el bloque J en el periodo t
«y^y^^) = efecto de interacción triple de la fila kcon la combinación del bloque J y el
tratamiento í en el periodo t
^yki = error aleatorio en la subparcela / de la fila k del tratamiento í en el bloque
jy en el periodo t

Si designamos por s^'^ al vector de errores en el periodo t las hipótesis del modelo son:

^(0 -^ iv(0,(íTi' + (7^ + al + al)I) Vt

Cov(s^'\a^''^) = a)I Vt^f donde:

crl = varianza debida a las parcelas


a2 = varianza debida a las subparcelas
(7^ = varianza debida a los periodos dentro de una parcela
crl = varianza debida a los periodos dentro de una subparcela
ú) = covarianza constante entre medidas dentro de una misma subparcela

233
Resultados Precipitación

7.' RESULTADOS Y DISCUSIÓN


A continuación se exponen los resultados obtenidos para los desmontes y
tratamientos en las parcelas del enlace ferroviario Palencia-Magaz, entre mayo de
1998 y mayo de 2000. Las variables estudiadas han sido: precipitación, terreno,
erosión, escorrentía y vegetación.

7.L- PRECIPITACIÓN

En un principio, se piensa que la erosión de una ladera natural o artificial


depende en gran medida de la precipitación incidente sobre el terreno. Las gotas de
lluvia generarán erosión por salpicadura, mientras que la escorrentía surgida en la
superficie del terreno como consecuencia de la diferencia entre la intensidad de
lluvia y la capacidad de infiltración producirá una erosión por transporte o arrastre.

Para estudiar y analizar la precipitación incidente se tienen los registros de


dos pluviómetros (n° 1 y n° 3) colocados en las parcelas. Los datos aportados por
ellos ofrecen una visión volumétrica de lo sucedido. Es decir, mediante sus registros
se estima la cantidad de agua precipitada entre las visitas a las parcelas, la lluvia
total en cada año estudiado y la total recogida durante la experiencia. Las figuras
7.1 y 7.2 indican una buena correlación entre los registros de los dos pluviómetros,
aunque ésta varía ante precipitaciones elevadas (> 100 mm). Los datos aquí
aportados son la media de los 2 pluviómetros (figura 7.3). Para controlar los días de
lluvia y las visitas que había que realizar a las parcelas también se dispuso en la
Escuela de Ingenierías Agrarias, edificio "Yutera", un pluviómetro "controF' idéntico
a los de las parcelas. Este pluviómetro se leía diariamente (vid. apartado 6.3.2).

Como los datos pluviométricos no eran suficientes para interpretar la


capacidad erosiva del meteoro acuoso, también se adjunta el análisis de la erosividad
de la lluvia a partir de la intensidad de los aguaceros registrados en una estación
pluviográfica de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia, instalada para otras
investigaciones agrícolas. Esta estación, apenas a dos kilómetros de las parcelas,
puede ofrecer con cierta garantía una imagen de la agresividad pluvial en este
periodo y en este lugar, para compararla con la agresividad media general del área.
Esta última ya se describió en el apartado 5.2.4 al describir el medio físico.

7.1.1.- Pluviometría

En las figuras 7.4 y 7.5 se comprueba que existe una buena correlación entre
los registros en las parcelas y los del pluviómetro "controt' del edificio "Yutera" (r =
0'97, y r = 0'99 en los acumulados) y en las figuras 7.6 y 7.7 se halla la
precipitación registrada en cada visita a las parcelas y la acumulada a lo largo de los
dos años de estudio. En la figura 7.6 se puede ver la secuencia de las cantidades
precipitadas durante las visitas a las parcelas en el periodo total de estudio para
compararlas entre sí. Durante el 1- periodo (25/5/98 al 24/5/99) se registraron
413'7 mm y durante el 2^ (25/5/99 al 24/5/00), 558'5 mm. La secuencia de
registros individualizados en cada periodo se acompaña en la figura 7.8.

234
Resultados v discusión Precipitación

1 1
y = 0,84x-H,31

E °°
F? - 0,91
A 7n
*
60
• » ^ ^

50 -
• -•'^ 4
40
• *
30
^ •
20

10 ^ •

0 ^
O 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
P1(mm)

Figura 7,1: G>rrclación entre los registros de precipitación realizados en las parcelas en los
pluviómetros l y 3 para valores < 100 mm (1998-2000).

— 140 y=0,35x*31.80
0. I¥ = 0,91
•^

80

60

40

20

0
O 25 50 75 100 125 150 175 200 225 250 275 300 325 350 375 400

P1(mm)

Figura 7.2: Qjrrelación entre los registros de precipitación realizados en las parcelas en los
pluviómetros l y 3 para valores > 100 mm (1998-2000).

-R(!T¥n¡
-F3<mni)
-Pmed(nfn)

Figura 7.3: Precipitación registrada en las parcelas en los pluviómetros 1 y 3 y su valor medio
(1998-2000).

235
Resultadosy discusión Precipitación

300

75 100 125 150 175 200

Prec. parcelas (mm)

Figura 7.4: Correlación entre los registros realizados en las parcelas y el pluviómetro de
control en el edificio Yutera de la ETSIA (1998-2000).

1400
y = 1,24x
1200 -
R2 = 0,99
1000

S 800
o
O. 600
Ó
< 400 : **/^
i 200 ^ >^^
a.

200 400 600 800 1000 1200

Prec. Ac. Yutera (mm)

Figura 7.5: Correlación entre los datos acumulados de los pluviómetros en las parcelas y el
pluviómetro de c o n t r o l del edificio Yutera de la FTSIA (1998-2000).

236
200
188,3
I periodo 98-99
180 +
I periodo 99-00

160 +

140 136,7

116,5
120 +

100 +

83,4
80 +
72.0

61,6
60

43.6
37,6
40 + 32.3 33,4
25,4 33,0
31,6
16,0 19,6
20
7.1 6.8 ®;^ 5,9 6,8
3,7 1.4

u £1 >-
3 .=^ .=£, .=i, ^ ni •) <u 9 =S =üD =6
o «
M £ £
ra n n n £ n n
s-
ós A
s
in E E E ? E E E
i í ^ '^ ^ S é ^
O
03
rs
¿ é S 2 ó,
o ¿ o "* X o
ó
o T- (N W '-'

Figura 7.6: Altura de agua precipitada y recogida en cada visita a las parcelas durante el periodo 98-99 y 99-00.
600

•prec. ac 96-99 (mm)


550 --
•prec ac. 99-00 (mm)

500 •-

450 -

400 -'

350 -

300 -

250 --

200 -

150 •-

100 -

50 -•

O --rt V ü n ñ] {Q ce fe fe >•

^ •9 "9 •?
« (N (N (N
o¡ (N m o
S S
di A
••- (\ m I I

Figura 7.7: Altura de precipitación acumulada recogida en cada visita a las parcelas desde el principio de cada año durante el periodo 9 8 - 9 9 y 99-00.
140,9
140
130,1 /
120

jt 7Z,0 /
1
43,6^,^^ \ "^'V
T 33,0 / \ / ^^°'
O'O 4.5 2.3 4.6 / ^ / \ " / i í \
'1,3
^3 ^~—-~~l ^'M

I i i I Ñ ib S ?i

Figura 7.8: Precipitaciones y precipitaciones acumuladas registradas en las parcelas entre el 25(5(9Qy Q\ 2 4 / 5 / 0 0 .
Resultados v discusión Precipitación

De la serie de gráficos anteriores se desprende que el periodo total de estudio


en las parcelas se ha compuesto por un primer año con una pluviometría inferior a
la media de la zona (430 mrn) y ligeramente por debajo de la mediana (416'1 mm).
La precipitación del primer periodo está comprendida entre la mediana (416'1 mm)
y el cuartil segundo (366'6 mm), lo que significa que se caracteriza como un año
normal algo seco. Está también dentro de la clase pluviométrica 400-425 mm, la
cual se suele producir con una frecuencia del 12'5%. En cambio, el segundo año
puede considerarse como un año muy húmedo, pues se halla por encima del
percentil noveno (537'7 mxry) y por otra parte se halla comprendido en la clase
pluviométrica 550 mm y 575 mm, la cual se ha observado sólo un 2'5% de las veces
(vid. apartado 5.2.3).

Para estimar el comportamiento de las precipitaciones mensuales a lo largo


del intervalo de estudio se establece la comparación de los registros de estos años en
la estación de Magaz cow relación a la tónica general de la zona. La comparativa se
refleja en la figura 7.9. De la misma se desprende que la secuencia de humedad
pluviométrica mes a mes ha sido la siguiente:

Periodo Mes Grado de humedad

Mayo 98 Normal algo húmedo


Junio 98 Seco
Julio 98 Húmedo
Agosto 98 Normal algo húmedo
Septiembre 98 Normal algo húmedo
Octubre 98 Seco

Noviembre 98 Muy seco
Diciembre 98 Normal algo húmedo
Enero 99 Normal algo húmedo
Febrero 99 Muy seco
Marzo 99 Seco
Abril 99 Normal algo húmedo

Mayo 99 Húmedo
Junio 99 Muy seco
Julio 99 Normal algo húmedo
Agosto 99 Húmedo
Septiembre 99 Normal algo húmedo
Octubre 99 Muy húmedo

Noviembre 99 Seco
Diciembre 99 Seco
Enero 0 0 Normal algo húmedo
Febrero 00 Muy seco
Marzo 0 0 Normal algo húmedo
Abril 00 Muy húmedo

En la estación de Magaz, el grado de humedad global de los años 1998 a


2000 confirma aceptablemente lo registrado en las parcelas. 1998 y 1999 íueron
años normales algo secos, calificación que coincide con el periodo 1° de las parcelas;
el año 2000, en cambio, fue un año húmedo en Magaz, mientras que en las parcelas
el periodo mayo 99 a mayo 2000 ha sido calificado como muy húmedo.

240
120

- •*- . 0 6 ^ 9 0 %
— *— Qjartlir5%
110
— >^- Qjar1il25% n *
DBcniOW f 1 '
11 *
—»—1993
—•—1999
- ..2000

/ * \ / \
,
80 - -• 1 1
*' ' I r "'^ * 1 II \

1 • i V * í
•' 1 \ ^
\ \ í i \ ^

'^ •••-• ^d J /
\ ^^í //
\\ \ 11/ ^
rV'^!¡^s-yv / / A \/

-t -1- 1— ' -\ — 1 . — 1 - < 1 — — 1 —

10 11

Figura 7.9; Comparación de los años de estudio (1998-2000) en relación a los años muy húmedos, húmedos, normales algo húmedos, normales algo
secos, secos y muy secos deducidos del observatorio de Magaz para el periodo 1961-2000.
Resultados y discusión Precipitación

En estos dos años de observación se han producido los siguientes hechos en


la zona: mayo, siguiendo la tónica general descrita en el estudio del medio físico, ha
sido un mes bastante lluvioso dentro del intervalo 98-99, en cambio, mayo-OO ha
sido ligeramente seco, aunque lluvioso respecto al comportamiento anual; fue
superado por abril-00, mes en que se sobrepasaron notablemente los registros
típicos de este mes, constituyéndose éste como el mes más lluvioso, seguido de
octubre-OO. Marzo ha sido un mes más bien seco en las parcelas, aunque en el 2000,
se supera levemente el valor de la mediana en la estación de Magaz. Un
comportamiento similar ha tenido julio para ambos años, más bien seco en las
parcelas pero húmedo en Magaz. Este hecho puede explicarse por lo localizadas que
acontecen la tormentas estivales. Por el contrario, agosto ha sido en la campaña 98-
99 un mes más bien húmedo y en la campaña 99-00 muy húmedo, ya que las
tormentas dejaron en este caso unos 30 mm.

Es de destacar que en ambos años, se produjeron heladas de importancia


desde finales de diciembre hasta mediados de enero. En este lapso de tiempo no se
pudieron medir los registros de precipitación en las parcelas a causa de hallarse los
depósitos completamente helados.

En relación a los días de precipitación, el año 1° tuvo en torno a 72 días


observados en el pluviómetro denominado "controf, mientras que en el 2° año esta
cifra ascendió por encima de los 95 días. Como la media de días de lluvia en la zona
es de unos 85 días, estas cifr-as confirman la tendencia a considerar el primer
periodo como un año relativamente seco, mientras que el segundo periodo sería
relativamente húmedo.

7.1.2.- Nevadas y heladas

Otro aspecto importante es el de las nevadas. Entre mayo-98 y mayo 99


hubo 4 días de nieve que afectaron a las parcelas. La tarde noche del 31 de
diciembre del 98 y el 9 de enero del 99 las nevadas fueron considerables, formando
una capa de nieve de espesor decimétrico. Entre mayo-99 y mayo 2000, también
sucedieron 4 días de nieve; de ellos, dos tuvieron cierta consideración dejando unos
11 mm en diciembre de 1999 y 4 mm en enero de 2000. Como se verá más
adelante, se atribuye a estas nevadas una gran importancia en la generación de
deslizamientos epiteliales en los taludes del enlace ferroviario, acelerando las tasas
de erosión hídrica. Conviene recordar, que la media de días de nieve en la zona es de
5'1 días, con una amplitud que va desde O hasta 10 días.

En cuanto a los días de helada, se han contabilizado en torno a unos 20 días


de escarcha en cada periodo en los registros realizados en el pluviómetro de
"contror. En la descripción del clima se indicó que en esta zona se han producido
con una fr-ecuencia del 60% un n° de días de helada entre 7 y 21, y con un 30%
entre 7 y 14 días. Por lo cual, en cuanto a este meteoro, el periodo estudiado se
halla dentro de los niveles habituales.

242
Resultados y d¡scusión Precipitación

7.1.3.- Resumen de los datos meteorológicos

En la tabla 7.1 se presenta un resumen de las características de los dos


periodos de estudio respecto a los diferentes meteoros considerados: precipitación,
días de lluvia, días de nieve y días de helada. La intensidad de los mismos resulta
interesante para graduar la magnitud de los procesos erosivos evaluados durante
este periodo.

Tabla 7.1: Registros de los meteoros y comparación con los datos representativos
zonales.

Precipitación Días de Días de Días de


Periodo
(mm) precipitación nieve helada
Valor registrado 413'6 = 72 s4 = 20
25/5/98 al Valor
24/5/99 representativo 416'1 85 5 7-42
zonal
calificación Algo seco seco normal normal
Valor registrado 558'5 £96 s4 s20
25/5/99 al Valor
24/5/00 representativo 416*1 85 5 7-42
zonal
calificación Muy húmedo húmedo normal normal

7.1.4.- Agresividad de la lluvia

7.1.4.1.- Factor R de la USLE:

Como se comentó en el apartado 6.3.2, para determinar la agresividad de la


lluvia durante el periodo de estudio se ha seleccionado el índice EI30 o factor R de la
USLE de Wischmeiery Smith (1978), corregido según la fórmula de Brown y Foster
y recomendada por Renard et al. (1997) en la última revisión de la RUSLE (vid anejo
I: Erosividad de lluvia). Como en este caso no se dispone de una serie de años
suficientemente extensa, pues harían falta unos veinte años (Wischmeier y Smith,
1978), sólo se ha podido evaluar el factor R para cada uno de los cuatro años y un
periodo de tres meses de los que se disponían datos del pluviógrafo de la Escuela de
Ingenierías Agrarias (figura 7.10). En total se han analizado 585 episodios de lluvia.

Se ha realizado un contraste de los registros pluviográficos por medio del


pluviómetro "control de la Yutera (figura 7.11), obteniéndose para el periodo
analizado un coeficiente de correlación aceptable r = 0'95 (r^ = 0'9). La variación
intranual del factor R de cada año se puede observar en la figura 7.12, y la media
del periodo en la figura 7.13. Por último, en la figura 7.14 se adjunta una ecuación
exponencial representativa de la erosividad del periodo estudiado.

243
Resultados v discusión Precipitación

§ 3600
3376,70
3300

3000

2700

2400

2100

1800

1500
1218.16
1200
811,43
900

600

H=
333,78
300
74.61

96-97 97-98 98-99 99-00 00-01

F i ^ r a 7.10: Valor del fiactor R anual de la USLE- RUSLE (MJ*mm/ha*h) en la zona para el
período de eslxidio.

y = 0.751 - 0,91
n' = 0.90

• ^ •^ «

* *
*
m^ •
**Jj&

D
KK- 10 SO "O 50 60 10 aO so too 11C

PLUVH.

Figura 7.11: Correlación entre el pluviógrafo de la Escuela de Ingenierías Agraríasy el


pluviómetro de control.

244
Resultados y discusión Precipitación

3600
- • EI30ac96 —é é t
3300
—•—EI30ac97
3000 j - -
—•—EI30ac9e
2700 —•—EI30ac99
2400 —•—EI30acO0

2100
; i
1800
: :
1500
; \
1200

900
^ t—
600

300
^ \7L^
TT
O ^^.¿íf--i—r *—*^
«••"•* —T -—T 1 1 ——t 1 — 1 — — ) 1
'

Figura 7.12: Variación intranual c interanual del factor R de la USLE - RUSLE en la zona.

La variabilidad de los resultados es obvia. Mientras la erosividad de la lluvia


ha sido altísima durante el año 1997 (año en el que se registró una notable
inundación en gran parte de la ciudad de Falencia a causa de una tormenta estival
concentrada sobre la cuenca del arroyo de Villalobón*), los valores han sido mucho
menores en el resto del periodo observado. La amplitud de los datos oscila entre
3.376V MJ*mm/'ha*h y 333'78 MJ*mm/Ha*h ( 3 3 7 ' 6 y 3 3 ' 4 en hj*cm/m^*h0-
Conviene recordar que los valores característicos del factor R en la zona son de los
más bajos de la cuenca del Duero (ICONA, 1988) y que las cifras medias oscilan
entre los 43 hj*cm/m^*h de Falencia, los 58 de Villamuriel o los 47 de Magaz. De la
figura 7.12 se desprende que la erosividad en el periodo mayo 98- mayo 99 se halla
en t o r n o a los valores medios de la zona (= 50) mientras que durante el periodo
mayo 99 a mayo 2000 la erosividad es inferior a la media (= 25).

De acuerdo con el periodo t o t a l de observaciones se ha elaborado el gráfico


de distribución de la erosividad media a lo largo del año. Este gráfico se adjunta en
la figura 7.13. Para conocer cuál ha sido la erosionabilidad media del periodo
concreto se ha estimado la erosividad media de cada mes en función del índice EI^o
que se ha producido en cada mes durante los cuatro años y tres meses de datos
disponibles (figura 7.10). Del gráfico 7.13 se deduce que el periodo de máxima
erosividad pluvial es j u l i o , seguido de agosto y de mayo. Parece claro también que se
diferencian cuatro periodos de erosividad: julio-agosto (muy alta-alta), septiembre-
diciembre (media-baja), enero-marzo (muy baja) y abril-junio (media-alta). El R total
del periodo 96-00 ha sido muy alto. 1275 MJ*mm^ha*h (127'5 hj*cm/'m^*h). De
esta cifra, casi el 50% se ha producido durante el mes de j u l i o , el 65% entre el mes
de j u l i o y agosto, y el 78% de la erosividad entre j u l i o , agosto y mayo.

Esta tormenta dejó entre 8 0 y 100 mm en apenas 4 horas el 1 5 / 7 / 1 9 9 7 y provocó serios problemas en
diferentes zonas de la ciudad palentina, afectando en mayor medida al Barrio de Pan y Guindas.
Unidades recomendadas por Renard y Freimund (1994) y Renard et al. ( 1 9 9 7 ) y entre paréntesis,
valores para comparar con los publicados por ICONJA (1988).

245
Resultados v discusión Precipitación

Sin embargo, al referirse a los años de estudio de la erosión, se observa en la


figura 7.12 que durante el intervalo mayo 98-mayo 99, el periodo de máxima
erosividad coincide con los meses de julio 98 a septiembre 98 y mayo 99. Mientras
tanto, en el año mayo 99-mayo 0 0 , la erosividad mayor se produce durante el
intervalo de septiembre a octubre del 99.

660

600 • • Í E I 3 0 MEDIO

^m * EI30 ac.

500

450

400

360

300

250

200

150

100

6o:

1 2 3 4

Figura 7.13: Erosividad media en la zona según el periodo 1996-2001.

3376,70

y = 8831,39e'
I? = 0,96

97-98 98-99 99-00

Figura 7.14: Ecuación que expresa el comportamiento del 'factor de erosividad de la lluvia y
cscorrentía (R) según el periodo estudiado.

246
Resultados y discusión Preápitaciones

7.1.4.2.- Características de los aguaceros

Otra forma de calibrar la agresividad pluvial de los años estudiados en la


zona es el análisis de las cantidades precipitadas, sus intensidades y duración.
Aunque no es habitual este modo de presentarla, en un país como España, donde no
se conoce suficientemente la representatividad de los índices más característicos de
erosividad pluvial, debemos buscar otras formas de estimarla (Gabriels, 2000,
comentario personal); la descripción de los aguaceros, las intensidades de lluvia y su
duración parecen por tanto referencia obligada.

Tras analizar 585 aguaceros (los mismos considerados a la hora de estudiar


el factor R) se han construido los gráficos de fr-ecuencia de precipitación, proporción
de aguaceros erosivos, frecuencia de la duración de los aguaceros, de sus
intensidades medias, de las intensidades máximas en 30 minutos y de las
intensidades máximas en 12 minutos. Se termina este análisis con la presentación de
las relaciones intensidad-frecuencia para los aguaceros de duración de los siguientes
intervalos: 0-24 minutos, 24-60 minutos, 1-2 horas, 2-6 horas, 6-12 horas, 12-24
horas, 24-48 horas y > 48 horas.

A) Precipitación:

Los registros de precipitación para 1996-00 presentan las siguientes


características:

Media 4'1 mm
Mediana 0'6 mm
Moda 0'2 mm
Mínimo 0'2 mm
Máximo 101'2 mm
Cuartil 1° 0'2 mm
Cuartil 3° 3*6 mm
Coef. Curtosis 41'1 Apuntada
Desviación típica 9'19 mm
Varianza 84'44 mm^
Coef. Asimetría 5'38 positiva
Coef variación 225'7 %
Se han producido alrededor de un 57% de episodios de Uvivia con registros de
0'2 a 1 mm; en un 95% de las veces, las precipitaciones han recogido cantidades
menores o iguales a 20 mm, pero sólo en un 2'2% de los aguaceros se han superado
los 30 mm y en un 0'3% los 60 mm (figura 7.15).

En el intervalo mayo de 98 a mayo de 00 se han registrado alrededor de un


60% de lluvias que han aportado entre 0'2 y 1 mm; en más de un 95% de las
ocasiones las precipitaciones han sido menores de o iguales a 20 mm, y
aproximadamente sólo en un 2'5% han superado los 30 mm. Con todo ello se puede
afirmar que el comportamiento ha sido muy parecido al de los cuatro años de datos.
Estas cifi-as se pueden comprobar en la figura 7.16.

247
Resultados v discusión Precipitaciones

De todas las lluvias acontecidas (585) se han considerado como erosivas, de


acuerdo con lo especificado por Wischmeier y Smith (1978), Renard y Freidmund
(1994) y Renard e t al. (1997), aquéllas que han supuesto una precipitación superior
a 12'7 mm o aquéllas, en las que la precipitación no ha alcanzado ese umbral pero
que presenta algún intervalo de 15 minutos con intensidad > 25 mm^h (vid. anejo I:
Erosividad de lluvia). En total han sido 55 aguaceros para un periodo de casi cuatro
años, lo que significa simplemente alrededor del 10% (9'4%) de los episodios
lluviosos en cuatro años. La relación de las precipitaciones erosivas y su frecuencia
se refleja en las figuras 7.17 a 7.20. Durante los dos años de las experiencias, el % de
aguaceros erosivos disminuyó a un 4'8%, lo que refleja o confirma, según el análisis
del factor R, una erosividad bastante baja.

0,7

0,6

0.5

0,4

1 0'3
g 0,2

0.1

0,0
— lu*
o j e i - - í i / i i i > r ^ í O ( j *
c!{ (V íi/ ííi íii ii/ fv <v<v-<i<i
OJ •* lO «J
-~ — — — - - Í U Í V I r t

P(mm)

1,0

0,8 • I
a 0,6
Ü
ni

d 0.4
9>

0,2

0,0
•- llJIli
ÍU «

P(mm)

Figura 7.15: Relación de la precipitación de los aguacerosy la frecuencia relativa y relativa


acumulada observada en el periodo febrero-96 a mayo-OO.

248
Resultado^y discusión Precipitaciones

P(mm)

Figura 7.16: Relación de la precipitación de los aguacerosy la frecuencia relativa y relativa


acumulada observada en el periodo de estudio mayo 98/99 y mayo 99/00.

249
Resultados y discusión Precipitaciones

^9,4%

• aguaceros erosivos

• aguaceros no erosivos

90,6%^

Figura 7.17: Proporción de aguaceros erosivos frente a los no erosivos durante el periodo
febrero 96 a mayo 2000.

95,2%

^•j^"^ • aguaceros no erosivos

• aguaceros erosivos
^^Hbjji^^^H^ V ^JMP
^^^^^B^^H^^^^^^^^HN^^^^^^a"''^

Figura 7.18: Proporción de aguaceros erosivos frente a los no erosivos durante el periodo
mayo 98 a mayo 2000.

250
Resultados y discusión Precipitaciones

Figura 7.19: Frecuencia relativa y relativa acumulada de los aguaceros erosivos entre febrero
1996 y mayo 2000.

1.0 .
I Frec ReL
iFrec Reí Ac.
0,8

0,6

0,4
n¡ I
0,2-

0,0

P[mm)

Figura 7.20: Frecuencia relativa y relativa acumulada de los aguaceros erosivos entre mayo
1998y mayo 2000.

De las figuras 7.19 y 7.20 se deduce que tampoco ha habido diferencias


notables en cuanto a la erosividad de los aguaceros, ya que las fr*ecuencias relativas
y relativas acumuladas presentan una distribución muy semejante, produciéndose
únicamente pequeñas desviaciones. Lo único destacable del periodo de ensayo es que
no se ha producido ningún aguacero con una precipitación superior a los 50 mm y
que el 50% de los mismos ha estado comprendido entre 12'6 y 20 mm.

251
Resultadosy discusión Precipitaciones

B) Duración:

Respecto a la duración de los aguaceros, en la figura 7.21 se ve que el 45,5%


de los mismos han sido episodios de duración inferior a los 12 minutos, alrededor
del 58% han sido lluvias de duración inferior a 1 hora, mientras que también han
sido importantes los eventos comprendidos entre 2-6 horas y 6-12 horas con 15'9%
y un 14'5% respectivamente. En general, los aguaceros con una e>d:ensión de más de
día y medio o de dos días han sido insignificantes, con un porcentaje total para
ambos del 0'4%. A continuación se adjuntan las características principales de la
distribución de los aguaceros registrados.

Media 242 min


Mediana 48 min
Moda 12 min
Mínimo 12 min
Máximo 5.928 min
Cuartil 1° 12 min
Cuartil 3° 348 min
Coef. Curtosis 54'0 apuntada
Desviación típica 432'90 min
Varianza 187.400'44 min^
Coef. Asimetría 5*35 positiva
Coef. variación 178'85 %

De lo anterior se desprende que en esta zona, y para el periodo entre febrero


de 1996 a mayo del 2000, casi el 60% de las lluvias son de duración inferior a 1
hora, con preponderancia absoluta de episodios de muy poca duración (< 12
minutos). Alrededor del 30% de las lluvias se engloban entre las 2 y las 12 horas,
mientras que es muy difi'cil que llueva consecutivamente durante más de 1'5 días.

Durante el periodo mayo 98-99 y mayo 99-00 aproximadamente el 50 % de


los aguaceros han tenido una duración inferior o igual a 12 minutos, el 60 % han
durado menos de 2 horas y más del 90% no han sobrepasado nunca un tiempo
superior a las 24 h. Por último, alrededor del 30% de los episodios de lluvia se han
extendido entre más de 1 hora y hasta 12 horas. Estas cifras pueden contrastarse en
la figura 7.22.

El comportamiento de los dos intervalos en los que se han desarrollado las


experiencias coinciden plenamente con el comportamiento general detectado en el
lapso total de tiempo en el que el pluviógrafo disponía de datos, respecto a la
duración de los aguaceros.

252
Resultados v discusión Precipitaciones

0.2 0,2

Figura 7.21: Relación entre duración de los aguaceros y frecuencia relativa y relativa
acumulada observada en el periodo febrero-96 a mayo-00.

253
Resultados y discusión Precipitaciones

0,60
laño 1
0,50
I año 2

¿ 0,40

.5 0,30

o 0,20

0,10

0,00
0,2 0,4 0,6 0,8 1-2 2-6 6-12 12-24 24-36 36-48 >48
t(h)

Figura 7.22: Relación entre duración de los aguaceros y frecuencia relativa y relativa
acumulada observada en el periodo de estudio mayo 98/99 y mayo 99/00.

254
Resultadosy cÜscus'ión Precipitaciones

O Intensidad media:

La intensidad más frecuente del periodo (figura 7.23) en el que se ha


dispuesto de datos pluviográficos es 0'76 mm/h - l'OO mm/h (56% de las
observaciones). Son raras las intensidades superiores a 2'26 mrnfh (0'6%) y muy
raras las superiores a 7 mm/h (0'2%).

0,B .

0,2 -

nn
ilIn l,l,i,a,l,.,-,-;.,.,.,...,.,
ui
9
ri-
*?
D
T
ni
V
ui
T
r-
T
,
i¿ -^ ¿ -^ irr -^
fu líi i^ o oi ui
cf o' o ---^ ••-" --"
Im (mm/h)

1,0

0,8
ni iin lili
0,6:

^ 0.4

0,2 -

0.0 JUULIJUÍ
ü*^ o in o o o o
oí m r- o o 5 o
tu oí « tí V ifí \o
-- fa ui líi

Im (mm/h)

Figura 7.23: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad media de los


episodios de lluvia (febrero 96 a mayo de 2000).

A continuación se adjuntan las características principales de la distribución


de las intensidades medias de lluvia para los 585 aguaceros analizados:

Media r3 mm/h
Mediana 1 mm/h
Moda 1 mm/h

255
Resultados v discusión Precipitación^

Mínimo 0'06 mm/^h


Máximo 63'0 mm/^h
Cuartil 1° 0'76 mmfh
Cuartil 3° 1 mmfh
Coef. Curtosis 335'21 apuntada
Desviación típica 2'94 mmfh
Varianza 8'63 (mm/h)^
Coef. Asimetría 16'5 positiva
Coef. variación 221'56 %

Durante el periodo mayo 98-99 y mayo 99-00 (figura 7.24) los aguaceros
también han tenido una intensidad media más frecuente entre 0'76 m m / h y 1
m m / h (57%), e igualmente son poco frecuentes las intensidades superiores a 2'26
m m / h , y muy raras las que superan los 7 m m / h .

Im (mm/h)

1,0 iaño1
laño 2
0,8
d
a
,1 0,6
"I

Im (mm/h)

Figura 7.24: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad media de los


episodios de lluvia (mayo 98 a mayo de 2000).

256
Resultados y discusión Precipitaciones

D) Intensidad máxima:

La intensidad máxima se refiere al periodo de máxima intensidad en un


intervalo de 12 minutos, de acuerdo con los lapsos de tiempo registrados por el
pluviógrafo de la ETSIA. En la figura 7.25 se representa la distribución de
intensidades máximas en 12 minutos para el periodo comprendido entre febrero de
1996 y mayo de 2000. En las figuras destaca el registro de 1 mm/h con una
frecuencia relativa superior al 56% de los registros. El resto de valores se produce
siempre con una frecuencia inferior al 10%. El máximo valor registrado en todo el
periodo ha sido 107 mmfh. Registros superiores a 9 mm/h sólo se han producido
un 10% de las veces, valores mayores de 30 mmfh sólo un 2% y superiores a 60
mmfh únicamente el 1%. En el 80% de las ocasiones no se han alcanzado
intensidades máximas en 12 minutos por encima de 5 mmfh.

Las principales características de la distribución de intensidades máximas en


12 minutos son las siguientes:

Media 4'3 mmfh


Mediana 1 mmfh
Moda 1 mmfh
Mínimo 1 mmfh
Máximo 107'0 mmfh
Cuartil 1° 1 mmfh
Cuartil 3° 4 mmfh
Coef. Curtosis 68'87 apuntada
Desviación típica 8'92 mmfh
Varianza 79'5 (mm/h)^
Coef. Asimetría 7'18 positiva
Coef. variación 208'72 %

Durante el periodo mayo 98-99 y mayo 99-00 los aguaceros han tenido un
comportamiento respecto a la intensidad máxima en 12 minutos muy similar al del
periodo global de los cuatro años de datos. En la figura 7.26 se observa la
distribución de fr-ecuencias relativas. Allí se ve como la intensidad más fr-ecuente es
del orden de 1 mmfh Qmás del 60% de los casos), mientras que en el 80% de los
episodios lluviosos la intensidad máxima no ha superado los 5 mmfh; solamente se
han sobrepasado los 30 mmfh en menos del 2% de las precipitaciones. Igualmente,
los aguaceros que superan los 60 mmfh sólo representan el 1% durante el primer
año y el 0% durante el segundo.

257
Resultados v discusión Precipitaciones

0,6

0.5

= 0,4
«>
•i 0,3 I
c
u
i 0,2

•- lO 1- —•

I máx. (mm/h)

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1,0
0,9
0,8
mn I D
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o 0,6
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0,3
0,2
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••- í\l
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0.0 • • - • ^ - - - - c i i O i i " y j ( i > < 7 i í n

I máx. (mm/h)

Figura 7.25: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima en 12


minutos de los episodios de lluvia (febrero 96 a mayo de 2000).

258
Resultados v discusión Precipitaciones

0,7
laftol
I ano 2

'- (N CI
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•1- -^ I- (N (N CO CD

Imáx. (mm/h)

1.0 - lano 1 1
0,8 -
I afta 2
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0,6 II
a 0,4

0,2 -I-

i-^ CO 1
i'i <D <¿ Ol
ó ó ó o o o
Imáx. (mm/h)

Figura 7.26: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima en 12


minutos de los episodios de lluvia (mayo 1998 a mayo de 2000).

259
Resultados y discusión Precipitaciones

E) Intensidad máxima en 30 minutos (I30):

Esta variable se ha analizado dada la importancia que tiene en el ámbito


internacional como base de cálculo del factor de erosividad de la lluvia y la
escorrentía (factor R) de la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (ÜSLE). Las
características más relevantes de su distribución son:

Media 4'78 mm/h


Mediana 2'6 mm/li
Moda 0'4 mm/'h
Mínimo 0'4 mm/h
Máximo 94'2 mm/h
Cuartil 1° V2 mm/h
Cuartil 3° 5'8 Ymn(\\
Coef. Curtosis 20'35 apuntada
'esviación típica 7'13 mm/h
Varianza 50'78 (mm/h)^
Coef. Asimetría 3'93 positiva
Coef. variación 149'04 %

El máximo registro en 30 minutos ha sido de 94'2 mm/h y el mínimo de 0'4


mm/h. En la figura 7.27 se refleja que para el 22% de las observaciones, I30 ha
estado comprendida entre 0'4 y X mm/h, en el 18'5% entre 1'2 y 2 mm/h, y casi en
el 16% entre 2'2y 3 mm/h.

El 65% de los aguaceros han presentado intervalos de 30 minutos con menos


de 4 mm/h y el 83% con menos de 7 mm/h. Atendiendo a los valores máximos
alcanzados, solamente en un 1'3% se han superado I30 = 30 mm/h y en un 0'3% los
60 mm/h.

Este último hecho es bastante significativo con relación a los límites de I30
recomendados por Wischmeier y Smith (1978) para tener en cuenta en el cálculo
del factor R de la ÜSLE. Estos autores indican que no deben ser tenidos en cuenta
para el cálculo de la erosividad pluvial magnitudes de I30 > 63'5 mm/h. Es decir que
cuando se supera este umbral de intensidad se considerará que el valor registrado es
63'5 mm/h. Posteriormente Renard et al. (1997), en su revisión de la USLE, aunque
no comentan nada respecto al umbral, sugieren que la energía cinética de los
aguaceros tiende hacia un valor constante con intensidades de lluvia altas.

En el caso de la zona de estudio, se ha visto que sólo en una proporción de 3


casos por cada 1.000 se sobrepasa dicho límite, por lo cual se podría deducir que la
influencia de esta característica es despreciable en el cómputo total del factor R. Sin
embargo esto no es del todo cierto, ya que únicamente se han considerado, como ya
se ha visto antes, aguaceros erosivos unos 55 episodios de lluvia de los 585
registrados, lo que supone casi el 10% del total. Por lo tanto, teniendo en cuenta el
peso de los aguaceros con intensidad en 30 minutos superior a 63'5 mm/h en
relación a los aguaceros erosivos, este equivale a un 2% (1'8%) de los registrados.

Durante el periodo mayo 98-99 y mayo 99-00 (figura 7.28) los aguaceros
han tenido una intensidad máxima en 30 minutos más frecuente comprendida entre

260
Resultados y cjiscusión Precipitaciones

0 ' 4 y 1 m m / h . Por debajo de 4 mm/h se han encontrado alrededor del 70% de los
aguaceros para los dos periodos; incluso el 85% de los mismos no ha sobrepasado
una intensidad de 10 mm/h en el primer año, mientras que este % ha alcanzado el
100% en el segundo año. En cuanto a las intensidades máximas en 30 minutos
registradas en este intervalo de tiempo, durante el primer periodo acontecieron
únicamente dos tormentas importantes: una de 29'8 mm/h y otra de 40'2 mm/h.
Durante el segundo periodo sólo se produjeron dos tormentas con una intensidad
de 9 mm/h. Estas cifras confirman la baja erosividad acontecida durante los
periodos de las experiencias.

0.25

0.20

Z 0.15

í 0.10 +
o
a
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0,00 Dll
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130 (mm/h)

Figura 7.27: Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima en 30


minutos de los episodios de lluvia (febrero 1996 a mayo de 2000).

261
Resultados y discusión Precipitaciones

0,35

aflol
0,30
ano 2

0,25

0.20
20 -m I

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£ 0,10
O 10 I' n ff

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1,0 I ano 1
I año 2

0.8

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ü 0,4

1- f-< n

130 (mm/h)

Figura 7.28; Frecuencias relativas y relativas acumuladas de la intensidad máxima en 3 0


minutos de los episodios de lluvia (mayo 1998 a mayo de 2000).

262
f^esultados y discusión Precipitaciones

F) Duración-Intensidad media-Frecuencia:

Para terminar se adjuntan las relaciones entre la duración de los aguaceros,


su intensidad y su frecuencia (figuras 7.29 y 7.30).

0,45 ji 0.006
. . . . . . : • . ¡ :•
0.40 : .60-120r*Í
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I med. (mmfh) I med. (mm/h)

0,008 0,0040
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1 med. (mm/h) I med. (mm/h)

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I med. (mm/h) I m e d . (mm/h)

Figura 7.29: Relaciones duración-intensidad mcdia-frccucncia (febrero 96-mayo-OO).

263
Resultadosy discusión Precipitaciones

De las figuras expuestas se deduce que la mayor frecuencia (45%) se produce


para aguaceros de baja intensidad (<< 10 m m / h ) con una duración < 24 minutos.
Para el resto, la gran variabilidad en cuanto a duración e intensidades, y a causa del
corto periodo de observación hace que se conjunten frecuencias muy pequeñas (<<
1%), con tiempos > 24 minutos e intensidades medias < 15 m m / h . Estas
observaciones son extensibles a lo acontecido en los dos últimos años (figura 7.30).

0.5 0.009
046 o.ooa |« 24-60 R*!. 1'

OA 0,007
<• 0,35 0,006
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0,003
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5.00 10,00
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0.002
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0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 25 3.0 3,5 4,0 4,5 5,0 5,5 8,0 6,5 7.0
00 0,5 1,0 1,S 2,0 25 3.0 3,5 4,0 4.5 5,0 5,5
kn (mm/h) Im (mmti)

0.OO45

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0,0035

0,003-

0,005 0.0G2S-

0,004 « • • « » • • * M»t— * • 0,002

0,0015-

0,001

0,001 D,0005
• 12-24 h

0,0 15 2,0 0,0 1,2 1,6 2,0 2.4 2,B 3,2

kn (mmAi) hn (minm)

0,004
• 24-48 h|
0,004
|*>4ah|
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0,0035 0,003S

0.003 0.003

0.0025
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c 0,002 0,002

•• 0.0015
! 0,0015

0,001 O.OOI

O.OOOS 0,0005

0 0
0 0 0,1 0,2 0.3 0.4 0,5 0,6 0.7 0.8 0.9 1,0 0. »D 0,020 0.040 0,060 0. no

hn ( m m / h ) I n (mm/h)

Figura 7.30: Relaciones duración-Intensidad media-frecuencia (mayo 98-mayo-OO).

264
Resultados y discusión Caracterización del terreno

7.2.- CARACTERÍSTICAS EDAFICAS DE LOS DESMONTES:


Para intentar comprender algunos de los aspectos más influyentes desde el
punto de vista edáfico en los resultados obtenidos en estas experiencias, se ha
procurado caracterizar los desmontes mediante la descripción detallada de los
horizontes y estratos, de los materiales que los componen, a la vez que se han
determinado diferentes características físicas y químicas.

7.2.1.- Características físicas y químicas principales:

Los desmontes en los que se realiza el estudio corresponden en su mayor


parte a terrenos de carácter margoso, correspondientes al cono de deyección del
denominado barranco del arroyo de la Cruz o del Polvorín. El corte de los taludes
refleja una disposición de estratos horizontal o subhorizontal; éstos se hallan
compuestos principalmente por una matriz arcillo-limosa, en la que se embuten
bloques dispersos procedentes de la erosión del páramo calizo situado a techo de la
cabecera del barranco. También se hallan algunos estratos de escaso espesor en los
que se encuentran porcentajes más elevados de arena en la matriz, lo que
seguramente es debido a la presencia, en las cuestas que anteceden a este terreno,
de una capa erosionable de arcillas y arenas rojizas situada por debajo de las margas
yesíferas (vid. apartado 5.3.1). En las figuras 7.31 y 7.32 se repiten de nuevo, con
ánimo de facilitar el seguimiento, el corte de estos taludes con los diferentes niveles
que se han diferenciado y seguidamente se describen las características edafológicas
de los mismos.

Estratos margosos
j ^ -
Estratos ardlloarenosos

as 6-8 m
Estratos margosos
jr- -..^. ... _ _

Regolita acumulada al pie def yalud . ' ' *.r

i-

r^^.

Figura 7.31: Aspecto general del desmonte e.r\ las parcelas de clavos Calzado).

265
Resultadosy discusión Caracterización del terreno

Figura 7.32: Pcriil tipo de los desmontes analizados.

En el desmonte se distinguen seis estratos principales designados* desde


abajo hacia arriba como G-l(6°), MO-1 (5°), MC-1 (4°), G-2 (3°), MC-2 (2°) y MO-2
(1°). Sus características se resumen en la tabla 7.2 y 73 y son^:

• G-1 (6): Se alza unos 3 metros en vertical sobre el fondo de la trinchera. Tiene
al natural un aspecto grisáceo con un grado de humedad medio (2'5Y/7/2 gris
claro en húmedo y 2'5Y/8/2 amarillo pálido en seco en las muestras de
laboratorio). Textura franco-limosa (ISSS) o limosa (USDA); se moldea con los
dedos y es adherente* cuando mojado. Plasticidad^ ligeramente plástica, ya que
permite hacer rodillos de espesor centimétrico que se rompen cuando se
moldean. Consistencia" firme en húmedo y duro en seco. Estructurad^ blocosa
angular fina a media, en bloques de 0'5 cm a 1-2 cm de anchura. No se observan
elementos gruesos significativos. Tiene un pH muy alto (9'1), muy bajo el
contenido en materia orgánica (0'26%), una conductividad equivalente baja
(0'15 mmhos/cm) y una escasa capacidad de intercambio catiónico (5*62
meq/100 g). El contenido en carbonatos es muy elevado (77'64%), así como el
contenido en caliza activa (13'83%). Es un terreno pobre en fósforo (9'0 ppm) y
potasio Cl44'0 ppm), con niveles adecuados de calcio (9'0 meq/100 g) y muy
altos de magnesio (7*73 meq/100 g). No existen problemas por la presencia de

Entre paréntesis se indica el orden del estrato empezando desde la cabecera del desmonte.
Los análisis se han realizado en el laboratorio agrario del ITAGRA, de la Escuela Técnica Superior de
Ingenierías Agrarias (Universidad de Valladolid) y en el laboratorio de control de calidad de CESECO
(Valladoiid). Los resultados se pueden consultaren el anejo II: Suelos.
* Soil Survey Staif (1951).
* Op. cit
" Op. cit
t+ Op. cit

266
Resultados v discusión Caracterización del terreno

sodio, ya que su contenido es bajo (0'54 meqflOO g). Su conductividad


hidráulica a saturación se inalla entre 5-10 mmfh.

MO-1 (5): Aparece sobre el anterior, ascendiendo variablemente desde unos


pocos centímetros hasta 35 cm en algunas zonas. De color marrón oscuro en
húmedo sobre el terreno (2'5Y/5/2 marrón grisáceo en húmedo y lOYR/6/2
gris marrón claro en seco en laboratorio). Textura franco-limosa (ISSS) o limosa
(USDA). Como el anterior, cuando está mojado, es adherente y posee cierta
plasticidad. Se pueden hacer rodillos que se rompen cuando se moldean entre las
manos. Consistencia firme en húmedo y dura en seco. Estructura blocosa
angular fina, con bloques de 5 a 10 mm de lado. No se observan elementos
gruesos. Tiene un pH alto (8'82), muy bajo el contenido en materia orgánica
(0'4%), una conductividad equivalente baja (O'16 mmhos/cm) y una escasa
capacidad de intercambio catiónico (11'56 meq/lOO g). El contenido en
carbonatos es elevado (22'86%), así como el contenido en caliza activa (9'05%).
Es un horizonte pobre en fósforo (5'0 ppm) y potasio (138'0 ppm), cor\ niveles
adecuados de calcio (11'83 meq/100 g) y muy altos de magnesio (12'48
meq/100 g). No existen problemas por la presencia de sodio, ya que su
contenido es normal (0'64 meq/100 g). Su conductividad hidráulica a saturación
se halla entre 5-10 mmfh.

MC-1 (4): Este estrato yace paralelamente sobre el anterior y presenta un


espesor medio de unos 45 cm. Su aspecto natural refleja un tono marrón claro
algo rojizo en húmedo (2'5Y/6/4 marrón amarillento claro en húmedo y
2'5Y/7/3 amarillo pálido en seco, en laboratorio). Textura franco-arenosa (ISSS)
0 franca (USDA). Es adherente cuando está mojado y tiene una consistencia
firme en húmedo y dura en seco. Se pueden moldear cilindros muy finos de
varios milímetros de espesor, lo que indica un material muy plástico. Estructura
blocosa angular fina, con bloques de unos 5 mm de longitud. No se observan
elementos gruesos de diámetro significativo. Tiene un pH muy elevado (9'25),
muy bajo el contenido en materia orgánica (O'18%), una conductividad
equivalente baja (O'll mmhosfcm') y una escasa capacidad de intercambio
catiónico (5'62 meq/lOO g). El contenido en carbonatos es muy alto (53'29%)
así como el contenido en caliza activa (12'64%). Es un estrato pobre en fósforo
C5'0 ppm), potasio (82'0 ppm) y calcio (8'73 meqflOO g), mientras que los
niveles de magnesio son muy altos (4'1 meq/lOO g). No existen problemas por la
presencia de sodio, ya que su contenido es bajo (0'47 meq/lOO g). Su
conductividad hidráulica a saturación se halla entre 10-20 mmfh.

G-2 (3): Estrato que descansa sobre MC-1 y que tiene una potencia de unos 45
cm, pudiendo crecer en magnitud a costa del espesor de los infrayacentes. Con
un grado de humedad medio y luz natural, tiene un aspecto grisáceo similar a G-
1 (5Y/'7/'4 amarillo pálido en húmedo y 5Y/8/4 amarillo pálido en seco, en las
muestras de laboratorio). Textura franco-limosa (ISSS y USDA); se moldea con
los dedos, aunque tiene poca cohesión. Consistencia: es adherente cuando está
mojado y es plástico; en húmedo, permite hacer rodillos de cierto espesor que se
rompen cuando se moldean, parece firme y, en seco, es duro. Estructura en
bloques angulares finos a gruesos, de 0'5 cm a 1-2 cm de lado. Ocasionalmente
se observan elementos gruesos, fi-tndamentalmente cantos o bloques calizos

267
Resultados y discusión Caracterización del terreno

subangulosos de espesor decimétrico. Tiene un pH muy alto (9'07), muy bajo el


contenido en materia orgánica (0'30%), una conductividad equivalente baja
(O'14 mmhos/cm) y una escasa capacidad de intercambio catiónico (4'06
meq/100 g). El contenido en carbonatos es muy elevado (55'55%), así como el
contenido en caliza activa (14'22%). Es un terreno pobre en fósforo (4'0 ppm,
muy bajo) y potasio (79'0 ppm, bajo), con niveles normales de calcio (10'32
meqAOO g) y muy altos de magnesio (9'49 meq/100 g). No existen problemas
por la presencia de sodio (0'55 meqAOO g), ya que su contenido es bajo. Su
conductividad hidráulica a saturación se halla entre 5-10 mm/h.

MC-2 (2): Este horizonte tiene un aspecto muy similar a MC-1 y se localiza
inmediatamente debajo del horizonte superficial. Tiene un espesor de unos 55
cm. Es de un tono marrón claro en húmedo en su ámbito natural (2'5Y/7/4
amarillo pálido en húmedo y 2'5Y/8/3 amarillo pálido en seco, en las muestras
de laboratorio). Textura franco-limosa (ISSS y USDA). Presenta adherencia en
mojado y cierto grado de plasticidad. Se pueden moldear cilindros de unos 2 cm
que se rompen al darlos forma. En húmedo es firme y duro en seco. Estructura
blocosa angular fina, con bloques de unos 5-10 mm de longitud. No se observan
elementos gruesos de diámetro significativo. Tiene un pH muy elevado (9'06),
muy bajo el contenido en materia orgánica (0'27%), una conductividad
equivalente baja (O'11 mmhos/^cm) y una escasa capacidad de intercambio
catiónico (6'56 meq/100 g). El contenido en carbonatos es muy alto (74'82%) y
el contenido en caliza activa normal (5'91%). Es un estrato pobre en fósforo
(2'0 ppm, muy bajo), potasio (125'0 ppm, bajo) y normal en calcio (11'47
meq/100 g), mientras que los niveles de magnesio son muy altos (7'37 meq/100
g). No existen problemas por la presencia de sodio (0'56 meq/100 g), ya que su
contenido es bajo. Su conductividad hidráulica a saturación se halla entre 5-10
mm/h.

MO-2 (1): Corresponde al horizonte superficial que posiblemente soportó labor


agrícola durante muchos años antes de que se realizase este tramo ferroviario a
principios de los 90 (hipótesis sostenida en base a la historia de los terrenos
adyacentes). Tiene un espesor de unos 45 cm. Presenta en campo un color
marrón oscuro con mezcla de manchas más claras (2'5Y/6/4 marrón
amarillento claro en húmedo y l'SYflfS amarillo pálido en seco, en las muestras
de laboratorio). Textura franca-arcillosa (ISSS y USDA). Presenta un grado de
adherencia elevado cuando está muy húmedo; en húmedo permite moldear
pequeños cilindros o cordones, por lo que se le considera muy plástico y
consistencia firme. En seco, se califica como de consistencia dura. Estructura
blocosa angular fina, de unos 5-10 mm de lado. No se observan elementos
gruesos de diámetro significativo. Clara presencia de raíces, fundamentalmente
de herbáceas. Tiene un pH elevado (8'74), muy bajo el contenido en materia
orgánica (0'62%), una conductividad equivalente baja (O'13 mmhos/cm) y una
escasa capacidad de intercambio catiónico (10'31 meq/100 g). El contenido en
carbonatos es muy alto (72'54%) y el contenido en caliza activa alto (10'81%).
Es un estrato muy pobre en fósforo (4 ppm), pobre en potasio (65 ppm) y muy
alto en calcio (16'63 meq/100 g), mientras que los niveles de magnesio (1'92
meq/100 g) en este caso son normales. El contenido en sodio es normal (0'61

268
Resultados v discusión Caracterización del terreno

meq/lOO g), por lo que se presupone que no genera problemas. Su


conductividad hidráulica a saturación se halla entre 2'5-5 mmfh.

En resumen, se trata de un desmonte con un espesor vertical superior a los 5


metros (entre 6 y 8 m según longitud de ladera), de carácter margoso, de textura
predominantemente fina con tendencia a limosa o francolimosa, pero también
arcillosa o francoarcillosa, como se ha observado en otros taludes próximos
(Navarro y Jonte, 1996). Tiene una estructura blocosa, de fina a media, con bloques
entre 5 mm y 10 mm, incluso hasta de unos 20 mm de lado. El pH es muy elevado,
en torno a 9, mientras que el contenido en materia orgánica es muy bajo, bastante
inferior a 0'5%. La conductividad equivalente y la CIC son bajas. Los contenidos en
carbonatos y en caliza activa, como cabría esperar, dada la naturaleza del terreno
son muy altos. El terreno es deficitario en fósforo y potasio, con valores muy bajos
para el primero, lo que limita en gran medida su fertilidad; en cambio es rico en
calcio y magnesio. No presenta problemas de salinidad y su conductividad hidráulica
a saturación es moderada, con valores comprendidos entre 5 y 10 mmfh.

En cuanto a la disponibilidad de agua en este terreno, se han estimado para


su evaluación los siguientes parámetros: equivalente de humedad (Eqh) (Gardner,
1964, cit. Porta et al., 1994), capacidad de campo (CC) (Peele, cit. Artigao y
Guardado, 1993; Fuentes y Cruz, 1990), punto de marchitez permanente (PMP)
(Briggs, cit. Artigao y Guardado, 1993; Fuentes y Cruz, 1990) y reserva o capacidad
de retención de agua (Artigao y Guardado, 1993; Fuentes y Cruz, 1990). Los
resultados aparecen en la tabla 7.2.

Tabla 7.2: Valores característicos relacionados con la capacidad de almacenamiento de


agua en los estratos del desmonte analizado.
CRA
Eqh CC PMP
(Fuentes y
(Gardner) (Peele) (Briggs)
Estrato % arcilla % limo % arena %M0 Cruz)
(%) (%) (%)
(%)
G-1 3,35 91,65 5 0,26 19,1 19.2 10,4 8,8
MO-1 5,75 84,25 10 0.4 19,2 19,2 10,4 8,8
MC-1 17,65 38,85 43,5 0,18 18.2 18,4 9,9 8,5
G-2 11 81 8 0,3 21,5 21,2 11,7 9.5
MC-2 8,85 76,15 15 0,27 19,6 19,5 10,6 8.9
MO-2 27,85 50,15 22 0,62 25,4 24,6 13,8 10,8
Desmonte 8'1 80'5 11*4 0'3 19'8 19*8 10'8 9'0
Eqh, CC, PMP y CRA expresados como porcentaje en volumen de suelo. Entre paréntesis fórmula con
la que se ha calculado.

Estos valores pueden compararse con los referidos por otros autores para
texturas análogas. En la tabla 7.4 se adjuntan algunos de los presentados en la
literatura especializada en tecnología del riego. En general los valores deducidos
aquí son menores que los esperados para un terreno fi-ancolimoso, ya que el Eqh o
la CC, son inferiores, mientras que el PMP está por encima de las referencias. Este
hecho constata que existe una seria dificultad para la revegetación atendiendo a las
disponibilidades hídricas en ftinción de la textura.

269
Tabla 7.3: Características principales de los distintos estratos que componen el desmonte en general.

pH Caliza P Ca++ Na*


Estrato Espesor Textura Estruc- M.O. Conductivi- Cíe CO3- Mr Permeabilidad
Ccm) (USDA) tura dad Cmeq( activa Cppm) Cppm) (meq/ (meq/ (mm/h)
Cmeq/'
equivalente 100 g) (%) 100 g) 100 g)
100 gí
(mmhoms/c
m)
G-1 300 Limosa Blocosa. 9'1 0'26 0'15 5'62 77'64 13'83 9 144 9 7*73 0*54 5-10
C6) Bloques muy muy baja escasa muy muy pobre pobre normal muy bajo moderada
de 5-10 alto bajo alto alto alto
mm
MO-1 4-35 Limosa Blocosa. 8'82 0'4 0'16 11'56 22'86 9'05 5 138 11*83 12*48 0*64 5-10
(5) Bloques alto bajo baja escasa alto alto pobre pobre normal muy normal moderada
de 5-10 alto
mm
MC-1 45 Franca Blocosa. 9'25 0'18 O'll 5'62 53'29 12'64 5 82 8*73 4*1 0*47 10-20
C4) Bloques muy muy baja escasa muy muy pobre pobre pobre muy bajo moderada
de 5-10 alto bajo alto alto altos
mm
G-2 45 Franco- Blocosa. 9'07 0'3 0'14 4'06 55'55 14*22 4 79 10*32 9*49 0*55 5-10
(3) limosa Bloques muy muy baja escasa muy muy muy pobre normal muy bajo moderada
de 5-10 alto bajo alto alto pobre alto
mm
MC-2 55 Franco- Blocosa. 9'06 0'27 O'll 6'56 74'82 5*91 2 125 11*47 7*37 0*56 5-10
(2) limosa Bloques muy muy baja escasa muy normal muy pobre normal muy bajo moderada
de 5-10 alto bajo alto pobre altos
mm
MO-2 45 Franco- Blocosa. 8*74 0'62 0'13 10'31 72'54 10'81 4 65 16*63 1*92 0*61 2.5.5
(1) arcillosa Bloques alto bajo baja escasa muy alto muy pobre muy alto normal bajo moderada-
de 5-10 alto pobre mente lenta
mm

Total 525 Limosa a Blocosa. =9 sO'3 = 0'14 = 6'4 3 69'3 sl2'4 37 = 124 = 10 £7*4 = 0*55
desmon- franco- Bloques muy muy baja escasa muy muy pobre pobre normal muy bajo moderada
te limosa de 5-10 alto bajo alto alto alto
mm
Resultados y discusión Caracterización del terreno

Tabla 7.4: Equivalente de humedad, capacidad de campo y punto de marchitez


pcrmanentse según diversos autores en función de la te^dnra edifica.
MacGil, Ilivray y Israelsen y Hansen
USDA (1955)^
Textura Doñeen^ (1979)3
Eqh ce PMP Eqh ce PMP Eqh ce PMP
Francolimoso - 19'8 ts 23'4 - e'i - - -

Limoso - - - - - - - - -

Francoarenoso - 11'3 3'4 ll'l - 3'1 - 14'0 6'0

Francoarcilloso - 21'5 10'2 sri - 25'7 18'0 14'0


_
•'Artigaoy Guardado (1993)
^ Artigao y Guardado (1988)
3 Fuentes Yagüe (1992)

7.2.2.- Otras características analizadas

Otras características analizadas (límite líquido-LL-, límite plástico-LP-, índice


de plasticidad-IP-, cohesión-c-, etc.), que se refieren por un lado a los estratos grises
limosos-francolimosos (identificados con los niveles de margas por ser éstos
preponderantes) y, por otro lado, a una muestra representativa de todo el talud, se
presentan a continuación. También se han realizado en campo \xx\ zns2iyo de
penetrabilidad y uno de esfuerzo cortante (J:est de Vane) sobre todo el talud, en
condiciones de humedad edáfica elevada. El análisis de estas características de los
suelos para caracterizar la erosionabilldad de los mismos ha sido desarrollada en
investigaciones precedentes (De Ploey, 1985; Haigh, 1985; Poessen, 1990; Haro et
al., 1992; Vickers, 1994; Schj0nning, 1994; Owuputi y Stolte, 1995; Hanson, 1996)
y se recomienda su inclusión en todos los trabajos (Hanson, 1996).

Erosiones frecuentes de la capa superficial del terreno en un espesor de unos


5 mm, a causa de que se alcance el LL, han sido citadas por Blong y Humphreys
(1982) en taludes de carreteras de textura fina y altas pendientes (38°-50°) y por
Bryan et al. (1978) en laderas desnudas y arcillosas de 38'5° con un importante
encostramiento y agrietamiento superficial. También Megahan et al. (1991) señalan
que en la superficie de taludes de carreteras de Idaho BathoUth eran frecuentes
procesos de licuefacción a pequeña escala. De Ploey (1985) indica que la licuefacción
de suelos es un fenómeno típico en terrenos limosos pobres en materia orgánica al
que se le debe prestar atención. En los taludes estudiados se ha registrado la
presencia de este fenómeno (figura 7.33).

7.2.2.1.- índices de Atterberg, ángulo de rozamiento, cohesión y densidades:

Para el área de estudio se han obtenido los siguientes resultados de los


índices de Atterberg, ángulo de rozamiento interno, cohesión y densidades:

271
Resultados v discusión Caracterización del terreno

Estratos margosos Muestra representativa desmonte

Límite líquido: L.L. = 72'8% Límite líquido: L.L. = 69'8%


Límite plástico: L.P. = 26'5% Límite plástico: L.P. = 27'0%
índice de plasticidad: I.P. = L.L. - L.P. = índice de plasticidad: LP. = L.L. - L.P.
46'3% 42'8%
Ángulo de rozamiento interno: cp - 19° Ángulo de rozamiento interno: ^9= 18°
Cohesión: c = l ' l kp/cm^ Cohesión: c = l ' l kp/cm^
Densidad real**: p^ = 2'652 g^cm^ Densidad aparente costra superficial*
Densidad aparente: p s 1'7 g^cm^^^ 1'39 g^cm'
Densidad aparente regolito^^^: 0'97 g/cm^

Mediante estos valores se puede clasificar el terreno de acuerdo con el


Sistema Unificado Americano de Clasificación Textural de Suelos (S.U.) (1952)
desarrollado y revisado por Casagrande (Sutton, 1989; Rodríguez y Rodríguez-
Miranda, 1990). Según este sistema los terrenos pertenecen al grupo de suelos de
grano fino, ya que más del 50% (entre el 70% y el 95%) de sus partículas pasan a
través del tamiz Y\° 200 (partículas con 0 < 0'074 mm). Entrando con el límite
líquido y el índice de plasticidad en la figura 7.34, se obtiene que los suelos quedan
representados cerca de la línea "A", separadora de los limos y las arcillas. Como el LL
y el IP toman valores medios altos, estos terrenos se clasificarían como CH, es decir,
arcillas inorgánicas^** de muy alta plasticidad, caracterizadas por una escasa
permeabilidad y una alta capacidad de expansión y compresibilidad.

** Esta densidad se refiere a la densidad real de las partículas minerales ya que corresponde a la densidad
de la roca margosa inalterada. Obtenida en el laboratorio de CESECO (Valladolid).
^^ Densidad aparente del terreno bajo la costra y el regolito formados sobre la superficie del talud
desnudo como consecuencia de la meteorización de la roca madre y del impacto de las gotas de lluvia. Se
ha determinado por el autor mediante quince muestras desecadas en estufa a 105 °C, durante
veinticuatro horas, recubiertas posteriormente en parafina y sumergidas en agua destilada a una
temperatura ambiente de 30°C, en una probeta aforada de 500 mi. Los valores típicos asignados por
Hunt (1984, cit. Ayala, 1991, p. 134) para suelos cohesivos moldeables bajo presiones moderadas a
fuertes y para limos inorgánicos (Ayala, 1991, p. 132) se hallan entre 1'5 y 1'8 g^cm^.
Densidad aparente de la costra. Se ha determinado del mismo modo que el caso anterior. Valores
comparables tanto de densidad de costras y regolitos como del material subyacente con éstos se pueden
encontrar en Rcgücs Muñoz et al. (1992) en la cuenca del Vallcebre (Barcelona).
Corresponde al material que ha sufrido meteorización física y que ha sido erosionado, depositándose
al pie de talud y que queda protegido por la formación de la costra superficial. Se ha estimado mediante
18 muestras obtenidas con cilindros de 5x5, y posteriormente se han secado en estufa a 105 °C durante
veinticuatro horas.
Rodríguez y Rodríguez-Miranda (1990) señalan que arcillas como el caolín, quedan en esta
clasificación agrupadas en los limos orgánicos. Por ello, no es de extrañar que a pesar de que el desmonte
presenta una textura predominantemente limosa según el USDA, las diferencias en la consideración de los
diámetros de las partículas del S.U. y del USDA, generen estas diferencias. Para el S.U. se considera la
separación entre limos y arcillas por su comportamiento líquido y plástico, y los suelos analizados
presentan siempre contenidos de limo muy fino (< 5 nm) entre el 25% y el 45%, y esta fracción es
considerada por otras clasificaciones como la U.S American Association of State Highways (AASHO) y la
American Society for Testing Materials como arcilla. Igualmente análisis de suelos realizados en zonas
próximas a las del estudio han revelado texturas arcillosas, por lo cual no se considera que los resultados
de las clasificaciones del USDA y del S.U. sean contradictorias. También Porta et al. (1994, p. 107)
relatan como los suelos con alto contenido en carbonato calcico pueden reflejar en los análisis texturas
arcillosas, sin embargo, la capacidad de la caliza para favorecer la estabilidad de los agregados, hacen que
su comportamiento real en campo sea el de una textura más gruesa de carácter limoso Cpseudolimos).
También Oteo y García de la Oliva (1995), en una caracterización de las margas españolas, señalan como
las margas poco alteradas presentan una textura preferentemente limosa, mientras que la fracción

272
Resultados y discusión Caracterízación del terreno

Valores del LL de 70 e IP de 37, con XÁYX alto nivel de carbonates, caso similar
al aquí presentado, son reportados por Oteo y García de la Oliva (1995) para
margas del Mioceno próximas al área de estudio, y estos autores las engloban en el
grupo denominado margas arcillosas y margas yesíferas. También Haro et al.
(1992) citan ordenes de magnitud parecidos para calcllutltas de Vallcebre
(Barcelona).

7.2.2.2.- Penetrabilidad:

La compactabilidad es una cualidad del suelo (So(7 Science Socleiy of America,


1984, cit. Poessen, 1990), mientras que una medida del estado de compactación del
suelo es su resistencia a la penetración o penetrabilidad. Para el ensayo de
penetrabilidad se ha empleado en nuestro caso un penetrómetro de campo, modelo
Eljkelkamp 06.03, de 6'35 xr\m de diámetro en el pie.

N° de puntos muestreados = 25
Estado del terreno: húmedo a muy húmedo.
Máxima resistencia a la penetración: > 4'5 kp/cm^
Mínima resistencia a la penetración: l'O '7 "
Resistencia media: (>) 4'25 kp^cm^
- Moda: > 4'5 kp/cm^
Desviación típica: S = 0'91 " / "
- Coef. Variación (%): CV (%) = 21'4%

Tomando como referencia los valores de resistencia a la penetrabilidad para las


arcillas (tabla 7.5) dados por Terzaghi y Peck (1948), dado que es un terreno de
textura muy fina, se puede concluir que su naturaleza es en su mayor parte rígida
y, como n\\n\mo, semldura (Lambe y Whitman, 1998; Ayala, 1991). Lo cual refleja
un gran inconveniente para la instalación de la vegetación silvestre y explica, al
menos en parte, por qué en zonas próximas, tras más de diez años de construcción
de los taludes, la cubierta vegetal sea prácticamente nula. Se^ún FAO (1983), y
considerando la estructura, la textura, y la dificultad de trabajar la superficie de los
desmontes cuando están secos, se les puede calificar como muy firmes o
extremadamente firmes. En consecuencia, la vegetación se encuentra con un grado
para la penetración de las raíces 3, es decir, de difícil penetración (tabla 7.6).

arcillosa en las mismas crece conforme lo hace su grado de alteración, lo que parece indicar que gran
parte de las partículas de limo existentes en las margas poco alteradas son agregados de partículas
arcillosas. Por último, De Ploey (1985) comenta como en suelos limosos las partículas tienden a formar
microagregados, pseudoarenas, muy sensibles a la licuefacción cuando se humedecen, lo que corrobora la
idea de que suelos de una textura en laboratorio se comportan con una textura diferente en campo por
esta formación o desintegración de agregados.

273
Resultados v discusión Caracterización del terrem

Figura 7.33; Pequeñas coladas de barro formadas porque ciertas partes del t e r r e n o alcanzan
el límite líquido.

Bff^

Estrato margoso I

DZZE
Muestra
representativa |
desmonte •

fO SD SQ *iD sa BD 10 ^BQ 30 fOO

LIMITE LIQUIDO

Figura 7.34: Clasificación de los suelos de grano fino según el Sistema Unificado Americano
de Clasiücación Textural de Suelos (S.U.) de Casagrandc (1952). (Tomado de Aguiló ct al,
1984).

274
Resultadosy discusión Caracterización del terreno

Tabla 7.5: Resistencia de los suelos cohesivos a la penetrabilidad (ensayo de compresión


simple) según Terzaghi y Peck (1948). (Modificado de Lambe y Whitman, 1998; Ayala,
1991)

Resistencia a compresión simple (kp^cm^ Consistencia


<0'25 Muy blanda
0'15 - 0'5 Blanda
0'5 - VO Media
l'O - 2'0 Semidura
2'0 - 4'0 Dura
>4'0 Rígida

Este Jiechase-subraya porque 4a-densidad aparente <le4os desmontes se-halla


en torno a Vi gfcm^, lo que supone una densidad inadecuada para la colonización
vegetal (figura 7.35). Friedman (2000) recomienda que los suelos a revegetar
tengan densidades del orden de 1'3 gfcm^ e indica que densidades superiores a 1'6
g/cm^ inhiben el crecimiento de las plantas. Ayala et al. (1989) citan densidades
restrictivas por encima de 1'5 g/cm^ para suelos de textura fina y 1'7 gfcm^ para
suelos de textura gruesa, valores similares a los expuestos por Troeh et al. (1999).
Igualmente la porosidad total es función de las densidades real y aparente y en
suelos naturales suele tomar valores del orden del 40-50% (Custodio y Llamas,
1983), mientras que en los estudiados toman un valor del orden del 35'9%^^^, lo
que implica una capacidad de retención de agua no muy alta y, unido a sus
características de densidad aparente, un terreno compactado (Gecse, 2000)****.

7.2.2.3.- Resistencia a cortante (Test de Vané):

Poessen (1990) ha comprobado que en terrenos limosos compactos, la


resistencia al corte de las capas superficiales está relacionada con la susceptibilidad
del terreno a la erosión en regueros y cárcavas. Torri et al. (1987) encuentran
relaciones similares en diversos tipos de suelos analizados en laboratorio utilizando
un aparato de test de Vane. Vickers (1994) intenta establecer en base a esta
característica un índice sencillo de erosionabilidad en diversos terrenos ingleses.

En nuestro caso, para el ensayo de resistencia a cortante se ha empleado un


molinete de campo CTest de Vane), modelo Eijkelkamp 14.10 CL-100.

N° de puntos muestreados = 25
Estado del terreno: húmedo a muy húmedo

sss
sss p^^ densidad^ real_ -^densidad aparente
r *100 = 2'652-l'7
; ^^^^ =-.c'ncf
*100 35 9%
' densidad aparente 2 652
Gecse (2000) señala como terrenos compactados aquéllos con un porosidad total inferior al 40%,
densidad aparente > 1'5 gfcm^ y penetrabilidad > 3 MPa.

275
Resultados y discusión Caracterización del terreno

Máxima resistencia a cortante: 0'525 kp/cm^


Mínima resistencia a " :0'175 " / "
Resistencia media: 0'41 kp/cm^
Moda: 0'50 kpfcm^
Mediana: 0'425 kp/cm^
Desviación típica: S = 0'091 " f "
Coef. Variación (%): CV (%) = 22'2%

Tabla 7.6: Grado de capacidad de penetración de las raíces para todo el perfil del suelo
y(o trabajabilidad de la capa superficial del terreno (FAQ, 1983).
Grado de penetrabilidad de las raíces ( t o d o el perfil) y trabajabilidad (horizonte
su jerficial)
Propiedades
1 2 3 4
Fácil Moderada Difícil Muy difícil
Consistencia Friable, muy Firme Muy firme Muy firme Extremada- Extremadamente firme
en húmedo* friable, suelta mente
firme
Estructura Cualquiera Cualquiera Moderada o Blocosa Cualquiera Blocosa gruesa y muy
media gruesa gruesa o calificada gruesa, prismática o
o blocosa muy como columnar; masiva
fina; gruesa; rígida
cualquier cualquier
clase de clase de
granular o prismática;
migajosa columnar
o laminar,
masiva
otras _ - Dificultad de excavación Plástica muy rígida y
características en todo el perfil cuando muy adhesiva en
relativas a la está seco húmedo; muy dura en
consistencia seco.

Textura Todas las Rango desde las arenoso- La mayor parte de las Arcillosas, generalmente
generalmente arenosas y francas a las arcillosas arcillosas y muy arcillosas.
presente franco- arenosoarcillosas,
arenosas; derlas arenosoarcillosas
muchas francas
francas;
algunas
arenoso-
arcillosas y
arcillosas con
elevada
proporción de
caolinita y
sesquióxidos
" Deben emplearse clases equivalentes de consistencia cuando el terreno esté seco (duro, muy duro, etc.).

Con este ensayo se obtiene el valor de la resistencia a cortante en campo que


constituye una aproximación del valor de la cohesión del terreno (Rodríguez y
Rodríguez Miranda, 1990). El resultado con el ensayo por molinete ( 0'41 kp/cm^)
es inferior al obtenido en laboratorio ( l ' l kp/cm^). Sin embargo, hay que tener en
cuenta que los ensayos en uno y otro medio son muy diferentes. En laboratorio, las
muestras se preparan y manipulan en función de la metodología seguida, mientras

276
Resultados y discusión Caracterización del terreno

que en campo, el terreno se halla en una situación real donde influyen diversas
circunstancias. Por ejemplo, los factores que pueden afectar a la obtención de un
valor claramente inferior son: la presencia de microgrietas procedentes de las
variaciones térmicas y de las tensiones de los ciclos de humectación y secado, así
como las diferentes densidades que se producen entre la capa más superficial del
terreno y la más profunda, muy próxima a la de las partículas minerales. Oteo y
García de la Oliva (1995) recogen valores de cohesión efectiva en margas miocénicas
que van desde 0'3-0'5 kp/cm^, con límites líquidos y medios altos (54-66), a 1'95
kp/cm^ con índiees-de plasticidad m«dios (43); que no discrepan de los obtenidos en
nuestro ensayo de campo. También Haro et al. (1992) encuentran valores diferentes
en campo y en laboratorio para muestras de materiales arcillosos ricos en limos.

De acuerdo con la clasificación de Poessen (1990), la resistencia de estos


terrenos a la erosión por regueros y cárcavas es alta, lo que concuerda con lo
observado en la zona y con los valores de los suelos limosoarcillosos (0'21 kp/cm^)
estudiados por Torri et al. (1987). En general, la aparición de regueros y cárcavas
en las margas de esta comarca es bastante restringida, surgiendo con mucha mayor
frecuencia en los estratos arcillo-arenosos subyacentes o suprayacentes a los
margosos (vid. apartado 5.3.1).

7.2.2.4.- Encostramicnto:

Estos terrenos muestran una clara susceptibilidad al encostramiento^^^^


(figura 7.35). Paya y Cerda (1992), Cerda (1993) y Cerda et al. (1995) comentan la
aparición de costras en terrenos naturales constituidos por margas en el Levante
español, Nlicolau (1992) observa este proceso en escombreras mineras ricas en limos
en Teruel y De Ploey (1985) explica el proceso de sellado del terreno característico
de superficies con alto contenido en limo, como es el caso de las margas. Paya y
Cerda (1992), Zhang et al. (1998), Yassoglou (2000) y Solé-Benet et al. (2000)
indican como el encostramiento y el sellado de la superficie del suelo afectan de
modo considerable los procesos erosivos.

En los desmontes estudiados el encostramiento sufrido es similar al


encontrado en los terrenos naturales del entorno. Las costras observadas en la
superficie del desmonte tienen un espesor entre 10 y 20 mm, pudiendo alcanzar en
algunas zonas hasta los 40 mm. Para evaluar la susceptibilidad al encostramiento se
emplea la expresión empírica de la FAO o índice de encostramiento (FAO, 1983) en
la superficie del terreno, que se adjunta a continuación.

(%arc) + 10-(%MO)

" " Se entiende por costra superficial «una capa que puede tener de varios milímetros a varios
centímetros (0'5-2 cm). Es extremadamente compacta, dura, frágil, se agrieta y es mucho menos
permeable al agua y al aire que el material inmediatamente subyacente. Suele presentar estructura
laminar y una porosidad vesicular. El sellado del suelo suele ser una capa más delgada (1 a 5 mm),
muy densa y dura cuando seca, sin porosidad y que no se agrieta. Es una forma de costra» (Porta et
al. 1994).

277
Resultados y discusión Caracterización del terreno

lEn - índice de encostramiento superficial. Este índice es mayor cuanto mayor es el


contenido en limo, frente al contenido de arcilla y de materia orgánica.
% If = porcentaje de limo fino. Partículas comprendidas entre 2 y 20 ^m.
% Ig = porcentaje de limo grueso. Partículas comprendidas entre 20 y 50 ^m.
% are = porcentaje de arcilla. Partículas con diámetro < 2 |im.
% MO = porcentaje de materia orgánica.

Sz^x\ XÁ'^iiz Bermúdez y Albaladejo (1990), este índice de encostramiento es


mayor de 2 en las margas españolas mediterráneas. Los resultados obtenidos para
los diferentes estratos se hallan muy por encima de este valor (tabla 7.7) El alto
contenido en limo de todas las muestras refleja la elevada susceptibilidad de los
materiales del desmonte para sufrir encostramiento.

Tabla 7.7: índice de encostramiento superficial (JEn) según FAO (1983).

Estrato y % limo
textura
% limo fino
grueso
% arcilla %M.O. mn
G-1
82'45 9'2 3,35 0,26 209
Limosa
MO-1
62'7 18'55 5,75 0,4 97'9
Limosa
MC-1
Franca
22'0 21'65 17,65 0.18 ir8
G-2
Francolimosa
erss 11'65 11 0,3 72'8
MC-2
53'45 22'7 8,85 0,27 70'9
Francolimosa
MO-2
37'8 12'35 27,85 0,62 16'9
Francoarcillosa
Desmonte
6 7'79 12'78 8"1 0'3 92'5
Limosa

7.2.2.5.- Agrietamiento:

Sz%\xx\ se va secando la superficie del terreno se observa la aparición de


pequeñas grietas (figura 7.36). Éstas separan fragmentos de costra superficial de
varios centímetros de diámetro; la separación suele ser casi siempre inferior a 5 mm
y con bastante fi'ecuencia entre 1 y 2 mm. El espesor de las grietas coincide cor\ el
de la superficie de encostramiento, es decir entre 10 y 20 vam, a lo sumo 40 mm.
Estas grietas están relacionadas por la presencia de arcillas expansibles, como es el
típico caso de la montmorillonita. La influencia de grietas de este tipo en la erosión
y en la generación de escorrentía en los taludes de carreteras es comentada por
Haigh (1978), quien indica que actúan como interceptoras de sedimentos y del flujo
superficial. También Nicolau (1992) observa grietas similares en escombreras
mineras en Teruel ricas en limos incrementando la infiltración del terreno y Paya y
Cerda (1992) en margas del Levante ibérico.

278
Resultados v discusión Caracterización del terreno

Según oteo y García de la Oliva ( 1 9 9 5 ) , el grupo de margas donde se pueden


encuadrar las del área de estudio tiene un riesgo de expansividad de medio a alto, y
alto en función de la clasificación de Casagrande expuesta anteriormente.

Para conocer el origen y la naturaleza de los agrietamientos se ha realizado


un análisis mineralógico mediante difracción de rayos "X". Para el ensayo se ha
utilizado un difractómetro automático Phillips PW 1710 con ánodo de cobre. La
radiación empleada es Ka = 1'54 Á.

Aunque esta técnica es un método analítico cualitativo que ofrece solamente


las especies minerales que se hallan en la muestra, se puede obtener a modo
orientativo una descripción cuantitativa. Los resultados obtenidos son:

Calcita = 67 %
Dolomita = 13 %
Hita = 20%
Anhidrita y pirita = trazas

Figura 7.35: Corte transversal de la capa


superficial del desmonte, donde se observa la
diferente situación del terreno: roca madre,
regolito y costra. La situación es previa a la
instalación de las parcelas de estudio. En el corte
se observa el abundante espesor de regolito
acumulado bajo la costra superficial.

Los resultados son concordantes con lo que cabría esperar en la zona y en las
rocas sedimentarias de origen lacustre (Porta et al., 1994; Meléndez y Fuster,
1996)). También Oteo y García de la Oliva ( 1 9 9 6 ) , en el grupo de margas en el que
se encuadraría este trabajo, presentan como mineral arcilloso principal la Hita, tal
como reflejan los análisis. Si bien la Hita no tiene una capacidad de expansión tan
alta como la de las esmectitas, sufre este proceso cuando se hidrata en cierta
medida (Besoain, 1985; Kutilek y Nielsen, 1994; Bengoa, 1997), lo que justifica la
aparición de m u l t i t u d de grietas de retracción en la superficie del terreno.

279
Resultados v discusión Caracter¡;zac¡ón del terreno

Figura 7.36: Grietas de secado en la superficie de los terrenos. Se observa la parte superior de
un clavo de medida de la erosión que sobresale unos cuatro centímetros del terreno.

7.2.2.6.- Rugosidad:

Para caracterizar la rugosidad de la superficie de los desmontes se ha seguido


el denominado método de la cadena (Saleh, 1993) por su sencillez y rapidez. Los
valores que se adjuntan es lo que se denomina rugosidad aleatoria o debida a los
agregados (Saleh, 1993; Renard et al, 1997). Es la rugosidad que no depende de los
surcos realizados en las labores del suelo (rugosidad orientada'), si r\o la que
aparece como consecuencia de la meteorización o laboreo aleatorio, la formación de
agregados y el encostramiento. Se obtiene a p a r t i r de la siguiente expresión:

¿1-L.
C, ={ )100 donde,

Li - longitud de la cadena empleada estirada sobre una superficie plana.


L2 = longitud de la cadena apoyada sobre las irregularidades del terreno de
f o r m a aleatoria y en línea recta.

Los resultados han sido ios siguientes:

N° de puntos muestreados = 13
Estado del terreno: muy seco
Rugosidad media (c,) : 17'76 C±3'87 con p = 95%)
Rugosidad mínima: 7'7
Rugosidad máxima: 30,8
Desviación típica: S = 6'4
Coef Variación (%): CV (%) = 36'03%

280
Resultados y discusión Caracterización del terreno

Estos valores representan una rugosidad aleatoria bastante grande a causa


de las pequeñas grietas y de los cráteres formados por el impacto de las gotas de
lluvia (éstos se observan en la figura 7.36). Saleh (1993) encontró valores de
rugosidad aleatoria en tierras de labor limoso-arenosas entre 0'55, para superficies
casi planas, y 13'12 , para terrenos con grandes agregados. En nuestro caso se
superan con creces las cifras de Saleh, por lo que es de presumir que la rugosidad
del terreno es bastante elevada y que este hecho pueda influir en la cscorrentía
superficial de los desmontes, como otros investigadores han observado en o t r o t i p o
de terrenos (Renard et al., 1997).

7.2.2.7.- Pedregosidad:

La pedregosidad aquí definida se refiere a la proporción de elementos


gruesos sobre la superficie del terreno o embutidas en éste, con un diámetro > 25
cm. De acuerdo con la clasificación del Solí Sun/ey Staff del USDA ( 1 9 5 1 ) , los
desmontes se encuadran en la clase 1 , es decir, piedras que recubren entre el 0 ' 0 1 %
y el 1 % la superficie del terreno. La superficie del terreno se halla, en consecuencia,
prácticamente carente de piedras a excepción de ciertos fragmentos angulosos de
varios decímetros de espesor que se hallan inmersos en la matriz de la ft-acción fina
del suelo y que proceden de la destrucción del páramo calizo situado a cotas
superiores del terreno.

En resumen, estos terrenos se caracterizan por una elevada plasticidad (LP.=


4 2 ' 8 ) y un alto límite líquido (L.L.= 69'8) que favorecen la erosión por microcoladas
o coladas de barro. La penetrabilidad también es muy alta (> 4'25 kp/cm^) lo que
dificulta la instalación de las plantas y explica que el terreno se mantenga desnudo
durante largos periodos de tiempo. Las diferentes densidades que aparecen en los
taludes (densidad aparente de costras-1'39 g(cm\ regolitos -0'97 g/cm^-,y terreno-1'7
%lcm\ y la densidad real del terreno-2'652 g/cm^-) son siempre desfavorables para la
presencia y desarrollo de vegetación. La cohesión del terreno ( O ' 4 1 - l ' l kp/cm^)
implica una baja susceptibilidad a la erosión en regueros y cárcavas. Por o t r o lado,
estos desmontes se caracterizan por una notable susceptibilidad al encostramiento
(por el alto contenido en limo, lEn = 92'5) y al agrietamiento por retracción (ante
la presencia significativa de ¡lita-20%-), aspectos ambos que, j u n t o con la elevada
rugosidad superficial (Cr=17'76) y con la escasa pedregosidad ( < 1 % de cubrición),
pueden dificultar, en principio, la generación de escorrentía y de sedimentos.

281
Resultados y discusión Caracterización del terreno

7.2.2.8.- Erosionabilidad:

Una propiedad fundamental a estudiar en estos taludes es la erosionabilidad


hídrica. Wischmeier y Meyer (1973) señalan que la erosionabilidad del suelo en
sensu estricto es únicamente una función de las propiedades del suelo y, por lo
tanto, un parámetro edáfico más. Mientras que, cuando se desea conocer la emisión
de sedimentos o pérdida de suelo, entonces, debe combinarse adecuadamente el
valor de la erosionabilidad edáfica con otras características del terreno como clima,
pendiente, longitud de ladera, cubierta vegetal, etc. Es lo que se consideraría
erosionabilidad del suelo en sensu lato. Aquí se evalúa en el sentido más estricto, es
decir como una propiedad intrínseca del suelo, función de sus características
texturales, estructurales, materia orgánica, permeabilidad, etc.

Para graduar la resistencia de los terrenos a la acción disgregadora y de


transporte del agua de lluvia se han venido utilizando, con distinto éxito en las
últimas décadas, diferentes índices que intentan resaltar alguna o algunas de las
propiedades intrínsecas del suelo que afectan a esta característica edáfica (Romkens,
1985; Morgan, 1995). Para este trabajo, buscando que los resultados puedan ser
comparados cor\ otros estudios sobre erosión hídrica, se han deducido tres índices
diferentes: por su simplicidad, el índice de Boyoucos; por su amplia utilización
internacional, el factor K de erosionabilidad de la Ecuación Universal de Pérdidas de
Suelo (Wischmeier y Smith, 1978) y de su versión revisada (Renard et al., 1997,
Weesies, 1998); y por su empleo en Europa, el índice de erosionabilidad potencial del
suelo (SEI) según el proyecto Corine (MOPU, 1990c).

índice de Boyoucos: Este índice, también conocido como índice de


arcilla, expresa la proporción de arena y limo respecto al porcentaje de arcilla de
un suelo (Morgan, 1995). Refleja una mayor erosionabilidad del suelo cuanto
mayor es la relación de las partículas sin cohesión (arenas y limos) respecto a las
cohesivas (arcillas).

% arena + % limo
IB =
% arcilla

De acuerdo con los resultados expuestos en la tabla 7.8 se puede considerar


que la vulnerabilidad a la erosión hídrica de los taludes de desmonte en el área
de estudio es media-alta.

Tabla 7.8: Valores del índice de arcilla o de Bqyoucos para cada


estrato.
Estrato índice de Boyoucos Valor
G-1 28,9 muy alto
MO-1 16,4 Alto
MC-1 4,7 Bajo
G-2 8,1 Medio
MC-2 10,3 Medio
MO-2 2,6 Bajo

282
Resultados y discusión Caracterización del terreno

B. Factor K de la USLE-RUSLE: Este factor representa las toneladas de suelo que


un terreno es susceptible de perder por hectárea y por unidad de erosividad de
lluvia (Wischmeier y Smith, 1965). El cálculo de este factor se ha realizado
usando el abaco previsto por Wischmeier et al. (1971) y Wischmeier y Smith
(1978) para terrenos agrícolas y zonas constructivas, que propone de nuevo
Renard et al. en 1997^ en su última revisión de la RUSLEy Weesies (1998) en su
adaptación de ésta para terrenos mineros, zonas en construcción y terrenos
restaurados (figura 7.37). Este abaco ofi"ece valores apropiados para los suelos
que poseen una proporción de limo más arena muy fina (partículas con
diámetro entre O'002 mm y O'l mm) incluso superior al 70% de la tierra fina.

En el desmonte estudiado el escaso porcentaje de elementos gruesos


observables de casi todos los horizontes hacen que se desprecie el posible efecto
protector de éstos (Wischmeier y Smith, 1978). Solamente el horizonte MC-1
supera el 40% de los mismos, sin embargo, dada la baja representatividad del
estrato respecto a la altura total del desmonte y a que estos elementos no son
apreciados a simple vista, no se tiene en cuenta. Respecto a esto último, Weesies
(1998) indica que generalmente se admite que los elementos gruesos con un
diámetro > 5 mm no son removidos por el impacto de las gotas de lluvia o por
el flujo superficial, incluso en laderas de fuerte pendiente y elevada longitud de
declive. De manera que este límite se considera apropiado para delimitar el
porcentaje de elementos gruesos que protegen la superficie del terreno de la
erosión hídrica, en pendientes > 20%; en nuestro caso no resultan apreciables.

Todos los estratos tienen una permeabilidad baja, conductividad hidráulica a


saturación comprendida entre l'2-20 mm/h, de acuerdo con el triángulo
textural de conductividad hidráulica a saturación propuesto por el So/7 Survey
Staff (López Cadenas et al., 1994a, 1994b); las clases del parámetro de
infiltración (c) de la USLE se encuentran en el grupo de moderadamente lenta
(clase 4) para todos los estratos menos para el superficial que corresponde a la
clase 5, lenta (Roquero, 1990; Almorox et al, 1994), aunque en una revisión
hecha por Raws et al. (1982), y recomendada por Renard et al. (1997), sobre
los intervalos asignados para la conductividad hidráulica a saturación de los
diferentes tipos de suelos, estas clases deben asignarse a xm valor inferior de
permeabilidad. De modo que a todos los estratos se les asigna el valor 3,
permeabilidad moderada, a excepción del horizonte superficial, al que se le
asigna la clase 4, permeabilidad moderadamente lenta.

En cuanto a la estructura (vid. anejo III), ésta es blocosa angular fina a


media se^ún la clasificación de 1951 hecha por el Solí Survey Staíf. Sin
embargo a efectos de la aplicación del método, se equipara a la granular gruesa.

En bibliografía se pueden encontrar diversos nomograma para este cálculo supuestamente válidos. Sin
embargo, algunos de ellos son modificaciones del original que pueden dar lugar a valores inexactos de
este índice. Existe una versión del nomograma de cálculo en Fostcry Wischmeier (1981) en unidades del
sistema internacional, que es el único válido en este sistema de acuerdo con la metodología USLE (Shaw,
2000; Foster, 2000; Weesies, 2000). Por ello, aquí se siguen las recomendaciones de Renard ct al. (1997),
de Morgan (1995) y de Weesies (2000) de calcular el factor K con el nomograma americano y de
transformar el resultado a unidades del sistema internacional. Posteriormente, se ha verificado la validez
de estos resultados comparándolos con los deducidos directamente en unidades del S.I., según Foster y
Wischmeier (1981).

283
Resultados y discusión Caracterización del terreno

ya que los bloques presentan unas dimensiones de 5 a 10 mm, con \o cual se


pueden encuadrar en el grupo 3 para el parámetro estructura (b) (Wischmeier
et al., 1971, cit. Almorox et al., 1994; Roquero, 1990).

En definitiva, siguiendo las recomendaciones de Weesies (1998), la


erosionabilidad del desmonte es en principio alta ya que toma valores desde
moderados (K = 0'52) en el horizonte superficial y en el medio inferior (K =
0'57) a altos (K > 0'77) y muy altos (K = l'OO, en el estrato inferior) en el resto
de estratos (tabla 7.9).

Figura 7.37: Nomograma para el cálculo del factor K de erosionabilidad del suelo en unidades
estadounidenses (Wischmeiery Smith, 1978; Renard et al., 1997). Para obtener el factor K en
t -m •h/ multiplicar el resultado por 1'3.
/ha •hJ -cm '^ ^

La media ponderada del valor de erosionabilidad para todo el desmonte es


0'88, aunque debido a la posición que cada estrato ocupa en el talud, el factor
representativo del mismo debe calcularse en función de la metodología
desarrollada expresamente para una pendiente irregular y/o compleja (Foster y
Wischmeier, 1974; Wischmeiery Smith, 1978; Renard et al, 1997). En este caso,
se presenta una pendiente compuesta por estratos con diferentes valores de K
(Kj), con distintas longitudes de cada estrato (X,), que se emplazan en un orden
determinado (figura 7.38). Así sucede, por ejemplo, que el estrato menos
erosionable (Ki= 0'52) se halla en la cabecera del desmonte y tiene un espesor
vertical de apenas medio metro, en cambio el estrato más erosionable (Kgsl'OO)

284
Resultados y discusión Caracterización del terreno

se localiza a pie de talud, donde es previsible que llegue más escorrentía, y


además es el de mayor longitud de ladera (3'57 m en proyección horizontal).
Por lo tanto, el valor representativo de todo el desmonte depende, más que de
la extensión de cada estrato, de la posición que éstos ocupan a lo largo del
talud, y vale K = 0'93. Esta cifra es muy elevada y coincide con los valores
esperados yfo la susceptibilidad a la erosión para terrenos con un alto
contenido en limo (Burroughs et al., 1990; Weesies, 1998). Los cálculos
detallados del factor K se acompañan en el anejo III: Erosionabilidad del suelo.

Tabla 7.9: Factor K de erosionabilidad de suelos (Wischmcier y Smitli, 1978;


Foster et al., 1981; Morgan, 1995, Renard et al, 1997, Weesies, 1998).

K K Clasificación
(nomograma (nomograma (Weesies,
Estrato O-rrp- -hlha-hJ•cm')
estadounidense) S.I.) 1998)
G-1 0,77 1,00 1,00 Muy alta

MO-1 0,68 0,88 0,87 Muy alta

MC-1 0,44 0,57 0,58 Moderada

G-2 0,59 0,77 0,78 Alta

MC-2 0,63 0,82 0,84 Alta

MO-2 0,4 0,52 0,54 Moderada


1 Se obtiene multiplicando los valores obtenidos en el nomograma para la estimación del
factor K en unidades estadounidenses por 1'3.

ConVxene prestar atención a que el factor K se evalúa, de acuerdo con la


metodología USLE, en comparación con un suelo laboreado y mullido
permanentemente en una pendiente de referencia del 9%, para una longitud de
ladera de 22'13 m, y sin fijerte encostramiento superficial (Wischmeier y Smith,
1978), características muy diferentes a las de estos taludes. Por lo cual, debe
entenderse que la susceptibilidad de los desmontes a la erosión viene definida de
acuerdo con las propiedades y con la situación estudiadas por los modelos USLE
y RUSLE. Sin embargo, diversas investigaciones han encontrado que ciertos
materiales de zonas constructivas pueden llegar a ser altamente erosionables
debido a densidades aparentes elevadas, encostramiento, y bajas porosidades
que provocan bajas permeabilidades y escasa capacidad de infiltración (Gilley et
al., 1977, Schroeder, 1987, cit. Schroeder, 1998), características que en
principio se darían en estos taludes. En definitiva, el factor K estimado, aunque
se refiere a condiciones del terreno distintas de las aquí presentes, puede
considerarse como representativo de una alta susceptibilidad a la erosión
porque adolece de otras cualidades que implican dicha tendencia, además tanto
Wischmeier y Smith (1978), como Renard et al. (1997) y Weesies (1998),
indican que el ftctor K de la OSLE, o de la RUSLE, representan adecuadamente la
erosionabilidad de los suelos en terrenos de construcción.

285
Resultados v discusión Caracterízación del terreno

u U A.4 A,3 y^i ^1

/ MÓ--2. . Ki-0'52 0'45m


f '• •' - ^ r - ' -
•' - • > ^ ; : : •

/ MC-2 Ki==0'82^ • • ^ O'SSm


.X . . - , • > k.

/ G-^2: \ Ks-O'?? 0'45m


5'25m
MC-1 K4 = 0^57^^^. ^^^^ ;: '^
f • \'
" : ' • • : ) ^ • • . • - ' :

/ " . M Q - l '/,;K5 = 0'88,V:/. S \, S^iim. .


, - . • ; • , . • . . , • . • • • , ; , , • • V i " - , . ' .

, G . - 1 ' •K6 = 1'0 ,:•'/.::•••••.•••:,': 3m

\ « = 40°
'••:....; ....':..::.,..,„....: :;.:,:...•• : : V - ' ' > '

Figura 7.38: Magnitud de los estratos diferenciados en el desmonte y factores de


erosionabilidad correspondientes.

C. índice de erosionabilidad del suelo "SEI" (5oi7 Erosión Index):

Este índice se emplea en el proyecto "Riesgos de erosión de suelos y


evaluación de tierras", dentro del programa de información sobre el estado del
medio ambiente y de los recursos naturales, programa CORINE, en los países de
la Comunidad Europea (Giordano, 1990; Almorox et al., 1994). Constituye el
primer paso para calcular el riesgo de erosión para un terreno y representa un
concepto paralelo al factor K de Wischmeier y Smith (1978). Su determinación
es más sencilla, aunque es simplemente un valor cualitativo. El SEI se determina
a partir de la textura del suelo, de su profundidad y de la pedregosidad
superficial, según la siguiente expresión:

SEI = "textura x "profundidad x "pedregosidad

El resultado obtenido tras el desarrollo de la expresión anterior para cada


estrato se adjunta en la tabla 7.10. La asignación de los valores de cada variable
junto con los rangos que puede alcanzar cada una se puede encontrar en el
anejo III: Erosionabilidad del suelo.

El SEI alcanza tres clases de erosionabilidad cifradas de 1 a 3, siendo el valor


más alto para el mayor grado de vulnerabilidad. El grado asignado depende del
valor numérico del índice, es decir, vale 1 si el producto de las variables textura,
profundidad y pedregosidad se halla entre 1 y 3, 2 si el producto está entre 3 y
6, y vale 3 si es mayor que 6.

286
Resultados y discusión Caracte-rízadón del terreno

Tabla 7.10: Cálculo del SEI por estratos, clase y tipo de erosionabilidad.
Estrato Textura "Profundidad "Pedregosidad SEI clase Tipo

G-1 3 1 2 6 2 Moderada

MO-1 3 2 2 12 3 Alta

MC-1 3 2 2 12 3 Alta

G-2 3 2 2 12 3 Alta

MC-2 3 2 2 12 3 Alta

MO-2 2 2 2 8 3 Alta

En general, se puede afirmar que la erosionabilidad de todo el desmonte es


alta, ya que sólo hay un estrato de erosionabilidad moderada, y aunque éste es
el que ocupa mayor proporción en el talud, el valor que toma el SEI para este
estrato es el extremo superior de su clase, limitando con la clase superior, de
erosionabilidad alta.

En definitiva, los tres índices hallados confirman que los terrenos estudiados
se pueden calificar como de riesgo de erosión hídrica alto a muy alto, lo que
significa que deben preverse medidas para su control ya que, en este caso, el
material erosionado tiene una influencia directa sobre el mantenimiento de la vía
del ferrocarril así como de las vías de servicio que se hallan en cabecera del talud y
que ofi'ecen acceso a las diferentes parcelas de cultivo y terrenos del contomo.

Otras consideraciones a tener en cuenta para procurar un adecuado nivel de


control de erosión pasarían por la llegada de sedimentos al drenaje del ferrocarril.
Este drenaje está conectado directamente al canal o acequia de Falencia, el cual
constituye la infraestructura de riego de todo el área, y su cegado parcial, o la
turbidez de sus aguas pueden afectar al rendimiento de los terrenos colindantes.

287
Resultados y discusión Erosión

7.3-. ESTUDIO DE LA EROSIÓN Y SU CONTROL

7.3.1.- Introducción

Aquí se presentan y discuten los resultados obtenidos en los cinco


tratamientos sobre los desmontes: plantación (P), hidrosiembra (H), hidrosiembra
más manta orgánica de fibra de coco (HC), hidrosiembra más manta orgánica de
fibra de esparto (HE) y el testigo (T) o control correspondiente al terreno desnudo.

La experiencia se desarrolla en dos bloques o replicas (1 y 2), en dos años


consecutivos (año 1 y año 2) y, a la vez, cada año se divide en once periodos
(1,2,3, 9, 1 0 y 11) en los que se ha medido el material erosionado)/ atrapado por
los colectores Gerlach. Por otra parte, se comparan los resultados obtenidos en T
con los registrados mediante clavos de erosión sobre el desmonte desnudo. De este
modo se pretende medir el fenómeno erosivo mediante dos procedimientos distintos
para acotar el problema y establecer su gravedad.

Se adelanta aquí que los tratamientos HE y HC han demostrado claramente


actuar como los métodos más eficientes de control de la erosión a corto plazo,
mientras que el resto de tratamientos tienen una respuesta media (H) y nula, o
incluso algo peor (P). En cuanto a los clavos, los registros obtenidos son superiores a
los obtenidos mediante las trampas Gerlach, aunque como se verá más adelante, en
contra de lo previsto, los registros derivados de estos dos procedimientos no pueden
ser comparados simplemente, sino que requieren una cuidadosa interpretación del
proceso erosivo. Mientras que los clavos apenas interfieren en la medida del
fenómeno, las trampas interrumpen la circulación de la escorrentía y los sedimentos
y alteran la dinámica natural a pie de talud.

Posteriormente, también se trata la dinámica erosiva durante el tiempo de


estudio y se describen e interpretan los fenómenos erosivos detectados. Entre los
aspectos más interesantes a destacar se encuentran la influencia de la fusión de la
nieve y de las vibraciones del ferrocarril como desencadenantes de los picos erosivos,
la presencia de pequeñas coladas (microcoladas) de barro y que se detecta una
variante de reptación del terreno que se ha denominado reptación acelerada.

7.3.2.- Presentación de resultados

7.3.2.1.- Control de la erosión en los tratamientos de desmonte

Los resultados de material erosionado se han tratado en unidades de peso (g)


por unidad de superficie real de parcela (m^ expuesto a los agentes erosivos). En
cualquier caso, antes de introducimos en el estudio estadístico, los registros medios
de erosión por tratamiento y unidad de superficie (g/m^) se acompañan en la figura
7.39, su expresión numérica se adjunta en el anejo IV.l: Resumen de datos.

En un primer intento de análisis de los datos, se trabajó con los once


periodos de cada año; sin embargo, al analizar la dinámica erosiva (vid. apartado

288
Resultados v discusión Erosión

7.3.2.3), se detectó que los once periodos podían agruparse en seis, en función de
los agentes dominantes en el proceso erosivo (vid. tabla 7.20). Los resultados que a
continuación se exponen se refieren a los derivados del análisis de los seis periodos
(figura 7.40) ya que, aunque son prácticamente iguales que para el estudio con los
once intervalos, se observan con mucha mayor claridad las tendencias detectadas.

Los resultados aquí presentados pueden contrastarse con las matrices del
estudio estadístico CANOVA, test de esfericidad, homogeneidad de varianzas, LS
means, test de Tukey, test de Duncan y análisis de contrastes) que se adjuntan en
el anejo IV: Análisis estadístico. Siempre que no se señale lo contrario, los resultados
se han obtenido para un nivel de confianza del 95% (a = 0'05) y son los siguientes:

Como se indicó en el capítulo 6, a la hora de analizar estadísticamente los


datos de la erosión producida durante las experiencias se ha realizado un
cambio de variable, pasando a trabajar con el logaritmo neperiano de los
pesos igíyrv'-^ recogidos en cada medida (periodo) en las parcelas. Esto es
debido a que, para tratar adecuadamente los datos e inferir una serie de
conclusiones respecto de lo observado en el tiempo y en el espacio, éstos
deben de cumplir una serie de propiedades. Así pues, al contrastar si se
verificaba adecuadamente el test de normalidad y el de esfericidad o de
covarianzas constantes, así como el de igualdad de varianzas, se vio que esto
no sucedía. Como se muestra en las figuras 7.39 y 7.40, el rango de variación
de los datos es demasiado amplio, aunque no resulta extraño (Sutherland y
Ziegler, 1997a, 1997b), ya que mientras las mantas de fibra vegetal tratadas
con hidrosiembra prácticamente no han producido sedimento, las parcelas
testigo o de plantación han generado en diversos periodos cantidades por
encima de 2.500 ^[m^ (4.500 g/m^ en el análisis con 6 periodos/año).
Utilizando el logaritmo neperiano del peso por unidad de superficie de
parcela se ha conseguido disminuir el rango de variabilidad y cumplir los test
de normalidad y esfericidad, con lo cual se puede proceder al correcto
tratamiento de los datos y a una representación gráfica que muestre el
comportamiento de todos los tratamientos a una escala adecuada.

En la figura 7.41 se observan los datos recogidos en cada bloque de parcelas


para los dos años de estudio (11 mediciones o periodos por bloque y año) y
para los cinco tratamientos del terreno, una vez hecha la transformación. A
continuación en la figura 7.42 se representa el mismo gráfico pero una vez
hecha la agrupación en los 6 periodos. De este modo se dispone de un total
de 120 registros que reflejan los resultados que se expresan a continuación.

En primer lugar, las figuras 7.41 y 7.42 muestran como se puede distinguir
en ambos bloques y años un comportamiento muy distinto de los
tratamientos. Las mantas de coco con hidrosiembra (HC) y las de esparto con
hidrosiembra (HE) presentan un control de erosión superior al resto de los
tratamientos, ya que toman los valores más bajos durante todo el ensayo. La
plantación (P), la hidrosiembra (H) y la testigo (T) se hallan claramente y
siempre por encima de los datos de las mantas, al igual que parece
desprenderse que H realiza un control de erosión algo superior a P y T.

289
Resultados v d'iscus'ión Erosión

En el anejo estadístico IV.2 (p. 110-111) se adjunta la matriz del análisis de


la varianza (ANOVA). Observando esta matriz se puede afirmar lo siguiente:

1- Los 5 tratamientos efectuados sobre los taludes muestran diferencias


significativas durante la realización de las experiencias y bajo las
condiciones en las que éstas se han realizado (p = O'OOIS < a = 0'05).

2- Durante todo el tiempo que ha durado la experiencia parece que no


existen diferencias significativas entre los dos bloques (conjunto de
réplicas) ensayados (p = 0'9097 > a = O"05), aunque luego, la
interacción año*periodo*bloque refleja que sí ha existido un
comportamiento diferente del bloque en algunos periodos.

3- Los dos años estudiados son significativamente diferentes (p = 0'0077


< a). Lo cual parece lógico al haber sido el segundo año bastante vnéiS
húmedo que el primero y en consecuencia la erosión, en general,
habría sido a priori mayor en el segundo periodo. Esto se puede
observar en la matriz de las medias ajustadas por el moáe\o CLS
means), donde la media del segundo año (3'09) para todos los
tratamientos es superior a la del primero (2'64).

4- Se puede afirmar que no existe una interacción entre los factores


año*tratamiento (p = 0'6772 > a) y año*bloque (p = 0'8479 > a). Es
decir que tanto los tratamientos como los bloques tienen un
comportamiento similar durante los dos años de observaciones.

5- Como cabría esperar se aprecian diferencias claras entre los periodos,


o lo que es igual, entre las diferentes visitas a las parcelas (p =
O'OOOO) a causa de la variabilidad pluviométrica intranual. Las
diferencias interanuales se detectan en el análisis año*periodo (p =
O'OOOO), o \o que significa que los periodos de un año presentan
diferencias con los periodos del otro año. Esto es lógico ya que los
periodos de un año (6) y los del otro año (6), aunque presentan un
paralelismo en las fechas asociadas de recogida de datos, no han
recogido la misma pluviometría. Por otro lado, no existe una
interacción periodo*bloque (p = 0'3195), por lo que parece que entre
los distintos periodos, en el balance global de las experiencias (2
años), los bloques tienen un comportamiento similar.

6- Se denota una clara interacción en los factores periodo*tratamiento


(p = O'OOSÓ), que se debe a diferencias pluviométricas entre periodos,
es decir, cuando llueve poco los tratamientos se comportan de forma
similar, mientras que según crece la pluviometría, los tratamientos
varían enormemente su comportamiento. Esta circunstancia repercute
también en las interacciones año*periodo*tratamiento (p = O'OOOl) y
en el año*periodo*bloque (p = 0'00798).

En la matriz de correlaciones (anejo IV.2: 111) se observa que la variabilidad


del modelo se halla, para los 12 periodos del global de los dos años, explicada

290
Resultados v discusión Erosión

por los factores (año, bloque y tratamiento) de modo que los coeficientes de
correlación (r) se hallan entre 0'947 y 0'993, el coeficiente de determinación
(r^) se halla entre 0'898 y 0'987, mientras que el coeficiente r^ ajustado, que
es el más significativo en un modelo sobreparametrizado como éste, tiene un
rango de 0'771 a 0'970. Es decir en todos los casos se obtienen coeficientes
adecuados. Las diferencias entre los 12 registros de medidas de sedimento
son significativas entre sí a un nivel de confianza del 95% (p < 0'05).

En la matriz del test de esfericidad (test de Mauchley) para comprobar la


constancia de las covarianzas y en la matriz de homogeneidad de las
varianzas se observa (anejo IV.2: 112):

1- El test de esfericidad es correcto, luego se verifica la hipótesis de


covarianza constante.

2- El test de homogeneidad de la varianza (anejo IV.2: 112), prácticamente


sólo falla en el registro n° 11. En este registro se contabiliza una
medida en la que la extrema sequedad acontecida en este periodo (n°
20 de los 22 periodos en los que las parcelas fijeron visitadas), generó
una contaminación por erosión y sedimentación eólica en algunas
trampas; el terreno estaba tan suelto que era fácilmente arrastrado
por el viento y depositado en los colectores Gerlach de todas las
parcelas; posiblemente este hecho haya quedado reflejado en la
varianza. De hecho, en la figura 7.41 se observa como el periodo 20 se
registraron los valores más altos en las trampas de las mantas de coco
y esparto, sin embargo estos valores se deben precisamente a la
captación de las trampas del material arrastrado por el viento y no
porque en estas parcelas se halla producido más erosión.

La matriz de medias (LS means^ de los tratamientos (anejo IV.2: 112)


confirma las observaciones efectuadas en tas figuras 7.41 y 7.42. En unidades
logarítmicas, tanto los tratamientos T como P presentan unos resultados
entre 5 y 6 veces peores a los de HC y HE, mientras que H presenta 4 veces
más que éstos. Por lo tanto, HC y HE son los tratamientos con un mayor
control de erosión durante el periodo estudiado y que han aportado
cantidades ínfimas de sedimento Gogaritmos s Oy < O) de forma muy similar
para los dos tratamientos. H presenta un grado de control mucho peor que
los dos anteriores pero mejor que P. Y por último, el efecto de P en el control
de la erosión es prácticamente nulo ya que tiene un comportamiento similar
a T, incluso en principio, un poco peor. Los valores se adjuntan en la tabla
7.11 y figura 7.43 para su comparación.

Como el modelo es balanceado (cada bloque presenta el mismo numero de tratamientos, de periodos y
de años), las medias estimadas por el modelo coinciden con las medias de las observaciones, aunque en
este caso son las medias del logaritmo neperiano de los pesos registrados por unidad de superficie.

291
BLOQUE 1
550Q

450C

350C'

I
250C'

150C' 150C

500

-o- testigo ~o~" testigo


~a- plantaci ~n- plantaci
"••* hidrosie " • * " hidrosie
-500' • • • • -500
~* hidr.+co ~* hidr.+co
Periodo 5<:5?g5g?g||||||i|||g|g "• hidr.+es Periodo 555g?535g|g|||§|||||gg -• hidr.+es

Figura 7.39: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los
cinco tratamientos, en g/m^y los once periodos/año.
BLOQUE 1 BLOQUE 2
550C 550Q r

450C 1 . . ;. . . • , . ; . . ; . ... ... \- 450C

350C .-i. ;.-i - ' : - • - - - 3S0C

I
250C ..:.:.: •-• r-
1 1 250C

, .;. , . j. . .
150C - • •, ;• -'• ^ 150C

// ^. 1
500 500

O' 4
'~^~ testigo »> • ^ • - testigo
'*• plantaci •• plantaci
*"••" hidrosi© "" Inidrosie
-5001
~* hidr.+co r u m ^ i r j t o r - t o c D O ' - N ' Piidr.+co
Periodo g g g g g 5 S 5 g | g g "• hidr.+Gs Periodo 5 g g 3 5 5 5 5 g | g g ' Inidr.+es

Figura 7.40: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los
cinco tratamientos, en g / m ^ y los seis periodos agrupados^año.
BLOQUE 1 BLOQUE 2

testigo '~ testigo


plantaci •• plantaci
hidrosie *" Inidrosie
hidr.+co ( M í O ^ i n t D t ^ C O O j O
Periodo g g g g g g g g S i i i Periodo g g g s g g g g g g s g * hidr.+co
hidr.+es • hidr.+es

Figura 7.42: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en ios dos años de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los
cinco tratamientos, expresados como el logaritmo neperiano del peso recogido en g / m ^ para el análisis con 6 periodos agrupados/año.
BLOQUE 1 BLOQUE 2

-o- testigo -o- testigo


•*• plantaci ••*• plantaci
••*•- hidrosie "*•" hidrosie
Periodo § § | | § B § § § i i S -* hidr.+co Periodo ~* Inidr.+co
•• hidr.+es §B § § § § § § § i § i "* hidr.+es

Figura 7.42: Resultados de erosión en los dos bloques de parcelas y en los dos años de observaciones (separados por la línea vertical roja) para los
cinco tratamientos, expresados como el logaritmo neperiano del peso recogido en g/m^ para el análisis con 6 periodos agrupados/año.
Resultados y discusión Erosión

Tabla 7.11: Erosión total media entre parcelas de mismo tratamiento producida en los
desmontes en los dos años (gfm^ (1) y valores medios de la variable Ln(eros¡ón) para las
parcelas de mismo tratamiento (2), con los intervalos de confianza para un nivel de
significación a = 0'05%, (3) y (4). Última columna (5) estimación de la mediana.

Estimador de
Erosión total la mediana
Media de
media entre I.C. (-95%) I.C. (+95%)
Tratamiento Ln (erosión)
parcelas (g^m^ (3) (4)
(2) (= ec))
(1)
(5)
P 10.349'34 5'52 4'38 6'66 249'31
H 1.141'43 3'67 2'53 4'81 39'29
HC 30'76 0'12 -rol 1'26 ri3
HE 26'38 -0'27 -1'40 O'Sl 0'77
T 9.156'77 5'30 4'16 6'44 200'52
P = plantación; H = hidrosiembra; HC = nanta
i de coco más hidrosiembra; HE = manta de espart0 más hidrosiembra;
T = testigo, terreno desnudo.

TRATAIVIIE;LSMeans
Currenteffect: F(4,4)=46.186, p=.00133
Type III decompositlon

plantad hldrosle hidr.+co hidr.+es testigo


TRÁTAME

Figura 7.43: Niveles de la variable Ln (erosión/m^ media de cada tratamiento a lo largo de


todo el ensayo con los intervalos de confianza para a = 0'05%.

Los resultados que aparecen en la tabla y figura antzr'xores pueden ser


expresados de la siguiente manera: De acuerdo con Boardman (1998), los
fenómenos erosivos presentan una marcada distribución asimétrica hacia la
izquierda (datos agrupados en valores relativamente bajos o moderados a la

296
Resultados v discusión Erosión

vez que se presentan otros muy extremos), de modo que la media suele
sobrestimar la tendencia central; en consecuencia, Boardman (1998) sugiere
que la mediana representa un mejor descriptor de las tasas de erosión
medias. Esta es una situación común para distribuciones marcadamente
asimétricas (Reza, 1998). En nuestro caso, el valor resultante de deshacer el
cambio de variable, es decir, el resultado de la expresión e''"^^''°^"^"-^ para cada
tratamiento en el periodo de observación, resultaría un estimador de la
mediana de los datos registrados (Pando, 2 0 0 1 , com. pers.). Hallando el % de
las medianas de cada tratamiento respecto de los valores de referencia de T,
se obtendría una cuantificación bastante aproximada del grado de control
medio ofrecido por cada método en estos dos años. De este modo, se
concluye que el mejor tratamiento es HE, con un control del 99'6%, seguido
muy de cerca por HC con un 99'4%; a continuación, H habría ejercido un
grado de protección del 80'4%, mientras que P habría incrementado las tasas
de erosión en la zona un 24'3% (figuras 7.44 y 7.45).

275 T-
249,31
250^- GT

225 V •P
200.52 DH
2 0 0 :•
• HC
1 7 5 :•
• HP
^ 150-•

^ 125:-

1 0 0 ••

75 V

5 0 •• 39.29

25 ;•
1,13 0.77
0--
H HC HE
tratamientos

Figura 7.44: Valores medios (mediana) de la erosión (g/m^) para las parcelas de mismo
tratamiento durante el periodo ensayado.

297
Resultados v discusión Erosión

100

4-*
E
O
u

P H HC HE
tratamiento

Figura 7.45: % de control de erosión medio conseguido en todo el periodo de estudio por los
diferentes tratamientos con respecto al testigo (T).

Las medias de los logaritmos neperianos de los registros de los dos bloques
(anejo IV.2: 112-113) para el conjunto de los dos años son prácticamente
iguales entre sí (bloque 1 ^ 2'847; bloque 2 - 2'891) lo que subraya el
comportamiento similar de los bloques durante el tiempo analizado. NJo hay
diferencias significativas entre ellos, como se vio anteriormente en la matriz
principal de la ANOVA, p = 0'9097 < a = 0'05, aunque al ser las medias
globales para todo el periodo pueden enmascararse diferencias entre bloques
y tratamientos para ciertos periodos, como se ve más tarde que así ocurre.

Las medias estimadas por el modelo para cada año estudiado (anejo IV.2:
113) son diferentes entre sí. 2'64 en el 1°, frente a 3'1 en el 2° lo que
también es coincidente con la matriz ANOVA (p = 0'007S), Es decir, hay
diferencias significativas entre los dos años, habiendo una erosión mayor en
el 2° año que en el 1°, (vid. tabla 7.12). Como se explicó hay un incremento
considerable de la pluviometría el segundo año que ha podido influir.

Los resultados (LS means) de cada tratamiento individualizado en cada uno


de los años (anejo IV.2: 113) son muy similares entre sí (tabla 7.12 y figura
7.46), o como se expresó al hablar de ia matriz ANOVA, p = 0'6772, o sea se
confirma que las diferencias de las medias del logaritmo del peso de material
emitido por cada tratamiento en cada año no son importantes, aunque en
concordancia con lo detectado para cada año en general, aquí se ve que en
todos los tratamientos la erosión ha sido mayor en el 2° año que en el 1°. En
el cuadro de las LS means (tabla 7.12) se ve como t a n t o en el año 1 como en
el año 2 los tratamientos T y P son entre 5 y 6 unidades logarítmicas
superiores en la producción de sedimentos a los de HC y HE, mientras que H
es entre 3 y 4 unidades.

298
Resultados y d'tscusión Erosión

Si se deshace el cambio de variable, de nuevo se obtiene una estimación de la


mediana de cada tratamiento para cada año. De forma que si hallamos el
porcentaje de erosión que ha producido cada uno de ellos en cada anualidad
respecto a T, se estima una media del comportamiento de los distintos
métodos contrastados. En definitiva, durante el primer año se tiene que P ha
generado un 12'75% más de erosión que T; H ha producido un 82'62%
menos de erosión que T; HC ha controlado nada menos que el 99'53% de la
erosión y HE, ha alcanzado el grado más alto de contro\ de erosión con un
99'62%. El segundo año, las cifras de control de erosión han sido: P un
36'34% más, mientras que H, HC y HE un 78'13%, 99'33% y 99'63% menos
respectivamente. Estos valores se visualizan en la figura 7.47.

Al analizar la interacción año*bloque (anejo IV.2: 113-114), las medias de


cada bloque en cada año son similares entre sí por lo que, en principio, como
ya se indicó anteriormente, parece que no hay diferencias en el
comportamiento de los bloques a nivel global (p = 0'8479), aunque se verá
que sí existen cuando se analizan por periodos.

Tabla 7.12: Erosión total (media entre parcelas de mismo tratamiento) producida en los
desmontes en los años 1 y 2 (g/m^ (1)^ valores medios de la variable Ln(erosión) para
las parcelas de mismo tratamiento (2), con los intervalos de confianza para un nivel de
significación a = 0'05% (3) y (4). Última columna (5) estimador de la mediana.
Estimador de la
Erosión total Media
I.C. I.C. mediana
media entre Ln
Tratamiento Año
parcelas ( g / m ^ (erosión)
(-95%) (+95%) (=e«')
(3) (4)
(1) (2)
(5)
1 2.639'86 5'27 1'87 8'67 194'42
P
2 7.709'48 5'77 3'55 7'98 320'54
1 293'25 3'40 O'OO 6'80 29'96
H
2 848'18 3'94 r72 6'16 51'42
1 13'57 -0'21 -3'61 3'19 0'81
HC
2 iri9 0'46 -1,76 2'67 r58
1 11'63 -0'41 -3'81 2'99 o'ee
HE
2 14'75 -0'13 -2'35 2'09 0'88
1 2.327'55 5'15 1'74 8'55 172'43
T
2 6.829'22 5'46 3'24 r67 235'10
P = plantación; H = hidrosiembra; HC = manta de coco más hidrosiembra; HE = manta de esparto más
hidrosiembra; T = testigo, terreno desnudo.

299
Resultadosy discusión Erosión

ANIOTRATAMIE;LSMeans
CurTenteffect:F(4,4)=.61166,p= .67722
Type III decompositíon

-í^ ANIO
1
--0- ANIO
plantad hidrosie hidr.+co hktr.+es testigo 2

TRATAMIE

Figura 7.46: Diferencias del comportamiento de los tratamientos en cada uno de los dos años
de estudio, en unidades logarítmicas del peso de material erosionado por unidad de superficie
j u n t o con los intervalos de confianza para a = 0'05.

-o

T HC HE

tratamiento
Figura 7.47: % de control de erosión medio conseguido por los distintos tratamientos con
respecto al testigo (T).

300
Resultados y discusión Erosión

Al analizar el periodo y sus interacciones con los otros factores (anejo IV.2:
114-115), las medias estimadas en los dos años, en los dos bloques para cada
periodo son diferentes entre sí (p = O'OOOO), igualmente resultan diferentes
las medias para cada tratamiento en los seis periodos (p = O'OOSOl) de los
dos años. Ambas cuestiones se deben evidentemente a la variabilidad
climática interanual y, en el segundo caso, también al diferente
comportamiento de los tratamientos. En cambio, las medias de todos los
tratamientos en cada bloque, en los dos años y para cada uno de los seis
periodos (p = 0'3195) no resultan significativamente diferentes, lo que
implica que de alguna manera el comportamiento de los bloques entre sí ha
sido muy parecido durante los dos años del estudio. Resulta evidente que al
hacer las medias de todos los tratamientos en un bloque para los dos años se
pueden ocultar diferencias significativas entre combinaciones de más
factores, lo cual se analiza algunas líneas más adelante.

Cuando se comparan la media de todos los tratamientos en cada periodo


entre los dos años (anejo IV.2: 116) se observan diferencias notables (p =
O'OOOO). Es decir, en el periodo 1 del primer año, el comportamiento de las
experiencias es diferente al del periodo 1 del segundo año y así
sucesivamente en muchos casos. Esto se explica de la siguiente manera:
mientras que existen diferencias significativas entre periodos dentro de un
mismo año a causa de la diferente pluviometría acontecida estacionalmente,
también los dos años han registrado pluviometrías bastante diferentes, y por
lo tanto, el comportamiento en cada año para los periodos similares en fecha
ha denotado un singular comportamiento de todos los tratamientos.

En cuanto a la interacción entre los factores tomados de tres en tres se tiene:

1- Las diferencias entre los valores medios de cada tratamiento (media


de los dos bloques) en los seis periodos para cada uno de los dos años
(anejo IV.2: 117) son claramente significativas (p = O'OOOl). Por
ejemplo, la media de los dos bloques del tratamiento P en el periodo 1
es diferente en general de las medias de los otros periodos de P
(interacción año*periodo*tratamiento). Igualmente quedan reflejadas
diferencias significativas entre los tratamientos en cada periodo. La
representación gráfica de esta interacción se encuentra en la figura
7.48.

2- La interacción año*periodo*bloque (anejo IV.2: 119) es significativa (p


= O'OOS) lo que indica que, aunque antes se vio que las medias de los
bloques no difieren entre sí durante el global de los años o en los años
individualizados, sí se comportan de forma distinta conforme los
distintos periodos, ya que en los periodos las condiciones climáticas
son cambiantes de un año para otro por una parte y, por otra, cierta
variación en las características de los bloques como la proporción
respecto a la altura total del talud de cada estrato, o bien la longitud
del talud (« 0'5 m más en el bloque 2), diferencias en el resultado de
ciertos tratamientos como la hidrosiembra (peor en el bloque 1 que
en el 2) en los desmontes, pueden ser las razones, entre otras, del

301
Resultados y discusión Erosión

ANIO*PERIODO*TRATAMIE; LS Means
Current effecf: F(20, 20)=5.7479, p= .00013
Type III decomposition

- O - TRÁTAME
pianlaci
-»- TRÁTAME
hklrosie
-o- TRÁTAME
hidr.+co
-A- TRÁTAME
hidr.+es

6 PERIODO 2 4 -•- TRÁTAME


1 3 testigo

ANIO: 1 ANIO: 2

Figura 7.48: Relación entre las medias Ln(erosión) de los dos bloques para cada tratamiento a
lo largo de los seis periodos y los dos años de observaciones.

comportamiento diferente de los bloques en algunos de los periodos


comunes. Estas diferencias se hacen más patentes en las figuras 7.41 y 7.42,
donde se detecta que la erosión en el tratamiento con hidrosicmbra ha sido
mayor en el bloque 1 que en el 2, y la erosión ha sido también más alta en el
bloque 2 al final del primer año.

Para establecer comparaciones entre los tratamientos desarrollados en las


experiencias se han realizado dos test de contraste múltiple Ctest de Tukeyy
de Duncari) y un análisis de contrastes individuales (anejo IV.2: 120-144).

1- El test de Tukey detecta (anejo IV.2: 120):

• que existen diferencias significativas de la plantación (P) con los


tratamientos HCy HEy no existen tales diferencias con el testigo o
control (T) y COY\ la hidrosiembra (H).

• Que la hidrosiembra (H) también tiene un comportamiento muy


distinto de las mantas de coco y esparto tratadas con
hidrosiembra (HC y HE), aunque no con el tratamiento testigo (T)
y la plantación (P).

• La manta de coco más hidrosiembra (HC) produce sedimento de


f o r m a totalmente distinta a la plantación (P), a la testigo (T) y a
la hidrosiembra (H), mientras que actúa de modo semejante a la
manta de esparto más hidrosiembra (HE).

302
Resultados v discusión Erosión

• Por último, la manta de esparto más hidrosiembra (HE) reduce de


forma significativa la erosión, al igual que HC, aunque ejerce un
control algo mayor. Sus diferencias no son significativas respecto a
este último pero sí respecto a todos los demás (P, T, H).

2- El test de Duncan (anejo IV.2: 121) refleja los mismos resultados que
el de Tukey pero además refleja que H tiene un comportamiento
distinto a P y T. Lo cual concuerda con las figuras anteriores. Por
ejemplo, en la figura 7.42 se ve que la erosión producida en las
parcelas hidrosembradas está siempre por debajo de las de P y T.

3- En cuanto al análisis de contrastes (anejo IV.2: 121), éste enfrenta


cada factor del modelo (tratamiento, bloque, año y periodo) contra
todos los demás. En primer lugar, los resultados de contrastar las
medias entre bloques de cada tratamiento, en cada uno de los seis
periodos de cada año son los siguientes:

• En la primera matriz de contrastes (anejo IV.2: 122) se desprende


que el tratamiento T es muy parecido a P (CNTRSTl, p = O'7259),
pero distinto que H (CNTRST2, p = 0'048) y notablemente
diferente a HC y HE (CNTRST3, p = O'OOOS y CNTRST4, O'OOO?^
durante el tiempo y las circunstancias de la experiencia llevada a
cabo; lo que coincide con lo expresado por el test de Duncan.

• En la segunda matriz de contrastes (anejo IV.2: 122), se analiza P


contra los demás excepto T. Aquí se observa que P es
significativamente distinto que H (CNTRSTl, p = 0332) que HC
(CNTRST2, p = 0'0007) y que HE (CNTRST3, p = 0'0006); lo que
igualmente coincide con el test de Duncan.

• En la tercera matriz (anejo IV.2: 123) se contrasta H contra los


demás y se obtiene, al igual que en el test de Duncan, que el
control de erosión realizado por la hidrosiembra es netamente
distinto que el de P (CNTRSTl, p = 0'0332), que el de HC
(CNTRST2, p = 0'0036) y que el HE (CNTRST3, p = 0'0024).

• HC se enfrenta en la 4^ matriz (anejo IV.2: 124) a los demás


tratamientos. De ello se deriva que HC se asemeja enormemente a
HE (CNTRST3, p = 0'5381) pero discrepa en su comportamiento
con respecto a P (CNTRSTl, p = 0'0007) y H (CNTRST2, p =
0'0036). Esto concuerda con los test de Tukey y Duncan.

En las siguientes matrices de contraste se enfrentan los tratamientos


entre sí para cada periodo, confirmándose en la mayoría de los casos las
situaciones reflejadas anteriormente. Los periodos no se describen aquí
porque el análisis sería interminable y como no se aprecian comportamientos
extraños de los tratamientos con respecto a la tónica general (aunque se han
detectado 3 ó 4 singularidades entre todos los contrastes, éstas se deben al
tratamiento de los datos por el modelo, ya que tras verificar los datos de

303
Resultados y discusión Erosión

campo, de ellos no se desprende una situación adversa o errónea), se


prescinde de su comentario pormenorizado.

En todo caso conviene destacar como periodo a periodo, H es el que se


comporta de forma más variable, de modo que existen periodos en los que no
hay diferencias significativas con respecto a P y T, a un nivel de significación
a = 0'05 (figura 7.48), y en otros periodos sí existen tales diferencias; sin
embargo, el comportamiento diferente de H con respecto a P y T, se detecta
mejor aún si se toma un nivel de significación a = O'l. Por lo cual se puede
deducir que: efectivamente, la hidrosiembra ejerce un control de erosión
mejor que la plantación; que la erosión en las parcelas hidrosembradas es
menor que en las testigo, aunque claramente mayor que en las parcelas
protegidas con manta de coco o de esparto.

En resumen, de todo lo anteriormente expresado se deriva, con un nivel de


confianza del 95%, lo siguiente:

Los tratamientos se han comportado de manera claramente distinta entre sí


durante los dos años de estudio. En este tiempo, así como año a año, se ha
visto que los bloques en los que se han desarrollado las parcelas tienen un
comportamiento homogéneo, aunque se detectan diferencias entre bloques
periodo a periodo en algunos de ellos, atribuibles principalmente a las
características intrínsecas de cada parcela y al diferente éxito en la
revegetación de alguno de los tratamientos en cada bloque, como ha
sucedido con la hidrosiembra.

Que de los tratamientos, el más efectivo en el control de la erosión ha sido


HE (99'6%) seguido prácticamente de igual modo por HC (99'4%). Entre
estos dos tratamientos, en realidad no existe un grado de control diferente,
es decir, son igual de buenos con una ligera ventaja de la manta de esparto
sobre la de coco.

Del resto de los tratamientos, P ha generado valores muy altos de erosión,


similar al de las parcelas testigo, incluso un poco por encima (-24'3%), lo que
no resulta extraño ya que el tratamiento P implica una remoción del terreno
que ha podido afectar a una mayor producción de sedimentos.

H ha actuado ejerciendo un grado de control de erosión más efectivo que P y


da resultados claramente mejores que P y T (80'4% de control), aunque
bastante alejados de los de HC y HE.

Que las tendencias generales de todo el tiempo de seguimiento, se han


mantenido año a año, y que el análisis de contraste de los tratamientos
periodo a periodo, ha comprobado esas mismas tendencias, salvo alguna en
particular atribuida a cuestiones aleatorias o características de la propia
parcela, confirmándose en definitiva los resultados globales.

304
ANIO*PERIODO*TRATAMIE; LS Means
Current effect: F(20, 20)=5.7479, p=.00013
Type ill decomposition

TRATAMIE
plantad
E
-o- TRÁTAME
hidrosie
- • - TRATAMIE
hidr.+co
-^ TRATAMIE
hidr.+es
PERIODO -+- TRATAMIE
1 3 testigo
ANI0:2

Figura 7.49: Relación entre las medias (Ln(erosión)) para cada tratamiento de los dos bloques a lo largo de los seis periodos y los dos años de
observaciones con los intervalos de confianza para a = 0'05.
Resultados v discusión Erosión

Para terminar este apartado quedaría únicamente reflejar las cifras totales
de material recogido (peso medio entre parcelas por unidad de superficie de
desmonte), para contrastar el grado de erosión producido en cada parcela. Estas
cifras ya se han expuesto en las tablas 7.11 y 7.12, pero ahora se van a comparar
gráficamente y a expresar en unidades más frecuentes en los trabajos de erosión.

En el tratamiento T se han generado en los dos años un total de 91'57 t/ha,


lo que supone una media de 45'79 t/^haxaño. En P se han producido 103'49 tfha en
los dos años, es decir un 13'02% más que en T, y una media de 51'75 t/haxaño. El
tratamiento H ha supuesto H ' 4 1 tfha en total, lo que significa un 87'54% menos
que en T, y una tasa media anual de 5'71 t/haxaño. HC ha emitido una cantidad
insignificante de material, sólo 0'31 t/ha en total del tiempo analizado, lo que
representa un 99'66% menos que T, y la media anual es de 0'16 t/haxaño. HE ha
presentado unos resultados algo mejores que HC. Se han producido únicamente
0'26 tfha, es decir, un 99'72% menos; estás cifras equivalen a una media anual para
HE de 0'13 t/haxaño (tabla 7.13 y figura 7.50).

Tabla 7.13: Erosión total media entre parcelas de mismo tratamiento producida en los
desmontes en los dos años en gfm^ y tfha y valores medios anuales para las parcelas de
mismo tratamiento (t/haxaño).
Erosión total media Erosión total media Erosión media anual
Tratamiento
(g/m^) (t/ha) (t/haxaño)
P 10.349'34 103'49 5r75
H 1.141'43 11'41 5'71
HC 30'76 0'31 0'16
HE 26'38 0'26 0'13
T 9.156'77 9r57 45'79
P = plantación; H = hidrosiennbra; HC = manta de coco má s hidrosiembra; HE = manta c e esparto más hidrosiembra;
T = testigo, terreno desnudo

Si analizamos el comportamiento año a año (tabla 7.14 y figura 7.51): T ha


producido el primer año 23'28 t/ha y el segundo una cifra aún mayor, 68'29 t/ha.
En P se han erosionado 26'4 t/ha durante el primer año (13'4% más que en T) y
77'09 t/ha en el segundo Cun 12'89% más que en T). La hidrosiembra H ha ejercido
una mejor protección de la erosión ya que el año 1 se han generado 2'93 t/ha
(control del 87'41%) y en el año 2, 8'48 t/ha (control del 87'58%). Las mantas con
hidrosiembra han sido los tratamientos más efectivos: HC, 0'14y 0'17 t/ha en cada
año, lo que supone una protección del 99'39% y del 99'75% respectivamente, y HE,
0'12 y 0'15 tAia cada año, lo que implica un grado de protección del 99'48% y del
99'78% respectivamente.

306
Resultqdosy discusión Erosión

120-
I erosión total ft/ha)
lerosión media (t/haxaño)
100-

80-

60-

40-

20-

P H
tratamiento

Figura 7.50: Valores de erosión totales en dos años y medios anuales con cada tratamiento.

Tabla 7.14: Erosión total media en los años 1 y 2 en cada tratamiento en gfm^ytfha.

Erosión total media en cada Erosión total media en cada


Tratamiento Año año año
(t/ha)
1 2.639'86 26*4
P
2 7.709'48 77*09
1 293*25 2*93
H
2 848*18 8*48
1 13'57 0'14
HC
2 17*19 0*17
1 11*63 0*12
HE
2 14*75 0'15
1 2.327'55 23'28
T
2 6.829*22 68*29
P = plantación; H = hidrosicmbra; HC = manta de coco más hidrosicmbra; HE = manta de esparto más
hidrosiembra; T = testigo, terreno desnudo.

Para finalizar, es de destacar que los porcentajes globales de control de la


erosión no difieren en gran medida de los % medios de cada tratamiento en el
tiempo ensayado, sobre todo para las mantas, obtenidos en base a la estimación de
la mediana, al deshacer el cambio de variable (tablas 7.15 y 7.16 y figuras 7.52 y
7.53). Sólo en P la diferencia es notable (11%).

307
Resultados y discusión Erosión

80y •• 1 ^ ^.^.

- 68,29 - - • año 1
;-
Daño 2
mu
T| l :::;;
:::
,

1 26,4C
23, a •
20-
ja m

10: ñ ^¿^m " "í^iw"^^" '-éjr ^>15 -


-r
1r P H HC HE
tratamiento

Figura 7.51: Erosión anual para cada tratamiento en toneladas por hectárea.

Tabla 7.15: % de c o n t r o l de erosión medio y t o t a l de cada tratamiento respecto al testigo


para t o d o el tiempo observado.

Tratamiento % de control de erosión medio % de control de erosión total


P -24'3 -13'02
H 80'4 8 7'54
HC 99'4 99*66
HE 99'6 99'72
P = plantación; H = hidrosicmbra; HC = manta de coco más hidrosiembra; HE = manta de esparto más hidrosiembra;
T = testigo, terreno desnudo.

Tabla 7.16: % de control de erosión medio y t o t a l de cada tratamiento respecto al


testigo en cada año.

% de control de erosión % de control de erosión


Tratamiento Año
medio total
1 -12'75 -13*4
P
2 -36*34 -12'89
1 82'62 87*41
H
2 78'13 87*58
1 99'53 99*39
HC
2 99'33 99*75
1 99'62 99*48
HE
2 99'63 99*78
P = plantación; H = hidrosiembra; HC = manta de coco más hidrosiembra; HE = manta de esparto más
hidrosiembra; T = testigo, terreno desnudo.

308
Resultados v discusión Erosión

100-

ao-
c
•o 60-
É ^3-
"5
o
40:
M
a
"o
c ¿Ú-
o
o
0-
^E^Bi^l ' • '

-20:.
• % c o n t r o l medio
• %control total
—1
— 1 —
— T
H HC HE
tratamiento

Figura 7.52: % de control de erosión medio y t o t a l de cada t r a t a m i e n t o respecto al testigo


para t o d o el t i e m p o observado.

100

80

c 60
«
o 40
0)
ó
o 20
u
O

-20
u • % controf medio
G% control total
-40
P1 P2 H1 H2 HC1 HC2 HE1 HE2

tratamientos

Figura 7.53: % de control de erosión medio y t o t a l de cada t r a t a m i e n t o respecto al testigo en


cada año.

309
Resultados v discusión Erosión

7.3.2.2.- Estimación de la erosión a partir de las parcelas de clavos

Como ya se indicó, también se ha intentado estimar la erosión en los


desmontes desnudos a partir de la medida del rebajamiento yfo de la acumulación
del material desprendido o arrastrado desde la superficie del terreno. Para ello, se
ha contado con dos parcelas de clavos de erosión dispuestas en una malla
rectangular de 1 m x 1'5 m (vid. apartado 6.4.4.2).

Durante los dos años de medida del rebajamiento se han obtenido un total
de 144 registros (72 lecturas por año; 36 por parcela y año) que se adjuntan en el
anejo IV.3: Clavos de erosión. El análisis estadístico de los datos se ha realizado con
un nivel de significación a = 0'05 (vid. anejo IV) y refleja lo siguiente:

El modelo analizado indica que (anejo IV.3: 150), para el total del tiempo
considerado, bajo las condiciones del ensayo y para un nivel de confianza del
95%, no existen diferencias significativas entre los dos bloques (parcelas o
replicas) (p = 0'42872 > a), ni al comparar las filas respectivas de clavos de
los bloques (p = 0'32019 > a). Es decir, la fila 1 del bloque 1 no presenta un
rebajamiento significativamente diferente de la fila 1 del bloque 2 para todo
el intervalo estudiado, y esto se repite análogamente para el resto de las filas.

Se detectan diferencias notables de comportamiento entre las filas (valores


medios de filas respectivas entre bloques y años) (p = O'OOOOO < a), y dentro
de cada bloque en las columnas" (p = 0'02082 < a).

La erosión acontecida en cada año es notablemente distinta (p = 0'01305 <


a), al igual que el rebajamiento dentro de cada fila y año (p = O'OOOOO < a).

En los diferentes años se mantienen las diferencias en las columnas dentro de


cada bloque (p = 0'00043), mientras que las diferencias de las filas
homologas de cada bloque en cada año no son apreciables (p = 0'32054).

En cuanto a la variabilidad explicada por el modelo (anejo IV.3: 150), ésta es


buena. El r^ para el rebajamiento del primer año vale 0'814, mientras que
para el segundo año es 0'924. Igualmente, si nos fijamos en los r^ ajustados,
ya que el modelo es sobreparametrizado, éstos también son bastante buenos:
0'736 para el primer periodo y 0'892 para el segundo. Lo que implica que los
factores del modelo (bloque, fila y columna) contribuyen a justificar la
variabilidad de la erosión.

Atendiendo a los rebajamientos promediados en los dos años y los dos


bloques para cada fila 0-Smeans) se observa (anejo IV.3: 150-151) que son
diferentes entre sí (p = O'OOOO). Estos valores se adjuntan en la tabla 7.17 y
se representan en la figura 7.54 En esta figura se ve como el rebajamiento se
produce entre las filas 1 (cabecera del talud) y la fila 4 (mitad inferior del

^ Se entiende por columnas en el modelo cada uno de los lados en los que se ha medido respecto de los
clavos 1 a 6 que bajan a lo largo del talud. Como cada bloque tiene 3 columnas de clavos, en cada parcela
se tiene un total de 6 columnas de registros.

310
Resultados y discusión Erosión

talud), mientras que en las filas 5 y 6, prácticamente al pie del talud, se


produce la acumulación del regolito.

Tabla 7.17: Rebajamientos medios en cada fila de clavos durante dos años y sus
intervalos de confianza inferior y superior (0 = 95%).
Rebajamiento^ I.C.L Í.C.S.
NI° de fila*
(cm) (-95'0%) (+95'0%)
1 S'Ol 2'40 3'63

2 2'73 2'11 3'34

3 2'80 2'18 3'42

4 1'46 0'84 2'08

5 -1'51 -2'13 -0'89

6 -6'34 -6'96 -5'73


' La fila 1 se halla en cabecera de talud y la fila 6 al pie.
'• Valores positivos indican rebajamientos y valores negativos acumulación.

FILA; LS Means
Current effect: F(5,50)=144.73, p=0.0000
Type III decomposition

í —-i ^^-.^^^^ ^ 1

ü
X.
\l
t
-10

FILA

Figura 7.54: Rebajamientos medios Ccm)y sus intervalos de confianza en los dos años de
observaciones C» =0'05).

311
Resultados y discusión Erosión

El rebajamiento medio de los bloques experimentado en los dos años (anejo


IV.3: 151), que no es significativamente diferente (p = 0'42872), vale 0'46
cm en el bloque 1 y 0'26 cm en el bloque 2.

Las medias de cada fila dentro de cada bloque (anejo IV.3: 151-152) tampoco
presentaban diferencias significativas (p = 0'32019) con sus homologas. Sus
valores se adjuntan en la tabla 7.18.

Tabla 7.18: Rebajamientos medios en cada fila de clavos para cada bloque durante dos
años y sus intervalos de confianza inferior y superior (p « 95%).
Rebajamiento^ I.C.I. I.CS.
Bloque N° de fila^
(cm) (-95'0%) (+95'0%)
1 3'31 2'44 4'18

2 2'73 1'85 3'60

3 2'58 r7i 3'45


1
4 1'82 0'94 2'69

5 -1'85 -2'72 -0'97

6 -5'84 -6'72 -4'97

1 2'71 1'84 3'58

2 2'73 1'85 3'60

3 3'02 2'15 3'89


2
4 rio 0'23 r98

5 -ri7 -2'05 -0'30

6 -6'84 -7'71 -5'97


'La fila 1 se halla en cabecera de talud y la fila 6 al pie.
' Valores positivos indican rebajamientos y valores negativos acumulación.

Los resultados medios referentes a cada año (anejo IV.3: 152) son
notablemente distintos (p = 0'01305). En el año 1 el rebajamiento del perfil
del talud predomina sobre la deposición del regolito (0'8 ori), mientras que
el segundo año el perfil de acumulación sobrepasa los valores del
rebajamiento (-O'l CYYO a causa del esponjamiento que sufren los materiales
erosionados al almacenarse en el pie del talud.

El rebajamiento medio de cada fila, promediando los dos bloques (anejo IV.3:
153), en cada año es significativo (p = O'OOOOy, los valores respectivos se

312
Resultados y discusión Erosión

encuentran en la tabla 7.19 y se representan en la figura 7.55. Ahí se


observa como el rebajamiento en las tres primeras filas es mayor en el
segundo año que en el primero, lo que concuerda con los resultados de las
parcelas desnudas medidas con las trampas Gerlach (en ellas, la erosión era
mayor en el 2° año que en el 1°). En el primer año también se erosionan las
filas 4 y 5, mientras que la 6 corresponde a un nivel de acumulación. En el
segundo año, estas tres filas sufi-en acumulación, debida en gran parte a la
acontecida en el periodo anterior, por lo que parece que el talud se ha
erosionado en menor medida; sin embargo, esto no es así, simplemente, el
tramo de acumulación protege al desmonte de una mayor erosión, al
reducirse la superficie expuesta inicialmente. Esto hace que los resultados de
los clavos parezcan contradecir los de las trampas Gerlach.

Tabla 7.19: Rebajamientos medios del desmonte, cr cada -fila de clavos para cada año
y sus intervalos c e confianza (¡p = 95%).
Rebajamiento^ LI.C. LS.C.
año N° de fila*
(cm) C-95'0%) (+95'0%)
1 1'87 0'69 3'04

2 1'93 0'75 3'11

3 2'57 1'39 3'75


1
4 3'73 2'56 4'91

5 0'80 -0'37 1'98

6 -6'20 -r38 -5'03

1 4'16 3'32 4'99

2 3'52 2'69 4'36

3 3'03 2'19 3'86


2
4 -O'Sl -1'65 0'02

5 -3'83 -4'66 -2'99

6 -6'48 -7'31 -5'64


' La fila 1 se halla en cabecera de talud y la fila 6 al pie.
' Valores positivos indican rebajamientos y valores negativos acumulación.

Las medias de cada bloque en cada año (anejo IV.3: 153) no son
apreciablemente distintas (p = 0'50471). Los rebajamientos del bloque 1 y 2
en el 1- año han sido 0'99 cm y 0'57 cm, mientras que en el 2° año han sido
-0'08 cm y -0'06 cm. Aquí se denota cómo la tendencia descrita para el
conjunto del talud se repite para los dos bloques de medidas, por lo que se
confirma que los dos bloques han tenido un comportamiento similar en los
dos años.

313
Resultadosy cit$c^s¡ón Erosión

ANIOTÍLA; LS Means
Current effect: F(5,50)=13,963, p=,00000
Type III decomposítíon

- o - ANIO
1
* ANIO
2

FILA

Figura 7.55: Rebajamiento medio de cada fila en cada año del periodo de estudio (p = 95%).

En cuanto a las mediciones a cada lado de los clavos (columnas), las medias
indican que la erosión no es uniforme a lo ancho del desmonte (parcelas),
sino que se producen variaciones importantes en el mismo (es decir se
marcan tendencias a los lados de los clavos); éstas se han atribuido a la
influencia que ejerce la maquinaria del reperfilado del talud previo a las
mediciones (ya que el cazo de la retropala posee dientes a modo de los
rastrillos que marcan direcciones prcferenciales), y a la alteración que
generan los tramos de acumulación de material al pie del talud. En la figura
7.56 se puede observar cómo en las columnas donde ha habido más erosión
el primer año, durante el segundo año predomina la deposición, seguramente
porque el material que queda a pie de talud favorece este proceso al
disminuir la pendiente. En la figura 7.57 se descubre, por la posición del sol,
que existen unas ondulaciones del terreno que afectan a las medidas por
columnas; esto sirve para confirmar que las tendencias no se deben a errores
sistemáticos de lectura en los rebajamientos.

Los resultados medios para cada bloque, fila y año (anejo IV.3: 155-156) se
representan en la figura 7.58. Esta figura muestra que la actuación de las
parcelas ha sido m u y parecida año a año por fila, pues los perfiles de
rebajamiento son prácticamente iguales.

El test de Tukey, de Duncan y LSD (anejo IV.3: 156-157) señalan que hay
diferencias entre filas durante el periodo de estudio para p = 95%, o sea que
las filas se erosionan de f o r m a distinta. En las matrices de contraste múltiple
(vid. anejo IV) se detecta que entre las filas 1 , 2 y 3 (filas donde la erosión es
clara) las diferencias no son significativas, mientras que las filas 4 , 5 y 6 (filas
de acumulación) presentan diferencias significativas con todas las demás.

314
Resultados y discusión Erosión

AN!0-COLUMNA(BLOQUE); LS Means
Current effect: F(10, 50)=4.0347, p=,00043
Type III decomposition

3.5
3.0 ' •

2.5
2.0
1.5
1.0

E "'
O 0.0
-0.5
-1.0
-1.5
-o- ANIO
-2.0
1
-2.5 ,
COLL MNA 2 4 6 COLL MNA 2 4 6 -*^ ANIO
1 3 5 1 3 5 2

BLOQUE: 1 BLOQUE: 2

Figura 7.56: Rebajamiento medio en las columnas definidas a lo largo del talud a derecha e
izquierda de cada clavo para t o d o el tiempo de estudio (p = 95%).

Figura 7.57: Ondulaciones de los desmontes reflejadas por la luz solar.

315
Resultados y discusión Erosión

ANIO*BLOQUE*FILA; LS Means
Current effect; F(5, 50)=1.2049, p=.32054
Type til decomposüion

E
ü

ANIO
1
ANIO
2 3 4 2
BLOQUE: 2

Figura 7.58: Rebajamiento medio por filas, bloques y años (p = 95%).

Por último, mediante contrastes individuales (anejo IV.3: 157-162), se ha


comprobado la tendencia erosiva a lo largo del talud para cada año y en
t o t a l , así como si existían diferencias de comportamiento entre filas de un
año a otro. De este análisis se desprende lo siguiente:

• En primer lugar, la tendencia a lo largo del talud responde a una


evolución cúbica t a n t o en cada año en particular como en el resultado
global para los dos años (vid. anejo IV). Es decir, el p-valor está en
cualquier caso por debajo del nivel de significación (a = 0'05).

• En segundo lugar, al realizar el contraste de los resultados medios de


cada fila en ambos periodos se detecta que las filas 2, 3 y 6 no presentan
diferencias significativas. Las filas 2 y 3 corresponden claramente al perfil
de erosión, mientras que la 6 corresponde siempre al t r a m o de
sedimentación. Las filas 4 y 5, durante el primer año sufren erosión, en
cambio, en el segundo pasan a incluirse dentro de la parte del perfil de
acumulación de regolito, por ello muestran diferencias significativas. En
cuanto a la fila 1, ésta pertenece también al t r a m o erosivo, sin embargo
la erosión en el segundo año supera en más del doble la del primero y los
intervalos de confianza al 95% de ambas cifras, no se solapan entre sí
(vid. figura 7.55 y tabla 7.19).

316
Resultados y discusión Erosión

7.3.2.3.- Hipótesis sobre la dinámica erosiva

Como parte de los resultados se encuentra el hecho de cómo se han podido


producir éstos, es decir, aunque lo más sobresaliente, desde el punto de vista del
control de la erosión, son los valores finales que ha generado cada tratamiento,
también es importante el modo en el que se han engendrado. Observando la
dinámica erosiva se pueden deducir aspectos interesantes sobre el comportamiento
de los terrenos en la zona y sobre cuestiones relativas a su restauración.

También resulta interesante el análisis de la erosión de acuerdo con el perfil


que han ido tomando los desmontes durante los dos años de las experiencias. Esta
dinámica sólo es posible analizarla a partir de los registros de erosión y acumulación
recogidos mediante los clavos. Esta infijrmación complementa la recogida en las
parcelas testigo mediante las trampas Gerlach y sirve para ofrecer una
interpretación más acorde con el fenómeno erosivo local.

A) Dinámica erosiva general explicada según las trampas Gerlach

En las figuras 7.59 y 7.60 se acompañan los valores de material generado (g)
bajo cada tratamiento asociado a la precipitación medida en cada visita a las
parcelas. Fijándose en el comportamiento medio de las parcelas testigo o de las de
plantación, ya que ambas han actuado de igual modo, durante el año 1 y el año 2, se
detecta que existen ciclos de precipitación con producción de sedimentos muy
diferentes.

Analizando los acontecimientos del año 1 y 2 se han diferenciado seis


intervalos que se caracterizan con detalle en la tabla 7.20. A su vez, estos intervalos
pueden reducirse a dos grupos de dinámica erosiva netamente distinta. En la tabla
se han coloreado de amarillo los intervalos del año en los cuales el fenómeno erosivo
es moderado o ligero y que depende exclusivamente de la energía de los aguaceros,
de la cantidad de agua precipitada y de la capacidad del talud de engendrar
sedimento. Respecto a esto último, parece claro que una vez que se remueve el
regolito del talud, queda la roca madre desnuda y ésta debe meteorizarse
progresivamente para proporcionar material capaz de ser transportado. Este hecho
ya ha sido señalado como relevante en la dinámica erosiva de los badianas por
Clotet et al. (1987). En azul se engloban los intervalos en los que la acumulación de
nieve junto con las vibraciones del ferrocarril sobre el regolito van a desencadenar
un movimiento en masa epitelial y los intervalos en los que la erosión se debe al
fenómeno anteriormente descrito.

En la fase amarilla, la erosión está regida por la erosión por salpicadura, ya


que ésta resulta significativa en fuertes pendientes (FAO, 1967; Haigh, 1985, 1987),
y aquí se ha podido observar que así era^. Además, durante las lluvias se ha visto
que no se aprecia escorrentía superficial de forma clara si no de forma difusa y
dispersa, y que parece que el movimiento del terreno tenga más que ver con la

^ En los pluviómetros al igual que en la superficie de las trampas Gerlach se captaban partículas terrosas
procedentes de la erosión por salpicadura en cantidades nada desdeñables en los episodios de erosión
superficial.

317
Resultados v cUscus'ión Erosión

Figura 7.59: Producción de sedimento en g en los 5 tratamientos en relación a la


precipitación acontecida durante el año 1 .

16000

15000

14000 •T(8)
•P(g)
13000
•H(B¡

I200D •HC(g)
|HE(9)
11000 -Rec. ac. (mm)

10000

9000

8000

7000

eooo
5O00

4000

3000

2000

1000

Figura 7.60: Producción de sedimento en g en los 5 tratamientos en relación a la


precipitación acontecida durante el año 2.

318
Resultados y d'tscus'ión Erosión

formación de minicoladas de barro por licuefacción, que se van desplazando muy


lentamente (escala centimétrica). En algunos casos, estas coladas pueden adquirir
una magnitud notable produciéndose transporte durante varios metros (vid. figura
7.33). Por último, y sobre todo a causa de las elevadas pendientes y la presencia del
ferrocarril, se han detectado en tiempo seco caída de detritos y lo que se podría
denominar como reptación acelerada. La elevada pendiente favorece la caída de
derrubios (detritos) gravitacional (Strahler, 1992), mientras que el ferrocarril
acelera el proceso por medio de las sacudidas que sufr-e el terreno durante el
tránsito de los trenes. Igualmente en la ladera de detritos que se forma a pie de
talud, en tiempo muy seco, este material queda muy suelto y a causa de las
vibraciones del ferrocarril sufr-e un asentamiento progresivo pero que produce un
avance centimétrico en la parte superficial en pocos minutos. El movimiento sería
similar al de un montón de arena sometido a una serie de sacudidas continuas, de
modo que el montón tiende a asentarse y a descender progresivamente
disminuyendo la pendiente de equilibrio de sus taludes. Este fenómeno es el que se
clasifica aquí como reptación acelerada, y que estaría generado por pequeñas
sacudidas sísmicas que afectaran a dunas, escombreras o areneras.

La fase azul se ha observado entre finales del otoño y principios de la


primavera. En un clima mediterráneo continental como el de la ciudad de Falencia,
las oscilaciones térmicas son significativas a lo largo del año e incluso del día. En
otoño se combinan días claros y despejados con fuertes heladas nocturnas y
matinales. El soleamiento de los taludes durante las horas centrales del día seguido
de las heladas implican una intensa meteorización de las margas que conforman el
talud (vid. apartado 5.2). Si llueve pausadamente, el regolito, que tiene unas
propiedades plásticas importantes así como una alta capacidad de sellado por el alto
contenido en limo del material parental (vid. aptdos. 7.2.1 y 7.2.2 y tablas 7.2 y
7.3), genera una costra que mantiene en un equilibrio inestable el material
meteorizado. Mientras las oscilaciones térmicas y la recepción de radiación solar por
parte del talud contribuyen a incrementar la capa de regolito o alterita que reposa
sobre el desmonte, la costra constituye un tejido protector de la misma y la
mantiene adherida al talud. El problema es que tanto la costra como el regolito
contienen en cantidad importante arcillas ilíticas, como se vio en el análisis
mineralógico (apartado 7.2.2), y ésta es una arcilla con cierto grado de
expansividad; de modo que, en los ciclos de secado, la costra se agrieta y toda la
capa de alterita se esponja.

Cuando en los meses de diciembre yfo enero nieva copiosamente, la nieve


cubre el talud y, si a continuación llueve o suben las temperaturas, ésta se fusiona,
penetrando en el interior del regolito y saturándolo de humedad rápidamente
(figura 7.61). Como se demostró al caracterizar edafologicamente los taludes, existe
una diferencia notable en la densidad aparente entre la costra (1'39 g/cm^), la capa
de regolita (0'97 g/cm^) y la roca madre fisurada (1'7 g/cm^), por la cual, la regolita
absorbe más agua que la roca madre sobre la que descansa y se origina un plano de
deslizamiento por discontinuidad del material, diferencia de peso específico y
lubricación. Es en este momento cuando, de nuevo, el tránsito ferroviario
desempeña un papel fundamental en el desencadenamiento de la erosión en masa.
La circulación de los trenes provoca un conjunto de sacudidas del terreno aledaño a
la vía y se desestabiliza definitivamente la capa de alterita, formándose un

319
Resultados V discusión Erosión

considerable deslizamiento epitelial (figura 7.62). Strahler (1992) describe


fenómenos similares a éste en elevadas pendientes a una mayor escala, inducidos
por terremotos naturales'. La explicación de diversos movimientos en masa a causa
de la acción de la fusión de la nieve en áreas intensamente acarcavadas, similares a
los aquí observados, ha sido también expresada por Clotet et al. (1987). Para el
autor ésta es la única explicación razonable a los deslizamientos epiteliales.

Es por esta causa por lo que las tasas erosivas crecen considerablemente en el
periodo de diciembre a mediados de febrero. Aunque conviene señalar que este
proceso se da en un tiempo mucho más corto que el med\áo, pero debido a que las
parcelas se han mantenido heladas desde finales de noviembre hasta bien entrado
enero, el fenómeno no se ha podido cuantificar con anterioridad.

Durante los meses siguientes, aunque no lloviese prácticamente nada, como


sucedió en febrero-marzo de 2000, la regolita desprendida y acumulada a pie de
talud sobre las canaletas Gerlach Cadera de detritos), se iba secando
progresivamente y, se podría decir que arenizándose^ y perdiendo cohesión, con lo
cual se producía una caída de detritos considerable así como una reptación
acelerada, inducida por las vibraciones del ferrocarril. Por ello, las tasas de erosión
en este intervalo también son muy altas (vid. tabla 7.20 y figuras 7.59 y 7.60). De
hecho, el grado de sequedad alcanzado en la ladera de detritos fue tal que, como se
comentó con anterioridad, debido a unas jornadas de fuertes vientos, parte del
material erosionado contaminó parcelas y colectores.

Por último, en la figura 7.61 se esquematiza y resume todo el proceso


erosivo observado y considerado como probable durante estos dos años en las
parcelas emplazadas.

Desprendimiento del cañón del Madison producido por el terremoto del lago Hebgen en 1959 en
Montana (USA) (Strahler, 1992, pág. 390)
' En la página 229 se comentó la capacidad de los limos para constituirse como pseudoarenas (De Ploey,
1985).

320
R^ultadofy discusión Erosión

nuevo perfil

perfil inidal

1'alud lep^filado, eícasa Ccn eltiempoel talud se La TrBteon2aácn aumenta I as vibiadcnes dd ferrocarril
c^xtadaddeenilir meteoriza y se eocosíra por progeavarrtenle por soleamiesito, aceleran d deslizamiento
sedinKiittK; poco tiempo ei impacto de lasffílasde hidoy desliida la nieve se fimde epitdial dd material
expuesto a gentes lluvia Laerosiói aimenta y se oea un pjano de mdecrizado sobre la roca
almtBEriccs. Hroáón por moderadamente. Erosicn por dedizamientoenlaraca madre madre. Eroraón en masa: caída
salpicadura y minicdadas de salpcadura, ninicoladas de án mdeciizar, Erosián en masa de (kíritusy reptadcn
barro. barro y caída de detritos. dc^izamento qitdid. acderada

Figura 7.61: Fases erosivas propuestas en los desmontes del enlace f e r r o v i a r i o Palencia-Magaz
(modificado de Navarro et al., 2 0 0 2 ) .

# .

Figura 7.62: Aspecto de los desmontes tras los deslizamientos epiteliales descritos en T y en P.
En T Ozíiuicrda) se ve claramente la concha de erosión. En P (derecha) se observa cómo los
hoyos han quedado colmatados p o r el deslizamiento.

321
Tabla 7.20: Relación de precipitaciones caídas y peso de material movilizado entre intervalos así como la dinámica erosiva observada.

1 2
Año Intervalo (finales my. Afínales , . . ^ ^ H ^ j , j £ . > (mediados feb. finales i , , ,
Cag. y sep.) (oct. y novj ^ ^ K ^ mediados feb.) ; -^ i (abr. y my.;
íl.)
81*19 63'0 16*0 " 116'5 19'6 116'8
P (mm)
(19'8%) (15'2%) (3*9%) (28'2%) (4'7%) (28'2%)
218'8 2.213'93 53,41 1.753'3 2.150'52 825'46
W(g)
(3%) (30*7%) (0*7%) (24'3%) (29'8%) (11'4%)
2 grandes nevadas Aunque el tiempo La erosión es
1 Erosión por 3
Erosión por (> 40 mm/nevada). es seco continua el moderada porque
tormentas, La mayor parte de
salpicadura, caída La fusión de la desmoronamiento todavía queda
alrededor de 20 la lluvia procede de
Observaciones de detritos y nieve provoca del talud por caída regolita
mmfáiay 1 tormenta en 1
minicoladas de deslizamientos de detritos en gran transportable,
tormenta. Tipo de día. Erosión: ídem
barro epiteliales. Erosión cantidad. Erosión = Erosión = ídem
erosión = intervalo
- deslizamiento i caída de detritos. intervalo 1, 2 y 3.
1
12'8 65'3 176'6 78'8 ' 1'4 219'9
P(mm)
(2'3%) ( i r 8%) (31'8%) (14'2%) (0'3%) (39'6%)
134'9 162*2 198'55 8.120'13 11.846*49 708'3
W(g)
(0'6%) iO'8%') (0'9%) (38'4%) (56%) (3'3%)

Llueve poco pero También lluvias Las lluvias no son En enero nieva (> ., „ , , ,,
-- f, j , , No lueve, pero la Aunque llueve
2 con carácter tormentosas, tormentosas y 20mm/ldia)y ,.^ i j i. ^ T i
„ L ^ ^ . reeoiita acumulada i bastante la erosión
tormentoso. aunque se aprecia parece confirmarse llueve bastante. La • . ,. i j ^^ L -
, ., . , a pie de talud está ' baia porque ya no
Erosión por un cierto el agotamiento del fusión de la nieve '^ j r -i --
Observaciones muy seca y se va queda apenas
salpicadura, caída agotamiento del terreno en la pcncrs
j ,P . ^ desmoronando. reeolita. Erosión =
de detritos y suelo en la producción de deslizamientos r •• -j j . 1 . 1 . 1 i 0
., ,. , ^ ., Erosión = caída de ídem intervalo 1, 2
fninicoladas de producción de sedimentos, Erosión epiteliales. Erosión j _ ^ -i.
•^ j ,. . ^ detntos. y 3.
barro. sedimentos. Erosión = ídem. = deslizamiento. -^
«intervalo 1.
En amarillo y en azul se han diferenciado los intervalos en los que la erosión se debe a procesos similares.
Resultados y discusión Erosión

B) Hipótesis sobre la dinámica erosiva explicada según los clavos de erosión

En este caso, si bien los procesos erosivos descritos en el apartado anterior se


mantienen claramente, a partir de los clavos de erosión se estudia la variación del
perfil de los desmontes y se puntualizan ciertos aspectos de la dinámica erosiva
observada. Conviene destacar que las trampas Gerlach afectan de doble manera a los
procesos detectados en estos taludes, ya que por una parte interceptan el material
erosionado para que éste sea retirado de la unidad de estudio, y por otro lado,
cuando dicho material sobrepasa la capacidad de almacenamiento, modifican el
perfil de erosión y, por lo tanto, su evolución. Además, las trampas Gerlach no
tienen en cuenta, para determinados relieves, la influencia que puede desempeñar el
terreno aguas abajo del colector sobre el terreno aguas arriba del mismo.

En este apartado se describen los perfiles del terreno conformados durante


los dos años a la vez que se cuantifica la erosión "real" acontecida en base al análisis
de las características de dichos perfiles. Para este estudio se han tomado los valores
medios tanto geométricos como de rebajamiento para las dos parcelas de clavos.

Partiendo de la longitud inicial del talud (L = 8'06 metros en línea de máxima


pendiente) y su pendiente (tga(xlOO) = -83.91%, que corresponde a un ángulo
a = - 4 0 ° , medido sobre unos ejes cartesianos), se ha calculado la ecuación inicial del
perfil (/9o):

PoM = -L-sen a + A-tga con x e [0,6'174]

Las coordenadas iniciales de los 72 registros de rebajamiento del terreno


CX(hPo) sobre el perfil se han planteado teniendo en cuenta que la distancia entre
ellos era de un 1 m y las distancias desde el primero hasta la cabecera del talud y
desde el último hasta el pie eran 1'90 m y 1'16 m respectivamente.

Considerando los rebajamientos experimentados en cada registro (clavo) en


centímetros (r^ = rebajamiento del primer año y rz = rebajamiento del segundo año)
y puesto que éstos estaban situados perpendicularmente al perfil, se han calculado
las coordenadas (xi,pi) y (x2,p2) (expresadas en metros) de cada clavo en los perfiles
de cada uno de los años como:

Xi = Xo+ri(sena)/100 Pi = P e ri(cosa)AOO

X-2 = Xo+(ri+r2)(sena}[100 P2 = Po- (ri+r2)(cosa)/100.

Todos los datos utilizados pueden verse en el anejo del rebajamiento


mediante los clavos (anejo IV.3:169-170). Con estos datos se ha llevado a cabo una
regresión polinómica de 3^ grado para cada uno de los dos años, ya que como se vio
en el apartado (7.3.2.2, pág. 316) la evolución del talud en estos dos años es cúbica.
Los resultados de estas regresiones pueden consultarse también en el anejo antes

323
Resultgdosy discusión Erosión

señalado, observándose que los coeficientes de determinación son, respectivamente,


99'933% y 99'927%. En la figura 7.63 se incluyen los puntos y las ecuaciones
ajustadas {.p(xj) entre los seis clavos instalados en el desmonte en el instante inicial,
al final del primer año y al t é r m i n o del estudio.

INICIAL: p(x)=5.181-0.839'x
A Ñ O 1: p(x)=5.017-0.65rx-0.077"x'^2+0.010*x'^3
AÑO 2: p(x)=5.074-0.789'x-0.028'x'^2+0.005*x'^3

5.0 5.5

Figura 7.63: Ecuaciones y representación del pci-fil de los desmontes al principio del estudio,
al final del primer año y al final del segundo año.

Como el talud se prolongaba hacia arriba y hacia abajo más allá de los clavos
l ° y 6° respectivamente, las ecuaciones obtenidas se han prolongado desde el primer
clavo hasta la cabecera y desde el ú l t i m o clavo hasta el pie mediante las rectas
tangentes al polinomio de tercer grado en dichos clavos. La razón fundamental era
que la extrapolación a partir de los clavos inicial y final no parece ser algo
recomendable en estudios de erosión (Hudson, 1993), además el pie de talud se
alargaba excesivamente respecto a lo observado en campo y, en cabecera de talud, la
extrapolación ofrecía resultados incongruentes (el perfil 2 se hallaba por encima del
perfil 1 en esta zona). Los per-files completos finalmente obtenidos son los
siguientes:

5'119-0'814x si x^[-0'076,l'427]
Pi(x)- 5'017-0'65lK-0'077x^ +0'010x^ S i " x e [ J'427,5'547]
4'315-0'661x si XG [5'347,6'529]

5'100-0'837K si x^[0'097,l'397]
P2(x) = 5'074 - 0'789X - 0'028x^ + O'OOSx^ si xe[r397,5'384]
4 ' 2 4 4 - 0'633x si x&[5'384;6'702]

324
Resultados y discusión Erosión

El punto de corte entre po(x)y PiCx) se encuentra en x= 4'691 m y el punto


de corte entre pi(x)y p2(x) en x = 3'597 m.

Con estas expresiones se ha calculado, para cada uno de los dos años, la
superficie correspondiente a la zona de erosión y a la de acumulación de regolito a
pie de desmonte mediante las integrales correspondientes:

- Superficie erosionada en el primer año:

J , (5'i 81 - p], (x)) dx + J* ^^^ ipo (x) - PJ(X)) dx = O'l 64700 m^

- Superficie acumulada en el primer año:

f (p. (x) - po (x)) dx+\ PJ(X) dx = O'l99925 m^

- Superficie erosionada en el segundo año:

r Í5'181-p2Cx))dx + í {p.Cx)-pyCx))dx = 0'138128m'^


J-0097 ^^ ' i-0'076^^ ^^ '

- Superficie acumulada en el segundo año:

f6'529( ^ ^ ^ ^\ , fé'702 ^ ^ ,
L^MM-PlM)d^ + L529P2M dx :. 0'19W69 m^

Se ha calculado también la superficie de la costra que se forma en la zona del


perfil correspondiente al regolito acumulado, multiplicando su espesor medio (001
m) por la integral que define la longitud del perfil en la que se ha producido dicha
acumulación, obteniéndose los siguientes valores:

- Costra año 1: O'02- ^^^^^^l + (p\Cx)f dx = 0'044390m^

- Costra año 2: 0'02- f^^^Jl + \p\(x)f dx = Ú075223m^


Í3'597 ' ^^ ''

Finalmente, teniendo en cuenta que la proyección horizontal de la longitud


del perfil inicial es de 6'174 m, y utilizando densidades de 1'7 t/^m^ para el material
erosionado en el desmonte, 0'97 t^m^ para el regolito acumulado, y 1'39 t/m^ para
la costra (vid. apartado 7.2.2, pág. 272), se han calculado los pesos
correspondientes a la zona de erosión y a la de acumulación expresados en
toneladas por hectárea de proyección horizontal obteniéndose los siguientes
resultados (figura 7.64 y 7.65):

325
Resultados y discusión Erosión

- Peso del material erosionado en el primer año:

[(0'164700 m^ de terreno erosionado-lm de anchura de talud )/(6'174mlm de


superficie de talud en proyección horizontal)]-1'7 \lrc? de densidad del material
original del desmontelO.OOO m^^a =
= 45 3'5 t/ha de talud proyectado

- Peso del material acumulado en el primer año:

{[(0'044390 m^ de costra l'Sg \.¡TC? de densidad de costra +(0'199925 de regolito


acumulado - O'044390 m^ de costra)0'97 t/m^ de densidad del regolito)]/
(6'174mlm de superficie de talud en proyección horizontal)} 10.000 m^/ha =
= 344'3 t/ha de talud proyectado

- Peso del material erosionado en el segundo año:

operando análogamente => (0'138128/6'174) r 7 1 0 . 0 0 0 =


= 3 80'3 t/ha de talud proyectado

- Peso del material acumulado en el segundo año:

operando análogamente => [(0'075223r39+(0'194069-='075223)0'97]/


/6'174)10.000 =
= 356'! t/ha de talud proyectado

La pérdida de suelo o emisión de sedimentos, es decir, la cantidad de terreno


que ha desaparecido de todo el talud una vez realizado el balance erosión y
deposición equivale a las diferencias entre lo erosionado y lo acumulado en cada
año. Las cantidades que se obtienen entonces son: 109'3 t/ha para el primer año y
de 24'2 t/ha para el segundo año (figura 7.65).

En el perfil del primer año, piCx), la pendiente máxima es -0'860 (86%), que
se obtiene para x = 2'706 m, y la pendiente media es -O'784 (78'4%). Para el perfil
del segundo año, ^¿(^A la pendiente máxima es -0^839 (83'9%) que se obtiene para
X = 1'773 m), y la pendiente media es -0'762 (76'2%). Por tanto, se observa que el
punto de pendiente máxima va retrocediendo a lo largo del tiempo, lo que co'mááe
con un perfil en general cóncavo; en cuanto a la pendiente media, ésta se ha
reducido en términos absolutos un 5'5% en el primer año y un 2'2% en el segundo,
y en el cómputo global de los dos años un 7'7%. La evolución del perfil con los años
de estudio se adjunta en las figuras 7.66 a 7.68 y un resumen de sus características
se adjunta en la tabla 7.21.

326
Resultados y discusión Erosión

eros. 1 acum. 1 eros. 2 acum. 2

Figura 7.64: Peso de material erosionado y acumulado en el talud por hectárea y año ( l y 2).

120
109,3

100--

I -» •

I 60 - - — •

(A 40 ;
«
•o 24^
•o 20
(O

E •

LU O 1 , 1

añoi año 2 Periodo

Figura 7.65: Emisión de sedimentos desde el talud por año observado.

Tabla 7.21: Evolución de las pendientes en el desmonte.

Pendiente Inicial Final año 1 Al Final año 2 Az

Máxima 83'91% 86% +2'9% 83'9% -2'1%

Punto de
pendiente todos X = 2'706 m - X = 1'773 m '0'933 m
máxima*

Media 83'91% 78'4% 5*5% 76'2% 2'2

* Medido horizontalmente desde cabecera del talud.

327
i--r-j--h-4--h-:-

PERFIL I N I C I A U
i--i--i--t - i - i -
PERFIL AÑO 1
PERFIL AÑO 2

•!- (•
Í--f-4 'r --<-.-;• •(--1 •!• h

. ^ - ^ . . ^ . , ; . . ^ -;...•...-_,--(--1 i -I

-í-;-
H..>.4-.t..;.

- í i-.i-i.-tn-

T^pT-r-4c^'íj;in(qt^cqoipT^f\j(0'Tinu)h^coO)pT-;tNico-tj;if)(ot^a)Oio^wc^^i^

Figura 7.66: Representación del perfil del desmonte empezando en el año O (azul), al final del año 1 (rojo) y al final del año 2 (verde).
5.2

•;--r-j--v-h I i. -i-.i. .f. 1.

PERFIL INICIAL
PERFIL AÑO 1

1--J..4-.;
i--- • í I -r

H-H--i-f--t--:—:••-:--•;•-1-
• Í - - H - - 1 - - I - 4 - - : - - •; •-: ; - - i -

^. ^....

T-p'-^^(^l'^ü^<Dc^cqcnO'-f»J(OTrul<p^-roo)0^-c^JCO'!^'u^tD^-«olo^-c^po^ln(o^-MOlo•^c^lp^"Tu^to^-OTOlO'-^^(0^l^

Figura 7.67: Representación del perfil del desmonte empezando en el año O (azul) y al final del año 1 (rojo).
•'-OT-^-^(OVu^<D^^eoO)0'^^•lM^^^(Dr^eoO)OT-^^cO'Tu^^)t^eoo)OT-cN(o^ln(D^--eoalOl~c^ico•vlntD^-a)alO•'-oy(0'T^^<0^-coO)0'-^^M
m

Figura 7.68: Representación del perfil del desmonte al final del año 1 (rojo) y at final del año 2 (verde).
Resultados y discusión Erosión

7.3.3.- Discusión de resultados

7.3.3.1.- Control de la erosión en los tratamientos de desmonte

En general, los resultados que aquí se han expuesto concuerdan con los
obtenidos en otras investigaciones relativamente recientes y de similar naturaleza,
realizadas principalmente en EE.UU, aunque como ya se mencionó anteriormente
éstas no abundan en la literatura científica (Burroughs y King, 1989; Rickson, 1995;
Sutherland y Ziegler, 1997b).

En nuestras experiencias se han obtenido tasas de control de erosión medias


y totales por encima del 99% para las mantas de fibra de coco y de esparto, que
suponen una absoluta eficacia de estos tratamientos sobre los terrenos de margas
pliocuaternarias en los que se instalaron, y bajo las condiciones climáticas en las que
se desarrollaron las experiencias. Igualmente suponen cifi'as muy próximas a los
umbrales superiores dados por otros investigadores en cuanto a la eficacia de estos
materiales.

Burroughs y King (1989) comentan que con geotextilcs orgár\\cos (redes de


yute, plásticas o de mulch de papel) la reducción de sedimentos en desmontes 1:1
puede ir del 75% al 98%. Fifieldy Malnor (1990) relatan tasas de control del 96'7%
con geotextiles de fibras naturales durante un año en zonas áridas (Colorado,
EE.UU.), e indican la conveniencia de establecer experiencias que valoren en un
segundo año la respuesta de los materiales.

Rustom y Weggel (1993), con lluvia simulada en laboratorio y muestras de


12 diferentes geotextiles sobre pendientes 2'5:1 encuentran valores de control de
erosión muy por encima del 60%. Rickson (1995) indica que obtuvo una reducción
muy satisfactoria, próxima al 80%, también con lluvia simulada utilizando redes de
yute, las cuales ofrecen una cobertura sobre el suelo inferior a las mantas aquí
probadas. Cazzuffi et al. (1994), también bajo cor\á\c\ones simuladas, alcanzan una
disminución de la erosión próxima al 100% en mantas de coco colocadas sobre
geoceldas. En este caso, las mantas procedían del mismo fabricante que las
empleadas en nuestros ensayos.

En estudios más recientes, Sutherland y Ziegler (1997b) con lluvia simulada


y pendientes del 9%, en Hawai, obtienen un 98'4% de control de sedimentos en
mantas de coco; Grace et al. (1998), tras un periodo de 6 meses, consiguen un
98'6% menos de sedimento respecto al control, en desmontes de carreteras
forestales en Alabama. Los siguientes tratamientos en efectividad habían sido la
revegetación con herbáceas exóticas (93%) y con herbáceas nativas (66'3%). En
1997, Grace et al. publican los resultados de dos años de observaciones encontrando
una reducción en la erosión del 99% con las mantas orgánicas y entre un 97 y 90%
con las herbáceas. Los % de cubierta vegetal tras el 2° año eran: mantas orgánicas,
96%; herbáceas nativas, 69%; herbáceas exóticas, 78%, y control, 6%.

En nuestro trabajo se ha registrado un control superior al 80% con la


hidrosiembra, habiendo sin embargo obtenido unos porcentajes de cubrimiento del
terreno muy pobres e inferiores al 15%; no obstante, ya Dymess (1975), en unos

331
Resultados y (ii^cusión Erosión

ensayos de revegetación de desmontes de carreteras pioneros conáuye que


pequeños % de cubierta vegetal son bastante efectivos en el control erosivo, como
ha sucedido en nuestro caso.

Luce (1997) en unas observaciones hechas sobre la escorrentía engendrada


en parcelas tratadas con muich frente a otras desnudas alude a la nitidez de las
aguas procedentes de las parcelas protegidas con el mulch. Swift (1987) observa
hechos parecidos con mantas e;íce/s/or sobre desmontes (Burroughs y King, 1989),
En nuestro caso, este hecho se ha observado en todos los eventos de escorrentía
procedentes de las mantas orgánicas mientras que en las parcelas desnudas o
plantadas la concentración de sedimentos era mucho mayor. Este hecho se denota
claramente en la figura 7.69. Mientras en las mantas se ha encontrado una
concentración media de O'l a 0'^• g / l , en la testigo la concentración de sedimentos
ascendía a valores de 4'5 a 22 g/l durante el periodo estudiado (vid. anejo I V . l ) .

i . ^ " ^ : . ' ' • ^ - • ' ^ * ;•• ••••;

Figura 7.69: Turiíidcz de las muestras de escorrentía de las mantas de esparto o coco
Cizquierda)y de las testigo o plantación (derecha). La coloración del agua de las mantas se
debe a la fibra vegetal y no a sedimentos en suspensión.

Benik et al. ( 2 0 0 0 ) , trabajando t a n t o cor\ lluvia natural como con


simuladores de lluvia, han encontrado resultados muy parecidos sobre taludes de
carreteras en fuertes pendientes (2'8:1). En sus experiencias, las parcelas con
mantas de paja y paja-coco desprendieron 100 veces menos sedimento que las
parcelas testigo desnudas. En consonancia con los datos aportados por estos
trabajos están los ofrecidos por Armstrong y Wal! (1991), quienes también
registran una reducción entre el 98 y 99% de la erosión con mantas orgánicas en
carreteras.

332
Resultados y d'tscus'ión Erosión

Por último, Sprague (1997) y Sprague y Luna (1997), en sendos artículos


sobre la selección de gcotextiles para el control de la erosión, de acuerdo con
criterios específicos de proyecto, establecen que el rango de disminución de
sedimento de estos materiales oscila entre el 90% y el 100% -frente al 70-90% de los
m«/c/7e5 tradicionales, y D r i v e r y Kostielney (1997), en un análisis sobre los ensayos
ASTM en los productos de control de erosión enrollados, resaltan que las mantas de
fibra de coco pueden actuar controlando hasta el 99'7% de la erosión.

Por lo t a n t o , se puede afirmar que los resultados obtenidos en el by-pass


Palencia-Magaz concuerdan con los resaltados por otros autores en otras
condiciones de terreno y clima, destacando el eficaz comportamiento de las mantas
de esparto, como producto manufacturado en España y que compite en precio y
resultados con los geotextiles de fibra de coco.

Igualmente, en cuanto al control realizado por la hidrosiembra, se detectan


comportamientos similares a los de los trabajos de Megahan ( 1 9 9 2 ) , Grace et al.
(1997, 1998) o Dyrnes (1975) y mucho mejores respecto a los resultados que
Burroughs y King (1989) indican para las hidrosiembras en desmontes de fi^ertes
pendientes (1:1). Tampoco resultan extrañas nuestras escasas coberturas, ya que
por ejemplo, en otros trabajos como los de Carr y Ballard en British Columbia, se
obtienen cifras entre el 44% y el 76%, recibiendo una precipitación superior a 1800
m m , mientras que en nuestro caso se ha contado con alrededor de la 4^ parte.
Además ciertos autores como Hargett et al. (1982) consideran como de extrema
dificultad la revegetación de desmontes con pendiente superior a 2 : 1 , como sucede
en nuestros taludes, donde la pendiente está muy cerca del 100%.

En cuanto a las tasas de erosión registradas en las parcelas testigo de los


desmontes del ferrocarril en Palencia (45'79 t/haxaño de media; 23'28 tfha en el
año 1 y 68'29 t / h a en el año 2), mediante colectores Gerlach, se observa que son
inferiores a las registradas en otros terrenos similares pero bajo otros ambientes
(vid. apartado 2.2); aunque nuestras cifi'as deben puntualizarse si se comparan con
los registros hechos con los clavos (emisión de sedimentos: año 1= 109'3 t / h a ; año
2 = 24'2 t / h a ) , ya que con ellos las cifras de nuestros desmontes pasan a ser
notablemente superiores (vid. apartado 7.3.3.2). Mientras que en otros estudios se
registran cifi^as que superan las 100 o las 4 0 0 t/haxaño (Diseker y Richardson,
1 9 6 1 , 1962; Dyrness, 1975; Meyer et al. 1 9 7 1 ; EPA 1973, cit. Gray y Sotir, 1996;
Megahan, 1978; Navarro Quercop, cit. Contreras 1998b), esto puede ser debido a
que los agentes erosivos que actúan en estos estudios (precipitación, heladas,...)
inciden con mayor intensidad que en Palencia. Solamente Navarro Quercop
(Contreras, 1998b) reporta datos superiores a las 100 t/haxaño en la región del
Levante español pero en terraplenes, que suponen terrenos mucho más sueltos que
los correspondientes a nuestros desmontes. También hay que considerar la f o r m a
en la que se dieron dichas cifi'as ya que el método de medida afecta a los resultados
finales y es difi'cil compararlas.

Valores próximos a los registrados en este estudio se han obtenido por el


Departamento de Transporte de Texas (Benik et al., 2 0 0 0 ) , aunque en desmontes
arenosos; O r r ( 1 9 9 6 ) en Carolina del Norte con 218 mm de precipitación en casi

333
Resultados y discusión Erosión

dos meses; Meyer et al. (1971) en Wisconsin también en mes y medio; Meyer et al.
(1972) en parcelas experimentales y con simuladores de lluvia.

De todos modos, los valores alcanzados por la erosión en los desmontes


palentinos son notables con relación a la agresividad climática de la zona. Se ha
visto cómo las precipitaciones acontecidas en este área se caracterizan por una baja
agresividad, y su cantidad tampoco es importante (vid. apartado 7.1). En
consecuencia, unas tasas de erosión, en cualquier caso, siempre muy por encima de
los umbrales admitidos como máximos para cualquier tipo de suelo (Morgan, 1995),
asociados a una erosividad climática baja conducen a definir el problema como
grave, ya que es de esperar que si se acentúan las precipitaciones erosivas en la
zona, se disparen las tasas de erosión a valores similares a los referidos
anteriormente.

Como se indicó en el apartado 2.1.3 Cpág. 16), la velocidad de formación en


los suelos de ciclo corto puede cifrarse en 1'35 tfhaxaño por metro de espesor de
suelo, lo que implica una tasa de 2'7 a 4'1 t/Tiaxaño para espesores de 2-3 m.
GanduUo (1998) sugiere que la velocidad media de edafogénesis en suelos
mediterráneos es menor de 1 t/haxaño. Según Wischmeiery Smith (1978), desde el
punto de vista agrícola la pérdida de suelo tolerable se halla entre 4'5 y 11'2
t/haxaño. Luego parece claro que en cualquier caso, se superan con creces
cualesquiera umbrales que se quieran imponer.

Por otra parte, en un trabajo anterior en estos mismos desmontes. Navarro y


San Martín (2000), trabajando con clavos de erosión, encontraron tasas entre
690'2 t/haxaño y 1.092'8 t/haxaño tras varios años de envejecimiento de los
taludes y asociadas a grandes tormentas estivales y, por otro lado, los registros
obtenidos con los clavos en la zona de talud erosionada, descontando de esta zona la
de acumulación a pie de talud, se alcanzan valores entre 453'5 t/ha y 380'3 t/ha
para el primer y segundo año respectivamente, o una media de 416'9 t/haxaño
(Estas cifras se explican más adelante con mayor detalle). O sea que si atendemos a
la erosión bruta, es decir, al material que se desprende pero que permanece en parte
a pie de talud, las tasas de erosión se considerarían como muy graves.

Cerda (1998) sugiere que en ambientes semiáridos la erosión hídrica está


ligada mayormente a los acontecimientos extremos siendo prácticamente negligible
con precipitaciones de periodo de retorno < a 5 años. Esto es en parte, lo que
nuestros resultados desprenden. Es decir, mientras que los niveles de erosión
(emisión de sedimentos) es entre moderada y grave en años más o menos normales,
acumulándose gran parte del material erosionado a pie de talud. En episodios
críticos de lluvia, las tasas se disparan notablemente.

Quizá resulta más sorprendente en este trabajo, haber encontrado tasas de


erosión superiores en las parcelas plantadas respecto a las testigo. Andreu et al.
(1998) también han obtenido tasas de erosión algo mayores, o no
significativamente diferentes, en parcelas recién plantadas de arbustivas en Valencia.
Se puede explicar esta cuestión en base a la remoción del terreno que supone la
plantación, frente a las parcelas control, así como por la falta de cobertura vegetal
conseguida al final de los dos años (12%), y por el predominio de los deslizamientos

334
Resultados y discusión Erosión

epiteliales y de la reptación seca frente a otras formas de erosión (laminar, en


regueros), sobre las cuales el dosel arbustivo pueda ejercer una influencia mayor.

También es singular que con porcentajes similares de cobertura vegetal,


tanto en las plantaciones como en las hidrosiembras, sin embargo estas últimas son
mucho más efectivas. Según nuestra opinión, la malla radicular que desarrollan bajo
el terreno las herbáceas protege mejor el suelo que la de las arbustivas, ya que éstas
al localizarse de forma puntual y aislada sobre el terreno son incapaces de evitar
que en las zonas desnudas se produzcan los deslizamientos epiteliales, la caída de
detritus y la reptación.

7.3.3.2.- Erosión en los desmontes a partir de las parcelas de clavos

En los diversos trabajos que emplean los clavos de erosión como método de
seguimiento del fenómeno erosivo es frecuente ofrecer los resultados como
rebajamiento global o medio de la ladera o unidad geomorfológica que se estudia
(Dyrness, 1975; Haigh, 1985, 1987; Blongy Humphreys, 1982; Sancho et al., 1991;
Sala, 1982; 1988a). Esto puede considerarse como una referencia válida siempre
que los rebajamientos sean netamente superiores a las acumulaciones que se puedan
encontrar en el mismo terreno estudiado. Sin embargo en aquellas áreas donde
pueda producirse un almacenamiento importante del regolito desprendido de las
zonas erosionadas, no resulta correcto referir la erosión en función del
rebajamiento, ya que en ocasiones, debido fundamentalmente a los coeficientes de
esponjamiento, se pueden obtener rebajamientos negativos. Estos valores negativos
indicarían que en vez de perderse terreno, se está ganando, cuando esto no es así. El
hecho de obtener valores contradictorios en este caso se debe, como se ha dicho, a
los coeficientes de esponjamiento de los materiales erosionados cuando se
almacenan en la zona de acumulación. Dicha circunstancia obliga a realizar un
balance erosión-acumulación mucho más preciso teniendo en cuenta las densidades
aparentes de los materiales denudados y de los sedimentados.

En trabajos previos del autor (Navarro y San Martín, 2000; Navarro et al.,
2002) no se realizaron estos balances propuestos y por ello, las tasas allí expresadas
deben ser interpretadas de acuerdo con los condicionantes aquí expresados. En este
estudio, sin embargo, se ha realizado este balance con idea de mejorar la precisión
del problema erosivo en los desmontes del entorno de la capital palentina. Así pues,
se ha prescindido de reducir la erosión a una única cifra de rebajamiento, ya que en
estos taludes donde la pendiente se interrumpe bruscamente (pasa de valores
próximos al 100% a prácticamente un 0% al pie de talud en el momento inicial de
las experiencias), el primer año se obtuvieron rebajamientos medios de 0'8 cm para
todo el desmonte, mientras que el segundo año, el rebajamiento fue de -O'l cm,
porque en este año, la influencia de lo acumulado al pie del talud durante el primer
periodo fue francamente notoria. El regolito acumulado disminuye la pendiente del
desmonte en su parte final y esto contribuye a frenar el material desprendido en
niveles superiores y la escorrentía.

En definitiva, se ha preferido, pensando que es mucho más realista, realizar


un balance erosión-acumulación e interpretar lo que sucede en los diferentes tramos

335
Resultados v discusión Erosión

de los desmontes (tramo de erosión y tramo de acumulación). Por tanto, se observa


que una vez realizado dicho balance (vid. apartado 7.3.2 3.B), durante el primer año
el talud ha perdido nada menos que 109'3 t / h a y el segundo año 24'2 tfha (lo que
significa una emisión de sedimentos media de 66'75 t/haxaño). Es decir, mientras la
emisión de sedimentos durante el primer año ha sido muy grave, durante el
segundo la cifra es mucho menor a causa del perfil de acumulación de regolito
generado tras el primer periodo al pie del talud, y porque este material disminuye la
pendiente y protege, a modo de muich, parte del antiguo perfil evitando que se
erosione el segundo año. Mientras que durante el año 1, la longitud de talud
expuesta inicialmente a la meteorización en proyección horizontal es algo más de 6
m, en el año 2, ésta se ha reducido a alrededor de 4'5 m, es decir, aproximadamente
un 25%. Al final del tiempo considerado, el material desprendido cubría
prácticamente el 4 3 % del talud inicial, por lo que se puede pensar que según éste va
siendo enterrado por el regolito, tiene menos capacidad de erosionarse y de perder
material de forma neta. Además la menor la pendiente en el tramo inferior de
acumulación reduciría el transporte de material.

Sin embargo, si atendemos exclusivamente a la zona en la que se ha


registrado erosión, se observa que en el primer año se ha denudado el talud en
453*5 t/ha, y en el segundo año, en 380*3 t/ha. Ambas cifras se refieren a la
superficie inicial proyectada horizontalmente de todo el desmonte, pero si se
refieren los datos de erosión a la superficie real que ha sufrido el proceso neto de
erosión (figura 7.70) se tiene que el primer periodo la erosión seguiría siendo de
453'5 t/ha, pero el segundo pasarían a ser 521'8 t / h a (valor de terreno erosionado
entre superficie real expuesta a la erosión). Esta cifra representa una erosión mayor
que la del primer año y acorde con las tendencias observadas en los tratamientos
seguidos con trampas Gerlach y con las pluviometrías de cada año (mayores en el 2°
año que en el 1°).

ano

Figura 7.70: Erosión bruta en la parte de talud expuesta cada año referida a superficie
proyectada horizontalmente.

Concluyendo, los clavos nos demuestran que existen dos zonas de diferente
tendencia: una de erosión y otra de acumulación, que interaccionan entre sí

336
Resultados v discusión Erosión

ofreciendo un balance neto de erosión Remisión de sedimentos) importante pero


disminuyendo a lo largo del tiempo, conforme el perfil se va haciendo más cóncavo
(vid. figura 7.66). Si bien esto parece indicar que la erosión neta (pérdida de terreno
o emisión de sedimentos) pasa con el tiempo de grave a moderada, resulta
significativo que en el área de erosión exclusiva, las tasas de erosión son muy altas,
superando las 4 5 0 t/haxaño, y semejantes en magnitud a las referidas en otros
trabajos de índole similar (vid. apartado 2.2), aún con una pluviometría bastante
escasa.

Por último, en cuanto a la posibilidad sugerida por otros investigadores


(Sancho et al., 1 9 9 1 ; Díaz-Fierros y Rubio, 1992) de comparar las cifras obtenidas
con los clavos respecto a las obtenidas con los colectores Gerlach, nos inclinamos
por señalar que en este caso no son comparables, cuestión también aludida por
Clotet et al. (1987), pues las trampas Gerlach interaccionan con el proceso erosivo
real, ya que durante el proceso de medición se está retirando continuamente del
talud material desprendido, que dado el relieve de estas unidades tecnomorfológicas,
influiría notablemente en la evolución posterior de la erosión.

No obstante, si nos referimos a las erosiones medias acontecidas en los dos


años y referidas aquí mediante los dos métodos se tiene que con las trampas
Gerlach la erosión media ha sido de 45'79 t/haxaño según superficie de parcela,
equivalentes a 59'77 t/haxaño, según superficie de parcela proyectada
horizontalmente, mientras que con los clavos, la emisión de sedimentos, es 66'75
t/haxaño según superficie de parcela proyectada horizontalmente. Estas cifras,
tomadas con las debidas precauciones, implican que la pérdida de terreno en los
desmontes es palpable y que se puede calificar como de alta, aunque como se ha
visto con los clavos, existen zonas de erosión bruta con tasas superiores a las 4 5 0
t/haxaño, aunque el material desprendido no se desplace del pie de talud, que
calificarían el problema como muy grave.

Además, aunque gran parte de este


material se quede a pie de talud y no constituya
una pérdida de terreno neta importante, conviene
resaltar que es material suelto, de textura fina y
de baja densidad que se halla almacenado
esperando un acontecimiento de precipitación
extremo para ponerse en movimiento (figura
7.71) y originar tasas de erosión superiores a las
650 t/haxaño como ocurrió en j u l i o de 1997
(Navarro y San Martín, 2000).

Figura 7.71: Aspecto desmontes tras una precipitación


excepcional en julio de 1997que ha transportado la
mayor parte del rcgolito acumulado a pie de talud
durante años de pluviometría normal.

337
Resultados y discusión Erosión

7.3.3.3.- Hipótesis sobre la dinámica erosiva

En la dinámica erosiva observada durante el periodo de estudio se han


detectado algunos procesos que actúan de forma relevante sobre otros y que
condicionan la erosión de los desmontes. A continuación se resaltan los considerados
como más significativos y se comparan o refieren con observaciones dentro del
mismo orden de procesos y en condiciones similares de estudio.

Como en este trabajo, Haigh (1985) obtiene en un estudio sobre la erosión


en desmontes de carreteras de Oklahoma, ya comentado en otros capítulos, una
correlación muy baja entre las precipitaciones y las pérdidas de suelo, reflejando la
importancia que han desempeñado los ciclos de hielo-deshielo en los procesos
erosivos. La influencia de las bajas temperaturas en desmontes de carreteras ya
había sido señalada previamente por Disekery McGinnis en un artículo de 1967. En
1984, Swift hace alusión a los efectos de los ciclos de helada de los terrenos
arenosos, esponjando sus superficies y acelerando la erosión en las tormentas de
primavera, cuestión ya reseñada por Disekery Sheridan (1971). Más recientemente,
Grace et al. (1998) refieren la importancia de estos ciclos en la dinámica erosiva de
los desmontes desnudos de ciertas carreteras forestales de Alabama.

En nuestro caso, se observó en un primer momento que la correlación entre


las tasas erosivas de las parcelas testigo y los valores de precipitación eran muy
bajos (figura 7.72). Lo cual sugería, como en los trabajos citados anteriormente, la
influencia de otros fenómenos distintos a la lluvia en la dinámica erosiva. En las
figuras 7.59 y 7.60 se observa como los picos erosivos se han producido a partir del
final del invierno, durante los registros de febrero y marzo, a causa de los
deslizamientos epiteliales y de la meteorización sufrida durante el invierno en los
taludes, y con una tendencia mucho más clara durante el segundo año. Este hecho
se ha venido registrando de forma semejante en los dos años y se atribuye al efecto
de las heladas y el soleamiento de los taludes, seguida de precipitaciones nivosas y
de su consiguiente fusión, así como a la proximidad del ferrocarril como inductor de
ligeras sacudidas del terreno.

Mcissac (1987) reporta que Sidle et al. (1985) encuentran en pendientes


superiores al 47% una mayor presencia de deslizamientos en los procesos erosivos.
Este hecho es igualmente observado por Blong y Humphreys (1982). En carreteras
forestales españolas, Arnaez-Vadillo et al. (1991) también identifican como procesos
dominantes en los desmontes deslizamientos, caída de tepes y desprendimientos de
rocas fi'ente a la erosión laminar más típica de los terraplenes. En nuestro caso, se
ha visto como las tasas erosivas registradas en los dos años de observaciones, en
pendientes del 84%, son debidas principalmente a los deslizamientos epiteliales
originados en parte por la fusión de la nieve y la caída de detritus y reptación
posterior. Megahan (1975) también resalta la influencia de la nieve en los
movimientos en masa ocurridos en las carreteras de Idaho BaihoUth durante la
primavera de 1965. Procesos similares a los descritos, son igualmente referidos por
Megahan (1978) en terraplenes de Idaho y por Burroughs y King (1989) en
carreteras forestales del oeste de los EE.UU.

338
Resultados y discusión Erosión

13000
12000
>
11000 y = -9,4055x + 1706,3.
- F¥ = 0,0288 1
10000
9000 1
y=-940,97Ln(x)+4265, 1
8000 F? = 0,1966
3 7000
6000
£
5000 - «
4000
\
3000

2000 \, 4 1


1000
• •
O <»• • .,.-4^ • 1 . r—;^—• .•^
20 40 60 80 100 120 140 160 180 200

precipitación (mm)

Figura 7.72: Correlación erosión-precipitación en las parcelas testigo para el periodo de


observación (mayo 98 - mayo 00).

En España, Clotet et al. (1987), indican que parte de la erosión en masa


observada en ciertos badianas se rige por el efecto de la fusión de la nieve. En las
experiencias desarrolladas en la vía del ferrocarril Palencia-Magaz nada menos que el
5 4 ' 1 % del peso del material erosionado en las parcelas testigo durante el primer año
y el 94'4% durante el segundo año fueron debidas claramente a movimientos en
masa (deslizamientos epiteliales y reptación) a partir de la fijsión de la nieve que
cubría los taludes durante el invierno (fig. 7.73). Esta circunstancia se ha visto
acelerada en los taludes palentinos por las vibraciones o sacudidas del terreno
propias del tránsito del ferrocarril, como ya se describió anteriormente (vid. fig.
7.61). En la bibliografía consultada no se han encontrado referencias relativas al
incremento de los deslizamientos por esta causa.

La figura 7.73 refleja una nula presencia de erosión en regueros en estos


desmontes. La razón estriba fundamentalmente, a parte de lo comentado en el
párrafo anterior, en la naturaleza del sustrato. Los valores de cohesión alcanzados
en el terreno (vid. apdo. 7.2.2.1, pág. 276-77) indican una cierta resistencia a la
erosión, propia de terrenos limoarcillosos (Poessen, 1990; Torri et al., 1987), por
otro lado el espesor del regolito sobre el talud no es suficiente para que se inicie la
reguerización. La roca madre presenta una densidad elevada (1'7 gfcm^^, lo que
implica dificultades para una erosión cortante. De hecho, solamente las intensas
lluvias de julio de 1997 (figura 7.74) ocasionaron profijndos y frecuentes regueros.
Estos regueros se desarrollaron sobre los taludes envejecidos (unos diez años desde
su construcción) que se hallaban cubiertos en gran medida por un espesor
importante de regolito superior a los 10 cm. Los regueros profundizaron en este

339
Resultados v discusión Erosión

regolito de menor densidad ( 0 ' 9 7 g/m^), pero sólo hasta que alcanzaron la roca
madre, momento en que los regueros pasaron a ensancharse conformando secciones
fundamentalmente trapezoidales. Por otra parte, la escasa erosividad de los
aguaceros (el 70% de los mismos no han sobrepasado una I30 = 4 m m / h ; el 85% en
el primer año han presentado valores de I30 < 10 m m / h , y el 100% durante el
segundo año) y el bajo número de los que se pueden considerar erosivos (12 en los
dos periodos; 6 en cada año) implican dificultad para la generación de escorrentía
superficial y para su concentración en f o r m a de regueros (vid. 7.1.4.2).

Aunque McCool et al. (1989) consideran que los desmontes recién


construidos son muy susceptibles a la erosión por regueros, también comentan
como la existencia de terrenos o capas de cierta dureza limita la aparición de este
fenómeno. En nuestra situación esto es lo predominante, de modo que sólo a partir
de una meteorización muy intensa y de la acumulación de gran cantidad de regolito
sobre el talud, es cuando se inicia la reguerización. Este t i p o de erosión se ha vuelto
a observar en los taludes ya finalizado el periodo de estudio, y en la parte baja del
desmonte, donde está acumulado la mayor parte del regolito desprendido (figura
7.75). Una situación similar es la referida por Haigh (1985). Haigh, ai analizar la
evolución geomorfológica de diversos desmontes en carreteras de Okiahoma indica
como "las pérdidas de suelo in situ en el desmonte están afectadas por la
salpicadura y los procesos gravitacionales, mientras que el lavado superficial, la
formación de regueros y en cárcavas fue la regla de la rampa de acumulación de
regolito". Por otro lado Bryan (1987) indica que en los procesos de reguerización se
otorga mucho peso a las características de los flujos de escorrentía pero que debe
abundarse mucho más en las características de los suelos, y Parsons (1987) resalta

Figura 7.73: Deslizamientos epiteliales del terreno observados en los desmontes


supuestamente atribuiblcs al efecto de la nieve y a la presencia del ferrocarril. En esta foto
aparecen las parcelas P, porque en ellas las arbustivas nos sirven para detectar más
claramente el deslizamiento producido.

340
Resultados v discusión . . . Erosión

Figura 7.74: Aspecto de los desmontes con una edad de unos diez años tras las intensas
lluvias de julio de 1997. Se observa como la roca madre impide la profundización de los
regueros y éstos tienden a ensancharse.

las características de los sedimentos como factor destacado en la formación de


regueros. En nuestro caso, sólo cuando ha pasado un tiempo suficiente para que el
talud se vaya cubriendo con una espesa capa de regolito comienza a engendrarse ur\
marcado proceso de reguerización de los taludes.

En cuanto a la variabilidad erosiva registrada en un año con respecto al


siguiente, tampoco es ur\ hecho singular de esta zona y así lo refieren igualmente
Haigh (1985) en las carreteras de Oklahoma o Blong y Humphreys (1982) en los
desmontes de Chim Shale en la isla de Nueva Guinea Papua. No obstante, la
variabilidad erosiva más importante detectada en este trabajo es la que se atribuye
a la disminución del sedimento transportable durante los episodios lluviosos según
éstos van aconteciendo. Es decir, mientras una precipitación acumulada durante el
año primero en t o r n o a 35 mm ha generado una erosión de 1.250 g, unos meses
antes, una precipitación del orden de 60 m m sólo movilizó alrededor de 125 g (vid.
fig. 7.59), es decir aproximadamente el doble de precipitación movilizaron 10 veces
menos de sedimento.

Este hecho, que ha sido atribuido a la necesidad de meteorización del terreno


para el aporte de sedimento transportable, se ha comentado también en España por
Clotet et al. (1987) y se ha referido por Gallart ( 1 9 9 2 ) . También Bilby (1985)
relata esta circunstancia cuando observa los sedimentos que aportan ciertas
carreteras forestales a la corriente de Johnson Creek en diferentes episodios
lluviosos.

341
Resultados y discusión Erosión

Figura 7.75: Iniciación de regueros a pie de talud como consecuencia de la acumulación de


regolito.

González-Hidalgo (1996) señala que a lo largo de una lluvia también se


produce un proceso de agotamiento del material meteorizado entre precipitaciones,
lo que resulta concordante también con la producción de sedimento en nuestros
taludes, aunque sea para diferentes episodios lluviosos.

Para finalizar este apartado cabe destacar que el seguimiento realizado por
los clavos indica como el perfil, a través de los procesos ya descritos, va pasando del
inicial rectilíneo a progresivamente cóncavo (vid. figuras 7.66 a 7.68, págs. 328 a
330), como lo demuestra el hecho de que el punto de máxima pendiente en el talud
va remontando con los años a la vez que la pendiente media va disminuyendo (7'7%
en los dos años) (vid. tabla 7.21, pág. 327). Este hecho favorece que la erosión neta
o pérdida de terreno neta iemisión de sedimentos) vaya siendo menor con el
tiempo (vid. figura 7.65, pág. 327), ya que se va produciendo un detrimento del
declive del talud, a la vez que la superficie de éste expuesta a la intemperie va siendo
cada vez más pequeña, pues va quedando enterrada por el regolito procedente de la
cabecera del talud. Sin embargo, en la zona expuesta las tasas erosivas son
importantes llegando a sobrepasar las 4 5 0 t^haxaño (vid. figura 7.64, pág. 327 y
7.70, pág. 336), con lo cual, aunque este material esté quedando depositado a pie de
talud para ser movilizado por un acontecimiento hidrometeorológico extremo y
aunque este acontecimiento pueda retrasarse bastante en el tiempo, las tasas son
suficientemente graves para intentar atenuar la formación de sedimento en los
desmontes.

342
Resultados v discusión Escorrentía

JA.- ESTUDIO DE LA ESCORRENTÍA

7.4,1.- Introducción

En principio, la escorrentía es uno de los factores más importantes en el


estudio de la erosión. Cabe esperar que la mayor parte del material erosionado en
las vertientes sea a causa de la escorrentía superficial. Por lo t a n t o en este estudio
se esperaba que una buena parte de la erosión registrada hubiese sido, en principio,
debida a este fenómeno.

Sin embargo, no ha sucedido así. Las fuertes pendientes de los desmontes así
como el modo en que el t a l u d se meteorizaba, la presencia del ferrocarril, la
exposición a los agentes erosivos y las escasas precipitaciones erosivas a lo largo del
año, han producido una respuesta de las parcelas frente a la escorrentía, muy
distinta de la esperada. En particular se ha detectado que existe una baja correlación
entre los valores de precipitación registrados y los de escorrentía en las parcelas
testigo (figura 7.76). Aunque con un polinomio de 6° grado se obtiene un r^ = 0'98,
!o cierto es que este ajuste es forzado, proporciona valores negativos de escorrentía
para precipitaciones entre 75 y 100 mm y precipitaciones muy diferentes
engendrarían según este ajuste escorrentías iguales. Para un análisis más exhaustivo
habría sido necesario contar con el grado de humedad edáfica previo a las
precipitaciones registradas. Los registros obtenidos se adjuntan en el anejo IV.I:
Resumen de datos.

18,0
l i l i l í
y = -3E-11 x« + 1 BWx> - 1 E-Oex* + 6B«Sx> - 0,0008x^ + 0,0076x - 0,0268
16,0 RP = 0,9754

14,0

12,0 \

10,0 \

£ 8,0

6,0

y = 0,0128x-0,0788
4,0
y = 0,4»4Ln(x)-0,&61 R' = 0,2399
R? = 0,1805
2,0
»* ! ^———
_^_ —
0,0
25 50 75 1( 0 1 S 1 0 1' 5 210
-2.0
P(mm)

Figura 7.76: Este gráfico refleja la baja correlación existente entre los episodios de lluvia y la
escorrentía recogida en los colectores Gcrlach en las parcelas testigo.

343
Resultados v discusión Escorrentía

En todos los casos, t a n t o parcelas testigo como tratamientos, los coeficientes


de escorrentía se hallan por debajo del 12%, lo que supone valores bastante bajos
aunque r\o extraños en situaciones de lluvia natural (C^esir et al., 1992;
Puigdefabregas et al., 1992; López Bermúdez et al., 1993; M o r i n y Kosovsky, 1995).

A pesar de ello, y en contra de lo previsto, también las parcelas con manta


orgánica e hidrosiembra (HE y HC) han tenido un comportamiento peculiar en
principio. Han generado algo más de escorrentía que el resto de tratamientos (P, H y
T ) , incluso HE ha superado las cifras de HC. Esto ú l t i m o resulta singular al trabajar
con mantas de fibra vegetal, aunque como se discutirá luego, no es un resultado
discordante con otras experiencias en pendientes próximas al 100% (Rickson, 1995).
Este efecto se ha denominado en el presente trabajo efecto patloza, ya que
analizando el fenómeno, parece que las mantas orgánicas con estos declives se
comportan, al menos en parte, como los tejados de paja o fibras vegetales
construidos, en las antiguas viviendas de diversas comunidades indígenas para
protegerse de la lluvia (figura 7.77).

Figura 7.77: Tejados de fibras vegetales utilizados en Ooñana por las comunidades nativas
para aislarle de la lluvia. Es interesante la elevada pendiente de las vertientes para asegurar
un mayor escurrimiento en dirección de las fibras.

7.4.2.- Presentación de resultados

7.4.2.1.- Producción de escorrentía en los tratamientos de desmonte

Los resultados de la escorrentía se han t r a t a d o en f o r m a de coeficiente de


escorrentía (%), es decir, en cada registro se ha dividido la cantidad de agua
atrapada en los bidones de los canales Gerlach, repartida por la superficie de parcela
en proyección horizontal, entre la precipitación recogida en los pluviómetros y se ha
multiplicado por 100 para expresarlo en porcentaje. En cualquier caso, y antes de
introducirnos en el estudio estadístico, los registros del coeficiente de escorrentía

344
Resultados y discusión Escorrentía

por tratamiento (%) se acompañan en la figura 7.78. En esta figura se observa como
existe una gran irregularidad en las cifras alcanzadas por los tratamientos a lo largo
del tiempo y que el tratamiento HE parece estar en un buen número de casos por
encima del resto de las prácticas, sobre todo durante el primer año.

Los resultados que a continuación se exponen pueden contrastarse con las


matrices resultantes del estudio estadístico CANOVA, test de esfericidad,
homogeneidad de varianzas, LS means, test de Tukey, test de Duncan y análisis de
contrastes) que se adjuntan en su totalidad en el anejo estadístico (anejo IV.4: p.
175). Todo el estudio se ha realizado con un nivel de significación a = 0'05, aunque
cuando se revelan diferencias para otros niveles de significación se indica. En el
estudio se han detectado las siguientes cuestiones:

De la matriz ANOVA (anejo IV.4: p. 178-179) se desprende:

1- Los tratamientos no parecen en un principio presentar diferencias


significativas a nivel global en sus comportamientos medios a lo largo
del tiempo estudiado, ya que el factor tratamiento tiene un p =
0'1605 > a = 0'05. Aunque se podría hablar de diferencias
significativas para un a = 0'2. O sea, es posible que algunos
tratamientos en algún momento o bajo determinadas circunstancias a
investigar sí actúen de forma diferente.

2- No parece haber diferencias significativas entre los bloques (réplicas)


ensayados, pues p = O'8327 > a = 0'05, es decir, los bloques parecen
haber tenido en su comportamiento medio un funcionamiento
parecido.

3- En cuanto al factor año, se puede decir con un nivel de confianza del


95% que han sido diferentes entre sí (p = 0'0069), es decir las medias
de todos los tratamientos y bloques y en todos los periodos de cada
año son distintas.

4- También resulta significativa la interacción año*tratamiento, o lo que


es lo mismo, parece que los tratamientos han tenido una actuación
distinta en cada año (p = 0'0341). La escorrentía en cada año para
cada tratamiento es diferente.

5- La interacción año*bloque no es significativa (p = 0'6134), o sea que,


en general, se puede hablar de un comportamiento similar entre los
bloques y los años. Esto confirma el semejante funcionamiento de los
bloques respecto a la escorrentía.

6- El periodo de observación resulta altamente significativo, lo que


representa diferencias notables de comportamiento entre las medias
de todos los tratamientos y bloques en los 22 periodos de los dos años
(p = O'OOOO).

345
BLOQUE 1 BLOQUE 2

testigo testigo
plantaci plantaci
hidrosie T-rj(o^intDr--coo)OT-rjco^in(or«-eo{noT~fs( hidrosie
MjMjMjUjMjiijlijlijiijtOWt/iWt/ítOWíOCOWWCOW ujujiULijuiiULUiuujwwwwwwtówwwwyjco
OOOOOOOOOÍ¡yyJiy!iíLiJLiJUJmwujijjmw hidr.+co OO0O00OO0"J"JJiJ;jJJiJ{íJL!JuJLijmujmLL] hidr.+co
OÜÜOOOOOCjOOOOOOOOOOOOO hidr.+es (JüuoouoOCíOOOOOOOOOOOOO hidr.+es

Figura 7.78: Coeficiente de escorrentía (%) en cada una de las once visitas realizadas a las parcelas, en los dos bloques y en los dos años.
Resultados y discusión Escorrentía

7- Sin embargo, al analizar las interacciones penodo*tratamiento y


periodo*bloque, éstas no existen, ya que p = 0'9021 y p = 0'9961
respectivamente. Con lo cual, se podría decir que las medias de cada
tratamiento (medias de los dos bloques) y de cada dos periodos en los
dos años, así como las medias de todos los tratamientos en cada
bloque promediadas en los once periodos tienen un comportamiento
semejante. Esto puede ser debido a los bajos coeficientes de
escorrentía durante todo el ensayo y a que se enmascaren diferencias
periodo a periodo de cada año (22 periodos) y de cada tratamiento.

8- En cuanto a la interacción año*periodo, sí es significativa (p =


O'OOOO), seguramente a causa de que los periodos de los distintos
años han recibido una pluviometría muy distinta.

9- La interacción año*periodo*tratamiento también resulta significativa


(p = 0'0071'). Los tratamientos han tenido un comportamiento
distinto entre los diferentes periodos de los distintos años, mientras
que año*periodo*bloque no ha salido significativa (p = 0'2757), es
decir que se confirma una actuación equivalente entre los bloques.

Observando los coeficientes del modelo periodo a periodo (anejo IV.4: p.


179) se detecta una cierta variabilidad, ya que existen una gran parte de
periodos con coeficientes de correlación, determinación y ajustados muy
buenos (r = 0^999; r^ = 0'998; r^ ajustado = 0'995), y otros con coeficientes
bastante bajos (r = 0'471; r^ = 0'222; r^ ajustado = - 0'751). Lo que significa
que en ciertos periodos (seis) la variabilidad no queda bien explicada por los
factores del modelo.

El test de esfericidad de Mauchley se cumple (p = 1), por lo que se puede


hablar de covarianzas constantes (anejo IV.4: p. 180).

El test de homogeneidad de la varianza (anejo IV.4: 180) se cumple siempre


menos en tres casos, con lo que esta premisa se incumple levemente.

Las medias estimadas por el modelo (LS means) para cada tratamiento
(anejo IV.4: 180-181) no son significativamente diferentes a un nivel de
significación a = 0'05 (p = O'1606), pero sí podrían considerarse distintas a
un nivel de significación a = 0'2, más acorde con las estimaciones en campo.
Este hecho se detecta en la figura 7.79, donde parece desprenderse que los
tratamientos HE y HC engendran algo más de escorrentía que los otros y HE
genera aún más que el resto. El coeficiente de escorrentía medio (c) para HE
y HC ha sido respectivamente 3'2% y 1'2%, mientras que para el resto c ha
valido O'7% para P, 0'9% para H y 0'9% para T.

Las medias estimadas por el modelo para los dos bloques (medias globales de
todos los tratamientos en cada bloque para todos los periodos de los dos
años) son muy similares entre sí (anejo IV.4: p. 181), 1'4% para el bloque 1 y
1'3% para el 2, lo que subraya lo comentado en la matriz ANOVA.

347
Resultados V discusión Escorrentta

TRATAMIE;LSMeans
Currenteffect F(4,4)=2.9401, p=. 16055
Type III decomposition

• ; ^)
-r ^ / ' ^ X. -

r
L X.
o 1 . _ _ j

< " " ^r "

__ ^ ; .

-2
plantad hidrosie hidr.+co hidr.+es

TRÁTAME

Figura 7.79: Coeficientes de escx>rrentía medios (%) durante el tiempo estudiado para los
tratamientos.

Las medias globales de la escorrentía (medias de tratamientos y bloques) son


2% para el 1^ año frente 0^1% en el 2° año (anejo IV.4: p. 181), lo que
representa que durante el tiempo de ensayo en el 2° año se ha generado
como media menos escorrentía que en el 1°, y estas diferencias son
significativas porque p = 0'0069. Este hecho que aparentemente es un
contrasentido con las precipitaciones anuales registradas está relacionada
posiblemente con los aguaceros que cada año tenían capacidad de engendrar
escorrentía, circunstancia que se trata en el apartado 7.4.3.

La interacción año*tratamiento (anejo IV.4: p. 181) demuestra que las


diferencias r\o son significativas para cada tratamiento en cada año (p =
0'3408), y las LS means, indican que para todos los tratamientos, la
escorrentía en el segundo año ha sido claramente inferior a la del primer año
(figura 7.80). En el primer año se han registrado los siguientes valores
medios de c: P, 0'8%; H, 1'2%; T, 1 1 % ; HC, 1'7%, y HE, 5'2%; en el segundo
año: P. 0'6%; H, 0'5%; T, 0'7%; HC, 0'6%, y HE, 1'1%. De lo que parece
desprenderse también que durante el segundo año las diferencias en los
tratamientos se han hecho mucho menos palpables que durante el primer
año. Este hecho en principio, podría atribuirse al importante grado de
deterioro de la fibra vegetal que se ha observado en las mantas orgánicas
transcurrido el primer intervalo del estudio.

La interacción año*bloque no es significativa como ya se indicó al explicar la


matriz ANOVA y, en cuanto a las medias del modelo, el primer año los
bloques reflejan una actuación parecida, 2'1% en el bloque 1 y 1,9% en el

348
R^íi liados y d\squ$ÍQn Escorrentía

ANIO'TRATAMIE; LS Means

Current effect. F(4, 4¡=8.0298, p=,0340a

Type III decomposrtion

-o- ANIO
1

--»- ANIO
2

Figura 7.80: Coeficientes de escorrentía medios (%) durante cada año estudiado para los
tratamientos.

bloque 2; en el año segundo, tanto en el bloque 1 como en el 2 ha escurrido


el 0'7% de la precipitación (anejo IV.4: p. 182).

En cuanto al factor periodo (anejo IV.4: 182), como ya se vio, éste es


altamente significativo (p = O'OOOO), las medias para cada uno de los 11
periodos de todos los tratamientos en los dos años de estudio son diferentes
entre sí, lo cual es lógico pensando en la variabilidad pluviométrica intranual.

Las medias del modelo para la interacción penodo*tratamiento (anejo IV.4:


p. 183) no son significativamente diferentes (p = 0'9022), o lo que es lo
mismo, en cada periodo de los 11 en los que se dividen los años, las medias
de cada tratamiento no son muy distintas entre sí. Esto es posible
seguramente por la escasa escorrentía recogida en todos los tratamientos
durante todos los periodos y porque al hacer las medias de los tratamientos
y en periodos que no son equivalentes en fechas ni en pluviometría, se
compensan las posibles diferencias. Como se vio en la figura 7.78, los
coeficientes de escorrentía periodo a periodo en cada bloque jamás han
superado el 12% de la precipitación recibida.

Algo parecido pasa con las medias de los bloques para cada uno de los 11
periodos (anejo IV.4: 185), éstas no son distintas entre sí con un p = 0 ' 9 9 6 1 .

En cambio, en la interacción año*periodo (anejo IV.4: p. 186), las medias si


resultan diferentes entre sí; la media del periodo 1 del primer año no tiene

349
Resultados y discusión Escorrentía

mucho que ver con la media del primer periodo del segundo año, ya que los
periodos no son equivalentes en tiempo ni en precipitación recibida, y son las
medias de todos los tratamientos y bloques.

Las medias de cada tratamiento en cada periodo de cada año (anejo IV.4: p.
187) son significativamente diferentes (p = O'OOJl), aunque no lo sean las
medias de los tratamientos en todo el tiempo observado, o en cada uno de
los años. Esto quiere decir que a nivel global se enmascaran diferencias que sí
aparecen si se realiza un análisis periodo a periodo. De hecho al estudiar las
medias de los tratamientos aunque no existían diferencias entre ellas para un
a = 0'05, sí las había para a = O'l, luego es posible que un análisis más
minucioso, como revelará luego el análisis de contrcfstes, se encuentren
comportamientos diferentes entre los tratamientos. No sería de extrañar
esto cuando en los registros de campo, en general, se ha percibido que las
mantas orgánicas han emitido más escorrentía que el resto de prácticas
(figura 7.81), sobre todo durante el primer año.

Al analizar la interacción año*periodo*bloque (anejo IV.4: p. 191) se obtiene


que las medias de cada bloque para los once periodos de cada año no son
significativamente diferentes (p = 0'2757), lo que de nuevo conduce a pensar
que respecto a la escorrentía generada en los bloques durante todos los
periodos observados, no hay motivos para pensar en un funcionamiento que
difiera en gran medida entre bloques.

El test de Tukey (anejo IV.4: 193) no detecta diferencias entre tratamientos


respecto a la escorrentía, mientras que el de Duncan refleja diferencias entre
P y HE, o sea que en HE escurre notablemente más agua que en P.

El análisis de contrastes realizado para estimar si las diferencias detectadas


en la interacción año*periodo*tratamiento (anejo IV.4: 193-230) o por el
test de Duncan son relevantes ha demostrado lo siguiente:

• Los tratamientos P, H, HC y HE no presentan un comportamiento


significativamente diferente a un nivel de confianza del 95% respecto de
T (CNTRSTl, CNTRST2, CNTRST3 y CNTRST4), sin embargo a un nivel
del 90% sí existe diferencia entre T y HE (CNTRST4; p = 0'0536 < a =
O'l).

• Se confirma que P emite menos escorrentía que HE (CNTRST3; p =


0'0433), pero no que H y HC (CNTRSTl y CNTRST2), todo a un nivel de
confianza del 95%.

• H no se comporta de forma distinta a HC (CNTRSTl), pero sí de HE a un


nivel del 90% (CNTRST2; p = 0^0540).

• También existe una diferencia en la emisión de escorrentía entre HC y HE


a un nivel de confianza del 90% (CNTRSTl; p = 0'0760), siendo HE quien
aporta más escorrentía.

350
ANIO*PERIODO*TRATAMIE; LS Means
Current effect: F(40, 40)=2.2038, p=.00710
Type III decomposition

TRÁTAME
plantad
g -^ TRATAMIE
hidrosie
"O- TRÁTAME
hidr.+co
- A - TRÁTAME
hidr.+es
PERI0D02 4 6 8 10 PERI0D02 4 6 8 10 - • - TRATAMIE
1 3 5 7 9 11 1 3 5 7 9 11 testigo
ANIO: 1 ANIO: 2

Figura 7.81: Coeficientes de escorrentía medios (%) para cada tratamiento del terreno, en cada periodo de cada año.
Resultados y discusión Escorrentía

En el contraste periodo a periodo, analizando a un nivel de confianza del


90%, se detecta que (anejo IV.4: 193-230):

+ Durante el primer año T ha originado menos escorrentía que HE en


los 10 primeros periodos y en 5 de los 11 del segundo año.

+ P, al igual que T, genera menos escorrentía que HE en los 10 primeros


periodos del año 1, mientras que sólo se presentan estas diferencias en 3
de los 11 del año 2 (p = 90%).

+ H se ha comportado como P y T respecto a HE, en 9 de los 11


periodos del año 1, mientras que, en el año 2, sólo ha mostrado generar
menos escorrentía que HE en 3 de las 11 ocasiones.

+ HC ha presentado un coeficiente de escorrentía netamente inferior al


de HE en 8 de los 11 periodos del primer año y, en el segundo año, como
en los casos anteriores, solamente ha mostrado ese comportamiento en 3
de las 11 observaciones realizadas.

En resumen, de todo lo anteriormente expuesto se deduce que ante las bajas


escorrentías observadas (c < 12%), la manta de esparto con hidrosiembra (HE) ha
generado unas cifras significativamente más altas que los demás tratamientos (P, T,
H y HC) a un nivel de confianza del 90%. Esta diferencia es muy evidente durante el
primer año (9-10 periodos de 11), mientras que se atenúa en gran medida durante
el segundo (sólo 3 periodos de 11).

En un intento de visualizar los resultados comentados en el párrafo anterior,


la escorrentía engendrada en cada tipo de parcela se ha representado acumulando
los valores de la misma en cada visita frente a los días transcurridos (figura 7.82).
En el gráfico adjunto, se revela como se pueden ajustar los puntos obtenidos a una
recta mediante una regresión lineal, de modo que la pendiente de las rectas
correspondientes a las mantas de esparto son claramente mayores que las del resto
de los tratamientos.

352
Scatterplot (regresión,STA 20v*220c)

Ü
co
LU
CO

i
.. u I.
• i
: 1

-100 200 500 800 -100 200 500 800 -100 200 500 800 -100 200 500 800 -100 200 500 800
TRATAMIE: TRATAMIE; TRATAMIE: TRATAMIE: TRATAMIE:
plantad hidrosie hidr.+co hidr,+es testigo

SDIAS

Figura 7.82: Rectas de regresión por tratamiento y bloque para el total de la experiencia. En abcisas se representan los días transcurridos y en
ordenadas la escorrentía acumulada en mm.
Resultados y discusión Escorrentía

7.4.2.2.- Hipótesis sobre la dinámica de la escorrentía

Los resultados de escorrentía recogida durante los dos años de estudio, como
ya se ha visto al presentar los coeficientes de escorrentía, son pobres en cuanto a
cantidad. Igualmente se ha confirmado que estos resultados no son extraños en
estudios basados en lluvia natural en zonas semiáridas, aunque desde luego no
permiten resaltar como se hubiese deseado, de forma notable, las diferencias
estadísticas detectadas entre los diferentes tratamientos. En este apartado se
muestran los resultados medios obtenidos de escorrentía en cada tratamiento junto
con la precipitación recogida en cada visita a las parcelas y los valores globales para
cada año (figuras 7.83 a 7.85).

En definitiva, se tiene que durante el primer año (figuras 7.83 y 7.85) los
valores de escorrentía recogidos son mayores que los recogidos durante el segundo.
En ese primer año, las mayores escorrentías almacenadas en las trampas han sido
entre el periodo del 2A1/98 al 19/2/99. Esto es debido a las nevadas acontecidas
(2 nevadas con más de 40 mm/nevada) y su consiguiente y lenta fusión.

También se ha engendrado algo de escorrentía en los fenómenos


tormentosos de principios de junio 98, septiembre 98 y en mayo 99 (vid. fig. 7.83),
aunque siempre con un coeficiente menor del 4% para todos los tratamientos. Es de
destacar, durante el primer año, el registro de finales de marzo del 99, donde aún
habiendo llovido 19'6 mm, la escorrentía fue prácticamente inapreciable. La razón
estriba en que en estas fechas se produjo el pico más alto de erosión (más de 2.000
g de tierra erosionada en T), con \o cual las trampas retenían tanto sedimento, que
es muy probable que el material atrapado absorbiera parte de la escorrentía, sobre
todo en las parcelas T, P y H. No obstante, la escasa cantidad de escurrimiento
observado en las parcelas HC y HE, que siempre han recogido más agua, indica que
en cualquier caso la escorrentía habría sido de índole similar a la de ocasiones
anteriores, es decir con coeficientes siempre por debajo del 10%, por cifrar un
umbral superior.

Durante el segundo año (figuras 7.84 y 7.85) resulta singular que la


escorrentía haya sido menor que durante el primer año, cuando la precipitación ha
sido destacadamente superior. Un posible motivo es la menor erosividad de los
aguaceros durante el último periodo, aspecto que se relata en el apartado 7.1.4. El
2° año no se produjo ningún aguacero > 25 mm, mientras que el primer año el 3%
de los aguaceros superaron ese umbral. El segundo año ha sido el de menor grado
de erosividad, concentrándose la misma durante el periodo septiembre-octubre,
debido a una gran cantidad de lluvia recogida, aunque no de carácter tormentoso.
Esta cuestión ha podido influir en que el agua de lluvia haya sido infiltrada en el
suelo con más facilidad o evaporada más rápidamente desde el suelo, al haber sido
menos importante a lo largo del tiempo. La escorrentía más sobresaliente en todos
los tratamientos se produjo durante octubre-00, ya que este mes registró una
considerable cantidad de lluvia: 133 mm que suponen nada menos que casi la cuarta
parte de lo llovido en el año. Por otra parte, mientras alguna de las nevadas del
primer año rondaron los 40 mm, las del segundo fueron del orden de la cuarta
parte, por lo que el agua de fusión del último periodo habrá sido muy inferior a la
del precedente.

354
lio;

100;

90 •

80 •

60 '• :zi_: ---

50;

40^

2o;

10:
_•
• • ' -1
1 1
25/05/98 28/05/98 02/06/98 09/07/98 30/07/98 04/09/98 29/09/98 02/11/98 19/02/99 29/03/99 10/05/99 24/05/99 25/05/99
fecha
• Prec. (mm) 0,0 7,1 61,6 9,5 3,7 25,4 37,6 16,0 116,5 19,6 83,4 33,4 0,0
• Esc. T (mm) 0.00 0,00 0,63 0,00 0,00 0.68 1,12 0.04 2.06 0.00 0,01 1.02 0,00
• Esc. P(mm) 0,00 0,00 0,23 0,01 0,00 0.53 0,37 0,03 1,49 0,01 0,16 1,27 0,00
• Esc. H (mm) 0,00 0,01 0,70 0,01 0,00 0,68 1,34 0,17 2.18 0,03 0,15 0,60 0.00
• Esc.HC(mm) ' 0,00 0,01 0.26 0,01 0,00 1,48 0,99 0,65 3,05 0,05 0,44 0,98 0,00
• Esc. HE (mm) • 0,00 0,37 3,08 0,30 0,17 2,77 3,69 1,31 7,35 0,12 1,43 1,60 0.00

Figura 7.83: Precipitación y escorrentía en cada visita a las parcelas durante el primer año.
180 -

160 - ---

140 -

120 •

E 100 -
E

80 -

60 -

40 - •
1 1
20 •

• Prec, (mm)
•T
0 '

0,0
0,00
1
6,8
0.00

6,0
0,00
1
32.3
0,21
1

0.00
-

133,0
7,64
ny
43,6
0,44
1
72,0
0,00

6,8
0,00
^
1,4
0.00
' 188,3
0,12
1
1
25/05/99 29/06/99 22/07/99 18/08/99 29/09/99 28/10/99 29/11/99 20/01/00 17/02/00 20/03/00,03/05/00 24/05/00 25/05/00
33,0 31,6
0,00
0,0
0,00
fecha

• P (mm) 0,00 0.02 0,00 0,44 0,05 ; 6,07 0.27 0,01 0,00 0,00 0,01 0.01 0,00
• H (mm) 0,00 0,01 0,01 0,34 0,14 4,03 0,37 0,04 0,00 0.00 0,11 0,05 0,00
• HC (mm) 0,00 0,07 0,01 0,21 0,19 1,22 0,12 0,20 0.01 0.00 1,24 0,58 0,00
• HE (mm) 0,00 0,05 0,02 0.88 0,36 2,37 0,36 0,49 0,01 0.00 3,04 0.90 0,00

Figura 7.84: Precipitación y escorrentía en cada visita a las parcelas durante el segundo año.
Parte II Resultados y discusión: Escorrentia

400
4i3,7
350 -

1
300;

250
E
E 200

150

100 -

50 -
22,2
5,6 4,1 5.9 7.9
0- ^^1
Prec. T P H HC HE

550-
^ 1 564^ ::::::: ^^
500^
• • . . • " • - • : : : • :

450-

• :::::::-
1
400-
350-

' ••. ..- ::f.


E 300
E
250
200 • ==:• •

150 =
100- ••
._^B
- -::


50
6,9 5,1 3i9 d.5
0-
•Prec.
JL T P H HC HE

Figura 7.85: Precipitación anual y escorrentia de cada tratamiento en el 1" y 2° año.

Un hecho interesante es la variación del comportamiento de HE frente a los


demás. Durante el primer año se observa que claramente ha provocado más
escorrentia (22*2 mm frente a 7'9 mm de HC, 5,9 mm de H, 4*1 mm de P y 5'6 mm
de T), mientras que durante el segundo su actuación ha diferido mucho menos
significativamente, como se demostró en el apartado anterior (8'5 mm, frente a 3'9
mm de HQ 5*1 mm de H, 6'9 mm de P y 8'4 mm de T). Y como también se indicó,
esta situación es muy probable que sea debida a la disminución de la cantidad de
fibra vegetal presente en las mantas, por su progresivo deterioro. También esta
circunstancia, demuestra que el comportamiento de HE durante el primer año es
claramente superior en la generación de escorrentia, pues si este hecho se debiera a
una deficiente instalación de las canaletas Gerlach, la tendencia se hubiese
mantenido durante el segundo año, lo que no ha sucedido así.

357
Resultados v discusión Escorrentía

7.4.3.- Discusión de resultados

Las escasas diferencias obtenidas en las escorrentías engendradas por cada


tratamiento, también han sido detectadas en otros trabajos con geotextiles
(Rickson, 1995; Sutlierland y Ziegler, 1997b). Rickson refleja que con lluvia
simulada no encontró diferencias significativas (a = 0'05) entre mantas y redes
orgánicas y sintéticas y los coeficientes de escorrentía superaban en un 10% los de
las parcelas control. Sutherlandy Ziegler (1997b), trabajando con lluvia artificial en
pendientes del 9%, obtienen coeficientes algo menores de las mantas con respecto al
terreno desnudo, aunque sin diferencias significativas para a = 0'05.

Fifield y Malnor (1990) denotan que un incremento en la densidad


volumétrica de los geotextiles naturales aumenta la escorrentía. Armstrong y Wall
(1991) señalan que las mantas de fibra no actúan distinto a los terrenos desnudos
respecto a la escorrentía. Aunque las mantas interceptan satisfactoriamente la
lluvia, indican que la transmiten ladera abajo sin contactar con la superficie del
terreno. También Rickson (1995) sugiere que este efecto puede adquirir relevancia,
por lo que debe considerarse en el diseño de los drenajes a pie de talud, tales como
caces, cunetas, zanjas de conducción, etc. Rickson (1995) indica como la orientación
de las fibras de las mantas según la pendiente o a través puede acelerar o retrasar la
transmisión de escorrentía hacia el pie del talud ya que ésta resbala por las fibras
sin contactar con el suelo. Estas observaciones de Rickson y Armstrong y Wall
confluyen con la nuestra y refuerzan el concepto de efecto palloza aquí expuesto,
sobre todo detectado para las mantas de esparto durante el primer año. Es decir, en
pendientes extremas, las mantas orgánicas pueden orientar la escorrentía
interceptada a lo largo de las fibras, en sentido del declive, sin transmitirla al
terreno. Esto, en parte disminuye la aportación de agua a los taludes, por lo que
cabría estudiar su influencia en la revegetación de fuertes pendientes, aunque en un
estudio de Fifield (1992) sobre el efecto de los geotextiles en la revegetación de
zonas áridas se afirma que las mantas or§án\cas favorecen la revegetación. Por otro
lado, como señala Rickson (1995) sí es cierto que el aporte al pie del talud puede
incrementar las necesidades de sección en los drenajes de las obras.

También cabe la posibilidad de que la escasa revegetación alcanzada en las


mantas haya influido en esta mayor generación de escorrentía. Grace et al. (1997,
1998) encuentran que las mantas instaladas en desmontes de carreteras de
Alabama produjeron una clara reducción de la escorrentía (17%), sin embargo sus
porcentajes de cubrición de las mantas por las herbáceas había sido muy próximo al
100%. Por lo cual puede pensarse que la escorrentía de las mantas podría verse
afectado por este hecho, y que alcanzando niveles de revegetación altos, el efecto
puede anularse. De hecho, Benik et al. (2000), en un reciente estudio bajo lluvia
simulada y natural en taludes de autopistas estadounidenses concluye que las
escorrentías están relacionadas con el % de vegetación, y que las parcelas con
mantas orgánicas tuvieron, por tanto, menor escorrentía que las parcelas testigo.

En definitiva, el hecho de haber encontrado en este trabajo mayor


escorrentía en el esparto, y algo en el coco, significativa a un nivel de confianza del
90%, hacen pensar en que debe profi^ndizarse en este proceso, pero, por otro lado,
dados los bajos coeficientes de escorrentía detectados (< 12%) durante las

358
Resultados y disaisión Escorrentía

experiencias, y ya que este comportamiento parece desaparecer durante el segundo


año a causa de la degradación del geotextil, se puede pensar que la importancia es
mínima y que sólo afectaría en algunos casos al diseño de ciertos drenajes asociados
a las obras de infraestructura durante un periodo de tiempo máximo de un año.

Otra cuestión interesante es haber detectado poca escorrentía en las parcelas


testigo ensayadas en Falencia. Sin embargo esta circunstancia no parece resultar
definitivamente tan extraña. Mientras que no son raros los trabajos en los que se
han detectado comportamientos parecidos, incluso en distintos lugares de la
península (López Bermúdez et al., 1993; Ruiz-Flaño, 1993) e incluso simulando
lluvias de periodo de retorno pequeños (Cerda, 1998); también circunstancias
propias de los taludes como el intenso agrietamiento de la superficie pueden tener
su influencia. Nlicolau (1992) atribuye la mayor heterogeneidad de la escorrentía
conformada en estériles de minas en España al cncostramiento y agrietamiento de la
superficie del terreno, características que también se dan en nuestros desmontes.
Haigh (1978), trabajando sobre desmontes de carreteras, indica como las grietas
pueden actuar como claros interceptores de escorrentía y de sedimentos.

Relacionado con esto, igualmente se demostró (vid. apdo. 7.2.2.6, pág. 280)
que los taludes alcanzaban unos valores de rugosidad elevados (rugosidad media, c^
= 17'76) en comparación con otros tipos de suelos rugosos (c^ = 13'12) (Saleh,
1993). Y De Ploey (1985) señala como la rugosidad puede actuar en cierto modo
como pequeñas represas que retienen el flujo superficial. Esta circunstancia puede
reproducirse en nuestros taludes (vid. figura 6.13, pág. 225), sobre todo cuando
durante el periodo de estudio no han acontecido precipitaciones importantes (vid.
apdo. 7.1).

Por ejemplo, González-Hidalgo (1992) observa en el sector semiárido


aragonés que de 71 días de lluvia contabilizados durante 18 meses, sólo en 16 se
produjo escorrentía. Puigdefábregas (1992) resalta cómo en unos ensayos en una
vertiente de Filabres (Almería) precipitaciones < 5 mm no generaron escorrentía,
precipitaciones entre 5 y 20 mm engendraron escorrentías muy débiles (< 2 mmX y
sólo episodios de lluvia superiores a 20-25 mm fueron capaces de originar una
escorrentía apreciable. Desir et al. (1992) también subrayan que en el centro de la
Depresión del Ebro, lugar con una agresividad pluvial muy similar a la nuestra
(ICONA, 1988), las precipitaciones < 10 mm originan una escorrentía prácticamente
nula. González del Tánago y Blanco (1997) encuentran en unas experiencias en
Guadalajara que precipitaciones por debajo de 20 mm no producían diferencias en
la escorrentía generada bajo distintos tipos de vegetación, mientras que sí se
acusaban con alturas de lluvia mayores. Cerda (1998) indica mediante simulación de
lluvias con periodo de retorno de 5 años (55 mm en 1 hora) en el sudeste español
que no se observa flujo superficial sobre el terreno en condiciones de suelo seco y
que es necesaria la ocurrencia de eventos extremos para su génesis.

En nuestro caso, las lluvias erosivas han supuesto únicamente 12 episodios,


mientras que de todas las acontecidas en este intervalo las que han tenido < 5 mm
han supuesto el 85% de los eventos, < 10 mm, más del 90%, entre 5 y 20 mm, un
95%, y sólo el 5% de los aguaceros han superado los 20 mm (vid. fig. 7.15).

359
Resultados y discusión Escorrentía

En definitiva, el escaso escurrimiento de las parcelas se explica por la


pequeña cantidad de agua recibida en relación con las características de los
episodios de lluvia. En cuanto a las parcelas testigo, propiedades específicas de estos
terrenos como son las grietas de desecación de la costra que protege el regolito, así
como las debidas a la meteorización de la roca en el talud y la importante
rugosidad, consecuencia de la elevada plasticidad del sustrato, parecen ser los
motivos principales.

360
Resultados y discusión Cubierta vegetal

7.5.- ESTUDIO DE LA CUBIERTA VEGETAL

7.5.1.- Introducción

Al plantear el estudio del control de erosión en fuertes pendientes


aparentemente estables (en la fase previa, no se detectaron fenómenos de
deslizamiento en masa), se esperaba que la vegetación influyera totalmente en dicho
control. El papel beneficioso de la vegetación en todo tipo de terrenos para reducir
las tasas erosivas está sobradamente demostrado en la literatura científica
(Wischmeier y Smith, 1978; Gray y Sotir, 1996; Rickson y Morgan, 1995; Sprague,
cit. NIorthcutt, 1999), por lo que parecía claro que los tratamientos sobre los
desmontes deberían basarse en la recuperación de una cubierta vegetal adecuada.

Como se comentó en el capítulo 3 (pág. 95), las técnicas de revegetación que


se han querido contrastar, son aquéllas que están más ampliamente utilizadas en
nuestro ámbito, buscando siempre un efecto beneficioso en el paisaje. Por ello, se
consideraron el tratamiento con hidrosiembra (H), con arbustivas únicamente (P) y
los tratamientos combinados de manta (esparto (HE) o coco (HC)) junto con la
hidrosiembra.

Una vez analizados los efectos de cada uno de los tratamientos sobre la
erosión de los taludes y la escorrentía, aquí se pretende establecer la razón de estos
comportamientos sobre la base del grado de revegetación alcanzado con cada uno.
En los dos apartados anteriores se ha demostrado que HC y HE han sido los que han
ejercido un mayor control de erosión, seguidos de H, mientras que P, ha tenido un
efecto incluso perjudicial. Desde el punto de vista de la escorrentía, se ha detectado
que HE ha generado un mayor escurrimiento que el resto de los tratamientos,
aunque en todos los casos, dicho escurrimiento ha sido pequeño. Ahora, lo que se
intenta es, mediante la evaluación de la cubierta vegetal, ahondar tanto en los
resultados de erosión y escorrentía y determinar el grado de éxito de las prácticas
utilizadas para el reverdecimiento de la zona.

7.5.2.- Presentación de resultados

7.5.2.1.- Cubierta vegetal en los tratamientos de desmonte

Los resultados de la cubierta vegetal alcanzada en los tratamientos se


refieren a tres periodos. El primero de ellos corresponde a finales de la primavera
del 98, consiguiente al inicio de la revegetación; después, se realizó otra medida al
cabo del primer año (junio 99') y una tercera evaluación de cobertura al final de la
primavera del segundo año (junio 00).

El muestreo se acometió, como se describió en el apartado 6.5, en seis filas de


subparcelas (0'5 m x 0'5 m) alternas cada 0'5 m, comenzando desde la cabecera del
talud en las parcelas tratadas con hidrosiembra y en las testigo. Las parcelas de

361
Resultados y discusión Cubierta vegetal

arbustivas se comparan a posteriori, ya que su cobertura se midió a nivel total de


parcela y no por subparcelas, para esquivar cifras no representativas de este último
tratamiento.

Sin embargo, conviene señalar que en el análisis que a continuación se


desarrolla, se ha realizado un cambio de variable, de forma que los resultados se
refieren al log(l + % cubierta vegetal)^. Mediante este cambio de variable se
consigue respetar de modo razonable todas las hipótesis estadísticas previas y
detectar si existen diferencias significativas entre tratamientos.

Los resultados del cambio de variable para la media de cada fila en cada
tratamiento, en cada bloque y periodo se muestran en las figuras 7.86 a, b y c.

Los resultados que a continuación se exponen pueden contrastarse con las


matrices resultantes del estudio estadístico CANOVA, test de esfericidad,
homogeneidad de varianzas, LS means, test de LSD, test de Tukey, test de Duncan
y análisis de contrastes) que se adjuntan en su totalidad en el anejo estadístico
IV.5: p. 233. Todo el estudio se ha realizado con un nivel de significación a = 0'05,
aunque cuando se observan diferencias para otros niveles de significación se Indica.

PERIODO'TRATAMIE'BLOQUE'FILA; LS Means Within Factors: Levt


PERIODO, 1
Currenteffect F(30,96)=1.3535, p=.13643

Type lil decomposition

-O- TFiATAMIE
hidrosie

-*- TRÁTAME
hidr+coc

-*- TRATAMIE
hidr+esp

•^- TRATAMIE
testigo

BLOQUE; 1 BLOQUE: 2

Figura 7.86 a): Resultados de la revegetación Oog(l+%cobertura)) al final del l^'" periodo.

^ Esta variable tiene una función meramente estadística, ya que los datos de revegetación tai y como se
lian producido no cumplen las hipótesis previas al análisis estadístico.

362
Resultados v dhcusión Cubierta vegetal

PERIODOTRATAMIE*BLOQÜE"FILA; LS Means Within Factors Leve


PERIODO 2
Currenteffect F(30, 96)=1,3535, p=.13643

Type III decomposition

# -o- TFÍATAMIE
hidrosie

-»- TRÁTAME
hidr+coc

o TRÁTAME
hidr+esp

-A- TRATAMIE
testigo

BLOQUE. 1

Figura 7.86 b): Resultados de la revegetación Oog(l+%cobertura)) al final del 2^ periodo.

PERIODO'TRATAME'BLOQUE'FILA: LS Means Within Factors: Leví


PERIODO 3
Currenteffect: F(30, 96)=1.3535, p=.13643

Type III decomposition

# -O- TRATAMIE
hidrosie

-•- TRÁTAME
hidr+cDC

-o- TRÁTAME
hidr+esp
-0,5
FILA FILA -t.- TRATM1IE
testigo

BLOQUE. 1 BLOQUE: 2

Figura 7.86 c): Resultados de la revegetación Oog(l+%cobertura)) al final del periodo 3".

363
Resultados y d'iscusión Cubierta vegetal

Del estudio sobresalen las siguientes consideraciones:

La matriz ANOVA (anejo IV.5: p. 236) revela que:

1. Los tratamientos, de forma general, para todo el tiempo del estudio y


para las condiciones en que se ha desarrollado, presentan diferencias
significativas entre sí a un nivel de confianza del 95% (p = O'OOOÓ).

2. Igualmente, los bloques (réplicas) parecen tener a priori diferencias entre


ellos (p = 0'0382). O lo que es lo mismo, las medias de los tratamientos
en cada bloque reflejan ciertas diferencias netas que se comentan más
adelante en las interacciones tratamiento*bloque y periodo*
*tratamiento*bloque.

3. Respecto a las filas, éstas presentan un marcado contraste entre sí (p =


O'OOOÓ). Ello significa que se detecta una respuesta singular referida a las
medias evaluadas para todos los tratamientos y periodos a nivel global. Es
decir, la media de cada fila para todos los tratamientos en conjunto,
bloques y periodos son distintas.

4. Las filas también son diferentes entre sí en cada tratamiento durante


todo el tiempo estudiado (p = 0'0152), lo que implica que la tendencia
anterior se mantiene para cada tratamiento.

5. La interacción bloque*fila no resulta significativa (p = 0'6565), o bien las


filas no presentan comportamientos distintos comparando los respectivos
bloques.

6. Lo mismo que antes, sucede al estudiar la interacción


tratamiento*bloque*fila. Ésta no resulta significativamente diferente (p =
O'1427). O sea que entre filas respectivas de cada tratamiento y bloque,
para todo el tiempo, no se detectan coberturas vegetales sensiblemente
diferentes.

7. Respecto a los 3 periodos analizados, sí se aprecian coberturas distintas al


final de cada intervalo entre las medias globales de cada uno (p =
O'OOOÓ).

8. Al comparar las diferencias al final de cada periodo y para cada


tratamiento, éstas son relevantes al 95%, (p = O'OOOO), de lo que se
desprende que se descubren resultados algo mejores en ciertos
tratamientos en cada periodo.

9. Al final de cada periodo, las medias de los bloques sí son


significativamente diferentes (p = 0'02684), al igual que en el punto 2.

10. En el ámbito global del estudio, las filas, en las fechas de medida de la
cobertura (tres periodos), también lo son (p = 0'0006).

364
Resultados y discusión Cubierta vegetal

11. Del mismo modo lo son las filas, dentro de cada tratamiento, al final de
cada intervalo (p = 0'0019) (vid. anejo IV.5: p. 236).

12. Por otro lado, no lo son las filas de los bloques, al final de cada periodo (p
= 0^3335) (vid. anejo IV.5: p. 236).

13. Para finalizar, tampoco lo son las medias de cada fila, en cada
tratamiento y bloque al final de cada uno de los tres periodos (p =
O'1364). Es decir, que los resultados obtenidos comparando las medias de
cada fila en cada tratamiento de un bloque, con las respectivas del otro
bloque y en cada uno de los periodos no son significativamente diferentes
a un nivel de confianza del 95%.

Respecto a los coeficientes de correlación del modelo éstos son: 0'91, 0'93 y
0'89 para cada uno de los 3 periodos. Análogamente los coeficientes de
determinación son 0'83, 0'86 y 0'79 respectivamente, y, por último, los
coeficientes ajustados (por ser un modelo sobreparametrizado): 0'66, 0'73 y
0'58, en cada periodo (anejo IV.5: 237). Esto representa que la variabilidad
en la cobertura vegetal en los tratamientos está suficientemente explicada
por los factores del modelo analizado.

De la matriz de las medias estimadas de la variable por el modelo estadístico


CLS means) para todo el estudio en su conjunto (anejo IV.5: 237), se
desprende que, como ya se ha indicado, los tratamientos han resultado
sensiblemente diferentes (p = O'OOOÓ). Su comportamiento se visualiza en la
figura 7.87 y 7.88. El mejor resultado se podría atribuir a HC Oog (l+%cob.)
= 2'300; 12'9% de cobertura vegetal), seguido de HE (2'0O5; 10'0%), H
(1'755; 7'7) y T (0'6289; 3'4%). Aunque los resultados aparentemente no
reflejan grandes diferencias, el solapamiento de los intervalos de confianza
para un nivel de confianza del 95% prácticamente no existe (tabla 7.22). P ha
ofr-ecido unos resultados intermedios entre HE y H, aunque a diferencia del
resto de los tratamientos, presenta una cobertura despegada del suelo y
menos efectiva para el control de la erosión.

Los bloques en general, al final del estudio, han presentado una actuación
diferente. Las medias logarítmicas son: bloque 1=1'7688, bloque 2=1'5260.

Atendiendo a las seis filas muestreadas, se descubren diferencias notables


entre las medias (p = O'OOOO), lo que se representa en la figura 7.89 (anejo
IV.5: 237-238). Esto refleja que ha habido mayor cobertura en la fila 1 en
cabecera (Oog(l+%cob.)= 2'6371), a nivel global, y que la cubierta vegetal ha
ido siendo menor según descendíamos de fila, con relación a todo el tiempo
que ha durado el estudio.

365
Resultados y discusión Cubierta vegetal

TRÁTAME; LSMeans
Currerrteffect F(3,48)=38.090, p=.00000
Type III decomposltion

3,0

2.5 -

3 2.0

J 1-5

0.5

0.0
hidrosie hidr+coc hidr+esp testigo

TRÁTAME

Figura 7.87: Resultados globales Oog(l+c.v.%)) para cada tratamiento al final de los dos años
observados.

Tabla 7.22: Medias e intervalos de confianza inferior y superior de la variable, a


un nivel de confianza del 95%, para los tratamientos y medias de cobertura
vegetal durante el tiempo observado.

Media I.C.I. I.C.S. Media C.V.


Tratamiento
(logCl+cob.%) (95%) (95%) (%)
H 1'7549 1'5259 1'9839 7'7
HC 2'2003 1'9713 2'4294 12'9
HE 2'0053 l'77é3 2'2344 lO'O
T 0'6289 0*3999 0'8579 3'4
P - - - 9'0

366
Resultados v discusión Cubierta vegetal

14
12,9
12 --

10

s- 8 -

2 -

testigo pbntación hidrosiembra hidr-Kioco hidr+esparto


tratamiento

Figura 7.88: % de cubierta vegetal medio al final del estudio para los distintos tratamientos.

FILA: LS Means
Currentefféct F{5,48)=12.889, p=.D0O00
Type III decomposilion

Figura 7.89: Evolución media de la vegetación en las filas a lo largo del estudio.

367
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Analizando las medias de cada parcela de tratamiento en cada bloque por


separado para todo el tiempo de estudio (anejo IV.5: p. 238) (figura 7.90), se
detectan diferencias significativas (p = 0'00076), sobre todo motivadas
porque el tratamiento HC en el bloque 1 ha mostrado un grado (19'2%)
notablemente superior de recuperación vegetal (tabla 7.23).

Tabla 7.23: Medias e intervalos de confianza inferior y superior de la variable, a


un nivel de confianza del 95%, para los tratamientos en cada bloque y medias de
cobertura vegetal durante el tiempo observado.
Media I.C.I. I.CS. Media C.V.
Tratamiento
(log(l+c.v.%)) (95%) (95%) (%)
H1 1'5106 1'1866 1'8345 6'3
H2 1'9992 1'6753 2'3231 9*1
HC 1 2'6 709 2'3470 2'9948 19*2
HC2 1'7298 1'4059 2*0537 6*6
HE 1 2'1734 1*8495 2*4973 11'8
HE 2 1'8372 r5133 2'1611 8'2
TI 0'7202 0'3963 1'0441 5'4
T2 0'5376 0*2137 0'8615 1'4
P 1 - - - 9'0
P2 - - - 9*0

25

19,2
20

-=. 15
11.8

#^ #^ o^"^ é^ -^ -^ ^ ^
^ ^ .^ -é^ -^ ^ -^s- -s^
tratamiento

Figura 7.90: % de cubierta vegetal medio por tratamiento en cada bloque y en el tiempo del
ensayo.

368
Resultados y discusión Cubierta vegetal

El resultado entre las filas de cada tratamiento también resulta diferente


para el cómputo total de los periodos (anejo IV.5: 238-239) (p = 0'01525).
En la tabla 7.24 y figuras 7.91 a 7.93 se observa una clara diferencia entre T
y el resto de los tratamientos H, P, HC y HE. También se podría hablar de un
resultado para las mantas superior a H y a P, aunque estas diferencias son
mucho menos patentes. Una última cuestión es cómo la fila 1 presenta una
cantidad de vegetación muy superior prácticamente en T, H, HC y HE.

Tabla 7.24-: % medio de cubierta vegetal por filas durante todo el ensayo.
fila T P H HC HE
1 17,3 9 13,7 16.5 25,3
2 1,8 9 6.7 14,5 8.5
3 0,1 9 6,9 8.2 10,3
4 0,1 9 3,9 19.8 5.6
5 0.2 9 8,8 11.2 4,9
6 1.1 9 6,1 7.1 5,3

TRATAMIPFILA; LS Means
Currenteffect F(15, ')8)=2,2910, p=.01525
Type III decomposition
3.5

3.0 *^
2.5

2,0

1,5
- o - TRATAMIE
ss hidrosie
1.0
-*- TRÁTAME
0.5 hidr+coc
-o- TRÁTAME
0.0 hidr+esp

-0.5 - f i - TRÁTAME
3 4 testigo

FILA

Figura 7.91: Resultados globales de la vegetación a lo largo del talud en cada tratamiento.

369
Resultados v discusión Cubierta vegetal

TRATAMIE'FILA; LS Means

Currenteffect F(15, 46)=2.2910, p=,01525

Type lil decomposition

hidrosie hidr+coc hidr+esp testigo

TRÁTAME

Figura 7.92: Relación del éxito de revegetación entre filas y tratamientos para los dos años.

Figura 7.93: % de cubierta vegetal medio por filas y tratamientos durante el ensayo.

El comportamiento general de las mismas filas en los dos bloques y para los
dos años de estudio, es parecido no descubriéndose diferencias notables entre
cualquier fila de uno de los bloques y la correspondiente del otro (p -
0'65648). El resultado es semejante en ambos bloques (anejo IV.5: 239-240),
presentándose el % de cubierta vegetal más alto también en cabecera de
talud (fila 1).

370
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Tampoco resaltan diferencias notables (p = 0'14271) al estudiar la


interacción tratamiento*bIoque*fila (anejo IV.5: p. 240-241), o sea que las
medias estimadas por el modelo r\o son esencialmente diferentes entre
tratamientos, filas y bloques para el conjunto de los tres periodos.

Los tres periodos evaluados reflejan en su conjunto (anejo IV.5: 242), para la
media de todos los tratamientos y bloques una cobertura diferente (p =
O'OOOOO). En la 1^ evaluación se ha alcanzado la máxima cobertura vegetal
(log(l+%cob.)= 1'8597) (figura 7.94). Ésta ha descendido bastante al final
del 1^ año (log(l+%cob.) = 1'4459, 2^ periodo), para luego recuperarse algo
durante el 2^ año (log(l+%cob.) = 1'6364, 3^ periodo).

Las medias de los tratamientos en cada periodo (figuras 7.95 y 7.96) son
significativamente diferentes (p = O'OOOO) (anejo IV.5: 242). La tónica en los
tratamientos , memos en P, es: la cubierta vegetal desáende al final del 1^
año, para ascender algo después aunque sin sobrepasar los valores iniciales
en H y HC; en HE se observa un descenso progresivo (tabla 7.25). H ha
presentado en los 3 periodos las siguientes cifr-as: 9'7%, 4'4% y 8'9%; HC,
16'5%, 9'8% y 12'3%i HE, 12'8%, 9'2% y 7'9%. En P, en cambio, la cubierta
vegetal se incrementa debido al crecimiento de los arbustos (5%, 10%, 12%).
Por último, en T, el 3 ^ año descubre un nivel por encima del inicial (3'4%,
1'8% y 5'1%). Esto no es de extrañar, ya que T se ha hallado casi siempre
totalmente desnudo y cualquier variación es fácilmente detectable. En
cualquier caso, los niveles de protección de la vegetación en todos los
tratamientos han sido muy bajos, no sobrepasando nunca el 17% de
cubrición del terreno. Esto se confirma también a través de los test de rango
múltiple (LSD, Duncan y Tukey) realizados para contrastar periodo a
periodo cada tratamiento entre sí y entre tratamientos para cada periodo.

PERIODO; LSMeans

Currenteffect F(2,96)=25.974, p=.00000

Type III decomposition

2.1

2.0

1.9
"•^ i
3 1.8

1.7

I 1.6

1.5

1.4

1.3

1.2
2

PERIODO

Figura 7.94: Comparación áe los resultados medios globales en los tres periodos.

371
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Tabla 7.25: Evolución de la cubierta vegetal (%) por periodos y


tratamientos.
periodo
tratamiento
1 2 3

testigo 3,38 1.77 5,08

plantación 5,00 10,00 12.00

h id resiembra 9.73 4,35 8.90

hidr+coco 16,54 9,75 12,33

hidr+esparto 12,79 9.21 7,90

PERIODOTRATAHIE; LS Means

Current effcct F(6,96)=7.1914, p=.ODOO0

Type III decomposition

-o- TRÁTAME
hidrosie

-•- TRÁTAME
hidr+coc

-o- TRÁTAME
hidr+esp

-^- TRÁTAME
testigo

PERIODO

Figura 7.95: Evolución de la vegetación en los tres periodos y en cada tratamiento.

372
Resultados y discfjs'ión Cubierta vegetal

18
• periodo 1 ^ ^
16
• periodo 2 ^ |
• periodo 3 ^U
14

3 12 - g ...
O)

S 10
1
n
•S
n
R J.
O -

|H
1 1 1 ' 1 1

lii testigo ptantaclón hidrosieiTbra hidr+coco hidr+esparto

Figura 7.96: Evolución de la vegetación (%) en los tres periodos y en cada tratamiento.

Las medias de los bloques en cada periodo (anejo IV.5: p. 2 4 3 ) tienen u n


comportamiento similar al descrito en el apartado anterior para los
tratamientos. Las medias son diferentes entre sí (p = 0'0268), produciéndose
un descenso en el grado de revegetación del primer año ( 1 ' 5 2 4 4 ; 1'3675),
para producirse un incremento en el segundo ( 1 ' 8 4 8 7 ; 1'4241), aunque sin
superar los niveles de partida ( 1 ' 9 3 3 2 ; 1'7862).

En cuanto a la interacción periodo*fila (anejo IV.5: 243-244) es significativa


(p = 0 ' 0 0 0 6 1 ) , la media general de las filas posee u n comportamiento
semejante al de los casos anteriores. La tendencia de casi todas las filas, en
cuanto a la cubierta vegetal es de descender al final del primer año con
respecto a la situación inicial de los tratamientos, para luego, incrementarse
al final del segundo año. Esta tendencia se rompe en la fila de cabecera de
talud, fila primera, ya que en esta zona la cobertura se va incrementando
paulatinamente con el tiempo. También la fila quinta se comporta de modo
distinto, aunque de forma contraria a la primera. Es decir, en este caso, la
cubierta vegetal disminuye al cabo de los años (figura 7.97).

Analizando los resultados penodo*tratamiento*bloque (anejo IV.5; p. 244-


245) se aprecian diferencias significativas entre los tratamientos,
comparando los bloques en cada periodo. Así por ejemplo, mientras que H en
el bloque 1 ha ofi-ecido peores resultados que en el bloque 2, HC ha
presentado unos resultados contrarios, mejores en el bloque 1 que en el 2.
HE y T, en cambio, han tenido un comportamiento parecido en ambos
bloques, respectivamente (figura 7.98),

3 73
Resultados y discusión Cubierta vegetal

PERIODO'FILA; LS Means

Currenteffect F{10, 96)=3.4637, p=.0O061

Type III decomposition

-o- PERIODO
1

-H(K PERIODO
2

--*- PERIODO
3

Figura 7.97: Evolución de las filas (valor medio de todos los tratamientos) a lo largo de los
períodos estudiados.

30

11 periodo 1

• perbdo 2

• periodo 3

Figura 7.98: Cubierta vegetal (%) por tratamiento, periodo y bloque del ensayo.

374
¡insultados y discusión Cubierta vegetal

Si se observa la figura 7.99, se detecta que las filas, para los tratamientos, en
cada periodo han ofrecido una cobertura vegetal notablemente distinta (p =
0'00189). Allí se observa como las diferencias entre filas, dentro del primer
periodo tras la revegetación, no son grandes; aunque al final del segundo y
tercer periodos se produce un claro contraste entre la primera fila de todos
los tratamientos y el resto de ellas. En las figuras 7.100, 7.101 y 7.102 se
observa el estado de las parcelas en cada periodo.

PER10D0'TRATAMIE'FIU\; LS Means
Currenteffect: F(30, 96)=2.2153, p=.00189
Type III decomposition

- O - TRÁTAME
EP
hidrosie
-9- TRATAMIE
hidr+ccx:
-<.- TRATAMIE
hidr+esp
-A- TRATAMIE
2 4 6 FILA 2 4 6 FILA 2 4 6
testigo
3 5 1 3 5 1 3 5
PERIODO; 1 PERIODO: 2 PERIODO. 3

Figura 7.99: Diferencias entre periodos, tratamientos y filas en cuanto a respuesta vegetal.

No parecen existir diferencias significativas entre las filas (medias de todos


los tratamientos) respectivas de los bloques, en los tres periodos (p =
0*33345) (anejo IV.5: p. 248). Esto significa que las medias por filas de los
tratamientos para todo el bloque conjunto camuflan las diferencias entre
tratamientos, ya que se ha visto que los tratamientos en cada periodo y por
fila sí eran notablemente distintos.

No resultan distintas las cifras de las filas, de cada tratamiento, en cada


bloque y para los tres periodos. O sea que los comportamientos, en principio,
han resultado bastante homogéneos entre sí (p = 0'13643), sin embargo de
la tabla 7.26 y las figuras 7.86 a), b) y c) se desprende que hay una clara
diferencia entre las parcelas tratadas y las no tratadas, aunque ésta tiende a
ir desapareciendo conforme transcurre el tiempo. También parece detectarse
que HC ofrece resultados algo superiores a los demás tratamientos y que si se
mantuviese la tendencia en P, éste sería a la larga el mejor tratamiento.

375
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Al realizar el test LSD (anejo IV.5: p. 255) se comprueba que efectivamente


se puede hablar de un resultado notablemente mejor de los tratamientos HC
y HE respecto de la revegetación natural (T), a un nivel de confianza del 95%.
Y que los resultados de cobertura vegetal son significativamente mejores en
H, HC y HE, con un nivel de confianza del 90%. Estos resultados son
confirmados mediante el test de Duncan, aunque no por el test de Tukey.
Este último sólo descubre leves diferencias de HC respecto a T, para un nivel
de confianza del 90%.

El test LSD resalta una cubierta vegetal marcadamente superior en la


primera fila respecto a todas las demás para un nivel de confianza del 95%.
Esto es confirmado por el test de Duncan y el de Tukey al mismo nivel de
confianza.

A continuación se aplica el test de contrastes (anejo IV.5: p. 257-259) entre


las medias de las filas de cada tratamiento y las medias de las filas respectivas
de T. Este análisis tiene por objeto buscar tendencias en la distribución de las
herbáceas en el desmonte en los tratamientos y entre los tratamientos. En
primer lugar, del análisis se desprende que existe una clara diferencia
positiva entre las medias de H, HCy HE respecto a T para las filas 3, 4, 5 y 6,
y además para HC y HE de la fila 2. En cambio, los resultados obtenidos en
todos los tratamientos y en T en la fila 1 no reflejan diferencias.

En los contrastes entre H y el resto (anejo IV.5: p. 260-262), H ha reflejado


mucha menor cobertura en la fila 2 y 4 respecto a HC, y en la fila 1 respecto
a HE. En el resto de filas la cobertura de H, ha sido muy semejante a las de
HC y HE, es decir, aunque haya diferencias, menor cobertura en general, no
es significativa al 95% de nivel de confianza.

Contrastando las filas de HC con las de HE (anejo IV.5: p. 263-265), se ve que


las diferencias entre medias son discretamente positivas a favor de HC, y que
la mayor amplitud se produce en la fila 4.

Posteriormente se han contrastado en cada tratamiento la primera fila de


vegetación con el resto de las filas (anejo IV.5: p. 266-269) observándose
que: en H la fila 1 ha tenido claramente más vegetación que la 2 y la 4,
aunque también ha tenido algo más que las otras; en HC, la fila 1 presenta,
en general, más cobertura vegetal que el resto, destacando en este sentido la
comparación entre esta fila y la 3 y la 6. En HE y en T, el contraste sale
netamente positivo entre la fila 1 y el resto, o sea que todas las filas en
ambos tratamientos tienen menos vegetación que la fila 1.

También se ha contrastado la fila 6 con el resto de filas en los tratamientos


(anejo IV.5: p. 270-272), por si existía una acumulación de plantas a pie de
talud, desprendiéndose lo siguiente:

• No se encuentran diferencias significativas entre ella y las demás en H.

376
Figura 7.100: Aspecto de las parcelas al principio del primer periodo (junio 1998).
?i5aBEí-" "—^"ü^^Tiirai

•"•"••f"^
-"''t'ííl,- -íT. -¿i-Ja/-'-.-,

¿.^T'---

-.&vJ^ ^'*li»- ;-';a?'

Figura 7.101: Aspecto de ias parcelas al final del segundo periodo (junio 1999).
Figura 7.102: Aspecto de las parcelas al final del tercer periodo (junio de 2000).
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Tabla 7.26: Resultados de cubierta vegetal en %, por tratamiento. aloque, fila y periodo.
%cv. %c.v. %C. V. %c.v.
tratamiento periodo fila fecha
bloque 1 bloque 2 fila tratamiento
1 32,5 5 18,8
2 1 1 1,0
3 0 0 0,0
T 1 3,4 12^06^98
4 0 0 0,0
5 0 0 0,0
6 0 1 0,5
1 14,5 3 8.8
2 0,5 1,5 1,0
3 0,25 0,25 0,3
T 2 1,8 11/06/99
4 0 0 0,0
5 0,5 0 0,3
6 0 0,75 0.4
1 42,5 6,5 24,5
2 0,5 6 3,3
3 0 0 0.0
T 3 5.1 16/06/00
4 0,5 0 0,3
5 0,5 0 0.3
6 4,3 0,25 2,3
1 5 5 5
2 5 5 5
3 5 5 5
P 1 5 12/06/98
4 5 5 5
5 5 5 5
6 5 5 5
1 10 10 10
2 10 10 10
3 10 10 10
P 2 10 11/06/99
4 10 10 10
5 10 10 10
6 10 10 10
1 12 12 12
2 12 12 12
3 12 12 12
P 3 12 16/06/00
4 12 12 12
5 12 12 12
6 12 12 12
1 17,5 8,5 13
2 3,0 24,0 13.5
3 2,5 14,5 8.5
H 1 9,8 12/06/98
4 1,5 6,5 4
5 *.3 16,3 10.25
6 5,5 13,0 9.25
1 11,3 5,5 8.4
2 2,8 1 1,9
3 1,5 6,5 4
H 2 4.4 11/06/99
4 0,75 4,3 2.525
5 4,5 10.5 7.5
6 2 1,8 1,9

380
Resultados v discusión Cubierta vegetal

%C. V. % C. V. %c.v. %c.v.


tratamiento periodo fila fecha
bloque 1 bloque 2 fila tratamiento
1 34,3 5 19,7
2 2 7,5 4,8
3 4,3 11,8 8,1
H 3 8.9 16/06A00
4 4 6,3 5.2
5 5,5 11,8 8,7
6 6 8.5 7,3
1 9,8 9.3 9,6
2 21,3 5.5 13,4
3 28,8 5,5 17,2
HC 1 16,6 12/06^98
4 47,5 10,5 29,0
5 30 4 17,0
6 23,8 2,8 13,3
1 13,8 17,5 15,7
2 16,3 8.5 12,4
3 2 4.3 3,2
HC 2 9,8 11/06/99
4 31,3 2.8 17,1
5 13,8 2 7,9
6 3,5 1.5 2,5
1 21,3 27,5 24,4
2 26,3 9.3 17,8
3 6,3 2,5 4,4
HC 3 12.4 16/06/00
4 25 1,8 13,4
5 16 1,3 8,7
6 9,3 1,8 5.6
1 15,5 22,5 19,0
2 7 11.3 9.2
3 27,5 11.3 19,4
HE 1 12,8 12/06/98
4 15,5 5 10.3
5 7,3 11,8 9.6
6 9,3 9.8 9.6
1 32,5 27,5 30.0
2 13,8 4.5 9.2
3 10 5 7,5
HE 2 9,2 11/6/99
4 3 2.3 2,7
5 2 4 3,0
6 4.5 1.5 3.0
1 33,8 20 26,9
2 10,8 3,5 7,2
3 5,8 2,3 4,1
HE 3 7.9 16/06/00
4 5,8 1,8 3,8
5 3.5 1 2.3
6 4,8 2 3.4

381
Resultados y discusión Cubierta vegetal

• En HC, la fila 6 presenta claramente menos vegetación que la fila 1, la 2 y


la 4, aunque esta tendencia se produce de forma menos acusada en todas.
• La pauta de HC se muestra de manera parecida en HE, aunque la única
fila con vegetación mucho mayor que la 6 es la 1.
• En T, la fila 1 y 2 tienen una cubierta vegetal netamente superior a la fila
6 y en ésta no se detectan diferencias claras con las filas 3, 4 y 5, aunque
sí presentan menos protección vegetal.
• En definitiva, la fila 6 no representa más vegetación que el resto de filas,
teniendo en varios casos un porcentaje claramente inferior.

Vistas las diferencias entre la fila 1 y las demás en todos los tratamientos, se
ha realizado un contraste de la media de esta fila para el global de los
tratamientos periodo a periodo (anejo IV.5: p. 282-284), de forma que:

• En el primer, segundo y tercer periodos, existe bastante más vegetación


en la fila 1 que en el resto de las filas.
• Esta tendencia resulta más acusada para el 2» y 3^ periodos.

Respecto a la fila 6 y las demás, también se ha realizado un contraste de la


media de los tratamientos por periodos (anejo IV.5: 284-286), del que se
deduce que:

• La fila 6 tiene menos vegetación que el resto, aunque no de forma


significativa entre las filas 2 y 5, pero sí respecto de la 1.
• En el segundo periodo se acrecientan las diferencias entre la fila 6 y la 1,
la 2 y la 5, de modo que estas últimas tienen más vegetación.
• En el periodo 3°, las diferencias se suavizan notablemente con excepción
de la fila 1. La fila 1 y 2 presentan mayor cobertura vegetal, mientras que
las demás tienen un grado parecido o levemente inferior.

7.5.2.2.- Estructura de la cubierta vegetal

En el estudio de la cubierta vegetal se ha realizado también un análisis de las


tendencias de la vegetación dentro de cada parcela o tratamiento. Es decir se quiere
demostrar si la proporción de cubierta vegetal varía linealmente, de forma
cuadrática, cúbica, según un polinomio de grado cuatro o cinco. Para ello, se ha
hecho un análisis de contrastes (nivel de significación a = 0'05), del que se
desprenden las siguientes tendencias (anejo IV.5: p. 273-277):

Para todo el tiempo de estudio, H no ha revelado seguir una tendencia clara,


si no que la distribución a lo largo del talud es aleatoria.

En HC la tendencia es lineal (p = 0'002557) tal y como ocurre en HE (p =


0^000179) para los dos años observados.

En el cómputo total de los dos periodos, T (anejo IV.5;276-277) se presenta


una tendencia cuadrática (p = 0'000013). Esto es posible ya que en las

382
Resultados y discusión Cubierta vegetal

figuras 7.91 y 7.93 se ve una disminución progresiva de la cubierta vegetal


desde la fila 1 a la 6 (posible tendencia lineal), aunque en éstas se detecta un
recrecimiento de la misma (tendencia cuadrática).

También se ha intentado averiguar si se presentaba alguna tendencia en la


distribución media de la vegetación en todos los tratamientos en conjunto (vid. fig.
7.89'). Es decir se analiza el efecto general fila para todos los tratamientos en
conjunto, en cada periodo (anejo IV.5: 286-288). Los resultados de este análisis son:

La tendencia a lo largo del talud para las filas es cuadrática (p = 0'04944),


debido a un pequeño incremento de la vegetación en la fila 1 y en la 5
respecto de las anteriores.

En el 2° periodo, la tendencia responde a una ecuación de 3^ grado (p =


0'000329).

En el 3 - periodo se mantiene la tendencia observada en el 2^ intervalo.

Para las plantaciones de arbustivas la tendencia es lineal, es decir, se puede


admitir que periodo a periodo las arbustivas mantienen una cubierta constante a lo
largo de los desmontes, y que esta cubierta es creciente conforme transcurren los
años. Una vez conseguido el arraigo de las plantas, el crecimiento y desarrollo se va
produciendo paulatinamente (fig, 7.102).

En resumen, respecto a la dinámica vegetal se tiene que la vegetación ha


desarrollado bastante poco sobre los taludes; incluso en los tratamientos con
respuesta vegetal más favorable nunca se ha alcanzado un 18% de protección verde
del terreno. Además la cubierta herbácea se ha distribuido en general, para todos los
tratamientos, con los mayores % en cabecera de talud para ir descendiendo
progresivamente a lo largo del desmonte de un modo bastante claro. A excepción de
H, cuya distribución es aleatoria, en HC y HE la tendencia predominante es
claramente lineal descendente, mientras que en T es cuadrática.

Periodo a periodo, la tendencia general para la media de los tratamientos en


los desmontes es cuadrática para el primer periodo y cúbica para el segundo y
tercero; aunque estos resultados enmascaran los obtenidos periodo a periodo por
los distintos tratamientos, que son los más interesantes.

En cualquier caso, la evolución de la cubierta herbácea es descendente entre


el primer y segundo periodos, para crecer luego entre el segundo y el tercero, pero
sin alcanzar en ningún caso los % de cubierta vegetal iniciales, lo que marca una
tendencia hacia el deterioro progresivo de la vegetación e indica dificultades en la
resiembra natural.

En cuanto a las arbustivas, los resultados han marcado un porcentaje de


éxito importante con una cubierta creciente a lo largo del tiempo experimentado.
Sin embargo, el crecimiento y desarrollo de la protección del talud es lento durante
el tiempo observado, no superando los desarrollos de la vegetación hidrosembrada
en las parcelas con mantas orgánicas (vid. fig. 7.88 y tabla 7.22).

383
Resultados Y discusión Cubierta vegetal

Por Último, conviene señalar el paupérrimo grado de recolonización natural


alcanzado en las parcelas testigo (5% al final del periodo de estudio), lo que realza la
importancia de la intervención en los taludes frente a la pasividad.

a) b)

Figura 7.103: Aspecto de las arbustivas (romero) entre el principio del 1^ año y el final del 2-
año; se observa el aterramiento o desaparición total del alcorque y la persistencia de la planta
mediante su floración (fotos a) y b)). En la foto c) se muestra la perspectiva de una de las
parcelas de plantación al final del ensayo.

384
Resultados y discusión Cubierta vegetal

7.5.3.- Discusión de resultados

En primer lugar, es de destacar el escaso % de cubierta vegetal alcanzado en


todos los tratamientos. Desde el 5% final de los terrenos desnudos, que indica una
mínima capacidad natural de recolonización, hasta el 12% de las mantas de coco o
de las arbustivas, que reflejan un éxito bastante pobre de los métodos. Sin embargo,
en prospecciones precedentes en la zona, se ha visto que taludes envejecidos, con
una antigüedad cercana a los 10 años, no presentaban prácticamente ninguna
cobertura vegetal y casi siempre cifras muy inferiores al 20% (Navarro y jonte,
1996); en desmontes de La Rioja, Arnáez-Vadillo (1991) encuentra tasas de
cobertura vegetal natural próximas al 20%; por lo cual podría pensarse en este
porcentaje, como referencia para situar un umbral máximo de colonización si no se
predisponen medidas complementarias de fertilización, riegos, etc. a medio plazo.

Forteza et al., (1987) comentan la necesidad de formar suelo fértil para


alcanzar una vegetación apropiada en las laderas margosas de nuestro entorno y
Duque (2002, com. pers.) también resalta la importancia de cubrir con tierra
vegetal taludes tan infértiles para alcanzar niveles óptimos de revegetación. Por ello,
nuestros valores r\o quedan lejos del máximo posible o capaz de sustentarse de
forma natural sobre este tipo de terrenos. Además otras cuestiones como la escasa
pluviometría registrada, al menos durante el primer año, la infertilidad edáfica de
los desmontes, las poco adecuadas densidades aparentes a lo largo de los taludes
(muy deficientes en fósforo y potasio y densidades fuera de rango para terrenos
revegetables, vid. apdo. 7.2., p. 270 y 272) y, muy posiblemente, ciertas condiciones
en la ejecución de las hidrosiembras son causa de estos resultados. Varios de estos
aspectos ya fueron sugeridos por diversos autores hace algunas décadas (Young,
1968; Dymess, 1975; Hargett et al., 1982) o más recientemente (Fifield y Malnor,
1990; Fifield 1992; Claassen y Zasoski, 1998), con objeto de mejorar los niveles de
recolonización vegetal de los taludes de infraestructura viaria al realizar la
recuperación de los mismos.

En otros trabajos, como los de Carr y Ballard en Brítish Columbia, se


obtienen coberturas para siembras de taludes entre el 44% y el 76%, recibiendo una
precipitación superior a 1.800 mm, mientras que en nuestro caso se ha recibido
alrededor de la 4^ parte de esta cantidad. Biesboer y Jacobson (1994, cit. Benik et
al., 2000) señalan que incluso en las mejores condiciones posibles el establecimiento
de herbáceas en estaciones cálidas puede alcanzar como mucho del 30% al 60%.
Urroz e Israelsen (1996) encuentran en taludes 2.5:1 coberturas del 50%.

Además, ciertos autores como Hargett et al. (1982) consideran de extrema


dificultad la revegetación de desmontes con pendiente superior a 2:1, como sucede
en nuestros taludes, donde el declive está muy cerca del 100%. Várela et al. (1989)
recomiendan modificar la pendiente 1:1 en el caso de querer restaurar desmontes
de infr-aestructura viaria en España, mientras que Pérez Revenga (1994) alude a
serias dificultades para conseguir un buen éxito de la hidrosiembra en pendientes
superiores al 70% en las vías ferroviarias españolas. Sotir (1999), que también
registró un porcentaje muy pobre de cobertura vegetal (10-20%) en la revegetación
de altas pendientes (1:1) en EE.UU., entre otros motivos, centraba la causa de tan
escaso éxito en el antinatural declive y en la infertilidad edáfica de los terrenos.

385
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Respecto a la fertilidad, queda claro que nuestros desmontes poseen unos


niveles muy bajos de fósforo y potasio (vid. apdo. 7.2.1, pág. 270), además de que la
materia orgánica está muy por debajo del 1%, y muy lejos del 4% considerado como
mínimo para calificar un suelo como fértil (Pimentel et al., 1995). Dyrness, en 1975,
demostró cómo, si no se producen refertilizaciones de las zonas revegetadas, en un
periodo de unos 8 años se vuelve a los niveles iniciales de cubierta vegetal
precedentes a los tratamientos, siendo necesario aplicar abonados de apoyo cada
cierto número de años (Dyrness, 1975; Claassen y Zasoski, 1998).

En nuestro caso, el mayor % de cubierta vegetal se obtuvo al principio del


primer año, en la primavera tras la siembra. Transcurrido este periodo de
observación (año 1; 2^ primavera) se produce un decaimiento de la cubierta vegetal
en H, HC y HE, seguramente por haber sido un año normal algo seco.
Posteriormente (2° año; 3^ primavera), se produce un pequeño repunte en la
vegetación en H y HC debido a que el 2° año ha sido bastante húmedo; sin embargo,
seguramente se ha producido el agotamiento de los niveles de fertilizante con los
que se inició el tratamiento y la vegetación no ha tenido nutrientes suficientes para
continuar su expansión. Por otro lado, se ha observado que en las mantas orgánicas
la microfauna era mucho más abundante que sobre las zonas únicamente
hidrosembradas o en los terrenos desnudos. La mayor presencia de hormigas sobre
los geotextiles ha podido influir en la capacidad de autorresiembra de la vegetación
proyectada, y esta circunstancia podría explicar el descenso ocurrido durante el 2°
año en HE, a diferencia de lo acontecido en H y HC. Por otra parte, en las parcelas H,
la desnudez del terreno y la fuerte pendiente han podido influir en la pérdida de
semillas debido al pequeño tamaño de las mismas. Esta observación ha sido ya
tratada inicialmente por Cerda et al. (2000) en ensayos con lluvia simulada. En
cualquier caso estas explicaciones descansan únicamente en observaciones de campo.

En cuanto a la plantación de arbustivas, se puede decir que ha sido todo un


éxito, ya que el % de marras durante el primer año, siendo éste el más seco, ha sido
mínimo (10% de media; 12% en Pl y 8% en P2), habiendo aportado a los arbustos
un único riego de instalación de 2 1/planta. La mortalidad al final del tiempo
ensayado ha sido de 5 pies de las 50 implantados (figura 7.104). No obstante, el
sufrimiento de las plantas en este infértil y árido terreno ha quedado patente en los
escasos desarrollos de las mismas y la falta de cubrición del suelo, e incluso por la
clorosis observada en algún pie (figura 7.105). Aún así, la cubierta vegetal ha ido
creciendo en cada momento de muestreo, lo que sugiere que a largo plazo, la
cobertura vegetal sobre el talud puede ser muy efectiva. En T, en cambio, se
produce un leve incremento de la vegetación desde el inicio del estudio hasta el
final, del 3'4% al 5'1%; aunque este incremento se denota principalmente por la
incorporación de la vegetación en la cabecera de talud, como consecuencia de la
invasión de plantas ruderales próximas al terreno (vid. figuras 7.91 a 7.93 y 7.100 a
7.102).

Otra cuestión notable es la compactación del suelo. Ésta también repercute


negativamente en la posibilidad de éxito de revegetación y este hecho, junto con la
infertilidad edáfica, dificultan en extremo el desarrollo de una cubierta vegetal
estable. Froelich (1979, cit. Edeso et al., 1998) reporta en unos trabajos sobre el
crecimiento de Pinus ponderosa que densidades por encima de 1'35 g^cm^ resultan

386
Rebultados y discusión Cubierta vegetal

restrictivas para el crecimiento de las plantas. En nuestro caso, la costra tiene una
densidad aparente media de 1'39 g/m^, mientras que el terreno sin meteorizar
alcanza los 1'7 gfm^ de media. Por otra parte, el sedimento acumulado al pie del
talud, aunque presenta menor densidad, tampoco es apropiada para el crecimiento
vegetal por la excesiva porosidad. En este caso, los 0'97 g/m^ resultan también una
densidad poco deseable. Como ya se mencionó anteriormente, al comentar los
resultados de las características edáficas de los desmontes, Friedman (2000) indica
que, en general, la densidad ideal para restaurar un terreno perturbado es de X'33
g^cm^ y valores por encima de 1'6 g/cm^ inhiben la penetración de las raíces en el
sustrato. En definitiva, nuestros suelos presentan unas densidades íiiera de rango
para alcanzar una buena cobertura de vegetación (Troeh et al., 1999).

I plantas vivas
I marras

Figura 7.X04; Relación entre marras y plantas vivas al final de los dos años de estudio.

Figura 7.105: Clorosis por


deficiencia en nutrientes
en este terreno.

387
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Otro aspecto a considerar que podría influir negativamente en una efectiva


cubierta vegetal es la cantidad de mulch aportado al terreno. Una cantidad excesiva
podría ahogar a las semillas, dificultando la germinación (Young, 1968; Dymess,
1975; Kay, 1983; Fifield y Malnor, 1990; Pérez del Campo, 1993; Sprague, 1997;
Benik et al., 2000); sin embargo, en nuestros desmontes se han aplicado 3'5 t/ha en
las mantas, lo que supone una cifra empleada en otras experiencias y algo inferior a
las 4'5 tfha recomendadas por ciertos autores (Young, 1968; Dymess, 1975; Kay,
1983; Burroughs y King, 1989) y, por lo tanto, los resultados seguramente no son
atribuibles a una elevada cantidad de materia orgánica sobre el terreno.

Entre las condiciones de ejecución de la hidrosiembra, cabe decir que se optó


por la idea de implantar una mezcla comercial patrón, que se suele emplear en esta
comarca para trabajar en condiciones similares a las de las obras. Sin embargo, es
muy posible que los resultados hubiesen sido mejores si se hubiese atendido a las
condiciones específicas del propio terreno (Hargett et al., 1982), aunque entonces
no se habría cuantificado la capacidad de control de erosión de las escasas cubiertas
vegetales que se suelen alcanzar en los tratamientos más comunes de muchas vías
españolas. También hay que tener en cuenta que la mezcla de semilla procedía de
Alemania, y algunas especies, aunque también pueden vegetar en España, debido a
unos ecotipos acostumbrados a otras características climáticas y edáficas, no
respondieron adecuadamente. Diversos autores resaltan los mejores resultados
obtenidos generalmente con plantas nativas que con exóticas (Young, 1968; Andreu
et al., 1998; Colé, 1999; GofP, 1999b).

De todos modos, como ya se ha comentado, es Dyrness (1975) quien asegura


que pequeños % de cubierta vegetal pueden realizar una buena protección del suelo,
al igual que se ha visto en nuestro trabajo, en donde la hidrosiembra ha obtenido un
control superior al 80% con una protección del terreno únicamente del 7'7% como
valor medio del tiempo observado. Esto puede tener una notable importancia, ya
que como señalan Biesboeryjacobson (1994, cit. Benik et al., 2000), el control de la
erosión debe alcanzarse a través de un equilibrio entre el % de cubierta vegetal
posible y el grado de protección buscado. En cualquier caso, no parece razonable
pretender un % de cubierta superior al de las áreas naturales próximas a la zona a
restaurar (Claassen, cit. Baber, 1998), y en nuestro entorno, las laderas del páramo,
que constituyen un reflejo de lo que pueden llegar a ser nuestros desmontes, no
superan un cubrimiento del 40% por herbáceas, matorrales y arbustos, siendo
frecuentes valores en fuertes pendientes inferiores al 20%.

Quizá pueda atribuirse el beneficioso efecto de la hidrosiembra para


conseguir tan alto grado de protección a los estabilizadores de suelo aplicados con la
mezcla de semilla (harina de algarrobo); cuestión también sugerida por Duque
(2002, com. pers.); sin embargo, no se ha comprobado que esto haya sido así, por lo
que queda una puerta abierta para profundizar en este tema. Otra posibilidad, más
razonable para el autor, puede hallarse en la mayor sujeción de las costras y de los
regolitos que descansan sobre el talud por el entramado radical de las herbáceas,
que aunque escaso, representa una distribución más uniforme y superficial en las
parcelas que en las de arbustivas. En éstas últimas los sistemas radicales ejercen una
protección puntual dejando más superficie libre susceptible de sufrir los
deslizamientos ya descritos en apartados anteriores (figura 7.106).

388
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Por otra parte, la fecha de hidrosiembra fue un poco tardía. Obligaciones de


la empresa ejecutora, hicieron que no se hidrosembrara hasta recién entrado el mes
de diciembre ( 1 0 / 1 2 / 9 7 ) , perdiéndose gran parte del periodo húmedo otoñal y
quedando las semillas pronto expuestas a las heladas típicas de los meses invernales.

Otras cuestiones que no pudieron controlarse son el grado de pureza y la


capacidad de germinación de las semillas componentes de la mezcla. Estos aspectos,
junto con otros que dependen totalmente del contratista (como fecha de caducidad
de la mezcla, proyección de la hidrosiembra en la dosis específica del proyecto, etc.),
muchas veces son causa del fracaso de las restauraciones y razón suficiente para
establecer sobre la ejecución de obra de revegetación un equipo de vigilancia y
control (Canga, 1996) o un programa de calidad (Soriano, 1998). Por ejemplo, en
nuestro caso, el difícil acceso a la obra obligó a realizar la hidrosiembra desde la
cabecera del talud, lo cual complica la proyección de la mezcla y es posible que parte
de la semilla se arrastrara hacia el pie por el desprendimiento de la costra del
terreno. Para comprobar este efecto, en el análisis estadístico se ha contrastado la
fila 6 del muestreo de vegetación, en todas las parcelas, contra el resto de filas, pero
no se han detectado diferencias significativas con las demás, excepto con la primera
(cabeza de talud). Una gran cantidad de vegetación en la fila inferior sugeriría que
buena parte de la semilla proyectada había sido arrastrada hacia las zonas
inferiores, lo cual no ha resultado así.

Figura 7.106: Diterencias entre la distribución de las plantas en las parcelas H (derecha) y P
Ozquicrda). En H distribución uniforme y en P distribución puntual. Los menores puntos de
sujeción de la capa superficial del terreno en P no impiden los deslizamientos epiteliales.

389
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Las diferencias de revegetación entre los tratamientos con hidrosiembra (H,


HC y HE) son significativas al 90% de confianza. El mejor tratamiento es HC con un
12'9% de cobertura vegetal media, seguido de HE con un 10'0% y luego H con un
7'7%. Posiblemente, la escasa diferencia en los valores obtenidos en las mantas con
respecto a la hidrosiembra sola radican en la exportación de escorrentía realizada
por los geotextiles (Fifield y Malnor, 1990). En unos terrenos con una grave
infertilidad y escasa pluviometría, la migración de una pequeña cantidad de agua
puede repercutir en el éxito de la revegetación. No obstante, es probable que este
efecto se vea contrarrestado por otros de carácter beneficioso como son la
reducción del albedo y de la temperatura edáfica, lo que implica una menor
evaporación de agua y fluctuaciones de temperaturas menos drásticas bajo las
mantas que sobre la superficie desnuda (Fifield y Malnor, 1990).

En conclusión, a pesar de que los resultados no hayan sido espectaculares, se


ha observado una revegetación superior en los geotextiles de fibra vegetal fr-ente al
resto de situaciones del terreno, lo que les convierte en las mejores medidas
ensayadas en cuanto a recuperación del estrato herbáceo. Estos resultados
concuerdan con los de otros autores como Fifield y Malnor (1990), Urroz e Israelsen
(1996), Megahan et al. (1992), Grace et al. (1998) y Benik et al. (2000).

Respecto a la distribución de la vegetación en las parcelas hidrosembradas


(H, HE y HC) y en las testigo, se ha visto anteriormente que existían diferencias
significativas entre la fila 1 (cabecera de talud) y el resto, siendo mayor el % de
cubierta en la fila 1. De acuerdo con nuestras observaciones, se atribuye esta
circunstancia al efecto borde de las parcelas con el techo del desmonte. Sobre éste,
crecían bastantes plantas invasoras y ruderales {Papaver rhoeas, Anthemis arvensis,
Cirsium arvense, Convolvulus arvensis, Euphorbia serrata, Hordeum murinum,..¡) y
en alta densidad. Estas diferencias eran menos patentes durante el primer muestreo,
aunque ya se intuía esta tendencia; posteriormente, la falta de nutrientes en los
desmontes, provoca el decaimiento de todas las filas en cuanto a vegetación, a
excepción de la zona de cabecera por el comentado efecto borde. En esta zona, el
bombardeo de semillas de las especies silvestres próximas a la cabecera del talud,
induce seguramente una mayor recolonización del terreno (figura 7.107).

390
Resultados y discusión Cubierta vegetal

Figura 7.107: Aspecto de algunas parcelas al final del tiempo de estudio. Se observa
claramente como la vegetación se agrupa en la cabecera del talud en HE2, T I y H C l .

391
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

7.6.- EVALUACIÓN DE LA EFICACIA GLOBAL DE LOS TRATAMIENTOS

7.6.1.- Introducción

Dados los resultados expuestos en los apartados anteriores, queda por


estimar cuál de todos los tratamientos se ha comportado mejor respecto al
conjunto de las variables evaluadas. Para ello se realiza una jerarquización mediante
la ponderación de las posiciones teniendo en cuenta diferentes aspectos.

Por un lado, motivado por los objetivos del estudio, resulta interesante
establecer cuál es la mejor técnica en el control de la erosión; por otro lado, es
relevante conocer qué tratamiento engendra menos escorrentía, aunque esto es, en
parte, secundario respecto a lo primero, puesto que ambos se hallan inversamente
relacionados: en general, cuanta menor escorrentía mayor control de erosión. Por
último, en cualquier intento de restauración también se requiere conseguir una
buena cubierta vegetal, luego es necesario encontrar qué método simultanea el
óptimo de las tres variables.

En definitiva, la práctica que responde equilibradamente a las tres cuestiones,


podría elegirse como la más destacada (Fifield y Marnol, 1990). Sin embargo, cabe
pensar que dicha técnica, también lo es en función del esftíerzo exigido en su
preparación. Esfijerzo que, en cualquier caso, queda reflejado en su precio de
ejecución (Masie y Bubenzer, 1974; Israelsen et al., 1980; Ward, 1985; Sprague y
Paulson, 1996; Lanka y Santha, 1997; Kaspersen, 2000a).

Por lo tanto, se van a ordenar los cinco tratamientos: T, P, H, HC y HE,


atendiendo a los resultados de las variables erosión, escorrentía y cubierta vegetal,
en primera instancia, y después, también se ordenarán en función de los mismos
pero afectados por el coste de ejecución de cada tratamiento.

7.6.2.- Presentación de resultados

7.6.2.1.- Evaluación por objetivos

En principio, se ha construido una matriz de jerarquía o posición de los anco


tratamientos considerando su efectividad fi-ente a cada variable (tablas 7.27, 7.28 y
figura 7.108). La fiínción global de valoración se construye a partir de la media
ponderada de las posiciones en las que ha quedado cada tratamiento respecto a cada
variable (tabla 7.28). La posición asignada procede del análisis estadístico previo, de
modo que cuando no hay diferencias significativas entre los diversos métodos, se les
asigna el mismo valor, o lo que es igual, empatan. El rango de esta función está
entre 1 y 5 y el mejor tratamiento será el que más se aproxime a la unidad,
ordenándose el resto de menor a mayor valor.

Como el objetivo principal es el control de la erosión, se ha optado porque


este resultado tenga un peso del 60% en la evaluación final. La escorrentía, en

392
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

cambio, es una cuestión secundaria, de modo que en general, ocurre que a menos
escorrentía menos erosión y viceversa. Consecuentemente, se puede pensar que la
generación de escorrentía, aunque induce a un control de erosión inferior, queda
englobada en parte por la primera variable, al estar directamente relacionadas. Se le
otorga, entonces, un 10% de la posición final.

Para terminar, a nivel de calidad ambiental, es relevante la superficie verde


alcanzada por cada técnica, de modo que a mayor superficie vegetal desarrollada
mejor calidad paisajística del terreno. Las infraestructuras viarias desempeñan en
otros países europeos un relevante papel cultural y comercial, constituyendo un
potente soporte informativo de las culturas y poblaciones que atraviesan (De
Vicente, 1998a). De acuerdo con ello, se ha decidido que esta variable pese en la
fijnción construida, en base a la posición, un 30%.

De acuerdo con lo expresado, la fÍ4nción objetivo alcanza la siguiente


expresión:

u = 0'6x+0'ly+0'3-2 donde,

u = valor equivalente a la posición final del tratamiento. Toma valores entre 1 y 5.


X = posición en el control de erosión.
y = posición en el control de escorrentía.
z = posición respecto al % de cubierta vegetal alcanzado.

Tabla 7.27: Resultados de cada tratamiento y variable durante todo el periodo


estudiado.
Erosión Escorrentía Cubierta vegetal
Tratamiento
Ct/ha) (mm) (%)
T 91'58 14 3'4

P 103'49 11 9

H 1^42 11 r7

HC 0'32 11'8 12'9

HE 0'26 30'7 10

393
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

Tabla 7.28: Resultados de la evaluación p a r d a y global por objetivos.


Control de Control de % cubierta Valor final
Tratamiento erosión escorrentía vegetal (U=0'6-x + Posición final
(x) (y) (2) O'ly + 0'3-z)

T 3 3 5 3'6 5

P 4 1 3 3'4 4

H 2 1 4 2'5 3

HC 1 2 1 l'l 1

HE 1 4 2 1'6 2

Cubierta Escorrentía Erosión


vegetal

Figura 7.108; Resultados de cada tratamiento en relación al control (T), expresados en %.

Aplicando la función objetivo se obtiene (tabla 7.28) que el tratamiento más


efectivo globalmente es la manta de coco más hidrosiembra (HC), seguida muy de
cerca por la manta de esparto con hidrosiembra (HE); después, en tercer lugar, con

394
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

peores resultados se halla la hidrosiembra (H), en cuarto lugar la plantación de


arbustivas (P) y, en última posición, el tratamiento control (T). Por lo cual se puede
hablar de un excelente resultado para los geotextiles de fibra vegetal, mientras que
la pasividad es lo peor que se puede hacer. La expresión gráfica de estos resultados
se adjunta en la figura 7,109.

H HC HE

Tratamiento

Figura 7.109: Evaluación final de los tratamientos según objetivos para todo el ensayo.

7.6.2.2.- Evaluación por objetivos y coste

Una vez realizada la evaluación por objetivos queda realizar un balance entre
dichos objetivos y el esfuerzo aplicado en conseguirlos. Por una parte, tenemos lo
que ha costado ejecutar cada práctica (tabla 7.29) y por otro, el coste ocasionado
por no realizarla. Por ejemplo, en nuestro caso, los desmontes se apoyan en una vía
de servicio del ferrocarril y si se quiere dejar expedita la vía tal como fue diseñada,
cada año habría que proceder a la retirada de tierras que se acumulan sobre la
explanación (Diseker y McGinnis, 1967). En consecuencia, se puede contabilizar un
coste directo de mantenimiento derivado de la falta de control de erosión. A este
coste se le podrían añadir otros costes por pérdida de terreno en cabecera de
desmonte, limpieza de cunetas y drenajes de la vía ferroviaria, depuración de las
aguas vertidas con sedimentos en suspensión, desgaste y mantenimiento de los
vehículos de RENFE que transitan por la vía de servicio (estos vehículos cogerán más
barro en las ruedas cuando circulan en tiempo húmedo, pueden quedar atascados
por pérdida de capacidad portante del firme, la circulación se hace más lenta para
esquivar el material erosionado y los servicios se retrasan, etc.),... Sin embargo, su
cuantificación resulta compleja y para lo que se busca, basta con contabilizar el
coste de limpieza de pista".

Este coste se ha cifrado en 10'22 €/m^ (1701 pts/m^) de retirada de terreno


natural, computándose de la siguiente manera: carga de tierras con retro-pala
excavadora, 4'05 €/^m^ (674 pts/m^); transporte de tierras a vertedero situado en
un entorno de 20 km, 6'17 €/m^ (1.027 pts/m^); perfilado o saneado de talud, 0'^•2
€fm^ (70 pts/m^). El coste de mantenimiento para cada tratamiento resulta de

" Todos los costes se han deducido de los precios establecidos por el Colegio Oficial de Aparejadores y
Arquitectos Técnicos de Guadalajara (COAAG, 2001) y ios ofrecidos por la Asociación y Colegio de
Ingenieros de Montes (ACIM, 2000) un desarrollo más detallado se acompaña en el anejo Evaluación
económica.

395
Resultados V discusión Evaluación tratamientos

multiplicar las toneladas de terreno desprendido por hectárea, pasadas a metros


cúbicos**, por el precio de retirada por metro cúbico, sin tener en cuenta el
reperfilado. El valor que se obtendría estaría expresado en €/ha (pts/ha), luego
dividiéndolo por 10.000 se expresa en €fm^ (pts/^m^) (tabla 7.29). A este precio se le
incorporaría el del refino o saneamiento del talud, en principio necesario para evitar
problemas derivados de la erosión antecedente.

En cuanto a los costes de ejecución, está claro que para T será de O € (O


pts); para H se establece un precio medio de 1'31 €/m^ (218 pts/m^), considerando
una hidrosiembra para taludes situados bajo clima continental mediterráneo; para
P, 3'17 €/m^ (527 pts/m^) incluyendo preparación del terreno con un grado de alta
dificultad (los operarios deben asegurarse con cuerdas o emplear escaleras
telescópicas y el terreno es compacto), plantación incluido precio planta , tapado de
hoyo y riego de instalación, de forma manual; para HC y HE se considera el mismo
precio, 2'78 €fm^ (462 pts/m^) de instalación de manta más l'Sl €fm^ (218
pts/m^) de la hidrosiembra, lo que supone un total de 4'09 €/m^ (680 pts/m^).

En la tabla 7.30 se presentan los tratamientos de acuerdo con la valoración


por objetivos y con la valoración por coste. A continuación se busca una función de
jerarquía (z), en la cual se pondera la posición por objetivos (65%) y la posición por
coste (35%). El peso de la posición objetivo se explica en base a que se trata de
conseguir controlar la erosión, pues como se dedujo en la discusión de resultados, el
problema es suficientemente grave. Luego, aunque el precio de la técnica puede ser
un factor en cierta medida limitante, habrá que tenerlo en cuenta pero no hasta el
punto que anule o sobrepase los resultados de las variables control de erosión,
control de escorrentía y % de cubierta vegetal.

Tabla 7.29: Resultados de cada tratamiento y variable durante todo el periodo estudiado
junto con los costes de ejecución y mantenimiento.
Coste de
Coste de
Cubierta mantenimiento
Erosión Escorrentía ejecución
Tratamiento vegetal anual
(t/ha) (mm) €/m2
(%) €/m^
(pts/rn^)
(pts/m^)
0 0'47
T 91'58 14 3'4
(0) (78)
3'17 0'05
P 103'49 11 9
(527) (91)
H 11'42 11 7'7 rsi O'Ol
(2)
(218)
4'09 0
HC 0'32 irs 12'9
(680) (0)
4'09 0
HE 0'26 30'7 10
(680) (0)

En el apartado 7.2.2 se vio que el peso específico del sedimento acumulado a pie de talud era 0'97 tfm^

396
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

Ordenando los resultados de la función coste-objetivo, se observa (tabla


7.30) que se producen ciertas variaciones respecto a los resultados obtenidos en el
apartado anterior (7.6.2.1). De nuevo se cumple que HC sigue siendo el mejor
tratamiento, seguido muy de cerca por HE, aunque en esta situación, HE empata con
H. El tercer lugar es para T, mientras que el cuarto y ú l t i m o puesto es ahora para P,
aunque muy próximo a su precedente. La graduación final de las técnicas se
visualiza en la figura 7.110.

Tabla 7.30: Resultados de la evaluación global por objetivos y por coste (en negrita se
marcan los mejores).
Posición por Posición por
Valor coste-objetivo
Tratamiento objetivos coste Posición final
z= 0'65x + 0 ' 3 5 y
(y)
T 5 1 3'6 3

P 4 3 3'7 4

H 3 2 2'7 2

HC 1 ^ • 2'1 1

HE 2 4 2*7 2

T H HC HE
tratamiento

Figura 7.110: Calificación de los tratamientos en función del balance coste-objetivo.

7.6.2.3.- Evaluación económica

En esta evaluación se va a contabilizar el coste t o t a l de cada tratamiento


capitalizado al principio de un periodo de 5 años, tiempo en el que se considera el
término de la vida ú t i l de las mantas de fibra vegetal (Cazzufñ et al., 1994;
Bonterra, 1998) y en el que cabría esperar que se mantuviera un adecuado grado de
recolonización vegetal o su reposición si no se alcanzara la recuperación prevista. De
este modo se realiza una evaluación típica, similar a las de cualquier proyecto de
inversión agraria.

397
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

Para realizar la evaluación económica de los métodos desarrollados en las


experiencias se van a adoptar dos hipótesis. Si bien se trata en cualquier caso de
supuestos, éstos se basan en experiencias anteriores con tratamientos similares
localizados en el cerro del Cristo del Otero, próximos al área de estudio (Navarro et
al., 1997) y a las observaciones generales de trabajos parecidos desarrollados o
comentados por otros autores como Dyrness (1975) o Tilton (2000), que en su
evolución posterior suscriben que no nos alejamos demasiado de la realidad. Las
hipótesis van a permitir establecer la pauta de valoración de la mejor opción desde
el punto de vista puramente económico y son las siguientes:

A) Hipótesis 1:

Como ya se ha explicado, se considera un intervalo de vida para las técnicas


de 5 años, ya que resulta difícil asegurar la persistencia de los tratamientos
(excepto las arbustivas) más allá de este horizonte.

Durante todo este tiempo, se toma como tasa de erosión media anual para
cada tratamiento la media resultante de los dos años observados. Éstos han
ofrecido tasas de erosión de un año ligeramente seco y de un año húmedo,
por lo cual, se puede suponer, a falta de más datos, que la erosión media real
no se desvíe extremadamente de la del intervalo estudiado.

La débil colonización vegetal registrada en las parcelas testigo, así como el


pobre desarrollo de las arbustivas en las parcelas plantadas indican que no
sería un error considerar que T permanece sin vegetación durante los 5 años
del supuesto y que en P, el desarrollo de las plantas es suficientemente lento
como para afectar a las tasas de erosión registradas. De hecho, los desmontes
próximos, con una antigüedad de más de diez años apenas han desarrollado
una cubierta vegetal apreciable (Navarro y jonte, 1996).

Se acepta que H también se comportará con los valores medios de protección


observados. En realidad es una hipótesis conservadora, pues dada la escasa
cubierta vegetal alcanzada por este tratamiento, se trabaja con una situación
bastante pesimista, unos resultados iniciales mejores en la cobertura vegetal,
extenderían en el tiempo la protección del suelo a unos 5 años (Dyrness,
1975). Por ello, no resultaría descabellado trabajar con los valores medios
alcanzados en nuestras experiencias en este intervalo.

En cuanto a las mantas, la vida útil de las mismas está cifrada por el
fabricante en 4 años (Bonterra, 1998); en consecuencia, el 5° año se supone
que permanece el efecto residual de la vegetación y que por lo tanto su
comportamiento se supone que puede ser similar al de H en los dos primeros.
En algunos artículos se alarga la vida de estos materiales hasta 5 años
(Cazzuffi et al., 1994).

Respecto a los costes que se consideran en el balance se tiene:

398
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

1. Costes de ejecución que son los correspondientes a la


implantación de cada técnica en condiciones similares a las
ensayadas.

2. Costes de mantenimiento de la vía de servicio: es el gasto


originado por mantener la vía y los desmontes en la situación
original del proyecto, tal y como fije diseñado. En este precio se
contabiliza la retirada de las tierras erosionadas que invaden la vía
de servicio a un vertedero en un radio de hasta 20 km, así como el
saneamiento o refino del talud.

3. Costes de limpieza de drenajes: aquí se contabiliza indirectamente


una parte del coste ecológico, es decir, la retirada de las cunetas
(figura 7.111) de una fracción del material erosionado evita el
transporte del sedimento a las corrientes de agua próximas
anulando su contaminación. Este material se considera equivalente
al resultante del refino de los taludes indicado en el punto 2.

4. Co5te de colmatación del vertedero: el relleno del vertedero de


destino por las tierras erosionadas acorta la vida útil de éste, lo
que genera a la larga un impacto ambiental, por la necesidad de
crear nuevos puntos de vertido. Se contabiliza como la tasa exigida
por el ayuntamiento para ocupar el vertedero con unas tierras
procedentes de un mal uso de los terrenos, por lo tanto se
equipara la pena a la que se impone a los ciudadanos por
interrumpir el tráfico urbano, por ejemplo, lo que supone una
multa no exagerada y similar a diversas tasas de vertido.

5. Coste de mantenimiento de los vehículos de vigilancia, control y


mantenimiento de la vía ferroviaria: contempla el mcremento en
el coste habitual de mantenimiento de estos vehículos, por el mal
estado de las pistas de servicio del ferrocarril situadas al pie de los
desmontes, así como el debido al incremento en tiempo de las
labores a realizar en el mantenimiento de la vía. Es debido a la
contaminación del firme por limos y fragmentos de roca
desprendidos que dificultan el tránsito habitual. Se supone una
reducción en la velocidad de circulación en estas pistas de 20 km/h
a 10 Kmfh, para evitar patinazos, golpes en los bajos de los
vehículos o por temor del conductor a perder el control del todo
terreno y caer en las cunetas próximas.

6. Coste proporcional de daños extraordinarios: aproximadamente


en los últimos diez años se han producido daños en dos ocasiones
en la vía ferroviaria por lluvias torrenciales que han obligado a un
importante movimiento de tierras, limpieza de drenajes,
descontaminación del balasto y reperfilado de taludes.
Repartiendo este coste entre un periodo de 50 años, es decir,
suponiendo que esta circunstancia tenga un periodo de retorno de
50 años, obtenemos la asignación proporcional de cada año para

399
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

poder hacer frente a la reparación de daños por falta de control


de erosión. Sin embargo, si se realizan cada año las labores de
mantenimiento de la vía, de los taludes y la limpieza de los
drenajes estos daños disminuirían considerablemente. Por ello los
importes empleados por RENFE para reparar los acontecimientos
extremos se han disminuido en un 90%.

Coste del valor de suelo erosionado: Al erosionarse el terreno se


esta produciendo una pérdida de suelo evidente que podría
entenderse como una pérdida de capital, en este caso, elemento
con capacidad potencial de generar paisaje. Se valora en función
del precio medio de mercado entre un terreno de monte, baldío y
desarbolado y el de los terrenos agrícolas que circundan la zona.

B) Hipótesis 2:

Básicamente se consideran las mismas condiciones que la 1, aunque se


supone que a partir del 2° año de ejecución de las técnicas, se produce el
decaimiento total de la cubierta vegetal para H; para HC y HE, e! deterioro se supone
a partir del 4° año, tiempo que el fabricante cita como final de su vida útil; para P,
se considera que la evolución de la vegetación es positiva, adquiriéndose en los años
4° y 5°, un nivel de protección similar al de H en los años 1° y 2°.

Una vez definidos los costes, su cuantificación, en €/m^ y en pts^m^ (tabla


7.31) y explicación se adjuntan en el anejo V: Evaluación económica. Los precios,
como ya se ha señalado anteriormente, se han deducido a partir de los publicados
en los manuales del COAAG (2001) y ACIM (2000), completados con algunos datos
de RENFE sobre los daños acontecidos en la vía ferroviaria Palencia-Magaz en junio
de 1997.

Figura 7.111: Cuneta de la


vía de servicio del
ferrocarril con los
sedimentos de un año.
bra^

400
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

Una vez establecidos los costes anuales (tabla 7.31) se puede analizar cuál es
el tratamiento más económico, para ello se actualizarán los costes de cada año
trayéndolos al momento inicial dentro de un periodo de 5 años. La secuencia anual
para cada tratamiento en base a la hipótesis 1 se acompaña en la tabla 7.32.

La expresión general a aplicar es:

% , ^2 ^ , Gn
^ = 7 T<;iT +l T0 + T7-TT
( i + i)2 + - - - -a+i)"
- ^ 7 r ^ d°"^^'

CT = Coste total para cada tratamiento al momento inicial de los 5 años.


Gj = Gastos anuales o costes del año j , tal que j = 1, 2, n.
i = Tasa de descuento anual. Se consideran tres situaciones como más probables: 3%,
4% y 5%.
n = Número de años considerados. En este caso n = 5.

Los resultados obtenidos de aplicar la ecuación anterior a cada tratamiento


se adjuntan en la tabla 7.33. De este análisis se desprende que el tratamiento más
económico para una tasa de descuento del 3%, 4% ó 5% resulta ser la hidrosiembra,
H, el cual supone un coste en los cinco años, trasladado al momento inicial de los
mismos y para i= 3%, de 1'68 €/m^ (280 pts/m^); a continuación le siguen las
mantas orgánicas HC y HE con 4'17 €/m^ (694 pts/m^); bastante alejado ya en coste
sigue T, es decir, la pasividad origina un coste de 5'21 €/m^ (867 pts/m^); en último
lugar se encuentra la plantación de arbustivas (P), con un cómputo global para los
cinco años de 6'79 €/m^ (1.130 pts/m^. Los resultados para una tasa de descuento
del 4% y del 5% no difieren significativamente (figura 7.112).

402
Tabla 7 . 3 1 : Costes parciales y totales durante el primer año (todos) y resto de los años (todos menos el de ejecución) para los
diferentes tratamientos.

Costes parciales
A
Coste
Mantenimiento Coste mantenimiento Coste p o r COSTE
limpieza proporcional
ejecución anual colmatación d e vehículos de p é r d i d a de TOTAL
Tratamiento drenajes por daños
explanación vertedero vigilancia y suelo
€/m^ extraordinarios
€/m2 €/m^ control €/m^ (pts/ltl2)
(pts/m^)
(pts/m^) (pts/'m'^) €/m2 (pts/m^)
(pts/m^)
(pts/m2)

0 0'47 0'32 0'21 0'12 O'Ol O'OOl 1'14


T
(0) (78) (53'2) (36) (20) (2) (0'2) (189'4)

3'17 0'05 0'36 0'24 0'14 O'Ol O'OOl 3'98


P
(527) (9'1) (60'1) (40*7) (22'6) (2'3) (0'2) (662)

1'31 O'OOl 0'04 0'03 0'02 0'002 0 1'4


H
(218) (1) (67) (4'5) (2'5) (0'3) (0) (233)

4'09 0 0 0 0 0 0 4'09
HC (680)
(680) (0) (0) (0) (0) (0) (0)

¿^'09 0 0 0 0 0 0 4'09
HE
(680) (0) (0) (0) (0) (0) (0) (680)
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

Tabla 7.33: Costes totales para cada tratamiento al principio de los 5 años
(hipótesis 1).
Coste total en 5 años

Tratamiento (pts/m-)

I = 3% 1 = 4% 1 = 5%

5'21 5'OB 4'94


T
(867) (844) (822)

6'79 6'65 6*53


P
(1.130) (1.106) (1.086)

H
1'68 i'ee 1'64
(280) (276) (272)

4'17 4'01 3'97


HC
(694) (667) (660)

4'17 4'01 3'97


HE
(694) (667) (660)

6 •

5-

3 -•

2--

H HC HE
tratamiento

Figura 7.112: Coste de cada tratamiento al momento inicial de los 5 años (hipótesis 1).

404
Tabla 7.32: Costes para cada año y tratamiento en un horizonte de 5 años (hipótesis 1).
Año
Tratamiento
1 2 3 4 5
Ejecución+explanación+cunctas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto +vertedero+daños+suclo daños+suelo
ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°

T Importe
1'14 1'14 1'14 1*14 ri4
(189'4) (189'4) (189'4) (189'4) (189'4)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto +vertedero+daños+suelo daños+suelo
ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°

P Importe
3'98 0'81 0'81 O'Sl O'Sl
(662) (135) (135) (135) (135)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto +vertedero+daños+suelo daños+suelo
ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°

H Importe
1'4 0'09 0'09 0'09 0'09
(233) (15) (15) (15) (15)
(pts/m^)
Se supone un efecto
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
conc&yto +vertedero+daños+suelo daños+suelo
ídem año 2° ídem año 2° similar al de H el 2°
año
HC Importe
4'09 0 0 0 0'09
(680) (0) ÍCI) (0) (15)
Cpts/m^)
Se supone un efecto
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 2° ídem año 2° similar al de H el 2°
+vertedero+daños+suelo daños+suelo
año
HE Importe
4'09 0 0 0 0'09
(680) (0) (0) (0) (15)
(pts/'m^)
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

Conviene resaltar que los resultados se derivan extrapolando los obtenidos


en estos dos años de experiencias a un horizonte de 5 años y que el decaimiento en
el % de cobertura vegetal podría producirse a partir del año 3° como se ha
observado en las experiencias próximas del cerro del Cristo y en la visita que se hizo
a las parcelas ya fuera del tiempo de ensayo, con lo cual, mientras que H, caería
drásticamente en su efectividad a niveles parecidos a los de T, las mantas orgánicas
todavía contribuirían al control de la erosión al menos con un % similar al de H (en
sus dos primeros años), debido a los restos de fibras vegetales y plásticas que
quedarían sobre su superficie. Por otra parte, es de esperar en cambio que la
protección de P sobre el suelo cada año crezca, por lo que se ha supuesto que en el
año 4° y 5°, este tratamiento ejerce ya un nivel similar al de H en sus dos primeros
años.

Los datos referentes a esta nueva hipótesis (hipótesis 2) se acompañan en las


tablas 7.34y 7.35. En ellas se observa como Py T, todavía no resultan competitivos,
ya que los costes totales ascienden a 5'53 €/m^ (920 pts/'m^) y 5'21 €/m^ (867
pts/m^) respectivamente; H ha pasado al segundo lugar con un importe equivalente
a 4'48 €/m^ (746 ptsfm^; por último, se puede afirmar que, bajo las condiciones de
la hipótesis 2, los mejores tratamientos son HC y HE, con un coste quinquenal de
4'13 €/m^ (687 pts/m^). Estas cifr-as se refieren a una tasa de descuento del 3% y no
difieren considerablemente respecto las tasas del 4% y del 5%. Los resultados
correspondientes a la hipótesis 2 se dibujan en la figura 7.113.

405
Tabla 7.34: Costes anuales de cada tratamiento a un horizonte de 5 años (hipótesis 2).
Año
1 rcitciriiicrit.L>
1 2 3 4 5

Ejccución+explanacióii+cunetas+ Explanación+cunetas+vertedero
concepto vertedero+daños+suelo +daftos+suelo
ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°

T Importe
1'14 1'14 ri4 1'14 1'14
(189'4) (189'4) (189'4) (189'4) (189'4)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas+ Explanación+cunetas+vertedero ídem año 2° de ídem año 2° de
concepto vertedero+daños+suelo +daños+suelo
ídem año 2°
H H
P Importe
3'98 0'81 0'81 0*09 0'09
€/m2
(662) (135) (135) (15) (15)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas+ Explanación+cunetas+vertedero
concepto vertedero+daftos+suelo +daños+suelo
ídem año 1° de P ídem año 2° de P ídem año 2° de P

H Importe
1'4 0'09 ri4 1'14 1'14
(233) (15) (189'4) (189'4) (189'4)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas+ Explanación+cunetas+vertedero ídem año 2° de ídem año 2° de
concepto vertedero+daños+suelo +daños+suelo
ídem año 2°
H H
HC Importe
4'09 0 0 0'09 0'09
(680) (0) (0) (15) (15)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas+ Explanación+cunetas+vertedero ídem año 2° de ídem año 2° de
concepto vertedero+daños+suelo +daños+suelo
ídem año 2°
H H
HE Importe
4'09 0 0 0'09 0'09
(680) (0) (0) (15) (15)
(pts/m^)
Resultados v discusión Evaluación tratamientos

Tabla 7.35: Costes totales para cada tratamiento al principio de los 5 años
(hipótesis 2).
Coste total en 5 años

Tratamiento (pts/m^)

1 = 3% 1 = 4% 1 = 5%

5'21 5'08 4*94


T
(867) (844) (822)

5*53 5'45 5*37


P
(920) (906) (893)

4'48 4'35 4*23


H
(746) (725) (704)

4'13 4*08 4*04


HC
(687) (679) (672)

4*13 4'08 4*04


HE
(687) (679) (672)

tratamiento

Figura 7.113: Coste de cada tratamiento en el momento inicial para un periodo de 5 años
(hipótesis 2).

407
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

7.6.3.- Discusión de resultados

En la literatura consultada se han encontrado tres evaluaciones de


tratamientos junto con costes de ejecución. La primera de ellas realizada por Carr y
Ballard (1980) contabiliza el coste de una hidrosiembra con una cobertura del 65%
en 20 ha de taludes y lo compara con el mantenimiento anual de la carretera en que
se emplazan, llegando a la conclusión de que esta técnica protege la inversión
realizada en las carreteras; la segunda es la realizada por Megahan et al. (1992),
quienes desarrollan un índice basado en las toneladas por hectárea de erosión
reducidas por cada 1.000 $ invertidos en cada tratamiento. Por último, Grace et al.
(1998) discuten sobre la viabilidad de ciertos tratamientos a pesar de sus buenos
resultados en base a su mayor coste, aunque no se realiza un análisis exhaustivo.

En nuestro caso se ha pretendido separar la evaluación en tres aspectos


diferentes. Primero se ha visto qué técnica presenta los mejores resultados respecto
a los objetivos perseguidos y después se intenta relativizar el éxito de cada
tratamiento en flinción de lo que supone el coste del mismo. Esto se hace de dos
maneras, como ya se ha visto: una, sopesando mediante un % el coste de instalación
y mantenimiento de las técnicas con respecto a los resultados; dos, mediante un
balance de costes basándonos a su vez en dos hipótesis (optimista: los resultados
medios en el ensayo se extienden a un horizonte de 5 años; pesimista: se produce el
decaimiento de los tratamientos con hidrosiembra a partir del tercer año).

Respecto a lo obtenido en cada caso se puede resaltar que en todas las


evaluaciones los mejores resultados los ofrecen los tratamientos que combinan
revegetación con muich (hidrosiembra más mantas e hidrosiembra), al igual que
obtuvieron Megahan et al. (1992) al comparar 17 tratamientos.

7.6.3.1.- Evaluación por objetivos:

La medida más efectiva en el control de la erosión y de la escorrentía y con


mejores resultados de revegetación es HC, seguido de cerca por HE; posteriormente
se encuentra H, seguido de T y queda P en última posición.

En este caso, la ventaja de HC sobre HE, radica en una menor generación de


escorrentía y un mejor porcentaje de cubierta vegetal. Las diferencias son bastante
pequeñas, como se ha visto al discutir estos resultados en sus apartados
correspondientes; sin embargo, son suficientes para adelantar a la manta de fibra de
coco sobre la de esparto. Es muy probable que esto sea debido a la longitud de las
fibras de esparto respecto de las de coco y a su orientación siguiendo la línea de
máxima pendiente, ya que esto se halla relacionado con la transmisión de parte del
agua precipitada hacia el pie de los taludes. Dicha circunstancia queda sin demostrar
en este trabajo y constituye una línea a desarrollar y contrastar. Aún así, tras
nuestras observaciones constatamos que esta pequeña ventaja de la manta de coco
respecto a la de esparto no le resta competitividad a esta última.

Respecto a la hidrosiembra, también pueden mejorarse estos resultados


controlando las condiciones de ejecución. Estamos de acuerdo con Canga (1996) y

408
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

González González (1998) en que ciertos contratistas, ante la presión económica


con que han de ejecutar las obras de restauración no ejercen un adecuado control
de calidad sobre sus actuaciones y como las plantaciones son obras cuyo éxito
depende en buena medida de la climatología reinante durante el periodo de
instalación y de arraigo, siempre hay una excusa para eludir la responsabilidad del
fracaso. De todos modos, en este estudio, los niveles de calidad en la hidrosiembra,
tanto como tratamiento único como combinado con las mantas orgánicas, han sido
muy parecidos, con lo cual es lógico pensar que una ejecución más cuidadosa
produciría resultados proporcionalmente mayores pero similares para todos las
técnicas ensayadas. O sea, que aunque H hubiese presentado mejor cubierta vegetal,
también la hubieran presentado HC y HE, quedando también por encima.

Los resultados de P se deben a los escasos crecimientos de las arbustivas en


estos dos primeros años, lo que redunda en una escasa cubierta vegetal incapaz de
controlar los deslizamientos epiteliales. Éstos se han producido de la misma manera
que en T, pero como en P, fue removido el terreno para realizar los hoyos de
plantación y para la construcción de alcorques, las tasas erosivas se incrementaron.
Conviene señalar que la ejecución de los alcorques en declives tan fuertes ha sido
laboriosa y difícil, quedando éstos finalmente en un equilibrio bastante inestable. De
hecho, durante la mitad del primer año desaparecieron todos los alcorques.

7.6.3.2.- Evaluación por objetivos y coste

En esta evaluación de nuevo HC es el tratamiento más competitivo, seguido a


continuación por HE y H, que se hayan empatados. Ahora, la desventaja de HE
respecto al control de la escorrentía y de la revegetación se compensa con los peores
resultados de control de la erosión de H, y por ello, ambas técnicas serían
equiparables. Sin embargo, aquí no se tiene en cuenta la evolución en el tiempo y
conviene resaltar, que aunque ya fuera del tiempo de estudio, el tercer año se
visitaron las parcelas comprobando el decaimiento total de la vegetación en todas
las parcelas tratadas con hidrosiembra. Sin embargo, en las mantas, todavía queda
suficiente fibra vegetal para seguir controlando la erosión. Por lo tanto, teniendo en
cuenta el transcurso del tiempo, H volvería a descolgarse tras HE.

En cuanto a P, continúa como última técnica ya que presenta un coste de


ejecución elevado, muy próximo al de las mantas, aunque su control de erosión ha
sido negativo. Luego, a corto y medio plazo, resulta que es mejor no hacer nada que
la instalación de arbustivas tal como aquí se ha ensayado.

7.6.3.3.- Evaluación económica

En todo proyecto en el que hay una inversión y unos costes asociados, en


busca de un beneficio, debe realizarse una evaluación económica que cuantifique
dicho beneficio. En los proyectos de restauración ambiental, estas evaluaciones son
complejas y en muchas ocasiones de difícil argumentación y justificación (Forster et
al, 1987; Novak, 1988), entre otras cosas porque se carece de datos a largo plazo
(Fifield y Marnol, 1990; Grace et al., 1998) y por la variación en comportamiento

409
Resultados y discusión Evaluación tratamientos

que sufren diferentes materiales empleados en el control de erosión (Fifield y


Marnol, 1990; Fifield, 1992; Sprague y Luna, 1997). En general, los análisis
convencionales para otro tipo de proyectos con un perfil comercial, no se ajustan
bien a los trabajos ambientales, teniendo que descargar la bondad de los mismos en
aspectos sociales y naturales palpables pero de métrica complicada.

En esta evaluación se ha seguido el modelo clásico para cualquier proyecto


agronómico o industrial buscando equiparar los beneficios conseguidos, con
acciones que se dejan de realizar (o aunque no se practiquen, a pesar de existir los
problemas derivados de la falta de tratamiento de los taludes, debieran realizarse).
Por ejemplo, la limpieza de cunetas y drenajes es una actividad que debería
ejecutarse anualmente si no se tratan los desmontes (Diseker y McGinnis, 1967),
aunque según los problemas presupuestarios, si se estima que se puede soportar un
cierto aterramiento, se pospone para cuando se agrave. Según Atkinson (1994), en
EE.UU. las alcantarillas, sumideros, desagües e interceptores deben limpiarse
anualmente y las cunetas, cada 5 años, aunque se debe adelantar en función de
problemas observados. No obstante, aquí consideramos que esta acción se realiza
cada año. El problema es similar al de la limpieza de un hogar. Ésta debe realizarse
frecuentemente, aunque según las circunstancias económicas de cada unidad
familiar y de a quién se le encarga dicha labor, se pospondrá al momento en que se
pueda atender. Situaciones parecidas se repiten con la limpieza de desagües,
alcantarillas o bajantes en edificios, terrazas comunitarias, patios, garajes, etc.

En definitiva, estudiando la inversión y los costes asociados para un periodo


de 5 años, ya que éste se podría considerar, como ya se comentó anteriormente,
como un umbral a medio plazo para la vida útil de las mantas y de las hidrosiembras
bastante probable, se han analizado, como se indicó previamente, dos hipótesis: la
primera, en la que se estima que no se produce un decaimiento de la vegetación en
este periodo; la segunda, más pesimista, en la que el retroceso de la revegetación es
claramente palpable a partir del tercer año.

De los resultados se desprende que mientras se pudiese asegurar una cierta


cobertura vegetal con la hidrosiembra a lo largo de los años, éste sería el mejor
tratamiento, mientras que cuando la protección vegetal disminuye progresivamente,
la mayor vida útil de las mantas orgánicas, las convierten en el tratamiento más
económico a corto plazo. Esto es concordante con las experiencias de Megahan et al.
(1992), quien destaca en las condiciones de sus ensayos a la hidrosiembra como
mejor en relación erosión-coste, seguida de los geotextiles vegetales.

Otra cuestión relevante es la escasa efectividad de las plantaciones arbustivas


a corto plazo y en las densidades aquí propuestas, lo que sugiere que resultan
obligadas medidas complementarias de protección como por ejemplo, la cubrición
del terreno desnudo mediante algún tipo de mulch. Por último, conVxene resaltar
que la pasividad y la plantación de arbustivas son opciones muy caras al tener en
cuenta los costes asociados del mantenimiento de la vía y los terrenos.

De acuerdo con la hipótesis 1, mediante la hidrosiembra se produciría un


ahorro del 70% de los costes respecto a no hacer nada, cifra similar a la ya sugerida
por Pérez Revenga (1994) (sin justificar numéricamente); mientras que con las

410
Resultadosy discusión Evaluación tratamientos

mantas sólo se ahorraría un 20%. Sin embargo, atendiendo a la hipótesis más


realista, hipótesis 2, se tiene que el ahorro máximo es de un 20% de los costes con
los geotextiles orgánicos, mientras que con la hidrosiembra sólo se alcanza un 14%,
valores concordantes con las estimaciones generales (sin justificar numéricamente)
de Saz (1992) para el ferrocarril en España. Respecto a las plantaciones, éstas
suponen entre un 30% y un 6% más, para las hipótesis 1 y 2 respectivamente
(figura 7.114).

I hipótesis 1 •hipótesis 2

o
O

HC HE H
tratamiento

Figura 7.114: Porcentaje de ahorro de cada t r a t a m i e n t o respecto a no hacer nada en


un periodo de 5 años.

En cualquier caso, en este trabajo parece evidente que las estimaciones en


cuanto a las ventajas en coste global de la lucha contra la erosión en estos relieves
quedan muy por debajo de las sugeridas por ciertos autores como Beaupeaurt y
Wright ( 1 9 9 9 ) , quienes aluden a que el coste de las medidas en control de erosión
de un proyecto se recuperan en t o r n o a cinco o seis veces durante la vida útil de un
proyecto. Pero también están por encima del 0% indicado por Israelsen et al.
(1980), cuando relatan que el sobrecosto de un proyecto con medidas de control de
erosión se neutraliza con el coste extraordinario de reperfilado de taludes y limpieza
de sedimentos que se suele llevar a cabo en numerosos proyectos al final de su
ejecución por adolecer de falta de control de erosión.

No obstante las evaluaciones aquí realizadas reflejan que el control de la


erosión es beneficioso a corto plazo desde el punto de vista de la inversión. Si
además se aplicaran otras cuestiones relativas a la calidad de aguas,
atarquinamiento de embalses, accidentes de circulación, fomento de los
deslizamientos, degradación del paisaje, sumideros de CO2, etc., las cifras de las
revegetaciones alcanzarían una dimensión sobradamente positiva respecto a la
pasividad y tan altas como se sugieren en otros trabajos aunque no realicen
valoración alguna.

411
Conclusiones Control de erosión

8.- CONCLUSIONES.
Las conclusiones que se pueden extraer de estas experiencias se exponen a
continuación:

8.1.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA PRECIPITACIÓN

1. El periodo de estudio 1998-2000, en base al análisis previo de una extensa serie


de años (40), refleja condiciones de precipitación próximas a la normalidad en la
zona. Las mediciones de un año considerado como normal algo seco (413'7 mm)
junto con un año muy húmedo (558'5 mm) inclinan la balanza hacia un periodo
húmedo, sin embargo, el resto de características estudiadas de estas
precipitaciones no reflejan tendencias distintas de las habituales (vid. nevadas,
heladas, intensidades, duración, etc.), por lo que, en definitiva, se puede decir
que predominan las condiciones de una situación de estudio dentro de lo
normal.

2. En cuanto a los días de nieve (4 cada año) y días de helada (20 días/año) se
puede considerar que nos hallamos dentro de los niveles medios (5'1 días de
nieve y 7-21 días de escarcha), por lo que no se estima que atendiendo a estos
aspectos se haya producido una situación que tienda a acelerar los procesos de
meteorización y de denudación de los taludes estudiados. En este sentido, la
agresividad climática ha sido también normal.

3. La pluviometría anual en la zona presenta un claro déficit para la revegetación


natural en fuertes pendientes. Se ha visto que incluso los años más húmedos
contienen periodos de extrema sequedad por una irregular distribución de las
precipitaciones mensuales.

4. Al estudiar la erosividad de los aguaceros (585) en la zona a partir del factor R


de la USLE, se ha confirmado la tendencia del estudio realizado por ICONJA
(1988) en este área, de lo cual se desprende que efectivamente estamos en una
zona de baja erosividad (= 25-50 hj*cm/m^*h).

5. Se ha visto que durante el primer año la erosividad ha sido del orden de la media
en la zona (s 50 hj*cm/m^*h), mientras que el segundo año, a pesar de una
mayor pluviometría, la erosividad ha sido incluso menor (s 25 hj*cm/m^*h). Esto
conduce a pensar que los resultados que se obtienen respecto a la erosión
representan valores moderados de acuerdo con lo que se puede registrar en la
zona y también contribuye a confirmar, desde el punto de vista erosivo, que las
precipitaciones en la zona no han actuado de forma superior ni muy inferior a lo
considerado como normal.

6. Los periodos de máxima erosividad en este área, en un periodo de cuatro años


(1996-2000), parecen concentrarse entre mayo y agosto, correspondiendo los
momentos menos erosivos al periodo de enero a marzo, y quedando el resto de
los meses con una erosividad media. Sin embargo, en los dos años de

412
Conclusiones Control de erosión

observaciones de la erosión (1998-2000), el período de máxima erosividad


durante el primer año coincide con los meses de julio a septiembre del 98 y
mayo del 99, mientras que en el año mayo 99-mayo 00, la erosividad mayor se
produce durante el intervalo de septiembre a octubre del 99.

7. La erosividad en la zona se debe fundamentalmente tanto a los episodios


tormentosos propios del final de la primavera y el verano, como a periodos de
lluvias persistentes originadas por la entradas de fr-cntes asociados a
determinadas situaciones ciclónicas durante el otoño.

8. Dentro del periodo de cuatro años, en el que se ha dispuesto de datos


pluviográficos, las precipitaciones se caracterizan por ser poco erosivas en
cuanto a cantidad, intensidades (medias, máximas en 12 minutos, máximas en
30 minutos), duración, número de aguaceros y frecuencia. (En cuanto a la
precipitación de los aguaceros, el 95% de los episodios lluviosos son menores a
20 mm y sólo en tomo al 2'5% de las veces se superan los 30 mm. Los aguaceros
erosivos, de acuerdo con el concepto de Wischmeier y Smith (1978) son muy
pocos: 10% de los aguaceros en 4 años de datos y menos del 5% durante las
experiencias. En la zona, el 60% de los aguaceros tienen una duración inferior a
1 hora, el 30% entre 2 y 12 horas y resulta muy difícil que llueva más allá de 1'5
días. Son raras las intensidades medias superiores a 2'26 mm/h (0'6%) y muy
raras las superiores a 7 mm/h (0'2%). Registros de intensidad máxima en 12
minutos superiores a 9 mm/h sólo se han producido un 10% de las veces, y
valores mayores de 30 mm/h sólo un 2%. En el 80% de las ocasiones no se han
alcanzado intensidades máximas en 12 minutos por encima de 5 mm/h. El 65%
de los aguaceros en el periodo de datos han presentado intensidades máximas en
intervalos de 30 minutos con menos de 4 mm/h y el 83% con menos de 7
mm/h).

9. La agresividad del clima en la zona, respecto a la erosividad pluvial, se ve


incrementada por los ciclos de heladas (20 días/año) y nevadas (4 días año)
propios del periodo de mediados de noviembre a finales de enero y por el
soleamiento (n° horas de sol medio en la región = 2.549'2). Mientras que las
heladas y el soleamiento contribuyen a la meteorización, la nieve contribuye a
promover el deslizamiento epitelial del terreno.

10. Durante el intervalo de estudio de la erosión (2 años) las precipitaciones se han


mostrado de forma muy similar a las del periodo de datos (4 años): en ambos
casos, alrededor de un 60% de lluvias han aportado entre 0'2 y 1 mm y un 95%
de las veces, las precipitaciones han recogido cantidades menores o iguales a 20
mm; por lo que se puede hablar de episodios de lluvia, en su mayoría, poco
erosivos.

11. La variabilidad observada en esta zona respecto a la duración, frecuencia e


intensidad de los aguaceros es muy amplia a causa del corto periodo de datos,
aunque este hecho no afecta a las características de agresividad de la lluvia. (Es
decir predominan los aguaceros de escasa duración y baja intensidad. El mayor
porcentaje de los aguaceros registrados (45%) son de baja intensidad ( « 10
mm/h) con una duración < 24 minutos. Para el resto, la gran variabilidad en

413
Conclusiones Control de erosión

cuanto a duración e intensidades, y a causa del corto periodo de observación


hace que se conjunten frecuencias muy pequeñas ( « 1%), con tiempos > 24
minutos e intensidades medias < 15 mm/^h).

12. El análisis de la erosividad realizado en este trabajo está condicionado


evidentemente por el bajo número de registros (585 aguaceros), lo que implica
que es necesario continuar acumulando datos para poder obtener valores
medios de erosividad pluvial, debidamente representativos en la zona para un
periodo suficientemente amplio, al menos de 20 años.

13. Ante la falta de criterios uniformes o patrones en nuestro país para estudiar y
caracterizar la erosividad pluvial de una zona, es muy importante que se
respeten las hipótesis de cálculo con las que se elaboraron los índices de
erosividad de otros autores; sólo de este modo tendremos valores comparables
entre regiones y referencias comunes con otros trabajos. En este estudio, se ha
procurado ser fiel a este postulado.

414
Conclusiones Control de erosión

8.2.- CONCLUSIONES RESPECTO A LOS TERRENOS DE DESMONTE

Respecto a los terrenos sobre los que se realiza el ensayo se puede resaltar lo
siguiente:

1. Se ha podido demostrar que los terrenos sobre los que se han desarrollado las
experiencias presentan una erosionabilidad muy alta (factor K de la USLE
ponderado para todo el talud = 1) debido fundamentalmente a la fuerte
pendiente (s = 84%), a una longitud de ladera suficiente para determinados
procesos erosivos (X. según pendiente s 6 - 8 m), a su alto contenido en limo (s
80%), deficiente estructura (maciza blocosa), moderada permeabilidad (5-10
mmAi) y escasa presencia de materia orgánica (s 0'3%).

2. Otras propiedades físicas de los suelos, y que afectan a la erosionabilidad, toman


valores bastante desfavorables en estos taludes. Así se ha comprobado que los
terrenos presentan un límite líquido muy alto que sugiere un comportamiento
más próximo a las arcillas expansibles (L.L s TOYó), hecho confirmado al
encontrar que en la fracción mineral del suelo aparece la ilita en un 20%; todo
ello hace que la erosión por microcoladas de barro sea un hecho frecuente y que
el agrietamiento de la superficie en los periodos secos sea una constante que
influye en la meteorización y en la erosión de los taludes.

3. La resistencia de los terrenos a la progresiva reguerización y acarcavamiento


es alta, ya que no se han observado estos síntomas en la zona, no sólo durante el
periodo experimental, si no durante un periodo mucho mayor. La razón de este
comportamiento pudiera encontrarse en los elevados valores de cohesión
alcanzados por los terrenos tanto en los ensayos con molinete como en los de
laboratorio (c = O'41-l'l kp/cm^ respectivamente), lo que concuerda con las
calificaciones expresadas por Poessen (1990) relacionando cohesión con
resistencia al acarcavamiento. Igualmente la presencia de escasa cantidad de
regolito sobre los desmontes implica una cierta dificultad para la reguerización
de los mismos.

4. Cytra cuestión importante es que, a pesar de la desnudez de los desmontes, al


estudiar la rugosidad de su superficie, ésta es muy elevada (c^ = 17'76 por el
método de la cadena); lo que induce a pensar que afectará de algún modo, junto
con el agrietamiento, a las escorrentías que se engendran sobre los taludes.

5. En los procesos que se desarrollan y/o estudian en estos taludes no tiene


ninguna influencia la pedregosidad, ya que ésta es despreciable en los
desmontes analizados. De acuerdo con el So/7 Survey StaifáeX USDA (1951), los
desmontes se encuadran en la clase 1, es decir, piedras que recubren entre el
0'01% y el 1% la superficie del terreno.

6. La susceptibilidad al encostramiento de la regolita generada sobre los


desmontes, de acuerdo con el índice de la FAO (1983) y con las consideraciones
para España de López-Bermúdez y Albaladejo (1990), es muy alta debido al
elevado contenido en limo (s 80%) y a la alta plasticidad (I.P. = L.L. - LP. =

415
Conclusiones Control de erosión

42'8%) hallada en estos materiales. Este encostramiento, tiene una importancia


extraordinaria en el desarrollo de los fenómenos erosivos, ya que por una parte
afecta a la escorrentía del talud y, por otra, protege a la alterita desarrollada
bajo las costras, manteniéndola en equilibrio inestable sobre las fuertes
pendientes hasta que se produce una perturbación (vibración del ferrocarril,
chubascos, viento, fusión de nieve o pisadas de animales) que desencadena la
erosión en masa de costra y alterita.

7. La desnudez natural de estos desmontes durante décadas radica tanto en la baja


fertilidad de los mismos (cantidades deficientes de P y K), como en las
inadecuadas densidades y cantidad de agua útil existentes. Las densidades
aparentes del terreno sin meteorizar (s Vi gfcm^, de las costras que se
desarrollan sobre el mismo C= 1'39 g/cm^)y de la regolita acumulada al pie de
talud (= 0'97 g/cm^) se hallan todas en un rango desfavorable para suministrar
un nivel adecuado de agua para las plantas. La capacidad de retención de agua
media teórica se ha estimado en un 9%, por debajo de otros tipos de texturas.

8. Las posibilidades de revegetación natural y forzada se encuentran también con


problemas derivados de la difícil penetrabilidad del terreno. Se ha podido
comprobar que éste también es muy resistente y que atendiendo a diversas
clasificaciones, se puede hablar de terrenos de consistencia rígida a semidura,
extremadamente firmes con un calificación para la penetración de las raíces
de difícil (FAO, 1983).

9. En definitiva, en cuanto a la erosión, se puede hablar de terrenos donde


confluyen una serie de propiedades que explican procesos erosivos distintos a la
típica erosión laminar y en regueros que cabía esperar en principio:
deslizamientos epiteliales, reptación y microcoladas o coladas de barro; estas
propiedades descritas con anterioridad interaccionan íntimamente con las
condiciones climáticas, para desencadenar el fenómeno erosivo, ya que el clima
es el que actúa, pero es el terreno quien facilita o predispone las formas de
erosión.

10. Por último, el conjunto de deficientes propiedades ligadas a la fertilidad y a la


disponibilidad hídrica para las plantas repercuten considerablemente en la
revegetación natural de los taludes.

416
Conclusiones Control de erosión

8.3.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA EROSIÓN Y SU CONTROL

De la erosión producida durante el periodo que nos concierne y de los


resultados ofrecidos por los tratamientos H, P, HC, HE y T se destaca que:

1. Se ha comprobado que los anco tratamientos ensayados producen


diferencias significativas respecto al control de la erosión y que los
tratamientos más efectivos han sido las mantas de coco y esparto con
hidrosiembra con una eficacia media y total superior al 99% sobre el
tratamiento testigo. A continuación se halla la hidrosiembra con más de un
80% de efectividad y por último, la plantación de arbustivas con un
incremento en la erosión del talud del 24%, en relación al control.

2. El problema de la erosión en estos desmontes es grave ya que las tasas de


erosión obtenidas con los distintos métodos de medida así lo indican: con las
trampas Gerlach la erosión medida ha sido de 45'79 t/haxaño según
superficie de parcela, equivalentes a 59'77 t/haxaño, según superficie de
parcela proyectada horizontalmente, mientras que con los clavos se ha
contabilizado una emisión de sedimentos de 66'75 t/haxaño según superficie
de parcela proyectada horizontalmente.

3. Como se ha visto con los clavos, aunque el balance neto de erosión indica
Cemisión de sedimentos) que el problema es importante (66'75 t/haxaño), se
detectan zonas brutas de erosión en la parte superior de los taludes, con
tasas superiores a las 450 tAiaxaño, que intensificarían este problema,
aunque una fracción importante de este material se almacene a pie de talud.

4. Por otro lado, aunque gran parte de este material permanezca a pie de talud
(alrededor del 85%) y no constituya una pérdida de terreno neta
sobresaliente, conviene resaltar que es material suelto, de textura fina y de
baja densidad que se halla almacenado esperando un acontecimiento de
precipitación extremo para ponerse en movimiento y originar tasas de
erosión muy superiores a las aquí medidas.

5. Las formas de erosión dominantes en los desmontes jóvenes son los


deslizamientos epiteliales, la caída de detritus, la reptación (acelerada), las
microcoladas de barro y la erosión por salpicadura, estando los tres primeros
tipos íntimamente relacionados con las vibraciones producidas por el
ferrocarril.

6. Los desmontes tienden a evolucionar hacia un perfil más bien cóncavo que
responde a un polinomio de tercer grado, donde se refleja una disminución
progresiva de la pendiente media del terreno del orden del 8%, para el
tiempo estudiado.

7. En esta evolución tiene una clara influencia el material depositado a pie de


talud ya que frena los procesos erosivos, al reducirse en este tramo la

417
Conclusiones Control de erosión

pendiente inicial del desmonte, y porque protege el talud original a modo de


mulch.

8. En cuanto al proceso erosivo, éste parece hallarse condicionado en su mayor


parte por los ciclos de nieve (4 días/año), hielo-deshielo (20 días de
helada/año) y soleamiento (2.549'2 horas de sol en la región), y se ve
intensificado por las sacudidas del terreno causadas por el tránsito
ferroviario.

9. En estos relieves y según el procedimiento de recogida de datos de estas


experiencias, los resultados de la erosión obtenidos en las parcelas testigo
mediante las trampas Gerlach y los obtenidos en las parcelas de apoyo
mediante los clavos, no son , a priori, comparables entre sí, ya que deben ser
depurados en función de qué es lo que está midiendo cada instrumento y
cómo influye en los acontecimientos erosivos.

10. Las trampas Gerlach se muestran adecuadas para comparaciones entre


tratamientos para el control de la erosión, aunque de acuerdo con las
experiencias de otros autores conviene tener un número mayor de
repeticiones por parcela. En nuestro caso el análisis estadístico no refleja
errores de medición en los dos años consecutivos, pero también pensamos
que los resultados pueden ser aún más contundentes mediante un mayor
número de colectores Gerlach por parcela.

418
Conclusiones Evaluación conjunta

8A.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA ESCORRENTIA

XJSL escorrentía engendrada en las parcelas testigo así como en los diversos
tratamientos ha tenido un comportamiento peculiar o, al menos, distinto del
esperado en un principio, con relación a las hipótesis básicas de Hidrología General
aplicada a las pendientes.

Las conclusiones que se deducen al respecto se formulan a continuación:

1. En general, para todas las situaciones analizadas (tratamientos y periodos) la


escorrentía ha sido siempre muy pequeña. Los coeficientes de escorrentía han
sido siempre inferiores al 12% en cada periodo de recogida de datos y en la
mayor parte de los casos inferior al 6%.

2. Aunque no existen diferencias significativas entre los tratamientos ensayados a


un nivel de confianza del 95%, sí lo son a un nivel del 90%, hecho que concuerda
más con lo denotado en la recogida de datos para ciertos tratamientos.

3. Se puede decir que las mantas de fibra de esparto tienden a provocar más
escorrentía que el resto de los tratamientos del terreno durante el primer año
(un 5'2% de escorrentía media en el año 1 y un 3'2% en el periodo de estudio),
aunque siempre considerando que el nivel de escorrentía engendrado por todas
las experiencias ha sido muy pequeño (el resto de tratamientos han rondado
entre el 0'8% y el 1'7% el año 1 y un 1% en todo el periodo).

4. Durante el segundo año, la manta de esparto se comporta de forma similar al


resto de los tratamientos. Su coeficiente de escorrentía desciende al 1'1%,
mientras que los demás oscilan entre el 0'5% y el 0'7%.

5. En segundo lugar, se puede señalar a las mantas de coco como siguiente


tratamiento generando escorrentía, igualmente sólo para el primer año. Los
valores más altos de los intervalos indicados del coeficiente de escorrentía en el
punto anterior, para el resto de los tratamientos, corresponden al geotextil de
coco.

6. Los coeficientes de escorrentía en los tratamientos P, H y T han sido


prácticamente iguales y casi siempre inferiores al 4% en cualquier periodo
analizado, es decir, se denota una ausencia casi total de escorrentía sobre los
terrenos desnudos o con escasa cubierta vegetal.

7. La baja escorrentía observada durante todo el estudio en todos los tratamientos


se atribuye a que las precipitaciones han sido en su mayor parte de escasa
entidad (95% de los episodios lluviosos < 20 mm) e intensidades muy bajas
(intensidades medias superiores a 2'26 mm/h = 0'6%); la pluviometría anual,
tampoco ha sido muy importante, ya que aunque un año ha sido calificado como
muy húmedo, en relación a lo que suele llover en esta zona, cayeron menos de
560 mm, cifra que para otras regiones húmedas de la Península sería
considerada como de sequía.

419
Conclusiones Evaluación conjunta

8. Por otra parte, las condiciones de la superficie del terreno (sensible


agrietamiento y rugosidad elevada) pueden haber incidido en la minoración de la
escorrentía. Esta es una cuestión de gran interés para abordar en futuros
estudios.

9. De acuerdo con los puntos 5 y 6, la mayor generación de escorrentía por los


geotextiles orgánicos ensayados en pendientes próximas al 100%, debiera ser
tenido en cuenta para las revegetaciones en condiciones de marcada aridez, por
la exportación de agua que pudiera afectar a su éxito, así como para el diseño de
ciertos drenajes próximos a tratamientos con mantas, ya que recibirán más
cantidad de agua que para su dimensionamiento normal.

10. La actuación de las mantas de fibra vegetal se ha denominado en este trabajo


efecto palloza, a causa del paralelismo encontrado con las antiguas cabanas de
tejados de fibra vegetal, propias de ciertas comunidades indígenas foráneas
(viviendas mayas) o nativas de la Península (castros celtas o chozas béticas). En
dichas construcciones los tejados construidos a base de ciertas fibras vegetales o
ramaje, se dotan de fuertes pendientes para facilitar el escurrimiento del agua.

420
Conclusiones Evaluación conjunta

8.5.' CONCLUSIONES RESPECTO A LA CUBIERTA VEGETAL

Respecto al estudio de la variación de la cubierta vegetal en los diferentes


tratamientos y a lo largo de los dos años estudiados se tiene que:

1. De las mediciones realizadas en las parcelas testigo durante el tiempo del ensayo
se desprende que la recolonización natural resulta extremadamente lenta en los
desmontes del entorno de la ciudad de Falencia (3'4%, 1'8% y 5'1% en cada una
de las evaluaciones llevadas a cabo). Este hecho se confirma por la escasa
cubierta vegetal que presentan taludes ya antiguos, con más de 10 años de edad,
próximos al área de ensayo.

2. La escasa capacidad de revegetación natural se puede atribuir a la infertilidad de


los terrenos en desmonte, las elevadas pendientes, densidad del terreno y
penetrabilidad inadecuadas para el crecimiento y desarrollo de las plantas,
deslizamientos epiteliales que se llevan la capa de terreno más susceptible a
revegetar, y por una pluviometría en algunos años crítica yfo, aunque
abundante, irregular.

3. Las circunstancias anteriores deben tenerse en cuenta en un futuro a la hora de


emprender diferentes métodos de revegetación por medios artificiales, buscando
paliar en el modo más efectivo las deficiencias detectadas.

4. Los pobres resultados obtenidos de cobertura vegetal en las hidrosiembras se


atribuyen fundamentalmente a las dificultades expuestas respecto a las
condiciones fi'sicas de los taludes y a su fertilidad como, muy posiblemente, a una
aplicación de la mezcla algo tardía.

5. De todos los tratamientos, las mantas de fibra vegetal han ofr-ecido mejores
resultados de cobertura vegetal (HE = 10% y HC = 12'9% de media en el tiempo
abarcado); éstos dos métodos han sido significativamente diferentes del resto de
los tratamientos (P = 9%; H = 7'7% yT = 3'4% de cobertura vegetal media). En
general, se puede hablar de un resultado levemente mejor en la manta de coco
que en la de esparto, aunque nunca se ha superado el 17% de cubierta en ningún
período particular.

6. La influencia de la vegetación limítrofe con las parcelas en la cabecera de talud


ha sido notable, lo que reduce todavía aún más el éxito de la hidrosiembra
artificial.

7. Las arbustivas no han ejercido una cubierta vegetal eficaz sobre el terreno (9%
de media), aunque es de esperar que a medio y largo plazo (> 4 años) esta
situación cambie notoriamente.

8. La tendencia de la vegetación en las parcelas hidrosembradas con manta y en las


testigo ha sido, en general, parabólica, descendente desde la cabecera del talud,
donde la presencia de la vegetación próxima ha incrementado notablemente la
cubierta del suelo. En las arbustivas, la distribución es lineal constante al haberse

421
Conclusiones Evaluación conjunta

realizado una distribución uniforme y en la hidrosiembra sola no se ha denotado


ninguna tendencia.

9. La tendencia de la vegetación en las parcelas hidrosembradas más manta de


esparto en el final de los tres periodos medidos es descendente , es decir, aunque
el último año ha presentado una pluviometría bastante favorable, no se han
alcanzado los niveles de cubierta vegetal inmediatos al tratamiento (12'8%, 9'2%
y 7'9% para HE). En las plantaciones de arbustivas, en cambio, la tendencia es
creciente (5%, 10% y 12%), al igual que en las parcelas testigo (3'4%, 1'8% y
5'1%), aunque en éstas, muy lentamente. En H y HC es descendente pero con un
notable repunte el último periodo (9'8%, 4'4% y 8'9% para H y 16'6%, 9'8% y
12'4%).

10. En un periodo más amplio de observación parece quedar bastante claro que es el
tratamiento de arbustivas el que proporcionaría la mejor cifra de cobertura
vegetal por el decaimiento progresivo del resto de tratamientos. De acuerdo con
el punto anterior, ninguno alcanza los niveles inmediatos tras la siembra. Sería
conveniente iniciar investigaciones a más largo plazo, con parcelas permanentes,
respecto a estas consideraciones.

11. En las plantaciones de arbustivas, el porcentaje de marras ha sido muy bajo a


pesar de haberse dado un único riego de arraigo durante el año más seco del
estudio (12% en Pl y 8% en P2 con sólo 2 I de agua/planta en el momento de la
plantación. La mortalidad total ha sido de 5 pies de las 50 implantados);
posiblemente ha sido debido a una esmerada plantación, hecho que es
interesante destacar respecto a la realización de futuras plantaciones en el área.

422
Conclusiones Evaluación conjunta

8.6.- CONCLUSIONES RESPECTO A LA EVALUACIÓN DE LA EFICACIA


GLOBAL DE LOS TRATAMIENTOS

De la evaluación global de los resultados relativos a las diferentes variables


estudiadas se desprende que:

1. Según la evaluación realizada atendiendo al mayor control de la erosión, vmr\or


escorrentía y mejor cobertura vegetal de los tratamientos, el tratamiento más
efectivo ha sido la manta de coco con hidrosiembra, seguido muy de cerca de la
manta de esparto más hidrosiembra.

2. La hidrosiembra, en esta evaluación primera, ha ejercido un papel intermedio


entre las mantas y la plantación de arbustivas o no hacer nada, aunque se ha
comportado igualmente de un modo eficaz a pesar del escaso porcentaje de
cobertura vegetal alcanzado (valor medio de cubierta vegetal = 7'7%).

3. La plantación de arbustivas, en la evaluación por objetivos, a pesar de sus malos


resultados respecto al control de la erosión (24% >), supera al tratamiento
pasivo, ya que consigue una evolución positiva de la vegetación (alcanza el 12%
al final del periodo frente a un 5'1% del control) y una cierta reducción de la
escorrentía.

4. En la evaluación objetivos-costes la manta de coco e hidrosiembra sigue siendo el


tratamiento más competitivo, seguido muy de cerca por la de esparto y por la
hidrosiembra, mientras que, a causa de su elevado coste, resultaría mejor, a
corto plazo, no hacer nada que la plantación de arbustivas.

5. En cuanto a la evaluación económica clásica para un horizonte de cinco años, si


los tratamientos siguieran la tónica media observada en estos dos años, entonces
el mejor tratamiento sería la hidrosiembra (coste = 1'68 €/m^), seguida a
bastante distancia de las mantas (HC = HE = 4'17 €/m^), el tratamiento pasivo
(5'21 €/m^, y por último la plantación de arbustivas (6'79 €/m^.

6. De acuerdo con la hipótesis anterior, mediante la hidrosiembra se produciría un


ahorro del 70% de los costes respecto a no hacer nada, mientras que con las
mantas sólo se ahorraría un 20%. Respecto a las plantaciones, éstas suponen, en
las condiciones aquí ensayadas y estimadas, un 30% más de gasto.

7. Si en la evaluación económica se admite el decaimiento observado en otros


trabajos similares cuando no hay medidas de mantenimiento, entonces, los
mejores tratamientos son las mantas, seguidas bastante de cerca por H, luego
por el tratamiento pasivo y por último la plantación (HC = HE = 4'13 €/m^, H =
4'48 €/m^, T = 5'21 €/m^y P = 5'53 €/m^.

8. Atendiendo a la hipótesis precedente, se tiene que el ahorro máximo es de un


20% de los costes con los geotextiles orgánicos, mientras que con la
hidrosiembra sólo se alcanza un 14%. Respecto a las plantaciones, éstas suponen
en este caso un 6% más de gasto.

423
Conclusiones Finales

8.7.- CONCLUSIONES FINALES

Tras las conclusiones relativas a cada una de las variables estudiadas durante
el tiempo que han durado las experiencias se adjunta, como colofón de este estudio
y documento, lo que serían las conclusiones globales de todo el trabajo.

a En primer lugar ha quedado patente que el problema de la erosión


hídrica en las vías de infraestructura viaria es un problema grave desde
hace siglos y de consecuencias históricas, sociales, económicas y
ecológicas, especialmente en un país con un relieve como el de España.

a En segundo lugar, de acuerdo con los datos de la Dirección General de


Carreteras, se podría asumir, como primeras cifras de referencia, que las
actuaciones dedicadas a reparar parte de los problemas erosivos en la red
de carreteras del Estado pueden suponer en torno a 20.000 millones de
pesetas al año o 120.200.000 € (casi un millón de pesetas por kilómetro -
6.010'2 €/km); es decir, alrededor del 18% del Plan de Conservación y
Explotación de la Red de Carreteras.

• En tercer lugar, se estima que un % significativo de los accidentes de


tráfico con víctimas puede asociarse a la erosión en las carreteras (en
1998 hubo, debido a causas probables relacionadas con fenómenos
erosivos en las carreteras, 3.279 accidentes con víctimas. Esta cifra
supone alrededor del 8% de los accidentes totales con víctimas, pudiendo
haber muchos ofros sin víctimas de los que no queda constancia mas que
en las compañías de seguros, que son las que reciben los partes de
accidentes no regisfrados por la policía de tráfico. En dicho año se
produjeron 269 muertos, lo que equivale a más del 5% del total de
fallecidos en las carreteras españolas, sin tener en cuenta los de framos
urbanos. En cuanto al número de heridos, los accidentes por erosión
pueden llegar a representar en tomo al 7'5% del total). En cuanto a este
punto sería muy interesante establecer, de acuerdo con la Dirección
General de Carreteras y la Dirección General de tráfico, una contabilidad
apropiada de accidentes relacionados con el problema erosivo para
contrastar las cifras aquí presentadas.

a A pesar de lo anterior, con relación al inventario de métodos presentado


en este documento, este problema puede tratarse y controlarse
adecuadamente puesto que existen, técnicas y tratamientos suficientes
para ello y modelos para su estimación y conocer su evolución. De modo
que se pueden reducir las consecuencias de una contabilidad inadecuada
referente a los costes de la erosión y su control, pero siendo conscientes
de cuál es el grado real de eficacia de las técnicas o métodos disponibles.

a Las tasas de erosión netas o emisión de sedimentos (balance zona de


erosión-zona de sedimentación) en los desmontes estudiados, bajo las
condiciones climáticas de la zona, no son aparentemente tan

424
Conclushnes Finales

extraordinarias como las aportadas en otros lugares del mundo, ya que


nos hallamos en una zona de baja erosividad pluvial, aunque sí se han
registrado cifras que pueden calificarse de notables (59'77 tPnaxaño -
66'75 t/haxaño).

a Atendiendo a la zona de erosión de los desmontes (.producción de


sedimentos), se comprueba que el movimiento del terreno supera en
estos años las 450 t/haxaño, lo que implica un movimiento del terreno
importante y unas tasas de erosión muy significativas, del orden de las
citadas en otros trabajos similares de otros países.

• A pesar de estas cifr-as, aproximadamente el 85% del material


desprendido del talud, durante el tiempo de seguimiento, ha permanecido
a pie del mismo esperando un episodio lluvioso capaz de promover el
transporte hacia fuera de la zona de estudio.

Q Se^ún la conocida clasificación de la FAO, PNUMA y UNESCO, las pérdidas


de suelo aquí registradas, entendidas como emisión de sedimentos
Chalanee erosión-acumulación = 59'77 tAiaxaño - 66'75 tAiaxaño) entran
dentro de la categoría de graves, ya que superan las 10-12 t/^haxaño y se
hallan entre 50 y 200 t/haxaño; mientras que atendiendo exclusivamente
a la zona de erosión (producción de sedimentos = 450 t/haxaño), aunque
se deposite a pie de talud, se considerarían como muy graves (> 200
t/haxaño).

• Atendiendo al criterio de formación de suelos, la erosxón medida en estos


desmontes alcanza cifr-as (450 t/haxaño) que sobrepasan notablemente la
velocidad estimada de edafogénesis (2'7 a 4'1 t/haxaño).

• Los fenómenos erosivos observados en estos desmontes durante la vida


útil de las experiencias pertenecen en sxx mayor parte al grupo de los
movimientos en masa, clasificándose fundamentalmente como
deslizamientos epiteliales, reptación acelerada y coladas o microcoladas
de barro, quedando en segundo término en importancia la erosión
laminar, en regueros. Estas últimas se han detectado con mucha menos
intensidad en los diferentes episodios de registro de datos. La erosión por
salpicadura aunque no se ha medido, se ha detectado de forma
significativa en los trabajos de campo. Una línea a desarrollar en futuros
trabajos corresponde a estudiar el grado de influencia de cada una de las
formas de erosión.

a Como elementos desencadenantes de los procesos erosivos más


sobresalientes parecen intervenir principalmente los ciclos hielo-deshielo,
el soleamiento, la nieve y las vibraciones del ferrocarril. Esto último actúa
muy posiblemente como factor desestabilizador del equilibrio inestable en
que se halla la alterita protegida por la costra sobre el talud. Los tres
primeros factores son descritos por diversos autores en terrenos
semejantes a los nuestros mientras que las vibraciones del ferrocarril se

425
Conclusiones Finales

citan, en este documento, como un factor novedoso inductor de la


erosión en los terrenos próximos al ferrocarril.

• Los desmontes en esta zona evolucionan geomorfologicamente hacia un


perfil cóncavo. (La variación de la pendiente media de los desmontes en
ios dos años de estudio es prácticamente de un 8% y el punto de
pendiente máxima en el talud va retrocediendo en el tiempo,
demostrándose, junto con los resultados gráficos expuestos en el
apartado 7.3, que el perfil evoluciona siguiendo una expresión cúbica de
marcada concavidad).

a Las medidas de la erosión con trampas Gerlach y con clavos de erosión no


permiten comparaciones entre sí en ciertos taludes con fuertes
pendientes que finalizan en un tramo llano como los nuestros, pues las
trampas afectan en mayor medida a la dinámica erosiva que los clavos, ya
que interrumpen el movimiento del material ladera abajo y, en ocasiones,
al no permitir que éste se deposite o acumule al pie del talud, enmascaran
la dinámica real. Las tasas obtenidas con cada método deben
interpretarse de acuerdo con el relieve que se estudia, lo que se está
midiendo y cómo se esta midiendo. Mientras las trampas ofr-ecen cifras
secuenciales con extracción de material, los clavos ofr-ecen valores
espaciados con retroalimentación.

• Las trampas Gerlach se muestran adecuadas para realizar comparaciones


entre distintos tratamientos para el control de la erosión, aunque de
acuerdo con estas experiencias, conviene disponer un número mayor de
repeticiones por parcela o incrementar la anchura interceptada por los
colectores hasta 1 m por lo menos.

Q Para estimar las tasas reales de erosión y conocer la evolución del perfil
del talud en el tiempo, los clavos de erosión ofrecen una información
bastante acorde con la realidad, aunque para ello es necesario conocer
con precisión las variaciones de densidad que se producen entre costras,
terreno sin meteorizar y regolita acumulada al pie del talud. Pretender un
valor único representativo del rebajamiento del terreno puede
enmascarar la realidad del proceso.

• De los cinco tratamientos seleccionados en este trabajo para estimar


fundamentalmente el grado de control de erosión, los resultados han sido
claramente significativos, desprendiéndose de los mismos que: en un
corto plazo de tiempo (2 años) las mantas orgánicas han ejercido un
control de erosión medio y total excelente (>99%); la hidrosiembra
también ha producido buenos resultados (en torno al 80%), mientras que
las plantaciones de arbustivas, muy posiblemente a causa de la remoción
del terreno para el ahoyado y la creación de alcorques, para este periodo
de tiempo, han ocasionado un efecto claramente negativo incrementando
las pérdidas de suelo respecto al control (en una media superior al 20%).

426
Conclusiones Finales

Q La manta de esparto ha sido prácticamente igual de competitiva que la de


coco y la única desventaja que ha presentado en nuestras experiencias,
instalada en fuertes pendientes, ha sido la exportación de una cierta
cantidad de escorrentía superior a la de las mantas (alrededor de un 2%
más de media), aunque posteriormente este efecto desapareció. También
hay que señalar que en el tratamiento estadístico este efecto no ha salido
significativo a un nivel de confianza del 95%, aunque sí al 90%.

• Por otra parte, bajo las condiciones climáticas de esta zona, baja
precipitación y baja magnitud e intensidad, y a causa de las condiciones
de rugosidad elevada y agrietamiento de los terrenos desnudos y con
plantación o hidrosiembra, la escorrentía superficial es poco apreciable.
( « 12%).

• De los dos puntos anteriores se desprende que sería necesario seguir


investigando sobre la generación de escorrentía por parte de ciertos
geotextiles, bajo diferentes condiciones de clima y de humedad edáfica, en
fuertes pendientes, a la vez que conocer su repercusión en la revegetación
de taludes en zonas secas y sobre el funcionamiento de drenajes asociados
a las obras de infi'aestructura.

• De acuerdo con nuestros resultados, si se realiza una evaluación


económica clásica, en la hipótesis más desfavorable de decaimiento de la
vegetación hidrosembrada, las mantas orgánicas son el tratamiento más
eficaz, aunque quedan las puertas abiertas a demostrar que posiblemente
este hecho cambiaría si se consiguiese una revegetación con hidrosiembra
más persistente y con mejor cobertura vegetal. En cuanto a la plantación
de arbustivas, en las condiciones ensayadas, parece que a corto plazo no
resulta, bajo ninguna hipótesis, un método conveniente en taludes de esta
naturaleza y de estas pendientes.

• El control de erosión mediante el uso de geotextiles de coco y esparto, así


como la hidrosiembra conducen a corto plazo, en el ámbito estudiado, a
un ahorro significativo respecto a no hacer nada (20% los geotextiles, 14-
70% la hidrosiembra). No parece suceder lo mismo con la plantación de
arbustivas, que a corto plazo incrementa la erosión.

a No obstante los resultados obtenidos en este trabajo, hay que resaltar


que la variabilidad de condiciones climáticas y edáficas de las diferentes
regiones españolas, hacen que convenga seguir contrastando y
comparando tratamientos como éstos en diferentes ambientes. Nuestros
resultados no implican que estos mismos materiales y técnicas produzcan
igual rendimiento en ámbitos distintos de los aquí reproducidos. Sólo
extendiendo estas experiencias u otras similares, sabremos el rango de
efectividad de los mismos en nuestro rico territorio nacional.

a Igualmente resulta necesario extender las experiencias a plazos de tiempo


superiores, pues la eficacia de técnicas como la plantación de arbustivas
probablemente mejora con los años, mientras que la degradación de

427
Conclusiones Finales

otras, como los geotextiles orgánicos o las hidrosiembras, conducen a los


terrenos a situaciones similares a las de partida si no se ha conseguido un
grado de revegetación suficientemente estable.

Por último, resulta conveniente señalar que el crecimiento continuo del


mercado de control de erosión en productos y materiales y la aparición
de nuevas técnicas dejan la puerta abierta para seguir investigando sobre
el comportamiento y efectividad de los mismos bajo nuestras particulares
condiciones climáticas y edáficas.

Este trabajo se terminó de redactar el 18 de septiembre de 2002.

Fdo.: Joaquín Navarro Hevia.


Ingeniero de Montes

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454
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID

ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE INGENIEROS


DE MONTES

POR OBRAS DE

TESIS DOCTORAL
( TOMO II: ANEJOS )

Joaquín Navarro Hevia


Ingeniero de Montes

2002
Tribunal nombrado por el Mgfco. y Excmo. Sr. Rector de la
Universidad Politécnica de Madrid, el día de
de 20

Presidente D.

Vocal D.

Vocal D.

Vocal D.

Secretario D.

Realizado el acto de defensa y lectura de la Tesis el día


de de 20

en

Calificación:

EL PRESIDENTE LOS VOCALES

EL SECRETARIO
TOMO II

DOCUMENTO II

ANEIOS
ÍNDICE GENERAL DE ANEJOS

TOMO II rPOCUMENTO iD: ANEJOS Pág-


ANEJO I: EROSIVIDAD DE LA LLUVIA 1

1.-II^RODUCCIÓN 3

2.- METODOLOGÍA PARA EL CÁLCULO DEL FACTOR DE EROSIVIDAD DE LA


LLUVIA Y ESCORRENTÍA SEGÚN WISCHMEIER Y SMITH (1978) 5
2.1.-Introducción 5

2.2.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeier y Smith, 1978).... 6

2.3.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeier y Smith, 1978),


en unidades del sistema métrico 8

2.4.-Ejemplo 13

2.5.- Procedimiento seguido en este estudio 15

ANEJO II: SUELOS 37

ANEJO III: EROSIONABIUDAD DEL SUELO 67

1.- ESTIMACIÓN DEL FACTOR K DE EROSIONABIUDAD DE SUELOS DE LA


USLE (WISCHMEIER Y SMITH, 1978) - RUSLE (RENARD ET AL, 1997) 69

2.- ÍNDICE DE EROSIONABIUDAD DEL SUELO "SEI" CSOIL EROSIÓN


INDEX") 84

ANEJO IV: ANÁLISIS ESTADÍSTICO 87

ANEJO IV.l: RESUMEN DE DATOS 89

Datos de precipitación, erosión y escorrentía gi

Datos de cubierta vegetal 99

ANEJO IV.2: CONTROL DE EROSIÓN 107

ANEJO IV.3: CLAVOS DE EROSIÓN I47


clavos de erosión (rebajamiento) 149

Clavos de erosión (perfiles) 165

ANEJO IV.4: ESCORRENTÍ\ 175

ANEJO IV.5: VEGETACIÓN 233

ANEJO IV.6: MODELOS ESTADÍSTICOS 295

Variables peso de erosión y coeficiente de escorrentía 297

Variable vegetación 299

Variable rebajamiento 301

ANEJO V: EVALUACIÓN ECONÓMICA 303

II
ANEJO I: EROSIVIPAP
DE LA LLUVIA
Anejo I Erosividad de la lluvia

ESTIMACIÓN DEL FACTOR PE EROSIVIPAP DE LA LLUVIA DE LA


ECUACIÓN UNIVERSAL DE PÉRDIDAS DE SUELO EN EL ÁREA DE
ESTUDIO:

1.- Introducción:

La cuantificación de la capacidad erosiva que tiene el clima o un ambiente


determinado mediante algún tipo de índice es una preocupación constante en el
siglo pasado y que aún permanece latente. Son diversos los intentos de definir la
erosividad de las precipitaciones de una zona y aunque se han conseguido buenos
resultados, cuando éstos se intentan extrapolar a regiones o comarcas diferentes,
su validez no queda asegurada (González Hidalgo, 1996).

Algunos de los índices más empleados para estimar el poder que tienen las
precipitaciones para erosionar el suelo son los siguientes: a) entre los que utilizan
la intensidad de la lluvia como parte fundamental del agente erosivo están el índice
EI30 y el factor R de la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) (Wischmeier
y Smith, 1965, 1978), el índice KE>25 mm (Hudson, 1982), el índice AI„ de Lal
(1976), el índice universal R' de Onchev (1985) o el I^EA de Kinnel (1995); b) entre
aquéllos que se basan en el volumen de las precipitaciones durante un periodo de
tiempo se encuentran el índice de Foumier (1960) y el índice de Fournier
modificado por Arnouldus (Arnouldus, 1980).

Tampoco es nada raro encontrar estudios que intentan deducir el valor de


algún índice de intensidad como el factor R de la USLE en función de otros más
sencillos de hallar como los volumétricos (Renard y Freimund, 1994). Así
Arnouldus (1980) establece una buena correlación entre el índice de Fournier
modificado y el factor R de la USLE; también Bollinne et al. (1980) obtienen un
buen ajuste entre estos dos índices para obtener el mapa de erosividad de Bélgica y
en España, el ICONA (1988) en su publicación Agresividad de la Lluvia relaciona el
factor R con el índice de Fournier modificado para precipitaciones máximas diarias,
con precipitaciones mensuales y otras variables pluviométricas según distintas
zonas de la Península.

Lo cierto es que la variable erosividad de las precipitaciones es dependiente


del área geográfica, la escala, las condiciones locales y el método de medida y, en
realidad, no existe un índice universal mejor que otro (Renard y Freimund, 1994).
De todos los índices empleados uno de los más extensamente usados durante los
últimos cuarenta años es el factor de agresividad de la lluvia y escorrentía EI30 o
factor R de la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo. Este factor aunque ha sido
muy criticado (Kinnel, 1995; Zanchi y Torri, 1980) debido a que puede no
representar adecuadamente la agresividad de las precipitaciones en zonas
diferentes a las originarias en que fue establecido (Wischmeier, 1976; Onchev,
1985), lleva tras de sí un gran numero de ensayos y comprobaciones tanto con
lluvia natural como simulada (Wischmeier y Smith, 1978) de los que carecen los
otros índices.

Este índice que fue expuesto en 1959 por Wischmeier, fue extendido a todos
los EE.UU. en 1978 por Wischmeier y Smith, lo que le supone ya de por sí una gran
Anejo I Erosividad de la lluvia

amplitud de situaciones pluviométricas diferentes. Los buenos resultados que


ofrece en EE.UU. durante los años posteriores a su definición sirvieron para que
este índice se mantuviera con leves modificaciones en la revisión de la Ecuación
Universal de Pérdidas de Suelo - RUSLE (Renard et al., 1997).

En España, la utilización del factor R para definir la erosividad de la lluvia


fue considerada de vital importancia para los estudios de erosión de suelos (DGMA,
1985; ICONA, 1988), y por consiguiente dicha metodología fue utilizada para
elaborar el Mapa de Agresividad de la Lluvia de España y los Mapas de Estados
Erosivos de las diversas cuencas hidrográficas españolas.

Este índice es, a nuestro entender y mientras no se conozcan otros de mayor


amplitud y exactitud, uno de los más interesantes para establecer niveles de
comparación sobre la capacidad de las lluvias para erosionar el suelo en diferentes
comarcas o regiones. Sin embargo, debido a que su formulación original fue
establecida en unidades inglesas, las diversas traducciones y transformaciones a
unidades del sistema internacional así como lecturas de fuentes distintas a las
originales han provocado ciertas imprecisiones que dificultan en gran medida a los
usuarios de la USLE o de su posterior revisión, la RUSLE, su correcta elaboración
(González del Tánago, 1991; Almorox et al., 1994; González Hidalgo, 1996).

Estas interpretaciones parciales ya han sido indicadas por Almorox et al. en


1994, sin embargo en su estimada publicación no se desarrolla el proceso de
comprobación del paso de unidades al sistema internacional, existen algunos
errores tipográficos en la propuesta de las unidades a emplear para el factor R
(pág. 64) y en las unidades que ICONA (1988) establece para este factor (pág. 69);
tampoco se comentan las novedades propuestas por Renard y Freimund (1994) y
Renard et al. (1997) para el cálculo básico de este factor ya que coinciden o son
posteriores a la publicación de Almorox et al.

Otras publicaciones que también refieren el problema de las unidades del


factor R son las de Poch et al. (1992) y Porta et al. (1994). A pesar de todo, el
texto de Almorox es probablemente la mejor traducción y explicación en castellano
hasta el momento que se puede consultar para salir de dudas y realizar un cálculo
correcto del factor R de la USLE.

En nuestro trabajo se han tenido que comprobar las unidades del factor R
según la expresión de cálculo elegida para obtener correctamente el factor de
erosividad de la lluvia y escorrentía EI30 o factor R de Wischmeier y Smith (1978)
durante el tiempo que han durado las experiencias, dada la confusión reinante en
la diversa literatura. Una vez conocidas las unidades válidas de nuestras cifras, se
han corroborado con lo indicado en Almorox et al. (1994) sobre los errores que
aparecen en la publicación de ICONA (1988) sobre la agresividad de la lluvia en
España, de modo que pudiéramos comparar las cifras obtenidas según nuestro
pluviógrafo con las ofr-ecidas por el ICONA y deducir por comparación la intensidad
de agresividad hídrica de estos años de estudio con respecto al valor medio en la
zona dado por el ICONA. Como se verá más adelante, se han estimado nuestras
cifras con las variaciones propuestas recientemente por Renard et al. (1997) en el
Agricultura! Handbook, n° 703, del USDA, para el cálculo de este índice.
Anejo I Erosividad de la lluvia

Realizados todos los cálculos y comprobaciones de expresiones y unidades


necesarios, puede parecer absurdo incluir aquí el procedimiento, sin embargo
pensamos que mediante lo que se expone a continuación se pueden despejar las
dudas más frecuentes a la hora de consultar las fuentes en castellano más
habituales, como sucede por ejemplo al acudir a los Mapas de Estados Erosivos.
Nuestros cálculos y estimaciones son coincidentes en fórmulas y unidades con los
expuestos por Wischmeier y Smith (1978), Foster et al. (1981), Almorox et al,
(1994), Lal (1994), Renard y Freimund (1994) y Renard et al. (1997). Lo que
certifica la veracidad de la metodología y de las unidades.

2.- Metodología p a r a el cálculo del f a c t o r de erosividad de la lluvia y


e s c o r r e n t í a según Wischmeier y Smith ( 1 9 7 8 ) :

2.1.- Introducción:

La Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo (USLE) fue desarrollada en el


Centro Nacional de Datos de Escorrentía y Pérdidas de Suelo establecido en 1954
por el Servicio de Investigación Agraria estadounidense (ARS) en cooperación con
la Universidad de Purdue. Proyectos de investigación a nivel federal y estatal se
desarrollaron en 49 zonas generando más de 10.000 parcelas-año con datos de
escorrentía y pérdidas de suelo que ft^eron estadísticamente analizados por el
centro de datos. A partir de 1960, en 16 estados se completaron ciertas lagunas
mediante simulación de lluvia.

En 1965, Wischmeier y Smith publican el Agricultural Handbook n° 282


donde explican la metodología de la USLE. Posteriormente, en 1978 los mismos
autores publican una revisión del manual 282, debido a las modificaciones
sugeridas por los datos obtenidos a partir de 1965. Este nuevo manual,
Agricultural Handbook n° 537, actualiza el contenido del anterior e incorpora
material nuevo que había aparecido disperso en diversas publicaciones científicas;
se incluye entre otras cosas un nomograma que permite establecer el valor del
factor de erosionabilidad del suelo (K) en terrenos agrícolas y de construcción, el
método de cálculo del factor topográfico (LS) para pendientes irregulares, factores
de protección del suelo para monte y bosques, estimaciones de la erosión en áreas
constructivas, etc. Es este manual el que se mantiene como metodología específica
para la estimación de las pérdidas de suelo por erosión laminar y en regueros
durante las siguientes décadas (Renard et al., 1997) hasta que, tras estudiar las
diversas modificaciones propuestas por diversos equipos de investigación, se adopta
una nueva forma de la USLE a finales de los ochenta, denominada Ecuación
Universal de Pérdidas de Suelo Revisada (RUSLE) (González del Tánago, 1991;
Kinnel, 1995), pero que mantiene en esencia el espíritu y la forma de la USLE.

La versión más reciente de la RUSLE, en el momento de escribir estas líneas,


es el Agricultura! Handbook n° 703, que contiene además de ciertas modificaciones
en el cálculo de los factores de la USLE una versión informatizada para agilizar las
estimaciones con este modelo. La RUSLE es un modelo paramétrico superior que la
USLE porque consta con la base experimental de la USLE más el esfuerzo de
Anejo I Erosividad de la lluvia

numerosos equipos de investigación, ya no sólo estadounidenses, y está


informatizado. Sin embargo no invalida a la USLE, y en muchos casos puede ser
necesario emplear cualquiera de los dos o ambos modelos.

Con respecto al cálculo del factor R en la RUSLE, se exponen en el apartado


2.5 de este anejo las modificaciones propuestas, mientras que a continuación
expondremos la metodología detallada que propone el manual n° 537 de la USLE y
su expresión en unidades métricas.

2.2.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeier y Smith, 1978):

El valor numérico de este factor pretende cuantificar el efecto del impacto


de las gotas de lluvia así como de la escorrentía asociada a ella. El índice de erosión
de lluvia R = EI30 desarrollado por Wischmeier en 1959 parece reunir esta
condición mejor que cualquiera de los diferentes parámetros de lluvia y grupos de
parámetros que fueron analizados. Este índice no evalúa la erosividad de la
escorrentía generada por deshielo, fijsión de nieve o riego. En los casos en que estos
procesos sean considerables el cálculo de R varía (Wischmeier y Smith, 1978;
Renard et al., 1997).

Wischmeier y Smith indican que debe calcularse para cada aguacero ' j "
producido en un año concreto "k" el índice de erosión de lluvia EJISQJ. La suma de los
"m" diferentes valores de Ejlsoj para los aguaceros del año "k" ofrece el valor de la
erosividad de la lluvia para ese año concreto y en esa localidad. Si se suman los
valores de toda una serie de "N" años en esa localidad (se recomienda al menos
entre 20 y 25 años) y se divide por el número de años de la serie (N), se obtiene el
valor del factor R de erosividad de la lluvia o índice de erosividad medio EI30 de la
zona.

El valor de Ejlsoj para un aguacero concreto representa el producto de la


energía cinética total de ese aguacero (Ej) multiplicado por la intensidad máxima
en 30 minutos (Isoj) acontecida durante la tormenta. Ej viene expresado en
centenas de pie-toneladas fuerza (cortas) por acre Ct¿QQfbd:onf/acré) e I30J en
pulgadas por hora Qn/hour).

Ej se obtiene a partir de la siguiente expresión:

(1) e¡ = 916 + 331Xlog^ol¡ (ftxtonfxacre'^xin'^) / ij < 3 inxh"^

(1') 6) = 1074 ( i, > 3 inxh"^ donde,

e, = energía por pulgada de lluvia de un intervalo "i" del aguacero "j", de los "n"
intervalos de intensidad constante en los que se puede dividir dicho aguacero "j". El
límite de la energía por encima de 3 pulgadas/hora es debido a que aunque siga
aumentando la intensidad de un aguacero, el tamaño medio de las gotas que lo
conforman no crece (Cárter et al., 1974, cit. Wischmeier y Smith, 1978).
I¡ = intensidad de lluvia del intervalo "i" en pulgadasxh \
Anejo I Eroslvidad de la lluvia

De modo que si el aguacero " j " tiene "n" intervalos de intensidad constante,
la energía cinética total del aguacero completo es:

^ i=n ^ ¡=n
^j = 7^""Z®'""Pi " 7 ^ ^ S K ® ^ ^ + 33ÍXlog^o l¡)xp¡] (^/Q^ftxtonfxacreO
\=1 i=í
donde,

Pi = cantidad de lluvia en pulgadas (in) caída durante el intervalo "i" de intensidad


constante (I¡) del aguacero "j".

Y, por lo tanto, el factor Ejlaoj del aguacero se obtiene a través de la siguiente


ecuación:

^ i=n ^ i=n

i=í \=1
( j¿QQ ftxtonfxinxacre'^xh"^)

donde.

I30J = intensidad máxima en 30 minutos acontecida durante la tormenta " j " en


pulgadas por hora (inxh'O-

Wischmeier y Smith consideran como condiciones de cálculo de la erosividad


de un aguacero que:

- las lluvias con menos de 0'5 pulgadas de precipitación (12'7 mm/h) se


desechan, a menos que en un intervalo de 15 minutos caigan al menos 0'25
pulgadas (6'35 mm), o lo que es igual, que en dicho intervalo la intensidad sea
superior o igual a 1 pulgada/^hora (25'4 mmfbi).

se entiende como aguaceros distintos, aquellos episodios de lluvia que se


distancian en un mínimo de 6 horas con una precipitación durante ese tiempo
< 0'5 pulgadas (12'7 mm).

I30J no debe ser superior a 2'5 pulgadas/hora (63'5 mm/h) y cuando la


tormenta dura menos de 30 minutos, I30J es el doble de la precipitación.

El factor EI30 de un año "k" cualquiera es la suma del producto Ejiaoj para los
"m" aguaceros erosivos de los que conste ese año, es decir:

j=m
(El3o)k = 2^^i"" ^30]) C}ioo ftxtonfxinxacre-^xh O
j=í

Obtenido el valor (EI3O)K (= RK) pai'a c^da uno de los "NJ" años de la serie de
datos (k = 1, 2, 3, , N-1, N), el valor de EI30 representativo de la zona o el
factor R de erosividad de la lluvia y escorrentía medio es:
Anejo I Erosividad de la lluvia

1<=N

R = EI30 = ^^ ^}ioo •ftxtonfxinxacre'^xh'^xaño"^)

2.3.- El factor de lluvia y escorrentía, factor R (Wischmeier y Smith, 1978),


en unidades del Sistema Métrico:

La conversión al Sistema Métrico de las expresiones expuestas en el apartado


anterior se realiza por Foster et al. en 1981. A continuación se desarrolla el
proceso de transformación de las ecuaciones de Wischmeier y Smith (1978). Las
variables en unidades métricas se designan igual que en el modelo americano pero
marcadas con urx apóstrofo.

El primer paso es convertir la ecuación (1) y (1') para su uso con la


intensidad de lluvia en milímetros por hora:

Como 1 pulgada = 25'4 mm (tabla 1) => BJ = 916 + 331 x iogíoí'j^g.^) (2)


donde,

i'i = intensidad del intervalo "i" del aguacero " j " en mmfh.

Desarrollando (2) =>

e¡ = 916 + 331X (loQío i'¡-109^0 25'4) = 916 + 331 x (log^o i\-1'4048) :=>

=^ e¡ = 916 + 331X log^o "'i - '^64'99 = 451 + 331 x loQfo r¡ (3)

Esta ecuación (3) tiene las mismas unidades del sistema U..S., luego para
pasarla a unidades métricas, debemos buscar el factor de conversión (vid. tabla 1):

Tabla 1: Equivalencia entre unidades

1 pulgada = 25'^• mm = 2'54 cm

1 pie = O'3048 m
1 acre = 0'4047 ha
1 tonelada U.S. (tonelada corta) = 0'9072 t
1 kp (kgf) = 9'8067 N
I J = 1 Nxm
3MJ=10«J
1 hj = 102J
Anejo I Erosividad de la lluvia

pie X tonf ^ Q'30-^S m x 09072 t x 1000 ^P/ ^ ^^^^ kp x m


acre x pu Ig ada ff4047 ha x 25'4 mm ha x mm
98067 4í^„ ^ X kp X m , ...
26'9 ^ ' = 26y8 =: 2'638 x 10'
ha X mm ha x mm ha x mm

Por lo que se deben multiplicar las ecuaciones (3) y (1') por 2'638xlO"'* para
obtenerlas en unidades del sistema métrico:

^ e'¡ = {451 + 331X log^o T;) x 2638x Í0~^ = 07Í9 + 0'0873 x log^o r¡ Z' i'i < IS'l mm/Tn (4)

=> e'¡ = Í074 X Z638 x ÍO"^ = 0'283 / i'¡ > 76'2 mm/h (4') (—^—)
ha X mm

Con las ecuaciones (4) y (4') se calcula la energía de un intervalo de


intensidad constante (i*¡) de un aguacero " j " por mm de precipitación. De modo que
la energía cinética total del aguacero "j" es:

i=n ¡=n 1^ I
E' j = y e'¡ xp'j = ^ [(O'í 19 + 00873 x log^ l'j) x p'j ] (—) donde,

p'i = mm de lluvia del intervalo i.

Y el factor E'jl'soj del aguacero:

i=n i=n
E'jxl'aoj = (2®>P'i >>^ ''soj = (^1^^0119 + 00873x log^o l'i)x p'j]) x \^o)
M 1=1
MJxmm
haxh

Sumando los "m" valores de EJIBQJ de los ''m" aguaceros del año "k", se
obtiene el (ETao)»;; por último, haciendo la media para los "N" años de la serie de
datos de los (ET3O)K obtendríamos el factor R', como en el apartado anterior:

l<=N
^(ET3o)k
R-=ET3o = ^^^^^ jyiJxmm_^
N ha X h X año

Para pasar directamente los resultados obtenidos en unidades U.S. a


unidades del sistema métrico, o viceversa, se debe tener en cuenta la siguiente
equivalencia:
Anejo I Erosividad de la lluvia

^ centenas de pie x tonf x pulgada ^ ^00 >< 0'3048 m x 0'9072 t x 1000 ^P/ x 25'4 mm ^
acre x hora x año 0'4047 ha x hora x año

= ^735475.6 kP^nrnairmí ^ ^735^75.6 J^ AP ^ ^70^9288 "^^^iH^lMl


ha x h X año ha x h x año ha x h x año
= 17019289 -^""^"^ = 17'02 .^^'^'^'^
ha X h x año ha x h x año

Los problemas de emplear las ecuaciones (4) y (4') para el cálculo de R en


unidades del sistema métrico son (Renard y Freidmund, 1994):

Por un lado aportan cifras muy elevadas que dificultan visualizar la


erosividad de los aguaceros y comparar mentalmente con las cifras originarias del
modelo americano. Los valores de R en las unidades expresadas del sistema métrico
son 17 veces superiores a las americanas.

Por otro lado, utilizar valores mucho más altos del factor R tiene como
consecuencia cifras muy bajas del factor K de erosionabilidad del suelo. El factor K
en unidades métricas (txha'^xhxhaxMJ^xmm ^ alcanzaría un máximo en su rango
de posibles valores de 0'09, por lo cual, probablemente se despreciarían en los
cálculos las milésimas en los valores de K, y esto puede traer consecuencias
importantes sobre los valores finales de la erosión en diversos tipos de suelos. Es
decir, con las unidades métricas indicadas, la Ecuación Universal de Pérdidas de
Suelo adolece de falta de precisión.

El antiguo ICONA en su colección de mapas de estados erosivos de las


grandes cuencas españolas, aparecida entre 1987 y 1994, y en su publicación sobre
la erosividad de la lluvia en España (ICONJA, 1988), emplea unas ecuaciones
equivalentes a (1) , (1') y a (4), (4'), con otras unidades del sistema métrico, pero
que soslayan los problemas referidos por Renard y Freidmund (1994), respecto a
las unidades métricas de las ecuaciones (4) y (4').

Estas ecuaciones, en opinión del autor, son las más recomendables a seguir
en España, ya que producen valores comparables con el estudio de erosividad de
lluvia para todo nuestro territorio realizado por ICONA (1988). Sin embargo, antes
de plantearlas conviene señalar los siguientes defectos detectados en las diversas
publicaciones de ICOMA y que se repiten en otros textos muy usados en el ámbito
forestal como los de López Cadenas (1994a, 1994b), Mintegui y López Unzu (1990)
y DGMA (1985):

1- Las unidades que aparecen en los textos para el factor R no son


correctas. Se indica que R viene dado en Jxcmxm ^xh^ y, en realidad, las
unidades correctas son: hjxcmxm'^xh.

2- Las ecuaciones de la energía cinética (e¡) han sido redondeadas en su


transformación en algunos textos (ej: ICONA, 1988), lo que supone un
error acumulado en el cálculo de R.

10
Anejo I Erosividad de la lluvia

3- Aunque en el texto se indica el límite de e¡ cuando se supera en un


intervalo de lluvia una intensidad > 76'2 mm/h, luego no se utiliza en
los ejemplos.

4- No se indica nada respecto al umbral superior de I30 (.ho^ 63'5 mm/'h).

5- Como consecuencia de los puntos 4- y 5-, existen dudas sobre cómo se


han realizado los cálculos del factor R y cómo se deben realizar en
España.

Algunos de estos hechos ya han sido comentados directa o indirectamente


por otros autores como Almorox et al. (1994), Poch et al. (1992) o González del
Tánago (1991), y han tenido que ser desgranados y clarificados durante este
trabajo para poder estimar convenientemente el factor R de la zona de estudio
durante el periodo disponible de datos.

A continuación se adjuntan las expresiones y unidades a utilizar en


concordancia con los estudios de ICONA y respetando las equivalencias con el
modelo original de Wischmeier y Smith (1978), junto con su transformación a
unidades métricas (Foster et al., 1981). Para ello se sigue el texto de ICONA (1990)
en la página 42 del mapa del estado erosivo de la cuenca del Duero:

Se dice que e¡ (energía cinética del intervalo "i" del aguacero " j " , de
intensidad constante i) se halla por medio de (las variables se acompañan con dos
apóstrofos para indicar que son unidades del sistema métrico utilizadas por
ICONA):

e"¡ = 210'2 + 89xlogio i"¡ (5) / i"i < 7'62 cmfh


e"¡ = 289 (50 í i"i > 7'62cm/'h siendo las unidades:
m^ xcm
donde, i"¡ = intensidad de lluvia del intervalo "i" en cmfh.

lo cual es similar a Wischmeiry Smith (1978) en pág. 56,

txm
e"¡ = 210 + 89xlogio i"¡ (5") aunque expresado en este caso en
haxcm

Veamos la equivalencia entre las unidades de ambas ecuaciones (5) y (5"):

f rr, ^nnn^r. m ÍOOO kp x 9'8067 N / x m ,


1 ^""^ = fOOQkpxm ^ ^_ AP = o'98067- ^
haxcm 10"^ m^ xcm lo'^m^xcm m^xcm

Luego, aquí aparece un pequeño desajuste respecto al modelo original (un


2% en cada intervalo de lluvia).

ICONA (1990), en consecuencia con la expresión (5) y (50, establece que el


factor R"j para un aguacero concreto " j " o factor E"jl"30j, con "n" intervalos de
lluvia de intensidad i", constante, vale:

n
Anejo I Erosividad de la lluvia

R"j = E"j xl' '30j = —- X ( Y {[21ff2 H- 89 X loQío i"¡ JX p"'i)) x 1' '30j expresado en -^--
" m Xh

siendo:

p", = precipitación en cm del intervalo "i".


I"30] = intensidad máxima en 30 minutos del aguacero "j", en cmfh

Sin embargo, las unidades no están expresadas correctamente ya que las


unidades de:

^([2ÍO'2 + S9xlogíoi"i]xp"¡) son -—^ xcm = -— y al multiplicar la


¡=-/ m^ X cm m^
J cm
expresión anterior por I"3OJ: —x- x
m^
—1^ h

Ahora bien, como en el modelo original de Wischmeier y Smith (1978), al


emplear estas unidades las cifras de erosividad del aguacero son muy grandes, por
lo tanto, se divide entre 100 el número de - ^ x ^ ^ resultante (ICONA, (1990),
m^ h
pág. 42j Mintegui y López Unzu (pág. 130) y Wischmeier y Smith (1978), pág. 56)
con lo cual, el resultado queda naturalmente expresado en hectojulios por
centímetro entre metro cuadrado y hora, es decir en cientos de julios por
centímetro entre metro cuadrado y hora (— ).
m xh

Este detalle también sirve para pasar muy fácilmente de — (unidades


m xh
corregidas del ICONA, que conservan las cualidades de visualización de la magnitud
de las diferentes variables que integran la Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo
de Wischmeier y Smith (1978)) a (unidades del sistema métrico
haxh
recomendadas), o viceversa, pues basta multiplicar o dividir por 10
respectivam ente.

Veamos cómo se obtiene este factor de conversión:

^MJxmm ÍO^JxIO'^cm fO^JxIO'^ cm ^„_íhJxGm


1 = ^—s = ^ = 10 —
haxh íO^m^xh m^xh m^xh
A continuación, para reafirmar cómo se opera y las equivalencias
resultantes de lo expuesto en las líneas precedentes se adjunta un ejemplo de
cálculo para un aguacero. Este ejemplo se toma de los datos de Wischmeier y Smith
(1978), páginas 51 y 56, como verificación de que lo expuesto es correcto y
concordante con el Agriculture Handbook n° 537, con Foster et al. (1981), Renard
y Freidmund (1994), Renard et al. (1997), así como con Almorox et al. (1994) y
Poch et al. (1992).

12
Anejo I Erosividad de la lluvia

2.4.- Ejemplo

Se trata de calcular el valor del factor de erosividad de lluvia R de un


aguacero bajo las siguientes formas:

1- Szgúr\ Wischmeier_y Smith (1978) en unidades U.S.


2- " Foster et al. (1981) en unidades del sistema métrico.
3- " ICONA (1988, 1990) - Wischmeier y Smith (1978) en unidades
del sistema métrico.

Las características del aguacero y los cálculos correspondientes se


desarrollan en la tabla 2:

13
: Ta b 1 áí;2;í)Fá etor R y
fc; llienipo;V:d;u,i:aeión ,: Sistenia U^S;;(Wis-chmeier y Smil:H,vl9 7S? í ; Sistemíí Métrico ( F p s t é r e t á l v . 19,81 J;,;;:>^í Sistema ::M;étntp:(ICGNA, :1,9;88 ,::19-90J;;:x:;
e, 0) é¡xpi e'i® e**i ®
At lí P'¡ « e ¡xp i p" « e ¡xp i
(piextonfx (piextonfx (MJxha" (Jxm'^x
Cinin.) (pulgadas) (pulg.Ai) (mm) Cmmfh') (MJxha-i) (cm) (cm/h) Oxm^)
acr^xpul'O acr'O ^xmm"0 cm"0
4:00 0 0 0 - - 0 0 - - 0 0 - -
4:20 20 0'05 0*15 643'3 32'2 1'27 3'8 0'1696 0'2154 ó'127 0*38 172*8 21*95
4:27 7 : 0'07 d'6 842'6 59 1'78 15'2 0'2222 0'3955 Ó'178 1*52 226*4 40*30
4:36 9 0'23 1'53 977'1 224'7 5'84 38'9 0'2578 1'5056 0'584 3*89 262*7 153*42
4:50 14 0'7Ó 3 1073'9 751'7 17'78 76'2 0'2830 5'0317 1*778 7*62 288*7 513*31
4:57 7 0'15 1'29 952'6 142'9 3'8Í 32'7 0'2512 0'9571 0*381 3*27 256 97*54
5:05 8 0'05 0'38 776'9 38'8 1'27 9'5 0'2044 0'2596 0*127 0*95 208*2 26*44
5:15 10 0 0 0 Ú 0 0 0 0 0 Ó 0 0
5:30 15 0'05 Ó'Z 684'6 34.2 1'27 5'1 0'1808 0'2296 0*127 0*51 184*2 23*39
Le ¡xp i =
S i'3 2e¡xp( ¿= 1283.5 33'02 Le |xp j = 8'5945 3*302 876*35
lÓ-22;e¡xpi = Xe*|xp'¡ == 10-22e"(xp"i =
E 12*835 8'5 945 8*7635
(cientos de ptextonfxac^) (MJxhaO (hjxm ^)
I'joímm^h) = I"3o(cm/h) =
I30 laoCpul./h)- (0'23+0'7+0'15)/0'5 = 2'16 54'86 5*486
= ( 5'84+ir78+3'81)/0'5 = = (0'584+I'778+O'381)/0'5 =
R = Exlgo =s K !=* t xX 30 — 4 7 1 ' 5 ,í*) R* = E"xI"3o =
R= EXI30 27*7 48*1 ®
(ciento s de piextonfxpulg.xac'^xh'^) (Mjxmmxha"'xli'0 (hJxcmxm'^xhO
^*^ en negrita se marcan los intervalos de tiempo y precipitación que engendran la máxima intensidad en 30 minutos.
« e¡ = 916 + 331X iogyo Ij / i, < 3 ihxh'^; Sj = 1074 / i¡ > 3 inxh'^
í^ e'i = 0'-/í9 + 0'C?873xlogyoi'¡ / i*i < 76*2 m m / h ; e'i = 0'283 H'i > 76*2 mmfh
® e*'¡ = 210*2 + 89xlogio i"i í i", < 7*62 cmfh ; e"¡ = 289 [ i'*, > 7*62 cm/h
^*^ R' = Rxl7'02 = 27*7x17*02 = 471*5 o factor de conversión = 17*02
(5) R" = 48'i « R'/io = 471*5 AO = 47*2 ; la diferencia se debe al redondeo (« 2%) que aplica IGONA respecto a las unidades de Wischmeiery Smith
(1978); pero si multiplicamos R** por 0*98067 (vid. pág. 9 de este anejo) => R** (corregido) = R** x 0*98067 = 48*1 x 0*98067 = 47'17,y multiplicando
por 10 (factor de conversión, vid. pág. 10) este valor se obtiene R' = 471*7 s 417*5, lo que se puede dar por válido.
Anejo I Erosivtdad de la lluvia

2.5.- Procedimiento seguido en este e s t u d i o

Para determinar la agresividad de la lluvia durante el periodo de estudio se


ha seleccionado el índice EI30 de Wischmeier y Smith (1978) corregido según la
fórmula de Brown y Foster recomendada por Renard et al. (1997) en la última
revisión de la RUSLE.

Se han analizado 585 episodios de precipitación de los cuales sólo 55


cumplían las condiciones de erosionabilidad citadas con anterioridad (Wischmeier
£r Smith, 1978; Renard y Freimund, 1994; Renard et al., 1997). El procedimiento
seguido es el siguiente:

1°/ Se han separado como episodios de lluvia distintos aquéllos separados entre sí
un intervalo de 6 o más horas sin precipitación.

2°í Se han seleccionado todos los episodios de lluvia con una precipitación igual o
superior a 12,7 mm o con precipitación menor de 12,7 mm pero que hubiesen
tenido la intensidad máxima en 15 minutos superior a 25^4 mm/h.

3°í Se ha calculado la energía cinética por mm de precipitación de cada intervalo


de lluvia de intensidad constante (e,), dentro de cada aguacero, mediante la
ecuación propuesta por Brown y Foster en 1987 y que sustituye a la inicial
empleada por Wischmeier y Smith (1965, 1978), pero que según Renard y
Freimund (1994) ofrece valores similares, con diferencias menores al 1% en
algunas tormentas y refleja mejor los valores de la energía del aguacero para
intensidades de lluvia pequeñas. Esta expresión es la que también se recomienda en
la revisión de la RUSLE (Renard et al, 1997). La expresión en unidades del sistema
internacional es la siguiente:

e¡ = 0 ' 2 9 * [ l - 0'72*exp(-0'05*i¡)] (MJxha-^xmm-^ (6)

donde ij es la intensidad de lluvia (mm/h) del intervalo " i"

^•°f El valor obtenido anteriormente se ha multiplicado por los mm de lluvia (pi)


recogidos durante el intervalo "i" de intensidad constante; de esta forma se obtiene
la energía cinética del intervalo "i" y la energía total del aguacero " j " (Ej) se obtuvo
sumando las energías de cada intervalo de intensidad constante en los que se
dividió inicialmente el aguacero:

i=n
Ej=^eixp¡ (MJxha-^) (7)
=7

5°/ El índice EJISQJ de cada tormenta se halló multiplicando al valor Ej de la


tormenta ' j " por el valor de la intensidad máxima en 30 minutos (I30J ) del
aguacero en mmfh:

j ^ '30s XI30J (Mjxmmxha'^xh^) (8)

15
Anejo I Erosividad de la lluvia

6°f El factor de erosividad de la lluvia y escorrentía de una año concreto (R^) se


calculó sumando el valor de todos los Ejlsq, de los "m" aguaceros considerados en un
año.

i=m j=m l=tl

Rk=2]Ejxl3oj=2] 2®'^P' '30] (MJxmmxha'^xh^) (9)


i=í \=1 \=1

7°í El factor de erosividad de la lluvia y escorrentía medio (R) en la zona de estudio


se calcula sumando los RK de cada año de una serie de "N" años consecutiva (unos
20 años al menos®) y dividiendo por el número de años de los que consta la serie,

l<=N Í=m i=n

Z'^k Z
K=H^ 2®'''P'
1=1
\=1
><l30j
(MJxmmxha^^xk^xaño"^) (10)
R=j-i-=2:
N
k=1 N

Como en este caso no se dispone de una serie de años suficientemente


extensa, sólo se ha podido evaluar el factor de erosividad de lluvia y escorrentía
para cada uno de los cuatro años y un periodo de tres meses de los que se
disponían datos (figura 1).

Para completar algunos episodios de lluvia no registrados por un mal


funcionamiento del pluviógrafo de la Escuela de Ingenierías Agrarias (PEÍA) se han
utilizado los datos de lluvia diaria registrados en un pluviómetro de control (PC)
situado por el autor para hacer un seguimiento de los datos de lluvia recogidos en
las parcelas. Los datos del PEÍA y los del PC se hallan suficientemente
correlacionados, el coeficiente de determinación es 0'9 (figura 2); por lo que se ha
establecido un ajuste entre los valores de precipitación diaria recogidos en PC y su
respectivo índice EI30 obtenido mediante los datos del PEÍA (figura 3). Mediante el
ajuste de un polinomio de segundo grado con un coeficiente de correlación de 0'79
(r^ =0'62), se han deducido los datos perdidos.

La variación intranual del factor R de cada año se puede observar en la


figura 4. Por último en la figura 5 se adjunta una ecuación exponencial
representativa de la erosividad del periodo estudiado.

La variabilidad de los resultados es obvia. Mientras la erosividad de la lluvia


ha sido altísima durante el año 1997 (año en el que se registró una notable
inundación en gran parte de la ciudad de Palencia a causa de una tormenta estival
concentrada sobre la cuenca del arroyo de Villalobón^, los valores han sido mucho
menores en el resto del periodo observado. La amplitud de los datos oscila entre
3.3767 MJ*mm/ha*h y 3 3 3 7 8 MJ*mm/ha*h (337'6 y 33'4 en hj*cmím^*h^X
Conviene recordar que los valores característicos del factor R en la zona son de los
más bajos de la cuenca del Duero (ICONA, 1988) y que las cifi-as medias oscilan

® En nuestro caso sólo se ha dispuesto de aguaceros de cuatro años y 3 meses.


Esta tormenta dejó entre 80 y 100 mm en apenas 4 horas el 15(711997 y provocó serios problemas en
diferentes zonas de la dudad palentina, afectando en mayor medida al Barrio de Pan y Guindas.
Unidades recomendadas por Renard y Freimund (1994) y Renard et al. (1997) y entre paréntesis,
valores para comparar con los publicados por ICOMA (1988).

16
Anejo 1 Erosividad de la líuvia

entre los 43 hj^cmfm^^h de Falencia, los 58 de Viilamuricl o los 47 de Magaz. De la


figura 4 se desprende que la erosividad en el periodo mayo 98- mayo 99 se halla en
torno a ios valores medios de la zona C= 50) mientras que durante el periodo mayo
99 a mayo 2000 la erosividad es inferior a la media (= 25).

96-97 97-98 98-99 99-00 00-01

Figura 1: Valor del factor R anual de la USLE- RUSLE en la zona para e! periodo de
estudio.

y = 0.751 * 0.91
*
R' = o,ao

•^ "^

* •
• •
>*>
• •
*Uh¿
JBUL *
10 20 30 40 50 60 7D SO 90 100 110
PLUVM.

Figura 2: Correlación entre el pluviógrafo de la Escuela de Ingenierías Agrarias


( P E Í A ) y el pluviómetro de control (PC).

17
Anejo 1 Erosiyidadde la Uuv'ta

2600
: 1 1 1
2400 *
2200
-
R' = 0,62
1
2000
:
1800
:
'm 1600
:
I 1400
;
E 1200
;
E 1000

800
i
600
- •
400
:
200
• o » ' ^

•• « #
O : ,, • ^ —mS* í"»
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110
P(mm)

Figura 3: Relación entre precipitación y el índice EI30 de los aguaceros erosivos en


la zona.

Figura 4: Variación intranual c interanual del factor R de la USLE - RUSLE en la


zona de estudio.

18
Anejo I Erosividad de la lluvia

97-98 98-99 96-97 99-00


año

Figura 5: Ecuación que expresa e! comportamiento del factor de erosividad de la


lluvia y escorrentía (R) según el periodo estudiado.

Por último, para conocer cuál ha sido la erosionabilidad media del periodo
concreto se ha estimado la erosividad media de cada mes en función del índice EI^o
que se ha producido en cada mes durante los cuatro años y tres meses de datos
disponibles (figura 6). De esta forma se obtiene una curva que representa la
erosividad media en la zona y su variación mensual de acuerdo con la serie de
datos. Esta curva no representa ni mucho menos la erosividad media de la zona tal
como fue definida por Wischmeier y Smith (1978) en su manual 537, ya que para
ello necesitaríamos poder evaluar los aguaceros registrados en unos veinte años de
estudio. En este caso se ha dispuesto de la quinta parte de los datos necesarios,
pero esta información resulta muy importante a ia hora de analizar y discutir la
magnitud de los valores de erosión producidos y su distribución en el tiempo.

Del gráfico 6 se deduce que el periodo de máxima erosividad pluvial es julio,


seguido de agosto y de mayo. Parece claro también que se diferencian cuatro
periodos de erosividad: julio-agosto (muy alta-alta), septiembre-diciembre (media-
baja), enero-marzo (muy baja) y abril-junio (media-alta).

El R total del periodo 96-00 ha sido muy alto, 1275 MJ*mm/ha*h (127'5
hj*cm^m^*h). De esta cifra, casi el 50% se ha producido durante el mes de julio, el
65% entre el mes de julio y agosto, y el 78% de la erosividad entre julio, agosto y
mayo.

Sin embargo, al referirse a los años de estudio de la erosión, se observa en la


figura 4 que durante el intervalo mayo 98-mayo 99, el periodo de máxima

19
Anejo I Erosiv'idad de ¡a lluvia

erosividad coincide con los meses de julio 98 a septiembre 98 y mayo 99. Mientras
tanto, en el año mayo 99-mayo 00, la erosividad mayor se produce durante el
intervalo de septiembre a octubre del 99.

650 r

600 : IEI30MEDIO

550 -- •EI30ac.

500 ;•

450 -_-

400 •

350 "

300 ;-

250 ;-

200 :-

150 '--

100 "

50 :-

D 1 '»" I

Figura 6: Erosividad media en la zona según el periodo 1996-2001.

A continuación, en la tabla 3 se adjuntan las características principales de


los aguaceros analizados.

20
T a b l a 3 : C a r a c t e r í s t i c a s p r i n c i p a l e s d e los a g u a c e r o s a n a l i z a dos
aguacero P(mm) D (mín) Im (mm/min) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
1 0.2 12 0.017 1 0 0 0,2 1 no 1996-1997
2 2.6 192 0.014 0.81 0,7 1.4 0,4 2 no
3 25 1992 0.013 0,75 2 4 1.2 6 sí 9'95
4 0.2 12 0.017 1.00 0 0.2 1 no
5 4.6 972 0.005 0.28 1.2 2,4 0.6 3 no
6 0.2 12 0.017 1,00 0 0.2 1 no
7 6.6 612 0.011 0,65 3.4 6,8 1.4 7 no
8 0.2 12 0.017 1,00 0 0.2 1 no
9 0.4 36 0.011 0.67 0 0.2 1 no
10 4,8 216 0,022 1.33 1,8 3,6 1.6 8 no
11 18 576 0,031 1.88 4,9 9.8 2.8 14 sí 25'42
12 10 672 0,015 0.89 3.3 6.6 1.8 9 no
13 0,2 12 0,017 1.00 0 0 0.2 1 no
14 0.4 12 0,033 2.00 0 0 0.4 2 no
15 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
16 3.4 84 0,040 2.43 2.2 4,4 1.4 7 no
17 40.8 1548 0,026 1.58 3.5 7 1,8 9 sí 35'53
18 0.2 12 0,017 1.00 0 0
19 0.2 12 0.017 1.00 0 0
20 0.4 60 0.007 0.40 0,2 0,4 0,2 1 no
21 0.2 12 0.017 1.00 0 0
22 4.4 168 0,026 1.57 2.5 5 1.6 8 no
23 9 348 0,026 1.55 1.8 3,6 1,2 6 no
24 1 168 0,006 0.36 0.5 1 0,2 1 no
25 8,6 516 0,017 1.00 5.1 10,2 3,6 18 no
26 0,2 12 0,017 1.00 0 0
27 0,2 12 0,017 1.00 0 0
28 5,6 444 0,013 0.76 2.4 4,8 1,4 7 no
29 7 288 0,024 1.46 2.6 5,2 1,2 6 no
30 28 2040 0.014 0.82 3 6 1.6 8 sí 19
31 7,4 588 0,013 0.76 4 8 2 10 no
aguacero P(mm) D (min) Im (franímin) lm(nHn/h) P30 (tnm) I30(mm/h) Pmáx(iTmi) Imáx (mmíh) Erosivo R aguacero
32 2.8 612 0.005 0.27 2.1 4.2 1.2 6 no
33 0.8 72 0,011 0.67 0,6 1.2 0.4 2 no
34 1.2 60 0.020 1.20 0.6 1.2 0.6 3 no
35 1 12 0.083 5.00 0 0 1 5 no
36 0.4 24 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
37 1.2 84 0.014 0,86 0,7 1,4 0.4 2 no
38 8.6 444 0.019 1.16 4.4 8.8 2 10 no
39 0.2 12 0,017 1.00 O O
40 0.2 12 0.017 1.00 O O
41 11 168 0,065 3,93 8,9 17,8 4.6 23 sí" 38'97
42 41.4 168 0.246 14.79 26 52 21,2 106 sí 537'89
43 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 1
44 0.2 12 0,017 1,00 O O 0.2 1
45 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1
46 0.8 36 0.022 1.33 0.7 1.4 0.4 2 no
47 3.6 252 0.014 0.86 1.1 2.2 0.8 4 no
48 24.4 468 0.052 3.13 6.4 12.8 2.8 14 sí 45'49
49 9.2 456 0,020 1.21 5,6 11.2 5 25 sí" 18'08
50 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
51 0,2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
52 0,2 12 0.017 1,00 O O 0,2 1 no
53 0.2 12 0,017 1,00 O O 0.2 1 no
54 5 828 0,006 0.36 2.4 4.8 1,4 7 no
55 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1
56 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1
57 0,2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1
58 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 1
59 9.4 756 0,012 0.75 2.2 4.4 1.4 7 no
60 0.2 12 0.017 1.00 O O 0,2 1 no
61 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
62 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
63 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
64 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
aguacero P(nun) D (min) Im (mm/min) lm(inin P30(mm) I30(mm/h) Pmáx(mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
65 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
66 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 no
67 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
68 0.2 12 0.017 1.00 o O 0.2 no
69 0,2 12 0.017 1.00 o o 0.2 no
70 4.2 252 0.017 1.00 1 2 0.4 no
71 0.2 12 0.017 1.00 o 0 0,2 no
72 0,2 12 0,017 1.00 o o 0.2 no
73 0.2 12 0.017 1.00 o o 0,2 no
74 0.2 12 0.017 1.00 o o 0,2 no
75 0.2 12 0.017 1,00 o o 0.2 no
76 14,6 708 0.021 1.24 2.7 5.4 1.4 7 si 8'62
11 1,8 768 0.002 0.14 0.9 1.8 0,4 2 no
78 1.6 60 0.027 1.60 1.3 2.6 0,8 4 no
79 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 1 no
80 1 48 0.021 1.25 0.7 1.4 0.4 2 no
81 2.2 96 0.023 1.38 1.1 2,2 0,6 3 no
82 16.2 600 0.027 1,62 3.7 7,4 2 si
10 13'9
83 3.2 84 0.038 2,29 1.8 3.6 0,8 4 no
84 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
85 0.4 132 0.003 0.18 0,2 0.4 0,2 1 no
86 0.2 12 0.017 1,00 O O 0,2 1 no
87 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
88 0.4 372 0.001 0.06 0.2 0.4 0.2 1 no
89 2 240 0.008 0.50 0.5 1 0.2 1 no
90 1.8 48 0.038 2.25 1.4 0.6 no
2.8 3
91 28.2 2004 0.014 0.84 1.6 0.8 si
3.2 4 876
0.2 12 0.2 no
92 0.017 1.00 O O 1
0.2 no
93 0.2 12 0.017 1.00 O O 1
0.4 no
94 2.2 120 0.018 1,10 0.7 1.4 2
1.4 si"
95 12.6 384 0.033 1.97 3.4 6.8 7 10'67
1.8 si
96 26.2 624 0.042 2.52 3.3 6.6 9 21'22
0.2 no
97 1.2 432 0.003 0.17 0.4 0.8 1
aguacero P(tnm) D (min) Im (mm/tnin) Im (mm/h) P30 (mm) (mn/h) Pmáx (mm) Imáx (mm'h) Erosivo R aguacero
98 12.2 756 0.016 0.97 2.3 4.6 1.2 6 no
99 4.2 552 0.008 0.46 2.1 4.2 1.2 6 no
100 0.2 12 0.017 1.00 O 0 0.2 1 no
101 1.8 156 0.012 0.69 0.7 1.4 0.4 2 no
102 8.4 852 0.010 0.59 1,4 2.8 0.8 4 no
103 11 648 0.017 1.02 7.8 15.6 4 20 no
104 0.2 12 0.017 1.00 O 0 0.2 1 no
105 2,4 372 0,006 0.39 1.1 2.2 0.6 3 no
106 11 744 0,015 0.89 7 14 3.2 16 no
107 11.2 336 0,033 2.00 2.1 4.2 1 5 no
108 2.8 180 0,016 0.93 0,9 1.8 0.6 3 no
109 4.6 576 0.008 0.48 1.8 3.6 1 5 no
110 11.2 912 0,012 0.74 1,9 3.8 1 5 no
111 0.2 12 0,017 1,00 O 0 0.2 1 no
112 1,2 264 0,005 0,27 0.5 1 0.2 1 no
113 3.4 408 0,008 0,50 0.9 1.8 0.4 2 no
114 1.2 144 0,008 0,50 0.7 1.4 0.4 2 no
115 0.2 12 0,017 1,00 O 0 0,2 1 no
116 22.2 1488 0,015 0,90 3,5 7 2 10 17'92

117 3.8 0,008 0,50 0,6
456 1,1 2.2 3 no
118 0.4 0,07
360 0.001 0,2 0.4 0.2 1 no
119 0,2 12 0,017 1.00 O 0 0,2 1 no
120 0,2 12 0,017 1,00 O 0 0,2 1 no
121 0,4 24 0,017 1,00 O 0 0,2 1 no
122 10 972 0,010 0,62 1,8 3.6 0,8 4 no
123 0.2 12 0,017 1,00 O 0 0.2 1 no
124
1 72 0,014 0,83 0,5 1 0.2 1 no
125
1.4 120 0,012 0,70 0.7 1.4 0.4 2 no
126
7.6 48 0.158 9,50 1 2 0.4 2 no
127
11.8 696 0.017 1.02 2 4 0.8 4 no
128
0.2 12 0.017 1,00 O 0 0.2 1 no
129
1 408 0.002 0,15 0.3 0.6 0.2 1 no
130
0.2 12 0.017 1.00 O 0 0.2 1 no
aguacero P(mm) D (min) Im (mm/mín) lm(mm P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
131 0.8 60 0.013 0.80 0.4 0.8 0.2 no
132 1 276 0.004 0.22 0.5 1 0.2 no
133 2.2 480 0.005 0.28 0.5 1 0.4 no
134 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 no
135 1.4 120 0.012 0.70 0.5 1 0,2 no
136 0.2 12 0.017 1.00 O O 0,2 no
137 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 no
138 0.4 312 0.001 0.08 0.2 0,4 0.2 no
139 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
140 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
141 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
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143 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 no
144 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
145 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
146 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 no
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148 ' 'T?'" " ' 660 ~~aoo2"™" "~"aíi "oi"' Té" "QA' ~2~ no 1997-1998
149 10.8 1464 0.007 0,44 1.2 2,4 0.6 3 no
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159 28.6 276 0.104 6.22 7,7 15.4 3.4 17 sí 75'18
160 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
161 0,8 72 0.011 0.67 1.7 3.4 0.8 4 no
162 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
aguacero P(mm) D(min) Im (mm/min) lm(mni/h) P30 (mm) l30(tniTi/h) Pmá)c(min) Imáx (mnVh) Erosivo R aguacero
163 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
164 1.8 60 0.030 1,80 0.9 1.8 0.6 3 no
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169 36.8 1128 0.033 1.96 9,6 19,2 6 30 sí 11056
170 2 60 0.033 2.00 1 2 0.6 3 no
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172 21.2 1044 0.020 1.22 3,2 6,4 1,6 8 sí 16"'44
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180 101.2 840 0,120 7,23 47,1 94.2 21,4 107 sí 2420'14
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185 0.2 12 0,017 1,00 0 0 0.2 1 no
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187 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
188 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
189 1.8 360 0.005 0,30 1.4 2.8 1 5 no
190 12.4 480 0.026 1.55 8 16 7 35 si 39'32
191 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
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193 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
194 4 84 0.048 2.86 3.1 6.2 2.8 14 no
195 3.8 240 0.016 0.95 2.3 4.6 1.2 6 no
aguacero P(mm) D(min) Im (mm/miin) lm(mm/h) P30 (mm) I30(mm/h) Pmáx(mm) lmáx(mm/h) Erosivo R aguacero
196 3.6 288 0.013 0.75 2.5 5 2.2 11 no
197 34.8 972 0.036 2.15 4 8 2 10 sí 36'3
198 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
199 0,2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
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201 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
202 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 1 no
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205 0,2 12 0.017 1.00 O O 0,2 1 no
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208 0,2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
209 0.2 12 0,017 1.00 O O 0,2 1 no
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214 0.2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
215 0,2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
216 15,4 756 0,020 1,22 2.4 4.8 1,4 7 sí 8'10
217 8,6 648 0,013 0,80 1.4 2,8 0,6 3 no
218 0,2 12 0,017 1.00 O O 0,2 1 no
219 2 312 0,006 0.38 0.7 1,4 0,4 2 no
220 16,6 132 0.126 7,55 15.1 30.2 13 65 sí 124'96
221 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
222 0.2 12 0.017 1.00 O O 0,2 1 no
223 0.2 12 0.017 1.00 O O 0,2 1 no
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225 0,2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
226 3.6 216 0.017 1.00 1.2 2.4 0.6 3 no
227 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
228 37.6 2052 0.018 1.10 3.3 6,6 1,8 9 sí 27'88
aguacero P(mm) D (min) Im (iran/min) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mn/h) Pmáx (mm) Imáx (mnVh) Erosivo R aguacero
229 0.4 288 0.001 0.08 0.2 0.4 0.2 1 no
230 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
231 1.8 168 0.011 0.64 0.5 1 0.2 1 no
232 6.4 648 0.010 0.59 4 8 3.2 16 no
233 92.2 1980 0.047 2.79 5.8 11.6 3.2 16 sí 146'e4
234 1 180 0,006 0.33 0.3 0.6 0.2 1 no
235 13 768 0.017 1.02 3.1 6.2 1.8 9 sí 9'64
236 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
237 5.2 240 0.022 1.30 2 4 1.4 7 no
238 24.8 828 0.030 1.80 5.4 10.8 2.8 14 si 33'29
239 0.4 24 0.017 1,00 O O 0.4 2 no
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243 0,2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
244 0.4 12 0.033 2.00 O O 0.2 1 no
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246 0,2 12 0,017 1,00 O O 0.2 1 no
247 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
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250 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
251 0.2 12 0.017 1.00 O O 0,2 1 no
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253 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
254 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
255 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
256 0.4 168 0.002 0.14 0.2 0,4 0,2 1 no
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258 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
259 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
260 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
261 33.4 1092 0.031 1.84 5.2 10.4 3.8 19 sí* NEVADA
aguacero P(iren) D (mín) Im (mm/min) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
262 1.8 60 0.030 1.80 1.3 2.6 0.8 4 no
263 0.8 48 0.017 1.00 0.6 1.2 0.4 2 no
264 0,2 12 0,017 1.00 0 0 0.2 1 no
265 35.6 384 0,093 5.56 4.1 8.2 2 10 sí 33'93
266 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
267 0.2 12 0,017 1.00 0 0 0.2 1 no
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270 12.8 984 0,013 0.78 1.6 3.2 0.8 4 sí 4'05
271 0.2 12 0,017 1.00 0 0 0,2 no
272 0.6 216 0,003 0.17 0.4 0.8 0,2 no
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286 59,8 2592 0,023 1.38 4.4 8.8 1.8 sí* NEVADA
287 0.2 12 0,017 1.00 0 0 0,2 no
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aguacero P(mm) D (mín) Im (mm/min) Im (mm/ P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
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~~30~"" 0.017 1.00 O "~o"~" 0.2 no 1998-1999
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aguacero P(i™n) D (min) Itn (mm/tnin) lm(mm/h) P30(mm) I30(i™n/h) Pmáx(mm) Imáx(mmm) Erosivo R aguacero
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330 14.2 240 0.059 3,55 6.6 13.2 4,6 23 si 30'06
331 4.6 72 0,064 3,83 3.4 6,8 1,6 8 no
332 1 624 0.002 0.10 0.6 1,2 0,4 2 no
333 12.6 12 1.050 63.00 O O 0.2 1 sí" 42'54
334 0.2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
335 15,6 72 0,217 13,00 8,1 16,2 5.8 29 sí 51'51
336 1,8 120 0,015 0,90 1 2 0,8 4 no
337 6,4 48 0,133 8,00 5.5 11 3,2 16 no
338 0.2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
339 6.6 636 0,010 0.62 3 6 2,2 11 no
340 43,6 960 0,045 2.73 8.5 17 5 25 sí 111'2
341 0.2 12 0,017 1.00 O O 0,2 1 no
342 39.4 1428 0.028 1,66 6.6 13.2 3,6 18 sí 67'17
343 5,8 636 0,009 0,55 1.2 2.4 0,6 3 no
344 0,2 12 0,017 1.00 O O 0,2 1 no
345 0,4 12 0,033 2.00 O O 0,4 2 no
346 2 12 0,167 10.00 1.5 3 1 5 no
347 0.2 12 0.017 1,00 O O 0,2 1 no
348 3 24 0.125 7,50 O O 2,8 14 no
349 4,8 348 0,014 0.83 1.5 3 0,8 4 no
350 1.8 204 0,009 0.53 1.3 2,6 0,8 4 no
351 1.4 156 0.009 0.54 0.8 1,6 0,6 3 no
352 27,8 504 0.055 3.31 20,1 40.2 14.8 74 sí 25174
353 0.8 24 0.033 2.00 O O 0.4 2 no
354 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
355 0.8 72 0.011 0,67 0.6 1.2 0.4 2 no
356 2.4 228 0,011 0,63 1 2 0,4 2 no
357 1.6 420 0,004 0.23 0.7 1,4 0,4 2 no
358 0,2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
359 0,2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
uacero PÍmmj D(min) Im (mm/min) Im (mm/h) P30 (mm) " I30(mm/h) Pmáx (mrr ímáx (mm/tíj Erosivo R aguacero
360 0.2 °""~Í2™" 0,017 1.00 0 0 0.2 "~^~~"i~"'"~~'~~"no """ 1999-2000
361 0,2 12 0,017 1,00 0 0 0,2 1 no
362 0.2 12 0,017 1.00 0 0 0,2 1 no
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364 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
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372 1 96 0.010 0.63 0.6 1.2 0,6 3 no
373 3.6 168 0,021 1.29 1,2 2.4 1 5 no
374 0.8 312 0.003 0,15 0,4 0.8 0.2 1 no
375 9.8 348 0.028 1,69 4.9 9.8 4.6 23 si" 16'51
376 7.8 1212 0.006 0.39 2.5 5 2 10 no
377 3.2 492 0,007 0.39 2.3 4.6 1.8 9 no
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379 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
380 6.6 48 0.138 8.25 6.1 12.2 5.2 26 sí 16'63
381 0,6 240 0.003 0,15 0,2 0.4 0,2 1 no
382 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
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385 26.2 252 0.104 6,24 14.9 29.8 6.8 34 sí 164'03
386 5.4 384 0.014 0,84 2.5 5 1.4 7 no
387 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
388 2.2 564 0,004 0.23 0.4 0.8 0.2 1 no
389 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
390 1.6 168 0.010 0,57 0,6 1.2 0.4 2 no
391 0.6 36 0,017 1.00 0.5 1 0.2 1 no
aguacero P(ltUTl) D (min) Im (mm/min) lm(mm P30 (mm) I30(mm/h) Pmáx(mm) lmáx(mm/h) Erosivo R aguacero
392 10.8 552 0.020 1.17 5.2 10.4 2.6 13 no
393 6.2 72 0.086 5.17 3.8 7.6 2 10 no
394 8,6 444 0.019 1.16 5.1 10.2 3.2 16 no
395 4.6 1056 0.004 0.26 1.4 2,8 0,8 4 no
396 2.6 240 0.011 0.65 1.2 2.4 0.6 3 no
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398 0.2 12 0,017 1.00 O O 0,2 1 no
399 2.4 72 0.033 2,00 1.6 3.2 1.6 8 no
400 0.4 12 0.033 2.00 O O 0,2 1 no
401 0.8 96 0.008 0.50 0.4 0.8 0.2 1 no
402 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
403 6.4 48 0.133 8,00 5.9 11.8 4.2 21 sí" 14'11
404 3,2 228 0.014 0.84 1.6 3.2 0.6 3 no
405 2 84 0.024 1.43 0.8 1.6 0,4 2 no
406 3,2 516 0.006 0,37 0.7 1.4 0.4 2 no
407 8,8 480 0,018 1.10 0.9 1,8 0,4 2 no
408 4,2 420 0,010 0,60 0.5 1 0.2 no
409 1,4 624 0.002 0,13 0.2 0.4 0.2 no
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0.6 180 0.2 no
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0.2 no
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0.2 no
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0.2 no
415 0.2 12 0,017 1.00 O O
0.2 no
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0.2 no
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0,2 no
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0,2 no
419 3.2 456 0.007 0.42 0.4 0.8
0,2 no
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0,2 no
421 0,2 12 0.017 1.00 O O
0.2 no
422 6 5928 0.001 0.06 0.2 0.4
0.2 no
423 0.2 12 0.017 1.00 O O
0.2 no
424 0.2 12 0.017 1.00 O O
aguacero P(mm) D (mín) Icn (mm/niiín) lm(iraTi/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (iran) Imáx mnVh) Erosivo R aguacero
425 0.4 24 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
426 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
427 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
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429 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
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431 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
432 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 1 no
433 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0,2 1 no
434 1.2 660 0.002 0.11 0,2 0.4 0.2 1 no
435 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 1 no
436 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
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446 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0,2 no
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450 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
451 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0,2 no
452 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
453 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 no
454 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
455 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 no
466 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
457 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
aguacero P(mm) D (min) Im (mm/mín) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mmfh) Erosivo R aguacero
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459 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
460 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
461 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
462 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
463 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
464 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
465 11.2 708 0.016 0.95 3.4 6,8 1,4 7 no
466 1.6 72 0.022 1.33 1.3 2.6 0,8 4 no
467 5.6 480 0.012 0.70 1.9 3.8 1 5 no
468 8.2 552 0.015 0.89 5,8 11,6 2,8 14 no
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473 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0,2 no
474 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
475 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
476 14,6 804 0.018 1,09 1 2 0,4 2 sí 273
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478 0.8 156 0,005 0.31 0.5 1 0,2 no
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481 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
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uacero P(nun) D (min) Im (mm/mín) lm(mni/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosi
491 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
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496 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 1 no
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501 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
502 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
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518 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0,2 no
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523 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 no
aguacero P(mm) D (min) Im (mm/min) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
524 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
525 1 108 0.009 0.56 0.5 1 0.4 2 no
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528 0.2 12 0.017 1,00 O O 0.2 1 no
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530 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
531 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
532 1.6 48 0.033 2,00 1.2 2.4 0.6 3 no
533 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
534 0.2 12 0,017 1.00 O O 0.2 1 no
535 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no 2000-2001
536 1.2 108 0.011 0.67 0.5 1 0.2 1 no
537 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
538 17.6 696 0.025 1,52 3,2 6,4 1.6 8 sf 12'98
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540 0.4 24 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
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542 0.2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
543 0,8 24 0,033 2.00 O O 0.8 4 no
544 3.2 432 0.007 0,44 0,7 1,4 0,4 2 no
545 10 612 0,016 0,98 3,3 6,6 1,4 7 no
546 0,2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
547 3.4 144 0.024 1,42 2 4 1 5 no
548 0,2 12 0.017 1.00 O O 0.2 1 no
549 0.2 12 0,017 1,00 O O 0.2 1 no
550 15.4 1092 0.014 0.85 2.3 4,6 1 5 sí 776
551 0,2 12 0,017 1,00 O O 0,2 1 no
552 22 1476 0.015 0,89 2.2 4.4 1.2 6 sí 10'36
553 1.6 120 0.013 0.80 0.9 1.8 0.6 3 no
554 0.6 252 0.002 0.14 0.2 0.4 0.2 1 no
555 17.4 1584 0.011 0.66 4 8 1.8 9 sí 17'06
aguacero P(mm) D (min) Im (mm/min) Im (mm/h) P30 (mm) 130 (mm/h) Pmáx (mm) Imáx (mm/h) Erosivo R aguacero
556 11.4 612 0.019 1.12 1.5 3 0.6 3 no
557 5.6 120 0.047 2.80 1.7 3.4 1.4 7 no
558 16.8 912 0.018 1.11 4.5 9 2.6 13 si 19'43
559 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
560 0.8 48 0.017 1.00 0.6 1.2 0.4 2 no
561 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
562 3,6 240 0.015 0.90 2.4 4.8 1.6 8 no
563 14,6 648 0.023 1,35 2,3 4.6 1,4 7 si 7'01
564 1.2 204 0.006 0.35 0,4 0.8 0,2 1 no
565 4,4 156 0,028 1.69 1,6 3.2 1 5 no
566 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0,2 1 no
567 11.2 744 0.015 0.90 3 6 1,6 8 no
568 0.8 240 0.003 0.20 0,2 0.4 0,2 1 no
569 0.4 24 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
570 1.2 240 0.005 0.30 0,6 1.2 0.4 2 no
571 0.2 12 0.017 1,00 0 0 0.2 1 no
572 1.2 360 0,003 0.20 0,7 1.4 0.4 2 no
573 0.6 336 0,002 0.11 0.4 0.8 0,2 1 no
574 10.4 252 0.041 2.48 3,1 6,2 1,4 7 no
575 1.8 36 0,050 3,00 1,7 3,4 1 5 no
576 0,4 12 0.033 2.00 0 0 0,4 2 no
577 3 60 0,050 3.00 2,4 4,8 1,8 9 no
578 2.2 36 0,061 3,67 2,1 4,2 1,2 6 no
579 4,4 1020 0,004 0.26 1.5 3 1.4 7 no
580 7.6 432 0,018 1.06 4,5 9 2,2 11 no
581 0,2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
582 0.2 12 0.017 1.00 0 0 0.2 1 no
583 2.3 732 0.003 0.19 1,6 3.2 1.2 6 no
584 1 60 0.017 1.00 0.6 1.2 0.4 2 no
585 3 96 0.031 1.88 1.4 2.8 1,2 6 no
^'^ Corresponde a tres nevadas que aunque por cantidades precipitadas son erosivas, no lo son en cuanto a meteoro,
^"^ Se incluyen porque se hallan en el límite de consideración como erosivos, rozando las cifras de Wischmeiery Smith (1978).
ANEJO II: SUELOS
ANÁLISIS DE SUELOS 26-Abr-99

Número del cliente: 302


Joaquín Navarro
»\ •'0
iiacra
Nombre: Avda. de Madrid, 44
34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfiío.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N° Muestra: 10232061
Localización maestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos gruesos: 4.32 %. TAMIZ 2mm


Arena fina: 19.85 %. TAMIZ O.lmm
Arena total: 34,35 %. ISSS bajo
Limo: 37.80 %. ISSS alto
Arcilla; 27.85 %. ISSS normal
Textura: Franco-Arcilloso ISSS
pH: 8.74 1:2,5 alto

Conductividad
equivalente: 0.13 mmhos/cm 1 :2,5 bajo
Materia orgánica: 0.62 %. C. 0. OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico: 10.31 meq/lOOgr BASCÓME bajo
Carbonatos: 72.54 %. CALCIMETRO muy alto
Caliza activa: 10.81 %. CALCIMETRO alto
Fosforo: 4.00 ppm OLSEN muy bajo
Potasio: 65.00 ppm Acetato bajo
Calcio: 16.63 meq/lOOgr Acetato muy alto
Magnesio: 1.92 meq/lOOgr Acetato normal
Sodio: 0.61 meq/lOOgr Acetato normal

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El presente infonne no podrá reproducirse parcialmente sin el consentimiento escrito de ITAGRA


El presente informe sólo afecta a la muestra sometida a análisis
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ANÁLISIS DE SUELOS

Número del cliente: 302


26-Abr-99
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Nombre: Joaqiiín Navarro Avda. de Madrid, 44


34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfiío.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N" Muestra: 10232051

Localización muestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos gruesos; 1.99 %, TAMIZ 2mm


Arena fina; 36.40 %. TAMIZ O.lmm

Arena total; 37.70 %. ISSS bajo

Limo; 53.45 %. ISSS muy alto


Arcilla; 8.85 %. ISSS muy bajo

Textura; Franco-Limoso ISSS


pH; 9.06 1 •.1,5 muy alto

Conductividad
eqmvalente; 0.11 mmhos/cm 1 ; 2,5 bajo
Materia orgánica; 0,27 %. C. O. OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico; 6.56 meq/lOOgr BASCÓME bajo
Carbonates; 74.82 %. CALCIMETRO muy alto
Caliza activa; 5.91 %. CALCIMETRO normal
Fosforo; 2.00 ppm OLSEN muy bajo

Potasio; 125,00 ppm Acetato bajo


Calcio; 11.47 meq/lOOgr Acetato normal
Magnesio; 7.37 meq/lOOgr Acetato muy alto
Sodio: 0.56 meq/lOOgr Acetato bajo

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^íu
ANÁLISIS DE SUELOS 26-Abr-99 •«^

Número del cliente:


Nombre:
302
Joaquín Navarro
.a
Avda. de Madrid, 44
34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfeo.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N° Muestra: 10232041
Localización muestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos gruesos: 0.00 %. TAMIZ 2mm


Arena fina: 18.35 %. TAMIZ O.lmm
Arena total: 21.65 %. ISSS muy bajo
Limo: 67.35 %. ISSS muy alto
Arcilla; 11.00 %. ISSS bajo
Textura: Franco-Limoso ISSS
pH: 9.07 1 :2,5 muy alto

Conductividad
equivalente: 0.14 mmhos/cm 1 :2,5 bajo
Materia orgánica: 0.30 %. C. O. OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico: 4.06 meq/lOOgr BASCÓME muy bajo
Carbonates: 55.55 %. CALCIMETRO muy alto
Caliza activa: 14.22 %. CALCIMETRO muy alto
Fosforo: 4.00 ppm OLSEN muy bajo
Potasio: 79.00 ppm Acetato bajo
Calcio: 10.32 meq/lOOgr Acetato normal
Magnesio: 9.49 meq/lOOgr Acetato muy alto
Sodio: 0.55 meq/lOOgr Acetato bajo

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ANÁLISIS DE SU ELOS 26-Abr-99 f ^

Número del cliente: 302


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Nombre: Joaquín Navarro Avda. de Madrid, 44


34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfco.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N° Muestra: 10232031
Localizacíón maestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos graesos: 42.38 %. TAMIZ 2mm


Arena fina: 34.85 %. TAMIZ O.lmm
Arena total: 60.35 %. ISSS alto
Limo: 22.00 %. ISSS normal
Arcilla: 17.65 %. ISSS bajo
Textura: Franco-Arenoso ISSS
pH: 9.25 I :2,5 muy alto

Conductividad
equivalente: 0.11 mmhos/cm 1 :2,5 bajo
Materia orgánica: 0.18 %. C. O. OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico: 5.62 meq/lOOgr BASCÓME bajo
Carbonatos: 53.29 %. CALCIMETRO muy alto
Caliza activa: 12.64 %. CALCIMETRO muy alto
Fosforo: 5.00 ppm OLSEN bajo
Potasio: 82.00 ppm Acetato bajo
Calcio: 8.73 meq/lOOgr Acetato bajo
Magnesio: 4.10 meq/lOOgr Acetato muy alto
Sodio: 0.47 meq/lOOgr Acetato bajo

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ANÁLISIS DE SUELOS 26-Abr-99

Numero del cliente: 302 iiacra


Nombre: Joaquín Navarro Avda. de Madrid, 44
34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfiío.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N° Muestra: 10232021
Localización muestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos graesos: 0.51 %. TAMIZ 2mm


Arena fina: 28.65 %. TAMIZ O.lmm
Arena total: 31.55 %. ISSS bajo
Limo: 62.70 %. ISSS muy alto
Arcilla: 5.75 %. ISSS muy bajo
Textura: Franco-Limoso ISSS
pH: 8.82 1:2,5 alto

Conductividad
equivalente: 0.16 mmhos/cm 1 : 2,5 bajo
Materia orgánica: 0.40 %. C. 0. OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico: 11.56 meq/lOOgr BASCÓME bajo
Carbonates: 22,86 %. CALCIMETRO alto
Caliza activa: 9,05 %. CALCIMETRO alto
Fosforo: 5.00 ppm OLSEN bajo
Potasio: 138,00 ppm Acetato bajo
Calcio: 11,83 meq/lOOgr Acetato normal
Magnesio: 12.48 meq/lOOgr Acetato muy alto
Sodio: 0.64 meq/lOOgr Acetato normal

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El presente informe sólo afecta a la muestra sometida a análisis
ANÁLISIS DE SUELOS 26-Abr-99

Número del cliente: 302


Nombre: Joaquín Navarro Avda. de Madrid, 44
34004 palencia
Fecha entrega: 22-Feb-99 Tlfiío.: 979 729 048
Fax.: 979 712 099
N° Muestra: 10232011
Localización muestra:

Determinación Cantidad Método Valoración

Elementos gruesos: 1.60 %. TAMIZ 2mm


Arena fina; 13.10 %. TAMIZ O.lnun

Arena total: 14.20 %. ISSS muy bajo


Limo: 82.45 %. ISSS muy alto
Arcilla: 3.35 % . ISSS muy bajo
Textura: Franco-Limoso ISSS
pH: 9.10 1 :2,5 muy alto

Conductividad
equivalente: 0.15 mmhos/cm 1 :2,5 bajo
Materia orgánica: 0,26 % . C. 0 . OXIDABLE muy bajo
Capacidad de
intercambio catiónico: 5.62 meq/lOOgr BASCOMB bajo

Carbonatos: 77.64 % . CALCIMETRO muy alto


Caliza activa: 13.83 % . CALCIMETRO muy alto
Fosforo: 9.00 ppm OLSEN bajo
Potasio: 144.00 ppm Acetato bajo
Calcio: 9.00 meq/lOOgr Acetato normal
Magnesio: 7.73 meq/lOOgr Acetato muy alto
Sodio: 0.54 meq/lOOgr Acetato bajo

El presente informe no podrá reproducirse parcialmente sin el consentimiento escrito de ITAGRA


El presente informe sólo afecta a la muestra sometida a análisis
C/. Turquesa, n.5! 18
(Pol. San Cristóbal)
Teléfono: 983 30 22 77
.M. CESECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
Fax: 983 30 25 77
47012 VALLADOLID
Laboratorio de Control de Calidad

INFORME DE RESULTADOS DE ENSAYOS

ARCHIVADO EN
TRABAJO N."
L-60/00 DEL 02/08/00
PETICIONARIO JOAQUÍN NAVARRO

OBRA O ESTUDIO UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

RELACIÓN DE MUESTRAS ENSAYADAS


DENOMINACIÓN LOCALIZACION

SUELOS DESMONTE FALENCIA MAGAZ


FECHA TOMA DE MUESTRA: 10.05.00

ÍNDICE DEL CONTENIDO EN HOJA

1 ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR TAMIZADO (UNE 103.101) INTERIOR

1 ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR SEDIMENTACIÓN (UNE 103.102)....

1 LIMITES DE ATTERBERG (UNE 103.103; UNE 103.104)

1 ENSAYO DE CORTE DIRECTO (UNE 103.401)

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CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
Laboratofio de Control de Calidad
INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

D ENSECO
ENSAYO ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR TAMIZADO UNE 103.101
[x] POR LAVADO

TRABAJO N": L-60/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELO
LOCALIZACION: DESMONTE PALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: 10/05/00 Muestreo en obra D Facilitada por el peticionarii [x]

CÁLCULOS PREVIOS Tamiz Ret. entre tamices Pasa en M. total


A Muestra total seca ai aire mm. Gr en "H" Gr en "F" Grs. %Pasa
B Gruesos sin lavar 0.63 339.6 100.0
C Gruesos lavados 0.4 99.9
D={B-C)*100/E Pérdida por lav. de la fracc. fina (%) 0.08 99.8
E=(A-C)*fc Fracción fina seca
F=C+E Muestra total seca 339.6
G Fracción fina ensayada seca al aire
H=G*fc Fracción fina ensayada seca

HUMEDAD HIGROSCÓPICA
fg=100/(100+h) Factor de correcc. por hum. higros.
h=a*100/s Humedad higroscópica (%)
Referencia tara
a=(t+s+a)-(t-s) Agua
t+s+a Tara+Suelo+Agua
t+s Tara+suelo
t Tara
s Suelo E/H= Grs. en "F"=Grs. en "H".(E/H)

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Tamiz UNE 7050
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Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES EL JEFE REA V° B° EL DIRECTOR TÉCNICO

Fdo.: José Luis n Millán, Fdo.: Ignacio López Giménez.


Página:

0/Turquesa, n.^ 18 (Pol. S. Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
.\ i CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
Laboratorio de Control de Calidad
INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR SEDIMENTACIÓN UNE 103.102

TRABAJO N°: L-60/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELO
LOCALIZACION: DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: 10/05/00 Muestreo en obra • Facilitada por el peticionarit ¡x¡

CÁLCULOS PREVIOS Tamiz Ret. entre tamices Pasa en M. total


A Muestra total seca al aire mm. Gr en "H" Gr en "F" Grs. %Pasa
B Gruesos sin lavar 0.63 339.6 100.0
C Gruesos lavados 0.4 99.9
D=(B-C)*100/E Pérdida por lav. de la fracc. fina (%) 0.08 99.8
E=(A-C)*fc Fracción fina seca 0.07 99.8
F=C+E Muestra total seca 339.6 0.05 99.7
G Fracción fina ensayada seca al aire 0.04 96.3
H=G*fc Fracción fina ensayada seca 0.02 95.1
0.01 92.8
HUMEDAD HIGROSCÓPICA 0.009 92.0
fg=100/(100+h) Factor de correcc. por hum. higros. 0.007 89.6
h=a*100/s Humedad higroscópica (%) 0.005 87.2
Referencia tara 0.002 85.3
a=(t+s+a)-(t-s) Agua 0.001 84.5
t+s+a Tara+Suelo+Agua
t+s Tara+suelo
t Tara
s Suelo E/H= Grs. en "F"=Grs. en "H".(E/H)

Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES EL JEFE DE Al V° B" EL jafRÉCTOR TÉCNICO
Clasificación U.S.D.A.= Arcilla
Arena fina = 0,2 %
Arena muy fina = 0,1 %
Fdo.; José Luis Péré; n Millán Fdo.: Ignacio López Giménez.
Página:

C/ Turquesa, n.« 18 (Pol. S. Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
Laboratorio de Control de Calidad
INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO LÍMITES DE ATTERBERG UNE 103.103; 103.104

TRABAJO N": L-60/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELOS
LOCALIZACION: DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: 10/05/00 Muestreo en obra • Facilitada por el peticionario •

LIMITE LIQUIDO (UNE 103.103) LIMITE PLÁSTICO (UNE 103.104)


N° de golpes 32 18
Referencia tara
a=(t+s+a)-(t+s)
t+s+a 17.05 15.21 8.00 7.78
t+s
t
s=(t+s)-t 10.13 8.86 6.32 6.11
%h=a/s*100 68.31 71.67 26.58 27.33
% Hum. correspondiente a 25 golpes 69.8 Humedad media (%) 27.0

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% DE HUMEDAD

Límite Líquido 69.8


Límite Plástico 27.0
índice de Plasticidad 42.8

Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES EL JEFE DI EA V° B° EyOl^ECTOR TÉCNICO

Fdo.: José Luis n Millán Fdo.: Ignacio López Giménez.


Página:

C/ Turquesa, n.M 8 (Pol. S. Cristóbal) • Teif. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALUDOLID
CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
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INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO CORTE DIRECTO UNE 103401

TRABAJO N" : L-60/00 Muestreo en obra D


TOMA DE MUESTRA : 15/05/00 Facilitada por el peticionario
SOLICITANTE : JOAQUÍN NAVARRO
OBRA O ESTUDIO : UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
LOCALIZACION : DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TIPO DE MUESTRA : SUELO Fecha de informe: 27/07/00

TIPO DE ENSAYO: NO CONSOLIDADO SIN DRENAJE (UU)


VELOCIDAD DE ENSAYO (mm/min): 0,60
DIÁMETRO DE LA PROBETA (mm): 50

PUNTO HUMEDAD DENSIDAD TENSIÓN NORMAL TENSIÓN TANG.


(N°) (%) (g/cm^) (l<p/cm^) (kp/cm^)
1 21.02 1.44 1.0 1.42
2 21.02 1.46 2.0 1.72
3 21.02 1.44 3.0 2.07

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DEFORMACIÓN (mm) 0 TENSIÓN NORMAL (kp/cm2)


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ÁNGULO DE ROZAMIENTO INTERNO ( / ): 18°


COHESIÓN (kp/cm^): 1,1

OeSERVAGK»ÍES, ELJEFEDEijpfeA V» W E L J ^ E C T O R TÉCNICO


MUESTRA COMPACTADA
PROCTOR NORMAL JA- ..é^^^^:
Fdo.: José Luis Pér^><fean^llián • •• •• Fdo.: Ignacio López G i m é n e z

C/Turquesa, x\? 18 (Poi. S. Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
C/. Turquesa, n.^ 18
! ', I (Pol. San Cristóbal)
Teléfono: 983 30 22 77

CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS


Fax: 983 30 25 77
47012 VALLADOLID
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INFORME DE RESULTADOS DE ENSAYOS

ARCHIVADO EN
TRABAJO N."
L-61/00 DEL 02/08/00
PETICIONARIO JOAQUÍN NAVARRO

OBRA O ESTUDIO UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

RELACIÓN DE MUESTRAS ENSAYADAS

DENOMINACIÓN LOCALIZACION

SUELO M DESMONTE FALENCIA MAGAZ


FECHA TOMA DE MUESITIA: 10.05.00

CD C

ÍNDICE DEL CONTENIDO EN HOJA

1 ANÁLISIS GRAMJLOMETRICO POR TAMIZADO (UNE 103.101) INTERIOR

1 ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR SEDIMENTACIÓN (UNE 103.102)....

1 LIMITES DE ATTERBERG (UNE 103.103; UNE 103.104)

1 ENSAYO DE CORTE DIRECTO (UNE 103.401)

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^ i CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS


Laboratorio de Control de Calidad
INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

n ENSECO
ENSAYO ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR TAMIZADO UNE 103.101
S POR LAVADO

TRABAJO N°: L-61/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELO M
LOCALIZACION: DESMONTE PALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: 10/05/00 Muestreo en obra D Facilitada por el petic¡onari( \x\

CÁLCULOS PREVIOS Tamiz Ret. entre tamices Pasa en M. total


A Muestra total seca al aire mm. Gr en "H" Gr en "F" Grs. %Pasa
B Gruesos sin lavar 0.63 L 427.3 100.0
C Gruesos lavados 0.4 99.8
D=(B-C)*100/E Pérdida por lav. de la fracc. fina (%) 0.08 99.7
E=(A-C)*fc Fracción fina seca
F=C+E Muestra total seca 427.3
G Fracción fina ensayada seca al aire
H=G*fc Fracción fina ensayada seca

HUMEDAD HIGROSCÓPICA
fg=100/(100+h) Factor de correcc. por hum. higros.
h=a*100/s Humedad higroscópica (%)
Referencia tara
a=(t+s+a)-(t-s) Agua
t+s+a Tara+Suelo+Agua
t+s Tara+suelo
t Tara
s Suelo E/H= Grs. en "F"=Grs. en "H".(E/H)

100 q-I
90 '-
80 -
7 0 F-
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O.
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0 40 - 1
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0 -
100 10 1 0.1 0. DI
Tamiz UNE 7050

Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES ELJEFEDEF.REA V° B° EL Di OR TÉCNICO

Fdo.: José Luis P Millán Fdo.: Ignacio López Giménez.


Página:

;/ Turquesa, n.s 18 (Poi. S. Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALUDOLID
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INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO ANÁLISIS GRANULOMETRICO POR SEDIMENTACIÓN UNE 103.102

TRABAJO N°: L-61/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELO M
LOCALIZACION: DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: 10/05/00 Muestreo en obra • Facilitada por el peticionarií

CÁLCULOS PREVIOS Tamiz Reí. entre tamices Pasa en M. total


A Muestra total seca al aire mm. Gr en "H" Gr en "F" Grs. %Pasa
B Gruesos sin lavar 0.63 427.3 100.0
C Gruesos lavados 0.4 99.8
D=(B-C)*100/E Pérdida por lav. de la fracc. fina (%) 0.08 99.7
E=(A-C)*fc Fracción fina seca 0.07 99.6
F=C+E Muestra total seca 427.3 0.05 99.2
G Fracción fina ensayada seca al aire 0.04 97.7
H=G*fc Fracción fina ensayada seca 0.02 94.3
0.01 92.7
HUMEDAD HIGROSCÓPICA 0.009 91.4
fg=100/(100+h) Factor de correcc. por hum. higros. 0.007 88.3
h=a*100/s Humedad higroscópica (%) 0.005 86.5
Referencia tara 0.002 84.2
a=(t+s+a)-(t-s) Agua 0.001 82.8
t+s+a Tara+Suelo+Agua
t+s Tara+suelo
t Tara
s Suelo E/H= Grs. en "F"=Grs. en "H".(E/H)

inn

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2 t)A
01

0 ''^ ---
qn

100 10 1 0.1 0. 01
Tamiz UNE 7050

Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES EL JEFE D V° B° EL DIRECTOR TÉCNICO
Clasificación U.S.D.A.= Arcilla
Arena fina = 0,3 %
Arena muy fina = 0,5 %
z-aan Millán FdÓ.: Ignacio López Giménez.
Página:

y Turquesa, n.^ 18 (Pol. S. Cristótia!) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
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Laboratoíio de Control de Calidad
INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO LIMITES DE ATTERBERG UNE 103.103; 103.104

TRABAJO N°: L-61/00


SOLICITANTE: JOAQUÍN NAVARRO
TIPO DE MATERIAL: SUELO M
LOCALIZACION: DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TOMA DE MUESTRA: Fecha: lo/05/oo Muestreo en obra Q Facilitada por e! peticionario •

LlIVilTE LIQUIDO (UNE 103.103) LIMITE PLÁSTICO (UNE 103.104)


N° de golpes 34 17
Referencia tara
a=(t+s+a)-(t+s)
t+s+a 20.43 19.73 10.62 9.70
t+s
t
s=(t+s)-t 12.07 11.13 8.43 7.64
%h=a/s*100 69.26 77.27 25.95 26.96
% Hum. correspondiente a 25 golpes 72.8 Humedad media (%) 26.5

10

tn
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Q.
_1
O
o
ILI
Q 20
o
o:
ü! 25
30

40
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
% DE HUMEDAD

Límite Líquido 72.8


Límite Plástico 26.5
indica de Plasticidad 46.3

Fecha de informe: 27/07/00


OBSERVACIONES EL JEFE DE V° B° EL DIRECTOR TÉCNICO

Fdo.: José Luis Millán Fdo.: Ignacio López Giménez


Página:

C/Türquesa, n.« 18 {Poi. S. Cristóba!) • Telf. 983 30 22 r? • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
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Laboratorio de Control de Calidad

INFORME DE RESULTADO DE ENSAYO

ENSAYO CORTE DIRECTO UNE 103401

TRABAJO N" : L-61/00 Muestreo en obra D


TOMA DE MUESTRA : 15/05/00 Facilitada por el peticionario 0
SOLICITANTE : JOAQUÍN NAVARRO
OBRA O ESTUDIO : UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
LOCALIZACION : DESMONTE FALENCIA - MAGAZ
TIPO DE MUESTRA : SUELO M Fecha de informe: 27/07/00

TIPO DE ENSAYO: NO CONSOLIDADO SIN DRENAJE (UU)


VELOCIDAD DE ENSAYO (mm/min): 0,60
DIÁMETRO DE LA PROBETA (mm): 50

PUNTO HUMEDAD DENSIDAD TENSIÓN NORMAL TENSIÓN TANG.


(N") (%) (g/cm^) (kp/cm^) (kp/cm^)
1 22.37 1.46 1.0 1.48
2 22.37 1.46 2.0 1.81
3 22.37 1.47 3.0 2.17

4 4

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() 2 4 6 8 10 12 14 0 3
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1 2 3 4 í

DEFORMACIÓN (mm) TENSIÓN NORMAL {kp/cm2)

ÁNGULO DE ROZAMIENTO INTERNO ( / ): 19"


COHESIÓN (kp/cm^): 1,1

OBSERVAGÍONES EL JEFE DE A
MUESTRA COMPACTADA
PROCTOR NORMAL

Fdo.: José Luis Ffef^z Ban-Millán Fdo.: Ignacio López Giménez


C/. Turquesa, n.s 18
!• •*-•;
(Pol. San Cristóbal)
Teléfono: 983 30 22 77
CEiECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS
Fax: 983 30 25 77
47012 VALLADOLID
Laboratorio de Control de Calidad

INFORME DE RESULTADOS DE ENSAYOS

ARCHIVADO EN
TRABAJO N."
L-62/00 DEL 02/08/00
PETICIONARIO
JOAQUÍN NAVARRO

OBRA O ESTUDIO UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

RELACIÓN DE MUESTRAS ENSAYADAS

DENOMINACIÓN LOCALIZACION

SUELO y DESMONTE FALENCIA MAGAZ


FECHA TOMA DE MUESTRA: 10.05.00

ÍNDICE DEL CONTENIDO EN HOJA

1 DETERMINACIÓN DE LA DENSIDAD RELATIVA DE LAS


PARTÍCULAS DE UN SUELO (UNE 103.302) INTERIOR

o
§
Ul

CQ
O
CHECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS L-62/OO
Laboratorio de Control de Calidad

RESULTADOS DE LOS ENSAYOS

PETICIONARIO: JOAQUÍN NAVARRO FECHA TOMA DE MUESTRA: 10.05.00

OBRA: UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

MUESTRA: SUELO y

LOCALIZACION: DESMONTE FALENCIA - MAGAZ

DENSIDAD RELATIVA DE LAS PARTÍCULAS DE UN SUELO (UNE 103.302)

Densidad relativa = 2,652 g/cm

Valladolid 2 dé áibáto de 2.000

Fdo.: José Liiis^rfz- San MiUán


Ldo. en CJ i^ujpucas
Jefe de Laboratorio
D.T

Pág. 1 de 1
C/. Turquesa, n.^ 18 (Pol. S. Cristóbal) - Telf. 983 30 22 77 - Fax 983 30 25 77 - 47012 VALLADOLID
C/. Turquesa, Pare. R-8
( Pol. San Cristóbal)

CESECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS


Teléfono: 30 22 77
Fax: 30 25 77
47012 VALLADOLID
Laboratorio de Control de Calidad

INFORME DE RESULTADOS DE ENSAYOS

ARCHIVADO EN
TRABAJO N."
L-60B/00 DEL 28.09.00

PETICIONARIO JOAQUÍN NAVARRO

OBRA O ESTUDIO
UNIVERSroAD DE VALLADOLID

RELACIÓN DE MUESTRAS ENSAYADAS

DENOMINACIÓN LOCALIZACiON

SUELO DESMONTE PALENCLA. - MAGAZ


FECHA TOMA DE MUESTRA: 10.05.00

ÍNDICE DEL CONTENIDO EN HOJA

1 DETERMINACIÓN DE LAS ESPECIES MINERALES


MEDIANTE DIFRACION DE RAYOS-X INTERIOR

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CESECfl
Lorio* o n t r S ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS L-6OB/OO

1.- ANTECEDENTES

A petición de Joaquín Navarro, con fecha 10.05.00, personal de CESECO, S.A.,


procedió a la realización de un ensayo de difracción de rayos-x sobre una muestra de suelo.
La muestra ha sido facilitada por el peticionario y designada como perteneciente a la obra
"Universidad de Valladolid", localización "Desmonte Falencia - Magaz".

2.- PROCEDIMIENTO

Descripción del equipo:

Se utiliza un difractómetro automático Philips PW 1710 con ánodo de cobre. La


o

radiación empleada es la de K^ = 1,54 A y dispone de rendija automática de divergencia y


monocromador de grafito trabajando en las condiciones generales siguientes: tensión del
generador: 40 kV, corriente del generador: 30 mA, relación de intensidades ai/aa = 0,500,
rendija de divergencia de 1°, rendija de recepción de 0,1, ángulo inicial (20) = 5° y ángulo
final (26) = 70°

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C/. Turquesa, N M 8 • {Pol. San Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
Correo-e: laboratorio@ceseco.com • Internet: www.ceseco.com
i CEIECO ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS L-6OB/OO
Laboratorio de Control de Calidad

Técnica preparatoria:

La muestra se pulveriza finamente (< 80|Lim) y se introduce fuertemente compactada


en un portamuestras rectangular de aluminio, llevándose posteriormente a la cámara de
difi'acción para realizar el correspondiente ensayo de difracción del polvo cristalino.

3. RESULTADOS

Se adjuntan los resultados del ensayo de difracción, así como la figura del difractograma.
Sobre el difractograma se han etiquetado los distintos "picos" asociados a los componentes de
la muestra. En las hojas de resultados de ensayos se han señalado junto a los datos de la
anchura de pico (Peak width), las especies a las cuales se les asignan. La nomenclatura
empleada es:

I .- Illita
C .- Calcita
D .- Dolomita
A .- Anhidrita
Py.- Pirita

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C/. Turquesa, N^ 18 • (Pol. San Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
Correo-e: laboraton"o@ceseco.com • Internet: www.ceseco.oom
CESECO
LaboratoriodeControldeCalidad ESTUDIOS Y CONTROL DE OBRAS L-60B/00

4. CONCLUSIONES

Las especies minerales encontradas en la muestra son : Calcita, Dolomita, lUita,


Anhidrita y Pirita, éstas dos últimas a nivel de trazas.

La técnica de difracción de rayos-x, es un método analítico cualitativo, del cual


únicamente se puede extraer información de cuales son las especies minerales presentes en la
muestra, no obstante y solo como valor estimado orientativo, se puede intentar dar una
descripción cuantitativa de la muestra:

Calcita = 67 %
Dolomita = 1 3 %
Illita == 20 %
Anhidrita y Pirita = Trazas

Valladolid 28 de septiembre de 2000


V°B°

Fdo.: José Luis Pérez-San Millán


Ldo. en C Químicas
Director Técnico ^ Jefe de Laboratorio ,

Pág. 3 de 3
C/. Turquesa, N= 18 • (Pol. San Cristóbal) • Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
Correo-e: laboratorio@ceseco.com • Internet: www.ceseco.com
CEIECO
LaboratoriodeConlroldeCalidad ESTUDIOS Y C O N T R O L DE O B R A S

ANEXO: DRX

C/. Turquesa, N« 18 • (Pol. San Cristóbal) 'Telf. 983 30 22 77 • Fax 983 30 25 77 • 47012 VALLADOLID
Correo-e: laboratorio@ceseco.com • Internet: www.ceseco.com
ile: ALEX718.DI 27-Sep-2000 12:42
hilips Analytical PC-APD, Diffraction software
Sample identification: ALEX718
Data measured at: 26-Sep-2000 8:02:00
Diffractometer type : PW1710 BASED
Tube anode " Cu
Generator tensión [kV] : 40
Generator current [mAJ. 30
Wavelength Alphal [Á] : 1.54060
Wavelength Alpha2 [Á]' 1.54439
Intensity ratio (alpha2/alphal) : 0.500
Divergence slit: AUTOMATIC
Irradiated length [mm] • 12
Receiving slit: 0.1
Monochromator used YES

Start angle [°2G]: 5.010


End angle [°2e] 69.990
Step size [°2G]: 0.020
Máximum intensity: 1474.560
Time per step [s]: 0.400
Type of sean: CONTINUOUS
Intensities cbhverted to: FIXED
Peak positions defined by: Top of smoothed peak
Minimum peak tip width: 0.00
Máximum peak tip width: 1.00
Peak base width: 2.00
Minimum significance: 0.75
Number of peaks: 37

Angle d-value d-value Peak width Peak int Back. int R


[°2G] al [Á] a2 [Á] [°2G] [ counts] [counts] [%]
8.835 10.0008 10.0254 0.120 3 55 27 3.7 0.87
± y • U tnj'-' •4~.6671 4.6786 0.120- — 10 11 0.7 0.75
19.770 4.4871 4.4981 0.400 1 22 11 1.5 1.21
21.920 4.0516 4.0615 0.240 J.+1> 14 10 0.9 0.81
23.030 3.8587 3.8682 0.120 C- 161 9 10.9 2.89
23.890 3.7217 3.7309 0.160 1:> 28 10 1.9 0.87
25.455 3.4964 3.5050 0.480 A 8 9 0.5 0.82
26.750 3.3300 3.3382 0.120 1 34 8 2.3 1.43
27.055 3.2931 3.3012 0.120 -p 29 8 2.0 1.87
29.375 3.0381 3.0456 0.140 C- 1475 8 100.0 15.92
30.735 2.9067 2.9138 0.160 t> 317 7 21.5 8.47
31.425 2.8444 2.8514 0.100 J + C 77 7 5.3 1.40
33.275 2.6904 2.6970 0.240 'D+fy 14 7 0.9 2.04
34.970 2.5638 2.5701 0.240 I-tT^ 25 7 1.7 2.25
35.975 2.4944 2.5006 0.120 C 142 6 9.6 3.05
37.170 2.4169 2.4229 0.100 t>-í-P^ 37 6 2.5 0.93
39.395 2.2854 2.2910 0.140 C 180 6 12.2 4.76
40.860 2.2068 2.2122 0.120 t) +Affy 48 6 3.2 1.24
43.155 2.0946 2.0997 0.140 C 144 6 9.8 4.87
44.715 2.0251 2.0300 0.160 I> 38 6 2.6 1. 95
ile: ALEX718.DI 27-Sep-2000 12:42
h i l i p s Analytica 1 PC-APD, Diffraction software
Angle d-value d-value Peak w i d t h Peak i n t Back. i n t Reí. int Signif.
[°20] al [Á] a2 [Á] [°2G] [counts] [counts] [%]

45.440 1.9944 1.9993 0.200 X 8 5 0.6 1.03


47.155 1.9258 1.9305 0.160 50 5 3.4 1.46
47.505 1.9124 1.9171 0.140 cc-í-py 180 5 12.2 4.30
48.510 1.8751 1.8797 0.120 o 1 49 5 10.1 2.27
50.160 1.8172 1.8217 0.160 1> 20 5 1.4 0.84
50.765 1.7970 1.8014 0.120 -p 26 5 1.8 1.16
56.595 1.6249 1.6289 0.160 c+py 18 5 1.3 1.06
57.415 1.6037 1.6076 0.100 c 55 5 3.7 1.43
58.135 1.5855 1.5894 0.320 7 5 0.5 1.75
59.560 1.5509 1.5547 0.240 c'D+fy 8 5 0.5 1.06
60.695 1.5246 1.5284 0.160 31 4 2.1 1.40
61.370 1.5095 1.5132 0.120 c i + c + f y 21 4 1.4 0.85
63.075 1.4727 1.4763 0.120 C 16 4 1.1 1.11
64.670 1.4402 1.4437 0.160 c-^py 32 4 2.2 1.32
65.645 1.4211 1.4246 0.240 27 4 1.8 2.62
57.165 1.3926 1.3960 0.400 c
!> 6 3 0.4 2.02
59.275 1.3552 1.3586 0.400 4 3 0.3 1.13
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M
ANEJO III:
EROSIONABILIDAP
DEL SUELO
Anejo III ErosionabUidad del suelo

EROSIONABILIDAP DEL SUELO:

1.- Estimación del factor k de erosionabilidad de suelos de la USLE


(Wischmeiery Smith, 1978) - RUSLE (Renard et al, 1997):

Para el cálculo de este factor se usa el abaco previsto por Wischmeier et al.
(1971), revisado y modificado por Wischmeier y Smith (1978) para terrenos
agrícolas y zonas constructivas, y propuesto de nuevo por Renard et al. en 1997^ en
su última revisión de la RÜSLE y por Weesies (1998) en su adaptación de ésta para
terrenos mineros, zonas en construcción y terrenos restaurados (figura 1). Este
abaco ofrece valores apropiados para los suelos de texturas medias y también para
aquéllos que poseen una proporción de limo más arena muy fina (partículas con
diámetro entre O'002 mm y O'l mm) superior al 70% de la tierra fina.

Para el cálculo de K es necesario entrar con el % de limo más arena muy fina,
el % de arena menos la arena muy fina (partículas entre O'l mm y 2 mm), % de
materia orgánica, la clase de estructura y la de permeabilidad. Como los análisis
edafológicos ofi'ecen la textura según la clasificación del ISSS, las cantidades de las
fracciones granulométricas según el USDA se han estimado a partir de las curvas
granulométricas acumuladas (figuras 2 a t), y la clasificación textural
correspondiente se deduce del triángulo del USDA Soil Service Staff (figura 8).

Todos los estratos tienen una permeabilidad baja, comprendida entre 1'2 y
20 mm/h, de acuerdo con el triángulo textural de conductividad hidráulica (figura
9) publicado por el USDA (López Cadenas et al., 1994a; López Cadenas et al.,
1994b); las clases del parámetro infiltración (c) de la USLE (tabla 1) corresponden
al grupo moderadamente lenta (clase 4) para todos los estratos menos para el
superficial, al que corresponde la clase 5, lenta (Roquero, 1990; Almorox et al,
1994); aunque en una revisión hecha por Raws et al. (1982), recomendada
posteriormente por Renard et al. (1997), estas clases se asignan a un valor inferior
de permeabilidad (tabla 1). De modo que a todos los estratos se les asigna
definitivamente el valor 3, permeabilidad moderada, a excepción del horizonte
superficial, al que se le asigna la clase 4, permeabilidad moderadamente lenta.

En bibliografía se pueden encontrar diversos nomogramas para k supuestamente válidos. Sin embargo,
algunos de ellos son modificaciones del original que pueden dar lugar a valores inexactos. Existe una
versión del nomograma de cálculo en Fostery Wischmeier (1981) en unidades del sistema internacional,
que es el único válido en este sistema de acuerdo con la metodología USLE (Shaw, 2000; Foster, 2000;
Weesies, 2000). Por ello, aquí se siguen las recomendaciones de Renard et al. (1997), de Morgan (1995) y
de Weesies (2000) de calcular el factor K con el nomograma americano y de transformar el resultado a
unidades del sistema internacional. Posteriormente, se ha verificado la validez de Los resultados
comparándolos con los deducidos en unidades del S.I., según Fostery Wischmeier (1981).

69
Figura 1: Nomograma para la
estimación del factor K de
erosionabilidad de suelos de la
USLE-RUSLE después de
Wischmeier y Smith (1978)
(Renard et al., 1997). Para la
conversión a unidades del
sistema internacional
'^'•""'Yha.hJ.cm^^ multiplicar
el resultado obtenido en el
gráfico por 1'3.
Anejo III ErosionabUidad del suelo

4 ._
c fRACCiONES USDA 195T
Figura 2: Curva
granulométrica LIMO USDA AROMAS
acumulada del M
i ARCILLA F Q ** f m Q
estrato G-1. G
: ^ o
1
•A
1
Limo ínt«m. Arana fina 1Arvns gruasa
100
1
90-
1
J
90

/ 1 »0
/ 11
/ 70
, ^^ 1
1
1
60

50-• 50
1
' 1 40
/ 1
I 30
/ 1
' 1 20
_v
1
1 10
zz_. 1 •j
0.1 to 1C0 1000 diimoiro

Arcilla ( I S S S ) - 3 ' 3 5 % Arcilla (USDA) = 3 ' 3 5 %


Limo ('•) = 82'45% Limo(") = 9r65%
Arena muy fma { " ) = 13']% Arena muy fina ( " ) - 3'9%
Arena(")=14'2% Arena(") = 5'0%
Textura ( " ) = FRANCOLIMOSA Textura(") = LIMOSA

A
Figura 3: Curva •
FRACCiONES USDA 10S7
granulométrica LIMO USDA ARENAS
acumulada del 'I M
estrato MO 1. 4
ARCtUA f 0 '? F (A Q
G

o
R
1
1 \m 0 rn • m Ar• M ina >íiram gfueita
100-, 100
5 •• j j
.. ,y j| 90
T -•

/
H
TI ao
Ij
70-

AO ' /
z ii
1|
70

60
/ 11
50- i\
50
tj
40 - i] «O
/ T!
( H 30
( It
f 11 20
^J. tí
10-
Xr"' H
H
10
TI
S 2 5
II 2
0.1 10 100 1000 diámolfo

Arcilla (ISSS) = 5'75% Arcilla (USDA) - 5'75 %


Limo(")-62'7% Limo(") = 8r25%
Arena muy fina ( " )"" 28'65% Arena muy fina ( " ) ^ 10' 1%
Arena(") = 31'55% Arena(")=13"0%
Textura ( " ) = FRANCOLIMOSA Textura ( " ) - LIMOSA
Anejo III ErosionabU'tdad del suelo

4
FRACCIONES USDA IOS?
Figura 4 : Curva
granulométrica
1
• ^
^ LtUO USDA ARENAS
acumulada del
estrato MC I .
í ^ ARCILi-A F 3 í . m G "
Q
1 ^ O
I
1 1
Limo irtt«rn. Arvna lina Arena GPiWfta
100
^^
M
¿:^ K)
.-^'
70

y
^ 60
/ 50
/
ZL 40
30
^-^
20 •
- •
•^ - - 20
10

5 2
0.1 10 100 túOO diintolro

Arcilla (1SSS)-17'65% Arcilla (USDA)-17'65%


LimoC')-22'0% L i m o ( " ) = 43'65%
Arena muy fina ( " ) = 34'85% Arena muy fina ( " ) ^ 13'2%
Arena(") = 60'35% Arena(") = 38'7%
Textura ( " ) = FRANCOARENOSA Textura ( " ) = FRANCA

4
P ^
FRACCIONES USDA 1S57
Figura 5:
Curva granulo- LIMO USDA ARENAS
1
' ^
métrica M
acumulada del * ARCrUA F Q
?
'
^ m Q
G
estrato G-2.
^ o

1
L ¡RIO rr tern. Ar • n a lirt» >b e n i 0fueil a
ioo_q 100
• jl 90
TI
-'
^ 1¡ »0
( T]
TI
/ 70
21 1l
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60 . 1| 60
> "' •
11
SO- 41 50
«O
/ ij
j 41
T]
30
/
/ 11 20
71 1]
r— 7] 10
t]
II
0.1 10 100 tOOO diimotro

Arcilla ( I S S S ) = i r O % Arcilla (USDA) - i r O %


Limo(")-67-35% L i m o ( " ) = 79'0%
Arena muy fina ( " ) = 18'35% Arena muy fina ( " ) ^ 6'7%
Arena(")-2r65% A r e n a ( " ) - 10"0%
Textura ( " ) = FRANCOLIMOSA Textura { " ) = FRANCOLIMOSA
Anejo III Erosionabilidad del suelo

•. -^
6: í r FRACCIONES USDA 10$7
Curva granulo- ' ^ LIMO USDA AREMAS
métrica
ARCaiA F S ** F •" « G
acumulada del
estrato MC-2.
* O
Í5
1
Limo intwfi. Arana f n» Arana eruesa
OOa

90
80
70
60 . , 60
50-
40' 40

...
2 5 2 S z S z s 2 s :>
0.1 1 10 100 tOOO d íimalro
Arcilla (ISSS) = 8'85% Arcilla (USDA) - 8'85 %
Limo(")-53'45%
Arena muy fina ( " ) = 36'4%
Are na ( " ) 37'7 %
Testura ( ' ) = FRAh COI IMOSA
é^
N
L i m o ( " ) = 76'15%
Arena muy fina ( " ) ~ !3'7%
Arena( " ) = 15'0%
Textura ( " = FRANCOLIMOSA

^- FRACCIONES USDA 10S7


Figura 7:
Curva granulo-
1*^ LIMO USDA AflEMAS
métrica
- ^
acumulada del
S '^ ARCIUA f G '
F
m <
^S
estrato M a z .
1 * o

1
Limo ínlem. Arana f»ta Arana 0f uesa
l 100

1 1-^ 90
I
80 - t y

80
i1— y^
:^ 70
1
00 .
1 ...... -r
^
60
I1 ' 50
1 ,
44.
1 y
'^ 40
1 .
30- 1 , 30
1 —
1
- z ao
1
I 10
1 12
0.1 1 10 100 tooo diimairo

Arcilla (ISSS) = 27'85% Arcilla (USDA) = 27'85 %


I,imo(") = 37'8% Limo(")-50'I5%
Arena muy fina ( " ) = I9'85% Arena muy fina ( " ) = 7'5%
Arena(")-34'35% Arena ( " ) - 22'0%
Textura ( " ) = FRANCO ARCILLOSA Textura ( " ) = FRANCOARCILIXiSA
Anejo III ^rosionabUidad (jei suelo

CLASIFICACIÓN TEXTURAL PE LOS ESTRATOS ESTUDIADOS

MO-2

TAMAÑO DÉLAS PARTÍCULAS EN mm


<0.002 Arcilla
0.00^-0.05 Limo
0.05-2.0 Arana

Figura 8: Triángulo de te)dura cdáfica del USDA SoU Survey StafFCen López Cadenas, 1994b).
Anejo III Erosionabilidad del suelo

ASIGNACIÓN DE VALORES PE PERMEABIUPAP

100 TAMAÑO DE LAS


PARTÍCULAS EN mm.
< 0,002 Arcilla
0,002-0,05 Limo
0,05-2.0 Arena

Figura 9: Triángulo de conductividad hidráulica a saturación en función de la todnjra según el


USDA Soil SurveyStaff(en López cadenas et al., 1994a, 1994 b)
Anejos Suelos: Erosionabilidad

En cuanto a la estructura (tablas 2a y 2b) , ésta es blocosa angular fina a


media según la clasificación de 1951 hecha por el So/7 Survey Staff 0-951). Sin
embargo a efectos de la aplicación del método, se equipara a la granular gruesa
(tabla 2a), ya que los bloques presentan unas dimensiones de 5 a 10 mm, con lo
cual se pueden encuadrar en el grupo 3 para el parámetro estructura (b)
(Wischmeier et al., 1971, cit. Almorox et al., 1994; Roquero, 1990).

Tabla 1: Intervalos de conductividad hidráulica a saturación y clases y parámetro "c" de


permeabilidad para las clases texturales del USDA.

Intervalo* Clase Intervalo** Clase Textura


(cm/h) ( p a r á m e t r o c) (cm/h) ( p a r á m e t r o c)

12'5-25 1 Rápida a muy rápida >6 1 Rápida a muy rápida Arenosa


6'2-12'5 2 Moderadamente rápida 2-6 2 Moderadamente rápida Arenoso franca,
francoarenosa
2-6'2 3 Moderada 0'5-2 3 Moderada Franca, francolimosa y
limosa***
0'5-2 4 Moderadamente lenta 0'2-0'5 4 Moderadamente lenta Francoarcilloarenosa,
francoarcillosa
0'12-0'5 5 Lenta 0'l-0'2 5 Lenta Francoarcillolimosa.are-
nosoarcillosa
<0'12 6 Muy lenta <0'1 6 Muy lenta Arcillolimosa, arcillosa

*Wischmeier et al., 1971, cit. Almorox et al., 1994; Roquero, 1990.


**Raws et al., 1982.
*** Renard et al.. 1997.

Tabla 2a: Clases y p a r á m e t r o " b " de estructura del suelo*.

Ciase de estructura Parámetro " b "

Granular muy fina Agregados < 1 mm 1


Granular fina 1-2 mm 2
Granular media 2-5 mm a 3
Granular gruesa 5-10 mm 3
Laminar, maciza y cúbica " > 10 mm 4

«wischmeier et al., 1971, cit. Almorox et al., 1994; Roquero, 1990.

Los valores que toman cada una de las variables correspondientes a los seis
estratos diferenciados en los desmontes y necesarios para el cálculo del factor K a
través del nomograma adjunto (figura 1 ) se acompañan en la tabla 3, en la página
siguiente.

76
Tipo (forma y características de los granos, terrones o agregados)
Semejando bloques; polihédricos o esferoidales, con tres dimensiones del mismo
Semejando prismas con dos dimensiones (la orden de magnitud, dispuestos alrededor de un punto.
horizontal) limitada y considerablemente
Semejando láminas con sólo
menor que la vertical; distribuida alrededor de Semejando bloques; bloques o poliedros Esferoides o poliedros que tienen caras
una dirección (la vertical)
una línea vertical; caras verticales bien que tienen superficies planas o curvas planas o curvadas que se ajustan
limitada y mucho menor definidas; vértices angulares.
formadas por las caras de los terrones ligeramente con las superficies de los
\ Tipo que las otras dos; expuestas
que los circundan. granulos o terrones que los circundan.
alrededor de un plano
horizontal; las caras son en Caras aplastadas; la Caras aplastadas y
su mayoría planares. mayoría de los redondeadas Terrones
Sin partes superiores Con partes superiores
vértices mezcladas con relativamente no Terrones porosos
redondeadas redondeadas
fuertemente muchos vértices porosos.
Clase \ angulares redondeados
(Angular) blocosa Subangular
Laminar Prismática Columnar Granular Migajosa
(1) blocoso (2)
Blocosa
Blocosa angular
Muy fina o muy Prismática muy fina Columnar muy fina subangular muy Granular muy fina Migajosa muy fina
Laminar muy fina (< 1 mm) muy fina
delgada (< 10 mm) (< 10 mm) fina (< 1 mm) (< 1 mm)
(< 5 mm)
(< 5 mm)

Blocosa angular Blocosa


Prismática fina Columnar fina Granular fina Migajoso fina
Fina 0 delgada Laminar fina ( 1 - 2 mm) fina subangular fina
(10 - 20 mm) (10 - 20 mm) (1 - 2 mm) (1 - 2 mm)
(5 - 10 mm) (5 - 1 0 mm)

Blocosa angular Blocosa


Prismática media Columnar media Granular media Migajoso media
Media Laminar media ( 2 - 5 mrn) media subangular media
(20 - 50 mm) (20 - 50 mm) (2 - 5 mm) ( 2 - 5 mm)
(10 - 20 mm) (10 - 20 mm)

Blocosa angular Blocosa


Gruesa o Laminar gruesa (5 - 10 Prismática gruesa Columnar gruesa Granular gruesa
gruesa subangular gruesa
abultada mm) (50 - 100 mrri) (50 - 100 mm) (5 - 10 mm)
(20 - 50 mm) (20 - 50 mm)

Blocosa
Prismática muy Blocosa angular Granular muy
Muy gruesa o Laminar muy gruesa (> 10 Columnar muy gruesa subangular muy
gruesa muy gruesa gruesa
muy abultada mm) (> 100 mm) gruesa
(> 100 mm) (> 50 mm) (> 10 mm)
(> 50 mm)
(1) Designado algunas veces como nuez Cnuf). La palabra angular puede omitirse ordinariamente en el nombre.
(2) Algunas veces conocida como nuciforme, nuez o nuez subangular. No se recomiendan estas denominaciones ya que hacen alusión a un determinado tamaño y conducen a error.
Tabla 3: Valores de las variables implicadas en el cálculo del factor K, correspondientes a los seis estratos diferenciados en los desmontes.

Estrato Textura (ISSS) Textura CUSDA]> % Estructura Permeabi-


% are. % limo % are. % % are. % limo % are. % are.m.f. % are. f. a M.O. (b) lidad (c)
are.m.f. gr.

G- 1 3'35 82'45 14'2 13'1 3'35 91'65 5'0 3*9 1*1 0*26 3 3

MO- 1 5'75 62'7 31'55 28'65 5'75 81'25 13'0 10*1 2*9 0*4 3 3

MC- 1 17'65 22'0 60'35 34'85 17*65 43'65 38*7 13*2 25*5 0*18 3 3

G-2 ll'O 67'35 21'65 18'35 iro 79'0 10*0 6*7 3*3 0*3 3 3

MC-2 8" 85 53'45 37'7 36'4 8'85 76'15 15*0 13*7 1*3 0*27 3 3

MO-2 27'85 37'8 34'35 19'85 27'85 50" 15 22*0 7*5 14*5 0*62 3 4
Anejos Suelos: Eros'tonabilidad

En definitiva, s\gu\endo las orientaciones de Weesies (1998) adjuntas en la


tabla 4, la erosionabilidad del desmonte es, en primera aproximación, alta ya que
toma valores desde moderados (K = 0'52) en el horizonte superficial (MO-2) y en el
medio inferior (K = O'57, para MC-1), a altos (K > O'77) y muy altos (K = l'OO, en
G-1), en el resto de los estratos (tabla 5).

Tabla 4: Erosionabilidad de los suelos atendiendo al valor del factor K de la USLE-


RUSLE (adaptado de Weesies,1998).

Intervalo del Erosionabilidad Tipo de suelo


factor K

0'06 5-0'195 Baja Textura fina con alto contenido en arcilla y con
partículas difídlmente disgregables

0'065-0*26 Baja Textura gruesa, suelos arenosos de alta capacidad


de infiltración y escasa escorrentía, aunque las
partículas puedan ser disgregadas con facilidad.

0'325-0'585 Moderada Textura media, franco limosos, con partículas


moderadamente susceptibles a ser disgregadas y
de escorrentía moderada

0'585-0'845 Alta Suelos con gran proporción de limo, fácilmente


disgregables y con tendencia al encostramiento.

> 0'845 Muy alta Igual que el grupo anterior.

Tabla 5: Factor K de erosionabilidad de suelos (Wischmeier y Smith, 1978;


Foster et al, 1981; Morgan, 1995, Renard et al., 1997, Weesies, 1998).

K K csiy K Clasificación
Estrato (nomograma Qtrn^ • h/ha-hJ•cm') (nomograma (Weesies,
americano) S.I.) 1998)
G-1 0,77 1,00 1,00 Muy alta

MO-1 0,68 0,88 0,87 Muy alta

MC-1 0,44 0,57 0,58 Moderada

G-2 0,59 0,77 0,78 Alta

MC-2 0,63 0,82 0,84 Alta

MO-2 0,4 0,52 0,54 Moderada

^ Se obtiene multiplicando los valores obtenidos en el nomograma para la estimación del


factor K en unidades estadounidenses por 1'3.

79
Anejos Suelos: ErosionabUidad

La media ponderada del valor de erosionabilidad para todo el desmonte es


0'88, aunque debido a la posición que cada estrato ocupa en el talud, el factor
representativo del mismo debe calcularse en función de la metodología desarrollada
expresamente para una pendiente irregular^ (Foster y Wischmeier, 1974;
Wischmeier y Smith, 1978; Renard et al, 1997). En este caso, se presenta una
pendiente compuesta por estratos con diferentes valores de K, con distintas
longitudes de cada estrato 0^, que se emplazan en un orden determinado (figura
10). Así sucede, por ejemplo, que el estrato menos erosionable (K=0'52) se halla en
la cabecera del desmonte y tiene un espesor vertical de apenas medio metro, en
cambio el estrato más erosionable (K=1'00) se localiza a pie de talud, donde es
previsible que llegue más escorrentía, y además es el de mayor longitud de ladera
(3'57 m en proyección horizontal). Por lo tanto, el valor representativo de todo el
desmonte depende, más que de la extensión de cada estrato, de la posición que éstos
ocupan a lo largo del talud, y vale K = 0'93. Esta cifr-a es muy elevada y coincide con
los valores esperados para terrenos con un alto contenido en limo (Weesies, 1998).
Los cálculos del factor K se acompañan a continuación.

Xe Xs X.4 ^3 ^2 h

.
/ MO-2 • Ki.= 0'52 ^ ; 0'45m
/

. • • , • • •

• • >
>
'
i

/
/ M 0'55m
i
/ • '

/ G-2 K3 = 0'77 0'45m


5'25ra
MC-1 K4 = 0'S7, 0'45 m
/
/. ' • '

" . , > i

/ MO-1 Ks-0'88 , , 0'35 m


'• J^

;._;G-1'..'K6=1'0 3m

\ « = 40"'
, ; • • • . , ' • - ' . ^ ^ " • • • _ , ' • • ' • ' '
' •:...;..,.: .. : ! '

Figura 10: Magnitud de los estratos diferenciados en el desmonte y factores de


erosionabilidad correspondientes.

La expresión que se emplea para la estimación del factor K en una ladera


compleja es:

Según Foster y Wischmeier (1974), una pendiente irregular es aquélla en la que se produce una
variación de la pendiente o del tipo de suelo a lo largo de la longitud total del talud o ladera.

80
Anejos Suelos: Erosionabilidad

i-1
1 m+l
K-L-S:
ll'W" -Á
Y^KrSrZ^r'-Z^, 7-1 donde. (1)
1=1 i=l /=i y

K = factor de erosionabilidad del suelo de la USLE-RUSLE (//«^ •h/ha-hJ-cm').


L = factor de longitud de ladera de la USLE-RUSLE (adimensional).
S = factor de pendiente de ladera de la USLE-RUSLE (adimensional).
m = 0'5 para pendientes superiores al 5%.
X= longitud de toda la ladera o talud expresada en metros de proyección horizontal.
Kj = factor de erosionabilidad del suelo de la USLE-RUSLE 0-m^ •h/ha-hJ-cm') para
cada estrato o segmento de ladera con suelo diferente.
S¡ =0'065+0'045-5¿ +0'0065-5'¿^= factor pendiente de cada estrato o segmento de ladera
uniforme en suelo y pendiente en la ladera. (2)
Si = pendiente de cada estrato o segmento de ladera uniforme en suelo y pendiente
en la ladera, en %.
YX] = longitud de ladera acumulada desde la cabecera del talud o ladera hasta el
final del segmento o tramo "i", razÓSÁo en proyección horizontal.
Yh-\ = longitud de ladera acumulada desde la cabecera del talud o ladera hasta el
principio del segmento o tramo "i", medido en proyección horizontal.

En este caso, todos los segmentos homogéneos en suelo tienen la misma


pendiente i^ s¡ = tg ai = tg a = tg 40° = O'84 o s¡ (%) = s (%) = 84%

Segmento Si (%) K¡ X, h ZA,i Z^i -1


"i" (2)

1 84 49'7 0,52 6'26 0'54 0'54 0

2 84 49'7 0,82 6'26 0'65 1'19 0'54

3 84 49'7 0,77 6'26 0'54 1'73 1'19

4 84 49'7 0,57 6'26 0'54 2'27 1'73

5 84 49'7 0,88 6'26 0'42 2'69 2'27

6 84 49'7 1,00 6'26 3'57 6'26 2'69

S 6'26

81
Anejos Suelos: EmsionabUtdad

0'52-497-(o'54^'^ -0^'^)+0'82-49'7-{ri9^'^ -Q'5A^'^)+

K-L-S = +0'77-49'7-ír73^'5 -1*19^'^ )+0'57-497 •(2'27''5 -173''^)+


22'13°'5-6'26
+0'88-497-(2'69^'^ -2'27^'^)+l-497-(6'26^'^ -2'69*'^)

t-m -h
:24'43-
ha-hJ-cm

La expresión general de la USLE-RUSLE que evalúa la producción media de


sedimentos de una parcela homogénea en pendiente, clima, suelo y vegetación por
erosión laminar y en regueros es:

A = RxKxCxPxLxS donde, (3)

A = Pérdida de suelo en t/Tiaxaño


R = Factor de erosividad de la lluvia y la escorrentía en la zona (J>Jcm/ )
/m -h
En España, ICONA (1988) tiene publicados los valores de esta variable para toda
España. A la zona de estudio le corresponde un valor entre los 58 hJ-cm/ ¿^
/m -h
Villamuriel a los 47 de Magaz. Según el valor calculado para la serie de 40 años de la
estación pluviométrica de Magaz (vid. apdo. 5.2.4.3 de la Memoria, pág. 168), R =
52'7 hJ-cm/ .
K = Factor de erosionabilidad del suelo O-nP' •hlha-hJcm). Este valor es la
incógnita buscada.
C = Factor cubierta vegetal. En terrenos desnudos procedentes de terrenos
constructivos puede considerarse C = 1 (Wischmeiery Smith, 1978)
P = Factor de prácticas de conservación de suelos. En los terrenos en que no
se realizan también vale 1.
L = Factor de longitud de ladera. En esta situación se ha calculado el factor
conjunto KxLxS, donde se engloba el valor del mismo.
S = Factor de pendiente de ladera. (Este último se suele reunir con el anterior
denominando al factor LxS, factor topográfico o de relieve). Como el anterior, se
engloba en el producto KxLxS.

Determinado este producto KxLxS, la erosión media en este terreno (A)


representativa de un periodo largo de tiempo (alrededor de unos veinte años) se
puede calcular sustituyendo los valores específicos correspondientes a (3):

A = RxKxCxPxUS = 52'7xlxlx24'43 =1.28r5 t/ha xaño

Si se considera que esta pérdida de suelo fuese producida por un desmonte


de misma pendiente y longitud de ladera, pero con UY\ suelo con un factor de
erosionabilidad representativo del comportamiento de toda la ladera, se debe
calcular previamente el factor LxS del desmonte como un terreno de perfil
uniforme. Entonces, la fórmula para calcular el factor topográfico en terrenos
constructivos y fuertes pendientes (Wischmeier y Smith, 1978; Israelsen et al.,
1980a; Israelsen et al, 1980b) es:

82
Anejos Suelos: EroshnabUidad

\0'5
LxS = \-^] •(o'065+0'045-s+0'0065-5^) donde, (4)
X = longitud en proyección horizontal de todo el talud en metros.
s = pendiente media de la ladera en %.

Sustituyendo en (4), los valores correspondientes, queda:

LxS-- - ^ ^ I • (0'065 + 0'045 • 84 + 0'0065 •84^)= 0'53 • 4971 = 2635


2213J ^ ''
Por lo tanto, desarrollando ahora la expresión (3) para una pendiente
uniforme con un único tipo de suelo que sufriera la misma pérdida de suelo, se
tiene:

A = RxZ xCxPxLxS = 58xZ xlxlx26'35 =1.287'5 t/ha xaño

Despejando ahora K se obtiene el factor de erosionabilidad medio del


terreno en desmonte:

K = ^"^^^'^ = 0'93 t-m^ -hlha-hJ-cm


52'7-26'35 '

De modo que el resultado obtenido, K = 0'93, constituye un valor de erosionabilidad


muy alto, y acorde con la elevada proporción de limo que contiene el terreno.

En el desmonte estudiado el escaso porcentaje de elementos gruesos


observables de casi todos los horizontes hacen que se desprecie el posible efecto
protector de éstos (Wischmeiery Smith, 1978). Solamente el horizonte MC-1 supera
el 40% de los mismos, sin embargo, dada la baja representatividad del estrato
respecto a la altura total del desmonte y a que estos elementos no son apreciados a
simple vista, no se tiene en cuenta. Weesies (1998) indica que generalmente se
admite que los elementos gruesos con un diámetro > 5 mm no son removidos por el
impacto de las gotas de lluvia o por el flujo superficial, incluso en laderas de fuerte
pendiente y elevada longitud de declive. De manera que este límite se considera
apropiado para delimitar el porcentaje de elementos gruesos que protegen la
superficie del terreno de la erosión hídrica, en pendientes > 20%.

Conviene resaltar que el factor K está evaluado en comparación con un suelo


laboreado y mullido permanentemente en una pendiente de referencia del 9%, para
una longitud de ladera de 22'13 m, y sin fuerte encostramiento superficial
(Wischmeier y Smith, 1978), características muy diferentes a las de estos taludes.
Por lo cual, debe entenderse que la susceptibilidad de los desmontes a la erosión
viene definida de acuerdo con las propiedades evaluadas y con la situación estudiada
por los modelos USLE y RUSLE. Sin embargo, diversas investigaciones han
encontrado que ciertos materiales de zonas constructivas pueden llegar a ser
altamente erosionables debido a densidades aparentes elevadas, encostramiento, y

83
Anejos Suelos: EroslonabiVidad

bajas porosidades que provocan bajas permeabilidades y escasa capacidad de


infiltración (Gilley et al., 1977, Schroeder, 1987, cit. Schroeder, 1998),
características que en principio se dan en este lugar.

2.- índice de erosionabilidad del suelo "SEI" (jSoil Erosión Index):

Este índice se emplea en el proyecto "Riesgos de erosión de suelos y


evaluación de tierras", dentro del programa de información sobre el estado del
medio ambiente y de los recursos naturales, programa CORINE, en los países de la
Comunidad Europea (Giordano, 1990; Almorox et al., 1994). Constituye el primer
paso para calcular el riesgo de erosión para un terreno y constituye un concepto
paralelo al factor K de Wischmeier y Smith (1978). Su determinación es más
sencilla, aunque constituye simplemente un valor cualitativo. El SEI se determina a
partir de la textura del suelo, de su profijndidad y de la pedregosidad superficial.

Para empezar se asigna a cada terreno un valor entero entre 1 y 3 de


acuerdo con la clasificación textural del USDA (tabla 6).

Tabla 6: Clase de erosionabilidad para el cálculo del SEI, en


fiinción de las clases texturales del USDA.

Textura Descripción Clase

Arcillosa, arcilloarenosa,
arcillolimosa. Ligeramente erosionable

Francoarcilioarenosa,
francoarcillosa,
francoarcillolimosa,
arenosa, arenosofranca. Moderadamente erosionable

Francoarenosa, franca,
francolimosa, limosa.
Altamente erosionable

A continuación se asigna otro valor entero entre 1 y 3 en fltnción de la


profundidad de cada estrato (tabla 7).

84
Anejos Suelos: Emsionabilidad

Tabla 7: Clase de crosionabilidad para el cálculo del SEI, en


función de la profundidad del terreno.

Proflindidad Descripción Ciase

> 75 cm Ligeramente erosionable 1

25 cm - 75 cm Moderadamente erosionable 2

< 250 cm Altamente erosionable 3

Por último, según el grado de pedregosidad del terreno, se adjudica el valor 1


ó 2 (tabla 8). La pedregosidad se considera teniendo en cuenta el porcentaje de
elementos gruesos sobre la superficie del suelo que tienen un diámetro superior a 2
cm (Almorox et al., 1994).

Tabla 8: Clase de erosionabilidad para el cálculo del SEL, en


función de la pedregosidad de la superficie del terreno.

Pedregosidad Descripción Clase

>10% Completamente protegido 1

<10% No totalmente protegido 2

El valor del SEL se obtiene de acuerdo con la siguiente expresión:

SEL = "textura x "profundidad x "pedregosidad (5)

Y según el resultado de la expresión (5) se asigna una erosionabilidad baja


(clase 1), moderada (clase 2) o alta (clase 3), como se indica en la tabla 9.

85
Anejos Suelos: ErosionabiHdad

Tabla 9: Clase y tipo de erosionabilidad según el valor del SEI.

Valor del SEI Tipo erosionabilidad Clase

0-3 Baja 1

3 -6 Moderada 2

>6 Alta 3

En la tabla 10 se adjuntan los resultados que de este índice se han obtenido,


mediante la expresión (5), para los diferentes estratos que componen el desmonte.

Tabla 10: Cálculo del SEI por estratos, clase y tipo de erosionabilidad.

Estrato Textura "Profundidad "Pcdregosidad SEI Clase Tipo

G-1 3 1 2 6 2 Moderada

MO-1 3 2 2 12 3 Alta

MC- 1 3 2 2 12 3 Alta

G-2 3 2 2 12 3 Alta

MC-2 3 2 2 12 3 Alta

MO-2 2 2 2 8 3 Alta

En general, se puede afirmar que la erosionabilidad de todo el desmonte es


alta, ya que sólo hay un estrato de erosionabilidad moderada, y aunque éste es el
que ocupa mayor proporción en el talud, el valor que toma el SEI para este estrato
es el extremo superior de su clase, limitando con la clase superior, de
erosionabilidad alta.

86
ANEJO IV: ANÁLISIS
ESTADÍSTICO
ANEJO IV. 1: RESUMEN PE PATOS
PATOS PE PRECIPITACIÓN. EROSIÓN Y ESCORRENITIA EN LAS PARCELAS

loq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mí) (sed.) (g/ml) Wlfq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/ni2) esc. (mm) C(%) esc. Corr. C'(%)
1 testigo 28/5/98 7.1 14.93 171 1.64 14.43 0 0 0.000 14.43 3.18 4.54 0.000 0.00 0.000 0.000
2 plantación 28/5/98 7.1 13.53 1.62 2.03 13.04 0 0 0.000 13.04 3.33 3.92 0.000 0.00 0.000 0.000
3 hidrosiembra 28/5/98 7.1 14.908 1.41 1.66 14.47 34 0.02644 0.899 15.37 3.13 4.91 0.011 0.15 0.014 0.199
4 iiidr.+coco 28/5/98 7.1 0.309 1.47 16.7 0.25 42 0.00005 0.002 0.26 3.05 0.08 0.014 0.19 0.018 0.252
5 hidr.+esparto 28/5/98 7.1 0.34 1.79 11.59 0.30 449 0.00012 0.054 0.36 3.03 0.12 0.148 2.09 0.192 2.711
2 1 testigo 28/5/98 7.1 26.601 1.59 1.28 25.84 0 0 0.000 25.84 3.1 8.34 0.000 0.00 0.000 0.000
2 2 plantación 28/5/98 7.1 21.02 2.23 1.67 20.21 0 0 0.000 20.21 3.35 6.03 0.000 0.00 0.000 O.OOO

2 3 hidrosiembra 28/5/98 7.1 8.526 1.72 1.82 8.23 0 0 0.000 8.23 3.54 2.32 0.000 0.00 0.000 0.000

2 4 hidr.+coco 28/5/98 7.1 0.01 2.17 16.7 0.01 0 0 0.000 0,01 3.08 0.00 0.000 0.00 0.000 0.000

2 5 hidr.+esparto 28/5/98 7.1 0.66 1,17 7.38 0.60 1304 0.00021 0.274 0.88 3.4 0.26 0.384 5.40 0.498 7.015

1 testigo 2/6/98 61.6 71.74 1.38 1.72 69.53 1022 0.02531 25.867 95.40 3.18 30.00 0.321 0.52 0.417 0.678

2 plantación 2/6/98 61.6 52.84 1.85 1.77 50.94 530 0.03143 16.658 67.60 3.33 20.30 0.159 0.26 0.207 0.336

3 hidrosiembra 2/6/98 61.6 40.88 1.43 1.24 39.80 3560 0.01174 41.794 81.59 3.13 26.07 1.137 1.85 1.477 2.398

4 hidr.+coco 2/6/98 61.6 0.779 1.68 2.28 0.75 930 0.00009 0.084 0.83 3.05 0.27 0.305 0.49 0.396 0.643

5 hidr.+esparto 2/6/98 61.6 0.413 3.44 23.61 0.30 4558 0.00007 0.319 0.62 3.03 0.21 1.504 2.44 1.954 3.171

2 1 testigo 2/6/98 61.6 120.36 1.34 1.35 117.14 1980 0.01391 27.542 144.69 3.1 46.67 0.639 1.04 0.829 1.347

2 2 plantación 2/6/98 61.6 70.21 1.67 1.84 67.77 642 0.03073 19.729 87.50 3.35 26.12 0,192 0.31 0.249 0.404

2 3 hidrosiembra 2/6/98 61.6 31.69 1.66 1.91 30.57 250 0.00926 2.316 32.88 3.54 9.29 0.071 0.11 0.092 0.149

2 4 hidr.+coco 2/6/98 61.6 0.001 2.17 16.7 0.00 233 0.00051 0.119 0.12 3.08 0.04 0.076 0.12 0.098 0.159

2 5 hidr.+esparto 2/6/98 61.6 0.444 1.44 7 0.41 10132 0.00002 0.203 0.61 3.4 0.18 2.980 4.84 3.870 6.283

1 testigo 9/7/98 9.5 64.73 2.14 1.75 52.62 0 0 0.000 52.62 3.18 16.55 0.000 0.00 0.000 0.000

2 plantación 9/7/98 9.5 6.82 2.28 1.53 6.56 34 0.03143 1.069 7.63 3.33 2.29 0.010 0.11 0.013 0.140

3 hidrosiembra 9/7/98 9.5 12.226 1.78 1.31 11.85 50 0.01174 0.587 12.44 3.13 3.97 0.016 0.17 0.021 0.218

4 hidr.+coco 9/7/98 9.5 0.129 1.86 20.76 0.10 15 0.00009 0.001 0.10 3.05 0.03 0.005 0.05 0.006 0.067

5 hidr.+esparto 9/7/98 9.5 0.261 2.16 11.09 0.23 490 0.00007 0.034 0.26 3.03 0.09 0,162 1.70 0.210 2.211

2 1 testigo 9/7/98 9.5 46.78 2.18 1.07 45.27 0 0 0.000 45.27 3.1 14.60 0.000 0.00 0.000 0.000

2 2 plantación 9/7/98 9.5 18.045 2.43 1.72 17.30 4.5 0.03073 0.138 17.44 3.35 5.21 0.001 0.01 0.002 0.018

2 3 hidrosiembra 9/7/98 9.5 32.3 1.89 2.45 30.91 14.5 0.00926 0.134 31,05 3.54 8.77 0,004 0.04 0.005 0.056

2 4 hidr.+coco 9/7/98 9.5 0.114 1.47 2.53 0.11 9 0.00051 0.005 0.11 3.08 0.04 0.003 0.03 0.004 0.040

2 5 hidr.+esparto 9/7/98 9.5 0.147 1.6 14.26 0.12 920 0.00002 0.018 0.14 3.4 0.04 0.271 2.85 0.351 3.699
Bloq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/ml) Wlfq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C (%) esc. Corr. C(%)
1 testigo 30/7/98 3.7 43.85 1.73 1.88 42,28 0 0 0,000 42.28 3.18 13,30 0.000 0.00 0.000 0,000
2 plantación 30/7/98 3.7 10.771 2 2.22 10.32 7.5 0.03143 0.236 10.56 3.33 3,17 0,002 0.06 0.003 0,079
3 hidrosiembra 30/7/98 3.7 2.307 1.92 2.09 2.22 3.6 0,01174 0.041 2.26 3,13 0.72 0,001 0.03 0.001 0.039
4 hidr.+coco 30/7/98 3.7 0.133 8,38 87,96 0.01 0 0 0,000 0.01 3.05 0.00 0.000 0.00 0,000 0.000
5 hidr.+esparto 30/7/98 3.7 0.111 2,1 14.18 0.09 364 0.00007 0.025 0,12 3.03 0.04 0.120 3,25 0.156 4.217
2 1 testigo 30/7/98 3.7 12.103 1.88 2.61 11.57 0 0 0.000 11,57 3.1 3.73 0,000 0,00 0.000 0,000
2 2 plantación 30/7/98 3.7 11.23 1.67 2,38 10.78 0 0 0,000 10.78 3,35 3,22 0,000 0.00 0.000 0.000
2 3 hidrosiembra 30/7/98 3.7 12.74 1.46 2.88 12,19 0 0 0.000 12,19 3.54 3,44 0.000 0.00 0.000 0,000
2 4 hidr.+coco 30/7/98 3.7 0.025 6.61 82.8 0,00 0 0 0.000 0,00 3.08 0,00 0.000 0.00 0.000 0,000
2 5 hidr.+esparto 30/7/98 3.7 0.22 2.1 14.18 0.18 444 0.00002 0.009 0.19 3.4 0.06 0.131 3.53 0.170 4,584
1 testigo 4/9/98 25.4 941.2 2.27 1.29 907.97 1450 0.02531 36.700 944.67 3,18 297,07 0,456 1.80 0.592 2.331
2 plantación 4/9/98 25.4 1090 2.6 1.48 1045.95 1620 0.03143 50,917 1096.86 3.33 329,39 0.486 1.92 0.632 2.487
3 hidrosiembra 4/9/98 25.4 136.27 2.36 1.83 130,62 2860 0.01174 33,576 164,20 3.13 52.46 0.914 3.60 1.187 4,672
4 hidr.+coco 4/9/98 25.4 5.23 3,3 6.07 4,75 5964 0.00009 0.537 5,29 3,05 1.73 1.955 7.70 2.539 9,998
5 hidr.+esparto 4/9/98 25.4 0.53 2,1 14.18 0.45 5500 0.00007 0,385 0,83 3.03 0.27 1.815 7.15 2,357 9,281
2 1 testigo 4/9/98 25.4 936,2 2.41 1.41 900,76 1820 0,01391 25.316 926,07 3.1 298,73 0.587 2.31 0.762 3,002
2 2 plantación 4/9/98 25.4 1425.9 2.65 1.26 1370,62 1075 0,03073 33,035 1403,66 3.35 419.00 0,321 1,26 0.417 1,641
2 3 hidrosiembra 4/9/98 25.4 58.18 2.8 1.51 55.70 580 0.00926 5,371 61,07 3.54 17,25 0,164 0.65 0.213 0.838
2 4 hidr.+coco 4/9/98 25.4 0.5 1.22 4.25 0.47 630 0.00051 0.321 0.79 3.08 0,26 0,205 0.81 0.266 1,046
2 5 hidr.+esparto 4/9/98 25.4 1.239 2.48 6.68 1.13 7710 0,00002 0.154 1,28 3.4 0.38 2.268 8,93 2.945 11.594
1 testigo 29/9/98 37.6 1642.5 1,67 1.7 1587.61 1480 0,02531 37.459 1625.07 3.18 511.03 0.465 1,24 0.604 1,608
2 plantación 29/9/98 37.6 1062.8 1.68 2.05 1023.52 870 0,03143 27.344 1050.87 3.33 315.58 0.261 0.69 0.339 0,902
3 hidrosiembra 29/9/98 37.6 567.3 2.09 1.73 545.83 5275 0,01174 61,929 607.76 3,13 194.17 1.685 4.48 2.189 5,821
4 hidr.+coco 29/9/98 37.6 2.7 1.25 6.12 2,50 4290 0,00009 0.386 2,89 3,05 0.95 1.407 3.74 1,827 4,858
5 hidr.+esparto 29/9/98 37.6 0.83 3,15 22.86 0.62 7615 0,00007 0,533 1,15 3.03 0.38 2.513 6.68 3.264 8.681
2 1 testigo 29/9/98 37.6 951.6 1.98 1.66 917.37 3875 0.01391 53,901 971,27 3.1 313.31 1.250 3.32 1.623 4.317
2 2 plantación 29/9/98 37.6 1879,1 2.27 1.68 1806.59 950 0,03073 29,194 1834,79 3.35 547.70 0.284 0,75 0.368 0.979
2 3 hidrosiembra 29/9/98 37.6 78.61 2.2 1.77 75.52 1525 0.00926 14,122 89.64 3.54 25.32 0.431 1,15 0.659 1.488
2 4 hidr.+coco 29/9/98 37.6 0,22 0.44 11.53 0.19 130 0.00051 0.066 0.26 3.08 0.08 0.042 0.11 0.055 0,146
2 5 hidr.+esparto 29/9/98 37.6 0.68 1.03 6.01 0.63 9995 0,00002 0,200 0.83 3.4 0.24 2.940 7,82 3.818 10,154
1 1 testigo 2/11/98 16 34.55 1.85 2,13 33.19 125 0,02531 3,164 36,35 3.18 11.43 0.039 0,26 0,051 0,319
1 2 plantación 2/11/98 16 197.9 1.89 2,12 190.04 112 0,03143 3.520 193.56 3,33 58.13 0.034 0.21 0,044 0,273
Bloq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/ml) Wlíq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C (%) esc. Corr. C'(%)
1 3 hidrosiembra 2/11/98 16 57.98 1.94 2.4 55.49 710 0.01174 8.335 63.83 3.13 20.39 0.227 1.42 0.295 1.841
1 4 hidr.+coco 2/11/98 16 0.82 1.87 19.08 0.65 2600 0.00009 0.234 0.89 3.05 0.29 0.852 5.33 1.107 6.919
1 5 hidr.+esparto 2/11/98 16 0.19 4.85 50.27 0.09 1525 0.00007 0.107 0.20 3.03 0.06 0.503 3.15 0.654 4.085
2 1 testigo 2/11/98 16 75.85 1.97 1.31 73.38 48 0.01391 0.668 74.05 3.1 23.89 0.015 0.10 0.020 0.126
2 2 plantación 2/11/98 16 143.72 2.02 2 138.00 25 0.03073 0.768 138.77 3.35 41,42 0.007 0.05 0.010 0.061
2 3 hidrosiembra 2/11/98 16 19.78 1.96 1.54 19.09 134 0.00926 1.241 20.33 3.54 5.74 0.038 0.24 0.049 0.307
2 4 hidr.+coco 2/11/98 16 0.29 3.35 42.93 0.16 308 0.00051 0.157 0.32 3.08 0.10 0.100 0.63 0.130 0.812
2 5 hidr.+esparto 2/11/98 16 0.17 3.71 40.65 0.10 4725 0.00002 0.095 0.19 3.4 0.06 1.390 8.69 1.805 11.280
1 testigo 19/2/99 116.5 544.1 1.63 1.03 529.72 4475 0.00024 1.074 530.79 3.18 166.92 1.407 1.21 1.828 1.569
2 plantación 19/2/99 116.5 822.1 2.07 1.17 795.66 3650 0.0006 1.825 797.49 3.33 239.49 1.096 0.94 1.424 1.222
3 hidrosiembra 19/2/99 116.5 364.55 1.98 1.3 352.69 4600 0.00027 1.242 353.93 3.13 113.08 1.470 1.26 1.909 1.638
4 hidr.+coco 19/2/99 116.5 2.64 1.22 3.54 2.52 8075 0.00007 0.565 3.08 3.05 1.01 2.648 2.27 3.438 2.951
5 hidr.+esparto 19/2/99 116.5 5.71 2.1 14.18 4.80 14225 0.00001 0.142 4.94 3.03 1.63 4.695 4.03 6.097 5.234
2 1 testigo 19/2/99 116.5 3064.5 2.15 0.99 2968.93 5340 0.00013 0.694 2969.62 3.1 957.94 1.723 1.48 2.237 1.920
2 2 plantación 19/2/99 116.5 2549.3 2.29 0.84 2470.00 3900 0.00017 0.663 2470.66 3.35 737.51 1.164 1.00 1.512 1.298
2 3 hidrosiembra 19/2/99 116.5 52.72 2.27 1.39 50.81 6465 0.00012 0.776 51.58 3.54 14.57 1.826 1.57 2.372 2.036
2 4 hidr.+coco 19/2/99 116.5 3.97 1.75 1.84 3.83 5525 0.00002 0.111 3.94 3.08 1.28 1.794 1.54 2.330 2.000
2 5 hidr.+esparto 19/2/99 116.5 10.53 1.18 2.6 10.14 20875 0.00009 1.879 12.01 3.4 3.53 6.140 5.27 7.974 6.844
1 testigo 29/3/99 19.6 558.9 2.32 1.7 536.65 9.5 0.03092 0.294 536.95 3.18 168.85 0.003 0.02 0.004 0.020
2 plantación 29/3/99 19.6 340.7 2.32 1.75 326.97 25 0.02139 0.535 327.51 3.33 98.35 0.008 0.04 0.010 0.050
3 hidrosiembra 29/3/99 19.6 62.77 1.89 1.99 60.36 76 0.00144 0.109 60.47 3.13 19.32 0.024 0.12 0.032 0.161
4 hidr.+coco 29/3/99 19.6 4.36 1.35 3.44 4.15 124 0.00048 0.060 4.21 3.05 1.38 0.041 0.21 0.053 0.269
5 hidr.+esparto 29/3/99 19.6 2.74 2.41 5.93 2.52 236 0.00006 0.014 2.53 3.03 0.83 0.078 0.40 0.101 0.516
2 1 testigo 29/3/99 19.6 3899.3 2.06 1.3 3769.33 13.5 0.03897 0.526 3769.85 3.1 1216.08 0.004 0.02 0.006 0.029
2 2 plantación 29/3/99 19.6 5566.3 2.34 1.39 5360.49 8 0.05402 0.432 5360.92 3.35 1600.27 0.002 0.01 0.003 0.016
2 3 hidrosiembra 29/3/99 19.6 47.91 2.69 1.89 45.74 3.5 0.00972 0.034 45.77 3.54 12.93 0.001 0.01 0.001 0.007
2 4 hidr.+coco 29/3/99 19.6 7.87 1.47 3.73 7.47 85 0.0001 0.009 7.47 3.08 2.43 0.028 0.14 0.036 0.183
2 5 hidr.+esparto 29/3/99 19.6 6.6 1.29 2.46 6.35 337 0.00011 0.037 6.39 3.4 1.88 0.099 0.51 0.129 0.657
1 1 testigo 10/5/99 83.4 130.03 1.77 4.04 122.57 22 0.03092 0.680 123.25 3.18 38.76 0.007 0.01 0.009 0.011
1 2 plantación 10/5/99 83.4 147.9 1.83 4.23 139.05 400 0.02139 8.556 147.61 3.33 44.33 0.120 0.14 0.156 0.187
1 3 hidrosiembra 10/5/99 83.4 80.86 1.17 3.86 76.83 605 0.00144 0.871 77.70 3.13 24.82 0.193 0.23 0.251 0.301
1 4 hidr.+coco 10/5/99 83.4 16.04 1.33 5.3 14.99 1530 0.00048 0.734 15.72 3.05 5.15 0.502 0.60 0.651 0.781
Bloq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/tnl) Wlíq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C(%) esc. Corr. C'(%)
1 5 hidr.+esparto 10/5/99 83.4 3.67 1.64 12.15 3.17 2825 0.00006 0.170 3.34 3.03 1.10 0.932 1.12 1.211 1.452
2 1 testigo 10/5/99 83.4 1145.6 3.85 3.6 1061.84 0 0 0.000 1061.84 3.1 342.53 0.000 0.00 0.000 0.000
2 2 plantación 10/5/99 83.4 1328 3.47 3.98 1230.90 0 0 0.000 1230.90 3.35 367.43 0.000 0.00 0.000 0.000
2 3 hidrosiembra 10/5/99 83.4 69.24 1.91 3.21 65.74 180 0.00972 1.750 67.49 3,54 19.06 0.051 0.06 0.066 0.079
2 4 hidr.+coco 10/5/99 83.4 3.13 1.16 5.01 2.94 440 0.0001 0.044 2.98 3.08 0.97 0.143 0.17 0.186 0.222
2 5 hidr.+esparto 10/5/99 83,4 3.3 0,98 9.12 2.97 3980 0.00011 0.438 3.41 3.4 1.00 1.171 1.40 1.520 1.823
1 testigo 24/5/99 33.4 43.18 1.86 0.4 42.21 1600 0.03092 49.472 91.68 3.18 28.83 0.503 1.51 0.653 1,956
2 plantación 24/5/99 33.4 101.67 1.75 0.47 99.42 4800 0.02139 102.672 202.09 3.33 60.69 1.441 4.32 1.872 5,605
3 hidrosiembra 24/5/99 33.4 44.06 1.92 2.09 42.31 2575 0.00144 3.708 46.02 3.13 14.70 0.823 2.46 1.068 3,199
4 hidr.+coco 24/5/99 33.4 16.85 1,19 1.2 15.47 3325 0.00048 1,596 17.07 3.06 5.60 1.090 3.26 1.416 4.239
5 hidr.+esparto 24/5/99 33.4 1.77 2.05 9.82 1.56 3275 0.00006 0.197 1.76 3.03 0.58 1.081 3.24 1.404 4.203
2 1 testigo 24/5/99 33.4 249.77 2.01 0.47 243.60 3280 0.03897 127.822 371.42 3.1 119.81 1.058 3.17 1.374 4.114
2 2 plantación 24/5/99 33.4 560.3 1.84 0.39 547.85 1675 0.05402 90.484 638.33 3.36 190.55 0.500 1.50 0.649 1.944
2 3 hidrosiembra 24/5/99 33.4 32.38 1.71 4.23 30.48 1530 0.00972 14.872 45.35 3.54 12.81 0.432 1.29 0.561 1,681
2 4 hidr.+coco 24/5/99 33.4 3.21 0.98 6.99 2.96 1065 0,0001 0.107 3.06 3.08 0.99 0.346 1,04 0.449 1,345
2 5 hidr.+esparto 24/5/99 33.4 0.96 1.36 11.84 0.83 4375 0.00011 0.481 1.32 3.4 0.39 1.287 3,85 1.671 5,003
1 testigo 29/6/99 6.8 19.32 1.84 2.46 18.50 3 0 0.000 18.50 3.18 6.82 0.001 0,01 0.001 0.018
2 plantación 29/6/99 6.8 24.29 1.89 2,85 23.15 50 0.00396 0.198 23.35 3.33 7.01 0.015 0.22 0.020 0.287
3 hidrosiembra 29/6/99 6.8 38.71 1.41 2,96 37.03 36 0.00619 0.223 37.26 3.13 11,90 0.012 0.17 0.015 0.220
4 hidr.+coco 29/6/99 6.8 1.81 1.18 4.69 1.70 165 0.0009 0.149 1.85 3.05 0,61 0.054 0.80 0,070 1.033
5 hidr.+esparto 29/6/99 6.8 0.61 3,31 21.75 0.46 122 0.00012 0.015 0.48 3.03 0.16 0.040 0.59 0,052 0.769
2 1 testigo 29/6/99 6.8 96.44 1.55 2.14 92.91 0 0 0.000 92,91 3.1 29,97 0,000 0.00 0,000 0.000
2 2 plantación 29/6/99 6.8 1443.6 1.88 1.86 1390.11 2 0 0.000 1390.11 3.35 414,96 0,001 0.01 0.001 0.011
2 3 hidrosiembra 29/6/99 6.8 19.36 1.61 3.55 18.37 8 0.00373 0.030 18.40 3.64 5.20 0,002 0.03 0.003 0.043
2 4 hidr.+coco 29/6/99 6.8 1.91 1.26 5.69 1.78 137 0.00006 0.008 1.79 3.08 0.58 0,044 0.65 0.058 0.850
2 5 hidr.+esparto 29/6/99 6.8 0.3 2.48 19.71 0.23 124 0.00004 0.005 0.24 3.4 0.07 0.036 0.54 0.047 0.697
1 testigo 22/7/99 6 112,22 1.88 2.48 107.38 0 0 0.000 107.38 3.18 33.77 0.000 0.00 0.000 0.000
2 plantación 22/7/99 6 47.11 1.74 3.61 44.62 8.5 0.00396 0.034 44.65 3.33 13.41 0.003 0,04 0.003 0.055
3 hidrosiembra 22/7/99 6 5.15 1.4 4.54 4.85 36 0.00619 0.223 5.07 3.13 1.62 0.012 0,19 0.015 0.249
4 hidr.+coco 22/7/99 6 1.16 1.88 8.16 0.83 27 0.0009 0.024 0.86 3.05 0,28 0.009 0.15 0.011 0.192
5 hidr.+esparto 22/7/99 6 0.38 2.75 26.1 0.37 23.5 0 0.000 0.37 3.03 0,12 0.008 0.13 0.010 0.168
2 1 testigo 22/7/99 6 52.87 1.47 2.14 50.98 0 0 0.000 60.98 3.1 16.44 0.000 0.00 0.000 0.000
Bloq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/ml) Wllq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C(%) esc. Corr. C'(%)
2 2 plantación 22/7/99 6 976.81 2.13 1.64 940.33 0 0 0.000 940.33 3.35 280.69 0.000 0.00 0.000 0.000
2 3 hidrosieníibra 22/7/99 6 221.34 1.58 2.36 212.70 0 0 0.000 212.70 3.54 60.09 0.000 0.00 0.000 0,000
2 4 hidr.+coco 22/7/99 6 0.25 1.15 10.83 0.22 0 0 0.000 0.22 3.08 0.07 0.000 0,00 0.000 0,000
2 5 hidr.+esparto 22/7/99 6 0.42 1.51 11.8 0.40 44 0.00004 0.002 0.41 3.4 0.12 0.013 0,22 0,017 0.280
1 testigo 18/8/99 32.3 81.79 1.6 2.21 78.70 115 0.00904 1.040 79.74 3.18 25.08 0.036 0,11 0,047 0.145
2 plantación 18/8/99 32.3 167.85 1.55 2 161.94 1320 0.00396 5.227 167.17 3.33 50.20 0.396 1.23 0.515 1.594
3 hidrosiembra 18/8/99 32.3 65.19 1.51 1.97 62.94 1325 0.00619 8.202 71.14 3.13 22,73 0.423 1.31 0.550 1.702
4 hidr.+coco 18/8/99 32.3 9.55 1.17 3.15 9.14 760 0.0009 0,684 9.82 3.05 3,22 0.249 0.77 0.324 1.002
5 hidr.+esparto 18/8/99 32.3 2.09 1.39 3.41 1.99 1525 0.00012 0.183 2.17 3.03 0,72 0,503 1.56 0.654 2.024
2 1 testigo 18/8/99 32.3 183.06 1.46 2.37 176.11 900 0.01212 10.908 187.02 3.1 60,33 0,290 0.90 0.377 1.167
2 2 plantación 18/8/99 32.3 169.97 0.99 2.12 164.72 775 0.01704 13.206 177.93 3.35 53,11 0,231 0.72 0.300 0.930
2 3 hidrosiembra 18/8/99 32.3 72.32 1.38 2.15 69.79 296 0,00373 1.104 70.89 3.54 20,03 0.084 0.26 0.109 0.336
2 4 hidr.+coco 18/8/99 32,3 2.13 1.17 3.04 2.04 225 0,00006 0.014 2.05 3,08 0.67 0.073 0.23 0.095 0.294
2 5 hidr.+esparto 18/8/99 32.3 0.45 2.23 13.3 0.38 2670 0,00004 0.107 0.49 3,4 0.14 0.785 2.43 1.020 3.157
1 testigo 29/9/99 33 22.68 2.03 1.67 21.85 1 0 0.000 21.85 3,18 6.87 0.000 0.00 0.000 0.001
2 plantación 29/9/99 33 53.18 1.92 1.52 51.86 218 0,00102 0.222 52.09 3.33 15.64 0.065 0.20 0.085 0.258
3 hidrosiembra 29/9/99 33 18.99 1.54 1.41 18.43 589 0,00018 0.106 18.54 3.13 5.92 0.188 0.57 0.244 0.741
4 hidr.+coco 29/9/99 33 5.63 1.2 3.25 5.38 825 0,00011 0.091 6.47 3.05 1.79 0.270 0,82 0.351 1.065
5 hidr.+esparto 29/9/99 33 0.8 2.02 5.78 0.74 422 0,00008 0.034 0.77 3.03 0.25 0.139 0,42 0.181 0.548
2 1 testigo 29/9/99 33 37.57 1.48 1.01 36.64 0 0 0.000 36.64 3.1 11.82 0.000 0,00 0,000 0.000
2 2 plantación 29/9/99 33 33.84 1.68 1,97 32.62 1.5 0 0.000 32.62 3.35 9.74 0.000 0,00 0,001 0.002
2 3 hidrosiembra 29/9/99 33 15.94 2 2.23 15.27 79 0,00057 0.045 15.32 3.54 4.33 0.022 0.07 0.029 0.088
2 4 hidr.+coco 29/9/99 33 0.62 1.77 6,23 0.57 80 0.00022 0,018 0.59 3.08 0.19 0.026 0.08 0.034 0,102
2 5 hidr.+esparto 29/9/99 33 1.99 1.68 4,15 1.88 1280 0.00002 0.026 1.90 3.4 0.56 0.376 1.14 0.489 1,482

1 testigo 28/10/99 133 28.22 1.86 2,12 27.11 2927.5 0.0011 3.220 30.33 3.18 9.54 0.921 0.69 1.196 0,899
2 plantación 28/10/99 133 112.57 0.93 2,83 108.37 13554.5 0.00102 13.826 122.19 3.33 36.69 4.070 3.06 5.286 3,975
3 hidrosiembra 28/10/99 133 35.51 0.77 2,65 34.30 15734.5 0.00018 2.832 37.14 3.13 11.86 5.027 3.78 6.529 4,909
4 hidr.+coco 28/10/99 133 6.6 0.74 5,23 6.21 4434 0.00011 0.488 6.70 3.05 2.20 1.454 1.09 1.888 1,420
5 hidr.+esparto 28/10/99 133 1.54 2.66 25,09 1.12 3783 0.00008 0.303 1.43 3.03 0.47 1.249 0.94 1.621 1,219
2 1 testigo 28/10/99 133 161.68 0.9 2,43 156.33 33550 0.00669 224.450 380.78 3.1 122.83 10.823 8.14 14.055 10,568
2 2 plantación 28/10/99 133 152.53 1.02 1,96 148.02 15425 0.00503 77.588 225.60 3.35 67.34 4.604 3.46 5.980 4,496
2 3 hidrosiembra 28/10/99 133 25.55 0.96 2,35 24.71 3541.5 0.00057 2.019 26.73 3.54 7.55 1.000 0.75 1.299 0.977
Bloq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/ml) Wlfq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C(%) esc. Corr. C'(%)
2 4 hidr.+coco 28/10/99 133 5.73 1.44 5.45 5.34 1411 0.00022 0.310 5.65 3.08 1.83 0.458 0,34 0.596 0.447
2 5 hidr.+esparto 28/10/99 133 0.51 2.53 33.4 0.33 7550 0.00002 0.151 0.48 3.4 0.14 2.221 1.67 2.884 2.168
1 testigo 29/11/99 43.6 15.25 1.87 1.43 14.75 160 0.00096 0.154 14.90 3.18 4.69 0.050 0.12 0.065 0.150
2 plantación 29/11/99 43.6 7 1.25 1.88 6.78 810 0.00088 0.713 7.50 3.33 2.25 0.243 0.56 0.316 0.725
3 hldrosiembra 29/11/99 43.6 3.66 2.01 2.25 3.51 1430 0.00043 0.615 4.12 3.13 1.32 0.457 1.05 0.593 1.361
4 tildr.+coco 29/11/99 43.6 0.23 1.44 4.81 0.22 438 0.00002 0.009 0.22 3.05 0.07 0.144 0.33 0.187 0.428
5 hidr.+esparto 29/11/99 43.6 0.2 2.23 13.3 0.17 852 0.00025 0.213 0.38 3.03 0.13 0.281 0.64 0.365 0.838
2 1 testigo 29/11/99 43.6 52.92 1.48 1.37 51.42 1940 0.00113 2.192 53.61 3.1 17.30 0.626 1.44 0.813 1.864
2 2 plantación 29/11/99 43.6 19.2 1.37 1.25 18.70 490 0.00086 0.421 19.12 3.35 5.71 0.146 0.34 0.190 0.436
2 3 hldrosiembra 29/11/99 43.6 3.61 1.93 2.38 3.46 325 0.00036 0.117 3.57 3.54 1.01 0.092 0.21 0.119 0.273
2 4 hidr.+coco 29/11/99 43.6 0.34 1.44 4.81 0.32 150 0.00015 0.023 0.34 3.08 0.11 0.049 0.11 0.063 0.145
2 5 hidr.+esparto 29/11/99 43.6 0.31 2.23 13.3 0.26 890 0.00002 0.018 0,28 3.4 0.08 0.262 0.60 0,340 0.780
1 testigo 20/1/00 72 2051.39 1.94 1.32 1985.04 0 0 0.000 1985,04 3.18 624.23 0.000 0.00 0.000 0.000
2 plantación 20/1/00 72 1292.24 1.3 1.38 1257.84 24 0.00088 0.021 1267.86 3.33 377.74 0.007 0.01 0.009 0.013
3 hldrosiembra 20/1/00 72 417.07 2.76 1,68 398.75 116 0.00043 0.050 398.80 3.13 127.41 0.037 0.06 0.048 0.067
4 hidr.+coco 20/1/00 72 0.52 2.29 7.11 0.47 869 0.00002 0.017 0.49 3.05 0.16 0.285 0.40 0.370 0.614
5 hidr.+esparto 20/1/00 72 0.27 3.76 30.73 0.18 1790 0.00025 0.448 0.63 3.03 0.21 0.591 0.82 0.767 1.066
2 1 testigo 20/1/00 72 3743.57 0.94 2.12 3629.76 0 0 0.000 3629.76 3.1 1170.89 0.000 0.00 0.000 0.000
2 2 plantación 20/1/00 72 2683.98 1.68 0.98 2613.03 5 0 0.000 2613.03 3.35 780.01 0.001 0.00 0.002 0.003
2 3 hldrosiembra 20/1/00 72 99.74 1.09 2,64 96.05 53 0.00036 0.019 96.07 3.54 27.14 0.015 0.02 0.019 0.027
2 4 hidr.+coco 20/1/00 72 0.41 1.16 5.87 0.38 63 0.00015 0.009 0.39 3.08 0.13 0.020 0.03 0.027 0.037
2 5 hidr.+esparto 20/1/00 72 0.69 1.94 7.45 0.63 570 0.00002 0.011 0.64 3.4 0.19 0.168 0.23 0.218 0.302
1 testigo 17/2/00 6.8 2137.2 1.59 1.43 2073.14 0 0.00049 0.000 2073.14 3.18 651.93 0.000 0.00 0.000 0.000
2 plantación 17/2/00 6.8 4892.4 2.62 1.42 4696.57 2 0 0.000 4696.67 3.33 1410.38 0.001 0.01 0.001 0.011
3 hldrosiembra 17/2/00 6.8 508.7 0.84 2.64 491.11 4 0 0.000 491.11 3.13 156.90 0.001 0.02 0.002 0.024
4 hidr.+coco 17/2/00 6.8 0.17 2.04 6.59 0.16 56 0.00004 0.002 0.16 3.05 0.05 0.018 0.27 0.024 0.351
5 hidr.+esparto 17/2/00 6.8 0,13 5.24 26.2 0.09 25 0.00008 0.002 0.09 3.03 0.03 0.008 0.12 0.011 0.158
2 1 testigo 17/2/00 6.8 8881.4 2.71 1.44 8516.29 1 0 0.000 8516.29 3.1 2747.19 0.000 0.00 0.000 0.006
2 2 plantación 17/2/00 6.8 9195.9 1.99 1.5 8877.71 1 0 0.000 8877.71 3.35 2650.06 0.000 0.00 0.000 O.OOS

2 3 hldrosiembra 17/2/00 6.8 56.46 1.1 1.17 55.18 1 0 0.000 55.18 3.54 15.59 0.000 0.00 0.000 0.005

2 4 hidr.+coco 17/2/00 6.8 0.28 1 2.5 0.27 2 0 0.000 0.27 3.08 0.09 0.001 0.01 0.001 0.012

2 5 hidr.+esparto 17/2/00 6.8 0.92 0.77 2.22 0.89 0 0 0.000 0.89 3.4 0.26 0.000 0.00 0.000 0.000
loq Pare tratam Fecha Pr. (mm) W(g) %HU % M 0 W seco (g) esc. (mi) (sed.) (g/ml) Wlfq.(g) Wtot(g) Sup. Pare. Wtot(g/m2) esc. (mm) C(%) esc. Corr. C (%)
1 testigo 20/3/00 1.4 14445.8 2.12 1.92 13868,07 0 0 0.000 13868.07 3,18 4361.03 0.000 0,00 0.000 0.000
2 plantación 20/3/00 1.4 14461.4 2.22 2.16 13834,93 0 0 0.000 13834.93 3,33 4154.63 0.000 0.00 0.000 0.000
3 hidrosiembra 20/3/00 1,4 3144 1.59 2.27 3023,78 0 0 0.000 3023,78 3.13 966.06 0.000 0,00 0.000 0.000
4 hidr.+coco 20/3/00 1.4 21.44 1.48 2.59 20,58 15 0,00004 0.001 20,58 3.05 6.75 0.006 0,35 0.006 0.456
5 hidr.+esparto 20/3/00 1.4 33.37 1.5 2.46 32,06 0 0 0.000 32.06 3,03 10.58 0.000 0,00 0.000 0.000
2 1 testigo 20/3/00 1.4 10259.4 2.11 2.13 9829,01 0 0 0.000 9829.01 3,1 3170.65 0,000 0,00 0.000 0.000
2 2 plantación 20/3/00 1.4 15488 2.44 2.25 14770,12 0 0 0.000 14770.12 3,35 4408.99 0,000 o.oo 0,000 0.000
2 3 hidrosiembra 20/3/00 1.4 650 2 1.91 624.83 1 0 0.000 624.83 3,54 176.51 0.000 0,02 0,000 0.026
2 4 hidr.+coco 20/3/00 1.4 18.82 1.36 2.4 18.12 3 0.00081 0.002 18,12 3.08 5.88 0.001 0,07 0.001 0.090
2 5 hidr.+esparto 20/3/00 1.4 36.64 1,14 2.21 35.42 0 0 0.000 35.42 3.4 10.42 0.000 0,00 0.000 0.000
1 testigo 3/5/00 188.3 788.9 2,4 2.29 752.33 550 0.00049 0.270 752.60 3.18 236,67 0.173 0.09 0.225 0.119
2 plantación 3/5/00 188.3 728.7 2.55 2.01 695.84 10 0 0.000 695.84 3.33 208,96 0.003 0.00 0.004 0.002
3 hidrosiembra 3/5/00 188.3 220.61 1.87 1.8 212.59 20 0 0.000 212.69 3.13 67,92 0.006 0.00 0.008 0.004
4 hidr.+coco 3/5/00 188.3 4.57 1.71 4.89 4.27 5670 0.00004 0.227 4.50 3.05 1.48 1.859 0,99 2.414 1.282
5 hidr+esparto 3/5/00 188.3 4.48 1,78 7.09 4.09 5018 0.00008 0,401 4.49 3.03 1,48 1.656 0,88 2.151 1.142
2 1 testigo 3/5/00 188.3 444.4 1,93 1.58 428,94 0 0 0.000 428,94 3.1 138,37 0.000 0.00 0.000 0,000
2 2 plantación 3/5/00 188.3 776.6 1,6 1.37 753.71 30 0 0.000 753.71 3,35 224.99 0,009 0.00 0.012 0,006
2 3 hidrosiembra 3/5/00 188.3 65.36 1,95 1.45 63.16 522 0.00056 0.292 63.46 3,54 17.92 0,147 O.08 0.192 0,102
2 4 hidr.+coco 3/5/00 188.3 5.23 1,75 2,15 5.03 260 0.00081 0.211 5.24 3,08 1.70 0,084 0.04 0.110 0,058
2 5 hidr.+esparto 3/5/00 188.3 4.66 1,85 2,75 4.45 9510 0.0001 0.951 5.40 3,4 1,59 2.797 1.49 3.633 1,929
1 testigo 24/5/00 31.6 158.14 1,54 2,32 152,09 0 0 0.000 152.09 3.18 47,83 0.000 0.00 0.000 0,000
2 plantación 24/5/00 31.6 98,5 1,54 2,34 79,78 30 0.00128 0.038 79.82 3.33 23.97 0.009 0.03 0.012 0,037
3 hidrosiembra 24/5/00 31.6 88.18 2,2 3,25 83.44 70 0.00141 0,099 83.54 3,13 26.69 0.022 0.07 0.029 0.092
4 hidr.+coco 24/5/00 31.6 9.69 1.6 1.42 9.40 2440 0.00004 0,098 9.50 3,05 3.11 0.800 2.53 1.039 3.288
5 hidr.+esparto 24/5/00 31.6 0.72 2.41 18.22 0.57 940 0.00011 0.103 0.68 3,03 0,22 0.310 0.98 0.403 1,275
2 1 testigo 24/5/00 31.6 82.97 1.49 1.37 80.61 0 0 0,000 80.61 3,1 26,00 0.000 0.00 0.000 0.000
2 2 plantación 24/5/00 31.6 114.16 1.55 1.68 110.50 2 0 0.000 110.50 3,35 32,99 0.001 0.00 0.001 0.002
2 3 hidrosiembra 24/5/00 31.6 25.05 1.7 2.58 23.99 146 0.00073 0.107 24.10 3.54 6,81 0,041 0.13 0.054 0,170
2 4 hidr.+coco 24/5/00 31.6 2.88 1.62 4.93 2.69 350 0.00015 0.053 2,75 3.08 0,89 0,114 0.36 0.148 0,467
2 5 hidr.+esparto 24/5/00 31.6 1,88 1.78 2,9 1.79 3375 0.00011 0.371 2,16 3,4 0,64 0,993 3.14 1.289 4.080
Bloq = Bloque de ensayo 1 y 2.
Pare = parcelas de ensayo por bloque (1, 2,..,5).
Tratam. = tratamiento de la parcela (testigo, hidrosiembra plantación, hidrosiembra +coco,
hidrosiembra+esparto)
W (g) = peso recogido de tierra erosionada en las parcelas en gramos.
%HU = % de humedad de la muestra recogida.
%MO = % de materia orgánica en la muestra debida a hojas, hormigas, hierbas,..
W seco (g) = peso seco en gramos de la muestra recogida en campo descontando la humedad y la materia
orgánica.
Esc (mi) « cantidad de agua recogida en cada parcela en cada visita procedente del agua que escurre a lo
largo de la parcela (en mililitros).
(sed.) (mi) = concentración de sedimentos arrastrados en el agua que escurre por la superficie de la
parcela en gramos por mililitro.
W líq. (g) = peso en gramos de los sedimentos arrastrados en la escorrentía en cada parcela.
W total (g) = peso total en gramos de tierra erosionada en las parcelas y que consta de lo recogido (W)
más lo arrastrado en el agua (W líq.).
Sup. pare = superficie de terreno de la parcela en metros cuadrados.
W total (g/m2) = peso total de terreno erosionado (W + W líq.) por unidad de superficie de parcela.
Esc. (mm) = escorrentía generada en la parcela reflejada en mm (litros por metro cuadrado de parcela).
C (%) = relación entre la escorrentía recogida en la parcela y la lluvia caída en cada visita, expresada en %.
C (%) = relación entre la escorrentía recogida en la parcela teniendo en cuenta la superficie en proyección
horizontal y la lluvia caída en cada visita, expresada en %.
DATOS PE CUBIERTA VEGETAL ENl LOS TRES PERIODOS PE MUESTREO

bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.


testigo 12/6/98 1 1 50
testigo 12/6/98 1 2 15
testigo 12/6/98 2 1 1
testigo 12/6/98 2 2 1
testigo 12/6/98 3 1 0
testigo 12/6/98 3 2 0
testigo 12/6/98 4 1 0
testigo 12/6/98 4 2 0
testigo 12/6/98 5 1 0
testigo 12/6/98 5 2 0
testigo 12/6/98 6 1 0
testigo 12/6/98 6 2 0
2 plantación 12/6/98 1 1 5
2 plantación 12/6/98 1 2 5
2 plantación 12/6/98 2 1 5
2 plantación 12/6/98 2 2 5
2 plantación 12/6/98 3 1 5
2 plantación 12/6/98 3 2 5
2 plantación 12/6/98 4 1 5
2 plantación 12/6/98 4 2 5
2 plantación 12/6/98 5 1 5
2 plantación 12/6/98 5 2 5
2 plantación 12/6/98 6 1 5
2 plantación 12/6/98 6 2 5
3 hidrosiembra 12/6/98 1 1 5
3 hidrosiembra 12/6/98 1 2 30
3 hidrosiembra 12/6/98 2 1 5
3 hidrosiembra 12/6/98 2 2 1
3 hidrosiembra 12/6/98 3 1 4
3 hidrosiembra 12/6/98 3 2 1
3 hidrosiembra 12/6/98 4 1 2
3 hidrosiembra 12/6/98 4 2 1
3 hidrosiembra 12/6/98 5 1 6
3 hidrosiembra 12/6/98 5 2 2.5
3 hidrosiembra 12/6/98 6 1 8.5
3 hidrosiembra 12/6/98 6 2 2
4 hidr+coco 12/6/98 1 1 7
4 hidr+coco 12/6/98 1 2 12.5
4 hidr+coco 12/6/98 2 1 20
4 hidr+coco 12/6/98 2 2 22.5
4 hidr+coco 12/6/98 3 1 12.5
4 hidr+coco 12/6/98 3 2 45
4 hidr+coco 12/6/98 4 1 50
4 hidr+coco 12/6/98 4 2 45
4 hidr+coco 12/6/98 5 1 15
4 hidr+coco 12/6/98 5 2 45
4 hidr+coco 12/6/98 6 1 2.5
4 hidr+coco 12/6/98 6 2 45

99
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
5 hidr+esparto 12/6/98 1 1 6
5 hidr+esparto 12/6/98 1 2 25
5 hidr+esparto 12/6/98 2 1 4
5 hidr+esparto 12/6/98 2 2 10
5 hidr+esparto 12/6/98 3 1 10
5 hidr+esparto 12/6/98 3 2 45
5 hidr+esparto 12/6/98 4 1 8.5
5 hidr+esparto 12/6/98 4 2 22.5
5 hidr+esparto 12/6/98 5 1 6
5 hidr+esparto 12/6/98 5 2 8.5
5 hidr+esparto 12/6/98 6 1 12.5
5 hidr+esparto 12/6/98 6 2 6
2 testigo 12/6/98 1 1 3
2 testigo 12/6/98 1 2 7
2 testigo 12/6/98 2 1 0
2 testigo 12/6/98 2 2 2
2 testigo 12/6/98 3 1 0
2 testigo 12/6/98 3 2 0
2 testigo 12/6/98 4 1 0
2 testigo 12/6/98 4 2 0
2 testigo 12/6/98 5 1 0
2 testigo 12/6/98 5 2 0
2 testigo 12/6/98 6 1 0
2 testigo 12/6/98 6 2 2
2 2 plantación 12/6/98 1 1 5
2 2 plantación 12/6/98 1 2 5
2 2 plantación 12/6/98 2 1 5
2 2 plantación 12/6/98 2 2 5
2 2 plantación 12/6/98 3 1 5
2 2 plantación 12/6/98 3 2 5
2 2 plantación 12/6/98 4 1 5
2 2 plantación 12/6/98 4 2 5
2 2 plantación 12/6/98 5 1 5
2 2 plantación 12/6/98 5 2 5
2 2 plantación 12/6/98 6 1 5
2 2 plantación 12/6/98 6 2 5
2 3 hidrosiembra 12/6/98 1 1 2
2 3 hidrosiembra 12/6/98 1 2 15
2 3 hidrosiembra 12/6/98 2 1 3
2 3 hidrosiembra 12/6/98 2 2 45
2 3 hidrosiembra 12/6/98 3 1 4
2 3 hidrosiembra 12/6/98 3 2 25
2 3 hidrosiembra 12/6/98 4 1 3
2 3 hidrosiembra 12/6/98 4 2 10
2 3 hidrosiembra 12/6/98 5 1 17.5
2 3 hidrosiembra 12/6/98 5 2 15
2 3 hidrosiembra 12/6/98 6 1 17.5
2 3 hidrosiembra 12/6/98 6 2 8.5
2 4 hidr+coco 12/6/98 1 1 8.5
2 4 hidr+coco 12/6/98 1 2 10
2 4 hidr+coco 12/6/98 2 1 6

100
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
2 4 hidr+coco 12/6/98 2 2 5
2 4 hidr+coco 12/6/98 3 1 7
2 4 hidr+coco 12/6/98 3 2 4
2 4 hidr+coco 12/6/98 4 1 12.5
2 4 hidr+coco 12/6/98 4 2 8.5
2 4 hidr+coco 12/6/98 5 1 5
2 4 hidr+coco 12/6/98 5 2 3
2 4 hidr+coco 12/6/98 6 1 3
2 4 hidr+coco 12/6/98 6 2 2.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 1 1 27.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 1 2 17.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 2 1 12.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 2 2 10
2 5 hidr+esparto 12/6/98 3 1 10
2 5 hidr+esparto 12/6/98 3 2 12.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 4 1 5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 4 2 5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 5 1 17.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 5 2 6
2 5 hidr+esparto 12/6/98 6 1 17.5
2 5 hidr+esparto 12/6/98 6 2 2
testigo 11/6/99 1 1 25
testigo 11/6/99 1 2 4
testigo 11/6/99 2 1 1
testigo 11/6/99 2 2 0
testigo 11/6/99 3 1 0.5
testigo 11/6/99 3 2 0
testigo 11/6/99 4 1 0
testigo 11/6/99 4 2 0
testigo 11/6/99 5 1 1
testigo 11/6/99 5 2 0
testigo 11/6/99 6 1 0
testigo 11/6/99 6 2 0
2 plantación 11/6/99 1 1 10
2 plantación 11/6/99 1 2 10
2 plantación 11/6/99 2 1 10
2 plantación 11/6/99 2 2 10
2 plantación 11/6/99 3 1 10
2 plantación 11/6/99 3 2 10
2 plantación 11/6/99 4 1 10
2 plantación 11/6/99 4 2 10
2 plantación 11/6/99 5 1 10
2 plantación 11/6/99 5 2 10
2 plantación 11/6/99 6 1 10
2 plantación 11/6/99 6 2 10
3 hidrosiembra 11/6/99 1 1 5
3 hidrosiembra 11/6/99 1 2 17.5
3 hidrosiembra 11/6/99 2 1 5
3 hidrosiembra 11/6/99 2 2 0.5
3 hidrosiembra 11/6/99 3 1 3
3 hidrosiembra 11/6/99 3 2 0

101
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
3 hidrosiembra 11/6/99 4 1 1
3 hidrosiembra 11/6/99 4 2 0.5
3 hidrosiembra 11/6/99 5 1 6
3 hidrosiembra 11/6/99 5 2 3
3 hidrosiembra 11/6/99 6 1 3
3 hidrosiembra 11/6/99 6 2 1
4 hidr+coco 11/6/99 1 1 15
4 hidr+coco 11/6/99 1 2 12.5
4 hidr+coco 11/6/99 2 1 17.5
4 hidr+coco 11/6/99 2 2 15
4 hidr+coco 11/6/99 3 1 1.5
4 hidr+coco 11/6/99 3 2 2.5
4 hidr+coco 11/6/99 4 1 50
4 hidr+coco 11/6/99 4 2 12.5
4 hidr+coco 11/6/99 5 1 12.5
4 hidr+coco 11/6/99 5 2 15
4 hidr+coco 11/6/99 6 1 2
4 hidr+coco 11/6/99 6 2 5
5 hidr+esparto 11/6/99 1 1 15
5 hidr+esparto 11/6/99 1 2 50
5 hidr+esparto 11/6/99 2 1 2.5
5 hidr+esparto 11/6/99 2 2 25
5 hidr+esparto 11/6/99 3 1 2.5
5 hidr+esparto 11/6/99 3 2 17.5
5 hidr+esparto 11/6/99 4 1 2.5
5 hidr+esparto 11/6/99 4 2 3.5
5 hidr+esparto 11/6/99 5 1 2
5 hidr+esparto 11/6/99 5 2 2
5 hidr+esparto 11/6/99 6 1 3
5 hidr+esparto 11/6/99 6 2 6
2 testigo 11/6/99 1 1 4
2 testigo 11/6/99 1 2 2
2 testigo 11/6/99 2 1 1
2 testigo 11/6/99 2 2 2
2 testigo 11/6/99 3 1 0
2 testigo 11/6/99 3 2 0.5
2 testigo 11/6/99 4 1 0
2 testigo 11/6/99 4 2 0
2 testigo 11/6/99 5 1 0
2 testigo 11/6/99 5 2 0
2 testigo 11/6/99 6 1 0.5
2 testigo 11/6/99 6 2 1
2 2 plantación 11/6/99 1 1 10
2 2 plantación 11/6/99 1 2 10
2 2 plantación 11/6/99 2 1 10
2 2 plantación 11/6/99 2 2 10
2 2 plantación 11/6/99 3 1 10
2 2 plantación 11/6/99 3 2 10
2 2 plantación 11/6/99 4 1 10
2 2 plantación 11/6/99 4 2 10
2 2 plantación 11/6/99 5 1 10

102
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
2 2 plantación 11/6/99 5 2 10
2 2 plantación 11/6/99 6 1 10
2 2 plantación 11/6/99 6 2 10
2 3 hidrosiembra 11/6/99 1 1 6
2 3 hidrosiembra 11/6/99 1 2 5
2 3 hidrosiembra 11/6/99 2 1 0
2 3 hidrosiembra 11/6/99 2 2 2
2 3 hidrosiembra 11/6/99 3 1 7
2 3 hidrosiembra 11/6/99 3 2 6
2 3 hidrosiembra 11/6/99 4 1 6
2 3 hidrosiembra 11/6/99 4 2 2.5
2 3 hidrosiembra 11/6/99 5 1 15
2 3 hidrosiembra 11/6/99 5 2 6
2 3 hidrosiembra 11/6/99 6 1 2
2 3 hidrosiembra 11/6/99 6 2 1.5
2 4 hidr+coco 11/6/99 1 1 20
2 4 hidr+coco 11/6/99 1 2 15
2 4 hidr+coco 11/6/99 2 1 10
2 4 hidr+coco 11/6/99 2 2 7
2 4 hidr+coco 11/6/99 3 1 6
2 4 hidr+coco 11/6/99 3 2 2.5
2 4 hidr+coco 11/6/99 4 1 3
2 4 hidr+coco 11/6/99 4 2 2.5
2 4 hidr+coco 11/6/99 5 1 2
2 4 hidr+coco 11/6/99 5 2 2
2 4 hidr+coco 11/6/99 6 1 1
2 4 hidr+coco 11/6/99 6 2 2
2 5 hidr+esparto 11/6/99 1 1 35
2 5 hidr+esparto 11/6/99 1 2 20
2 5 hidr+esparto 11/6/99 2 1 6
2 5 hidr+esparto 11/6/99 2 2 3
2 5 hidr+esparto 11/6/99 3 1 5
2 5 hidr+esparto 11/6/99 3 2 5
2 5 hidr+esparto 11/6/99 4 1 3
2 5 hidr+esparto 11/6/99 4 2 1.5
2 5 hidr+esparto 11/6/99 5 1 2
2 5 hidr+esparto 11/6/99 5 2 6
2 5 hidr+esparto 11/6/99 6 1 1.5
2 5 hidr+esparto 11/6/99 6 2 1.5
testigo 16/6/00 1 1 75
testigo 16/6/00 1 2 10
testigo 16/6/00 2 1 0.5
testigo 16/6/00 2 2 0.5
testigo 16/6/00 3 1 0
testigo 16/6/00 3 2 0
testigo 16/6/00 4 1 1
testigo 16/6/00 4 2 0
testigo 16/6/00 5 1 1
testigo 16/6/00 5 2 0
testigo 16/6/00 6 1 8.5
testigo 16/6/00 6 2 0

103
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
2 plantación 16/6/00 1 1 12
2 plantación 16/6/00 1 2 12
2 plantación 16/6/00 2 1 12
2 plantación 16/6/00 2 2 12
2 plantación 16/6/00 3 1 12
2 plantación 16/6/00 3 2 12
2 plantación 16/6/00 4 1 12
2 plantación 16/6/00 4 2 12
2 plantación 16/6/00 5 1 12
2 plantación 16/6/00 5 2 12
2 plantación 16/6/00 6 1 12
2 plantación 16/6/00 6 2 12
3 hidrosiembra 16/6/00 1 1 8.5
3 hidrosiembra 16/6/00 1 2 60
3 hidrosiembra 16/6/00 2 1 2
3 hidrosiembra 16/6/00 2 2 2
3 hidrosiembra 16/6/00 3 1 8.5
3 hidrosiembra 16/6/00 3 2 0
3 hidrosiembra 16/6/00 4 1 5
3 hidrosiembra 16/6/00 4 2 3
3 hidrosiembra 16/6/00 5 1 6
3 hidrosiembra 16/6/00 5 2 5
3 hidrosiembra 16/6/00 6 1 10
3 hidrosiembra 16/6/00 6 2 2
4 hidr+coco 16/6/00 1 1 15
4 hidr+coco 16/6/00 1 2 27.5
4 hidr+coco 16/6/00 2 1 40
4 hidr+coco 16/6/00 2 2 12.5
4 hidr+coco 16/6/00 3 1 4
4 hidr+coco 16/6/00 3 2 8.5
4 hidr+coco 16/6/00 4 1 40
4 hidr+coco 16/6/00 4 2 10
4 hidr+coco 16/6/00 5 1 7
4 hidr+coco 16/6/00 5 2 25
4 hidr+coco 16/6/00 6 1 1
4 hidr+coco 16/6/00 6 2 17.5
5 hidr+esparto 16/6/00 1 1 17.5
5 hidr+esparto 16/6/00 1 2 50
5 hidr+esparto 16/6/00 2 1 4
5 hidr+esparto 16/6/00 2 2 17.5
5 hidr+esparto 16/6/00 3 1 3
5 hidr+esparto 16/6/00 3 2 8.5
5 hidr+esparto 16/6/00 4 1 3
5 hidr+esparto 16/6/00 4 2 8.5
5 hidr+esparto 16/6/00 5 1 3
5 hidr+esparto 16/6/00 5 2 4
5 hidr+esparto 16/6/00 6 1 2.5
5 hidr+esparto 16/6/00 6 2 7
2 1 testigo 16/6/00 1 1 3
2 1 testigo 16/6/00 1 2 10
2 1 testigo 16/6/00 2 1 2

104
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
2 testigo 16/6/00 2 2 10
2 testigo 16/6/00 3 1 0
2 testigo 16/6/00 3 2 0
2 testigo 16/6/00 4 1 0
2 testigo 16/6/00 4 2 0
2 testigo 16/6/00 5 1 0
2 testigo 16/6/00 5 2 0
2 testigo 16/6/00 6 1 0
2 testigo 16/6/00 6 2 0.5
2 2 plantación 16/6/00 1 1 12
2 2 plantación 16/6/00 1 2 12
2 2 plantación 16/6/00 2 1 12
2 2 plantación 16/6/00 2 2 12
2 2 plantación 16/6/00 3 1 12
2 2 plantación 16/6/00 3 2 12
2 2 plantación 16/6/00 4 1 12
2 2 plantación 16/6/00 4 2 12
2 2 plantación 16/6/00 5 1 12
2 2 plantación 16/6/00 5 2 12
2 2 plantación 16/6/00 6 1 12
2 2 plantación 16/6/00 6 2 12
2 3 hidrosiembra 16/6/00 1 1 5
2 3 hidrosiembra 16/6/00 1 2 5
2 3 hidrosiembra 16/6/00 2 1 0
2 3 hidrosiembra 16/6/00 2 2 15
2 3 hidrosiembra 16/6/00 3 1 8.5
2 3 hidrosiembra 16/6/00 3 2 15
2 3 hidrosiembra 16/6/00 4 1 8.5
2 3 hidrosiembra 16/6/00 4 2 4
2 3 hidrosiembra 16/6/00 5 1 17.5
2 3 hidrosiembra 16/6/00 5 2 6
2 3 hidrosiembra 16/6/00 6 1 7
2 3 hidrosiembra 16/6/00 6 2 10
2 4 hidr+coco 16/6/00 1 1 27.5
2 4 hidr+coco 16/6/00 1 2 27.5
2 4 hidr+coco 16/6/00 2 1 10
2 4 hidr+coco 16/6/00 2 2 8.5
2 4 hidr+coco 16/6/00 3 1 3
2 4 hidr+coco 16/6/00 3 2 2
2 4 hidr+coco 16/6/00 4 1 1.5
2 4 hidr+coco 16/6/00 4 2 2
2 4 hidr+coco 16/6/00 5 1 1.5
2 4 hidr+coco 16/6/00 5 2 1
2 4 hidr+coco 16/6/00 6 1 1
2 4 hidr+coco 16/6/00 6 2 2.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 1 1 30
2 5 hidr+esparto 16/6/00 1 2 10
2 5 hidr+esparto 16/6/00 2 1 4
2 5 hidr+esparto 16/6/00 2 2 3
2 5 hidr+esparto 16/6/00 3 1 2.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 3 2 2

105
bloque parcela tratamiento fecha fila columna % cub. veg.
2 5 hidr+esparto 16/6/00 4 1 1.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 4 2 2
2 5 hidr+esparto 16/6/00 5 1 1.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 5 2 0.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 6 1 2.5
2 5 hidr+esparto 16/6/00 6 2 1.5

106
ANEJO IV. 2: CONTROL PE EROSIÓN
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

ANÁLISIS ESTADÍSTICO: CONTROL DE EROSIÓN

>- tMMflo testigo


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lildr.tco NO-.-tco
t * l r +es hlOr.+os

data file: WT0T2.STA [ 10 c a s e s with 28 v a r i a b l e s ]

VARIABLES:
2 TRATAMIE •9999
3 BLOQUE •9999
17 LWl •9999 =log(wll
18 LW2 •9999 =log(w2!
19 LW3 •9999 =log(w3|
20 LW4 •9999 =log(w4'
21 LW5 •9999 =log(w5:
22 LW6 •9999 =log(w6i
23 LW7 •9999 =log(w7;

109
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

24: LW8 -9999 =log(w8)


25: LW9 -9999 =log(w9)
26. LWIO -9999 =log(wlO)
27 • L W l l -9999 =log(wll)
28 LW12 -9999 =log{wl2)

Design Effects:
Categorical effects: TRATAMIE
BLOQUE

Model specifications:
GLM;

DEPENDENT = LWl LW2 LW3 LW4 LW5 LW6 LW7 LW8 LW9
LWIO LWll LW12;

GROÜPS = TRATAMIE{101 102 103 104 105)

BLOQUE (12);

COVARIATE = none;

DESIGN = TRATAMIE + BLOQUE;

INTERCEPT = include;

LACKOFFIT = no;

PARAM = overp;

SSTYPE = 3;

ESTÍMATE = none;

SDELTA = 7;

IDELTA = 12;

RANDOM = none;

SÜRFACE = none;

MIXTURE = none;

REPEATED = ANIO 2 PERIODO 6;

WDESIGN = ANIO | PERIODO;

SAMPLE = none;

OUTPÜT = none;

STAT. Repeated Measures Analysis of Variance (wtot2.sta)


VISUAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect SS Freedom MS F

110
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

Intercept 987.7291* 1* 987.7291* 245.5666* .000097*


TRATAMIE 743.0855* 4* 185.7714* 46.1860* .001328*
BLOQUE .0587 1 .0587 .0146 .909699
Error 16.0890 4 4.0222

ANIO 6.2892* 1* 6.2892* 24.5055* .007760*


ANIO*TRATAMIE .6279 4 .1570 .6117 .677223
ANIO*BLOQÜE .0107 1 .0107 .0419 .847890
Error 1.0266 4 .2566

PERIODO 107.9655* 5* 21.5931* 48.6800* .000000*


PERIODO*TRATAMIE 32.0267* 20* 1.6013* 3.6101* .003009*
PERIODO*BLOQUE 2.7941 5 .5588 1.2598 .319455
Error 8.8714 20 .4436

ANIO*PERIODO 30.8326* 5* 6.1665* 20.7961* .000000*


ANIO*PERIODO*TRATAMIE 34.0877* 20* 1.7044* 5.7479* .000129*
ANIO*PERIODO*BLOQÜE 6.3937* 5* 1.2787* 4.3124* .007983*
Error 5.9305 20 .2965

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Resid.ual (wtot2. sta)


VISUAL
GLM

Dependnt Múltiple Múltiple Adjusted SS df MS


Variable R R2 R2 Model Model Model

LWl .989885* .979872* .954712* 60.5615* 5* 12.11230*


LW2 .988175* .976489* .947101* 99.0364* 5* 19.80728*
LW3 .991310* .982695* .961065* 71.5469* 5* 14.30938*
LW4 .967410* .935883* .855736* 62.0270* 5* 12.40540*
LW5 .977625* .955750* .900437* 67.3095* 5* 13.46190*
LW6 .947710* .898154* .770847* 39.7780* 5* 7.95560*
LW7 .958332* .918401* .816402* 62.0209* 5* 12.40418*
LW8 .973352* .947415* .881683* 31.2923* 5* 6.25847*
LW9 .958080* .917917* .815313* 35.9548* 5* 7.19096*
LWIO .991788* .983642* .963196* 169.1747* 5* 33.83494*
LWll .993318* .986681* .970032* 78.5948* 5* 15.71897*
LWl 2 .990379* .980851* .956915* 41.7882* 5* 8.35763*

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (wtot2. sta)


VISUAL
GLM

Dependnt SS df MS
Variable Residual Residual Residual F P

LWl 1.244016* 4* .311004* 38.94580* .001737*


LW2 2.384494* 4* .596124* 33.22679* .002362*
LW3 1.259896* 4* .314974* 45.43034* .001288*
LW4 4.249476* 4* 1.062369* 11.67711* .016847*
LW5 3.116349* 4* .779087* 17.27906* .008191*
LW6 4.510615* 4* 1.127654* 7.05500* .040848*
LW7 5.510492* 4* 1.377623* 9.00405* .026790*
LW8 1.736845* 4* .434211* 14.41341* .011468*
LW9 3.215198* 4* .803799* 8.94621* .027095*
LWlO 2.813296* 4* .703324* 48.10719* .001152*
LWll 1.060954* 4* .265238* 59.26353* .000766*

111
Anejo IV AnáUsis estadístico: Control de erosión

LW12 .815819* 4* .203955* 40.97787* .001574*

STAT. Mauchley Sphericity Test (wtot2.sta)


VISDAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Effect W Chi-Sqr. df

ANIO 1.000000
PERIODO .002580 12.51581 14 .564952
ANI0*PERIODO .052250 6.19862 14 .961234

STAT. Tests of Homogeneity of Variances (wtot2.sta)


VISUAL Effect: none
GLM

Hartley Cochran Bartlett


F-max C Chi-Sqr. df

LWl 150.48 .891423 5.63397 4 .228202


LW2 1605.65 .559912 7.00605 4 .135569
LW3 80.76 .478111 2.96927 4 .562982
LW4 75.36 .457806 2.60563 4 .625827
LW5 48.27 .607087 3.34565 4 .501733
LW6 100.27 .390754 4.40494 4 .353968
LW7 491.10 .819248 7.18675 4 .126342
LW8 1438.52 .796225 7.19072 4 .126147
LW9 220.77 .770009 4.48048 4 .344868
LWl O 26407.68 .632182 6.99229 4 .136296
LWll 11993.80* .958816* 11.89212* 4* .018172*
LW12 172.68 .717722 3.92779 4 .415867

STAT. TRATAMIE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F{4, 4)=46.186, p= ,00133
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV_1 DV_1


Cell No. TRATAMIE Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

plantad 5.518700 .409382 4.38207 6.655327


hidrosie 3.670847 .409382 2.53422 4.807474
hidr.+CO .121929 .409382 -1.01470 1.258556
hidr.+es -.267466 .409382 -1.40409 .869160
testigo 5.300915 .409382 4.16429 6.437541

STAT. BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F{1, 4)=.01458, p=.90970
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE Mean Std.Err. -95.00% +95.00

112
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

2. 846875 ,258916 2.128009 3.565741


2. 891095 .258916 2.172230 3.609961

STAT. ANIO; LS Means (wtot2.S'ta)


VISUAL Current effect: F(l, 4)^=24.506, p= .00776
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00% N

1 1 2.640054 .547791 1.119141 4.160966 10


2 2 3.097917 .357510 2.105309 4.090524 10

STAT. ANIO*TRATAMIE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)=.61165, p=.67722
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 plantaci 5 .270818 1.224898 1.86996 8.671682


2 plantad 5 .766582 .799417 3.54704 7.986119
3 hidrosie 3 .402855 1.224898 .00199 6.803718
4 hidrosie 3 .938840 .799417 1.71930 6.158377
5 hidr.+co - .211584 1.224898 -3.61245 3.189279
6 hidr.+co .455443 .799417 -1.76409 2.674980
7 hidr.+es - .407287 1.224898 -3.80815 2.993576
8 hidr.+es - .127645 .799417 -2.34718 2.091892
9 testigo 5 .145467 1.224898 1.74460 8.546330
10 testigo 5 .456363 .799417 3.23683 7.675900

STAT. ANIO*TRATAMIE; LS Means {wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)=.61166, p=.67722
GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 2
2 2
3 2
4 2
5 2
6 2
7 2
8 2
9 2
10 2

STAT. ANIO*BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(l, 4)=.04185, p=.84789
GLM Type III decomposition

113
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 2 .608483 .774694 .457588 4.759377


2 3,.085267 .505596 1.681509 4.489026
3 2 .671625 .774694 .520730 4.822520
4 3 .110566 .505596 1.706807 4.514325

STAT. ANIO*BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F{1, 4)=.04185, p= .84789
GLM Type III decomposition

Cell No.

STAT. PERIODO; LS Means {wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(5, 20)=48.680, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1,.889230 .334085 .961661 2.816800 10


2 2 2,.921315 .289433 2. .117721 3.724909 10
3 3 1..439421 .303023 .598095 2.280747 10
4 4 3,.430676 .417463 2 .271614 4.589739 10
5 5 4,.248776 .290032 3,.443518 5.054035 10
6 6 3,.284492 .280018 2 .507038 4.061946 10

STAT. PERIODO*TRATAMIE\; LS Means (wtot2 .sta)


VISUAL Current effect: F(20, 20)=3.6101, p=.00301
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 plantad 1 4.16375 .747037 2.08965 6.237861


2 plantad 2 5.41777 .647191 3.62088 7.214660
3 plantad 3 3.93495 .677579 2.05369 5.816215
4 plantad 4 6.92776 .933475 4.33602 9.519499
5 plantad 5 7.17246 .648532 5.37185 8.973074
6 plantad 6 5.49551 .626139 3.75707 7.233947
7 hidrosie 1 3.38209 .747037 1.30798 5.456196
8 hidrosie 2 3.95176 .647191 2.15487 5.748648
9 hidrosie 3 2.37229 .677579 .49103 4.253551
10 hidrosie 4 4.20299 .933475 1.61125 6.794735
11 hidrosie 5 4.39181 .648532 2.59120 6.192426
12 hidrosie 6 3.72414 .626139 1.98570 5.462584
13 hidr.+co 1 -1.00117 .747037 -3.07528 1.072939
14 hidr.+co 2 .34342 .647191 -1.45347 2.140307

114
Artejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

15 hidr.+co 3 -.50650 .677579 -2.38776 1.374763


16 hidr.+co 4 -.70823 .933475 -3.29997 1.883515
17 hidr.+co 5 1.22263 .648532 -.57798 3.023247
18 hidr.+co 6 1.38142 .626139 -.35702 3.119859
19 hidr.+es 1 1.09255 .747037 -3.16565 .981562
20 hidr.+es 2 -.31994 .647191 -2.11683 1.476951
21 hidr.+es 3 1.90544 .677579 -3.78670 -.024175
22 hidr.+es 4 -.12095 .933475 -2.71269 2.470789
23 hidr.+es 5 1.28833 .648532 -.51228 3.088944
24 hidr.+es 6 .54575 .626139 -1.19269 2.284188
25 testigo 1 3.99402 .747037 1.91992 6.068132
26 testigo 2 5.21357 .647191 3.41668 7.010462
27 testigo 3 3.30180 .677579 1.42054 5.183061
28 testigo 4 6.85181 .933475 4.26007 9.443553
29 testigo 5 7.16864 .648532 5.36803 8.969253
30 testigo 6 5.27564 .626139 3.53720 7.014084

STAT. PERIODO*TRATAMIE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(20, 20)=3.6101, p=.00301
GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 2
2 2
3 2
4 2
5 2
6 2
7 2
8 2
9 2
10 2
11 2
12 2
13 2
14 2
15 2
16 2
17 2
18 2
19 2
20 2
21 2
2
22
2
23
2
24
2
25
2
26
2
27
2
28 2
29 2
30

STAT. PERIODO*BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F{5, 20)=1.2598, p=.31946

115
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1..729580 .472468 .417799 3.041361


2 2 3..182515 .409320 2 .046061 4.318968
3 3 1,.474107 .428539 .284293 2.663921
4 4 3..312659 .590381 1,.673497 4.951820
5 5 4,.067481 .410167 2 .928674 5.206288
6 6 3,.314908 .396005 2 .215422 4.414394
7 1 2,.048881 .472468 .737100 3.360662
8 2 2,.660115 .409320 1 .523662 3.796569
9 3 1,.404735 .428539 .214921 2.594550
10 4 3,.548694 .590381 1 .909532 5.187855
11 5 4,.430072 .410167 3 .291264 5.568879
12 6 3 .254076 .396005 2 .154589 4.353562

STAT. PERIODO*BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F{5, 20)=1.2598, p=.31946
GLM Type III decomposition

Cell No.

1 5
2 5
3 5
4 5
5 5
6 5
7 5
8 5
9 5
10 5
11 5
12 5

STAT. ANIO*PERIOD0; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(5, 20)=20.796, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1 1.741242 .176353 1.251607 2.230876


2 1 2 3.472891 .244156 2.795004 4.150778
3 1 3 .903797 .177475 .411047 1.396547
4 1 4 3.347829 .325940 2.442874 4.252784
5 1 5 3.137965 .279121 2.363000 3.912930
6 1 6 3.236599 .335806 2.304253 4.168945
7 2 1 2.037219 .371163 1.006704 3.067734
8 2 2 2.369739 .208377 1.791191 2.948287
9 2 3 1.975045 .283514 1.187886 2.762205
10 2 4 3.513524 .265203 2.777203 4.249844
11 2 5 5.359588 .162861 4.907412 5.811764
12 2 6 3.332385 .142813 2.935873 3.728897

H6
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT, ANIO'''PERI'
VISUAL Current e effect: F(5, 20)=20.796, p=.00000
GLM Type III

Cell No. N

1 10
2 10
3 10
4 10
5 10
6 10
7 10
8 10
9 10
10 10
11 10
12 10

STAT. ANIO*PERIODO*TRATAMIE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(20, 20)=5.7479, p=.00013
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. TRATAMIE ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 plantad 1 1 3.54679 .394337 2.45194


2 plantad 1 2 6.67154 .545950 5.15574
3 plantad 1 3 3.89324 .396846 2.79142
4 plantad 1 4 6.04089 .728824 4.01735
5 plantad 1 5 5.98323 .624134 4.25036
6 plantad 1 6 5.48921 .750884 3.40442
7 plantad 2 1 4.78071 .829947 2.47641
8 plantad 2 2 4.16400 .465946 2.87032
9 plantad 2 3 3.97667 .633956 2.21652
10 plantad 2 4 7.81463 .593011 6.16816
11 plantad 2 5 8.36169 .364169 7.35059
12 plantad 2 6 5.50180 .319339 4.61517
13 hidrosie 1 1 3.37260 .394337 2.27775
14 hidrosie 1 2 4.62956 .545950 3.11376
15 hidrosie 1 3 2.38166 .396846 1.27984
16 hidrosie 1 4 3.70356 .728824 1.68002
17 hidrosie 1 5 2.76033 .624134 1.02746
18 hidrosie 1 6 3.56941 .750884 1.48462
19 hidrosie 2 1 3.39157 .829947 1.08727
20 hidrosie 2 2 3.27395 .465946 1.98028
21 hidrosie 2 3 2.36292 .633956 .60277
22 hidrosie 2 4 4.70242 .593011 3.05596
23 hidrosie 2 5 6.02329 .364169 5.01220
24 hidrosie 2 6 3.87888 .319339 2.99225
25 hidr.+co 1 1 -1.72858 .394337 -2.82343
26 hidr.+co 1 2 -.04298 .545950 -1.55878
27 hidr.+co 1 3 -1.75541 .396846 -2.85723
28 hidr.+co 1 4 .12804 .728824 -1.89550
29 hidr.+co 1 5 .60470 .624134 -1.12817
30 hidr.+co 1 6 1.52471 .750884 -.56007

117
Anejo JV Análisis estadístico: Control de erosión

31 hidr.+CO 2 1 -.27376 .829947 -2.57806


32 hidr.+CO 2 2 .72981 .465946 -.56386
33 hidr.+co 2 3 .74241 .633956 -1.01773
34 hidr + CO 2 4 1.54450 .593011 -3.19096
35 hidr + CO 2 5 1.84057 .364169 .82947
36 hidr.+co 2 6 1.23812 .319339 .35150
37 hidr.+es 1 1 -.71461 .394337 -1.80947
38 hidr.+es 1 2 -.44941 .545950 -1.96521
39 hidr.+es 1 3 2.80536 .396846 -3.90718
40 hidr.+es 1 4 .87551 .728824 -1.14803
41 hidr.+es 1 5 .22535 .624134 -1.50752
42 hidr.+es 1 6 .42480 .750884 -1.65999
43 hidr.+es 2 1 1.47048 .829947 -3.77478
44 hidr.+es 2 2 -.19047 .465946 -1.48414
45 hidr.+es 2 3 1.00551 .633956 -2.76566
46 hidr.+es 2 4 1.11742 .593011 -2.76388
47 hidr.+es 2 5 2.35131 .364169 1.34022
48 hidr.+es 2 6 .65670 .319339 -.21993
49 testigo 1 1 4.23000 .394337 3.13514
50 testigo 1 2 6.55574 .545950 5.03994
51 testigo 1 3 2.80485 .396846 1.70303
52 1 4 5.99114 .728824 3.96760
testigo
53 1 5 6.11620 .624134 4.38333
testigo
54 1 6 5.17486 .750884 3.09007
testigo
55 2 1 3.75805 .829947 1.45375
testigo
56 2 2 3.87140 .465946 2.57773
testigo
57 2 3 3.79875 .633956 2.03860
testigo
58 2 4 7.71248 .593011 6.06602
59 testigo 2 5 8.22108 .364169 7.20998
60 testigo 2 6 5.37642 .319339 4.48980
testigo

STAT. ANIO*PERIODO*TRATAMIE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(20, 20)=5.7479, p=.00013
GLM Type III decomposition

DV_1
Cell No. +95.00%

1 4.64165 2
2 8.18734 2
3 4.99506 2
4 8.06443 2
5 7.71611 2
6 7.57400 2
7 7.08501 2
8 5. 45767 2
9 5.,73681 2
10 9..46109 2
11 9..37279 2
12 6..38843 2
13 4..46746 2
14 6..14536 2
3..48348 2
15
5..72710 2
16
4..49321 2
17 5,.65420
18 2
5..69587 2
19 4,.56763 2
20 4,.12306 2
21
6.34889 2
22

118
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

23 7.03439 2
24 4.76551 2
25 -.63372 2
26 1.47282 2
27 -.65359 2
28 2.15158 2
29 2.33758 2
30 3.60950 2
31 2.03054 2
32 2.02349 2
33 2.50255 2
34 .10197 2
35 2.85166 2
36 2.12475 2
37 .38025 2
38 1.06639 2
39 -1.70354 2
40 2.89905 2
41 1.95823 2
42 2.50958 2
43 .83382 2
44 1.10321 2
45 .75463 2
45 .52904 2
47 3.36241 2
48 1.55333 2
49 5.32485 2
50 8.07154 2
51 3.90667 2
52 8.01468 2
53 7.84908 2
54 7.25965 2
55 6.06235 2
56 5.16507 2
57 5.55889 2
58 9.35895 2
59 9.23217 2
60 6.26305 2

STAT. ANIO*PERIODO*BLOQÜE; LS Means (wtot2.sta)


VISUAL Current effect: F(5, 20)=4.3124, p=.00798
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. BLOQUE ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 1 1 1 1.878797 .249401 1.186349


2 1 1 2 3.846829 .345289 2.888152
3 1 1 3 1.108422 .250988 .411569
4 1 1 4 3.164561 .460949 1.884762
5 1 1 5 2.564214 .394737 1.468248
6 1 1 6 3.088071 .474901 1.769535
7 1 2 1 1.580363 .524904 .122995
8 1 2 2 2.518200 .294690 1.700009
9 1 2 3 1.839792 .400949 .726580
10 1 2 4 3.460757 .375053 2.419443
11 1 2 5 5.570748 .230321 4.931274
12 1 2 6 3.541745 .201968 2.980993

119
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

13 2 1 1 1.603687 249401 .911239


14 2 1 2 3.098952 345289 2..140275
15 2 1 3 .699172 250988 .002318
16 2 1 4 3.531097 460949 2,.251298
17 2 1 5 3.711715 394737 2..615749
18 2 1 6 3.385126 474901 2..065590
19 2 2 1 2.494075 524904 1..036706
20 2 2 2 221279 294690 1,.403088
21 2 2 3 110299 400949 .997087
22 2 2 4 566290 375053 2..524976
23 2 2 5 148428 230321 4..508955
24 2 2 6 123025 201968 2,.562273

STAT. ANIO*PERIODO*BLOQUE; LS Means (wtot2.sta)


ANIO*PERIi
VISUAL Current e ct: F(5, 20)=4.3124, p=.00798
GLM Type III .

DV 1
Cell No. +95.00%

1 2.571245 5
2 4.805506 5
3 1.805276 5
4 4.444360 5
5 3.660181 5
6 4.406607 5
7 3.037731 5
8 3.336391 5
9 2.953004 5
10 4.502071 5
11 6.210221 5
12 4.102497 5
13 2.296134 5
14 4.057629 5
15 1.396025 5
16 4.810896 5
17 4.807681 5
18 4.703662 5
19 3.951443 5
20 3.039469 5
21 3.223511 5
22 4.607604 5
23 5.787901 5
24 3.683777 5

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (wtot2.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = 4.0222, df = 4.0000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. TRATAMIE 5.5187 3.6708 .12193 -.2675 5.3009

1 plantad .136834 .003625* .002814* .994049


2 hidrosie .136834 .016643* .011453* .190755
3 hidr.+co .003625* .016643* .952805 .004212*
4 hidr.+es .002814* .011453* .952805 .003238*
5 testigo .994049 .190755 .004212* .003238*

120
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Duncan test; variable DV_1 (wtot2.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = 4.0222, df = 4.0000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. TRATAMIE 5.5187 3.6708 .12193 -.2675 5.3009

1 plantad .035573* .000912* .000704* .726064


2 hidrosie .035573* .003776* .002774* .048235*
3 hidr.+CO .000912* .003776* .538272 .001040*
4 hidr.+es .000704* .002774* .538272 .000817*
5 testigo .726064 .048235* .001040* .000817*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell NI CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LWl LWl LWl LWl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t p Cnf.Lmt Cnf. Lmt

121
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

CNTRSTl 2.6134 6.947441 .37617 .725891 -16.6758 21.9026


CNTRST2 -19.5608* 6.947441* -2.81554* ,048045* -38.8500* -.2716*
CNTRST3 -62.1478* 6.947441* -8.94543* ,000864* -81.4370* -42.8586*
CNTRST4 -66.8206* 6.947441* -9.61801* ,000653* -86.1098* -47.5314*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.-t-co 2 0 -1* 0
4 hidr.H-es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LWl LWl LWl LWl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf .Lmt

CNTRSTl 22.17423* 6.947441* 3.191712* .033162* 2.88504* 41.46342*


CNTRST2 64.76125* 6.947441* 9.321598* .000737* 45.47206* 84.05044*
CNTRST3 69.43399* 6.947441* 9.994182* .000563* 50.14481* 88.72318*

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

122
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

Cel 1 No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 1* 1* 1*
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LWl LWl LWl LWl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -22.1742* 6.947441* -3.19171* .033162* -41.4634* -2.88504*


CNTRST2 42.5870* 6.947441* 6.12989* .003589* 23.2978* 61.87621*
CNTRST3 47.2598* 6.947441* 6.80247* .002440* 27.9706* 66.54895*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 0 -1* 0
3 hidr.+co 2 1* 1* 1*
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

123
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. Mi

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LWl LWl LWl LWl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -64.7613* 6.947441* -9.32160* .000737* -84.0504* -45.4721*


CNTRST2 -42.5870* 6.947441* -6.12989* .003589* -61.8762* -23.2978*
CNTRST3 4.6727 6.947441 .67258 .538066 -14.6164 23.9619

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. Mi M2 M3 M4 M5

LWl 1* 0 0 0 0
LW2 0 1* 0 0 0
LW3 0 0 1* 0 0
LW4 0 0 0 1* 0

124
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

LW5 0 0 0 0 1
LW6 0 0 0 0 0
LW7 0 0 0 0 0
LW8 0 0 0 0 0
0 0 0 0 0
LW9
0 0 0 0 0
LWIO 0 0 0 0
0
LWll 0 0 0 0 0
LW12

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MI MI Mi MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.68321 .557677 -1.2251 .287747 -2.23157 .86515


CNTRST2 -.85739 .557677 -1.5374 .199003 -2.40575 .69097
CNTRST3 -5.95858* .557677* -10.6846* .000435* -7.50694* -4.41022*
CNTRST4 -4.94461* .557677* -8.8664* .000894* -6.49297* -3.39625*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .11580 .772090 .14998 .888038 -2.02787 2.25947


CNTRST2 -1.92618 .772090 -2 .49476 .067142 -4.06985 .21749
CNTRST3 -6.59872* .772090* -8 .54657* .001029* -8.74239* -4.45506*
CNTRST4 -7.00516* .772090* -9 .07297* .000818* -9.14882* -4.86149*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.08839 .561226 1.93931 .124476 -.46982 2.64660


CNTRST2 -.42319 .561226 -.75405 .492777 -1.98140 1.13502
CNTRST3 -4.56026* .561226* -8.12554* .001248* -6.11847* -3.00205*
CNTRST4 -5.61021* .561226* -9.99636* .000563* -7.16842* -4.05200*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .04975 1.030713 .04827 .963818 -2.81197 2.91147


CNTRST2 -2.28758 1.030713 -2 .21941 .090672 -5.14929 .57414
CNTRST3 -5.86310* 1.030713* -5 .68839* .004717* -8.72481* -3.00138*
CNTRST4 -5.11562* 1.030713* -4 .96319* .007689* -7.97734* -2.25391*

125
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.13297 .882659 -.15065 .887546 -2.58362 2.31768


CNTRST2 -3.35587* .882659* -3.80200* .019071* -5.80652* -.90522*
CNTRST3 -5.51150* .882659* -6.24420* .003353* -7.96215* -3.06085*
CNTRST4 -5.89085* .882659* -6.67398* .002620* -8.34151* -3.44020*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cali in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+CO 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. Mi

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2 sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .31435 1.061910 .29602 .781945 -2.63399 3.26269

126
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

CNTRST2 -1.60546 1.061910 -1.51186 .205107 -4.55379 1.34288


CNTRST3 -3.65015* 1.061910* -3.43734* .026358* -6.59849* -.70181*
CNTRST4 -4.75007* 1.061910* -4.47313* .011048* -7.69840* -1.80173*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.-i-co 2 0 0 1* 0
4 hidr.-Fes 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5
LWl 0 0 0 0 0
LW2 0 0 0 0 0
LW3 0 0 0 0 0
LW4 0 0 0 0 0
LW5 0 0 0 0 0
0 0 0 0 0
LW6
1* 0 0 0 0
LW7 0 1* 0 0 0
LW8 0 0 1* 0 0
LW9 0 0 0 1* 0
LWl O 0 0 0 0 1*
LWll 0 0 0 0 0
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.02266 1.173722 .87130 .432763 -2.23611 4.28144


CNTRST2 -.36648 1.173722 - .31224 .770461 -3.62525 2.89230
CNTRST3 -4.03181* 1.173722* -3 .43506* .026413* -7.29058* -.77304*
CNTRST4 -5.22853* 1.173722* -4 .45466* .011206* -8.48731* -1.96976*

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% -f95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

127
Anejo IV Análisis estadístíco: Control de erosión

CNTRSTl .29260 658947 .44404 .679979 -1.53693 2.12213


CNTRST2 -.59745 ,658947 -.90667 .415862 -2.42698 1.23209
CNTRST3 -3.14159* ,658947* -4.76758* .008856* -4.97112* -1.31206*
CNTRST4 -4.06187* ,658947* -6.16418* .003516* -5.89140* -2.23234*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% -1-95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .17792 .896549 .19845 .852371 -2.31130 2.66714


CNTRST2 -1.43583 .896549 -1 .60151 .184521 -3.92505 1.05339
CNTRST3 -3.05633* .896549* -3 .40900* .027052* -5.54555* -.56712*
CNTRST4 -4.80426* .896549* -5 .35861* .005852* -7.29348* -2.31504*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .10214 .838644 .1218 .908934 -2.2263 2.43059


CNTRST2 -3.01006* .838644* -3.5892* .022978* -5.3385* -.68161*
CNTRST3 -9.25698* .838644* -11.0380* .000383* -11.5854* -6.92853*
CNTRST4 -8.82990* .838644* -10.5288* .000460* -11.1584* -6.50145*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% -1-95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .14061 .515013 .2730 .798349 -1.28929 1.57052


CNTRST2 -2.19778* .515013* -4.2674* .012977* -3.62769* -.76788*
CNTRST3 -6.38051* .515013* -12.3890* .000244* -7.81042* -4.95061*
CNTRST4 -5.86976* .515013* -11-3973* .000338* -7.29967* -4.43986*

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+CO 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

128
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl O
LW2 O
LW3 O
LW4 O
LW5 O
LW6 O
LW7 O
LW8 O
LW9 O
LWl O O
LWll O
LWl 2 1

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI Mi MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt
CNTRSTl .12538 .451614 .2776 .795062 -1.12850 1.37926
CNTRST2 -1.49754* .451614* -3.3160* .029489* -2.75142* -.24366*
CNTRST3 -4.13830* .451614* -9.1634* .000787* -5.39218* -2.88442*
CNTRST4 -4.70972* .451614* -10.4287* .000478* -5.96360* -3.45584*

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5

129
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

LWl 1* 0 0 0 0
LW2 0 1* 0 0 0
LW3 0 0 1* 0 0
LW4 0 0 0 1* 0
LW5 0 0 0 0 1*
LW6 0 0 0 0 0
LW7 0 0 0 0 0
LW8 0 0 0 0 0
LW9 0 0 0 0 0
LWl O 0 0 0 0 0
LWll 0 0 0 0 0
LWl 2 0 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI Mi MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .174189 .557677 .312348 .770382 -1.37417 1.722549


CNTRST2 5.275371* .557677* 9 .459542* .000697* 3.72701* 6.823732*
CNTRST3 4.261404* .557677* 7 .641345* .001576* 2.71304* 5.809764*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 2.041980 .772090 2.644742 .057296 -.101686 4.185647


CNTRST2 6.714521* .772090* 8.696548* .000963* 4.570855* 8.858188*
CNTRST3 7.120954* .772090* 9.222954* .000768* 4.977288* 9.264621*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.511581 .561226 2.69336 .054468 -.046631 3.069793


CNTRST2 5.648650* .561226* 10.06485* .000548* 4.090438* 7.206862*
CNTRST3 6.698602* .561226* 11.93567* .000282* 5.140390* 8.256814*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 2.337325 1.030713 2.267678 .085948 -.524393 5.199043


CNTRST2 5.912845* 1.030713* 5.736655* .004574* 3.051127* 8.774562*
CNTRST3 5.165374* 1.030713* 5.011457* ,007430* 2.303656* 8.027091*

130
Anejo TV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


D
VISUAL
GLM Contrast es timates for transformad variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 3.222900* .882659* 3.651353* .021745* .772246* 5.673555*


CNTRST2 5.378530* .882659* 6.093553* .003668* 2.927875* 7.829185*
CNTRST3 5.757882* .882659* 6.523336* .002852* 3.307228* 8.208537*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+CO 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI
LWl O
LW2 O
LW3 O
LW4 O
LW5 O
LW6 1
O
LW7 o
LW8 o
LW9 o
LWl O o
LWll o
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

Mi MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

131
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

CNTRSTl 1.919806 1.061910 1.807879 .144904 -1.02853 4.868142


CNTRST2 3.964499* 1.061910* 3.733365* .020238* 1.01616* 6.912835*
CNTRST3 5.064417* 1.061910* 4.769156* .008846* 2.11608* 8.012753*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5

LWl 0 0 0 0 0
LW2 0 0 0 0 0
LW3 0 0 0 0 0
LW4 0 0 0 0 0
LW5 0 0 0 0 0
LW6 0 0 0 0 0
LW7 1* 0 0 0 0
LW8 0 1* 0 0 0
LW9 0 0 1* 0 0
LWl O 0 0 0 1* 0
LWll 0 0 0 0 1*
LWl 2 0 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% -1-95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.389140 1.173722 1.183534 .302129 -1.86963 4.647914


CNTRST2 5.054473* 1.173722* 4.306363* .012582* 1.79570* 8.313247*
CNTRST3 6.251194* 1.173722* 5.325959* .005982* 2.99242* 9.509969*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

132
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .890043 .658947 1.350705 .248144 -.939487 2.719574


CNTRST2 3.434184* .658947* 5.211623* .006464* 1.604654* 5.263714*
CNTRST3 4.354464* .658947* 6.608215* .002718* 2.524934* 6.183995*

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t p Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.613748 Í96549 1.799956 .146246 -.875470 4.102966


CNTRST2 3.234255* Í96549* 3.607450* .022608* .745037* 5.723473*
CNTRST3 4.982179* Í96549* 5.557065* .005133* 2.492961* 7.471397*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 3.112204* .838644* 3.71100* .020636* .783755* 5.44065*


CNTRST2 9.359123* .838644* 11.15983* .000367* 7.030674* 11.68757*
CNTRST3 8.932047* .838644* 10.65058* .000440* 6.603597* 11.26050*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 2.338397* .515013* 4.54046* .010493* .908491* 3.768302*


CNTRST2 6.521124* .515013* 12.66205* .000224* 5.091218* 7.951029*
CNTRST3 6.010377* .515013* 11.67034* .000308* 4.580472* 7.440283*

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3


1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within C o e f f i c i e n t s {wtot2.sta)

133
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl O
LW2 O
LW3 O
LW4 O
LW5 O
LW6 O
LW7 O
LW8 O
LW9 O
LWl O O
LWll O
LWl 2 1

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.622920* .451614* 3 .59360* .022888* .369040* 2.876800*


CNTRST2 4.263676* .451614* 9 .44099* .000702* 3.009796* 5.517557*
CNTRST3 4.835100* .451614* 10 .70628* .000431* 3.581220* 6.088981*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad -1* O O
2 hidrosie 1* 1* 1*
3 hidr.+co O -1* O
hidr.+es O O -1*
testigo O O O

STAT. Within Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5

LWl 1* 0 0 0 0
LW2 0 1* 0 0 0
LW3 0 0 1* 0 0
LW4 0 0 0 1* 0
LW5 0 0 0 0 1*

134
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

LW6 0 0 0 0 0
LW7 0 0 0 0 0
LW8 0 0 0 0 0
LW9 0 0 0 0 0
LWIO 0 0 0 0 0
LWll 0 0 0 0 0
LW12 0 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.174189 .557677 -.312348 .770382 -1.72255 1.374171


CNTRST2 5.101182* .557577* 9.147194* .000793* 3.55282* 6.649542*
CNTRST3 4.087215* .557677* 7.328997* .001845* 2.53885* 5.635575*

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.04198 .772090 -2.64474 .057296 -4.18565 .101686


CNTRST2 4.67254* .772090* 6.05181* .003762* 2.52887* 6.816208*
CNTRST3 5.07897* .772090* 6.57821* .002764* 2.93531* 7.222641*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.51158 .561226 -2.69336 .054468 -3.06979 .046631


CNTRST2 4.13707* .561226* 7.37149* .001805* 2.57886* 5.695281*
CNTRST3 5.18702* .561226* 9.24231* .000762* 3.62881* 6.745233*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.33732 1.030713 -2.26768 .085948 -5.19904 .524393


CNTRST2 3.57552* 1.030713* 3.46898* .025607* .71380* 6.437237*
CNTRST3 2.82805 1.030713 2.74378 .051704 -.03367 5.689767

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

135
Anejo IV Análisis estadístico: Contml de erosión

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.22290* .882659* -3 .65135* .021745* -5.67355* -.772246*


CNTRST2 2.15563 .882659 2 44220 .071040 -.29502 4.606284
CNTRST3 2.53498* .882659* 2 .87198* .045378* .08433* 4.985637*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 1* 1* 1*
3 hidr.+CO 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LW12

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.91981 1.061910 -1.80788 .144904 -4.86814 1.028530


CNTRST2 2.04469 1.061910 1.92549 .126471 -.90364 4.993029
CNTRST3 3.14461* 1.061910* 2.96128* .041502* .19628* 6.092947*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)

136
Anejo IV AnáUsis estadístico: Control de erosión

VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 -1* O O
2 hidrosie 2 1* 1* 1*
3 hidr.+co 2 O -1* O
4 hidr.+es 2 O O -1*
5 testigo 2 O O O

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5

LWl 0 0 0 0 0
LW2 0 0 0 0 0
LW3 0 0 0 0 0
LW4 0 0 0 0 0
LW5 0 0 0 0 0
LW6 0 0 0 0 0
LW7 1* 0 0 0 0
LW8 0 1* 0 0 0
LW9 0 0 1* 0 0
LWl O 0 0 0 1* 0
LWll 0 0 0 0 1*
LWl 2 0 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI Mi MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.38914 1.173722 -1.18353 .302129 -4.64791 1.869634


CNTRST2 3.66533* 1.173722* 3.12283* .035430* .40656* 6.924107*
CNTRST3 4.86205* 1.173722* 4.14242* .014348* 1.60328* 8.120828*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.890043 .658947 -1.35070 .248144 -2.71957 .939487


CNTRST2 2.544141* .658947* 3.86092* .018133* .71461* 4.373671*
CNTRST3 3.464421* .658947* 5.25751* .006265* 1.63489* 5.293952*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)

137
Anejo TV Análisis estadístico: Control de erosión

VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.61375 Í96549 -1.79996 146246 -4.10297 .875470


CNTRST2 1.62051 !96549 1.80749 144969 -.86871 4.109724
CNTRST3 3.36843* Í96549* 3.75711* 019824* .87921* 5.857649*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.11220* .838644* -3,.71100* .020636* -5.44065* -.783755*


CNTRST2 6.24692* .838644* 7,.44883* .001735* 3.91847* 8.575368*
CNTRST3 5.81984* .838644* 6,.93958* .002264* 3.49139* 8.148292*

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.33840* .515013* -4.54046* .010493* -3.76830* -.908491*


CNTRST2 4.18273* .515013* 8.12159* .001250* 2.75282* 5.612633*
CNTRST3 3.67198* .515013* 7.12988* .002046* 2.24208* 5.101886*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 1* 1* 1*
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3

138
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

LW4 O
LW5 O
LW6 O
LW7 O
LW8 O
O
LW9 O
LWIO O
LWll 1
LW12

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI Mi Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.62292* .451614* -3..59360* .022888* -2.87680* -.369040*


CNTRST2 2.64076* .451614* 5..84738* .004266* 1.38688* 3.894636*
CNTRST3 3.21218* .451614* 7..11268* .002065* 1.95830* 4.466060*

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 0 -1* 0
3 hidr.+co 2 1* 1* 1*
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5
LWl 1* 0 0 0 0
LW2 0 1* 0 0 0
LW3 0 0 1* 0 0
LW4 0 0 0 1* 0
LW5 0 0 0 0 1*
0 0 0 0 0
LW6
0 0 0 0 0
LW7 0 0 0 0 0
LW8 0 0 0 0 0
LW9 0 0 0 0 0
LWIO 0 0 0 0 0
LWll 0 0 0 0 0
LW12

139
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI Mi MI Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.27537* .557677* -9.45954* 000697* -6.82373* -3.72701*


CNTRST2 -5.10118* .557677* -9.14719* 000793* -6.64954* -3.55282*
CNTRST3 -1.01397 .557677 -1.81820 143177 -2.56233 .53439

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -6.71452* .772090* -8.69655* .000963* -8.85819* -4.57085*


CNTRST2 -4.67254* .772090* -6.05181* .003762* -6.81621* -2.52887*
CNTRST3 .40643 .772090 .52641 .626444 -1.73723 2.55010

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.64865* .561226* -10.0648* .000548* -7.20686* -4.09044*


CNTRST2 -4.13707* .561226* -7.3715* .001805* -5.69528* -2.57886*
CNTRST3 1.04995 .561226 1.8708 .134703 -.50826 2.60816

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.91284* 1.030713* -5.73666* .004574* -8.77456* -3.05113*


CNTRST2 -3.57552* 1.030713* -3.46898* .025607* -6.43724* -.71380*
CNTRST3 -.74747 1.030713 -.72520 .508483 -3.60919 2.11425

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.37853* .882659* -6.09355* .003668* -7.82918* -2.92788*


CNTRST2 -2.15563 .882659 -2.44220 .071040 -4.60628 .29502
CNTRST3 .37935 .882659 .42978 .689494 -2.07130 2.83001

140
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 0 -1* 0
3 hidr.+CO 2 1* 1* 1*
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LWl
LW2
LW3
LW4
LW5
LW6
LW7
LW8
LW9
LWl O
LWll
LWl 2

STAT. Contrast Estimates (wtc3t2.sta)


VISUAL
GLM Contrast es;tiinates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.96450* 1.061910* -3.73336* .020238* -6.91284* -1.01616*


CNTRST2 -2.04469 1.061910 -1.92549 .126471 -4.99303 .90364
CNTRST3 1.09992 1.061910 1.03579 .358808 -1.84842 4.04825

STAT. Between Contrast Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 0 -1* 0

141
Análisis estadístico: Control de erosión

3 hidr.+co 2 1* 1* 1*
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5

LWl 0 0 0 0 0
LW2 0 0 0 0 0
LW3 0 0 0 0 0
LW4 0 0 0 0 0
LW5 0 0 0 0 0
LW6 0 0 0 0 0
LW7 1* 0 0 0 0
LW8 0 1* 0 0 0
LW9 0 0 1* 0 0
LWl O 0 0 0 1* 0
LWll 0 0 0 0 1
LW12 0 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.05447* 1.173722* -4,.30636* .012582* -8.31325* -1.79570*


CNTRST2 -3.66533* 1.173722* -3,.12283* .035430* -6.92411* -.40656*
CNTRST3 1.19672 1.173722 1,.01960 .365570 -2.06205 4.45550

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.43418* .658947* -5 .21162* .006464* -5.26371* -1.60465*


CNTRST2 -2.54414* .658947* -3 .86092* .018133* -4.37367* -.71461*
CNTRST3 .92028 .658947 1,.39659 .235046 -.90925 2.74981

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.23425* .896549* -3.60745* .022608* -5.72347* -.745037*


CNTRST2 -1.62051 .896549 -1.80749 .144969 -4.10972 .868712

142
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

CNTRST3 1.74792 ,896549 1.94961 .123012 -.74129 4.237142

STAT. Contrast Estimates {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% -1-95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -9.35912* .838644* -11.1598* .000367* -11.6876* -7.03067*


CNTRST2 -6.24692* .838644* -7.4488* .001735* -8.5754* -3.91847*
CNTRST3 -.42708 .838644 -.5092 .637387 -2.7555 1.90137

STAT. Contrast Estimates (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -6.52112* .515013* -12.6621* .000224* -7.95103* -5.09122*


CNTRST2 -4.18273* .515013* -8.1216* .001250* -5.61263* -2.75282*
CNTRST3 -.51075 .515013 -.9917 .377473 -1.94065 .91916

STAT. Between Contrast Coefficients {wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 -1* 0 0
2 hidrosie 2 0 -1* 0
3 hidr.-i-co 2 1* 1* 1*
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (wtot2.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI
LWl O
LW2 O
LW3 O
LW4 O
LW5 O
LW6 O
LW7 O
LW8 O
LW9 o
LWl O o
LWll o

143
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

LW12

STAT. Contrast Es timates (wtot ?.3ta)


VISUAL
GLM Contrast es tlmates for t cansformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.26368* .451614* -9.44099* .000702* -5.51756* -3.00980*


CNTRST2 -2.64076* .451614* -5.84738* .004266* -3-89464* -1.38688*
CNTRST3 .57142 .451614 1.26529 .274453 -.68246 1.82530

ANIO*PERIOEX)'TF?ATAMIE; LS Means

Current effect: F(20, 20)=5.7479, p=,00013

Type III (lecomposition

-O- TRÁTAME
plantad

-•- TRATAMIE
hidrosíe

-o- TRATAMIE
hidr.+co

•-*- TRATAMIE
hidr.+es

PERIODO 2 4 6 PERIODO 2 4 6 -•- TRATAMIE


1 3 5 1 3 5 testigo

ANIO: 1 ANIO 2

144
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

ANI0*PER10D0*TRATAMIE; LS Means
Currenteffect F(20,20)=5.7479, p=.00013
Type III decompositiofi

-o TRÁTAME
piantaci
o TRÁTAME
hidrosie
- • - TRATAMIE
hidr.+co
- • - TRÁTAME
hidr,+es
" + - TRÁTAME
testigo

ANIO'TRATAME; LS Means
Currenteffect F(4,4)=61166. p=.67722
Type III decomposition

ANIO
1

145
Anejo IV Análisis estadístico: Control de erosión

TRÁTAME; LSMeans
Currenteffect F(4,4)=46.186, p=.00133
Type III decomposition

>
a

plantad hidrosie hidr.+co hidr.+es

TRÁTAME

146
ANEJO IV.3: CLAVOS PE EROSIÓN
Anejo IV AnáUsis estadístico: Clavos erosión

ANÁLISIS ESTADÍSTICO: CLAVOS EROSIÓN (REBAJAMIENTO)

data file: CLAVOSDAT.STA [ 72 cases with 12 variables ]

VARIABLES:
1 BLOQUE -9999
2 FILA -9999
5 COLUMNA -9999 =V0-6*TRUNC((VO-l)/6
6 REBAJAl -9999
7 REBAJA2 -9999

Des]ign Effects:
Categorical effects: FILA
BLOQUE
COLUMNA(BLOQUE)
BLOQUE*FILA
Model specifications:
GLM;

DEPENDENT = REBAJAl REBAJA2;

GROÜPS = BLOQUE (1 2)

FILA (12 3 4 5 6)

COLUMNA (12 3 4 5 6);

COVARIATE = none;

DESIGN = FILA + BLOQUE + COLUMNA(BLOQUE) + FILA


*BLOQUE;

INTERCEPT = include;

LACKOFFIT = no;

PARAM = overp;

SSTYPE = 3;

ESTÍMATE = none;

SUELTA = 7;

IDELTA = 12;

RANDOM = none;

SURFACE = none;

MIXTURE = none;

REPEATED = ANIO 2;

WDESIGN = ANIO;

SAMPLE = none;

OUTPUT = none;

149
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

STAT. iRepeated Measures Analysis of Variance (clavosdat.sta]


VISUAL lOver-parameterized model
GLM IType III decomposition
-+- -+
I Degr. of | I
Effect SS 1 Freedom | MS I
-+- -+- -+
Intercept 18.418*1 1*1 18.4184 8.1423*1 .006276 *l
FILA 1636.902*1 5*1 327.3804 144.7267*1 0.000000 *l
BLOQUE 1.440 I 1 I 1.4400 .6366 I .428722
COLUMNA(BLOQUE) 54.130*1 10*i 5.4130 2.3929*1 .020824 1
BLOQUE*FILA 13.636 I 5 I 2.7273 1.2057 I .320189 *l
Error 113.103 I 50 I 2.2621
+- -+- -+- -+
ANIO I 26.095*1 1*1 26.0951 *l 6.6275*1 .013050 *l
ANIO*FILA 274.893*1 5*1 54.9785 * I 13.9632*1 .000000 *l
I
ANIO*BLOQUE I 1.778 I 1 I 1.7778 .4515 I .504711 I
ANIO*COLUMNA(BLOQUE ) 158.860*1 10*1 15.8860 4.0347*1 .000434 * l
I .320544
ANIO*BLOQUE*FILA 23.721 I 5 1 4.7442 1.2049 1
I
Error 196.869 I 50 1 3.9374 I I
+— -+—
--+

+ 4- +
1 STAT. iTest of SS Whole Model vs. SS Residual (clavosdat.sta) 1
1 VISUAL 1 I
I GLM i I
I Dependnt 1 Múltiple 1 Múltiple | Adjusted | SS | df | MS |
I Variable | R 1 R2 | R2 1 Model | Model I Model |

I REBAJAl I .902316*1 .814175*1 .736128*1 903.176*1 21*1 43.00839*1


I REBAJA2 i .961243*1 .923988*1 .892063*1 1262.183*1 21*| 60.10397*1

+ + +
I STAT. ITest of SS Whole Model vs. SS Residual (clavosdat.sta)|
1 VISUAL I I
I GLM 1 1
+ + + + + + +
1 Dependnt | SS 1 df | MS 1 [ |
1 Variable 1 Residual 1 Residual | Residual 1 F | P I
+ + + + + + +
I REBAJAl I 206.1389*1 50*1 4.122778*1 10.43190*1 .000000*1
I REBAJA2 I 103.8332*1 50*1 2.076664*1 28.94256*1 0.000000*1
+ + + + + + +

+ + +
1 STAT. IFILA; LS Means (clavosdat.sta) |
I VISUAL ICurrent effect: F(5, 50)=144.73, p=0.0000 |
i GLM IType III decomposition |
+ + + + + + + +
I 1 I DV_1 1 DV_1 1 DV_1 i DV_1 1 I
I Cell No. 1 FILA 1 Mean 1 Std.Err. 1 -95.00% | +95.00% 1 N 1
+ + + + + + + +
II 11 1 3.01250 I .307006 | 2.39586 | 3.62914 | 12 1
12 12 1 2.72500 | .307006 1 2.10836 1 3.34164 | 12 1
13 13 1 2.80000 i .307006 1 2.18336 | 3.41664 1 12 1
14 I 4 1 1.46042 1 .307006 | .84378 | 2.07706 | 12 |

150
Artejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

I 5 I -1.51042 1 .307006 I -2.12706 | -.89378 1 12 |


I 6 I -6.34167 I .307006 I -6.95831 | -5.72503 I 12 |
+ +-

STAT. IBLOQUE; LS Means (clavosdat.sta) 1


VISUAL ICurrent effect: F(l, 50)=.63659, p=.42872 I
GLM IType III decomposition i
I I DV_1 I DV_1 I DV_1 I DV_1 i 1
Cell No. I BLOQUE I Mean | Std.Err. | -95.00% | +95.00% | N |

1 1 I .457639 1 .177250 | .101622 | .813656 | 36 |


I 2 I .257639 I .177250 | -.098378 | .613656 I 36 |

STAT. I COLUMNA(BLOQUE); LS Means (clavosdat.sta)


VISUAL iCurrent effect: F(10, 50)=2.3929, p=.02082 I
GLM IType III decomposition I

I I I DV_1 I DV_1 DV_1 I DV_1 I


Cell No. I BLOQUE I COLUMNA | Mean | Std.Err. -95.00% I +95.00% I
+--
1 1 .229167 .434172 -.64289 I 1.101226
2 1 ,116667 .434172 .24461 1.988726
3 1 ,537500 .434172 -.33456 1.409559
4 1 I - ,037500 .434172 -.90956 .834559
5 1 ,129167 .434172 -.74289 .001226
6 1 ,770833 .434172 -.10123 .642893
7 2 412500 .434172 -.45956 .284559
2 220833 .434172 .34877 .092893
2 ,191667 .434172 .31961 .063726
10 2 ,154167 .434172 -1.02623 .717893
11 2 ,900000 .434172 -1.77206 .027941
12 2 ,225000 .434172 -1.09706 .647059

STAT. I COLUMNA(BLOQUE); LS Means (clavosdat.sta)


VISUAL ICurrent effect: F(10, 50)=2.3929, p=.020821
GLM IType III decomposition 1

I
Cell No.
h

1 1 6
2 1 6
3 1 6
4 1 6
5 1 6
6 1 6
7 1 6
8 1 6
9 1 6
10 1 6
11 1 6
12 1 6
L

STAT. |BLOQUE*FILA; LS Means (clavosdat.sta)

151
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

VISUAL ICurrent effect: F{5, 50)=1.2057, p=.32019


GLM IType III decomposition

i 1 1 DV 1 1 DV 1 1 DV 1 1 DV 1
Cell No. 1 BLOQUE i FILA 1 Mean 1 Std.Err. 1 -95.00% 1 +95.00%
-+- -+— --+-- --+ +-
1 1 1 1 1 1 3.31250 1 .434172 | 2.44044 1 4.18456
2 1 1 1 2 1 2.72500 1 .434172 | 1.85294 1 3.59706
3 1 1 1 3 1 2.57917 1 .434172 | 1.70711 1 3.45123
4 1 1 1 4 1 1.81667 1 .434172 | .94461 1 2.68873
5 1 1 1 5 1 -1.84583 1 .434172 | -2.71789 1 -.97377
6 1 1 1 6 1 -5.84167 1 .434172 | -6.71373 1 -4.96961
7 1 2 1 1 1 2.71250 1 .434172 | 1.84044 1 3.58456
8 1 2 1 2 1 2.72500 1 .434172 1 1.85294 1 3.59706
9 1 2 1 3 1 3.02083 1 .434172 | 2.14877 1 3.89289
10 1 2 1 4 1 1.10417 1 .434172 | .23211 1 1.97623
11 1 2 i 5 1 -1.17500 1 .434172 | -2.04706 1 -.30294
12 1 2 1 6 1 -6.84167 1 .434172 | -7.71373 1 -5.96961
+•

STAT. riLA ; LS Means (clavosdat.sta)


1 BLOQUE*] |
VISUAL ICurrent effect: F(5, 50)=1.2057, p=.320191
GLM 1 Type III decomposition |
-+ +- +
1 1
Cell No. N
1
-+ +
1 1 6 1
2 1 6 1
3 1 6 1
4 1 6 1
5 1 6 1
6 1 6 1
7 1 6 1
8 1 6 1
9 1 6 1
10 1 6 1
11 1 6 1
12 1 6 1
-+ +

STAT. lANIO LS Means (clavosdat.sta)


VISUAL 1Current eff(5Ct: F(l, 50)=6.6275, p=.01305
GLM IType III decnomposition

DV_1 DV_1 I DV_1 DV_1


Cell No. I ANIO I Mean Std.Err. | -95.00% +95.00^ I
+- -+- -+- -+- -+- +
-+-
,783333 i .239292 | .302701 1 1.263966 | 72 I
.068056 i .169831 | .409171 I .273060 1 72 I
+ +- + +- +

+-
I STAT. 1ANI0*FILA; LS Means (clavosdat.sta)
I VISUAL ICurrent effect: F(5, 50)=13.963, p=.00000
I GLM IType III decomposition

1 1 1 DV 1 1 DV 1 1 DV 1 1 DV 1
Cell No. 1 FILA 1 ANIO 1 Mean 1 Std.Err. 1 -95.00% 1 +95.00%

152
Anejo IV Análisis estadístíco: Clavos erosión

I 1 1 1 1.86667 .586144 .68936 3.04397 1


I 2 1 1 4.15833 .415999 3.32277 4.99389 1
I 3 2 1 1.92917 .586144 .75186 3.10647 1
I 4 2 1 3.52083 .415999 2.68527 4.35639 1
I 5 3 i 2.57083 .586144 1.39353 3.74814 1
I 6 3 1 3.02917 .415999 2.19361 3.86473 1
I 7 4 1 3.73333 .586144 2.55603 4.91064 1
1 8 4 1 -.81250 .415999 -1.64806 .02306 1
I 9 5 1 .80417 ,586144 -.37314 1.98147 1
i 10 5 1 -3.82500 .415999 -4.66056 -2.98944 1
I 11 6 1 -6.20417 .586144 -7.38147 -5.02686 1
I 12 6 1 -6.47917 .415999 -7.31473 -5.64361 1
+ 4- 1 1 1 1-

+
I STAT. lANIO*FILA; LS Means (clavosdat.sta)
1 VISUAL ICurrent effect: F{5, 50)=13.963, p= .000001
I GLM IType III decomposition
-+ +
I
Cell No. N
+
1 12 1
2 12 1
3 12 1
4 12 1
5 12 i
6 12 1
7 12 1
8 12 1
9 12 1
10 12 1
11 12 1
12 12 1

+ +
I STAT. |ANIO*BLOQUE; LS Means (clavosdat.sta)
I VISUAL ICurrent effect: F(l, 50)=.45151, p=.50471
I GLM IType III decomposition

l i l i DV_1 I DV_1 1 DV_1 1 DV_1 I


I C e l l No. I BLOQUE | ANIO | Mean | Std.Err. | -95.00% I +95.00% 1

II 11 II I .994444 I .338410 | ,314727 1.674162


12 11 12 I -.079167 I .240177 | .561577 .403244
13 12 II I .572222 | .338410 | .107495 1.251940
14 12 12 I -.056944 | .240177 | .539355 .425466

+ + +
I STAT. |ANIO*BLOQUE; LS Means (clavosdat.sta) |
I VISUAL ICurrent effect: F(l, 50)=.45151, p=.50471]
I GLM IType III decomposition I
+ + + +
I I I
I Cell No. I N I
+ + +
II I 36 I
12 I 36 I
13 I 36 I
i 4 I 36 1
+ + +

153
Anejo IV AnáUsis estadístico: Clavos erosión

1 STAT |ANIO*COLUMNA(BLOQUE); LSMeans (clavosdat.sta)


1 VISUAL 1Current effect: F(10, 50)=4.0347, p=.00043
1 GLM IType III decomposition

1 1 1 DV 1 1 DV 1 1 DV 1 1
1 Cell No. 1 BLOQUE 1 COLUMNA 1 ANIO | Mean | Std.Err. | -95.00% 1
_J . !.____ I _ „ L_ ___!__
"i 1 [ 1 1

1 1 i 1 1 1 1 1 1 -.00833 1 .828933 | -1.67329 1


1 2 1 1 1 1 1 2 1 .46667 1 .588312 | -.71499 1
1 3 1 1 1 2 1 1 1 1.32500 1 .828933 | -.33996 1
1 4 1 1 ! 2 1 2 1 .90833 1 .588312 | -.27333 1
1 5 1 1 1 3 1 1 1 .49167 1 .828933 | -1.17329 1
1 6 1 1 1 3 1 2 1 .58333 1 .588312 | -.59833 1
1 7 1 1 i 4 1 1 1 1,10000 1 .828933 1 -.56496 1
1 8 1 1 1 4 i 2 1 -1.17500 1 .588312 | -2.35666 1
1 9 1 1 1 5 1 1 1 .08333 1 .828933 | -1.58163 1
1 10 1 1 1 5 1 2 1 .17500 1 .588312 | -1.00666 1
1 11 1 1 1 6 1 1 1 2.97500 1 .828933 | 1.31004 1
1 12 1 1 1 6 1 2 1 -1.43333 1 .588312 | -2.61499 1
i 13 1 2 1 1 1 1 1 -.35000 1 .828933 | -2.01496 1
1 14 1 2 1 1 1 2 1 1.17500 1 .588312 | -.00666 1
1 15 1 2 1 2 1 1 1 2.98333 1 .828933 | 1.31837 1
1 16 1 2 1 2 1 2 1 -.54167 1 .588312 | -1.72333 1
1 17 1 2 1 3 1 1 1 .28333 1 .828933 | -1.38163 1
1 18 i 2 1 3 1 2 1 2.10000 1 .588312 | .91834 1
1 19 1 2 1 4 1 1 1 1.26667 1 .828933 | -.39829 1
1 20 1 2 1 4 i 2 1 -1.57500 1 .588312 | -2.75666 1
1 21 1 2 1 5 i 1 1 -1.87500 1 .828933 I -3.53996 1
1 22 1 2 1 5 i 2 1 .07500 1 .588312 1 -1.10666 1
1 23 1 2 1 6 1 1 1 1.12500 1 .828933 1 -.53996 1
1 24 1 2 1 6 1 2 1 -1.57500 1 .588312 i -2.75666 1
+ -+ -+ + + + +- +
+ -+ +
1 STAT. 1ANIO*COLUMNA(BLOQUE); LSMeans (clavosdat.sta)|
1 VISUAL 1Current effect: F(10, 50)=4.0347, p=.00043 |
1 GLM IType III decomposition |
+ -+ -+ + +
1 DV 1
1 Cell No. 1 +95.00% N 1

1 1 1 1.656627 6 1
1 2 1 1.648325 6 1
1 3 1 2.989961 6 1
1 4 1 2.089992 6 1
1 5 1 2.156627 6 1
1 6 1 1.764992 6 I
1 7 1 2.764961 6 1
1 8 1 .006659 6 1
1 9 1 1.748294 6 1
1 10 1 1.356659 6 1
1 11 1 4.639961 6 1
1 12 1 -.251675 6 1
1 13 1 1.314961 6 i
1 14 1 2.356659 6 1
i 15 1 4.648294 6 1
1 16 1 .639992 6 1
1 17 1 1.948294 6 1
1 18 1 3.281659 6 1
1 19 1 2.931627 6 1

154
Anejo JV Anátis'is estadístico: Clavos erosión

1 20 1 -.393341 1 6
1 21 1 -.210039 1 6
1 22 1 1.256659 1 6
1 23 1 2.789961 1 6
1 24 1 -.393341 1 6
^ 1- +

STAT. ANIO*BLOQUE*FILA; LS Means (clavosdat.sta)


VISUAL Current effect: F{5, 50)=1.2049, p=.32054
GLM Type III decomposition

DV 1 DV_1 DV_1
Cell No. BLOQUE FILA ANIO Mean Std.Err. -95.00%
+
1 1 1 1 2.17500 .828933 .51004
2 1 1 2 .45000 .588312 í.26834
3 1 2 1 .14167 .828933 .47671
4 1 2 2 .30833 .588312 2..12667
5 1 3 1 .80833 .828933 1..14337
6 1 3 2 .35000 .588312 1..16834
7 1 4 1 .73333 .828933 2.06837
8 1 4 2 -.10000 .588312 -1.28166
9 1 5 1 .08333 .828933 -1.58163
10 1 5 2 -3.77500 .588312 -4.95666
11 1 6 1 -4.97500 .828933 -6.63996
12 1 6 2 -6.70833 .588312 -7.88999
13 2 1 1 1..55833 .828933 -.10663
14 2 1 2 3..86667 .588312 2.68501
15 2 2 1 1..71667 .828933 .05171
16 2 2 2 3..73333 .588312 2.55167
17 2 3 1 2..33333 .828933 .66837
18 2 3 2 3.,70833 .588312 .52667
19 2 4 1 3..73333 .828933 .06837
20 2 4 2 -1..52500 .588312 .70666
21 2 5 1 1..52500 .828933 .13996
22 2 5 2 -3..87500 .588312
.05666
2 6 1 -7.43333 .828933
23 ,09829
2 6 2 -6.25000 .588312
24 ,43166
+-- -+ +— -+—

STAT. ANIO*BLOQUE*FILA; LS Means (clavosdat.sta)1


VISUAL Current effect: F(5, 50)=1.2049, p=.32054 |
GLM Type III decomposition |

DV_1 I I
Cell No. -1-95.00% I N I

1 83996
2 63166
3 80663
4 48999
5 47329
6 53166
7 39829
8 08166
9 74829
10 59334
11 31004
12 52667
13 3.22329

155
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

14 04833
15 38163
16 91499
17 99829
18 88999
19 39829
20 -.34334
21 3.18996
22 -2.69334
23 -5.76837
24 -5.06834
-+—

+ -+
I STAT. ITukey HSD test; variable DV_1 (clavosdat.sta)
i VISUAL IProbabilities for Post Hoc Tests I
I GLM lError: Between MS = 2.2621, df = 50.000 I
+
I I 1 {1} I {2} 1 {3} I {4} I {5} 1
I Cell No. I FILA I 3.0125 I 2.7250 I 2.8000 | .4604 I -1.510 1
-+-
I 1 I I i .985289 .996395 .009808 * I .000142*1
I 2 I .985289 I .999979 .056676 .000142*1
I 3 I .996395 I .999979 .036833^ .000142*1
.056676 .036833^ .000142*1
I 4 I .009808*1
.000142* .000142^ .000142^ I
1 5 I .000142*1 .000142*1
.000142* .000142^ .000142^
I 6 I .000142*1
+-
+
STAT. ITukey HSD test; variable DV_1 (clavosdat.s ta)
VISUAL 1Probabilities for Post Hoc Tests
GLM I Error: Between MS = 2.2621, df = 50.000
+ +
I {6}
Cell No. -6.342

1 .000142*1
2 .000142*1
3 .000142*1
4 .000142*1
5 .000142*1
6

STAT. IDuncan test; variable DV_1 (clavosdat.sta)


VISUAL IProbabilities for Post Hoc Tests
GLM 1 Error: Between MS = 2.2621, df = 50.000
+ + + H + +. + ._+
I {1} {2} 1 {3} I {4} I {5}
Cell No. FILA .0125 2.7250 2.8000 I 1.4604 1 --1.510
-+~- .+ + + +- + +
1 11 1 .537866 1 .626792 1 .001456*1 .000032*
2 12 537866 1 1 .863654 1 .005477*1 .000062*
3 13 626792 1 .863654 1 1 .004624*1 .000055*
4 14 001456*1 .005477*1 .004624*1 1 .000115*
5 15 000032*1 .000062*1 .000055*1 .000115*1
6 I6 000028*1 .000055*1 .000032*1 .000062*1 .000115*
+ +- + -I- + +— +

STAT. IDuncan test; variable DV 1 (clavosdat.sta)|

156
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

VISUAL IProbabilities for Post Hoc Tests


GLM lError: Between MS = 2.2621, df = 50.000
-+-
{6} I
Cell No. -6.342 I
h
.000028*1
.000055*1
.000032*1
.000062*1
.000115*1

+ + +
I STAT. I LSD test; variable DV_1 (clavosdat.sta) I
1 VISUAL IProbabilities for Post Hoc Tests i
I GLM I Error: Between MS = 2.2621, df = 50.000 -+-- I
I I I {1} I {2} 1 {3} I {4} {5} I
I Cell No. I FILA | 3.0125 | 2.7250 | 2.8000 | 1.4604 1.510 i

II II I I .510896 I .626672 1 .000788 000000*1


12 12 I .510896 I I .863551 | .005344 *l 000000*1
13 13 I .626672 | .863551 | | .003309 * 1 000000*1
14 14 I .000788*1 .005344*1 .003309*1 000000*1
15 15 I .000000*1 .000000*1 .000000*1 .000000 I
16 16 I 0.000000*1 0.000000*1 0.000000*1 0.000000 *l 000000*i
-+-
+ + +
I STAT. I LSD test; variable DV_1 (clavosdat.sta) |
I VISUAL IProbabilities for Post Hoc Tests |
I GLM jError: Between MS = 2.2621, df = 50.0001
+ + + +
I I {6} I
I Cell No. I -6.342 |
+ + +
1 1 I 0.000000*1
I 2 I 0.000000*1
1 3 I 0.000000*1
I 4 I 0.000000*1
I 5 I .000000*1
16 I I
+ + +
+- -+-
I STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta)
1 VISUAL 1
I GLM 1Coefficients for each cell in the selected effect
+- -+
I I I I I I
I
I Cell No. I FILA | Cell N | CNTRSTl | CNTRST2 I CNTRST3 | CNTRST4 I
+- -+
1 12 -5*1 5*1 -5*1
2 I 12 -3*1 -1*1 7*1
3 12 -1*1 -4*1 4*1
4 12 1*1 -4*1 -4*1
5 12 3*1 -1*1 -7*1 *l
6 12
5*1
5*1
5*1
*1

157
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

+ + + + + + + +
+ + +
I STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta) I
I VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each cell in the selected effect1
+ + + +
1 1 I
i Cell No. I CNTRST5 1
+ + +
I 1 1 -1*1
12 I 5*1
I 3 I -10*1
I 4 I 10*1
i 5 ! -5*1
16 I 1*1
+ + +

+ + +
1 STAT. IWithin Coefficients (clavosdat.sta) |
I VISUAL I i
I GLM ICoefficients for each dependent variable]
+ + +
I I 1
I Dep. Var. | MI I
+ + +
1 REBAJAl I 1 *I
I REBAJA2 I O I
+ + +
+ + +
I STAT. IContrast Estimates (clavosdat.sta) I
I VISUAL I I
I GLM 1Contrast estimates for transformed variables I

1 I MI I MI I MI I MI 1 -95.00% 1 +95.00% |
I Contrast | Estímate 1 Std.Err 1 t | p 1 Cnf.Lmt | Cnf.Lmt |

1 CNTRSTl I -42.5667*1 4.904033*1 -8.67993*1 .000000*1 -52.4167*1 -32.7166*1


I CNTRST2 I -49.6375*1 5.372099*1 -9.23987*1 .000000*1 -60.4277*1 -38.8473*1
I CNTRST3 1 -37.1292*1 7.863947*1 -4.72144*1 .000019*1 -52.9244*1 -21.3340*1
I CNTRST4 1 .0708 1 3.101583 | .02284 | .981871 1 -6.1589 1 6.3005 1
I CNTRST5 I 9.1792 1 9.304748 | .98650 1 .328636 1 -9.5100 | 27.8683 |
+ + + + + + + +

+ + +
1 STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta) I
1 VISUAL 1 I
I GLM ICoefficients for each cell in the selected effect 1
+ + + + + + + +
I I I I I I I 1
I Cell No. I FILA 1 Cell N 1 CNTRSTl | CNTRST2 | CNTRST3 1 CNTRST4 |
+ + + + + + + +
II I 1 1 12 1 -5*1 5*1 -5*1 1*1
12 12 I 12 ! -3*1 -1*1 7*1 -3*1
13 13 I 12 I -1*1 -4*1 4*1 2*1
14 14 1 12 1 1*1 -4*1 -4*1 2*1
15 15 1 12 I 3*1 -1*1 -7*1 -3*1
16 16 1 12 I 5*1 5*1 5*1 1*1

158
Anejo IV AnáUsis estadístico: Clavos erosión

—+ +-

+ + +
I STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta) |
I VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each cell in the selected effect|
+ + + +
I I I
1 Cell No. I CNTRST5 |
+ + +
i 1 i -1*1
12 1 5*1
i 3 I -10*1
14 I 10*1
15 I -5*1
16 I 1*1
+ + +
+ + +
i STAT. jWithin Coefficients (clavosdat.sta) |
I VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each dependent variable]
+ + +
I I I
I Dep. Var. | MI I
+ + +
I REBAJAl I O I
I REBAJA2 I 1 *|
+ + +
+ + +
I STAT. IContrast Estimates (clavosdat.sta) I
I VISUAL I I
I GLM IContrast estimates for transformed variables 1
+ + + + + + + +
I I MI I MI I MI I MI I -95.00% | +95.00% |
I Contrast | Estímate | Std.Err | t | p | Cnf.Lmt | Cnf.Lmt |
+ + + + + + + +
I CNTRSTl I -79.0667*1 3.480499*1 -22.7170*1 0.000000*1 -86.0575*1 -72.0759*1
I CNTRST2 I -20.1667*1 3.812696*1 -5.2893*1 .000003*1 -27.8247*1 -12.5086*1
I CNTRST3 I 13.6000*1 5.581215*1 2.4367*1 .018423*1 2.3898*1 24.8102*1
I CNTRST4 I 3.0250 1 2.201261 j 1.3742 | .175505 1 -1.3964 j 7.4464 |
I CNTRST5 I -12.3250 1 6.603782 | -1.8664 1 .067862 1 -25.5891 | .9391 1

STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta)


VISUAL I
GLM ICoefficients for each cell in the selected effect
+-
1 l i l i l í
1 Cell No. I FILA I Cell N 1 CNTRSTl | CNTRST2 1 CNTRST3 1 CNTRST4
+- -+- +- +- -+
1 1 1 12 1 -5*1 5*1 -5*1 1*1
1 2 12 i -3*1 -1*1 7*1 -3 *1
I 3 12 I -1*1 -4*1 4*1 2 *1
1 4 12 1 1*1 -4*1 -4*1 2*1
12 I 3*1 -1*1 -7*1 -3 *1
1 5

159
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

16 16 I 12 I 5*1 5*1 5*1 1*1


+ + + + + + + +
+ + +
i STAT. jBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta) 1
I VISUAL I 1
I GLM ICoefficients for each cell in the selected effect|
+ + + +
I I I
I C e l l No. I CNTRST5 |
+ + +
II i -1*1
12 1 5*1
! 3 I -10*1
14 1 10*1
15 1 -5*1
16 1 1*1
+ + +

+ + +
I STAT. IWithin Coefficients (clavosdat.sta) |
1 VISUAL 1 1
I GLM 1Coefficients for each dependent variable!
+ + +
1 1 I
I Dep. Var. | MI 1
+ + +
I REBAJAl I 1 *|
1 REBAJA2 I 1 *|
+ + +
+ + +
1 STAT. IContrast Estimates (clavosdat.sta) 1
1 VISUAL I I
1 GLM ¡Contrast estimates for transformed variables I

1 I MI I MI 1 MI 1 MI I -95.00% i +95.00% j
I Contrast 1 Estímate | Std.Err 1 t | p | Cnf.Lmt | Cnf.Lmt |

I CNTRSTl I -121.633*1 5.137188*1 -23.6770*1 0.000000*1 -131.952*1 -111.315*1


I CNTRST2 I -69.804*1 5.627507*1 -12.4041*1 .000000*1 -81.107*1 -58.501*1
I CNTRST3 I -23.529*1 8.237827*1 -2.8562*1 .006229*1 -40.075*1 -6.983*1
I CNTRST4 I 3.096 I 3.249043 | .9528 1 .345253 1 -3.430 | 9.622 1
I CNTRST5 1 -3.146 1 9.747128 I -.3227 1 .748234 1 -22.724 1 16.432 |
+ + + + + + + +

+ + +
I STAT. 1Between Contrast Coefficients (clavosdat.sta) 1
1 VISUAL I I
I GLM 1Coefficients for each cell in the selected effect 1
+ + + + + + + +
I I I I ! 1 1 1
I C e l l No. 1 FILA 1 Cell N | CNTRSTl | CNTRST2 | CNTRST3 1 CNTRST4 1
+ + + + + + + _l_
II II 1 12 I 1*1 0 1 0 1 0 1
12 12 1 12 i 0 1 1*1 0 1 0 1
13 13 1 12 1 0 1 0 1 1*1 0 1
14 14 1 12 1 0 1 0 1 0 1 1*1
15 15 I 12 1 01 01 01 01
16 16 I 12 1 01 01 01 01
+ + + + + + + __|

160
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

+ + +
I STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta) I
I VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each cell in the selected effect|
+- -+-
I
I Cell No. CNTRST5
+- -+-
I I OI
I O i
O I
o I
1*1
o I

+ + +
I STAT. IWithin Coefficients (clavosdat.sta) |
I VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each dependent variable|
+ + +
I Dep. Var. | MI 1
+- +- —+
REBAJAl 1
REBAJA2 I *l
+- --+

i STAT. 1Contrast Estimates (clavosdat.sta) 1


1 VISUAL 1 1
1 GLM 1Contrast est imates for transformed variables 1
1 MI 1 MI 1 MI 1 MI 1 -95.00% 1 +95.00% 1
1 Contrast 1 Estímate | Std.Err | t | P 1 Cnf.Lmt 1 Cnf.Lmt 1

1 CNTRSTl 1 -2.29167*1 .810080*1 -2.82894*1 .006704*1 -3.91876*1 -.664572*1


1 CNTRST2 1 -1.59167 1 .810080 1 -1.96483 | .055003 1 -3.21876 1 .035428 1
1 CNTRST3 1 -.45833 1 .810080 1 -.56579 j .574069 1 -2.08543 1 1.168761 1
1 CNTRST4 1 4.54583*1 .810080*1 5.61158*1 .000001*1 2.91874*1 6.172928*1
1 CNTRST5 1 4.62917*1 .810080*1 5.71445*1 .000001*1 3.00207*1 6.256261*1

4-
1 STAT. IBetween Contrast Coefficients (clavosdat.sta)
1 VISUAL 1
I GLM 1Coefficients for each cell in the selected effect
+ + + +
Cell No. FILA I Cell N CNTRSTl
-+-
1 12 O
2 12 O
3 12 O
4 12 O
5 12 O
6 12 1

161
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

+ + + + +

+ + +
I STAT. IWithin Coefficients (clavosdat.sta) I
1 VISUAL I I
I GLM ICoefficients for each dependent variable I
+ • + +

I Dep. Var. | MI I
+ + +
I REBAJAl I 1 *I
I REBAJA2 I -1 *|
+ + +

+ + +
I STAT. IContrast Estimates {clavosdat.sta) I
I VISUAL I I
I GLM IContrast estimates for transformad variables I

I I MI I Mi 1 MI I MI I -95.00% I +95.00% !
I Contrast I Estímate I Std.Err | t | p I Cnf.Lmt I Cnf.Lmt |

I CNTRSTl I .27 5000 | .810080 | .339472 | .735676 | -1.35209 | 1.902094 1

ANIO'BLOQUETILA: LS Means
Currenteffect F(5, 50)=1,2049, p=.32054
Type III decomposlton

0 \

D
-4

-6
-O- M\0
-8 1

-10 - • - ANIO
Fl JVI 2 3 4 5 6 Fl . A l 2 3 4 5 6 2
BLOQUE: 1 BLOQUE: 2

162
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

ANIO'COLUMNAÍBLOQUE); LS Means
Current effed: F(10,50)=4,0347, p=.00043
Type III decomposition

3.5
3.0 ' • • • o . ' ' ' •

2.5
2,0
1.5
1,0
'"l 0.5
O 0.0
-0.5
-1.0
-1.5
- O - ANIO
-2 0
1
. . .
COLL MNA 2 4 6 COLUMNA 2 4 6 - • - AN)0
1 3 5 1 3 5 2
BLOQUE: 1 BLOQUE: 2

ANIO'FtLA:LS Means
Current effect F(5, 50)=13,963, p=.00000
Type 111 decomposition

ANIO
1
ANIO
2

FILA

163
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos erosión

ANIO'FILA LS Means

Cuirent effect F(5,50)=13,963, p=.00000

Type III decomposition

FILA LS Means

Current effect F(5,50)=144.73, p=0,0000

Type III decomposition

FILA

164
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

ANÁLISIS ESTADÍSTICO: CLAVOS EROSIÓN


(ESTUDIO DE LOS PERFILES DE REBAJAMIENTO)

Partiendo de la longitud inicial del talud (L=8.06 metros) y su pendiente (-


83.91% que corresponde a un ángulo a = —40°) se ha calculado la ecuación inicial del
perfil (po(x)=-L*sin a+x*ig a con x e [0,6.174j) y las coordenadas iniciales de los
72 clavos (xo,po) sobre el perfil teniendo en cuenta que la distancia entre ellos era de un
1 metro y las distancias desde el primero hasta la cabecera y desde el último hasta el pie
eran de 1.90 y 1.16 metros respectivamente..

Teniendo en cuenta los rebajamientos en cm. ri (primer año) y r2 (segundo año)


experimentados por cada clavo y considerando que estaban situados perpendicularmente
al perfil, se han calculado las coordenadas (xi,pi) y (X2,p2) (en metros) de cada clavo en
los perfiles de cada uno de los años como:
Xi^Xo+ri*(sin a )/100 pi^po-ri*(cos a )/100
X2=Xo+(ri+r2)*(sin a )/100 P2^Po-(ri+r2)*(cos a )/100.

Todos estos datos pueden verse en el fichero PERFILES.DAT que se incluye al


final.

Con estos datos se ha llevado a cabo una regresión polinómica de tercer grado
para cada uno de los dos años. Los resultados de estas regresiones pueden consultarse al
final de este documento, observándose que los coeficientes de determinación son,
respectivamente, de 99.933% y 99.927%. En el siguiente gráfico se incluyen los puntos
y las ecuaciones ajustadas:

INICIAL:p(x)=5.181-0.839'x
AÑO 1; p(x)=5.017-0.651 "x-0.077'x'^2+0.010*x'^3
AÑO 2: p{x)=5.074-0.789"x-0.028*x'^2+0.005*x'^3

Las ecuaciones obtenidas se han prolongado desde el primer clavo hasta la


cabecera y desde el último clavo hasta el pie mediante las rectas tangentes al polinomio
de tercer grado en dichos clavos. Los perfiles finalmente obtenidos son los siguientes:

165
Anejo IV AnáUsls estadístico: Clavos de erosión

5.119-0.814X 5/XG[-0.076,1.427]^
Pi(x) = 5.017 - 0.65 Ix - 0.077x^ + O.OlOx^ SÍXG[ 1.427,5.347]
4.315-0.661X ;yzx£[ 5.347,6.529]

5.100-0.837X si X e[-.097,1.397]'
P2(x) = <5.074 - 0.789X - 0.028x^ + 0.005x^ si x E [1.397,5.384]
4.244 - 0.633X si x e [5.384,6.702]

El punto de corte entre po(x) y pi(x) se encuentra para x=4.691 y el punto de


corte entrepj(x) ypzix) para x=3.597.

Con estas expresiones se ha calculado, para cada uno de los dos años, la
superficie correspondiente a la zona de erosión y a la de acumulación mediante las
integrales correspondientes:

Superficie erosionada en el primer año:


¿^^^(5.181 - p,{x))dx + ^''\poix) - p,{x)) dx = 0.164700

Superficie acumulada en el primer año:


J^-^'J'(p,(x) - p,{x))dx + £ ' ' J A W dx = 0.199925

Superficie erosionada en el segundo año:


£ ' ^ 5 . 1 8 1 - p,(x)) dx + t^^e^Piix) - P2Íx)) dx = 0.138128

Superficie acumulada en el segxmdo año:


tl^iPii^) - Piix)) dx + ^^¡^P2Íx) dx = 0.194069

Se ha calculado también la superficie de la costra multiplicando su espesor (0.02


m) por la integral que define la longitud del perfil en la que se ha producido
acumulación, obteniéndose los siguientes valores:

Costra año 1: 0.02- f'^^^^¡l + {pi{x)f dx =0.044390

Costra año 2: 0.02 • f ^^ + (p2Í^)f ^ = 0.075223

166
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

Finalmente, teniendo en cuenta que la proyección del perfil inicial es de 6.174


m. y utilizando densidades de 1.7 t/m^ para el material erosionado, 0.97 t/m^ para el
material acumulado y 1.39 t/m^ para el material que compone la costra, se han calculado
los pesos correspondientes a la erosión y a la acumulación expresados en toneladas por
ha. obteniéndose los siguientes resultados:

Peso del material erosionado en el primer año:


(0.164700/6.174)* 1.7* 10000 = 453.4751 por ha. de talud proyectado

Peso del material acumulado en el primer año:


((0.044390* 1.39+(0.199925-0.044390)*0.97)/6.174)* 10000 = 344.283 t por ha. de
talud proyectado

Peso del material erosionado en el segundo año:


(0.138128/6.174)*1.7*10000 = 380.3151 por ha. de talud proyectado

Peso del material aciunulado en el segundo año:


((0.075223*1.39+(0.194069-0.075223)*0.97)/6.174)*10000 = 356.056 t por ha. de
talud proyectado

La pérdida de suelo puede evaluarse entonces por diferencia, obteniéndose unas


cantidades de 109.192 t/ha para el primer año y de 24.259 t/ha. para el segimdo año.

En el perfil del primer año, p}(x), la pendiente máxima es de -0.860 (que se


obtiene parax=2.706) y la pendiente media es de -0.784. Para el perfil del segundo año,
P2(x), la pendiente máxima es de -0.839 (que se
obtiene para x=1.773) y la pendiente media es de -0.762. Por tanto, la pendiente media
se ha reducido, en términos absolutos, un 5.5% en el primer año y un 2.2% en el
segundo.

A continuación se incluye un gráfico con la representación de los tres perfiles y


otros dos gráficos con la representación de cada perfil y el consecutivo:

167
Anejo IV AnáUsis estadístico: Clavos de erosión

PERFIL INICIAll
PERFIL AÑO 1

<^<^<0í^Dí^c^í^plf^fl•TT*•*••*•fl•fl•<f^n^n^n^n^íl^^l^fl•rí'OU>*0^D^D^OíCíDlDlD

168
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

PERFIL ANO 1
PERFÍLANOS

O OO • O

FICHERO PERFILES.DAT

F B C Rl R2 XO PO XI Pl X2 P2
1 1 1 3.25 5.05 1.455 3.960 1.435 3.935 1.402 3.896
1 1 2 .70 8.35 1.455 3.960 1.451 3.954 1.397 3.890
1 1 3 3.50 4.20 1.455 3.960 1.433 3.933 1.406 3.901
1 1 4 2.50 -.20 1.455 3.960 1.439 3.940 1.441 3.942
1 1 5 .20 6.70 1.455 3.960 1.454 3.958 1.411 3.907
1 1 6 2.90 2.60 1.455 3.960 1.437 3.937 1.420 3.917
1 2 1 .85 3.75 1.455 3.960 1.450 3.953 1.426 3.924
1 2 2 2.30 4.80 1.455 3.960 1.441 3.942 1.410 3.905
1 2 3 .10 8.20 1.455 3.960 1.455 3.959 1.402 3.896
1 2 4 4.45 1.75 1.455 3.960 1.427 3.925 1.416 3.912
1 2 5 .30 3.80 1.455 3.960 1.454 3.957 1.429 3.928
1 2 6 1.35 .90 1.455 3.960 1.447 3.949 1.441 3.942
2 1 1 1.70 2.95 2.222 3.317 2.211 3.304 2.192 3.281
2 1 2 3.10 3.45 2.222 3.317 2.202 3.293 2.179 3.267
2 1 3 2.80 5.40 2.222 3.317 2.204 3.295 2.169 3.254
2 1 4 1.75 3.35 2.222 3.317 2.210 3.303 2.189 3.278
2 1 5 .60 2.90 2.222 3.317 2.218 3.312 2.199 3.290
2 1 6 2.90 1.80 2.222 3.317 2.203 3.295 2.191 3.281
2 2 1 .10 5.60 2.222 3.317 2.221 3.316 2.185 3.273
2 2 2 2.05 2.65 2.222 3.317 2.208 3.301 2.191 3.281
2 2 3 1.70 5.80 2.222 3.317 2.211 3.304 2.173 3.259
2 2 4 2.15 2.45 2.222 3.317 2.208 3.300 2.192 3.282
2 2 5 -.60 4.60 2.222 3.317 2.225 3.321 2.196 3.286
2 2 6 4.90 1.30 2.222 3.317 2.190 3.279 2.182 3.269
3 1 1 2.35 2.70 2.988 2.674 2.972 2.656 2.955 2.635

169
Anejo JV AnáUsis estadístico: Clavos de erosión

3 1 2 3.05 4.05 2.988 2.674 2.968 2.651 2.942 2.620


3 1 3 1.40 2.30 2.988 2.674 2.979 2.663 2.964 2.646
3 1 4 3.45 1.00 2.988 2.674 2.965 2.648 2.959 2.640
3 1 5 1.95 2.00 2.988 2.674 2.975 2.659 2.962 2.644
3 1 6 4.65 2.05 2.988 2.674 2.958 2.638 2.945 2.623
3 2 1 1.20 2.90 2.988 2.674 2.980 2.665 2.961 2.643
3 2 2 3.85 3.70 2.988 2.674 2.963 2.645 2.939 2.616
3 2 3 2.40 6.00 2.988 2.674 2.972 2.656 2.934 2.610
3 2 4 1.60 3.75 2.988 2.674 2.977 2.662 2.953 2.633
3 2 5 1.85 3.70 2.988 2.674 2.976 2.660 2.952 2.631
3 2 6 3.10 2.20 2.988 2.674 2.968 2.650 2.954 2.633
4 1 1 1.70 -.30 3.754 2.031 3.743 2.018 3.745 2.020
4 1 2 3.05 -.35 3.754 2.031 3.734 2.008 3.736 2.011
4 1 3 5.20 -.50 3.754 2.031 3.720 1.991 3.723 1.995
4 1 4 4.30 1.70 3.754 2.031 3.726 1.998 3.715 1.985
4 1 5 3.30 -.20 3.754 2.031 3.732 2.006 3.734 2.007
4 1 6 4.85 -.95 3.754 2.031 3.722 1.994 3.729 2.001
4 2 1 3.55 .95 3.754 2.031 3.731 2.004 3.725 1.997
4 2 2 7.70 -3.10 3.754 2.031 3.704 1.972 3.724 1.996
4 2 3 2.10 2.20 3.754 2.031 3.740 2.015 3.726 1.998
4 2 4 5.75 -3.60 3.754 2.031 3.717 1.987 3.740 2.015
4 2 5 -1.45 -2.25 3.754 2.031 3.763 2.042 3.777 2.060
4 2 6 4.75 -3.35 3.754 2.031 3.723 1.995 3.745 2.020
5 1 1 -.60 -2.55 4.520 1.388 4.524 1.393 4.540 1.413
5 1 2 2.75 -4.60 4.520 1.388 4.502 1.367 4.532 1.403
5 1 3 -.75 -2.00 4.520 1.388 4.524 1.394 4.537 1.409
5 1 4 -4.90 -3.40 4.520 1.388 4.551 1.426 4.573 1.452
5 1 5 .30 -4.40 4.520 1.388 4.518 1.386 4.546 1.420
5 1 6 3.70 -5.70 4.520 1.388 4.496 1.360 4.533 1.404
5 2 1 .05 -2.10 4.520 1.388 4.519 1.388 4.533 1.404
5 2 2 7.80 -3.20 4.520 1.388 4.470 1.329 4.490 1.353
5 2 3 5.00 -3.90 4.520 1.388 4.488 1.350 4.513 1.380
5 2 4 .85 -5.85 4.520 1.388 4.514 1.382 4.552 1.427
5 2 5 -3.80 -4.60 4.520 1.388 4.544 1.418 4.574 1.453
5 2 6 -.75 -3.60 4.520 1.388 4.524 1.394 4.548 1.422
6 1 1 -8.45 -5.05 5.286 .746 5.340 .810 5.372 .849
6 1 2 -4.70 -5.45 5.286 .746 5.316 .782 5.351 .823
6 1 3 -9.20 -5.90 5.286 .746 5.345 .816 5.383 .861
6 1 4 -.50 -9.50 5.286 .746 5.289 .749 5.350 .822
6 1 5 -5.85 -5.95 5.286 .746 5.323 .790 5.362 .836
6 1 6 -1.15 -8.40 5.286 .746 5.293 .754 5.347 .819
6 2 1 -7.85 -4.05 5.286 .746 5.336 .806 5.362 .837
6 2 2 -5.80 -8.10 5.286 .746 5.323 .790 5.375 .852
6 2 3 -9.60 -5.70 5.286 .746 5.347 .819 5.384 .863
6 2 4 -7.20 -7.95 5.286 .746 5.332 .801 5.383 .862
6 2 5 -7.55 -4.80 5.286 .746 5.334 .803 5.365 .840
6 2 6 -6.60 -6.90 5.286 .746 5.328 .796 5.372 .849

170
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

FICHERO DE RESULTADOS DE LAS REGRESIONES

data file: CLAVOSDAT.STA [ 72 cases with 13 variables ]

VARIABLES:
10: XI -9999 =xO-(rebajal*sin(2*pi/9))/lOO
11: Pl -9999 =pO-(rebajal*cos{2*pi/9))/lOO

STAT. Univariate Tests of Significance for Pl (clavosdat.sta)


VISUAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect SS Freedom MS F P
Intercept 4.632322* 1* 4.632322* 5597,.924* 0.000000*
XI .070182* 1* .070182* 84,.812* .000000*
Xl''2 .009777* 1* .009777* 11,.815* .001007*
xi-^s .015451* 1* .015451* 18,.671* .000052*
Error .056270 68 .000828

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt Múltiple Múltiple Adjusted SS df MS


Variable R R2 R2 Model Model Model

Pl .999666* .999333* .999303* 84.26057* 3*


28.08686*

Dependnt SS df MS
Variable Residual Residual Residual P

Pl .056270* 68^ .000828* 33941.53* 0.00*

STAT. Parartieter Estimates (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM Over-parameterized model

Pl Pl Pl Pl -95.00%
+95.00%
Effect Param. Std.Err t P Cnf.Lmt
Cnf.Lmt

Intercept 5.016890* .067053* 74.81928* 0.000000* 4.883087*


5.150693*
XI -.651108* .070701* -9.20933* .000000* -.792189*
.510026*
Xl'^2 -.077286* .022484* -3.43729* .001007* -.122153*
.032419*

171
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

Xl"3 .009520* .002203* 4.32105* .000052* .005124*


.013917*

STAT. Parameter Estimates (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM Over-parameterized model

Pl Pl -95.00% +95.00%
Effect Beta (B) St.Err.B Cnf.Lmt Cnf.Lmt

Intercept
XI -.795290* .086357* -.96761* -.622968*
Xl'^2 -.647945* .188504* -1.02410* -.271790*
X1^3 .455611* .105440* .24521* .666013*

data file: CLAVOSDAT.STA [ 72 cases with 13 variables ]

VARIABLES:
12: X2 -9999 =xO-{(rebajal+rebaja2)*sin(2*pi/9))/lOO
13: P2 -9999 =pO- ( (rebajal-t-rebaja2) *cos (2*pi/9) ) /lOO

STAT. Univariate Tests of Significance for P2 (clavosdat.sta)


VISUAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect SS Freedom MS F P

Intercept 5.290886* 1* 5.290886* 6203.923* 0.000000*


X2 .114354* 1* .114354* 134.088* 0.000000*
X2'^2 .001416 1 .001416 1.661 .201854
X2'"3 .005238* 1* .005238* 6.141* .015693*
Error .057992 68 .000853

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt Múltiple Múltiple Adjusted SS df MS


Variable R R2 R2 Model Model Model

P2 999637* 399273* .999241* 79.73533*


26.57844*

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt SS df MS
Variable Residual Residual Residual P
P2 .057992* 68* .000853* 31165.03^ 0.00*

172
Anejo IV Análisis estadístico: Clavos de erosión

STAT. Parameter Estimates (clavosdat.sta)


VISUAL
GLM Over-parameterized model

P2 P2 P2 P2 -95.00%
+95.00%
Effect Param. Std.Err t P Cnf.Lmt
Cnf.Lmt
Intercept 5.073876* .064418* 78.7650* 0.000000* 4.945332*
5.202420*
X2 -.789242* .068158* -11.5796* 0.000000* -.925249*
.653236*
X2'-2 -.027940 .021680 -1.2887 .201854 -.071201
.015322
X2'^3 .005254* .002120* 2.4782* .015693* .001023*
.009484*

P2 P2 -95.00% +95.00%
Effect Beta (B) St.Err.B Cnf.Lmt Cnf.Lmt

Intercept
X2 -1.00960* .087188* -1.18358* -.835620*
X2'^2 -.24596 .190856 -.62681 .134882
X2'^3 .26539* .107091* .05170* .479090*

173
ANEJO IV.4: ESCORRENTÍA
An^JQ JY Análisis estadístico: Escorrentía

ANÁLISIS ESTADÍSTICO: ESCORRENTÍA

taiUgo - lestlBO
plantad pMitaCI
hkJroslB hldrosts
Wrlr.tco hiar.+co
ü u u ü o o ü u m hWr.tas hldr.+as

data file: coes.STA f 10 cases with 48 variables

VARIABLES:
2 TRATAMIE -9999
3 BLOQUE -9999
5 COESl -9999
6 C0ES2 -9999
7 C0ES3 -9999
8 C0ES4 -9999
9 C0ES5 -9999
10 COES 6 -9999
11 C0ES7 -9999
12 C0ES8 -9999
13 COES 9 -9999
14 COESIO -9999
15 COES11 -9999
16 COES12 -9999
17 C0ES13 -9999
18 COES14 -9999
19 COES15 -9999
20 COES16 -9999
21 COES17 -9999
22 C0ES18 -9999
23 C0ES19 -9999
24 COES20 -9999
25 C0ES21 -9999
26 C0ES22 -9999

Design Effects:
Categorical effects: TRATAMIE
BLOQUE

Model specifications:
GLM;

DEPENDENT = COESl C0ES2 C0ES3 C0ES4 C0ES5 C0ES6


C0ES7 C0ES8 C0ES9 COESIO COESll C0ES12 C0ES13 COESl

177
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

4 C0ES15 C0ES16 C0ES17 C0ES18 C0ES19 COES20 C0ES21


COES22;

GROÜPS = TRATAMIEdOl 102 103 104 105)

BLOQUE (1 2 ) ;

COVARIATE = none;

DESIGN = TRATAMIE + BLOQUE;

INTERCEPT = include;

LACKOFFIT = no;

PARAM = overp;

SSTYPE = 3;

ESTÍMATE = none;

SDELTA = 7;

IDELTA = 12;

RANDOM = none;

SÜRFACE = none;

MIXTURE = none;

REPEATED = ANIO 2 PERIODO 11;

WDESIGN = ANIO | PERIODO;

SAMPLE = none;

OUTPUT = none;

STAT. Repeated Measures Analysis of Variance (coes.sta)


VISUAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect ss Freedom MS F P

Intercept 403.8943* 1* 403.8943* 25.54649* .007209*


TRATAMIE 185.9342 4 46.4835 2.94010 .160547
BLOQUE .8030 1 .8030 .05079 .832736
Error 63.2407 4 15.8102

ANIO 93.8170* 1* 93.8170* 26.17413* .006905*


ANIO*TRATAMIE 115.1267* 4* 28.7817* 8.02984* .034076*
ANIO*BLOQUE 1.0728 1 1.0728 .29930 .613413
Error 14.3374 4 3.5843

PERIODO 234.6995* 10* 23.4700* 12.49458* .000000*


PERIODO*TRATAMIE 49.7054 40 1.2426 .66154 .902157
PERIODO*BLOQUE 3.5578 10 .3558 .18941 .996099

178
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Error 75.1364 40 1.8784

ANIO*PERIODO 78.5155* 10* 7.8516* 5.75069* .000027*


ANIO*PERIODO*TRATAMIE 120.3569* 40* 3.0089* 2.20382* .007099*
ANIO*PERIODO*BLOQUE 17.4368 10 1.7437 1.27712 .275734
Error 54.6129 40 1.3653

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Resiclual (coes.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt Múltiple Múltiple Adjusted SS df MS


Variable R R2 R2 Model Model Model

COESl .911527 .830882 .619485 38.8758 5 7.77515


C0ES2 .881597 .777214 .498732 26.7429 5 5.34859
C0ES3 .965235* .931679* .846277* 13.6379* 5* 2.72759*
C0ES4 .998945* .997891* .995254* 31.0972* 5* 6.21944*
C0ES5 .856435 .733481 .400333 109.3878 5 21.87755
C0ES6 .888914 .790169 .527879 87.3620 5 17.47241
C0ES7 .802689 .644310 .199697 83.6024 5 16.72047
C0ES8 .973283* .947281* .881381* 30.3842* 5* 6.07683*
C0ES9 .973478* .947659* .882233* .4500* 5* .09000*
COESIO .969760* .940434* .865977* 3.6713* 5* .73427*
COESll .644781 .415743 -.314578 8.6802 5 1.73604
C0ES12 .992958* .985966* .968423* 1.4506* 5* .29012*
C0ES13 .802587 .644147 .199330 .0777 5 .01553
C0ES14 .818963 .670701 .259077 5.2163 5 1.04326
COESl5 .751279 .564420 .019945 1.3830 5 .27660
COESl6 .628544 .395068 -.361097 34.0773 5 6.81546
C0ES17 .470764 .221619 -.751358 .6167 5 .12334
COESl8 .882992 .779675 .504270 .8558 5 .17115
C0ES19 .790952 .625605 .157611 .0732 5 .01465
COES20 .835098 .697388 .319124 .1298 5 .02595
C0ES21 .876800 .768779 .479752 3.5265 5 .70531
COES22 .783278 .613524 .130430 12.6950 5 2.53900

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (coes.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt SS df MS
Variable Residual Residual Residual F P

COESl 7.91278 4 1.97819 3.9304 .104654


C0ES2 7.66577 4 1.91644 2.7909 .170855
C0ES3 1.00009* 4* .25002* 10.9094* .019044*
C0ES4 .06573* 4* .01643* 378.4694* .000019*
C0ES5 39.74728 4 9.93682 2.2017 .232241
C0ES6 23.19923 4 5.79981 3.0126 .153846
C0ES7 46.15251 4 11.53813 1.4491 .370464
C0ES8 1.69098* 4* .42275* 14.3747* .011525*
C0ES9 .02485* 4* .00621* 14.4844* .011364*
COESIO .23254* 4* .05813* 12.6306* .014609*
COESll 12.19860 4 3.04965 .5693 .725773
C0ES12 .02065* 4* .00516* 56.2041* .000850*
COESl 3 .04290 4 .01072 1.4481 .370726
COESl4 2.56107 4 .64027 1.6294 .328311

179
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentta

C0ES15 1.06729 4 .26682 1.0366 .500041


C0ES16 52.17951 4 13.04488 .5225 .753534
C0ES17 2.16601 4 .54150 .2278 .931885
C0ES18 .24183 4 .06046 2.8310 .167578
C0ES19 .04382 4 .01096 1.3368 .400688
COES20 .05631 4 .01408 1.8437 .286585
C0ES21 1.06066 4 .26517 2.6599 .182242
COES22 7.99692 4 1.99923 1.2700 .420298

STAT. Mauchley Sph ericity Test (coes.sta


VISUAL Over-paramet erized model
GLM Type III decomposition

Effect W Chi-Sqr. df P

ANIO 1.000000
PERIODO .000000 9.97204 54 1.000000
ANIO*PERIODO .000000 11.79758 54 1.000000

STAT. Tests of Homogeneity of Variances (coes.sta)


VISUAL Effect: none
GLM

Hartley Cochran Bartlett


F-max C Chi-Sqr. df

COESl — .994477 4.85778 2 .088135


C0ES2 2064.0 .627583 6.68681 4 .153394
C0ES3 * .981477* 7.82240* 3* .049828*
C0ES4 — .945329 1.99511 2 .368781
C0ES5 178.3 .790653 5.30687 4 .257234
C0ES6 3736.2 .439722 5.63337 4 .228253
C0ES7 1384.3 .565720 8.92697 4 .062951
C0ES8 450.5 .685020 4.89274 4 .298481
C0ES9 290.2 .455209 4.23659 4 .374933
COESIO 2689.5 .584442 5.27873 4 .259874
COESll 20.9 .456103 1.57495 4 .813287
C0ES12 233.6 .518309 3.61560 .460519
C0ES13 — .542033 .80443 .848408
C0ES14 4.2 .363145 .51971 .971554
COESl5 604609.7 .404556 9.48306 4 .050097
COESl6 343.8 .841740 6.92153 4 .140093
COESl7 877.9 .685342 6.21147 4 .183903
C0ES18 — .717572 7.30162 3 .062881
COESl9 3437.3* .819136* 11.70662* 4*
.019672*
COES20 — .994896 1.37600 1 .240783
C0ES21 88888.0* .699695* 11.24121* 4* .023983*
COES22 * .502655* 8.69325* 3* .033660*

STAT. TRATAMIE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)=2.9401, p=.16055
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1 DV 1 DV 1

180
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Cell No. TRATAMIE Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

plantad ,696528 .599435 -.967769 360826 2


hidrosie .880504 .599435 -.783794 544801 2
hidr.+co .152802 .599435 -.511495 817100 2
hidr.+es .170314 .599435 ..506017 834612 2
testigo .874589 .599435 -.789708 538887 2

STAT. BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(l, 4)=.05079, p=.83274
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 .415364 .379116 .362770 2.467958 5


2 1 .294531 .379116 .241937 2.347125 5

STAT. ANIO; LS Means (coes. Stia)


VISUAL Current (sffect: F(l, 4) =26.174,
= p = .00690
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00% N

1 1 2.007972 1.258394 -1.48589 5.501832 10


2 2 .701923 .596570 -.95442 2.358268 10

STAT. ANIO*TRATAMIE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)=8.0298, p=.03408
GLM Type III decomposition

DV_1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 plantad 1 806024 2.813854 -7.00649 8.61853


2 plantad 2 587032 1.333972 -3.11667 4.29073
3 hidrosie 1 239432 2.813854 -6.57308 9.05194
4 hidrosie 2 521576 1.333972 -3.18212 4.22528
5 hidr.+co 1 687333 2.813854 -6.12518 9.49984
6 hidr.+co 2 618271 1.333972 -3.08543 4.32197
7 hidr.+es 1 240407 2.813854 -2.57210 13.05292

STAT. ANIO*TRATAMIE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)==8.0298, p=..03408
GLM Type III decomposition
DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

8 hidr.+es 2 1.100222 1.333972 -2.60348 4.80392


9 testigo 1 1.066663 2.813854 -6.74585 8.87917
10 testigo 2 .682515 1.333972 -3.02118 4.38621

181
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. ANIO*TRATAMIE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(4, 4)=8.0298, p=.0340í
GLM Type III decomposition

Cell No.

1 2
2 2
3 2
4 2
5 2
6 2
7 2
8 2
9 2
10 2

STAT. ANIO*BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(l, 4)=.29930, p= .61341
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE ANIO Mean Std.Err. -95.00% +95.001

1 1 1 2.138219 1.779637 -2.80285 7.079284


2 1 2 .692510 .843678 -1.64992 3.034934
3 2 1 1.877725 1.779637 -3.06334 6.818790
4 2 2 .711337 .843678 -1.63109 3.053762

STAT. ANIO*BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(l, 4)=.29930, p= .61341
GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 5
2 5
3 5
4 5

STAT. PERIODO; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 40)=12.495, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. PERIODO Mean Std.Err. 95.00% +95.00%

1 .708827 .321441 183636 1.601290 10


2 .829804 .331728 091219 1.750828 10
3 .944906 .267617 201882 1.687929 10
4 .663611 .140208 274331 1.052892 10
5 .918524 1.311927 276030 7.561018 10

182
Anejo JV Análisis estadístico: Escorrentía

6 6 .309504 .671325 445607 4 .173401 10


7 7 .409813 .738510 640620 3 .460246 10
8 8 .371323 .156205 937629 1 805017 10
9 9 .124616 .035440 026219 .223014 10
10 10 .477535 .165904 016911 .938159 10
11 11 .145960 ,619979 424623 3 .867298 10

STAT. PERIODO*TRATAMIE; LS Means (coes. 3ta)


VISUAL Current effect: F{40, 40)=.66154, p=.90216
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 plantaci 1 .074927 .718764 -1.92068 2.07053


2 plantad 2 .199735 .741766 -1.85974 2.25921
3 plantaci 3 .673943 .598410 -.98751 2.33540
4 plantaci 4 .085050 .313515 -.78541 .95551
5 plantaci 5 3.165988 2.933559 -4.97888 11.31085
6 plantaci 6 .764455 1.501128 -3.40334 4.93226
7 plantaci 7 .087767 1.651359 -4.49714 4.67268
8 plantaci 8 .637487 .349284 -.33228 1.60726
9 plantaci 9 .016477 .079247 -.20355 .23650
10 plantaci 10 .049077 .370973 -.98091 1.07906
11 plantaci 11 1.906906 1.386315 -1.94212 5.75593
12 hidrosie 1 .115975 .718764 -1.87963 2.11158
13 hidrosie 2 .702549 .741766 -1.35692 2.76202
14 hidrosie 3 .581147 .598410 -1.08031 2.24260
15 hidrosie 4 .218031 .313515 -.65243 1.08849
16 hidrosie 5 2.863520 2.933559 -5.28134 11.00838
17 hidrosie 6 2.247371 1.501128 -1.92043 6.41517
18 hidrosie 7 .563473 1.651359 -4.02143 5.14838
19 hidrosie 8 .930776 .349284 -.03899 1.90055
20 hidrosie 9 .048661 .079247 -.17136 .26869
21 hidrosie 10 .122198 .370973 -.90779 1.15218
22 hidrosie 11 1.291843 1.386315 -2.55719 5.14087
23 hidr.+co 1 .536405 .718764 -1.45920 2.53201
24 hidr.+co 2 .249772 .741766 -1.80970 2.30924
25 hidr.+co 3 .352509 .598410 " -1.30894 2.01396
26 hidr.+co 4 .293188 .313515 -.57727 1.16365
27 hidr.+co 5 3.244352 2.933559 -4.90051 11.38922
28 hidr.+co 6 1.401411 1.501128 -2.76639 5.56921
29 hidr.+co 7 2.081145 1.651359 -2.50376 6.66605
30 hidr.+co 8 1.335398 .349284 .36563 2.30517
31 hidr.+co 9 .250994 .079247 .03097 .47102
32 hidr.+co 10 .589023 .370973 -.44096 1.61901
33 hidr.+co 11 2.346628 1.386315 -1.50240 6.19566
34 hidr.+es 1 2.812299 .718764 .81669 4.80791
35 hidr.+es 2 2.488316 .741766 .42884 4.54779
36 hidr.+es 3 2.787054 .598410 1.12560 4.44851
37 hidr.+es 4 2.721476 .313515 1.85102 3.59193
38 hidr.+es 5 6.097060 2.933559 -2.04780 14.24192
39 hidr.+es 6 5.139296 1.501128 .97150 9.30710
40 hidr.+es 7 4.204923 1.651359 -.37999 8.78983
41 hidr.+es 8 3.074649 .349284 2.10488 4.04442
42 hidr.+es 9 .294725 .079247 .07470 .51475
43 hidr.+es 10 1.594696 .370973 .56471 2.62468
44 hidr.+es 11 3.658966 1.386315 -.19006 7.50799
45 testigo 1 .004528 .718764 -1.99108 2.00014

183
Análisis estadístico: Escorrentía

46 testigo 2 .508650 .741766 -1.55082 2.56812


47 testigo 3 .329874 .598410 -1.33158 1.99133
48 testigo 4 .000311 .313515 -.87015 .87077
49 testigo 5 4.221700 2.933559 -3.92316 12.36656
50 testigo 6 1.994987 1.501128 -2.17281 6.16279
51 testigo 7 .111759 1.651359 -4.47315 4.69667
52 testigo 8 .878304 .349284 -.09147 1.84807
53 testigo 9 .012225 .079247 -.20780 .23225
54 testigo 10 .032683 .370973 -.99730 1.06267
55 testigo 11 1.525459 1.386315 -2.32357 5.37449

STAT. PERIODO*TRATAMIE; LS Means (coas. sta)


VISUAL Current effect: F{40, 40)=.66154, p=.90216
GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 2
2 2
3 2
4 2
5 2
6 2
7 2
8 2
9 2
10 2
11 2
12 2
13 2
14 2
15 2
16 2
17 2
18 2
19 2
20 2
21 2
22 2
23 2
24 2
25 2
26 2
27 2
28 2
29 2
30 2
31 2
32 2
33 2
34 2
35 2
36 2
37 2
38 2
39 2
40 2
41 2
42 2

184
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

43 2
44 2
45 2
46 2
47 2
48 2
49 2
50 2
51 2
52 2
53 2
54 2
55 2

STAT. PERIODO *BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current e ffect: F(10, 40)=.18941, p== .99610
GLM Type III decomposi tion

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1 .551608 .454586 -.71053 1.813741


2 1 2 .792978 .469134 -.50955 2.095502
3 1 3 .914976 .378468 -.13582 1.965771
4 1 4 .698287 .198284 .14776 1.248813
5 1 5 4.140341 1.855345 -1.01092 9.291606
6 1 6 2.550136 .949397 -.08581 5.186084
7 1 7 1.517512 1.044411 -1.38224 4.417262
8 1 8 1.322589 .220907 .70925 1.935925
9 1 9 .147972 .050120 .00882 .287128
10 1 10 .530922 .234624 -.12050 1.182343
11 1 11 2.401685 .876783 -.03265 4.836025
12 2 1 .866046 .454586 -.39609 2.128179
13 2 2 .866630 .469134 -.43589 2.169155
14 2 3 .974835 .378468 -.07596 2.025629
15 2 4 .628935 .198284 .07841 1.179461
16 2 5 3.696707 1.855345 -1.45456 8.847971
17 2 6 2.068872 .949397 -.56708 4.704820
18 2 7 1.302115 1.044411 -1.59764 4.201865
19 2 8 1.420056 .220907 .80672 2.033392
20 2 9 .101261 .050120 -.03789 .240416
21 2 10 .424148 .234624 -.22727 1.075569
22 2 11 1.890235 .876783 -.54410 4.324575

STAT. PERIODO'•^BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current e:ffect: F(10, 40)=.18941, p== .99610
GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 5
2 5
3 5
4 5
5 5
6 5
7 5

185
Anejo IV AnáUsis estadístico: Escorrentía

5
9 5
10 5
11 5
12 5
13 5
14 5
15 5
16 5
17 5
18 5
19 5
20 5
21 5
22 5

STAT. ANIO*PERIODO; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 40)=5.7507, p=.00003
GLM Type III decomposition

DV 1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1 1.022901 .444769 -.211975 2.257778


2 1 2 1.564741 .437772 .349291 2.780191
3 1 3 .648263 .158121 .209249 1.087277
4 1 4 .896465 .040538 .783914 1.009015
5 1 5 4.713249 .996836 1.945588 7.480909
6 1 6 3.915534 .761565 1.801092 6.029976
7 1 7 2.615746 1.074157 -.366592 5.598083
8 1 8 2.684971 .205608 2.114112 3.255830
9 1 9 .191659 .024927 .122451 .260868
10 1 10 .488135 .076246 .276443 .699828
11 1 11 3.346026 .552236 1.812772 4.879280
12 2 1 .394752 .022720 .331672 .457832
13 2 2 .094867 .032748 .003944 .185791
14 2 3 1.241548 .253035 .539009 1.944086
15 2 4 .430758 .163347 -.022767 .884283
16 2 5 3.123799 1.142142 -.047295 6.294893
17 2 6 .703474 .232702 .057390 1.349558
18 2 7 .203881 .077754 -.011998 .419760
19 2 8 .057674 .033100 -.034226 .149574
20 2 9 .057574 .037521 -.046600 .161747
21 2 10 .466935 .162839 .014822 .919048
2 11 .945895 .447127 -.295530 2.187319
22

STAT. ANIO*PERIODO; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 40)=5.7507, p=.00003
GLM Type III decomposition

Cell No.

10
10
10
10
10

186
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

10
10
10
9 10
10 10
11 10
12 10
13 10
14 10
15 10
16 10
17 10
18 10
19 10
20 10
21 10
22 10

VISUAL Current eff ect p=.00710


GLM Type III de com

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. TRATAMIE ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 plantaci 1 1 .00000 .994534 -2.76127


2 plantaci 1 2 .37170 .978888 -2.34613
3 plantaci 1 3 .07938 .353569 -.90229
4 plantaci 1 4 .03973 .090645 -.21194
5 plantaci 1 5 2.07473 2.228993 -4.11395
6 plantaci 1 6 .94580 1.702910 -3.78224
7 plantaci 1 7 .16765 2.401888 -6.50106
8 plantaci 1 8 1.26634 .459753 -.01014
9 plantaci 1 9 .03295 .055739 -.12180
10 plantaci 1 10 .09401 .170491 -.37935
11 plantaci 1 11 3.79397 1.234838 .36551
12 plantaci 2 1 .14985 .050803 .00880
13 plantaci 2 2 .02777 .073227 -.17554
14 plantaci 2 3 1.26851 .565804 -.30242
15 plantaci 2 4 .13037 .365256 -.88374
16 plantaci 2 5 4.25725 2.553907 -2.83354
17 plantaci 2 6 .58311 .520337 -.86158
18 plantaci 2 7 .00789 .173863 -.47483
19 plantaci 2 8 .00863 .074014 -.19686
20 plantaci 2 9 .00000 .083898 -.23294
21 plantaci 2 10 .00415 .364119 -1.00681
22 plantaci 2 11 .01984 .999807 -2.75607
23 hidrosie 1 .09986 .994534 -2.66141
1
24 hidrosie 1 1.27998 .978888 -1.43785
2
25 hidrosie 1 .13790 .353569 -.84377
3
26 hidrosie 1 .01973 .090645 -.23195
4
27 hidrosie 1 2.76906 2.228993 -3.41962
5
28 hidrosie 1 3.67336 1.702910 -1.05468
29 hidrosie 1 6
1.07978 2.401888 -5.58893
30 hidrosie 1 7 1.84657 .459753 .57009
31 hidrosie 1 8 .08415 .055739 -.07060
32 hidrosie 1 9 .19107 .170491 -.28229
33 hidrosie 1 10 2.45230 1.234838 -.97616
34 hidrosie 2 11 .13209 .050803 -.00896
1

187
Análisis estadístico: Escorrentía

35 hidrosie 2 2 .12512 .073227 -.07819


36 hidrosie 2 3 1.02440 .565804 -.54653
37 hidrosie 2 4 .41634 .365256 -.59778
38 hidrosie 2 5 2.95798 2 .553907 -4.13280
39 hidrosie 2 6 .82138 .520337 -.62330
40 hidrosie 2 7 .04717 .173863 -.43555
41 hidrosie 2 8 .01498 .074014 -.19052
42 hidrosie 2 9 .01317 .083898 -.21977
43 hidrosie 2 10 .05333 .364119 -.95763
44 hidrosie 2 11 .13138 .999807 -2.64453
45 hidr.+co 1 1 .12659 .994534 -2.63468
46 hidr.+co 1 2 .40324 .978888 -2.31459
47 hidr.+co 1 3 .05387 .353569 -.92780
48 hidr.+co 1 4 .00000 .090645 -.25167
49 hidr.+co 1 5 5.55044 2 .228993 -.63824
50 hidr.+co 1 6 2.51493 1 .702910 -2.21311
51 hidr.+co 1 7 3.88546 2 .401888 -2.78325
52 hidr.+co 1 8 2.48833 .459753 1.21185
53 hidr.+co 1 9 .22729 .055739 .07254
54 hidr.+co 1 10 .50439 .170491 .03104
55 hidr.+co 1 11 2.80612 1 .234838 -.62234
56 hidr.+co 2 1 .94622 .050803 .80517
57 hidr.+co 2 2 .09630 .073227 -.10701
58 hidr.+co 2 3 .65115 .565804 -.91977
59 hidr.+co 2 4 .58638 .365256 -.42774
60 hidr.+co 2 5 .93827 2 .553907 -6.15251
61 hidr.+co 2 6 .28789 .520337 -1.15680
62 hidr.+co 2 7 .27683 .173863 -.20589
63 hidr.+co 2 8 .18247 .074014 -.02303
64 hidr.+co 2 9 .27470 .083898 .04176
65 hidr.+co 2 10 .67365 .364119 -.33730
66 hidr.+co 2 11 1.88713 .999807 -.88878
67 hidr.+es 1 1 4.88805 .994534 2.12679
68 hidr.+es 1 2 4.75148 .978888 2.03365
69 hidr.+es 1 3 2.97018 .353569 1.98851
70 hidr.+es 1 4 4.42287 .090645 4.17119
71 hidr.+es 1 5 10.49164 2 .228993 4.30297
72 hidr.+es 1 6 9.46578 1 .702910 4.73774
73 hidr.+es 1 7 7.72233 2 .401888 1.05362
74 hidr.+es 1 8 6.07010 .459753 4.79362
75 hidr.+es 1 9 .58945 .055739 .43469
76 hidr.+es 1 10 1.64579 .170491 1.17243
77 hidr.+es 1 11 4.62681 1 .234838 1.19836
78 hidr.+es 2 1 .73654 .050803 .59549
79 hidr.+es 2 2 .22515 .073227 .02184
80 hidr.+es 2 3 2.60393 .565804 1.03301
81 hidr.+es 2 4 1.02009 .365256 .00597
82 hidr.+es 2 5 1.70248 2 .553907 -5.38830
83 hidr.+es 2 6 .81281 .520337 -.63187
84 hidr.+es 2 7 .68752 .173863 .20480
85 hidr.+es 2 8 .07920 .074014 -.12630
86 hidr.+es 2 9 .00000 .083898 -.23294
87 hidr.+es 2 10 1.54360 .364119 .53264
88 hidr.+es 2 11 2.69112 .999807 -.08479
89 testigo 1 1 0.00000 .994534 -2.76127
90 testigo 1 2 1.01730 .978888 -1.70053
91 testigo 1 3 -.00000 .353569 -.98167
92 testigo 1 4 .00000 .090645 -.25167
93 testigo 1 5 2.68038 2 .228993 -3.50830
94 testigo 1 6 2.97780 1 .702910 -1.75023
95 testigo 1 7 .22352 2 .401888 -6.44519

188
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

96 testigo 1 1 .75351 .459753 .47703


97 testigo 1 9 .02445 .055739 - .13030
98 testigo 1 10 .00541 .170491 - .46794
99 testigo 1 11 3 .05092 1.234838 - .37754
100 testigo 2 1 .00906 .050803 - .13200
101 testigo 2 2 .00000 .073227 - .20331
102 testigo 2 3 .65975 .565804 - .91118
103 testigo 2 4 .00062 .365256 -1 .01349
104 testigo 2 5 5 .76302 2.553907 -1 .32776
105 testigo 2 6 1 .01217 .520337 - .43252
106 testigo 2 7 - .00000 .173863 - .48272
107 testigo 2 8 .00310 .074014 - .20240
108 testigo 2 9 .00000 .083898 - .23294
109 testigo 2 10 .05995 .364119 - .95100
110 testigo 2 11 .00000 .999807 -2 .77591

STAT. ANIO*PERIOD0*TRATAMIE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(40, 40)=2.2038, p=.00710
GLM Type III decomposition

DV_1
Cell No. +95.00%

1 2.76127 2
2 .08953 2
3 .06104 2
4 .29140 2
5 .26341 2
6 5..67384 2
7 6..83636 2
8 2..54282 2
9 .18771 2
10 .56737 2
11 7.22243 2
12 .29090 2
13 .23108 2
14 2.83943 2
15 1.14448 2
16 11.34803 2
17 2.02780 2
18 .49061 2
19 .21412 2
20 .23294 2
21 .01510 2
22 2
.79575
23 2
.86113
2
24 .99781
2
25 .11956
2
26 .27140
2
27 8.95773
2
28 8.40139 2
29 7.74849 2
30 3.12305 2
31 .23891 2
32 .66443 2
33 5.88076 2
34 .27314 2
35 .32843 2
36 2.59532 2
37 1.43045

189
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

38 10.04877 2
39 2.26607 2
40 .52989 2
41 .22047 2
42 .24611 2
43 1.06428 2
44 2.90729 2
45 2.88786 2
46 3.12107 2
47 1.03553 2
48 .25167 2
49 11.73911 2
50 7.24297 2
51 10.55417 2
52 3.76481 2
53 .38205 2
54 .97775 2
55 6.23458 2
56 1.08727 2
57 .29961 2
58 2.22208 2
59 1.60049 2
60 8.02905 2
61 1.73258 2
62 .75955 2
63 .38796 2
64 .50764 2
65 1.68461 2
66 4.66304 2
67 7.64932 2
68 7.46931 2
69 3.95184 2
70 4.67454 2
71 16.68032 2
72 14.19381 2
73 14.39103 2
74 7.34658 2
75 .74420 2
76 2.11915 2
77 8.05527 2
78 .87759 2
79 .42846 2
80 4.17486 2
81 2.03420 2
82 8.79326 2
83 2.25750 2
84 1.17024 2
85 .28469 2
86 .23294 2
87 2.55455 2
88 5-46703 2
89 2.76127 2
90 3.73513 2
91 .98167 2
92 .25167 2
93 8.86906 2
94 7.70584 2
95 6.89223 2
96 3.02999 2
97 .17921 2
98 .47877 2

190
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

99 6.47938 2
100 .15011 2
101 .20331 2
102 2.23067 2
103 1.01473 2
104 12.85380 2
105 2.45686 2
106 .48272 2
107 .20859 2
108 .23294 2
109 1.07091 2
110 2.77591 2

STAT. ANIO*PERIODO*BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 40)=1.2771, p=.27573
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. BLOQUE ANIO PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 1 1 1 .635487 .628998 -1.11089


2 1 1 2 1.452533 .619103 -.26637
3 1 1 3 .529910 .223617 -.09095
4 1 1 4 .871465 .057329 .71229
5 1 1 5 5.783664 1.409739 1.86960
6 1 1 6 4.396537 1.077015 1.40626
7 1 1 7 2.701440 1.519087 -1.51622
8 1 1 8 2.535793 .290774 1.72848
9 1 1 9 .204229 .035252 .10635
10 1 1 10 .549183 .107828 .24980
11 1 1 11 3.860169 .780980 1.69182
12 1 2 1 .467729 .032130 .37852
13 1 2 2 .133423 .046313 .00484
14 1 2 3 1.300043 .357846 .30650
15 1 2 4 .525110 .231008 -.11627
16 1 2 5 2.497018 1.615232 -1.98759
17 1 2 6 .703735 .329090 -.20997
18 1 2 7 .333584 .109961 .02828
19 1 2 8 .109386 .046810 -.02058
20 1 2 9 .091715 .053062 -.05561
21 1 2 10 .512661 .230289 -.12672
22 1 2 11 .943202 .632334 -.81244
23 2 1 1 1.410316 .628998 -.33606
24 2 1 2 1.676949 .619103 -.04196
25 2 1 3 .766617 .223617 .14576
2 1 4 .921464 .057329 .76229
26
2 1 5 3.642833 1.409739 -.27123
27
2 1 6 3.434531 1.077015 .44426
28
2 1 7 2.530052 1.519087 -1.68761
29
2 1 8 2.834150 .290774 2.02683
30
2 1 9 .179089 .035252 .08121
31
2 1 10 .427088 .107828 .12771
32 2 1 11 2.831883 .780980 .66354
33 2 2 1 .321775 .032130 .23257
34 2 2 2 .056312 .046313 -.07227
35 2 2 3 1.183053 .357846 .18951
36 2 2 4 .336406 .231008 -.30497
37 2 2 5 3.750580 1.615232 -.73402
38 2 2 6 .703213 .329090 -.21049
39

191
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

40 .074178 .109961 -.23112


41 .005962 .046810 -.12400
42 9 .023432 .053062 -.12389
43 10 .421209 .230289 -.21818
44 11 .948588 .632334 -.80705

STAT. ANIO*PERIODO*BLOQUE; LS Means (coes.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 40)=1.2771, p=.27573
GLM Type III decomposition

DV_1
Cell No. +95.00% N

1 2.381866 5
2 3.171439 5
3 1.150770 5
4 1.030636 5
5 9.697727 5
6 7.386810 5
7 6.919102 5
8 3.343110 5
9 .302105 5
10 .848561 5
11 6.028517 5
12 .556938 5
13 .262008 5
14 2..293582 5
15 1..166490 5
16 6.,981622 5
17 1. 617436 5
18 .638884 5
19 .239352 5
20 5
.239039
5
21 1.152046
5
22 .698841
5
23 .156695
5
24 .395855
5
25 .387477
5
26 .080635 5
27 7.556896 5
28 6.424804 5
29 6.747714 5
30 3.641466 5
31 .276965 5
32 .726467 5
33 5.000231 5
34 .410984 5
35 .184897 5
36 2.176592 5
37 .977787 5
38 8.235184 5
39 1.616914 5
40 .379478 5
41 .135929 5
42 .170756 5
43 1.060593 5
44 2.704228

STAT. Tukey HSD test; variable DV 1 (coes.sta)

192
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests


GLM Error: Between MS = 15.810, df = 4.0000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. TRATAMIE 69653 .88050 1.1528 3.1703 .87459

1 plantad .999292 .977949 .174029 .999377


2 hidrosie 999292 .996737 .211487 1.000000
3 hidr.+co 977949 .996737 .283450 .996458
4 hidr.+es 174029 .211487 .283450 .210156
5 testigo 999377 1.000000 .996458 .210156

STAT. Duncan test; variable DV_1 (coes.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = 15.810, df = 4.0000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. TRATAMIE 69653 .88050 1.1528 3.1703 .87459

1 plantad .840696 .620035 .046675* .844055


2 hidrosie 840696 .764314 .057387 .994904
3 hidr.+co 620035 .764314 .076182 .761843
4 hidr.+es 046675* .057387 .076182 .057668
5 testigo 844055 .994904 .761843 .057668

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl
C0ES2
C0ES3
C0ES4
C0ES5
C0ES6
C0ES7
C0ES8
C0ES9
COESIO

193
Anejo IV AnáUs'is estadístico: Escorrentía

COESll
C0ES12
C0ES13
C0ES14
C0ES15
C0ES16
C0ES17
C0ES18
C0ES19
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

COESl COESl COESl COESl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.91734 18.65003 -.210044 843898 -55.6981 47.8635


CNTRST2 .13013 18.65003 .006977 994767 -51.6507 51.9109
CNTRST3 6.12069 18.65003 .328187 759231 -45.6601 57.9015
CNTRST4 50.50596 18.65003 2.708090 053643 -1.2748 102.2867

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cel 1 No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl
C0ES2
C0ES3
C0ES4
C0ES5
C0ES6
C0ES7
C0ES8
C0ES9
COESl O

194
Anejo JV Análisis estadístico: Escorrentía

COESll
C0ES12
C0ES13
C0ES14
C0ES15
C0ES16
C0ES17
C0ES18
C0ES19
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

COESl COESl COESl COESl -95.00% +95.00%


Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.0475 18.65003 -.21702 .838811 -55.828 47.73332


CNTRST2 -10.0380 18.65003 -.53823 .618970 -61.819 41.74276
CNTRST3 -54.4233* 18.65003* -2.91813* .043324* -106.204* -2.64251*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2

1 plantad 2 0 0
2 hidrosie 2 1 * 1
3 hidr.+co 2 -1 * 0
4 hidr.+es 2 0 -1
5 testigo 2 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl
C0ES2
C0ES3
C0ES4
C0ES5
C0ES6
C0ES7
C0ES8
C0ES9
COESlO
COESll

195
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

C0ES12
C0ES13
C0ES14
C0ES15
C0ES16
C0ES17
C0ES18
C0ES19
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

COESl COESl COESl COESl -95..00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.. Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.9906 18.65003 -.32121 .764135 -57..771 45.79022


CNTRST2 -50.3758 18.65003 -2.70111 .054032 -102..157 1.40496

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl

plantaci
hidrosie
hidr.+co
hidr.+es
testigo

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl
C0ES2
C0ES3
C0ES4
C0ES5
C0ES6
C0ES7
C0ES8
C0ES9
COESlO
COESll
C0ES12
COESl3

196
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

C0ES14
C0ES15
C0ES16
C0ES17
C0ES18
C0ES19
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

COESl COESl COESl COESl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -44.3853 18.65003 -2.37990 .075997 -96.1661 7.395517

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6
COESl 1* 0 0 0 0 0
C0ES2 0 1* 0 0 0 0
C0ES3 0 0 1* 0 0 0
C0ES4 0 0 0 1* 0 0
C0ES5 0 0 0 0 1* 0
0 0 0 0 0 1*
C0ES6
0 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0 0 0
0 0 0 0 0 0
COESl5
COESl6

197
Anejo IV Anális'ts estadístico: Escorrentía

C0ES17 0 0 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0 0 0
C0ES19 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 1* 0 0 0
C0ES8 0 1* 0 0
C0ES9 0 0 1* 0
COESlO 0 0 0 1*
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
C0ES15 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
COESl7 0 0 0 0
COESl8 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0
C0ES22 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .000000 1.406483 .000000 1.000000 -3.90502 3.905022


CNTRST2 .099860 1.406483 .071000 .946806 -3.80516 4.004883
CNTRST3 .126592 1.406483 .090006 .932609 -3.77843 4.031615
CNTRST4 4.888054* 1.406483* 3.475374* .025459* .98303* 8.793076*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.645596 1.384357 -.466351 .665229 -4.48919 3.197994

198
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

CNTRST2 .262680 1.384357 .189749 .858746 -3.58091 4.106270


CNTRST3 -.614056 1.384357 -.443568 .680291 -4.45765 3.229534
CNTRST4 3.734182 1.384357 2.697413 .054239 -.10941 7.577773

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.E.rr t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .079379 .500022 .158751 .881558 -1.30891 1.467664


CNTRST2 .137896 .500022 .275779 .796379 -1.25039 1.526180
CNTRST3 .053866 .500022 .107727 .919399 -1.33442 1.442151
CNTRST4 2.970175* .500022* 5.940084* .004028* 1.58189* 4.358460*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .039731 .128192 .30994 .772086 -.316186 .395649


CNTRST2 .019726 .128192 .15388 .885157 -.336191 .375643
CNTRST3 -.000000 .128192 - .00000 1.000000 -.355917 .355917
CNTRST4 4.422865* .128192* 34 .50195* .000004* 4.066948* 4.778783*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.605651 3.152272 -.192132 .856999 -9.35776 8.14646


CNTRST2 .088676 3.152272 .028131 .978905 -8.66343 8.84079
CNTRST3 2.870055 3.152272 .910472 .414077 -5.88206 11.62217
CNTRST4 7.811262 3.152272 2.477978 .068359 -.94085 16.56337

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.03200 2.408279 -.843757 .446310 -8.71845 4.65445


CNTRST2 .69556 2.408279 .288819 .787070 -5.99090 7.38201
CNTRST3 -.46287 2.408279 -.192200 .856949 -7.14932 6.22358
CNTRST4 6.48798 2.408279 2.694030 .054430 -.19848 13.17443

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

199
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.055870 3.396782 -.016448 .987665 -9.48685 9.37511


CNTRST2 .856258 3.396782 .252079 .813402 -8.57472 10.28724
CNTRST3 3.661941 3.396782 1.078062 .341681 -5.76904 13.09292
CNTRST4 7.498807 3.396782 2.207621 .091869 -1.93217 16.92979

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.487168 .650189 -.749271 .495353 -2.29238 1.318047


CNTRST2 .093063 .650189 .143132 .893107 -1.71215 1.898278
CNTRST3 .734815 .650189 1.130155 .321588 -1.07040 2.540030
CNTRST4 4.316591* .650189* 6.638975* .002672* 2.51138* 6.121806*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .008503 .078826 .107868 .919295 -.210354 .227360


CNTRST2 .059701 .078826 .757374 .490991 -.159156 .278558
CNTRST3 .202841 .078826 2 .573258 .061766 -.016016 .421698
CNTRST4 .564999* .078826* 7 .167639* .002006* .346142* .783856*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .088594 .241111 .367441 .731906 -.580837 .758025


CNTRST2 .185653 .241111 .769989 .484259 -.483778 .855083
CNTRST3 .498980 .241111 2 .069507 .107290 -.170450 1.168411
CNTRST4 1.640378* .241111* 6 .803424* .002439* .970948* 2.309809*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1^ O O O
2 hidrosie 2 O 1* O O
3 hidr.+co 2 O O 1^ O
4 hidr.+es 2 O O O 1*

200
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

testigo -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI
COESl O
C0ES2 O
C0ES3 O
C0ES4 o
C0ES5 o
C0ES6 o
C0ES7
o
o
C0ES8 o
C0ES9 o
COESIO 1
COESll o
C0ES12 o
C0ES13 o
C0ES14 o
COESl 5 o
COESl 6
o
o
C0ES17 o
COESl8 o
COESl9 o
COES20 o
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI Mi Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .743051 1.746324 .425494 692370 -4.10552 5.591625


CNTRST2 -.598615 1.746324 -.342786 749016 -5.44719 4.249958
CNTRST3 -.244795 1.746324 -.140177 895295 -5.09337 4.603779
CNTRST4 1.575896 1.746324 .902407 417868 -3.27268 6.424469

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

201
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 0 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0
COESl2 1* 0 0 0 0
COESl3 0 1* 0 0 0
COESl4 0 0 1* 0 0
COESl5 0 0 0 1* 0
COESl6 0 0 0 0 1*
COESl7 0 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0 0
C0ES19 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0
COESl4 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0
C0ES18 1* 0 0 0
COESl9 0 1* 0 0
0 0 1* 0
COES20

202
Anejo JV Análisis estadístico: Escorrentta

C0ES21 1*
COES22 O

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

Mi MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .140798 .071846 1.95972 .121593 -.058678 .340275


CNTRST2 .123035 .071846 1.71249 .161968 -.076441 .322512
CNTRST3 .937162* .071846* 13.04405* .000199* .737686* 1.136639*
CNTRST4 .727488* .071845* 10.12567* .000535* .528012* .926965*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .027768 .103559 .268134 .801856 -.259758 .315293


CNTRST2 .125119 .103559 1.208192 .293516 -.162406 .412644
CNTRST3 .096301 .103559 .929912 .405055 -.191225 .383826
CNTRST4 .225150 .103559 2.174124 .095369 -.062376 .512675

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .608759 .800168 .760790 .489161 -1.61286 2.830382


CNTRST2 .364650 .800168 .455717 .672237 -1.85697 2.586272
CNTRST3 -.008596 .800168 -.010743 .991943 -2.23022 2.213026
CNTRST4 1.944185 .800168 2.429721 .072003 -.27744 4.165807

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .129747 .516549 .251180 .814050 -1.30442 1.563918


CNTRST2 .415715 .516549 .804791 .466053 -1.01846 1.849885
CNTRST3 .585755 .516549 1.133976 .320157 -.84842 2.019926
CNTRST4 1.019464 .516549 1.973604 .119675 -.41471 2.453635

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

203
Anejo IV Anáfisis estadístico: Escorrentía

M5 M5 M5 M5 -95.00% -^95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf .Litit Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.50577 3.611769 -.41691 698148 -11.5337 8.522107


CNTRST2 -2.80503 3.611769 -.77664 480739 -12.8329 7.222845
CNTRST3 -4.82475 3.611769 -1.33584 252539 -14.8526 5.203128
CNTRST4 -4.06054 3.611769 -1.12425 323809 -14.0884 5.967339

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.429061 .735868 583068 .591138 -2.47216 1.614036


CNTRST2 -.190787 .735868 259268 .808225 -2.23388 1.852310
CNTRST3 -.724281 .735868 984254 .380714 -2.76738 1.318816
CNTRST4 -.199356 .735868 270913 .799863 -2.24245 1.843741

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .007887 .245879 .032075 .975949 -.674784 .690557


CNTRST2 .047169 .245879 .191839 .857214 -.635501 .729839
CNTRST3 .276830 .245879 1 .125879 .323195 -.405840 .959500
CNTRST4 .687520* .245879* 2 .796170* .049003* .004850* 1.370190*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .005534 .104671 .052869 .960371 -.285080 .296147


CNTRST2 .011882 .104671 .113515 .915092 -.278732 .302495
CNTRST3 .179373 .104671 1.713682 .161742 -.111241 .469986
CNTRST4 .076100 .104671 .727039 .507470 -.214513 .366713

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast stimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .000000 .118650 .000000 1.000000 -.329426 .329426


CNTRST2 .013170 .118650 .110998 .916964 -.316256 .342596
CNTRST3 .274698 .118650 2.315187 .081566 -.054728 .604124
CNTRST4 .000000 .118650 .000000 1.000000 -.329426 .329426

204
Anejo IV AnáUsis estadístico: Escorrentía

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.055807 .514942 -.108375 .918917 -1.48551 1.373901


CNTRST2 -.006624 .514942 -.012863 .990353 -1.43633 1.423084
CNTRST3 .613699 .514942 1.191784 .299221 -.81601 2.043407
CNTRST4 1.483647* .514942* 2.881194* .044959* .05394* 2.913355*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATANTE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4


1 plantad 2 1* 0 0 0
2 hidrosie 2 0 1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 0 1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 0 1*
5 testigo 2 -1* -1* -1* -1*

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl O
C0ES2 O
C0ES3 O
C0ES4 O
C0ES5 O
C0ES6 O
C0ES7 O
C0ES8 O
C0ES9 O
COESIO O
COESll O
C0ES12 O
COESl3 O
C0ES14 O
COESl5 O
COESl6 O
C0ES17 O
C0ES18 O
COESl9 O
COES20 O
C0ES21 O
COES22 1

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)

205
Análisis estadístico: Escorrentía

VISUAL
GLM Contrast estimates for transfomned variables

Mi MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .019841 1.413941 .014033 .989476 -3.90589 3.945571


CNTRST2 .131382 1.413941 .092919 .930436 -3.79435 4.057112
CNTRST3 1.887132 1.413941 1.334661 .252891 -2.03860 5.812862
CNTRST4 2.691118 1.413941 1.903274 .129748 -1.23461 6.616848

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+CO 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 1* 0 0 0 0
C0ES2 0 1* 0 0 0
C0ES3 0 0 1* 0 0
C0ES4 0 0 0 1* 0
C0ES5 0 0 0 0 1*
C0ES6 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0 0
COESl4 0 0 0 0 0
C0ES15 0 0 0 0 0
C0ES16 0 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0
0 0 0 0 0
COES22

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

206
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 1* 0 0 0
C0ES8 0 1* 0 0
C0ES9 0 0 1* 0
COESlO 0 0 0 1*
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0
COESl4 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0
C0ES19 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0
0 0 0 0
C0ES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.09986 1.406483 -.07100 .946806 -4.00488 3.805162


CNTRST2 -.12659 1.406483 -.09001 .932609 -4.03161 3.778430
CNTRST3 -4.88805* 1.406483* -3.47537* .025459* -8.79308* -.983031*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.90828 1.384357 -.65610 .547584 -4.75187 2.935314


CNTRST2 -.03154 1.384357 -.02278 .982914 -3.87513 3.812050
CNTRST3 -4.37978* 1.384357* -3.16376* .034061* -8.22337* -.536188*

D
STAT. Contrast Estimates (coes.sta)
VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t p Cnf.Lmt Cnf.Lmt

207
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

CNTRSTl -.05852 .500022 -.11703 .912479 -1.44680 1.32977


CNTRST2 .02551 .500022 .05102 .961753 -1.36277 1.41380
CNTRST3 -2.89080* .500022* -5.78133* .004447* -4.27908* -1.50251*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% -H95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .02001 .128192 .1561 .883547 -.33591 .37592


CNTRST2 .03973 .128192 .3099 .772086 -.31619 .39565
CNTRST3 -4.38313* .128192* -34.1920* .000004* -4.73905* -4.02722*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% -1-95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.69433 3.152272 -.22026 .836452 -9.4464 8.057783


CNTRST2 -3.47571 3.152272 -1.10260 .332076 -12.2278 5.276404
CNTRST3 -8.41691 3.152272 -2.67011 .055800 -17.1690 .335197

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 -95.00% -H95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.72756 2.408279 -1.13258 .320681 -9.4140 3.95890


CNTRST2 -1.56913 2.408279 -.65156 .550227 -8.2556 5.11732
CNTRST3 -8.51998* 2.408279* -3.53779* .024061* -15.2064* -1.83352*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.91213 3.396782 -.26853 801574 -10.3431 8.518851


CNTRST2 -3.71781 3.396782 -1.09451 335217 -13.1488 5.713168
CNTRST3 -7.55468 3.396782 -2.22407 090203 -16.9857 1.876302

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% -(-95.00%
Contrast stimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.58023 .650189 -.89240 422612 -2.38545 1.22498

208
Análisis estadístico: Escorrentía

CNTRST2 -1.22198 .650189 -1.87943 .133370 -3.02720 .58323


CNTRST3 -4.80376* .650189* -7.38825* .001789* -6.60897* -2.99854*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.051198 .078826 -.64951 .551423 -.270055 .167659


CNTRST2 -.194338 .078826 -2.46539 .069289 -.413195 .024519
CNTRST3 -.556496* .078826* -7.05977* .002123* -.775353* -.337639*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf-Lmt

CNTRSTl -.09706 .241111 -.40255 .707865 -.76649 .572372


CNTRST2 -.41039 .241111 -1.70207 .163957 -1.07982 .259044
CNTRST3 -1.55178* .241111* -6.43598* .002998* -2.22122* -.882354*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr .+CO 2 0 -1* 0
4 hidr .+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl 0
C0ES2 0
C0ES3 0
C0ES4 0
C0ES5 0
C0ES6 0
C0ES7 0
C0ES8 0
C0ES9 0
COESIO 0
COESll 1 *

209
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

C0ES12
C0ES13
C0ES14
C0ES15
C0ES16
C0ES17
C0ES18
C0ES19
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.341666 1.746324 .768280 485167 -3.50691 6.190240


CNTRST2 .987846 1.746324 .565672 601840 -3.86073 5.836420
CNTRST3 -.832845 1.746324 .476913 658310 -5.68142 4.015729

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantad 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr.+co 2 0 -1* 0
4 hidr.+es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 0 0 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
COESl 2 1* 0 0 0 0 0

210
Anejo IV AnáUsis estadístico: Escorrentía

C0ES13 0 1* 0 0 0 0
C0ES14 0 0 1* 0 0 0
C0ES15 0 0 0 1* 0 0
C0ES16 0 0 0 0 1* 0
C0ES17 0 0 0 0 0 1*
C0ES18 0 0 0 0 0 0
C0ES19 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
COESl7 0 0 0 0
C0ES18 1* 0 0 0
COESl9 0 1* 0 0
COES20 0 0 1* 0
C0ES21 0 0 0 1*
C0ES22 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI Mi Mi MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .017763 .071846 .2472 .816900 -.181714 .217239


CNTRST2 -.796364* .071846* -11.0843* .000377* -.995841* -.596888*
CNTRST3 -.586690* .071846* -8.1659* .001224* -.786167* -.387214*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%

211
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Contrast Estímate Std.Err Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.097351 .103559 -.94006 .400413 -.384877 .190174


CNTRST2 -.068533 .103559 -.66178 .544293 -.356058 .218992
CNTRST3 -.197382 .103559 -1.90599 .129342 -.484907 .090143

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .24411 .800168 .30507 .775526 -1.97751 2.465732


CNTRST2 .61736 .800168 .77153 .483440 -1.60427 2.838978
CNTRST3 -1.33543 .800168 -1.66893 .170455 -3.55705 .886197

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.285967 .516549 -.55361 .609332 -1.72014 1.148204


CNTRST2 -.456008 .516549 -.88280 .427208 -1.89018 .978163
CNTRST3 -.889717 .516549 -1.72242 .160095 -2.32389 .544454

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.299262 3.611769 359730 .737237 -8.72862 11.32714


CNTRST2 3.318979 3.611769 918934 .410129 -6.70890 13.34686
CNTRST3 2.554768 3.611769 707345 .518385 -7.47311 12.58265

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.238274 .735868 -.323800 762312 -2.28137 1.804823


CNTRST2 .295220 .735868 .401186 708791 -1.74788 2.338317
CNTRST3 -.229705 .735868 -.312155 770518 -2.27280 1.813392

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

212
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

CNTRSTl .039283 .245879 -.15976 .880810 -.72195 .643388


CNTRST2 .268944 .245879 -1.09380 .335492 -.95161 .413727
CNTRST3 .679633 .245879 -2.76409 .050637 -1.36230 .003037

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% 4-95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.006348 .104671 -.06065 954550 -.296961 .284265


CNTRST2 -.173839 .104671 -1.66081 172088 -.464452 .116774
CNTRST3 -.070566 .104671 -.67417 537158 -.361179 .220047

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% -1-95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.013170 .118650 -.11100 .916964 -.342596 .316256


CNTRST2 -.274698 .118650 -2.31519 .081566 -.604124 .054728
CNTRST3 .000000 .118650 .00000 1.000000 -.329426 .329426

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables
MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% H-95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.04918 .514942 -.09551 .928502 -1.47889 1.380525


CNTRST2 -.66951 .514942 -1.30016 .263402 -2.09921 .760201
CNTRST3 -1.53945* .514942* -2.98957* .040355* -2.96916* -.109746*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 plantaci 2 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 -1* 0 0
3 hidr .-i-co 2 0 -1* 0
4 hidr.-t-es 2 0 0 -1*
5 testigo 2 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

213
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Dep. Var. MI

COESl O
C0ES2 O
C0ES3 O
C0ES4 O
C0ES5 o
C0ES6 o
C0ES7 o
C0ES8 o
C0ES9 o
COESIO o
COESll o
C0ES12 o
COESl3 o
COKS14 o
COESl5 o
COESl6 o
COESl7 o
COESl8 o
COESl9 o
COES20
o
C0ES21
o
1
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.11154 1.413941 - .07889 .940912 -4.03727 3.814190


CNTRST2 -1.86729 1.413941 -1 .32063 .257116 -5.79302 2.058439
CNTRST3 -2.67128 1.413941 -1 .88924 .131866 -6.59701 1.254453

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2

1 plantad 2 0 0
2 hidrosie 2 1 * 1
3 hidr.+co 2 -1 * 0
4 hidr.+es 2 0 -1
5 testigo 2 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

214
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

Dep. Var. Mi M2 M3 M4 M5 M6

COESl 1* 0 0 0 0 0
C0ES2 0 1* 0 0 0 0
C0ES3 0 0 1* 0 0 0
C0ES4 0 0 0 1* 0 0
C0ES5 0 0 0 0 1* 0
C0ES6 0 0 0 0 0 1*
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESlO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0 0 0
C0ES15 0 0 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
C0ES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 1* 0 0 0
C0ES8 0 1* 0 0
C0ES9 0 0 1* 0
COESlO 0 0 0 1*
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
COESl7 0 0 0 0
COESl8 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

215
Ane^o IV Análisis estadíst'tco: Escorrentía

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.02673 1.406483 -.01901 .985746 -3.93175 3.878290


CNTRST2 -4.78819* 1.406483* -3.40437* .027168* -8.69322* -.883171*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .87674 1.384357 .63332 560929 -2.96685 4.720326


CNTRST2 -3.47150 1.384357 -2 .50766 066222 -7.31509 .372088

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .08403 .500022 .16805 .874697 -1.30426 1.47231


CNTRST2 -2.83228* .500022* -5 .66431* .004790* -4.22056* -1.44399*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .01973 .128192 .1539 .885157 -.33619 .37564


CNTRST2 -4.40314* .128192* -34.3481* .000004* -4.75906* -4.04722*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.78138 3.152272 -.88234 427427 -11.5335 5.970731


CNTRST2 -7.72259 3.152272 -2.44985 070457 -16.4747 1.029525

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.15843 2.408279 .48102 .655632 -5.5280 7.844880


CNTRST2 -5.79242 2.408279 -2 .40521 .073937 -12.4789 .894034

216
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.80568 3.396782 -.82598 455232 -12.2367 6.625296


CNTRST2 -6.64255 3.396782 -1.95554 122178 -16.0735 2.788430

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.64175 .650189 -.98702 .379508 -2.44697 1.16346


CNTRST2 -4.22353* .650189* -6.49584* .002897* -6.02874* -2.41831*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.143140 .078826 -1.81588 .143562 -.361997 .075718


CNTRST2 -.505298* .078826* -6.41026* .003043* -.724155* -.286441*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.31333 .241111 -1.29952 .263601 -.98276 .356103


CNTRST2 -1.45473* .241111* -6.03343* .003804* -2.12416* -.785295*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2

1 plantad 2 0 0
2 hidrosie 2 1 * 1
3 hidr.+co 2 -1 * 0
hidr.+es 2 0 -1
testigo 2 0 0

217
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl
C0ES2
C0ES3
C0ES4
C0ES5
C0ES6
C0ES7
C0ES8
C0ES9
COESlO
COESll
C0ES12
C0ES13
C0ES14
C0ES15
COESl6
COESl7
COESl8
COESl9
COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI Mi Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.35382 1.746324 -.20261 849329 -5.20239 4.494754


CNTRST2 -2.17451 1.746324 -1.24519 281025 -7.02308 2.674063

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2

1 plantad 2 0 0
2 hidrosie 2 1 * 1
3 hidr.+co 2 -1 * 0
4 hidr.+es 2 0 -1
5 testigo 2 0 0

218
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 0 0 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
C0ES12 1* 0 0 0 0 0
C0ES13 0 1* 0 0 0 0
COESl4 0 0 1* 0 0 0
C0ES15 0 0 0 1* 0 0
COESl6 0 0 0 0 1* 0
COESl7 0 0 0 0 0 1*
C0ES18 0 0 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
C0ES15 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0
COESIO 1* 0 0 0
COESl9 0 1* 0 0
COES20 0 0 1* 0
C0ES21 0 0 0 1*
COES22 0 0 0 0

219
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transforitied variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.814127* .071846* -11.3316* .000346* -1.01360* -.614650*


CNTRST2 -.604453* .071846* -8.4132* .001093* -.80393* -.404976*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .028818 .103559 .278280 .794590 -.258707 .316344


CNTRST2 -.100031 .103559 -.965932 .388778 -.387556 .187495

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .37325 .800168 .46646 665158 -1.84838 2.594868


CNTRST2 -1.57953 .800168 -1 .97400 119620 -3.80116 .642088

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transfoirmed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.170040 .516549 -.32918 .758531 -1.60421 1.264131


CNTRST2 -.603749 .516549 -1.16881 .307383 -2.03792 .830422

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 2.019717 3.611769 .559204 605850 -8.00816 12.04760


CNTRST2 1.255506 3.611769 .347615 745650 -8.77237 11.28339

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

220
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .533494 .735868 .724986 508600 -1.50960 2.576591


CNTRST2 .008569 .735868 .011645 991.267 -2.03453 2.051666

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.229661 .245879 -.93404 .403161 -.91233 .453009


CNTRST2 -.640351 .245879 -2.60433 .059775 -1.32302 .042319

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.167491 .104671 -1.60017 .184813 -.458104 .123122


CNTRST2 -.064218 .104671 -.61352 .572702 -.354832 .226395

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.261528 .118650 -2.20419 092221 -.590954 .067898


CNTRST2 .013170 .118650 .11100 916964 -.316256 .342596

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.62032 .514942 -1.20465 .294740 -2.05003 .809384


CNTRST2 -1.49027* .514942* -2.89406* .044382* -2.91998* -.060563*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl CNTRST2


1 plantad O O
2 hidrosie 1 1

221
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

hidr.+co 2
hidr.+es 2
testigo 2

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl O
C0ES2 O
C0ES3 O
C0ES4 o
C0ES5 o
C0ES6 o
C0ES7 o
C0ES8 o
C0ES9 o
COESlO o
COESll o
C0ES12 o
COESl3 o
COESl4 o
C0ES15 o
COESl6 o
COESl7 o
COESl8 o
COESl9 o
COES20 o
C0ES21
o
1
C0ES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.75575 1.413941 -1.24174 282168 -5.68148 2.169980


CNTRST2 -2.55974 1.413941 -1.81036 144488 -6.48547 1.365994

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl

1 plantad O
2 hidrosie O
3 hidr.+co 1
4 hidr.+es -1

222
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

testigo

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 1* 0 0 0 0 0
C0ES2 0 1* 0 0 0 0
C0ES3 0 0 1* 0 0 0
C0ES4 0 0 0 1* 0 0
C0ES5 0 0 0 0 1* 0
C0ES6 0 0 0 0 0 1*
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0 0 0
C0ES13 0 0 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0 0 0
C0ES15 0 0 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0 0 0
COESl7 0 0 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
COES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 1* 0 0 0
C0ES8 0 1* 0 0
C0ES9 0 0 1* 0
COESIO 0 0 0 1*
COESll 0 0 0 0
COESl2 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
COESl7 0 0 0 0
C0ES18 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0

223
Anejo TV Análisis estadístico: Escorrentía

COES20
C0ES21
COES22

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MI MI MI Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.76146* 1.406483* -3.38537* .027648* -8.66648* -.856439*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.34824* 1.384357* -3.14098* .034815* -8.19183* -.504648*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.91631* .500022* -5.83236* .004306* -4.30459* -1.52802*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.42287* .128192* -34.5019* 000004* -4.77878* -4.06695*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.94121 3.152272 -1.56751 192066 -13.6933 3.810904

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%

224
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrerrtía

Contrast Estimate Std.Err t p Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -6.95085* 2.408279* -2.88623* .044732* -13.6373* -.264392*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.83687 3.396782 -1.12956 321811 -13.2678 5.594113

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -3.58178* .650189* -5.50882* .005297* -5.38699* -1.77656*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.362158* .078826* -4.59438* 010073* -.581015* -.143301*

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.14140* .241111* -4.73392* .009078* -1.81083* -.471967*

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl


1 plantad 2 O
2 hidrosie 2 O
3 hidr.+co 2 1
4 hidr.+es 2 -1
5 testigo 2 O

225
Anejo IV AnáUs'is estadíst'ico: Escorrentía

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

COESl O
C0ES2 O
C0ES3 O
C0ES4 O
C0ES5 O
C0ES6 O
C0ES7 O
C0ES8 O
C0ES9 o
COESlO o
COESll 1
C0ES12 o
C0ES13 o
COESl4 o
COESl5 o
COESl5 o
COESl7 o
COESl8 o
COESl9 o
COES20 o
C0ES21 o
COES22
o

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

Mi Mi MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.82069 1.746324 -1.04258 .356005 -6.66926 3.027883

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl

1 plantad O
2 hidrosie O
3 hidr.+co 1
4 hidr.+es -1
5 testigo O

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL

226
Anejo JV Análisis estadístico: Escorrentía

GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2 M3 M4 M5 M6

COESl 0 0 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0 0 0
C0ES12 1* 0 0 0 0 0
C0ES13 0 1* 0 0 0 0
C0ES14 0 0 1* 0 0 0
COESl5 0 0 0 1* 0 0
C0ES16 0 0 0 0 1* 0
C0ES17 0 0 0 0 0 1*
C0ES18 0 0 0 0 0 0
COESl9 0 0 0 0 0 0
COES20 0 0 0 0 0 0
C0ES21 0 0 0 0 0 0
C0ES22 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. M7 M8 M9 MÍO

COESl 0 0 0 0
C0ES2 0 0 0 0
C0ES3 0 0 0 0
C0ES4 0 0 0 0
C0ES5 0 0 0 0
C0ES6 0 0 0 0
C0ES7 0 0 0 0
C0ES8 0 0 0 0
C0ES9 0 0 0 0
COESIO 0 0 0 0
COESll 0 0 0 0
C0ES12 0 0 0 0
COESl3 0 0 0 0
C0ES14 0 0 0 0
COESl5 0 0 0 0
COESl6 0 0 0 0
C0ES17 0 0 0 0
C0ES18 1* 0 0 0
COESl9 0 1* 0 0
COES20 0 0 1* 0
C0ES21 0 0 0 1*
COES22 0 0 0 0

227
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

Mi MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .209674* .071846* 2.918382* 043313* .010198* .409150

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.128849 .103559 -1.24421 .281349 -.416374 .158676

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M3 M3 M3 M3 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.95278 .800168 -2.44046 071173 -4.17440 .268842

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M4 M4 M4 M4 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.433709 .516549 ,839628 .448370 -1.86788 1.000462

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M5 M5 M5 M5 -95.00% +95.00%
Contrast stimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .764211 3.611769 -.211589 842771 -10.7921 9.263668

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M6 M6 M6 M6 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.524925 .735868 -.713341 .515044 -2.56802 1.518172

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)

228
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M7 M7 M7 M7 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.410690 .245879 -1.67029 170183 -1.09336 .271980

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M8 M8 M8 M8 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .103273 .104671 ,986643 .379674 -.187340 .393886

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M9 M9 M9 M9 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .274698 .118650 2.315187 .081566 -.054728 .604124

STAT. Contrast Estimates (coes.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MÍO MÍO MÍO MÍO -95.00% +95.00%


Contrast stimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .869948 .514942 -1.68941 .166408 -2.29966 .559760

STAT. Between Contrast Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE Cell N CNTRSTl


1 plantad O
2 hidrosie O
3 hidr.+co 1
4 hidr.+es -1
5 testigo O

STAT. Within Coefficients (coes.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

229
Anejo IV Análif'i^ estadístico: Escorrentía

COESl 0
C0ES2 0
C0ES3 0
COES-i 0
C0ES5 0
C0ES6 0
C0ES7 0
C0ES8 0
C0ES9 0
COESIO 0
COESll 0
C0ES12 0
COESl3 0
C0ES14 0
C0ES15 0
C0ES16 0
C0ES17 0
COESl8 0
COESl9 0
COES20 0
C0ES21 0
COES22 1 *

STAT. Contrast Estimates (cees.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI Mi -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.E rr t P Cnf.Lmt Cnf-Lmt

CNTRSTl -.803986 1.413941 -.568613 .600022 -4.72972 3.121744

ANIO'PERIODO'TRATAMIE; LS Means
Currenteffect- F(40, 40)=2.2036, p=.00710
Type III decompositioR

- O - TRÁTAME
plantad
- » - TRATAMIE
hidrosie
" * - TRATAMIE
hidr.+co
- A - TRATAMIE
hidr.+es

PERIODC2 4 6 8 10 PERIODC2 4 6 - • - TRATAMIE


1 3 5 7 9 11 1 3 5 7 11 testigo
ANIO: 1 ANIO- 2

230
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

ANIOTERIODO'TRATAMIE: LS Means
Currerrteffect: F(40, 40)=22038, p=.0071D
Type III decomposition

- O - TRATAM1E
plantad
"I 5
-o TRATAMIÉ
hidrosie
-•- TRÁTAME
hidr,+co
- ^ TRÁTAME
hidr.+es

PERIODC2 4 6 8 10 PERIODCC 4 6 8 10 -+- TRÁTAME


1 3 5 7 9 11 1 3 5 7 9 11 testigo

ANIO: 1 ANIO: 2

ANIOTRATAME; LS Means
Currenteffecí: F(4, 4)=8.0298, p=.03408
T^e lil decomposition

- o - ANIO
1
--*- ANIO
plantact hidrosie htdr.+co hidr.+es testigo 2

TRÁTAME

231
Anejo IV Análisis estadístico: Escorrentía

TRÁTAME; LSMeans
Currenteffect F(4,4)=2.9401, p=.16055
Type lli decomposition

3 -

5'
Q

plantad hidrosie hidr.+co hidr.+es

TRATAMIE

232
ANEJO IV.5: VEGETACIÓN
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

ANÁLISIS ESTM)ISTICO: VEGETACIÓN

data f i l e : joaquindatveg.STA [ 120 c a s e s with 14 v a r i a b l e s ]

AK.[ABLES:
1 TRATAMIE -9999
2 BLOQUE -9999
4 FILA -9999
9 LVEGETAl -9999 =log(1+vegetal)
10 LVEGETA2 -9999 =log(l+vegeta2)
11 LVEGETA3 -9999 =log(l+vegeta3)

Design E f f e c t s :
C a t e g o r i c a l e f f e c t s : TRATAMIE
BLOQUE
FILA
TRATAMIE*BLOQUE
TRATAMIE*FILA
BLOQUE*FILA
TRATAMIE*BLOQUE*FILA

Model specifications:
GLM;

DEPENDENT = LVEGETAl LVEGETA2 LVEGETA3;

GROUPS = TRATAMIE(102 103 104 105)

BLOQUE (12)

FILA (12 3 4 5 6);

COVARIATE = nene;

DESIGN = TRATAMIE | BLOQUE | FILA;

INTERCEPT = include;

LACKOFFIT = no;

PARAM = overp;

SSTYPE = 3;

ESTÍMATE = nene;

SDELTA = 7;

IDELTA = 1 2 ;

RANDOM = none;

SURFACE = none;

MIXTURE = none;

REPEATED = PERIODO 3;

WDESIGN = PERIODO;

SAMPLE = none;

235
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

OUTPUT none;

STAT. Repeated Measures Analysis of Variance ; joaquindatveg.sta


VISUAL Over-parameterized model
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect ss Freedom MS F

Intercept 781.5797* 1* 781.5797* 836.5648*


{IjTRATAMIE 106.7602* 3* 35.5867* 38.0903*
{2}BLOQUE 4.2449* 1* 4.2449* 4.5436*
{3}FILA 60.2081* 5* 12.0416* 12.8888*
TRATAMIE*BLOQUE 18.6313* 3* 6.2104* 6.6474*
TRATAMIE*FILA 32.1064* 15* 2.1404* 2.2910*
BLOQUE*FILA 3.0766 5 .6153 .6586
TRATAMIE*BLOQUE*FILA 21.0378 15 1.4025 1.5012
Error 44.8451 48 .9343

{4}PERI0D0 8.2352* 2* 4.1176* 25.9738*


PERIODO*TRATAMIE 6.8402* 6* 1.1400* 7.1914*
PERI0D0*BL0QÜE 1.1914* 2* .5957* 3.7575*
PERIODO*FILA 5.5227* 10* .5523* 3.4837*
PERIODO*TRATAMIE*BLOQUE 2.2142* 6* .3690* 2.3278*
PERIODO*TRATAMIE*FILA 10.5358* 30* .3512* 2.2153*
PERIODO*BLOQUE*FILA 1.8248 10 .1825 1.1511
4*1*2*3 6.4372 30 .2146 1.3535
Error 15.2188 96 .1585

STAT. Custom Repeated Measures Analysis of Variance


VISUAL Error based on: TRATAMIE*BLOQUE
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect SS Freedom MS F

{1}TRATAMIE 106.7602 3 35.58673 5.73014


TRATAMIE*BLOQUE 18.6313 3 6.21045

{4}PERI0D0 8.2352* 2* 4.11760* 11.15800*


PERIODO*TRATAMIE 6.8402 6 1.14004 3.08931
PERIODO*TRATAMIE*BLOQUE 2.2142 6 .36903

STAT. Custom Repeated Measures Analysis of Variance


VISUAL Error based on: TRATAMIE'^BLOQUE
GLM Type III decomposition

Degr. of
Effect SS Freedom MS F

{2}BL0QÜE 4.24492 4.244919 Í351


TRATAMIE*BLOQUE 18.63134 6.210447

{4}PERIODO 8.23520* 4.117602* 11.15800*

236
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

PERIODO*BLOQÜE 1.19136 2 .595680 1.61419 ,274838


PERIODO*TRATAMIE*BLOQÜE 2.21416 6 .369027

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt Múltiple Múltiple Adjusted SS df MS


Variable R R2 R2 Model Model Model

LVEGETAl .909670* .827499* .658591* 106.2821* 47* 2.261321*


LVEGETA2 .929098* .863223* .729296* 82.9379* 47* 1.764635*
LVEGETA3 .887030* .786821* .578084* 91.4118* 47* 1.944932*

STAT. Test of SS Whole Model vs. SS Residual (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM

Dependnt SS df MS
Variable Residual Residual Residual F P

LVEGETAl 22.15567* 48* .461576* 4.899126* .000000*


LVEGETA2 13.14142* 48* .273780* 6.445461* .000000*
LVEGETA3 24.76680* 48* .515975* 3.769431* .000005*

STAT. TRATAMIE; LS Means (joaquindatveg.£>ta)


VISUAL Current effect: F(3, 48)=38.090, p== .00000
GLM Type III decomposition

DV_1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE Mean Std.Err. -95.00% +95.00% N

1 hidrosie 1.754896 .113912 1.525860 1.983932 24


2 hidr+coc 2.200340 .113912 1.971304 2.429376 24
3 hidr+esp 2.005341 .113912 1.776305 2.234377 24
4 testigo .628891 .113912 .399855 .857927 24

STAT. BLOQUE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(l, 48)=4.5436, p=.03819
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV_1 DV_1


Cell No. BLOQUE Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1.768773 .08054Í 1.606820 1.930726


1.525962 .08054Í 1.364009 1.687914

STAT. FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(5, 48)=12.889, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. FILA Mean Std.Err. -95.00% +95.00% N

237
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

1 1 2.637084 .139513 2.356573 2.917594 16


2 2 1.681021 .139513 1.400510 1.961532 16
3 3 1.405658 .139513 1.125147 1.686169 16
4 4 1.400485 .139513 1.119974 1.680996 16
5 5 1.455130 .139513 1.174620 1.735641 16
6 6 1.304825 .139513 1.024314 1.585335 16

STAT. TRATAMIE*BLOQUE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(3, 48)=6.6474, p=.00076
GLM Type III decomposition

DV_1 DV 1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE BLOQUE Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 hidrosie 1 .510550 .161096 1 .186644 1.834456


2 hidrosie 1 .999242 .161096 1 .675337 2.323148
3 hidr+coc 2 .670899 .161096 2 .346993 2.994804
4 hidr+coc 1,.729782 .161096 1 .405876 2.053688
5 hidr+esp 2 .173443 .161096 1 .849538 2.497349
6 hidr+esp 1 .837238 .161096 1 .513333 2.161144
7 testigo .720199 .161096 .396293 1.044104
testigo .537584 .161096 .213678 .861489

STAT. TRATAMIE*BLOQUE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(3, 48)=6.6474, p=.00076
GLM Type III decomposition

Cell No.

12
12
12
12
12
12
12
12

STAT. TRATAMIE*FILA; LS Means (joaquind;atveg.sta)


VISUAL Current effect:: F{15, 48)=2.2910, p=.01525
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. TRATAMIE FILA Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 hidrosie 1 2.290819 .279027 1..729798 2.851841


2 hidrosie 2 1.330458 .279027 .769436 1.891479
3 hidrosie 3 1.654745 .279027 1,.093723 2.215766
4 hidrosie 4 1.409335 .279027 .848313 1.970356
5 hidrosie 5 2.128424 .279027 1..567403 2.689445
6 hidrosie 6 1.715596 .279027 1,.154575 2.276618
7 hidr+coc 1 2.778834 .279027 2,.217813 3.339855
8 hidr+coc 2 2.589361 .279027 2,.028340 3.150383
9 hidr+coc 3 1.819464 .279027 1..258443 2.380486

238
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

10 hidr+coc 4 2 .492866 .279027 1 .931845 3,.053887


11 hidr+coc 5 2,.024897 .279027 1,.463876 2..585918
12 hidr+coc 6 1,.496618 .279027 .935597 2..057640
13 hidr+esp 1 3 .123801 .279027 2,.562780 3..684823
14 hidr+esp 2 2 .031160 .279027 1 .470139 2,.592182
15 hidr+esp 3 2,.080845 .279027 1 .519823 2,.641866
16 hidr+esp 4 1,.641977 .279027 1 .080956 2 .202999
17 hidr+esp 5 1,.551676 .279027 .990655 2 .112698
18 hidr+esp 6 1,.602586 .279027 1 .041564 2 .163607
19 testigo 1 2,.354879 .279027 1 .793858 2,.915901
20 testigo 2 .773104 .279027 .212083 1,.334126
21 testigo 3 .067578 .279027 - .493444 .628599
22 testigo 4 .057762 .279027 - .503259 .618784
23 testigo 5 .115525 .279027 -,.445497 .676546
24 testigo 6 .404498 .279027 -,.156523 .965520

STAT. TRATAMIE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(15, 48)=2.2910, p=.01525
GLM Type III decomposition

Cell No.

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24

STAT. BLOQUE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(5, 48)=.65860, p=.65648
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE FILA Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 2 .897331 .197302 2.500629 3.294033


2 2 1 .709303 .197302 1.312601 2.106005
3 3 1 .368392 .197302 .971690 1.765094

239
Anejo rv Análisis estadístico: Vegetación

1.623781 197302 1 .227079 2,.020483


5 1.598294 197302 1 .201592 1,.994996
6 1.415535 197302 1,.018833 1..812237
1 2.376836 197302 1,.980134 2,.773538
2 1.652739 197302 1,.256037 2,.049441
3 1.442924 197302 1,.046222 1,.839626
10 4 1.177189 197302 .780487 1,.573891
11 5 1.311967 197302 .915265 1..708669
12 6 1.194114 197302 .797412 1..590816

STAT. BLOQUE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F{5, 48)=.65860, p=.65648
GLM Type III decomposition

Cell No.

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12

STAT. TRATAMIE*BLOQUE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(15, 48)=1.5012, p=.14271
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. TRATAMIE BLOQUE FILA Mean Std.Err. -95.00%

1 hidrosie 1 2. .716240 .394604 1..922836


2 hidrosie 2 1. .146559 .394604 .353155
3 hidrosie 3 .990029 .394604 .196625
4 hidrosie 4 1 .011404 .394604 .218000
5 hidrosie 5 1..711425 .394604 .918021
6 hidrosie 6 1..487642 .394604 .694238
7 hidrosie 1 1,.865398 .394604 1 .071994
8 hidrosie 2 1,.514356 .394604 .720952
9 hidrosie 3 2..319461 .394604 1 .526057
10 hidrosie 4 1,.807265 .394604 1 .013861
11 hidrosie 5 2..545423 .394604 1 .752019
hidrosie 6 1..943550 .394604 1 .150146
12
hidr+coc 1 2..696650 .394604 1 .903246
13
hidr+coc 2 3..034691 .394604 2 .241287
14
hidr+coc 3 2,.076852 .394604 1 .283448
15 hidr+coc 4
16 3,.401075 .394604 2 .607671
hidr+coc 5 2,.885674 .394604 2 .092270
17 hidr+coc 6
18 1,.930449 .394604 1 .137045
hidr+coc 1 2,.861018 .394604 2 .067614
19 hidr+coc 2
20 2,.144032 .394604 1 .350628
hidr+coc 3 1,.562077 .394604 .768673
21 hidr+coc 1,.584657 .394604 .791253
22

240
Anejo IV AnáUs'is estadístico: Vegetación

23 hidr+coc 2 5 1,.164119 .394604 .370715


24 hidr+coc 2 6 1..062788 .394604 .269384
25 hidr+esp 1 1 3..126336 .394604 2 .332932
26 hidr+esp 1 2 2..174234 .394604 1 .380830
27 hidr+esp 1 3 2,.339109 .394604 1 .545705
28 hidr+esp 1 4 1,.967120 .394604 1 .173716
29 hidr+esp 1 5 1,.565026 .394604 .771622
30 hidr+esp 1 6 1,.868835 .394604 1 .075431
31 hidr+esp 2 1 3,.121266 .394604 2 .327862
32 hidr+esp 2 2 1 .888087 .394604 1 .094683
33 hidr+esp 2 3 1 .822580 .394604 1 .029176
34 hidr+esp 2 4 1,.316835 .394604 .523430
35 hidr+esp 2 5 1,.538327 .394604 .744923
36 hidr+esp 2 6 1,.336336 .394604 .542932
37 testigo 1 1 3,.050096 .394604 2 .256692
38 testigo 1 2 .481729 .394604 - .311675
39 testigo 1 3 .067578 .394604 - .725826
40 testigo 1 4 .115525 .394604 - .677879
41 testigo 1 5 .231049 .394604 - .562355
42 testigo 1 6 .375215 .394604 - .418189
43 testigo 2 1 1,.659663 .394604 .866259
44 testigo 2 2 1,.064480 .394604 .271076
45 testigo 2 3 .067578 .394604 - .725826
46 testigo 2 4 .000000 .394604 - .793404
47 testigo 2 5 .000000 .394604 - .793404
48 testigo 2 6 .433782 .394604 - .359622

STAT. TRATAMIE*BLOQU
VISUAL Current eff ect
GLM Type III de com

DV 1
Cell No. +95.00%

1 3.509644 2
2 1.939963 2
3 1.783433 2
4 1.804808 2
5 2.504829 2
6 2.281046 2
7 2.658802 2
8 2.307760 2
9 3.112865 2
10 2.600669 2
11 3.338827 2
12 2.736954 2
13 3.490054 2
14 3.828095 2
15 2.870256 2
16 4.194479 2
17 3.679078 2
18 2.723853 2
19 3.654422 2
20 2.937436 2
21 2.355481 2
22 2.378061 2
23 1.957523 2
24 1.856192 2
25 3.919740 2
26 2.967638 2

241
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

27 3.132513 2
28 2.760524 2
29 2.358430 2
30 2.662239 2
31 3.914670 2
32 2.681491 2
33 2.615984 2
34 2.110239 2
35 2.331731 2
36 2.129740 2
37 3.843500 2
38 1.275133 2
39 .860982 2
40 .908929 2
41 1.024453 2
42 1.168619 2
43 2.453067 2
44 1.857884 2
45 .860982 2
46 .793404 2
47 .793404 2
48 1.227186 2

STAT. PERIODO; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F{2, 96)=25.974, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV_1 DV_1


Cell No. PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1.859728 .069340 1.720309 1.999146 96


1.445956 .053403 1.338582 1.553329 96
1.636418 .073313 1.489013 1.783823 96

STAT. PERIODO*TRATAMIE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(6, 96)=7.1914, p=.00000
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV_1 DV_1


Cell No. TRATAMIE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00^

1 hidrosie 1 1.956286 .138681 1.677449 2.235122


2 hidrosie 2 1.399876 .106806 1.185128 1.614623
3 hidrosie 3 1.908527 .146625 1.613717 2.203337
4 hidr+coc 1 2.479371 .138681 2.200535 2.758208
5 hidr+coG 2 2.006501 .106806 1.791753 ,221248
6 hidr+coc 3 2.115148 .146625 1.820339 ,409958
7 hidr+esp 1 2.430183 .138681 2.151347 ,709020
hidr+esp 2 1.849814 .106806 1.635066 ,064561
hidr+esp 3 1.736026 .146625 1.441216 .030835
10 testigo 1 .573070 .138681 .294233 .851906
11 testigo 2 .527633 .106806 .312885 .742380
12 testigo 3 .785971 .146625 .491161 1.080781

STAT. PERIODO*TRATAMIE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(6, 96)=7.1914, p=.00000

242
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

GLM Type III decomposition

Cell No. N

1 24
2 24
3 24
4 24
5 24
6 24
7 24
8 24
9 24
10 24
11 24
12 24

STAT. PERIODO*BLOQUE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(2, 96)=3.7575, p=.02684
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1 DV 1
Cell No. BLOQUE PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 1 1.933215 .098062 1.736048 2.130383


2 2 1.524365 .075523 1.372516 1.676215
3 3 1.848737 .103680 1.640275 2.057199
4 1 1.786240 .098062 1.589073 1.983407
5 2 1.367546 .075523 1.215697 1.519395
6 3 1.424099 .103680 1.215637 1.632561

STAT. PERIODO*BLOQÜE; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F{2, 96)=3.7575, p=.02684
GLM Type III decomposition

Cell No. N

48
48
48
48
48
48

STAT. PERIODO*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 96)=3.4837, p=.00061
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV_1 DV_1


Cell No. FILA PERIODO Mean Std.Err. -95.00% +95.00%

1 2.504381 .169849 2.162878 2.845884


2 2.534227 .130810 2.271216 2.797238
3 2.872643 .179579 2.511576 3.233709

243
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

4 2 1 1.820741 169849 1 .479238 2..162245


5 2 2 1.486969 130810 1 .223958 1..749980
6 2 3 1.735353 179579 1 .374286 2..096419
7 3 1 1.782341 169849 1 .440837 2..123844
8 3 2 1.209022 130810 .946011 1..472033
9 3 3 1.225611 179579 .864544 1,.586677
10 4 1 1.698888 169849 1 .357385 2..040391
11 4 2 1.158143 130810 .895132 1,.421154
12 4 3 1.344424 179579 .983358 1,.705491
13 5 1 1.733075 169849 1 .391572 2,.074578
14 5 2 1.347381 130810 1 .084370 1..610392
15 5 3 1.284935 179579 .923868 1,.646002
16 6 1 1.618939 169849 1 .277436 1,.960442
17 6 2 .939992 130810 .676981 1,.203003
18 6 3 1.355543 179579 .994476 1..716610

STAT. PERIODO*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 96)=3.4837, p=.00061
GLM Type III decomposition

Cell No.

16
16
16
16
16
16
16
16
16
10 16
11 16
12 16
13 16
14 16
15 16
16 16
17 16
18 16

STAT. PERIODO*TRATAMIE:* BLOQUE; LS Means i[ j oaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(6, 96)=2. 3278, p== .03842
GLM Type III de composition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. TRATAMIE BLOQUE PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 hidrosie 1 1 1.529465 .196124 1.135130


2 hidrosie 1 2 1.233609 .151046 .929910
3 hidrosie 1 3 1.768576 .207359 1.351652
4 hidrosie 2 1 2.383107 .196124 1.988773
5 hidrosie 2 2 1.566142 .151046 1.262444
6 hidrosie 2 3 2.048478 .207359 1.631554
7 hidr+coc 1 1 3.063174 .196124 2.668840
8 hidr+coc 1 2 2.336238 .151046 2.032539
9 hidr+coc 1 3 2.613284 .207359 2.196360

244
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

10 hidr+coc 2 1 1. .895569 .196124 1,.501235


11 hidr+coc 2 2 1 .676764 .151046 1,.373065
12 hidr+coc 2 3 1 .617013 .207359 1 .200089
13 hidr+esp 1 1 2,.465998 .196124 2,.071663
14 hidr+esp 1 2 1..972673 .151046 1,.668974
15 hidr+esp 1 3 2,.081660 .207359 1 .664735
16 hidr+esp 2 1 2..394369 .196124 2 .000035
17 hidr+esp 2 2 1 .726954 .151046 1 .423256
18 hidr+esp 2 3 1 .390392 .207359 .973468
19 testigo 1 1 .674226 .196124 .279892
20 testigo 1 2 .554941 .151046 .251242
21 testigo 1 3 .931429 .207359 .514505
22 testigo 2 1 .471913 .196124 .077579
23 testigo 2 2 .500324 .151046 .196625
24 testigo 2 3 .640514 .207359 .223590

STAT. PERIODO*TRA.TAM
VISUAL Current eff ect F(6, 96)=2.3278, p=.03842
GLM Type III de COItl

DV 1
Cell No. +95.00%

1 1.923799 12
2 1.537308 12
3 2.185500 12
4 2.777441 12
5 1.869841 12
6 2.465402 12
7 3.457508 12
8 2.639937 12
9 3.030208 12
10 2.289903 12
11 1.980462 12
12 2.033937 12
13 2.860332 12
14 2.276372 12
15 2.498584 12
16 2.788703 12
17 2.030653 12
18 1.807316 12
19 1.068560 12
20 .858640 12
21 1.348353 12
22 .866248 12
23 .804023 12
24 1.057438 12

STAT. PERIODO*TRATAMIE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(30, 96)=2.2153, p=.00189
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. TRATAMIE FILA PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 hidrosie 1 2,.274237 .339697 1..591230


2 hidrosie 2 2,.111800 .261620 1..585778
3 hidrosie 3 2,.486421 .359157 1 .764288

245
4 hidrosie 2 1 1.924961 .339697 1.241954
5 hidrosie 2 2 .823959 .261620 .297937
6 hidrosie 2 3 1.242453 .359157 .520320
7 hidrosie 3 1 1.792530 .339697 1.109523
8 hidrosie 3 2 1.352912 .261620 .826890
9 hidrosie 3 3 1.818793 .359157 1.096660
10 hidrosie 4 1 1.393987 .339697 .710981
11 hidrosie 4 2 1.074321 .261620 .548300
12 hidrosie 4 3 1.759696 .359157 1.037562
13 hidrosie 5 1 2.222258 .339697 1.539251
14 hidrosie 5 2 2.012676 .261620 1.486654
15 hidrosie 5 3 2.150338 .359157 1.428204
16 hidrosie 6 1 2.129742 .339697 1.446735
17 hidrosie 6 2 1.023586 .261620 .497564
18 hidrosie 6 3 1.993461 .359157 1.271328
19 hidr+coc 1 1 2.332830 .339697 1.649823
20 hidr+coc 1 2 2.798097 .261620 2.272076
21 hidr+coc 1 3 3.205575 .359157 2.483442
22 hidr+coc 2 1 2.484798 .339697 1.801791
23 hidr+coc 2 2 2.541924 .261620 2.015902
24 hidr+coc 2 3 2.741362 .359157 2.019229
25 hidr+coc 3 1 2.530053 .339697 1.847046
26 hidr+coc 3 2 1.341932 .261620 .815910
27 hidr+coc 3 3 1.586409 .359157 .864276
28 hidr+coc 4 1 3.153612 .339697 2.470605
29 hidr+coc 4 2 2.293393 .261620 1.767371
30 hidr+coc 4 3 2.031593 .359157 1.309459
31 hidr+coc 5 1 2.444821 .339697 1.761814
32 hidr+coc 5 2 1.893126 .261620 1.367104
33 hidr+coc 5 3 1.736744 .359157 1.014610
34 hidr+coc 6 1 1.930115 .339697 1.247109
35 hidr+coc 6 2 1.170533 .261620 .644511
36 hidr+coc 6 3 1.389207 .359157 .667073
37 hidr+esp 1 1 2.867920 .339697 2.184914
38 hidr+esp 1 2 3.333114 .261620 2.807092
39 hidr+esp 1 3 3.170370 .359157 2.448236
40 hidr+esp 2 1 2.251980 .339697 1.568973
41 hidr+esp 2 2 1.960766 .261620 1.434744
42 hidr+esp 2 3 1.880735 .359157 1.158602
43 hidr+esp 3 1 2.806780 .339697 2.123774
44 hidr+esp 3 2 1.938513 .261620 1.412491
45 hidr+esp 3 3 1.497240 .359157 .775107
46 hidr+esp 4 1 2.247953 .339697 1.564946
47 hidr+esp 4 2 1.264856 .261620 .738835
48 hidr+esp 4 3 1.413122 .359157 .690989
49 hidr+esp 5 1 2.265221 .339697 1.582214
50 hidr+esp 5 2 1.310437 .261620 .784415
51 hidr+esp 5 3 1.079372 .359157 .357238
52 hidr+esp 6 1 2.141246 .339697 1.458239
53 hidr+esp 6 2 1.291196 .261620 .765175
54 hidr+esp 6 3 1.375315 .359157 .653181
55 testigo 1 1 2.542538 .339697 1.859531
56 testigo 1 2 1.893896 .261620 1.367874
57 testigo 1 3 2.628205 .359157 1.906071
58 testigo 2 1 .621227 .339697 -.061780
59 testigo 2 2 .621227 .261620 .095205
60 testigo 2 3 1.076859 .359157 .354726
61 testigo 3 1 .000000 .339697 -.683007
62 testigo 3 2 .202733 .261620 -.323289
63 testigo 3 3 .000000 .359157 -.722134
64 testigo 4 1 .000000 .339697 -.683007

246
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

65 testigo 4 2 .000000 .261620 -.526022


66 testigo 4 3 .173287 .359157 -.548847
67 testigo 5 1 .000000 .339697 -.683007
68 testigo 5 2 .173287 .261620 -.352735
69 testigo 5 3 .173287 .359157 -.548847
70 testigo 6 1 .274653 .339697 -.408354
71 testigo 6 2 .274653 .261620 -.251369
72 testigo 6 3 .664189 .359157 -.057944

STAT. PERIODO*TRATAMIE*FILA; LS
VISUAL Current effect: F(30, 96) =^2.2153, p=.00189
GLM Type III decomposition

DV 1
Cell No. +95.00% N

1 2.957244 4
2 2.637822 4
3 3.208555 4
4 2.607967 4
5 1.349981 4
6 1.964587 4
7 2.475537 4
8 1.878933 4
9 2.540927 4
10 2.076994 4
11 1.600343 4
12 2.481829 4
13 2.905265 4
14 2.538698 4
15 2.872471 4
16 2.812748 4
17 1.549608 4
18 2.715595 4
19 3.015836 4
20 3.324119 4
21 3.927709 4
22 3.167805 4
23 3.067946 4
24 3.463496 4
25 3.213059 4
26 1.867953 4
27 2.308543 4
28 3.836619 4
29 2.819415 4
30 2.753726 4
31 3.127828 4
32 2.419147 4
33 2.458878 4
34 2.613122 4
35 1.696555 4
36 2.111341 4
37 3.550927 4
38 3.859136 4
39 3.892503 4
40 2.934986 4
41 2.486788 4
42 2.602869 4
43 3.489787 4
44 2.464535 4

247
Anejo JV AnáUsis estadístico: Vegetación

45 2.219374 4
46 2.930960 4
47 1.790878 4
48 2.135256 4
49 2.948227 4
50 1.836458 4
51 1.801506 4
52 2.824252 4
53 1.817218 4
54 2.097448 4
55 3.225544 4
56 2.419918 4
57 3.350338 4
58 1.304233 4
59 1.147248 4
60 1.798993 4
61 .683007 4
62 .728754 4
63 .722134 4
64 .683007 4
65 .526022 4
66 .895420 4
67 .683007 4
68 .699309 4
69 .895420 4
70 .957660 4
71 .800675 4
72 1.386323 4

STAT. PERIODO*BLOQÜE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 96)=1.1511, p=.33345
GLM Type III decomposition

DV_1 DV_1 DV 1
Cell No. BLOQUE FILA PERIODO Mean Std.Err. -95.00%

1 1 2.727037 .240202 2.244079


2 2 2.707095 .184993 2.335141
3 3 3.257860 .253962 2.747235
4 1 1.760007 .240202 1.277048
5 2 1.636449 .184993 1.264495
6 3 1.731453 .253962 1.220828
7 1 1.870057 .240202 1.387098
8 2 1.016418 .184993 .644465
9 3 1.218701 .253962 .708075
10 1 1.870065 .240202 1.387106
11 2 1.298746 .184993 .926792
12 3 1.702532 .253962 1.191906
13 1 1.749638 .240202 1.266679
14 2 1.449732 .184993 1.077778
15 3 1.595511 .253962 1.084885
16 1 1.622489 .240202 1.139530
17 2 1.037752 .184993 .665799
18 3 1.586365 .253962 1.075740
19 1 2.281725 .240202 1.798766
20 2 2.361359 .184993 1.989406
21 3 2.487425 .253962 1.976799
1 1.881475 .240202 1.398517
22
2 1.337489 .184993 .965536
23

248
Análisis estadístico: Vegetación

24 2 2 3 1.739252 .253962 1.228626


25 2 3 1 1.694625 .240202 1.211666
26 2 3 2 1.401626 .184993 1.029673
27 2 3 3 1.232520 .253962 .721895
28 2 4 1 1.527711 .240202 1.044753
29 2 4 2 1.017539 .184993 .645586
30 2 4 3 .986317 .253962 .475691
31 2 5 1 1.716512 .240202 1.233553
32 2 5 2 1.245031 .184993 .873077
33 2 5 3 .974359 .253962 .463734
34 2 6 1 1.615389 .240202 1.132431
35 2 6 2 .842232 .184993 .470279
36 2 6 3 1.124721 .253962 .614095

STAT. PERIODO*BLOQUE* FILA.; LS Means {joaquindatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(10, 96)=1.1511, p=.33345
GLM Type III decomposit ion

DV 1
Cell No. +95.00% N

1 3.209996 8
2 3.079048 8
3 3.768486 8
4 2.242966 8
5 2.008402 8
6 2.242079 8
7 2.353015 8
8 1.388372 8
9 1.729327 8
10 2.353024 8
11 1.670700 8
12 2.213157 8
13 2.232597 8
14 1.821685 8
15 2.106136 8
16 2.105447 8
17 1.409706 8
18 2.096991 8
19 2.764684 8
20 2.733313 8
21 2.998050 8
22 2.364434 8
23 1.709443 8
24 2.249877 8
25 2.177584 8
26 1.773580 8
27 1.743146 8
28 2.010670 8
29 1.389493 8
30 1.496943 8
31 2.199470 8
32 1.616984 8
33 1.484985 8
34 2.098348 8
35 1.214186 8
36 1.635346 8

STAT. PERIODO*TRATAMIE*BLOQUE*FILA; LS Means (joaquindatveg.sta)

249
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

VISUAL Current effe ct


GLM Type III dec om

DV_1 DV_1
Cell No. TRATAMIE BLOQUE FILA PERIODO Mean Std.Err.

1 hidrosie 1 1 1 2.612873 .480404


2 hidrosie 1 1 2 2.354765 .369986
3 hidrosie 1 1 3 3.181083 .507925
4 hidrosie 1 2 1 1.242453 .480404
5 hidrosie 1 2 2 1.098612 .369986
6 hidrosie 1 2 3 1.098612 .507925
7 hidrosie 1 3 1 1.151293 .480404
8 hidrosie 1 3 2 .693147 .369986
9 hidrosie 1 3 3 1.125646 .507925
10 hidrosie 1 4 1 .895880 .480404
11 hidrosie 1 4 2 .549306 .369986
12 hidrosie 1 4 3 1.589027 .507925
13 hidrosie 1 5 1 1.599337 .480404
14 hidrosie 1 5 2 1.666102 .369986
15 hidrosie 1 5 3 1.868835 .507925
16 hidrosie 1 6 1 1.674952 .480404
17 hidrosie 1 6 2 1.039721 .369986
18 hidrosie 1 6 3 1.748254 .507925
19 hidrosie 2 1 1 1.935601 .480404
20 hidrosie 2 1 2 1.868835 .369986
21 hidrosie 2 1 3 1.791759 .507925
22 hidrosie 2 2 1 2.607468 .480404
23 hidrosie 2 2 2 .549306 .369986
24 hidrosie 2 2 3 1.386294 .507925
25 hidrosie 2 3 1 2.433767 .480404
26 hidrosie 2 3 2 2.012676 .369986
27 hidrosie 2 3 3 2.511940 .507925
28 hidrosie 2 4 1 1.892095 .480404
29 hidrosie 2 4 2 1.599337 .369986
30 hidrosie 2 4 3 1.930365 .507925
31 hidrosie 2 5 1 2.845180 .480404
32 hidrosie 2 5 2 2.359249 .369986
33 hidrosie 2 5 3 2.431840 .507925
34 hidrosie 2 6 1 2.584531 .480404
35 hidrosie 2 6 2 1.007452 .369986
36 hidrosie 2 6 3 2.238668 .507925
37 hidr+coc 1 1 1 2.341066 .480404
38 hidr+coc 1 1 2 2.687639 .369986
39 hidr+coc 1 1 3 3.061246 .507925
40 hidr+coc 1 2 1 3.100761 .480404
41 hidr+coc 1 2 2 2.845180 .369986
42 hidr+coc 1 2 3 3.158131 .507925
43 hidr+coc 1 3 1 3.215666 .480404
44 hidr+coc 1 3 2 1.084527 .369986
45 hidr+coc 1 3 3 1.930365 .507925
46 hidr+coc 1 4 1 3.880234 .480404
47 hidr+coc 1 4 2 3.267258 .369986
48 hidr+coc 1 4 3 3.055734 .507925
49 hidr+coc 1 5 1 3.300615 .480404
50 hidr+coc 1 5 2 2.687639 .369986
51 hidr+coc 1 5 3 2.668769 .507925
52 hidr+coc 1 6 1 2.540702 .480404
53 hidr+coc 1 6 2 1.445186 .369986
54 hidr+coc 1 6 3 1.805459 .507925
55 hidr+coc 2 1 1 2.324594 .480404

250
Anejo IV AnáUsls estadístico: Vegetación

56 hidr+coc 2 1 2 2..908556 .369986


57 hidr+coc 2 1 3 3..349904 .507925
58 hidr+coc 2 2 1 1,.868835 .480404
59 hidr+coc 2 2 2 2..238668 .369986
60 hidr+coc 2 2 3 2..324594 .507925
61 hidr+coc 2 3 1 1,,844440 .480404
62 hidr+coc 2 3 2 1..599337 .369986
63 hidr+coc 2 3 3 1,.242453 .507925
64 hidr+coc 2 4 1 2,.426991 .480404
65 hidr+coc 2 4 2 1..319529 .369986
66 hidr+coc 2 4 3 1..007452 .507925
67 hidr+coc 2 5 1 1..589027 .480404
68 hidr+coc 2 5 2 1..098612 .369986
69 hidr+coc 2 5 3 .804719 .507925
70 hidr+coc 2 6 1 1..319529 .480404
71 hidr+coc 2 6 2 .895880 .369986
72 hidr+coc 2 6 3 .972955 .507925
73 hidr+esp 1 1 1 2..602003 .480404
74 hidr+esp 1 1 2 3..352207 .369986
75 hidr+esp 1 1 3 3..424798 .507925
76 hidr+esp 1 2 1 2,.003667 .480404
77 hidr+esp 1 2 2 2..255430 .369986
78 hidr+esp 1 2 3 2..263604 .507925
hidr+esp 1 3 1 3,.113268 .480404
79
hidr+esp 1 3 2 2,.085267 .369986
80
hidr+esp 1 3 3 1,.818793 .507925
81
hidr+esp 1 4 1 2,.704146 .480404
82
hidr+esp 1 4 2 1,.378420 .369986
83
hidr+esp 1 4 3 1,.818793 .507925
84
hidr+esp 1 5 1 2 .098601 .480404
85 5
hidr+esp 1 2 1 .098612 .369986
86 5
hidr+esp 1 3 1,.497866 .507925
87 6 1
hidr+esp 1 2,.274300 .480404
88 6 2
hidr+esp 1 1,.666102 .369986
89 6 3 1,.666102 .507925
hidr+esp 1
90 1 1 3,.133837 .480404
hidr+esp 2
91 1 2 3,.314021 .369986
hidr+esp 2
92 1 3 2,.915941 .507925
hidr+esp 2
93 2 1 2,.500292 .480404
hidr+esp 2
94 hidr+esp 2 2 2 1 .666102 .369986
95 hidr+esp 2 2 3 1 .497866 .507925
96 hidr+esp 2 3 1 2 .500292 .480404
97 hidr+esp 2 3 2 1,.791759 .369986
98 hidr+esp 2 3 3 1..175688 .507925
99 hidr+esp 2 4 1 1,.791759 .480404
100 hidr+esp 2 4 2 1 .151293 .369986
101 hidr+esp 2 4 3 1 .007452 .507925
102 hidr+esp 2 5 1 2 .431840 .480404
103 hidr+esp 2 5 2 1 .522261 .369986
104 hidr+esp 2 5 3 .660878 .507925
105 hidr+esp 2 6 1 2 .008192 .480404
106 hidr+esp 2 6 2 .916291 .369986
107 hidr+esp 2 6 3 1 .084527 .507925
108 testigo 1 1 1 3 .352207 .480404
109 testigo 1 1 2 2 .433767 .369986
110 testigo 1 1 3 3 .364314 .507925
111 testigo 1 2 1 .693147 .480404
112 testigo 1 2 2 .346574 .369986
113 testigo 1 2 3 .405465 .507925
114 testigo 1 3 1 - .000000 .480404
115 testigo 1 3 2 .202733 .369986
116

251
117 testigo 1 3 3 -.000000 .507925
118 testigo 1 4 1 -.000000 .480404
119 testigo 1 4 2 -.000000 .369986
120 testigo 1 4 3 .346574 .507925
121 testigo 1 5 1 -.000000 .480404
122 testigo 1 5 2 .346574 .369986
123 testigo 1 5 3 .346574 .507925
124 testigo 1 6 1 .000000 .480404
125 testigo 1 6 2 .000000 .369986
126 testigo 1 6 3 1.125646 .507925
127 testigo 2 1 1 1.732868 .480404
128 testigo 2 1 2 1.354025 .369986
129 testigo 2 1 3 1.892095 .507925
130 testigo 2 2 1 .549306 .480404
131 testigo 2 2 2 .895880 .369986
132 testigo 2 2 3 1.748254 .507925
133 testigo 2 3 1 .000000 .480404
134 testigo 2 3 2 .202733 .369986
135 testigo 2 3 3 .000000 .507925
136 testigo 2 4 1 .000000 .480404
137 testigo 2 4 2 .000000 .369986
138 testigo 2 4 3 .000000 .507925
139 testigo 2 5 1 .000000 .480404
140 testigo 2 5 2 .000000 .369986
141 testigo 2 5 3 .000000 .507925
142 testigo 2 6 1 .549306 .480404
143 testigo 2 6 2 .549306 .369986
144 testigo 2 6 3 .202733 .507925

STAT. PERIODO*TRATAMIE*BLOQUE''^FILA; LS Iyieans (joaqui.ndatveg.sta)


VISUAL Current effect: F(30, 96)=1. 3535, p=.13643
GLM Type III decomposition

DV 1 DV 1
Cell No. -95.00% +95.00% N

1 1.64696 3.578791 2
2 1.61086 3.098672 2
3 2.15983 4.202334 2
4 .27654 2.208371 2
5 .35471 1.842519 2
6 .07736 2.119863 2
7 .18538 2.117210 2
8 -.05076 1.437054 2
9 .10439 2.146897 2
10 -.07004 1.861797 2
11 -.19460 1.293213 2
12 .56778 2.610278 2
13 .63342 2.565254 2
14 .92220 2.410009 2
15 .84758 2.890086 2
16 .70903 2.640869 2
17 .29581 1.783628 2
18 .72700 2.769505 2
19 .96968 2.901518 2
20 1.12493 2.612742 2
21 .77051 2.813011 2
22 1.64155 3.573385 2
23 -.19460 1.293213 2
24 .36504 2.407545 2

252
Anejo IV Anál'ís'is estadístico: Vegetación

25 1.46785 3.399685 2
26 1.26877 2.756583 2
27 1.49069 3.533191 2
28 .92618 2.858012 2
29 .85543 2.343244 2
30 .90911 2.951616 2
31 1.87926 3.811097 2
32 1.61534 3.103156 2
33 1.41059 3.453092 2
34 1.61861 3.550449 2
35 .26354 1.751359 2
36 1.21742 3.259919 2
37 1.37515 3.306983 2
38 1.94373 3.431546 2
39 2.04000 4.082497 2
40 2.13484 4.066679 2
41 2.10127 3.589087 2
42 2.13688 4.179382 2
43 2.24975 4.181583 2
44 .34062 1.828434 2
45 .90911 2.951616 2
46 2.91432 4.846151 2
47 2.52335 4.011165 2
48 2.03448 4.076985 2
49 2.33470 4.266532 2
50 1.94373 3.431546 2
51 1.64752 3.690020 2
52 1.57478 3.506620 2
53 .70128 2.189093 2
54 .78421 2.826710 2
55 1.35868 3.290511 2
56 2.16465 3.652463 2
57 2.32865 4.371155 2
58 .90292 2.834752 2
59 1.49476 2.982575 2
60 1.30334 3.345845 2
61 .87852 2.810357 2
62 .85543 2.343244 2
63 .22120 2.263704 2
64 1.46107 3.392908 2
65 .57562 2.063436 2
66 -.01380 2.028703 2
67 .62311 2.554944 2
68 .35471 1.842519 2
69 -.21653 1.825970 2
70 .35361 2.285446 2
71 .15197 1.639787 2
72 -.04830 1.994206 2
73 1.63609 3.567921 2
74 2.60830 4.096114 2
75 2.40355 4.446049 2
76 1.03775 2.969584 2
77 1.51152 2.999337 2
78 1.24235 3.284855 2
79 2.14735 4.079186 2
80 . 1.34136 2.829174 2
81 .79754 2.840044 2
82 1.73823 3.670064 2
83 .63451 2.122327 2
84 .79754 2.840044 2
85 1.13268 3.064518 2

253
-—-—J— — Ayiá/tffs estadístico: Vegetación

86 .35471 1.842519 2
87 .47662 2.519117 2
88 1.30838 3.240217 2
89 .92220 2.410009 2
90 .64485 2.687353 2
91 2.16792 4.099755 2
92 2.57011 4.057928 2
93 1.89469 3.937192 2
94 1.53438 3.466210 2
95 .92220 2.410009 2
96 .47662 2.519117 2
97 1.53438 3.466210 2
98 1.04785 2.535667 2
99 .15444 2.196939 2
100 .82584 2.757677 2
101 .40739 1.895200 2
102 -.01380 2.028703 2
103 1.46592 3.397758 2
104 .77835 2.266168 2
105 -.36037 1.682129 2
106 1.04227 2.974109 2
107 .17238 1.660198 2
108 .06328 2.105778 2
109 2.38629 4.318125 2
110 1.68986 3.177674 2
111 2.34306 4.385565 2
112 -.27277 1.659065 2
113 -.39733 1.090481 2
114 -.61579 1.426716 2
115 -.96592 .965917 2
116 -.54117 .946640 2
117 -1.02125 1.021251 2
118 -.96592 .965917 2
119 -.74391 .743907 2
120 -.67468 1.367825 2
121 -.96592 .965917 2
122 -.39733 1.090481 2
123 -.67468 1.367825 2
124 -.96592 .965917 2
125 -.74391 .743907 2
126 .10439 2.146897 2
127 .76695 2.698785 2
128 .61012 2.097932 2
129 .87084 2.913346 2
130 -.41661 1.515224 2
131 .15197 1.639787 2
132 .72700 2.769505 2
133 -.96592 .965917 2
134 -.54117 .946640 2
135 -1.02125 1.021251 2
136 -.96592 .965917 2
137 -.74391 .743907 2
138 -1.02125 1.021251 2
139 -.96592 .965917 2
140 -.74391 .743907 2
141 -1.02125 1.021251 2
142 -.41661 1.515224 2
143 -.19460 1.293213 2
144 -.81852 1.223984 2

254
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

STAT. LSD test; variable DV_]L {joaquindatV'eg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = 6.2104, df = •• 3.0000

{1} {2} {3} {4}


Cell No. TRATAMIE 1.7549 2.2003 2.0053 .62889

1 hidrosie .362109 .589056 .073102


2 hidr+coc .362109 .670737 .032366*
3 hidr+esp .589056 .670737 .045257*
4 testigo .073102 .032366* .045257*

STAT. Duncan test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = 6.2100, df = 3.0000
{1} {2} {3} {4}
Cell No. TRATAMIE .7549 2.2003 2.0053 ,62889

hidrosie .359754 .589263 .073296


hidr+coc .359754 .670918 .032105*
hidr+esp .589263 .670918 .045705*
testigo .073296 .032105* ,045705*

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = 6.2100, df = 3.0000
{1} {2} {3} {4}
Cell No. TRATAMIE 1.7549 2.2003 2.0053 .62889

1 hidrosie ,727541 924860 .199894


2 hidr+coc .727541 961037 .093257
3 hidr+esp .924860 .961037 .128111
4 testigo .199894 ,093257 128111

STAT. LSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000
{1} {2} {3} {4} {5}
Cell No. FILA .6371 1.6810 1.4057 1.4005 1.4551

1 .000014* .000000* .000000* .000000*


2 000014* .169245 .161532 .257928
3 000000* .169245 .979192 .803081
4 000000* .161532 .979192 .782997
5 000000* .257928 .803081 .782997
000000* .062554 .611652 .629993 .449903

STAT. LSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests

255
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000

Cell No. 1.3048

1 .000000*
2 .062554
3 .611652
4 .629993
5 .449903
6

STAT. Duncan test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. FILA .6371 1.6810 1.4057 1.4005 1.4551

1 1 .000128* .000056* .000033* .000063*


2 2 000128* .194566 .202236 .258021
3 3 000056* .194566 .979297 .803196
4 4 000033* .202236 .979297 .796815
5 5 000063* .258021 .803196 .796815
6 6 000029* .094549 .634494 .630113 .495021

STAT. Duncan test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000

{6}
Cell No. 1.3048

.000029*
.094549
.634494
.630113
.495021

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000

{1} {2} {3} {4} {5}


Cell No. FILA .6371 1.6810 1.4057 1.4005 1.4551

1 1 .000315* .000145* .000145* .000147


2 2 000315* .729411 .713826 .860024
3 3 000145* .729411 1.000000 .999868
4 4 000145* .713826 1.000000 .999785
5 5 000147* .860024 .999868 .999785
6 6 000145* .410807 .995571 .996543 .972609

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)

256
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests


GLM Error: Between MS = .93427, df = 48.000

{6}
Cell No. 1.3048

1 .000145*
2 .410807
3 .995571
4 .996543
5 .972609
6

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 1* 0 0
2 hidrosie 2 4 0 1* 0
3 hidrosie 3 4 0 0 1*
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
hidr+coc 2 4 0 0 0
hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 -1* 0 0
20 testigo 2 4 0 -1* 0
21 testigo 3 4 0 0 -1*
22 testigo 4 4 0 0 0
23 testigo 5 4 0 0 0
24 testigo 6 4 0 0 0

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5 CNTRST6 CNTRST7 CNTRST8 CNTRST9

1 O O O O O O
2 O O O O O O
3 O O O O O O
4 1* O O O O O
5 O 1* O O O O
O O O O O O

257
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

10 0 0 0 0 0 1
11 0 0 0 0 0 0
12 0 0 0 0 0 0
13 0 0 0 0 0 0
14 0 0 0 0 0 0
15 0 0 0 0 0 0
16 0 0 0 0 0 0
17 0 0 0 0 0 0
18 0 0 0 0 0 0
19 0 0 -1* 0 0 0
20 0 0 0 -1* 0 0
21 0 0 0 0 -1* 0
22 -1* 0 0 0 0 -1
23 0 -1* 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Between Cont rast Coeff icients {joaqu indatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the se lected effect

Cell No. CNTRSTIO CNTRSTll CNTRST12 CNTRST13 CNTRST14 CNTRST15

1 0 0 0 0 0 0
2 0 0 0 0 0 0
3 0 0 0 0 0 0
4 0 0 0 0 0 0
5 0 0 0 0 0 0
6 0 0 0 0 0 0
7 0 0 0 0 0 0
8 0 0 0 0 0 0
9 0 0 0 0 0 0
10 0 0 0 0 0 0
11 1* 0 0 0 0 0
12 0 0 0 0 0 0
13 0 1* 0 0 0 0
14 0 0 1* 0 0 0
15 0 0 0 1* 0 0
16 0 0 0 0 1* 0
17 0 0 0 0 0 1
18 0 0 0 0 0 0
19 0 -1* 0 0 0 0
20 0 0 -1* 0 0 0
21 0 0 0 -1* 0 0
22 0 0 0 0 -1* 0
23 -1* 0 0 0 0 -1
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

258
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.192180 1.183811 -.162340 .871719 -2.57239 2.188032


CNTRST2 1.672060 1.183811 1.412438 .164272 -.70815 4.052272
CNTRST3 4.761502* 1.183811* 4.022180* .000203* 2.38129* 7.141714*
CNTRST4 4.054718* 1.183811* 3.425139* .001268* 1.67451* 6.434930*
CNTRST5 6.038698* 1.183811* 5.101065* .000006* 3.65849* 8.418910*
CNTRST6 1.271864 1.183811 1.074381 .288023 -1.10835 3.652076
CNTRST7 5.448772* 1.183811* 4.602737* .000031* 3.06856* 7.828984*
CNTRST8 5.255661* 1.183811* 4.439611* .000053* 2.87545* 7.635873*
CNTRST9 7.305311* 1.183811* 6.171010* .000000* 4.92510* 9.685523*
CNTRSTlO 5.728117* 1.183811* 4.838708* .000014* 3.34791* 8.108329*
CNTRSTl1 2.306766 1.183811 1.948593 .057203 -.07345 4.686978
CNTRST12 3.774168* 1.183811* 3.188150* .002521* 1.39396* 6.154380*
CNTRSTl3 6.039801* 1.183811* 5.101997* .000006* 3.65959* 8.420013*
CNTRSTl4 4.752645* 1.183811* 4.014698* .000208* 2.37243* 7.132857*
CNTRST15 4.308456* 1.183811* 3.639479* .000667* 1.92824* 6.688668*

STAT. Between Cont


Contrast
ra Coefficients (joaquindatveg.sta)
VISUAL
GLM Coefficients f

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 0 0 0
2 hidrosie 2 4 0 0 0
3 hidrosie 3 4 0 0 0
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 1* 0 0
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 0 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 1* 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 1*
19 testigo 1 4 0 0 0
20 testigo 2 4 0 0 0
21 testigo 3 4 0 0 0
22 testigo 4 4 0 0 0
23 testigo 5 4 0 0 0

259
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

24 testigo -1* -1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI
LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 3.933294* 1.183811* 3.322568* .001712* 1.553081* 6.313506


CNTRST2 3.276360* 1.183811* 2.767637* .007998* .896148* 5.656572
CNTRST3 3.594261* 1.183811* 3.036178* .003865* 1.214049* 5.974473

STAT. Between Cont ra


VISUAL
GLM Coefficients f

Cell No. TRATAMIE FILA 1 N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 1* 0 0
2 hidrosie 2 4 0 1* 0
3 hidrosie 3 4 0 0 1*
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 -1* 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 -1* 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 -1*
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 0 0 0
20 testigo 2 4 0 0 0
21 testigo 3 4 0 0 0
22 testigo 4 4 0 0 0
23 testigo 5 4 0 0 0
24 testigo 6 4 0 0 0

260
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5 CNTRST6 CNTRST7 CNTRST8 CNTRST9

1 0 0 1* 0 0 0
2 0 0 0 1* 0 0
3 0 0 0 0 1* 0
4 1* 0 0 0 0 1*
5 0 1* 0 0 0 0
6 0 0 0 0 0 0
7 0 0 0 0 0 0
8 0 0 0 0 0 0
9 0 0 0 0 0 0
10 -1* 0 0 0 0 0
11 0 -1* 0 0 0 0
12 0 0 0 0 0 0
13 0 0 -1* 0 0 0
14 0 0 0 - 1 * 0 0
15 0 0 0 0 -1* 0
16 0 0 0 0 0 -1*
17 0 0 0 0 0 0
18 0 0 0 0 0 0
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT, Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRSTIO

1 0
2 0
3 0
4 0
5 1*
6 0
7 0
8 0
9 0
10 0
11 0
12 0
13 0
14 0
15 0
16 0
17 -1*
18 0
19 0

261
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

20
21
22
23
24

STAT. Within Coefficients {joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.46404 1.183811 -1.23672 .222208 -3.84426 .91617


CNTRST2 -3.77671* 1.183811* -3.19030* .002505* -6.15692* -1.39650
CNTRST3 -.49416 1.183811 -.41743 .678225 -2.87437 1.88605
CNTRST4 -3.25059* 1.183811* -2.74587* .008469* -5.63081* -.87038
CNTRST5 .31058 1.183811 .26236 .794169 -2.06963 2.69079
CNTRST6 -2.49895* 1.183811* -2.11093* .040013* -4.87916* -.11873
CNTRST7 -2.10211 1.183811 -1.77571 .082120 -4.48232 .27810
CNTRST8 -1.27830 1.183811 -1.07982 .285620 -3.65851 1.10191
CNTRST9 -.69793 1.183811 -.58956 .558251 -3.07814 1.68229
CNTRSTlO 1.73024 1.183811 1.46159 .150371 -.64997 4.11045

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2

1 hidrosie 1 0 0
2 hidrosie 2 0 0
3 hidrosie 3 0 0
4 hidrosie 4 0 0
5 hidrosie 5 0 0
6 hidrosie 6 1* 1
7 hidr+coc 1 0 0
8 hidr+coc 2 0 0
9 hidr+coc 3 0 0
10 hidr+coc 4 0 0
11 hidr+coc 5 0 0
12 hidr+coc 6 -1* 0
13 hidr+esp 1 0 0

262
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

14 hidr+esp 2 4 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 -1*
19 testigo 1 4 0 0
20 testigo 2 4 0 0
21 testigo 3 4 0 0
22 testigo 4 4 0 0
23 testigo 5 4 0 0
24 testigo 6 4 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .656934 1.183811 .554931 .581519 -1.72328 3.037146


CNTRST2 .339032 1.183811 .286390 .775812 -2.04118 2.719244

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 0 0 0
2 hidrosie 2 4 0 0 0
3 hidrosie 3 4 0 0 0
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 1* 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 1* 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 1*
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 -1* 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 -1* 0

263
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

15 hidr+esp 3 0 0 -1
16 hidr+esp 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 0 0 0
18 hidr+esp 6 0 0 0
19 testigo 1 0 0 0
20 testigo 2 0 0 0
21 testigo 3 0 0 0
22 testigo 4 0 0 0
23 testigo 5 0 0 0
24 testigo 6 0 0 0

STAT. Between Cont rast Coeff


VISUAL
GLM Coefficients for each

Cell No. CNTRST4 CNTRST5

1 0 0
2 0 0
3 0 0
4 0 0
5 0 0
6 0 0
7 0 0
8 0 0
9 0 0
10 1* 0
11 0 1*
12 0 0
13 0 0
14 0 0
15 0 0
16 -1* 0
17 0 -1*
18 0 0
19 0 0
20 0 0
21 0 0
22 0 0
23 0 0
24 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL

264
Anejo IV AnáUsis estadístico: Vegetación

GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.03490 1.183811 -.874212 .386356 -3.41511 1.345310


CNTRST2 1.67460 1.183811 1.414587 .163644 -.70561 4.054816
CNTRST3 -.78414 1.183811 -.662386 .510892 -3.16435 1.596072
CNTRST4 2.55267* 1.183811* 2.156312* .036099* .17245* 4.932878*
CNTRST5 1.41966 1.183811 1.199229 .236325 -.96055 3.799873

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl

1 hidrosie 1 4 0
2 hidrosie 2 4 0
3 hidrosie 3 4 0
4 hidrosie 4 4 0
5 hidrosie 5 4 0
6 hidrosie 6 4 0
7 hidr+coc 1 4 0
8 hidr+coc 2 4 0
9 hidr+coc 3 4 0
10 hidr+coc 4 4 0
11 hidr+coc 5 4 0
12 hidr+coc 6 4 1
13 hidr+esp 1 4 0
14 hidr+esp 2 4 0
15 hidr+esp 3 4 0
16 hidr+esp 4 4 0
17 hidr+esp 5 4 0
18 hidr+esp 6 4 -1
19 testigo 1 4 0
20 testigo 2 4 0
21 testigo 3 4 0
22 testigo 4 4 0
23 testigo 5 4 0
24 testigo 6 4 0

STAT, Within Coeffi'cié


VISUAL
GLM Coefficients for

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)

265
Análisis estadístico: Vegetación

VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.317902 1.183811 -.268541 .789434 -2.69811 2.062311

STAT. Between Cont rast Coeff icients {joaquindatveíg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the sel ected effect

Cali No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 1* 1* 1*
2 hidrosie 2 4 -1* 0 0
3 hidrosie 3 4 0 -1* 0
4 hidrosie 4 4 0 0 -1*
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 0 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 0 0 0
20 testigo 2 4 0 0 0
21 testigo 3 4 0 0 0
22 testigo 4 4 0 0 0
23 testigo 5 4 0 0 0
24 testigo 6 4 0 0 0

STAT Between Cont rast Coefí"icients (jOc quindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the sel ected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5 CNTRST6 CNTRST7 CNTRST8 CNTRST9

1 1* 1* 0 0 0 0
2 0 0 0 0 0 0
3 0 0 0 0 0 0
4 0 0 0 0 0 0
5 -1* 0 0 0 0 0
6 0 -1* 0 0 0 0
7 0 0 1* 1* 1* 1*
8 0 0 -1* 0 0 0
9 0 0 0 -1* 0 0
10 0 0 0 0 -1* 0
11 0 0 0 0 0 -1*

266
Arálisis estadístico: Vegetación

12 0 0 0 0 0 0
13 0 0 0 0 0 0
14 0 0 0 0 0 0
15 0 0 0 0 0 0
16 0 0 0 0 0 0
17 0 0 0 0 0 0
18 0 0 0 0 0 0
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Between Contrast Coefficients (joa quindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRSTIO CNTRSTll CNTRST12 CNTRST13 CNTRST14 CNTRST15

1 0 0 0 0 0 0
2 0 0 0 0 0 0
3 0 0 0 0 0 0
4 0 0 0 0 0 0
5 0 0 0 0 0 0
6 0 0 0 0 0 0
7 1* 0 0 0 0 0
8 0 0 0 0 0 0
9 0 0 0 0 0 0
10 0 0 0 0 0 0
11 0 0 0 0 0 0
12 -1* 0 0 0 0 0
13 0 1* 1* 1* 1* 1*
14 0 -1* 0 0 0 0
15 0 0 -1* 0 0 0
16 0 0 0 -1* 0 0
17 0 0 0 0 -1* 0
18 0 0 0 0 0 -1*
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

267
Anejo IV AnáUs'is estadístico: Vegetación

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 2..881085* 1.183811* 2.433737* .018716* .50087* 5.261297^


CNTRST2 1,.908224 1.183811 1.611932 .113533 -.47199 4.288436
CNTRST3 2,.644454* 1.183811* 2.233847* .030187* .26424* 5.024666'
CNTRST4 .487186 1.183811 .411541 .682508 -1.89303 2.867398
CNTRST5 1,.725669 1.183811 1.457723 .151429 -.65454 4.105881
CNTRST6 .568418 1.183811 .480159 .633295 -1.81179 2.948630
CNTRST7 2,.878109* 1.183811* 2.431223* .018832* .49790* 5.258321'
CNTRST8 .857904 1.183811 .724697 .472156 -1.52231 3.238116
CNTRST9 2..261811 1.183811 1.910618 .062037 -.11840 4.642024
CNTRSTlO 3..846647* 1.183811* 3.249375* .002116* 1.46643* 6.226859'
CNTRSTl1 3..277923* 1.183811* 2.768958* .007970* .89771* 5.658135'
CNTRSTl2 3,,128870* 1.183811* 2.643048* .011064* .74866* 5.509082'
CNTRSTl3 4,.445473* 1.183811* 3.755221* .000468* 2.06526* 6.825685'
CNTRSTl4 4,.716375* 1.183811* 3.984060* .000229* 2.33616* 7.096587'
CNTRSTl5 4,.563647* 1.183811* 3.855046* .000344* 2.18344* 6.943859^

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 0 0 0
2 hidrosie 2 4 0 0 0
3 hidrosie 3 4 0 0 0
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 0 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 1* 1* 1*
20 testigo 2 4 -1* 0 0
21 testigo 3 4 0 -1* 0
4 4 0 0 -1*
22 testigo
5 4 0 0 0
23 testigo
6 4 0 0 0
24 testigo

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL

268
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5

1 0 0
2 0 0
3 0 0
4 0 0
5 0 0
6 0 0
7 0 0
8 0 0
9 0 0
10 0 0
11 0 0
12 0 0
13 0 0
14 0 0
15 0 0
16 0 0
17 0 0
18 0 0
19 1* 1*
20 0 0
21 0 0
22 0 0
23 -1* 0
24 0 -1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI
LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 4.745326* 1.183811* 008515* .000212* 2.365113* 7.125538*


CNTRST2 6.861906* 1.183811* 796453* .000001* 4.481694* 9.242118*
CNTRST3 6.891351* 1.183811* 821326* .000000* 4.511139* 9.271564*
CNTRST4 6.718065* 1.183811* 674946* .000001* 4.337853* 9.098277*
CNTRST5 5.851143* 1.183811* 4.942632' .000010* 3.470931* 8.231355*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)

269
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 -1* 0 0
2 hidrosie 2 4 0 -1* 0
3 hidrosie 3 4 0 0 -1*
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 1* 1* 1*
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
hidr+coc 2 4 0 0 0
hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 0 0 0
20 testigo 2 4 0 0 0
21 testigo 3 4 0 0 0
22 testigo 4 4 0 0 0
23 5 4 0 0 0
testigo
24 6 4 0 0 0
testigo

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 5


CNTRST5 CNTRST6 CNTRST7 CNTRST8 CNTRST9

1 O 0 0 0 0 0
2 O 0 0 0 0 0
3 O 0 0 0 0 0
4 -1* 0 0 0 0 0
5 O 1* 0 0 0 0
6 1* 1* 0 0 0 0
7 O 0 -1* 0 0 0
8 O 0 0 -1* 0 0
9 O 0 0 0 -1* 0
10 O 0 0 0 0 -1*
11 O 0 0 0 0 0
12 O 0 1* 1* 1* 1*
13 O 0 0 0 0 0
14 O 0 0 0 0 0
15 O 0 0 0 0 0
16 O 0 0 0 0 0
17 O 0 0 0 0 0
18 O 0 0 0 0 0
19 O 0 0 0 0 0
20 O 0 0 0 0 0
O 0 0 0 0 0
21
O 0 0 0 0 0
22

270
Anejo JV Análisis estadístico: Vegetación

23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Between Contrast Coefficients {joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRSTIO CNTRSTll CNTRST12 CNTRST13 CNTRST14 CNTRST15

1 0 0 0 0 0 0
2 0 0 0 0 0 0
3 0 0 0 0 0 0
4 0 0 0 0 0 0
5 0 0 0 0 0 0
6 0 0 0 0 0 0
7 0 0 0 0 0 0
8 0 0 0 0 0 0
9 0 0 0 0 0 0
10 0 0 0 0 0 0
11 -1* 0 0 0 0 0
12 1* 0 0 0 0 0
13 0 -1* 0 0 0 0
14 0 0 -1* 0 0 0
15 0 0 0 -1* 0 0
16 0 0 0 0 -1* 0
17 0 0 0 0 0 -1*
18 0 1* 1* 1* 1* 1*
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.72567 1.183811 -1.45772 .151429 -4.10588 .65454


CNTRST2 1.15542 1.183811 .97601 .333951 -1.22480 3.53563
CNTRST3 .18255 1.183811 .15421 .878091 -2.19766 2.56277

271
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

CNTRST4 .91878 1.183811 .77612 .441483 -1.46143 3..29900


CNTRST5 1.23848 1.183811 -1.04618 .300717 -3.61869 1,.14173
CNTRST6 3.84665* 1.183811* -3.24938* .002116* -6.22686* -1,.46643
CNTRST7 3.27823* 1.183811* -2.76922* .007964* -5.65844* -,.89802
CNTRST8 -.96854 1.183811 -.81815 .417313 -3.34875 1,.41167
CNTRST9 2.98874* 1.183811* -2.52468* .014940* -5.36895* - .60853
CNTRSTIO 1.58484 1.183811 -1.33876 .186956 -3.96505 .79538
CNTRSTll 4.56365* 1.183811* -3.85505* .000344* -6.94386* -2 .18344
CNTRST12 1.28572 1.183811 -1.08609 .282864 -3.66594 1 .09449
CNTRST13 1.43478 1.183811 -1.21200 .231445 -3.81499 .94543
CNTRST14 -.11817 1.183811 -.09983 .920899 -2.49839 2 .26204
CNTRST15 .15273 1.183811 .12901 .897886 -2.22748 2 .53294

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 0 0 0
2 hidrosie 2 4 0 0 0
3 hidrosie 3 4 0 0 0
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 0 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 -1* 0 0
20 testigo 2 4 0 -1* 0
21 testigo 3 4 0 0 -1*
22 testigo 4 4 0 0 0
23 5 4 0 0 0
testigo
6 4 1* 1* 1*
24 testigo

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5

1 O O
2 O O
3 O O
4 O O
5 O O
6 O O

272
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

7 0 0
8 0 0
9 0 0
10 0 0
11 0 0
12 0 0
13 0 0
14 0 0
15 0 0
16 0 0
17 0 0
18 0 0
19 0 0
20 0 0
21 0 0
22 1* 0
23 0 -1*
24 1* 1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -5.85114* 1.183811* -4.94263* .000010* -8.23135* -3.47093*


CNTRST2 -1.10582 1.183811 -.93412 .354919 -3.48603 1.27439
CNTRST3 1.01076 1.183811 .85382 .397445 -1.36945 3.39097
CNTRST4 1.04021 1.183811 .87869 .383944 -1.34000 3.42042
CNTRST5 .86692 1.183811 .73231 .467538 -1.51329 3.24713

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRATAMIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 -5* 5* -5*


2 hidrosie 2 4 -3* -1* 7*
3 hidrosie 3 4 -1* -4* 4*
4 hidrosie 4 4 1* _4* _4*
5 hidrosie 5 4 3* -1* -7*

273
Análisis estadístico: Vegetación

6 hidrosie 6 4 5* 5* 5*
7 hidr+coc 1 4 0 0 0
8 hidr+coc 2 4 0 0 0
9 hidr+coc 3 4 0 0 0
10 hidr+coc 4 4 0 0 0
11 hidr+coc 5 4 0 0 0
12 hidr+coc 6 4 0 0 0
13 hidr+esp 1 4 0 0 0
14 hidr+esp 2 4 0 0 0
15 hidr+esp 3 4 0 0 0
16 hidr+esp 4 4 0 0 0
17 hidr+esp 5 4 0 0 0
18 hidr+esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 0 0 0
20 testigo 2 4 0 0 0
21 testigo 3 4 0 0 0
22 testigo 4 4 0 0 0
23 testigo 5 4 0 0 0
24 testigo 6 4 0 0 0

STAT. Between Cont rast Coeff icients {joaqu indatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5 CNTRST6 CNTRST7 1CNTRST8 CNTRST9

1 1* -1* 0 0 0 0
2 -3* 5* 0 0 0 0
3 2* -10* 0 0 0 0
4 2* 10* 0 0 0 0
5 -3* -5* 0 0 0 0
6 1* 1* 0 0 0 0
7 0 0 -5* 5* -5* 1*
8 0 0 -3* -1* 7* -3*
9 0 0 -1* -4* 4* 2*
10 0 0 1* -4* -4* 2*
11 0 0 3* -1* -7* -3*
12 0 0 5* 5* 5* 1*
13 0 0 0 0 0 0
14 0 0 0 0 0 0
15 0 0 0 0 0 0
16 0 0 0 0 0 0
17 0 0 0 0 0 0
18 0 0 0 0 0 0
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Between Cont rast Coeff icients (joa,quindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the se lected effect

Cell No. CNTRSTIO CNTRSTll CNTRST12 CNTRST13 CNTRST14 CNTRST15

274
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

1 0 0 0 0 0 0
2 0 0 0 0 0 0
3 0 0 0 0 0 0
4 0 0 0 0 0 0
5 0 0 0 0 0 0
6 0 0 0 0 0 0
7 -1* 0 0 0 0 0
8 5* 0 0 0 0 0
9 10* 0 0 0 0 0
10 10* 0 0 0 0 0
11 -5* 0 0 0 0 0
12 1* 0 0 0 0 0
13 0 -5* 5* -5* 1* -1*
14 0 -3* -1* 7* -3* 5*
15 0 -1* -4* 4* 2* -10*
16 0 1* -4* _4* 2* 10*
17 0 3* -1* -7* -3* -5*
18 0 5* 5* 5* 1* 1*
19 0 0 0 0 0 0
20 0 0 0 0 0 0
21 0 0 0 0 0 0
22 0 0 0 0 0 0
23 0 0 0 0 0 0
24 0 0 0 0 0 0

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for dependent variables

LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%


Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -2.1829 7.00352 -.31168 .756631 -16.2644 11.8986


CNTRST2 12.9506 7.67197 1.68804 .097891 -2.4749 28.3762
CNTRST3 -22.4407 11.23062 -1.99817 .051380 -45.0214 .1400
CNTRST4 -.7262 4.42942 -.16395 .870458 -9.6321 8.1797
CNTRST5 -21.0575 13.28825 -1.58467 .119609 -47.7753 5.6604
CNTRST6 -22.2932* 7.00352* -3.18314* .002557* -36.3747* -8.2117*
CNTRST7 -1.4590 7.67197 -.19017 .849981 -16.8845 13.9666
CNTRST8 -15.4603 11.23062 -1.37662 .175017 -38.0410 7.1204
CNTRST9 -2.8280 4.42942 -.63846 .526212 -11.7339 6.0780
CNTRSTlO 24.8224 13.28825 1.86799 .067874 -1.8954 51.5402
CNTRSTl1 -28.4502* 7.00352* -4.06227* .000179* -42.5317* -14.3687*
CNTRSTl2 15.4734* 7.67197* 2.01688* .049321* .0479* 30.8990*
CNTRSTl3 -7.4827 11.23062 -.66627 .508426 -30.0633 15.0980
CNTRSTl4 4.2706 4.42942 .96414 .339810 -4.6354 13.1765

275
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

CNTRSTIS -10.5374 13.28825 -.79299 ,431687 -37.2552 16.1804

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. TRAT7\MIE FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3

1 hidrosie 1 4 0 0 0
2 hidrosie 2 4 0 0 0
3 hidrosie 3 4 0 0 0
4 hidrosie 4 4 0 0 0
5 hidrosie 5 4 0 0 0
6 hidrosie 6 4 0 0 0
7 hidr-i-coc 1 4 0 0 0
8 hidr-Hcoc 2 4 0 0 0
9 hidr-i-coc 3 4 0 0 0
10 hidr-i-coc 4 4 0 0 0
11 hidr-i-coc 5 4 0 0 0
12 hidr^-coc 6 4 0 0 0
13 hidr-t-esp 1 4 0 0 0
14 hidr-(-esp 2 4 0 0 0
15 hidr-t-esp 3 4 0 0 0
16 hidr-fesp 4 4 0 0 0
17 hidr-i-esp 5 4 0 0 0
18 hidr-i-esp 6 4 0 0 0
19 testigo 1 4 -5* 5* -5*
20 testigo 2 4 -3* -1* 7*
21 testigo 3 4 -1* -4* 4*
22 testigo 4 4 1* -4* -4*
5 4 3* -1* -7*
23 testigo
6 4 5* 5* 5*
24 testigo

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST4 CNTRST5

1 O O
2 O O
3 O O
4 O O
5 O O
6 O O
7 O O
8 O O
9 O O
10 O O
11 O O
12 O O
13 O O
14 O O
15 O O
16 O O
17 O O

276
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

18 0 0
19 1* -1*
20 3* 5*
21 2* -10*
22 2* 10*
23 3* -5*
24 1* 1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Es timates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast es timates for dependent variables
LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl LVEGETAl -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -35.2034* 7.00352* -5.02653* .000007* -49.2849* -21.1219*


CNTRST2 37.2207* 7.67197* 4.85152* .000013* 21.7952* 52.6462*
CNTRST3 -15.3288 11.23062 -1.36491 .178646 -37.9094 7.2519
CNTRST4 1.0325 4.42942 .23310 .816672 -7.8734 9.9385
CNTRST5 3.7181 13.28825 .27980 .780831 -22.9997 30.4359

STAT. LSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: üser-defined MS = .36900, df = 6.0000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

.003261 * ,043672 *
,003261 * ,072832
,043672 * .072832

STAT. Duncan test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = .36900, df = 6.0000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

.003968 .043859
.003968 .073007

277
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

.043859 * .073007

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = .36900, df = 6.0000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

007921 .096284
.007921 * .155208
,096284 ,155208

STAT. LSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Within MS = .15853, df = 96.000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

,000000^ .000188*
,000000* .001298*
,000188* .00129Í

STAT. Duncan test; variable DV 1 (joaqui ndatveg.sta


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Within MS = .15853, df = 96 .000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

1 1 .000053* .000290*
2 2 .000053* .001417*
3 3 .000290* .001417*

STAT. Tukey HSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: Within MS = .15853, df = 96.000

{1} {2} {3}


Cell No. PERIODO 1.8597 1.4460 1.6364

1 ,000105 ,000644 *
2 ,000105 ,003773 *
3 ,000644 003773

STAT. LSD test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User-defined MS = .36900, df = 6.0000

{1} {2} {3} {4}

278
Cell No. TRATAMIE PERIODO 1.9563 1.3999 1.9085 2.4794

1 hidrosie 1 .019245* .794482 .024542*


2 hidrosie 2 .019245* .027311* .000843*
3 hidrosie 3 .794482 .027311* .017350*
4 hidr+coc 1 .024542* .000843* .017350*
5 hidr+coc 2 .784233 .013478* .596578 .035736*
6 hidr+coc 3 .399885 .006510* .283290 .083074
7 hidr+esp 1 .035459* .001076* .024802* .788512
8 hidr+esp 2 .565989 .042572* .749155 .011502*
9 hidr+esp 3 .255785 .103704 .363244 .005445*
10 testigo 1 .000220* .003275* .000267* .000036*
11 testigo 2 .000184* .002517* .000222* .000031*
12 testigo 3 .000548* .012812* .000685* .000071*

STAT. LSD test; vari able DV_1. (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df == 6.0000

{5} {6} {7} {8} {9} {10}


Cell No. 2.0065 2.1151
' 2.4302 1.8498 1.7360 .57307

1 .784233 .399885 .035459* .565989 .255785 .000220*


2 .013478* .006510* .001076* .042572* .103704 .003275*
3 .596578 .283290 .024802* .749155 .363244 .000267*
4 .035736* .083074 .788512 .011502* .005445* .000036*
5 .558313 .052138 .405983 .173910 .000180*
6 .558313 .122539 .181015 .073872 .000120*
7 .052138 .122539 .016212* .007464* .000042*
8 .405983 .181015 .016212* .540433 .000342*
9 .173910 .073872 .007464* .540433 .000567*
10 .000180* .000120* .000042* .000342* .000567*
11 .000152* .000102* .000036* .000282* .000461* .804210
12 .000437* .000274* .000084* .000910* .001636* .270322

STAT. LSD test; variable DV_1. (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df = 6.0000

{11} {12}
Cell No. .52763 .78597

1 .000184* .000548*
2 .002517* .012812*
3 .000222* .000685*
4 .000031* .000071*
5 .000152* .000437*
6 .000102* .000274*
7 .000036* .000084*
8 .000282* .000910*
9 .000461* .001636*
10 .804210 .270322
11 .191122
12 .191122

STAT. Duncan test; variable DV_1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests

279
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

GLM Error: User-defined MS = .36900, df 6.0000

{1} {2} {3} {4}


Cell No. TRATAMIE PERIODO 1.9563 1.3999 1.9085 2.4794

1 hidrosie 1 .024901* .794656 .031294*


2 hidrosie 2 .024901* .033437* .001392*
3 hidrosie 3 .794656 .033437* .023082*
4 hidr+coc 1 .031294* .001392* .023082*
5 hidr+coc 2 .784404 .018231* .607706 .043168*
6 hidr+coc 3 .414081 .009368* .302389 .091790
7 hidr+esp 1 .042851* .001734* .031605* .788679
8 hidr+esp 2 .577765 .048159* .749329 .015944*
9 hidr+esp 3 .274773 .103871 .377672 .008018*
10 testigo 1 .000378* .003985* .000442* .000086*
11 testigo 2 .000329* .003380* .000381* .000071*
12 testigo 3 .000867* .013006* .001031* .000144*

STAT. Duncan test; variable DV 1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df = 6.0000

{5} {6} {7} {8} {9} {10}


Cell No. 2.0065 2.1151 2.4302 1.8498 1.7360 .57307

1 .784404 .414081 .042851* .577765 .274773 .000378*


2 .018231* .009368* .001734* .048159* .103871 .003985*
3 .607706 .302389 .031605* .749329 .377672 .000442*
4 .043168* .091790 .788679 .015944* .008018* .000086*
5 .558480 .058586 .424077 .192675 .000323*
6 .558480 .122702 .199933 .087768 .000226*
7 .058586 .122702 .021664* .010651* .000093*
8 .424077 .199933 .021664* .540608 .000538*
9 .192675 .087768 .010651* .540608 .000827*
10 .000323* .000226* .000093* .000538* .000827*
11 .000279* .000197* .000087* .000464* .000709* .804376
12 .000721* .000475* .000164* .001281* .002050* .270503

STAT. Duncan test; variable DV 1 (joaquindatveg.sta)


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: üser--defined MS = .36900, df = 6.0000

{11} {12}
Cell No. .52763 .78597

1 .000329* .000867*
2 .003380* .013006*
3 .000381* .001031*
4 .000071* .000144*
5 .000279* .000721*
6 .000197* .000475*
7 .000087* .000164*
8 .000464* .001281*
9 .000709* .002050*
10 .804376 .270503
11 .204236
12 .204236

280
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

STAT. Tukey HSD t<=st; variab].e DV 1 (joaqu.indatveg.sta )


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df = 6.0000

{1} {2} {3} {4}


Cell No. TRATAMIE PERIODO 1.9563 1.3999 1.9085 2.4794

1 hidrosie 1 .244439 1.000000 .294543


2 hidrosie 2 .244439 .318952 .015492*
3 hidrosie 3 1.000000 .318952 .225320
4 hidr+coc 1 .294543 .015492* .225320
5 hidr+coc 2 1.000000 .183931 .999927 .387050
6 hidr+coc 3 .995412 .099594 .972132 .652122
7 hidr+esp 1 .384949 .019484* .296885 1.000000
8 hidr+esp 2 .999841 .436245 1.000000 .161464
9 hidr+esp 3 .959232 .727049 .991604 .085233
10 testigo 1 .004376* .054213 .005256* .000866*
11 testigo 2 .003695* .042710* .004414* .000779*
12 testigo 3 .010336* .176480 .012749* .001536*

STAT. Tukey HSD tí3st; variable DV 1 (joaquindatveg.sta )


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df = 6.0000

{5} {6} {7} {8} {9} {10}


Cell No. 2.0065 2.1151 2.4302 1.8498 1.7360 .57307

1 1.000000 .995412 .384949 .999841 .959232 .004376*


2 .183931 .099594 .019484* .436245 .727049 .054213
3 .999927 .972132 .296885 1.000000 .991604 .005256*
4 .387050 .652122 1.000000 .161464 .085233 .000866*
5 .999809 .497890 .995868 .882599 .003632*
6 .999809 .781547 .892492 .612012 .002484*
7 .497890 .781547 .213484 .112079 .000981*
8 .995868 .892492 .213484 .999711 .006625*
9 .882599 .612012 .112079 .999711 .010671*
10 .003632* .002484* .000981* .006625* .010671*
11 .003085* .002137* .000873* .005534* .008782* 1.000000
12 .008345* .005385* .001783* .016652* .028757* .966598

STAT. Tukey HSD tí5st; variable DV 1 (joaquindatveg.sta )


VISUAL Probabilities for Post Hoc Tests
GLM Error: User--defined MS = .36900, df = 6.0000

{11} {12}
Cell No. .52763 .78597

1 .003695* .010336*
2 .042710* .176480
3 .004414* .012749*
4 .000779* .001536*
5 .003085* .008345*
6 .002137* .005385*
7 .000873* .001783*
8 .005534* .016652*
9 .008782* .028757*
10 1.000000 .966598
11 .905247

281
Anejo ZV Análisis estadístico: Vegetación

12 .905247

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 1 16 1* 1* 1* 1*
2 2 16 -1* 0 0 0
3 3 16 0 -1* 0 0
4 4 16 0 0 -1* 0
5 5 16 0 0 0 -1*
6 6 16 0 0 0 0

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

1 1
2 0
3 0
4 0
5 0
6 -1

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. Mi M2

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast stimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl .683640* .240202* 2,.846103* .006491* .200681* 1.166599


CNTRST2 .722040* .240202* 3,.005970* .004202* .239082* 1.204999
CNTRST3 .805493* .240202* 3,.353397* .001565* .322534* 1.288452
CNTRST4 .771306* .240202* 3.,211071* .002361* .288347* 1.254265
CNTRST5 .885442* .240202* 3..686238* .000579* .402483* 1.368401

282
Anejo IV AnáUs'is estadístico: Vegetación

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.001
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.047258* .184993* 5..661065* .000001* .675304* 1.419211*


CNTRST2 1.325205* .184993* 7,.163536* .000000* .953251* 1.697158*
CNTRST3 1.376084* .184993* 7,.438571* .000000* 1.004131* 1.748038*
CNTRST4 1.186846* .184993* 6,.415621* .000000* .814892* 1.558799*
CNTRST5 1.594235* .184993* 8,.617807* .000000* 1.222281* 1.966188*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 1 16 1* 1* 1* 1*
2 2 16 -1* 0 0 0
3 3 16 0 -1* 0 0
4 4 16 0 0 -1* 0
5 5 16 0 0 0 -1*
6 6 16 0 0 0 0

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

1 1*
2 0
3 0
4 0
5 0
6 -1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)

283
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

VISUAL
GLM Contrast estimates for transformad variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl 1.137290* .253962* 4 478184* .000046* .626665* 1.647916


CNTRST2 1.647032* .253962* 6 485339* .000000* 1.136406* 2.157658
CNTRST3 1.528218* .253962* 6 017499* .000000* 1.017593* 2.038844
CNTRST4 1.587708* .253962* 6 251744* .000000* 1.077082* 2.098333
CNTRST5 1.517100* .253962* 5 973719* .000000* 1.006474* 2.027725

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 16 -1* 0 0 0
2 16 0 -1* 0 0
3 16 0 0 -1* 0
4 16 0 0 0 -1*
5 16 0 0 0 0
6 16 1* 1* 1* 1*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

1 0
2 0
3 0
4 0
5 -1*
6 1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var. MI M2

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

284
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -.885442* .240202* -3.68624* .000579* -1.36840* -.402483*


CNTRST2 -.201802 .240202 -.84014 .404998 -.68476 .281156
CNTRST3 -.163402 .240202 -.68027 .499603 -.64636 .319557
CNTRST4 -.079949 .240202 -.33284 .740704 -.56291 .403010
CNTRST5 -.114136 .240202 -.47517 .636823 -.59709 .368823

STAT. 3ta)
Contrast Esitimates (j oaquindatveg.:
VISUAL
GLM Contrast es!timates for transformad variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.59423* .184993* -8.61781* .000000* -1.96619* -1.22228*


CNTRST2 -.54698* .184993* -2.95674* .004811* -.91893* -.17502*
CNTRST3 -.26903 .184993 -1.45427 .152379 -.64098 .10292
CNTRST4 -.21815 .184993 -1.17924 .244116 -.59010 .15380
CNTRST5 -.40739* .184993* -2.20219* .032489* -.77934* -.03544*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 1 16 -1* 0 0 0
2 2 16 0 -1* 0 0
3 3 16 0 0 -1* 0
4 4 16 0 0 0 -1*
5 5 16 0 0 0 0
6 6 16 1* 1* 1* 1*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

1 0
2 0
3 0
4 0
5 -1*
6 1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

285
Anejo JV Análisis estadístico: Vegetación

Dep. Var. MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

Mi MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -1.51710* .253962* -5 .97372 000000* -2.02773* -1.00647


CNTRST2 -.37981 .253962 -1 .49553 141321 -.89044 .13082
CNTRST3 .12993 .253962 .51162 611262 -.38069 .64056
CNTRST4 .01112 .253962 .04378 965261 -.49951 .52174
CNTRST5 .07061 .253962 .27802 782187 -.44002 .58123

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA Cell N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 16 -5* 5* -5* 1*
2 16 -3* -1* 7* -3*
3 16 -1* -4* 4* 2*
4 16 1* -4* -4* 2*
5 16 3* -1* -7* -3*
6 16 5* 5* 5* 1*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

1 -1*
2 5*
3 -10*
4 10*
5 -5*
6 1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

286
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

Dep. V a r . MI M2

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -4.77366* 1.421055* -3 .35924* .001539* -7.63088* -1.91644*


CNTRST2 3.13787* 1.556688* 2 .01573* .049444* .00794* 6.26780*
CNTRST3 -3.47974 2.278757 -1 .52703 .133316 -8.06148 1.10201
CNTRST4 .42433 .898754 .47213 .638973 -1.38274 2.23140
CNTRST5 -1.28164 2.696262 - .47534 .636702 -6.70284 4.13956

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

M2 M2 M2 M2 -95.00% +95.00%
Contrast Estimate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -8.44082* 1.094434* -7.71250* .000000* -10.6413* -6.24031*


CNTRST2 5.06808* 1.198892* 4.22731* .000105* 2.6576* 7.47862*
CNTRST3 -6.79054* 1.754998* -3.86926* .000329* -10.3192* -3.26188*
CNTRST4 -.29450 .692181 -.42547 .672396 -1.6862 1.09722
CNTRST5 -1.40509 2.076542 -.67665 .501876 -5.5803 2.77008

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. FILA N CNTRSTl CNTRST2 CNTRST3 CNTRST4

1 1 16 -5* 5* -5* 1*
2 2 16 -3* -1* 7* -3*
3 3 16 -1* -4* 4* 2*
4 4 16 1* -4* -4* 2*
5 5 16 3* -1* -7* -3*
6 6 16 5* 5* 5* 1*

STAT. Between Contrast Coefficients (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Coefficients for each cell in the selected effect

Cell No. CNTRST5

287
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

-1*
5*
•10*
10*
-5*
1*

STAT. Within Coefficients (joaquindatveg.sta}


VISUAL
GLM Coefficients for each dependent variable

Dep. Var MI

LVEGETAl
LVEGETA2
LVEGETA3

STAT. Contrast Estimates (joaquindatveg.sta)


VISUAL
GLM Contrast estimates for transformed variables

MI MI MI MI -95.00% +95.00%
Contrast Estímate Std.Err t P Cnf.Lmt Cnf.Lmt

CNTRSTl -8.81794* 1.502462* -5.86899* 000000* -11.8388* -5.79704^


CNTRST2 7.84050* 1.645864* 4.76376* 000018* 4.5313* 11.14973^
CNTRST3 -4.90783* 2.409298* -2.03704* 047181* -9.7521* -.06361^
CNTRST4 .30739 .950240 .32349 747730 -1.6032 2.21798
CNTRST5 1.92313 2.850720 .67461 503160 -3.8086 7.65488

PERIODO'TRATAMIE"BLOOUE*FILA; LS Means Withfn Factors Leve


PERIODO: 1
Current effect: F(30, 96)=1.3535. p=.13643
Type III decomposition

TRÁTAME
hidrosie
TRÁTAME
hidr+coc
TRÁTAME
hidr+esp
TRÁTAME
testigo

BLOQUE 1 BLOQUE. 2

288
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

PER10D0*TRATAMIE'BL0QUE*FILA; LS Means Within Factors Leve


PERIODO: 2
Current effect: F(30, %)=1.3535, p=.13643
Type III decomposition

- O - TRÁTAME
hidrosie
-•- TRÁTAME
hidr+coc
-o- TRÁTAME
hjdr+esp
-^~ TRATAMIE
testigo
BLOQUE 1 BLOQUE: 2

PERIODO'TRATAMIE'BLOQUPFILA; LS Means Wjthjfi Factors; Leve


PERIOOD 3
Current effect; F(30, 96)=1.3535, p=,13643
Type III decomposition

45
4.0

3.5 • : •

3.0 fl| \
...,.,
2.5
1 '*-. \ /
;, 2.0 •\ / ^ ^ •

^ -o- TRÁTAME
^ 1.5 '••o.-'
hidrosie
1.0 >¿4
/ - * - TRÁTAME
0.5 hidr+coc
/ •

•o TRÁTAME
hidr+esp
-0.5
Fl A 2 4 6 Fl .A 2 4 6 - A - TRÁTAME
1 3 5 1 3 5 testigo
BLOQUE 1 BLOQUE: 2

289
Anejo IV Análisis estadístico: Vegeta(;¡Qn

PERIODO'TRATAMIE'FILA; LS Means
Currenteffect F(30, 96)=2,2153, p=,00169
Type III decomposition

4.D

3.5

3.0
«. 'V'
V \
2.5
V ^" A« "'. \ íL
20
\ A* / Na i *. V>,¿?\.
- O - TRÁTAME
^ l y'^V V " * " » hidrosie
1.0
- • - TRÁTAME
0.5 h¡dr+coc

0.0 \ . -^ --0- TRÁTAME


hidr+esp

FILA 2 4 6 FILA 2 4 6 FILA 2 4 5 - A - TRÁTAME


1 3 5 1 3 5 1 3 5 testigo
PERIODO: 1 PERIODO 2 PERIODO 3

PERIODO-TRÁTAME; LS Means
Currenteffect F(6,96)=7.1914, p=.00000
Type III decomposition

2,8
2.6
2.4 •
2.2
2,0
1 I
l.f
.' 1.4 - o - TRATAMIE
hidrosie
' 1.2
1,0 -•- TRÁTAME
hidr+coc
0.8
•-•- TRÁTAME
0.6
hidr+esp
0.4
-^- TRÁTAME
0.2
testigo

PERIODO

290
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

PERIODO'FILA; LS Means

Currerrteffect F(10, 96)=3.4837, p=.00O61

T ^ e III decomposition

PERIODO

PERIODO; LS Means

Current effect F(2,96)=25.974, p=.00000

Type III decomposition

PERIODO

291
Anejo IV Análisis estadístico: Vegetación

TRATAMIE'FILA; LS Means

Current effect F(15,48)=2.2910, Q= .01525

Type III decomposition

-o- TRÁTAME
hjdrosie

-•- TRATAMIE
hidr+coc

o TRÁTAME
hidr+esp

-á- TRÁTAME
testigo

TRATAAíE'FILA; LS Means

Current effect F{15, 48)=2.2910, p=.01525

Type III decomposition

hidrosie hidr+coc hidr+esp testigo

TRÁTAME

292
Anejo IV ArtáUsis estadístico: Vegetación

TRÁTAME; LS Means
Currentefféct F(3,48)=3S.090, p=.00000
Type 111 decomposition

3,0

2.5

2.0

1.5
>
1.0

0.5

0.0
hidrasie hidr+coc hidr+esp testigo

TF?ATAM1E

FILA; LS Means
Currentefféct F(5,48)=12.889, p^.OOOOO
Type 111 decomposition
3.2
3.0
2.8
26
2.4
2.2
2.0
1.8
1.6. I-
1.4
12
1.0
0.8

FILA,

293
ANEJO IV.6: MODELOS ESTADÍSTICOS
Anejo IV AnáUsts estadístico: Modelos

MODELO ESTADÍSTICO PARA EL ANÁLISIS DE LAS VARIABLES PESO


DE EROSIÓN Y COEFICIENTE DE ESCORRENTIA

Se trata de vtn modelo de Análisis Multivariante de la Varianza (MANOVA) de


medidas repetidas con un factor intersujetos en un diseño de bloques completos al azar
y dos factores intrasujetos de medidas repetidas en un diseño factorial 6x2 con
interacción. La expresión del modelo es la siguiente:

y.(v) ^^(s,t) _^^(v) + ^(..0 +^w) ^.=1^5^ y=i__2, s=l..6, í=1..2

Yij"-'^ = escorrentía (o logaritmo neperiano del peso) en el periodo s del año t


correspondiente a la parcela con el tratamiento i en el bloque 7
ju^^''^ = efecto de media general en el periodo 5 del año t
a¡^'''> = efecto del tratamiento / en el periodo s del año t
fij''^ = efecto del bloquej en el periodo s del año t
s¡f''^ = error aleatorio en el periodo s del año t correspondiente a la parcela con el
tratamiento / en el bloquey

Si designamos por s^^''^ al vector de errores en el periodo s del año / las hipótesis del
modelo son:
^(^.') _> N(0,(o-' + a^ + al + a])/) \ls,t
Cov{s^'''^, £(''•'>) = col Vis,t) * (5',0
donde:
cp- = varianza debida a las parcelas
al = varianza debida a los años dentro de un periodo y una parcela
al = varianza debida a los periodos dentro de un año y una parcela
al = varianza debida a la combinación de un periodo y un año dentro de una parcela
ú) = covarianza constante entre medidas dentro de una misma parcela

Podemos entonces formular el modelo matricialmente como:


Y = XTf + £
donde Y e Mjo^ij es la matriz de observaciones, X e Mj^^g es la matriz de ceros-unos
del modelo, 77 e Mg^jj es la matriz de parámetros a estimar y se MJQ^J^ es la matriz de
errores. Debido a que la matriz X es de rango 6, se imponen las restricciones habituales
sobre los parámetros:
^af''>=0 \/s,t
i

Estas restricciones suponen, para cada (s,t), 2 parámetros libres que permiten reducir la
matriz X a una matriz X* e M^^^^ de rango completo y la matriz de parámetros ;; a otra
matriz 77* e M^^^j • Finalmente se estima la matriz 77* mediante:

297
Anejo IV AnáUsis estadístico: Modelos

fi'J(r)x*y{r)Y
a partir de la cual se obtiene la matriz f) de estimadores de los parámetros iniciales que
nos permite realizar la descomposición de las sumas de cuadrados de la tabla ANOVA,
calcular las LS-medias y llevar a cabo los contrastes de interés.

298
Anejo IV Análisis estadístico: Modelos

MODELO ESTADÍSTICO PARA EL ANÁLISIS DE LA VARIABLE


VEGETACIÓN

Se trata de un modelo de Análisis Multivariante de la Varianza (MANOVA) de


medidas repetidas con dos factores intersujetos en un diseño de parcelas divididas con
bloques completos al azar y un factor intrasujetos de medidas repetidas. El factor
tratamiento, asociado a las parcelas, presenta un diseño de bloques completos al azar y
el factor fila, asociado a las subparcelas, corresponde a un modelo de un fector con dos
repeticiones. La expresión del modelo es la siguiente:

i=\..A, j=\.2, y^l..6, /=1..2, /=1..3


Yj^¡^ = logaritmo neperiano de uno más el porcentaje de vegetación de la subparcela / de
la fila k del tratamiento i en el bloque/ y en el periodo t
ju^'^ = efecto de media general en el periodo t
aP = efecto del tratamiento / en el periodo t
j3f^ = efecto del bloque/ en el periodo t
yj-^ = efecto de la fila k en el periodo t
ay}p = efecto de interacción de la fila k con el tratamiento / en el periodo /
/^7jk = efecto de interacción de la fila k con el bloque/ en el periodo t
aj3/¡li^ - efecto de interacción triple de la fila k con la combinación del bloque/ y el
tratamiento i en el periodo t
4 H = error aleatorio en la subparcela / de la fila k del tratamiento / en el bloque
j y en el periodo t

Si designamos por s^*^ al vector de errores en el periodo t las hipótesis del modelo son:
gi') ^ jv(0, {al + al + a¡ + al)I) Vi

donde:
af = varianza debida a las parcelas
al = varianza debida a las subparcelas
al = varianza debida a los periodos dentro de una parcela
al = varianza debida a los periodos dentro de una subparcela
ú) = co varianza constante entre medidas dentro de una misma subparcela

Podemos entonces formular el modelo matricialmente como:


Y = XTJ + £
donde Y e Mg^^j es la matriz de observaciones, 7 e M„^¡ es la matriz de parámetros a
estimar, X e Mg¿^ es la matriz de ceros-unos del modelo y ee M^^^-¡ es la matriz de
errores. Debido a que la matriz X es de rango 45, se imponen las restricciones
habituales sobre los parámetros:

299
Anejo IV Análisis estadístico: Modelos

i k

i J k

Todas estas restricciones suponen, para cada t, 52 parámetros libres que permiten
reducir la matriz X a una matriz X* G M^^^^^ de rango completo y la matriz de
parámetros ;? a otra matriz rf e M^j^j. Finalmente se estima la matriz rf mediante:

fiMr]rX[r)Y
a partir de la cual se obtiene la matriz f¡ de estimadores de los parámetros iniciales que
nos permite realizar la descomposición de las sumas de cuadrados de la tabla ANOVA,
calcular las LS-medias y llevar a cabo los contrastes de interés.

300
Anejo IV Análisis estadístico: Modelos

MODELO ESTADÍSTICO PARA EL ANÁLISIS DE LA VARIABLE


REBAJAMIENTO

Se trata de un modelo de Análisis Multivariante de la Varianza (MANOVA) de


medidas repetidas con tres factores intersujetos en un diseño jerárquico-factorial (fector
fila cruzado con el factor parcela y factor columna anidado en el factor parcela) y un
factor intrasujetos de medidas repetidas. La expresión del modelo es la siguiente:

Y^ =//« +aP +/3P +ap^ + / & +4* /-1..6,7=1..2, ¿=1..6, t=l,2

Yijp = rebajamiento en cm. del clavo situado en la columna A; de la fila i de la parcela


j en el periodo t
//'^ = efecto de media general en el periodo t
a^ = efecto de la fila / en el periodo t
0j^ = efecto de la parcelaj en el periodo t
af5f' = efecto de interacción de la fila i con la parcela/ en el periodo t
yj-¿-^ = efecto de la columna k de la parcela/ en el periodo t
Sy¿ - error aleatorio en el clavo situado en la columna ^ de la fila / de la parcela j
en el periodo t

Si designamos por s^'^ al vector de errores en el periodo / las hipótesis del modelo son:

donde:
cr^ = varianza debida a los clavos
(Tj = varianza debida a los años dentro de cada clavo

Podemos entonces formular el modelo matricialmente como:


Y = Xr/ + e
donde Y e M^^xi ^s la matriz de observaciones, rj e M^.^^^ ^s la matriz de parámetros a
estimar, X e M^2xyi ^^ ^^ matriz de ceros-unos del modelo y se. M^j^^ ®s la matriz de
errores. Debido a que la matriz X es de rango 22, se imponen las restricciones
habituales sobre los parámetros:

5;«r=0 Vi

zVs)-o v/v
k

301
Anejo IV Análisis estadístico: Modelos

Estas restricciones suponen, para cada t, \\ parámetros libres que permiten reducir la
matriz X a una matriz X* e ^^72^22 *^^ rango completo y la matriz de parámetros rj a
otra matriz 7* e M22X2 • Finalmente se estima la matriz rf mediante:

ffMr)x''^ (x')V
a partir de la cual se obtiene la matriz fj de estimadores de los parámetros iniciales que
nos permite realizar la descomposición de las sumas de cuadrados de la tabla ANOVA,
calcular las LS-medias y llevar a cabo los contrastes de interés.

302
ANEJO V: EVALUACIÓN
ECONÓMICA
Anejo V Evaluación económica

EVALUACIÓN ECONÓMICA:

Para la evaluación económica de los métodos ensayados se toma un


horizonte de 5 años. Si bien es un supuesto, permitirá establecer la valoración de la
mejor opción desde el punto de vista puramente económico. Las hipótesis son:

A) Hipótesis 1:

Se considera un intervalo de vida de las técnicas de 5 años, ya que resulta


difícil prever la evolución de los tratamientos más allá de este horizonte.

Durante todo este tiempo, se toma como tasa de erosión media para cada
tratamiento la de los dos años observados. Éstos han ofrecido tasas de un
año ligeramente seco y de un año húmedo, por lo cual, se puede admitir que
la erosión media real no se aleje demasiado de la del intervalo estudiado.

La débil colonización vegetal registrada en las parcelas testigo, así como el


escaso desarrollo de las arbustivas en las parcelas plantadas indican que no
sería un error suponer que T permanece sin vegetación durante los 5 años y
que en P, el desarrollo de las plantas es suficientemente lento como para
afectar a la erosión registrada. De hecho, desmontes próximos, con una
antigüedad notable apenas presentan vegetación (Navarro y Jonte, 1996).

Se acepta que H también se comportará con los valores medios de protección


observados. En realidad es una hipótesis conservadora, pues dada la escasa
cubierta vegetal alcanzada por este tratamiento, se trabaja con una situación
bastante pesimista. Unos resultados iniciales mejores en la cobertura vegetal,
extenderían en el tiempo la protección del suelo a unos 5 años. Por ello, no
resultaría descabellado trabajar con los valores medios alcanzados en
nuestras experiencias en este intervalo.

En cuanto a las mantas, la vida útil de las mismas está cifr-ada por el
fabricante en 4 años (Bonterra, 1998); en consecuencia, el 5° año se supone
que permanece el efecto residual de la vegetación y que por lo tanto su
comportamiento se supone que puede ser similar al de H en los dos primeros.

Respecto a los costes que se consideran en el balance se tiene:

1. Costes de ejecución: son los correspondientes a la implantación de


cada técnica en condiciones similares a las ensayadas.

2. Costes de mantenimiento de la vía de servicio: es el originado por


mantener la vía y los desmontes en la situación original del
proyecto, tal y como fue diseñado. En este precio se contabiliza la
retirada de las tierras que invaden la vía de servicio a un vertedero
próximo (hasta 20 km), así como el refino del talud.

3. Costes de limpieza de drenajes: aquí se contabiliza indirectamente


una parte del coste ecológico, es decir, la retirada de las cunetas de

305
Anejo V Evaluación económica

una fracción del material erosionado evita el transporte del


sedimento a las corrientes de agua próximas anulando su
contaminación. Este material se considera equivalente al
resultante del refino de los taludes.

4. Coste de colmatación del vertedero: el relleno del vertedero por


las tierras erosionadas acorta su vida útil, lo que genera a la larga
un impacto ambiental, por la necesidad de crear nuevos puntos de
vertido. Se contabiliza como la tasa exigida por el ayuntamiento
para ocupar el vertedero con unas tierras procedentes de un mal
uso de los terrenos, por lo tanto se equipara la pena a la que se
impone a los ciudadanos por interrumpir el tráfico urbano.

5. Coste de mantenimiento de los vehículos de vigilancia, control y


mantenimiento de la vía ferroviaria: supone el Incremento en el
coste habitual de mantenimiento de estos vehículos, por el mal
estado de las pistas de servicio del ferrocarril situadas al pie de los
desmontes. Es debido a la contaminación del firme por limos y
fragmentos de roca desprendidas que dificultan el tránsito
habitual. Se supone una reducción en la velocidad de circulación
en estas pistas de 20 km/h a 10 Km^, para evitar patinazos,
golpes en los bajos de los vehículos o por temor del conductor a
perder el control del todo terreno.

6. Coste proporcional de daños extraordinarios: aproximadamente


en los últimos diez años se han producido daños en dos ocasiones
por lluvias torrenciales que han obligado a un importante
movimiento de tierras, limpieza de drenajes, descontaminación del
balasto y reperfilado de taludes. Repartiendo este coste entre un
periodo de 50 años, es decir, suponiendo que esta circunstancia
tenga un periodo de retorno de 50 años, obtenemos la asignación
proporcional de cada año para poder hacer frente a la reparación
de daños por falta de control de erosión. Sin embargo, si se
realizan cada año las labores de mantenimiento de la vía, de los
taludes y la limpieza de los drenajes estos daños disminuirían
considerablemente. Por ello los importes empleados por RENFE
para ello se han disminuido un 90%.

7. Coste del valor de suelo erosionado: Al erosionarse el terreno se


produce una pérdida de suelo evidente que podría entenderse
como una pérdida de capital, en este caso, elemento con capacidad
potencial de generar paisaje. Se valora en función del precio de
mercado de un terreno de monte, baldío y desarbolado.

B) Hipótesis 2:

Básicamente se consideran las mismas condiciones que la 1, aunque se


supone que a partir del 2° año de ejecución de las técnicas, se produce el
decaimiento total de la cubierta vegetal para H; para HC y HE, el deterioro se supone

306
Anejo V Evaluación económica

a partir del 4° año, tiempo que el fabricante cita como final de su vida útil; para ?,
se considera que la evolución de la vegetación es positiva, adquiriéndose en los años
4° y 5°, un nivel de protección similar al de H en los años l ° y 2°.

Una vez definidos los costes, se procede a su cuantificación (tabla 1). Los
precios se han deducido a partir de los reportados en las publicaciones del COAAG
(2001) Y ACIM (2000), completados con algunos datos de RENFE sobre los daños
acontecidos en la vía ferroviaria en junio de 1997.

• Coste de ejecución:

• Testigo: Evidentemente el precio de no aplicar ninguna técnica es O


€fm^ (O pts/m^).

• Plantación: 3'17 €/m^ (527 pts/m^). Este precio engloba apertura


manual de hoyo, en terreno compacto, de unos 20 cm de profundidad y
20 X 20 cm en superficie del terreno y en pendiente extrema, plantación
y tapado de hoyo, realización de alcorque y primer riego, incluidos la
distribución de la planta en el tajo y el precio de planta, para una
densidad de 0'8 plantas/^m^ de proyección horizontal.

• Hidrosiembra: 1'31 €/m^ (218 pts/m^. Hidrosiembra para taludes


situados bajo clima continental mediterráneo.

• Hidrosiembra + manta orgánica de coco o esparto: 4'09 €/m^ (680


pts/m^) Comprende el precio anterior más el de la instalación de las
mantas de fibra vegetal (2'78 C/m^; 462 pts^m^).

• Coste de mantenimiento de la vía: 0'47 D/m^ (78 pts/m^) en el caso de que


no se hubiese realizado ningún tratamiento. Esta cifr-a supone la carga de tierras
con retro-pala excavadora (4'05 D/m^; 674 pts/m^); transporte de tierras hasta
un vertedero en un máximo de 20 km (6'17 u(vn^; 1027 pts/'m^); perfilado o
saneado de talud (0'42 n/m^; 70 pts/m^). En el caso de que se hubiese realizado
otro tratamiento, el coste de mantenimiento será proporcional a la cantidad de
erosión engendrada por dicha técnica, descontando del precio a aplicar el refino
del talud, ya que en estos casos existe una cobertura vegetal parcial que sería
destruida.

El coste de mantenimiento para cada método resulta de multiplicar las


toneladas de terreno desprendido por hectárea, pasadas a metros cúbicos* por
el precio de retirada por m^ sin tener en cuenta el reperfilado. El valor que se
obtendría estaría en pts/ha, y dividiéndolo por 10.000 en pts/m^ (tabla 1).

• Coste, de limpieza de cunetas de drenaje: 0'32 €/^m^ (53'2 pts/m^. Se trata


de retirar el material que aterra el canal de evacuación de escorrentías
superficiales a lo largo de la vía. Durante los años de estudio se ha observado

En el apartado 7.2.2 se vio que el peso específico del sedimento acumulado a pie de talud era 0'97 t/m'.

307
Anejo V Evaluación económica

que este canal, con los taludes próximos desnudos, se rellena en un tercio de su
capacidad cada año (figura 1). Sus dimensiones aproximadas son de 40 cm de
profundidad por 30 cm de anchura. Por metro lineal de canal esto supone un
relleno de O'04 m^fm. Se considera que este volumen es semejante al que habría
que transportar procedente del saneado de los desmontes. Estimando una
longitud de desmontes de 5 km en un recorrido total de 10 km (Palencia-Magaz),
tendríamos un volumen total de 200 m^ de tierras a sacar considerando un solo
lado de vía (400 m^ para ambos sentidos de circulación).

Como el sedimento tiene un y = 0'97 t/m^ habría que extraer de la vía


200x2x0'97 = 388 t, y estimando la capacidad de un camión basculante de dos
ejes en 5 t (ACIM, 1998), serían necesarios 78 camiones/año para toda la zona,
u 8 camiones por km de vía y año.

Considerando 1'08 €/km (179 pts/km) el transporte de un camión , el coste


asciende a 8'64 €/km de vía y transporte x 40 km de transporte (I+V) a
vertedero; resulta que el precio final es 345'6 €/km de vía; lo que representa
0'06 €fm^ (10 pts^m^, considerando una altura media de talud = 6 m. Al precio
anterior hay que añadir 19'59 €/m^ (3.259 pts/m^) de limpieza manual incluida
carga a camión con pala mecánica. Lo que significa 0'26 €/m^ y un total, junto
con los 0'06 €fm^ de antes, de 0'32 €/m^ (53'2 pts/'m^).

Los precios anteriores se multiplican por 1,13 para P y por 0'875 para H, ya
que representan la erosión en tanto por uno respecto de T.

Coste de colmatación del vertedero: (fll €/m^ (36 pts/m^). Al vertedero


llegaría cada año un peso de tierras equivalente a 45'79 t/ha procedentes de la
erosión en los taludes (= 28 camiones de 5 t, suponiendo 3 ha de desmontes en
la zona), más el de las cunetas a ambos lados de la vía (equivalente a 80
camiones de 5 t). Si el ayuntamiento correspondiente cobra 60 €/camión
(10.000 pts/camión)* de material descargado en el vertedero, el coste final es de
6.490'93 € (1.080.000 pts), lo que representa 0'22 €/m2 (36 pts/m^).

* La multa por retirada con grúa de un vehículo mal aparcado en la vía pública en Falencia es de unas
10.000 pts, no sería improcedente imponer una sanción por el mismo importe por llevar al vertedero 5
toneladas de material originadas por una conservación defectuosa de una obra, que afecta también
negativamente a los ciudadanos palentinos.

308
Tabla 1: Costes parciales y totales durante el primer año (todos) y resto de los años (todos menos el de ejecución) para los
diferentes tratamientos.

Costes parciales
A
Coste
Mantenimiento Coste mantenimiento Coste por COSTE
limpieza proporcional
ejecución anual colmatación de vehículos de pérdida de TOTAL
Tratamiento drenajes por daños
€/'m2 explanación vertedero vigilancia y suelo €/m2
€/m2 extraordinarios
(pts/m^) €/m2 €/m2 control C/m^ (pts/m^)
(pts^m^) e/'m^
(pts/m^) (pts^m^) C/m^ (pts/m^)
(pts/m^)
(pts/m^)

0 0'47 0'32 0'21 0'12 O'Ol O'OOl 1'14


T
(0) (78) (53'2) (36) (20) (2) (0'2) (189'4)

3'17 0'05 0'36 0'24 0'14 O'Ol O'OOl 3'98


P
C527) (9'1) (60'1) (40'7) (22'6) (2'3) (0'2) (662)

O'OOl 0'04 0'03 0'02 0'002 0 1'4


H
(218) (1) (67) (4'5) (2'5) (0'3) (0) (233)

4'09 0 0 0 0 0 0 4'09
HC
(680) (0) (0) (0) (0) (0) (0) (680)

4'09 0 0 0 0 0 0 4'09
HE
(680) (0) (0) (0) (0) (0) (0) (680)
Anejo V Evaluación económica

Figura 1: Canal de evacuación de


cscorrentía con los sedimentos
acumulados en un año.

Coste de mantenimiento de vehículos: 0'12 €/m^ ( 2 0 pts^m^). Para


calcular este coste se supone que se realiza una visita al mes a lo largo de toda la
línea, a través del camino de servicio, para vigilar y controlar el estado de la vía
férrea así como para realizar reparaciones rutinarias. Esto implica 12 viajes de
20 km (I+V) por viaje, o sea 240 km, que recorridos a una velocidad media de
20 k m / h para unas condiciones adecuadas significa 12 horas de viaje. Si esta
distancia se recorre a 10 kmfh por causa del mal estado de la vía de servicio
(polvo o barro en exceso, bloques en el f i r m e , etc.) las horas de viaje se
incrementan en el doble, es decir un t o t a l de 24 h.

En el caso de que en cada viaje se transporte a 3 operarios ( 1 conductor y 2


trabajadores), la hora en exceso de viaje respecto al recorrido normal vale:
12'46 € / t r a b a j a d o r (2.074 pts/trabajador impuestos incluidos*), luego para los
3, 37'39 € (6.222 p t s ) , y para el cómputo t o t a l de horas (12 horas más), 4 4 8 ' 7 4
€ (74.664 pts). Esta cifra representa un total de 0*015 €/m2 (2'5 pts/'m^).

A este resultado se le puede añadir: 0'002 €/m2 (0'3 p t s / m ^ por lavado de


vehículos adicional, 0'003 C/m^ (0'5 pts/m^) por incremento en consumo de
combustible y lubricantes, y O ' l €/m^ ( 1 6 ' 6 pts/m^) por un rescate de vehículo
al año por quedar atascado. Lo que contabiliza un total de 0*12 C/m^.

Coste proporcional de daños: O'Ol C/m^ ( 2 pts/m^). En j u n i o de 1997,


se produjeron daños en la zona de estudio ocasionados por una gran tormenta y
derivados del mal estado de los taludes, valorados en 168.283*39 € (28.000.000
pts)'^. Si se reparte esta cifi^a en 50 años, esperando que no se produzca más que
una vez en este tiempo; si además se t o m a el 10% únicamente de este coste, ya

Importe medio referido a un equipo formado por un oficial 1 ' , ayudantey conductor.
^ Ver apartado 3.1.8. (Parte I).

310
Anejo V Evaluación económica

que los daños serían mucho menores si se realizan anualmente las labores de
mantenimiento anteriormente descritas; entonces el importe proporcional
equivalente, expresado en euros por metro cuadrado de desmonte, sería igual a
O'Ol €/m2 (2 pts/'m^).

• Coste por valor del suelo: Representa el precio de suelo que se está
perdiendo anualmente por destrucción del mismo. Se parte del precio de un
terreno de monte baldío cifrado en 500.000 pts/Tna*. Por lo tanto, como se
pierden 45'79 t/ha y año, este terreno extendido con una profundidad de 1 m y
una densidad aparente de 1'3 tfm^, suponen una superficie de 105'67 m^ y una
pérdida anual de terreno cifrado en O'OOl €fm^ (0'18 pts/m^.

Una vez establecidos los costes anuales (tabla 1) se puede analizar cuál es el
tratamiento más económico, para ello se actualizarán los costes de cada año
trayéndolos al momento inicial dentro de un periodo de 5 años. La secuencia anual
para cada tratamiento se adjunta en la tabla 2.

La expresión general a aplicar es:

C j - = ^ ^ _ ^ + .... + _ ^ donde.

CT = Coste total para cada tratamiento al momento inicial de los 5 años.


Gj = Gastos anuales o costes del año j , tal que j = 1, 2, n.
i = Tasa de descuento anual. Se consideran tres situaciones como más probables: 3%,
4% y 5%.
n = Número de años considerados. En este caso n = 5.

Los resultados obtenidos de aplicar la ecuación anterior a cada tratamiento


se adjuntan en la tabla 3. De este análisis se desprende que el tratamiento más
económico para una tasa de descuento del 3%, 4% ó 5% resulta ser la hidrosiembra,
H, el cual supone un coste en los cinco años, trasladado al momento inicial de los
mismos y para i= 3%, de 1'68 €/m^ (280 pts/m^); a continuación le siguen las
mantas orgánicas HCy HE con 4'17 €/m^ (693 pts/m^); bastante alejado ya en coste
sigue T, es decir, la pasividad origina un coste de 5'21 €ím^ (867 pts/m^); en último
lugar se encuentra la plantación de arbustivas (P), con un cómputo global para los
cinco años de 6'79 €/m^ (1.130 pts/m^. Los resultados para una tasa de descuento
del 4% y del 5% no difieren significativamente (figura 2).

* Precio actualizado a partir del valor indicado por Ruiz García (1986) para un pastizal de secano en
Castilla y León en el año 1985 (p. 739).

311
Tabla 2: Costes para cada año y tratamiento en \xn horizonte de 5 años (hipótesis 1).
Año
1 ratafriieiiLu 1 2 3 4 5
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°
vertedero+daños+suelo daños+suelo
T Importe
1'14 1'14 ri4 I'14 ri4
C189'4) (189'4) (189'4) (189'4) (189'4)

Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 1° ídem año 2° ídem año 2°
vertedero+daños+suelo daños+suelo
p Importe
3'98 0'81 0'81 O'Sl O'Sl
(662) (135) (135) (135) (135)
(pts/m^)
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°
vertedero+da ños+suelo daños+suelo
H Importe
1'4 0'09 0'09 0'09 0'09
(233) (15) (15) (15) (15)
(pts/m^)
Se supone un efecto
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 2° ídem año 2° similar al de H el 2°
vertedero+daños+suelo daños+suelo
año
HC Importe
4'09 0 0 0 0'09
(680) (0) (0) (0) (15)
(pts/m^)
Se supone un efecto
Ejecución+explanación+cunetas Explanación+cunetas+vertedero+
concepto ídem año 2° ídem año 2° similar al de H el 2°
vertedero+daños+suelo daños+suelo
año
HE Importe
4'09 0 0 0 0'09
(680) (0) (0) (0) (15)
(pts/m^)
Anejo V Evaluación económica

Tabla 3: Costes totales para cada t r a t a m i e n t o al principio de los 5 años (hipótesis


1).
Coste total en 5 años

Tratamiento (pts/m^)

1= 3% 1 = 4% 1=5%

5'21 5'08 4'94


T
(867) (844) (822)

6'79 6'65 6'53


P
(1.130) (1.106) (1.086)

1'68 1'66 1'64


H
(280) (276) (272)

4'17 4'01 3'97


HC
(694) (667) (660)

4'17 4*01 3'97


HE
(694) (667) (660)

Figura 2: Coste de cada t r a t a m i e n t o al momento inicial de u n periodo de 5 años (lilpótcsis 1).

313
Artejo V Evaluación económica

ConV\ene resaltar que los resultados se derivan extrapolando los obtenidos


en estos dos años de experiencias a un horizonte de 5 años y que el decaimiento en
el % de cobertura vegetal podría producirse a partir del año 3°, con lo cual,
mientras que H, caería drásticamente en su efectividad a niveles parecidos a los de
T, las mantas orgánicas todavía contribuirían al control de la erosión al menos con
un % similar al de H (en sus dos primeros años), debido a los restos de fibras
vegetales y plásticas que quedarían sobre su superficie. Por otra parte, es de esperar
en cambio que la protección de P sobre el suelo cada año crezca, por lo que se ha
supuesto que en el año 4° y 5°, este tratamiento ejerce ya un nivel similar al de H en
sus dos primeros años.

Los datos referentes a esta nueva hipótesis (hipótesis 2) se acompañan en las


tablas 4 y 5. En ellas se observa como P y T, todavía no resultan competitivos, ya
que los costes totales ascienden a 5'53 €/m^ (920 pts/m^) y 5'21 €fm^ (867 pts/m^)
respectivamente; H ha pasado al segundo lugar con un importe equivalente a 4'48
€fm^ (746 pts/m^); por último, se puede afirmar que, bajo las condiciones de la
hipótesis 2, los mejores tratamientos son HC y HE, con un coste quinquenal de 4'13
€/m^ (687 pts/m^). Estas cifras se refieren a una tasa de descuento del 3% y no
difieren considerablemente respecto las tasas del 4% y del 5%. Los resultados
correspondientes a la hipótesis 2 se dibujan en la figura 3.

En definitiva, de los resultados anteriores se desprende que mientras se


pudiese asegurar una cierta cobertura vegetal con la hidrosiembra, este sería el
mejor tratamiento, mientras que cuando la cobertura vegetal disminuye por
deterioro del tratamiento, la mayor vida útil de las mantas orgánicas, las convierten
en el tratamiento más económico a corto plazo. Otra cuestión destacada es la de la
escasa efectividad de las plantaciones de arbustivas a corto plazo, lo que sugiere que
resultan necesarias medidas complementarias de protección de los taludes mediante
esta técnica. Por último, conviene resaltar que la pasividad y la plantación de
arbustivas son opciones muy caras al tener en cuenta los costes asociados del
mantenimiento de la vía y los terrenos.

Para terminar esta evaluación se señala que el control de la erosión es un


problema a medio y largo plazo fundamentalmente, por lo que estos resultados no
pueden extenderse en el tiempo más allá de los cinco años previstos.

314
Tabla 4: Costes anuales de cada tratamiento a un horizonte de 5 años (hipótesis 2).
Año
Tratamiento
1 2 3 4 5
Ejecución+cxplanación
Explanación+cunetas+vertedero
concepto tcunetasvertedero+da ídem año 2° ídem año 2° ídem año 2°
+daños+suelo
ños+suelo
T Importe
€/m2
ri4 ri4 1'14 ri4 1'14
(189'4) (189'4) (189'4) (189'4) (189'4)
Cpts/m^)
Ejecución+explanación
Explanación+cunetas+vertedero
concepto +cunetasvertedero+da ídem año 2° ídem año 2° de H ídem año 2° de H
+daños+suelo
ños+suelo
P Importe
3'98 0'81 p'81 0'09 0'09
(662) (135) (135) (15) (15)
(pts/m^)
Ejecución+explanación
Explanación+cunetas+vertedero
concepto +cunetasvertedera+da
+daños+suelo
ídem año 2° de P ídem año 2° de P ídem año 2° de P
ños+sue|o
H Importe
1'4 0'09 1'14 1'14 1'14
€/ni^ (233) (189'4) (189'4) (189'4)
(15)
(pts/m^)
Ejecución+explanación
Explanación+cunetas+vertedero
concepto +cunetasvertedero+da ídem año 2" ídem año 2° de H ídem año 2° de H
+daños+sueio
ños+suelo
HC Importe
4'09 0 0 0'09 0'09
(680) (0) (0) (15) (15)
(pts/m^)
Ejecución+explanación
Explanación+cunetas+vertedero
concepto +cunetasvertedero+da ídem año 2° ídem año 2° de H ídem año 2° de H
+daños+suelo
ños+suelo
HE Importe
4'09 0 0 0'09 0'09
(680) (0) (0) (15) (15)
iptsfm^')
Anejo V Evaluación económica

Tabla 5: Costes totales para cada t r a t a m i e n t o al principio de los 5 años (hipótesis


2).
Coste total en 5 años

Tratamiento (pts/m^)

1 = 3% 1 = 4% 1 = 5%

5'21 5*08 4'94


T
(867) (844) (822)

5'53 5*45 5*37


P
(920) (906) (893)

4'48 4'35 4'23


H
(746) (725) (704)

4'13 4*08 4*04


HC
(687) (679) (672)

4'13 4*08 4'04


HE
(687) (679) (672)

tratamiento

Figura 3: Coste de cada t r a t a m i e n t o en el momento inicial para un periodo de 5 años


(hipótesis 2).

316

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